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Título: Irreprensibles y Resplandecientes: Enchufados al sentir de Cristo para brillar

Tema: La luminiscencia de los Filipenses en el mundo por la perseverancia en su


santificación
Complemento: se hace efectiva cuando en Cristo y en Su sentir son energizados para
obedecer.
Idea Exegética: La luminiscencia de los Filipenses en el mundo por la perseverancia en su
santificación se hace efectiva cuando en Cristo y en Su sentir son energizados para
obedecer.
Idea Homilética: Somos enchufados al sentir de Cristo para glorificar a Dios con nuestra
obediencia y perseverancia en medio de nuestra generación.

Introducción:

A manera de introducción quiero establecer tres analogías. Un circuito eléctrico, un traje


espacial y una segunda lengua son analogías para expresar la relación entre la kenosis y
nuestra participación en Cristo.

Un circuito eléctrico, lo mismo que un cable, consta de componentes conductivos y


componentes aislantes, de manera que la corriente eléctrica sea conducida para
operativizar los distintos dispositivos conectados al circuito eléctrico. El componente
conductivo tiene que ver con la naturaleza, con lo que somos, y el componente aislante
existe por causa de las limitaciones y funciones a las que estamos sujetos de acuerdo a
donde estamos. Un dispositivo es energizado para funcionar. En nuestro caso, la evidencia
de la adoración en espíritu consiste en que estamos siendo energizados óptimamente, y la
evidencia de la adoración en verdad consiste en que estamos funcionando óptimamente.
Cristo es la Luz de este mundo y vino a brillar en medio de los hombres. Como hijos de
Dios, cuando adoramos en espíritu ponemos el foco en el hecho de que ahora también
somos luz y en la verticalidad de la cruz, y cuando adoramos en verdad ponemos el foco en
que estamos brillando en medio de los hombres y en la horizontalidad de la cruz.

Nosotros en Adán estamos conectados a la tierra lo mismo que todos los hombres, y en
consecuencia, estamos limitados a funcionar con un voltaje terrenal. Entonces, para
conectarnos al voltaje de Dios necesitamos un transformador llamado
Santidad-en-base-a-obras que lo tenemos defectuoso a causa del pecado. De entre todos
los hombres, los hijos de ira pertenecen al mundo, a ese sistema responden porque no han
muerto al pecado. Sus cuerpos de carne llevan el pecado en la sangre y son conducidos a
pecar. Pero en Cristo que es Espíritu Vivificante tenemos ahora redención y fe para nuestra
santificación. Estamos expuestos al mundo, pero no somos del mundo, somos de Cristo y
estamos en Cristo. Él es la vid, y nosotros los pámpanos que necesitamos ser limpiados y
podados.

De acuerdo a nuestro componente aislante, tenemos limitaciones intrapersonales e


interpersonales o interrelacionales. Es decir, tenemos las limitaciones que nos ponemos a
nosotros mismos por medio de nuestras malas decisiones, y las limitaciones que los otros
nos ponen. Por eso dejamos nuestra ofrenda en el altar y vamos con aquel hermano que
tiene algo contra nosotros. No que nosotros tengamos algo contra ese hermano, sino que
ese hermano tiene algo contra nosotros, y si lo sabemos, no podemos ser negligentes
permitiendo que eso persista.

De acuerdo a nuestro componente conductivo, conectamos con los otros en relaciones de


amistad, mutualismo o simbiosis. Sin embargo, esta naturaleza limitada a tan pobres
conexiones es cambiada cuando somos alcanzados por Cristo.

Ahora consideremos lo siguiente: Cristo, Dios hecho hombre, tiene un componente


conductivo y un componente aislante. Sin embargo, sus componentes son perfectos para
funcionar con el voltaje de Dios. Cristo no necesita un transformador porque, siendo Dios, la
Santidad no es una condición que le haya sido imputada, sino Su naturaleza. Dios es
plenamente conductivo porque Su Omnipotencia alcanza todo y es de relación directa con
Su Soberanía. Nada escapa de Su control. La energía que circula es la Gloria con la que
Dios se glorifica a Sí mismo. En Cristo-hombre el componente aislante es un hombre santo
que no ha sido corrompido con el pecado. Adán no nació en pecado como todo el resto de
la humanidad. Sin embargo, en su libre albedrío, estaba facultado para pecar. La santidad
era su condición original pero no su naturaleza. Cristo 100% Hombre nace con la santidad
como condición original, y Cristo 100% Dios existe con la Santidad como Su naturaleza. La
condición original es el componente aislante, y la naturaleza en la genética de Cristo, el
componente conductivo, resulta en que nos es imputada Su santidad. “Sed santos
como/porque yo soy Santo.” equivale a que somos santos porque somos hijos de Dios.

Entonces, ese transformador, llamado Santidad-en-base-a-obras, con el cual contaba Adán


en su condición original, puede ser desechado porque ha habido una conversión. Ahora
participamos de un nuevo circuito eléctrico, ya no con la configuración por la ley del pecado
y el pacto de obras, sino con la dispensación de la gracia, con configuración y economía
renovadas en el componente conductivo, y en proceso de renovación en el componente
aislante. Pablo se refiere a nuestro componente conductivo como “el hombre interior” según
el cual participamos de la vida de resurrección en Cristo, y se refiere a nuestro componente
aislante como nuestros cuerpos que presentados en sacrificio vivo participan de los
padecimientos de Cristo. Con ambos componentes, nuestra participación en Cristo está
completa. La mejor descripción de este circuito y su óptimo funcionamiento la da Jesús y se
registra en Su oración en Juan 17. Cristo es en el Padre y el Padre es en Cristo. Esto es,
adoración perfecta en la que Dios se glorifica. Cristo es en nosotros y nosotros somos en
Cristo. Esto es, acceso al Padre y comunión restaurada y satisfecha. Dios es la fuente de
poder, y Cristo es el cable que permite nuestra conexión con el Padre.

Un punto más que podemos ilustrar tiene que ver con los componentes de un condensador
eléctrico. El componente dieléctrico equivale a la fe y la Palabra que almacenan y
distribuyen balanceadamente la adoración, teniendo de uno y otro lado dos placas
conductoras: las intenciones del corazón, a donde se distribuye la carga de la adoración en
espíritu, y los pensamientos, a donde se distribuye la carga de la adoración en verdad. Esto
se almacena para ser usado en el tiempo perfecto de Dios en una obra preparada de
antemano. Si la resistencia entre ambas placas encuentra un desequilibrio, el deterioro es
inminente.

Ahora voy a ilustrar una situación que se presenta cuando existe un deterioro del
componente aislante causado por vibraciones que no se corresponden con su resistencia.
En casa tengo una secadora de ropa, que, cosa que yo ignoraba, es un aparato industrial,
razón por la que funciona con un amperaje mayor que el de un electrodoméstico. El material
aislante en el cable, en el enchufe y en el tomacorriente tiene que estar en función y
proporción a las vibraciones mayores que produce un aparato industrial, lo que en una casa
pequeña como la mía no está contemplado. Al no haber, en inicio, una correspondencia
entre el enchufe y el tomacorriente, una vez puse la secadora a funcionar pude ver como el
plástico de ambos se fundía y el funcionamiento de la secadora se detenía por obvias
razones. Cuando no presentamos nuestros cuerpos como sacrificio vivo con la
transformación por medio de nuestro entendimiento, no ponemos nuestro componente
aislante en las condiciones necesarias para la obediencia por medio de la fe y de igual
manera dejamos de funcionar.

Contexto:

Contexto histórico: Al momento de escribir la carta a los Filipenses, Pablo se encuentra custodiado
por la guardia pretoriana (cuerpos de élite para protección de palacios) bajo arresto domiciliario
con algunas comodidades y licencias para su condición de prisionero gracias a lo que sus bien
posicionados contactos habían podido granjearle mientras esperaba su juicio y posterior sentencia
tras haber apelado a su ciudadanía romana de manera estratégica. Comisionado a entregar la carta
a los Filipenses es enviado Epafrodito, quien apenas había retornado de ser desahuciado a las filas
de los vivos presumiblemente por contraer y padecer malaria haciendo un servicio en favor de
Pablo. La Iglesia en Filipos, fruto de la visión del varón macedonio en el segundo viaje de Pablo (ya
separado de Bernabé y en compañía de Silas, Lucas y Timoteo), que fuera conformada en sus inicios
por una comerciante de púrpura y sus allegadas y por la familia del ex-carcelero de Pablo,
necesita ser reforzada en la clave para aprobar la escuela antes de pasar a vivir los tiempos más
duros que se avecinaban.

Bosquejo de la carta:

1.1. La buena obra de gracia en los filipenses en los ruegos de Pablo por ellos:

Pablo ruega que en su comunión en el evangelio los filipenses abunden en amor y en


conocimiento, y que con ello sean llenos de frutos de justicia: teniendo, sinceros e irreprensibles,
la condición de ser aceptables delante de Dios que es en su participación en Cristo.

1.2. El vivir es Cristo y el morir es ganancia:

Pablo expresa su conflicto acerca de su participación en Cristo visto desde su prisión y en sus
aflicciones: la muerte se traduce como un anhelado consuelo, mientras que en sus padecimientos la
dignidad concerniente al evangelio es ser ejemplo en vida de que participar de Cristo en Su muerte
es en las aflicciones y en Su resurrección viendo el cumplimiento de Sus promesas.

2.1. Un mismo sentir:

En armonía con lo que Cristo atesora al orar por sus discípulos como registra Juan 17, Pablo apela a
que, si los Filipenses encuentran consolación o esperanza en Cristo, puedan en humildad también
guardar la armonía del vínculo de amor en Cristo, siendo él primero con Cristo de un mismo
sentir, “para que tengan el gozo de Cristo cumplido en sí mismos,” antes de exponer que la santidad
y la felicidad de los redimidos son la gloria de Cristo y la gloria del Padre. Aquí queda en evidencia
una manera análoga entre la consumación real del ministerio terrenal de Cristo y presunción de
Pablo acerca de su propio fin de la que hablaremos luego un poco.

2.2. Humillación y Exaltación de Cristo:

Se presume que por medio de una canción, Pablo refiere a los Filipenses la kenosis como el proceso
por el cual Cristo se humilla a sí mismo para obtener victoria y galardón con su muerte y
resurrección, siendo exaltado a la diestra del padre, todo esto en torno al sentir que hubo en Él y
que debemos albergar.

Lectura:

12 Así que, amados míos, tal como siempre habéis obedecido, no sólo en mi
presencia, sino ahora mucho más en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con
temor y temblor; 13 porque Dios es quien obra en vosotros tanto el querer como el
hacer, para su beneplácito. 14 Haced todas las cosas sin murmuraciones ni
discusiones, 15 para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin tacha en
medio de una generación torcida y perversa, en medio de la cual resplandecéis como
luminares en el mundo, 16 sosteniendo firmemente la palabra de vida, a fin de que
yo tenga motivo para gloriarme en el día de Cristo, ya que no habré corrido en vano
ni habré trabajado en vano. 17 Pero aunque yo sea derramado como libación sobre
el sacrificio y servicio de vuestra fe, me regocijo y comparto mi gozo con todos
vosotros. 18 Y también vosotros, os ruego, regocijaos de la misma manera, y
compartid vuestro gozo conmigo.

¿Qué dice el pasaje?

Pregunta Unificadora: ¿Cómo somos energizados para glorificar a Dios con


nuestra obediencia?

(¿Cómo se hacen efectivas la luminiscencia de los Filipenses y la perseverancia en


su santificación cuando en el sentir de Cristo son energizados para obedecer?)

1.Somos energizados para glorificar a Dios con


nuestra obediencia entendiendo la obra de
Dios en nosotros respecto a nuestra
perseverancia.
● La transición “Así que,” con la que Pablo empieza este pasaje indica que lo
que va a tratar es consecuencia de lo que acaba de quedar expuesto. ¿Qué
acaba de quedar expuesto? La kenosis y el sentir de Cristo. Como resultado
de la kenosis la obediencia es posible en nuestra inclusión en Cristo, y nuestra
perseverancia en nuestra santificación está garantizada.
● De acuerdo a las palabras de Pablo, la obediencia de los filipenses ha sido
constante e incondicional. ¿Cómo sabemos que fue constante e
incondicional? Por el entrañable amor que es común a todos ellos,
evidenciado en la labor de Epafrodito y en el amor que Pablo les profiere. La
forma verbal en la frase “habéis obedecido” indica que, habiendo esta acción
empezado en el pasado, persiste en el presente también. Afligidos con que
Pablo estuviera preso, la iglesia de los filipenses fue diligente en el servicio en
favor de Pablo en sus prisiones, además de serlo en la perseverancia en el
Evangelio.
● Pablo les hace recuerdo de esto para inyectar la dosis de refuerzo por medio
de la carta sabiendo del periodo endémico que se avecinaba. Aquello que se
avecina tiene un precedente por lo cual sabemos que se avecina. ¿Cuál es
este precedente? Pablo está preso, pero persevera aún en medio de sus
prisiones porque es prisionero de Cristo y no de los hombres. De la misma
manera, los filipenses deben estar listos para ser llevados presos. Al
describirles que la manera para esto es con temor y temblor les está
refiriendo el Señorío de Cristo a quien debemos saber y tener presente como
Rey de reyes y Señor de señores, a quien toda autoridad se sujeta y cuya
voluntad nadie resiste, ya que lo que se hace es “por su beneplácito”. Así
también es la perseverancia de los santos en su santificación, por Su
beneplácito.
● La clave para que entendamos esta porción está en dos frases: “Así que” y
“ocupense,” ambas en el versículo 12.
● Podemos, para nuestra mejor comprensión, leer el versículo así:
a. No ignorando el sentir de Cristo en su humillación, amados, de la
misma manera en que hasta ahora ha sido su obediencia, tanto en
presencia mía como en mi ausencia, sean energizados para hacer
efectiva su santificación con reverencia ante Dios y ante el Hombre que
en favor nuestro está sentado en el trono porque Dios es quien obra en
vosotros tanto el querer como el hacer, por Su buena voluntad.
● La obediencia de los filipenses ha podido ser constante e incondicional
porque a Dios así le plació. ¿Por qué? Para evidenciar lo que la fe como don
de Dios puede causar. Podemos testificar lo que también entendemos por Su
Palabra. Nuestra obediencia ha sido en Cristo, es en Cristo, y será en Cristo
porque así Dios quiere glorificarse.
● La fe, que asociamos al querer, es un don de Dios, y las obras, que asociamos
con el hacer, han sido preparadas de antemano por Dios.
● La kenosis tiene por propósito energizar a los escogidos, y en esto se ven los
patrones del Creador, acerca de los cuales sabemos y podemos aprender
tanto en el relato de la Creación como en Romanos 8: 28 - 39. Dios llama a
existencia aquello que está predestinado desde antes de la creación. Dios
instruye una obra de acuerdo al propósito conferido a aquello creado. Dios
separa y santifica para glorificarse en aquello que revela en armonía con Su
plan eterno.
● La constancia e incondicionalidad de la obediencia debe hacerse presente en
la perseverancia que los filipenses podrán tener en su salvación
(santificación) porque Dios se complace en que así sea. ¿Por qué? Porque
Dios nos dice, “Sean santos como Yo Soy Santo.” Y Él es tres veces Santo.

2.Somos energizados para glorificar a Dios con


nuestra obediencia sosteniendo firmemente la
palabra de vida.
● Los filipenses son exhortados a obrar sin murmuraciones ni discusiones.
● Ser irreprensibles y sencillos es el resultado hipotético de obrar sin
murmuraciones ni discusiones.
● Habrá evidencia de que los filipenses son hijos de Dios cuando su
santificación los distinga en medio de su generación.
● Los filipenses ya resplandecen como luminares en el mundo porque ya
sostienen firmemente la palabra de vida.
● Pablo puede gloriarse en que los filipenses ya atesoran el Evangelio y su
anhelo y motivo de gozo es que perseveren en esto.
● Pablo se sabrá fructífero en sus viajes y labores al ver a los filipenses
afirmados en el Evangelio.

3.Somos energizados para glorificar a Dios con


nuestra obediencia compartiendo nuestro
gozo en Cristo.
● Dijimos que Pablo se sabrá fructífero en sus viajes y labores al ver a los
filipenses afirmados en el Evangelio.
● La manera que tendría Pablo de saberse fructífero porque los filipenses están
evidentemente afirmados en el Evangelio es que boca a boca se dé
testimonio de esto.

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