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C.I. 24.495.092
Analgésicos Esteroideos
Farmacocinética:
La vía sistémica (oral, rectal, IM o IV) se utiliza para la mayoría. Por vía oral se absorben casi
completamente, pero algunos como hidrocortisona y triamcinolona sufren metabolismo presistémico
variable que reduce su eficacia. Los tiempos a la concentración máxima se alcanzan alrededor de los 90
min. Por vía IM o IV, los ésteres solubles se hidrolizan rápidamente mediante esterasas tisulares o
plasmáticas. En circulación se hallan ampliamente unidos a las proteínas plasmáticas, con excepción de la
triamcinolona y el deflazacort. La hidrocortisona se une a la CBG (proteína de unión a los
corticoesteroides) (75-80%), a la albúmina (10-15%) y a los eritrocitos (5%). El resto se une más a la
albúmina. Los glucocorticoides se distribuyen ampliamente y pasan la barrera hematoencefálica y la
placenta (excepto la hidrocortisona y la prednisona que son metabolizadas allí). Algunos se excretan por
leche materna (concentración aproximada 30% de la plasmática). Los glucocorticoides se eliminan por
metabolismo hepático, por lo que la fracción de excreción urinaria de droga activa es inferior al 20%,
excepto para la dexametasona. Las vías locales son de amplio uso ya sea en forma de soluciones, cremas,
aerosoles e inyectables: sobre piel y mucosas se usan clobetasol, triamcinolona acetonida y ésteres de la
betametasona, entre otros. Por vía inhalatoria se emplean beclometasona, budesonida, ciclesonida y
fluticasona. Para aplicación intraarticular se utilizan los ésteres de depósito de triamcinolona,
betametasona o dexametasona.
Farmacodinámica, mecanismo de acción:
A los glucocorticoides suelen atribuírseles dos mecanismos, uno genómico, lento, con latencia y
persistencia del efecto por horas y meses, y otro no genómico, rápido, de inicio y persistencia fugaces. El
primero se debe a proteínas modificadoras de la transcripción génica pertenecientes a la familia de
receptores nucleares; el segundo a moléculas diferentes poco caracterizadas.
Efectos adversos:
Los corticoides afectan casi todo el organismo, por ello las reacciones adversas especialmente tras la
terapia sistémica son múltiples y variadas, desde aquellas no serias pero sí displacenteras a otras que
ponen en peligro la vida.
Agudos:
Una reacción importante es la estimulación del SNC que conduce a cuadros psicóticos. Este
fenómeno no está bien comprendido y presenta un fuerte componente idiosincrático.
Insuficiencia adrenal aguda por supresión brusca de la terapia corticoide crónica, situación que
puede ser mortal pues provoca disbalance autonómico. Una forma atenuada del síndrome de
deprivación produce astenia, anorexia, náuseas, mareos, cefaleas, mialgias, artralgias, fiebre,
hipotensión ortostática, depresión, intensa descamación dérmica y eritema nodoso.
Crónicos: Éstos se refieren al hipercortisolismo iatrogénico que se desarrolla por la terapia
crónica, el aspecto cushingoide con obesidad central, hiperglobulia, intolerancia a la glucosa o
hiperglucemia e hipercolesterolemia, tendencia a infecciones oportunistas y virales, osteoporosis
u osteonecrosis, pérdida de masa muscular cuyo grado extremo es la miopatía esteroidea,
depresión, disforia, insomnio, trastornos digestivos variados, edemas por retención de Na+ y
agua (con riesgo de hipertensión y/o insuficiencia cardíaca en pacientes predispuestos) y
alteraciones cutáneas (acné, estrías, hirsutismo, equimosis). Estas sustancias pueden producir
además hipokalemia, trastornos reproductivos (amenorrea, infertilidad), cataratas, exoftalmos,
aumento de presión intraocular e hipertensión endocraneana benigna. Algunos pacientes con
enfermedades crónicas (asma, reumatismo) se hacen dependientes de los corticoides,
dificultando su sustitución por otros fármacos. El consumo pediátrico prolongado puede producir
retardo en la estatura. Los corticoides inhalados presentan efectos adversos locales, disfonía (en
casi el 50% de los pacientes) y candidiasis oral (sintomática en casi el 5% de los pacientes);
aunque las personas que reciben grandes dosis diarias presentan efectos sistémicos comparables
a los corticoides orales. Los corticoides tópicos por uso prolongado generan atrofia dérmica y
aparición de infecciones locales.
Usos:
Analgésicos Opioides
Los analgésicos opioides constituyen un grupo de fármacos de gran potencia analgésica, denominados
también, narcóticos u opiáceos. Se clasifican según su actividad intrínseca o eficacia, en: Agonistas
(reconocen un determinado receptor y producen una respuesta celular que se traduce en un efecto
farmacológico, son: Codeína, dihidrocodeína, Fentanilo, Metadona, Morfina, Oxicodona, Tramadol),
agonistas parciales (reconocen el receptor, pero la respuesta biológica es inferior al efecto máximo. Son
esencialmente agonistas parciales para los receptores µ y agonistas para el resto, a este grupo pertenece la
Buprenorfina), agonistas-antagonistas (activan parcial o totalmente unos receptores y bloquean otros. La
acción agonista es, en general, sobre los receptores κ, comportándose sobre los µ como antagonistas o
agonistas parciales, a este grupo pertenece la Pentazocina) y antagonistas (reconocen un determinado
receptor y lo ocupan sin inducir los cambios celulares que traducen el efecto farmacológico, a este grupo
pertenecen la Naloxona y Naltrexona).
Framacocinética:
1. Administración sistémica:
Absorción y transporte. En general se absorben bien por vía oral, aunque algunos presentan un
primer paso hepático que sustrae de la circulación sistémica una porción variable, influyendo en
su ulterior biodisponibilidad. Para las vías subcutánea e intramuscular el grado de absorción
depende de la circulación local. Si la circulación local está alterada por vasoconstricción
periférica, hipovolemia o hipotensión, la absorción es pobre necesitándose más droga para
obtener un efecto dado. Para las vías transmucosa y transdérmica sólo son posibles en los
opiodes con elevada liposolubilidad, elevada potencia y bajo peso molecular como el fentanilo.
En cuanto a la vía intravenosa, es la que ofrece una mayor disponibilidad y es la más adecuada
para el tratamiento con opioides del dolor agudo. Una vez que han pasado a plasma los opioides
son transportados por la albúmina en el caso de los opiáceos acídicos (morfina) y por la α-1-
glicoproteína en el caso de los opioides básicos (fentanilo, meperidina, alfentanilo y metadona).
Distribución: Desde el plasma los opioides se distribuyen inicialmente por los tejidos altamente
perfundidos (pulmón, corazón, cerebro, hígado y riñón). El acceso a los receptores opioides tiene
lugar durante la distribución inicial y depende de la cantidad de fármaco disponible para
atravesar la barrera hematoencefálica y de su capacidad para atravesarla, lo que depende, en gran
parte, de sus propiedades fisicoquímicas.
Biotransformación y eliminación: Se metabolizan principalmente en el hígado por
glucoronicoconjugación (morfina y fentanilo) u oxidación (meperidina, alfentanil, sulfentanil y
metadona), pero la tasa de biotransformación de la morfina, fentanilo y pentazocina depende más
de la concentración plasmática y del aclaramiento hepático flujo dependiente, que de la actividad
intrínseca microsomal de modo que, en principio la disfunción hepática limita poco la
depuración a no ser que sea severa. El fenobarbital y la rifampicina estimulan el metabolismo
hepático (sistema del citocromo P450) y aceleran la biotrasnformación de los opioides. La
cimetidina reduce el sistema metabólico hepático P450 y puede producir acumulación de
morfina o meperidina, por lo que sería mejor usar antagonistas H2 (ranitidina) que no interfieren
esta vía. El riñón elimina los metabolitos procedentes de la biotransformación hepática, pero un
10% es excretado por filtración glomerular y secreción tubular activa sin ser previamente
metabolizado.
1. Administracion intrarraquídea: Producen analgesia sin inducir bloqueo motor, sensorial o
autonómico (simpático).
2. Vía epidural: Dependiendo de su liposolubilidad, parte del opioide pasa a la grasa epidural y otra
es absorbida por el plexo venoso epidural. Los muy liposolubles (fentanilo) atraviesan la
duramadre rápidamente, llegando al LCR y a los receptores espinales a los pocos minutos. La
distribución del efecto es, por tanto, fundamentalmente segmentaria, llegando escasamente a los
centros respiratorios. El inicio del efecto es rápido (en 5 - 10 minutos para el fentanilo y la
meperidina, siendo máximo a los 15 - 30 minutos) y la duración más corta que los hidrosolubles
(3 - 4 horas). Posteriormente se reabsorbe por los vasos medulares y pasa a la circulación
general, pudiendo ejercer efectos supraespinales a través de la circulación sistémica. Los
hidrosolubles (morfina), pasan más lentamente al LCR, y al no llegar facilmente a las estructuras
espinales, tienden a ascender rostralmente ejerciendo sus efectos a nivel supraespinal siendo
eliminados a la circulación sistémica por las vellosidades coroideas. Atraviesan muy despacio la
duramadre, por lo que el inicio de la acción es más lento (20 minutos para la morfina con un
efecto máximo a los 45 - 90 minutos), que cuando se administran por vía sistémica. Debido a su
gran solubilidad en el LCR, se crea un efecto de depósito que implica una duración entre 8 y 12
horas. La morfina se administra a nivel lumbar o sacral y torácico o lumbar para el fentanilo,
según el tipo de analgesia segmentaria que se quiere conseguir.
Los opioides se unen a receptores específicos ubicados principalmente en el sistema nervioso central
(SNC) y reproducen los efectos de los ligandos endógenos (encefalinas y ß-endorfinas), que modulan en
sentido inhibitorio la nocicepción. Los receptores opioides están localizados en los terminales
presinápticos en cerebro, tronco encefálico y áreas medulares, en vías sensitivas periféricas, y en otros
territorios (plexo mientérico y médula adrenal). Se han identificado cinco clases, denominados µ (µ1 y
µ2), κ, δ, σ, y ε. Los receptores µ, κ y σ, son activados por los opioides exógenos y los δ por las
endorfinas. En la membrana celular los receptores opioides se acoplan con una proteína específica
(proteína G) que consta de tres subunidades α, β y γ. La proteína G tiene una porción exterior proyectada
a la parte externa de la membrana que facilita el acceso a la célula de drogas hidrosolubles exógenas y
endógenas y una porción catalítica proyectada al interior de la célula y acoplada a la GDP (nucleótido de
guanina) en la porción α. Al unirse el agonista al receptor, se produce un cambio estructural que facilita el
acoplamiento entre proteína G y el receptor, todo esto se traduce en una disminución de la liberación de
neurotransmisores desde los terminales que llevan el impulso nociceptivo con lo que las neuronas quedan
hiperpolarizadas suprimiéndose las descargas espontáneas, inhibiéndose la transmisión sináptica del
impulso.
Efectos adversos:
Usos:
Los opioides poseen un efecto analgésico muy potente, y son la base del tratamiento del dolor
moderado e intenso de carácter agudo (postquirúrgico, postraumático, quemados, crisis falciformes,
mucositis por quimio o radioterapia y secundario a procedimientos diagnósticos y terapéuticos invasivos)
o crónico de tipo somatosensorial. Alivian más fácilmente el dolor de carácter “sordo y continuo” que el
de tipo “punzante breve o intermitente” (cólico renal o biliar), aunque a dosis altas son igualmente
eficaces. En el dolor con componente inflamatorio muy intenso pueden ser menos efectivos de lo
esperado. El dolor neuropático bien por compresión o destrucción nerviosa (invasión tumoral,
traumatismos y neuropatía diabética) o de “tipo simpático” (distrofia simpática refleja y síndromes afines)
es refractario a los opioides. Los opiodes por vía EV se emplean en el dolor agudo postoperatorio
secundario a cirugía muy dolorosa (traumatológica, ortopédica, torácica y urológica), asociados a AINES
potentes, lo que permite disminuir la dosis de opioides con menor incidencia de efectos adversos. En el
transcurso de los días del posoperatorio el dolor va disminuyendo y será necesario reducir la dosis
progresivamente. Cuando el paciente tolera la vía oral se emplean formas solubles de morfina o
comprimidos de liberación retardada asociados a analgésicos menores (paracetamol), continuando luego
con asociaciones con codeína. Los opioides por vía epidural (lumbar o caudal), pueden estar indicadas en
pacientes con riesgo de DR. Algunos pacientes en ventilación mecánica se benefician de la
administración de opioides, junto con benzodiazepinas en infusión continua para disminuir la ansiedad y
las molestias inherentes a la técnica.
Inhibidores de la bomba de protones
1. Omeprazol.
2. Esomeprazol.
3. Lansoprazol.
4. Rabeprazol.
5. Pantoprazol.
Todos tienen una potencia antisecretora similar, sin embargo, pueden clasificarse en cuanto al tiempo
de acción y duración de su efecto, en cuanto a la dosis mínima necesaria para mantener el pH gástrico >4,
en cuanto a las dosis equipotenciales, en cuanto a los parámetros farmacocinéticos, y en cuanto a las vías
de administración y precio en el mercado; sin diferencias importantes en cuanto a eficacia y seguridad
entre los cinco tipos de IBP.
Clasificación en cuanto al precio: Omeprazol (más económico, 0,07-0,09 €), seguido del
Esomeprazol (0,45 €), Lansoprazol (0,57 €), Pantoprazol (0,62 €), y el Rabeprazol (0,87 €).