UNIDAD DE FORMACIÓN “CRECIMIENTO Y DESARROLLO INTEGRAL CON VALORES SOCIOCOMUNITARIOS II”
UNIDAD TEMATICA: 2. NUTRICIÓN MATERNO INFANTIL,
ALIMENTACIÓN, NUTRICIÓN, MADRE-NIÑO (IMPORTACIA DE LA LACTANCIA MATERNA) CONTENIDO: 2.3. LA DESNUTRICIÓN EN EL DESARROLLO DE NIÑO- NIÑA DOCENTE: M.Cs. LIC. MELVA LIJERÓN LORAS EQUIPO COMUNITARIO “3”: “LAS BICHOTAS” INTEGRANTES:
CARLA LUCIA MARPARTIDA NOZA
YASHILMA NICOLE POMA LAURA LIZETH DAYANA PATIÑO ARMENGOLD DORALY MENACHO CÉSPEDES ESPECIALIDAD: EDUCACIÓN INICIAL EN FAMILIA COMUNITARIA AÑO DE FORMACIÓN: SEGUNDO AÑO GESTIÓN: 2022 UNIDAD DE FORMACIÓN: Crecimiento y Desarrollo Integral con Valores Sociocomunitario II UNIDAD TEMATICA: 2. Nutrición Materno Infantil, Alimentación, Nutrición, Madre-Niño (Importancia de la Lactancia Materna) CONTENIDO: 2.3. La Desnutrición en el desarrollo de niño-niña
Los efectos de la desnutrición en la primera infancia (0 a 8 años) pueden ser
devastadores y duraderos. Pueden impedir el desarrollo conductual y cognitivo, el rendimiento escolar y la salud reproductiva, debilitando así la futura productividad en el trabajo. Dado que el retraso en el crecimiento ocurre casi exclusivamente durante el periodo intrauterino y en los 2 primeros años de vida, es importante que las intervenciones de prevención de la atrofia, la anemia o la xeroftalmia ocurran en la edad temprana. Si el niño está o no bien alimentado durante los primeros años de vida, puede tener un efecto profundo en su salud, así como en su habilidad para aprender, comunicarse, pensar analíticamente, socializar efectivamente y adaptarse a nuevos ambientes y personas. Una buena nutrición es la primera línea de defensa contra numerosas enfermedades infantiles que pueden dejar huellas en los niños de por vida. "Cuando no hay suficiente comida, el cuerpo tiene que tomar una decisión sobre cómo invertir la cantidad limitada de sustancias alimenticias disponibles. Primero está la supervivencia, luego el crecimiento. En cuanto a la nutrición, el cuerpo parece que está obligado a clasificar el aprendizaje en último lugar. Es mejor ser estúpido y estar vivo a ser inteligente y estar muerto" (Sagan y Druyan). Algunos de los problemas de desarrollo experimentados por niños desnutridos son causados por limitaciones fisiológicas tales como el crecimiento retardado del cerebro y el bajo peso al nacer, mientras que otros problemas son el resultado de una interacción limitada y estimulación anormal, las cuales son vitales para el desarrollo saludable. Una buena nutrición y una buena salud están directamente conectadas a través del tiempo de vida, pero la conexión es aún más vital durante la infancia. Más de la mitad de la mortalidad infantil en países de bajos ingresos puede atribuirse a la desnutrición. La relación entre la desnutrición y el desarrollo cognitivo y de conducta puede ser resumida en las respuestas del Dr. Reynaldo Martorell a las siguientes preguntas: 1.- ¿La desnutrición perjudica al desarrollo conductual? Una nutrición pobre durante la vida intrauterina y en los primeros años de vida lleva a efectos profundos y variados, incluyendo: Crecimiento físico y desarrollo motor retardados Efectos generales en el desarrollo cognitivo Resultando en un bajo coeficiente intelectual (inferior en 15 puntos o más en los severamente desnutridos) Un grado mayor de problemas conductuales y habilidades sociales deficientes en edad escolar Atención disminuida, aprendizaje deficiente y logros educacionales más bajos
2.- ¿Estos efectos se encuentran solamente en los severamente desnutridos?
No. Los efectos de la desnutrición en la cognición ocurren también en niños sin los signos clínicos de la desnutrición pero que tienen un crecimiento retardado. La mayoría de los experimentos de suplemento de comida en países en desarrollo, por ejemplo, se dirigieron a niños sin severa desnutrición. 3.- ¿Quién es el más afectado por la desnutrición? La desnutrición y el contexto económico en que el ocurre parecen estar relacionados. La desnutrición tiene un efecto mayor en el desarrollo de niños que viven en pobreza, sea en países industrializados o en desarrollo, que en niños que no son pobres. Hay evidencia que sugiere que los programas de nutrición benefician la cognición y la conducta en mayor grado entre el segmento más pobre de la sociedad. 4.- ¿Qué nutrientes están relacionados con problemas cognitivos y de conducta? Dado que los nutrientes tienden a agruparse en los individuos, es difícil aislar las contribuciones específicas de cada nutriente. La deficiencia de yodo y la anemia por deficiencia de hierro son más fáciles de estudiar que la deficiencia de otros micronutrientes. Existen investigaciones que demuestran que ambos micronutrientes están específicamente relacionados con el daño en el desarrollo. Las formas menos severas de deficiencia de hierro no parecen afectar la conducta. Este grado de certeza no es posible en estudios de deficiencia de proteína-energía porque los suplementos alimenticios las proveen, así como otros nutrientes. Sin embargo, no hay evidencia que indique que las deficiencias de proteínas y energía no sean importantes. La mejor manera de asegurar el desarrollo cognitivo y conductual es satisfaciendo las necesidades de nutrientes con comidas naturales o fortificadas preparadas apropiadamente para niños pequeños. También deben considerarse los beneficios de la lactancia materna al fomentar el crecimiento y desarrollo. 5.- ¿En qué edad los programas de nutrición tienden a ser más efectivos? Existe fuerte evidencia que sugiere que cuanto más temprano empiece el niño a beneficiarse de programas de nutrición, mejor será su desarrollo conductual. Con respecto al crecimiento físico, los programas de nutrición pueden ser efectivos mas solamente durante el embarazo y los primeros dos o tres años de vida. Sin embargo, en lo que se refiere al desarrollo conductual, los programas de nutrición pueden presentar beneficios en las edades siguientes, aunque bastante reducidos. 6.- ¿Son irreversibles los efectos de la desnutrición? Hay evidencias que indican que se puede alcanzar mejoras sustanciales, inclusive en niños severamente desnutridos si, en la edad temprana, se toman las medidas apropiadas para satisfacer sus necesidades nutricionales y psicosociales. Cuanto más tiempo los retrasos del desarrollo permanecen sin corregirse, mayor es la posibilidad que los efectos sean permanentes. En los países en desarrollo, donde pocos niños llegan a experimentar una mejora en su situación, una vez que los efectos de la desnutrición se establecen en la infancia temprana, entonces es típico que se vuelvan permanentes. El potencial intelectual de dichos niños al momento de ingreso a la escuela ya está probablemente dañado. 7.- ¿Son duraderos los efectos de una nutrición mejorada? Sí. Estudios longitudinales indican que los programas de nutrición dirigidos a niños en los primeros años de vida conllevan mejoras cuantificables en la adolescencia y adultez. 8.- ¿Los programas para estimular el desarrollo cognitivo interactúan con programas de nutrición? Los programas de intervención temprana para estimular el desarrollo cognitivo han mejorado la cognición y quizás el crecimiento físico. Como en el caso de los programas de nutrición, cuanto más temprano se inicie el programa, mejores son los resultados. Si bien es cierto que la evidencia actual no es definitiva en cuanto a los efectos de estimulación (aditivos o interactivos), los niños que reciben programas combinados de nutrición y estimulación tienen mejor desempeño que los que reciben solo un tipo de intervención por separado. La importancia de los programas de nutrición temprana y su relación con la habilidad cognitiva en el corto y largo plazo es muy clara. También queda claro que los programas de nutrición y estimulación temprana funcionan mejor cuando los niños se benefician de ellos simultáneamente. Los programas de DIT pueden ayudar a prevenir y reducir la desnutrición proporcionando alimentación suplementaria en servicios institucionales u hogares y/o educando a los padres sobre las necesidades nutricionales de sus hijos. DESAFÍO En Ecuador, 27% de niños menores de 2 años sufre desnutrición crónica. La situación es más grave para la niñez indígena: 39% la padece1.1. La desnutrición crónica es uno de los mayores problemas de salud pública en Ecuador, siendo el segundo país de América Latina y el Caribe con mayores índices después de Guatemala. La desnutrición crónica es uno de los mayores problemas de salud pública en Ecuador, siendo el segundo país de América Latina y el Caribe con mayores índices después de Guatemala. En Ecuador, se estima que los costos de la malnutrición representan un 4,3% del PIB en términos de costos de salud, educación, cuidado y pérdida de productividad2. Malnutrición en niños y niñas en América Latina y el Caribe Una nutrición adecuada contribuye de manera fundamental a la realización del derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental de niños y niñas. Una nutrición adecuada contribuye de manera fundamental a la realización del derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental de niños y niñas. Pero, más allá de eso, la malnutrición en todas sus formas afecta al desarrollo humano, teniendo entre sus efectos un impacto en el progreso social y económico de los países, así como en el ejercicio de los derechos humanos en sus múltiples dimensiones. La carga sostenida de malnutrición en las mujeres y los niños de la región afecta la capacidad de los países para lograr por lo menos ocho de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) La malnutrición, que incluye la desnutrición aguda, global y crónica y el sobrepeso, la obesidad, tiene diversas causas y consecuencias. Para entender la malnutrición y sus causas debieran considerarse, al menos, tres dimensiones de análisis. Primero, la seguridad alimentaria, que alude al hecho que toda la población tenga acceso físico, económico y social a alimentos seguros y nutritivos y la vulnerabilidad, que se refiere a la probabilidad de una disminución del consumo o acceso a los alimentos y que depende también del riesgo existente según las condiciones de la población y su capacidad de respuesta. En segundo lugar, la transición demográfica, epidemiológica y nutricional que ha modificado la incidencia de los problemas nutricionales; hoy en día, los cambios en la composición etaria, las decisiones de consumo, los estilos de vida y actividad y la relación entre estos han modificado las necesidades nutricionales de las personas. Por último, el ciclo de vida es clave, ya que los problemas nutricionales y sus efectos se presentan a lo largo de toda la vida de las personas, desde el momento de nacer (Martínez y Fernández, 2006). En términos generales, aun cuando en la región los niveles de desnutrición se han reducido a más de la mitad desde 1990, en muchos países persisten altos niveles de desnutrición y anemia y los promedios nacionales suelen esconder grandes diferencias geográficas o entre grupos poblacionales según el nivel educacional, los ingresos o la pertenencia étnica. Además, la región se ve afectada por un creciente nivel de sobrepeso y obesidad en niños, niñas y adolescentes. SITUACIÓN DE LA MALNUTRICIÓN EN LA REGIÓN La malnutrición es un problema que genera muertes y en el largo plazo afecta también a quienes sobreviven. Hace más de dos décadas la región enfrentaba el problema de la desnutrición con niños y niñas que sufrían de bajo peso y/o baja talla en sus primeros años de vida. Esta situación se ha complejizado dada la irrupción del sobrepeso y la obesidad en todas las edades, así como la evidencia de déficit de micronutrientes. La globalización y los mayores niveles de ingreso alcanzados han producido cambios en los hábitos de la población, que incluyen mayor consumo de alimentos procesados y sedentarismo, entre otros factores, lo que ha generado nuevos desafíos para las políticas de salud. Desnutrición El proceso de nutrición se inicia en la gestación y el peso al nacer es un indicador del estado nutricional y de salud del recién nacido y de la madre. Aun cuando se ha avanzado en la reducción del bajo peso al nacer (desnutrición), todavía hay países donde esto se observa en más del 10% de los niños y niñas y 5% de estos nacen con retardo de crecimiento intrauterino. Según datos de la OMS, los niños y niñas que pesan menos de 2,500 gramos al nacer tienen mayor riesgo de muerte. Con relación a la malnutrición por deficiencia, los tres indicadores antropométricos más utilizados son el bajo peso para la edad o desnutrición global; la baja talla para la edad o la desnutrición crónica, y el bajo peso para la talla o desnutrición aguda. En la región existe una gran disparidad en la prevalencia de desnutrición. Por ejemplo, como se observa en el gráfico 2, la Argentina, el Brasil, Chile y Jamaica presentan prevalencia de desnutrición global bajo 2,5%, mientras que, en el otro extremo, más del 10% de los niños y niñas en Guatemala, Guyana y Haití presentan esta condición. La desnutrición crónica es un problema en la mayoría de los países (67%) y un 10% de su población la sufre. Así, en la región habría más de 7 millones de niños y niñas con desnutrición crónica. Tal y como existen diferencias entre países, la desigualdad también se observa al interior de ellos. Por ejemplo, en el Perú hay una marcada brecha territorial en la prevalencia de desnutrición crónica, la que en Huancavelica alcanzaba el 54,6%, mientras que en Tacna llegaba a 3% (Martínez y Palma, 2014). Esas diferencias se mantienen al analizar los resultados de la Encuesta de Demografía y Salud Familiar 2016, que indicaba que en Tacna la prevalencia estaba en 2,3%, mientras que Huancavelica registraba una prevalencia de 33,4% (INEI, 2016). En el Ecuador también se observa una gran diferencia para el mismo año y en la provincia de Chimborazo se encontró la más alta prevalencia de baja talla para la edad (52,6%), en tanto la prevalencia más baja se presentaba en la provincia de El Oro con 15,2% (Martínez y Palma, 2014). Otro eje clave alude a las condiciones de seguridad alimentaria y nutricional de la población indígena. Como se informa en el Panorama Social 2016 (CEPAL, 2017), los niños y niñas indígenas son quienes más sufren esta desigualdad. En torno a 2010, los datos para 7 países de la región indican que “la desnutrición crónica de los niños y niñas indígenas menores de 5 años es algo más del doble que la de la población infantil no indígena, con un rango que iba del 22,3% en Colombia al 58% en Guatemala. Las brechas étnicas se incrementan en el caso de la desnutrición crónica severa y respecto de los niveles de desnutrición” (CEPAL, 2017, pág. 162). No obstante, lo anterior, los avances en este punto son innegables (véase el gráfico 1). Desde 1990 a la fecha los países de la región han disminuido la prevalencia de desnutrición crónica en 40% promedio. Al respecto, se destacan México, el Perú y la República Dominicana que han reducido sus prevalencias en más de 60% con tasas que partieron en 40,1%, 37,3% y 21,2%, respectivamente. El país que actualmente presenta una mayor prevalencia de desnutrición crónica es Guatemala, con más de 46,5% de sus niños con este problema; es decir, cerca de 900.000 niños y niñas. Pese a estos progresos aún se requieren esfuerzos para avanzar hacia la erradicación del hambre y acabar con todas las formas de malnutrición para el año 2030, tal y como está establecido en los ODS. En este contexto, la Argentina y Guyana tienen un desafío mayor pues, según las estadísticas disponibles, la prevalencia de desnutrición habría aumentado entre ambos períodos. Señales para detectar la desnutrición infantil a tiempo La desnutrición infantil es una enfermedad que aparece como resultado del consumo insuficiente de alimentos en cantidad y calidad suficiente, de la aparición repetitiva de enfermedades infecciosas y de factores sociales que afectan el estado nutricional de la niñez. Esta situación afecta principalmente a niñas y niños en sus primeros años de vida y genera graves consecuencias en su desarrollo físico y cognitivo dependiendo de su nivel de gravedad. Incluso, puede llegar a provocar la muerte si no recibe atención adecuada y oportuna. De hecho, según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), una niña o niño que sufre desnutrición aguda grave tiene hasta 9 veces más de posibilidades de morir que aquel cuyo estado nutricional es normal. Por eso, es indispensable que en los hogares los padres, madres y cuidadores, no solo conozcan las principales causas y los tipos de la desnutrición infantil que se pueden presentar, sino que, también, aprendan a identificar las señales de alerta que pueden advertir de un posible cuadro de desnutrición, de modo que consulten oportunamente al médico. Principales causas de la desnutrición infantil
Bajo peso de la madre durante el embarazo
Bajo peso y talla del niño o niña al nacer Ausencia, interrupción o inadecuada lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida (hay que recordar que ninguna fórmula industrializada es capaz de reemplazar la composición de la leche materna). Malas prácticas de alimentación complementaria a partir de los 6 meses de edad que impiden que los niños y niñas reciban las vitaminas y minerales que requiere en cada etapa de desarrollo. Factores sociales que inciden directamente en la desnutrición infantil
Bajos ingresos económicos de la familia que le impiden acceder a alimentos en
cantidad y calidad suficiente. Condiciones insalubres de la vivienda, hacinamiento y bajo acceso a servicios básicos de salud, agua potable y saneamiento básico. Falta de educación a los padres sobre la adecuada alimentación por lo que sus hijos no tienen una dieta balanceada que satisfaga todas sus necesidades nutricionales. Tipos de desnutrición La Organización Mundial de la Salud y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) señalan que la desnutrición infantil se puede clasificar de la siguiente manera:
Desnutrición crónica. - Un niño o niña que sufre desnutrición crónica presenta retraso en su crecimiento, es decir, su estatura es inferior al estándar correspondiente para su edad. Desnutrición aguda.-Un niño o niña con desnutrición aguda tiene un peso inferior al que debería tener para su estatura. Este caso requiere atención médica urgente. Carencia de vitaminas y minerales. - Se le conoce como “el hambre oculta”. Corresponde a la desnutrición por falta de micronutrientes y se manifiesta de distintas maneras. Por ejemplo, un niño que carece de vitamina A es más propenso a las infecciones, pero si la carencia es de Hierro, entonces puede presentar anemia y dificultades en su capacidad de aprendizaje. Señales de alerta para tener en cuenta De acuerdo con la Dirección de Nutrición del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), la nutricionista infantil Clara Rojas Montenegro, y el pediatra y puericultor Darío Botero, miembros de la Sociedad Colombiana de Pediatría, algunas señales de alarma que los padres deben tener en cuenta para consultar oportunamente al médico y así detectar a tiempo la desnutrición infantil.
¿Qué hacer ante la aparición de estos síntomas?
Toda vez que los padres, madres o cuidadores, detecten la presencia de uno o más de los anteriores síntomas o señales de alerta, y consideren que estas se han transformado en un patrón constante, es decir, que se están presentando durante varios días de forma continua, deberán acudir inmediatamente a su centro de salud. Allí, el personal médico evaluará la condición del niño mediante un examen físico que, entre otros indicadores, analiza el peso y talla para determinar, si existe o no, un problema nutricional. De ser así, y dependiendo del nivel de desnutrición encontrado, se ordenarán exámenes clínicos y el tratamiento correspondiente que puede incluir un plan terapéutico de suplementación nutricional. Controles de crecimiento y desarrollo, herramientas para detectar a tiempo la desnutrición infantil De acuerdo con el pediatra y puericultor, Darío Botero, los controles de crecimiento y desarrollo son el mejor aliado con el que cuentan los padres de familia para hacer seguimiento al estado nutricional de sus hijos. Estos controles se deben llevar a cabo así: Primer control: Durante los cinco a ocho días siguientes al nacimiento. Segundo control: Al primer mes de vida. Siguientes controles durante el primer año: Un control cada dos meses. Entre el primer y tercer año de vida: Un control cada seis meses. Después del tercer año de vida: un control cada 12 meses.
¿Gorditos o enfermos?: La obesidad en niños y adolescentes. Texto para niños y adolescentes, sus papás y sus maestros, para lograr un crecimiento saludable
Investigación"Desarrollo Psicomotor y Madurez Social Con Relación Al Estado Nutricional de Niños de 3 Meses A 6 Años de La Cuna Jardín Del Instituto Nacional de Salud Del Niño"