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230 El desarrollo de la mente en los simios, los mi | APÍTULO VIL

El cerebro de los primates construye representacio;


objetos como unidades individuales, de su posición en el
cio, de la variedad de maneras en las que se interrelacióna
son iguales o diferentes, si están juntos o separados,
uno dentro de otro o uno al lado del otro, si están o no
tados causalmente, etcétera). Y, lo que todavía es más
tante, los primates pueden utilizar todo este material co CARAS, GESTOS Y LLAMADAS
para construir representaciones complejas de sus acciones
la ayuda de otro conjunto de herramientas cognitivas
moria de trabajo, control inhibitorio, intencionalidad
naturaleza y variedad estamos simplemente empezando
prender, :
Pero, por supuesto, el mundo de las objetos constituye Una de las características clave de la vida de los primates
la mitad del entorno. La otra mitad —los propios primate os grupos sociales complejos. De ahí que sea necesario ana-
mo objetos de conocimiento de la mente primate— serán ar algunas de sus destrezas sociocognitivas, es decir, las
próximo tema a tratar. aptaciones cognitivas que poseen para relacionarse con sus
neéneres como elementos clave de su entorno. Para empezar,
alizaremos sus señales comunicativas.
Cuando un primate quiere hacer algo con un objeto (por
jemplo, comer una fruta) tiene que tocarlo y actuar mecánica-
nte sobre él (atrapario, llevárselo a la boca, masticarlo, etc);
6 cuando quiere hacer algo con otro primate, como, por
mplo, jugar, tiene que actuar de una manera muy diferente;
€ producir señales comunicativas, tales como hacer gestos,
optar posturas o emitir vocalizaciones lúdicas. Las señales
dunicativas son patrones que se han seleccionado evolutiva-
Ate por su capacidad de hacer, por el simple hecho de ser
cibidas, que otros animales hagan (o dejen de hacer) cosas.
señales comunicativas dependen de un tipo de conexión
sal que es muy diferente de las conexionesmecánicas entre
etos. La comunicación consiste en la transmisión de infor-
ción, en vez de la transmisión de fuerzas mecánicas.
Los primates tienen un repertorio extremadamente rico de se-
fiales comunicativas: normalmente poseen una colección de vo-
zaciones características asociadas a las distintas clases de
mMportamientos y los diferentes tipos de relaciones que esta-

€ Ediciones Morata, S. L. O Ediciones Morata, S. L.


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blecen entre ellos (juego, cortejo, emparejamiento, am consistió en intentar enseñar destrezas lingilísticas a
agresión, apaciguamiento, peligro de predadores, búsq simios
cautividad sometidos a estrictos regímenes educativos. Ya
descubrimiento de comida, etcétera). También es caracte:
de ellos el poseer una colección de expresiones faciales;
utilizan frecuentemente de manera conjunta con sus vó
ciones. Y, además, tienen repertorios de posturas y gesto
nálisis de la commicación espontáriea de los monos y los
se combinan frecuentemente con vocalizaciones y exp! os en condiciones naturales o en cautividad, intentando
faciales. Asímismo en algunas especies han utilizado c rdar la cuestión de cuán parecidas
aspectos distintivos para desempeñar funciones comunic: o diferentes son del len-
e y otras formas complejas de comunicación humana,
La compleja vida social de los primates se apoya en siste
comunicación complejos y multisensoriales (SNOWDON
1982; SEYFARTH, 1987; HAUSER, 1996, 2000).
PALABRAS Y EL MUNDO DE LOS MONOS TOTA
Una creencia extendida en el pasado era que la comuni
vocal y gestual de los primates no requería habilidades cos Como hemos mencionado anteriormente, durante mucho
complejas. La comunidad científica pensaba que eran
po se creyó que las vocalizaciones, expresiones faciales
estereotipadas, patrones de comportamiento esencialment y
tos de los primates, como las de los demás animales,
tintivos que operaban automáticamente para expresar eran
¡nas instintivas de comunicación bajo el control directo de
nes (SEYFARTA, 1937), Esta idea parecía confirmarse con e:
mociones. Por ejemplo, en respuesta a la presencia de
con monos que mostraban que sus llamadas estaban bajo un
ador, el primate experimenta una reacción emocion
trol de partes “primitivas” del cerebro y, por ello, nó: al auto-
fica (miedo), y esto produce una expresión emociona! (una
someterse a control voluntario o intencional (Myers, 197:
lizacióny un gesto de miedo) y probablemente algún tipo
Esto hacía que resultara aún más sorprendente gi cción para evitar el peligro. Se suponía que esta cadena de
especie de primates —los humanos—, además de tener clones estaba bajo el control de estructuras subcorticales
zaciones, expresiones faciales y posturas semejantes a las erebro y, por ello, ocurrían de modo completamente invo-
demás primates, hubieran dado con lo que parece ser un rio. Otros primates presentes en al zona oirían la llamada
de comunicación radicalmente nuevo y arrolladoramenl miedo (si estaban lo suficientemente cerca del que la emitía;
caz: el habla. El habla es la propiedad más característica d bién verían sus expresiones faciales y posturas), y esto pro-
humanos y la capacidad cognitiva por excelencia. ¿Cómo aría automáticamente en ellos la correspondiente emoción
haber evolucionado una capacidad tan sofisticada a p miedo o alarma que les permitiría reaccionar de una manera
formas de comunicación cognitivamente tan simple: opiada y adaptativa (SEYFARTE, 1987; CHENEY y SEYFARTH,
lenguaje de verdad únicamente humano, como sugierí 0), Otras llamadas y expresiones podrían haberse seleccio-
apariencias, o se puede encontrar en la comunicación del
6 para otros propósitos: para mostrar talantes lúdicos
mates trazos de lo que en los humanos se ha convert o afi-
ivos, ansiedad (por ejemplo, en primates jóvenes cuando
comunicación lingiística? se
aran de sus madres), o simplemente como una manera
Varias científicos han intentado distintas estrategia: de
ener el contacto mutuo cuando comen en un bosque den-
contestar esta pregunta. Una de las aproximaciones más: a suposición subyacente era que no se necesitaba la parti-

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cipación de mecanismos cognitivos complejos en ningú istintas especies de serpiente, por no mencionar a los huma-
estos eventos comunicativos. Las llamadas y las exhibici; e incluso, ocasionalmente, los Ppapiones. Por lo tanto, las
despliegues (displays) de los animales serían una invenci lizaciones de alerta son especialmente importantes para
antigua de evolución basados enteramente en redes cere Tiene todo el sentido evolutivo del mundo que estos mo-
primitivas que no necesitarían representaciones cognitiva: ayan desarrollado chillidos que utilizan cuando descubren
plejas. Al contrario que las palabras humanas, estas llarn. predador, de modo que todos los miembros del grupo, for-
respuestas provocan y son provocadas por estados emoci do fundamentalmente por familiares, tengan más probabili-
no por representaciones del mundo. Las palabras hum des de escapar.
también pueden conectarse a emociones (por ejemplo, : a idea tradicional era que, cuando los monos veían un
pre-
de la entonación del habla), pero transmiten primariamé or, se asustaban y chillaban de miedo; otros miembros del
formación referencial, es decir, información sobre cosas Ye 0 oían el grito y, a su vez, se asustaban, interrumpían sus
tos del mundo, de tal manera que la gente puede llegar a vidades, miraban alrededor, descubrían al predador y esca-
cer cosas y situaciones que no han experimentado en pe an, quizás siguiendo el ejemplo del mono que dio la señal de
No puede haber nada más cognitivo que esto. : ma. Lo que comunica esta señal es la emoción de miedo.
CHENEY y SEYFARTH (1990), sin embargo, estaban impresio-
Todas estas suposiciones tradicionales sobre la nati s por el hecho de que no sólo los tota utilizan consistente-
de la comunicación natural de los primates se derruml ate una vocalización de alarma específica para cada tipo de
como consecuencia de uma serie de experimentos que los ps dador (una para serpientes, otra para leopardos, otra para
logos CHENEY y SEYFARTH (1990) llevaron a cabo con una as y quizás otra para humanos), sino que también actua-
cie de monos africanos —los monos tota o monos verde € manera completamente diferente dependiendo de la
los años ochenta. Los monos tota; un pariente lejano: de dad del predador. Si el predador es un águila, la mejor
humanos de los que nos separamos evolutivamente hará era de escapar es correr y meterse debajo de un arbusto.
veinte millones de años, poseen un repertorio de vocalizac mbargo, si el predador es im leopardo, lo anterior es una
que se utilizan en distintas situaciones y que, siguendo el p: efasta, ya que justo es ahí en donde se esconden los leo-
establecido, se pensó que eran simplemente señales emoci os para acechar a sus presas; además, los tota pueden
les sin ningún contenido referencial. : htrarse con ha serpiente pitón que esté escondida allí. La
En el contexto de este espíritu, los primeros investiga era más segura de escapar de un leopardo es trepar por un
que estudiaron a los tota no concedieron mayor importa D6L, pero éste, a su vez, es un sitio muy peligroso si el preda-
hecho de que estos monos, cuando se asustan por la apári y Es UN águila, que puede fácilmente capturar a un mono en
de un predador, utilizan distintas vocalizaciones deperidie rama. Por último, cuando el predador es una serpiente, los
del tipo de predador de que se trate, El mundo de los tot siempre se alzan sobre sus patas traseras y vigilan los movi-
especialmente peligroso: HAUSER (2001) estima que el 7 entos del ofidio, o incluso lo acosan. La única manera de
ciento de los monos tota jóvenes mueren antes de llega: licar la correspondencia exacta entre el tipo de predadores y
madurez; la mayoría de ellos son víctimas de predadore: Clase de comportamiento de los monos es asumir que, cuan-
desgracia para ellos, los tota son objetivo favorito de uná yen la llamada de alarma, ellos, aparte de asustarse, miran
variedad de predadores: varías especies de águilas, leopardo que realizó la alarma y, o bien copian su comportamiento de

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huida, o bien localizan rápidamente al predador y rea A. Sistema de llamada de alarma de los monos teta
dependiendo de lo que vean. :
La cuestión que intrigaba a CHENEY y SEYFARTH era. ¡Tipo de - Tipo de Tipo de ÓN
predador llamada huida
los tota emitían alarmas acústicamente distintas si ésta
plemente significadan miedo a los predadores. ¿Podrí.
las llamadas en realidad estuvieran transmitiendo algun: A Permanecer
Serpienteti N. 7 N.
[LT]
VA y observar
mación referencial acerca de la identidad del predador

a e
vocaba su miedo? A CHENEY y SEYFARTH se les ocurrió E

geniosa manera de comprobar esta idea: después de Leopardo Correr a


ejemplos de alarmas naturales producidas por los mon; : Mono Receptor un árbol
situaciones reales, manipularon estas grabaciones conú tota que . del
nador, eliminando otros sonidos y haciéndolas equivale - alerta aviso Esconderse
Águila debajo de
términos de duración e intensidad. Y, después, utiliza: i un arbusto
altavoz escondido, realizaron una serie de experiment
campo en los que reproducían cada tipo de alarma en a
B. Experimento para demostrar el significado de las llamadas
de un predador real. Su hipótesis era muy sencilla: si das
N
mas sólo comunican estados inespecíficos de miedo, los:i RESULTADOS
deberían de reaccionar sobresaltándose, interrumpieñd.
actividades, mirando hacia el altavoz (que estaba bien e
do entre la vegetación) y producir respuestas de huida
tal
Huida adecuada
manera indiscriminada; pero no la respuesta de huida ád:
da al predador que originalmente provocó la alarma gí:
Pero lo cierto es que los monos respondieron a las
4 —D—é
Altavoz Receptor
a cada aviso

Mirada hacia arriba


del aviso e la alarma
ciones en perfecta sintonía con el tipo de predador al: es de águila)
respondía la alarma. Cuando oían la alarma de leopardo, e a nn Mirada
hacia los árboles; cuando se trataba de la alarma delái hacia abajo
corrían a meterse debajo de un arbusto y oteaban el fir (si la alarma es
de serpiente)
to; cuando se reproducía la alarma de la serpiente, se er
sobre dos patas y exploraban el suelo. Los monos reaccio
adecuadamente a cada tipo de llamada. Podría objetarse gi igura 7.1 A. Llamadas de alarma que utilizan los monos tota; cada tipo de pre-
dador evoca una clase de alarma actisticamente diferente y un tipo de respues-
monos tienen distintas clases de miedos emparejados a dí ta de huida comportamentalmente distinta. B. Experimento de campo que
tes tipos de reacciones de huida instintivas, sin que las llama demuestra que las alarmas por sí mismas, en ausencia del predador real y de
evoquen en realidad la identidad de los predadores en la:i un modelo de conducta de huida, pueden evocar la respuesta apropiada en los
de los monos receptores. En contra de esta interpretación monos que las escuchan.
las reacciones de búsqueda oteando el cielo y escudriñan
suelo en busca, aparentemente, del predador adecuado

€) Ediciones Morata, S. L. ( Ediciones Morata, S. E,


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respuestas indican que las Hamadas activan algún tipo d e las llamadas, más que a su estructura física, y que, aparte
sentación del predador correcto, y los monos actúan en he os referentes genéricos asociados con cada mensaje, sus
esa representación, buscando activamente el referente d ptes parecen representar una visión más amplia en la que el
mada: el predador que ha provocado la alarma de su co tor de las llamadas desempeña un papel importante. Esto
Los monos tota parecían, por tanto, estar realizando un: ja perfectamente con lo que conocemos de las relaciones
rudimentaria de comunicación referencial con “palabr áles de los monos, en las cuales las identidades individuales
mitivas. : E gi erticiales en Jas interacciones (SMuTs y cols., 1987).
Estudios posteriores con los monos tota mostrar
también parecía haber cierta referencia en otros tipos d:
das. Por ejemplo, los monos utilizaban distintas alarma: o aprenden
p los tota sus “palabras”
P
do detectaban cetro grupo de monos tota y, o bien aván:
hacia el otro grupo, o bien se alejaban de él. La hipótesis d ¿Cuál es el origen del singular sistema de comunicación de
las llamadas activan representaciones de objetivos extern onos tota? SEYFARTH y CHENEY (1980) descubrieron que las
la mente de los monos se ha visto respaldada por otra's calizaciones de alarma de los tota siguen un interesante pro-
trabajos experimentales. En estos estudios, se exponía o'de desarrollo. No hay duda de que la conformación de las
monos repetidamente a un tipo de llamada (por ejemplo; adas es innata: cualquier tota, incluso los criados en un zoo
las utilizadas cuando detectan a otro grupo de monos), k ontacto con congéneres adultos, es capaz de emitir cada
que se “habituaban” y dejaban de emitir la reacción típbi de las alarmas. Sin embargo, cuando las producen, los jóve-
mirar al horizonte o en dirección al altavoz escondido. Ei ota no parecen saber su significado. O, al menos, no la tota-
momento, se reproducía una llamada nueva; esta señ id, porque ciertamente tienen una tendencia espontánea a
acústicamente muy diferente de la habitual, pero los m lizar la alarma del águila ante cualquier pájaro u objeto que
utilizan exactamente en el mismo contexto —al descubi mueva en el aire, pero lo hacen de manera indiscriminada.
grupo extraño— y, por lo tanto, tiene el mismo referente b: emiten esta señal ante cualquier ave que acierte a pasar, a
que la llamada previa. Los monos no mostraron ninguna es incluso por una inocente hoja que caiga de una rama. Las
ción a la nueva alarma. En cambio, si se emitía una nue as de tota aprenden a restrmgir sus llamadas a las aves apro-
mada, asociada a un significado completamente difererik das sólo de manera progresiva, probablemente como conse-
ejemplo, alejarse del grupo), los monos miraban en la diré cia de la reacción de los demás miembros del grupo. Como
apropiada, incluso cuando acústicamente esta señal era ncionamos anteriormente, los tota reconocen las “voces” de
a la primera. Un descubrimiento adicional de gran inte congéneres, de tal manera que saben quién está producien-
que los monos también discriminaban la identidad de la llamada que escuchan. Por tanto, pueden distinguir si la
había avisado; así, si se volvía a poner la misma llamada ite un adulto o una cría. Cuando la realizan las crías, suelen
habitual, pero en una grabación correspondiente a uN inprobar si realmente hay un predador antes de iniciar cual-
distinto, los monos habituados recuperaban su interés, col er acción de huida o antes de hacerse eco de la llamada
el cambio de identidad del “que alerta” hiciera que valit repetir la señal de alarma es parte de la reacción normal de un
pena prestar de nuevo atención al mensaje. Estos estudios nono tota tras ofr una de ellas). Por eso, si los adultos descu-
cen confirmar que los monos tota prestan atención al sigr ren un pájaro inofensivo en el cielo, se abstienen de iniciar la

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huida o repetir la señal. Pero si comprueban que es un á; os, y cada grupo ha desarrollado sus propias vocalizacio-
peligrosa, repiten la llamada de la cría y escapan. Así, losj istintivas para hacer referencia a ellos. Lás llamadas de los
nes obtienen información diferencial dependiendo de lo:a na para las águilas y los leopardos son acústicamente muy
piadas que sean sus llamadas, y terminarán por aprender a ¡ferentes de las de los campbell para los mismo predadores.
tringirlas a los referentes apropiados, a así, en lo que uno se siente tentado de identificar como un
Este fenómeno de “sobregeneralización” inicial en el us ó de "bilingitismo” en primates no humanos, es que cada.
la llamada es similar al observado en los nifios cuando ap ecie de mono parece entender muy bien el significado de las
den sus primeras palabras. Durante algún tiempo, utilizan, adas de la otra especie, como indica el hecho de que reac-
ejemplo, la palabra “perro” para hacer referencia a cualo ¡an a las grabaciones de sus propias llamadas igual de bien
animal con pelo, y sólo aprenden a restringir el campo refí las de la otra especie.
cial de la palabra de manera progresiva (KARMILOFF y Kag ZUBERBUHLER aprovechó esta circunstancia para investigar
LOFF-SMITH, 2001). Una diferencia importante entre los tot semanticidad” de las llamadas de los monos diana, (es decir,
los níños es que ese significado inicialmente ampliado. de ta qué punto las señales emitidas evocan la representación
“palabra” parece venir dado innatamente en las crías de los: in referente en la mente de los monos, y hasta qué punto la
mientras que en los humanos se desarrolla tras una fase ini ección de los monos está controlada por esa representación.)
de uso sobrerrestringido (típicamente, los bebés empieza ERBÚHLER observó que si se ponía, una sola vez, a los diana
utilizar la palabra “perro” para hacer referencia a un perTo:Te: rabación del chillido típico que emiten las águilas reaccio-
en particular o un peluche concreto y, más adelante, danel 4 an emitiendo la llamada de alarma de águila, como si la
to semántico de sobreextenderla). Esto subraya la posibilid: feran visto con sus propios ojos. Durante los siguiente cmco
de que el sistema cognitivo con que los tota y los human utos continúan produciendo llamadas de alarma ocasiona-
aprenden las llamadas y las palabras respectivamente sea, pero no con tanta frecuencia, y después de cinco minutos
tancialmente diferente. an de hacerlo por completo. Si entonces se vuelve a poner el
mismo chillido de águila, no prestan ninguna atención y no
áliten ninguna llamada.
Los monos diana Aprovechando este interesante patrón de reacciones, ZU-
REUHLER realizó el siguiente experimento. Puso la grabación
En años recientes se han descrito vocalizaciones refer ña alarma de águila producida por un mono diana y, cin-
ciales similares a las encontradas en los monos tota en-d Ininutos más tarde, la grabación del chillido de un águila, y
especies de monos no antropoides. Por ejemplo, Klaus ZuBt ontró que los monos reaccionaban exactamente de la mis-
BUHLER (20002, b y c) ha identificado llamadas referenc manera con los dos sonidos de águila: produjeron muchas
para predadores aéreos (ágnilas) y terrestres (leopardos) madas de alarma de águila nada más oir la primera, pero
monos diana y campbeil. Estas dos especies de monos viv da vez menos durante los siguiente cinco minutos, y, cuan
en las mismas zonas del bosque Tai en Costa de Marfil: oyeron el chillido del águila (acústicamente muy distinto de
hecho, pasan mucho tiempo juntos y se alimentan en grun llamada de los diana), lo ignoraron. Lo mismo ocurrió cuan-
mixtos de dianas y campbells. Otra cosa que comparten sor se les puso primero la alarma de águila de los monos camp-
predadores: los dos son víctimas preferentes de águilas y le E y luego el chillido del águila. Pero cuando se emitió la

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alarma de leopardo primero (tanto la de los diana cóm óres de los monos
los campbell), y el chillido del águila cinco minutos ri:
los monos reaccionaron produciendo masivamente la Los monos no siempre son comunicadores tan hábiles co-
mas de águila. La conclusión de ZUBERBÚNLER es qué ugieren los ejemplos que hemos visto hasta ahora. Por
nos estaban representando y reaccionando al signifi tcado lo, los tota son incapaces de inferir la presencia de una
alarmas. jente en base al rastro inequívoco (para los humanos que
En el bosque de Tai también hay chimpancés que en experiencia) que éstas dejan por el suelo cuando se des-
zonas que pueden solaparse con parte del territorio de an. Los tota no emiten la alarma de serpiente cuando descu-
nos diana. Los chimpancés son peligrosos para los dian una huella de este tipo que va en dirección a un arbusto; y,
que ocasionalmente los cazan. Cuando los monos diañ ue es peor, no se abstienen de acercarse a él, como si real-
tan un grupo de chimpancés, guardan silencio y escáb, pte no pudieran inferir la presencia potencial de una ser-
tienen una alarma de chimpancé (y quizás esto sea | ente a partir del rastro delator. De manera similar, ignoran un
porque los chimpancés pueden cazar de manera muy efí dáver reciente en un árbol —otra señal obvia (para la mente
en grupos, persiguiendo a sus presas hasta arrinconar mana experimentada) de la presencia de un leopardo por las
un árbol; las llamadas de los monos podrían revelar su reanfas. Y no parecen controlar sus vocalizaciones referen-
zación y ruta de escape con fatales consecuencias). Sil ales cuando su audiencia ya tiene conocimiento de la presen-
Da, sin haber visualizado a los chimpancés, escuchati's del peligro potencial (CHENEY y SEYFARTH, 1991). En cambio,
calizaciones, reaccionan de manera similar: se abstie que consideran si tienen audiencia antes de emitir vocaliza-
hacer ninguna llamada y se alejan silenciosamente dél nes de alarma; si están solos no las emiten, se concentran
de chimpancés, Sin embargo, hay una vocalización: iplemente en escapar del peligro (CHENEY y SEYFARTH, 1990).
ta de los chimpancés a la que algunos monos diana (agi A pesar de estas posibles deficiencias inferenciales de la
que comparten parte de su territorio con los chimi nte de los monos, parece claro que era una equivocación st-
reaccionan de manera diferente: el grito de alarma ner que las vocalizaciones de los primates son exclusivamen-
chimpancés. En el bosque de Tai, donde ZUBERBÚHLES: señales emocionales. Cuando se analizaban adecuadamente,
sus estudios, los chimpancés emiten sus gritos de alar chas de sus llamadas parecen expresar información referen-
exclusivamente cuando detectan un leopardo: un p sobre objetos ambientales relevantes. Los monos parecen
potencial tanto para los chimpancés como para los er capaces de representar esta información referencial en su
Cuando los diana escuchan este grito, reaccionan emitien ente y actuar de acuerdo con ella incluso en ausencia de un
sus propias vocalizaciones de alarma de leopardo. Pot ferente real.
to, parece que pueden identificar el referente de la vi El uso del término “referencial” o “semántico” para descri-
ción del chimpancé y pueden reaccionar en consecueñe if estas llamadas es objeto de polémica. Para evitar esto, auto-:::
su propia llamada de alarma, pero sólo hacen esto si hán $ como CHENEY y SEYFARTE (1999) destacan que lo que defien=
do experiencia suficiente para aprender el significado de en para los tota y otros monos es uma capacidad “semáñitita:.
mada del chimpancé. cional”, en el sentido de que sus llamadas funcionan como: si"
eran referenciales. Esto no quiere decir que lo sean-emelsen: -..:
do humano; lo más probable es que se produzcan:mediante -

O Ediciones Morata, S.L. o Ediciones Morata SL


244 El desarrollo de la mente en los simios, los aras, gestos y llamadas - 245

mecanismos cognitivos distintos, y su “significado” pu esior: ecológica a que esten expuestas las especies de verte-
muy diferente de lo que los humanos entendemos com ados. Cuando na especie tiene al menos dos tipos diferentes
cado de una palabra (ver también HAUSER, 1996; GÓME: predadores que requieren maneras incompatibles de huida
Todavía está por resolver la cuestión de cuáles son los cmo normalmente es el caso con predadores aéreos frente a
mos representativos que controlan las llamadas de los errestres), es probable que desarrollen evolutivamente llama-
s referenciales,
- La posible ausencia de llamadas semánticas en simios y su
Llamadas referenciales en especies que no son p resencia en otros vertebrados podría interpretarse, a primera
ta, como un factor que hace que el sistema de vocalización de
- Una cuestión natural que es casí inevitable plantes os monos tota y diana sea menos relevante para el problema
se pueden encontrar formas de comunicación vocal ref
los orígenes del lenguaje humano, Sin embargo, el hecho de
similares en nuestros primos más cercanos, los monó:
me una respuesta típica del cerebro de los vertebrados a ciertas
poides, Sorprendentemente, y aunque la investigación resiones ecológicas sea la evolución de llamadas fimcional-
pecto dista mucho de estar cerrada, los datos disponibk
ente semánticas puede no ser tan irrelevante para el tema de
el momento indican que los simios, incluidos los chi
0s orígenes del habla humana. En nuestros ancestros homíni-
no poseen un sistema de llamadas referenciales compa
s, separados ya de la rama de los simios actuales, podrían
de los monos tota o diana. Los chimpancés tienen 1:
ber evolucionado algunos de estos sistemas rudimentarios de
algunas de ellas de alarma y otras emitidas al encontrar
amadas referenciales como un primer paso en lo que, mucho
pero no está claro que funcionen como las “palabras” dí
s tarde, en una combinación sin precedentes con otros siste-

v
ta. Un estudio reciente (CROCKFORD y BoescH, 2003) irid:
as cognitivos, terminaría por convertirse en habla.
embargo, que algunas de las llamadas de los chimpan:
bosque de Tai tienden a producirse en contextos muy es
cos y, por ello, tienen el potencial de funcionar como:lf EFERENCIA SIN SÍMBOLOS
referenciales. Pero todavía deben hacerse los experiment
ftinentes sobre cómo reaccionan los chimpancés a llamá
Si los simios realmente carecieran de llamadas referencia-
badas reproducidas en ausencia de referentes reales. .: como las de Jos tota ¿significaría eso que son incapaces de
Las vecalizaciones “semánticas”, sin embargo, sé omunicación referencial, es decir, serían incapaces de comu-
contrado definitivamente en otras especies distintas de
icarse sobre objetivos externos de su ambiente? Existen datos
nos. Sorprendentemente, las ardillas y las gallinas dom
te sugieren que, lejos de ser éste el caso, puede que los simios
(de todos los candidatos, los que parecen menos idón
0 sólo sean capaces de este tipo de comunicación, sino que
atribuirles cognición compleja) tienen un sistema de llama
emás pueden poseer un tipo de comunicación referencial
de alarma que distingue entre predadores aéreos y termes
specialmente eficaz que, en algunos aspectos, tiene más simili-
(MACEDONIA y Evans, 1993). Esto podría interpretarse
des con la comunicación humana que con las vocalizaciones
señal de que, en lugar de estar relacionadas con la intelig
la complejidad cognitiva típica de los primates, las voci
Hasta ahora hemos utilizado los términos “semántico” y
nes “semánticas” dependen de manera crucial de los tip referencial > de manera intercambiable, pero pueden distin-

(€) Ediciones Morata, S. L.


O Ediciones Morata, S. L.
246 El desarrollo de la mente en los simios, los ue “5, gestos y llamadas 247

guirse. “Semántico” quiere decir el significado que las p: a comunicación referencial presimbólica aparece en el
o los símbolos contienen o poseen específicamente liga arrollo infantil antes que la comunicación lingilística. La
ellos (“serpiente” tiene un significado diferente de “leopar. yoría de los niños se pueden comunicar con gestos antes de
“águila”). Dado que las palabras tieñen significados fi
er utilizar incluso palabras sueltas, y sus primero pasos en
pueden hacer referencia a objetos (0 acciones, situaciones,
esarrollo oral a menudo ocurren con el apoyo de gestos refe- -
dades imaginarias) incluso si esas cosas no están preseñt
ciales; por ejemple, nombrando y simultáneamente señalan-
ese momento. La esencia de la referencia, sin embargo
tm objeto (BRUNER, 1975).
capacidad para dirigir la atención de alguien hacia un ó j
particular. Y la referencia en este sentido más básico sé
comunicación prelingúística en los niños
lograr sin necesidad de palabras, Por ejemplo, un gesto de
lar orientado a una serpiente refiere, a propósito, la aterici, BATES, CAMAIFONI y VOLTERRA (1975; Bares, 1979) proporcio-
otra persoría hacia la serpiente, an cuando no haya nada on una descripción detallada del desarrollo de los primeros
ademán que contenga el significado de “serpiente”. El ges tos referenciales de los bebés, Entre los 9 y los 12 meses de
señalar podía haberse referido a cualquier otro objeto: un ád, los bebés empiezan a comunicarse sobre objetivos exter-
un manzana, una for, s en el ambiente. Por ejemplo, pueden pedir un juguete prefe-
Ésta es una característica extremadamente útil del ges! do extendiendo el brazo con la mano abierta, quizás abriéndo-
señalar; puede utilizarse para hacer referencia (dirigir | a y cerrándola en dirección al ebjeto (lo que los investigadores
ción de otros) a multitud de cosas, mientras que las pal amaron gestos “protoimperativos”). O pueden señalar con el
individuales tienen un significado mucho más restringido do extendido, por ejemplo, a uma lámpara o algún suceso que
supuesto, la ventaja de las palabras, especialmente cuan ¡llame la atención (un gesto “protodeclarativo”). Estos ade-
combinan en oraciones, es que pueden hacer referencia'a añes suelen ir acompañados de una alternancia de la mirada
chas más cosas de las que podemos identificar con un ges el bebé entre el objeto y el adulto a quien él se dirige, De hecho,
señalar, y con completa independencia del aquí y el ahoí: bemos que el gesto se orienta a esa persona gracias a las mira-
este sentido, la manera semántica de hacer referencia tieti das que el bebé le dedica. BATES y colaboradores (1975) sugirie-
tajas indudables sobre la no simbélica. Pero aunque un léry 0D que este criterio —mirar al objeto y al adulto; haciendo lo
je simbólico sea el ideal para realizar elaborados actos de ue se conoce como “contacto ocular”— era fundamental para
rencia, el acto referencial básico de dirigir la atención dé dentificar el carácter intencional de la comunicación temprana.
persona hacia un objetivo en el ambiente puede lograr: “arece que el nifio comprueba el éxito de su gesto dirigiendo la
necesidad de palabras o cualquier otra forma simbólica 1 nción del adulto al objetivo correcto, y, al mismo tiempo, uti-
a su propia dirección de la mirada como un gesto adicional
ara clarificar el centro de su referencia conjunta ?,
! La mayoría de les lingtifístas y filósofos utilizan el término “referente:
uña maneras más compleja de lo que estoy haciendo aquí (dando por supilesh
existencia de simbolismo y lenguaje). Sin embargo, me parece que para ani ? Los bebés humanos normalmente acompañan sus primeros gestos con voca-
los orígenes de la comunicación referencial, es más útil volver al sentido fi /aciones no Ingilísticas. La riqueza de la conducta vocal prelingúística en huma-
nal original de esta palabra como el acto de dirigir la atención de alguien há Os de alguna manera se ha visto ensombrecida por la visibilidad de sus gestos, pero
objetivo. primeras vocalizaciones pueden tener un papel importante en las funciones de
: igir la atención y lo que lamaremos más adelante establecer contacto atencional,

O) Ediciones Morata, S. 1.
O) Ediciones Morata, S. L.
248 El desarrollo de la mente en los simios, lo: as, gestos y llamadas 249

Commnicación “prelingiística” en gorilas jóvenes ás eN Mostrar gestos referenciales; Entre los 18 y los 20
ses empezaron a hacer cosas como darríos objetos que de-
Durante la década de los ochenta realicé un es ban que manipulásemos (por ejemplo, un juguete mecánico
gitudinal que tenía como objetivo determinar si los go que había que dar cuerda), extender la mano hacia objetos
venes mostraban comuñicación gestual similar a lá: e querían obtener, llevar a la gente a sitios cogiéndoles de la
en bebés humanos preverbales (GóMEZ, 1990, 1991, 199 no 0, Más idiosincrásticamente, llevar la mano de la perso-
sujetos eran jóvenes gorilas nacidos en estado salvaje (de al objetivo deseado (en la Figura 7.2. pueden verse algunos
Ó 10 meses de edad al principio del estudio) y criados por
10s en la enfermería del Zoo de Madrid. Tenían acceso ; Pero lo más interesante fue que los gorilas combinaban sus
sos objetos y juguetes y mantenían una considerable tos con el tipo de conductas de atención conjunta que se han
ción con sus cuidadores humanos; por ejemplo, éstos les ontrado en los bebés humanos; así, miraban a los ojos de la
el biberón, cambiaban los pañales, bañaban, los sacaba) ona a la que se dirigían en distintos momentos durante la
sear por zonas exteriores y los sometían a algunas pru ión de sus gestos y, a veces, alternaban Ja dirección de su
inteligencia. Este ambiente de crianza es similar al qu ada entre los ojos de la persona y el objeto de su interés. Sin
utilizado en algunos experimentos de adiestramiento lin bargo, al contrario que los bebés humanos, los gorilas nunca
co (ver el Capítulo X), pero, durante los primeros años d, arrollaron gestos de señalar con el dedo índice extendido, y
dio, nos abstuvimos de enseñarles ningún signo artifici jostraban poco interés en mostrar cosas a los himanos por
ríamos ver si los gorilas desarrollaban espontáneami iros medios (por ejemplo, podían haber sostenido objetos en-
propias formas de comunicación con los humanos*. nte de su cuidador), a menos que estuvieran intentando pedir
Y eso es exactamente lo que hicieron. Inicialmesite humano que hiciera algo con el objeto mostrado (GóMEZ,
rrollaron gestos en interacciones cara a cara sin objeti ALRIÁ y TAMARIT, 1993).
riores, tales como echar los brazos hacia los cuidadore: “Por tanto, la comunicación espontánea de los gorilas es, por
manera de pedirles que los cogieran. Los niños hacen alg, a parte similar y, por otra, diferente de la de los bebés huma-
lar, aunque el ademán puede diferir en algunos aspecto : Es similar en algunos ademanes básicos, como el ofrecer
1978). Pero una petición de que les cojan en brazos no: eros o extender la mano para pedir cosas, y en la coordina-
rencial en el sentido que hemos discutido anteriormente, ón de gestos con patrones de atención conjunta como mirar a
ño implica la reorientación de la atención del humano h $ ojos; pero es diferente porque está aparentemente limitada a
objetivo ambiental diferente del propio gorila. : ticiones o funciones “protoimperativas” o de petición, mien-
Los niños empiezan a mostrar gestos referencial que los bebés humaños también utilizan sus gestos para
los 9 y los 12 meses de edad. Nuestros gorilas tardaror ú jestrar cosas por el simple hecho de hacerlo: la llamada fun-
ón “protodeclarativa” (GÓMEZ y cols., 1993). Y, lo que es más,
s bebés humanos parecen tener un gesto especializado para la
* Más adelante en este estudio longitudinal sí intentamos enseñar: municación referencial: señalar con el dedo índice. En algu-
las algunos signos con las manos y algunas “palabras” con fichas de plás $ situaciones donde los bebés humanos utilizarían típica-
embargo, el entrenamiento fue limitado, y los gorilas no terminaron pói
Bi los signos ni las fichas de plástico de una manera simbólica comparal
énte un gesto de señalar, los gorilas usaban “gestos de contac-
simios “lingúísticos”; ver el Capítulo X. “. Por ejemplo, para pedir un poco de comida guardada en el

(O) Ediciones Morata, S. L. O Ediciones Morata, S. L.


250 El desarrollo de la mente en los simios, los mi
; gestos y llamadas ! 251

lo del cuidador, tomaban su mano y la dirigirían hacia


Jsillo (Figura 7.2). También le pedían frecuentemente que
compañase a distintos sitios cogiéndole de la mano o de la
eca. Aunque el coger de la mano no se ha descrito como un
(0: típico de los niños durante el desarrollo, sí se da con fre-
nea en algunos niños con dificultades de aprendizaje, espe-
ente en los autistas, Sin embargo, los niños con autismo
tilizan los gestos de coger de la mano normalmente no mi-
los ojos de la persona (PHILLIPS y cols., 1995), mientras que
orilas sí miraban a los ojos de la gente a la que llevaban de

Petición de volver a montar un 1 componente de atención conjunta de la comunicación


juguete desarmado (el gorila en el bolsillo del humano (el gor Iingilística es relativamente esquivo. Los bebés en sus in-
ofrece el juguete al humano) lleva la mano del humano ai bolsi acciones espontáneas a menudo utilizan gestos sin com-
bar la atención del adulto. Aungue, típicamente, harán la
aprobación en algún momento de la interacción, especial-
pte si ocurre algo inesperado, como que el adulto no res-
da o que reaccione de una manera inusual (BATES y cols,
5). Por ejemplo, los niños de 2 años miran inmediatamen-
“los ojos del adulto si, en hugar de terminar la acción de
les un objeto, en el último momento interrumpen su ac-
Esto se ha interpretado como señal de que los niños in-
n averiguar las intenciones de la persona (PHILSs y cols.,
2). Por el contrario, los autistas raramente miran a los ojos
e lá gente en una situación de “hacerles rabiar” como la ex-
sta: lo que hacen es concentrar su atención en el objeto. Los
mpancés reaccionan como un niño típico: hacen contacto
lar instantáneo si se les “hace rabiar” con la retirada ines-
ráda de la comida (Gómez, TEMIDOR y Laá; datos sin pu-
ar).
> ¿Por qué es la conducta de contacto ocular tan importante
fa los niños y los simios cuando empiezan sus carreras comi-
Petición de abrir una puerta (el gorila
lleva la mano del humano hacia el pestillo) tivas? Para entenderlo puede ayudarnos a analizar, en deta-
cómo se desarrolló un gesto referencial en uno de nuestros
Figura 7.2 Algunos ejemplos de gestos referenciales utilizados por gorilas eria las (GóMEZ, 1990, 1991; Gómez y cols., 1993).
en cautividad para interaccionar con seres humanos.

O Ediciones Morata, S. L.
O) Ediciones Morata, S. L.
252 El desarrollo de la mente en los simios, los: aras, gestos y llamadas 253

El desarrollo de peticiones en gorilas ma manera que maneja objetos físicos, y su orientación


al no está dirigida a los ojos de los hamianos.
Un problema frecuente para uno de nuestras gorilas | El contraste es especialmente sorprendente porque, a esta
eran las puertas cerradas con cerrojos. Los cierres de la; ad, Muni sí tenía interacciones comunicativas con hamanos
tas en el recinto interior donde se la estaba criando sep indo éstas no implicaban objetivos externos. Por ejemplo, ya
lo suficientemente altos como para que no pudiera [l capaz de utilizar un gesto para pedir que la cogieran en bra-
ellos; al menos, no directamente; otra cosa era que sé: y éste se acompañaba de contacto ocular con la persona.
a una caja o usara un palo de escoba para trepar (ver Capít ro, cuando tenía que comunicarse sobre un objetivo exterior
Aprovechamos este interés por entrar en habitaciones c uería que otra persona se moviera en una dirección particular
para estudiar sus destrezas de resolución de problemas realizara una acción concreta sobre un objeto), las cosas cam-
meses de edad empezó a mostrar algrma capacidad paraú aban: parecía incapaz de recurrir a sus esquemas comunicati-
herramientas con el fin de resolver el problema de lá 5 y, en su lugar, aplicaba esquemas de uso de objetos.
cerrada: por ejemplo, corría una caja junto a la puerta y s Esto es interesante porque significa que el problema para la
a ella hasta alcanzar el cerrojo. Inesperadamente, en me rila no surgía por la necesidad de coordinar dos secuencias
uno de nuestros experimentos, Muni nos sorprendió ú acción. Se trataba de algo que era perfectamente capaz de ha-
solución innovadora: en lugar de ir a buscar una caja; co: r como, por ejemplo, cuando ponía una caja junto a la puerta
perábamos, se volvió a una de las personas que estaba tom para subirse y alcanzar el cerrojo. Su problema radica específi-
notas de su conducta, y tirando de su ropa, le empujó c mente en combinar personas con objetos. Exactamente el
su fuerza hacia la puerta. El experimentador decidió mi ismo problema se ha descrito en bebés menores de 8 meses de
en esa dirección siguiendo los tirones y empujones que: ad; son capaces de tener interacciones comunicativas cara a
Cuando éste estuvo junto a la puerta, Muni dejó de tirár a, eN las cuales hacen un generoso uso de las conductas de
puso a trepar por él literalmente, con su atención dividica ntacto ocular, expresiones faciales y vocalizaciones y, al mis-
el cerrojo que intentaba alcanzar y el cuerpo de la tiempo, pueden manipular una gran variedad de objetos.
por el que trepaba. En ningún momento dirigió su mirá o todavía no pueden combinar esos actos “intersubjetivos”
ojos del experimentador. Al final, terminó por llegar al cerr A sus actos prácticos con los objetos: es como si el mundo de
abrir la puerta. objetos y el mundo de las personas permaneciesen divididos en
Durante ese primer período de desarrollo, cada-v abeza (HUBLEY y TREVARTHEN, 1979). En bebés humanos, la
Muni procuraba utilizar a alguien para conseguir un'á bilidad de combinar gente y objetos aparece más o menos
externo, le trataba como objeto. Por ejemplo, en atra 0er incidiendo con el surgimiento de la habilidad de utilizar ins-
en que intentaba alcanzar el alféizar de una ventana deb ¡mentos (al final del primer año de vida). Esto llevó a algunos
la cual estaba tumbado un cuidador, cogió una de sus pié: tores a proponer que la comunicación referencial temprana
levantó, la puso contra la pared e intentó trepar por ell odría basarse en la misma capacidad que el uso de instrumen-
Estas acciones no pueden describirse como comunñic Al fin y al cabo, la comunicación podría definirse como uti-
referencial. Es verdad que el gorila tiene un objetivo y p izar a alguien como un instrumento para lograr una meta pro-
una acción dirigida a una meta, pero la acción no inteni ía (HARDING, 1982). Los datos de nuestro estudío con gorilas
comimicativa; más bien, la joven gorila trata a la gente dican, en cambio, que la habilidad para utilizar objetos como

O Ediciones Morata, S. L. €) Ediciones Morata, S. L.


:28, gestos y llamadas 255
254 El desarrollo de la mente en los simios, los

ei N ió tar a otros como sujetos


J
instrumentos no es suficiente para la comunicación refere;
Muni era perfectamente capaz de usar instrumentos eúl La atención de la otra persona no entró en escena hasta que
mo momento de desarrollo en el que . era incapaz de dí asaron unos meses más. Aproximadamente al año y medio
atención de otra persona haci-ja un objeto.

: De hecho, el.
e. P
edad,
- cuando Muni . quería- , que le abrieran
MD
una puerta, se
i trataba literalmente a las personas com
e un buen eje :
' oximaba a la persona, L hacía contacto ocular con ella, la to-y
trumentoque
maes y los resultados estaban lejos de ser
s, Memes
de comunicación referencial. Cuando se han realizado e ba de la mano y gentilmente la guiaba hacia la puerta, mi
dola a los ojos de vez en cuando. Alrededor de los 2 años,
detallados de la correlación entre destrezas comunica ía eso y, uma vez que estaban en la puerta, también levanta-
hací "
cognitivas,la correlación entre comunicación intencion:
de nstrumentos ha resultado ser baja (Bates, 1979; SARRIA la
a mano de la persona
persona hacia el el cerrojo. mientras
hacia ¡ent
hacía con
E to ocular con ella o alternaba su mirada entre los ojos de
VIERE, 1991). ersona y el cerrojo. Ahora, además de dirigir la acción de la
sona hacia un objetivo ambiental, Muni comprobaba su
úción antes y durante el gesto de petición, Mientras que, en
Tratar a otros como agentes meses previos, su atención se fijaba sobre el cerrojo y las
anos de la persona, ahora consideraba que los ojos de ésta
Unos meses después de sus intentos por utilizar el bién son un componente relevante de todo el proceso. Dado
de los demás como instrumentos de apoyo, Muni empezó los ojos, al contrario que las manos, nunca forman parte de
dificar su estrategia. En la situación de la puerta, ahora se acciones de la persona, la inferencia es que el gorila debe
ximaba al humano y tiraba ligeramente de él (normalr
resentarse ahora a la persona como algo más que un simple
tomándole de una mano o de la muñeca en ingar de has nte animado. Una posible interpretación es que esta búsque-
cualquier sitio, como anteriormente), como si esperar; da de contacto ocular por parte de los gorilas es una búsqueda
adulto se moviera por sí mismo, y entonces, cuando leg ntacto atencional, que en la interacción social es el víncu-
la puerta, a veces pedía que la tomara en brazos y des ausal clave que conecta a un sujeto con otro (mientras que,
el cerrojo en esta posición o, esperaba a que el humano fu la manipulación de objetos, el vínculo causal crucial es el
que lo abriera. En este último caso, no hacía contactó tacto físico). Parecía que la gorila entendía ahora que captar
con el adulto: Muni simplemente esperaba a que éste:a antener la atención del sujeto era un parte crucial de la in-
(como mucho, miraba a la mano del humano —la part
cción.
espera que actúe sobre el objetivo— no a sus ajos). El Hech Desde este momento en adelante, Muni fue capaz de inte-
que Muni esperara a que actuara el adulto sugiere que 'arrobjetivos externos y conductas cara a cara como el con-
L los humanos en relación a objetivos externos de una nú lo ocular, De hecho, el “contacto atencional” se hizo tan
SÍ ma, quizás como aigún tipo de “agente al que se puede ortante que Muni (y otros gorilas que estudiamos) desa-
: una meta”, capaz de actuar por sí mismo en relación al laron todo un conjunto de gestos especializados en captar
En cierto modo, estaba refiriendo” o remitiendo a la pers tención del sujeto antes de iniciar una petición. Por ejem-
objetivo, pero todavía estaba dirigiendo la acción. del h 0, tiraban de la ropa de la persona hasta que ésta les miraba
al objeto, no su atención. En este sentido, éste es un caso: ólo tras haber hecho contacto ocular con ella, procedían a
bil de referencia, que apenas puede considerarse comune
:
O) Ediciones Morata, S. L.
E Ediciones Morata, S. L.
, gestos y llamadas 257
256 El desarrollo de la mente en los simios, los mui

llevarla de la mano hacia el objetivo deseado u ofrecerle y ndizaje aseciativo


- 1
jeto que querían que manipulase. Otras veces, orientab;
cara de la persona hacia ellos, e tiraban de su mano uestro estudio longitudinal de la gorila Muni parece ser
vocalizaciones del repertorio gorila (la liamada vocaliz ten caso para contrastar esta hipótesis. Como hemos visto,
de “gruñidos de cerdo”; FossEY, 1983) hasta que la perso 6 por tres fases en el desarrollo de sus acciones referencia-
miraba. . rimero, produjo simplemente manipulaciones instrumen-
5 de la gente como si fueran objetos; después, realizó accio-
-esquemáticas parecidas a gestos pero sin contacto ocular; y
Gestos referenciales en los simios mente produjo gestos con contacto ocular. ¿Estaban acom-
dos estos cambios, especialmente la incorporación del
Nuestra descripción de las habilidades comunicat acto ocular, por un incremento en la probabilidad de ob-
Muni parece ser representativa de las de muchos simiosC ión de la recompensa pedida a través del humano? Sor-
interactúan con humanos, con un grado variable de experi ndentemente, la respuesta es un no rotundo: la proporción
de interacción con seres humanos. Recientemente, LEAy eticiones que se le concedían no cambió con la estrategia
HopkIns (1998) han realizado una serie de estudios sob Muni utilizaba; se le daba lo que quería (comida, un jugue-
capacidades de los chimpancés en cautividad para desarr abrir una puerta, cambiarla de sitio) en menos del 50 por
“comunicación intencional utilizando criterios similares o de las ocasiones independientemete de si sus peticiones
que hemos descrito. Encontraron que los chimpancés en; 0 No acompañadas de contacto ocular (Gómez, 1992). La
dos combinan rutinariamente sus gestos de extender el: yoría de los fracasos de la petición eran porque lo que de-
con miradas a los ojos de los humanos (y, cosa interesante da Muni no era aceptable o la persona estaba ocupada con
bién con vocalizaciones) cuando intentan hacer que una cosa, o no le apetecía en ese momento estar a expensas de
na les dé algo de comida. deseos de la gorila.
¿Pero es el uso de la estrategia de hacer contacto Un modelo de condicionamiento siraple no es capaz de ex-
realmente algo tan importante como para sugerir que in ar el paso de los ademanes sin atención conjunta a gestos
cambio en la manera en que los simios representan sus i dos a ella, porque la adición del contacto ocular no iba a
ciones con otra gente? Quizás haya una explicación más pañada de un incremento en la probabilidad de obtener
lla. Por ejemplo, POVINELLI y Eppr (1996b) han propuesto ecompensa. ¿Por qué incorporó la gorila entonces la aten-
los simios puede que simplemente les guste hacer contact conjunta a sus procedimiento de petición? La nueva estra-
lar con la gente: Dado que a los humanos les gusta d Así tuvo una consecuencia en la reacción de los humanos.
simios les miren a los ojos, quizás los gorilas y los chimpañ ando se rechazaban las peticiones hechas con atención con-
por pura casualidad, han descubierto que tienen más prob a, se hacía de distinta manera. En lugar de simplemente no
dades de recibir lo que quieren si miran a los ojos de la pe onder a la petición, la persona decía “no” y daba explica-
Esto ocurriría mediante un aprendizaje asociativo. simpl és (“no puedes salir ahora de la jaula”; “no puedes comer
necesidad de comprender la función de la atención en la.€ | etcétera). Aunque la gorila probablemente no entendía ni
nicación referencial. ha palabra de lo que le estaban diciendo en esas explicaciones,
$ se acompañaban normalmente con más atención conjun-

(O) Ediciones Morata, S. L. (O) Ediciones Morata, S. L.


258 El desarrollo de la mente en los simios, los gestos y llamadas 259

ta y expresiones emocionales. Por una parte, la gorila jeto en un recinto exterior delante de Panzee; después; se
que el hecho de no lograr su petición no era por faltade ía a éste que dirigiera a otra persona (totálmente igno-
to atencional con el humano, sino por un rechazo (sea.c de la naturaleza y el paradero del objeto) hacia el objeti-
que los gorilas se representasen esa diferencia). j chimpancé primero señalaba con su brazo extendido en
Los datos no son consistentes, por tanto, con una Exp ección del recinto exterior, y si la persona respondía a sus
de simple condicionamiento simo más bien encajanco aciones iniciales, especificaba la situación del objeto seña-
sición términos de atención conjunta e intercambios de: con su dedo extendido a través de una malla metálica, a
ción socioemocional, de patrones de interacción en los' acompañando este gesto con algunas vocalizaciones. Los
acciones del otro no se similar en términos de “reco nos buscaban apoyándose en esta información, y también
frente a no recompensa”, sino en categorías sociocogniti “dirección de la mirada de Panzee, (Yendo más allá de
complejas, como “atención”, “agresividad”, “amigable” gestos referenciales básicos, Panzee también se aventuró
do hacia el objeto”, “actuando sobre el objeto”, etcétera: que hemos denominado comunicación “semántica”, utili-
tión de cuánto comprenden los monos y los simios del do símbolos del lenguaje artificial que se le habían enseña-
sociocognitivo se tratará en el capítulo siguiente. ara decirle al humano ignorante cuál era el objeto; véase el
tulo X).
Quizás este estilo de comunicación referencial sea simple-
Las formas antropoides de referencia te distinto en aspectos superficiales respecto al que mostra-
nuestros gorilas, pero también es posible que exista una
Los gestos referenciales de los simios y los niños tie ncia más profunda en la manera en que estos simios do-
to semejanzas como diferencias. ¿Son estas diferenci; ticados y “lingtlísticos”, y sus primos menos domesticados,
cambios superficiales o indican alguna disparidad pro resentan la comunicación referencial. Una hipótesis es que
los procesos cognitivos subyacentes? Tomemos, por ejér y los demás gorilas organizaban su comunicación refe-
caso de gestos de contacto como llevar la mano a un objeú jal alrededor de la noción central de la acción que están in-
posibilidad es que los ademanes de contacto sean simpl ando que realice el humano (por ejemplo, hacerle ir a la
una solución relativamente ineficiente al problema de d: rta y descorrer el cerrojo). Aun así, durante la ejecución de
atención de otras personas hacia un objeto en ausencia estos de contacto, la gorila miraba a los ojos del hiimano,
gesto mejor adaptado como el acto de señalar de los hu 0 si la acción no fuera lo único en lo que deseaba influir.
Pero ¿por qué no usa el simio el gesto de extender el bra: i dirigía la acción —no la atención— de la persona hacia el
muchos simios cautivos utilizan para pedir objetos y “ tivo, pero al mismo tiempo comprobaba su atención: ¿Por
otros contextos, parecen ser tan naturales para ellos? Dé haría eso? Una posible explicación sería que la gorila estu-
algunos simios entrenados lingtísticamente, que hañ fiera mirando a los ojos de la persona, no para comprobar que
sometidos a extensos períodos de crianza con humano ención se centra en el objetivo correcto, sino para verificar
zan tales gestos para dirigir a la gente a lugares específie a persona estaba prestando atención a ella y a su petición.
ejemplo, C. R. MENZEL (1999) encontró que un simio “li e pueden diferenciar dos componentes distintos de aten-
co” —el chimpancé Panzee— era capaz de participar corn 6 conjunta en la comunicación referencial. Uno es la capaci-
nos en un juego de “esconder y mostrar”. Una persona esú dde seguir o dirigir la atención de otro hacia un objetivo; el

(O) Ediciones Morata, S. L. (O) Ediciones Morata, S. L.


260 El desarrollo de la mente en los simios, los 5; gestos y llamadas 261

segundo es la habilidad de llamar la atención de alguien os referenciales entre chimpancés


uno mismo y establecer lo que hemos denominado “co
atencional” (GómEZ, 2005). Se puede determinar la direce e han descrito muy pocos gestos potencialmente referen-
la atención de una persona sin entrar en comunicación:6d sen estudios de conductas comunicativas espontáneas
basta con seguir sin que ésta se dé cuenta la dirección simios en estado natural y en cautividad. El único ejemplo
mirada hacia el objeto que está observando. El contact imático son los ademanes de “mendigar” comida, en el con-
cional, sin embargo, es intrínsicamente comunicativo: si de reparto de alimento entre los chimpancés en estado sal-
tu atención, será para decirte algo (SPERBER y WILSON, 198 y en cautividad (Gooparr, 1986). Proor (1978, 1979)
MEZ, 1994). El contacto atencional es lo que confirma q Hitró que los chimpancés desde los 9 meses (más o menos la
zamos una conducta dada con la intención de ser un pé a edad que los bebés humanos) mostraban alguna alter-
municativo. . ía en la dirección de la mirada cuando pedían comida a sus
Quizás los simios que utilizan gestos de contacto es dres con la actitud de extender la mano. TOMASELLO y cola-
- lizando un tipo rudimentario de comunicación referencia dores (1985, 1989, 1997) analizaron los ademanes utili-
cual combinan contacto atencional con dirección de lá: por chimpancés en cautividad entre sí y encontraron al-
del otro, en lugar de la versión más común de los huma. añcia en la dirección de la mirada y cierta tendencia a
la que este contacto se combina con la dirección de la atí cir gestos visibles (como el de extender la mano) cuando
del otro (GÓMEZ, 2005). Esto haría que la comunicació: eceptor estaba orientado visualmente, mientras que los ges-
rencial de los simios fuese todavía más interesante, porqu contacto físico (como el tirar de alguna parte del cuerpo)
cería, no ya un precursor, sino un genmiino “co-cursof taban relacionados con la orientación visual del receptor.
variante evoltiva) del tipo de referencia característica. 0, aparte de pedir comida, la mayoría de los gestos que se
niños. ntre los chimpancés no son referenciales; es decir, no
tilizan para dirigir al receptor hacía un objetivo externo.
En resumen, cuando los simios interactúan con los: Existe, sin embargo, una serie de estudios singulares en los
nos, desarrollan gestos de comunicación referencial cól $e han descrito comportamientos referenciales espontáneos
en el sentido que hemos analizado anteriormente, o sea; complejos de chimpancé a chimpancé. Se trata de los estu-
mediante los cuales dirigen a otras personas hacia objeti de Emil MENZEL (1973b) con un grupo de chimpancés jóve-
el ambiente, normalmente con el propósito de hacerles 1 omo el lector recordará por el Capítulo VI, los chimpan-
una conducta en relación al objetivo. La manipulación de MENZEL estaban alojados en un gran recinto exterior con
atención de los humanos no parece ser accidental (un les, hierba, plantas y gran variedad de objetos y estructu-
producto del intento de dirigir la acción del otro haciae También había un recinto interior más pequeño donde los
to): los simios buscan específicamente y controlan la at fápancés normalmente pasaban la noche o se les llevaba allí
de los otros, no sólo sus acciones. Pero, dado que los es! ido lo requería el programa experimental. En la presente
que hemos revisado hasta ahora versan sobre simios in € de estudios, MENZEL llevaba un solo chimpancé al área
tuando con humanos, la cuestión que lógicamente se plant rior mientras el resto se quedaba en el recinto interior, sin
los simios sólo utilizan gestos referenciales cuando inter: tr observar lo que ocurría fuera. A este chimpancé aislado
con humanos. enseñaba cómo se escondía comida en un lugar específico

(O Ediciones Morata, S. L. (E Ediciones Morata, S. L.


262 El desarrollo de la mente en los simios, 16 pestos y llamadas 263

del recinto cercado y, a continuación, se le devolvía:a ormada guiando a los demás hacia la comida, frecuente-
interior con el resto de los chimpancés. Tras cierto ti erminaba por quedarse sin ninguna parte del alimen
to
dejaba salir al exterior a todo el grupo de chimpancés. elos otros, en especial un macho dominante llamad
o Rock,
MENZzEL sabía por estudios previos (ver Capítulo VI di hacia el alimento y lo consumían por completo. En este
chimpancé informado no tendría ningún problema pá a habilidad para indicar la localización de
la comida era
dar la localización de la comida. MENZEL también sabí
sus jóvenes chimpancés les asustaba desplazarse soló mpezó a abstenerse de caminar hacia el alimento. - Pero
recinto exterior y sólo irían al escondite de la comida
del grupo (0 al menos algunos de sus compañeros) le a 0 correcto basándose aparentemente en
la dirección de su
ñaban. El problema era, por tanto, si el chimpancé inf a. Belle terminó por aprender a suprimir la mirad
a dela-
sería o no capaz de dirigir, de alguna manera, a los: de a; y hasta a caminar en una dirección errónea, en
lo que
sitio apropiado. : ser in caso de conducta referencial engañosa.
Se dio la oportunidad a todos los chimpancés p E algunos ensayos especiales, MENZEL mostr
aba al chim-
realizaran por turnos el papel de simio informado; nformado que en el escondite, en hugar de comida,
había
consiguieron que el resto les siguiera, utilizando diverse, erpiente. Cuando se dejaba que el grupo entero
accediera
dios: algunos empezaban a andar en la dirección al nto exterior, su actitud era —a veces, desde el princ
ipio—
entonces paraban, se volvían a mirar a los otros, y esp diferente de la que tenían en los ensayos
con comida, Esta-
hasta que éstos les siguieran. Si los otros no lo hacían; ul erviosos y asustados; el sujeto informado se acerca
ba cau-
cedimiento común era aproximarse a ellos y tirar de:s amente al escondite; y los que le seguían, una vez
que que-
o de su cuerpo, o pasarles el brazo por los hombrosy identificada la localización, no corrían hacia ella,
sino que
les” hacia el objetivo. MENZEL describió una gran varie ban palos o piedras al sitio donde supuestame
nte se escon-
comportamientos que utilizaron los chimpancés. Ni serpiente (aunque ésta no estaba visible). Terminaban
por
de ellos implicaba el uso de una señal especializada: és simarse al Jugar y dejar al descubierto, cuidadosamente.
ca de la especie que significase algo así como “sígueme: ñ palo ala serpiente.
_
comida aquí”, aunque con el tiempo los procedimientó más llamativo es que todas estas reacciones de
los chim-
indicar la dirección en que había que ir terminaron pó és ocurrían cuando el estímulo a evitar era invisib
le: los
darizarse. Al final, los chimpancés acabaron empleard pancés tenían que haber estado usando algún
tipo de una
plemente la orientación de su cuerpo para señalar la dir hesentación de la serpiente (0 de algo peligroso),
urí poco
en la que debian'ir. MENZEL comparó explícitamente es Mó hacen los tota cuando responsen a las graba
ciones de lla-
nera “expandida” de señalar con todo el cuerpo a lav as de alarma, excepto que aquí no había ningu
na vocaliza-
más abreviada que utlizamos los humanos de indicar Di ningún gesto especial que significase “serpiente”
sim-
mano (MENZEL, 1973b). : ente un conjunto de conductas referenciales acomp
añadas
La situación se hacía más interesante cuando los proble presiones emocionales y otras pistas contex
tuales,
de predominio afectaban al acceso a la comida escondid 1 paralelismo con los estudios de los monos tota
era inclu-
hembra, Belle, ocupaba el puesto más bajo de la jerarquí: más cercano en algunos ensayos en los que MENZE
L retiraba
grupo de chimpancés. Cuando actuaba en el papel de chi tIpiente escondida antes de dejar que los chimpancés
acce-

O Ediciones Morata, S. L. O Ediciones Morata, S. L.


264 El desarrollo de la mente en los simios, los 5, gestos y llamadas 265

dieran al recinto, de tal manera que el lugar clave ahora de presentar limitaciones importantes, almenos cuando
vacío. Los chimpancés siguieron reaccionando de la se
ía con humanos que intentan trasmitirles intencionalm
manera agresiva y cautelosa hacia el lugar crítico, y iiral en-
nformación sobre dónde hay un objeto escondido con la
ansiosamente alrededor como si estuvieran buscando alg ión de su mirada (Car1 y 'TOMasErLO, 2005; ver tambié
groso. : n el
ente capítulo). Paradójicamente, puede que los
Estos experimentos de MENZEL sugieren que la con chimpan-
efieran captar información referencial involuntaria,
ción referencial no semántica no se limita a los simios int pro-
jrida por otros, que entender la información
referencial que
tuando con los humanos, Un ambiente simulado con ti: imanos les damos intencionalmente *,
minado conjunto de restricciones (la necesidad de desp mbién es posible que las habilidades referenciales
juntos unida a una distribución asimétrica de la infortia natu-
de los chimpancés, y otros simios, sean más sofisti
dio lugar a la invención de una forma simple de comuni; cadas
que sospechamos. La mayoría de los estudios sobre comu-
referencial entre chimpancés jóvenes. La comunicaci ción referencial en simios se han llevado a cabo en
rencial inventada por los simios cautivos es rudimentaria la moda-
gestual; muy pocos han intentado aproximarse al
muchos aspectos está lejos de ser óptima (como el método tema de
ferencialidad vocal de una manera distinta de la
los gorilas de agarrar la mano y dirigirla); esto sugiere qu “referen-
dad semántica” de los experimentos con monos tota, Una
basa en un conjunto de adaptaciones que vienen dadas,'si esante posibilidad inexplorada es que las vocalizacion
algún proceso de exaptación o readaptación de habilidade es de
mpancés funcionen-referencialmente pero no semánt
se seleccionaron inicialmente para propósitos distintos: (1 ica-
€, O sea, que se produzcan como una especie de gesto oral
Capítulo XT para más información sobre la exaptación):: señalar, una manera de comunicar la presencia
En sus interacciones normales cotidianas, raramente de objetivos
vantes pero sín anunciar específicamente la identi
a los chimpancés salvajes y a otros simios realizando: dad de
5 (más allá de alguna valoración básica como positiv
referenciales productivos como los descritos por MENZE: o/nega-
+0 UN poco más específicamente, “comida” frente a “peligro”.
encontrados en simios interactuando con humanos en conte: dentidad precisa de los objetivos tiene que descubrirse
tos de cautividad. Pero aun así, los chimpancés y otros's per-
almente o inferirse a través del conocimiento contextual
pueden utilizar referencialidad “receptiva” o “pasiva” com de
rotagonistas.
te de su vida cotidiana, El comportamiento de otros chim
cés (y prácticamente el de cualquier animal) está siempi Resumiendo, la comunicación referencial de los
pleto de pistas referenciales no intencionales. Por ejempl simios
de ser diferente de la descrita en monos como funcion
chimpancé que mira una porción de comida orienta su cúel al-
Ente semántica; la referencialidad de los simios puede basarse
hacia el objetivo. Aunque esta conducta no se produzca cd rocesos cognitivos distintos, que pueden estar más
intención de informar a un observador, un humano que € próxi-
a la comunicación referencial no lingiiística de los
es capaz de inferir que el chimpancé está interesado en la:C huma-
da. Los chimpancés son capaces de hacer inferencias simil
Sabemos que pueden seguir el Foco de atención de otros chi * El significado de “referencia” se amplía en este
ejemplo para incluir no
breferencias no simbólicas, sino también no intencio
pancés gracias a pistas como la dirección de la mirada (Tag nales. Es importante
olvidar que cada tipo de referencia puede requerir
SELLO y cols., 1999), Sin embargo, su referencialidad percef mecanismos cognitivos
rentes o adicionales.

(O) Ediciones Morata, S. L.


O Ediciones Morata, S. L,
ras, gestos y llamadas 267
266 El desarroilo de Ja mente en los simios, Los tn

nos, Por otra parte, los gestos referenciales de los simios y: tivamente están tan distantes de los primates como los pollos
tener la peculiaridad de estar organizados con el objeti las ardillas, y que hasta ahora no se hayan encontrado en los
mo de dirigir la acción, en lugar de la atención, de otros k; mios, sugiere que los mecanismos cognitivos subyacentes a
objetivo. Sin embargo, esta dirección de la acción viene tas vocalizaciones pueden ser distintos de los que han evolu-
pañada de contacto atencional; es decir, los simios nado en los humanos. Pero todavía conocemos muy poco de
entender que, para dirigir la acción de otros hacia un 6 los mecanismos en monos y simios.
primero tienen que captar su atención. Quizás pueden Aunque los simios carecen aparentemente de vocalizacio-
saber que el dirigir la acción viene acompañado inevitab s semánticas, son capaces de realizar otro tipo de comunica-
te de dirigir la atención, pero su propia atención paré n referencial, más flexible y que no está basada en señales
trarse primariamente en guiar las acciones de otros: hai po palabras”, sino en la percepción de las intenciones de los
objetivo, y sólo de manera secundaria o subordinada: e emás y la manipulación de su atención y sus acciones. Cuando
su atención, Esto explicaría por qué no muestran co compara con la comunicación referencial no lingúística de
mientos “protodeclarativos”, cuyo objetivo primario es di humanos (especialmente la de los niños muy pequeños), nos
atención de los otros hacia objetos. : enfrentamos a un complejo paisaje de similitudes y diferencias.
Lo que les interesa a los científicos cognítivos evoltic 5 humanos poseemos ciertas adaptaciones específicas para
tas es el hecho de que los simios puedan poseer la capaí e tipo de comunicación referencial, la más notable de las
inventar formas de comunicación referencial que no está vales es el gesto de señalar y los mecanismos motivacionales
sadas en un repertorio de señales semánticas pre-eXi cesarios para realizar gestos “protodeclarativos”: mientras
(señales con un significado particular), sino en una ha: e los simios, cuando se encuentran en una situación que de-
más general para dirigir y seguir la atención (o la acción) anda comunicación referencial, tienen que inventar gestos
otros hacia los objetivos. o ferenciales (por ejemplo, tomar y dirigir la mano) y se man-
i nen fundamentalmente interesados en las funciones de pedir
dirigir, Esta invención de formas rudimentarias de referencia
uede basarse en varias habilidades, entre ellas la de considerar
CONCLUSIÓN
los otros como sujetos que actúan con intención y atención.
Los estudios que hemos revisado nos llevan a concltí
la comunicación primate es cognitivamente más sofisticad
lo que se había pensado durante muchos años. Muchas
zaciones de primates son referenciales, en el sentido de
monos activan con ellas representaciones de algunas s
nes relevantes de su ambiente, en lugar de activar simple
respuestas estereotipadas e reacciones emocionales. “Al
naturalmente existe la tentación de llamar “palabras”, O
sores evolutivos de las palabras a estas vocalizaciones,
investigadores prefieren actuar con cautela. El hecho de ú
encuentren llamadas semánticas similares en animales q
AL
e Ediciones Morata, S. L.
a €) Ediciones Morata, S. L.

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