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0-5 años
Los primeros años de la vida de Otto Nikolas Castillo Mérida, los pasó rápido, pero siempre
estuvieron llenos de experiencias. Según su mamá (Zaida Francisca Mérida Aguilar) y abuelos
paternos (Lucía Letticia Aguilar Maldonado y Victor Manuel Mérida), él aprendio a caminar a los 10
meses de nacido y empezó a hablar más o menos bien a los 2 años. Desde entonces se comienza a
evidenciar mucho la presencia de su primo más cercano, Sebas; con él siempre buscaban con que
entretenerse, eran traviesos siempre que se juntaban, pero Nikolas en lo personal era un niño
tranquilo que rápidamente se encantó con los carros y el futbol. A los 3 años sus papas decidieron
meterlo a una institución de preescolar llamada Los fresnos, esto lo hicieron con el fin de que
Nikolas se acostumbrara a que en el colegio se iría a quedar solo con los compañeros y maestros
que lo rodearan, a pesar de que solo paso un año en ese preescolar, aprendió matemática, lengua
y un poco de inglés básico, además de poder haberse desarrollado en el ámbito social. Luego de
ese año empezaría pronto a cursar sus estudios en el colegio que se convertiría en gran parte de
su vida.
6-11 años
Los años pasaban y junto a la porción de la familia que acompañaba a Nikolas, vivieron
experiencias que pasarían a inolvidables, de las más memorables para Nikolas son: haber escalado
en volcán Tajumulco, haber acampado en un ambiente completamente natural, hacer rappel,
recorrer grandes distancias en canopy y recorrer ríos en canoa. Estos momentos siempre los ha
adorado ya que lo hacen experimentar una sensación de completa libertad y lleno de energía. En
el lado académico, Nikolas estaría viviendo la época…………… A medida que iba creciendo,
comenzaban a darse las ocasiones de fiestas de cumpleaños o fiestas aleatorias que se daban solo
para pasar un buen momento junto a los de siempre tanto como desconocidos con los que se
podría entablar una relación. Mis papas se preocupaban al principio por mí, ya que eran años en
los que se daban casos en los que me podían ofrecer sustancias que me podían dañar tanto física
como psicológicamente, después de un tiempo fueron perdiendo el miedo ya que confiaban
plenamente en mí y que, si llegaba a probar alcohol o algún otro tipo de sustancia, yo se los haría
saber. Los últimos años de mi vida sin duda me están definiendo como persona y dejando marcas
que cuando sea grande, atesoraré con toda mi alma. Además, no podemos dar por alto el hecho
de que la etapa joven de un humano es donde más experiencias puede vivir, así que lo que trato
de hacer es vivir al máximo, sin dejar mis responsabilidades y obligaciones a un lado. Ahora me
preocupo por aprovechar el tiempo que me queda siendo un menor de edad, porque sin duda el
hecho de convertirme en un adulto responsables de sí mismo es un proceso que debo saber
manejar con sabiduría.