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El carcinoma renal es la octava neoplasia maligna más común y se detecta a menudo de forma incidental. La tomografía y resonancia magnética son las técnicas radiológicas clave para diagnosticar, estadificar y monitorear el carcinoma renal. Una vez detectada una masa renal, es importante determinar si es quística o sólida y si es benigna o maligna usando clasificaciones como la de Bosniak. La estadificación TNM es fundamental para pronosticar el resultado del paciente. Las terapias de ablación mínimamente invasivas
El carcinoma renal es la octava neoplasia maligna más común y se detecta a menudo de forma incidental. La tomografía y resonancia magnética son las técnicas radiológicas clave para diagnosticar, estadificar y monitorear el carcinoma renal. Una vez detectada una masa renal, es importante determinar si es quística o sólida y si es benigna o maligna usando clasificaciones como la de Bosniak. La estadificación TNM es fundamental para pronosticar el resultado del paciente. Las terapias de ablación mínimamente invasivas
El carcinoma renal es la octava neoplasia maligna más común y se detecta a menudo de forma incidental. La tomografía y resonancia magnética son las técnicas radiológicas clave para diagnosticar, estadificar y monitorear el carcinoma renal. Una vez detectada una masa renal, es importante determinar si es quística o sólida y si es benigna o maligna usando clasificaciones como la de Bosniak. La estadificación TNM es fundamental para pronosticar el resultado del paciente. Las terapias de ablación mínimamente invasivas
El carcinoma de células renales es la octava neoplasia maligna más frecuente en el adulto y
la más frecuente del riñón, por tanto, se trata de una enfermedad muy común. Desafortunadamente este hallazgo se detecta incidencialmente. Cualquier lesión renal sólida vista en los estudios de imagen tiene una alta probabilidad de ser maligna. La tomografía la resonancia magnética son las técnicas radiológicas de elección para detectar y localizar el carcinoma de células renales, definir las características anatómicas de su entorno, estadificarlo, planificar el tratamiento y seguir su evolución. L tomografía es la primera opción por su mayor disponibilidad y menor costo en comparación con la resonancia magnética. Una vez detectada una masa renal lo primero que debe establecerse es si corresponde a un seudotumor. Una vez excluido el seudotumor, debe establecerse si la masa es quística o sólida y en ambos casos intentar determinar si es benigna o maligna. a clasificación más útil para evaluar las formas quísticas es la de Bosniak, que relaciona la probabilidad de malignidad de una lesión con una serie de características como son los septos, el grosor de los septos y las paredes, calcificaciones, nódulos y realce septal/mural/nodular Al detectar un nódulo sólido renal lo primero es determinar si la lesión contiene grasa y así descartar un angiomiolipoma. Las lesiones sólidas benignas o malignas y sin grasa macroscópica son indiferenciables. Una vez diagnosticado un carcinoma de células renales, es fundamental estadificarlo adecuadamente ya que el estadio es el factor individual más determinante en el pronóstico del paciente, la clasificación que se recomienda es la TNM. Para el tratamiento se han desarrollado terapias mínimamente invasivas, como las técnicas de termoablación renal, con el objetivo de preservar al máximo la función renal, reducir las complicaciones, el dolor, el tiempo del procedimiento y la duración de la estancia hospitalaria. Inicialmente fueron técnicas laparoscópicas pero actualmente, y en un notable porcentaje de casos, se realizan por vía percutánea, guiadas por ecografía, TC o RM. Las 2 técnicas ablativas más aceptadas y disponibles actualmente son la ablación por radiofrecuencia y la crioablación. Ambas lesionan letalmente las células tumorales sin dejar tejido tumoral viable, ocasionando el menor daño posible sobre las estructuras sanas adyacentes. El mejor predictor actual de respuesta precoz al tratamiento es una reducción igual o mayor a un 10% en la suma de los diámetros mayores de las lesiones diana. En el protocolo de seguimiento del carcinoma de células renales con tratamiento antiangiogénico es aconsejable realizar una fase arterial además de la nefrográfica para detectar y monitorizar la respuesta de las metástasis hipervasculares.