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Respuestas
1 Si mi clienta fuera la víctima: buscaría las pruebas que apoyen los hechos de mi
cliente, por ejemplo: los registros médicos del accidente (en caso de no existir, que vaya de
forma urgente a uno), fotografías del lugar del hecho, solicitar el legajo que tramitara en
sede penal con las actuaciones de oficio realizadas por la policía.
2 Las fuentes a consultar sería: el Código Civil, el CCC, la Ley de Tránsito, Ley de
Seguros, el contrato individual de M con su aseguradora, las ordenanzas municipales sobre
veredas y calzadas y la jurisprudencia acorde de la CSJN y el STJER. Voces: código civil,
ley de transito, ley de seguro.
c)- daño moral (se reclamó la suma de $120.000, o lo que en más o en menos surja de la
prueba y con más los intereses derivados de la mora).
Los hechos en que se funda la parte actora según cada demandado son los siguientes:
San Cristóbal Seguros: se funda en el hecho de estar el vehículo del accidente asegurado
por esta compañía.
M: se justifica al ser M el conductor y dueño del automóvil que la embistió y por manejar
en estado de ebriedad.
Normas jurídicas en las cuales la actora encuadra su demanda: respecto del demandado:
Código Civil (debido a la fecha del accidente). Respecto de la citada en garantía: Ley de
Seguros. En cuanto a la Municipalidad de Paraná, afirma que su responsabilidad le viene
dada por ser propietaria de las veredas y porque guarda para sí el poder de policía que le
impone el deber de asegurar que las veredas tengan una mínima y razonable conformación.
Estrategia procesal: No estoy de acuerdo, no iniciaría demanda contra los mimos sujetos,
por los siguientes motivos:
2) Tampoco citaría en garantía a SCS dado que es de público y notorio que las
compañías de seguro declinan su responsabilidad cuando el conductor circula en estado de
ebriedad.
c)- daño moral (se reclamó la suma de $120.000, o lo que en más o en menos surja de la
prueba y con más los intereses derivados de la mora).
b) Admite $1000 pesos de gastos pasados y actualizados son 2657 pesos y admite
$20.000 pesos como daño patrimonial emergente futuro.
La sentencia rechaza:
En cuanto a San Cristóbal Seguros, no es una parte demandada, sino que es parte del
proceso como citada en garantía.
Opinión: No estoy de acuerdo con la estrategia planteada por M, por cuanto plantearía otra
posibilidad de defensa, por otro lado sí estoy de acuerdo con la estrategia planteada por la
Municipalidad de Paraná.
7- En la media que no exista forma de impugnar las pruebas establecidas en el legajo
penal, no negaría lo que está probado en dicho legajo. Pero si tuviera la mínima posibilidad
de derribar los peritajes que le son perjudiciales a mi cliente, los negaría completamente.
Por ejemplo sí negaría que mi cliente M estuviera ebrio al momento del accidente, ya que el
test de alcoholemia fue realizado 3 horas después, por lo tanto podría alegar que bebió
alcohol luego del accidente motivado por el estrés de la situación.
El CPCCER establece la forma de referirse sobre los hechos planteados por la parte actora
en el art. 342:
Deberá además:
2. Especificar con claridad los hechos que alegare como fundamento de su defensa.
8- Advertido.
13 – Prueba producida:
• Legajo penal.
• Testimonios.
La jueza no está obligada a referir a todas las pruebas en la sentencia, sino que solamente a
las pruebas en las que basa su sentencia, ya que debe fallar según su sano criterio.
14-Transcripcion:
De ello se sigue que quien pretende impugnar las conclusiones a las que arriba un perito
debe a su vez sustentar su posición sobre bases sólidas, demostrativas de la equivocación
del experto, requiriéndose que la objeció e recordar aquí que: si bien las conclusiones del
perito no vinculan al Juzgador, el apartamiento de ellas debe fundarse en que la opinión del
experto se halla reñida con los principios lógicos o máximas de la experiencia o de que
existen en el proceso elementos probatorios provistos de mayor eficacia para producir la
convicción acerca de la verdad de los hechos discutidos (cfr. Cám. II Apel. Pná, Sala II,
“Romero Rosa Inés c/Herederos de Gabino Perez”, 24/04/2000 y sus citas). Y ello -se ha
dicho también-, pues si bien es cierto que la ley no confiere a la prueba de peritos el
carácter de prueba legal (en nuestro sistema procesal, dicha prueba debe valorarse
conforme las reglas de la sana crítica, cfme. arts. 372 y 462, CPCC), no lo es menos que
ante la necesidad de una apreciación específica del campo del saber del experto designado,
técnicamente ajeno al hombre del derecho, para desvirtuarlo será imprescindible ponderar
otros elementos de juicio que permitan concluir de un modo fehaciente en el error o en el
inadecuado o insuficiente uso que el técnico hubiera hecho de los conocimientos científicos
de los que por su profesión o título habilitante ha de suponérselo dotado; o bien en la
existencia de otro u otros medios de prueba, de relevancia comparable o superior a la que
en el caso revista la prueba pericial, que persuadan al juez de que las conclusiones
periciales han de ser dejadas de lado (AMMIRATO, Aurelio L. “Sobre la fuerza probatoria
del dictamen pericial”, LL 1998-F, 274, con citas de: GUASP, “Derecho Procesal Civil”, p.
404 y DEVIS ECHANDÍA, “Teoría general de la prueba judicial”, v. 2, p. 339).
En el presente caso, las impugnaciones de fs. 756 y fs. 684/685 no reúnen los requisitos de
atendibilidad exigidos, desde que las mismas aparecen desprovistas de fundamentos de
índole científico y, en rigor, se fundan en la apreciación personal y subjetiva del
impugnante en punto a las consecuencias que el accidente pudo tener en la accionante; en
suma, comportan disconformidades y/o discrepancias insusceptibles de poner en duda las
conclusiones vertidas en los dictámenes periciales, los que -según se indica en los mismos-
fueron realizados previa revisación y entrevista con la víctima y, en el caso de la pericia
médica, sobre la base también de las constancias asentadas en las historias clínicas y demás
antecedentes médicos agregados a la causa como prueba.
15- La jueza dio por probado con la prueba testimonial que la victima caminaba por la
calle en vez de hacerlo por la vereda y que a su vez no iban en “fila india”. También
desechó el testimonio del vecino que “casualmente” estaba fumando un cigarrillo a esas
horas de la noche. Si fuera abogado del demandante alegaría la imposibilidad de comprobar
los testimonios y respecto del testimonio de los jóvenes que acompañaban a la victima que
tenían un interés en el resultado. La jueza pudo apartarse del hecho.
16. La jueza concluye donde fue el lugar del impacto debido a un fragmento de la óptica
delantera del vehículo que se encontró a 1,5 metros del cordón cuneta. Ausencia de indicios
de valoración objetiva significa que no había mayores pruebas accidentológicas que
pudieran peritarse.
1- Para que diga si sabe y cómo lo sabe, si usted observó un accidente de tránsito el día
…
2- Para que diga si sabe y como sabe qué participación tuvo la actora en ese siniestro.
TESTIGO DEMANDADO:
1- Para que diga si sabe y como lo sabe, si observo un accidente el día ….. a tal
hora….
2- Para que diga el testigo si observó a qué distancia del cordón cuneta caminaba la
víctima
• La ley: C.C., C.C.C. (no aplica, pero establece la correspondencia), Ley de Seguros,
Ley de Tránsito, CPCCER.
• Doctrina.
Las presunciones no establecidas por ley constituirán prueba cuando se funden en hechos
reales y probados y cuando por su número, precisión, gravedad y concordancia, produjeren
convicción según la naturaleza del juicio, de conformidad con las reglas de la sana crítica.
La conducta observada por las partes durante la sustanciación del proceso podrá constituir
un elemento de convicción corroborante de las pruebas, para juzgar la procedencia de las
respectivas pretensiones.
La sentencia cumple con los requisitos, pero encuentro una salvedad en el inc. 6 cuando se
refiere a la “decisión…precisa”, esto se debe a que en la sentencia , en mi opinión, no se
realiza de forma correcta el cálculo final sobre el monto a pagar por M.
21. Se exime a la Municipalidad de Paraná ya que no se pudo probar que exista una
falta en el estado de las veredas (ya que la ordenanza en cuestión permite que la vereda sea
de tierra y pasto) y en el legajo penal se establece la condición regular de la misma. Esta
condición se encuentra cubierta por la Ordenanza N° 5786.
22. Las razones que eximen de responsabilidad a la aseguradora se encuentran en el
estado de ebriedad que poseía M, lo cual es violatorio del contrato entre M y la
aseguradora. La Ley 17.418 y el contrato de seguro establece la facultad de la aseguradora
de apartarse de la cobertura del asegurado en las situaciones donde el asegurado se
encuentre en estado de ebriedad o se niegue a realizar el test de alcoholemia.
24. La parte actora violó la normativa del artículo 38 de la Ley Nacional de Tránsito y
este hecho motivó que sea considerada en la sentencia como co-causante del hecho dañoso,
siendo el actuar de G un riesgo evitable, es por eso que se le atribuye un 40% de
responsabilidad en la sentencia.
27.
28. La aseguradora declina la garantía en razón de la clausula 22°, inciso 18) de las
condiciones generales de la póliza contratada.
18) Cuando el vehículo asegurado sea conducido por una persona bajo la influencia de
cualquier droga desinhibitoria, alucinógena o somnífera, o estado de ebriedad. Se entiende
que una persona se encuentra en estado de ebriedad si se niega a practicarse el examen de
alcoholemia (u otro que corresponda) o cuando habiéndose practicado éste, arroje un
resultado igual o superior a un gramo de alcohol por mil gramos de sangre al momento del
accidente. A los fines de su comprobación queda establecido que la cantidad de alcohol en
la sangre de una persona, desciende a razón de 0,11 gramos por mil cada hora.
Art. 70. “El asegurador queda liberado sí el tomador o el beneficiario provoca el siniestro
dolosamente o por culpa grave. Quedan excluidos los actos realizados para precaver el
siniestro o atenuar sus consecuencias, o por un deber de humanidad generalmente
aceptado”.
Art. 114. “El asegurado no tiene derecho a ser indemnizado cuando provoque dolosamente
o por culpa grave el hecho del que nace su responsabilidad”
Existe una diferencia clara en la carga probatoria por culpa grave del conductor y por el
estado de ebriedad (culpa objetiva) del mismo. La jueza en el fallo refiere y explica dicha
distinción en el punto 2 de la sentencia cuando dice “si bien es cierto que los arts. 70 y 114
de la Ley de Seguros, prevén la exclusión de cobertura por _culpa grave del asegurado, lo
cierto es que la misma funciona en forma autónoma e independiente de la descripta supra,
siendo aquélla (la de alcoholemia o ebriedad), y no ésta (la de culpa grave), la
expresamente invocada en el caso por la compañía aseguradora, tal como claramente se
expresa a fs. 241/253 vto.
La distinción no es irrelevante ni bizantina, pues se ha dicho con acierto que, si bien el
mismo hecho puede desencadenar en la aplicación de ambas causales de exclusión de
cobertura, sostener que son situaciones semejantes constituye un error de concepto. Y es
que mientras la exclusión por culpa grave configura una causal subjetiva y de origen legal;
la de alcoholemia o ebriedad _en cambio- configura una causal de origen contractual que
funciona objetivamente, es decir, en abstracto, por el solo hecho de su configuración, no
requiriendo _a diferencia de lo que ocurre con la causal de culpa grave- la prueba adicional
de la representación del siniestro que debió haber tenido el asegurado o conductor, bastando
con que la aseguradora demuestre el extremo de que tal caso objetivo se dio en la realidad
(cfr. ABBAS, Ana, _Conducción en estado de ebriedad y cobertura, en RCyS 2013-VI,
197)”.
31. El párrafo hace referencia a uno de los principios básicos del derecho “la ley especial
prima sobre la ley general”, por lo cual, aún siendo la ley general posterior a la ley especial,
será la especial la que deba aplicarse por sobre la general. Ejemplo de este, y esa donde
lleva el fallo, es el caso que se da entre la Ley de Defensa al Consumidor que es posterior a
la Ley de Seguros.
32. Al producirse un caso de –no seguro- se considera que la póliza no rigió desde el
principio y es ese el motivo por el cual no se requiere la comunicación de la declinación de
cobertura al asegurado dentro del plazo establecido por la ley, ya que en el contrato se
manifestó explícitamente la postura de la aseguradora.
33. En el inicio de la cuestión la jueza aclara que se analizará a los ojos del C.C. y que
como es habitual en estos casos, no se han controvertido los hechos. Lo que sí es cuestión
de debate es la imputación fáctica y jurídica del accidente. Al ser un vehículo una cosa
riesgosa, se presume la responsabilidad de quien fuera dueño y guardián del mismo, en este
caso M. Tanto para M como para la Municipalidad se les imputa responsabilidad objetiva y
no subjetiva, al primero por su conducción ebrio y a la segunda por el mantenimiento de las
veredas. Al ser comprobado el estado regular de las veredas es lógico la eximision de
responsabilidad de la Municipalidad de Paraná, a su vez, M acepta parte de la
responsabilidad pero manifiesta que no le corresponde la totalidad de la misma debido al
accionar imprudente de la víctima. La jueza lo entiende de esa forma y es por eso que se le
atribuye un 60% de responsabilidad a M y un 40% a G.
Cuando refiere a que la causa debe ser adecuada, explica que la misma debe ser evidente y
notoria a la luz de la razón para romper el nexo causal,
En la sentencia se afirma que la causa debe ser adecuada, quiere decir que la misma sea
notoria y evidente a la luz de la razón para romper total o parcialmente el nexo causal
establecido por la ley, y que la misma sea ajena o extraña a los demandados.
El reproche que se le realiza a la parte actora se fundamenta en que realizó una conducta
(caminar por la calle de forma violatoria a la ley de tránsito) que fue descuidada y
negligente y que esa conducta contribuyó a causar el accidente. La parte actora demanda a
la Municipalidad de Paraná aludiendo al estado intransitable de la vereda, lo que motivó a
la víctima a caminar por la calle, pero en el legajo penal se demostró el estado regular de la
vereda, lo cual fundamenta la eximición de responsabilidad del Municipio.
36. En esa expresión la jueza analiza el estado de la vereda en búsqueda de la causa del
accidente, pero no la encuentra. La vereda según el legajo penal se encuentra en estado
regular, siendo de tierra y pasto (lo que permite la ordenanza local) y además los testigos
manifiestan que dos compañeros de la victima sí iban caminando por la vereda al momento
del accidente.
a)- Incumbe a la parte actora la carga de demostrar la existencia de los daños que reclama y
su relación causal con el hecho acaecido; ello, sin perjuicio de la estimación judicial del
monto resarcible en caso de insuficiencia probatoria en orden a su cuantificación (art. 162,
CPCC). Tal carga probatoria es _por lo demás- la que actualmente consagra el art. 1744 del
CCyC.
b)- Si bien la legitimación -activa y pasiva-, así como los presupuestos configurativos de la
responsabilidad civil nacida de un hecho ilícito se juzgan de acuerdo a la ley vigente al
momento en que dicho hecho se consuma (cfme. lo dicho en consid. 5º, segundo párrafo),
no ocurre igual con la determinación del quantum indemnizable por las consecuencias de
los daños resarcibles, las que son alcanzadas por la regla de aplicación inmediata de la
nueva ley, conforme se desprende del art. 7º del CCyC. Esta conclusión conduce a su vez a
la determinación y/o cuantificación de la indemnización de ciertos rubros indemnizatorios a
valores vigentes a la fecha de la sentencia (o bien, a la fecha establecida para el cómputo
y/o cálculo del monto indemnizatorio), pues sobre el punto resulta de aplicación inmediata
también lo dispuesto por el art. 772 del CCyC. –
40. Para determinar el porcentaje de incapacidad la jueza utiliza como método de cálculo la
capacidad productiva residual (método Balthazar). La sentencia refiere al mismo:
“Aplicando tal método a las cifras parciales indicadas en la pericia de autos (100 - 14 = 86;
86 x 4 /100 = 3,44; 86 - 3,44 = 82,56; 100 - 82,56 = 17,44 %), se obtiene una incapacidad
total del 17,44%”. De no haber aplicado este método, la indemnización por incapacidad
sobreviniente hubiera sido del 18%.