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ANÁLISIS DEL CASO NICARAGUA VS COLOMBIA EN EL MARCO DE LA DECISIÓN TOMADA POR LA

CORTE DE LA HAYA EN EL 2012 CON FUNDAMENTO EN LA NECESIDAD DE DELIMITACIÓN DEL

TERRITORIO DESDE LA PERSPECTIVA MARITIMA Y PORTUARIA.

AUTORES:

MARCIA CECILIA CASTRO BENITEZ

MANUEL MENDIVIL CASTILLO

YANET PATRICIA PEREZ ARELLANO

DIPLOMADO DE DERECHO MARÍTIMO Y PORTUARÍO.

CORPORACIÓN UNIVERSITARIA REGIONAL DEL CARIBE.

CURC-IAFIC.

DERECHO – SEMESTRE X

DECANO:

DR. FERNANDO SALADÉN ROA.

TUTOR:

M.Sc. JESÚS RAMOS PACHECO.

CARTAGENA DE INDIAS, JUNIO DE 2023.


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Tabla de Contenido

Introducción…………..…………………..…………………..…………………………..4.

1. Objetivos. .. ……………..…………………..…………..………………………..6.

1.1. Objetivo General………………..…………………..…………..……………….6.

1.2. Objetivos Específicos……..………………..………………..…………………...6.

2. Planteamiento del Problema……..………...……………..…………….……….6.

2.1. Pregunta de Investigación………………………………………………...…….6.

3. Justificación ……………………………………………………………………...7.

4. Metodología ……………………………………………………………………...7.

5. Marco Referencial ………………………………………………………………8.

5.1. Hechos jurídicamente relevantes del caso Nicaragua vs Colombia..………...8.

6. Marco Teórico…………………………………………………………………..15.

6.1. Pronunciamientos Jurídicos Procesales. ……………………..……..………...15.

6.2. El derecho marítimo y portuario directamente en el conflicto. ………..…....23.

7. Conclusión ………………………………………………………………………32.

8. Recomendación………………………………………………………………….34.

9. Referencias Bibliográficas……………………….………………………..……34.

10. Bibliografías……………………………………………………………………..37.

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Lista de Figuras

Anexo Figura 1. ……………………………………………………………………38.

Anexo Figura 2. ……………………………………………………………………38.

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Introducción.

El desarrollo del presente estudio tiene como finalidad la realización de una monografía

centrada en el contexto del conflicto limítrofe entre Nicaragua y Colombia, conforme al fallo de la

Corte Internacional de la haya, emito en el año 2012.

Es importante tener en cuenta que el 19 de noviembre de 2012 la Corte Internacional de

Justicia emitió fallo de fondo en la demanda accionada por Nicaragua contra Colombia en el marco

del diferendo marítimo y territorial que les enfrenta. La decisión de la Corte fue cuestionada por la

la población colombiana . en la cual se estableció que el meridiano 82 era la frontera marítima fijada,

establecida y reconocida entre Nicaragua y Colombia.

Lo anterior, brinda un abrebocas sobre lo relacionado con el conflicto, dejando así un

margen amplio de apreciación sobre la buena o mal actuación que realizo la Corte dentro de su fallo;

esto también es importante a su vez porque el derecho marítimo no solo es aquella rama del

derecho que tiene incidencia de manera nacional, sino que, claramente y como sucede en este caso

concreto; su importancia y apreciación también es claramente internacional.

Para conocer detalladamente el conflicto se realizará un análisis netamente investigativo

con fundamento en las fuentes encontradas para poder identificar jurídicamente que paso, cual es

el origen del conflicto, pero sobre todo lo más importante, se podrá identificar los fundamentos de

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hecho y de derecho que llevaron a la Corte a tomar tal decisión en el 2012, aun cuando en el

presente la disputa aun se encuentra en trámite de estudio.

Debido a esto corresponde indagar en la investigación del tema y analizar lo planteado en

la pregunta problema planteada inicialmente y de esta manera llegar a una posible solución y/o

respuesta.

Es pertinente explicar procesalmente como se lleva a cabo el litigio entre Colombia y

Nicaragua, el trámite que se inicia y todas las etapas procesales, llevadas a cabo con los respectivos

fallos de la corte y si esta realmente dictó una sentencia adecuada para dirimir dicha controversia.

Inicialmente se abordará lo relacionado con el origen del conflicto entre esos dos países,

causas y su incidencia en la actualidad. Además, también se busca establecer cuáles fueron los

aspectos argumentativos que llevaron a la Corte a tomar su decisión y si son adecuados para dirimir

el conflicto de soberanía entre países por la plataforma continental. Sin antes, realizar una

contextualización histórica de los hechos del caso en cuestión, comenzando por las causas

originarias del conflicto y las actuaciones de los Estados frente a este. De igual manera, es relevante

continuar con la exposición motiva de las razones que sostuvo la Corte Internacional de Justicia para

emitir el fallo de la sentencia del 2012 y la adecuación y eficiencia de estas para dirimir esta

controversia.

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1. Objetivos.

1.2. Objetivo General.

Análisis del caso nicaragua vs Colombia en el marco de la decisión tomada por la corte de la
haya en el 2012 con fundamento en la necesidad de delimitación del territorio desde la perspectiva
marítima y portuaria.

1.2. Objetivos Específicos.

1.2.1. Conocer los hechos jurídicamente relevantes del caso Nicaragua vs Colombia.

1.2.1. Indagar sobre pronunciamientos jurídicos procesales.

1.2.1. Investigar acerca del derecho marítimo y portuario directamente en el conflicto.

2. Planteamiento del Problema

El pronunciamiento de la corte internacional sobre diferendo entre Colombia y Nicaragua en

cuanto a la delimitación de las fronteras marítimas, genero incertidumbre nacional e

internacional; en Colombia causó zozobra en el derecho de dominio que se consideraba pleno

en zonas que la población consideraba como propias , y en los mercados internacionales, se

deterioró la convicción de la efectividad de los tratados; lo anterior como quiera que la corte,

en nuestro sentir, se apartó del concepto “ pacta sunt servanda”.

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2.1. Pregunta de Investigación

¿Fueron adecuados los argumentos que tuvo en cuenta la Corte Internacional de Justicia en el fallo

de 2012 para dirimir el conflicto entre Colombia y Nicaragua conforme a los lineamientos expuestos

relacionados con el derecho marítimo y portuario?

3. Justificación

La realización de dicha monografía se fundamenta en el hecho de que el fallo que ha

desarrollado con fundamento en el pronunciamiento expedido por la Corte Internacional en el año

2012 pero, el mismo no ha sido tratado netamente desde la necesidad del derecho portuario y

marítimo, es decir, dicha jurisprudencia si bien ha sido relevante para poder establecer los derechos

y soberanía de los países en cuestión no se ha analizado sus influencias reales y directas en torno a

la construcción de las problemáticas derivadas del derecho marítimo.

De igual manera, es pertinente analizar el conflicto de manera interna y no tan superficial,

para así poder desarrollar la problemática descrita y establecer si la postura de la Corte fue

adecuada o no conforme a los lineamientos del derecho marítimo y portuario.

4. Metodología

En el presente caso la metodología que se escogió fue la investigativa netamente cualitativa,

pues, esta es la que versa sobre la investigación de pronunciamientos jurisprudenciales, normativos,

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legales y sobre todo poder desarrollar todo lo anterior con fundamento en lo que se ha establecido

por diversos autores que son relevantes para el adecuado desarrollo investigativo de la monografía.

Además, la finalidad de escoger dicha metodología es poder identificar los aciertos que se han

desarrollado a lo largo de los estudios tanto desde la perspectiva Colombiana como de la perspectiva

Nicaragüense; esto así porque permite consolidar mayormente la posición que se tomará al

respecto frente al pronunciamiento de la Corte.

5. Marco Referencial.

5.1. Hechos jurídicamente relevantes del caso Nicaragua vs Colombia.

Frente a las diferencias históricas entre países en el mar caribe occidental, Nicaragua y

Colombia por la pertenencia de la superficie marítima del Archipiélago de San Andrés, el proceso

presentado ante la Corte Internacional de Justicia y como esta toma una postura decisoria al proceso

que aún sigue en conflicto, se puede evidenciar la relevancia y complejidad que atañe este caso.

Colombia ha tenido derecho sobre este territorio alrededor del año 1789 y 1803 lo que

conllevo a que cuando se formalizó la constitución de San Andrés en Colombia esta adquiriera

Jurisdicción, autoridad y derechos frente a la misma (Porras Ferreira, J. Yance Villamil, L. 2012).

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San Andrés, Providencia y Santa Catalina están más cerca de Nicaragua que de Colombia,

pero el archipiélago siempre se ha considerado parte de Colombia. Aunque en 1913 Nicaragua quiso

reclamar derechos sobre el mismo e igualmente sobre algunas otras islas e islotes, la disputa fue

resuelta en 1928 mediante el tratado Esguerra-Bárcenas y su Acta de Canje de Instrumentos de

Ratificación de 1930.

El tratado confirmó la soberanía de Colombia sobre San Andrés, Providencia y Santa

Catalina. Por otro lado, Colombia reconoció la soberanía de Nicaragua sobre la Costa Mosquitia y

las islas Mangles, e incluyó un límite (meridiano 82° Oeste), como frontera hasta donde Colombia

podría ejercer soberanía y jurisdicción. La prueba de soberanía la podemos ver en un registro del

Noticiero Cinematográfico Colombia al día, de la década de 1950. En el fragmento del

documento de archivo se observa el panorama de las calles, cuando aún la infraestructura hotelera

era escasa.

Pasó el tiempo y el entonces presidente de Nicaragua Arnoldo Alemán Lacayo (1997-2002)

afirmó que “el tratado Esguerra-Bárcenas de 1928 carece de validez legal”, teniendo en cuenta que

en ese año la democracia de su país había “sufrido un golpe de Estado, lo que cualquier acción,

tratado o decisión no tenía la validez ni la legitimidad suficientes”.

El primer acercamiento que realizó Nicaragua frente a la inconformidad sobre la propiedad

del archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina fue en el año 1913, el cual fue resuelto

en el año 1928 donde los Estados firmaron un tratado denominado el “Tratado Esguerra- Bárcenas

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y Nicaragua” en donde el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina quedaron bajo la

propiedad y jurisdicción de Colombia, pues se pensó que el conflicto existente entre los dos Estados

se daba por terminado, estipulando también, que este territorio no se extiende al occidente del

meridiano 82 y Colombia reconoce la soberanía de Nicaragua sobre la costa Mosquitia y las islas

Mangles y Maíz (Manzano Iturra, K. 2018).

Por lo cual el conflicto volvió a salir a flote cuando a finales del año 1969 donde se produjo

un incidente de carácter político ya que el gobierno de Nicaragua decidió otorgar concesiones de

exploración petrolera más allá del meridiano 82, lo que conllevo a una vulneración que tenía

Colombia frente a este (Porras Ferreira, J. Yance Villamil, L. 2012).

Posteriormente, Nicaragua vuelve a reclamar el derecho frente al territorio del archipiélago

de San Andrés, Providencia y Santa Catalina cuando expidió una Ley de 19 de diciembre de 1979

donde se establecía que: “Nicaragua debía realizar un acto positivo para rescatar sus derechos sobre

las islas de San Andrés y Providencia, así como para fortalecer sus derechos a la totalidad de sus

áreas marinas y submarinas, particularmente en relación a los cayos y bancos de Roncador, Serrana

y Quitasueño”, Nicaragua expresa que el "tratado" de 1928 era nulo e inválido ya que dentro de él

se encontraban vicios insubsanables, inconstitucionales y violatorios de tratados , y el 4 de febrero

de 1980 Nicaragua presentó el denominado “Libro blanco” donde establece que requerían la

devolución a Nicaragua de esos territorios y adicionalmente, declaran la nulidad e invalidez del

tratado de 1928; fue así como dicha declaración constituyó la primera acción internacional contra

del Tratado Esguerra- Bárcenas.

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Por lo anterior, Colombia reaccionó a lo alegado por Nicaragua y en 1980 publicó su “Libro

blanco” en donde alegaba que dicho país venia ejercido en forma pública,

pacífica e ininterrumpida su soberanía y jurisdicción sobre el Archipiélago de San Andrés, y

de todas las áreas marítimas que le corresponden al este del meridiano 82º por

aproximadamente 52 años (Manzano Iturra, K. 2018).

Nuevamente el día 6 de diciembre de 2001 la República de Nicaragua volvió a presentar

objeciones frente a la propiedad del territorio del archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa

Catalina, por lo cual, decidió presentó una solicitud de “promoción de procedimiento ante la Corte

Internacional de Justicia contra Colombia; para resolver este caso la Corte tomó a consideración

temas como adquisición de territorios, derecho del mar, límites territoriales, soberanía y territorio

marítimo (Mastagila, G. 2013).

Sin embargo, el 5 de diciembre de 2001, antes de que Nicaragua presentase la demanda, el

Estado colombiano se retiró del Tratado Americano de Soluciones Pacíficas o Pacto de Bogotá, lo

que le permitiría a Colombia desarrollar una mejor defensa del interés nacional sobre el

archipiélago. Aun así, Colombia debió presentar su alegato de defensa, en razón a que desde 1968

había aceptado la jurisdicción obligatoria de la Corte Internacional frente a cualquier diferendo

limítrofe.

Dentro de dicho trámite, se estaría alegando la invalidez del Tratado de 1928, reclamando

la soberanía sobre el Archipiélago de San Andrés y sobre esta base pidiendo a la Corte el trazado de

una delimitación marítima entre los dos países. Desde entonces, el Gobierno y la Cancillería

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colombiana se han dado a la tarea de defender ante la Corte Internacional de Justicia los intereses

nacionales y han coordinado la estrategia de defensa de los legítimos derechos de Colombia sobre

el Archipiélago y sus respectivas áreas marítimas

Es importante establecer desde el punto de vista jurídico que la Corte dentro de sus

determinantes para tomar la decisión específicamente tenía claro dos aspectos:

• La validez del Tratado Esguerra-Bárcenas de 1928 / 1930.

• La soberanía de Colombia sobre el Archipiélago de San Andrés, y de manera

específica, sobre las islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina.

Una vez se puso en conocimiento de la Corte los hechos descritos con anterioridad, a su vez

se determino (Cancillería, 2021);

a. La posición de Colombia:

La posición de Colombia ha sido que desde el inicio de su vida como nación independiente el

país ha ejercido en forma pública, pacífica e ininterrumpida su soberanía y jurisdicción sobre el

Archipiélago de San Andrés, incluyendo los cayos de Roncador, Quitasueño, Serrana, Serranilla, Bajo

Nuevo, Alburquerque, Cayos Este Sudeste y todas las áreas marítimas que le corresponden.

Esta posición está sustentada en la historia y en el derecho, fundamentalmente en la norma de

normas pacta sunt servanda, (los pactos son para cumplirse) principio fundamental del derecho

internacional público.

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b. La pretensión de Nicaragua:

Nicaragua pretende que la Corte le conceda unos territorios (islas, islotes, cayos) sobre los

cuales no tiene ningún titulo histórico ni jurídico y sobre los que jamás ha ejercido ningún acto de

señor y dueño. En cuanto a la delimitación marítima, Nicaragua plantea una infundada línea de

delimitación extrema hacia el oriente, cerca a la costa continental de Colombia y basada en una

supuesta extensión del margen exterior de su plataforma continental.

Es de gran importancia tener en cuenta que en el caso concreto Nicaragua fue quien realizó

el primer acercamiento debido a la inconformidad que había respecto a la propiedad del

archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Debido a la controversia que se da a raíz

de dicha inconformidad se genera la aceptación de tratados y documentos que establecen e

imponen a los estados parte derechos y obligaciones con la finalidad de prevenir o dirimir litigios

como el que se presenta en este caso a lo largo del texto.

Por otro lado, también se debe especificar que el hecho de suscribir o aceptar tratados como

el Tratado Esguerra- Bárcenas de 1928, en el cual se reconoce soberanía y dominio de las islas, no

quiere decir que en el mismo se vea directamente inmiscuida la solución del litigio, por el contrario,

es muy probable que sobre aquel surja una nueva disputa o entren en colisión derechos que en él

están consagrados o que se den litigios similares pero con una solución diferente.

Con base en esto, se atendió en este caso de Nicaragua contra Colombia fue la competencia de

las autoridades encargadas de dirimir esta clase de conflictos, los hechos que presenta la parte que

acude estas para buscar determinada solución, como lo hace allí en Nicaragua, los hechos que

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presenta la contraparte, las pretensiones que persigue cada una de las partes teniendo presente los

aspectos que se han presentado y el procedimiento adecuado mediante el cual se dará la solución.

Además, se debe resaltar que aunque los aspectos mencionados son netamente relevantes para

dirimir el litigio no son los únicos factores relevantes porque como sucede en este caso, se tuvieron

en cuenta a la hora de ejecutar el debido proceso pero a pesar de ello, con el transcurso del tiempo

de han dado respuestas pero sin llegar a la conclusión de saber si han los fallos pertinentes.

Cabe aclarar, que no se ha dejado de lado la búsqueda de este pero a la fecha aún subsisten

inconformidades relacionadas con el tema, lo que quiere decir que de fondo dicha problemática no

ha sido completamente solucionada.

Adicionalmente, se ve reflejado que transcurrido el tiempo de efectuado el fallo por la corte de

la haya, la situación no ha cambiado, Colombia a reforzado su presencia naval en el área en disputa

y sigue busca vías legales para tratar de revertir los efectos del fallo, por su parte la fuerza naval de

Nicaragua ha hecho presencia en las aguas impidiendo las labores de pesca, lo cierto es que la

tensión es fuerte y las comunidades que viven cerca o que su actividad económica dependía de ello,

han pedido a sus gobiernos que actúen en debida forma, para dar solución a esta discusión o

conflicto que continúa desde hace mucho tiempo, pero que cada vez se vuelve más tensionante por

las crisis diplomáticas que eso conlleva, ya que el fallo emitido por la corte no es adecuado para los

países, al no quedar una solución en firme frente a la controversia.

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De este modo, se denota que pueden surgir bastantes dudas y nuevos cuestionamientos

respecto al tema, uno de ellos es el poder determinar realmente la solución que debería emitir la

Corte Internacional de Justicia para dar fin a la disputa, sin vulnerar los pactos o tratados ya

aceptados, ni la calidad de los estados parte como tal, partiendo de que sea la autoridad competente

para dirimir este tipo de litigios y en caso de que no lo sea, otro planteamiento que se genera

entonces es investigar quién es el órgano realmente competente para dar solución a los conflictos

o inconformidades que surgen por parte de los estados, sean parte o no de determinado tratado,

esto a sabiendas de que lo que busca finalmente es la disminución de la vulneración de los derechos

que se encuentran en juego y la protección que deben tener los mismos, ya sea en un proceso que

busca solucionar un conflicto como tal o en las relaciones cotidianas que existen entre ellos. Por

otra parte, también sería de gran importancia poder establecer cuál es el proceso como tal que se

debe llevar a cabo y poder hacer énfasis en los recursos que pueden interponer las partes al ser

parte de un proceso de esta calidad.

6.1. Marco teórico

6.1. Pronunciamientos jurídicos procesales.

Frente al fallo de la corte y la pretensión de Nicaragua de solicitar a la Corte que juzga y

declarara que la forma de delimitación adecuada era una frontera de plataforma continental

y dividiera en partes iguales las titularidades debatidas sobre la plataforma continental por ambas

partes y por esta razón dicho órgano internacional estableció las líneas de la frontera marítima que

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determina dicha plataforma y por último, rechazando la pretensión que hacía referencia a que

Colombia no estaba actuando de acuerdo con las obligaciones impuestas por el derecho

internacional (Ministerio de Relaciones Exteriores, (s. f)).

Para emitir el fallo del litigio entre Colombia y Nicaragua se tuvieron en cuenta aspectos

directamente relacionados con los argumentos y pretensiones expuestas por cada una de las partes

en las que se mencionaron el acceso equitativo a los recursos naturales. En lo que respecta a

Nicaragua tuvo en cuenta que solicitaba declarar que tenía la soberanía de todas las formaciones

marítimas de su costa Caribe, que el marco geográfico y jurídico de la delimitación estaba

constituido por las constas orientales de Colombia y Nicaragua y dicha frontera debía ser una línea

dividida en partes iguales y que Colombia no estaba actuando conforme a sus obligaciones bajo el

derecho internacional al privar a Nicaragua de poder acceder y disponer de recursos naturales al

oriente del meridiano y respecto a Colombia tuvo en cuenta que solicitaba la inadmisibilidad y de

paso el rechazo de la pretensión sobre la plataforma continental y la supuesta violación de las

obligaciones impuestas por la contraparte, de igual forma, solicitaba la declaración de la soberanía

de esas formaciones marítimas y por último, que declarara que la delimitación de la Zona Económica

Exclusiva y de la Plataforma Continental entre Nicaragua y Colombia debía ser una frontera marítima

única consistente en una línea media entre el Archipiélago de San Andrés y las islas y costa de

Nicaragua.

El alcance del fallo se limito concretamente en, 1°La Corte: “ Determina su competencia, con

base en el artículo XXXI del Pacto de Bogotá, para fallar sobre la controversia relativa a las presuntas

violaciones por parte de la República de Colombia sobre los derechos de Nicaragua en las zonas

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marítimas” (Sentencia del 19 de noviembre de 2012), reclamaciones basadas en los hechos a que

se refiere la República de Nicaragua después del 27 de noviembre de 2013, fecha en que dejó de ser

aplicable el Pacto de Bogotá, vigente para la República de Colombia.

Primeramente, la Corte se declara competente a pesar de la denuncia por parte del gobierno

colombiano al Pacto de Bogotá. El texto del mismo tratado deja en claro que los efectos a su

renuncia solo comenzarán a tener efecto un año después de la misma, por lo cual, toda reclamación

realizada dentro de este periodo podrá ser abordada por la Corte. Adicionalmente, es necesario

recordar que una vez cumplido este plazo, Colombia queda por fuera del “paraguas de protección”

de este tipo de instancias a futuro, con lo cual cabría preguntarse si es justificable esta “salida en

caliente” frente a futuras amenazas.

El Pacto de Bogotá, denominado también Tratado Americano de soluciones Pacíficas,

intenta constituir una primera etapa en la solución de conflictos antes de recurrir al Consejo de

Seguridad de Naciones Unidas, instando a las partes a garantizar los buenos oficios, la mediación,

investigación, conciliación, arbitraje y por último el procedimiento judicial, siendo por tanto, este

tratado uno de aquellos que confiere jurisdicción a la Corte Internacional de Justicia.

De igual manera La Corte: “considera que al interferir en las actividades de investigación

científica marina y pesquera de naves con bandera o licencia nicaragüense y con las operaciones de

embarcaciones de la marina nicaragüense en la zona económica exclusiva de la República de

Nicaragua, y al pretender hacer cumplir medidas de conservación en esa zona, la República de

Colombia ha violado los derechos soberanos y la jurisdicción de Nicaragua en esta zona marítima”

(Universidad externado, 2022).

Así mismo, la Corte determina que: “al autorizar la actividad pesquera en el ámbito la zona

económico exclusiva de la República de Nicaragua, la República de Colombia ha violado los derechos

soberanos de la República de Nicaragua, así como su jurisdicción en esta zona marítima”. Esta parte

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del fallo complementa la anterior, y ratifica la sistemática violación del espacio marítimo

nicaragüense (fallo del 2012), violando no solo los espacios soberanos comprendidos por la Zona

Económica Exclusiva ZEE, sino adicionalmente extralimitándose en su jurisdicción.

Por lo anterior, una vez más, la Corte insta a Colombia a cesar de manera inmediata las

conductas ya sancionadas en los puntos dos y tres; consignándolo de la siguiente forma: 4° “La Corte

determina que la zona integral contigua establecida por la República de Colombia por el Decreto

Presidencial 1946 del 9 de septiembre de 2013, modificado por el Decreto 1119 de 17 de junio de

2014, no se ajusta a lo establecido en el derecho internacional consuetudinario”.

Figura 1. Zona Contigua Integral creada por Colombia de acuerdo con el Decreto 1946 de

2013 (extractado del fallo de 2022). Tomado de: https://www.icj-cij.org/public/files/case-

related/155/155-20220421-JUD-01-00-EN.pdf

La Corte a continuación “determina que la República de Colombia debe, por su propia

elección, ajustar el Decreto Presidencial 1946 del 9 de septiembre de 2013 con el derecho

internacional consuetudinario, así como las disposiciones contenidas en el Decreto 1119 de 17 de

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junio de 2014, que modifican en lo que se refiere a las áreas declaradas por la Corte en su Sentencia

de 2012 como pertenecientes a la República de Nicaragua”.

La expedición del Decreto 1946 de 2013 surge como una medida desesperada por parte del

gobierno de Colombia, creando la llamada “zona contigua integral” en torno al archipiélago de San

Andrés, Providencia y Santa Catalina y demás islas, cayos y morros. Adicionalmente, expide el

decreto 119 del 2014 con el que manifiesta el carácter internacional de la medida.

Sobre este punto, La Corte ha sido más que clara al afirmar que dichos decretos no se

ajustan a lo establecido en la legislación internacional, en específico por la metodología empleada

por Colombia en la forma, al trazar de forma análoga unas líneas archipelágicas que no se ajustan a

los criterios técnicos establecidos en la CONVEMAR.

Ciertamente Colombia no forma parte de la CONVEMAR, pero dado su carácter de

consuetudinario la Corte establece que dichas metodologías son de estricto cumplimiento de los

países. Al respecto, la misma Corte establece que ambos países en conflicto incurrieron en el mismo

aspecto, por lo cual de igual manera le reitera a Nicaragua que el decreto expedido por ellos,

tampoco se ajusta a las normas del derecho internacional.

A continuación, se transcribe lo consignado por la Corte en este sentido: De igual forma,

respecto a las pretensiones de Nicaragua, 5° La Corte determina que “las líneas de base rectas de la

República de Nicaragua establecidas por el Decreto No. 33-2013 de 19 de agosto de 2013,

modificado por el Decreto N° 17-2018 de 10 de octubre de 2018, no están en conformidad con el

derecho internacional consuetudinario”.

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Figura 2. Líneas de base recta creadas por Nicaragua Decreto No. 33-2013. Tomado

de: http://legislacion.asamblea.gob.ni/normaweb.nsf/3133c0d121ea3897062568a1005e0f89/c20

9695043fcb39706257be200508db1?OpenDocument

La Corte establece que, a partir de la fecha, Colombia no podrá seguir su política de

desconocimiento del fallo, que los pescadores artesanales raizales se quedan sin acceso a los

caladeros pesqueros ubicados en la ZEE de Nicaragua, entre ellos el de Luna Verde, reconocido por

su abundancia en especies pesqueras.

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Adicionalmente, La Corte deja sin argumentos lo planteado por Colombia en referencia a la

labor que viene desarrollando en torno a la protección y conservación de las áreas marinas

protegidas, en especial a la Reserva de Biosfera Seaflower. De hecho, La Corte es muy clara al

sentenciar que la delimitación de la mencionada reserva ha quedado repartida entre las aguas

territoriales pertenecientes a los dos estados, de acuerdo con lo establecido en el fallo del 2012; en

consecuencia, cada país deberá hacer dichas labores, única y exclusivamente dentro de sus ZEE.

Por último, la Corte también fundamentó el fallo en que Colombia se encargó de señalar

detalladamente los acuerdos de limitación a los que había llegado con otros Estados como Nicaragua

y Honduras, del mismo modo analizó si los acuerdos entre Colombia y Jamaica, Panamá y Costa Rica

configuraban el reconocimiento de titularidades colombianas por parte de esos Estados y si estos le

imponían limites al procedimiento que debía llevar a cabo esta corporación en el caso en concreto

y con base en ello, pudo determinar que según el tratado entre los países mencionados no se le

podían conferir derechos a Colombia en contra de Nicaragua. Por otro lado, la Corte argumentó que

el área ya había sido delimitada y la sentencia no le atribuía a Nicaragua la totalidad del territorio

que reclamaba y es esta la razón por la cual le concedió a Colombia parte de las áreas marítimas

alegando que la pretensión planteada por Nicaragua era infundada (Corte Internacional de Justicia,

2012).

Sin embargo, pese a las razones expuestas por la Corte, el tratado Esguerra- Bárcenas de

1928, obliga a cumplir lo estipulado por los estados que los suscriben, pese a que en el momento

en que se firmó dicho tratado no se reconocía el derecho al mar, este órgano internacional reconoce

y confirma la soberanía Colombiana sobre las islas mayores de San Andrés y providencias, pero

redefine el espacio marítimo, disponiendo a Nicaragua unos 75.000 k2 adicionales de mar.

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No contento con la decisión, Colombia se retira del pacto de Bogotá en 2012, momento en

el cual el fallo de la Corte no responde a una adecuada solución de la controversia pues en vez de

acogerse a la decisión, Colombia no considera competente a la Corte para utilizar sus facultades y

poder modificar un tratado suscrito y adherido por los estados con el debido consentimiento al

obligarse a lo pactado, pues no cuenta con la potestad para resolver el conflicto, por lo que un

estado en virtud de su soberanía no se hace vinculante la decisión dictada por este órgano

internacional, ya que en 1928 se establece una obligación entre estados de abstenerse de cualquier

acto que ponga en peligro los objetivos y el propósito del tratado, o tomar medidas que lo debiliten.

(Unicef, 2002, El proceso de establecer obligaciones vinculantes para los gobiernos).

6.2. El derecho marítimo y portuario directamente en el conflicto.

Primeramente, se establece que todo se concentra en que la Corte determinó que el tratado

Esguerra-Bárcenas estaba vigente en 1948,38 razón por la que era aplicable el artículo VI el Pacto

de Bogotá y, en consecuencia, lo regulado en el tratado de 1928 quedaba, en principio, excluido del

proceso. En este sentido la Corte estableció que islas, islotes y cayos quedaban excluidos del

proceso, razón por la que en su fallo determinó que San Andrés, Providencia y Santa Catalina eran

de soberanía colombiana. Quedó faltando la exclusión de demás islas, islotes y cayos porque el

tratado no menciona en forma expresa los nombres, razón por la que su identificación debió hacerse

en el fondo del asunto. Así mismo, lo relativo a Roncador, Quitasueño y Serrana debía analizarse en

el fondo del asunto ya que de forma expresa fueron excluidos del tratado Esguerra-Bárcenas, por

encontrarse en litigio entre Colombia y Estados Unidos de América. Una lectura lógica de este punto

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muestra de forma clara que Nicaragua no consideraba estos espacios como propios. Sin embargo,

decidió reivindicarlos en el proceso.

Para la Corte el Tratado Esguerra-Bárcenas es un tratado en materia territorial y no marítima.

Lo anterior denota que el Acta de Canje de 1930 no desterritorializó el tratado como lo invocó

Colombia en el proceso sobre excepciones preliminares. Esta es tal vez la parte más compleja de

dicha decisión en la medida en que la Corte determinó que no existía una delimitación marítima

entre Colombia y Nicaragua. Es decir, que el meridiano 82 no era la frontera marítima

Con los antecedentes arriba señalados, el equipo jurídico de Colombia hizo una nueva propuesta

de delimitación abandonando definitivamente el icónico Meridiano 82. En este sentido la propuesta

partía de una rigurosa equidistancia entre diferentes espacios territoriales nicaragüenses y

colombianos para trazar una línea que empezaba en la parte norte al este del meridiano 82 y

terminaba en la parte sur al oeste de dicho meridiano. Se trataba de un trazado en el que se

aplicaron de forma estricta diferentes normas de delimitación marítima. Con esta propuesta

Colombia entraba “perdiendo” espacios marítimos al norte pero se preservaban, de una forma

lógica, todos los espacios territoriales. Es decir todas las islas, los islotes y cayos que seguían en el

proceso; además, 84 se estaba invocando soberanía sobre espacios marítimos al oeste del

meridiano 82, en el sur hasta encontrarse con la frontera marítima con Costa Rica.

Lo anterior, la Corte lo tomo a consideración para el desarrollo de su falla, sin embargo, la misma

presto especia atención en lo relacionado a la soberanía de los Estados, Con relación a la soberanía

sobre los espacios terrestres, la Corte empezó explicando la geografía de cada uno de estos siete
23
espacios que aún se encontraban en disputa. En este sentido, la Corte analiza la ubicación y

características geográficas así como la extensión de los cayos de Albuquerque, Este-Sur-Este,

Roncador, Serrana, Quitasueño, Serranilla y Bajo Nuevo con el fin de determinar si se trata de islas,

es decir que se encuentren sobre el nivel del mar y puedan ser susceptibles de apropiación. Esto

debe hacerse para poder determinar sobre cuál de los dos Estados en el litigio debía recaer la

soberanía. En sentido, contrario, saber con exactitud cuál de estos espacios no era susceptible de

ser reivindicado al no encontrarse sobre el nivel del mar y, en consecuencia, no poder ser

considerado como una isla.

La Corte analiza el tratado Esguerra-Bárcenas de 1928, el uti possidetis juris, las efectividades

(determinando la fecha crítica y el análisis de las mismas), el eventual reconocimiento de Nicaragua

de los títulos de Colombia, la posición adoptada por los terceros Estados y el valor probatorio de los

mapas. Analizado todo lo anterior, la Corte determinó, no podía ser de otra forma, que la soberanía

sobre los siete espacios terrestres era de Colombia.

La Corte parte del principio de equidistancia, esta era la posición que Colombia había

presentado para trazar la delimitación, en la que, como ya se mencionó, el trazado de la frontera

marítima empezaba en el norte al este del meridiano 82 y terminaba al sur al oeste de este

meridiano. Para poder trazar la línea media provisional, la Corte debe determinar cuáles son las

costas pertinentes. Al aplicar esta teoría se empieza a caer la estructura de la defensa colombiana,

ya que no tiene en cuenta los títulos históricos y afirma que “en el presente caso el principio del uti

possidetis juris no permite determinar quién detiene la soberanía sobre las formaciones marítimas

en litigio”.

24
La Corte, al determinar que la costa pertinente nicaragüense mide aproximadamente 531

km mientras que la colombiana solo unos 65 km, es decir, que la relación entre las costas pertinentes

de cada Estado es de 1 a 8,2 a favor de Nicaragua, terminó generando una gran diferencia que a la

postre sería la base para que le fueran adjudicados tantos espacios marítimos a Nicaragua en

perjuicio de Colombia. Esto, aun teniendo en cuenta que con posterioridad en la decisión, la Corte

redujo dicha relación a una de 1 a 3,44 para evitar inequidades en la división de los espacios

marítimos.

Además, la misma entró de determinar cuál era la zona marítima pertinente y así como los

derechos que generan las diferentes formaciones marítimas, es decir, los cayos de Albuquerque,

Este-Sur-Este, Roncador, Serrana, Serranilla y Bajo Nuevo. La Corte sostuvo que todos estos espacios

generan un derecho de doce millas náuticas, rechazando la posición nicaragüense que pretendía

que estas formaciones solo debían tener un derecho a tres millas náuticas como consecuencia de

su pequeño tamaño. Así mismo, sostenía que no tenían derecho a zona económica exclusiva ni a

plataforma continental al tratarse “de rocas no aptas para mantener habitación humana o vida

económica propia”.

La Corte, bajo el principio de equidad, decidió que la línea media provisional se debía mover

hacia el este, como consecuencia de la diferencia en la relación existente entre las costas

pertinentes. Al moverlas determinó que no se podía reducir el derecho que cada una de las islas

generaba a las doce millas náuticas de mar territorial.

25
La Corte tomando a consideración los aspectos denotados con anterioridad es clara en

establecer que su fuente de derecho además de ser la normativa ya aquí señalada, es enfática en

afirmar que su decisión además de ser ajustada a derecho, debe ser proporcional, pero sobre todo

conforme a los planteamientos del derecho marítimo, e incluso del derecho portuario, pues bien; si

bien es cierto que este tema sucinta aun mas sobre el régimen marítimo, no se puede dejar de lado

lo relacionado con el derecho portuario.

Y, lo anterior básicamente tiene como fundamento en que, la Corte ha sido enfática en

integrar el objeto del litigio, pero además, este fallo concede derechos marítimos y por ende

indiscutiblemente portuarios, pues, en caso de no pronunciarse frente a ellos, surgirían varios y

diversos interrogantes como por ejemplo ¿las islas colombianas del meridano 82 en cuanto a la

normativa portuaria de quien es responsabilidad?, es decir, ¿si existe un puerto en tales islas

Colombianas según el derecho marítimo y el derecho portuario a quien le corresponde dicha

responsabilidad?, ¿Sería al operador Colombiano o Nicaragüense?

Efectivamente, se debe analizar que, Las Operaciones Portuarias de la mercancía durante

su estancia en los puertos son de especial importancia para el correcto desarrollo del posterior

transporte marítimo. De hecho, esta es una de las fases más peligrosas y sensibles para la mercancía

durante la cual puede sufrir daños importantes si no se realiza adecuadamente y por profesionales

acreditados.

Llama especialmente la atención la escasa de regulación que ha tenido esta fase del

transporte hasta que en el 2014 entró en vigor la nueva Ley de Navegación Marítima, que además

26
de contemplar las figuras clásicas de la navegación como pueden ser la del armador o el cargador,

contempla otras tales como la de los prácticos y los operadores portuarios.

La ley señala que la responsabilidad del Operador Portuario se basa en una presunción de

responsabilidad iuris tantum, es decir, se invierte la carga de la prueba y se presume que el Operador

Portuario será responsable de posibles daños a la mercancía a no ser que pruebe lo contrario,

siempre y cuando medie protesta del receptor a la entrega. Por tanto, el momento de recepción de

la mercancía y los posibles remarks/marcas que pueda o no contener el recibo que acredite dicha

recepción, es una buena forma para probar si la mercancía ya venía dañada desde origen o que, de

haber daños, éstos se han podido producir en una fase anterior del transporte o manipulación y

trincaje de la mercancía. No obstante lo anterior, no responde a los pronunciamientos antes dados,

pues, si no se tiene certeza sobre a que país pertenecen tales islas, tampoco se tendrá certeza sobre

quien recae la responsabilidad.

Pues bien, otro aspecto que realizo la Corte o el porque la importancia de lo anterior, es que

si bien es cierto que el conflicto ha sido netamente importante para la sociedad a manera general,

también lo ha sido para el derecho, sobre todo el ámbito internacional, portuario y marítimo; y esto

porque si no se sabe los limites o la territorialidad de cada isla o segmento en cuestión existirán

diversos vacíos normativos y jurídicos que van a generar un conflicto de manera directa e inmediata.

Si bien es cierto que la Corte de manera textual nunca se refirió en su decisión o en sus

alegatos a aspectos base del derecho portuario, si tomo a consideración fundamentos que infieren

la importancia del derecho portuario en el presente caso, o más aun de la importancia, infieren la

presencia y la necesidad del mismo para dar solución al caso. Por lo anterior, la Corte afirma:

27
“La Corte recuerda que el área pertinente no se puede extender más allá del área en la cual

las titularidades de ambas partes se encuentran y superponen. Por lo tanto, si una parte no

posee titularidad sobre un área en particular, ya sea debido a que ella ha celebrado un

acuerdo con un tercer Estado o debido a que esa área está situada más allá de una

frontera determinada judicialmente entre dicha parte y un tercer Estado, dicha área no

puede ser considerada como formando parte del área pertinente para los presentes fines.

Dado que Colombia no tiene titularidad potencial al sur y al oriente de las fronteras que

ella ha acordado con Costa Rica y Panamá, el área pertinente no se puede extender más

allá de dichas fronteras. Adicionalmente, aunque el “Zona de Régimen Común” Colombia-

Jamaica es una área en la cual Colombia y Jamaica han hecho un acuerdo de desarrollo

compartido en lugar de una delimitación, la Corte considera que ella debe ser considerada

como situada por fuera del área pertinente. La Corte observa que más de la mitad de la

“Zona de Régimen Común” (así como la isla de Bajo Nuevo y las aguas que la rodean

dentro de un radio de 12 millas náuticas) están localizadas a más allá de 200 millas

náuticas de Nicaragua y por lo tanto no constituyen parte del área pertinente en todo caso.

Recuerda también la Corte que ni Colombia, ni Nicaragua (por lo menos en muchos de sus

alegatos) alegaron que ella debería ser incluida en el área pertinente. Aunque la isla de

Serranilla y las aguas que la rodean dentro de un radio de 12 millas náuticas están

excluidas de la “Zona de Régimen Común”, la Corte considera que ellas también caen por

fuera del área pertinente para fines del presente caso, en vista de potenciales titularidades

de Jamaica y del hecho de que ninguna de las partes alegaron lo contrario”.

La Corte concluye por lo tanto que la frontera del área pertinente en el norte sigue la

frontera marítima entre Nicaragua y Honduras, fijada en la Sentencia de la Corte del 8 de

69 octubre de 2007 (Controversia Territorial y Marítima entre Nicaragua y Honduras en el

28
Mar Caribe (Nicaragua c. Honduras), Sentencia, I.C.J. Reports 2007 (II), p. 659), hasta que

encuentra una latitud de 16 grados norte. Continúa entonces hacia el oriente hasta que

encuentra la frontera de la “Zona de Régimen Común”. Desde ese punto, sigue la frontera

de dicha Zona bordeando las 12 millas náuticas desde Serranilla, hasta que se intersecta

con la línea de las 200 millas náuticas desde Nicaragua.. En el sur, la frontera del área

pertinente comienza en el oriente en el punto en el que la línea de 200 millas náuticas

desde Nicaragua se intersecta con la línea de frontera acordada entre Colombia y Panamá.

Sigue entonces la línea Colombia-Panamá hacia el occidente hasta que se encuentra con la

línea acordada entre Colombia y Costa Rica. Continua por dicha línea hacia el occidente y

luego hacia el norte, hasta cuando se encuentra con una hipotética línea de equidistancia

entre las costas de Costa Rica y de Nicaragua. El área pertinente así identificada tiene un

tamaño de aproximadamente 209,280 km cuadrado”(Corte Internacional de Justicia, 19 de

noviembre de 2012).

Esto conlleva a enfatizar que las limitaciones que se han brindado no se refieren netamente

a las zonas con delimitaciones comunes y que tienen incidencia dentro de los limites territoriales o

del mar, sino que las limitaciones allí planteadas son relacionadas con el área pertinente, tal como

se expuso con anterioridad, pues bien, en dicha zona es donde concretamente se van a ejercer

derechos no solo marítimos sino portuarios, pero que al no realizarse se dejarían en falacia y vacío

normativo, perjudicando aspectos básicos como al analizado anteriormente (responsabilidad del

operario en los puertos).

En efecto, la Corte consideró que Nicaragua tenía un derecho de 200 millas náuticas, que

solo se vería interrumpido por el derecho que genera, a su vez, cada una de las islas colombianas

29
ubicadas más al oeste del meridiano 82 y que, en consecuencia, se encuentran enfrentadas a la

costa nicaragüense. Es decir, San Andrés, Providencia, Santa Catalina y los cayos de Albuquerque

que generan un derecho de 200 millas náuticas hacia el este de las mismas.

Este fue el argumento con el que la Corte terminó trazando dos líneas paralelas al norte y al

sur de las islas mencionadas, privando a Colombia de gran parte de espacios marítimos que

habíamos considerado como nuestros aún desde antes de la independencia de España. Esto mismo

sirvió para determinar que Quitasueño y Serrana quedarían como enclaves siguiendo la

jurisprudencia del caso de las islas anglonormandas.

En el 2012, la CIJ rechaza las pretensiones de soberanía nicaragüense sobre el Archipiélago

y confirma que Colombia tiene soberanía sobre todos los cayos e islas que lo conforman. De igual

manera, la Corte reconoce la calidad de isla a Quitasueño y su consiguiente vocación para generar

mar territorial. Por último, traza una línea de delimitación marítima, en la cual Colombia “pierde”

soberanía sobre una porción importante de aguas de su zona económica exclusiva.

7. Conclusión

Se analiza desde el punto de vista del derecho portuario y del derecho marítimo que la

decisión de la Corte se encuentra conforme a derecho, principalmente el argumento que conlleva a

realizar tal afirmación es que la disputa en cuestión requería el análisis jurídico, normativo pero

30
sobre todo limitante en cuanto al derecho marítimo, pues, de no hacerlo se estaría pasando por alto

la normativa aplicable al caso concreto, la cual en su momento ya fue explicada.

Para lo relacionado con la limitación la Corte realiza y afirma en su fallo; “Finalmente, y en

una tercera etapa, la Corte verificará que la línea (una línea de equidistancia provisional que puede

haber sido ajustada o no al tomar en cuenta las circunstancias pertinentes), tal como está, no

conduce a un resultado inequitativo en razón de una marcada falta de proporcionalidad entre las

respectivas longitudes costeras y las áreas marítimas respectivas de cada Estado por referencia a la

línea de delimitación. . Una verificación final del resultado equitativo involucra una confirmación de

que al comparar las áreas marítimas con la relación de longitudes costeras no se evidencia una falta

de proporcionalidad pronunciada. Esto no equivale a sugerir que las respectivas áreas deben ser

proporcionales a las longitudes costeras: como la Corte ha dicho ‘la repartición del área es por lo

tanto la consecuencia de la delimitación, no al revés’ (Delimitación Marítima en la Región entre

Groenlandia y Jan Mayen (Dinamarca c. Noruega), Sentencia, I.C.J. Reports 1993, p. 67, para. 64).”

(Delimitación Marítima en el Mar Negro (Rumania c. Ucrania), Sentencia, I.C.J. Reports 2009, p. 103,

par. 122.)

Pues bien, lo anterior conlleva a establecer que el derecho del mar en cuanto a lo

relacionado con jurisdicción de territorio según la normativa vigente ha sido el eje primordial para

la toma de la decisión por parte de la corte, pues, de no realizarlo así y tomar a consideración

únicamente por el ejemplo el derecho internacional publico, se dejarían vacíos normativos como ya

se ha expresado anteriormente.

31
De igual manera desde mi punto de vista el derecho portuario genero directa e

indirectamente una incidencia real en el desarrollo y curso normal del proceso, esto a su vez porque

bajo una perspectiva social era necesario que se planteara tal soberanía, pues, es claro que las

relaciones jurídicas de los territorios en cuestión tiene que ver con tramites básicos como

responsabilidades portuarias, y sobre todo a quien aplicar la misma. Es por ello, que la necesidad

de lo anterior era inminente, pues, de no desarrollarse el conflicto seria aun mayor.

Finalmente, se concluye que el campo marítimo es mucho mas amplio y mayormente

aplicable al caso concreto, no obstante no es excluyente con la necesidad de regulación portuaria,

que aun cuando en el fallo es corta y no tan evidente, fue necesaria para tomar una decisión

conforme a derecho, a consideración los lineamientos expuestos relacionados con el derecho

marítimo y portuario, dichos lineamientos concretamente son la necesidad, la limitación de los

mismos, la regulación y la aplicación directa.

8. Recomendación.

Conforme a la investigación realizada anteriormente, se puede evidenciar que el fallo de la

Corte fue muy prudente conforme a la necesidad de la problemática planteada, esto a su vez

porque como se menciono anteriormente, el fallo de la Corte no se centra únicamente en el

desarrollo de la jurisdicción y soberanía, sino que de la mano abarca la necesidad y a su vez,

resaltar la importancia del derecho marítimo en cuestión, pero sobre todo se logro evidenciar que

si existía un vacío normativo y jurídico al no realizar el anterior estudio, pero esto fue corregido

con el pronunciamiento de la Corte en donde se resalto además de la importancia del derecho


32
internacional publico, también se atendió la importancia del derecho marítimo y portuario, sin

embargo, sería buen a futuro enfatizar aun más en el tema a tratar, para verificar las consecuencias

positivas del anterior estudio.

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related/155/155-20220421-JUD-01-00-EN.pdf

2. Líneas de base recta creadas por Nicaragua Decreto No. 33-2013. Tomado

de: http://legislacion.asamblea.gob.ni/normaweb.nsf/3133c0d121ea3897062568a1005e0f89/

c209695043fcb39706257be200508db1?OpenDocument

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