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Análisis morfológica e funcional del proceso espermatogénico en

cobayos (Cavia porcellus) desde la pre-pubertad hasta la post-


pubertad.

Resumen
Este estudio describe el análisis morfológico y funcional de la espermatogénesis
en cuyes (Cavia porcellus) de cinco (W5), seis (W6), nueve (W9) y once (W11)
semanas de edad (n=5/grupo). Los aspectos analizados incluyen recuentos de
poblaciones celulares presentes en la etapa 1 del ciclo del epitelio seminífero
(SEC), eficiencia de la mitosis de las espermatogonias (EMi), producción
meiótica (EMe), rendimiento global de la espermatogénesis (EOS), índice de
células de Sertoli (SCI) y capacidad de carga de las células de Sertoli (CCSC).
Los resultados mostraron que el número promedio de espermatogonias tipo A,
espermatocitos primarios en pré-leptóteno/leptóteno, espermatocitos primarios
en paquiteno, células espermatogénicas totales y células de Sertoli presentaron
variaciones numéricas según la edad; sin embargo, estadísticamente no se
detectaron, mientras que las espermátides redondas aumentaron
significativamente en la pubertad y luego se estabilizaron.
La producción espermatogénica de cobayos de 5 a 11 semanas de edad no
alcanzó el punto de estabilización, y el RMi, RME, EOS, SCI y CCSC
mostraron una variación numérica significativa en función de la edad. Los
resultados demuestran que Cavia porcellus en pos-puberal etapa 2 es un modelo
experimental ventajoso para abordar estudios sobre los procesos de
reconocimiento homólogo, alineación y sinapsis durante la profase meiótica; el
rendimiento intrínseco de espermatogénesis en cobayos es similar al de ratas
Wistar, paca y agutí (Dasyprocta sp.) y menor que en cobayas, mientras que la
eficiencia funcional de las células de Sertoli es mayor que en ratas agutí y
Wistar, y menor que en pacas , rata espinosa y pecaríes de collar. Concluimos
que en cuyes la espermatogénesis está completamente establecida a las 6
semanas de edad, indicando la etapa puberal del desarrollo sexual, y hasta la
semana 11 no alcanzan la máxima producción diaria de espermatozoides y por
lo tanto la madurez sexual.
Introducción
La función reproductiva es un factor de vital comprensión tanto para el
establecimiento de sistemas de manejo apropiados como para el uso de especies
como modelo animal en estudios reproductivos. En este sentido, el conocimiento
de la espermatogénesis, definida como un proceso sincrónico y regular de
diferenciación celular por el cual un tallo de espermatogonias se diferencia
gradualmente en una célula haploide altamente especializada, el espermatozoide
(France & Russell 1998), es importante para la identificación de los
espermatozoides de las posibles causas de infertilidad y subfertilidad y
comprensión de los procesos que definen la capacidad de producción de
esperma (Aguiar et al. 2006).
La espermatogénesis se produce en los túbulos seminíferos, que, en la mayoría
de las especies, es el principal componente del parénquima testicular.
Considerando que la masa testicular refleja directamente la producción de
espermatozoides, la variación en la proporción de túbulos seminíferos entre
diferentes especies puede ser considerada como uno de los principales factores
responsables de la diferencia observada en la eficiencia de la producción de
espermatozoides. Aunque la actividad espermatogénica es relativamente
constante en animales no estacionales sexualmente maduros, varía
significativamente entre especies y entre razas (França & Russell 1998). En este
sentido, la cuantificación histológica del parénquima testicular se vuelve
fundamental para estudios que involucren parámetros reproductivos, ya que
constituye un instrumento preciso para evaluar la capacidad espermatogénica de
los animales, tanto en condiciones normales, patológicas o experimentales
( Cardoso 2009).
Además, las primeras etapas de la profase meiótica, leptoteno y cigoteno, son
importantes porque los cromosomas homólogos se reconocen, se alinean y se
emparejan durante ellas. Sin embargo, en túbulos seminíferos de especies de
mamíferos están pobremente representados, lo que dificulta la realización de
estudios centrados en estas etapas y hace que la base molecular de estos eventos
sea poco conocida y entendida en eucariotas superiores (Rodríguez & Wettstein
2004).
Debido a que es extremadamente sensible a los tratamientos quimioterapéuticos,
hormonales y de temperatura y debido a que la recuperación de la producción de
espermatozoides depende de la regeneración de células madre, la
espermatogénesis ha sido estudiada en varias especies como los roedores,
debido a su extraordinaria capacidad reproductiva en una amplia variedad de
climas y condiciones (Myers 2000), las hace importantes en muchos ecosistemas
(Ferreira et al. 2007) y les otorga importancia en la investigación biomédica y
pruebas de laboratorio. Entre ellas, la cobaya (Cavia porcellus, Linnaeus, 1758)
se utiliza con este fin desde finales del siglo XVIII con creciente importancia en
la investigación científica, ya que su largo período de gestación, ovulación
espontánea y cuerpo lúteo activo la convierten en una excelente modelo animal
para estudiar la reproducción humana (Suzuki et al. 2003).
En cuyes machos, la fisiología reproductiva está poco estudiada, con énfasis
en estudios dirigidos a cuantificar tipos celulares en las diferentes fases
sexuales en cuyes Dunkin Hartley (Rodríguez & Wettstein 2004) y en las
glándulas accesorias en Cavia porcellus (Vásquez & Del Sol) . 2010,
Gradela et al. 2012). Por lo tanto, es necesario un estudio más detallado
sobre la espermatogénesis en estos animales para una mejor comprensión
de esta especie en términos reproductivos y para permitir su uso como
modelo animal en estudios reproductivos.
El presente estudio tuvo como objetivo analizar morfológica y funcionalmente el
proceso espermatogénico en cuyes (Cavia porcellus) desde la prepubertad hasta
la pospubertad (Gradela et al. 2012). Para ello se evaluaron las poblaciones
celulares presentes en el epitelio seminífero en la etapa 1 de la CES, la tasa
intrínseca de espermatogénesis, el índice de células de Sertoli, la eficiencia de
las mitosis de las espermatogonias, la producción meiótica y la capacidad de
carga de las células de Sertoli.
MATERIAL Y MÉTODOS
Muestras testiculares de 20 cuyes (Cavia porcellus), nacidos y criados en el
vivero de la Universidade Federal do Vale do São Francisco en Petrolina, Estado
de Pernambuco, Brasil (Latitud: 09° 23' 55”/Longitud: 40° 30' 03”/Altitud
376m), de
cinco (S5) semanas de edad, correspondiente a la pre-pubertad tardía,
seis (S6) semanas correspondientes al estadio puberal,
nueve (S9) semanas correspondientes al estadio pospuberal 1 y
once (S11) semanas correspondientes al estadio pospuberal 2
(N=5/grupo de edad).
Este estudio fue aprobado por el Comité de Ética Experimental en Humanos y
Animales (CEEHA) de Univasf bajo el protocolo n° 22041019. Los ejemplares
fueron destetados a la cuarta semana de edad, cuando recibieron agua y alimento
comercial ad libitum, hasta el momento de la evaluación.
Al llegar a la edad programada, los cobayos fueron anestesiados con clorhidrato
de xilazina y clorhidrato de ketamina en una dilución 1:5 (0.1ml/100g BW)
asociado con clorhidrato de tramadol (2mg/1000g) [IM] y sacrificados por
exanguinación por punción del vena cava caudal.
Los fragmentos testiculares fueron recolectados, fijados en formalina tamponada
al 10% por 18 h e inmersos en alcohol al 70% hasta el procesamiento
histológico de rutina, cuando fueron embebidos en parafina, sometidos a cortes
histológicos de 7 μm de espesor en microtomo EasyPath, São Paulo, Brasil y ,
luego de ser desparafinados y rehidratados, fueron teñidos con hematoxilina de
Mayer.
Después de una deshidratación gradual en etanol al 70 % y al 95 %, las
secciones se tiñeron más en tampón de eosina antes de montarlas (Silva et al.
2001). Los portaobjetos, después de teñidos y montados, se analizaron en un
microscopio binocular Olympus BX 50, equipado con una cámara digital.
Cuantificación de células espermatogénicas.
Solo los túbulos seminíferos en etapa 1 del ciclo del epitelio seminífero (CES)
fueron evaluados de acuerdo con el método de morfología tubular que los
clasifica en 8 etapas (Courot et al., 1970) y por eso los S1 y S2) (Cobayas
impúberes) y prepúberes tempranos (S3 y S4) no fueron evaluados. Así, para la
cuantificación de células espermatogénicas y células de Sertoli se analizaron 10
secciones transversales de túbulos seminíferos en cada animal en fase puberal y
pospuberal (S6 a S11) y 20 secciones transversales en animales en fase
prepuberal tardía (S5).
En cada célula del linaje espermático (espermatogonias, espermatocitos y
espermátidas redondeadas) y en células de Sertoli se obtuvieron las medias entre
los ejes X (mayor) e Y (menor) de los núcleos y nucléolos, respectivamente.
Luego, las cuantificaciones fueron sometidas a un factor de corrección de
acuerdo al objetivo, utilizando una lente micrométrica. El recuento obtenido
dentro de las secciones transversales de los túbulos seminíferos para cada tipo de
célula se corrigió por el grosor del corte y el diámetro nuclear y/o nucleolar
medio y el grosor del corte según la fórmula de Abercrombie (1946) corregida
por Amann (1962).
Evaluación del rendimiento e índice de espermatogénesis de células de
Sertoli por células espermatogénicas totales.
La evaluación del rendimiento de espermatogénesis es la relación entre los tipos
de células estudiados y se divide en rendimiento mitótico, rendimiento meiótico
y rendimiento general de espermatogénesis. El rendimiento mitótico o el
coeficiente de eficiencia de la mitosis se calculó mediante la relación entre los
espermatocitos primarios jóvenes en pre-leptoteno/leptoteno y espermatogonias
A (RMi=PL/L:SPGA); el rendimiento meiótico por la relación entre
espermátidas redondeadas y espermatocitos primarios en paquiteno
(RMe=SPDAr:PQ) y el rendimiento general de espermatogénesis por la relación
entre espermátidas redondeadas y espermatogonias (RGE=SPDAr:SPGA).
El índice de células de Sertoli (ICS) se calculó a partir de la relación entre estas
células y las espermátides redondeadas (ICS=SPDAr:CS).
Evaluación de la Capacidad de Carga de las Células de Sertoli (CSCS). Para
evaluar la capacidad de carga de las células de Sertoli (CSCS), se calculó la
relación entre el número total de células de Sertoli (CS) y el número total de
células espermatogénicas (EC) (CSCS= EC:CS).
RESULTADOS
El presente estudio evaluó morfológica y funcionalmente el proceso
espermatogénico en 20 cuyes (Cavia porcellus) agrupados según el estadio de
desarrollo sexual.
 Las espermatogonias tipo A (SPGA) no presentaron cambios
significativos en las semanas estudiadas, variando de 1,46+1,12 en la
prepubertad tardía a 1,68+1,01 en la pospubertad 2.
 Lo mismo se observó con los espermatocitos I en pre-leptoteno/leptoteno
( PL/L) que varió de 2,77+2,26 a 4,32+0,76, respectivamente; células
espermatogénicas totales (CE) (4,29+5,30 a 7,73+6,29);
 células de Sertoli (CS) (1,67+1,22 a 2,05+0,72) y espermatocitos I en
estadio de paquiteno (PQ) (8,22+6,18 a 7,81+2,30).













 Por otro lado, las espermátides redondeadas (SPDAr) aumentaron
significativamente, variando de 7,25+6,38 a 17,12+3,61 (Cuadro 1) a
partir de la etapa puberal, indicando la mayor actividad del proceso
espermatogénico patrones morfológicos de madurez a partir de la etapa
prepuberal tardía.


 La cuantificación de espermatogonias A, espermatocitos primarios en
PL/L, espermatocitos primarios en PQ y SPDAr en relación con el total de
células espermatogénicas en túbulos seminíferos de cobayos se muestra
en la Tabla 2.


Solo el porcentaje de SPDAr fue significativamente menor en la fase prepuberal
en relación con las demás fases. En la tabla 3 se muestra la cuantificación de
espermatocitos primarios en pre-leptoteno/leptoteno (PL/L) y paquiteno (PQ) en
relación al total de espermatocitos primarios en PL/L+PQ analizados. Tenga en
cuenta que la cantidad de espermatocitos primarios en PL/L fue
significativamente menor que la de los espermatocitos primarios en PQ en todas
las etapas del desarrollo sexual.
El rendimiento general de espermatogénesis (GER) y RMi aumentaron
significativamente desde el pospuberal 1, con GER que varió de 4,19 a 17,42 y
RMi de 1,25 a 4,26; mientras que el RMe (0.73 a 2.55); el GER (4.19 a 17.42);
ICS (3,24 a 10,32) y CSCS (11,78 a 17,14) aumentaron significativamente a
partir de la pubertad (tabla 4). RMi y RGE mostraron un desarrollo creciente
(Fig. 1), mientras que RMe, ICS y CSCS inicialmente aumentaron y luego
disminuyeron (Fig. 2), lo mismo que se observó con ICS y CSCS. Se observó
una correlación lineal significativa en la etapa prepuberal tardía. fase entre
SPGA y PL/L (r=0,95, P<0,01); SPGA y PQ (r=0,72, P<0,05); SPGA y CS (r =
0,93, P <0,01); PL/L y CS (r=0,88, P<0,01); PQ y SPDAr (r=0,80, P<0,01); PQ
y CS (r=0,78, P<0,01) y SPDAr y CS (r=0,67, P<0,05). En la fase puberal hubo
correlación solo entre SPGA y PQ (r=0,67, P<0,05); en la pospuberal 1 entre
PL/L y PQ (r=0,70, P<0,05) y en la pospuberal 2 entre PL/L y PQ (r= -0,65,
P<0,05) .
DISCUSIÓN
El establecimiento de la espermatogénesis es un fenómeno largo y progresivo en
el que se distinguen las siguientes etapas después del nacimiento: prepuberal,
prepuberal temprana, prepuberal, -pubertad tardía, pubertad, pospuberal y
madurez sexual (Courot et al. 1970). En cobayas, la morfología de las células
espermatogénicas y de Sertoli fue similar a la descrita para los mamíferos en
general (Courot et al. 1970, Assis-Neto et al, Alabama. 2003 b), de modo que en
la semana cinco de edad los elementos celulares observados indicaron la fase
prepuberal tardía, en la semana 6 la fase puberal y en las semanas nueve y once
las fases pospuberal 1 y 2, respectivamente.
Para comprender el proceso espermatogénico, el estudio cuantitativo de las
células que componen el epitelio seminífero se vuelve fundamental, ya que
permite evaluar la espermatogénesis mediante la determinación de su
rendimiento intrínseco y también el seguimiento cuantitativo de la evolución de
cada tipo celular a lo largo del ciclo espermatogénico (Cardoso 2009),
permitiendo la identificación de posibles causas de infertilidad y subfertilidad,
así como la comprensión de los procesos que definen la capacidad de
producción espermática (Aguiar et al. . 2006).
En este estudio, el valor medio de espermatogonias tipo A fue constante después
de la pubertad, como se observó en ratones y pecaríes (Cardoso 2009) y otros
mamíferos (Assis-Neto et al. 2003a). En términos promedio, los valores
observados en este estudio fueron superiores a los obtenidos por pecaríes de
collar (Costa et al. 2004) y pecaríes (Cardoso 2009) e inferiores a los de agutíes
(Dasyprocta aguti, Assis-Neto et al. 2003), ratas, Wistar (Almeida et al. 2000;
Moura et al. 2006), ratones (Morais et al. 2009) y cobayas (Santos et al. 2012).
La población de espermatocitos primarios en pre-leptoteno/leptoteno aumentó
ligeramente desde la prepubertad tardía hasta la pospubertad 2 y la de
espermatocitos primarios en paquiteno fluctuó en este período, lo que indica que
estas poblaciones celulares no se estabilizaron después de la pubertad, de
acuerdo con lo que fue reportado en agutíes (Assis-Neto et al. 2003a) y pecaríes
(Cardoso 2009). Comparando los valores medios de estas celdas con los
números obtenidos en agutíes (Assis-Neto et al. 2003); pecaríes de collar (Costa
et al. 2004); pecaríes (Cardoso 2009); ratas Wistar (Almeida et al. 2000, Moura
et al. 2006); en ratones (Morais et al. 2009) y cobayas (Santos et al 2012) se
encontraron valores inferiores en cobayos.
Las espermátidas redondeadas mostraron un crecimiento significativo desde la
prepubertad hasta la pubertad y un crecimiento gradual en la pospubertad como
se describe en agutíes (Assis-Neto et al. 2003a) y pecaríes (Cardoso 2009), esto
nos permitió concluir que, hasta la pospubertad 2 las cobayas no habían
alcanzado la madurez sexual. Los valores medios de estas células en cobayos
fueron inferiores a los obtenidos en otros roedores (Almeida et al. 2000; Assis-
Neto et al. 2003, Costa et al. 2004; Moura et al. 2006; Cardoso 2009 y Santos et
al., 2004; otros, 2012).
Las células de Sertoli mostraron características de madurez desde pre- pubertad
tardía, ya que sus valores no mostraron una diferencia significativa hasta la
pospubertad 2. Este hecho ocurre porque la diferenciación de las células de
Sertoli comienza poco después de la diferenciación gonadal y termina antes de
la pubertad en todas las especies de mamíferos investigadas hasta el momento
(Sharpe et al. 2003; Plant et al. 2005). Así, se considera que la proliferación de
las células de Sertoli termina cerca del período de desarrollo de la barrera celular
de Sertoli, de la secreción de líquido tubular (con la consiguiente formación de
la luz tubular), del desarrollo del citoesqueleto de actina en las células.
Las células de Sertoli y la extensa proliferación de espermatocitos primarios y
espermátidas (França et al. 2000, Leal & França 2008, Avelar 2010). Además, la
salida de las células de Sertoli de la fase proliferativa también coincide con el
aumento de su volumen nuclear (Avelar 2010), como se observa en este estudio.
Por lo tanto, estos parámetros se consideran buenos indicadores de la
diferenciación/maduración de las células de Sertoli (Leal & França 2008). En
cobayas, la detención de la proliferación de células de Sertoli (en la semana 5 de
edad) y el establecimiento de la pubertad (en la semana 6 de edad) se produjeron
antes que en las chinchillas (2 meses y 3 meses, respectivamente, Leal & França
2008). . El ligero aumento observado en la pospubertad 2 también fue descrito
en agutíes (Assis-Neto et al. 2003a) y se contrapuso a los pecaríes cuyos valores
disminuyeron desde la etapa prepuberal hasta la pospubertad 2 (Cardoso 2009).
En otros roedores (Almeida et al. 2000, Assis-Neto et al. 2003, Costa et al. 2004,
Cardoso 2009, Moura et al. 2006, Santos et al. 2012) los valores medios de las
células de Sertoli fueron superiores a obtenidos por cobayos. La cuantificación
de diferentes células espermatogénicas en cobayos prepuberales indicó una
menor presencia de espermatocitos primarios en PL/L (25,21% del total de
espermatocitos en PL/L+PQ) en comparación con los espermatocitos primarios
en LP y Z de cobayos Dunkin Hartley adultos (51,8%). %; Rodríguez &
Wettstein 2004). Por otro lado, en la pospubertad 2 hubo mayor presencia tanto
en relación a espermatozoides totales (13,97%) como espermatocitos totales en
PL/L+PQ (39,23%) en comparación con los hallazgos de Rodríguez & Wettstein
(2004). ) (5,5% de células totales y 24,4% de espermatocitos totales) y por
Bellve´ et al. (1977) en ratones (3,8% y 16,4%, respectivamente). Estos
resultados indicaron que los cobayos pospuberales 2 son ideales para abordar
estudios sobre espermatocitos en PL/L, ya que esta etapa fue altamente
representativa (25,21% a 39,23% del total de células) en los túbulos seminíferos
en comparación con otros roedores.
En la prepubertad tardía, aunque se observó una correlación positiva
significativa entre las espermatogonias A y los espermatocitos I en PL/L y PQ,
no hubo correlación entre estos y las espermátidas redondeadas. Estos hallazgos
indicaron que la espermatogénesis aún no estaba completamente establecida y
confirmaron que hubo pérdidas en estas primeras etapas de la espermatogénesis.
Por otro lado, la correlación positiva significativa observada entre todos los tipos
de células espermatogénicas y las células de Sertoli indicó que la capacidad de
carga de las células de Sertoli aún no se había establecido, ya que estas
poblaciones de células germinales aún no se habían estabilizado.
Después de la pubertad, la espermatogénesis se convierte en un proceso
continuo y tiene tres fases distintas, mitótica, meiótica y espermiogénesis
(Courot et al. 1970). Una forma muy precisa de estimar el coeficiente de
eficiencia del proceso espermatogénico es establecer las proporciones numéricas
entre tipos de células por sección transversal de túbulos. Con esto, se pueden
realizar comparaciones entre diferentes especies, ya que es posible ubicar las
fases donde ocurren las pérdidas celulares y cuantificarlas en términos
porcentuales (Costa et al. 2004). Así, la eficiencia del proceso espermatogénico
se divide en rendimiento mitótico, rendimiento meiótico y rendimiento general.
Se demostró que el rendimiento mitótico, que representa el número de
espermatocitos I en pre-leptoteno/leptoteno derivado de cada espermatogonias
tipo A, aumenta desde la prepubertad tardía hasta la postpubertad 1, en contraste
con lo observado en los agutíes (Assis-Neto et al., 2012). otros 2003a).
El rendimiento mitótico en cuyes fue menor que el de pacas (Carretta Júnior
2008), pecaríes de collar (Costa et al. 2004) y ratas Wistar (Takashiba et al.
2001), y similar en la pubertad y mayor en la pospubertad que en guinea cerdos
agutíes (Assis-Neto et al. 2003). Asumiendo que los cobayos tienen seis
generaciones de espermatogonias diferenciadas, como la mayoría de las especies
(França & Russell 1998), cada espermatogonias tipo A1 debería producir 64
espermatocitos I en pre-leptoteno/leptoteno, si el rendimiento de estas divisiones
mitóticas fuera del 100%. Así, 2,51; 4.38 y 4.26 celdas representan sería solo el
3,9%, 6,8% y 6,6% del número teóricamente esperado, indicando pérdidas del
96,1% en la pubertad, 93,2% en la pospubertad 1 y 93,4% en la pospubertad 2,
que fueron cercanas a las de las ratas Wistar ( Takashiba et al. 2001) en la
pospubertad; superiores a las de pacas (Carretta Júnior 2008) y pecaríes de collar
(Costa et al. 2004) e inferiores a las de guatusas (Assis-Neto et al. 2003a).
Estos hallazgos confirmaron la observación de que las mayores pérdidas
celulares del proceso espermatogénico ocurren durante las mitosis de las
espermatogonias, que pueden variar del 60 al 90% en la mayoría de los animales
(Carretta Júnior 2008).
Por otro lado, el rendimiento meiótico, representado por la proporción de
espermátides redondeadas por espermatocitos I en paquiteno, aumentó
significativamente en la pubertad y luego disminuyó en la pospubertad 1 y 2.
Nuestros valores puberales fueron similares a los de la rata sexualmente.
maduros espinosos (Cordeiro-Júnior et al. 2010) y pospuberales 2 cercanos a los
de las pacas (Carretta Júnior 2008); pecaríes de collar (Costa et al. 2004) y ratas
Wistar (Takashiba et al. 2001) e inferiores a los agutíes (Assis-Neto et al. 2003).
En este estudio, cada espermatocito I en paquiteno generó, en promedio, 78,5%,
54,2% y 63,7%, respectivamente, del valor teórico esperado de espermátidas
redondeadas/espermatozoides (1:4) si el rendimiento de espermatógeno fuera
100 %, siendo las pérdidas de espermátides/espermatozoides, respectivamente,
del 21,5%, 45,7% y 36,2%. Las pérdidas durante la meiosis de las
espermatogonias oscilan entre el 5 y el 30 % en la mayoría de los animales
domésticos y constituyen un mecanismo para eliminar las células con
cromosomas anormales o aberrantes (France & Russell 1998) y para limitar el
número de células germinales a una cantidad capaz de ser sustentada por las
células de Sertoli. (Costa y Paula 2006). En cobayos, las pérdidas durante la
meiosis estuvieron dentro del límite esperado para los animales domésticos en la
pubertad y por encima de este en la pospubertad 1 y 2.
El rendimiento general de la espermatogénesis representa el número de
espermátides redondeadas derivadas de cada espermatogonias A y es un
indicador importante de la capacidad de producción de espermatozoides, y
puede servir como parámetro para determinar la edad ideal para el ingreso a los
servicios reproductivos. En general, este ingreso aumenta gradualmente después
de la pubertad y luego se estabiliza en la madurez sexual (Assis-Neto et al.
2003a). En las cobayas, el rendimiento general de la espermatogénesis aumentó
continuamente desde la pubertad hasta el posparto,-pubertad 2, sin mostrar
signos de estabilidad, hecho que confirmó que la madurez sexual no se había
establecido hasta la pospubertad 2, de acuerdo con lo encontrado en agutíes
(Dasyprocta sp., Ferreira 2002, y Dasyprocta aguti, Assis -Neto et al. otros
2003a). Los ingresos totales de la espermatogénesis en cuyes fue similar a la de
las ratas Wistar (Takashiba et al. 2001), pacas (Carretta Júnior 2008) y agutíes
(Ferreira 2002) e inferior a la de agutíes (Assis-Neto et al. 2003) y pecaríes de
collar ( Costa & Paula 2006). ) en la pospubertad 2. En este estudio, este
rendimiento fue del 6,8% del teórico esperado, ya que si no hubiera pérdidas
durante este proceso, cada espermatogonia A habría generado 256 espermátides
redondeadas/espermatozoide. Así, las pérdidas en el proceso espermatogénico
fueron de aproximadamente 93,2%, muy superiores a las descritas como
esperadas para mamíferos (França & Russell 1998) y pecaríes de collar (Costa &
Paula 2006) y similares a las de ratas Wistar (Takashiba et al. 2001). ) y agutíes
(Ferreira 2002). Según França & Russell (1998), estas pérdidas parecen ser un
mecanismo que limita el número de células germinales a una cantidad que puede
ser soportada por las células de Sertoli disponibles, por lo que, incluso en
especies con alta producción de espermatozoides, pueden ser tan alto como
70%.
Las células de Sertoli son fundamentales en la regulación del proceso
espermatogénico, ya que entre sus funciones se encuentran el sostén y nutrición
de las células germinales en desarrollo, la compartimentación del epitelio
seminífero, la liberación de espermatozoides a la luz tubular, la secreción de
fluidos y proteínas, la fagocitosis de células germinales degeneradas y exceso de
citoplasma de espermátidas (França & Russell 1998). La población de células de
Sertoli en el epitelio seminífero es constante a lo largo de la vida del animal y,
en cada especie, tienen la capacidad de sustentar un número limitado de células
germinales (France & Russell 1998), conocido como índice de células de
Sertoli. Este índice ha sido utilizado como un buen parámetro para evaluar la
eficiencia reproductiva, ya que cuando la relación células de Sertoli:
espermátides redondas es alta, la producción diaria de espermatozoides también
es alta (França & Russell 1998). Se encontraron 10,32 espermátidas redondeadas
por cada célula de Sertoli en la pubertad, valor que, a pesar de ser similar al
encontrado en pecaríes (Cardoso 2009), es ligeramente inferior al de los pecaríes
de collar (Costa et al. 2004); pacas (Carretta Junior 2008); rata espinosa
(Cordeiro-Júnior et al. 2010) y conejillos de Indias (Santos et al. 2012), y
superior a la de guatusas (Assis-Neto et al. 2003a), ratas Wistar (Moura et al.
2006) y de la mayoría animales domésticos (France & Russell 1998). La
disminución observada en la pospubertad 2 en cobayos concuerda con Assis-
Neto et al. (2003a) y Cardoso (2009), reforzando que hasta la pospubertad 2 los
cuyes aún no habían alcanzado la máxima producción espermática diaria.
Las células de Sertoli tienen una capacidad limitada de soporte estructural y
nutricional para las células germinales, siendo esta característica específica de la
especie y definida después de la pubertad, cuando todas las células germinales
ya están formadas dentro de los túbulos seminíferos (França et al. 2000). Para
evaluar la capacidad de carga de las células de Sertoli se calculó la relación entre
el número de células de Sertoli y el número total de células espermatogénicas
por sección transversal de túbulos seminíferos, con valores de 17,14; 16,69 y
15,11 en la pubertad y pospubertad 1 y 2, respectivamente. El número total de
células germinales sustentadas por cada célula de Sertoli en la etapa 1 del ciclo
epitelial seminífero fue mayor que el sustentado por agutíes (Ferreira 2002) y
ratas Wistar (Moura et al. 2006) y menor que el sustentado por pecaríes de collar
(Costa et al, 2004). ) y pacas (Carretta Júnior 2008), mostrando que las células
de Sertoli de cuyes tienen una eficiencia funcional mayor que la de las ratas
agutíes y Wistar y menor que la de los pecaríes de collar y las pacas.
Los resultados demuestran que Cavia porcellus en la fase pospuberal son un
modelo experimental ventajoso para realizar estudios sobre los procesos de
reconocimiento homólogo, alineamiento y sinapsis durante la profase de la
meiosis; El rendimiento intrínseco de la espermatogénesis en cobayas es similar
al de las ratas Wistar, pacas y agutíes (Dasyprocta sp.) e inferior al de las
cobayas, mientras que la eficiencia funcional de las células de Sertoli es superior
a la de las agutíes y ratas Wistar e inferior a la de las cobayas. la de cobayas, de
pecaríes de collar y pacas. Se concluye que la espermatogénesis en cuyes está
completamente establecida en la semana 6 de edad, indicando la etapa puberal
del desarrollo sexual, y que hasta la semana 11 no habían alcanzado la máxima
producción espermática diaria y, por tanto, la madurez sexual.

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