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FACULTAD DE DERECHO Y HUMANIDADES

ESCUELA PROFESIONAL DE PSICOLOGÍA

MONOGRAFÍA

TEMA:

ASPECTOS PSICOSOCIALES SOBRE LA INSEGURIDAD CIUDADANA

INTEGRANTES:

BERRIOS HERRERA VÍCTOR

CASTILLO MEGO ROCIO MARLENI

CÓRDOVA JUÁREZ ANTOLÍN OLEGARIO

MARCELO CHAPOÑAN CARMEN LIZET

RAMOS SERRANO CARLOS MAX

SILVA GARCÍA JUAN SANTOS

CURSO:

PSICOLOGÍA SOCIAL

SECCIÓN:

DOCENTE:

ROJAS SAGASTEGUI, EDWARD

PIMENTEL- PERÚ

2023
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ÍNDICE:

INTRODUCCIÓN ....................................................................................................................... 3

CAPÍTULO I: INSEGURIDAD CIUDADANA ............................................................................ 5

CAPÍTULO II: FACTORES QUE INFLUYEN EN LA PERCEPCIÓN DE LA INSEGURIDAD


.................................................................................................................................................... 7

2.1. Factores demográficos: ............................................................................................... 7

2.2. Factores económicos: .................................................................................................. 7

2.3. Factores políticos: ........................................................................................................ 8

CAPÍTULO III: TEORÍAS PSICOLÓGICAS SOBRE LA INSEGURIDAD CIUDADANA ....... 9

4.1. Teoría de la victimización ............................................................................................ 9

4.2. Teoría de la vulnerabilidad física .............................................................................. 10

4.3. Teoría sobre la red social........................................................................................... 10

4.4. Teoría de las ventanas rotas ..................................................................................... 10

4.5. Teoría del espacio defendible ................................................................................... 11

4.6. Teoría de la comunidad virtual de Hillier ................................................................. 11

CAPÍTULO IV: CONSECUENCIAS PSICOLÓGICAS DE VIVIR EN UN ENTORNO


PERCIBIDO COMO INSEGURO ............................................................................................ 12

CAPÍTULO V: LA RELACIÓN ENTRE INSEGURIDAD Y VIOLENCIA URBANA ............... 13

CAPÍTULO VI: ESTRATEGIAS DE PREVENCIÓN DE LA INSEGURIDAD CIUDADANA


DESDE LA PERSPECTIVA PSICOSOCIAL .......................................................................... 14

CAPÍTULO VII: EL PAPEL DE LA EDUCACIÓN EN LA FORMACIÓN DE CIUDADANOS


RESPONSABLES Y COMPROMETIDOS CON LA SEGURIDAD CIUDADANA. ............... 16

CONCLUSIONES .................................................................................................................... 18

REFERENCIAS ....................................................................................................................... 20
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INTRODUCCIÓN

En los últimos tiempos, la inseguridad ciudadana es una de las dificultades más relevantes
para los ciudadanos de cualquier país latinoamericano, tanto que es uno de los que más
afecta su bienestar. Los gobiernos locales y nacionales deben abordar este problema
coordinando e implementando una política integral, desde la prevención hasta la aplicación.

En los países de América Latina, los habitantes denuncian periódicamente varios tipos de
violencia, de las cuales se viven en contextos de inseguridad ciudadana, y van en aumento,
amenazando directamente el derecho a la seguridad; organizaciones a nivel internacional
comienzan a considerar que esta región está en una “crisis de seguridad” (Páez, Peón y
Ramírez, 2018). En algunos países, las autoridades locales como alcaldes, gobernadores
tienen la responsabilidad constitucional y legal de la seguridad de los ciudadanos. En muchos
casos, la responsabilidad por la seguridad de los ciudadanos recae en el presidente de la
república, por ejemplo, en países como El Salvador, Ecuador, Venezuela y Perú. En varios
países como Brasil, Argentina, la autonomía territorial, permite abordar el tema a nivel local e
incluso crear su propia policía, lo que naturalmente es difícil entre estas autoridades locales,
policiales y fuerzas armadas nacionales. En estos últimos países, las cuestiones de seguridad
suelen estar descentralizadas, en el ámbito de la delincuencia, mientras que las autoridades
estatales se ocupan de la delincuencia transfronteriza como el tráfico ilícito de
estupefacientes, la venta ilegal de armas y la trata de personas, tales como actos de violencia
y delitos comunes.

Este tema es uno de los tantos que preocupan a los peruanos. Las percepciones
generalizadas de inseguridad, un incremento de la violencia y el crimen, y la baja confianza
en las instituciones que previenen y controlan su desenvolvimiento, son factores clave en la
forma en que los peruanos configuran su vida cotidiana. La inseguridad ciudadana comprende
una amplia diversidad de manifestaciones y campos de investigación, que van desde
violencia común hasta la criminalidad y la política criminal. Además, existen instituciones
dedicadas específicamente a la seguridad nacional.

La presente monografía se compone de siete capítulos que tratan diversos aspectos sobre la
inseguridad ciudadana. El capítulo I contiene una introducción a la problemática, donde se
define el concepto y se analiza su importancia en el contexto actual. El segundo capítulo se
enfoca en los elementos que condicionan la percepción de la inseguridad, investigando cómo
distintos aspectos sociales, económicos y culturales pueden condicionar la percepción y
evaluación del entorno en términos de seguridad por parte de las personas. En el tercer
capítulo, se analizan distintas teorías psicológicas que abordan la inseguridad ciudadana, con
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el objetivo de entender cómo las personas procesan y reaccionan ante situaciones de peligro
y amenaza en su entorno. En el cuarto capítulo, se estudian las consecuencias psicológicas
de habitar en un entorno considerado como inseguro, explorando cómo la inseguridad puede
afectar el bienestar emocional y mental. En el quinto capítulo, se establece la relación entre
inseguridad y violencia urbana, analizando cómo la percepción de inseguridad puede
propiciar actitudes y comportamientos violentos en la sociedad. El sexto capítulo presenta
estrategias de prevención de la inseguridad ciudadana desde una perspectiva psicosocial,
proponiendo intervenciones y acciones que puedan contribuir a mejorar la percepción de
seguridad y disminuir la violencia en las comunidades. Finalmente, en el séptimo capítulo se
analiza cómo la educación influye en la creación de ciudadanos comprometidos y
responsables con la seguridad de la comunidad, destacando la importancia de promover
valores y habilidades que promuevan el respeto y una convivencia pacífica con los demás.

Al culminar esta monografía, se presentarán las conclusiones derivadas del análisis de los
diferentes aspectos abordados, así como las posibles implicaciones y recomendaciones para
combatir la problemática de la inseguridad ciudadana desde un enfoque integral y
multidisciplinario. También se mostrarán las referencias bibliográficas y los anexos.
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CAPÍTULO I: INSEGURIDAD CIUDADANA

En este capítulo se examinará cómo la inseguridad ciudadana afecta a la sociedad peruana


en diferentes aspectos, teniendo consecuencias negativas tanto a nivel individual como
colectivo.

Primeramente, la inseguridad ciudadana se refiere a la existencia de situaciones o amenazas


que perjudican el bienestar o la salud de individuos pertenecientes a una ciudad, país o
región. Estos riesgos pueden provenir de diversas causas, como la violencia urbana (a
menudo asociada a la delincuencia), catástrofes naturales y otros aspectos inherentes a la
vida en sociedad. Por otro lado, la seguridad ciudadana, también conocida como seguridad
pública, es una responsabilidad que recae en el Estado, quien se encarga de mantenerla a
través de las fuerzas de seguridad (policía, bomberos, militares, entre otros) y el sistema
judicial, para sancionar los delitos y brindar reparación a las víctimas (Moreno, 2016).

La falta de seguridad ciudadana es una preocupación que afecta a numerosos países a nivel
global. En el caso de nuestro Perú, la falta de seguridad constituye una preocupación seria
que impacta de manera significativa en diversos aspectos de la vida ciudadana. La presencia
extendida de crimen y violencia en numerosas regiones del país genera un ambiente de temor
y desconfianza entre la población. Las situaciones mencionadas anteriormente generan una
turbación en la salud mental de los habitantes, restringiendo su capacidad para disfrutar de
espacios públicos y llevar a cabo sus actividades diarias con tranquilidad.

Una de las principales razones que generan la inseguridad ciudadana en Perú es la ausencia
de inversión y la falta de desarrollo de estrategias para combatir el crimen y la inseguridad.
Durante los últimos años, el presupuesto destinado a la inversión pública del Ministerio del
Interior (Mininter) ha experimentado una considerable disminución, y únicamente se ha
ejecutado un 66% del mismo entre 2020 y 2022. Esta situación limita la capacidad del Estado
para abordar de manera efectiva dicho problema. Además, la pandemia ha generado una
reducción temporal en las tasas delictivas durante 2020 y 2021, pero éstas han vuelto a
aumentar. En el último año, se han registrado aproximadamente 700.000 víctimas adicionales
de delitos en zonas urbanas (IPE, 2023).

Asimismo, la inseguridad ciudadana puede generar consecuencias económicas


desfavorables para el país. La ausencia de seguridad puede desalentar la visita de turistas y
la inversión extranjera en el Perú, lo que podría impactar negativamente en el crecimiento
económico y el empleo.
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Resulta fundamental que el gobierno como la sociedad trabajen en conjunto para abordar
este problema de manera colaborativa. Esto implica la adopción de medidas como la mejora
de la iluminación en espacios públicos, la instalación de sistemas de videovigilancia, la
intensificación de la presencia de los policías en las vías públicas y la implementación de
programas preventivos del delito. Además, es importante abordar las consecuencias
subyacentes que incita el actuar como un delincuente, los factores que podrían estar
presentes son la situación de pobreza y la escasez de oportunidades, con el fin de reducir a
largo plazo la incidencia de la criminalidad en el país.
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CAPÍTULO II: FACTORES QUE INFLUYEN EN LA PERCEPCIÓN DE LA INSEGURIDAD

En este apartado, se examinarán los elementos que impactan en la manera en que se percibe
la inseguridad ciudadana, enfocándose en tres elementos fundamentales: características
demográficas, condiciones económicas y circunstancias políticas.

2.1. Factores demográficos:

Los aspectos demográficos están relacionados con la estructura de la población y abarcan


elementos como la edad, el género, la educación y la densidad poblacional. Estos factores
pueden tener distintas influencias en la forma en que se percibe la inseguridad (Carrión,
2005):

- Edad: Los individuos jóvenes presentan una mayor propensión a involucrarse en


conductas delictivas, lo cual puede incrementar la percepción de inseguridad en zonas
con una alta proporción de jóvenes.

- Género: Las mujeres pueden experimentar una sensación de vulnerabilidad frente a


ciertos tipos de delitos, como el acoso sexual o la violencia de género, lo cual afecta
su percepción de inseguridad.

- Educación: Las personas con menor nivel educativo pueden tener menos
oportunidades económicas, lo que las vuelve más propensas a involucrarse en
actividades delictivas. Además, la falta de educación puede limitar la capacidad de
comprender y abordar los problemas de seguridad en su entorno.

- Densidad poblacional: Las áreas con una alta densidad de población suelen tener
mayores índices de delincuencia y violencia, lo cual contribuye a aumentar la
percepción de inseguridad entre los residentes.

2.2. Factores económicos:

Los factores económicos, como el desempleo, la pobreza y la desigualdad, también pueden


influir en la percepción de la inseguridad ciudadana (Tapia, 2013):

- Desempleo: La falta de empleo puede empujar a las personas a recurrir a actividades


delictivas como una forma de subsistencia, lo cual incrementa la sensación de
inseguridad en áreas con altas tasas de desempleo.
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- Pobreza: La situación de pobreza puede generar condiciones de vida precarias y


restringir el acceso a servicios básicos, lo que incrementa la vulnerabilidad de las
personas ante la delincuencia y la violencia.

- Desigualdad: La disparidad económica puede crear tensiones sociales y resentimiento


entre diferentes grupos, lo que contribuye a un ambiente de inseguridad.

2.3. Factores políticos:

Los aspectos políticos, como la corrupción, la falta de políticas públicas efectivas y la debilidad
institucional, también pueden incidir en cómo se percibe la inseguridad por parte de la
población (Hernández, 2020):

- La existencia de corrupción en las instituciones gubernamentales y de seguridad mina


la confianza que la población deposita en la capacidad del Estado para proteger su
bienestar y garantizar su seguridad.

- La falta de implementación de políticas públicas efectivas en relación con la seguridad


ciudadana puede crear un entorno propicio para la delincuencia y la violencia, lo que
a su vez aumenta la percepción de inseguridad.

- La debilidad institucional, caracterizada por la escasez de fortaleza y recursos en


instituciones como el sistema judicial y la policía, limita su capacidad para prevenir y
combatir la delincuencia, lo que tiene un impacto en cómo se percibe la seguridad por
parte de la población.
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CAPÍTULO III: TEORÍAS PSICOLÓGICAS SOBRE LA INSEGURIDAD CIUDADANA

La inseguridad ciudadana es un fenómeno que abarca más que solo los factores objetivos,
siendo de naturaleza compleja. Las teorías psicológicas han brindado una valiosa
comprensión de cómo las vivencias, las emociones y los procesos cognitivos influyen en la
percepción de seguridad en entornos urbanos. Este capítulo se enfocará en las principales
teorías psicológicas que explican la inseguridad ciudadana y explorará cómo estos enfoques
teóricos pueden contribuir a una mejor comprensión y abordaje de este problema social.

4.1. Teoría de la victimización

Considerada la teoría más importante en la que relaciona la percepción de la seguridad con


el miedo al acto delincuencial.

Skogan (1987) menciona “que las víctimas perciben mayor nivel de miedo a la delincuencia
que las que nunca han pasado por alguna forma de actividad criminal. Ante esto existe una
gran diferencia entre la victimización del tipo directo y el indirecto”

Hale (1996) indica que la victimización del tipo directo acontece cuando la persona sufre
directamente la agresión delincuencial, en cambio la segunda se da cuando la persona
conoce o ha escuchado al agredido.

mientras la victimización indirecta se da cuando las personas conocen a la víctima o han


escuchado tal crimen en particular.

Rader et al. (2007) manifiesta que esta teoría tiene como principal hipótesis dar a conocer
que las personas agredidas de manera delictiva tendrán a largo plazo efectos negativos
manifestándose en sus actitudes y conductas.

Friedman et al. (1982) explica que los principales hallazgos que se tiene de esta teoría se
encuentran en las investigaciones clásicas hechas en Estados Unidos.

Al parecer esta teoría no está libre de discusiones, debido a que estudios anteriores
mencionan que no existe relación entre la victimización y el temor a la delincuencia. Incluso
debe estudiarse por separado a las víctimas de crímenes violentos y no violentos.
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4.2. Teoría de la vulnerabilidad física

Bissler (2003) señala que las personas con incapacidad física sufren mayor temor a la
delincuencia, debido a que presentan dificultad para protegerse de su agresor o para
recuperarse de un acto delincuencial.

Jackson (2009) estima que ante una situación amenazadora el individuo tendrá la facultad
personal para afrontarla.

Cossman & Rader (2011) en esta teoría encontramos dos factores importantes como son el
sexo y la edad, lo que indica que las personas más vulnerables físicamente y que presentan
mayor nivel de temor a la delincuencia son la gente de tercera edad y las damas.

Así mismo la vulnerabilidad tiene que ver con el estrato social. Los grupos de ingresos
salariales bajos tendrán una menor percepción de la seguridad en comparación con las
personas del grupo social alto. Es decir, los primeros grupos en mención no pueden escapar
de la delincuencia ni de sus consecuencias negativas que estas traen consigo.

Dentro de los factores que tienen relación con esta teoría tenemos al nivel de formación
académica, ingresos económicos, ocupación y desempleo.

4.3. Teoría sobre la red social

Bursik & Grasmick (1993) indican que las poblaciones con alto grado de comunicación y
organización utilizando las redes sociales tendrán un alto nivel de integración social en la que
sus miembros estén unidos y pueda hacer frente a la delincuencia en forma conjunta y
organizada. Mientras que las poblaciones con un nivel bajo de cohesión social mediante las
redes sociales son propensas a sufrir altos niveles de delincuencia, así como el sentir temor
a ella. Por lo cual estas herramientas tecnológicas son indispensables para afrontar la
delincuencia en todas las partes del mundo que cuenta con esta tecnología digital.

Un hallazgo importante es que estas ayudan en la interacción permanente con la policía, lo


que reduce considerablemente los niveles altos de delincuencia.

4.4. Teoría de las ventanas rotas

Wilson & Kelling (1982) señalan que esta es una de las teorías más exitosas en relación
psicológica a la inseguridad ciudadana. Esta teoría nos explica que mientras los ciudadanos
de una comunidad perciban a sus miembros con algún trastorno mayor será su preocupación
por su seguridad.
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Algunos signos que nos conllevan al temor de la delincuencia son en primer lugar el factor
físico como los grafitis, daño al mobiliario, casas desocupadas, etc. En el factor social
encontramos a conductas desorganizadas o intimidatorias, presencia de gente merodeando
el vecindario, vandalismo, venta de drogas, prostitución, etc.

Añadido a esto la falta de control e interacción social por parte de las autoridades competentes
hacen que la delincuencia aumente.

4.5. Teoría del espacio defendible

Esta teoría es la primera relacionada con la configuración urbana y el miedo a la delincuencia.


Como lo explica Newman (1976) el espacio defendible es un entorno residencial donde vive
gente que cuida y protege su espacio territorial.

Esta teoría indica que el espacio es más seguro siempre y cuando el propietario tenga el
sentido de pertenencia y de responsabilidad, en tal sentido asegura que no se produzca
ningún tipo de agresión criminal dentro de su área establecida ya que el mismo se encargará
de cuidar y controlar a través de la vigilancia visual y el resto de residentes de igual forma
aumentara su destreza para ver los sucesos que ocurren en los espacios cercanos a él. En
base a esta teoría se crearon comunidades con acceso controlado, que hoy en día está
creciendo de preferencia en áreas urbanas de América Latina.

Se encuentra en debate si es que en realidad estas poblaciones con espacios controlados


son efectivos para disminuir la delincuencia.

4.6. Teoría de la comunidad virtual de Hillier

Según Hillier (1999) esta teoría está basada en el movimiento natural de diferentes grupos de
personas distribuidas físicamente en el espacio lo que permitirá en forma conjunta mejorar la
seguridad ciudadana tanto de hombres y mujeres, residentes y no residentes, niños y adultos,
etc. en los espacios urbanos.

Por esta razón las calles son lugares más seguros que la mayoría de espacios residenciales
ya que son los mismos lugareños y no lugareños los que cuidan y dan seguridad a su espacio
territorial. Ante esto es primordial cambiar la teoría del espacio defendible por el de la
comunidad virtual.
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CAPÍTULO IV: CONSECUENCIAS PSICOLÓGICAS DE VIVIR EN UN ENTORNO


PERCIBIDO COMO INSEGURO

El vivir en entornos altamente peligrosos o inseguros genera mucho malestar a nivel


psicológico en las personas, ya que todo el tiempo tienen que estar alerta, ya sea mirando
antes de cruzar un umbral, caminar por la calle de noche y mira hacia atrás para ver si hay
alguien siguiéndoles, el evitar los lugares de siempre, desconfiar de todos, de manera que se
vive en perpetua vigilia. Esto sucede cuando la inseguridad se apodera de la población,
generando miedos, ansiedades apoderándose de su mente, es muy difícil recuperar la
compostura y la normalidad (sea justificada o no). Todo esto está asociado a ámbitos sociales
y en las determinaciones de la persona. Este sentimiento puede generar ansiedad y empeorar
(como siempre sucede cuando aumenta la delincuencia) por la difusión de noticias falsas
sobre robos, bandas peligrosas, asesinatos o secuestros, lo que solo aumenta el miedo y el
pavor entre los ciudadanos. Muchos ciudadanos que antes creían que los delitos estaban
fuera de su alcance, comienzan a creer que ellos también están en la lista de víctimas de
estos delitos. Esta amenaza los caracteres vitales de una convivencia pacífica en el entorno
y menoscaba o crea derechos fundamentales, por ende, es indispensable respaldar la
seguridad de los ciudadanos, siendo esta la obligación del estado. A pesar de ello en un
ambiente riesgoso y complejo en el que se aloja entre los servidores públicos que tienen esta
función esencial, se observa que las conductas antisociales aumentan la inseguridad y
plantean enormes desafíos a la legitimidad y eficacia de las instituciones. La inseguridad de
la población, afecta la salud mental, incrementando el entorno social y económico del país,
afecta la actitud de los empresarios y la productividad empresarial, incrementa los costos y
gastos e indirectamente conduce a precios más altos. Reclamos que afectan
económicamente el bienestar de la población. En este sentido, las personas y su entorno
actúan como mediadores del malestar psicológico humano, especialmente la pérdida de
relaciones por desconfianza e inseguridad. El impacto de la incertidumbre se refleja en cuatro
dimensiones: objetiva, subjetiva, geografía social y orden social y el miedo al crimen. El
consumo de drogas, también conocido como comportamiento antisocial, agresión, afecta el
carácter visual del espacio público, los aspectos anteriores pueden afectar la calidad de vida
y el bienestar de las personas. El crimen organizado, la violencia, las condiciones
socioeconómicas, la corrupción y la urbanización también contribuyen a la inseguridad. La
salud mental de una persona está estrechamente relacionada con el medio ambiente. En este
sentido, la falta de seguridad en los lugares públicos genera una sensación de inseguridad,
miedo y temor a la delincuencia y desconfianza hacia las instituciones públicas locales, que
se cree que afectan la salud mental y, por lo tanto, reducen el bienestar de los ciudadanos.
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CAPÍTULO V: LA RELACIÓN ENTRE INSEGURIDAD Y VIOLENCIA URBANA

Existen infinidad de problemas por los cuales atraviesa Perú, uno de ellos es la inseguridad
y violencia urbana, debido a este problema han ido acarreando otros, como el incremento sin
control de criminalidad y la emancipación de nuevos tipos de delitos criminalísticos.

La violencia urbana y la inseguridad ciudadana son problemas que escapan al control de las
personas y de quienes detentan el poder de dos países del mundo, quienes se encuentran
en diversos grados de riesgo de ser víctimas de robos, extorsiones y secuestros, que la
sociedad percibe como sufrimiento directo e indirecto. Estos hechos combinados con la
desconfianza hacia el comportamiento de dichas instituciones en el sentido de que el temor
al delito genera preocupación en la población y el gobierno (Layera, Otero, Perret, 2020). Por
este motivo aumenta la delincuencia, Esto incide en el deterioro de la salud mental de los
ciudadanos.

Moser (2004 como se citó en Saborío, 2019) en su “Guía de la Violencia Urbana” propone
cuatro categorías de violencia: política, institucional, económica y social. En cambio, Harroff-
Tavel (2012, p. 32) menciona que la a violencia urbana es simplemente "el uso de la fuerza
en un entorno urbano o suburbano para causar daños físicos y psicológicos y privaciones
materiales". Además del hecho de la privación material, que Galtung (1969) llamó “violencia
estructural”, la posición de Harroff-Tavel es consistente con el enfoque anterior, asumiendo
que sí ocurre en las ciudades, es violencia natural en la ciudad. Desafortunadamente, aunque
tal definición tiene la ventaja de una comprensión inmediata, no reconoce los diversos matices
con los que otros círculos académicos utilizan el término. Por ejemplo, no explica por qué,
como destacan McIlwain (1999), Kooning (2012) y Moser (2004), el concepto de violencia
urbana a menudo se superpone con el concepto de delincuencia, que es de naturaleza
estrictamente legal; o por qué cuando. Cuando se trata de violencia urbana, no existe una
visión razonada uniforme y aceptada de lo que la constituye, lo que permite que el concepto
incluye manifestaciones de violencia tan diferentes en forma, causa y consecuencias.
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CAPÍTULO VI: ESTRATEGIAS DE PREVENCIÓN DE LA INSEGURIDAD CIUDADANA


DESDE LA PERSPECTIVA PSICOSOCIAL

Arraigada (2002) define a la seguridad como el conjunto de acciones que permitan lograr una
cultura de paz permitiendo una contención contra el crimen a través de la prevención a través
de la ayuda policial. Según UNODC (2018) tenemos a América y el caribe como las regiones
más inseguras, los cuales muestran un 33% de muertes a nivel del mundo se produce en
estos lugares.
Por ello es necesario implementar algunas estrategias como las siguientes:
● Mejorar la justicia procedimental:
Producir en la sociedad individuos íntegros, que generen confianza, legitimidad mediante un
desarrollo justo y respetuoso. Las personas se concientizan en valorar las acciones y un trato
igualitario para todos. Esta idea de imparcialidad se involucra en la confianza de los
establecimientos y en sus iniciativas.
Los afectados pueden ser los evaluados importantes de un sistema de seguridad y justicia.
Si captamos las acusaciones como un mecanismo de efectividad para judicializar las
transgresiones y conducirlos a penas equitativas, generando confianza y aumento en las
demandas y en conclusión mejorar el acceso con eficacia.
● Reforzar al personal de las instituciones policiales
Estas instituciones deben poner énfasis en la formación y capacitación profesional a todos
los miembros de su personal en aspectos relacionados con la prevención y seguridad
ciudadana. Por lo cual estas deben brindar veredictos más confiables y seguros a la luz de la
convivencia pacífica.
El personal del sistema necesitará ser capacitado y actualizado en información comprendida
con los protocolos, derechos humanos y un sistema de evaluación para el bienestar del
individuo donde sea efectivo y su impacto en su carrera.
● Contar con un transparente sistema digital
La intercomunicación facilita entablar un nexo entre las autoridades policiales y la comunidad.
Esto permitirá lograr un seguimiento, compañía y entrega de cuenta que colabore con los
modelos mínimos para la mejora del servicio al ciudadano de a pie.
Iniciar con canales de intercambio de comunicación entre las personas y establecimientos
que promuevan una convivencia armoniosa entre los actores de la ciudadanía que permitan
una relación estable entre la autoridad competente y sus miembros que representa.
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● Incluir el sistema digital


Acrecentar habilidades y disminuir gastos y mejorar su eficiencia. Los servicios digitales y el
desarrollo de este permitirán incrementar la interconexión con las personas y de esta forma
verificar el acceso a toda la población beneficiaria.
Así mismo agregar estrategias que conlleven a reforzar la incorporación de personas
indefensas que padecen los estragos de la delincuencia. Las innovaciones tecnológicas
contribuyen a la mejora de la transparencia y a rescatar la seguridad de todas las
instituciones.
● Fomentar una eficiente coordinación entre las autoridades locales y nacionales
Los esquemas de organización se establecen entre los distintos niveles de gobiernos, el canje
de información válido desde un sistema actual que origine insumos para tomar decisiones
políticas públicas.
Además, fortalecer consensos locales y nacionales con el objetivo de prevenir y disminuir los
delitos y en los distintos órganos fortalezcan y promuevan un sistema de seguridad y justicia.
● Poner al ciudadano en el centro.
La misión de los establecimientos policiales creados es servir a la ciudadanía y crear
confianza. Mantener los niveles altos de seguridad, fortalecer la legalidad institucional todo
ello es necesario para que las personas se sientan comprometidas con ellas.
Los países exigen contar con un alto porcentaje de calidad en servicio para afrontar
situaciones reales de la sociedad actual ya que estamos expuestos a diferentes fenómenos
psicosociales, poniendo en duda la confiabilidad de las instituciones públicas que garanticen
la seguridad y la justicia ciudadana.
Por tal motivo se debe fomentar estrategias y políticas gubernamentales que permitan la
prevención de la inseguridad ciudadana y la delincuencia en nuestro país, por ello es
importante la profesionalización y la especialización del personal, además de dotarlos de
herramientas tecnológicas que ayuden a mejorar la eficacia, así como la coordinación y
organización de los diferentes niveles del gobierno teniendo como centro de toda acción a la
población que con su apoyo en las actividades propuestas por la policía se logrará afrontar
este gran problema.
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CAPÍTULO VII: EL PAPEL DE LA EDUCACIÓN EN LA FORMACIÓN DE CIUDADANOS


RESPONSABLES Y COMPROMETIDOS CON LA SEGURIDAD CIUDADANA.

El país tiene varios retos relacionados con la juventud y la juventud con el país. Estos desafíos
pueden ser similares a diferentes actores de la sociedad, en diferentes contextos,
especialmente a los actores relacionados con la vida de las instituciones educativas, lo que
puede convertirlos en escenarios en los que es posible formar personas para participar en los
siguientes aspectos.
Ser ciudadanos cuando hay poco sentido de comunidad, cuando no existen o se desconocen
mitos fundamental y pequeño signo de símbolo que se pueden unir, donde todos quepamos,
cuando hay subculturas donde se privilegia el desconocimiento de la ley, una forma de vida
se realizó el modo de ser, pensar y actuar de personajes que transgreden las normas y
lineamientos de las convivencias sociales, donde se acepta y valora la cultura del “vivir”,
engañar y engañar.
En el escenario educativo se deben considerar varias cuestiones, partiendo de que estamos
viviendo una realidad que cambia rápidamente y que ante las nuevas situaciones que se nos
presentan en el mundo moderno, son necesarias reconocerse las existencias de otra cultura,
Se privilegia la escritura, el sonido y la imagen. En este sentido, las escuelas tienen el deber
de escuchar y adaptarse a la nueva exigencia de las realidades: por tanto, los desafíos en
estos campos están relacionados con convertir a las escuelas en unas instituciones modernas
que dirigen su esfuerzo al efecto de la participación en el proceso formativo para ciudadanos
críticos.

Es por ello que es necesario la formación, para poder formar ciudadanos responsables y
comprometidos con la seguridad de toda la ciudadanía, personas con sentido creativo,
participativo y ético, en una sociedad donde desarrollan su vida.
Barbero J. M. (2001). Manifiesta que la formación cívica puede ser un gran proyecto para los
actores de la vida escolar con la perspectiva de contribuir a mejorar el desarrollo de todas las
disciplinas humanas y de las sociedades en su conjunto. Obviamente, el proyecto debe
considerar la relativas a los fines educativos, programas de estudio, desarrollo de políticas,
formas de enseñanza, prácticas y relaciones interpersonales de sistemas educativos en
general y de las instituciones educativas en particular. Estos interrogantes parten de las
miradas de estos actores sobre los tipos de sujetos que quieren aportar a la formación y las
sociedades que quieren lograr, buscando encontrar las voces de distintas sociedades
contemporáneas cuando plantean “vincular la ciudadanía a las instituciones educativas”, pero
puede ir más allá no solo a través de la conexión sino también a través de la experiencia.
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Las funciones sociales en la formación como protectora, estabilizadora y controladora de las


condiciones sociales existentes le permite difundir, preservar, promover y consolidar patrones
de comportamiento, ideas y valores socialmente aceptados, creando en el proceso excelencia
que se traduce en nuevos valores que se utilizan para explicar las nuevas realidades
construidas por cada generación. Para cumplir con su función social, las categorías de calidad
y pertinencia serán claves si se busca establecer nuevos escenarios educativos en cualquier
sociedad.
Scielo. (2018). Menciona que el enfoque de la educación perpetúa en el informe de la
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO)
establece que la educación perpetúa debe ser una reorganización continua del conocimiento,
las habilidades y las acciones humanas. Debe sensibilizarlos y realizar sus funciones sociales
para lograr el cambio social. A partir de estos conceptos, las funciones sociales de la
educación juegan un papel fundamental, permitiendo preparar a la ciudadanía a través de
procesos de socialización. Asegura la transmisión del patrimonio cultural de generación en
generación a través de asimilar y objetividad del individuo. Los profesionales de la educación
tienen un papel social especial en las funciones sociales antes descritas, como agentes
profesionales socializados responsables de cumplir con tales responsabilidades en el
contexto de su desempeño profesional.
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CONCLUSIONES

❖ En las últimas décadas, ha habido transformaciones significativas en el nivel de


preocupación del público hacia la seguridad de los ciudadanos peruanos. Ya no es
solo una inquietud importante para los ciudadanos peruanos, sino que gradualmente
las instituciones estatales también han comenzado a implementar intervenciones más
complejas. Se reconoce que la seguridad ciudadana requiere un enfoque
multidisciplinario que va más allá de las actividades de sanción y de persecución,
incluyendo también medidas preventivas.

❖ La seguridad ciudadana representa un desafío complejo que impacta a los ciudadanos


peruanos en diversos aspectos. Para hacer frente a esta problemática, se requiere la
implementación de políticas y estrategias integrales que aborden tanto las raíces
como las consecuencias de la inseguridad, y que involucren a todos los actores
pertinentes en la búsqueda de soluciones sostenibles y eficaces.

❖ En cada una de las teorías confluyen factores como individuales, sociales y


ambientales que hacen que las personas tengan una percepción diferente sobre la
agresión delictiva que sufren a diario, por lo cual es menester que tanto las
autoridades como ciudadanos en conjunto busquen soluciones acertadas a tal
problemática.

❖ Con respecto a las teorías que hacen mención a entornos controlados se evidencio
que el más beneficioso es el de la comunidad virtual ya que el del espacio defendible
no cumple con las expectativas de mejorar la seguridad ciudadana y ni mucho menos
el de disminuir el temor a delincuencia como ejemplo tenemos a comunidades de
América Latina como Chile.

❖ Se concluye que tanto la violencia urbana como la inseguridad ciudadana son


problemas que se vienen incrementando en el transcurso de los años, los cuales
generan problemas emocionales y sociales en las personas, por ende, se necesita
una mejor ayuda por parte del estado de manera que se pueda mantener la
tranquilidad de los ciudadanos.

❖ Existe una estrecha relación entre la población y el estado, ya que es el que debe
garantizar las necesidades sociales básicas entre las cuales tenemos la seguridad
ciudadana, por ello debe implementar estrategias de prevención para combatir la
delincuencia y hacer cumplir las políticas sociales en beneficio de la comunidad.
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Las políticas de estado deben tener un impacto en toda la población generando un


bienestar social en cada uno de sus miembros, por lo tanto, es primordial como actor
público atienda los requerimientos de sus habitantes dando oportunidad de sentirse
seguros tanto en sus casas como en las calles.
❖ En conclusión, la educación es pilar fundamental para formar buenos ciudadanos
comprometidos con el desarrollo de una sociedad justa y segura donde seamos ricos
en valores y estar comprometidos con la integridad de la ciudadanía, es por ello que
en los centros educativos debe haber proyectos que aporten a la formación ciudadana
y de tal manera a través de la educación tener la sociedad que soñamos.
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