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UNIVERSIDAD RAFAEL URDANETA

VICE-RECTORADO ACADÉMICO
DECANATO DE POSGRADO E INVESTIGACIÓN
CÁTEDRA: PSICOLOGIA COMUNITARIA
PSIC. LUIS LANDAETA

INTERVENCIÓN PSICOSOCIAL
Capítulo 9:
Esa tarde perdimos el sentido. La masacre de Xamán. Experiencias de acompañamiento y trabajo en
salud mental.
Capítulo 14:
Las catástrofes tienen rostro humano. Apoyo psicosocial en tiempos de vulnerabilidad.

Realizado por:
Psic. Andrea Rosario
C.I.: 24.737.788

Maracaibo, Abril del 2023.


Capítulo 9: Esa tarde perdimos el sentido. La masacre de Xamán. Experiencias de
acompañamiento y trabajo en salud mental.

Resulta importante partir del hecho de que la comunidad afectada ya era sobreviviente
de eventos violentos, razón por la que se reubican en este lugar, entonces en su totalidad la
comunidad estaba formada por diferentes culturas, etnias y por supuesto, formas de ver la
vida, lo que hizo del proceso de intervención un reto para los especialistas y a su vez, resalta
nuevamente la importancia de tomar en cuenta las realidades que serán intervenidas pero por
sobre todo la forma en la que estas son vividas por los individuos que la conforman.

Respecto al proceso de intervención resulta positivo destacar el acompañamiento a


las víctimas en los dos procesos judiciales subsiguientes a la masacre y la mediación para
mitigar los efectos contraproducentes, como la reconstrucción de la memoria colectiva con
«la Memoria del Daño Moral», que luego pudo ser empleada como parte del proceso judicial,
la promoción procesual del desarrollo de la comunidad, la readaptación de las actividades a
la experiencia o vivencia del duelo para la cultura maya, la implementación de actividades
que estrecharan los lazos con las comunidades vecinas y disminuyeran los sesgos y
discriminación entre ellas, tejiendo así nuevas redes de apoyo.

Asimismo, los espacios de apoyo con actividades de contención y expresión del dolor,
pero también a los esfuerzos por dar significado a la experiencia, el acompañamiento especial
a las mujeres que tenían un rol más dependiente dentro del sistema familiar, generando una
nueva estructura o nuevo sistema, más funcional y sano para ellas. Finalmente, algo que
pudo abordarse, aunque no manera total, fue el apoyo en los procesos judiciales, debido a lo
largo de los mismos. El poder informarse sobre lo que acarrean de manera previa para poder
incluirlo en el proceso de psicoeducación y preparación de la comunidad ante los mismos,
sin duda permitiría enfrentarlos con menos estrés e incertidumbre y disminuiría las
probabilidades de revictimización.

Capítulo 14: Las catástrofes tienen rostro humano. Apoyo psicosocial en tiempos de
vulnerabilidad.

En este apartado resaltan también la importancia de saber y comprender el contexto


para no revictimizar, y para poder estar en sintonía con las emociones del otro.
Particularmente, el autor señala que las consecuencias de una catástrofe parten de la
vulnerabilidad y ésta, a su vez, depende de las condiciones preexistentes a la catástrofe más
allá de las generadas por la misma. Lo que da a los especialistas un punto de partida para el
diagnóstico y posterior proceso de intervención. En la caso de la comunidad donde ocurrió
el deslave vivan en condiciones de pobreza, déficit alimentario y difícil acceso a los servicios
de educación y salud, entre otros aspectos que hacían precaria su dinámica básica de vida,
entonces no hablamos de una catástrofe netamente natural sino también humana.
El desastre ocurrido los obligó a migrar a otros lugares donde fueron “refugiados”
bajo condiciones que no eran las esperadas para ellos, lo que generó descontentos y la
negación a tener que reconstruir su vida en ese nuevo entorno, porque donde antes vivían iba
a ser utilizado como lugar turístico, entonces hablamos de una población victimizada
doblemente donde no solo se había destruido su comunidad en el ámbito físico sino en el
ámbito interpersonal.
Ante esto, del proceso de diagnóstico e intervención podría destacarse el trabajo con
los líderes comunitarios para animar y promover el desarrollo de la comunidad en esta nueva
realidad que enfrentaban, los espacios de escucha que permitieron poner en común lo que
estaban sintiendo y las proyecciones que tenían sobre lo sucedido, asimismo, permitieron
hacer consciente a la comunidad de los recursos internos existentes que podían activarse para
la ejecución de planes preventivos en el nivel primario ante este tipo de situaciones de
emergencia, así como el resurgimiento de la comunidad.
Asimismo, se destaca el trabajo para empoderamiento de las mujeres como líderes
comunitarios, los espacios de atención para los niños que les permitieron relaborar y
adaptarse a la nueva realidad, y el fortalecimiento de los jóvenes en pro de la participación
en los procesos comunitarios.

En ambos casos, se nos invita a reflexionar sobre la intervención y el


acompañamiento psicosocial, donde los mismos no impliquen imponer ritmos sino
disponibilidad y flexibilidad para adaptarse a ellos, a los de cada comunidad a abordar.
Siendo la intervención un proceso de crecimiento tanto para comunidad como para el grupo
de especialistas.

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