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Introducción:
Nosotros en Adán estamos conectados a la tierra lo mismo que todos los hombres, y en
consecuencia, estamos limitados a funcionar con un voltaje terrenal. Entonces, para
conectarnos al voltaje de Dios necesitamos un transformador llamado
Santidad-en-base-a-obras que lo tenemos defectuoso a causa del pecado. De entre todos
los hombres, los hijos de ira pertenecen al mundo, a ese sistema responden porque no han
muerto al pecado. Sus cuerpos de carne llevan el pecado en la sangre y son conducidos a
pecar. Pero en Cristo que es Espíritu Vivificante tenemos ahora redención y fe para nuestra
santificación. Estamos expuestos al mundo, pero no somos del mundo, somos de Cristo y
estamos en Cristo. Él es la vid, y nosotros los pámpanos que necesitamos ser limpiados y
podados.
Un punto más que podemos ilustrar tiene que ver con los componentes de un condensador
eléctrico. El componente dieléctrico equivale a la fe y la Palabra que almacenan y
distribuyen balanceadamente la adoración, teniendo de uno y otro lado dos placas
conductoras: las intenciones del corazón, a donde se distribuye la carga de la adoración en
espíritu, y los pensamientos, a donde se distribuye la carga de la adoración en verdad. Esto
se almacena para ser usado en el tiempo perfecto de Dios en una obra preparada de
antemano. Si la resistencia entre ambas placas encuentra un desequilibrio, el deterioro es
inminente.
Ahora voy a ilustrar una situación que se presenta cuando existe un deterioro del
componente aislante causado por vibraciones que no se corresponden con su resistencia.
En casa tengo una secadora de ropa, que, cosa que yo ignoraba, es un aparato industrial,
razón por la que funciona con un amperaje mayor que el de un electrodoméstico. El material
aislante en el cable, en el enchufe y en el tomacorriente tiene que estar en función y
proporción a las vibraciones mayores que produce un aparato industrial, lo que en una casa
pequeña como la mía no está contemplado. Al no haber, en inicio, una correspondencia
entre el enchufe y el tomacorriente, una vez puse la secadora a funcionar pude ver como el
plástico de ambos se fundía y el funcionamiento de la secadora se detenía por obvias
razones. Cuando no presentamos nuestros cuerpos como sacrificio vivo con la
transformación por medio de nuestro entendimiento, no ponemos nuestro componente
aislante en las condiciones necesarias para la obediencia por medio de la fe y de igual
manera dejamos de funcionar.
Contexto:
Contexto histórico: Al momento de escribir la carta a los Filipenses, Pablo se encuentra custodiado
por la guardia pretoriana (cuerpos de élite para protección de palacios) bajo arresto domiciliario
con algunas comodidades y licencias para su condición de prisionero gracias a lo que sus bien
posicionados contactos habían podido granjearle mientras esperaba su juicio y posterior sentencia
tras haber apelado a su ciudadanía romana de manera estratégica. Comisionado a entregar la carta
a los Filipenses es enviado Epafrodito, quien apenas había retornado de ser desahuciado a las filas
de los vivos presumiblemente por contraer y padecer malaria haciendo un servicio en favor de
Pablo. La Iglesia en Filipos, fruto de la visión del varón macedonio en el segundo viaje de Pablo (ya
separado de Bernabé y en compañía de Silas, Lucas y Timoteo), que fuera conformada en sus inicios
por una comerciante de púrpura y sus allegadas y por la familia del ex-carcelero de Pablo,
necesita ser reforzada en la clave para aprobar la escuela antes de pasar a vivir los tiempos más
duros que se avecinaban.
Bosquejo de la carta:
1.1. La buena obra de gracia en los filipenses en los ruegos de Pablo por ellos:
Pablo expresa su conflicto acerca de su participación en Cristo visto desde su prisión y en sus
aflicciones: la muerte se traduce como un anhelado consuelo, mientras que en sus padecimientos la
dignidad concerniente al evangelio es ser ejemplo en vida de que participar de Cristo en Su muerte
es en las aflicciones y en Su resurrección viendo el cumplimiento de Sus promesas.
En armonía con lo que Cristo atesora al orar por sus discípulos como registra Juan 17, Pablo apela a
que, si los Filipenses encuentran consolación o esperanza en Cristo, puedan en humildad también
guardar la armonía del vínculo de amor en Cristo, siendo él primero con Cristo de un mismo
sentir, “para que tengan el gozo de Cristo cumplido en sí mismos,” antes de exponer que la santidad
y la felicidad de los redimidos son la gloria de Cristo y la gloria del Padre. Aquí queda en evidencia
una manera análoga entre la consumación real del ministerio terrenal de Cristo y presunción de
Pablo acerca de su propio fin de la que hablaremos luego un poco.
Se presume que por medio de una canción, Pablo refiere a los Filipenses la kenosis como el proceso
por el cual Cristo se humilla a sí mismo para obtener victoria y galardón con su muerte y
resurrección, siendo exaltado a la diestra del padre, todo esto en torno al sentir que hubo en Él y
que debemos albergar.
Lectura:
12 Así que, amados míos, tal como siempre habéis obedecido, no sólo en mi
presencia, sino ahora mucho más en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con
temor y temblor; 13 porque Dios es quien obra en vosotros tanto el querer como el
hacer, para su beneplácito. 14 Haced todas las cosas sin murmuraciones ni
discusiones, 15 para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin tacha en
medio de una generación torcida y perversa, en medio de la cual resplandecéis como
luminares en el mundo, 16 sosteniendo firmemente la palabra de vida, a fin de que
yo tenga motivo para gloriarme en el día de Cristo, ya que no habré corrido en vano
ni habré trabajado en vano. 17 Pero aunque yo sea derramado como libación sobre
el sacrificio y servicio de vuestra fe, me regocijo y comparto mi gozo con todos
vosotros. 18 Y también vosotros, os ruego, regocijaos de la misma manera, y
compartid vuestro gozo conmigo.