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Buen Vivir Latinoamericano, alternativa al

desarrollo hegemónico
Jefry Jofré (1) Camilo Orella (1) Bernardo Silva (1) Diego Vidal (1)

Resumen: Mientras atravesamos como humanidad uno de los momentos más críticos de las
últimas décadas, surgen múltiples dudas acerca de nuestra situación en términos de calidad de
vida. La lógica ubica medidas de protección en todos los frentes, diezmando nuestra rutina para
cuidarnos, pero al punto de prescindir de ciertas acciones y motivaciones a las que estábamos
acostumbrados. Esta situación que pone a jaque a todo un sistema parece tocarnos hoy más que
nunca en lo profundo, sin embargo, son estos meros efectos de un modelo más decadente que
prometedor, el cual sólo ha tapado con verdaderos parches los grandes problemas que sitúan a
países como Chile en los primeros puestos entre los más afectados, tanto en salud mental como
en términos emocionales y psicológicos. ¿Qué tan desviados estamos del camino que nos lleve a
tan ansiada estabilidad? ¿O quizás las expectativas y los ideales que tenemos pudiesen estar
equivocados? Pese a estos cuestionamientos, podemos declarar que vivimos en una etapa clave
para la historia humana, en dónde tomar las riendas de los cambios que nos permitan avanzar y
dejar de lado antiguos errores y vicios está siempre en nuestras manos. No es tarea fácil, pero
conseguir alternativas sustentables y conciliadoras es posible, y curiosamente, el ejemplo puede
radicar algunas costumbres que antiguas sociedades practicaban. Aplicar estos recursos puede
fomentar una nueva relación entre nosotros, una que nos permita convivir de forma más íntegra,
y quizás poder sobrellevar una vida que sea realmente buena.

Palabras claves: Buen vivir, recursos, consumismo, sociedad, naturaleza, desarrollo,


desigualdad, constitución.
1
Abstract: As mankind travels towards one of the most critical moments of recent times, several
concerns regarding our quality of life status have arisen. Logic thought displays protection
measures in all fronts, yet diminishing our self-care routines, to the point of getting rid of certain
actions or motivations that we were accustomed to. This situation puts a halt to an entire system
that seems to meddle us deep, however, these are anything but mere effects of a model more
decadent than hopeful, the which has only barely patched the greater problemas that locate
countries like Chile among the first places regarding mental health, or emotional and
psychological status. ¿How far are we from the road of stability?, ¿Or maybe the expectatives
and ideas that we share are plain wrong?. Regardless of those questions, it is undeniable that we
are in a crucial stage in human history, in which taking knowledge of the changes that will drive
us forward, and leaving behind mistakes from the past, is in our hands. It is no easy feat, but
achieving sustainable and repairing alternatives is possible, and for the matter of curiosity, the
example can uncover traditions which old societies practiced. Applying these ideas can inspire a
new relation between ourselves, one that can allow us to coexist in an integral form, and perhaps
achieve a great quality of life.

Keywords: Good living, resources, consumerism, society, nature, development, inequality,


constitution.

Del buen vivir y el Buen Vivir, aproximación del capitalismo y el desarrollo

Para definir ambos conceptos se expondrán las nociones entregadas por la RAE, como también
el origen ancestral de algunos pueblos cercanos a Los Andes. Según la RAE, el “buen vivir” se
refiere al conjunto de facultades y derechos que le permiten al individuo desarrollar una relación
espiritual y material de la manera más apta posible, pese a que también existen otras
interpretaciones diferentes. En cuanto al origen ancestral, se contempla una definición dada por
la filosofía milenaria de los pueblos aborígenes de América Latina (Houtart, 2011), la cual
consiste en perpetuar los conocimientos, tradiciones y costumbres milenarias, enfrentándose
también a la complicada tarea actual de proteger territorios, que durante años ha sido un
elemento central en la historia de estos pueblos, puesto que la tierra representa vitalidad, como
un agente vivo más. Para entender mejor este concepto, se citará unas palabras de Manuel Castro
(Dirigente de Relaciones Internacionales de la Confederación Kichwa del Ecuador,
ECUARUNARI): ‘’La noción implica una convivencia comunitaria, de igualdad social, equidad,
reciprocidad, justicia y paz. Supone igualmente una relación armónica entre la humanidad y la
Madre Tierra, gracias a la puesta en práctica del calendario ancestral y de su cosmovisión, en
particular frente al Padre Sol y la Madre Luna’’.

La definición formal brindada por la RAE está relacionada con la interpretación otorgada por la
sociedad occidental, contextualizada dentro del entramado capitalista liberalista y su actual
2
expresión, el Neoliberalismo, con un sistema totalmente globalizado y caracterizado por el
individualismo, junto con el antropocentrismo, que privilegia la fijación en el humano y sus
necesidades, promoviendo el desligue entre la naturaleza y el ser humano, ignorando la visión
orgánica. Esto trae consecuencias catastróficas como la subordinación total de la naturaleza ante
las necesidades suscitadas por una sociedad consumista que consume más de lo que debería,
dañando la primigenia fuente natural de donde se obtiene los recursos para satisfacer las
necesidades (y supuestas). ‘’No se puede Vivir Bien, si se daña la naturaleza’’ (Houtart, F. 2011.
pp-13).

Ulteriormente, se encuentra la postura de otras culturas como los pueblos amerindios, los cuales
desarrollan un entendimiento y una perspectiva distinta respecto al buen vivir desde un sentido
espiritual, reparando en la alteridad y en la otredad, corolario de esto es la visión orgánica y
simbólica que tienen del mundo (cosmovisión Andina), comprendiendo el mundo como un todo,
a pesar de las distintas partes que la conforman. Para que funcione correctamente debe tener una
armonía, la cual proviene del respeto por la Pachamama, fuente y origen de toda la vida en la
Tierra, por consiguiente, también del ser humano, trayendo como consecuencia un bien vivir, a
nivel general, evitando así el vivir mejor (vivir mejor a expensas de él otro o lo otro) de la
sociedad capitalista, el cual es disparejo entre los integrantes de la sociedad, quienes son
marginados por las diferencias acentuadas por el capital económico como cultural (Bourdieu,
1998). Tal como indica Evo Morales en Vivir bien ¿Paradigma no capitalista? y su prólogo, con
respecto a la doctrina del Bien vivir: ‘’Decimos Vivir Bien porque no aspiramos a vivir mejor
que los otros’’, reforzando y criticando lo dicho del capitalismo y sus efectos.

Para entender la propuesta del Buen Vivir, primero deben ser entendidos los planteamientos del
mundo actual y el capitalismo, de lo contrario, sería sólo una propuesta o alternativa sin un
verdadero trasfondo, el cual a grosso modo, busca una maximización del desarrollo tanto en
países desarrollados como en vía de desarrollo y subdesarrollados, poniendo al servicio la
naturaleza como una herramienta a servir, no reparando en el aspecto ecológico, cuestión que
muy bien enfatiza el Buen Vivir, con respecto a su planteamiento y las críticas que académicos
han hecho al modelo que domina la geopolítica actual. Es inviable el desarrollo global y
homogéneo, ya que eso significa (implícitamente) que se debe adoptar el hegemónico, una suerte
de imitación barata y aspiracional donde se perseguirá a toda costa salir del no desarrollo,
sacrificando recursos y esfuerzos en aplicar un modelo que no necesariamente es el idóneo,
significando una irreplicable realidad para Estados en diferentes procesos, obviando así el
particularismo que cada cultura tiene, negando la identidad y valores que colectivamente se han
formado, con finalidad de pertenecer al esquema global y aspirar al desarrollo que
complicadamente se logrará si su economía depende de exportaciones de materias primas, tales
como el cobre, carbón, litio (véase el ejemplo en Chile).

Correspondiendo una suerte de elitismo, donde estar amparado bajo el ala del desarrollo se
logra consumiendo lo que los mismos países desarrollados hacen y producen, ya sea a nivel de
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conocimiento (capital cultural) o bienes materiales, un ejemplo que cotidianamente se da es con
las marcas extranjeras (especialmente con europeas y anglosajonas), nimias vanidades que
construyen nuestra identidad y con esto, nuestra (y de los demás) visión de mundo, que poco a
poco se va incorporando ad hoc al sistema, resultando cada vez más alienada e inmersa al
paradigma imperante, ineludibles a las lógicas del capitalismo, segmentando la sociedad
mediante la aparición del estatus social, el cual resulta importante para el quehacer y quién ser (y
no debería). Organizando en torno al desarrollo un esquema general que prepondera la
desigualdad, ya que para que el pobre salga de su pobreza, el rico ha establecido que, para ser
como ellos, el pobre debe ahora pagar para imitarlos: comprar hasta su conocimiento, negando
sus propios conocimientos y prácticas ancestrales (Acosta, 2014. pp-27). Consagrando de esta
manera una sociedad desigual, elitista, individualista, consumista, vanidosa e irrespetuosa con el
otro y lo otro, individuo y naturaleza respectivamente.

La desigualdad con respecto al ser, el medio y los medios

La desigualdad es y ha sido un problema presente dentro de los diferentes ejes que componen el
tejido social, como consecuencia irremediable frente a la naturaleza humana y su complejo
conjunto de conductas e interpretaciones diversas y a veces dispares. Es parte inevitable de
nuestra historia que existan opiniones divididas, así como también una realidad que se moldea de
manera diferente frente a las perspectivas sociales o personales, y que casi siempre depende del
contexto socio-económico, del estatus social y de los ingresos que el individuo reciba. La
desigualdad se encuentra entre los intersticios de las sociedades que se han alzado y caído con el
correr de los años, y por distintos motivos, aparece como respuesta a un proceso de cambios y de
aprendizaje, en el que la política es comúnmente corrompida y en donde a partir de las crisis y de
los llamados de atención vienen los cambios. Lamentablemente, la desigualdad en el contexto
actual asciende motivada por los intereses personales hasta la ejecución de las funciones de las
instituciones. Este egoísmo, según Maquiavelo en El Príncipe y Hobbes en El Leviathan obedece
a una fijación competitiva, a veces bélica y aguerrida en donde el modelo capitalista encontró
aún más espacio para desarrollarse posteriormente. Lo que se produce es un escenario
confrontacional en el que rozan los conflictos, las ambiciones y las disputas en el día a día, y en
el marco de toda relación humana. Puesto que inconscientemente a veces respondemos a
instintos primitivos, como verdaderas pulsaciones fantasmas que tarde o temprano aparecen y
reaparecen, al menos hasta que se cruza el límite y pueden establecerse pactos sociales en que se
filtre (o se intente filtrar) una nueva conducta mejor. “Sin embargo, esto no es más que pura y
dura demagogia, lobos vistiéndose de ovejas. Los lobos (dominadores), se sacaron las máscaras y
convencieron a todos, que lo único razonable era educar a los “ciudadanos” en ser lobos como
ellos, porque sólo a los lobos le va bien al interior del sistema” (Canales, 2014. pp-3).

Cabe recalcar que no hay dilema realmente si alguien tiene más que el otro, el problema viene
realmente cuando la persona tiene más es a expensas del otro y no da una compensación en
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relación al usufructo labrado, es ahí donde la real desigualdad se produce, expresada en nuestra
actualidad con la acumulación de las riquezas de unos pocos, problemática que supuestamente se
zanjaría al llegar a un nivel de “desarrollo” y “progreso” sostenido traído por procesos
industriales, tal como señala Thomas Piketty en El capital en el siglo XXI, con respecto a la
teoría de la desigualdad de Kunetz: ‘’La desigualdad en todas partes se puede esperar que siga
una "curva de campana." En otras palabras, primero se debe aumentar y luego disminuir en el
transcurso de la industrialización y el desarrollo económico’’ (Piketty, 2014. pp-16). Un ejemplo
de esta desigualdad está expresado en monopolios legales comerciales, poseedores de la mayoría
de los recursos y medios, en comparación de la cantidad total de personas adyacentes a tales
rubros (como campesinos), esto se puede ver claramente en las empresas multinacionales con su
supremacía en ingeniería genética y biotecnología, junto con la importancia en el mercado
agrícola: el 90% del comercio mundial de trigo, maíz, café y piña, y alrededor del 70% del
comercio de plátanos y arroz, están bajo control de un número muy reducido de esas empresas;
del mismo modo, el 75% del comercio mundial de cereales está controlado por sólo cinco
multinacionales agroalimentarias (A. A. Deasmrais, 2009. citado por Farah y Vasapollo, 2011.
pp-12,13).

Tal monopolización de materias primas y medios de producción, mediante amedrentamiento,


abusos, aprovechamiento y explotación (histórica y actual), es imperdonable y crítico, puesto que
daña las relaciones entre los innumerables individuos y elementos que conforman la sociedad,
mal consiguiendo una insalubre subordinación entre asociados (explotador y explotado),
afectando al tejido articulador del intercambio que tan esencial es para las relaciones sociales,
políticas y económicas, mediadas por la reciprocidad y redistribución, tal como mencionan
antropólogos de la talla de Malinowski y Sahlins. Él sujeto de explotación también puede ser
“lo” explotado, refiriéndose con esto a la tierra (recursos naturales) y su apropiación para
trabajarla, sin métodos que reparen en una sostenibilidad de esto y a perjuicio de ello, un mal
trato que desencadena escasez de los recursos que tanto añoramos y necesitamos para nuestro
frenético subsistir y sobrevivir, potenciado por una sociedad de consumo que nos estimula a cada
segundo con publicidad, propagandas y/o doctrinas.

Tarde o temprano, aunque más temprano que tarde, nuestra electrizante manera de vivir llevará
a un punto sin retorno, que paulatinamente avanza y avanza, haciendo oídos sordos a la crisis
ambiental que nos azota, proponiendo ideas que ayudan superfluamente y refuerzan al
capitalismo benevolente como solución al problema que él mismo creó. Las tentativas por
ablandar el sistema, humanizarlo, pintarlo de verde, son ilusorias (Houtart, 2011. pp-17). El
paliar tal problemática es inútil, mientras no haya un cambio filosófico y un cambio en el
paradigma imperante, donde nuestras fútiles e infinitas necesidades devastan la fuente más
importante de vida, por lo que buscar nuevas formas de desarrollo (alejados de lo acuñado por lo
economicista y mecanicista) y vías de este es esencial en la situación en la que estamos, tanto
para oriente como occidente, que al fin y al cabo, son parte del mismo bloque económico,
aunque con peculiares variaciones, pero aún así, dentro del mismo mercado (en forma de hecho
5
social total, al estilo Maussiano), favorecido por la globalización, la cual ha hecho un esfuerzo
por homogeneizar las diversas culturas que comprenden a nuestro popurrí contemporáneo,
catalizado por la institución que “se regula sola” y teniendo como efecto colateral (entre
muchos), la consolidación global del consumismo y derroche desmesurado.

El medioambiente y la conservación de su flora y fauna plantean la necesidad de implementar


un modelo productivo que establezca armonía entre estas partes, en paralelo al aceleramiento de
la crisis ambiental que actualmente nos remece. De lo contrario, no se podrá subsanar el daño
que provoca este sistema. Las soluciones propuestas por los gabinetes políticos usualmente no
hacen más que poner parches a aquello que debiese ser atacado y refundado desde la raíz.
Esta reflexión además reconoce que las propuestas de cambio injertas en las nociones éticas-
morales del capitalismo promocionan mejoras, pero en verdad se alejan de la ejecución de estos
cambios verdaderos, como lo son también acabar con los vicios y el comportamiento corrupto,
pensamiento de advertencia que ya ha sido tratado innumerablemente a lo largo de distintas
corrientes teóricas del pensamiento, ya sean de carácter marxista, neo-institucionalista, religioso,
o lo que, en América Latina se reconoce como el “hablar profundo de los
pueblos amerindios” hoy protagonistas políticos principales de movimientos contra-
hegemónicos, y de procesos de transformación estatal, social y política en países como Bolivia y
Ecuador, entre otros (Farah y Vasapollo, 2011. pp-15). Ejemplos principales de esto son las
conceptualizaciones de las cosmologías de pueblos originarios con respecto a lo que se llama
‘’Buenos Víveres’’, el de los Quichua del Ecuador, el Sumak Kawsay y Suma Qamaña de los
Aymara de Bolivia, teniendo diferentes interpretaciones y significados, estos acuñados por
intelectuales indígenas como no indígenas, teniendo como similitud el objetivo de rescatar la
armonía entre la naturaleza y el hombre, entre lo material y lo espiritual, en el mundo actual, con
el simbolismo pertinente a cada noción. Implícitamente se interpretan estos conceptos como
‘’herramientas’’ para llegar a un objetivo social que siempre se ha perseguido, el bien común de
la humanidad (Houtart, 2011; Breton, Cortez y García, 2014).

El desarrollo capitalista y sus esbirros han secuestrado a la naturaleza y sus recursos, ¿qué o
quiénes serán los encargados de ligar lo que se ha separado y así devolver lo que se ha
expoliado?, posiblemente un neo-desarrollo o posdesarrollo que rompa con los orígenes
coloniales, el imperialismo devastador y su perpetuación, en otras palabras, un switch en el
interruptor, un cambio en la visión, una revolución del paradigma, una visión holística que no se
centre en definiciones formales, sino en la aplicación, para lograr una homeostasis orgánica en
todas las esferas de la vida social, económica, política, religiosa, moral, tecnológica, ecológica.

Contexto histórico y surgimiento del Buen Vivir, ¿posdesarrollo?


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Surge en respuesta a varias crisis y problemas creados por un modelo de sistema consumista
(capitalista) que desde hace mucho tiempo viene engullendo y destruyendo el modo de vida
tradicional y las bases materiales de las culturas. En respuesta a esto, se genera un modelo de
pensamiento basado en la organización social y la vida comunitaria, que tiene como objetivo la
recuperación de las vivencias perdidas de las culturas pasadas.

Específicamente, en el siglo XX, situado en el país del Ecuador, esta ideología surge como
consecuencia de la poca igualdad económica de la región, la cual Alberto Acosta (escritor del
libro “Extractivismo y neoextractivismo: dos caras de la misma maldición”) define la situación
del país como una suerte de “paradoja de abundancia”, una hipótesis que apunta a que los países
y regiones con una abundancia de recursos naturales, especialmente de fuentes puntuales de
recursos no renovables, como minerales y combustibles, tienden a tener un menor crecimiento
económico y resultados de desarrollo peores que los países con menos recursos naturales. Lo
cual Acosta ejemplifica en el contexto como un
Al establecer los parámetros y causas principales del buen vivir, se hará una recopilación sobre
los principales países y naciones en donde el “Sumak Kawsay” y ‘’Suma Qamaña’’ participa.

1. Ecuador (Sumak Kawsay): Incorporada en la constitución del año 2008, dicta leyes tales
como la 2.5.1 de derechos del buen vivir art. 12: “El derecho humano al agua es
fundamental e irrenunciable. El agua constituye patrimonio nacional estratégico de uso
público, inalienable, imprescriptible, inembargable y esencial para la vida.”; esto
ejemplifica y deja en evidencia la anti-mercantilización de recursos naturales, intentando
unificar la fuente de vida primigenia, junto con las necesidades humanas, sin políticas
extractivistas, con el principal propósito de lograr un ‘’buen vivir’’ y no un ‘’vivir
mejor’’, mediante la inclusión de los recursos naturales (junto con una nueva ética-moral)
en la legislación ecuatoriana, impulsada por una serie de pensamientos relacionados con
el vivir de la cultura andina (Quechuas), más bien, ‘’vivir en plenitud’’, surgiendo como
respuesta y propuesta alternativa al contexto del país donde se centraba un modo de vida
capitalista globalizado, extractivista y sin pluralismo cultural.
Cabe destacar que el movimiento surge desde la década del 90 como una serie de
propuestas, en el año 2008 finalmente acaba incluyéndose en la constitución.

2. Bolivia (Suma Qamaña): Incluido en la constitución presentada el año 2007 y entra en


vigor el 2009 , fue el primer país en reconocer y aplicar el movimiento andino en sus
leyes, tal como se menciona en la carta magna de aquel año: “El Estado asume y
promueve como principios ético-morales de la sociedad plural: ama qhilla, ama llulla,
ama suwa (no seas flojo, no seas mentiroso ni seas ladrón), suma qamaña (vivir bien),
ñandereko (vida armoniosa), teko kavi (vida buena), ivi maraei (tierra sin mal) y qhapaj
ñan (camino o vida noble)” (Morales, 2009. Constitución política del estado (cpe)
Bolivia. pp-3). Al igual que Ecuador, esta propuesta política y cultural surge en la década
del 90 (se desprende del Sumak Kawsay conceptualizado desde 1990) como respuesta a
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las políticas occidentalizadas, promulgadores del desarrollo y crecimiento económico sin
freno, carentes de valores sociales, en donde lo material, la producción y la acumulación
de bienes junto con riquezas, pesa más que el bienestar social y vivir plenamente (sin
dañar a la otredad).

Existen más países en donde el concepto de “buen vivir” puede ser comparado con una vista
similar, la cual ha generado interés y es mencionado por diversos autores, pero no de manera tan
profunda como los dos países antes aclarados, por lo que se solamente se aludirá, más no se
ahondará en ellos.

A) Guaraníes paraguayos y bolivianos (Teko Kavi): Significa “vida buena”, se enfoca en la


reciprocidad, apela al hecho de la convivencia de la sociedad.

B) Mapuche chileno (Küme Mongen): Todo forma parte de un conjunto, el mundo funciona
como uno, por lo tanto, la relación con la naturaleza-sociedad es la base para la conformación del
mundo. Significa “buen vivir”.

C) Achuar ecuatoriano y peruano (Shiir Waras): Para ellos el trabajo es concebido como es una
relación permanente con el mundo espiritual, es decir, la obtención de recursos no debe ser
ilimitada, solo se obtiene lo que se requiere para vivir en equilibrio con la naturaleza, a lo que
denominan Shiir Waras o “buen vivir”.

D) Maya, Norte y centroamérica (Lekil kuxlejal): Se compone de varios conceptos que existen en
la lengua tsotsil, que resultan muy importantes en los usos y costumbres de las comunidades
mayas. Este concepto busca el buen vivir de manera holística, impulsando el cuidado mutuo, el
respeto hacia otros seres, la naturaleza y la noción de interdependencia.

La cantidad de filosofías relacionadas en el buen vivir tienen una conexión con la actual y
preocupante situación en Latinoamérica, en donde “la paradoja de abundancia” ha golpeado
duramente a la sociedad, la cual busca activamente alternativas para esta situación, encontrando
vías opcionales en donde pueda primar la comunidad, fraternidad y cuidado a la Tierra.
Surgiendo como respuesta a la debacle del modelo, inspirándose y ocupando de referentes a la
gran variedad de culturas que han existido y coexistido antes de que ocurriera la colonización (y
con esto la aculturación hacia los pueblos originarios).

Esto mediante conceptualizaciones de la cosmovisión y vida social de nuestras raíces culturales,


trayendo a flote una nueva noción decolonial y a modo de contracultura latinoamericana, el
“buen vivir”, extrapolado desde sus parámetros esenciales, pero sin perder de vista el punto
principal, la cual es una crítica a la sociedad antropocentrista de consumo y derroche que oblitera
todo a su paso, sirviendo como una vía alternativa al desarrollo que no repara en lo ecológico y
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que tampoco distribuye sus ganancias de manera equitativa, asunto que queda expresado en los
Índices de Gini y Tasa de incidencia de pobreza en Latinoamérica.

Interrogantes con respecto a la aplicación del Buen vivir

En vista de los contextos e ideas presentadas, se hace presente la necesidad de plantear ciertas
reflexiones con respecto al Buen Vivir y sus funcionamientos, en un contexto del presente y con
todos los obstáculos que este podría enfrentar en un hipotético acercamiento a esta forma de
subsistencia con la sociedad y el medioambiente.

A. Primera interrogante a reflexionar: ¿Cómo se ha de interpretar la definición ancestral e


inmemorial del Buen Vivir, al estilo de vida contemporáneo?

Para poder darle un sentido apropiado al concepto del buen vivir aplicado a los tiempos
actuales, es vital contrastar el contexto social e histórico en donde se aplicó originalmente el
concepto del Buen Vivir, que son los pueblos originarios de Los Andes. Siendo el principal punto
de diferencia el estado pre-industrial de estas sociedades, lo cual implica que los medios de
subsistencia y colaboración hacia la sociedad con el fin de la satisfacción de las necesidades
tenía un enfoque hacia la recolección comunitaria entre los individuos que componen a las
sociedades pre-industriales de los pueblos originarios, en contraste a los efectos de la
industrialización y el capitalismo hacia el modo de satisfacción de necesidades más individual de
los tiempos actuales. Por ende, puede que la interpretación moderna del Buen Vivir difiera con
respecto a las aplicaciones y definiciones ancestrales que los pueblos indígenas sostienen de
estos conceptos, puesto que el actual contexto temporal moderno, aunque las necesidades primas
del ser humano siguen siendo las mismas, y probablemente lo seguirán siendo por un longevo
tiempo más, la forma de cómo satisfacer tales necesidades, han cambiado y lo seguirán haciendo.
Esto en un contexto tecnológico, medioambiental, económico, social o político.

B. Segunda Interrogante a reflexionar: ¿Es viable la aplicación del concepto del Buen Vivir
en el contexto capitalista globalizado del Siglo XXI?

Esto constituye una continuación del tema anterior, debido a que el actual sistema capitalista
globalizado, el cual predomina a las sociedades modernas, contiene ciertas aristas, como la
sobreexplotación de recursos, el consumismo desenfrenado, y el carácter individualista de la
satisfacción de necesidades.

Estos elementos son una clara antítesis de los pilares fundamentales del Buen Vivir, sin
embargo, debido al eventual colapso ambiental por las prácticas de explotación del ser humano,
y al llamado de atención de ciertas sociedades frente a las deficiencias sociales de los estados
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frente a sus ciudadanos, se ve cada vez más posible la necesidad de aplicar ciertos conceptos del
Buen Vivir, hacia reformas para garantizar la sustentabilidad medioambiental y un nivel de
estándar de vida aceptable en las sociedades en vías de desarrollo. Sin embargo, históricamente
en el contexto capitalista moderno se ha presenciado el activo sabotaje e incapacidad de aquellos
que tienen los recursos requeridos para la subsistencia de las sociedades. Este hecho puede ser un
gran hincapié, ajeno a la definición y proceso propio del Buen Vivir, para poder ser aplicado o al
menos dar la oportunidad de probar e incorporar ciertos elementos de este, a las dinámicas
sociales y económicas de la actualidad. En vista a ello, es posible que la aplicación de un modelo
con bases en el Buen Vivir, puede que requiera un impulso ciudadano, debido a que implica
sacudir las bases mismas que atentan contra los pilares de este.

C. Tercera interrogante a reflexionar: ¿Cómo puede influir el concepto del Buen Vivir, al
actual plano nacional, en los procesos de cambio que se experimenta hoy en día?

Un importante punto a considerar con respecto al caso anterior, son las protestas sociales
ocurridas en el territorio nacional recientemente, provocadas por el disconforme social expresado
por la sociedad, con respecto a las garantías de calidad de vida que el estado no provee.

En el actual proceso constituyente se puede tomar nota de los casos en Ecuador y Bolivia, en
donde se señala el Buen Vivir como punto en sus respectivas constituciones. Los ejemplos
mencionados podrían ser casos de estudio para considerar una implementación de esta práctica
en el actual proceso constituyente que se desarrolla en el país. Sin embargo, estos deben de ser
evaluados para poder ser aplicados correctamente en un contexto nacional, debido a que realizar
comparaciones con otras naciones y estados que han aplicado estas metodologías en sus cartas
magnas y leyes fundamentales, no necesariamente son compatibles o similares entre sí, debido a
que las dinámicas de poder y sociedad entre distintos territorios, pueden ser ampliamente
distantes. No obstante, se puede inferir que las principales columnas que sustentan a los
conceptos e ideas del Buen Vivir, son similares en lo que ofrecen, hacia los descontentos sociales
expresados por la sociedad chilena en los últimos dos años, por lo que una aplicación de este en
un proceso constituyente, como un baúl de ideas para construir lo que la ciudadanía solicitó
mediante democracia, para la sustitución del modelo neoliberal, algo que las ideas primas del
Buen Vivir ofrece con bastante claridad.

Conclusiones/Comentarios finales

Luego de la realización de este trabajo en conjunto, podemos vislumbrar algunas reflexiones,


así como reafirmar otras ideas que hemos venido analizando y estudiando durante el último
tiempo respecto al significado del “buen vivir”. Si bien existen interpretaciones divididas según
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el contexto espacio-temporal, hay algunos acuerdos ciertamente permanentes que responden (por
lo menos para las primeras sociedades) a una relación armónica y simbiótica de individuos entre
sí, así como con su entorno. La convivencia comunitaria es un asunto clave en prácticamente
todas las sociedades y grupos que coexistieron (y coexisten, algunos hasta hoy) antiguamente, de
manera de garantizar un orden y una estabilidad para desarrollar sus vidas.
Hoy, las expectativas y los lineamientos parecen estar dirigidos hacia otra dirección, puesto que
el planteamiento global geopolítico trae consigo un sistema capitalista que, si bien significó la
llegada de un mundo interconectado y “moderno”, esto llegó con otras muchas consecuencias
que parecen traer más problemas que soluciones. Todo esto se remonta a siglos atrás, desde que
los medios de producción y las formas socioeconómicas de distribución capitalistas alentaron a
naciones e imperios a extraer y explotar recursos de toda índole. Hoy por supuesto, el proceso
extractivo y productivo ha ascendido a niveles que son casi incontrolables, por lo que reconocer
el desequilibrio en el que habitamos es fundamental antes de siquiera pensar en un buen vivir.

Cabe mencionar que hoy en día también los esfuerzos por invertir y generar ganancias se
fundan en una propaganda ideológica que promociona de todas las formas posibles un montón de
productos y servicios que en muchos casos ni siquiera son realmente necesarios. Con el afán de
publicitar, hay una cantidad irreparable de expectativas, miedos y sentimientos (incluso de
experiencias) que son vendidas para rellenar supuestos vacíos, cuando en verdad no hay una
responsabilidad consciente respecto a los verdaderos requerimientos para lo que podría ser
llamado “un buen vivir” como se ha planteado. El consumismo desenfrenado no puede satisfacer
necesidades que no son reales, y es por esto que seguirá rondando incesable, por lo menos hasta
que no cambien algunas cosas. En cuanto a nuestra posición, lo cierto es que hay mucho que
podemos hacer. Desde recuperar la conexión bilateral con la naturaleza, hasta conformar un
presente seguro y con una mejor distribución de recursos. Para partir con el cambio, basta con
atrevernos a él, e idear formas de convivencia que sean realmente más sustentables.

Pero el problema también radica en la deliberada manera de actuar sin consecuencias, el cual
responde a un impulso humano presente en todos. Respecto a los límites, y a quién los establece,
estos tampoco han cuidado necesariamente una forma de equidad o respeto para la convivencia
humana y social. Y es que el “buen vivir” para unos, puede no representar lo mismo para otros.
La tarea entonces, si bien debe estar infundada en esfuerzos y propósitos de cambio, también
debe venir acompañada de una formación adecuada, es decir, una educación consecuente y
positiva para esclarecer la necesidad de proteger el mundo en que vivimos.

No sólo somos nosotros como ciudadanos y ciudadanas quienes debemos cumplir, sino también
las ordenanzas y reglas que las instituciones han traído consigo. El pacto para resolver los
grandes problemas actuales, debe convocar todas estas aristas, y sin embargo todas y todos
somos igualmente capaces de cumplir con él para que nuestra realidad tome una mejor forma,
más justa y cuidadosa.
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Referencias Bibliográficas (Orden alfabético)

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Artículo digital. pp 1-23. https://cronicon.net/paginas/Documentos/paq2/No.23.pdf

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Concheiro, L; Delgado, G; Gasché, J; Gudynas, E; Günther, M; Houtart, F; Jurado, F;
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Meza, A; Modonesi, M; Navarro, M; Núñez, V; Riechmann, J; Sacher, W; Silva, L &
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