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1. NOCIÓN: La Teoría General del Acto Jurídico tiene por objeto la definición del acto
jurídico, la determinación de su naturaleza sus requisitos o elementos esenciales así
como elaborar una clasificación universal del acto jurídico, examinar todos sus aspectos
relativos a éste como son: su forma, sus efectos, sus modalidades, los vicios de la
voluntad y las condiciones para la eficacia o ineficacia del acto jurídico.
3. LA RELACIÓN JURÍDICA:
3.1. Concepto. Es el vínculo jurídico que une a dos sujetos de derecho, en una relación
de coimplicancia, bajo un ordenamiento jurídico determinado y en un ámbito espacial o
territorio y que puede tener naturaleza patrimonial o extrapatrimonial, sustantiva o
adjetiva, nacional o internacional, de derecho público o de derecho privado.
3.2. ELEMENTOS:
a) Sujetos o Personas, que pueden ser naturales o jurídicas (de derecho público o de
derecho privado) y en un principio de bilateralidad, se les identifica, por ejemplo, como
sujeto activo o acreedor y sujeto pasivo o deudor. Estas se encuentran bajo una
relación de coimplicancia (porque los derechos y deberes son recíprocos).
b) Objeto: Que puede ser material como por ejemplo la venta de muebles o inmuebles;
o puede ser no material o inmaterial, cómo por ejemplo: el matrimonio o la tutela,
dbiendo considerarse si tiene contenido patrimonial o extrapatrimonial.
c) El Acto en sí : Que puede ser una compraventa, el matrimonio el reconocimiento de
un hijo, el arrendamiento, un testamento, la adopción. Etc.
d) El Vínculo Jurídico: Que es el núcleo que identifica o determina la existencia o
relevancia de una relación jurídica, según el origen del hecho, acto o negocio jurídico
y bajo un ordenamiento jurídico determinado, que interesa o es regulado por él
derecho.
e) El Territorio: Bajo el cual se determinan el principio de legalidad de la relación
jurídica, para la solución de conflictos de leyes y la competencia jurisdiccional.
TERRITORIO NACIONAL
TERRITORIO EXTRANJERO
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contractual). Por ejemplo, cláusulas de exclusividad, cláusulas de confidencialidad,
modalidades, cláusulas penales, cláusulas de garantías, cláusulas de publicidad, etc.
El Dr. Carlos Fernández Sessarego opina que, en todo caso, hay una sinonimia entre
negocio jurídico y acto jurídico.
5. EL ACTO JURÍDICO
5.1. Definición:
Es el hecho jurídico voluntario, lícito que contiene una declaración libre de voluntad y
que produce efectos jurídicos queridos por el agente o los sujetos que intervienen en su
celebración o son fijados por la ley.
Nuestro C.C. define el acto jurídico en el Art. 140. Según esta regla, el acto jurídico es “la
manifestación de voluntad destinada a crear, regular, modificar o extinguir relaciones
jurídicas”. La voluntad es un elemento trascendental y esencial en la producción del acto
jurídico, además la voluntad crea relaciones jurídicas, es decir, produce obligaciones y
derechos subjetivos para el agente producto o para las partes que intervienen en la
celebración del acto jurídico. La voluntad a que se refiere esta regla es una voluntad
privada; es decir, una voluntad que corresponde a la persona o sujeto de derecho y es
una voluntad jurídica, porque debe haber concordancia o armonía entre la manifestación
de voluntad y el querer interno del declarante. Si la voluntad nace viciada, se caerá
dentro del campo de la invalidez o anulabilidad de los actos jurídicos.
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6. REQUISITOS DE VALIDEZ DEL ACTO JURÍDICO.
6.1 ANTECEDENTES:
El C.C. de 1936, señalaba los requisitos del acto jurídico en el artículo 1075; según
esta regla, los requisitos esenciales del acto jurídico eran: agente capaz, objeto lícito y la
observancia de la forma prescrita o que no éste prohibida por la ley. Según el Dr. León
Barandiarán, este artículo era diminuto pues no consignaba en forma completa los
requisitos del acto jurídico; además contenía una confusión doctrinaria pues confundía el
concepto jurídico del objeto lícito con el fin lícito. Esta confusión ha sido debidamente
aclarada en el Art. 140, segunda parte, del C.C. de 1984.
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- “Artículo 42º.- Toda persona mayor de dieciocho años tiene plena capacidad de
ejercicio. Esto incluye a todas las personas con discapacidad, en igualdad de
condiciones con las demás y en todos los aspectos de la vida, independientemente
de si usan o requieren de ajustes razonables o apoyos para la manifestación de su
voluntad.
Excepcionalmente tienen plena capacidad de ejercicio los mayores de catorce
años y menores de dieciocho años que contraigan matrimonio, o quienes
ejerciten la paternidad”.
Cabe recordar que antes tenían capacidad para contraer matrimonio los hombres
de 16 años, mujeres de 14 años. La edad queda equiparada a 14 años, para ambos
casos.
- “Artículo 44º.- Tienen capacidad de ejercicio restringida: (…)
9.- Las personas que se encuentren en estado de coma, siempre que no hubiera
designado un apoyo con anterioridad”.
Se agrega un supuesto más, con la salvedad que en los casos del art. 44, incisos
del 4 al 8, aún corresponde designar curador, conforme a las modificaciones
introducidas en el Libro de Familia, del C.C.
En los casos antes mencionados, pueden hacerse en vía notarial o judicial
- Artículo 140º.- El acto jurídico es la manifestación de la voluntad destinada a crear,
regular, modificar o extinguir relaciones jurídicas. Para su validez se requiere:
1.- Plena capacidad de ejercicio, salvo las restricciones contempladas en la ley. (…)1
- “Artículo 141º.- La manifestación de voluntad puede ser expresa o tácita. Es expresa
cuando se realiza en forma oral, escrita, a través de cualquier medio directo, manual,
mecánico, digital, electrónico, mediante la lengua de señas o algún medio alternativo
de comunicación, incluyendo el uso de ajustes razonables o de los apoyos requeridos
por la persona.
Es tácita cuando la voluntad se infiere indubitablemente de una actitud o conductas
reiteradas en la historia de vida que revelan su existencia.
No puede considerarse que existe manifestación tácita cuando la ley exige
declaración expresa o cuando el agente formula reserva o declaración en contrario”.
En esta modificatoria, se incluyen los conceptos de ajustes razonables o de los
apoyos. En cuanto a ajustes razonables, se refiere al eventual o permanente uso de
medios técnicos, mecánico, electrónicos, animales, etc., que faciliten al discapacitado
su manifestación de voluntad; por ejemplo: uso de señales, lazarillos, bastones de
apoyo físico normales o digitalizados para invidentes; sillas de ruedas mecánicas o
electrónicas, etc. Respecto a los apoyos, está referidos a uno o varios sujetos que
deben coadyuvar al cuidado de la persona con discapacidad, en cuanto a conocer
sus costumbres, sus intenciones y formas de vida, sus gustos y pareceres
personales, interpretando siempre su voluntad en el sentido más íntimo y realista de
lo que lo quiere y desearía plasmar el discapacitado. Así por ejemplo, interpretar si en
realidad desea disponer de un bien, como anticipo de herencia o compraventa, donde
quien haga de apoyo, debe saber y conocer que es lo que, en lo profundo o habitual
de la mente del discapacitado, quería decidir o disponer sobre sus propiedades.
- “Artículo 221º.- El acto jurídico es anulable:
1.- Por capacidad de ejercicio restringida de la persona contemplada en los
numerales 1 al 8 del artículo 44”.
1
Por Resolución Administrativa No. 046-2019-CE-PJ, del Consejo Ejecutivo del Poder Judicial, de
fecha 23.01.19., se aprobó el “REGLAMENTO DE TRANSICIÓN AL SISTEMA DE APOYO EN
OBSERVANCIA AL MODELO DE DISCAPACIDAD, en cumplimiento del Decreto Legislativo No.
1384, que regula el estado de los procesos de interdicción y curatela; la restitución de la capacidad
jurídica y transformación de procesos de apoyo0 y salvaguardias, el Juez competente; los tres tipos de
procesos que deben seguirse para esas designaciones; las reglas de su tramitación, todo ello orientado a
asegurar el acceso a la justicia para personas con discapacidad.
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- Artículo 226º.- Cuando hubiere más de un sujeto que integre una misma parte, la
capacidad de ejercicio restringida del artículo 44 de uno de ellos no puede ser
invocada por la otra que integre la misma parte, salvo cuando es indivisible la
prestación o su objeto.
Además, el Decreto Legislativo Nº 1384, publicado el 04/09/2018, en sus disposiciones
complementarias derogatorias, deroga los siguientes artículos del C.C. referidos al
agente en el acto jurídico:
a) El numeral 2 del artículo 43, los numerales 2 y 3 del artículo 44, el numeral
2 del artículo 219.
b) Los artículos 228, 229.
6.2.1.1. Capacidad Restringida: El nuevo Código comprende como posibles sujetos
pasivos –ahora englobando todo en la categoría que podríamos denominar como
‘sujetos pasibles de ser sometidos a una restricción parcial de su capacidad’– no a
quienes presentan una enfermedad mental, sino a aquellos que sufren una ‘alteración
mental permanente o prolongada’ (calificable ‘de suficiente gravedad’ y ‘siempre que
el juez estime que del ejercicio de su plena capacidad puede resultar un daño a su
persona o a sus bienes’), y a quienes padecen ‘adicciones’.
6.2.1.2. Apoyos y Salvaguardias: Son figuras jurídicas creadas en nuestro
ordenamiento jurídico mediante Decreto Legislativo N° 1384 (04/09/2018), donde se
establece que las personas con discapacidad pueden ejercer plenamente sus
derechos de manera autónoma y en igualdad de condiciones.
Según esta ley, se remarca que a partir de su entrada en vigencia las personas con
discapacidad no necesitarán de alguien que los represente para poder votar, comprar,
vender, casarse, ejercer la patria potestad de sus hijos e hijas, entre otros; sino que lo
podrán hacer ellas mismas, y en caso que lo requieran, ellas podrán contar con la
ayuda de una persona de apoyo.
Por tanto, se elimina la figura del “curador”, que era una persona nombrada por un
juez para que tome las decisiones en lugar de la persona con discapacidad; y en
lugar del “curador” se crean las figuras de “apoyos y salvaguardias”. La destitución
del curador seguirá vigente para los casos de sujeto penado, del ausente o
desaparecido, del hijo póstumo, curatela de bienes con o sin usufructo, el curador
especial para determinados bienes, etc.; y las personas que se refiere los incisos 4, 5,
6, 7 y 8, del artículo 44º, del C.C., concordante con el art. 564 del código sustantivo.
“La función de apoyo –ya sea formal o informal– debe consistir en asistir a la persona
en la toma de sus propias decisiones en diferentes modos y maneras respetando
siempre su voluntad y sus preferencias…”2
El objetivo principal del apoyo es el “facilitar” a la persona la “toma de decisiones”.
Con lo cual resulta evidente que el objetivo del apoyo no es decidir por la persona,
sino facilitarle la toma de sus propias decisiones. Y así surge una de sus
características principales, esto es, el apoyo no desplaza o sustituye a la persona,
sino que se sitúa a su lado, procurando que sea esta quien en última instancia decida.
a) Apoyos: Son las formas de asistencia libremente escogidas por una persona
mayor de edad para facilitar el ejercicio de sus derechos, incluyendo el apoyo
en la comunicación, en la comprensión de los actos jurídicos y de las
consecuencias de estos, y la manifestación e interpretación de la voluntad de
quien requiere el apoyo. A la vez que este apoyo no tendrá facultades de
representación salvo en los casos en que ello se establezca expresamente por
decisión de la persona con necesidad de apoyo o que también sea establecido
por el juez según el artículo 569° del Código Civil.
2
Cuenca Gómez, Patricia, El sistema de apoyo en la toma de decisiones desde la Convención Internacional
sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad: principios generales, aspectos centrales e
implementación.
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Los apoyos pueden recaer en una o más personas naturales, instituciones
públicas o personas jurídicas sin fines de lucro, ambas especializadas en la
materia y debidamente registradas.
Excepcionalmente el Juez puede designar apoyos en caso de que la persona
mayor de edad no pueda manifestar su voluntad y para aquellas que se
encuentren con capacidad restringida en estado de coma (inc.9 del art 44). El
juez determina la persona o personas de apoyo, tomando en cuenta la relación
de convivencia, confianza, amistad, cuidado o parentesco que exista entre
ellos y la persona que requiere apoyo. No pueden ser designados como
apoyos las personas condenadas por violencia familiar o personas
condenadas por violencia sexual. Este proceso judicial de manera
excepcional puede ser iniciado por cualquier persona con capacidad jurídica.
b) Salvaguardias: Son las medidas para garantizar el respeto de los derechos,
la voluntad y las preferencias de la persona que recibe apoyo, prevenir el
abuso y la influencia indebida de quien brinde tales apoyos; así como para
evitar la afectación o poner en riesgo los derechos de las personas asistidas.
La persona que solicite el apoyo o el juez interviniente según el artículo 659-E
del Código Civil, establecerán las salvaguardias que estimen convenientes
para el caso concreto, indicando como mínimo los plazos para la revisión de
los apoyos. El juez realizará las diligencias necesarias para determinar si la
persona de apoyo actúa acorde a su mandato.
Asimismo, la norma establece que se elimina el internamiento involuntario de
las personas con discapacidad, ya que antes eran internados sin su
consentimiento y se anula la figura de “interdicción” por la que muchas familias
de personas con discapacidad optaban y que significaba la “muerte civil” y así
tener que hacer un largo y costoso juicio y designar a una persona como
“curador” que decida por su familiar, maneje todos sus bienes y administre
toda su vida. Por tanto, las instituciones como la ONP y las AFP ya no podrán
exigir la “interdicción” en las personas con discapacidad para el otorgamiento
de una pensión.
La demanda de interdicción solo procederá contra los pródigos, los que
incurren en mala gestión, los ebrios habituales y los toxicómanos. Ya no será
posible presentar dicha demanda contra las personas privadas de
discernimiento, sordomudos, ciegosordos y ciegomudos que no puedan
expresar su voluntad, indicados en los artículos 581 y 583 del Código Procesal
Civil.
En ese sentido, el Decreto Legislativo también señala que cualquier ciudadano
puede solicitar la reversión de la interdicción de personas con discapacidad
que haya sido dictada con anterioridad a la entrada en vigencia de esta norma,
para la designación de apoyos y salvaguardias.
c) Procedimiento para la elección de apoyos y salvaguardias: Con la
finalidad de facilitar su participación en todos los procedimientos judiciales, las
personas con discapacidad tienen derecho a contar con ajustes razonables y
ajustes de procedimiento, como así lo indica el artículo 119-A del Código
Procesal Civil.
Las solicitudes de apoyos y salvaguardias se tramitarán ante el juez
competente o notario, y deberán iniciarse por petición de la propia persona
mayor de edad, de forma libre y voluntaria, para coadyuvar a su capacidad de
ejercicio. (Art. 841 del C.P.C)
En materia de designación de apoyos es competente el Juez Civil, atendiendo
al artículo 546 inciso 6 y 547 del C.P.C. (los asuntos que no tengan un vía
procedimental propia, son inapreciables en dinero o hay duda sobre su monto,
o por urgencia de tutela jurisdiccional y que por tanto el Juez debe considerar
atendible, en ese caso serán competentes los Jueces Civiles), y del lugar
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donde se encuentra la persona con discapacidad (art 21 del C.P.C), o también
el Juez del lugar en que se encuentre el bien o bienes tratándose de
pretensiones sobre derechos reales. (Art. 24 del C.P.C)
No obstante, se dispone que en los casos de las personas que se encuentren
en estado de coma que no hubieran designado un apoyo con anterioridad (art.
44 inciso 9 del Código Civil) y aquellas personas con discapacidad que no
pueden manifestar su voluntad (art. 45-B inciso 2 del Código Civil), la solicitud
puede ser realizada por cualquier persona en los términos previsto en el
artículo 659–E del Código Civil, esto es, tomando en cuenta la relación de
convivencia, confianza, amistad, cuidado o parentesco que exista entre ella o
ellas y la persona que requiere apoyo.
Igualmente, se refiere que el solicitante con discapacidad deberá acompañar a
su solicitud:
a) Las razones que motivan la solicitud; y,
b) El certificado de discapacidad que acredite su condición.
Por otro lado, se establecen deberes especiales de los jueces en estos
procesos como los de realizar todas las modificaciones, adecuaciones y
ajustes en el proceso para garantizar la expresión de la voluntad de la persona
con discapacidad. (Art. 845 C.P.C)
Por último, se señala que la resolución final deberá indicar quién o quiénes
serían las personas o instituciones de apoyo, a qué actos jurídicos se
restringen, por cuánto tiempo van a regir y cuáles son las medidas de
salvaguardia, de ser necesarias. Se dispone que dicha resolución deberá
inscribirse en el Registro Personal, conforme al artículo 2030, del Código Civil.
Adicionalmente, se establece que la resolución final deberá ser redactada en
formato de lectura fácil donde sus contenidos son resumidos y transcritos con
lenguaje sencillo y claro, de acuerdo a las necesidades de la persona con
discapacidad. (Art. 847 C.P.C)
6.2.1.3. Ajustes Razonables: Los ajustes razonables son aquellas modificaciones y
adaptaciones (ajustes) necesarias y adecuadas (razonables) requeridas para
garantizar a la persona con discapacidad física, sensorial, mental y/o intelectual el
pleno ejercicio del derecho al trabajo en igualdad de condiciones que los demás
trabajadores.
6.2.2. Objeto física y jurídicamente posible:
En primer lugar, para la validez del acto jurídico se requiere que haya un objeto y
que éste sea físicamente posible. Según la doctrina se considera objeto a un bien, una
utilidad o un interés de la persona que la determine a concretar o celebrar el acto
jurídico; pero éste objeto debe ser físicamente posible, lo que significa que debe ser
materializable, realizable o alcanzable (también determinado o, según el caso,
determinable). Contrario sensu, en el derecho no se permite concertar o pactar sobre
objetos que son realmente inalcanzables o sea que son físicamente imposibles. Por
ejemplo: no se puede celebrar un contrato de compraventa sobre una zona o parte del
planeta Saturno, tampoco se puede donar o alquilar una parte del planeta Venus por la
misma razón no se puede dar en comodato una galaxia. Pero si se puede constituir un
legado sobre la cría de un animal, o una cosecha o de la próxima edición de un libro,
pues aunque todavía no existen o están en el mundo material, pueden ser realizables,
posibles físicamente, a futuro (llamados tambien bienes indeterminados) Un bien
imposible fisicamente puede ser la venta futura de la cría de una mula, por ser un bien
indeterminado (híbrido).
El objeto debe ser también jurídicamente posible, o sea que la voluntad debe estar
encaminada a concertar sobre un objeto que está bajo la protección de la norma jurídica
y que esta permite pactar sobre él; contrario sensu, no se pude pactar sobre un objeto
jurídicamente imposible. Por ejemplo, no se pude vender el lago Titicaca o un parque
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público, que son inenajenables; no se puede vender una franja de nuestro mar territorial,
por ser patrimonio del Estado o alquilar o vender los restos arqueológicos de Chan Chan,
el puerto de Paita o un buque de nuestra armada, por no permitirlo la ley, la revocación
del reconocimiento de un hijo extramatrimonial o de la adopción; o el testamento cerrado
por un ciego.
a). Expresa.
Es cuando se formula o se manifiesta exteriormente y puede ocurrir por tres formas:
1. Por escrito.- Consiste en que la voluntad se expresa por cualquier medio
escrito; ya sea, usando los manuscritos (de puño y letra) o utilizando
medios mecánicos, eléctricos o electrónicos. Por ejemplo: la máquina de
escribir mecánica o eléctrica, la computadora, el fax, el telefax, la
impresora, Ipod, etc. Los arts. 141 y 141 A., del C.C., modificado por la Ley
No. 27292, incorporan expresamente a la Internet, bajo esta modalidad.
2. Oralmente.- O sea por medio de la palabra, expresada verbalmente o
usando otros medio de expresión oral, el teléfono, el celular, la radio, la
televisión, el intercomunicador, el skype, Smartphone, etc.
3. Por cualquier otro medio directo.- por medio del lenguaje mímico (por
señas).
b). Tácita.
Tiene lugar cuando la voluntad se expresa mediante una actitud concreta o por
medio de un determinado comportamiento del agente o sujeto de derecho, el cual debe
exteriorizarse de tal modo que revele o le de a entender la existencia de la declaración de
voluntad. Nuestro Código Civil en su Art. 141, 2º párrafo, establece que la manifestación
de voluntad es tácita cuando esta se infiere o deduce indubitablemente de una actitud o
de circunstancias de comportamiento que revelen su existencia. Esto significa que la
manifestación tácita depende de una conducta o de un comportamiento concreto del
agente productor del acto jurídico.
Por ejemplo: Si Pedro tiene una obligación de pagar una deuda pero ésta ya ha
prescrito por el transcurso del tiempo y sin embargo paga los intereses devengados, en
pág. 11
este caso el pago de los intereses debe entenderse como la voluntad tácita y sincera de
Pedro de pagarle al acreedor, por lo menos los intereses generados por el capital
mutuado aún cuando la obligación de pago hubiere prescrito.
Si la ley exige una Declaración Expresa de Voluntad o si el agente productor del acto
jurídico formula una reserva o una declaración de voluntad en contrario no podrá
considerarse que existe una manifestación tácita de voluntad. Así lo establece el Art. 141,
2ª parte, del C.C.
En la doctrina existen tres teorías sobre la voluntad en la interpretación del acto jurídico,
que son las siguientes:
1. La Teoría de la Voluntad.
Esta teoría consiste en la aplicación del “criterio subjetivo” en la interpretación
del acto jurídico. Según esta teoría, en la celebración del acto jurídico, tiene
primacía la voluntad real del agente o querer interno del agente productor del
acto, de modo que esta voluntad real tiene más importancia que la
exteriorización de la voluntad. Según esto, para la interpretación del acto
jurídico debe hacerse un estudio psicosomático de la persona que interviene en
la celebración del acto jurídico para determinar si su voluntad es una voluntad
jurídica o si está viciada; es decir, si está afectada por alguno de los vicios de la
voluntad.
3. La Teoría de la Responsabilidad
Según esta teoría, la declaración de voluntad debe ser seria, es decir, debe
manifestarse con arreglo a la verdad, de modo que si se falta a este principio el
agente que interviene en la celebración del acto jurídico debe responder por los
daños y perjuicios que ocasione a la otra parte. Según esto, durante la
interpretación del acto jurídico debe examinarse cuidadosamente este punto, es
decir, si el agente obró con seriedad o si faltó a la verdad e incurrió en
responsabilidad. La interpretación que se haga determinará si hubo daños y
perjuicios.
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En general son todos los actos jurídicos que llevan un “nomen juris”. Nuestro C.C. vigente
por primera vez utiliza la expresión contratos nominados, con referencia los actos
jurídicos nominados, como puede verse en la sección segunda del Libro VII, sobre
Fuentes de la Obligaciones.
*Atípicos. Son los que no están regulados en el ordenamiento jurídico y por tanto la ley
no les asigna un nombre propio; sin embargo, si en la práctica o en el comercio de los
hombres se diera el caso de un acto jurídico atípico éste se regirá por las disposiciones
generales del acto jurídico y si se tratare de un contrato que es una especie de acto
jurídico se seguirá supletoriamente por las disposiciones generales aplicables a todo
contrato (Arts. 1351 al 1372, del C.C.). Por ejemplo: junta, franquicia, auspicio, etc. En
estos últimos casos, son atípicos por que no constan o se regulan en ley alguna, pero su
denominación es genéricamente aceptada en el tráfico jurídico.
7.4. Actos jurídicos Consensuales y A.J. Solemnes.
* Consensuales. Son los que se perfeccionan por el simple consentimiento de las partes.
No requieren de formalidad o solemnidad alguna. Por ejemplo: la compraventa, es un
acto jurídico consensual por excelencia; para su conclusión basta la aceptación de las
partes sobre el bien objeto del acto y sobre el precio; no se requiere ninguna otra
condición. El contrato de arrendamiento es también consensual por lo tanto puede
celebrarse bajo cualquier forma incluso verbal u oral; por ejemplo la permuta, etc.
* Solemnes.- Son los que se celebran bajo ciertas formalidades o solemnidades (ad
solemnitatem), previstas en la ley positiva, por eso se conocen también con el nombre
de actos jurídicos formales.
7.5. Actos jurídicos Inter vivos y Mortis causa.
* Inter vivos. Son los actos que se celebran en el comercio de los hombres, entre
personas existentes cuyos efectos jurídicos se desenvuelven estando vivos los
celebrantes. Por ejemplo: la compraventa, la donación, el depósito, el mandato, la
permuta, el comodato, etc.
* Mortis causa. Son los actos que se celebran en vida; pero sus efectos se producirán
con motivo del a muerte de una persona o que surten efectos jurídicos a la muerte de la
persona. Por ejemplo: el testamento en cualquiera de sus formas, ya sea testamento
ológrafo, abierto o cerrado; la disposición post-morten de órganos o tejidos humanos; el
seguro de vida, se contrata inter vivos pero sus efectos son mortis causa; actos de
disposición cadavérica, etc.
7.6. Actos jurídicos Onerosos y Gratuitos.
* Onerosos. Son aquellos actos que contienen obligaciones recíprocas o prestaciones
recíprocas que obligan a ambas partes y que, por lo mismo, se llaman
contraprestaciones. Por ejemplo: la compraventa, el arrendamiento, el depósito, la
permuta, el hospedaje, etc.
* Gratuitos. Son los que sólo obligan a una de las partes y favorecen o benefician a la
otra parte. Por ejemplo: la donación, el mandato gratuito, el depósito gratuito, el anticipo
de herencia, el legado testamentario, etc. Los actos gratuitos se llaman: Liberalidades o
Actos de Liberalidad.
7.7. Actos jurídicos Ejecución Instantánea o de Tracto Sucesivo.
* Actos de Ejecución Instantánea. Son los que se perfeccionan en un solo acto y surten
efectos jurídicos inmediatos, tan pronto se celebra el acto jurídico. Por ejemplo: la
compraventa, el comodato, el mandato, el mutuo préstamo, el hospedaje, etc.
* Actos de Tracto Sucesivo. Son aquellos que surten efectos periódicamente o en forma
sucesiva. Por ejemplo: el contrato de arrendamiento, cuya renta o merced conductiva se
paga cada cierto plazo que puede ser por días, semanas, meses, bimestres, años, etc.; el
mutuo crediticio con intereses que se paga periódicamente hasta el cumplimiento total de
la obligación, la compraventa a plazos, las diversas modalidades de pandero techo,
pandero auto etc.
7.8. Actos jurídicos Simples y Complejos.
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* Simples. Son los que se celebran sin complicaciones. Por ejemplo: el arrendamiento, el
mandato, el comodato, la permuta, el mutuo simple, etc.
* Complejos. Son los que por su especial naturaleza requieren de varias formalidades y
surten diversos efectos jurídicos. Por ejemplo: el matrimonio que produce los siguientes
efectos:
- Efectos patrimoniales: como es la constitución de la sociedad de gananciales y las
convenciones pre y post matrimoniales.
- Efectos personales: como son los deberes y derechos que nacen del matrimonio, etc.
7.9. Actos jurídicos Patrimoniales y Extrapatrimoniales.
* Patrimoniales. Son los que tienen contenido económico o pecuniario, son actos de
enajenación o disposición de bienes. Por ejemplo: la compraventa, la donación, la
permuta, el mutuo, el testamento, etc. Según la doctrina se considera también como
actos jurídicos patrimoniales los derechos reales de garantía como son la anticresis y la
hipoteca; o el caso del warrant.
* Extra patrimoniales. Son los que no tienen un contenido material económico o
pecuniario, pero sin embargo generan derechos y aún obligaciones, no son actos de
disposición; son más bien, actos jurídicos de carácter personal. Por ejemplo: los
esponsales (convenio esponsalicio o noviazgo), la adopción, el reconocimiento de un hijo
extramatrimonial,
8.1. CONCEPTO. Es el hecho jurídico en virtud del cual una persona libre llamada
Representante, sustituye la voluntad de otra persona llamada Representada para la
celebración de un acto jurídico, pero los efectos de éste se trasladan a la persona
representada. También se afirma que la Representación es una forma de sustitución por
la cual una persona declara su voluntad por sí y en lugar y en nombre de otra persona,
pero el declarante no recibe efectos jurídicos de su declaración sino que estos favorecen
o benefician al representado; o sea, a la persona cuya voluntad ha sido sustituida por el
declarante.
3
- “Artículo 45º.- Toda persona con discapacidad que requiera ajustes razonables o apoyo para el
ejercicio de su capacidad jurídica puede solicitarlos o designarlos de acuerdo a su libre elección.”
(Dec. Leg. No. 1384).
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ausente; 502 y ss, sobre la tutela; 564 y ss, sobre la curatela; art. 74 sobre la patria
potestad; Ley N° 29633, AUTOCURATELA)
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La responsabilidad solidaria significa que pueden responder todos a la vez o uno
solo de los representantes por los daños y perjuicios causados, la única condición que
pone la ley es que el poder se haya otorgado por acto único y para un objeto de interés
común (art. 148 del C.C.). En todo caso cabe advertir que los representantes quedan
sujetos a responsabilidad civil extracontractual, la cual consiste en que aquél que por dolo
o culpa causa daño a otros está obligado a indemnizarlo (art. 1969 del C.C., concordante
con el art. 1984 del C.C.).
INTERPRETACIÓN DEL ACTO JURÍDICO (Arts. 168, 169 y 170 del C.C.)
a). Interpretación Judicial. Que es la que realizan los jueces al dictar sus fallos o
sentencias;
b). Interpretación Auténtica. Que es la que realizan los legisladores al elaborar las leyes;
c). Interpretación Doctrinal. Que es la que realizan los juristas o tratadistas al escribir sus
obras o tratados.
En la moderna teoría del Derecho Civil se habla de la interpretación de los actos jurídicos
en plural y de la interpretación del acto jurídico en singular. Estas tendencias crean una
confusión que es necesario aclarar:
La moderna teoría del Derecho Civil estima que la terminología más apropiada es la
interpretación del acto jurídico en singular y esta tesis es la que ha recogido y consagrado
el Código Civil de 1984, así puede verse del epígrafe del Título IV del Libro II, que dice:
“Interpretación del Acto Jurídico”, escrito en singular.
El Código Civil francés de 1804 consideró la primacía de la voluntad interna del agente o
sea de la voluntad real considerándola como de mayor importancia que la declaración
exterior de la voluntad, esto significa que en el Derecho francés del siglo pasado se
impuso lo que en la doctrina se llama “Criterio Subjetivo”.
El Código Civil alemán de 1900 siguió el criterio de la doctrina francesa, pero a partir de
la dación de este código los juristas alemanes variaron su criterio y aceptaron el Criterio
Objetivo, según el cual en la celebración del acto jurídico prevalece o tiene mayor valor la
declaración de voluntad, o sea la manifestación exterior de la voluntad de modo que la
declaración de voluntad hace presumir que es la expresión de la voluntad real del agente.
En la moderna teoría del Derecho Civil existen ahora estas dos tendencias:
Entre estas dos teorías se ha bifurcado la moderna doctrina sobre interpretación del acto
jurídico.
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III. LA INTERPRETACIÓN DEL ACTO JURÍDICO EN LA LEGISLACIÓN
PERUANA.
El Código Civil de 1852 no reconoció ni reguló la interpretación del acto jurídico. Este
código no contiene norma alguna sobre la materia. El Código Civil de 1936 tampoco
reguló la interpretación del acto jurídico.
Según el Dr. José León Barandiarán podría considerarse como un antecedente de esta
institución el art. 1328 del Código Civil ubicado dentro de las disposiciones generales de
los contratos. Según esta regla: “los contratos son obligatorios en cuanto se haya
expresado en ellos y deben ejecutarse según las reglas de la buena fe y común intención
de las partes”; sin embargo, esta regla no se refiere al acto jurídico sino a los contratos en
general, pues no tiene ninguna referencia específica sobre el acto jurídico. En la parte
que dice: “... en cuanto se haya expresado en ellos...” se considera que se refiere a la
declaración exterior de la voluntad, o sea al criterio objetivo y en la parte que se refiere a
“... la común intención de las partes” es evidente que se refiere a los actos jurídicos
bilaterales que son aquellos en que intervienen dos partes y en las que hay
contraprestaciones recíprocas. Tal como está redactada la norma en términos generales
se refiere a las condiciones de obligatoriedad y de ejecución de los contratos; en cambio,
el Código Civil de 1984 recoge y aplica la Teoría de la Declaración de Voluntad, o sea el
criterio objetivo de interpretación del acto jurídico, lo que se advierte en el art. 140,
cuando prescribe: “el acto jurídico es la manifestación de voluntad destinada a crear,
regular, modificar o extinguir las relaciones jurídicas”. Esta norma está corroborada por el
art. 168, cuando dice: “el acto jurídico debe ser interpretado de acuerdo con lo que se
haya expresado en él y según el principio de la buena fe”. Cuando esta regla expresa “...
de acuerdo con lo que se haya expresado en él...” (el acto jurídico) es evidente que se
refiere a la declaración exterior de la voluntad, es decir, que aplica también el criterio
objetivo de interpretación del acto jurídico.
Es una voluntad sana, es decir una voluntad legal que es aquella en la que hay una
concordancia entre la declaración de voluntad y la voluntad real. Si no se da esta relación
se tratará de una voluntad viciada, es decir, afectada por cualquier vicio de la voluntad
como son, el error, el dolo, la violencia y la intimidación. Cuando se produce alguno de
estos vicios el acto jurídico se convierte en un “acto ineficaz” o un “acto que adolece de
invalidez jurídica”. Fuera de estos casos la voluntad es jurídica cuando existe la referida
concordancia.
Son las personas que intervienen o que pueden intervenir en la interpretación del
acto jurídico y a quienes van destinadas las normas que al respecto ha consignado
el Código Civil. Estas personas consideradas como destinatarios de dichas normas
son las siguientes:
1. Las partes
Estas son las personas que intervienen en la celebración o concertación del
acto jurídico. Son los llamados agentes productores del acto o sujetos de
Derecho que celebran el acto. Estas personas, según la doctrina, pueden
interpretar libremente el acto jurídico celebrado para lograr su ejecución o su
perfeccionamiento en caso de duda.
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Esta interpretación pueden hacerla extrajudicialmente, es decir, de común
acuerdo y sin necesidad de acudir al Poder Judicial. Para el efecto deberán
celebrar con acto jurídico adicional o aclaratorio que en la doctrina se conoce
con el nombre de “Acto de Constatación”.
Por ejemplo, si “A” y “B” celebraron un contrato de compraventa y omitieron
referirse a la forma de pago o al área total y al área construida, pueden celebrar
un contrato adicional de carácter aclaratorio.
2. El Juez
Si las partes no se ponen de acuerdo en la interpretación del acto jurídico
pueden recurrir al juez en lo civil de su jurisdicción para que éste haga la
interpretación con arreglo a los hechos, al contenido del acto, a las cláusulas de
éste y a las disposiciones de la ley civil sobre la materia, o sea, con sujeción a
los artículos 168, 169 y 170 del C.C., vigente. Para el efecto debe haber una
demanda, una contestación de demanda, una etapa de ofrecimiento y actuación
de pruebas y una sentencia, es decir, debe haber un “proceso judicial” en el que
el juez, atendiendo a lo expresado por las partes, debe hacer la interpretación
del acto jurídico materia de la “litis”. La interpretación la hará el juez a través de
la sentencia.
3. Los árbitros
Que son las personas que en defecto de los jueces pueden resolver conflictos y
por lo tanto pueden intervenir en la interpretación del acto jurídico para evitar el
litigio o conflicto judicial. Este arbitraje está permitido por la Ley General de
Arbitraje, Decreto legislativo No. 1071, del 28.06.2008). La intervención de los
árbitros concluye con una especie de sentencia llamada LAUDO ARBITRAL.
Las normas jurídicas sobre interpretación del acto jurídico son obligatorias para todos,
es decir, para las partes, para los jueces y para los árbitros. Nadie puede eludir su
cumplimiento y por tanto al interpretar los actos jurídicos deben aplicarse
ineludiblemente. Estas normas son los arts. 168, 169 y 170 del Código Civil, que
constituyen el Título IV del Libro II. Estas normas han sido consideradas por primera
vez en el ordenamiento jurídico civil peruano, pues el Código Civil de 1936 no se
ocupó de este asunto.
El art. 168 establece que el acto jurídico debe ser interpretado de acuerdo con lo que
se haya expresado en él y según el principio de la buena fe, quiere decir que los
intérpretes del acto deben considerar lo que en él se haya expresado y que ésta es la
voluntad real del agente y en cuanto a la buen fe debe entenderse como que las
partes han obrado en la creencia sincera que celebran un acto legal. El art. 169
dispone que las cláusulas de los actos jurídicos se interpretan las unas por medio de
las otras atribuyéndose a las cláusulas dudosas el sentido que resulte del conjunto de
todas; esto significa que el acto jurídico debe interpretarse mediante el “principio de la
interdependencia y de la sistematización” de modo que una de las cláusulas debe ser
la consecuencia de la otra, o sea de la que antecede y la que subsigue debe tener
como antecedente aquélla de donde proviene. El art. 170 determina que las
expresiones que tengan varios sentidos deben entenderse en el más adecuado a la
naturaleza y al objeto del acto. Por ejemplo: en el caso del contrato de arrendamiento
las cláusulas sobre subarrendamiento y sobre conclusión del contrato deben
interpretarse en relación al acto principal que es el arrendamiento. La parte del art. 170
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que habla del objeto del acto debe entenderse que se refiere a la finalidad del acto
jurídico.
CONCEPTO. Las modalidades del acto jurídico son los “elementos accidentales” del acto
jurídico. Estas modalidades consisten en ciertas cláusulas o estipulaciones que los
declarantes, o sea las partes colocan voluntariamente al momento de la celebración del
acto jurídico. También se consideran como las autolimitaciones de la voluntad de los
declarantes que no forman parte de la esencia del acto jurídico.
Según el tratadista italiano Francesco Messineo (Tratado de Derecho Civil y Comercial)
las modalidades del acto jurídico pueden existir o no existir en el acto jurídico, dependen
de las partes. Si los declarantes desean añadirlas al acto jurídico pueden hacerlo
libremente.
Sin embargo pueden no añadir estos elementos en cuyo caso el acto jurídico no pierde
eficacia, es decir, conserva toda su validez jurídica. Estos elementos según lo expuesto
pueden faltar o no en el acto jurídico, pero si se agregan se consideran como añadidos a
los requisitos esenciales del acto jurídico, que son los señalados en el art. 140 del Código
Civil.
Según la doctrina universalmente aceptada y que recoge nuestro Código Civil vigente
estos elementos accidentales se llaman “Modalidades del Acto Jurídico” y son:
a. La condición.
b. El plazo.
c. El cargo o modo.
Pueden ser:
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1. LA CONDICIÓN
CONCEPTO. Es una modalidad del acto jurídico que consiste en un hecho futuro e
incierto de cuya realización depende el cumplimiento del acto jurídico o el cese de sus
efectos jurídicos, quiere decir que la condición es un suceso, un acontecimiento o un
evento que se cumple en el futuro y del cual depende la eficacia del acto jurídico o la
resolución o rescisión del acto jurídico.
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Es aquel hecho o evento futuro que deja en suspenso el cumplimiento del acto
jurídico mientras no llegue su realización.
Ejemplo: “A” le dona a “B” una colección de la enciclopedia jurídica OMEBA a
condición que se gradúe de abogado el 27.07.23.
“A” le ofrece comprar a “B” su casa cuando cobre su compensación por tiempo
de servicios. Si la condición se realiza el acto jurídico pactado da eficacia
jurídica, es decir, se da por cumplido.
5. Condición resolutoria.
Es aquella de la cual depende la cesación del efecto jurídico. En este caso al
producirse el evento futuro, o sea la condición resolutoria se resuelve o rescinde
el acto jurídico o el negocio jurídico, es decir, se resuelve el contrato, se pone
fin al acto jurídico.
Por ejemplo: “A” y “B” celebran un contrato de compraventa de una casa a
condición que no se realicen las elecciones para Gobiernos Regionales antes
del 2022. Si las elecciones se realizan se rescindirá el contrato, es decir, “A” le
devolverá el precio de venta a “B” (comprador) y “B” le devolverá la casa a “A”.
Al contrario, si no se realizan las elecciones el acto jurídico contractual
conservará su eficacia, es decir, no habrá resolución o rescisión del contrato.
Esto significa que tratándose de la condición resolutoria hay una forma positiva
y otra negativa de realización del evento.
2. EL PLAZO.
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CARACTERÍSTICAS DEL PLAZO. Son las siguientes:
1. Es un hecho futuro. - Esto significa que el plazo está estrechamente vinculado
al factor tiempo. De ahí que cuando un acto jurídico sujeto a un plazo queda
sometido al transcurso del tiempo; por eso es, que el plazo como modalidad
del acto jurídico está relacionado con el porvenir, o sea que rige para el futuro
y no para el pasado, lo cual se debe a que la eficacia del acto jurídico o la
extinción de los efectos jurídicos del acto dependen del cumplimiento del
plazo. Una vez fijado o señalado el plazo para las partes su realización o
cumplimiento resulta inevitable o ineludible si el acto jurídico contiene un plazo
fijado por las partes. Se trata de un acto modal o sea sujeto a una modalidad
que en este caso es el plazo.
Según la doctrina los actos jurídicos puros o simples no tienen plazo. Por
ejemplo: el reconocimiento de los hijos extramatrimoniales, el otorgamiento del
testamento, etc., no están sujetos a plazo alguno porque la ley en estos casos
no admite plazo.
2. Es un hecho cierto. - Esto significa que cuando se fija un plazo hay la certeza
de su realización, pues el tiempo es un factor inevitable e ineludible por cuanto
siempre tiene que cumplirse y en esto se diferencia el plazo de la condición
pues éste es un hecho incierto que puede cumplirse o no puede cumplirse.
3. Es un hecho establecido arbitrariamente. - Esto significa que el plazo del acto
jurídico es fijado voluntariamente por las partes según su libre arbitrio o
albedrío, es decir, que el plazo es reconocido por la ley pero al celebrarse el
acto jurídico es señalado por las partes interesadas según su voluntad.
CÓMPUTO DEL PLAZO. Según el art. 183, del Código Civil el plazo se computa de
acuerdo al calendario gregoriano. Este calendario fue creado por el Papa Gregorio XIII en
el año 1582 y desde entonces rige hasta la fecha y ha sido admitido por nuestros
legisladores o reformadores del Código Civil para hacer la computación del plazo en la
celebración del acto jurídico. Según este calendario, para computar el plazo se
observarán las siguientes reglas:
1. El plazo señalado por días. - Se computa por días naturales o sea incluyendo
sábados, domingos y feriados, salvo que la ley o el acto jurídico establezcan el
cómputo del plazo por días hábiles (art. 183, inc. 2º, del C.C.).
2. El plazo señalado por meses. - Este plazo se cumple en el mes del
vencimiento y en el día de este, correspondiente a la fecha del mes inicial. Por
ejemplo: Si se celebra un contrato el 9 de junio de 2022 por el plazo de 6
meses vencerá el 9 de diciembre de 2022. Si en el mes del vencimiento falta
tal día el plazo se cumple el último día de dicho mes. Por ejemplo: si se
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celebra un contrato el 29 de febrero de 2020 (año bisiesto), por el plazo de un
año vencerá el 28 de febrero de 1999. (Art. 183, inc. 2do., del C.C.).
3. El plazo señalado por años.- Se rige por las reglas que establece el inciso 2º
del art. 183 del C.C., o sea por la regla anterior. Por ejemplo: si se celebra un
contrato de arrendamiento el 9 de junio de 2020 por el plazo de 3 años
vencerá el 9 de junio de 2023. (Art. 183, inc. 2º, del C.C.)
4. El plazo excluye el día inicial e incluye el día del vencimiento, esto significa
que el plazo no se cuenta el mismo día de celebración del acto jurídico, sino
que se computa desde el día siguiente. Por ejemplo: Si se celebra un contrato
de arrendamiento el 9 de junio del 2021 el plazo se computará a partir del día
10 de junio del 2021, considerando que el día tiene 24 horas. (Art. 183, inc. 4º,
del C.C.).
5. El plazo cuyo último día sea inhábil vence el primer día hábil siguiente. Por
ejemplo: si el plazo vence el domingo 18-08-19, en realidad vencerá el día
lunes 19-06-02. (Art. 183, inc. 5º, del C.C.).
Por otro lado, el art. 184, del C.C., establece que las reglas del art. 183, del C.C. son
aplicables a todos los plazos legales o convencionales, salvo disposición de la ley o
cuando las partes hubieren adoptado un acuerdo diferente, lo que se consignará en el
documento que contiene el acto jurídico.
PROTECCIÓN DEL DERECHO DE LAS PARTES. El Código Civil establece que antes
del vencimiento del plazo quien tenga derecho a percibir alguna prestación puede
ejercitar las acciones conducentes a la cautela o defensa de sus derechos (art. 178, 2do.
parágrafo, del C.C.). Por ejemplo: el titular del derecho puede hacer la inscripción de su
derecho en el registro respectivo (propiedad inmueble, mandatos, personas jurídicas,
sociedades mercantiles, etc.) puede trabar embargos en bienes del deudor, puede exigir
fianzas o prestar fianzas, puede hacer anotaciones preventivas en los Registros Públicos,
puede solicitar en la vía judicial cualquier prueba anticipada que convenga a su derecho,
por ejemplo: absolución de posiciones (confesión), exhibición judicial de documentos
públicos o privados, una inspección judicial, etc., puede pagar impuestos o arbitrios
municipales, etc. Todos estos actos están permitidos por la ley (art. 178, del C.C.) en
relación con el plazo, pero sólo puede ejercitarse o practicarse antes de que venza el
plazo señalado en el acto jurídico.
EL CARGO.
CONCEPTO. Es una modalidad del acto jurídico que consiste en el encargo que una
persona hace a otra para que cumpla determinada obligación a fin de poder recibir en
cambio gratuitamente un bien o un derecho. También puede decirse que el cargo o modo
es una modalidad del acto jurídico por la cual el beneficiario de una liberalidad se obliga a
hacer algo para adquirir o conservar el beneficio del derecho que constituye la liberalidad.
Esto significa que el cargo se presenta en los actos de disposición a título gratuito no así
en los actos onerosos. Por ejemplo, el cargo, tiene lugar en los actos de donación de
bienes, en el otorgamiento de los testamentos y en cualquier acto jurídico a título gratuito
tales como: el depósito gratuito, el mandato gratuito, la cesión gratuita de un crédito,
etcétera.
El Dr. José León Barandiarán dice que el cargo importa una obligación para quien lo
asume. Sin embargo, el beneficiario de la liberalidad no está obligado a aceptar el cargo,
de modo que puede rechazarlo en el momento de celebrarse el acto jurídico, pero, una
vez aceptado el cargo, el beneficiario está obligado a su cumplimiento. Por ejemplo: “A” le
dice a “B” te dono mi casa con encargo de que después de fallecido mandes a celebrar
anualmente una misa de aniversario. “A” le dice a “B” te instituyo legatario del 33 % de
mis bienes, con el encargo que pases una pensión de alimentos a mi hija “C”.
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EL CARGO EN LA LEGISLACIÓN NACIONAL. El Código Civil de 1936 reconoció la
existencia del cargo y dictó normas sobre esta modalidad del acto jurídico. Incluso se
refería al cargo en el contrato de donación, pero específicamente lo regulaba en el Libro
V De las Obligaciones, en la parte relativa al acto jurídico.
El Código Civil de 1984 se ocupa del cargo en los arts. 185 al 189, pero también se
refiere al cargo en el contrato de donación, concretamente en el art. 1642 del C.C., que
se refiere al caso de las donaciones remuneratorias o sujetas a cargo; en los legados con
cargo, Art. 768, del C.C.; los legatarios sustitutos con cargo, Art. 741, del C.C.
Por ejemplo: Si “A” dona un edificio de renta a “B”, para que con parte de la renta done
una vez al año prótesis (órganos ortopédicos), al Instituto de Rehabilitación de Trujillo; si
llegado el plazo “B”, no cumple el encargo, o sea, no entrega la renta, la entidad
beneficiada puede accionar judicialmente para el cumplimiento de la obligación (art. 185,
2da. parte, del C.C.).
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CARACTERÍSTICAS DE LA SIMULACIÓN.
CLASIFICACIÓN DE LA SIMULACIÓN.
Según la doctrina, la simulación se clasifica en la forma siguiente:
1. Simulación absoluta.
Esta clasificación está contenida en el art. 190 del C.C. Según esta regla por la
simulación absoluta se aparenta celebrar un acto jurídico cuando no existe
realmente la voluntad para celebrarlo. Según esto se trata de un acto jurídico
realmente fingido.
Según el argentino Héctor Cámara la simulación es absoluta cuando las partes
no quieren en realidad concluir ningún negocio las partes fingen un acto que
en realidad no quieren celebrar.
Según el tratadista argentino Raymundo Salvat la simulación es absoluta
cuando el acto jurídico que se realiza no tiene nada de real, el acto tiene toda
la apariencia de ser real pero resulta ser una farsa.
Según el Dr. León Barandiarán, en la simulación absoluta la declaración de
voluntad no responde a ninguna determinación realmente querida.
Por ejemplo: “A” tiene varias deudas y sus bienes están amenazados por un
posible embargo, entonces para burlar a sus acreedores simula una venta con
“B” pero éste es ficticio, pues solo figura en la escritura pública de
transferencia del bien y el pago de un precio pero en realidad no ha habido
ninguna transferencia y ningún precio y “A” sigue en posesión y disfrute de sus
bienes.
2. Simulación relativa.
Está reconocida en el art. 191, del C.C. Según esta regla cuando las partes
han querido concluir un acto distinto del aparente tiene efectos entre ellas el
acto ocultado siempre que concurran los requisitos de sustancia y forma y no
perjudiquen el derecho del tercero.
Según esta regla hay una dualidad en la declaración de voluntad, es decir, hay
una doble declaración de voluntad de las partes, o sea, que éstas declaran un
acto ficticio con la apariencia de ser verdadero y por otro lado declaran un acto
real o verdadero. Esto significa que las partes han querido celebrar un acto
distinto del aparente.
Por ejemplo: “A” celebra con “B” un contrato de donación pero ocultamente
celebran una compraventa sobre el mismo bien pero en forma simulada,
ocultando el acto. En este caso, hay dos actos jurídicos: uno fingido o
aparente (la donación) y otro oculto o verdadero (la compraventa).
3. Simulación lícita.
Es aquella que se celebra con arreglo a ley y que no viola la ley y no causa
perjuicio a terceros.
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Por ejemplo: un padre puede vender en forma simulada un bien a su hijo, sin
recibir precio alguno y sólo con el fin de favorecerlo.
4. Simulación ilícita.
Consiste en celebrar un acto jurídico aparente con violación de las
prohibiciones de la ley y sobre todo para perjudicar derecho de terceros. Por
ejemplo: “A” arrendador puede venderle a su hijo “B” simuladamente una casa
arrendada con el fin de que el hijo pueda demandar al arrendatario “C” por
desalojo y recuperar de este modo la posesión de su propiedad.
Según la doctrina, la simulación no es reprobada por la ley cuando no causa
daño a terceros o cuando su fin no es ilícito. En este caso el acto jurídico tiene
eficacia, no procede su nulidad porque a nadie perjudica. Esta teoría ha sido
consagrada en el art. 193, del C.C. cuando dice que la acción para solicitar la
nulidad del acto simulado puede ser ejercitada por cualquiera de las partes o
por el tercero perjudicado, según el caso.
Esto significa que si hay un tercero perjudicado, o sea, una persona que ha
sufrido daños y perjuicios por la simulación el acto es anulable, esto es, que
procede la acción de anulación del acto jurídico como así lo establece el art.
221, inc. 3ro. del C.C., según el cual el acto jurídico es anulable por simulación
cuando el acto real que lo contiene perjudica el derecho de terceros.
Por ejemplo: es el caso del deudor que tiene varias deudas y que para burlar a
sus acreedores (que son los terceros) vende sus bienes.
CONCEPTO. El fraude consiste en el acto doloso o malicioso del deudor para burlar la
ley o los derechos de los acreedores o del acreedor y aún de terceros. Por medio del
fraude, el deudor dispone maliciosamente de sus bienes u oculta dolosamente sus
bienes con el fin de caer en la insolvencia y de este modo burlar las normas legales y
perjudicar los derechos de sus acreedores. En este caso el deudor malicioso o mal
intencionado se llama “deudor fraudulento”. El fraude tiene lugar en los actos de
disposición a título gratuito y también en los actos de disposición a título oneroso. Esto
significa que el deudor fraudulento puede donar sus bienes o enajenar sus bienes para
burlar los derechos crediticios del acreedor o para evadir la ley.
Por ejemplo: “A” (acreedor), le presta a “B” (deudor), la suma de veinte mil soles y “B”,
con posterioridad a la fecha del crédito, le dona a “C” sus bienes haciéndolo dolosamente
o maliciosamente con el fin de evadir el cumplimiento de la obligación crediticia. En el
mismo supuesto el deudor “B” puede vender sus bienes a “C”, para burlar el crédito del
acreedor “A".
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REQUISITOS DEL FRAUDE. Son los siguientes:
1. Que haya un deudor y un acreedor.
2. Que el deudor obre dolosamente o maliciosamente.
3. Que el deudor se sustraiga intencionalmente al cumplimiento de su obligación
con el acreedor.
4. Que el deudor disponga de sus bienes fraudulentamente a título gratuito u
oneroso.
ACCIÓN DEL ACREEDOR CONTRA EL DEUDOR.
En el fraude, el deudor dispone de su patrimonio para disminuirlo en perjuicio de su
acreedor. Para evitar la burla el acreedor puede interponer una acción judicial contra el
deudor llamada Acción Pauliana o Acción Revocatoria. Esta acción tiene por objeto la
declaración de ineficacia del acto jurídico. Dicha acción está prevista en el art. 195 del
C.C.
Por ejemplo:
EL ERROR.
CONCEPTO. Es el falso concepto que se tiene de las cosas, de las personas y del
Derecho, y que da lugar a juicios equivocados sobre ellos, sobre sus cualidades o sobre
los efectos del acto realizado. El error supone el conocimiento de la verdad sobre una
cosa o sobre un hecho.
CLASIFICACIÓN.
Según la doctrina el error se clasifica en la forma siguiente:
1. Error de hecho.
Es la falsa noción o idea que se tiene de las cosas o de las circunstancias del
hecho que se realiza; es el conocimiento equivocado o inexacto de un hecho o de
sus elementos. Por ejemplo, “A” compra un objeto en la creencia que es de oro
por su apariencia y peso, pero, en realidad, es un objeto de bronce
cuidadosamente barnizado.
2. Error de derecho.
Consiste en que no se conoce las normas jurídicas o se tiene un conocimiento
equivocado o falso de las disposiciones legales durante la celebración del acto
jurídico. Este error está previsto en el art. 202, inc. 3ro. del C.C.
Por ejemplo: “A” compra a “B” un inmueble que está gravado con una garantía
hipotecaria, es decir, compra un bien hipotecado, pero como ignora lo que es una
hipoteca y las normas sobre la hipoteca compra el bien en la creencia que está
saneado.
3. Error sustancial.
Llamado también “error esencial” como así lo denomina el art. 202 del Código
Civil. Este error consiste en que la divergencia o disconformidad entre la
declaración de voluntad y el querer interno del sujeto es de tal naturaleza que de
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haberlo conocido el declarante no habría celebrado el acto jurídico. Según el Dr.
León Barandiarán, este error presenta la siguiente clasificación.
a. Error obstativo.
Tiene lugar cuando las dos partes no coinciden en cuanto al consentimiento
que prestan en relación a la identidad del acto o a la identidad del objeto. Este
error está previsto en el art. 208 del C.C. y presenta dos clases:
• Error obstativo del acto.
Se le conoce en la doctrina con el nombre de error “in negotio” y consiste
en un error en la identidad del acto que se celebra. Por ejemplo: “A”
entrega a “B” un TV en la creencia que se lo vende y “B” lo recibe en la
creencia que se lo dona. En este caso no hay compraventa ni donación
porque no existe concordancia de voluntades, pues hay error en el acto en
el negocio jurídico.
• Error obstativo en el objeto.
Se le conoce también en la doctrina con el nombre de error “in corpore”.
Este tiene lugar cuando hay equivocación en el objeto principal del acto.
En la doctrina se cita el siguiente caso: “A” entiende vender el caballo
“Alazán” a “B” y “B” entiende comprar a “Pardo”. En este caso hay
concordancia de voluntades en el principal acto o contrato y por tanto éste
puede anularse.
b. Error dirimente.
Tiene lugar cuando estando ambas partes conformes en cuanto al acto y al
objeto una de ellas celebra el acto atribuyéndole al objeto de éste una cualidad
esencial que no tiene.
En la doctrina se llama también error “in substancia” y está previsto en el art.
202, inc. 1º, del C.C.
Por ejemplo: “A” compra un objeto de cobre creyendo que es de oro. “A”
compra un cilindro de vinagre creyendo que es vino.
c. Error en la persona.
También llamado Error sobre la Persona. Tiene lugar cuando hay
equivocación sobre identidad de las personas o sobre sus cualidades
esenciales. Habrá error sobre la identidad cuando se realiza un acto jurídico
en la creencia que es una determinada persona siendo en realidad otra.
Por ejemplo: Se dona dinero a Juan pensando que era Andrés. Habrá error
sobre las cualidades personales cuando se celebra un acto atribuyéndole a
una persona una cualidad que no tiene.
Por ejemplo: “A” contrata como defensor a B creyendo que es abogado
cuando en realidad no lo es, pues es un tinterillo, o sea, una persona que se
dedica al ejercicio ilegal de la Abogacía. Este error está previsto en el Art. 202,
inc. 2º., del C.C.
d. Error accidental.
Se llama también error indiferente. Este error se refiere a los motivos que
impulsan a hacer una declaración de voluntad sobre cualidades secundarias
de mera denominación del objeto o con referencia a vicios o defectos en el
objeto que no constituyen error sustancial o que inciden sobre el valor de la
cosa y que por tanto no dan lugar a la anulación del acto jurídico.
Según la doctrina este error presenta la siguiente clasificación:
• Error en el motivo.
Está previsto en el Art. 205 del C.C. y es aquel error que se da en las razones
personales subjetivas y cambiales o mudables de sujeto a sujeto.
Por ejemplo: A compra una finca o casa con el fin de reposar, pero resulta
que al lado de la finca se producen continuamente ruidos molestos.
María compra un ajuar para casarse, pero la boda no se realiza por algún
motivo.
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En ambos casos no se podrá anular el contrato de compraventa alegando el
motivo frustrado.
• Error en una cualidad secundaria.
Está previsto en el Art. 209 del C.C.
Es aquel que no afecta la esencia del acto jurídico por cuanto se trata de una
cualidad secundaria.
Por ejemplo: A compra un Código Civil en la creencia que es de cuarta edición.
En este caso, se trata de la misma obra, aunque de distinta edición y por tanto
el acto no se puede anular porque sólo se trata de una cualidad secundaria.
• Error en la mera denominación.
Está previsto en el Art. 209 del C.C. y puede darse en la persona o en la cosa a
la que se refiere la declaración de voluntad. Este error no vicia el acto o sea no
lo anula cuando se puede identificar a la persona o a la cosa designada. En el
error sobre la persona puede recaer en el nombre, en la edad, en el número del
DNI o RUC, en el domicilio, etc.
Por ejemplo: Al otorgar un testamento, el testador se equivoca en el nombre y
en la edad del hijo pero estos datos son identificables. En este caso, el error no
anula el acto.
A vende un reloj marca “Citizen” a B pero en el documento contractual aparece
marca “Citzen” (se ha omitido la segunda letra i, por error mecanográfico), en
este caso, el acto jurídico tendrá validez si hay otros actos o elementos que
confirman que se trata de un reloj Citizen.
• Error de cuenta.
Se llama también error de cálculo. Está previsto en el Art. 204 del C.C.
Es el error numérico que da lugar a la corrección o rectificación, pero no anula
el acto jurídico. Por ejemplo: el error en que se incurre al redactar las planillas
de pago o los balances, al consignar la extensión superficial o las áreas o
medidas perimétricas de los predios en los contratos de transferencia de
dominio y aún en los de cesión de posesión; también en los contratos sujetos a
garantías reales donde se consignan cifras o cantidades de dinero, numeración
de fincas, medidas superficiales y áreas de inmuebles, etc.
En todos estos casos el error numérico no anula el acto jurídico porque es
subsanable o rectificable. Salvo que dicho error en la cantidad haya sido
determinante de la voluntad de las partes.
EL DOLO.
CARACTERÍSTICAS.
1. Que el ardid o artimaña sea la causa determinante del acto jurídico.
2. Que la mala intención del autor del dolo se cumpla con el fin de hacer daño al
agraviado en su persona, en sus bienes o derechos.
3. Que el engaño o astucia sea realizado personalmente por el autor del dolo, por
un representante suyo o por un tercero (cómplices).
4. Que el dolo se produzca en forma voluntaria por el agente o autor.
CLASIFICACIÓN.
Según la doctrina existen las siguientes clases de dolo:
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1. Dolo unilateral.- Cuando un declarante hace caer a otro en el engaño o ardid.
Por ejemplo: A vende a B una casa haciéndole creer que es de material noble
cuando en realidad es de adobe.
2. Dolo bilateral.- Llamado también “Dolo Recíproco”. Consiste en que los dos
participantes se engañan mutuamente. En este caso no procede demandar la
anulación del acto ni da lugar a indemnización.
Por ejemplo: A le vende a B una porcelana vulgar haciéndole creer que es de
buena calidad y a su vez B le paga a A mediante acciones que según B están
bien cotizadas en la Bolsa de Valores cuando en realidad están depreciadas.
3. Dolo causal o determinante.- cuando tiene por finalidad determinar a la otra
parte a realizar un acto jurídico incidiendo en el objeto principal del acto y que
no lo habría realizado en caso de saber la verdad.
Por ejemplo: A desea comprar un auto Toyota modelo 2000 a B pero éste le
engaña y le da un auto marca Ford haciéndole creer que es Toyota y en este
falso supuesto A compra el auto que le oferta B; en este caso procede la
anulación del acto jurídico.
4. Dolo incidental.- Es el que no está dirigido al objeto principal del acto sino a
los aspectos secundarios con el fin de inducir a la otra parte a celebrar el acto
en condiciones más onerosas de las que las hubiere convencido en caso de
saber la verdad. En este caso el autor del dolo está obligado a pagar una
indemnización a la víctima del ardid.
Por ejemplo: A le vende a B un auto Toyota de 1999 haciéndole creer que es
de 2001, por lo que el comprador paga un asuma que no habría pagado de
conocer la verdad.
5. Dolo de tercero.- Cuando un tercero comete un engaño pudiendo una de las
partes conceder o no el dolo. Por ejemplo: A le vende a B un objeto y éste lo
compra como si fuera de oro pero es de cobre y ha sido barnizado o dorado
por C. (el tercero). Si A vendedor conocía el artificio será cómplice de C (del
tercero). En este caso procede la nulidad del acto por el dolo del tercero.
El dolo también se puede dar por omisión y produce los mismos efectos de la acción
dolosa.
LA VIOLENCIA Y LA INTIMIDACIÓN.
LA VIOLENCIA
1. Concepto
Es la coacción física o moral que una persona emplea contra otra para obligarla a
celebrar un acto o para impedir que se celebre un acto. Es una fuerza física o material
y también moral que atenta contra la libre determinación de la voluntad de la persona,
de modo que sin la presión de esta fuerza la persona no habría celebrado el acto.
2. Clasificación
Según lo expuesto, la violencia es de 2 clases:
a. Violencia física
Llamada en el Derecho Romano “Vis Absoluta” que es la fuerza bruta o
fuerza física que coacta a la persona obligándola a celebrar un acto que no
quiere o no desea celebrar.
Por ejemplo: A golpeando con un garrote a B le obliga a otorgarle un
anticipo de herencia.
A torciéndole el brazo a B lo obliga a donarle una casa, etc.
b. Violencia moral, vis compulsiva o intimidación.
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Llamada en el Derecho Romano “Vis Compulsiva”, consiste en las
amenazas que producen temor o miedo y que una persona usa contra otra
para obligarla a celebrar un acto o a abstenerse de hacerlo. Esta violencia
se conoce en la doctrina como “INTIMIDACION”. Por ejemplo: A amenaza
matar a la esposa de B si éste no le cancela una deuda.
A le coloca un revólver en el pecho a B amenazándolo de muerte sino se
casa de inmediato con su hija. Para que se configure la intimidación, debe
reunir tres requisitos:
1º Debe significar un temor fundado o sea constituir una perturbación
angustiosa del espíritu; que le cause, al amenazarlo, un miedo de
grandes proporciones.
2º Debe constituir un mal inminente, es decir, que el mal a producirse
debe ser de inmediato, esto es, en el acto.
3º Debe constituir un mal grave, es decir, que la amenaza real del mal
a causar sea de tal magnitud que produzca una fuerte impresión en la
persona.
Por ejemplo: A le dice a B: “si no me pagas la deuda secuestraré a tu
hija Z”.
A le dice a B: “si no te casas conmigo incendiaré hoy mismo la casa
tus padres”.
Sin embargo el Código Civil considera que la amenaza del ejercicio
regular de un derecho no anula el acto. (Art. 217 del C.C.).
Por ejemplo; si el acreedor le dice al deudor: “si no me pagas la deuda
mañana te embargo tu casa y la sacaré a remate” o si le dice: “si no me
pagas hoy mismo te demandaré ante el juez”. Estas amenazas no anulan
el acto jurídico porque se trata del ejercicio de un derecho reconocido por
la ley. Asimismo nuestro Código Civil dice que el simple temor reverencial
no anula el acto. (Art. 217 del C.C.).
Esta regla se refiere al caso de las personas sujetas a cierta subordinación
o dependencia que las induce a celebrar un acto por respeto o por aprecio
a la persona de quien depende. Por ejemplo: si el esposo le dice a su
cónyuge, “retira tus ahorros del banco de lo contrario no entras a la casa”;
si el jefe le dice al empleado, “si no me limpias el escritorio te despido en el
acto”.
Se trata de actos realizados por simple temor reverencial pero no anulan
el acto. Además nuestro Código Civil determina que para calificar la
violencia o la intimidación el juez debe tener en cuenta la edad, el sexo o la
condición de la persona y las demás circunstancias que puedan influir
sobre su gravedad (Art. 216 del C.C.).
En cualquier caso, la violencia o la intimidación son causas de anulación
del acto jurídico aunque hayan sido empleadas por un tercero que no
interviene en él.
Por ejemplo: cuando el interesado contrata un sicario para violentar o
amenazar al declarante (Art. 214 del C.C.).
Asimismo, el Código Civil establece que la intimidación tiene lugar cuando
se produce en el agente el fundado temor de sufrir un mal inminente y
grave en su persona, en su cónyuge o en sus parientes dentro del cuarto
grado de consanguinidad (hijos, nietos, bisnietos, tataranietos y en forma
ascendente: padres, abuelos, bisabuelos y tatarabuelos) o en sus
parientes del segundo grado de afinidad (cuñados, suegros) pudiendo
recaer las amenazas sobre los bienes de unos o de otros. Tratándose de
otras personas o bienes, corresponderá al juez decidir sobre la anulación
del acto jurídico según las circunstancias (Art. 215 del C.C.).
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Por ejemplo: si el amenazado es el ahijado o el padrino o una persona muy
allegada al declarante, el juez evaluará esta relación para anular el acto
jurídico.
CONCEPTO. Para que el acto jurídico tenga validez y por tanto produzca efectos
jurídicos, debe reunir los requisitos esenciales que prescribe la ley. En el caso de
nuestro Derecho Civil estos requisitos son los que señala en forma taxativa el art.
140, del C.C. Cuando en el acto jurídico ocurren estos requisitos se dice que tiene
existencia jurídica desde su nacimiento. Esto significa que los requisitos para la
validez del acto jurídico deben ser coetáneos con su nacimiento. Si falta uno de
estos requisitos el acto jurídico pierde eficacia y se convierte en un acto nulo o
anulable, según el caso. Entonces se dice que el acto jurídico adolece de nulidad
absoluta (acto nulo) o de anulabilidad (acto anulable). Según lo expuesto la
nulidad del acto jurídico consiste en la ineficacia o invalidez del acto por faltarle
alguno de los requisitos esenciales o porque la voluntad del agente adolece de
algún vicio del consentimiento, es decir, algún vicio de la voluntad.
EVOLUCIÓN DE LA INVALIDEZ.
El primer Código Civil en el Perú, esto es, el de 1852 no reguló la figura del acto
jurídico como tal; sin embargo, en su título III hace referencia a uno de los actos jurídicos
más conocidos: Los contratos. El citado título tiene el nombre de “Requisitos esenciales
de los contratos”, encontrándose prescrito en su art. 1235°, lo siguiente: “Para la validez
de los contratos se requiere:
1. El consentimiento de las partes.
2. Su capacidad para contratar.
3. Causa cierta que sea materia del contrato.
4. Causa justa para obligarse.”
Asimismo, en el art. 1236°, del mismo cuerpo normativo, se establece taxativamente que
“el error causa la nulidad del contrato, cuando recae sobre la sustancia de la cosa que le
sirve de objeto, o sobre cualquier circunstancia que fuere la causa principal de su
celebración.”
En cuanto al dolo, en su art. 1239°, del C.C.; prescribe que “el dolo produce nulidad en
los contratos, cuando es de tal naturaleza que sin él no se habrían celebrado.”
Siguiendo la línea de la nulidad, el art. 1241° señala que “son nulos los contratos
celebrados por fuerza o violencia que recae sobre los contratantes o alguno de ellos, ya
se haya empleado por una de las partes o por un tercero.
Como complemento de lo expuesto, el art. 1244° del C.C.; prescribe que “el contrato
hecho por error, violencia o dolo, no es nulo ipso jure; y sólo da lugar a la acción de
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nulidad o de rescisión.” Tal es así que, la nulidad a la que hubiera lugar respecto del
contrato hecho por error, violencia o dolo, no será de pleno derecho, sino que se deberá
iniciar la acción correspondiente, ya sea de nulidad o de rescisión.
Por su parte, el Código Civil de 1936, en su Libro Quinto (Del derecho de las
obligaciones), en su Sección Primera, incluye disposiciones referidas a los actos
jurídicos, y concretamente, en su art. 1075°, prescribe que “para la validez del acto
jurídico se requiere agente capaz, objeto lícito y observancia de la forma prescrita, o
que no esté prohibido por la ley”.
Además, en la misma Sección Primera, pero en el Título II, se encuentran prescritas las
disposiciones referidas a los vicios de la voluntad, y evidentemente también a la
anulabilidad. Concretamente, en su art. 1079°, prescribe que “es anulable el acto jurídico
cuando la declaración de voluntad emane de error sustancial”.
Cabe mencionar que, en su art. 1093° prescribe una disposición similar sobre la violencia
o intimidación, a la que se encuentra en el Código Civil del año 1852, siendo que, el
referido art. señala que “la violencia o la intimidación anularán el acto, aunque se
hubiesen empleado por un tercero que no intervenga en él”.
Cabe resaltar que el referido Código Civil de 1984 dedica varios artículos a la nulidad y
anulabilidad del acto jurídico, detallando cuáles son sus causales, entre otras
disposiciones.
Según el jurista Juan Espinoza E.: “la inexistencia es la no configuración del negocio
jurídico que, a diferencia de la invalidez, no produce ningún efecto jurídico.”
Desde otra visión de la doctrina, la figura de la inexistencia del acto jurídico constituiría
solo una necesidad técnica para diferenciarla con la figura de la nulidad; por cuanto
en la primera no cabría la conversión de un acto jurídico con ausencia de
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manifestación de voluntad, la cual sí es posible en un acto jurídico nulo, pudiendo ser
salvado mediante su conversión en otro negocio válido.
La cátedra sostiene que esta clase de nulidad subsiste en las llamadas nulidades de
pleno derecho, como las de los Arts. 811 y 813, del C.C.
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En la jurisprudencia se ha presentado un caso en particular que ha hecho tanto a
los operadores jurisdiccionales como a los doctrinarios formularse la pregunta ¿Es
válido el acto jurídico del sujeto que no ha podido manifestar su voluntad
por causas atribuibles a su persona? Tal cuestión fue consecuencia de un caso
referido a que el 31.03.03, un consumidor denunció a un banco por presunta
infracción a la Ley de Protección al Consumidor. En su denuncia señaló que el
13.08.12 entre las 2:00 y 4:00 horas fue dopado y bajo ese estado, terceros
utilizaron su tarjeta de crédito por un monto que superaba el límite de su línea de
crédito. No obstante se comprobó que las firmas que aparecían en los vouchers
eran suyas, así como su huella digital.
Del artículo 42, C.C. (modificado por el Decreto Legislativo No. 1384), se tiene
que al cumplir una persona 18 años de edad, adquiere capacidad de ejercicio
plena. No debiendo olvidar que la regla es la capacidad plena y la excepción es
la capacidad restringida.
7. LA NULIDAD EXPRESA.
Hace referencia a los supuestos de nulidades textuales o expresas, esto es,
aquellas que vienen dispuestas manifiestamente por un texto legal.
8. LA NULIDAD VIRTUAL.
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También conocida como nulidad tácita, la nulidad virtual se encuentra prescrita en
el art. 219° inc. 8, del Código Civil peruano, en concordancia con el art. V, del
Título Preliminar del Código Civil.
Esta nulidad consiste en declarar la invalidez jurídica del acto por existir un vicio de la
voluntad o por la incapacidad relativa del agente o simplemente cuando la ley declara
anulable el acto (Art. 221 del C.C.).
Esta nulidad se caracteriza porque sólo puede ser declarada judicialmente a instancia
de parte, es decir, por la acción interpuesta por la parte interesada.
Es un supuesto de la categoría de la invalidez del acto jurídico, en donde a pesar de
que el acto cuente con todos sus elementos esenciales, se configura un vicio de la
voluntad.
Siendo así; que el acto es anulable cuando teniendo todos los aspectos de su
estructura y un contenido totalmente lícito, tiene un vicio estructural en su
conformación.
Rómulo Morales, sostiene que “la anulabilidad es un mecanismo de protección jurídica
para cautelar la libertad y el conocimiento de una parte que participó en la celebración
del contrato en situación de disminución de su voluntad”.
Así, el art. 221, del Código Civil, establece las causales de anulabilidad, las cuales
son:
1. Por capacidad de ejercicio restringida de la persona, contemplada en los
numerales del 1 al 8, , del art. 44, del C.C.:
4
Una característica típica de los actos jurídicos anulables, es que pueden confirmarse, convalidarse o
ratificarse:
-Confirmación: Es una modalidad de la convalidación, por la cual las partes quedan vinculadas por un hecho
posterior al contrato originariamente inválido. La confirmación podría definirse como aquella convalidación
operada por una posterior declaración de voluntad de quien podía invocar la causa de invalidez (art. 230 del
C.C.).
-Convalidación: Lo que lo diferencia de la confirmación es que es unilateral; pues es aquel acto jurídico
orientado a hacer desaparecer un vicio o defecto no sustancial que sería causal de anulabilidad del acto por
confirmar.
-Ratificación: Es la manifestación de voluntad por la cual una persona presta su consentimiento a ser
alcanzado por los efectos de un acto jurídico que, en su origen, no tiene poder jurídico suficiente para
vincularle. Otra manera de explicarla, sería que el titular de un derecho le reconoce eficacia a una declaración
de voluntad hecha por otra persona en su nombre sin representación o que habiéndola tenido se excedió de
sus atribuciones.
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dieciocho pueden contraer obligaciones o renunciar a derechos siempre
que sus padres que ejerzan la patria potestad autoricen el acto de manera
expresa o tácita. Es por esto, que el menor que actúa con dolo responde
por los daños y perjuicios que cause a terceros. Es claro además, que el
incapaz absoluto o relativo puede realizar actos que solo le puedan
procurar un beneficio sin autorización alguna.
ii. Los pródigos, es decir, aquellos que despilfarran sus bienes en exceso a
su porción disponible. La prodigalidad tiene las siguientes características:
• Conducta desarreglada de la persona.
• Esta conducta ha de dirigirse a malgastar el propio patrimonio.
• Se obra con ligereza, es decir, existe una desproporción con los
fines a los que debe dedicar una persona sus bienes.
• Que se ponga en peligro injustificado el patrimonio.
• Dicha conducta y ese peligro han de ser con perjuicio de la familia.
iii. Quienes incurren en mala gestión, o sea, los inhábiles para manejar su
patrimonio y que por ello hayan perdido más de la mitad de sus bienes.
iv. Los ebrios habituales, según se observa, las formas clínicas del
alcoholismo crónico son:
• Delirium Tremens, alucinaciones y temblores en las manos, brazos
y cara.
• Alucinación Aguda, caracterizada por el delirio de persecución, con
conservación del conocimiento.
• Síndrome de Korsakow, el enfermo no recuerda nada de lo que ha
hecho o dicho un minuto antes.
• Delirio de celos.
• Epilepsia alcohólica, en la cual los ataques epilépticos se producen
con la ingestión del alcohol y desaparecen al abandonar la bebida.
El bebedor habitual, carece de facultades necesarias que le permitan realizar
actos jurídicos válidos, es por ello que el derecho interviene, tutelando sus
propios intereses y los de su familia.
Los toxicómanos, son aquellos que hacen uso permanente y compulsivo de una
droga y que tienen como consecuencias el deterioro orgánico y físico; así como,
el consecuente perjuicio social.
v. Los que sufren pena que lleva anexa la interdicción civil, es decir aquellos
que hayan sido sancionados con la limitación relativa de su capacidad,
existiendo dos opiniones: una, considera a la interdicción como una pena
accesoria de la principal, lo cual viene a ser una “muerte civil”; y la
segunda sostiene que el propósito de la interdicción es tuitivo, que no solo
se limita a la persona del condenado sino también a su familia.
Es por eso que, en doctrina, se toma en cuenta la segunda opinión,
observando que “la interdicción para realizar ciertos actos y la imposición
de un curador no son sino la consecuencia necesaria de la imposibilidad
de hecho en que se encuentra el recluso para atender con eficacia sus
intereses y para desempeñar normalmente la patria potestad”. (Guillermo
A. Borda)
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En cambio, la violencia física es un supuesto de falta de manifestación de
voluntad ex.
A) Con respecto a los que lo celebraron, el acto debe reunir los requisitos de
validez establecidos en el art. 140 C.C.
B) Con respecto a los terceros, que no perjudique sus derechos (art. 191 y
221.3 del C.C.).
4. La anulabilidad expresa.
Es aquella que obedece a un mandato legal específico. Es así que, encontramos
supuestos de nulidad expresa en los arts. 277 (A. del matrimonio), 808 (A. del
testamento con relación a las personas incapaces señaladas en el art. 678 C.C.),
809 (anulabilidad del testamento por defectos de forma) y 743 (anulabilidad de la
desheredación en el testamento fundada en causa falsa) del Código Civil.
En la ineficacia se estudian los efectos jurídicos del acto que resultan ineficaces, mientras
que en la invalidez del acto se estudia la estructura del mismo. La regla general es que
un negocio jurídico válido produzca efectos jurídicos, vale decir, sea eficaz. Sin embargo,
nos podemos encontrar frente a casos de negocios jurídicos válidos pero ineficaces, o
frente al caso de negocios inválidos pero eficaces.
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Revocación: Con la revocación los efectos jurídicos que había surtido el acto jurídico, se pierden. Por
ejemplo: Un poder de representación puede ser revocado quitándole el poder que se había otorgado a cierta
persona (art.149, del C.C.). La revocación solo acontece en actos jurídicos unilaterales, donde hay una sola
manifestación de voluntad. Por ejemplo, el testamento; el anticipo de herencia o el anticipo de legítima.
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ANEXOS
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DECRETO LEGISLATIVO
Nº 1384
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pág. 54
R.A. Nº 046–2019–CE–PJ
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