Está en la página 1de 12

La Ontología del Habitar:

La Facultad Primordial del Ser


Angélica Crespo*

RESUMEN

La facultad de “habitar” el mundo es una de las capacidades fundamentales que nos define como
seres humanos. Cuando el hombre se hace consciente de que, en efecto, “habita” el espacio, logra
establecer diálogos fecundos con el entorno y se dimensiona en su propia realidad ontológica. La
fenomenología y su prolija reflexión sobre los “actos” nos despeja el camino para transitar desde un
estéril “residir y subsistir” hacia un fecundo “habitar y ser”.

Palabras clave
Habitar, Ontología, Cuerpo, Fenomenología.

ABSTRACT

The power to “inhabit” the world is one of the fundamental capabilities that define us as human
beings. When man becomes aware that, in fact, “inhabits” space, he manages to establish fruitful
dialogues with the environment and thinks himself in his own ontological reality. Phenomenology
and neat reflection on the “acts” clears the way for us to move from a sterile “live and survive” to
a fruitful “living and being”.

Keywords
Inhabit, Ontology, Body, Phenomenology.

Recibido: 8 de septiembre de 2014 Aceptado: 13 de noviembre de 2014


* Doctorando Filosofía, Universidad Santo Tomás, Bogotá. angelica.crespo@hotmail.com

Revista Amauta • Universidad del Atlántico • Barranquilla (Col.) • ISSN 1794-5658 • No. 25 • Ene-Jun 2015 • 123-133
124 La Ontología del Habitar: La Facultad Primordial del Ser

El debilitamiento de la facultad de tran todas las potencias humanas. Esta


habitar breve reflexión sobre la ontología del
habitar nos hará recordar por qué.
Una de las grandes apologías de la so-
ciedad contemporánea es su constante La ontología del habitar a partir de
rechazo a la repetición y la monoto- los actos
nía. De forma reiterada y extenuante
la cultura nos hace constantes llama- La facultad de habitar nos pone sú-
dos a la innovación, al rompimiento, bitamente frente a la experiencia del
al olvido de todo lo pasado proyectan- instante a partir de la ontología de los
do todo tipo de alegrías y satisfaccio- actos. Esta facultad ontológica plan-
nes en un tiempo siempre futuro, y de tea una crítica radical contra el subje-
una u otra forma, inalcanzable desde tivismo filosófico, contra la tradición
el Instante presente. Así, todo lo que del “hombre solitario” que padece
se constituye como habitual, todo lo pero se deleita en el universo abstrac-
cotidiano y lo reiterativo, termina to de sus mundos subjetivos. Ahora,
por ser interpretado como síntoma de a partir de la ontología del habitar,
una profunda carencia; todo lo que se la filosofía le extiende una invitación
vuelve “costumbre” se hace portador no solo al pensador, sino al hombre
silencioso de una tristeza casi letal, mismo, para que en “un mismo acto
de una especie de “retroceso” exis- ontológico” se funda con la sencillez
tencial, de una torturante sospecha de del mundo, con la fecunda cercanía de
“no futuro”. las cosas mismas.

El hecho de repetir acciones, de re- El lugar primero en el que habremos


petir afectos, de repetir caminos, de de fortalecer la facultad de habitar,
repetir pensamientos queda peligro- será en la casa misma:
samente expuesto a ser leído como
un “triste destino”, como el “triste Porque la casa es nuestro rincón
sino” de aquel que no conoce la luz del mundo. Es nuestro primer uni-
de la innovación ni la verdad de la verso. Es realmente un cosmos…
sorpresa, de aquel a quien “no le han Pero nuestra vida adulta se halla
sido concedidas” las promesas de una tan despojada de los bienes pri-
“vida mejor”. En medio de este afán, meros, los lazos antropocósmicos
va perdiendo fuerza una de las princi- están tan relajados que no se siente
pales facultades ontológicas del hom- su primer apego en el universo de
bre: la facultad de habitar. El olvido la casa (Bachelard, 2005, p. 12).
del presente lo hace olvidar que, es
precisamente en el acto que surge en La ontología del habitar se apropia
el instante presente, donde se concen- de la casa a partir de la intencionali-

Revista Amauta • Universidad del Atlántico • Barranquilla (Col.) • ISSN 1794-5658 • No. 25 • Ene-Jun 2015 • 123-133
Angélica Crespo 125

dad de los actos. Pues allí el habitar esta maternidad de la casa se gesta
se constituye como un conjunto de el calor primero (Bachelard, 2001,
resonancias y repercusiones, como p. 37).
una unidad de ecos y recuerdos del
ser del pasado que hacen vibrar el ser Pragma. El uso de las cosas. Lo que
primero preparándolo así para el dina- nos concierne
mismo ontológico del futuro. La casa
se erige como uno de los mayores En el entorno cercano y familiar de
poderes de integración para los pen- la casa, las palabras y las esencias se
samientos, los recuerdos y los sueños encarnan en el mundo sensible. Las
del hombre. Será la casa en la vida del cosas surgen a partir de la palabra.
hombre la que habrá de suplantar con- Los actos hallan su fuerza fundadora
tingencias y multiplicar sus consejos a partir de la simplicidad de la textura,
de continuidad: del volumen, del color, del olor, del
sabor, de la temperatura. En la cer-
Sin ella, el hombre sería un ser canía del hogar primero el verbo, el
disperso. La casa lo sostiene a tra- lenguaje se hace carne, y las palabras
vés de las tormentas del cielo y las imágenes vivientes capaces de evocar
tormentas de la vida. Es cuerpo y una y otra vez su propio mito de ori-
alma. Es el primer mundo del ser gen. Como lo afirma Heidegger en su
humano. Antes de ser “arrojado al trabajo “La Época de la Imagen del
mundo”, el hombre es depositado Mundo”:
en la cuna de la casa. La casa pri-
mera es siempre una gran cuna… La visualidad no es estrategia del
Allí el ser es de inmediato un va- entendimiento, es el entendimien-
lor. La vida empieza bien, empieza to mismo… Así, cuando decimos
encerrada, protegida, toda tibia en que hemos entendido una noción
el regazo de una casa; el ser es el o comprendido un concepto, en
ser-bien, en que el ser humano es realidad estamos diciendo que ya
depositado en un estar-bien, en el tenemos una imagen visual de lo
bien-estar asociado primitivamen- entendido o de lo comprendido.
te al ser… Dentro del ser, en el ser Porque para comprender el mun-
de dentro, hay un calor que acoge do y someterlo al experimento y al
el ser que lo envuelve. El ser reina análisis, ese mundo ha de conver-
en una especie de paraíso terrestre tirse primero en imagen (Heide-
de la materia, fundido en la dulzu- gger, 2008, p. 66).
ra de una materia adecuada. Pare-
ce que en ese paraíso material, el En este caso, la ontología del habitar
ser está impregnado de una sustan- nos acerca al mundo de la materiali-
cia que lo nutre, está colmado de dad sensible, de las imágenes de los
todos los bienes esenciales…En objetos cercanos, que nos conciernen.

Revista Amauta • Universidad del Atlántico • Barranquilla (Col.) • ISSN 1794-5658 • No. 25 • Ene-Jun 2015 • 123-133
126 La Ontología del Habitar: La Facultad Primordial del Ser

La cosa comienza siendo aquello las cosas que le conciernen al hom-


que nos concierne, que nos ocu- bre, porque es precisamente a partir
pa, que nos convoca, y de lo que de ellas, que este se define antropo-
tratamos…Y es que hemos llegado lógicamente en el espacio. La casa
a las cosas desde el punto de vista no es solo casa. Es la casa-cosmos, la
de su surgir en nuestros actos. He- casa-vientre, la casa-morada donde el
mos encontrado que los actos con- hombre deja sus huellas. Pues nunca
sisten precisamente en un “surgir el hombre está más vivo que cuando
la cosa”, de modo que nuestra pri- a partir de sus actos “choca” su cuer-
mera aproximación a la cosa tiene po con los objetos que le conciernen
lugar desde el punto de vista de su y que constantemente lo transforman.
aparecer en nuestros actos (Gon- El contacto constante y siempre nue-
zález, p. 128). vo con lo que le concierne, es lo que
le garantiza al hombre la vida misma
Así, la facultad de habitar nos con- como potencia fundadora. Y es preci-
fronta no solo con “cosas-realidad” samente esta actitud dinámica con el
sino con “cosas-sentido”. El mundo entorno la que lo hace histórico.
y sus objetos se convierten tanto im-
presiones como en significados; ellas El acontecer de la ontología del ha-
son el “a la mano” heideggeriano a
bitar
partir del cual el hombre se integra
plenamente con el mundo. A partir de
Según lo que nos propone la onto-
su interacción con las cosas cercanas
logía del habitar, podemos deducir
el hombre construye sus significados
que son precisamente las presencias
y sus vivencias vitales. Al interactuar
cercanas las que construyen los fun-
con la sencillez de las cosas primeras,
damentos de nuestro ser; son ellas las
el hombre renueva sus relaciones con
que nos explican el porqué y el para
el espacio, fundándolo cada vez a par-
tir de nuevos encuentros. qué de todo cuanto existe; es de la
interrelación entre ellas que surge la
Tal como lo propone la ontología del realidad; por lo tanto, solo una filo-
habitar, los actos que nos unen a las sofía capaz de crear imágenes puede
cosas cercanas no son rígidos sino di- ser generadora real de sentires, pen-
námicos; son experiencias vivencia- samientos y deseos. Pues como ya lo
les que se constituyen siempre como entendimos a partir de la facultad de
posibilidad: la posibilidad que tiene el habitar, al nombrar los objetos y re-
hombre de volver a asombrarse al re- conocerles un lugar en el tiempo y el
descubrir el interior palpitante de las espacio, se les concede no solo la po-
esencias del mundo. sibilidad de volver a ser vistos, sino
la poderosa oportunidad de evocar
La facultad de habitar se interesa por contundentes realidades primeras, de

Revista Amauta • Universidad del Atlántico • Barranquilla (Col.) • ISSN 1794-5658 • No. 25 • Ene-Jun 2015 • 123-133
Angélica Crespo 127

despertar en ellos nuevamente su po- siones racionales y subjetivas, sino


tencial fundador. de dimensiones y expectativas vitales
y corporales. De ahí la “presencia de
La ontología del habitar es una on- la carne” como una condición funda-
tología del acontecer. Pues en ella mental para que el hombre pueda lle-
la realidad y el ser están integrados. narse de actos; el hombre que habita
Es el hombre, al interactuar con todo no debe estar preso y poseído por un
aquello que tiene a la mano, quien yo subjetivo absoluto.
logra que las cosas se “hagan pre-
sentes”, que las cosas surjan. Cuando Ahora, la corporeidad misma lo con-
los objetos acontecen como apertura voca a estar abierto y atento al acon-
emana la noción de “mundo” y de tecimiento del sentido, a ser prác-
“significado”. El mundo vuelve a fun- ticamente omnipresente para poder
darse sobre lo sencillo fundamentan- así recibir de las cosas sus texturas,
do de nuevo la realidad más estable y sus colores, sus formas, sus olores, y
genuina del hombre. “completarlas” con el sentido de su
propia experiencia. Así, la corporei-
En la casa, las cosas vienen a la pre- dad que propone la ontología del ha-
sencia a partir de la interacción cons- bitar no es más que una omnipresen-
tante del hombre con el entorno cer-
cia que convoca al cuerpo vivo a ser y
cano que funda a partir del sentido y
a estar en todas partes, atento siempre
de la palabra. Pues no será el lenguaje
a los diálogos fenomenológicos que
apropiador y manipulador el que co-
habrá de establecer con la realidad a
loque las cosas en la cercanía antro-
partir de los actos mismos.
pológica del hombre. Tendrá que ser
el lenguaje ontológico, la “actitud”
La ontología del habitar plantea la ne-
filosófica y fundadora, la que propicie
cesidad profunda que tiene el espíritu
la apertura de los actos hacia el senti-
do del habitar primero. de relacionar al hombre directamente
con los fenómenos fundacionales de
Sarx. El cuerpo vivo. Un mismo la realidad. Lejos de ser el ejecutor de
acto fundador del habitar una actividad lejana, racional y con-
templativa, el hombre está llamado a
Aproximándose a una interpretación construirse a partir de la interacción
del hombre que se funde con sus ac- que pueda, quiera, y sea capaz de es-
tos, la facultad de habitar, se rela- tablecer con las cosas; es decir con las
ciona directamente con el concepto de “cosas-sentido”. Este nuevo vínculo
“carne” como “cuerpo vivo”. A partir entre la “corporeidad” del hombre
de esto, se le da una gran importancia con la estructura y el lenguaje puntual
al cuerpo, no de un “sujeto”, sino al de de lo “a la mano” es el que sustenta la
una “persona” cargada no de dimen- realidad del cuerpo vivo.

Revista Amauta • Universidad del Atlántico • Barranquilla (Col.) • ISSN 1794-5658 • No. 25 • Ene-Jun 2015 • 123-133
128 La Ontología del Habitar: La Facultad Primordial del Ser

En la facultad de habitar, la realidad de sus contenidos, sin embargo,


del objeto no es nada si el hombre no todos ellos serían reales y forma-
es capaz de captar en él su esencia, si rían un solo mundo. Mientras que
no es capaz de encontrar en él la inte- el mundo como unidad de sentido
racción de los sentidos a partir de la es siempre un “circunmundo”, el
apertura del significado. Así, la rela- mundo como unidad de las cosas
ción del hombre, es decir, de la per- reales por su carácter de realidad
sona con las “cosas-sentido” resulta incluye a todas las realidades, aun-
siendo más rítmica que visual; pues que no pertenezcan a mi campo de
esta interacción debe, antes que nada, realidad (González).
establecer un vínculo para que aquel
que se involucre con los objetos, pue- Y es precisamente esta nueva sensa-
da también habitar el objeto a partir ción de compañía, la que al ser com-
de múltiples posibilidades de sentido. partida por la “invisibilidad colecti-
va”, nos lleva, a partir de los actos, a
Recordando el “ser-siendo” de Hei- experimentar desde un todo original
degger, sin hombre no hay mundo y y siempre único el sentimiento del
sin mundo no hay hombre. Pero hace “Mitdasein” presente en los lugares,
falta “hacerse carne” para experimen- en las cosas y finalmente en el mundo.
tar los efectos de esa relación que En el “El origen de la obra de arte”:
siempre es nueva en un “aquí” y en
un “ahora” específicos para el cuerpo El hombre histórico funda sobre
vivo. Así, podríamos también arries- la tierra su morada en el mundo.
garnos a afirmar que el acontecer y el Un mundo que no se funda sobre
surgir fundador que vuelven a propi- la base firme de la tierra, un mun-
ciarse a partir de la facultad de habi- do aéreo y quimérico, no puede
tar, salvan de la soledad no solo a las garantizar al hombre una morada
cosas, sino a nosotros mismos. Pues estable. El hombre debe vivir con
somos nosotros, nuevos “hombres y entre las cosas, violentarlas, de-
que habitamos”, quienes podemos ha- jándoles ser lo que son (Heidegger,
llar ahora el bienestar de la cercanía 2008, p. 43).
del mundo a partir de la intencionali-
dad de la experiencia, de la apertura, El mundo solo es mundo a partir de
de la donación de lo “a la mano”. la “irrupción” fundadora de nuestros
actos. Para que surjan los actos, para
La ontología del habitar colectivo que surja el sentido, es decir el mundo
y la historia, será fundamental que el
Aunque hubiera distintos univer- hombre abandone sus egos raciona-
sos (o cosmos) independientes les, sus certezas metafísicas y se sien-
entre sí desde el punto de vista ta incompleto. Pues solo así podrá ser

Revista Amauta • Universidad del Atlántico • Barranquilla (Col.) • ISSN 1794-5658 • No. 25 • Ene-Jun 2015 • 123-133
Angélica Crespo 129

convocado por la realidad misma para Ese carácter dramático del Instan-
que, a partir de sus actos, termine de te tal vez pueda hacernos presentir
construirla mediante nuevos caudales la realidad. Lo que quisiéramos
de sentido. El hombre es ahora estí- subrayar es que, en esa ruptura
mulo y acción. Insistencia y acción del ser, la idea de lo discontinuo
transformadora. Pero sobre todo, es se impone sin la menor sombra de
comunidad. Es con lo otro y con los duda. Tal vez se objete que esos
otros. Es repercusión no solo en la instantes dramáticos separan dos
realidad de la casa sino en la realidad duraciones más monótonas. Pero
de la historia misma. Si el mundo es la llamamos monótona y regular a
casa primera, las acciones del hombre toda evolución que no examina-
habrán de repercutir en el todo histó- mos con atención apasionada. Si
rico del mundo. Porque histórica es nuestro corazón fuera suficiente-
la relación del hombre con todos los mente vasto para amar la vida en
objetos y realidades que le rodean. el detalle, veríamos que todos los
Historia es su acción propiciadora en instantes son a la vez donadores y
el cotidiano acontecer del mundo mis- expoliadores, y que una novedad
mo. joven o trágica, repentina siempre,
no deja de ejemplificar la disconti-
El instante como fundamento onto- nuidad esencial del Tiempo… Por
lógico de la facultad de habitar eso, para sentir el instante, nos es
preciso volver a los actos claros de
La ontología del habitar, nos convo- la conciencia… Para comprender
ca también a la reflexión filosófica las relaciones del Tiempo y del
sobre el “ahora”, sobre el instante Progreso será necesario insistir en
como punto de partida del surgir y esa concepción actual y activa de
del acontecer. La tradición fenome- la experiencia del Instante. Enton-
nológica considera el Instante como ces entenderemos que la vida no se
el elemento primordial del Tiempo. puede comprender en una contem-
Instante que, sin embargo, no preten- plación pasiva; comprenderla es
de escindir la conciencia a partir de más que vivirla, es verdaderamen-
una apología de lo momentáneo, sino te propulsarla. No corre por una
instaurarla dentro de la concepción pendiente, en el eje de un tiempo
del progreso como una fuerza siem- objetivo que la recibiría como un
pre incisiva y penetrante. Es decir, el canal. Es una forma impuesta a la
Instante concebido no como un punto fila de Instantes del tiempo, pero
de escape ni como una evasión, sino siempre encuentra su realidad pri-
como un cuestionarse activamente so- mordial en un Instante (Bachelard,
bre la evolución del Tiempo, sobre su 2002, pp. 15, 20).
Historicidad discontinua. Al respecto,
Gaston Bachelard nos aclara que: Como vemos, el Instante para Bache-

Revista Amauta • Universidad del Atlántico • Barranquilla (Col.) • ISSN 1794-5658 • No. 25 • Ene-Jun 2015 • 123-133
130 La Ontología del Habitar: La Facultad Primordial del Ser

lard tiene también, la particularidad edad de nuestros hábitos (Bachelard,


de la donación a partir del acto mis- 2002, pp. 65-67).
mo. La intuición del instante interpela
al sujeto para que conciba su evolu- Como vemos, la facultad de habi-
ción a partir de la sucesión de actos tar nos lleva a concebir las relacio-
creadores; el pasado y el porvenir nes con las “cosas-sentido” no como
están determinados por la concien- monotonía ni como repetición, sino
cia del Instante en que el Individuo como persistencia y regeneración. La
da y recibe. Es en el instante lleno de invitación consiste en un querer ha-
conciencia y de voluntad de donación cer “durar” el Tiempo inventándolo,
donde se fermenta la fuerza del Ser y reiterando una y otra vez su carácter
el sentido del Tiempo. renovable a partir del hábito en que
se fortalece el acto, para que así, el
En la ontología del habitar, el hom- Instante construya la Duración, y la
bre recibe la donación de las cosas en Duración el Progreso. A partir de la
la riqueza del instante. En un mismo interpretación de los actos que plan-
acto instantáneo ambos dan y ambos tea la ontología del habitar, podría
reciben los dones del sentido, logran- pensarse que tanto el individuo como
do así fundar conjuntamente el mun- las culturas que no le otorgan valor a
do. Es un mutuo esfuerzo, es un mutuo sus “instantes” y a sus “hábitos”, que
querer, es una mutua co-sensación, es simplemente “los dejan pasar” sin
un mutuo co-tocar entre el hombre y ninguna reflexión argumentando un
las texturas, entre el mundo y los sa- arrogante “desdén hacia lo repetitivo”
bores, entre el mundo y el instante de y un “imperioso afán hacia el futuro”,
la percepción. terminan, en últimas, por no ver ni la
Duración ni el Progreso.
La materia es así el hábito de ser rea-
lizado de la manera más uniforme, Pues al ignorar la sencillez ontológica
puesto que se forma en el nivel mismo de los instantes, al despreciar la do-
de la sucesión de los Instantes… La nación de los actos del “ahora”, tanto
vida lleva entonces nuestra imagen de los individuos como las culturas de-
espejo en espejo; somos así reflejos jan sin fundamento la construcción
de reflejos y nuestro valor está hecho ontológica del futuro. Pues no puede
del recuerdo de nuestra decisión… haber futuro ni progreso para un hom-
Todo ser individual y complejo dura bre o para un pueblo que no comience
así en la medida en que se constituye por fundarse a partir del diálogo sen-
una conciencia, en la medida en que cillo con sus objetos, con sus frutos,
su voluntad se armoniza con las fuer- con sus texturas, con sus olores, con
zas subalternas y encuentra ese esque- su habitar primero. Recordemos aquí
ma del gasto ecónomo que constituye nuevamente, que la característica fun-
un hábito. Nuestras arterias tienen la damental del acto en el Instante es la

Revista Amauta • Universidad del Atlántico • Barranquilla (Col.) • ISSN 1794-5658 • No. 25 • Ene-Jun 2015 • 123-133
Angélica Crespo 131

donación, la capacidad de nutrirse con eres dado nuevamente a luz algu-


la razón y la conciencia, para entregar na vez, entonces no será para una
a cambio sentido y fundamento. nueva vida o una vida mejor o una
vida parecida, sino para la misma
¿Dónde encontraremos ese cono- e idéntica vida que tú ahora deci-
cimiento del Instante creador con des en lo más pequeño y en lo más
mayor seguridad que en el sur- grande (Nietzsche, 1984, p. 181).
gimiento de nuestra conciencia?
¿No es allí donde es más activo el Así, es en la pequeña y en la gran de-
impulso vital? ¿Por qué tratar de cisión tomada aquí y ahora, reflexio-
volver a cierta fuerza sorda y ocul- nada aquí y ahora, valorada aquí y
ta, que más o menos ha perdido su ahora, a partir de la intuición cons-
propio impulso, que no lo ha aca- ciente del Instante, donde reside cual-
bado, que ni siquiera lo ha conti- quier legado del pasado y cualquier
nuado, cuando ante nuestros ojos y proyección hacia el futuro a partir de
en el presente activo se desarrollan la ontología del habitar. En la pequeña
los mil accidentes de nuestra pro- y en la gran decisión tomada aquí y
pia cultura, las mil tentativas de re- ahora reposa el germen del progreso,
novarnos y crearnos? (Bachelard, se fermenta la esencia de lo que me ha
2002, pp. 16-17). sido otorgado y de lo que, desde mí,
habrá de ser.
Así, para captar toda la grandeza onto-
lógica del instante será indispensable Las causas me influencian y me cons-
volver a los actos que se impregnan tituyen, pero también, me construyen
en la carne misma. Volver a concebir y me proyectan. El pasado y el futuro
la experiencia corpórea de lo presente emanan de la misma fuente y se en-
como el núcleo ontológico de la exis- cuentran en el Instante presente de la
tencia. Cabría recordar en este punto carne; en él las causas sobreviven y
una famosa cita de Nietzsche, tomada se proyectan; en él los proyectos se
de sus Fragmentos Póstumos: recuerdan y se sueñan; en él las nos-
talgias se añoran y se esperan. A esto
…mira, mueres, pasas y desapa- precisamente se refiere Heidegger
reces: y no hay nada que reste de cuando afirma que
ti como un “Tú”, pues, las almas
son tan mortales como los cuer- la interacción con el mundo, lejos
pos: Pero el mismo poder de las de realizarse en el vacío, se refie-
causas que te creó, esta vez re- re un grupo humano histórico, es
tornará y tendrá que recrearte: tú fundación, es desvelamiento de lo
mismo, polvo de polvo, perteneces que constituye el subsuelo históri-
a las causas de las que depende el co de un pueblo, de aquello en lo
retorno de todas las cosas. Y si tú que el ser-ahí está ya proyectado

Revista Amauta • Universidad del Atlántico • Barranquilla (Col.) • ISSN 1794-5658 • No. 25 • Ene-Jun 2015 • 123-133
132 La Ontología del Habitar: La Facultad Primordial del Ser

como histórico, “su” tierra y “su” viar el Sentido, de fundar sobre lodo
mundo; finalmente, como regalo y blando los cimientos de la vida. La
fundación es, siempre comienzo ontología del habitar nos recuerda que
verdadero, un salto por encima de la identidad no es un discurso sino
lo venidero, si bien como encu- una experiencia de la carne misma. Es
bierto (Heidegger, 2008, p. 44). débil en este momento la facultad de
habitar del hombre latinoamericano.
La ontología del habitar en latino- Mientras más lo persiguen los discur-
américa sos de la identidad y la pertenencia,
más huyen de él los actos de la carne.
A partir de la ontología del habitar es
posible también arriesgarnos a esta- El habitar latinoamericano corre el
blecer las bases del subsuelo histórico riesgo de perder la tradición de su cu-
de Latinoamérica. Ahora, el habitar linaria, de sus sabores, de su música
latinoamericano fundamenta su on- tradicional y de una valoración activa
tología en la tradición misma de sus del paisaje. El latinoamericano que
paisajes, de sus olores, de sus sabo- sueña con ir a vivir a otras ciudades
res, de sus objetos, de sus texturas. ya no habita su entorno. El latinoame-
Así, el hombre latinoamericano, más ricano que crece escuchando que su
que como una realidad dada, puede rostro, que su entorno, que su casa no
ser concebido como un ideal feno- es lo que “debería ser” desde idealis-
menológico y por tanto histórico. El mos ajenos a su entorno, padece una
ideal del hombre que se involucra con carencia profunda en un facultad de
su entorno, que permite que su “car- habitar. Su realidad ha escapado de la
ne” se construya conjuntamente con ontología de los actos fundadores.
el tiempo y con la historia, y sobre
todo, con el constante reconocimiento Así, el mensaje valioso que cabe res-
de sus cercanías a partir de la interac- catar desde la ontología del habitar en
ción de sus actos con la sencillez de estos tiempos en que todo lo que se
lo “a la mano”. De ahí la importancia demora, lo que se repite, lo que tiene
de que ese Instante, de que ese “hábi- “sospechas” de continuidad está con-
to”, ahora latinoamericano, sea, ante denado por principio, es que una on-
todo, un acto de experiencia, un acto tología que prescinda de la reflexión
de profundos intercambios corpóreos del Instante, que argumente en aras de
con la realidad. la Evolución y de los “Tiempos Me-
jores” un desdén por el presente lla-
Pues sin esta valoración de los actos, mándolo monótono, inútil y repetitivo
de los hábitos a partir de la reflexión será una ontología sin progreso; una
de los Instantes que los constituyen, ontología débil, frágil, vacía y peli-
tanto los destinos personales como los grosamente expuesta a dejar al hom-
colectivos corren el riesgo de extra- bre desnudo y condenado a no poder

Revista Amauta • Universidad del Atlántico • Barranquilla (Col.) • ISSN 1794-5658 • No. 25 • Ene-Jun 2015 • 123-133
Angélica Crespo 133

construirse desde la sencillez ontoló- Granell, M. (2008). La vecindad hu-


gica de los actos que constituyen la mana. Madrid: Fundación Manuel
más poderosa de sus facultades: la Granell.
facultad de habitar.
Heidegger, M. (2008). Caminos de
Referencias bosque. Madrid: Alianza.

Bachelard, G. (2001). La poética del Heidegger, M. (2009). Ser y tiempo.


espacio. México: FCE. México: FCE.

Bachelard, G. (2002). La intuición del Nietzsche, F. (1984). Fragmentos


instante. México: FCE. póstumos. Barranquilla: Uninorte.

González, A. Ontología de la praxis.

Revista Amauta • Universidad del Atlántico • Barranquilla (Col.) • ISSN 1794-5658 • No. 25 • Ene-Jun 2015 • 123-133

También podría gustarte