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(1870 – 1952)
Fue hija única de padres acomodados, cuando tenía doce años sus padres se
trasladaron a Roma para poder darle una mejor educación.
Estudiar para maestra era el único campo abierto a una mujer en esa época. Sin
embargo, María Montessori no quiso aceptar el papel tradicional de la mujer y para 1886 estaba
firmemente decidida a estudiar ingeniería, se inscribió en una escuela técnica para hombres
donde sólo había otra mujer estudiando.
En 1896 fue la primera mujer graduada en medicina en Italia; en vista de lo cual, fue
invitada al primer congreso para los derechos de la mujer que se efectuó en Berlín a fines de
ese año.
Sin embargo, su vida había de tomar otro rumbo pues, a su regreso a Roma se
incorporó a la clínica psiquiátrica de la universidad durante dos años. Como parte de sus
deberes y de su especialización en enfermedades nerviosas, visitaba a los niños internados en
los asilos para débiles mentales. Esto le causó una impresión tan profunda que determinaría su
trabajo futuro, ya que en los cuartos donde estaban los niños no había nada más que unas
bancas para sentarse.
La persona que los cuidaba le dijo una vez, que esos niños eran sucios y codiciosos,
pues al terminar la comida, se tiraban al suelo, peleaban por las migajas que quedaban y luego
se las metían y sacaban de la boca, al oír esto la Dra. Montessori vio a su alrededor y notó que
en el cuarto no había absolutamente nada, nada que los niños pudieran tocar o con qué jugar, o
manjar, en cuanto a llevarse las migajas a la boca, sabía que era una reacción normal en niños
pequeños y más aún en los deficientes mentales.
Se convenció que aquellos niños deficientes podrían beneficiarse de una educación
especial y viajó a Londres y a París para estudiar el trabajo de los dos pioneros en ese campo:
Jean Itard y Edouard Séguin.
A su regreso se dedicó a trabajar intensamente con los niños. Su éxito fue bien
conocido, al finalizar el curso de las escuelas primarias del distrito de Roma, presentó a sus
niños retrasados al examen para los niños normales y obtuvieron un resultado muy por encima
de los niños normales, mientras todo el mundo hablaba del milagro realizado, ella veía su
milagro desde otro ángulo, se preguntaba cómo era posible que se pudiera mantener a niños
normales sanos y felices en un nivel más bajo que sus deficientes mentales.
Pensó que métodos similares aplicados a niños normales permitirían que la personalidad
de un niño se desarrollara y liberara de una forma sorprendente.
Durante sus visitas concertadas con su trabajo y sus cátedras a las escuelas
municipales pudo comprobar las condiciones educativas de los niños normales.
Sin embargo, sentía que debía saber más acerca de los niños normales, pero ¿cómo
podría? si los niños a los seis años ingresaban a la escuela y no era fácil que ella interviniera en
esto.
Los dueños se quejaban que los niños pequeños maltrataban y ensuciaban todo, y así,
se les reunió en un cuarto donde una persona los cuidaba mientras las madres trabajaban.
Al enterarse de esto la Dra. Montessori pidió la dejaran trabajar con estos niños, esta era
la oportunidad que buscaba para poner en práctica lo que había observado con los retrasados.
Y así en 1907 en el barrio de San Lorenzo en Roma nació la primera “Casa dei Bambini
o Casa de los Niños”.
El gran valor de sus experimentos fue que trabajaba como alguien a punto de descubrir
una fuerza o poder desconocido y no como alguien que aplica una teoría, así como Volta o
Marconi que descubrieron un poder o fuerza y entonces, elaboraron una manera de llevarlo al
servicio del hombre.
La Casa de los Niños consistía en un cuarto sencillo y desnudo con escasos muebles
parecidos a los de cualquier hogar u oficina, el único equipo educativo consistía en los aparatos
sensoriales que había usado con los retrasados.
La Dra. Montessori afirmó que en esta etapa no tenían ningún sistema especial de
instrucción que quisiera poner a prueba. Sólo quería comparar las reacciones de los niños
normales a esas de los deficientes mentales y en particular ver si las reacciones de niños
pequeños normales eran similares a las de niños deficientes pero mayores.
No quiso llevar a cabo experimentos científicos pues pensaba que serían condiciones
artificiales que impondrían tensión e inhibirían las reacciones normales del niño.
Enseñó a una asistente a usar los aparatos sensoriales y ella permaneció como
observadora, esperando y sabiendo que los niños se le revelarían por sí mismos.
Poco a poco fue recibiendo sorpresas constantes que la dejaban incrédula y a fuerza de
comprobar una y otra vez alguna reacción determinada, al fin se convenía.
Los niños demostraron un grado de concentración al trabajo con los aparatos que no era
discernible en los deficientes, y parecía sorprendente en niños tan pequeños.
Todo esto hacía que la Dra. Montessori se preguntara el porqué de tales reacciones
constantemente.
Otra observación importante fue hecha de forma accidental, el material se guardaba bajo
llave. Un día se olvidó cerrar el gabinete, cuando llegó la maestra notó que los niños habían
escogido ya sus equipos y estaban trabajando. La Dra. Montessori entonces le dio instrucciones
de no cerrar más con llave y mandó a hacer anaqueles bajos para que los niños pudieran
escoger el trabajo que quisieran. Observó que constantemente dejaban algunos materiales e
incluso “juguetes” sin usar y los eliminó, pensando que los escogidos surtían una necesidad o
interés particular.
Ocurrieron otras cosas inesperadas. Los niños parecían indiferentes a los premios o
castigos relacionados con el trabajo. También mostraron un interés especial en imitar el silencio
de un bebé que llevó alguien un día.
De aquí la Dra. Montessori desarrolló un ejercicio del silencio, que consistió en controlar
todos los movimientos para escuchar los sonidos del medio ambiente. Los niños sentían placer
al efectuarlo y parecían reflejar una necesidad de comunicación tácita con sus compañeros y
con el medio natural que los rodeaba. Los niños también revelaron que poseían un profundo
sentido de dignidad, así como un dominio de sí mismos que crecía paulatinamente. Su sentido
comunitario y social fue desarrollándose. Saludaban, mostraban su trabajo a otros, etc.
No tenía la Dra. Montessori intención de exponer a los niños tan pequeños a la lectura y
escritura. Pero algunas de las madres iletradas le suplicaron que lo hiciera. Finalmente les dio
algunas letras hechas de papel de lija para que las manipularan y recorrieran con los dedos.
Pronto empezaron a conectar los sonidos con las letras y a armar palabras, muy pronto ellos
mismos empezaron a escribir por todas partes. Leían lo que ellos escribían, pero no lo que
escribían los demás. Pasaron cerca de seis meses antes que comprendieran lo que significaba
leer palabras, después leyeron con el mismo entusiasmo que tuvieron con la escritura; letreros,
anuncios, etc. Lo mismo sucedió hasta que comprendieron lo que significaba un libro y
entonces hubo la misma explosión de interés por ellos. Todo este proceso fue interesante en
tres sentidos. Primero la espontaneidad y la dirección de la actividad fue siempre de los niños
mismos. Segundo se invirtió el proceso usual de leer antes de escribir. Tercero, los niños
involucrados tenían sólo cuatro y cinco años de edad.
Al observar todos estos cambios en los niños la Dra. Montessori consideró que había
identificado hechos importantes y hasta entonces desconocidos sobre el comportamiento y
capacidad infantil.
Pensó también, que para considerarlo como verdades universales debía estudiarlos bajo
diferentes condiciones y ser capaz de reproducirlos para esto, una segunda “Casa dei Bambini”
se abrió en San Lorenzo ese año; siguieron una en Milán y otra más en Roma, esta última para
hijos de padres acomodados.
Ya para 1909 toda la parte italiana de Suiza empleaba sus métodos en asilos y hogares
infantiles.
Al comparar a los niños de los diversos centros pudo comprobar que había una
diferencia en la respuesta inicial entre los niños de hogares acaudalados y aquellos de familias
pobres.
La Dra. Montessori llamó “normalización” a este proceso pues pensaba que era el
estado normal del niño, ya que se desarrollaba espontáneamente cuando el ambiente le ofrecía
los recursos necesarios.
VIAJES
En 1909 publicó el primer informe completo sobre su trabajo: “El método Montessori.”
En 1912 hizo su primer viaje a Estados Unidos, para dar conferencias. Se le acogió
calurosamente, aún en la Casa Blanca y entre sus promotores y admiradores se encontraba
Thomas Alba Edison y Alexander Graham Bell. Para 1913 se había fundado ya una Asociación
Educativa Montessori de los Estados Unidos cuya presidenta era la Sra. De Alexander Graham
Bell y la hija del presidente Wilson su secretaria. La Dra. Montessori quedó tan complacida que
regresó en 1915 a dar un curso de capacitación en California y un pabellón especial se montó
en la feria mundial de San Francisco. Se abrieron escuelas Montessori en todo el país y una
avalancha de artículos se desató en periódicos y revistas, sin embargo, este brote tan
entusiasta encontró igual brote de críticas adversas de parte de psicólogos y educadores que
favorecían más las teorías psicológicas y educativas establecidas.
Fue atacada y criticada a tal grado que para 1918 el movimiento declinó y no resurgió
sino hasta 1957, cinco años después de su muerte, este fenómeno de auge y decadencia fue
único, el movimiento siguió floreciendo en Europa y se abrieron muchas escuelas.
En 1916 dio un curso en Barcelona, ahí fijó su residencia definitiva en 1918 para dirigir el
seminario laboratorio de pedagogía al abandonar definitivamente los Estados Unidos de
América.
Para no aburrirlos con innumerables detalles y fechas daré un breve resumen de sus
actividades principales y de los momentos sobresalientes del movimiento Montessori en los
años subsecuentes.
1919.- Primer Curso Internacional en Inglaterra (limitado a 200 personas, pero con más de
2000 solicitudes)
1920.- Ministerio de educación en Holanda promueve una modificación para abandonar los
sistemas antiguos y adoptar el suyo nacionalmente.
1927.- Sociedad Argentina Montessoriana se forma después de haber dado ella una serie de
conferencias.
Curso en Dublín.
Último Congreso Montessori en Italia antes del cierre de los Colegios Montessori prohibidos por
el fascismo.
Vuelve a Barcelona.
Se declara la guerra y por ser italiana se le confina a arresto domiciliario. Sin embargo, sigue
con sus cursos y conferencias.
1947.- La Universidad de Berlín Oriental le ofrece una cátedra para enseñar a sus jóvenes a
vivir la libertad, la rechaza pues tiene el compromiso de fundar una Universidad Montessori en
Madrás.
Regresa a la India.
1949.- Separación de la India y Pakistán, decide regresar a Europa, regresa a Italia al 10°
Congreso Internacional en San Remo.
María Montessori fue una mujer especial, supo salvar innumerables obstáculos para
lograr lo que se proponía se adelantó a su época en su trabajo y en la aplicación de sus ideas.
Sin embargo, a pesar de este currículum tan impresionante nunca perdió su sencillez y
sobre todo su amor por los niños.