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La satisfacción de las necesidades

humanas frente a las necesidades


de otros seres vivos.
Centro De Bachillerato Tecnológico Agropecuario N°102
“JUAN PABLO GALEANA”

Nombre del maestro:


Rodrigo Florentino Hernandez

Integrantes del equipo:


Ángel Rodríguez Guerrero
Jesus Ciro Sanchez Mayren
Kenji Gaddi Ramírez Cisneros
Jins Camacho Rendon

Grado y Grupo:
3°A
Necesidades humanas
Cuando nos referimos al ser humano
podríamos agrupar los niveles de
complejidad en tres ámbitos que se
superponen:
 las necesidades exclusivamente
fisicoquímicas comunes a todos los seres
vivos.
 las necesidades derivadas de los
mecanismos básicos de placer y dolor
comunes a todos los mamíferos por el
hecho de poseer un sistema diferenciado
de control e interrelación con el medio
como es el sistema nervioso.
 y las necesidades derivadas de la
memoria y la imaginación, como
productos emergentes del
hiperdesarrollo del sistema nervioso en
los homínidos que traducen y hace
trascender los mecanismos fisiológicos
de placer y dolor a un espacio nuevo e
inmaterial de creciente complejidad: el
cerebro humano que se transmuta en
psique y las necesidades se hacen
emocionales y psicológicas, dando lugar
a un concepto puramente antrópico
como es el de deseo.
Estos tres ámbitos, naturalmente, no están
regidos por una interrelación simplemente
jerárquica, puesto que el sistema cuerpo-
mente humano opera como un continuum
en el que los procesos físico-químicos son
los que hacen posibles los procesos mentales
y en el que, a su vez, los procesos mentales, a
través de las emociones, generan procesos
fisicoquímicos, disparando un ciclo de
retroalimentación que liga indisolublemente
el mundo inmaterial con el mundo de la
materia y la energía.
Es esta irrupción del mundo inmaterial en el
ámbito de las necesidades en la forma de
deseos la que dificulta la aplicación del
análisis meramente cuantitativo en el caso de
los seres humanos y, a su vez, es esta
dificultad la que, sesgadamente interpretada,
se usa habitualmente como argumento para
justificar el mito de que los deseos y
necesidades del ser humano son ilimitados,
un mito claramente instrumental para un
modelo organizativo basado en el
incremento del consumo. La aplicación
mecánica de este mito, enfrentada a la
constatación de la limitación de los recursos
materiales y energéticos, conduce
inevitablemente a la consideración de dos
únicas opciones: desde una perspectiva
solidaria, a la insatisfacción colectiva de un
creciente número de necesidades y deseos,
es decir, la austeridad obligada como
frustración de los deseos; desde una
perspectiva insolidaria, a la lucha sin cuartel
por la posesión de los escasos recursos
disponibles para la satisfacción de los deseos
y necesidades de un número decreciente de
seres humanos.

Entonces podríamos definir el mundo de las


necesidades humanas, como aquellas
condiciones cuya carencia hacen imposible
una vida digna; esto es una satisfacción no
sólo del metabolismo del ser humano con la
naturaleza, sino también de un metabolismo
psicosocial, de tal manera que la vida buena
no atañe únicamente a la supervivencia y la
vida stricto sensu, sino a la vida satisfactoria
que requiere de una serie de condiciones
para materializarse.
Entenderíamos entonces la sostenibilidad
humana como un proceso que no sólo hace
referencia a la posibilidad real de que la vida
continúe, sino que dicho proceso signifique
desarrollar niveles de existencia aceptables
para toda la población en una relación
armónica entre la humanidad y la naturaleza.
Necesidades y satisfactores
Las necesidades humanas son comunes a
todas las culturas pero éstas varían en la
formade resolverlas. A estas diferentes
formas de resolver las necesidades las
denominaremos satisfactores.
Las necesidades humanas son pocas,
delimitadas y clasificables.
Las necesidades humanas son las mismas en
todas las culturas y en todos los períodos
históricos. Lo que cambia a través del tiempo
y de las culturas es la manera o los medios
utilizados para la satisfacción de las
necesidades.
Cada sistema económico, social y político
adopta diferentes estilos para la satisfacción
de las mismas necesidades humanas
fundamentales. En cada sistema éstas se
satisfacen (o no) a través de la generación (o
no generación) de diferentes tipos de
satisfactores. Uno de los aspectos que define
una cultura es su elección de satisfactores.
Tipos de necesidades
Observando las diferentes culturas, con un
poco de sentido común, podríamos obtener
una lista de necesidades fundamentales
parecida a la que se presenta:
 Subsistencia: que incluye tanto las
necesidades de alimento como las de
abrigo térmico.
 Protección y seguridad: capacidad de
poder ser cuidado, disminución de la
incertidumbre de subsistencia, reducción
del riesgo de enfermedades,
mantenimiento de cierta seguridad
personal y comunitaria.
 Afecto: compañía, relaciones sociales.
 Entendimiento: conocimientos básicos
para desenvolverse en el medio y en la
comunidad.
 Participación: poder influir en el curso de
las cosas que suceden, en las decisiones
que afectan a uno mismo y a la
comunidad de referencia.
 Entretenimiento: recepción de unos
rangos de estimulación, ocupación.
 Creación: capacidad para crear algo,
producir variaciones, llevar a cabo
realizaciones.
 Identidad y pertenencia: a algún grupo (o
varios) de referencia y reconocimiento
básico personal.
 Libertad: capacidad para elegir entre
opciones disponibles, control personal,
autonomía.
 Equidad y justicia: no vivir en un medio
injusto.
 Vivir en un medio vivo: que nos permita
sobrevivir y albergar la posibilidad de que
vivan las generaciones futuras.
Tipos de satisfactores
¿Da igual resolver las necesidades con unas
fórmulas que con otras? ¿Da igual el tipo de
satisfactor que una cultura emplee para
resolver sus necesidades?.
Distraerse es una necesidad, pero no es lo
mismo tocar la armónica que dedicarse a
cazar elefantes para pasar el rato. Hay quien
es ávido de estimulaciones fuertes, pero no
es lo mismo practicar funambulismo que
prender fuego para ver qué pasa o hacer
rallies en zonas protegidas. Hacer
funambulismo proporciona al aficionado una
fuerte estimulación, pero es una actividad
que no contamina, no produce residuos, no
destruye ecosistemas y utiliza muy poca
energía procedente de combustibles fósiles.
Tirarse ladera abajo con un todoterreno,
proporciona una fuerte estimulación al
aficionado pero destroza el ecosistema,
requiere mucha energía de origen fósil,
contamina. Por lo tanto no da igual.
En un mundo frágil en el que sabemos que
los recursos son limitados y escasos, es clave
escoger los satisfactores adecuados.
El economista chileno Max Neef establece
una clasificación de satisfactores sumamente
interesante desde el punto de vista de la
sostenibilidad. Los satisfactores son
diferentes según satisfagan una o varias
necesidades y según se relacionen con la
resolución de las otras necesidades.
Satisfactores singulares: satisfacen una
necesidad. El pan satisface la necesidad de
alimentarse, al igual que el biberón. El voto
satisface la necesidad de participación en
algunas sociedades. Los espectáculos
satisfacen la necesidad de entretenimiento.
Satisfactores sinérgicos: satisfacen varias
necesidades a la vez: es el caso de una
tertulia que satisface la necesidad de
entendimiento, pero también la de relación.
La madre que amamanta a su bebé le
proporciona alimento, afecto, calor y
protección. La medicina preventiva trabaja las
necesidades de alimentación, la seguridad y
el cuidado. Un coro satisface la necesidad de
entretenimiento, pero también la de creación
y la de relación. El fuego en el hogar
satisfacía la necesidad de abrigo, pero
también de relación y de entendimiento (al
juntarse las personas a charlar en torno a un
punto de calor).
Satisfactores inhibidores: satisfacen una
necesidad pero imposibilitan la satisfacción
de otras necesidades: la televisión satisface la
de entretenimiento, pero dificulta la de
relación (y en buena medida la de
entendimiento). El turismo masivo a larga
distancia satisface la necesidad de distracción
y de conocimiento, pero emite CO2 y por lo
tanto impide la de respirar, destruye las
costas y los lugares ricos en biodiversidad,
poniendo difícil habitar en un medio vivo.
Satisfactores violadores o destructores tienen
o parecen tener la intención de satisfacer una
necesidad pero en realidad lo que hacen es
dificultar o imposibilitar la satisfacción de esa
necesidad en el medio plazo, además de
destruir la posibilidad de resolver otras. Sería
el caso del armamento nuclear. Otro ejemplo
serían las necesidades sobre satisfechas: el
comer es necesario, pero comer demasiado
puede traer problemas de salud. El coche
aumenta la autonomía de algunas personas
adultas pero disminuye la libertad en el
territorio de los niños y de las niñas, también
altera el clima y las posibilidades de
autonomía adulta en el futuro.
Desde el punto de vista de la sostenibilidad
conviene distinguir dos tipos de satisfactores:
Los satisfactores ecológicos y los
antiecológicos. Se hace preciso discutir de
qué manera han de resolverse las
necesidades si se pretende construir un
mundo sostenible desde el punto de vista
ecológico y social. No es lo mismo un quad
que un monopatín. No es lo mismo un viaje
en tren de alta velocidad para cenar con los
amigos que un paseo por el puerto. Al igual
que no es lo mismo la plaza del pueblo que
la plaza del centro comercial. Desde el punto
de vista de la sostenibilidad es muy diferente
la maratón que la Fórmula 1, los alimentos
transgénicos que la agricultura ecológica, el
aire acondicionado que la ventilación natural.
Un nuevo modelo para satisfacer
las necesidades
Las necesidades humanas fundamentales de
un individuo que pertenece a una sociedad
consumista son las mismas del que
pertenece a una sociedad ascética. Lo que
cambia es la cantidad y calidad de los
satisfactores elegidos, y/o las posibilidades
de tener acceso a los satisfactores
requeridos.
Lo que está culturalmente determinado no
son las necesidades humanas, sino los
satisfactores de esas necesidades. El cambio
cultural es consecuencia – entre otras cosas-
de abandonar satisfactores tradicionales para
reemplazarlos por otros nuevos y diferentes.
El desarrollo de una calidad de vida
aceptable por todas las personas sería un
concepto que abarcaría no solo la
satisfacción de las necesidades biológicas y
sociales sino también aquellas necesidades
emocionales y afectivas. Desde una
perspectiva integral abarcaría aspectos como
el cariño, la afectividad, la identidad, la
participación, las relaciones sociales, la
creatividad, el conocimiento, el ocio, la
libertad, etc.
Las necesidades humanas más que tratarlas
como ‘carencias’, habría que asignarles un
papel dinamizador entre lo biológico y lo
cultural. Las necesidades entonces se viven y
satisfacen de manera continua y renovada de
acuerdo con las características y condiciones
del ciclo vital. La vida humana adquiere un
papel central, en consecuencia, se viviría la
existencia como un cuidado de la vida
misma.
Y así, la tarea principal desde el punto de
vista de la especie humana, que aparece a la
luz de esta formulación, es literalmente
política y consiste en poner en marcha
mecanismos para la elección colectiva de
aquellos satisfactores que, sin poner en
riesgo el adecuado mantenimiento de las
variables metabólicas y vegetativas básicas,
es decir, sin generar impactos en el entorno
que hagan crecientemente difícil tal
mantenimiento, y haciendo disminuir el nivel
general de sufrimiento de la totalidad de
seres humanos presentes y futuros,
respondan de la forma más placentera
posible al mayor número de deseos y
anhelos generados desde la memoria y la
imaginación en el ámbito de la vida
inmaterial.
Naturalmente, una de las mayores
dificultades para llevar a cabo esta tarea es la
carga profundamente adictiva inherente al
modelo de consumo dominante, cuya lógica
exige el continuo incremento en el consumo
de bienes y productos crecientemente
banales y perecederos (obsolescencia
programada) y la inducción de satisfactores
(enmascarados como necesidades) en
función de los intereses del mercado dentro
de un marco de sobrecarga estimular
(medios de comunicación y publicidad
agresiva dirigidos a la fidelización del
consumidor). La miseria de la vida cotidiana,
interpretada como ausencia de significado,
generada por este modelo contribuye a
fortalecer el carácter adictivo de la relación
entre el ser humano (noosfera-biosfera) y sus
realizaciones (tecnoesfera). Este contexto
dificulta enormemente el éxito de aquellos
vectores de cambio que vinculen desde una
visión laica y materialista conceptos como
contención, austeridad, frugalidad con
objetivos como calidad de vida, placer y
belleza, pero resulta imprescindible instituir
las bases de un nuevo imaginario hedonista
concebido y construido desde la perspectiva
ecológica.
La propuesta de la economía feminista de
poner en el centro el mantenimiento de la
vida es más sostenible puesto que el
consumo deja de ser el motor de la sociedad.
Además va de la mano de la propuesta del
decrecimiento, que aboga por reducir el
mercado, la producción y el consumo, para
vivir mejor con menos y valorar las pequeñas
cosas de la vida que nos dan alegría.
No hay que exigir el pleno empleo, sino la
redistribución de los trabajos remunerados y
sobre todo, los no remunerados.
El decrecimiento propone construir otras
formas de vida basándose en las relaciones
sociales, la cercanía, la austeridad, la vida en
común y la ralentización del tiempo.
Elementos que lejos de ser limitantes son los
que enriquecen la vida y la llenan de alegría.
No son nuevos los estudios que apuntan que
la felicidad subjetiva no está asociada al
consumo y al dinero sino más bien a la vida
comunitaria donde prima la relación. El
feminismo añade que además se trata de
construir formas de vida que tienen como
sustrato el cuidado colectivo, reconociendo
que las personas somos seres vulnerables e
interdependientes.
La propuesta de la ciudadanía permite
entender los trabajos de cuidados más allá
de las prácticas que generan una vida
sostenible. Es reconocer que “la vida vivible
está por construir en la interacción con otros,
que la vida se dirime en la vida misma y que
no puede procurarse fuera de la vida (en los
mercados)”. La ciudadanía implica un
derecho a cuidar, a no cuidar por obligación
y ser cuidada/o, sin que esto signifique
subordinación para las mujeres.
El decrecimiento y la ciudadanía reclaman el
derecho y las posibilidades de reorganizar
nuestra sociedad de forma colectiva y de
crear colectivamente nuestra propia vida de
forma sostenible. Aparte de las propuestas
teóricas, existen propuestas concretas, que
podemos llevar a cabo en nuestro día a día.
Los grupos autogestionados de consumo de
productos ecológicos, los bancos de tiempo,
las tiendas sin costes, el disfrute de la
naturaleza de una forma respetuosa, la
construcción de comunidades de
convivencia, de comunidades de aprendizaje
o los grupos de crianza, son sólo algunos
ejemplos de llevar a la práctica el
decrecimiento y la ciudadanía.
Necesidades de otros seres vivos
Todos los seres vivos tienen necesidades básicas
que deben satisfacer para que puedan sobrevivir;
alimentarse, respirar, descansar y regular su
temperatura interna, son algunas de ellas.
Muchas de las acciones que realizan los seres
vivos, buscan satisfacer dichas necesidades.

Ejemplos:
Reproducción
Los flamencos realizan bailes complejos que
incluyen desplazamientos sincronizados en el
agua, movimientos del cuello y apertura de las
alas.
Regulación de temperatura…
Los cocodrilos deben regular su temperatura
corporal a partir de la temperatura del ambiente.
Es por esto que, durante el día, permanecen
quietos y con la boca abierta para tomar la
energía proveniente del Sol.
Captar luz solar…
Aunque las plantas no pueden desplazarse,
deben obtener la luz necesaria para fabricar su
alimento. Por esto, crecen en dirección a la
fuente de luz más cercana para aprovecharla al
máximo.
El hambre y la sed
Al igual que los animales y plantas, nosotros los
seres humanos necesitamos muchas cosas para
sobrevivir. ¿Alguna vez has corrido una distancia
larga o hecho una caminata extensa al punto de
llegar a sentir mucha sed? Tal vez te hayas
saltado una comida y te ha dado un hambre
impresionante. Estas son reacciones del cuerpo
para indicarnos que nos hace falta algo para estar
bien. Nuestro cerebro se encarga de detectar
mensajes de nuestro organismo que informan si
nos hace falta agua o alimento, y rápidamente
genera una respuesta que hace que dejemos de
lado lo que estemos haciendo y nos enfoquemos
en buscar algo de beber o de comer. El hambre,
por ejemplo, es un mecanismo de defensa que
alerta al organismo cuando existe carencia de
nutrientes. El cerebro regula la necesidad de
comer mediante señales que recibe de la boca, el
estómago, los intestinos y otras partes del
cuerpo. Al agotarse los nutrientes y la energía del
cuerpo, sentimos fatiga y cansancio. Luego de un
tiempo sin comer se empiezan a descomponer
todas las moléculas del organismo (por eso
adelgazamos), finalmente nos quedamos sin
combustible para realizar las funciones vitales y si
no hay consumo de alimentos, esta condición
puede llevar a la muerte. La sed es el deseo de
beber líquido. Se produce porque hay carencia
de agua en el cuerpo o porque en este
aumentaron las sales minerales. El envío de esta
señal de aviso al cerebro hace que reaccionemos
y bebamos agua. No beber agua puede generar
síntomas como fatiga, pérdida de energía,
envejecimiento prematuro, obesidad,
estreñimiento, desórdenes digestivos y
respiratorios. La carencia prolongada de agua en
el cuerpo puede llevar a la muerte.
¿Qué pasa si los animales no
comen?
Cuando no hay suficiente alimento en las
zonas donde se ocultan, sufren hambre y
desnutrición. Cuando la desnutrición pasa a
ser crítica, empiezan a dejar las zonas
arboladas, aumentando su vulnerabilidad a
los depredadores. Esto lleva a un aumento
en el número de muertes por depredación.
¿Qué pasa si los animales no
toman agua?
El perímetro de los territorios tiene que ver con la
cantidad disponible de alimento y agua; al
disminuir el recurso hídrico, hay menos seres
vivos y eso hace que los límites demarcados por
una manada, o grupo de animales, se extiendan
para abarcar más espacio.
Los animales requieren agua a libre disposición y
en grandes cantidades, y son muy sensibles a las
pérdidas de este elemento esencial para la vida. :)

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