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Trabajo y Ciudadanía De Maio, Patricio.

El Futuro y el trabajo

Buenas tardes a todas y todos. La semana pasada continuamos trabajando sobre el Capitalismo, pero haciendo foco en
las huellas que dejo o deja en nuestro país y en nosotras/os como clase trabajadora. Venimos de recordar que ocurrió
en el 2000, para eso utilizamos el cuento "El último oficial tornero" de Incardona, el cual recrea el paisaje que se vivía
en cualquier barrio del conurbano. Luego pasamos por el 2018, desgraciadamente una nueva tragedia económica golpeó
y golpea nuestro país, nuestra realidad y nuestro cotidiano. Conocimos la historia de Daniel, ya no una ficción, sino un
trabajador que no soporto más.

1) La idea de hoy es comprender hacia donde se dirige el sistema, cuales son los empleos que en los próximos años
surgirán o desaparecerá. Para ello, las y los invitamos a ver dos videos:
● https://www.youtube.com/watch?v=htAnVeMtrr8&t=47s
● https://www.youtube.com/watch?v=-z5z8aGRSQ0&t=17s

2) A continuación les dejo los artículos periodísticos del trabajo anterior para relacionarlos con los videos.

Fragmento del artículo "Trabajadores de otra clase"

Sin medias tintas, Argentina pasó de ser un país con una legislación laboral modelo a un modelo de precarización laboral y
desocupación sin precedentes. El punto de inflexión entre uno y otro fue la dictadura militar... En treinta años, la ocupación industrial
declinó cerca de un 50 por ciento, lo cual representó, entre otras cosas, la pérdida de más de 600.000 puestos de trabajo. Para fines de
2000, según un trabajo realizado por el Ministerio de Economía, entre los diez mayores empleadores del país había cuatro
supermercados, una cadena de comida basura y una empresa de seguridad privada. Es decir, empleos de baja calidad y poca estabilidad.
El sector industrial, a excepción de los casos del ingenio Ledesma y la alimenticia Arcor, no figuraba en el grupo de las primeras
treinta empresas generadoras de empleo. Un ejemplo: McDonald's contrataba el doble de empleados que la petrolera Repsol-YPF.
Así, la clase media comenzó a caer masivamente bajo la línea de pobreza. Y los pobres, bajo la línea de indigencia. Luego llegó
Fernando de la Rúa para caricaturizar lo peor de Alfonsín y lo peor de Menem. Terminó decretando el estado de sitio y escuchó el
trueno de cacerolas. En síntesis: Argentina tenía en 1974 una distribución de la riqueza similar a la de muchos países desarrollados.
La diferencia entre el escalón más pobre y el más alto era de 12 veces. Las cifras de 2003 indican que la distancia entre et sector más
rico y el más pobre es ahora cincuenta veces mayor. Esto representa, según la explicación del especialista Artemio López, que "el
grueso de la población transfirió a la cima el equivalente anual a 15 mil millones de dólares".

Fuente: Revista Mu I Año 5, Nro. 48 | septiembre de 2011

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Trabajo y Ciudadanía De Maio, Patricio.

¿Estamos ante el fin del empleo?


Miguel Ángel Bernal Alonso

15/07/2017

Si miramos la historia siempre que se ha producido un avance tecnológico disruptivo, los seres humanos han
cuestionado si era el final del empleo. Ya en la primera revolución industrial se hacía la pregunta que
encabeza el artículo. Sin embargo hoy, camino de dos siglos, sabemos que no, que la revolución tecnológica
no supuso la eliminación del empleo, ni siquiera la falta del mismo, todo lo contrario.
Efectivamente, no solo no desapareció el trabajo sino que las oportunidades de nuevos puestos de trabajos,
inimaginables hasta el momento, aparejaron un salto cualitativo de enorme importancia. Podríamos incluso
achacar a ese salto tecnológico un incremento general del nivel de vida. Desde luego hubo empleos que
prácticamente desaparecieron, pero fueron sustituidos por otros que reportaban un mayor salario, mayor
comodidad unido a una cualificación más elevada. Un ejemplo lo encontramos en la referida revolución
industrial, donde la sustitución de medios de locomoción de propulsión animal, por vehículos impulsados por
motores trajo consigo el cierre de innumerables establos y negocios derivados del mantenimiento de las
bestias de tiro. Ese sector fue sustituido por fábricas de vehículos, talleres mecánicos que redundaron en la
demanda de profesionales adecuados para desempeñar las funciones necesarias. Mayores salarios, mejores
condiciones y mayor demanda de empleo.
Considero el ejemplo anterior ilustrativo sobre el efecto que en la historia ha tenido la irrupción de la
tecnología en la vida de las personas y como ha supuesto siempre un fuerte avance. Desde luego que en su
momento crearon y crearán una cierta bosa de desempleo friccional al desaparecer ciertos sectores de una
economía vieja; pero la sustitución por el desarrollo de nuevas necesidades de la nueva economía no solo
aflora nuevos puestos de trabajo, sino que además estos puestos están mejor remunerados y contribuirán al
avance de la sociedad. Un avance no solo económico sino que afecta a todos los aspectos humanos. Las
revoluciones industriales, en el terreno laboral, no solo incrementan el salario sino que han llevado aparejado
siempre mejores condiciones laborales.
Un inciso. Sobre este aspectos es muy interesante, si se me permite diría de lectura obligatoria para los
interesados, el libro de Jeremy Rifkin, El fin del trabajo: nuevas tecnología contra puestos de trabajo, el
nacimiento de una nueva era. Un libro que aborda desde una visión global lo que está ocurriendo y lo que
puede significar para los seres humanos.

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Trabajo y Ciudadanía De Maio, Patricio.

Retomando el artículo estamos en un momento, nuevamente, de controversia. Esta vez la revolución viene por
el proceso de digitalización en el que estamos inmersos. Reaparece así la controversia: tecnología vs. empleo.
Sin embargo puede que nos estén engañando sobre el problema. Veamos un ejemplo, los medios de
comunicación destacan los bajos salarios que los repartidores de una conocida plataforma online y que van en
bicicleta perciben. ¿Es un problema de la tecnología estos salarios? Si comparamos sus salarios y condiciones
laborales con sus homólogos, aquellos que reparten comida en una moto por ejemplo, veremos que tanto sus
condiciones como sus salarios son muy parecidos. Quizá deberíamos saber, para entender la escasa
remuneración, la cualificación y necesidades formativas de estos trabajadores. Esos empleos no demandan
ninguna cualificación, añaden muy poco valor a la cadena de producción y entrega del producto, todos ellos
son a tiempo parcial. Esos empleos deben servir para integrarse dentro del mundo laboral, para ofrecer un
puesto de trabajo totalmente temporal hasta que la persona consiga una mayor cualificación o empleabilidad.
No creo que sea adecuado confundir el debate de tecnología vs. empleo centrándonos en un aspecto
totalmente incorrecto y que no se deriva de la tecnología.
Otra controversia es lo que se ha dado en llamar, erróneamente, la economía colaborativa, taxi frente a
plataformas de conductores. ¿Estamos ante un buen ejemplo para esa controversia? En mi opinión, no,
clarísimamente no. La razón de mi rotundidad está en que se están hurtando al debate determinados aspectos
muy importantes. El servicio que un taxi da está fuertemente reglamentado y el propio sector complica y hace
más rígido aún el servicio, lo cual revierte negativamente en los propios taxistas. Un taxista de Madrid está
obligado a descansar un día a la semana, además de alternar el descanso también en los fines de semana;
estando además obligado a tomarse vacaciones. Sin embargo un conductor de una licencia VTC no tiene esta
rigidez. ¿Si ambos hacen y dan un mismo servicio o al menos muy parecido, por qué siendo los dos
trabajadores autónomos no tienen las mismas rigideces o facilidades? ¿Por qué los trabajadores del taxi no ven
el camino que les marcan estas plataformas, como por ejemplo personas de captación en aeropuertos?
He puesto dos ejemplos donde vemos como el debate creado no puede achacarse a la tecnología.
Afortunadamente el binomio tecnología vs. empleo es mucho más apasionante que lo que algunos ven y les
recomiendan que lean el libro de Rifkin. Verán que al avance tecnológico no podemos renunciar y que ese
avance hará que mi hija y las nuevas generaciones sean mucho más felices que la mía. El hombre tiene
tendencia siempre a ponerse en lo peor, a ver el futuro negro. La historia desmiente siempre estos temores.
Fuente: http://www.eleconomista.es/firmas/noticias/8499514/07/17/Estamos-ante-el-fin-del-empleo.html

Teletrabajo: luces y sombras del cambio laboral que impuso la pandemia

El Ministerio de Desarrollo Productivo elaboró un informe que detalló la evolución de del teletrabajo
en nuestro país.

El Destape web. 17 de mayo, 2021 | 05.00


Por Rodrigo Núñez

La pandemia del coronavirus en Argentina tuvo un fuerte impacto en la actividad económica y en particular
en las modalidades del empleo. Un estudio del Centro de Estudios para la Producción que depende del
Ministerio de Desarrollo Productivo elaboró un informe que detalló la evolución de del teletrabajo en
nuestro país.

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De acuerdo al documento, el teletrabajo tuvo una difusión heterogénea, en consonancia con la estructura
productiva. Se identificaron sectores que se vieron menos perjudicados por los efectos adversos de las
restricciones a la circulación: su actividad y su nivel de empleo pudieron sostenerse gracias a la capacidad de
reconversión que permite el tipo de tareas que abarcan.

La reconversión al teletrabajo también fue dispar entre las regiones del país, aunque su expansión se dio en
todas ellas. Además, las desigualdades en los niveles educativos formales también reflejaron ventajas y
dificultades en la posibilidad de realizar trabajo remoto.

En el segundo trimestre 2020, se incrementó un 2,3% interanual la cantidad de trabajadores que


utilizaban equipos informatizados y, por otro lado, se redujo un 20,7% interanual la cantidad de
personas ocupadas totales. Cabe destacar que la caída de la ocupación se tradujo no en una mayor cantidad
absoluta de desocupados sino, en el contexto de la pandemia, en un incremento de la inactividad (personas que
no buscan trabajo).

Dicho incremento se vio parcialmente revertido en el tercer trimestre de 2020, debido a los mismos dos
efectos del trimestre anterior, aunque en sentido inverso. Por un lado, disminuyó 10,3% la cantidad de
personas informatizadas y creció 11,5% la ocupación total respecto del trimestre anterior.

En términos absolutos, en el tercer trimestre de 2020 la cantidad de teletrabajadores creció interanualmente en


1,16 millones, es decir 5,7 veces.

Afección directa sobre el empleo

Desde una perspectiva integrada, la pandemia y el posterior ASPO llevaron, en un primer momento, a una
expansión interanual de 2,3% en las ocupaciones informatizadas y una contracción de 28,5% en las no
informatizadas. Luego, cuando hacia el tercer trimestre de 2020 las restricciones comenzaron a disminuir, se
produjo un efecto inverso: el trabajo informatizado se contrajo casi un 5% interanual y el no informatizado
disminuyó más de un 10% interanual, lo que implicó una recuperación frente al trimestre anterior.

La caída en la cantidad total de trabajadores informatizados alcanzó a 7 de 13 sectores: Administración


pública y defensa, hoteles y restaurantes, industria manufacturera, intermediación financiera, minas y canteras,
servicios inmobiliarios y empresariales, y servicios sociales y personales.

Respecto a la tasa de personas que trabajan desde su vivienda a nivel nacional y tomando como base todos los
ocupados mayores de 18 años, en el primer trimestre de 2020 dicha tasa se ubicó en un 6%; en el
trimestre siguiente dio un salto de 16,2 puntos para ubicarse en un 22,2%. En el tercer trimestre alcanzó
un 21,7%, lo que representó un incremento interanual de 15,9 puntos. Así, la cantidad de personas que
realizaban sus tareas laborales desde sus casas se incrementó en poco más de 1,6 millones.

En la relación entre la cantidad de personas que trabajan de forma remota, los informatizados y los ocupados
que realizan tareas desde su vivienda, se observó que en el tercer trimestre de 2020 el primer grupo
representó el 49,4% del total de informatizados (el 50,6% restante no trabaja desde su vivienda)
cuando en el primer trimestre solo representaban el 7%. Por otra parte, los ocupados remotos
representaron el 59,1% de las personas que realizan sus tareas desde sus casas (el 40,9% restante trabaja desde
su casa sin utilizar equipos informatizados), cuando en el primer trimestre esta proporción era del 29,5%.

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Cómo le fue a cada sector

El sector que más se convirtió al teletrabajo fue enseñanza con un 58,4% en el tercer trimestre de 2020.
Junto con finanzas y servicios profesionales fueron los sectores con mayor presencia de teletrabajo y tuvieron
acotado impacto de la pandemia.

El 90,2% del trabajo remoto se concentró en servicios. Como contracara, ramas como servicio doméstico,
construcción y hoteles y restaurantes tuvieron una prácticamente nula reconversión al teletrabajo y mayor
impacto de la pandemia.

En el tercer trimestre, la tasa de ocupación remota de la mayoría de los sectores de actividad se contrajo
en relación con el del segundo. Los sectores estables o en alza fueron enseñanza, agricultura y ganadería y
electricidad, gas y agua (que se mantuvo prácticamente en el mismo nivel). En el sector enseñanza este
comportamiento se debe a que se mantuvo la suspensión de la presencialidad para todos los niveles escolares.

En tanto, minas y canteras (que incluye principalmente al sector hidrocarburífero y, en segundo lugar, al
minero) mantuvo su tasa, no por mantenerse estable la cantidad de teletrabajadores sino debido a la
disminución proporcional de la cantidad de ocupados remotos y presenciales. Por último, en agricultura y
ganadería la tasa se incrementó, aunque aquí debe tenerse en cuenta que la EPH captura a una pequeña parte
del empleo agropecuario.

Brecha de género

En el primer trimestre de 2020, antes del impacto de la pandemia en Argentina, el 1,8% de los y
las trabajadoras llevaba a cabo sus actividades de manera remota, proporción que a su vez se repartía en partes
similares entre hombres y mujeres. Sin embargo, al iniciarse el ASPO se produjo un impulso al teletrabajo
que fue más profundo en el caso de las mujeres.

Los resultados reflejan que para el conjunto de la economía existió en el tercer trimestre de 2020 una tasa más
alta de ocupadas remotas mujeres (18,7%) que de varones (8,4%). Esto se debe a que las ocupaciones
desempeñadas por mujeres presentan mayores condiciones para la conversión de modalidad presencial a
teletrabajo.

Analizando sector por sector se observa que, exceptuando la intermediación financiera y la industria
manufacturera, en el resto resulta más alta la proporción de mujeres que pasaron a efectuar sus tareas laborales
de forma remota.

Distribución del teletrabajo en el país

Respecto al uso de esta modalidad y su peso en la población urbana, la cantidad de teletrabajadores se


explica en gran medida por la Ciudad de Buenos Aires, los partidos del Gran Buenos Aires y la región
pampeana.

Los datos muestran que la región con mayor tasa de teletrabajo intrarregional, y muy superior al promedio de
todo el país (12,8%), en el tercer trimestre de 2020 fue CABA (26,2%), lo cual se explica por el peso de los

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servicios en su actividad económica y las altas restricciones a la circulación en el Área Metropolitana de


Buenos Aires.

A su vez, los partidos del Gran Buenos Aires y la región pampeana contaron con una tasa intrarregional del
12,8% y 10,8% respectivamente. En cuanto a las regiones con menor tasa de ocupación remota, se
encontraron el NOA (7,6%) y el NEA (8,2%), y en el medio se ubicaron Cuyo (9,3%) y la Patagonia (8,4%).

Actividad:
3) Te vamos a pedir que respondas las siguientes preguntas, recorda lo que viste en los videos antes de hacerlo.
A. ¿Cuáles son los motivos por lo que crece la clase media y cuáles por lo que dejaría de existir?
B. Menciona tres momentos de los videos que te llamarón la atención. Explica el ¿por qué?
C. Argumenta la pregunta del artículo ¿Estamos ante el fin del empleo?
D. Habiendo leído el artículo sobre el teletrabajo, te voy a pedir que hagas una narración, sobre ¿Qué tipos de
empleos nos depara el futuro?

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