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blecen entre ellos (juego, cortejo, emparejamiento, am consistió en intentar enseñar destrezas lingilísticas a
agresión, apaciguamiento, peligro de predadores, búsq simios
cautividad sometidos a estrictos regímenes educativos. Ya
descubrimiento de comida, etcétera). También es caracte:
de ellos el poseer una colección de expresiones faciales;
utilizan frecuentemente de manera conjunta con sus vó
ciones. Y, además, tienen repertorios de posturas y gesto
nálisis de la commicación espontáriea de los monos y los
se combinan frecuentemente con vocalizaciones y exp! os en condiciones naturales o en cautividad, intentando
faciales. Asímismo en algunas especies han utilizado c rdar la cuestión de cuán parecidas
aspectos distintivos para desempeñar funciones comunic: o diferentes son del len-
e y otras formas complejas de comunicación humana,
La compleja vida social de los primates se apoya en siste
comunicación complejos y multisensoriales (SNOWDON
1982; SEYFARTH, 1987; HAUSER, 1996, 2000).
PALABRAS Y EL MUNDO DE LOS MONOS TOTA
Una creencia extendida en el pasado era que la comuni
vocal y gestual de los primates no requería habilidades cos Como hemos mencionado anteriormente, durante mucho
complejas. La comunidad científica pensaba que eran
po se creyó que las vocalizaciones, expresiones faciales
estereotipadas, patrones de comportamiento esencialment y
tos de los primates, como las de los demás animales,
tintivos que operaban automáticamente para expresar eran
¡nas instintivas de comunicación bajo el control directo de
nes (SEYFARTA, 1937), Esta idea parecía confirmarse con e:
mociones. Por ejemplo, en respuesta a la presencia de
con monos que mostraban que sus llamadas estaban bajo un
ador, el primate experimenta una reacción emocion
trol de partes “primitivas” del cerebro y, por ello, nó: al auto-
fica (miedo), y esto produce una expresión emociona! (una
someterse a control voluntario o intencional (Myers, 197:
lizacióny un gesto de miedo) y probablemente algún tipo
Esto hacía que resultara aún más sorprendente gi cción para evitar el peligro. Se suponía que esta cadena de
especie de primates —los humanos—, además de tener clones estaba bajo el control de estructuras subcorticales
zaciones, expresiones faciales y posturas semejantes a las erebro y, por ello, ocurrían de modo completamente invo-
demás primates, hubieran dado con lo que parece ser un rio. Otros primates presentes en al zona oirían la llamada
de comunicación radicalmente nuevo y arrolladoramenl miedo (si estaban lo suficientemente cerca del que la emitía;
caz: el habla. El habla es la propiedad más característica d bién verían sus expresiones faciales y posturas), y esto pro-
humanos y la capacidad cognitiva por excelencia. ¿Cómo aría automáticamente en ellos la correspondiente emoción
haber evolucionado una capacidad tan sofisticada a p miedo o alarma que les permitiría reaccionar de una manera
formas de comunicación cognitivamente tan simple: opiada y adaptativa (SEYFARTE, 1987; CHENEY y SEYFARTH,
lenguaje de verdad únicamente humano, como sugierí 0), Otras llamadas y expresiones podrían haberse seleccio-
apariencias, o se puede encontrar en la comunicación del
6 para otros propósitos: para mostrar talantes lúdicos
mates trazos de lo que en los humanos se ha convert o afi-
ivos, ansiedad (por ejemplo, en primates jóvenes cuando
comunicación lingiística? se
aran de sus madres), o simplemente como una manera
Varias científicos han intentado distintas estrategia: de
ener el contacto mutuo cuando comen en un bosque den-
contestar esta pregunta. Una de las aproximaciones más: a suposición subyacente era que no se necesitaba la parti-
e) Ediciones Morata, S. L.
O Ediciones Morata, S.L.
234 El desarrollo de la mente en los simios, los tn 5 gestos y llamadas 235
cipación de mecanismos cognitivos complejos en ningú istintas especies de serpiente, por no mencionar a los huma-
estos eventos comunicativos. Las llamadas y las exhibici; e incluso, ocasionalmente, los Ppapiones. Por lo tanto, las
despliegues (displays) de los animales serían una invenci lizaciones de alerta son especialmente importantes para
antigua de evolución basados enteramente en redes cere Tiene todo el sentido evolutivo del mundo que estos mo-
primitivas que no necesitarían representaciones cognitiva: ayan desarrollado chillidos que utilizan cuando descubren
plejas. Al contrario que las palabras humanas, estas llarn. predador, de modo que todos los miembros del grupo, for-
respuestas provocan y son provocadas por estados emoci do fundamentalmente por familiares, tengan más probabili-
no por representaciones del mundo. Las palabras hum des de escapar.
también pueden conectarse a emociones (por ejemplo, : a idea tradicional era que, cuando los monos veían un
pre-
de la entonación del habla), pero transmiten primariamé or, se asustaban y chillaban de miedo; otros miembros del
formación referencial, es decir, información sobre cosas Ye 0 oían el grito y, a su vez, se asustaban, interrumpían sus
tos del mundo, de tal manera que la gente puede llegar a vidades, miraban alrededor, descubrían al predador y esca-
cer cosas y situaciones que no han experimentado en pe an, quizás siguiendo el ejemplo del mono que dio la señal de
No puede haber nada más cognitivo que esto. : ma. Lo que comunica esta señal es la emoción de miedo.
CHENEY y SEYFARTH (1990), sin embargo, estaban impresio-
Todas estas suposiciones tradicionales sobre la nati s por el hecho de que no sólo los tota utilizan consistente-
de la comunicación natural de los primates se derruml ate una vocalización de alarma específica para cada tipo de
como consecuencia de uma serie de experimentos que los ps dador (una para serpientes, otra para leopardos, otra para
logos CHENEY y SEYFARTH (1990) llevaron a cabo con una as y quizás otra para humanos), sino que también actua-
cie de monos africanos —los monos tota o monos verde € manera completamente diferente dependiendo de la
los años ochenta. Los monos tota; un pariente lejano: de dad del predador. Si el predador es un águila, la mejor
humanos de los que nos separamos evolutivamente hará era de escapar es correr y meterse debajo de un arbusto.
veinte millones de años, poseen un repertorio de vocalizac mbargo, si el predador es im leopardo, lo anterior es una
que se utilizan en distintas situaciones y que, siguendo el p: efasta, ya que justo es ahí en donde se esconden los leo-
establecido, se pensó que eran simplemente señales emoci os para acechar a sus presas; además, los tota pueden
les sin ningún contenido referencial. : htrarse con ha serpiente pitón que esté escondida allí. La
En el contexto de este espíritu, los primeros investiga era más segura de escapar de un leopardo es trepar por un
que estudiaron a los tota no concedieron mayor importa D6L, pero éste, a su vez, es un sitio muy peligroso si el preda-
hecho de que estos monos, cuando se asustan por la apári y Es UN águila, que puede fácilmente capturar a un mono en
de un predador, utilizan distintas vocalizaciones deperidie rama. Por último, cuando el predador es una serpiente, los
del tipo de predador de que se trate, El mundo de los tot siempre se alzan sobre sus patas traseras y vigilan los movi-
especialmente peligroso: HAUSER (2001) estima que el 7 entos del ofidio, o incluso lo acosan. La única manera de
ciento de los monos tota jóvenes mueren antes de llega: licar la correspondencia exacta entre el tipo de predadores y
madurez; la mayoría de ellos son víctimas de predadore: Clase de comportamiento de los monos es asumir que, cuan-
desgracia para ellos, los tota son objetivo favorito de uná yen la llamada de alarma, ellos, aparte de asustarse, miran
variedad de predadores: varías especies de águilas, leopardo que realizó la alarma y, o bien copian su comportamiento de
huida, o bien localizan rápidamente al predador y rea A. Sistema de llamada de alarma de los monos teta
dependiendo de lo que vean. :
La cuestión que intrigaba a CHENEY y SEYFARTH era. ¡Tipo de - Tipo de Tipo de ÓN
predador llamada huida
los tota emitían alarmas acústicamente distintas si ésta
plemente significadan miedo a los predadores. ¿Podrí.
las llamadas en realidad estuvieran transmitiendo algun: A Permanecer
Serpienteti N. 7 N.
[LT]
VA y observar
mación referencial acerca de la identidad del predador
a e
vocaba su miedo? A CHENEY y SEYFARTH se les ocurrió E
respuestas indican que las Hamadas activan algún tipo d e las llamadas, más que a su estructura física, y que, aparte
sentación del predador correcto, y los monos actúan en he os referentes genéricos asociados con cada mensaje, sus
esa representación, buscando activamente el referente d ptes parecen representar una visión más amplia en la que el
mada: el predador que ha provocado la alarma de su co tor de las llamadas desempeña un papel importante. Esto
Los monos tota parecían, por tanto, estar realizando un: ja perfectamente con lo que conocemos de las relaciones
rudimentaria de comunicación referencial con “palabr áles de los monos, en las cuales las identidades individuales
mitivas. : E gi erticiales en Jas interacciones (SMuTs y cols., 1987).
Estudios posteriores con los monos tota mostrar
también parecía haber cierta referencia en otros tipos d:
das. Por ejemplo, los monos utilizaban distintas alarma: o aprenden
p los tota sus “palabras”
P
do detectaban cetro grupo de monos tota y, o bien aván:
hacia el otro grupo, o bien se alejaban de él. La hipótesis d ¿Cuál es el origen del singular sistema de comunicación de
las llamadas activan representaciones de objetivos extern onos tota? SEYFARTH y CHENEY (1980) descubrieron que las
la mente de los monos se ha visto respaldada por otra's calizaciones de alarma de los tota siguen un interesante pro-
trabajos experimentales. En estos estudios, se exponía o'de desarrollo. No hay duda de que la conformación de las
monos repetidamente a un tipo de llamada (por ejemplo; adas es innata: cualquier tota, incluso los criados en un zoo
las utilizadas cuando detectan a otro grupo de monos), k ontacto con congéneres adultos, es capaz de emitir cada
que se “habituaban” y dejaban de emitir la reacción típbi de las alarmas. Sin embargo, cuando las producen, los jóve-
mirar al horizonte o en dirección al altavoz escondido. Ei ota no parecen saber su significado. O, al menos, no la tota-
momento, se reproducía una llamada nueva; esta señ id, porque ciertamente tienen una tendencia espontánea a
acústicamente muy diferente de la habitual, pero los m lizar la alarma del águila ante cualquier pájaro u objeto que
utilizan exactamente en el mismo contexto —al descubi mueva en el aire, pero lo hacen de manera indiscriminada.
grupo extraño— y, por lo tanto, tiene el mismo referente b: emiten esta señal ante cualquier ave que acierte a pasar, a
que la llamada previa. Los monos no mostraron ninguna es incluso por una inocente hoja que caiga de una rama. Las
ción a la nueva alarma. En cambio, si se emitía una nue as de tota aprenden a restrmgir sus llamadas a las aves apro-
mada, asociada a un significado completamente difererik das sólo de manera progresiva, probablemente como conse-
ejemplo, alejarse del grupo), los monos miraban en la diré cia de la reacción de los demás miembros del grupo. Como
apropiada, incluso cuando acústicamente esta señal era ncionamos anteriormente, los tota reconocen las “voces” de
a la primera. Un descubrimiento adicional de gran inte congéneres, de tal manera que saben quién está producien-
que los monos también discriminaban la identidad de la llamada que escuchan. Por tanto, pueden distinguir si la
había avisado; así, si se volvía a poner la misma llamada ite un adulto o una cría. Cuando la realizan las crías, suelen
habitual, pero en una grabación correspondiente a uN inprobar si realmente hay un predador antes de iniciar cual-
distinto, los monos habituados recuperaban su interés, col er acción de huida o antes de hacerse eco de la llamada
el cambio de identidad del “que alerta” hiciera que valit repetir la señal de alarma es parte de la reacción normal de un
pena prestar de nuevo atención al mensaje. Estos estudios nono tota tras ofr una de ellas). Por eso, si los adultos descu-
cen confirmar que los monos tota prestan atención al sigr ren un pájaro inofensivo en el cielo, se abstienen de iniciar la
huida o repetir la señal. Pero si comprueban que es un á; os, y cada grupo ha desarrollado sus propias vocalizacio-
peligrosa, repiten la llamada de la cría y escapan. Así, losj istintivas para hacer referencia a ellos. Lás llamadas de los
nes obtienen información diferencial dependiendo de lo:a na para las águilas y los leopardos son acústicamente muy
piadas que sean sus llamadas, y terminarán por aprender a ¡ferentes de las de los campbell para los mismo predadores.
tringirlas a los referentes apropiados, a así, en lo que uno se siente tentado de identificar como un
Este fenómeno de “sobregeneralización” inicial en el us ó de "bilingitismo” en primates no humanos, es que cada.
la llamada es similar al observado en los nifios cuando ap ecie de mono parece entender muy bien el significado de las
den sus primeras palabras. Durante algún tiempo, utilizan, adas de la otra especie, como indica el hecho de que reac-
ejemplo, la palabra “perro” para hacer referencia a cualo ¡an a las grabaciones de sus propias llamadas igual de bien
animal con pelo, y sólo aprenden a restringir el campo refí las de la otra especie.
cial de la palabra de manera progresiva (KARMILOFF y Kag ZUBERBUHLER aprovechó esta circunstancia para investigar
LOFF-SMITH, 2001). Una diferencia importante entre los tot semanticidad” de las llamadas de los monos diana, (es decir,
los níños es que ese significado inicialmente ampliado. de ta qué punto las señales emitidas evocan la representación
“palabra” parece venir dado innatamente en las crías de los: in referente en la mente de los monos, y hasta qué punto la
mientras que en los humanos se desarrolla tras una fase ini ección de los monos está controlada por esa representación.)
de uso sobrerrestringido (típicamente, los bebés empieza ERBÚHLER observó que si se ponía, una sola vez, a los diana
utilizar la palabra “perro” para hacer referencia a un perTo:Te: rabación del chillido típico que emiten las águilas reaccio-
en particular o un peluche concreto y, más adelante, danel 4 an emitiendo la llamada de alarma de águila, como si la
to semántico de sobreextenderla). Esto subraya la posibilid: feran visto con sus propios ojos. Durante los siguiente cmco
de que el sistema cognitivo con que los tota y los human utos continúan produciendo llamadas de alarma ocasiona-
aprenden las llamadas y las palabras respectivamente sea, pero no con tanta frecuencia, y después de cinco minutos
tancialmente diferente. an de hacerlo por completo. Si entonces se vuelve a poner el
mismo chillido de águila, no prestan ninguna atención y no
áliten ninguna llamada.
Los monos diana Aprovechando este interesante patrón de reacciones, ZU-
REUHLER realizó el siguiente experimento. Puso la grabación
En años recientes se han descrito vocalizaciones refer ña alarma de águila producida por un mono diana y, cin-
ciales similares a las encontradas en los monos tota en-d Ininutos más tarde, la grabación del chillido de un águila, y
especies de monos no antropoides. Por ejemplo, Klaus ZuBt ontró que los monos reaccionaban exactamente de la mis-
BUHLER (20002, b y c) ha identificado llamadas referenc manera con los dos sonidos de águila: produjeron muchas
para predadores aéreos (ágnilas) y terrestres (leopardos) madas de alarma de águila nada más oir la primera, pero
monos diana y campbeil. Estas dos especies de monos viv da vez menos durante los siguiente cinco minutos, y, cuan
en las mismas zonas del bosque Tai en Costa de Marfil: oyeron el chillido del águila (acústicamente muy distinto de
hecho, pasan mucho tiempo juntos y se alimentan en grun llamada de los diana), lo ignoraron. Lo mismo ocurrió cuan-
mixtos de dianas y campbells. Otra cosa que comparten sor se les puso primero la alarma de águila de los monos camp-
predadores: los dos son víctimas preferentes de águilas y le E y luego el chillido del águila. Pero cuando se emitió la
alarma de leopardo primero (tanto la de los diana cóm óres de los monos
los campbell), y el chillido del águila cinco minutos ri:
los monos reaccionaron produciendo masivamente la Los monos no siempre son comunicadores tan hábiles co-
mas de águila. La conclusión de ZUBERBÚNLER es qué ugieren los ejemplos que hemos visto hasta ahora. Por
nos estaban representando y reaccionando al signifi tcado lo, los tota son incapaces de inferir la presencia de una
alarmas. jente en base al rastro inequívoco (para los humanos que
En el bosque de Tai también hay chimpancés que en experiencia) que éstas dejan por el suelo cuando se des-
zonas que pueden solaparse con parte del territorio de an. Los tota no emiten la alarma de serpiente cuando descu-
nos diana. Los chimpancés son peligrosos para los dian una huella de este tipo que va en dirección a un arbusto; y,
que ocasionalmente los cazan. Cuando los monos diañ ue es peor, no se abstienen de acercarse a él, como si real-
tan un grupo de chimpancés, guardan silencio y escáb, pte no pudieran inferir la presencia potencial de una ser-
tienen una alarma de chimpancé (y quizás esto sea | ente a partir del rastro delator. De manera similar, ignoran un
porque los chimpancés pueden cazar de manera muy efí dáver reciente en un árbol —otra señal obvia (para la mente
en grupos, persiguiendo a sus presas hasta arrinconar mana experimentada) de la presencia de un leopardo por las
un árbol; las llamadas de los monos podrían revelar su reanfas. Y no parecen controlar sus vocalizaciones referen-
zación y ruta de escape con fatales consecuencias). Sil ales cuando su audiencia ya tiene conocimiento de la presen-
Da, sin haber visualizado a los chimpancés, escuchati's del peligro potencial (CHENEY y SEYFARTH, 1991). En cambio,
calizaciones, reaccionan de manera similar: se abstie que consideran si tienen audiencia antes de emitir vocaliza-
hacer ninguna llamada y se alejan silenciosamente dél nes de alarma; si están solos no las emiten, se concentran
de chimpancés, Sin embargo, hay una vocalización: iplemente en escapar del peligro (CHENEY y SEYFARTH, 1990).
ta de los chimpancés a la que algunos monos diana (agi A pesar de estas posibles deficiencias inferenciales de la
que comparten parte de su territorio con los chimi nte de los monos, parece claro que era una equivocación st-
reaccionan de manera diferente: el grito de alarma ner que las vocalizaciones de los primates son exclusivamen-
chimpancés. En el bosque de Tai, donde ZUBERBÚHLES: señales emocionales. Cuando se analizaban adecuadamente,
sus estudios, los chimpancés emiten sus gritos de alar chas de sus llamadas parecen expresar información referen-
exclusivamente cuando detectan un leopardo: un p sobre objetos ambientales relevantes. Los monos parecen
potencial tanto para los chimpancés como para los er capaces de representar esta información referencial en su
Cuando los diana escuchan este grito, reaccionan emitien ente y actuar de acuerdo con ella incluso en ausencia de un
sus propias vocalizaciones de alarma de leopardo. Pot ferente real.
to, parece que pueden identificar el referente de la vi El uso del término “referencial” o “semántico” para descri-
ción del chimpancé y pueden reaccionar en consecueñe if estas llamadas es objeto de polémica. Para evitar esto, auto-:::
su propia llamada de alarma, pero sólo hacen esto si hán $ como CHENEY y SEYFARTE (1999) destacan que lo que defien=
do experiencia suficiente para aprender el significado de en para los tota y otros monos es uma capacidad “semáñitita:.
mada del chimpancé. cional”, en el sentido de que sus llamadas funcionan como: si"
eran referenciales. Esto no quiere decir que lo sean-emelsen: -..:
do humano; lo más probable es que se produzcan:mediante -
mecanismos cognitivos distintos, y su “significado” pu esior: ecológica a que esten expuestas las especies de verte-
muy diferente de lo que los humanos entendemos com ados. Cuando na especie tiene al menos dos tipos diferentes
cado de una palabra (ver también HAUSER, 1996; GÓME: predadores que requieren maneras incompatibles de huida
Todavía está por resolver la cuestión de cuáles son los cmo normalmente es el caso con predadores aéreos frente a
mos representativos que controlan las llamadas de los errestres), es probable que desarrollen evolutivamente llama-
s referenciales,
- La posible ausencia de llamadas semánticas en simios y su
Llamadas referenciales en especies que no son p resencia en otros vertebrados podría interpretarse, a primera
ta, como un factor que hace que el sistema de vocalización de
- Una cuestión natural que es casí inevitable plantes os monos tota y diana sea menos relevante para el problema
se pueden encontrar formas de comunicación vocal ref
los orígenes del lenguaje humano, Sin embargo, el hecho de
similares en nuestros primos más cercanos, los monó:
me una respuesta típica del cerebro de los vertebrados a ciertas
poides, Sorprendentemente, y aunque la investigación resiones ecológicas sea la evolución de llamadas fimcional-
pecto dista mucho de estar cerrada, los datos disponibk
ente semánticas puede no ser tan irrelevante para el tema de
el momento indican que los simios, incluidos los chi
0s orígenes del habla humana. En nuestros ancestros homíni-
no poseen un sistema de llamadas referenciales compa
s, separados ya de la rama de los simios actuales, podrían
de los monos tota o diana. Los chimpancés tienen 1:
ber evolucionado algunos de estos sistemas rudimentarios de
algunas de ellas de alarma y otras emitidas al encontrar
amadas referenciales como un primer paso en lo que, mucho
pero no está claro que funcionen como las “palabras” dí
s tarde, en una combinación sin precedentes con otros siste-
v
ta. Un estudio reciente (CROCKFORD y BoescH, 2003) irid:
as cognitivos, terminaría por convertirse en habla.
embargo, que algunas de las llamadas de los chimpan:
bosque de Tai tienden a producirse en contextos muy es
cos y, por ello, tienen el potencial de funcionar como:lf EFERENCIA SIN SÍMBOLOS
referenciales. Pero todavía deben hacerse los experiment
ftinentes sobre cómo reaccionan los chimpancés a llamá
Si los simios realmente carecieran de llamadas referencia-
badas reproducidas en ausencia de referentes reales. .: como las de Jos tota ¿significaría eso que son incapaces de
Las vecalizaciones “semánticas”, sin embargo, sé omunicación referencial, es decir, serían incapaces de comu-
contrado definitivamente en otras especies distintas de
icarse sobre objetivos externos de su ambiente? Existen datos
nos. Sorprendentemente, las ardillas y las gallinas dom
te sugieren que, lejos de ser éste el caso, puede que los simios
(de todos los candidatos, los que parecen menos idón
0 sólo sean capaces de este tipo de comunicación, sino que
atribuirles cognición compleja) tienen un sistema de llama
emás pueden poseer un tipo de comunicación referencial
de alarma que distingue entre predadores aéreos y termes
specialmente eficaz que, en algunos aspectos, tiene más simili-
(MACEDONIA y Evans, 1993). Esto podría interpretarse
des con la comunicación humana que con las vocalizaciones
señal de que, en lugar de estar relacionadas con la intelig
la complejidad cognitiva típica de los primates, las voci
Hasta ahora hemos utilizado los términos “semántico” y
nes “semánticas” dependen de manera crucial de los tip referencial > de manera intercambiable, pero pueden distin-
guirse. “Semántico” quiere decir el significado que las p: a comunicación referencial presimbólica aparece en el
o los símbolos contienen o poseen específicamente liga arrollo infantil antes que la comunicación lingilística. La
ellos (“serpiente” tiene un significado diferente de “leopar. yoría de los niños se pueden comunicar con gestos antes de
“águila”). Dado que las palabras tieñen significados fi
er utilizar incluso palabras sueltas, y sus primero pasos en
pueden hacer referencia a objetos (0 acciones, situaciones,
esarrollo oral a menudo ocurren con el apoyo de gestos refe- -
dades imaginarias) incluso si esas cosas no están preseñt
ciales; por ejemple, nombrando y simultáneamente señalan-
ese momento. La esencia de la referencia, sin embargo
tm objeto (BRUNER, 1975).
capacidad para dirigir la atención de alguien hacia un ó j
particular. Y la referencia en este sentido más básico sé
comunicación prelingúística en los niños
lograr sin necesidad de palabras, Por ejemplo, un gesto de
lar orientado a una serpiente refiere, a propósito, la aterici, BATES, CAMAIFONI y VOLTERRA (1975; Bares, 1979) proporcio-
otra persoría hacia la serpiente, an cuando no haya nada on una descripción detallada del desarrollo de los primeros
ademán que contenga el significado de “serpiente”. El ges tos referenciales de los bebés, Entre los 9 y los 12 meses de
señalar podía haberse referido a cualquier otro objeto: un ád, los bebés empiezan a comunicarse sobre objetivos exter-
un manzana, una for, s en el ambiente. Por ejemplo, pueden pedir un juguete prefe-
Ésta es una característica extremadamente útil del ges! do extendiendo el brazo con la mano abierta, quizás abriéndo-
señalar; puede utilizarse para hacer referencia (dirigir | a y cerrándola en dirección al ebjeto (lo que los investigadores
ción de otros) a multitud de cosas, mientras que las pal amaron gestos “protoimperativos”). O pueden señalar con el
individuales tienen un significado mucho más restringido do extendido, por ejemplo, a uma lámpara o algún suceso que
supuesto, la ventaja de las palabras, especialmente cuan ¡llame la atención (un gesto “protodeclarativo”). Estos ade-
combinan en oraciones, es que pueden hacer referencia'a añes suelen ir acompañados de una alternancia de la mirada
chas más cosas de las que podemos identificar con un ges el bebé entre el objeto y el adulto a quien él se dirige, De hecho,
señalar, y con completa independencia del aquí y el ahoí: bemos que el gesto se orienta a esa persona gracias a las mira-
este sentido, la manera semántica de hacer referencia tieti das que el bebé le dedica. BATES y colaboradores (1975) sugirie-
tajas indudables sobre la no simbélica. Pero aunque un léry 0D que este criterio —mirar al objeto y al adulto; haciendo lo
je simbólico sea el ideal para realizar elaborados actos de ue se conoce como “contacto ocular”— era fundamental para
rencia, el acto referencial básico de dirigir la atención dé dentificar el carácter intencional de la comunicación temprana.
persona hacia un objetivo en el ambiente puede lograr: “arece que el nifio comprueba el éxito de su gesto dirigiendo la
necesidad de palabras o cualquier otra forma simbólica 1 nción del adulto al objetivo correcto, y, al mismo tiempo, uti-
a su propia dirección de la mirada como un gesto adicional
ara clarificar el centro de su referencia conjunta ?,
! La mayoría de les lingtifístas y filósofos utilizan el término “referente:
uña maneras más compleja de lo que estoy haciendo aquí (dando por supilesh
existencia de simbolismo y lenguaje). Sin embargo, me parece que para ani ? Los bebés humanos normalmente acompañan sus primeros gestos con voca-
los orígenes de la comunicación referencial, es más útil volver al sentido fi /aciones no Ingilísticas. La riqueza de la conducta vocal prelingúística en huma-
nal original de esta palabra como el acto de dirigir la atención de alguien há Os de alguna manera se ha visto ensombrecida por la visibilidad de sus gestos, pero
objetivo. primeras vocalizaciones pueden tener un papel importante en las funciones de
: igir la atención y lo que lamaremos más adelante establecer contacto atencional,
O) Ediciones Morata, S. 1.
O) Ediciones Morata, S. L.
248 El desarrollo de la mente en los simios, lo: as, gestos y llamadas 249
Commnicación “prelingiística” en gorilas jóvenes ás eN Mostrar gestos referenciales; Entre los 18 y los 20
ses empezaron a hacer cosas como darríos objetos que de-
Durante la década de los ochenta realicé un es ban que manipulásemos (por ejemplo, un juguete mecánico
gitudinal que tenía como objetivo determinar si los go que había que dar cuerda), extender la mano hacia objetos
venes mostraban comuñicación gestual similar a lá: e querían obtener, llevar a la gente a sitios cogiéndoles de la
en bebés humanos preverbales (GóMEZ, 1990, 1991, 199 no 0, Más idiosincrásticamente, llevar la mano de la perso-
sujetos eran jóvenes gorilas nacidos en estado salvaje (de al objetivo deseado (en la Figura 7.2. pueden verse algunos
Ó 10 meses de edad al principio del estudio) y criados por
10s en la enfermería del Zoo de Madrid. Tenían acceso ; Pero lo más interesante fue que los gorilas combinaban sus
sos objetos y juguetes y mantenían una considerable tos con el tipo de conductas de atención conjunta que se han
ción con sus cuidadores humanos; por ejemplo, éstos les ontrado en los bebés humanos; así, miraban a los ojos de la
el biberón, cambiaban los pañales, bañaban, los sacaba) ona a la que se dirigían en distintos momentos durante la
sear por zonas exteriores y los sometían a algunas pru ión de sus gestos y, a veces, alternaban Ja dirección de su
inteligencia. Este ambiente de crianza es similar al qu ada entre los ojos de la persona y el objeto de su interés. Sin
utilizado en algunos experimentos de adiestramiento lin bargo, al contrario que los bebés humanos, los gorilas nunca
co (ver el Capítulo X), pero, durante los primeros años d, arrollaron gestos de señalar con el dedo índice extendido, y
dio, nos abstuvimos de enseñarles ningún signo artifici jostraban poco interés en mostrar cosas a los himanos por
ríamos ver si los gorilas desarrollaban espontáneami iros medios (por ejemplo, podían haber sostenido objetos en-
propias formas de comunicación con los humanos*. nte de su cuidador), a menos que estuvieran intentando pedir
Y eso es exactamente lo que hicieron. Inicialmesite humano que hiciera algo con el objeto mostrado (GóMEZ,
rrollaron gestos en interacciones cara a cara sin objeti ALRIÁ y TAMARIT, 1993).
riores, tales como echar los brazos hacia los cuidadore: “Por tanto, la comunicación espontánea de los gorilas es, por
manera de pedirles que los cogieran. Los niños hacen alg, a parte similar y, por otra, diferente de la de los bebés huma-
lar, aunque el ademán puede diferir en algunos aspecto : Es similar en algunos ademanes básicos, como el ofrecer
1978). Pero una petición de que les cojan en brazos no: eros o extender la mano para pedir cosas, y en la coordina-
rencial en el sentido que hemos discutido anteriormente, ón de gestos con patrones de atención conjunta como mirar a
ño implica la reorientación de la atención del humano h $ ojos; pero es diferente porque está aparentemente limitada a
objetivo ambiental diferente del propio gorila. : ticiones o funciones “protoimperativas” o de petición, mien-
Los niños empiezan a mostrar gestos referencial que los bebés humaños también utilizan sus gestos para
los 9 y los 12 meses de edad. Nuestros gorilas tardaror ú jestrar cosas por el simple hecho de hacerlo: la llamada fun-
ón “protodeclarativa” (GÓMEZ y cols., 1993). Y, lo que es más,
s bebés humanos parecen tener un gesto especializado para la
* Más adelante en este estudio longitudinal sí intentamos enseñar: municación referencial: señalar con el dedo índice. En algu-
las algunos signos con las manos y algunas “palabras” con fichas de plás $ situaciones donde los bebés humanos utilizarían típica-
embargo, el entrenamiento fue limitado, y los gorilas no terminaron pói
Bi los signos ni las fichas de plástico de una manera simbólica comparal
énte un gesto de señalar, los gorilas usaban “gestos de contac-
simios “lingúísticos”; ver el Capítulo X. “. Por ejemplo, para pedir un poco de comida guardada en el
O Ediciones Morata, S. L.
O) Ediciones Morata, S. L.
252 El desarrollo de la mente en los simios, los: aras, gestos y llamadas 253
ta y expresiones emocionales. Por una parte, la gorila jeto en un recinto exterior delante de Panzee; después; se
que el hecho de no lograr su petición no era por faltade ía a éste que dirigiera a otra persona (totálmente igno-
to atencional con el humano, sino por un rechazo (sea.c de la naturaleza y el paradero del objeto) hacia el objeti-
que los gorilas se representasen esa diferencia). j chimpancé primero señalaba con su brazo extendido en
Los datos no son consistentes, por tanto, con una Exp ección del recinto exterior, y si la persona respondía a sus
de simple condicionamiento simo más bien encajanco aciones iniciales, especificaba la situación del objeto seña-
sición términos de atención conjunta e intercambios de: con su dedo extendido a través de una malla metálica, a
ción socioemocional, de patrones de interacción en los' acompañando este gesto con algunas vocalizaciones. Los
acciones del otro no se similar en términos de “reco nos buscaban apoyándose en esta información, y también
frente a no recompensa”, sino en categorías sociocogniti “dirección de la mirada de Panzee, (Yendo más allá de
complejas, como “atención”, “agresividad”, “amigable” gestos referenciales básicos, Panzee también se aventuró
do hacia el objeto”, “actuando sobre el objeto”, etcétera: que hemos denominado comunicación “semántica”, utili-
tión de cuánto comprenden los monos y los simios del do símbolos del lenguaje artificial que se le habían enseña-
sociocognitivo se tratará en el capítulo siguiente. ara decirle al humano ignorante cuál era el objeto; véase el
tulo X).
Quizás este estilo de comunicación referencial sea simple-
Las formas antropoides de referencia te distinto en aspectos superficiales respecto al que mostra-
nuestros gorilas, pero también es posible que exista una
Los gestos referenciales de los simios y los niños tie ncia más profunda en la manera en que estos simios do-
to semejanzas como diferencias. ¿Son estas diferenci; ticados y “lingtlísticos”, y sus primos menos domesticados,
cambios superficiales o indican alguna disparidad pro resentan la comunicación referencial. Una hipótesis es que
los procesos cognitivos subyacentes? Tomemos, por ejér y los demás gorilas organizaban su comunicación refe-
caso de gestos de contacto como llevar la mano a un objeú jal alrededor de la noción central de la acción que están in-
posibilidad es que los ademanes de contacto sean simpl ando que realice el humano (por ejemplo, hacerle ir a la
una solución relativamente ineficiente al problema de d: rta y descorrer el cerrojo). Aun así, durante la ejecución de
atención de otras personas hacia un objeto en ausencia estos de contacto, la gorila miraba a los ojos del hiimano,
gesto mejor adaptado como el acto de señalar de los hu 0 si la acción no fuera lo único en lo que deseaba influir.
Pero ¿por qué no usa el simio el gesto de extender el bra: i dirigía la acción —no la atención— de la persona hacia el
muchos simios cautivos utilizan para pedir objetos y “ tivo, pero al mismo tiempo comprobaba su atención: ¿Por
otros contextos, parecen ser tan naturales para ellos? Dé haría eso? Una posible explicación sería que la gorila estu-
algunos simios entrenados lingtísticamente, que hañ fiera mirando a los ojos de la persona, no para comprobar que
sometidos a extensos períodos de crianza con humano ención se centra en el objetivo correcto, sino para verificar
zan tales gestos para dirigir a la gente a lugares específie a persona estaba prestando atención a ella y a su petición.
ejemplo, C. R. MENZEL (1999) encontró que un simio “li e pueden diferenciar dos componentes distintos de aten-
co” —el chimpancé Panzee— era capaz de participar corn 6 conjunta en la comunicación referencial. Uno es la capaci-
nos en un juego de “esconder y mostrar”. Una persona esú dde seguir o dirigir la atención de otro hacia un objetivo; el
del recinto cercado y, a continuación, se le devolvía:a ormada guiando a los demás hacia la comida, frecuente-
interior con el resto de los chimpancés. Tras cierto ti erminaba por quedarse sin ninguna parte del alimen
to
dejaba salir al exterior a todo el grupo de chimpancés. elos otros, en especial un macho dominante llamad
o Rock,
MENZzEL sabía por estudios previos (ver Capítulo VI di hacia el alimento y lo consumían por completo. En este
chimpancé informado no tendría ningún problema pá a habilidad para indicar la localización de
la comida era
dar la localización de la comida. MENZEL también sabí
sus jóvenes chimpancés les asustaba desplazarse soló mpezó a abstenerse de caminar hacia el alimento. - Pero
recinto exterior y sólo irían al escondite de la comida
del grupo (0 al menos algunos de sus compañeros) le a 0 correcto basándose aparentemente en
la dirección de su
ñaban. El problema era, por tanto, si el chimpancé inf a. Belle terminó por aprender a suprimir la mirad
a dela-
sería o no capaz de dirigir, de alguna manera, a los: de a; y hasta a caminar en una dirección errónea, en
lo que
sitio apropiado. : ser in caso de conducta referencial engañosa.
Se dio la oportunidad a todos los chimpancés p E algunos ensayos especiales, MENZEL mostr
aba al chim-
realizaran por turnos el papel de simio informado; nformado que en el escondite, en hugar de comida,
había
consiguieron que el resto les siguiera, utilizando diverse, erpiente. Cuando se dejaba que el grupo entero
accediera
dios: algunos empezaban a andar en la dirección al nto exterior, su actitud era —a veces, desde el princ
ipio—
entonces paraban, se volvían a mirar a los otros, y esp diferente de la que tenían en los ensayos
con comida, Esta-
hasta que éstos les siguieran. Si los otros no lo hacían; ul erviosos y asustados; el sujeto informado se acerca
ba cau-
cedimiento común era aproximarse a ellos y tirar de:s amente al escondite; y los que le seguían, una vez
que que-
o de su cuerpo, o pasarles el brazo por los hombrosy identificada la localización, no corrían hacia ella,
sino que
les” hacia el objetivo. MENZEL describió una gran varie ban palos o piedras al sitio donde supuestame
nte se escon-
comportamientos que utilizaron los chimpancés. Ni serpiente (aunque ésta no estaba visible). Terminaban
por
de ellos implicaba el uso de una señal especializada: és simarse al Jugar y dejar al descubierto, cuidadosamente.
ca de la especie que significase algo así como “sígueme: ñ palo ala serpiente.
_
comida aquí”, aunque con el tiempo los procedimientó más llamativo es que todas estas reacciones de
los chim-
indicar la dirección en que había que ir terminaron pó és ocurrían cuando el estímulo a evitar era invisib
le: los
darizarse. Al final, los chimpancés acabaron empleard pancés tenían que haber estado usando algún
tipo de una
plemente la orientación de su cuerpo para señalar la dir hesentación de la serpiente (0 de algo peligroso),
urí poco
en la que debian'ir. MENZEL comparó explícitamente es Mó hacen los tota cuando responsen a las graba
ciones de lla-
nera “expandida” de señalar con todo el cuerpo a lav as de alarma, excepto que aquí no había ningu
na vocaliza-
más abreviada que utlizamos los humanos de indicar Di ningún gesto especial que significase “serpiente”
sim-
mano (MENZEL, 1973b). : ente un conjunto de conductas referenciales acomp
añadas
La situación se hacía más interesante cuando los proble presiones emocionales y otras pistas contex
tuales,
de predominio afectaban al acceso a la comida escondid 1 paralelismo con los estudios de los monos tota
era inclu-
hembra, Belle, ocupaba el puesto más bajo de la jerarquí: más cercano en algunos ensayos en los que MENZE
L retiraba
grupo de chimpancés. Cuando actuaba en el papel de chi tIpiente escondida antes de dejar que los chimpancés
acce-
dieran al recinto, de tal manera que el lugar clave ahora de presentar limitaciones importantes, almenos cuando
vacío. Los chimpancés siguieron reaccionando de la se
ía con humanos que intentan trasmitirles intencionalm
manera agresiva y cautelosa hacia el lugar crítico, y iiral en-
nformación sobre dónde hay un objeto escondido con la
ansiosamente alrededor como si estuvieran buscando alg ión de su mirada (Car1 y 'TOMasErLO, 2005; ver tambié
groso. : n el
ente capítulo). Paradójicamente, puede que los
Estos experimentos de MENZEL sugieren que la con chimpan-
efieran captar información referencial involuntaria,
ción referencial no semántica no se limita a los simios int pro-
jrida por otros, que entender la información
referencial que
tuando con los humanos, Un ambiente simulado con ti: imanos les damos intencionalmente *,
minado conjunto de restricciones (la necesidad de desp mbién es posible que las habilidades referenciales
juntos unida a una distribución asimétrica de la infortia natu-
de los chimpancés, y otros simios, sean más sofisti
dio lugar a la invención de una forma simple de comuni; cadas
que sospechamos. La mayoría de los estudios sobre comu-
referencial entre chimpancés jóvenes. La comunicaci ción referencial en simios se han llevado a cabo en
rencial inventada por los simios cautivos es rudimentaria la moda-
gestual; muy pocos han intentado aproximarse al
muchos aspectos está lejos de ser óptima (como el método tema de
ferencialidad vocal de una manera distinta de la
los gorilas de agarrar la mano y dirigirla); esto sugiere qu “referen-
dad semántica” de los experimentos con monos tota, Una
basa en un conjunto de adaptaciones que vienen dadas,'si esante posibilidad inexplorada es que las vocalizacion
algún proceso de exaptación o readaptación de habilidade es de
mpancés funcionen-referencialmente pero no semánt
se seleccionaron inicialmente para propósitos distintos: (1 ica-
€, O sea, que se produzcan como una especie de gesto oral
Capítulo XT para más información sobre la exaptación):: señalar, una manera de comunicar la presencia
En sus interacciones normales cotidianas, raramente de objetivos
vantes pero sín anunciar específicamente la identi
a los chimpancés salvajes y a otros simios realizando: dad de
5 (más allá de alguna valoración básica como positiv
referenciales productivos como los descritos por MENZE: o/nega-
+0 UN poco más específicamente, “comida” frente a “peligro”.
encontrados en simios interactuando con humanos en conte: dentidad precisa de los objetivos tiene que descubrirse
tos de cautividad. Pero aun así, los chimpancés y otros's per-
almente o inferirse a través del conocimiento contextual
pueden utilizar referencialidad “receptiva” o “pasiva” com de
rotagonistas.
te de su vida cotidiana, El comportamiento de otros chim
cés (y prácticamente el de cualquier animal) está siempi Resumiendo, la comunicación referencial de los
pleto de pistas referenciales no intencionales. Por ejempl simios
de ser diferente de la descrita en monos como funcion
chimpancé que mira una porción de comida orienta su cúel al-
Ente semántica; la referencialidad de los simios puede basarse
hacia el objetivo. Aunque esta conducta no se produzca cd rocesos cognitivos distintos, que pueden estar más
intención de informar a un observador, un humano que € próxi-
a la comunicación referencial no lingiiística de los
es capaz de inferir que el chimpancé está interesado en la:C huma-
da. Los chimpancés son capaces de hacer inferencias simil
Sabemos que pueden seguir el Foco de atención de otros chi * El significado de “referencia” se amplía en este
ejemplo para incluir no
breferencias no simbólicas, sino también no intencio
pancés gracias a pistas como la dirección de la mirada (Tag nales. Es importante
olvidar que cada tipo de referencia puede requerir
SELLO y cols., 1999), Sin embargo, su referencialidad percef mecanismos cognitivos
rentes o adicionales.
nos, Por otra parte, los gestos referenciales de los simios y: tivamente están tan distantes de los primates como los pollos
tener la peculiaridad de estar organizados con el objeti las ardillas, y que hasta ahora no se hayan encontrado en los
mo de dirigir la acción, en lugar de la atención, de otros k; mios, sugiere que los mecanismos cognitivos subyacentes a
objetivo. Sin embargo, esta dirección de la acción viene tas vocalizaciones pueden ser distintos de los que han evolu-
pañada de contacto atencional; es decir, los simios nado en los humanos. Pero todavía conocemos muy poco de
entender que, para dirigir la acción de otros hacia un 6 los mecanismos en monos y simios.
primero tienen que captar su atención. Quizás pueden Aunque los simios carecen aparentemente de vocalizacio-
saber que el dirigir la acción viene acompañado inevitab s semánticas, son capaces de realizar otro tipo de comunica-
te de dirigir la atención, pero su propia atención paré n referencial, más flexible y que no está basada en señales
trarse primariamente en guiar las acciones de otros: hai po palabras”, sino en la percepción de las intenciones de los
objetivo, y sólo de manera secundaria o subordinada: e emás y la manipulación de su atención y sus acciones. Cuando
su atención, Esto explicaría por qué no muestran co compara con la comunicación referencial no lingúística de
mientos “protodeclarativos”, cuyo objetivo primario es di humanos (especialmente la de los niños muy pequeños), nos
atención de los otros hacia objetos. : enfrentamos a un complejo paisaje de similitudes y diferencias.
Lo que les interesa a los científicos cognítivos evoltic 5 humanos poseemos ciertas adaptaciones específicas para
tas es el hecho de que los simios puedan poseer la capaí e tipo de comunicación referencial, la más notable de las
inventar formas de comunicación referencial que no está vales es el gesto de señalar y los mecanismos motivacionales
sadas en un repertorio de señales semánticas pre-eXi cesarios para realizar gestos “protodeclarativos”: mientras
(señales con un significado particular), sino en una ha: e los simios, cuando se encuentran en una situación que de-
más general para dirigir y seguir la atención (o la acción) anda comunicación referencial, tienen que inventar gestos
otros hacia los objetivos. o ferenciales (por ejemplo, tomar y dirigir la mano) y se man-
i nen fundamentalmente interesados en las funciones de pedir
dirigir, Esta invención de formas rudimentarias de referencia
uede basarse en varias habilidades, entre ellas la de considerar
CONCLUSIÓN
los otros como sujetos que actúan con intención y atención.
Los estudios que hemos revisado nos llevan a concltí
la comunicación primate es cognitivamente más sofisticad
lo que se había pensado durante muchos años. Muchas
zaciones de primates son referenciales, en el sentido de
monos activan con ellas representaciones de algunas s
nes relevantes de su ambiente, en lugar de activar simple
respuestas estereotipadas e reacciones emocionales. “Al
naturalmente existe la tentación de llamar “palabras”, O
sores evolutivos de las palabras a estas vocalizaciones,
investigadores prefieren actuar con cautela. El hecho de ú
encuentren llamadas semánticas similares en animales q
AL
e Ediciones Morata, S. L.
a €) Ediciones Morata, S. L.