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LA LEY EVANGELICA DE LA GRACIA

13 Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para
la carne, sino servíos por amor los unos a los otros. 14 Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás
a tu prójimo como a ti mismo. 15 Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os
consumáis unos a otros.
INTRO: Hace ya un par de semanas cuando expuse el capitulo 3, y a uno de los sermones lo intitulé: “La
Gracia Evangélica de la Ley”, refiriéndome a la función de la ley como nuestro guía a Cristo, nuestro
pedagogo, que al descubrir nuestro corazón pecaminoso, y traer a flote nuestra desesperada condición sin
Cristo, hace evidente nuestra necesidad del salvador, y nos guía a Jesús. “De manera que la ley ha sido nuestro
ayo – guía – educador, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados – declarados rectos – íntegros
– sin culpa alguna – compatibles a la medida perfecta de la justicia divina, solamente por la fe”. Gálatas 3:24
Debido al que nuestro corazón es engañoso y somos más atraídos a la mentira que a la verdad. A causa de
nuestra naturaleza pecaminosa, de forma figurada – nuestra carne, se nos hace muy difícil firmarnos en el
equilibrio de la verdad, oscilamos de un extremo al otro, comenta William Hendriksen: La religión cristiana
se asemeja a un angosto puente que cruza sobre un lugar donde se encuentran dos ríos contaminados: uno es
el legalismo y el otro el libertinaje. El creyente no debe perder su equilibrio para que no caiga dentro de las
faltas refinadas (¿?) del judaísmo por un lado ni en los groseros vicios del paganismo por el otro. Debe seguir
por el camino seguro y angosto. Sea que fueren de buen tono o grotescos, ambos vicios son producto de “la
carne”, esto es, de la naturaleza pecaminosa del hombre.
En cuanto a la salvación, algunos erran por tratar de alcanzar el favor de Dios por vivir de forma legalista,
tratando de alcanzar el derecho a la salvación por sus obras. Otros, erran igualmente por tergiversas el mensaje
de gracia del evangelio, deformando la libertad cristiana llevando una vida de libertinaje, excusándose en que,
dicen algunos: “Cristo todo lo pago, ahora hago lo que me dé la gana, si creo, seré salvo de todas formas”. La
palabra de Dios es perfecta, nos alienta pero también nos exhorta. Como comenta Tim Keller: Mientras que el
mensaje de los versículos 1-12 es: No pierdan la libertad del evangelio, los versículos 13-15 nos advierten: No
abusen de la libertad del evangelio.
Legalismo y Libertinaje son las dos caras de una misma moneda. Ambos son indicios de que nos
desviamos del verdadero evangelio.
El titulo que di al mensaje de hoy es muy parecido al antes citado. Si el anterior era: “La Gracia Evangélica de
la Ley”, el de hoy es: “La Ley Evangélica de la Gracia”.
Expondré esta sección de atrás para delante. Empezado por el Vs 15 donde veremos el legalismo y sus efectos.
Pasaremos luego al Vs 14, donde vemos como el amor y la ley moldean la expresión de la libertad cristiana -
Amar es el cumplimiento de la ley. Por fin concluiré, gastando más tiempo, en el vs 13 donde vemos “La Ley
Evangélica de la Gracia” en acción - La libertad en Cristo, nos lleva a ser esclavos unos de los otros por amor.
Vs 15 - Legalismo y sus efectos - Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os
consumáis unos a otros. Hemos estado viendo como Pablo resiste al legalismo en toda la carta a los Gálatas.
Como es severo en contra esta forma de vivir, ahora vemos como el legalismo trasciende la teología, la mera
doctrina, y afecta la convivencia de la Iglesia. El legalismo es representado como una actitud violenta de
canibalismo. El corazón legalista es egocéntrico, busca siempre lo suyo primero y oprime a los demás bajo
demandas caprichosas y vanagloriosas. El legalismo es opresor, el legalismo produce contiendas, griterías,
discordias, promueve el autoritarismo y la rebeldía. El legalismo lleva a los que se dicen ser miembros del
cuerpo de Cristo, a que se consuman, se autodestruyan, en lugar de edificarse unos a otros en el amor del
evangelio. El legalismo no nace del amor de Dios, no es fruto del Espíritu Santo, sino que nace de la carne, del
corazón ensoberbecido. El legalismo es doctrina de hombres, nace de la sabiduría terrenal, la cual es animal y
diabólica.
Santiago 3:14-16  14 Pero si tenéis celos amargos y ambición personal en vuestro corazón, no seáis
arrogantes y así mintáis contra la verdad. 15 Esta sabiduría no es la que viene de lo alto, sino que es terrenal,
natural, diabólica. 16 Porque donde hay celos y ambición personal, allí hay confusión y toda cosa mala.
Tu relación con la creación es resultado de tu relación con el creador. Nuestra relación con Dios moldea nuestra
relación con el prójimo. El legalismo produce una cultura meritocrática que promueve competitividad, envidia
y vanagloria, porque cuando tratamos de conquistar el favor de Dios por lo que hacemos o no hacemos – la
esencia del legalismo, de la misma manera nos relacionamos con los que nos rodean. El valor de los redimidos
y su identidad ya no se mide por el precio pagado por ellos en la cruz, sino pasa a estar vinculadas a lo que
hacen o no hacen por mí. Mi prójimo pasa a ser un vehículo o un obstáculo a mi gloria.
El legalista, según la carta a los Gálatas vive para su gloria, y usa al prójimo – la Iglesia de Cristo – para este
fin. Quienes le suponen un obstáculo a su gloria ególatra son atacados, así actuaron los judaizantes con Pablo,
así Pedro con los hermanos gentiles en lo relatado en el capítulo 2, así también los Gálatas unos con otros…
“Recordemos siempre, cuando el diablo nos empuje a controversias, que las desavenencias de los miembros,
en el seno de la Iglesia, no nos llevan a ninguna parte, sino a la ruina y destrucción de cuerpo. Cuán
desdichoso, cuán doloroso, cuán fuera de razón es que nosotros que pertenecemos al mismo cuerpo, nos
asociemos unos con otros y por iniciativa propia para la mutua destrucción”. Calvino
Vs 14 – Amar es el cumplimiento de la ley: Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu
prójimo como a ti mismo.
(…) “El amor es llamado el cumplimiento de la ley, no porque sea superior al culto divino, sino porque el amor
es la prueba del culto a Dios. Dios, es invisible, pero se nos representa en nuestros hermanos, y en ellos
requiere lo que es debido a Él mismo. El amor para con los hombres fluye solamente del temor y del amor a
Dios”. Juan Calvino
Los judaizantes se apoyaban en el cumplimiento de la ley para intentar conquistar la salvación, Pablo ha
demostrado que esto es una insensatez, una locura, no obstante, Pablo no desecha a la ley antes muestra como el
amor y la ley moldean la expresión de la libertad cristiana. No estamos obligados a cumplir la ley para alcanzar
el favor de Dios, el perdón de los pecados y la justificación. Sin embargo, si hemos sido alcanzados por el favor
de Dios, fuimos perdonados, fuimos justificados y hemos recibido su Espíritu Santo, obligatoriamente nuestras
vidas, paulatinamente, serán dirigidas al cumplimiento de la ley de Dios, no como un requisito para alcanzar la
vida eterna, sino como resultado de haber recibido, por Gracia, la vida eterna en Cristo Jesús. Este vivir
cumpliendo la ley es un vivir en amor a Dios y al prójimo, lo que se traduce aquí como servir al prójimo, siendo
más específico, de acuerdo al contexto, servir a los de la familia de la Fe, a los miembros de la comunidad de la
Cruz, a los que igualmente fueron alcanzados por la Gracia de Dios. En lugar de tratar a mi hermano como un
vehículo o un obstáculo para mi propia gloria, guiado por el Espíritu de Dios, por amor a Dios, para la gloria de
Dios, y por amor a mi hermano, dado que soy libre en Cristo, debo prestarme libremente como un siervo
amoroso de mi Dios y de sus herederos.
Jesús dijo que los que le aman cumplirían sus mandamientos, no dijo que los que cumplieran sus mandamientos
entonces le amarían. Dios es amor, la ley de Dios es expresión de todas sus perfecciones. La vitalidad de la ley
es el amor, y no lo contrario. El poder del amor transformador de Dios es lo único que puede hacer que amemos
a otra persona como a nosotros mismos…
El mandamiento dice expresamente que la amplitud, perseverancia, y calidad de este amor debido al prójimo,
debe de ser proporcional al que naturalmente cada persona tiene por sí misma. Este tipo de amor, no es algo que
por obras logramos, al igual que la justificación, este grado de amor es un milagro de Dios. Como todas las
virtudes cristianas, este tipo de amor es imposible para los hombres, pero tenemos la promesa que lo que es
imposible para nosotros, es posible para Dios – Lucas 18:27.
1 Juan 4: 7 - 12, 19 – 21 7 Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios, y todo el que ama es
nacido de Dios y conoce a Dios. 8 El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor. 9 En esto se manifestó
el amor de Dios en nosotros: en que Dios ha enviado a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio
de Él. 10 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que El nos amó a
nosotros y envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados. 11 Amados, si Dios así nos amó, también
nosotros debemos amarnos unos a otros. 12 A Dios nadie le ha visto jamás. Si nos amamos unos a otros, Dios
permanece en nosotros y su amor se perfecciona en nosotros. (…) 19 Nosotros amamos, porque El nos amó
primero. 20 Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; porque el que no ama a su
hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto. 21 Y este mandamiento tenemos de Él: que
el que ama a Dios, ame también a su hermano.
Keller comenta: El amor surge de la fe y la esperanza en el evangelio (v 5-6) y se desborda en amar y servir a
nuestro prójimo, en vez de usarlos para servirnos a nosotros mismos. Y amar a nuestro prójimo es “toda la ley
[que] se resume en un solo mandamiento” (v 14). (...) El evangelio nos libera de la ley para la ley. Elimina
nuestra antigua obediencia a la ley por motivos egoístas y faltos de amor. Y nos motiva a obedecer la ley por
amor.

Vs 13 – La libertad en Cristo, nos lleva a ser esclavos unos de los otros por amor - Porque vosotros, hermanos, a
libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor
los unos a los otros.
Aquí la palabra de Dios destruye las pretensiones igualmente egocéntricas del libertinaje. Legalismo y
Libertinaje son las dos caras de una misma moneda. Ambos son indicios de que nos desviamos del verdadero
evangelio. Fuimos llamados a la libertad, no a vivir anárquicamente dentro del cuerpo de Cristo.
El uso egocéntrico de la libertad cristiana, lejos de ser un ejercicio legítimo del privilegio divino dado a los que
creen, es una muestra de ignorancia en cuanto al don de la gracia. Considerar amorosamente a mis hermanos
cuando vivo disfrutando de la libertad cristiana, pensando en cómo puedo servir a la edificación del cuerpo, en
lugar de ignorar las necesidades del cuerpo, dando riendas sueltas a mis deseos, corrige la tendencia orgullosa
de buscar mi beneficio personal. Servir en amor es usar libremente el privilegio de ser parte del cuerpo de
Cristo para cuidar al cuerpo de Cristo, siendo sensible a las diferentes necesidades de cada miembro del cuerpo.
William Hendriksen lo resume en la siguiente frase: “Pablo coloca el servicio en contra del egocentrismo”.
Esta ultima parte del versículo 13 - sino servíos por amor los unos a los otros - podría traducirse de la siguiente
manera: (…) “sino por medio – a través de amor, estén sirviendo esclavizados unos a otros”  Entre mucho,
lo que esto quiere decir básicamente es que nuestro servicio debe estar bajo una noción de deber amoroso,
buscando honrarnos mutuamente, sin la pretensión de recibir nada en cambio… La libertad en Cristo, nos lleva
a ser esclavos unos de los otros por amor. De la misma manera con la que Cristo nos sirvió, entregándose sin
reserva, con un corazón esclavo, nos debemos servir unos a otros.
Filipenses 2:1-8  Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna
comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, 2 completad mi gozo, sintiendo lo
mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. 3 Nada hagáis por contienda o por
vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; 4 no mirando
cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. 5 Haya, pues, en vosotros este sentir que
hubo también en Cristo Jesús, 6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que
aferrarse, 7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8 y
estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de
cruz.
2 Corintios 5:14-15  14 Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: Que si uno murió por todos,
luego todos son muertos; 15 Y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, mas para aquel que
murió y resucitó por ellos.
Su amor constriñe = obliga, empuja, conduce, a no vivir para mí, sino para aquel que se entrego por amor a
mí, para salvarme, para hacerme libre. Vivir movido por este amor, vivir en esta libertad con la que Cristo nos
hizo libres, no se traduce en vivir para servir mis inclinaciones personales a dispensa de otros, antes su amor
que hace libre, nos conduce a vivir a servicio del Rey y de sus hijos. Aquel que nació de nuevo, movido por el
amor de Dios, que habita en todo aquel que es libre en Cristo, por el Espíritu Santo, ahora vive en servicio
amoroso a Dios y a sus hermanos.
Una ilustración: Hay un libro que se titula: “El puente sobre el Rio Kwai”, este libro cuenta la historia de los
soldados aliados aprisionados por los japoneses en la segunda guerra mundial, sometidos al trabajo esclavo para
la construcción de un ferrocarril estratégico para el ejército japonés, en una región de Tailandia. Como todas las
regiones tropicales, esta zona es rica en densas junglas, ríos, diversos insectos, muchos animales nocivos, y a
todo eso se suma el calor húmedo insoportable de los trópicos. Los soldados aliados eran obligados a trabajar
bajo circunstancias terribles, desnutridos, deshidratados, en condiciones deshumanas, y bajo el trato violento de
los japoneses. El libro relata que uno de estos soldados, cargando parte del raíl en la espalda, una especie de
viga metálica, debido al pésimo estado físico y de salud en el que se encontraba, se desplomó desmayado. Los
japoneses se enfurecieron y se dispusieron a propinarle una paliza al soldado tendido e indefenso en el suelo.
Otro soldado que estaba cerca, al ver la situación, corrió y se lanzó sobre su compañero caído, protegiéndolo
con su propio cuerpo. Los japoneses se enfurecieron aun más y tamaña fue la paliza que le dieron, que
terminaron por matar al desconocido soldado, quien había acudido a proteger a su compañero. Los japoneses,
tras matarlo, lo dejaron tirado en el suelo y se fueron. El cuerpo yacía tendido, cuando otros solados que habían
testificado la violenta escena, sin conocer a la la victima, acudieron a recoger su cuerpo, lo cargaron, y lo
enterraron a la orilla de la carretera. Sobre su sepultura improvisada, pusieron una cruz, y en la cruz escribieron:
Nadie tiene un amor mayor que éste: que uno dé su vida por sus amigos.… Juan 15:13
Aquellos que viven en la libertad que da Cristo, son personas que pagan el precio por ser útil, son personas que
sirven con amor sacrificial. Quienes realmente fueron salvos por gracia, sin las obras de la ley, están bajo la ley
del amor: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Esta es “La Ley Evangélica de la Gracia”, amar con el amor
incondicional, sacrificial y servicial con el que fuiste amado por Cristo Jesús.

Aprendemos de Pablo, observando como él ejerce este amor servicial hacia los Gálatas, en como milita para la
edificación de ellos. ¿Cómo muestra Pablo amor y servicio a los Gálatas?

* Denunciando el engaño.
* Guardando y defendiendo el evangelio.
* Soportando la hostilidad de los Gálatas.
* Siendo un ejemplo de perseverancia en la fe.
* Recordando el evangelio a los creyentes en Galácia.
Sigamos su ejemplo.
Exhortación al incrédulo: Si ves que tu vida es norteada por este sentido legalista, que define el valor de una
persona en cuanto a como ella sirve al propósito de servirte, y exaltarte, puede que no hayas conocido realmente
a Dios, puede que no seas nueva criatura, y que jamás hayas experimentado el amor abundante lleno de Gracia
que Dios brinda gratuitamente a todo aquel que, creyendo al evangelio, se arrepiente de sus pecados y es hecho
por Dios nueva criatura. Aun que te creas creyente, y te jactes de tu vida religiosa, si no amas, en los términos
que hemos hablado, si no estás creciendo en grato amor a Dios y humilde amor servicial al prójimo, todavía no
eres nueva criatura y estás bajo la condenación y la ira eterna de Dios. ¡Arrepiente, cree en el evangelio y serás
salvo!
Conclusión: La libertad cristiana está sellada por un pacto de amor incondicional y sacrificial que nos lleva a
vivir en gozoso y sufrido servicio unos por los otros. Esto mismo celebramos en la Santa Cena, todos somos
uno en Cristo, somos un cuerpo, y vivimos para servir y cuidar al cuerpo de Cristo que es la Iglesia. Esto es
parte de lo significa discernir el cuerpo de Cristo. Quiero terminar compartiendo un pacto de membresía que da
un buen ejemplo de cómo podernos servirnos como cuerpo de Cristo unos a otros en la práctica:
UN MODELO TÍPICO DE PACTO DE UNA IGLESIA SALUDABLE
Habiendo, como hemos creído, sido traídos por su Divina Gracia al arrepentimiento y creencia en el Señor
Jesucristo para rendir nuestras vidas a Él, y habiendo sido bautizados sobre nuestra profesión de fe, en el
nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, confiando en la ayuda de su Gracia; solemne y gozosamente
renovamos ahora nuestro pacto el uno con el otro. Trabajaremos y oraremos por la unidad del Espíritu en el
vínculo de la paz. Caminaremos juntos en amor fraternal, desde el momento que somos miembros de una
Iglesia Cristiana; ejercitaremos un cuidado en amor y velaremos el uno por el otro y fielmente nos
amonestaremos con súplicas el uno con el otro según la ocasión lo amerite. No abandonaremos las reuniones
de nuestra congregación, ni descuidaremos la oración por nosotros y los demás. Nos esforzaremos por educar,
en tanto puedan estar a nuestro cuidado, en el alimento y amonestación del Señor, siendo un ejemplo de amor
y pureza a nuestra familia y amigos para alcanzar su salvación. Nos gozaremos de la felicidad de los otros, y
nos esforzaremos en llevar las cargas y tristezas de los unos con los otros, con gentileza y compasión.
Buscaremos, con la ayuda Divina, vivir con mucho cuidado en el mundo, rechazando las pasiones mundanas y
no apegadas a la piedad, y recordando esto, así como fuimos enterrados voluntariamente mediante el bautismo
y levantados de nuevo de la tumba simbólica, que existe ahora en nosotros una obligación especial que nos
guía a una vida nueva y santa. Trabajaremos juntos para la continuidad de un ministerio de evangelismo fiel
en esta iglesia, así como sostendremos su adoración, sus ordenanzas, disciplinas y doctrinas. Contribuiremos
con gozo y regularidad al apoyo del ministerio, al presupuesto de la iglesia, a la ayuda al pobre y a la difusión
del Evangelio hasta lo último de la tierra. Cuando cambiemos de residencia, tan pronto como sea posible nos
uniremos a otra iglesia donde podamos llevar a cabo el espíritu de este pacto y los principios de la Palabra de
Dios. Que la gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos
nosotros. Amén.

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