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CÓDIGO INTERNACIONAL DE ÉTICA PARA PROFESIONALES DE LA

CONTABILIDAD

PARTE 3: PROFESIONALES DE LA CONTABILIDAD EN EJERCICIO

SECCIÓN 300 – 321

Esta parte del código hace referencia al comportamiento de los profesionales de la


contabilidad cuando se encuentran en ejercicio público. También hace referencia a
la aplicación del marco conceptual de la Parte uno, las empresas, los inversores,
los acreedores, el Gobierno, entre otros, pueden apoyarse en el trabajo de un
Contador Público, por lo tanto, el mismo es responsable de promover los objetivos
legítimos de la firma para la que llegue a trabaja, así como también no podrá
realizar ningún negocio, ocupación o actividad que dañe la integridad, objetividad
o reputación del ejercicio de la contabilidad, y que sea incompatible con el
cumplimiento de los principios fundamentales .

Estos principios pueden verse potencialmente afectados por una amplia gama de
circunstancias y de relaciones. Lo primero que debe hacer el contador público es
identificar las amenazas que se puedan presentar, luego evaluar las mismas y por
último, enfrentar dichas amenazas. Una de las primeras amenazas que se pueden
identificar es la que tiene que ver con el interés propio, el código establece, por
ejemplo, de que existe una amenaza de interés propio cuando hay un interés
financiero directo del contador público con el cliente al cual le va a prestar sus
servicios profesionales en forma pública. También se refiere a los honorarios bajos
que tienen que ver con un honorario que no va a garantizar la calidad del servicio
que se le está ofreciendo al cliente. Otra amenaza de interés propio seria cuando
la información confidencial que él obtiene en su trabajo puede usarse para
beneficio propio del contador público.

Luego están las amenazas de Autorrevisión, esta puede surgir cuando, por
ejemplo, se implementó unos sistemas financieros al cliente y luego se hace un
contrato o un encargo para emitir un informe de aseguramiento que tiene que ver
con esos sistemas financieros que ya él había implementado. También puede
existir la amenaza de Autorrevisión cuando se preparan datos que se usan para
para generar reconocimientos de información financiera y que luego se hace un
aseguramiento de esa información financiera que él ayudó a preparar.

En cuanto a la amenaza de abogacía, se refiere a promover los intereses del


cliente o de sus instrumentos de patrimonio o sus instrumentos de deuda.
También se da esta amenaza cuando el contador público aboga por el cliente al
cual le va a prestar sus servicios en disputas o litigios con terceros, entre otras
circunstancias que se puedan dar.

La familiaridad también es una amenaza y se da cuando existen familiares muy


cercanos del contador público entre los directivos o la parte de la dirección del
cliente al cual se le va a prestar los servicios. También hay amenaza de
familiaridad cuando hay una vinculación prolongada de un miembro del equipo de
auditoría o de revisión con el cliente.

Por último está la amenaza de intimidación, que es cuando por ejemplo, se


amenaza con despedir al contador público por desacuerdos profesionales sobre
juicios profesionales que se presenten. Otro ejemplo seria, cuando hay
intimidación sobre el contador público para aceptar el juicio del cliente porque
quien lo formula es un empleado de mayor experiencia que él. También hay
intimidación cuando el contador público aceptó un regalo de un cliente que es un
regalo material y que se le amenaza con hacerle publicidad a esta aceptación de
ese regalo.

Una vez que se han identificado estas amenazas, se tienen que evaluar las
mismas, esta evaluación tiene que ver, con cómo voy a tratar esas amenazas.
Primero analizamos cómo está el cliente y su entorno. Por ejemplo, un cliente de
auditoría que sea una entidad de interés público tiene una diferencia en cuanto a
la evaluación de las amenazas, porque esta tiene unos sistemas muy estrictos de
manejo de la información y por lo tanto, las amenazas se pueden minimizar un
poco o se pueden llevar a un nivel aceptable. También se tiene en cuenta si el
cliente del aseguramiento no es un cliente de auditoría, o también cuando es un
cliente que no es sobre aseguramiento, ni auditoría, aquí se presentan situaciones
diferentes que implican que la actuación del contador público debe cambiar de
acuerdo a la evaluación de las amenazas, porque los riesgos son muy diferentes.

La firma que hace la auditoría y su entorno también es clave para poder establecer
la evaluación por parte del profesional de la contabilidad sobre las amenazas. Un
ejemplo seria; si es una firma muy estricta en la cual se promueven los
cumplimientos de los principios fundamentales y el interés público, ya aquí las
amenazas tienen otro tratamiento. Otro escenario seria si la firma de auditoría a la
cual pertenece el contador público tiene unas políticas muy estrictas para el
cumplimiento de los principios fundamentales y para la remuneración de los
integrantes del equipo. También se da la situación cuando un socio del encargo
tiene autoridad para hacer cumplir esos principios fundamentales y también si la
firma a la cual pertenece el contador público tiene unos requerimientos muy claros
de formación teórica, práctica y experiencia para realizar los trabajos de la
contabilidad en ejercicio público. También puede haber un procedimiento ya
establecido para tratar las quejas tanto internas de la empresa como las externas
que provienen de los clientes.

Otra evaluación de las amenazas que deben tenerse en cuenta es que la


información y el entorno es cambiante, entonces puede haber nueva información y
pueden haber cambios en las circunstancias que modifican las amenazas que se
han detectado, lo que implicaría una evaluación distinta es cuando se amplía el
alcance del servicio que se va a prestar. Un ejemplo seria, un cliente que era una
entidad no cotizada, ahora se convierte en cotizada o adquiere otro negocio,
cambia totalmente la situación de las amenazas. Otro ejemplo, es cuando el
contador público es contratado por dos clientes y los dos clientes entre sí tienen
una disputa, cambian las condiciones y cambian las amenazas. Si llega a darse un
cambio en las relaciones personales del contador público o de su familia también
le pueden cambiar las amenazas y tienen que ser evaluadas nuevamente.

En cuanto a hacer frente a las amenazas que exceden un nivel aceptable, el


contador público en ejercicio debe primero que todo eliminar las amenazas, como
se establece en la sesión primera del código, y eso consiste en eliminar la
circunstancia que origina la amenaza o finalizar la actividad profesional específica,
si es que no se pueden eliminar en forma adecuada. También establecer las
salvaguardas respectivas para evitar que las amenazas se vayan a establecer de
forma efectiva, como por ejemplo, asignar tiempo adicional y personal, de tal
manera de que esa parte del interés propio se diluya porque ya son personas
distintas al contador público las que están realizando las funciones. También muy
común es la revisión por un alguien que no sea miembro del equipo de revisión del
trabajo que se está elaborando, esto también evita el interés propio. Otra
salvaguarda es el uso de socios diferentes para servicios que no son de
aseguramiento. Otra de las maneras es recurrir a otra firma de aseguramiento de
auditoría para que acometa parte del encargo que puede generar amenaza. Por
último, puede ser una salvaguarda separar los equipos de trabajo en ciertos
asuntos confidenciales que se requieran para las amenazas, sobre todo la de
interés propio.

Si el contador público observa que existe la posibilidad que persista la


circunstancia de que en la entidad seguirá produciéndose un comportamiento
poco ético, puede considerar la posibilidad de obtener un asesoramiento de un
revisor competente, que no es más que un profesional con conocimientos,
experiencias y autoridad para revisar el trabajo de manera objetiva.

En cuanto a la comunicación con las máximas autoridades responsables de la


entidad, el profesional de la contabilidad determinara la persona o personas o
comité de auditoría, que sean más adecuadas para realizar sus comunicaciones
para que todos estén informados. Para ello el contador tendrá que considerar la
naturaleza e importancia de las circunstancia de la información que va a
comunicar.

Ahora continuamos con lo que establece el código con respecto a los conflictos de
intereses, donde se requiere que el profesional de la contabilidad cumpla con los
principios fundamentales, así como el marco conceptual previamente establecido,
para identificar evaluar y hacer frente a las amenazas que se puedan presentar.
Entre los ejemplos de conflictos de intereses tenemos cuando se proporciona
asesoría a dos clientes, que compiten para adquirir la misma sociedad, otro
conflicto seria proporcionar servicio tanto al vendedor como al comprador en
relación a la misma transacción.

Lo primero que el profesional de la contabilidad debe hacer es identificar las


circunstancias que puedan originar un conflicto de interés para determinar su
naturaleza. Entre esas medidas esta ver cuál es la naturaleza y la relación entre
las partes involucradas en el conflicto, y cuál va a ser la actividad y la implicación
que tienen para las partes. Además de considerar la naturaleza de los servicios
profesionales que se prestan, el tamaño de la firma, el tamaño y naturaleza de la
clientela y la estructura de la firma.

Si la firma llegara a pertenecer a una red, entonces se deberán de consideras


otros factores que podrían generar los conflictos, tales como la naturaleza de los
servicios profesionales que se prestan, los clientes a los que la red presta
servicios y la localización geográfica de las partes interesadas. Las amenazas por
conflictos de interés tienen que ser muy bien establecidas y se debe tener en
cuenta que entre más directa sea la relación del contador público con el conflicto,
es más probable exceder el límite aceptable de las amenaza. En estos casos se
puede abandonar también el proceso de toma de decisiones para eliminar así la
amenaza.

Se pueden tomar ciertas medidas para salvaguardar la información en un conflicto


de intereses, entre las cuales tenemos: tener las áreas de prácticas separadas
para funciones especializadas dentro de la firma, establecer políticas y
procedimientos para limitar el ascenso a los archivos del cliente, plantear acuerdos
de confidencialidad firmado por el personal de la firma y los socios, separar física y
electrónicamente la información confidencial, entre otras cosas.

El profesional de la contabilidad deberá revelar y buscar el consentimiento de las


partes involucradas. Cuando hay un conflicto de intereses, se revela la naturaleza
del conflicto y se obtiene el consentimiento de las partes. Todo esto deberá
llevarse por escrito, desde el momento de la revelación, las salvaguardas
aplicadas para solventar el conflicto y el consentimiento obtenido.

Al revelar información se puede originar un problema que afecta el principio de la


confidencialidad, entonces solo se continuara con el encargo si se toman medidas
específicas para evitar la revelación de información confidencial, entre los equipos
que prestan servicio a los dos clientes o la firma está convencida que una
restricción, a la capacidad de la firma produciría un resultado adverso
desproporcionado para los clientes o terceros involucrados.

Con respecto a los nombramientos profesionales el código se enfoca hacia que el


contador público que va a aceptar ese nombramiento profesional en el ejercicio
público debe conocer muy bien quién es la parte a la cual se le va a prestar el
servicio, quién es el cliente, cuál es su reputación, sus actividades, entre otras
cosa, ya que se pueden originar amenazas que afecten el principio de integridad o
comportamiento profesional, tales como: actividades ilegales, blanqueo de capital,
informes financieros cuestionables. Ante alguno de estos escenarios los mejores
factores a evaluar serian un conocimiento exhaustivo del cliente, de sus
propietarios, actividades y dirección y el compromiso del cliente para mejorar los
controles internos.

Entre las mejores salvaguardas para estos casos está la de asignar suficiente
personal al encargo, establecer plazos para la ejecución del mismo y utilizar
expertos de ser necesario. Queda a potestad del profesional de la contabilidad
aceptar o no el encargo de modo competente.

Al producirse algún cambio en el nombramiento en encargos de auditoria y


revisión, el contador propuesto deberá de tener comunicación con el contador
actual o el predecesor para obtener toda la información relevante que le permita
ver todo el panorama, para así poder tomar la decisión de aceptar en el encargo o
no.

Se puede dar el caso que al contador público se le solicite que de una segunda
opinión sobre la aplicación de los principios de contabilidad o sobre alguna
auditoria. El contador deberá de evaluar la solicitud y las circunstancias que
puedan originar una amenaza para así proceder a la aplicación de las
salvaguardas necesarias ante dicha situación. El proporcionar una segunda
opinión a una entidad que no es cliente actual podría originar una amenaza de
interés propio. La actuación del contador para hacer frente a las amenazas sería la
de pedir autorización al cliente para consultar al contador actual o precedente para
obtener la información necesaria, informar si hay limitaciones con respecto a la
comunicación con el cliente y entregar al contador actual o predecesor una copia
de la opinión emitida.

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