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Ejecución y Procedimientos Especiales

Prof. Carlos Hidalgo M.


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LAS MEDIDAS CAUTELARES

CAPÍTULO PRIMERO
LA TUTELA CAUTELAR1

1. Justificación

Enfrentados al problema de la eficacia del proceso civil y las dificultades


que supone para el justiciable el «factor tiempo» o la duración del proceso, que
muchas veces, tanto en los procesos de lato conocimiento como en aquellos que en
principio debiesen tener una tramitación breve, torna los derechos de las partes en
una mera ilusión, y a la sentencia en una creación jurídica sin posibilidad de
ejecución, problema que obedece a factores de diversa índole, pero que tienen
como denominador común la circunstancia de irrogar al justiciable un perjuicio por
la demora en la tutela judicial de sus derechos, se plantea como remedio el
instituto procesal de la tutela cautelar.
Expresado en otros términos, se puede decir que el objetivo que busca el proceso
cautelar es permitir que la sentencia que dictará el juez referida a tutela de un

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Apuntes elaborados en base a los siguientes textos: Bordalí, Cortez y Palomo: “Proceso civil. El juicio
ordinario de mayor cuantía, procedimiento sumario y tutela cautelar”. 2ª edic. Edit. Thomson Reuters.
Santiago, 2014; Marín González, Juan Carlos: “Tratado de las medidas cautelares. Doctrina, jurisprudencia,
antecedentes históricos y derecho comparado” 2ª edic. Edit. Jurídica de Chile, Santiago, 2016; Benavente
Gorroño, Darío: “Derecho procesal civil. Juicio ordinario y recursos procesales”. 5ª edic. Edit. Jurídica de
Chile, Santiago, 2012; Cortez Matcovich, Gonzalo: “La tutela cautelar en el proceso civil”. Edit. Thomson
Reuters, Santiago, 2017; Maturana Miquel, Cristian: “Las medidas cautelares”. Apuntes. Univ. de Chile,
2013; y Casarino Viterbo, Mario: “Manual de Derecho Procesal. Derecho Procesal Civil. Tomo III”. Edit.
Jurídica de Chile, Santiago, 2005.

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determinado derecho subjetivo o interés legítimo de una persona, puede cumplirse


en sus propios términos y no se haga así ilusoria, producto de sucesos que hayan
acaecido durante el normal iter del proceso.

2. Concepto

Las medidas cautelares son aquellas providencias judiciales que tienen


como objeto asegurar el cumplimiento de la eventual sentencia que se pronuncie
aceptando la pretensión del actor o evitar los perjuicios irreparables que puedan
producirse con motivo del retardo en su dictación, justificándose su otorgamiento
por concurrir una verosimilitud respecto del derecho que se reclama y un peligro
de daño jurídico con motivo del retardo en el pronunciamiento del fallo.

3. Medidas cautelares en el ordenamiento procesal civil chileno

En materia civil, en el derecho chileno, la expresión más típica de tutela


cautelar corresponde a las denominadas medidas precautorias, reguladas por los
artículos 290 y siguientes del Código de Procedimiento Civil. Estas se encuentran
establecidas con el mero objeto de asegurar el resultado del proceso principal, ya
iniciado o a iniciar. Es decir, no existen como fines en sí mismas, sino como
instrumentos de cautela del proceso principal, de modo que si se solicitan antes del
inicio del proceso principal (es decir, las denominadas prejudiciales precautorias
que regula el artículo 279 del Código de Procedimiento Civil), obligan al que las
obtuvo a deducir demanda en el proceso principal y a solicitar que se mantengan
las medidas, dentro del plazo de diez días contados desde la aceptación de las
medidas por el tribunal, bajo sanción de caducidad de las mismas y de ser
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responsable de los perjuicios causados. Las otras pueden solicitarse durante el


curso del proceso de mérito y seguirán la suerte de éste, sin que puedan sobrevivir
extinguido éste.
Si bien la principal regulación que presentan las medidas cautelares en el
ordenamiento procesal civil chileno la encontramos en el título V del libro II del
Código de Procedimiento Civil, artículos 290 y siguientes, no son las únicas
medidas cautelares civiles existentes en el ordenamiento procesal chileno; por de
pronto, el artículo 300 del Código de Procedimiento Civil nos indica que las
medidas del título V, “no excluyen las demás que autorizan las leyes”.

4. Reglamentación

El derecho procesal civil chileno comprende la siguiente regulación de las


medidas cautelares:
a) Las disposiciones del título V, Libro II, del Código de Procedimiento
Civil, donde se tiene la regulación más completa y orgánica que estas medidas
presentan en el ordenamiento procesal chileno. Su importancia no sólo radica en
este hecho sino, en que son de aplicación subsidiaria respecto de los demás
procedimientos que no contienen una reglamentación especial diferente.
b) Las denominadas en la doctrina chilena medidas prejudiciales
precautorias; esto es, medidas que se solicitan antes de que exista una pretensión
formal en contra del demandado, y que se formulan en el título IV, del Libro II del
Código de Procedimiento Civil.
c) Medidas cautelares prevista en leyes especiales, ya sea estas leyes de

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procedimiento o sustantivas; por ejemplo artículo 30 Ley 19.947;2 artículo 4 Ley


N°14.908;3 y orden de no innovar en el recurso de protección.
d) Medidas indeterminadas o innominadas de creación jurisprudencial
sobre la base de lo dispuesto en el artículo 298 del Código de Procedimiento Civil
que, al menos en teoría, pueden proteger de cualquier peligro que amenace el
cumplimiento efectivo de la sentencia que resuelva definitivamente la
controversia.

5. Presupuestos para proveer medidas cautelares

Tradicionalmente, se ha entendido que son dos los presupuestos que deben


concurrir siempre para que el tribunal pueda dictar una medida cautelar. Tales
presupuestos son los de fumus boni iuris (o apariencia de buen derecho) y
periculum in mora (o peligro en la demora), aunque deberá incluirse otro
presupuestos más contemporáneo como es el de proporcionalidad y,
eventualmente, una caución o contracautela.

a) Fumus boni iuris

El fumus boni iuris, apariencia de buen derecho o apariencia jurídica,


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Artículo 30.- Tratándose de cónyuges casados bajo el régimen de sociedad conyugal, cualquiera de ellos
podrá solicitar al tribunal la adopción de las medidas provisorias que estime conducentes para la protección
del patrimonio familiar y el bienestar de cada uno de los miembros que la integran.

Lo dispuesto en el presente artículo se aplicará sin perjuicio del derecho que asiste a las partes de solicitar
alimentos o la declaración de bienes familiares, conforme a las reglas generales.
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Artículo 4. En los juicios en que se demanden alimentos el juez deberá pronunciarse sobre los alimentos
provisorios, junto con admitir la demanda a tramitación, con el solo mérito de los y antecedentes presentados.

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implica que la existencia del derecho o interés jurídico afirmados ha de parecer


verosímil, es decir, suficiente para que según un cálculo de probabilidades se
pueda prever que la resolución principal declarará el derecho en sentido favorable
al que solicita la medida cautelar.
No cabe exigir en el proceso cautelar una plena declaración jurídica, pues en
ese caso éste sustituiría al proceso principal, siendo bastante con la acreditación de
la apariencia. Lo contrario repugnaría a la plena contradicción que ha de regir en el
proceso a través del que debe decirse sobre la juridicidad y eventual relevancia de
las afirmaciones de las partes; a ello se une el hecho de que exigir una completa
convicción judicial acerca de la juridicidad y en su caso relevancia de interés
cautelar para poder acordar la medida solicitada, precisaría un tiempo procesal
contrario al pericumum in mora, es decir, agravaría la continencia de un
pronunciamiento principal ilusorio (por desaparición por ejemplo del bien
reclamado) e incrementaría el retraso en la obtención de la tutela judicial efectiva.
Estamos de este modo ante un juicio de probabilidad o verosimilitud.

b) Periculum in mora

La medida cautelar requiere para ser concedida de la existencia de un


peligro inminente de daño jurídico. El periculum in mora es el peligro de un daño
urgente y marginal derivado del retraso de la resolución definitiva.
El periculum consiste en la posibilidad de que en el período de tiempo
necesario para la realización de los intereses tutelados por el derecho mediante el
ejercicio de la función jurisdiccional, se verifique un evento, natural o voluntario,
que suprima o restrinja tales intereses, haciendo imposible o limitado su
realización por medio de los órganos jurisdiccionales.
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A causa de esta situación la medida cautelar debe ser expedida sin demora,
porque de lo contrario el daño temido puede transformarse en un daño efectivo.
La configuración de este periculum in mora es diferente según la función
que desempeñe la medida cautelar. En este sentido, se habla de peligro de
infructuosidad y de peligro de tardanza o de retardo. En efecto, en algunas
ocasiones lo importante es que la medida cautelar asegure de manera pronta la
existencia de bienes o de la cosa objeto de la demanda en vista de la futura
ejecución. En otras, en cambio, la medida cautelar lo que busca es acelerar
provisoriamente la satisfacción de la pretensión deducida, porque de esperarse el
completo desarrollo del juicio se pueden producir en el demandante perjuicios
graves. Así, puede ocurrir que el sujeto activo esté dispuesto a esperar el largo y
tedioso camino de la tutela ordinaria, pero quiere tener la certeza de que cuando
llegue el momento de ejecutar su crédito exista un patrimonio donde cumplirlo o
que la cosa reclamada no va a sufrir deterioro alguno; en estos casos el sujeto
activo se conformará, por ejemplo, con una prohibición de celebrar actos o
contratos o con el secuestro de la cosa objeto de la demanda. Pero hay otras
situaciones en las que la sola espera del desarrollo completo del procedimiento
puede ser la precisa causa del daño para el sujeto activo de la relación procesal.
Piénsese, por ejemplo, en el sujeto que tiene una planta procesadora de alimentos y
le suspenden el suministro eléctrico. Mientras se discute si es o no legítima dicha
suspensión, el sujeto afronta el peligro de perder todas sus materias primas y sufrir
importantes daños. En estos casos de poco le servirá una sentencia que, por
ejemplo, un año después declarare que la suspensión del servicio eléctrico fue
ilegal. Lo mismo sucede en situaciones más dramáticas de violencia doméstica o
de alimentos. En estas situaciones una medida cautelar que ordene
provisionalmente la reposición del servicio eléctrico, o la separación del agresor o
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el pago de alimentos mientras se discute el fondo de la materia (si el corte fue


ajustado o no a derecho, si hubo o no violencia doméstica o si se deben o no los
alimentos) evitará el peligro de que la sentencia definitiva sea inútil por haberse
producido perjuicios de difícil reparación.

c) Proporcionalidad

Las medidas cautelares deben ser proporcionales con la pretensión que se


pretende satisfacer. Una medida cautelar proporcionada en sentido estricto no es
más que la medida cautelar óptima.
Las medidas cautelares deben asegurar la efectividad de la pretensión que se
ha hecho valer en el juicio y que se solicita ser reconocida en la sentencia
definitiva.
De acuerdo con ello, una medida cautelar nunca podrá ser otorgada en una
medida mayor que la pretensión principal solicitada porque con ello se estarían
afectando seriamente los derechos del demandado y enriqueciendo injustamente al
demandante.
Por otra parte, la medida cautelar no puede ser otorgada en una medida
menor que la necesaria para asegurar la eficacia de la sentencia definitiva si existe
el peligro de daño jurídico, porque con ello se estaría conduciendo
anticipadamente a la ineficacia de la sentencia o a la generación de un daño
irreparable a lo menos en parte para el demandante durante el curso del proceso.
El principio de proporcionalidad está en estrecha relación con el respeto del
contenido esencial de los derechos fundamentales. En materia procesal civil los
derechos fundamentales involucrados pueden ser, principalmente, el derecho de
propiedad y el derecho a desarrollar actividades económicas.
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El criterio de proporcionalidad lo contempla actualmente nuestro Código de


Procedimiento Civil en el artículo 298: “Las medidas de que trata este Título se
limitarán a los bienes necesarios para responder a los resultados del juicio…”. Si
bien no hay una referencia expresa al concepto de proporcionalidad, de las
expresiones “limitarán” y “necesarios”, se puede deducir el principio.
Se ha resuelto que al opositor a la medida precautoria de prohibición de
celebrar actos y contratos sobre inmueble, corresponde acreditar la
desproporcionalidad.4

d) Caución o contra cautela

La legislación procesal civil suele obligar a quien solicita una medida


cautelar a constituir una caución o fianza para responder por los eventuales
daños que se causen a la persona que soporta la medida.
Nuestro Código de Procedimiento Civil, tratándose de medidas precautorias
no expresamente autorizadas por la ley, faculta al juez para exigir una caución
a quien solicita la medida (artículo 298 CPC). Asimismo, exige caución cuando
se solicita la medida sin que se acompañen los comprobantes que constituyen a
los menos presunción grave del derecho que se reclama (artículo 299 CPC). La
misma caución se exige en el caso de las medidas prejudiciales precautorias
(artículo 279 CPC). En todos los demás casos la ley no exige caución.
Esta contra cautela intenta equiparar la posición favorecida del solicitante de
la medida cautelar con la posición de quien sufre la medida, quien no ha sido
condenado en el proceso.

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Corte de Apelaciones de Concepción, 22 de mayo de 2019, rol N°67-2019.

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6. Características de las medidas cautelares

Las medidas cautelares se caracterizan por las siguientes notas: a)


Legalidad; b) Jurisdiccionalidad; c) Dispositividad; d) Instrumentalidad, y e)
Provisionalidad.

a) Legalidad

En materia penal la ley es la única que puede establecer medidas cautelares


contra los imputados por delito. Sin embargo, la legalidad de las medidas
cautelares no siempre se exige en el campo civil, en la medida que nuestro Código
de Procedimiento Civil admite medida precautorias no expresamente prevista por
la ley, caso en el cual el juez figura facultado para exigir una caución a quien la
obtenga (artículo 298 CPC).
Tenemos de este modo que el Código de Procedimiento Civil reconoce la
figura de las medidas cautelares innominadas o atípicas, que son de creación del
juez en el caso concreto.

b) Jurisdiccionalidad

La tutela cautelar es un atributo ínsito de la potestad jurisdiccional, y como


tal, incluida en el artículo 76 de la Constitución Política de la República.
En los juicios arbitrales pendientes en su inicio, el juez ordinario es el
llamado a conocer de la solicitud de medida cautelar.

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c) Dispositividad

Como principio general, las medidas cautelares solo pueden dictarse a


petición de parte interesada y jamás de oficio por el juez. Como excepción a este
principio podemos reconocer la medida cautelar de no innovar en el Recurso de
Protección, la que de conformidad con el artículo 3° inciso final del auto acordado
sobre tramitación del referido recurso, puede decretarse por la Corte de
Apelaciones competente.

d) Instrumentalidad

Las medidas cautelares son instrumentales por cuanto carecen de un fin en


sí mismas, y se encuentran subordinadas a un proceso principal, del cual dependen,
en miras a asegurar el cumplimiento de la sentencia que se dicte en dicho proceso. 5

e) Provisionalidad

Las medidas cautelares se caracterizan por su duración temporal, ya que


subsistirán hasta el momento en que la sentencia definitiva se encuentre firme o
mientras duren las circunstancias fácticas que las justificaron.
El artículo 301 del Código de Procedimiento Civil dispone: “Todas estas

5
Se ha resuelto: “Las medidas cautelares son instrumentales, porque “nunca constituyen un fin por sí mismas,
sino que están ineludiblemente preordenadas a la emanación de una ulterior providencia definitiva, el
resultado práctico de la cual aseguran preventivamente. Nacen, por decirlo así, al servicio de una providencia
definitiva, con el oficio de preparar el terreno y aprontar los medios más aptos su éxito (CALAMANDREI,
“Introducción al estudio sistemático de las providencias cautelares”, Buenos Aires 1945, Pág. 44). Corte
Suprema, 8 de abril de 2020, rol N° 32.838-2018.

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medidas son esencialmente provisionales. En consecuencia, deberán hacerse cesar


siempre que desaparezca el peligro que se ha procurado evitar o se otorguen
cauciones suficientes”.6
7. Clasificación

Las providencias cautelares se pueden clasificar desde distintos puntos de


vista.
a) En atención al proceso en cual ellas se dictan.
En atención al proceso en cual ellas se dictan se pueden clasificar en
providencias cautelares civiles y penales.
En el proceso civil, entendemos que no caben las medidas cautelares
personales sino que solamente las reales, dado que la sentencia siempre debe
hacerse efectiva respecto del patrimonio y no respecto de la persona del deudor.
Sólo debe constituir excepción a este principio el arresto nocturno hasta por quince
días entre las 22 horas y las 6:00 horas del día siguiente por vía de apremio en caso
de incumplimientos en el pago de alimentos por el alimentante respecto del
conyugue, padre, hijos o adoptado, la que más bien se dispone como medida de
apremio más que como medida cautelar conforme a lo previsto en el artículo 14 de
la Ley de Abandono de Familia y Pago de Pensiones Alimenticias. 7

6
Se ha resuelto: “Las medidas cautelares tienen un carácter provisional desde una doble perspectiva, toda vez
que pueden dejarse sin efecto por el mismo juez que las dictó en cualquier momento del juicio y, en segundo
lugar, porque sólo tiene un tiempo de duración determinado, esto es, mientras no se dicte sentencia definitiva
en la causa”. Corte Suprema, 8 de abril de 2020, rol N° 32.838-2018.
7
Si el alimentante infringiere el arresto nocturno o persistiere en el incumplimiento de la obligación
alimenticia luego de dos períodos de arresto nocturno, el juez podrá apremiarlo con arresto hasta por quince
días. En caso que procedan nuevos apremios, podrá ampliar el arresto hasta por quince días. Con todo, las
medidas cautelares personales que importan una privación o restricción de la libertad personal sólo pueden ser
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En cambio, en el proceso penal cabe concebir la existencia de medidas


cautelares personales y reales. Sin embargo, la existencia de medidas cautelares
reales es eventual, dado que estimamos que pueden ser adoptadas sólo en la
medida en que pueda hacerse valer la acción civil dentro del proceso penal.
b) En atención al objeto sobre los cuales ellas pueden recaer.
En atención al objeto sobre los cuales ellas pueden recaer las medidas
cautelares se clasifican en providencias cautelares personales y reales.
En el proceso civil, por las razones anteriormente indicadas, sólo cabe
disponer medidas cautelares reales.
Dentro del proceso penal, desde la comisión de delito y hasta la
ejecutoriedad de la sentencia que puede llegar a ser dictada podemos distinguir
básicamente dos tipos de medidas:
i) Las medidas cautelares personales, esto es, las que tienen por objeto
privar o limitar la libertad del imputado, para asegurar el ejercicio de la pretensión
punitiva, durante el curso del proceso penal hasta la ejecutoriedad de la sentencia
penal, instante a partir del cual se debe obtener la libertad por el imputado si ella es
absolutoria, o se debe pasar a cumplir por éste una pena, si ella es condenatoria.
ii) Las medidas cautelares reales, esto es, las que tienen por objeto privar,
limitar o disponer de los derechos patrimoniales durante el curso del proceso penal
para asegurar la pretensión civil que puede hacerse valer en el proceso penal y en
tal caso puede ser reconocida al momento de dictarse la sentencia definitiva en el
proceso penal.
c) En cuanto a la finalidad y efectos que persiguen con las medidas cautelares

decretadas en los casos expresamente previstos por el legislador y que no podrían otorgarse facultades
discrecionales e indefinidas al juez.

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en relación a la situación de hecho existente al momento en que se decretan.


En cuanto a la finalidad que persiguen las medidas cautelares en relación
con la situación de hecho existente al momento en que es decretada se clasifican en
medidas cautelares conservativas y medidas cautelares innovativas.
Las medidas cautelares conservativas son aquellas que persiguen conservar
el estado de hecho existente al momento en que es decretada, en espera y con el
objeto de que sobre el mismo pueda la providencia principal ejercer sus efectos.
(Por ejemplo, el secuestro conservativo, que determina la indisponibilidad en
cuanto a futura ejecución forzada de los muebles hoy existentes en poder del
deudor).8
La medidas cautelar innovativa es una medida de carácter excepcional que
tiende a alterar el estado de hecho o de derecho existente antes de la petición de su
dictado; medida que se traduce en la injerencia del juez en la libertad de los
justiciables a través de la orden de que cese una actividad contraria a derecho o de
que se retrotraigan las resultas consumadas de una actividad de igual tenor. (Por
ejemplo, detener la demolición de un edificio ordenado por la autoridad, suspender
el cumplimiento de un decreto supremo, etc).

8
Se ha resuelto que la solicitud del Fisco de Chile de suspensión de todo pago que efectúe la Municipalidad
de Talcahuano a los funcionarios municipales demandados por concepto del incremento pactado en
transacción de 28 de diciembre de 2011, corresponde a una medida cautelar conservativa; entendiendo por
tales, aquellas que buscan conservar una determinada situación para garantizar que la sentencia definitiva que
se dicte no sea ineficaz. Corte de Apelaciones de Concepción, 25 de junio de 2021, rol N° 1965-2020. Para
otros, la medida pedida por el Fisco es innovativa satisfactiva, cautelar que, además de requerir un grado de
verosimilitud intenso del derecho que se reclama, exige un daño verdaderamente irreparable al demandante;
exigencias que en la especie no se avizoran atendida la naturaleza de la acción deducida y calidad de los
litigantes, de lo que deviene una desproporcionalidad en su concesión, más aun si se considera que en un
juicio como el de autos, existen otras maneras de resolver el periculum in mora.

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CAPÍTULO SEGUNDO
LAS MEDIDAS PRECAUTORIAS

1. Generalidades

Las medidas precautorias se definen como los medios que la ley franquea al
demandante para que asegure el resultado de la acción que ha interpuesto.
En doctrina, las medidas precautorias pertenecen al grupo de las acciones
cautelares; y su ejercicio da origen a un proceso, también de naturaleza cautelar, el
cual podrá pasar tanto por la fase de cognición o declarativa como por la de
ejecución o cumplimiento.
Las medidas precautorias tienen como fuente legal inmediata y directa en
nuestro Derecho positivo el título V del libro II del Código de Procedimiento Civil,
o sea, los artículos 290 al 302, que se encuentran dentro del juicio ordinario.
Esto ha hecho pensar a algunos que las medidas precautorias sólo proceden
en esta última clase de juicios; mas, en presencia de lo que dispone el artículo
3°del mismo Código, esto es, de que el procedimiento ordinario se aplicará en
todas las gestiones, trámites o actuaciones que no tengan una regla especial
diversa, cualquiera que sea su naturaleza, no trepidamos en afirmar que, a falta de
estas reglas especiales, las medidas precautorias son también instituciones o
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disposiciones comunes aplicables a todo procedimiento, y que su ubicación


hubiera sido más lógica dentro del libro I.

2. Clases de medidas precautorias

Existen tres clases de medidas precautorias; a saber: las que enumera el


artículo 290 del Código de Procedimiento Civil; las demás que autorizan
expresamente las leyes y a que se refiere el artículo 300 del mismo Código; y las
que puede solicitar el actor, que no sea de las anteriormente indicadas, y a que se
refiere el artículo 298 del mismo Código, en su parte final.
Las medidas precautorias enumeradas en el artículo 290 son: 1° El secuestro
de la cosa que es objeto de la demanda; 2° El nombramiento de uno o más
interventores; 3° La retención de bienes determinados; y 4°La prohibición de
celebrar actos o contratos sobre bienes determinados.
Las demás medidas precautorias que autorizan expresamente las leyes, y, a
que se refiere el artículo 300, se hallan contempladas en las normas de fondo y en
las procesales. Ejemplos: a concesión de alimentos provisorios dentro del juicio de
alimentos (art. 327 CC); el derecho legal de retención, que en ciertos casos
conceden las leyes (arts. 545 y siguientes, CPC); el auxilio de la fuerza pública
para impedir que el arrendatario desahuciado burle el derecho de retención que la
ley confiere al arrendador (art. 598 CPC); el nombramiento de administrador
proindiviso dentro del juicio de partición de bienes (art. 654 CPC), etc.
Por último, las medidas precautorias que puede solicitar el actor, y que no
sean de las anteriormente indicadas, son tantas cuantas creas oportunas pedir para
asegurar adecuadamente el resultado de su acción. Se refiere a ellas el artículo 298,
en su parte final.
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La importancia de esta triple clasificación consiste en los diversos requisitos


que deben concurrir para concederlas. Así, para decretar las precautorias del
artículo 290, será necesario que concurran los requisitos generales y particulares,
que en su oportunidad estudiaremos; para decretar aquellas a que alude el artículo
300, será necesario que concurran los requisitos específicos de la ley especial que
las autoriza; y, por fin, para decretarlas medidas a que se refiere el artículo 298,en
su parte final, fuera de la concurrencia de los requisitos generales de procedencia
de las medidas precautorias, podrá también el tribunal, cuando lo estime necesario,
exigir caución al actor para responder de los perjuicios que se originen.

3. Análisis particular de las medidas precautorias

i) El secuestro de la cosa que es objeto de la demanda

Es la primera de las medidas precautorias que enumera el artículo 290; y


para que tenga aplicación, la demanda ha de tener por objeto una cosa.
Se define el secuestro como el depósito de una cosa que se disputan dos o
más individuos, en manos de otro que debe restituirla al que obtenga una decisión
en su favor. El depositario se llama secuestre (art. 2249 CC).
El secuestro, a su vez, es de dos clases: convencional o judicial. El
convencional se constituye por el solo consentimiento de las personas que se
disputan el objeto litigioso. El judicial, por decreto de juez, y no ha menester otra
prueba (art. 2252CC). Aquí nos estamos refiriendo exclusivamente al secuestro
judicial.
Ahora bien, el secuestro como medida precautoria tiene lugar en dos casos:
a) En la situación prevista por el artículo 901 del Código Civil, o sea,
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cuando reivindicándose una cosa corporal mueble, hubiere motivo de temer que se
pierda o deteriore en manos del poseedor; y
b) Cuando se entablen otras acciones con relación a cosa mueble
determinada y haya motivo de temer que se pierda o deteriore en manos de la
persona que, sin ser poseedora de dicha cosa, la tenga en su poder (art. 291 CPC).
Por ejemplo, cuando se pide la entrega de una cosa mueble que ha sido objeto de
un contrato de venta, cuyo cumplimiento es resistido por el vendedor demandado.
Ambos casos deben tener un elemento común: que la acción tenga por
objeto una cosa mueble corporal y determinada; pero mientras el primer caso dice
relación con la acción reivindicatoria exclusivamente, el segundo es de aplicación
más general, pues se refiere a otras acciones de cosa mueble determinada, aun
cuando ejercidas en contra de una persona que no sea su poseedora.
También, en ambos casos, el fundamento determinante de la medida
precautoria de secuestro es el motivo de temer que se pierda o deteriore la cosa
mueble en poder del demandado mientras penda el juicio.
Las reglas legales aplicables a la medida precautoria de secuestro serán, en
primer término, las que el párrafo 2° del título I del libro III del Código de
Procedimiento Civil establece respecto del depositario de los bienes embargados
(art. 292 CPC); y, en seguida, las contenidas en el Código Civil sobre esta
institución (arts. 2249 al 2257 CC), en cuanto no fueren contrarias a las anteriores.
Para la ejecución del secuestro el tribunal debe designar al depositario, esto
es, a la persona bajo cuya responsabilidad quedará la cosa mientras se sustancia el
proceso. Este secuestre tiene que ser necesariamente un tercero distinto al actor y
al demandado, sin perjuicio, de que en la práctica este depositario es propuesto por
el propio demandante. En relación con las facultades del secuestre y la manera
como se materializa la administración se aplican las normas del párrafo 2°, título I,
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del libro III del CPC, relativas al juicio ejecutivo por obligación de dar. El
secuestre debe rendir cuenta de su gestión una vez finalizado el encargo conforme
a las normas de los curadores y guardadores, debiendo el tribunal pronunciarse
sobre la cuenta y la remuneración.
¿Produce el secuestro la indisponibilidad del bien?
No. Su finalidad es la conservación de la cosa en su aspecto material,
evitando su destrucción o deterioro.
Si se desea evitar que se enajene la cosa, hay que pedir otra medida
precautoria: la prohibición de celebrar actos o contratos, del artículo 294. Como las
precautorias son acumulables, se pueden pedir ambas a la vez
¿Se puede embargar el bien secuestrado?
El artículo 445 no los contempla entre los bienes inembargables. Luego, se
pueden embargar, y entonces los bienes se tornan indisponibles.

ii) El nombramiento de uno o más interventores


El interventor judicial es la persona designada por el juez con el objeto de
que controle la administración de los bienes materia del juicio, y que aún se hallan
en poder del demandado.
La persona que designe el tribunal para esta delicada misión, a título de
medida precautoria, puede ser una o más, lo cual dependerá, naturalmente, de la
calidad e importancia de los bienes intervenidos.
El nombramiento de uno o más interventores, como medida precautoria,
tiene lugar en los siguientes casos:
1°En el caso del inciso 2° del artículo 902 del Código Civil, esto es, si se
demanda el dominio u otro derecho real constituido sobre un inmueble, y hubiere
justo motivo de temer que la cosa y los muebles y semovientes anexos a ella se
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deterioren en manos del poseedor demandado, o las facultades pecuniarias de este


último no ofrecieren suficiente garantía;
2°En el del que reclama una herencia ocupada por otro, si hay el justo
motivo de temor antes indicado;
3°En el del comunero o socio que demanda la cosa común, o que pide
cuentas al comunero o socio que administra;
4°Siempre que haya justo motivo de temer que se destruya o deteriore la
cosa sobre que versa el juicio, o que los derechos del demandante puedan quedar
burlados; y
5°En los demás casos expresamente señalados por las leyes (art. 293 CPC).
Las facultades del interventor judicial se limitan a llevar cuenta de las
entradas y gastos de los bienes sujetos a intervención (art. 294, inc. 1°, parte 1ª,
CPC).
En consecuencia, la administración de los bienes materia de la intervención
siempre corre a cargo del demandado: la labor del interventor judicial se limita a
controlar esa administración, llevando una cuenta particular de entradas y gastos.
Habrá veces en que, para llevar esta cuenta, el interventor judicial necesite
imponerse de los libros, papeles y operaciones del demandado; y entonces la ley lo
autoriza expresamente para imponerse de estos pormenores, sin limitación alguna
(art. 294, inc. 1°, parte final, CPC).
Puede también suceder que el interventor judicial, en esta labor de control
de la administración de los bienes objeto del juicio, la cual, como ya hemos dicho,
está a cargo del propio demandado, se imponga de malversaciones o abusos. Pesa
de inmediato sobre él una importante obligación: deberá dar aviso al interesado, o
sea, al demandante o al tribunal, de toda malversación o abuso que advierta (art.
294, inc. 2°, parte 1ª, CPC).
19
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En estos casos podrán extremarse las medidas de precaución en contra del


demandado. Al efecto, la ley autoriza al tribunal para que decrete el depósito y
retención de los productos líquidos en un establecimiento de crédito o en poder de
la persona que el tribunal designe, sin perjuicio de las otras medidas más rigurosas
que el tribunal estime necesario adoptar (art. 294, inc. 2°, parte final, CPC).
Hoy, en presencia de lo dispuesto en el artículo 507 del Código Orgánico de
Tribunales, el depósito y retención de los productos líquidos de los bienes
intervenidos se hará en la cuenta corriente del tribunal, sin que sea necesario
recurrir a los servicios de un establecimiento de crédito o de un tercero.
Por consiguiente, producida malversación o abuso en la administración de
los bienes intervenidos, se puede llegar a la aplicación de una doble medida
precautoria: intervención judicial de los bienes materia del juicio y depósito y
retención de sus productos líquidos; sin perjuicio de otras medidas más rigurosas
que el tribunal todavía puede adoptar.
¿Quién designa al interventor?
No hay duda que le corresponde al juez, pero no a las partes, aunque estén
de común acuerdo. No hay precepto alguno que confiera este derecho a las partes,
como sucede, por ejemplo, con las personas del depositario o del perito.
¿Se puede remover al interventor?
Sí. Las partes pueden pedir que el juez ponga término a su cargo y designe
otro.
Esto no significa que sea alzada la medida precautoria. Esta subsiste; sólo se
cambia al interventor.
Cuestión distinta es que se deje sin efecto la medida; la remoción es
consecuencia de ésta.
¿Sobre qué bienes puede recaer la intervención?
20
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De lo analizado anteriormente se desprende que puede recaer tanto sobre


bienes muebles o inmuebles, y el número 4 del artículo 293 habla de "cosa sobre
que versa el juicio", sin hacer distinción alguna.

iii) La retención de bienes determinados.

La medida precautoria de retención de bienes determinados recae


exclusivamente sobre dinero o cosas muebles.
Su objeto preciso es asegurar el resultado de la acción instaurada,
impidiendo que el demandado disponga de ese dinero o de esas cosas muebles
durante el curso del juicio, a fin de que, en definitiva, respondan al cumplimiento
de la sentencia que se dicte.
Esta clase de medida precautoria generalmente se utiliza para asegurar el
resultado de acciones personales o de créditos; pues permite en el cumplimiento
del fallo entregar el dinero o realizarlas cosas muebles retenidas y hacer así pago al
demandante de su crédito; pero también se puede retener dinero o cosas muebles,
aunque sean materia del juicio (art. 295, inc. 1°, CPC).
La acción judicial que se pretende asegurar con la retención de dinero o
cosas muebles del demandado, pues, puede o no decir relación con estos bienes; en
el primer caso será real, y en el segundo, personal.
En consecuencia, si bien la medida precautoria de secuestro y la de
retención de dinero o cosas muebles del demandado recaen sobre cosas muebles,
difieren en que en la primera las cosas secuestradas siempre son el objeto mismo
de la demanda, y en la segunda, en cambio, las cosas retenidas a veces sólo
aseguran indirectamente el resultado de la acción, esto es, cuando dichas cosas no
constituyen la materia misma del juicio.
21
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Ahora bien, la retención de bienes determinados puede hacerse en manos


del mismo demandante, del demandado o de un tercero (art. 295, inc. 1°, parte 1ª,
CPC).
Podrá también el tribunal ordenar que los valores retenidos se trasladen a un
establecimiento de crédito o de la persona que el tribunal designe cuando lo estime
conveniente para la seguridad de dichos valores (art. 295, inc. 2°, CPC).
Si estos valores consisten en dinero, estimamos que habrá que ajustarse a lo
prescrito en el artículo 507 del Código Orgánico de Tribunales, vale decir,
depositarlo en la cuenta corriente del respectivo tribunal.
La medida precautoria de retención de bienes determinados tiene lugar:
1° En caso que las facultades del demandado no ofrezcan suficiente
garantía;
2° En caso que haya motivo racional para creer que el demandado procurará
ocultar sus bienes; y
3° En los demás casos determinados por la ley (art. 295, inc. 1°, parte final,
CPC).
Una vez decretada la medida precautoria de retención de bienes
determinados, o sea, sobre dinero o cosas muebles, esos bienes se consideran en la
misma situación jurídica de los bienes embargados, según se ha declarado
reiteradamente por la jurisprudencia; es decir, hay objeto ilícito en su enajenación,
a menos que el juez la autorice o el acreedor consienta en ella (art. 1464, N°3°,
CC)
Por otra parte, la retención puede haberse decretado sobre un crédito que
haya podido tener el demandado en contra de un tercero. Si ese tercero insiste en
pagar a su acreedor, esto es, al demandado en el juicio en que se decretó la medida
precautoria de retención del crédito, el pago es nulo (art. 1578, N°2°, CC).
22
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Por último, tampoco hay que confundir la medida precautoria de retención


de bienes determinados con el derecho legal de retención que en ciertas y
determinadas condiciones conceden las leyes.

iv) La prohibición de celebrar actos o contratos sobre bienes determinados

1.- Concepto
Esta última medida precautoria consiste en que mediante ella se impide al
demandado que celebre cualquier clase de acto o contrato sobre los bienes objeto
de la misma.

2.- Actos a que se refiere


El legislador, al establecer esta medida precautoria, emplea la frase amplia,
genérica, de “prohibición de celebrar actos o contratos”.
La palabra acto que emplea el artículo 296 del CPC, se incluyen tanto los
patrimoniales y los de familia, los unilaterales (por ejemplo el testamento) y los
bilaterales (el pago y la tradición por ejemplo).
Por contrato se entiende aquel acto jurídico bilateral que crea derechos y
obligaciones para las partes. Aquí se incluyen tanto los unilaterales, como el
depósito y la prenda, y los bilaterales, como el arriendo o el mandato; oneroso y
los gratuitos; los aleatorios y los conmutativos; los nominados y los innominados,
etc.
La parte demandante, al solicitar la medida precautoria de prohibición,
tendrá que expresar concretamente qué clase de acto o contrato desea que se
prohíba celebrar al demandado; o, por el contrario, si estima que la prohibición
debe ser amplia, esto es, no circunscrita a la celebración de determinado acto o
23
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contrato. En la práctica, la más común es la prohibición de gravar y enajenar


bienes determinados.

3.- Bienes a que se refiere


Esta medida recae sobre bienes muebles como inmuebles, corporales o
incorporales. La prohibición debe referirse a bienes específicos. No podría
concederse, en consecuencia, la medida de prohibición de celebrar actos y
contratos de arrendamiento sobre todos o algunos de los inmuebles de propiedad
del deudor, sino que el actor debe pedir esta medida en relación con uno o unos
concretos inmuebles del demandado.
El inciso 1° del artículo 296 del Código de Procedimiento Civil dispone que
“la prohibición de celebrar actos o contratos podrá decretarse con relación a los
bienes que son materia del juicio, y también respecto de otros bienes determinados
del demandado...”. En consecuencia, esta última medida precautoria puede recaer
sobre dos clases de bienes del demandado: a) sobre bienes materia del juicio, y b)
sobre bienes ajenos al juicio. Este distingo, respecto de la clase de bienes sobre los
cuales recae la medida precautoria que estamos analizando, tiene una importancia
capital para los efectos de los diversos requisitos de procedencia en uno y otro caso
de la medida de que se trata.
En efecto, si la prohibición de celebrar actos o contratos se pide sobre
bienes materia del juicio, bastará que el demandante invoque esta circunstancia
para que el tribunal pueda decretarla. Ejemplo: entablo una demanda
reivindicatoria de un inmueble que posee indebidamente el demandado y, para
asegurar el resultado de la acción, solicito la medida precautoria de prohibición de
gravar y enajenar dicho inmueble. Bastará que acredite que el inmueble cuya
prohibición se pretende es el mismo materia de la demanda, para que el tribunal
24
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decrete la medida precautoria solicitada, sin perjuicio de la concurrencia de los


requisitos generales, que oportunamente estudiaremos.
Por el contrario, si la prohibición de celebrar actos o contratos se solicita
sobre otros bienes determinados del demandado, es decir, sobre bienes que nada
tienen que ver con la acción instaurada, será necesario que las facultades del
demandado no ofrezcan suficiente garantía para asegurar el resultado del juicio.
Ejemplo: entablo una demanda de cobro de dinero y, para asegurar el resultado de
la acción, solicito la medida precautoria de prohibición de gravar y enajenar un
inmueble del dominio del demandado. El tribunal para decretarla me exigirá que
acredite previamente que las facultades económicas del demandado no son
suficientes para asegurar el resultado del pleito, sin perjuicio también de la
concurrencia de los requisitos generales.9
Como se ve, mientras en el primer caso la solvencia del demandado no entra
en juego, pues lo que se persigue por medio de la medida precautoria de
prohibición es sólo impedir que la cosa materia del juicio salga de su patrimonio o
se vea menoscabada en su integridad jurídica, en el segundo caso la falta de
solvencia del demandado para responder a los resultados del juicio es un elemento
o requisito esencial determinante para la concesión de la medida precautoria. Aún
más, mientras en el segundo caso la circunstancia de que las facultades económicas
del demandado sean suficientes para responder a los resultados del juicio impide
decretar la medida precautoria de prohibición, en el primero esta circunstancia no
es ningún obstáculo para ello.

9
Se ha resuelto: Procedimiento en tramitación contra demandado acreditan presupuesto de medida
precautoria de celebración de actos y contratos. Corte de Apelaciones de San Miguel, 1 de abril de 2019, rol
N°81-2019

25
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4.- Efectos de la medida


Una vez decretada la medida precautoria de prohibición, cualquiera que sea
la naturaleza de los bienes sobre los cuales ha recaído, produce efectos entre las
partes y frente a terceros.
Entre las partes, los efectos se producirán por el solo hecho de decretarse y
tan pronto la resolución judicial respectiva les sea notificada. Frente a terceros, los
efectos difieren según se trate de prohibición que afecte a bienes raíces o bienes
muebles.
Tratándose de bienes raíces, para que la prohibición surta efecto respecto de
terceros será indispensable que ella se inscriba en el registro del Conservador
respectivo (art. 297, inc. 1°, CPC); y cuando verse sobre cosas muebles, sólo
producirá efecto respecto de los terceros que tenían conocimiento de ella al tiempo
del contrato (art. 297, inc. 2°, parte 1ª, CPC). En este último caso, si el demandado
ha procedido a sabiendas, será responsable de fraude, o sea, de estafa (art. 297, inc.
2°, parte final, CPC).

4. Procedimiento

a. Legitimación
El legitimado para pedir una medida cautelar es el sujeto activo de la
relación procesal, esto es, el actor del juicio principal y el demandado en el caso
que hubiere reconvenido. En este último evento solo en cuanto a las pretensiones
que hubiere hecho valer en su escrito de reconvención.
Si nos fijamos en la redacción con la que comienza el art. 290 del CPC,
primero del título V, del libro II, vemos que señala que para asegurar el resultado
de la acción puede el demandante en cualquier estado del juicio pedir una o más de
26
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las medidas que el propio artículo señala.


No es factible, por tanto, que el demandado pida al tribunal la concesión de
una o más de estas medidas en cuanto sujeto pasivo de la relación jurídica
procesal.

b. Tribunal competente

b.1. Solicitud antes del inicio del proceso


Los arts. 273 y 279 del CPC permiten iniciar el proceso judicial por medio
de una medida prejudicial precautoria. En este evento, rigen las reglas generales de
competencia previstas en el COT. Dependiendo, por tanto, de la materia será
competente en primera instancia para decretar la medida prejudicial precautoria el
juez civil, familiar, laboral, ambiental, de policía local, el TDLC, e, incluso, el juez
árbitro si el arbitraje ya se hubiese constituido.
Tratándose de esta última situación la única excepción se produce respecto
de las medidas prejudiciales precautorias que se solicitan cuando el arbitraje no se
ha constituido todavía. Las gestiones previas a la constitución del arbitraje deben
ser conocidas por los tribunales ordinarios de justicia

b.2 Proceso en primera instancia


Cuando el proceso comienza mediante el escrito de demanda es competente
para resolver la respectiva solicitud el tribunal que está conociendo de la causa. Al
respecto, el inciso l° del art. 111 del COT señala que “el tribunal que es
competente para conocer de un asunto lo es igualmente para conocer de todas las
incidencias que en él se promuevan”. Parece claro que la solicitud de una medida
precautoria es una de aquellas incidencias previstas en el art. 111 del COT.
27
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Ahora bien, esta competencia del juez de primera instancia se mantiene


incluso si el tribunal hubiere citado a las partes a oír sentencia en virtud de lo
dispuesto en el art. 433 del CPC. En efecto, si bien es cierto que una vez que se ha
dictado y notificado la aludida resolución “no se admitirán escritos ni pruebas de
ningún género”, ello es sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 290 del CPC,
esto es, de la facultad que tiene el demandante de pedir una o más medidas
precautorias.
Ahora bien, la resolución del juez a quo que se pronuncia sobre una medida
precautoria, sea acogiéndola, sea rechazándola, puede ser impugnada mediante el
recurso de apelación.
En el caso de las medidas precautorias previstas en el CPC si bien existe una
discusión en torno al tipo de resolución que se pronuncia sobre estas medidas -si es
un auto o una sentencia interlocutoria- no existe mayor controversia en cuanto a la
procedencia del recurso de apelación en su contra, ya de forma directa (sentencia
interlocutoria) ya de forma supletoria del recurso de reposición (auto).
En este caso la competencia para resolver la solicitud de la providencia
precautoria se traslada, lógicamente, al tribunal ad quem, quien examinará los
antecedentes del cuaderno de medidas precautorias y determinará si la resolución
del juez a quo que desechó o aceptó la petición de la medida cautelar debe o no ser
enmendada con arreglo a derecho. La Corte de Apelaciones tiene competencia para
confirmar, modificar o revocar la resolución de primera instancia. Esta resolución
no es susceptible de ser recurrida de apelación.

b.3 Proceso en segunda instancia


¿Qué sucede cuando el proceso ha concluido por sentencia definitiva de
primera instancia y se encuentra tramitándose en segunda y el actor desea pedir
28
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una medida cautelar?


La doctrina y jurisprudencia nacionales, sostienen que el tribunal de primera
instancia mantiene excepcionalmente la competencia para pronunciarse sobre la
petición de una medida cautelar, aun cuando la causa se encuentre siendo conocida
por el tribunal de alzada en virtud de un recurso de apelación o por la Corte
Suprema en virtud de un recurso de casación. Ello es así, porque en contra de la
resolución que se pronuncie por el tribunal de primera instancia concediendo o
alzando una medida precautoria ya concedida cabe el recurso de apelación de
conformidad a lo establecido en el artículo 194 Nºs 2 y 4 del C.P.C. Si respecto de
la medida precautoria no se pronunciara el tribunal de primera o única instancia,
sino que el tribunal de alzada (Corte de Apelaciones) o la propia Corte Suprema
conociendo de una casación, no sería posible concebir la interposición de un
recurso de apelación en contra de la resolución que se pronuncie sobre la solicitud
de medida precautoria. 10
Para el profesor Juan Carlos Marín, lo normal es que se pidan en primera
instancia y de ordinario en un otrosí del escrito que contiene la demanda. Sin
embargo, nada impide que sean requeridas en un estadio y en una instancia
procesal diversa. Señala este autor que si se analiza la disposición que concede la
apelación en ambos efectos y las excepciones que allí se consagran, en cuanto a la
competencia que el tribunal a quo conserva, no parece que pueda pronunciarse
sobre la solicitud de una medida cautelar; y de la literalidad del art. 191 la única
posibilidad que parece existir para que el juez a quo pueda resolver sobre una
medida precautoria, pese a la existencia de un recurso de apelación concedido en

10
Se ha resuelto: Las medidas precautorias pueden ser concedidas por el juez de la causa en cualquier estado
del juicio, aunque se encuentre ante un tribunal superior en apelación concedida en ambos efectos. Corte de
Apelaciones de Valparaíso, 23 de mayo de 1995, rol N° 81-1994.

29
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ambos efectos, es la existencia de una norma que expresamente así lo permita,


disposición no existe en nuestro ordenamiento procesal.

c. Oportunidad para pedir medidas precautorias


Dispone el inciso 1° del artículo 290 del Código de Procedimiento Civil que
“para asegurar el resultado de la acción, puede el demandante en cualquier estado
del juicio, aun cuando no esté contestada la demanda, pedir una o más de las
siguientes medidas”.
En consecuencia, el derecho del demandante para asegurar el resultado de la
acción mediante la concesión de una medida precautoria, puede ejercitarlo durante
todo el curso del juicio.
Para evitar dudas al respecto, el mismo precepto antes indicado dispone que
este derecho podrá ejercitarse aun cuando no esté contestada la demanda; y el
artículo 433 del Código de Procedimiento Civil también establece que, a pesar de
que las partes se encuentren citadas para oír sentencia, puede pedir el demandante
una o más de las medidas precautorias indicadas en el artículo 290 del mismo
Código.
La oportunidad, pues, para solicitar medidas precautorias no puede ser más
amplia; y si ésta es en cualquier estado del juicio, quiere decir que podrán pedirse
las medidas precautorias tanto cuando el juicio se encuentre en la primera
instancia, cuanto en la segunda y, aun, en vía de casación. Se entiende que, en todo
caso, la petición se formulará ante el tribunal de primera instancia; y si no dispone
de los autos principales por encontrarse ante otro tribunal, ordenará tenerlos a la
vista para pronunciarse sobre la medida solicitada. Como se indicó, una posición
distinta tiene el profesor Juan Carlos Marín, para quien es posible que el tribunal
superior que conoce del asunto, pueda pronunciarse de la solicitud de una medida
30
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precautoria.

d. Requisitos del escrito


Partiendo del supuesto en que para solicitarse una medida precautoria es
menester que ya exista un juicio, los requisitos que debe cumplir el escrito en el
cual se solicita al tribunal el otorgamiento de una precautoria, son los siguientes:
1º) Los comunes a todo escrito;
2º) La individualización precisa del demandado y del demandante;
3º) La individualización de la medida que se desea solicitar.
4º) La individualización de los bienes sobre los cuales la medida
precautoria va a recaer, para que no exista duda alguna sobre ellos;
5º) Los requisitos específicos que la ley exige para cada medida precautoria
en particular. Dependiendo si la medida solicitada se encuentra o no
expresamente contemplada en la ley, los requisitos varían:
a) Si las medidas están expresamente contempladas en la ley:
Debe cumplirse con el requisito común a todas ellas, esto es, acompañarse
comprobantes que constituyan a lo menos presunción grave del derecho que se
reclama.
Si existen esos comprobantes y están en poder o al alcance del solicitante,
se deben acompañar al tribunal o indicar en que parte de la carpeta electrónica se
encuentran y este, a partir de ellos, decide si son o no suficientes para constituir la
presunción grave del derecho que se pretende.
Sin embargo, en caso de que el solicitante tenga urgencia en que decreten
las medidas y los comprobantes no se encuentren en su poder o a su alcance,
recibe aplicación el artículo 299 del Código de Procedimiento Civil, que permite
al tribunal ordenarlas aún sin que esos comprobantes se presenten. En este caso, el
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solicitante deberá ofrecer cauciones a fin de resguardar al demandado de los


perjuicios que su petición pudiere ocasionar.
El plazo que el artículo 299 señala para acompañar los comprobantes es un
término fatal y, más aun, judicial. Por consiguiente, puede solicitar su ampliación
o prórroga antes de su vencimiento y por motivos fundados (artículo 67 Código de
Procedimiento Civil).
b) Si las medidas no están expresamente contempladas en la ley:
Dos son las situaciones que se pueden dar a este respecto.
En primer lugar, si se trata de medidas no contempladas expresamente en la
ley, pero se acompañan comprobantes de acuerdo al artículo 298 C.P.C., el
tribunal puede otorgarlas siempre y cuando se constituya previamente la caución
de resultas que facultativamente el tribunal puede exigir. En efecto, señala el
artículo 298 Código de Procedimiento Civil, segunda parte, que “ podrá también
el tribunal, cuando... lo estime necesario y no tratándose de medidas expresamente
autorizadas por la ley, exigir caución al actor para responder de los perjuicios que
se originen".
En segundo término, si se trata de medidas no contempladas expresamente
en la ley y no se acompañan los comprobantes exigidos por ella, surge un
problema referente a la caución. ¿Deben otorgarse dos cauciones?
No, de acuerdo al artículo 299, que es el aplicable en esta materia, se exige
una caución, pero esta será calificado con mayor intensidad por el juez. En
definitiva la caución que al efecto se ofrezca rendir será considerablemente mayor
a la normal, toda vez que la situación propuesta no es de ordinaria ocurrencia y
expone al demandado a serios perjuicios.

e. Tramitación de la solicitud sobre concesión de medida precautoria


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i) Resolución que se pronuncia sobre la precautoria


Una vez que el escrito está presentado, el tribunal puede acoger o rechazar
la solicitud.
El artículo 302 del C.P.C. se encarga de regular expresamente la tramitación
de la medida precautoria al disponer: “El incidente a que den lugar las medidas de
que trata este Título se tramitará en conformidad a las reglas generales y por
cuerda separada.11
Podrán, sin embargo, llevarse a efecto dichas medidas antes de notificarse a
la persona contra quien se dictan, siempre que existan razones graves para ello y el
tribunal así lo ordene. Transcurridos cinco días sin que la notificación se efectúe,
quedarán sin valor las diligencias practicadas. El tribunal podrá ampliar este plazo
por motivos fundados.
La notificación a que se refiere este artículo podrá hacerse por cédula, si el
tribunal así lo ordena”
En la doctrina y la jurisprudencia se han formulado diversas teorías acerca
de la forma en la cual deben ser interpretados los incisos 1º y 2º de este artículo

11
Las medidas precautorias se tramitan, como sabemos, en un cuaderno separado y no en el principal. Son
varias las consecuencias procesales que se siguen de esta situación. Así, por ejemplo, el art. 87 del CPC
señala: “Si el incidente es de aquellos sin cuya previa resolución no se puede seguir substanciando la causa
principal, se suspenderá el curso de esta, y el incidente se tramitará en la misma pieza de autos. En el caso
contrario, no se suspenderá el curso de la causa principal, y el incidente se substanciará en ramo separado”. La
petición de una medida precautoria no suspende el curso del negocio principal, que sigue avanzando hacia su
fin con independencia de la tramitación de la medida requerida por el actor. Una segunda consecuencia
procesal se plantea a propósito del abandono del procedimiento. En este evento se trata de establecer si las
gestiones que se materializan en el cuaderno de medidas precautorias pueden o no ser consideradas como
gestiones útiles a los efectos de lo previsto en el art. 152 del CPC. Se ha entendido que el proceso constituye
una unidad y solo por razones prácticas y de economía procesal se permite que se tramite en más de un
cuaderno, siendo el grado de interdependencia entre ambos el factor que impide estimarlos en forma separada
para efectos del abandono del procedimiento.

33
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302 para los efectos de determinar la forma en la cual debe ser tramitada la
solicitud de otorgamiento de una medida precautoria.
1ª teoría:
De conformidad a lo previsto en el inciso 1º del artículo 302, el tribunal
no puede pronunciarse de inmediato respecto de la solicitud de medida precautoria,
sino que es preciso que previamente les dé la tramitación de un incidente, en
cuerda separada.
En consecuencia:
- La providencia que deberá pronunciar el tribunal respecto de la solicitud de
medida precautoria es la ordenar la formación de un cuaderno separado y
- Conferir traslado al demandado respecto de la solicitud de medida
precautoria formulada.
El inciso segundo del artículo 302 para lo que sustentan esta teoría, tendría
el alcance de constituir una excepción a la regla general que las resoluciones
producen efecto desde que se notifican, puesto que estaría facultando al tribunal
para disponer en casos especiales que la resolución que falla el incidente que
origina la medida precautoria y la concede, se puede cumplir antes de que ella se
notifique al demandado.
2ª teoría:
Para quienes sustentan esta segunda teoría no habría mayor discrepancia
respecto de la primera teoría en cuanto al alcance del inciso primero del artículo
302, esto es, el tribunal debería ordenar la formación de cuaderno separado y
conferir traslado al demandado respecto de la solicitud y pronunciarse, ya sea
concediéndola o denegándola, una vez concluida la tramitación del incidente.
La diferencia fundamental de los que sustentan esta segunda teoría respecto
de los de la primera se observa respecto del alcance que otorgan al inciso segundo
34
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del artículo 302 del Código de Procedimiento Civil. De acuerdo a ese precepto, el
tribunal a petición expresa del actor, y existiendo razones graves, puede conceder
de inmediato en forma provisional la medida precautoria solicitada, mientras se
tramita el incidente respectivo.
En otras palabras, quienes sustentan esta teoría otorgan desde luego la
medida precautoria y en forma provisional y dejan a su vez promovido el
incidente. De acuerdo con ello, la providencia que se dicta es: “Traslado y autos,
haciéndose entretanto como se pide bajo la responsabilidad del solicitante”
3ª teoría.
La mayoría de la doctrina es la que sustenta esta tercera teoría.
De acuerdo con ella, el alcance del inciso primero del art. 302 consistiría en
que el juez frente a una solicitud de medida precautoria formulada por el
demandante debe ordenar la formación de cuaderno separado y pronunciarse de
plano de inmediato, ya sea otorgando o denegando, la medida precautoria
solicitada.
En consecuencia, a la solicitud de medida precautoria del actor no se le da
tramitación alguna, debiendo el tribunal pronunciarse de inmediato respecto de
ella.
Una vez concedida la medida precautoria y para el evento que el demandado
tenga interés de oponerse a ella, puede formular su oposición y en tal caso de
generaría el incidente, el que se tramita conforme a las reglas generales y en
cuaderno separado.
Si se afirma que la medida precautoria se tramita de acuerdo a las reglas de
los incidentes la resolución que el tribunal dictará será "traslado". Mientras pasen
los tres días no fatales, el demandado conociendo los propósitos del demandante
podría burlar la medida solicitada. Así, si se pide una medida dé "prohibición de
35
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celebrar actos o contratos, el demandado podría vender y enajenar el bien afecto a


la medida antes del vencimiento de los tres días del traslado.
Si el tribunal tiene dudas nada le impide conferir el traslado, conforme lo
señala el artículo 89 del C.P.C., el cual prevé expresamente que "si se promueve un
incidente, se concederán tres días para responder y vencido este plazo, haya o no
contestado la parte contraria, resolverá el tribunal la cuestión, si, a su juicio, no
hay necesidad de prueba.
Nuestra jurisprudencia y mayoría de la doctrina sostienen que la solicitud de
medida precautoria debe resolverse de plano, y que la tramitación conforme "a las
reglas de los incidentes” se refiere a las actuaciones posteriores que efectúe el
demandado en contra de la medida decretada.

ii) Notificación de la resolución que se pronuncia sobre la precautoria


El inciso segundo del artículo 302 del Código de Procedimiento Civil
autoriza al demandante para solicitarle al tribunal que disponga que la resolución
que decrete la medida precautoria se lleven a efecto, sin previa notificación al
demandado de la resolución que las concede, la que deberá practicarse con
posterioridad dentro del plazo de cinco días o de aquel plazo mayor que fije el
tribunal por existir motivos fundados, bajo apercibimiento que si así no se queden
sin valor las diligencias practicadas.
Al permitir la ley que se lleve a cabo una medida precautoria sin previa
notificación del demandado el precepto pasa a ser el necesario complemento para
la verdadera existencia de una providencia cautelar. En efecto, una cosa es que se
dicte una medida: y otra muy distinta es que se materialice, ya que podemos
obtener una medida de prohibición de celebrar actos o contratos y, sin embargo, no
haberla inscrito en el Registro del Conservador para configurar el presupuesto
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necesario del objeto ilícito y hacerlo oponible a terceros, cuando se trata de


inmuebles. En el intertanto, (notificación de la resolución que concede la medida y
su inscripción) el demandado puede enajenar sus bienes.
El inciso 2º el art. 302 del C.P.C. constituye una excepción notable al
principio de la bilateralidad de la audiencia ya que una de las partes no va a poder
conocer la resolución del tribunal sino que hasta después de ser ejecutada. Sin
embargo, esta excepción es de carácter transitorio, puesto que la resolución que
concede la medida precautoria deberá ser notificada dentro del plazo que fija la ley
o el mayor que establezca el tribunal, bajo la sanción de quedar sin efecto las
medidas ejecutadas en virtud de esa resolución.
El artículo 302, inciso 2º contiene una serie de requisitos tendientes a
obtener la medida y normas relativas a su desarrollo:
1. Es necesario invocar razones graves.
Esta es una cuestión que corresponde acreditar al solicitante, siendo
calificada en cada caso por el tribunal. Se trata, en consecuencia, de una cuestión
de hecho.
Si el tribunal considera que las razones invocadas por el peticionario son
graves de tal manera que la ausencia de concesión de la medida sin previa
notificación acarreará un perjuicio al demandante o la ineficacia de la medida debe
concederla explícitamente en la forma solicitada.
En caso de que los motivos no sean graves, la notificación habrá de
efectuarse antes de llevarse a cabo el cumplimiento de la resolución que decreta la
medida.
Es obvio que la solicitud en que se pide que la medida precautoria se lleve a
efecto sin previa notificación, debe ser la misma en que la medida se solicita. La
petición se hará en lo principal del escrito o en un otrosí del mismo.
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2. El legislador exige que la resolución que concede la medida sea


notificada dentro del plazo fatal de cinco días, término que se cuenta desde la
fecha en que se pronunció la resolución que la ordenó.
Se trata de un término fatal y prorrogable, pese a que se trata de un término
legal. "El artículo 302 del Código de Procedimiento Civil ha establecido un
término fatal, aceptando expresamente que puede ser prorrogado". La prórroga
debe solicitarse por motivos fundados.
La ampliación del término debe pedirse en el mismo escrito en que se
solicite la precautoria y se pide que se lleve a cabo sin previa notificación de la
persona contra quien se dicta. Ejemplo de motivo fundado es el de una medida
precautoria de prohibición que se pide en Santiago, lugar del juicio, pero que debe
cumplirse en Arica, lugar donde se encuentra ubicado el inmueble objeto de la
medida.
La ley no ha fijado término límite para la ampliación, pero se entiende que
este debe ser el razonable para obtener lo que el demandante quiso evitar con la
notificación.
3. Si la notificación de la resolución que concede las medidas precautorias
no se efectúa en el plazo señalado por la ley o dentro de la ampliación otorgada por
el tribunal, las diligencias practicadas quedarán sin valor por el solo ministerio de
la ley.
Se trataría de un caso en el cual el legislador ha previsto la caducidad de las
medidas precautorias por el sólo ministerio de la ley si ellas no son notificadas
dentro del plazo establecido por el inciso segundo del artículo 302 o de la prórroga
concedida por el tribunal.
Al efecto, se ha declarado por nuestra Jurisprudencia que “las resoluciones
judiciales solo producen efecto en virtud de notificación hecha con arreglo a la ley,
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salvo los casos expresamente exceptuados por ella, entre las que figura la del
artículo 292 del código de procedimiento civil, que permite llevar a cabo las
medidas precautorias antes de notificarse a la persona contra quien se dictan,
siempre que existan razones graves para ello y el tribunal así lo ordenare.
Para este caso de excepción, la misma disposición legal agrega, que
transcurridos cinco días sin que la notificación se efectúe quedaran sin valor las
diligencias practicadas, y esta caducidad se produce por el ministerio de la ley, de
manera que la notificación hecha con posterioridad, no revalida la diligencia que
ya ha quedado sin valor.
El artículo 302, inciso final señala que la notificación a que se refiere este
artículo podrá hacerse por cédula, si el tribunal así lo ordena".
Finalmente, es menester tener presente que de conformidad al inciso final
del art. 302 se establece respecto de la resolución que concede una medida
precautoria que facultativamente el tribunal puede disponer que ella se notifique
por cédula.-
En consecuencia, cabe preguntarse ¿cuál es la forma de notificar esa
resolución si el tribunal no ejerce esa facultad?
Dos teorías se han presentado sobre la materia.
1ª teoría:
Dicha resolución debería notificarse por el estado diario al demandado de
conformidad con las reglas generales, puesto que no existe ninguna norma que
prevea otra forma de notificación respecto de ella.
2ª teoría:
Sostienen que dicha resolución debería notificarse personalmente al
demandado, puesto que la ley habla de “notificarse en persona contra quien se
dictan”.
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- No cabe la notificación por el estado si posterga su forma de efectuarse


conforme al inciso segundo del artículo 302 que corresponde a la del mismo
día de dictación de la resolución;
- Procede la notificación personal de acuerdo al inciso 1º del art. 47 que
contempla la aplicación de la notificación personal en los casos en que la
ley requiere la notificación para la validez de ciertos actos, lo que exige el
artículo 302 al señalarnos que la notificación está destinada a “ dar validez a
las diligencias derivadas del otorgamiento de las medidas precautorias, y
- No tendría sentido el inciso 3º del artículo 302 si la notificación se debiera
efectuar por el estado diario, en atención a que un tribunal siempre puede
ordenar que se mejore la calidad de una notificación por el estado diario y
se practique por cédula de acuerdo a lo previsto en la última parte del inciso
final del art. 48 del C.P.C.
Para los efectos de evitar cualquier inconveniente sobre la materia dada la
disparidad de criterios, lo lógico resulta solicitar al tribunal que ejerza la facultad
contemplada en el inciso final del art. 302 y disponga que la resolución se
notifique por cédula.

iii) Naturaleza jurídica de la resolución que concede una medida


precautoria y recursos que proceden en su contra

La mayoría de la doctrina y la jurisprudencia se inclinan en sostener que la


resolución que se pronuncia otorgando una medida precautoria tiene la naturaleza
jurídica de un auto, puesto que recaería sobre un incidente, sin establecer derechos
permanentes a favor de las partes.
- Recae sobre un incidente o cuestión accesoria, puesto que claramente la
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cuestión principal del juicio no está configurada por el otorgamiento o no


de la medida precautoria, sino que por las pretensiones y excepciones
hechas valer en el proceso, sobre las cuales no se pronuncia la medida
precautoria, puesto que ello queda reservado para la sentencia definitiva.
- Por otra parte, la resolución que concede una medida precautoria no
concede derechos permanentes en favor de las partes, sino que de carácter
transitorio conforme a lo previsto en el artículo 301 del C.P.C., el cual
establece que “todas estas medidas son esencialmente provisionales. En
consecuencia, deberán hacerse cesar siempre que desaparezca el peligro
que se ha procurado evitar o se otorguen cauciones suficientes.”
Si se atribuye a esa resolución el carácter de auto, procede en su contra el
recurso de reposición de acuerdo a la regla general contemplada en el artículo 181
del C.P.C.- Además, procedería el recurso de apelación, pero en forma subsidiaria
al recurso de reposición, porque estaría ordenando un trámite que no está
expresamente establecido en la ley, de conformidad a lo establecido en el artículo
188 del C.P.C.-
El recurso de queja y el recurso de casación, ya sea en la forma o en el
fondo, no sería procedente si la resolución tiene la naturaleza jurídica de un auto,
puesto que el recurso de queja sólo puede ser interpuesto con motivo de las faltas
y abusos cometidos en la dictación de sentencias definitivas e interlocutorias que
pongan termino al juicio o hagan imposible su continuación.( arts. 545 del C.O.T),
y los recursos de casación en la forma y en el fondo en contra de sentencias
definitivas e interlocutorias que pongan termino al juicio o hagan imposible su
continuación.( arts. 766 y 767 del C.P.C).
Un sector aún minoritario de la doctrina y de la jurisprudencia, pero que ha
ido ganando terreno en este último tiempo, se inclina en sostener que la
41
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resolución que se pronuncia otorgando una medida precautoria tiene la naturaleza


jurídica de una sentencia interlocutoria de primera clase o grado, puesto que
recaería sobre un incidente, estableciendo derechos permanentes a favor de las
partes.12
Si se atribuye a esa resolución el carácter de sentencia interlocutoria de
primer grado o primera clase, no procede en su contra el recurso de reposición de
acuerdo a la regla general contemplada en el artículo 181 del C.P.C, al ser este
medio de impugnación propio de los autos y de los decretos en el proceso civil.-
Procedería el recurso de apelación, en forma directa en contra de la
resolución, conforme a la regla general del proceso civil que establece este medio
de impugnación como el generalmente procedente para los efectos de recurrir en
contra de las sentencias definitivas e interlocutorias de primera instancia (Art. 187
del C.P.C.).
El recurso de queja y el recurso de casación, ya sea en la forma o en el
fondo, no serían procedente si la resolución tiene la naturaleza jurídica de una
sentencia interlocutoria, puesto que no sería de aquellas que ponen termino al
juicio o hacen imposible su continuación. Al efecto, debemos recordar que el
recurso de queja sólo puede ser interpuesto con motivo de las faltas y abusos
cometidos en la dictación de sentencias definitivas e interlocutorias que pongan
término al juicio o hagan imposible su continuación. (arts. 545 del C.O.T), y los
recursos de casación en la forma y en el fondo en contra de sentencias definitivas
e interlocutorias que pongan termino al juicio o hagan imposible su continuación.
(arts. 766 y 767 del C.P.C).

12
Corte de Apelaciones de Santiago, 22 de julio de 2016, Rol 6837-2016

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iv) Término de las medidas precautorias


Las medidas precautorias concluyen o se extinguen:
a) Por caducidad:
En aquellos casos en que, por motivos fundados, el Tribunal ordena llevar a
cabo la medida sin previa notificación al demandado, la medida caduca si el
demandante no la hace notificar dentro del plazo de cinco días, prorrogable que
vimos.
Asimismo caduca cuando ella ha sido otorgada sin que se acompañen los
comprobantes respectivos y no se renueva la petición conforme a la ley en el
término de 10 días.
b) Por alzamiento:
Como ya hemos señalado anteriormente, para los efectos de otorgarse una
medida precautoria durante el curso de un proceso es menester que se haya dictado
una resolución por el tribunal de primera o única instancia concediéndola durante
el curso del proceso, por estimar que concurre una probabilidad que la pretensión
invocada haya de ser acogida en la sentencia definitiva, lo que debe fluir de los
comprobantes que constituyen presunción grave del derecho que se reclama y que
deben haber sido acompañados por el demandante.
Sin embargo, dado el carácter dinámico del proceso es posible que con
posterioridad durante el transcurso del proceso y con motivo de las diversas
pruebas que se hayan podido rendir con posterioridad al otorgamiento de la medida
precautoria se haya destruido la probabilidad del acogimiento de la pretensión en
la sentencia definitiva que justificó su otorgamiento y la presunción grave que
emana de los antecedentes acompañados por el actor al solicitar el otorgamiento de
la medida precautoria.
En tal caso, el demandado se encuentra legitimado para solicitar con
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posterioridad al otorgamiento de la medida precautoria su alzamiento de


conformidad a lo previsto en el artículo 301 del Código de Procedimiento Civil. Al
efecto, establece ese precepto que las medidas precautorias “deberán hacerse cesar
siempre que desaparezca el peligro que se ha procurado evitar o se otorguen
cauciones suficientes".
La referida solicitud de alzamiento que debe solicitar el demandado debe
formar parte del cuaderno separado de medidas precautorias y da lugar a un
incidente que no reviste el carácter de previo y especial pronunciamiento, y ser
tramitado de acuerdo con las reglas generales de los incidentes.
La resolución que se dicte respecto de la solicitud de alzamiento de la
medida precautoria tendrá el mismo carácter que se estime procedente otorgarle a
la resolución que concede la medida precautoria y en su contra cabrá deducir los
mismos recursos según lo ya señalado precedente al analizar esta resolución, es
decir, la resolución que rechaza el alzamiento de una precautoria es un auto y por
lo tanto no es apelable. La que acoge el alzamiento es igualmente un auto, pero es
apelable porque la ley lo dispone así en forma expresa en el art. 194 N°4.

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CAPÍTULO TERCERO
LAS MEDIDAS PREJUDICIALES

I. Generalidades

1. Reglamentación

Estas medidas se encuentran reguladas en el título IV del libro II del CPC, en


los artículos 273 al 289. En dicho título se reconocen tres clases de medidas
prejudiciales; las preparatorias (artículos 273 al 278); las precautorias (artículos 279
y 280) y las probatorias (artículos 281 al 286). Los artículos 287 y 289 son comunes
a los tres tipos. El art. 288 permite al demandado solicitar una medida prejudicial
preparatoria (la del número 5° del art. 273) y las probatorias previstas en los
artículos 281, 284 y 286.

El principal teórico de la tutela cautelar, Calamandrei, trató todas estas


medidas dentro del ámbito de las providencias cautelares, sin embargo, la doctrina,
en general, no ha seguido su pensamiento.

2. Concepto

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Las medidas prejudiciales son los actos jurídicos procesales anteriores al


juicio, que tienen por objeto preparar la entrada a éste, asegurar la realización de
algunas pruebas que puedan desaparecer; y asegurar el resultado mismo de la
pretensión que se hará valer con posterioridad dentro del proceso.

3. Clasificación

Las medidas prejudiciales se clasifican en:

a) Medidas prejudiciales preparatorias o propiamente tales

b) Medidas prejudiciales probatorias

c) Medidas prejudiciales precautorias.

4. Características

Las medidas prejudiciales presentan las siguientes características comunes:

a) Se deben solicitar por una futura parte del proceso, normalmente la parte
demandante, y decretarse por el tribunal antes de la existencia del juicio.13 b) Al
encontrarse reguladas dentro del Libro II del Código de Procedimiento Civil, “Del

13
Se ha resuelto: Que de conformidad con lo dispuesto en el artículo 287 del Código de Procedimiento Civil,
para decretar las medidas de que trata este Título -referido a las Medidas Prejudiciales- deberá el que las
solicite expresar la acción que se propone deducir y someramente sus fundamentos.

Pues bien, del tenor literal del precepto no se desprende en lo absoluto que sea exigencia de la solicitud
de medida prejudicial que se mencione expresamente contra quién se pretende deducir la demanda que se
busca preparar con la medida que se pide y lo cierto es que resulta perfectamente posible que la del N° 3 del
artículo 273 del citado Código se requiera incluso respecto de quien no se piense dirigir la acción. Dicho de
otro modo, no es imperativo legal de la medida prejudicial de la norma citada que la exhibición se requiera
necesariamente de quien se proyecta demandar, pues precisamente el resultado de la diligencia puede permitir
decidir al que la pide quién va a ser el sujeto pasivo de su acción. Corte de Apelaciones de Santiago, 12 de
julio de 2018, rol N°2408-2018.

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Juicio Ordinario”, son de aplicación general a toda clase de juicio de conformidad a


lo previsto en el artículo 3° del Código de Procedimiento Civil. Al efecto debemos
recordar que el referido precepto establece que “se aplicará el procedimiento
ordinario en todas las gestiones, trámites y actuaciones que no estén sometidos a una
regla especial diversa, cualquiera que sea su naturaleza.”

c) El requisito general de otorgamiento para cualquier medida prejudicial


consiste en que quien las solicite debe expresar la acción que se propone deducir y
someramente sus fundamentos, de conformidad a lo previsto en el artículo 287 del
C.P.C.14

d) Sólo las puede solicitar el futuro demandante.

Excepcionalmente, el futuro demandado puede solicitar la medida prejudicial


preparatoria de reconocimiento de firma puesta en instrumento privado y las
medidas prejudiciales probatorias (Art. 288 del C.P.C.).

14
Se ha resuelto: No resulta posible exigir, como requisito procesal para llevar a cabo la medida prejudicial
probatoria, que previo a ello se interponga y notifique la demanda que se pretende interponer, pues conforme
al artículo 287 del Código adjetivo, para decretar las medidas de que trata el Título IV del Libro II del citado
cuerpo legal, sólo se requiere expresar la acción que se propone deducir y someramente sus fundamentos.
Corte de Apelaciones de Rancagua, 18 de febrero de 2021, rol N°1358-2020.

Se ha resuelto: Resulta inadmisible exigir en este estadio procesal que se acredite en una medida que sólo
tiene por objeto preparar la eventual entrada al juicio, que se acrediten sus presupuestos fácticos. Apelaciones
de Santiago, 8 de mayo de 2018, rol N°13847-2017.

Se ha resuelto: Para dar por cumplida la consonancia entre la demanda que se anuncia con la que finalmente
se presenta, basta que se hallen conectadas (no debe estar absolutamente desconectada con la acción
anunciada en la solicitud de medida prejudicial y con su fundamento), vale decir, las actuaciones procesales
del actor deben referirse a una misma situación jurídica y están funcionalmente relacionadas. Corte de
Apelaciones de Concepción, 13 de enero de 2022, rol N° 1100-2021.

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II. Medidas prejudiciales preparatorias o propiamente tales

1. Concepto

Las medidas prejudiciales preparatorias o propiamente tales son los actos


jurídicos procesales anteriores al juicio, que tienen por objeto preparar la entrada a
éste.

2. Titular

El sujeto facultado por la ley para los efectos de solicitar las medidas
prejudiciales preparatorias es el futuro demandante de conformidad a lo previsto en
el artículo 273 del Código de Procedimiento Civil.

3. Requisitos

Para el otorgamiento de una medida prejudicial propiamente tal o preparatoria


el legislador contempla un requisito general o común a toda medida prejudicial y
requisitos específicos respecto de algunas medidas prejudiciales preparatorias para
los efectos de poder ser concedidas por el tribunal.

i) Requisito general o común para el otorgamiento de toda medida


prejudicial.-

El futuro demandante debe al solicitar una medida prejudicial, sea esta


preparatoria, probatoria o precautoria, señalar la acción que se propone deducir y
someramente sus fundamentos.

El futuro demandado, en los casos excepcionales en los cuales este se


encuentra legitimado para solicitarlas, debe dar cumplimiento indirecto a este

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requisito debiendo señalar cual es la persona que lo pretende demandar y


someramente los fundamentos de la pretensión que se haría valer en su contra.

ii) Requisito específico para el otorgamiento de una medida prejudicial


propiamente tal o preparatoria.

El requisito específico para el otorgamiento de una medida prejudicial


propiamente tal o preparatoria consiste en que el solicitante debe demostrar la
necesidad de que se decreten esas medidas para que pueda entrar al juicio.

Al efecto, el inciso final del art. 273 del Código de Procedimiento Civil
establece que las medidas contempladas en los cuatro primeros números de ese
precepto se otorgarán por el tribunal sólo cuando a su juicio sean necesarias para el
demandante pueda entrar al juicio.

Excepcionalmente, tratándose de la medida de reconocimiento jurado de


firma puesto en instrumento privado no se contempla el cumplimiento de requisito
específico alguno, bastando para su concesión que sólo sé de cumplimiento al
requisito común o general para el otorgamiento de cualquier medida prejudicial.

4. Análisis particular de las diversas medidas prejudiciales propiamente


tales o preparatorias que se contemplan en el art. 273 del C.P.C.

a) Declaración jurada acerca de algún hecho relativo a su capacidad para


parecer en juicio, o a su personería o al nombre y domicilio de sus representantes
(art. 273 n° 1 del CPC).

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Solamente puede pedirla el futuro demandante en contra del futuro


demandado

Su objetivo es triple, pues la declaración jurada exigida por el futuro


demandante al futuro demandado puede versar sobre algún hecho relativo a su
capacidad para parecer en juicio, sobre su personería o sobre el nombre y domicilio
de sus representantes.

Esta medida prejudicial se decretará sólo cuando, a juicio del tribunal, sea
necesaria para que el demandante pueda entrar en el juicio (art. 273, inc. final,
CPC).

Aunque la ley no lo expresa, si el tribunal acepta la procedencia de esta


medida prejudicial, será necesario que señale una audiencia para que concurra a ella
el futuro demandado a prestar la declaración jurada de que se trate, notificándosele
al efecto.

Puede suceder que el futuro demandado se resista a cumplir la medida


prejudicial decretada, sea porque rehúse prestar la declaración ordenada, no
compareciendo o negándose a prestar la declaración, sea porque sus respuestas no
las dé categóricamente en conformidad a lo solicitado. En tales casos, la ley autoriza
para imponer al desobediente, multas que no excedan de dos sueldos vitales, o
arrestos hasta de dos meses, determinados prudencialmente por el tribunal; sin
perjuicio de repetir la orden y apercibimiento (art. 274 CPC).

b) La exhibición de la cosa que haya de ser objeto de la acción que se trata


de entablar (art. 273 n° 3 del CPC).

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El titular de esta medida es siempre el futuro demandante y que ella no puede


ser solicitada por el futuro demandado conforme a lo previsto en el artículo 288 del
Código de Procedimiento Civil.

La acción que pretende instaurar el futuro demandante ha de tener por objeto


una cosa, la cual desea examinar previamente para el mejor éxito de aquélla.

Aun cuando la ley no distingue, nos parece que esta cosa debe ser corporal,
por la propia finalidad de la medida prejudicial de que se trata.

El tribunal decretará esta medida prejudicial sólo cuando, a su juicio, sea


necesaria para que el demandante pueda entrar al juicio (art. 273, inc. final, CPC).

La manera de proceder a la exhibición de esta cosa varía según ella se


encuentre en poder del propio interesado, esto es, del futuro demandado, o de
terceras personas.

Si se halla en poder del propio interesado, se hará mostrando el objeto que


deba exhibirse o autorizando al futuro demandante para que lo reconozca dándole y
facilidades para ello.

Si se halla en poder de terceros, cumplirá la persona a quien se ordene la


exhibición, expresando el nombre y residencia de dichos terceros, o el lugar donde
el objeto se encuentre (art. 275 CPC).

El solicitante tendrá derecho, siempre que lo exija, a que se deje en el proceso


razón de la clase y estado actual de la cosa exhibida (art. 283, parte final, CPC).

Si se niega a efectuar la exhibición de la cosa en los términos antes señalados,


podrá apremiarse al desobediente con multas que no excedan de dos sueldos vitales,

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o arrestos hasta de dos meses, determinados prudencialmente por el tribunal, y aun


decretarse allanamiento del local donde se halle el objeto cuya exhibición se pide.
Iguales apremios podrán decretarse contra los terceros que, siendo meros tenedores
del objeto, se nieguen a exhibirlo (arts. 274 y 276 CPC).

c) La exhibición de sentencias, testamentos, inventarios, tasaciones, títulos de


propiedad u otros instrumentos públicos o privados que por su naturaleza puedan
interesar a diversas personas (art. 273 n° 3 del CPC).

Solamente puede pedirla el futuro demandante en contra del futuro


demandado.

En el fondo, se trata de la exhibición de instrumentos públicos o privados;


pero que han de revestir una característica especial, o sea, que por su naturaleza
puedan interesar a diversas personas. Se trata entonces de una cuestión de hecho,
que habrá que examinar a la luz de cada caso en particular. El legislador ha creído
asimismo conveniente indicar como documentos susceptibles de esta medida
prejudicial, las sentencias, los testamentos, los inventarios, las tasaciones y los
títulos de propiedad, por ser los instrumentos públicos más corrientes; más todos
ellos deben también revestir la característica de poder interesar a diversas personas
por su naturaleza.

El tribunal decretará esta medida prejudicial sólo cuando, a su juicio, sea


necesaria para que el demandante pueda entrar en el juicio (art. 273, inc. final,
CPC).

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A pesar de que la ley no lo dice expresamente, la exhibición de los


documentos en cuestión se hará ante el mismo tribunal, de suerte que éste, al
decretarla, tendrá que señalar una audiencia.

Siempre que el futuro demandante lo exija, se dejará en el proceso copia de


las piezas que se presenten, o de su parte conducente (art. 283, parte 1ª, CPC).

Si los documentos cuya exhibición se pretende se encuentran en poder de


terceros, la medida prejudicial no produciría los efectos pretendidos por el
solicitante; y no tendría más camino que pedir esa exhibición durante el curso del
juicio, ateniéndose a lo prescrito en el artículo 349 del Código de Procedimiento
Civil.

Por el contrario, si los documentos cuya exhibición se ha solicitado, se


encuentran en poder del futuro demandado y éste desobedece la medida prejudicial
decretada, incurre en la sanción de perder el derecho de hacerlos valer después,
salvo que el demandante los haga también valer en apoyo de su defensa, que se
justifique o aparezca de manifiesto que no los pudo exhibir antes, o que se refieren a
hechos distintos de aquellos que motivaron la solicitud de exhibición (art. 277 CPC).

Lo cual se entiende sin perjuicio de poder también apremiar al desobediente


con multa o arresto en la forma establecida en el artículo 274, y aun decretarse
allanamiento del local donde se halle el instrumento cuya exhibición se pide (arts.
276 y 277 CPC).

d) La exhibición de los libros de contabilidad relativos a negocios en que


tenga parte el solicitante, sin perjuicio de lo dispuesto en los artículos 42 y 43 del
Código de Comercio (art. 273 n° 4 del CPC).

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Solamente puede pedirla el futuro demandante en contra del futuro


demandado.

Se trata aquí de la exhibición de instrumentos como medida prejudicial, pero


relativa a un caso particular.

La exhibición ha de tener por objeto libros de contabilidad y todavía debe


tratarse de libros de contabilidad relativos a negocios en que tenga parte el
solicitante.

Si lo que se pretende es la exhibición de libros de contabilidad de un


comerciante, la práctica de esta medida deberá ceñirse a dos limitaciones:

1.- No cabe decretar la manifestación y reconocimiento general de estos


libros de contabilidad, salvo las excepciones legales; y

2.- La exhibición deberá ser ejecutada en el lugar donde los libros se llevan y
a presencia del dueño o de la persona que él comisione, concretándose a los asientos
que tengan una relación necesaria con la cuestión que se pretende agitar y a la
inspección precisa para establecer que los libros han sido llevados con la regularidad
requerida.

La exhibición de los libros de contabilidad será decretada por el tribunal sólo


cuando, a su juicio, sea necesaria para que el demandante pueda entrar en el juicio
(art. 273, inc. final, CPC); y siempre que el solicitante lo exija, se dejará en el
proceso copia de las piezas que se presenten, o de su parte conducente (art. 283,
parte 1ª, CPC).

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Una vez decretada la exhibición de los libros de contabilidad, si la persona a


quien incumbe dar cumplimiento a esta medida la desobedece, encontrándose dichos
libros en su poder, incurrirá en doble sanción; a saber:

1.- Perderá el derecho de hacerlos valer después, salvo en la forma que


establece el artículo 277, sin perjuicio,

2.- de poder ser apremiada con multas que no excedan de dos sueldos vitales,
o con arrestos no superiores a dos meses, y aun de decretarse el allanamiento del
local en donde se encuentren los libros (arts. 276 y 277 CPC).

Si los libros de contabilidad cuya exhibición se rehúsa pertenecen a un


comerciante, puede incurrir en las sanciones anteriores, y también en las señaladas
en el párrafo 2°, título II, libro I, del Código de Comercio, las cuales, en síntesis,
consisten en ser juzgado por los asientos de los libros de su colitigante que
estuvieren arreglados sin admitírsele prueba en contrario (arts. 277, parte final, CPC
y 33 C. Com.).

e) El reconocimiento jurado de firma, puesta en instrumento privado (art.


273 n° 5 del CPC).

Puede ser solicitada tanto por el futuro demandante como por el futuro
demandado (art. 288 CPC.

En atención a su finalidad está destinada a preparar la demanda o su


contestación.

Esta diligencia se decretará en todo caso (art. 273, inc. final, CPC); es decir,
basta que se pida para que el tribunal la ordene, sin que tenga que calificar si es o no

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necesaria para entrar en el juicio. Será asimismo indispensable que el tribunal, al


decretarla, fije una audiencia para que ella se lleve a efecto.

Si se rehúsa el reconocimiento de firma, puesta en instrumento privado, como


medida prejudicial, se procederá en conformidad a las reglas establecidas para el
reconocimiento judicial de documentos en el juicio ejecutivo (art. 278 CPC); esto es,
si el citado no comparece o sólo da respuestas evasivas, se dará por reconocida la
firma (art. 435, inc. 2°, CPC).

III. Las medidas prejudiciales probatorias

1. Concepto

Las medidas prejudiciales probatorias son los actos jurídicos procesales


anteriores al juicio, que tienen por objeto obtener la rendición de los medios de
pruebas establecidos por el legislador que pudieren ser con posterioridad durante
el curso del juicio de difícil realización o recayeren sobre hechos que puedan
fácilmente desaparecer.

2. Titular

El sujeto facultado por la ley para los efectos de solicitar las medidas
prejudiciales probatorias es el futuro demandante de conformidad a lo previsto
en los artículos 281, 284 y 286 del Código de Procedimiento Civil.

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Además, y como regla general, el futuro demandado también se encuentra


facultado por la ley para los efectos de solicitar una medida prejudicial
probatoria

3. Análisis particular de las diversas medidas prejudiciales probatorias

a) Inspección personal del tribunal, informe de peritos nombrados por el


mismo, o certificado de ministro de fe (artículo 281 del Código de Procedimiento
Civil).

Pueden ser solicitadas tanto por el futuro demandante como por el futuro
demandado (art. 288 CPC).

La inspección personal del tribunal es un medio probatorio destinado a


acreditar hechos o circunstancias materiales en el juicio mediante la observación y
constatación de ellas efectuadas por el tribunal. Se le llama también reconocimiento
judicial. Para decretar este medio probatorio como medida prejudicial, la ley
requiere que exista peligro inminente de un daño o perjuicio, o se trate de hechos
que puedan fácilmente desaparecer (art. 281, inc. 1°, CPC).

El informe pericial es otro medio probatorio, y consiste en la presentación de


un dictamen de personas que tienen versación sobre las materias o hechos a que
dicho dictamen se refiere y que han sido controvertidos en el juicio mismo. Al igual
que la inspección personal del tribunal, se decretará con el carácter de medida
prejudicial, cuando exista peligro inminente de un daño o perjuicio o se trate de
hechos que puedan fácilmente desaparecer (art. 281, inc. 1°, CPC).

La ley agrega la frase “nombrados por el mismo”, para significar que los
peritos deben ser nombrados por el tribunal sin intervención alguna de las partes;
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con lo cual modifica las reglas generales, ya que, según éstas, la voluntad de las
partes es la primera fuente de designación de los peritos.

El certificado de ministro de fe, dentro de la teoría general de la prueba,


constituye un instrumento público; y, como medida prejudicial, podrá decretarse en
los mismos casos que las dos anteriores.

Para la ejecución de estas medidas se dará previamente conocimiento a la


persona a quien se trata de demandar, si se encuentra en el lugar de asiento del
tribunal que las decreta, o donde deban ejecutarse. En los demás casos se procederá
con intervención del defensor de ausentes (art. 281, inc. 2°, CPC).

Este conocimiento también habrá que dárselo a la persona a quien se cree va a


desempeñar el papel de demandante en caso de que alguna de estas medidas
prejudiciales la solicite el futuro demandado; y que el término conocimiento está
empleado como equivalente a noticia o advertencia y no en el sentido legal a que se
refiere el artículo 69, inciso 2°, del Código de Procedimiento Civil. En otras
palabras, el conocimiento servirá para concurrir a la diligencia de inspección
personal del tribunal o a la operación de reconocimiento en el caso del informe
pericial, y no para oponerse a la práctica de la medida en el término fijado por la ley.

b) Confesión judicial (art. 284 CPC)

Puede ser solicitada tanto por el futuro demandante como por el futuro
demandado (art. 288 CPC); y, en atención a su finalidad, está destinada a procurarse
un medio probatorio que pudiera desaparecer.

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Confesión judicial es sinónima de absolución de posiciones; y tiene lugar


como medida prejudicial siempre que haya motivo fundado para temer que una
persona se ausente en breve tiempo del país.

La confesión se exigirá al tenor de los hechos expuestos por el solicitante,


pero calificados previamente de conducentes por el tribunal. Creemos que este
examen previo que hace el tribunal del pliego de las posiciones o preguntas sobre
que debe versar la confesión, no será óbice para que se mantenga siempre en reserva
hasta que la confesión sea prestada (art. 387 CPC).

La resolución del tribunal sobre la conducencia de las interrogaciones no será


susceptible de recurso alguno; y si se accede a la diligencia, será necesario también
señalar día y hora para su práctica (art. 284, inc. 1°, parte 2ª, CPC).

Tres actitudes podrá, en seguida, adoptar la persona a quien se le exige esta


confesión; a saber: que preste la confesión solicitada; que se ausente dentro de los
treinta días subsiguientes al de la notificación sin absolver las posiciones, o que se
ausente dentro de ese plazo sin absolver posiciones, pero dejando apoderado con
autorización e instrucciones bastantes para hacerlo durante la secuela del juicio.

Ahora bien, si presta la confesión solicitada, termina la gestión de medida


prejudicial y esa confesión se hará valer dentro del juicio posterior; si se ausenta,
pero deja apoderado con autorización e instrucciones bastantes, la confesión la
prestará este último en representación de su mandante dentro del juicio posterior; y
si se ausenta sin prestar confesión ni dejar apoderado, se le dará por confesa, pero en
el curso del juicio (art. 284, inc. 2°, CPC).

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Esta sanción de darla por confesa tendrá que ajustarse a lo prescrito en el


artículo 394 del Código de Procedimiento Civil, o sea, será necesario examinar
previamente si las preguntas objeto de la confesión están o no categóricamente
afirmadas, pues solamente las primeras son las que se darán por confesadas.

c) Declaración testimonial (art. 286 CPC)

Puede solicitarla el futuro demandante o el futuro demandado; y, en atención


a su finalidad, pertenece a las medidas prejudiciales destinadas a procurarse pruebas
que pueden desaparecer.

Tendrá lugar esta medida prejudicial respecto de testigos cuyas declaraciones,


por razón de impedimentos graves, haya fundado temor de que no puedan recibirse
oportunamente (art. 286, inc. 1°, parte 1ª CPC) (ejemplos: grave enfermedad que
haga temer por la vida del testigo, ausencia del mismo a lugares desconocidos o de
tránsito, etc.).

Las declaraciones versarán sobre los puntos que indique la parte que solicita
la diligencia, calificados de conducentes por el tribunal (art. 286, inc. 1°, parte final,
CPC). Contra esta resolución podrán interponerse recursos, ya que la ley no los
prohibió como en el caso de la absolución de posiciones.

Para practicar esta diligencia, en cambio, del mismo modo que en la


inspección personal del tribunal, informe de peritos nombrados por el mismo
tribunal o certificación de ministro de fe, se dará previamente conocimiento a la
parte en contra de quien se ha solicitado la diligencia, sólo cuando se halle en el
lugar donde se expidió la orden o donde deba tomarse la declaración; y en los demás

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casos se procederá con intervención del defensor de ausentes (art. 286, inc. 2°,
CPC).

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IV. Medidas prejudiciales especialísimas reglamentadas en los artículos


282 y 285 del CPC

a) Declaración jurada o exhibición de título de parte del simple tenedor de la


cosa de que procede la acción o es objeto de ella (art. 282 CPC)

Puede ser solicitada únicamente por la persona que desea instaurar una
demanda, o sea, por el futuro demandante; y, en atención a su finalidad, también está
destinada a preparar la demanda.

Para comprender su alcance es necesario relacionarla con lo dispuesto en el


artículo 896 del Código Civil, que dice: “El mero tenedor de la cosa que se
reivindica es obligado a declarar el nombre y residencia de la persona a cuyo
nombre la tiene”.

En consecuencia, esta obligación señalada por la ley civil, que pesa sobre el
mero tenedor de la cosa que se reivindica, desde el punto de vista procesal, reviste el
carácter de medida prejudicial. Pero su campo de actuación ha sido ampliado, por
cuanto se hace valer en contra de aquel a quien se intenta demandar si expone ser
simple tenedor de la cosa de que procede la acción a que es objeto de ella, y no
solamente en contra de aquel mero tenedor de la cosa cuya reivindicación se
pretende; y porque la medida tiende a dos objetivos, a saber: la declaración jurada
sobre el nombre y residencia de la persona en cuyo nombre la tiene y la exhibición
del título de su tenencia; y si expresare no tener título escrito, la declaración bajo
juramento de que carece de él (art. 282, inc. 1°, CPC).

En el fondo, la petición principal de esta medida prejudicial consistirá en que


quien tenga la cosa de que procede la acción o que es objeto de ella, exponga si es

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poseedor o mero tenedor de la misma; y, para el caso de exponer que es mero


tenedor, subsidiariamente se solicitará que preste juramento sobre el nombre y
residencia de la persona en cuyo nombre la tiene y que exhiba el título de su
tenencia o jure carecer de él.

En caso de negativa para practicar cualquiera de las diligencias antes


enunciadas, se podrá apremiar a la persona a quien se intenta demandar, con multas
que no excedan de dos sueldos vitales, o arrestos hasta de dos meses, determinados
prudencialmente por el tribunal; sin perjuicio de repetir la orden y el apercibimiento
(arts. 274 y 282, inc. 2°, CPC).

La exhibición del título de mera tenencia dará también derecho al futuro


actor, siempre que lo exija, a que se deje en el proceso copia de todo el documento o
de la parte pertinente (art. 283, parte 1ª, CPC).

b) Constitución de apoderado judicial (art. 285 CPC)

Puede ser solicitada exclusivamente por el futuro demandante y, en atención a


su finalidad, está destinada a preparar la acción que se piensa instaurar.

Tendrá lugar esta medida prejudicial siempre que haya motivo fundado para
temer que una persona se ausente en breve tiempo del país (arts. 284 y 285, parte 1ª,
CPC).

El objetivo directo de la medida prejudicial en cuestión es que la persona


cuya ausencia se teme, constituya en el lugar donde va a entablarse el juicio,
apoderado que le represente y que responda por las costas y multas en que sea
condenado (art. 285, parte 2ª, CPC).

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Si la persona en contra de quien se ha dictado esta medida prejudicial rehúsa


cumplirla, incurrirá en el apercibimiento de nombrársele un curador de bienes (art.
285, parte final, CPC).

Recordemos que si la persona a quien se va a demandar se ausenta del país


sin dejar apoderado que la represente, habrá que atenerse a las normas legales sobre
representación judicial de las personas ausentes.

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V. Las medidas prejudiciales precautorias

1. Regulación

En nuestra legislación, las medidas prejudiciales precautorias se encuentran


contempladas dentro del Título IV “ De las Medidas Prejudiciales”, del Libro II del
Código de Procedimiento Civil, y dentro de éste, se refieren específicamente a las
medidas prejudiciales precautorias los artículos 279 y 280.

2. Concepto

Las medidas prejudiciales precautorias son las providencias pronunciadas por el


tribunal antes de la existencia del juicio, a petición de quien será el sujeto activo en
el proceso, que tienen por finalidad asegurar el resultado de la pretensión que se hará
valer posteriormente en el proceso, cuando se ha demostrado la apariencia de la
existencia del derecho cuya satisfacción se pretende y existe el peligro de que éste
puede ser burlado, rindiéndose caución por el solicitante para garantizar los
perjuicios que pudieren causarse con su infundado otorgamiento.

La diferencia fundamental entre las medidas prejudiciales precautorias y las


medidas precautorias reside en la oportunidad procesal en que se pueden pedir.

Sólo le corresponde solicitarla al futuro demandante; y, en atención a su


finalidad, constituye el ejemplo típico de medidas prejudiciales destinadas a
asegurar el resultado de la acción que se pretende instaurar.

En consecuencia, las medidas prejudiciales precautorias, como su nombre lo


indica, presentan un doble carácter: son prejudiciales, en el sentido de que son
previas al juicio; y son precautorias, en cuanto están llamadas a asegurar el resultado
de la futura acción.
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3. ¿Cuáles son estas medidas prejudiciales precautorias?

Las mismas medidas precautorias de que trata el título V del libro II del Código
de Procedimiento Civil (art. 279, inc. 1°, parte 1ª, CPC); o sea, el secuestro de la
cosa que va a ser objeto de la demanda, el nombramiento de uno o más
interventores, la retención de bienes determinados y la prohibición de celebrar actos
o contratos sobre bienes determinados.

4. Requisitos de concesión de las medidas prejudiciales

a) Que existan motivos graves y calificados para solicitarlas;

Según dispone el art. 279 del CPC, debe tratarse de casos graves y
calificados, esto es, de situaciones en las cuales se presuma que la demora en el
otorgamiento de la medida se traducirá en serios perjuicios para el futuro
demandante, de allí la urgencia en que estas medidas sean otorgadas por el tribunal
de inmediato.

b) Que se determine el monto de los bienes sobre que deben recaer las
medidas precautorias;

Dispone el art. 279 del CPC en su número 1° que debe determinarse el monto
de los bienes sobre los cuales recaerá la medida. Lo anterior es de toda lógica porque
es la forma que precisamente tiene el tribunal de controlar que la medida no sea
abusiva, de conocer de inmediato qué parte del patrimonio del futuro demandado se
desea afectar. Es una consagración más del principio de proporcionalidad que debe
guiar la conducta del tribunal cuando se enfrenta a una solicitud de este tipo,
evitando, de este modo, que se concedan medidas abusivas que busquen gravar todo
el patrimonio del demandado.
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c) Que se rinda fianza u otra garantía suficiente, a juicio del tribunal, para
responder por los perjuicios que se originen y multas que se impongan (art. 279
CPC).

El art. 279 añade en su número 2° que se debe otorgar fianza u otra garantía
suficiente a efectos de responder por los eventuales perjuicios que se irroguen al
futuro demandado. Elemento que aparece en forma autónoma de los otros
presupuestos para conceder las medidas cautelares, siendo obligatoria para el juez su
exigencia.

Estamos frente a uno de los más bien excepcionales casos al interior del
orden procesal chileno en que la caución se exige como elemento necesario para
conceder la medida requerida.

d) La acción que se deducirá

El futuro demandante debe cumplir con lo establecido en al art. 287 del CPC,
esto es, debe indicar la acción que se propone deducir y someramente sus
fundamentos.

Sólo por este medio queda el tribunal en situación de poder apreciar


convenientemente la procedencia y necesidad de la medida solicitada. Así, por
ejemplo, si el futuro actor anuncia que va a ejercer una acción reivindicatoria sobre
un bien mueble y se teme su deterioro en manos del poseedor del mismo, la
prejudicial que debe pedirse es el secuestro de la cosa y no la prohibición de celebrar
actos y contratos, que no resguarda de ningún menoscabo físico del bien.

e) Requisito de toda medida precautoria

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Finalmente, a los requisitos propios de las medidas prejudiciales, la


jurisprudencia añade el presupuesto general de las medidas precautorias, esto es,
acompañar comprobantes que constituyan a lo menos presunción grave del derecho
reclamado (art. 298 del CPC). Según el profesor Juan Carlos Marín, este último
criterio es reiterativo y se encuentra comprendido en los motivos graves y
calificados que requiere el art. 279. En otras palabras, acreditar la gravedad y
calificación que exige requiere el art. 279 cubre la presunción grave que pide el art.
298.

5. Cargas procesales

Una vez que el tribunal ha aceptado la solicitud de medidas prejudiciales


precautorias, pesan sobre el futuro demandante dos importantes obligaciones:

a) Debe presentar su demanda en el término de diez días,

Este plazo de diez días es de carácter fatal, porque la ley emplea la expresión
“en el término” y, por tratarse de un plazo establecido en el Código de
Procedimiento Civil de acuerdo a lo dispuesto en su artículo 64; para computarlo se
descuentan los feriados, por tratarse de un plazo de días establecido en el Código de
Procedimiento Civil (art. 66 CPC); y podrá ampliarse hasta treinta días por motivos
fundados (art. 280, inc. 1°, parte final, CPC).

La ampliación del plazo debe ser solicitada por quien pide la prejudicial en un
otrosí de su presentación. Debe justificar por qué requiere más días de los que ha
fijado el legislador para presentar la demanda. Suele suceder, por ejemplo, que la
prejudicial que se pide sea de aquellas que para ser oponibles a terceros requieran de
alguna publicidad. Una prohibición sobre un número considerable de inmuebles

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localizados en diversos municipios. En estos casos los diez que establece el


legislador pueden ser escasos para practicar todas las inscripciones requeridas.

b) Debe pedir que se mantengan las medidas decretadas (art. 280, inc. 1°,
parte 1ª, CPC).

Para el profesor Mario Casarino, la petición de que se mantengan las medidas


precautorias decretadas deberá formularse en el cuaderno de medida prejudicial,
naturalmente junto con la presentación de la demanda; pero no en este mismo y
último escrito, como acontecía antes, de acuerdo con la antigua redacción del
artículo 270, que exigía perentoriamente que esta petición de mantención de las
medidas prejudiciales precautorias decretadas debía hacerse en la demanda misma,
lo cual era un contrasentido, puesto que las medidas prejudiciales se tramitan en
cuaderno separado.

En la práctica los abogados realizan esta petición en la demanda misma. Para


el profesor Juan Carlos Marín, si bien la ley no lo dice de manera explícita, pero es
la forma lógica y práctica de cumplir con esta carga. Lo único relevante es la
decisión que el juez a quo tome al respecto, con independencia del cuaderno donde
se hubiere materializado la solicitud.

Dicha petición de mantener las medidas prejudiciales precautorias deberá ser


resuelta directamente por el tribunal; esto es, manteniendo la ya decretada, o bien
ordenando alzarla, sin perjuicio, en el primer caso, del derecho del demandado para
oponerse, con lo cual se trabará el correspondiente incidente. En algunos casos, los
tribunales proveen el escrito de mantención de medidas prejudiciales precautorias,
con “traslado y autos”, o sea, dándole de inmediato tramitación incidental; y todavía
algunos ordenan la formación de cuaderno separado, es decir, que el incidente de
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mantención de la medida lo resuelven teniendo a la vista el cuaderno de medida


prejudicial precautoria, en vez de hacerlo en este mismo cuaderno.

6. Incumplimiento de las cargas procesales

Si el actor no cumple con las cargas que hemos analizado se ha resuelto por
nuestros tribunales que las medidas decretadas caducan ipso facto. Además, de
acuerdo con el inciso segundo del artículo 280 CPC, hace que se considere doloso
el procedimiento seguido por el futuro demandante y que tenga que responder de los
perjuicios causados frente a la persona en contra de quien se decretaron tales
medidas (art. 280, inc. 2°, CPC).

Se trata de una presunción legal establecida en beneficio de la persona en


contra de quien se solicitaron estas medidas, y destinada a evitarle tener que rendir
prueba dentro del pleito sobre indemnización de perjuicios, que podrá iniciar en
contra del que pidió las medidas precautorias, acerca del dolo con que este último
actuó en las gestiones respectivas. 15

7. Cumplimiento de las cargas: decisión del tribunal

Si el actor cumple con las aludidas cargas procesales esto no le garantiza que
las medidas continuarán en vigor. La renovación de las medidas no es automática. El
tribunal debe tomar una decisión al respecto. Es decir, el tribunal que decretó la

15
Se ha resuelto: En los supuestos del artículo 280 del mismo cuerpo legal, el tribunal, al no mantener la
medida, por este solo hecho, quien la obtuvo queda responsable de los perjuicios causados, considerándose
doloso su procedimiento.

Se infiere una verdadera responsabilidad objetiva cuya fuente es la ley, no siendo necesario recurrir al actuar
doloso o culpable del hechor, bastando que se den los requisitos que la ley procesal puntualiza. Corte
Suprema, 15 de marzo de 2005, rol N° 5487-2003

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medida prejudicial una vez que el actor ha dado cumplimiento a lo prescrito en el


inciso 1° del art. 280, debe decidir si las renueva como precautorias o si, por el
contrario, ordena su alzamiento. La norma busca que el tribunal en todo momento
aprecie si se justifica la continuidad de las medidas, sí siguen siendo indispensables
para asegurar el resultado de la acción o si, por el contrario, procede cancelarlas de
acuerdo con los eventuales mayores antecedentes que se han tenido a la vista, o con
una mejor revisión de los ya aportados por el actor.

8. Tramitación

Presentada la solicitud de una medida prejudicial precautoria surge la pregunta


de establecer cómo se tramita. No se olvide que en este momento no existe aún un
proceso judicial stricto sensu. El sólo empieza una vez que se ha notificado la
correspondiente demanda y ha transcurrido el término de emplazamiento. Los
artículos que hemos analizado y que se refieren a las medidas prejudiciales
precautorias no contienen ninguna disposición sobre cómo debe tramitarse esta
solicitud; sin embargo, dentro del propio título IV del libro II, que trata de todas las
medidas prejudiciales, existe una disposición que ha sido utilizada por la
jurisprudencia y doctrina chilenas para establecer la forma como se tramitan estas
medidas. Nos referimos al art. 289 del CPC, último del aludido título IV.

Señala dicha disposición: “Las diligencias expresadas en este Título pueden


decretarse sin audiencia de la persona en contra de quien se piden, salvo los casos en
que expresamente se exige su intervención”.

A partir de este precepto la doctrina y jurisprudencia sostienen que las medidas


prejudiciales precautorias se deben conceder de plano y sin intervención del sujeto
pasivo de la misma. Inclusive la doctrina y jurisprudencia chilenas han rechazado la
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posibilidad de que el sujeto que soporta la medida pueda intervenir en esta etapa
“pre proceso”. Ni siquiera se le debe permitir efectuar alguna diligencia en el
cuaderno en que se tramita la prejudicial.

Por tanto, el derecho de oposición del futuro demandado solo podrá hacerse valer
cuando la medida se le notifique y esta lo será cuando se le dé noticia de la demanda
principal. En este caso, el efecto sorpresa es clave en la tramitación de la diligencia,
de allí que se lleven a efecto sin dar noticia a los futuros demandados.

En este punto ha surgido un problema que la jurisprudencia ha resuelto


aplicando el artículo 302 del CPC, ubicado en el título de las medidas precautorias.
El art. 280 del CPC, como se recordará, impone la carga de presentar la demanda
dentro de un determinado plazo. Pero no obliga a notificar la demanda en ese mismo
término. Es por ello que una vez que se ha presentado la correspondiente demanda y
el tribunal debe resolver sobre la mantención de la medida ahora como precautoria,
se recurre al art. 302 del CPC. Este artículo permite al tribunal llevar a efecto dicha
medida antes de notificar a la persona contra quien se dicta, pero impone la carga de
notificar la medida en el plazo de cinco días o en el plazo superior que el tribunal
señale. De no recurrirse a esta disposición podría darse la situación, algo paradójica,
que el solicitante de la medida una vez presentada la demanda y renovadas por el
tribunal como precautorias, no notifique ni la demanda, ni las medidas. De allí la
importancia del art. 302.

En definitiva en la etapa prejudicial rige el art. 289 del CPC. La medida se


concede unilateralmente con la sola presentación que realiza el actor. Él debe
acreditar todos los elementos que hemos visto y cumplir con las cargas que la ley
señala. El tribunal debe tomar una doble decisión: conceder las prejudiciales con la

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sola presentación del peticionario y, posteriormente, renovarlas como precautorias.


En este segundo evento surge la aplicación del art. 302, en cuanto a la notificación
que debe hacerse de la medida ya concedida.

CAPÍTULO CUARTO
NOTAS FINALES

1.- La prescripción se interrumpe civilmente por la interposición de una medida


prejudicial.16

2.- Tribunal que conoce de medida prejudicial probatoria es competente para


conocer de la acción principal.17

3.- Medidas cautelares reales pueden ser solicitadas aún antes de la formalización.18

16
Corte Suprema, 1 de marzo de 2022, rol N°30527-2020 y Corte Suprema, 30 de abril de 2015, rol N° 1544-
2015.
17
Corte de Apelaciones de Santiago, 28 de septiembre de 2018, rol N°7982-2018.

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4.- Para el efecto del abandono del procedimiento, deben considerarse las
actuaciones útiles desplegadas por el demandante en el cuaderno de medida
precautoria.19

18
Corte de Apelaciones de Santiago, 24 de julio de 2019, rol N°3528-2019.
19
Corte Suprema, 29 de noviembre de 2017, rol N°24908-2017.

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