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Artrosis

Introducción

La artrosis, también conocida como osteoartritis, es una enfermedad degenerativa de las


articulaciones que afecta principalmente a los cartílagos. Es la forma más común de artritis y
suele afectar a personas mayores, aunque también puede presentarse en personas jóvenes
debido a factores como lesiones articulares, malformaciones congénitas o desgaste excesivo
de las articulaciones.

En la artrosis, el cartílago que recupera las articulaciones se desgasta gradualmente, lo que


provoca que los huesos se froten entre sí. Esto puede causar dolor, inflamación, rigidez
articular y limitación en el movimiento. Las articulaciones más afectadas son las rodillas, las
caderas, las manos y la columna vertebral, aunque también pueden presentarse en otras
articulaciones.

Los factores de riesgo para desarrollar artrosis incluyen la edad avanzada, el sexo femenino, la
obesidad, la predisposición genética, lesiones articulares previas, actividad física intensa o
repetitiva, entre otros.

Fases de artrosis

 Fase 1: El cartílago empieza a perder grosor y flexibilidad. En el caso de la rodilla, ya


podemos observar un estrechamiento del espacio articular.

 Fase 2: Los cambios en el cartílago empiezan a generar cambios también en el hueso


subyacente, como podrían ser la aparición de zonas de ensanchamiento, conocidos
como osteofitos.

 Fase 3: Cambios en el líquido sinovial por la incursión de desprendimientos


cartilaginosos u óseos, que aumentan el roce y la probabilidad de bloqueo articular. Se
empieza a observar cierta deformidad.

 Fase 4: Empiezan a aparecer células inflamatorias dentro de la cápsula articular que


aumentan el proceso de degeneración. El estrechamiento articular es marcado, y
encontramos abundantes osteofitos y la articulación va expulsando los meniscos hacia
el exterior.

Síntomas

Los síntomas de la artrosis con frecuencia se desarrollan con lentitud y empeoran con el
tiempo. Los signos y síntomas de la artrosis incluyen los siguientes:

 Dolor. Las articulaciones afectadas pueden doler durante o después del movimiento.

 Rigidez. La rigidez en las articulaciones puede ser más notoria al despertar o después
de estar inactivo.

 Sensibilidad. Es posible que su articulación esté sensible cuando aplicas un poco de


presión sobre ella o cerca de ella.

 Pérdida de flexibilidad. Es posible que no puedas mover la articulación en todo su


rango de movimiento.

 Sensación chirriante. Es posible que sientas una sensación chirriante al usar la


articulación y que oiga chasquidos.
 Osteofitos. Estos pedazos adicionales de hueso se sienten como bultos duros y
pueden formarse alrededor de la articulación afectada.

 Hinchazón. Esto puede producirse por la inflamación de los tejidos blandos alrededor


de la articulación.

Factores de riesgo

Factores genéticos Se puede afirmar que existe un patrón hereditario, autosómico recesivo en
varones y autosómico dominante en mujeres(4), en la artrosis nodular de manos.

Obesidad Se ha podido comprobar por el estudio Framingham(5) que existe una clara relación
entre obesidad y artrosis radiológica en mujeres. Igualmente se ha comprobado la relación
directa entre índice de masa corporal y aparición de gonartrosis. La disminución de peso
mejora claramente los síntomas según dicho estudio. Otros estudios, como el NAHNES(6),
asocian la obesidad con la gonartrosis bilateral y no se ha demostrado que la ganancia de peso
sea resultado de una disminución de lamovilidad en los pacientes afectados. Igualmente existe
evidencia científica de la relación entre artrosis de manos y obesidad(5). La sobrecarga incide
sobre las articulaciones de la cadera desarrollando coxartrosis bilateral. Factores como la
obesidad en la edad avanzada o el alcoholismo se relacionan con una mayor sintomatología y
con peores resultados del tratamiento, tanto médico como quirúrgico (grado de recomendación
C).

Actividad física elevada Los estudios realizados en deportistas han demostrado relación entre
el «abuso» articular y artrosis (ejemplo: gonartrosis en ciclistas y corredores de fondo). El
profesional debería indagar en los pacientes con una correcta anamnesis. Las lesiones en
deportistas se relacionan con el tipo de deporte y con la presencia o no de lesiones previas.
Para la población general, la existencia de una lesión en una determinada articulación debe
llevar a desaconsejar la práctica de deportes que supongan un elevado impacto sobre dicha
articulación; sin hacernos perder de vista que el sedentarismo constituye un factor de riesgo
para las enfermedades cardiovasculares, y que la falta de actividad física en ancianos empeora
la sintomatología de la artrosis y el grado de incapacidad

Actividad laboral Están claramente vinculadas ciertas actividades laborales a determinadas


afectaciones articulares (hilanderos-manos, conductores-columna cervical, manipuladores-codo
y muñeca

Menopausia La relación entre hormonas sexuales y OA se basa en dos hechos. El primero de


ellos es que mientras en la mujer premenopáusica la prevalencia de OA es prácticamente igual
a la de los varones, dicha prevalencia aumenta mucho en la mujer postmenopáusica. Algunos
estudios relacionan este aumento de prevalencia con la disminución de estrógenos después de
la menopausia, favoreciendo la aparición de OA de rodilla(8). En segundo lugar, diferentes
estudios han demostrado que la administración prolongada de estrógenos actúa como factor
protector en cuanto a la incidencia y la progresión de artrosis de rodilla en mujeres
postmenopáusicas

Densidad mineral ósea Algunos estudios reflejan la relación que guarda la artrosis con la
densidad mineral ósea elevada (¿estrés biomecánico elevado sobre el cartílago?), aunque
otros no lo ponen de manifiesto, como es el caso de los nódulos de Heberden y Bouchard, que
se han asociado con osteopenia de cadera, por lo que no está claro que sean enfermedades
excluyentes.

Factores nutricionales Estudios realizados no han concluido que determinados agentes


antioxidantes y vitaminas sirvan para evitar la aparición de artrosis

Enfermedades sistémicas Es recomendable que los sanitarios conozcamos determinadas


enfermedades endocrino-metabólicas que podrían favorecer el desarrollo de artrosis para
actuar de forma preventiva: acromegalia, diabetes mellitus, hipotiroidismo e hiperparatiroidismo,
y hemocromatosis, entre otras.

Tratamiento

El tratamiento de la artrosis se enfoca en aliviar los síntomas, prevenir el deterioro adicional de


las articulaciones y mejorar la calidad de vida del paciente. Algunas medidas comunes
incluyen:

Medicamentos: Se pueden utilizar analgésicos y antiinflamatorios para reducir el dolor y la


inflamación.

Terapia física: Ejercicios de fortalecimiento muscular y movilidad articular pueden ayudar a


mantener la función de las articulaciones afectadas.

Terapia ocupacional: Ayuda a adaptar las actividades diarias para reducir el estrés en las
articulaciones.

Pérdida de peso: Si el paciente tiene sobrepeso u obesidad, se recomienda perder peso para
reducir la carga sobre las articulaciones afectadas.

Ayudas ortopédicas: El uso de dispositivos como férulas, bastones o plantillas puede ayudar a
reducir el estrés en las articulaciones y mejorar la movilidad.

Infiltraciones articulares: Algunas veces, se pueden inyectar corticosteroides o ácido hialurónico


en las articulaciones para aliviar el dolor y la inflamación.

Cirugía: En casos graves de artrosis, cuando otros tratamientos no son efectivos, se puede
considerar la cirugía, como la artroplastia (reemplazo articular) o la artroscopia.

Es importante tener en cuenta que la artrosis es una condición crónica y no tiene cura
definitiva. Sin embargo, con un tratamiento adecuado, es posible reducir el dolor, mejorar la
función articular y mantener una buena calidad de vida. Si sospecha que puede tener artrosis,
le recomendaría que consulte a un médico para obtener un diagnóstico preciso y recibir el
tratamiento adecuado.

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