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RESUMEN
La facultad de “habitar” el mundo es una de las capacidades fundamentales que nos define como
seres humanos. Cuando el hombre se hace consciente de que, en efecto, “habita” el espacio, logra
establecer diálogos fecundos con el entorno y se dimensiona en su propia realidad ontológica. La
fenomenología y su prolija reflexión sobre los “actos” nos despeja el camino para transitar desde un
estéril “residir y subsistir” hacia un fecundo “habitar y ser”.
Palabras clave
Habitar, Ontología, Cuerpo, Fenomenología.
ABSTRACT
The power to “inhabit” the world is one of the fundamental capabilities that define us as human
beings. When man becomes aware that, in fact, “inhabits” space, he manages to establish fruitful
dialogues with the environment and thinks himself in his own ontological reality. Phenomenology
and neat reflection on the “acts” clears the way for us to move from a sterile “live and survive” to
a fruitful “living and being”.
Keywords
Inhabit, Ontology, Body, Phenomenology.
Revista Amauta • Universidad del Atlántico • Barranquilla (Col.) • ISSN 1794-5658 • No. 25 • Ene-Jun 2015 • 123-133
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dad de los actos. Pues allí el habitar esta maternidad de la casa se gesta
se constituye como un conjunto de el calor primero (Bachelard, 2001,
resonancias y repercusiones, como p. 37).
una unidad de ecos y recuerdos del
ser del pasado que hacen vibrar el ser Pragma. El uso de las cosas. Lo que
primero preparándolo así para el dina- nos concierne
mismo ontológico del futuro. La casa
se erige como uno de los mayores En el entorno cercano y familiar de
poderes de integración para los pen- la casa, las palabras y las esencias se
samientos, los recuerdos y los sueños encarnan en el mundo sensible. Las
del hombre. Será la casa en la vida del cosas surgen a partir de la palabra.
hombre la que habrá de suplantar con- Los actos hallan su fuerza fundadora
tingencias y multiplicar sus consejos a partir de la simplicidad de la textura,
de continuidad: del volumen, del color, del olor, del
sabor, de la temperatura. En la cer-
Sin ella, el hombre sería un ser canía del hogar primero el verbo, el
disperso. La casa lo sostiene a tra- lenguaje se hace carne, y las palabras
vés de las tormentas del cielo y las imágenes vivientes capaces de evocar
tormentas de la vida. Es cuerpo y una y otra vez su propio mito de ori-
alma. Es el primer mundo del ser gen. Como lo afirma Heidegger en su
humano. Antes de ser “arrojado al trabajo “La Época de la Imagen del
mundo”, el hombre es depositado Mundo”:
en la cuna de la casa. La casa pri-
mera es siempre una gran cuna… La visualidad no es estrategia del
Allí el ser es de inmediato un va- entendimiento, es el entendimien-
lor. La vida empieza bien, empieza to mismo… Así, cuando decimos
encerrada, protegida, toda tibia en que hemos entendido una noción
el regazo de una casa; el ser es el o comprendido un concepto, en
ser-bien, en que el ser humano es realidad estamos diciendo que ya
depositado en un estar-bien, en el tenemos una imagen visual de lo
bien-estar asociado primitivamen- entendido o de lo comprendido.
te al ser… Dentro del ser, en el ser Porque para comprender el mun-
de dentro, hay un calor que acoge do y someterlo al experimento y al
el ser que lo envuelve. El ser reina análisis, ese mundo ha de conver-
en una especie de paraíso terrestre tirse primero en imagen (Heide-
de la materia, fundido en la dulzu- gger, 2008, p. 66).
ra de una materia adecuada. Pare-
ce que en ese paraíso material, el En este caso, la ontología del habitar
ser está impregnado de una sustan- nos acerca al mundo de la materiali-
cia que lo nutre, está colmado de dad sensible, de las imágenes de los
todos los bienes esenciales…En objetos cercanos, que nos conciernen.
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convocado por la realidad misma para Ese carácter dramático del Instan-
que, a partir de sus actos, termine de te tal vez pueda hacernos presentir
construirla mediante nuevos caudales la realidad. Lo que quisiéramos
de sentido. El hombre es ahora estí- subrayar es que, en esa ruptura
mulo y acción. Insistencia y acción del ser, la idea de lo discontinuo
transformadora. Pero sobre todo, es se impone sin la menor sombra de
comunidad. Es con lo otro y con los duda. Tal vez se objete que esos
otros. Es repercusión no solo en la instantes dramáticos separan dos
realidad de la casa sino en la realidad duraciones más monótonas. Pero
de la historia misma. Si el mundo es la llamamos monótona y regular a
casa primera, las acciones del hombre toda evolución que no examina-
habrán de repercutir en el todo histó- mos con atención apasionada. Si
rico del mundo. Porque histórica es nuestro corazón fuera suficiente-
la relación del hombre con todos los mente vasto para amar la vida en
objetos y realidades que le rodean. el detalle, veríamos que todos los
Historia es su acción propiciadora en instantes son a la vez donadores y
el cotidiano acontecer del mundo mis- expoliadores, y que una novedad
mo. joven o trágica, repentina siempre,
no deja de ejemplificar la disconti-
El instante como fundamento onto- nuidad esencial del Tiempo… Por
lógico de la facultad de habitar eso, para sentir el instante, nos es
preciso volver a los actos claros de
La ontología del habitar, nos convo- la conciencia… Para comprender
ca también a la reflexión filosófica las relaciones del Tiempo y del
sobre el “ahora”, sobre el instante Progreso será necesario insistir en
como punto de partida del surgir y esa concepción actual y activa de
del acontecer. La tradición fenome- la experiencia del Instante. Enton-
nológica considera el Instante como ces entenderemos que la vida no se
el elemento primordial del Tiempo. puede comprender en una contem-
Instante que, sin embargo, no preten- plación pasiva; comprenderla es
de escindir la conciencia a partir de más que vivirla, es verdaderamen-
una apología de lo momentáneo, sino te propulsarla. No corre por una
instaurarla dentro de la concepción pendiente, en el eje de un tiempo
del progreso como una fuerza siem- objetivo que la recibiría como un
pre incisiva y penetrante. Es decir, el canal. Es una forma impuesta a la
Instante concebido no como un punto fila de Instantes del tiempo, pero
de escape ni como una evasión, sino siempre encuentra su realidad pri-
como un cuestionarse activamente so- mordial en un Instante (Bachelard,
bre la evolución del Tiempo, sobre su 2002, pp. 15, 20).
Historicidad discontinua. Al respecto,
Gaston Bachelard nos aclara que: Como vemos, el Instante para Bache-
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como histórico, “su” tierra y “su” viar el Sentido, de fundar sobre lodo
mundo; finalmente, como regalo y blando los cimientos de la vida. La
fundación es, siempre comienzo ontología del habitar nos recuerda que
verdadero, un salto por encima de la identidad no es un discurso sino
lo venidero, si bien como encu- una experiencia de la carne misma. Es
bierto (Heidegger, 2008, p. 44). débil en este momento la facultad de
habitar del hombre latinoamericano.
La ontología del habitar en latino- Mientras más lo persiguen los discur-
américa sos de la identidad y la pertenencia,
más huyen de él los actos de la carne.
A partir de la ontología del habitar es
posible también arriesgarnos a esta- El habitar latinoamericano corre el
blecer las bases del subsuelo histórico riesgo de perder la tradición de su cu-
de Latinoamérica. Ahora, el habitar linaria, de sus sabores, de su música
latinoamericano fundamenta su on- tradicional y de una valoración activa
tología en la tradición misma de sus del paisaje. El latinoamericano que
paisajes, de sus olores, de sus sabo- sueña con ir a vivir a otras ciudades
res, de sus objetos, de sus texturas. ya no habita su entorno. El latinoame-
Así, el hombre latinoamericano, más ricano que crece escuchando que su
que como una realidad dada, puede rostro, que su entorno, que su casa no
ser concebido como un ideal feno- es lo que “debería ser” desde idealis-
menológico y por tanto histórico. El mos ajenos a su entorno, padece una
ideal del hombre que se involucra con carencia profunda en un facultad de
su entorno, que permite que su “car- habitar. Su realidad ha escapado de la
ne” se construya conjuntamente con ontología de los actos fundadores.
el tiempo y con la historia, y sobre
todo, con el constante reconocimiento Así, el mensaje valioso que cabe res-
de sus cercanías a partir de la interac- catar desde la ontología del habitar en
ción de sus actos con la sencillez de estos tiempos en que todo lo que se
lo “a la mano”. De ahí la importancia demora, lo que se repite, lo que tiene
de que ese Instante, de que ese “hábi- “sospechas” de continuidad está con-
to”, ahora latinoamericano, sea, ante denado por principio, es que una on-
todo, un acto de experiencia, un acto tología que prescinda de la reflexión
de profundos intercambios corpóreos del Instante, que argumente en aras de
con la realidad. la Evolución y de los “Tiempos Me-
jores” un desdén por el presente lla-
Pues sin esta valoración de los actos, mándolo monótono, inútil y repetitivo
de los hábitos a partir de la reflexión será una ontología sin progreso; una
de los Instantes que los constituyen, ontología débil, frágil, vacía y peli-
tanto los destinos personales como los grosamente expuesta a dejar al hom-
colectivos corren el riesgo de extra- bre desnudo y condenado a no poder
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