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DESARROLLO SOCIOEMOCIONAL
ENSAYO UNIDAD l
SEGUNDO SEMESTRE
CICLO ESCOLAR 2022-2023
Este interés, por supuesto, no es nada nuevo pues han sido muchos los
pensadores y científicos que se han interesado por los fenómenos emocionales
a lo largo de la historia desde muy diversas perspectivas. Ya desde la
Antigüedad grandes filósofos como Platón o Aristóteles plantearon teorías
genuinas sobre las emociones. Sin embargo, durante la Edad Media las
pasiones fueron adquiriendo un carácter negativo (identificándose con la
enfermedad del alma y el origen de todos los pecados), encontrándose, desde
una visión dualista de la naturaleza humana, en constante lucha con el
componente virtuoso de la mente, la razón. Con el paso del tiempo y llegados a
la época renacentista, el término afecto fue sustituyendo al de pasión, pero, con
postulados como los de René Descartes, se consolidó la concepción de las
emociones como perturbadoras de la cognición, por lo que siguió primando una
visión peyorativa de las mismas. No obstante, a finales del siglo XVIII y con
Rousseau a la cabeza, empieza a germinar una visión optimista sobre la
naturaleza humana. A raíz de esta “nueva” concepción de la vida y, por tanto,
de las emociones, la búsqueda de la felicidad, ya planteada por Aristóteles
como la motivación básica del ser humano, pasó a ocupar un importante lugar
en las corrientes de pensamiento (Avia, 1998).
A lo largo del siglo XX van proliferando diferentes teorías según centran su foco
de atención en unos u otros aspectos de los fenómenos emocionales. Así, de
las críticas recibidas por la postura psicofisiológica surgió la tradición
neurológica encabezada por Cannon y Bard y sus teorías centralistas. Este
nuevo enfoque pone el énfasis en la activación del sistema nervioso central
más que en el periférico, proponiendo que tanto la experiencia emocional como
las reacciones fisiológicas son acontecimientos simultáneos que surgen del
tálamo. Por otra parte, sabemos que Sigmund Freud también se ocupó en
profundidad de las emociones, aunque no propusiera una teoría explícita para
ellas, haciendo hincapié en la especial importancia de la experiencia emocional
vivida durante la infancia para la configuración y comprensión de la vida
afectiva del adulto (aquí entraría en juego la clásica, y muchas veces
denostada, dicotomía entre consciente e inconsciente que, sin embargo, a la
luz de las nuevas perspectivas ofrecidas desde la neurobiología y la psicología
cognitiva, parecen engarzarse a la perfección con los sistemas de aprendizaje
y memoria explícitos e implícitos (Aguado, 2002). Desde enfoques conductistas
también se han estudiado las emociones, prestando especial atención al
proceso de aprendizaje de las mismas, el comportamiento manifiesto que
permite inferirlas y los condicionamientos que las provocan. De este enfoque,
además de la gran utilidad de los paradigmas de condicionamiento y las
definiciones operacionales en la investigación experimental, se han derivado
técnicas de especial interés en la intervención clínica de las alteraciones
emocionales. Sin embargo, en el último tramo del siglo XX las teorías
cognitivas fueron ensombreciendo el enfoque conductista y tomando un papel
dominante. Éstas consideran que la emoción es consecuencia de una serie de
procesos cognitivos como interpretación, valoración, atribución o expectativas,
que se sitúan entre los estímulos y la respuesta emocional. Se centrarían por
tanto en la evaluación positiva o negativa del estímulo que realiza el sujeto en
función de cómo ha interpretado el estímulo y no tanto en el acontecimiento en
sí.
A lo largo del siglo XX van proliferando diferentes teorías según centran su foco
de atención en unos u otros aspectos de los fenómenos emocionales. Así, de
las críticas recibidas por la postura psicofisiológica surgió la tradición
neurológica encabezada por Cannon y Bard y sus teorías centralistas. Este
nuevo enfoque pone el énfasis en la activación del sistema nervioso central
más que en el periférico, proponiendo que tanto la experiencia emocional como
las reacciones fisiológicas son acontecimientos simultáneos que surgen del
tálamo.
Por otra parte, sabemos que Sigmund Freud también se ocupó en profundidad
de las emociones, aunque no propusiera una teoría explícita para ellas,
haciendo hincapié en la especial importancia de la experiencia emocional vivida
durante la infancia para la configuración y comprensión de la vida afectiva del
adulto (aquí entraría en juego la clásica, y muchas veces denostada, dicotomía
entre consciente e inconsciente que, sin embargo, a la luz de las nuevas
perspectivas ofrecidas desde la neurobiología y la psicología cognitiva, parecen
engarzarse a la perfección con los sistemas de aprendizaje y memoria
explícitos e implícitos (Aguado, 2002).
Desde enfoques conductistas también se han estudiado las emociones,
prestando especial atención al proceso de aprendizaje de las mismas, el
comportamiento manifiesto que permite inferirlas y los condicionamientos que
las provocan.
De este enfoque, además de la gran utilidad de los paradigmas de
condicionamiento y las definiciones operacionales en la investigación
experimental, se han derivado técnicas de especial interés en la intervención
clínica de las alteraciones emocionales. Sin embargo, en el último tramo del
siglo XX las teorías cognitivas fueron ensombreciendo el enfoque conductista y
tomando un papel dominante. Éstas consideran que la emoción es
consecuencia de una serie de procesos cognitivos como interpretación,
valoración, atribución o expectativas, que se sitúan entre los estímulos y la
respuesta emocional. Se centrarían por tanto en la evaluación positiva o
negativa del estímulo que realiza el sujeto en función de cómo ha interpretado
el estimulo y no tanto en el acontecimiento en sí. Este enfoque también
originará determinadas terapias que demostrarán una elevada eficacia en
trastornos como la depresión o la ansiedad patológica (Beck, 1990).
Por otra parte, las reglas sociales modulan la expresión emocional porque nos
facilitan o inhiben la manifestación de acuerdo con el contexto en el cual tiene
lugar la experiencia emocional. Por ejemplo, saltamos de alegría si gana
nuestro equipo e inhibimos nuestra ira en el trabajo delante de un superior.
Como conclusión de esta investigación e indagación de estos temas se
considera que conocer sobre cómo funciona el cerebro y las emociones es
imprescindible para el docente, ya que es necesario conocer y entender como
piensa o en que momento emocional esta el alumno para así poder
comprenderlo, por eso hay que conocer que parte de esto es importante para
asi seguir mejorando como futuro docente.
Viendo y leyendo toda la información que trae toda la unidad, uno va viendo y
descubriendo lo poco que a veces sabemos de uno mismo, y que si le damos
muy poca importancia a cosas tan grandes como la que es el cerebro y
nuestras emociones.
Por eso es tan importante conocer sobre lo psicosocial del estudiantado, así
como su contexto y sus emociones.
BIBLIOGRAFIA
http://www.neurowikia.es/content/bases-neurobiologicas-de-las-
emociones
https://divulgaciondinamica.es/emociones-concepto-funciones/
- :~:text=Un%20componente%20conductual%20o
%20expresivo,intensidad%2C%20sonidos%2C%20etc
%C3%A9tera).
https://www.il3.ub.edu/blog/como-funciona-nuestro-mecanismo-de-
valoracion-emocional/ - :~:text=El%20componente%20cognitivo
%20es%20la,miedo%20que%20no%20puedo%20controlar
%E2%80%9D.
https://www.topdoctors.es/articulos-medicos/neurofisiologia-
estudiando-las-enfermedades-del-sistema-nervioso
https://neurologia.com/articulo/2001125#:~:text=Introducci
%C3%B3n%20La%20am%C3%ADgdala%20es%20una,el
%20sistema%20emocional%20del%20cerebro.
https://www7.uc.cl/sw_educ/neurociencias/html/204.html#:~:text=El
%20hipocampo%20es%20un%20%C3%A1rea,la%20corteza
%20primitiva%20o%20alocorteza.