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EN PROCESO…

Mi nombre es Danna María Gómez, nací el primero de febrero del 2001 en Sitionuevo
Magdalena. Mis padres se llaman Pedro Gómez y Vera Suárez, ella ama de casa y el un ex jefe de
obra; soy la tercera de cinco hijos. Durante mis primeros años de vida tuve la oportunidad de vivir
en diferentes lugares, de los cuales no tengo muchos recuerdos, alrededor de 10 años residimos en
El Santuario Antioquia y luego regresamos al norte del país. Actualmente curso octavo semestre de
Psicología en la Universidad de la Costa.

Por otro lado, me considero un persona risueña, amorosa, valiente, respetuosa, determinada
y confiable, suelo navegar en la introversión y la extroversión. En contra posición, la paciencia no
es una de mis mayores virtudes, al igual que la constancia en actividades que no son de mi agrado,
es común que pierda el interés en las cosas de forma rápida y soy poco asertiva al estar bajo
situaciones que me produzcan estrés. Mis gustos son variados, me encanta cocinar y preparar
recetas que vea en cualquier lugar, aunque el plato final sea un fiasco. Amo leer, mayormente de
autores independientes; descubrí hace poco mas de un año lo bien que me sentaba entrenar, así que
se ha convertido en una de mis actividades favoritas. Escuchar música y cantar, aunque se me de
mal, es otra de mis cosas favoritas y, por último, disfruto mucho la respiración consciente.

Con respecto a quienes han influenciado en mí, mencionaría sin lugar a dudas a mi mamá,
es la única persona que apuesta por mi aunque las estadísticas le indiquen que puede perderlo todo,
me regala la confianza que a veces me falta y me impulsa a ser, en toda la extensión de la palabra.

Con relación a mi infancia, todo fue bastante agradable, recuerdo tardes con montones de
juguetes y vecinos, cumpleaños divertidos, paseos inesperados, enseñanzas dulces y un montón de
brazos dispuestos a levantarme casa vez que algo salía mal. Mi adolescencia fue un poco más
devastadora, cuando creces muchas de las ideas que tenías sobre vivir se destruyen o pasan a ser
más sombrías, perdí a mi padre a los 11 y mi mamá, tras el suceso, no era la persona más estable
emocional y afectivamente. Recuerdo salir al colegio pensando que todo era una pesadilla, recuerdo
tener la certeza de que iba a despertar y encontraría a mi familia, porque ya ni siquiera parecía tener
una.

Mi decisión por estudiar Psicología estuvo mediada por el interés que siempre me han
despertado las diferencias de las personas, las diferencias en el sentir, en las conductas, en las
interpretaciones. Por otro lado, en mis estudios, todo parece estar menos difuso y mi relación con la
carrera es, en demasía, estable. Estoy encaminada al área organizacional y, tras culminar la carrera,
mis planes giran en torno a cursos que pueda tomar para mejorar la ejecución de mis funciones en
esa área.

En conclusión, solo podría dejar una de las frases que me ha acompañado por mi transitar
en la existencia: “Aún no podría decir quién soy, pero, sé con certeza quién no quiero ser”.

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