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Mujeres que destacaron en la conquista y

colonización de América
Las primeras europeas que arribaron al Nuevo
Mundo cumplieron roles importantes.

Bien sabida es la historia de los hombres que arribaron a tierras americanas, a


finales del siglo XV y principios del XVI. Pero, ¿qué es de las mujeres?
Según el cronista Gonzalo Fernández de Oviedo, en 1502 llegaron las primeras
españolas a América, en la expedición que hizo fray Nicolás de Ovando en La
Española (actuales República Dominicana y Haití).
Algunos historiadores, sin embargo, afirman que Cristóbal Colón, desde el
Descubrimiento (1492), vino con varias mujeres en sus navíos.
Con información más precisa vuelve a aparecer Fernández de Oviedo, quien
menciona la emigración de ibéricas en 1509, en compañía del virrey Diego
Colón. Indica que ahí venía la virreina doña María Álvarez de Toledo y Rojas y,
con ella, “algunas dueñas e doncellas hijasdalgo (…) eran mozas (que) se
casaron en esta ciudad y en la isla con personas principales e hombres ricos de
los que acá estaban, porque en la verdad había mucho falta de tales mujeres de
Castilla”.
Algunas eran las hermanas Juárez, hijas de Juan Juárez, a quienes el cronista
consideraba “bonicas”. Una de ellas, Catalina, se casó con Hernán Cortés.
También venían en esa embarcación María de Cuéllar, quien contrajo nupcias
con Diego Velásquez, conquistador de Cuba.
“La Corona española estimuló la emigración familiar para evitar que los
conquistadores se mezclaran con las nativas, para mantener la pureza de sangre
y la garantía de una continuidad cultural”, consigna el documento La mujer en la
Colonia, de M. Ángeles Vásquez, publicado por el Centro Virtual Cervantes.
Desde entonces, la emigración creció. Venían de todos los estratos sociales:
hidalgas, soldaderas, amas de casa y hasta sirvientas negras, esclavas o libres, e
incluso, delincuentes. Por supuesto, también había parientes o criadas de los
conquistadores, así como viudas y solteras que preferían probar fortuna en
América.
Tantas mujeres estaban viniendo al Nuevo Mundo que, el 23 de mayo de 1539,
la Corona dejó de otorgar licencias a las solteras: “porque esto queda a nos
reservado”, decía el decreto. Años antes (1515), se indicó que las casadas
debían acompañar a sus maridos o que, si querían pasar hasta América, debían
constatar que tenían pareja en estas tierras y que aseguraran que iban a hacer
vida maridable.

Inhóspito
El mundo recién descubierto era inhóspito; de hecho, los primeros ibéricos
debieron vivir en bohíos y, por tanto, sin comodidades. La sociedad, además,
estaba desorganizada.
En cualquier caso, las mujeres tuvieron que aprender a ser “mandonas”, algo
que no podían ser en la España del siglo XVI.
Aquí, aunque también estuvieron relegadas a un segundo plano, tuvieron más
funciones. Como dueñas de la casa, se encargaron de asumir la representación
social del marido cuando este se ausentaba, así como ordenar a los criados.
Cuando sus esposos morían, quedaban como propietarias de la encomienda y
con las obligaciones de cobrar tributos, hacer trabajar a los indígenas y
adoctrinarlos. Con el tiempo, lo normal era que se volvieran a casar y
traspasaran las encomiendas a sus nuevas parejas.
Asimismo, las amas de llaves y familiares de los curas tenían la responsabilidad
de que la vivienda fuera “un modelo para los indígenas”.
Por supuesto, no todas lograron tener una mejor vida. Muchas desempeñaron
oficios como cocineras, tejedoras, vendedoras y, según el historiador chileno
Luis Vitale, algunas se dedicaron a la prostitución.

Dispersión
Muchas eran las vicisitudes de América en aquellos tiempos, por lo que Santo
Domingo (La Española) era el lugar más cómodo para ellas, al menos hasta el
primer cuarto del siglo XVI.
Con el tiempo se poblaron otras localidades. Primero Cuba, después México por
su clima más benigno. De ahí se extendieron en otras direcciones, como
Guatemala y el resto de Centroamérica. “La gran cantidad de conquistadores y
el escaso número de castellanas motivó un enorme grado de mestizaje; muchas
de estas mestizas de primera generación figuraron como ‘españolas’ en Perú y
Quito”, consigna el libro Mujeres en Indias: mujeres soldado, adelantadas y
gobernadoras, de Carmen Pumar Martínez.
Según la investigadora, el primer contingente importante de féminas que arribó
a Guatemala lo hizo con Beatriz de la Cueva, segunda esposa del adelantado
Pedro de Alvarado. Según las crónicas de la época, vino acompañada de “20
doncellas para casar”.

Aguerridas
Algunas mujeres se salieron del estereotipo de sumisas y tomaron un rol
protagónico. Durante la Conquista, algunas se sumaron a las filas del ejército,
como Inés Suárez, compañera de Pedro de Valdivia, quien, en 1537 se embarcó
y participó en las batallas en Chile. También está el caso de María Estrada, la
mujer soldado de México, y la aventurera donostiarra Catalina de Erauso, la
monja alférez.
El Nuevo Mundo también elevó a la categoría de gobernadoras a Aldonza
Villalobos y a Beatriz de la Cueva.
Villalobos —y por un tiempo su mamá, doña Isabel Manrique de Villalobos—
dirigió los rumbos de la Isla Margarita (actual caribe venezolano), entre 1527 y
1575. Durante su mandato, la isla pasó de ser nada a una próspera colonia,
bastante rica, por cierto, a causa de la explotación de perlas.
El caso de Beatriz de la Cueva es el más conocido en la historia de nuestro país.
Era originaria de Úbeda (Jaen), que hoy es parte de la Comunidad de Andalucía.
Se casó con Pedro de Alvarado, luego de que este enviudara de Francisca de la
Cueva, su hermana.
Doña Beatriz y el Adelantado llegaron a Guatemala en 1539.
Alvarado, en una expedición de conquista en México, murió el 4 de julio de
1541.
El 9 de septiembre de ese año, De la Cueva fue nombrada gobernadora, cargo
que aceptó de buen agrado, firmando la toma de posesión como “la sin ventura
doña Beatriz”, convirtiéndose en una de las pocas mujeres con ese cargo en la
América colonial.
De la Cueva, sin embargo, estuvo al mando poco tiempo, ya que uno o dos días
después, Santiago de Guatemala fue destruida por una correntada de lodo y
piedras que bajó del volcán de Agua. Fue un triste final para ella y su séquito de
doncellas.
Otras fuentes consultadas: Biblioteca de la Academia de Geografía e Historia de
Guatemala: Status de la mujer en Centroamérica, de Manuel Rubio Sánchez /
Hemeroteca PL / El País: Ellas también hicieron las Américas.
De armas tomar
– Doña Luisa Xicontencatl, según el historiador Adrián Recinos, fue la primera
mujer extranjera de abolengo que llegó a la Provincia de Guatemala. La primera
mestiza de alto estrato social fue su hija, Leonor.
– Isabel Barreto fue la única almiranta de Felipe II. En 1595 estuvo al mando de
una expedición que partió de Perú en busca de las islas Salomón, donde había
un supuesto reino de oro y piedras preciosas.
– Entre las armadoras estuvo la sevillana Francisca Ponce de León, quien fletó su
nave San Telmo a Santo Domingo, 17 años después del Descubrimiento.
– María Escobar fue la primera en importar y cultivar trigo en América. Mencía
Ortiz fundó una compañía para enviar mercancías a las Indias, en 1549.

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