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AUTORES:
Javier Periche Cabrera # 18 Brig: 2.11
Yaicel de los Ríos León # 4 Brig: 2.14
RESUMEN
El país brinda especial atención al adulto mayor, para ello, diseña programas para su atención
integral, entre ellos se encuentran la realización de ejercicos físicos como una modalidad
terapetutica, por lo que en el presente trabajo se realizará una revisión de la bibliografía
especializada relacionada con la importancia de los ejercicios físicos en el adulto mayor, lo que
nos pòndrá en condiciones para atender en un momento determinado las diferentes patologías
de este grupo etario, así como contribuir a que estas personas usen y desarrollen sus propias
capacidades, utilizando los conocimientos e información necesarios y tengan la posibilidad de
enfrentar en mejor forma sus problemas personales, de interrelación con otros y con el mundo
que los rodea.
INTRODUCCIÓN
El mundo vive un proceso acelerado de envejecimiento, Cuba no escapa a este fenómeno
mundial y posee una esperanza de vida al nacer de casi 80 años, por ello concede un cuidado
prioritario a este segmento poblacional.
El aumento de la longevidad como resultado de una mejor atención de salud y las condiciones
de vida, junto con el descenso de los índices de fertilidad, han contribuido al incremento de la
longevidad y esto ha estado acompañado de un incremento en la perspectiva de vida libre de
enfermedades.
Actualmente, el adulto mayor en Cuba se ha integrado a la realización de ejercicos físicos como
una vía para mejorar su salud. En la medida que conocen los beneficios de esta actividad y la
practican mejoran sus estilos de vidas.
El objetivo de la promoción de la actividad física y ejercicio físicos es lograr que la persona
mayor mantenga la independencia por más tiempo con mejor capacidad funcional.
La calidad de vida en los adultos mayores debería centrarse en ayudar a la población no sólo a
vivir más tiempo, sino también a ser más sanos y a alcanzar un nivel de vida satisfactorio. El
poder implementar acciones en aras de modificar de forma positiva algunos estilos de vida en
las personas de la tercera edad, incluyendo la promoción de una vejez activa y libre de
enfermedades pudiera significar una vía excelente para perfeccionar los procesos fisiológicos,
asumir la vejez como una etapa auténtica del desarrollo humano, elevar su autoestima y
facilitarles mayor participación social.
Por lo que el preste trabajo tiene como objetivo: realizar una revisión bibliográfica sobre la
importancia de la práctica de ejercicios físicos en la tercera edad.
Método: se realiza una revisión bibliográfica sobre la importancia de la práctica de ejercicios
físicos en la tercera edad, se utilizó para la misma, 3 bibliografías escritas, 4 digitales y 4
referencias bibliográficas digitales, se hizo de los últimos 5 años de publicación, se realizó una
comparación entre las mismas y se optó utilizar aquella que creímos es la más actualizada y
acertada en cuanto al tema.
Desarrollo:
Hoy se conoce que la actividad física es considerada como una necesidad para todos los
seres humanos, de todas las edades, del campo y la ciudad y sus beneficios como factor
de salud, condiciones físicas, como base del deporte, económico, motriz cognoscitivo, es
decir, como una forma de vida activa para el bienestar del hombre.
La Actividad Física, es definida como todo movimiento corporal producido por los músculos
esqueléticos con gasto de energía; en tanto, el Ejercicio Físico es la actividad física realizada de
forma planificada, ordenada, repetida y deliberada. Por el contrario se denomina Sedentarismo
a la no realización de actividad física o su práctica con una frecuencia menor de 3 veces a la
semana y/o menos de 20 minutos cada vez.
La disminución del trabajo físico, los cambios de hábito y el estilo de vida sedentaria son
factores que resultan perjudiciales para el individuo y potencialmente costosos para la sociedad,
ya que se acompañan de un incremento en la incidencia de las enfermedades.
Para los adultos de este grupo de edades, la actividad física consiste en actividades recreativas
o de ocio, desplazamientos (por ejemplo, paseos caminando o en bicicleta), actividades
ocupacionales (cuando la persona todavía desempeña actividad laboral), tareas domésticas,
juegos, deportes o ejercicios programados en el contexto de las actividades diarias, familiares y
comunitarias.
Según Carlos Rodríguez, neumólogo colombiano:
“El Flujo Espiratorio Forzado (FEF) o Flujo Espiratorio Pico (FEP) es un parámetro dentro del
conjunto de los valores que son posible obtener de la función pulmonar “. Por su parte los
doctores cubanos María Elena Abascal y Ricardo Grau lo definen como: “el máximo
volumen/min. de aire que puede ser expelido en una espiración forzada”.
Estas mediciones del FEP permiten determinar el grado de obstrucción bronquial, el grado de
afectación respiratoria en sujetos fumadores, permite precisar la capacidad ventiladora en
trabajos epidemiológicos y contribuye a detectar precozmente deterioros asintomáticos.
Sabemos que con el declinar de los años la función respiratoria se deteriora provocando
alteraciones pulmonares en la senectud y precisamente la actividad física sistemática y
dosificada contribuye entre otras cosas a: mejorar la eficacia de la ventilación, el
reacondicionamiento de los músculos respiratorios, permite el aumento progresivo de la
tolerancia al ejercicio, reduce la ansiedad y aumenta la autoestima. Es bueno aclarar que cada
persona tiene una capacidad pulmonar diferente, que depende de factores como la edad, el
sexo y la configuración física.
Con el fin de mejorar las funciones cardiorrespiratorias y musculares y la salud ósea y funcional,
y de reducir el riesgo de ENT, depresión y deterioro cognitivo, se recomienda que:
Los adultos de 65 en adelante dediquen 150 minutos semanales a realizar actividades físicas
moderadas aeróbicas, o bien algún tipo de actividad física vigorosa aeróbica durante 75
minutos, o una combinación equivalente de actividades moderadas y vigorosas, la actividad se
practicará en sesiones de 10 minutos, como mínimo, que, a fin de obtener mayores beneficios
para la salud, los adultos de este grupo de edades dediquen hasta 300 minutos semanales a la
práctica de actividad física moderada aeróbica, o bien 150 minutos semanales de actividad
física aeróbica vigorosa, o una combinación equivalente de actividad moderada y vigorosa. .
Cuando los adultos de mayor edad no puedan realizar la actividad física recomendada debido a
su estado de salud, se mantendrán físicamente activos en la medida en que se lo permita su
estado.
Los adultos mayores pueden acumular el total de 150 minutos semanales de diversas maneras.
Estas recomendaciones son válidas para todos los adultos mayores, independientemente de su
sexo, raza, origen étnico o nivel de ingresos.
Las recomendaciones son extensivas a los adultos mayores con discapacidad, siempre y
cuando se adapten a cada persona en función de su capacidad de ejercicio, de sus limitaciones
y de los riesgos específicos para su salud.
Los adultos mayores inactivos o con enfermedades limitantes verán mejorada también su salud
en alguna medida si pasan de la categoría "sin actividad" a la de "cierto nivel" de actividad. Los
adultos mayores que no siguen las recomendaciones de realización de actividad física deberían
intentar aumentar la duración, la frecuencia y, finalmente, la intensidad como meta para
cumplirlas.
Montano L JA, Prieto D VI. Factores de riesgo y enfoque preventivo. En: Álvarez S R,
autor. Medicina General Integral. Salud y Medicina. Vol. II. La Habana: Editorial de
Ciencias Médicas; 2014. p. 369-376.
World Health Organization. Equity, socialdeterminants and public health programmes [Internet].
Geneva: WHO; 2010 [citado 5 Feb 2017]. Disponible en:
http://apps.who.int/iris/bitstream/10665/44289/1