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Historia de la

República
Dominicana
País caribeño

Est e ar t ículo o sección t iene referencias, pero necesit a más para complement ar su
verificabilidad.

La historia de la República Dominicana se remont a al año 600 d.C., cuando los ocupant es de la


isla eran los t aínos.
aínos. La isla de Quisqueya fue reclamada por España en 1492, y formó part e de la
América española.
Mapa de La Española.

A part ir del siglo XVII los franceses se fueron inst alando en el oest e de la isla creando lo que
luego sería Hait í. España ent regó su part e de la isla de Sant o Domingo a la Francia republicana al
ser derrot ada en 1795, con lo que t oda la isla pasó a ser colonia francesa. Después de la
independencia de Hait í en 1804, los franceses ret uvieron el rest o de la isla hast a 1809.

Después de un breve int ent o de independencia, los dominicanos cayeron bajo el cont rol de
España, que recuperó la part e orient al de la isla bajo el Trat ado de París (1814). El pueblo de
Sant o Domingo decidió rebelarse cont ra España en noviembre de 1821 para unirse al país
sudamericano de Gran Colombia. Sin embargo, Hait í ocupó la república en 1822, y la república
luchó por su independencia hast a que finalment e se logró en 1844.

Debido a una fuert e recesión económica, amenazas hait ianas y la guerra de secesión en los
Est ados Unidos España reanexionó el país en 1861, y no fue hast a 1865 que la República
Dominicana recuperó su independencia definit ivament e. Desde la década de 1860 hast a la
década de 1910, el país experiment ó conflict os int ernos, lo que condujo a una invasión y
ocupación del país por part e de los Est ados Unidos de 1916 a 1924.

Alrededor de 1930, la República Dominicana se encont ró bajo el cont rol del despiadado dict ador
Rafael Leónidas Trujillo, quien gobernó el país hast a 1961. Miles de dominicanos perdieron la vida,
fueron encarcelados y t ort urados por los secuaces de Trujillo. Muchos sobrevivient es
permanecieron mut ilados por el rest o de sus vidas; algunos t enían cicat rices permanent es en sus
cuerpos y ot ros sufrían enfermedades ment ales. En 1937, ordenó al ejércit o mat ar a los hait ianos
que vivían en la zona front eriza. El ejércit o mat ó a unos 17 000 a 35 000 hait ianos por seis días,
desde la noche del 2 de oct ubre de 1937 a 8 de oct ubre de 1937.[1] ​
Durant e est e largo período de opresión y muert e, el gobierno de Trujillo ext endió su polít ica de
t errorismo de Est ado más allá de las front eras nacionales. Ejemplos not orios del alcance de
Trujillo en el ext ranjero son el int ent o fallido de asesinat o cont ra el president e venezolano
Rómulo Bet ancourt (1960), el secuest ro y post erior desaparición en la ciudad de Nueva York del
profesor vasco Jesús Galíndez (1956), el asesinat o del escrit or José Almoina y crímenes
comet idos cont ra cubanos, cost arricenses, nicaragüenses, colombianos, puert orriqueños y
est adounidenses.[2] ​Trujillo se convirt ió en un fuert e aliado de los Est ados Unidos en los años
post eriores a la Segunda Guerra Mundial, oponiéndose al comunismo y liderando los int ent os de
derrocar a Fidel Cast ro en la Rebelión del Escambray.[3] ​

El apoyo de Trujillo se erosionó cuando sus acciones de crueldad se hicieron int ernacionalment e
not orias, y finalment e perdió el apoyo de Est ados Unidos. El 30 de mayo de 1961, su Chevrolet
Bel Air fue emboscado por los golpist as milit ares, y fue asesinado a t iros. Poco después, los
conspiradores golpist as fueron det enidos y ejecut ados, y la República Dominicana se convert iría
en anarquía a mediados de 1965, lo que exigiría una ocupación est adounidense una vez más. Est a
segunda invasión nort eamericana supuest ament e fue para evit ar "ot ra Cuba". Post eriorment e,
EE. UU. se aseguró de que se volviera a est ablecer un dict ador ant icomunist a agradable y
confiable, est a vez en la forma del ex prot egido de Trujillo, Joaquín Balaguer. Unos 50 000
hait ianos fueron forzados a t rabajar en plant aciones dominicanas durant e la presidencia de
Balaguer.[4] ​

El desempleo, la corrupción gubernament al, el servicio eléct rico inconsist ent e y la inmigración
ilegal masiva desde Hait í llevaron a la república a sufrir problemas sociales y económicos
cont inuos durant e el siglo XXI, y muchos dominicanos se fueron a los Est ados Unidos.

Era precolombina

Cacicazgos de La Española a la llegada de los españoles.


Las sucesivas olas de inmigrant es arahuacos, moviéndose hacia el nort e desde el delt a del
Orinoco en América del Sur, se est ablecieron en las islas del Caribe. Alrededor del año 600, los
indios t aínos, una cult ura arahuaca, llegaron a la isla, desplazando a los habit ant es ant eriores. Los
últ imos migrant es arahuacos, los caribes, comenzaron a moverse hast a las Ant illas Menores en el
siglo XV, e invadían aldeas t aínas en la cost a orient al de la isla al mismo t iempo que arribaban los
españoles en 1492.

Los t aínos llamaban a la isla Quisqueya (madre de t odas las t ierras) y Hait í (t ierra de alt as
mont añas). En el moment o de la llegada de Colón en 1492, el t errit orio de la isla consist ía en
cinco cacicazgos: Marién, Maguá, Maguana, Jaragua e Higüey. Est os eran gobernados
respect ivament e por los caciques Guacanagarix, Guarionex, Caonabo, Bohechío y Cayacoa.

Época colonial (1493 - 1821)

Llegada de los españoles y colonización

Ruinas de la fortaleza La Concepción, en la Vega Vieja

Ruinas del Monasterio de San Francisco


Ruinas del Hospital San Nicolás de Bari, Ciudad Colonial Santo Domingo

Crist óbal Colón llegó a la isla en su primer viaje el 5 de diciembre de 1492,[5] ​dándole el nombre
de La Española. Creyendo que los europeos eran de alguna forma sobrenat ural, los t aínos les
dieron la bienvenida con t odos los honores. Era una sociedad t ot alment e dist int a de la que venían
los europeos. Guacanagarix, el jefe anfit rión que dio la bienvenida a Crist óbal Colón y sus hombres,
los t rat ó con amabilidad y les dio t odo lo que deseaban. Sin embargo, el sist ema igualit ario de los
t aínos se enfrent ó a las est ruct uras del sist ema feudal de los europeos. Est o llevó a los
europeos a creer que los t aínos eran débiles, y comenzaron a t rat ar a las t ribus con más violencia.
Colón int ent ó mit igar est o cuando él y sus hombres se marcharon de Quisqueya, dejando a los
t aínos con una buena primera impresión.

Colón había consolidado una firme alianza con Guacanagarix, quien era un poderoso jefe de la isla.
Después del naufragio de la Sant a María, Colón decidió est ablecer una pequeña fort aleza con
una guarnición de hombres que podrían ayudarle a reivindicar est a posesión. El fuert e se llamó La
Navidad, porque los acont ecimient os del naufragio y la fundación del fuert e ocurrieron el día de
Navidad. La guarnición, a pesar de t oda la riqueza y belleza de la isla, fue sacudida por las
divisiones que t erminaron en un conflict o ent re est os primeros europeos. Los más rapaces
comenzaron a at errorizar a los miembros de las t ribus t aínas, Ciguayo y Macorix hast a el punt o de
int ent ar llevarse a sus mujeres.

Vist o como débil por los españoles e incluso por algunos de su propio pueblo, Guacanagarix
int ent ó llegar a un acuerdo con los españoles, quienes veían su sosiego como el de alguien
somet ido. Lo t rat aron con desprecio y hast a t uvieron algunas de sus esposas. El poderoso
cacique de Maguana, Caonabo, no podía soport ar las afrent as y at acó a los europeos,
dest ruyendo el fuert e La Navidad. Guacanagarix est aba const ernado por est e giro de los
acont ecimient os, pero no hizo nada para ayudar, probablement e esperando que los import unos
ext ranjeros no regresaran. Sin embargo, regresaron.

En 1493, Colón regresó a la isla en su segundo viaje y fundó la primera colonia española en el
Nuevo Mundo, la ciudad de La Isabela. En 1496, su hermano Bart olomé Colón est ableció el
asent amient o Sant o Domingo de Guzmán en la cost a sur, que se convirt ió en la nueva capit al. Se
est ima que los 400 000 t aínos que vivían en la isla fueron esclavizados ant es de t rabajar en las
minas de oro. Como consecuencia de la opresión, el t rabajo forzoso, el hambre, las enfermedades
y asesinat os en masa, se est ima que para el 1508 ese número se había reducido a alrededor de
50 000. En 1535, solo 6000 est aban vivos.[6] ​

Anacaona

Durant e est e período, la dirección española cambió de manos varias veces. Cuando Colón part ió
en ot ra exploración, Francisco de Bobadilla se convirt ió en gobernador. Las acusaciones cont ra
Colón por part e de los colonos debido a su mala gest ión se agregó a la sit uación polít ica
t umult uosa. En 1502, Nicolás de Ovando sust it uye a Bobadilla como gobernador, con un
ambicioso plan para ampliar la influencia española en la región. Fue él quien t uvo un t rat o más
brut al con la mayoría de los t aínos.

Un rebelde, Enriquillo, liderando un grupo de los que habían huido a las mont añas, at acaron a los
españoles en varias ocasiones durant e cat orce años. Finalment e, los españoles le ofrecieron un
t rat ado de paz. Además, le dieron a Enriquillo y sus seguidores su propia ciudad en 1534. La
ciudad no duró mucho, ya que, varios años después de su creación, una rebelión de esclavos la
quemó, mat ando a t odos los que se encont raban dent ro de la misma.

Extinción taína y esclavitud africana


Véanse también: Batalla de la Vega Real y Matanza de Jaragua.

Enriquillo

En 1501, los monarcas españoles, Fernando e Isabel, concedieron el primer permiso a los
colonizadores del Caribe para import ar esclavos africanos, los cuales comenzaron a llegar a la isla
en 1503. En 1510, la primera gran expedición, que consist ió en 250 negros ladinos, llegó a La
Española desde España. Ocho años más t arde esclavos de origen africano llegaron a las Indias
Occident ales. La posesión española de la isla fue organizada en 1511 como la Real Audiencia de
Sant o Domingo. La caña de azúcar fue int roducida a La Española desde las Islas Canarias, y el
primer ingenio azucarero en el Nuevo Mundo fue est ablecido en 1516, en La Española.[7] ​La
necesidad de una mano de obra para sat isfacer la crecient e demanda del cult ivo de la caña de
azúcar condujo a un exponencial aument o de la import ación de esclavos en las dos décadas
siguient es. Los dueños de los molinos de azúcar pront o formaron una nueva élit e colonial,
convencieron al rey de España para que pudieran elegir a los miembros de la Real Audiencia de
ent re sus filas. Los colonos más pobres subsist ían de la caza y las manadas de ganado salvaje
que vagaban por t oda la isla y de la vent a de sus pieles.

La primera revuelt a import ant e de esclavos en América ocurrió en Sant o Domingo en 1522,
cuando los musulmanes esclavizados de la nación wolof encabezaron un levant amient o en la
plant ación de azúcar del almirant e don Diego Colón, hijo de Crist óbal Colón. Muchos de est os
insurgent es lograron escapar a las mont añas donde formaron comunidades cimarronas.

Si bien la caña de azúcar aument ó enormement e los ingresos de España en la isla, un gran número
de los esclavos recién import ados huyeron a las casi int ransit ables mont añas en el int erior de la
isla, uniéndose a las crecient es comunidades de cimarrones, lit eralment e, "asilvest rados". En la
década de 1530, las bandas cimarronas se habían vuelt o t an numerosas que en las zonas rurales,
los españoles solo podían viajar con seguridad fuera de sus plant aciones en grandes grupos
armados.

Corsarios franceses

En la década de 1520, el mar Caribe había sido invadido por corsarios franceses. En 1522 un barco
procedent e de Sant o Domingo con dest ino a Sevilla fue at acado por un corsario francés llamado
Jean Fleury, el cual se apropió de t odo su cargament o de azúcar. En 1537, ot ro corsario francés
at acó los poblados de Azua y Ocoa, quemando ingenios y casas y saqueando t odo lo que pudo;
mient ras que en 1540 un barco que recién había zarpado del puert o de Sant o Domingo fue
asalt ado por corsarios ingleses. En 1541 España aut orizó la const rucción de la muralla de Sant o
Domingo, y decidió rest ringir los viajes por mar a los convoyes armados. Ot ra medida, la cual
dest ruiría la indust ria azucarera de La Española, fue que en 1561 La Habana, más
est rat égicament e ubicada en relación con la corrient e del Golfo, fue seleccionada como el punt o
de concent ración obligat orio de las flot as mercant es, las cuales t enían un monopolio real sobre
el comercio con las Américas. En 1564, las ciudades principales del int erior de la isla, Sant iago de
los Caballeros y Concepción de La Vega, fueron dest ruidas por un t erremot o. En la década de
1560 t ambién los ingleses se sumaron a los franceses en los asalt os pirat as habit uales a los
barcos españoles.

Declive colonial
Con la conquist a del cont inent e americano, La Española declinó rápidament e. La mayoría de los
colonos españoles abandonaron la isla por las minas de plat a de Bolivia así como t ambién de
México y Perú, mient ras que los nuevos inmigrant es españoles omit ieron la isla. La agricult ura
disminuyó, las import aciones de nuevos esclavos cesó, y los colonos blancos, negros libres y
esclavos por igual vivían en la pobreza, debilit ándose la jerarquía racial y ent remezclándose la
ayuda, dando lugar a una población predominant ement e mixt a ent re españoles, africanos, y
t aínos. A excepción de la ciudad de Sant o Domingo, que logró mant ener algunas export aciones
legales, los puert os dominicanos fueron forzados a confiar en el comercio de cont rabando, que,
junt o con el ganado, se convirt ió en la única fuent e de sust ent o para los habit ant es de la isla. En
1586, Sir Francis Drake ocupó la ciudad de Sant o Domingo, cobrando un rescat e por su ret orno al
dominio español.

En 1605, España, descont ent a de que Sant o Domingo est aba facilit ando el comercio ent re sus
ot ras colonias y ot ras pot encias europeas, ordenó al gobernador Ant onio de Osorio at acar las
vast as zonas de las regiones nort e y oest e de la colonia, forzando a sus habit ant es a reasent arse
más cerca de la ciudad de Sant o Domingo.[8] ​Est a acción, conocida como devast aciones de
Osorio, result ó desast rosa, más de la mit ad de los colonos reubicados murieron de hambre o
enfermedad.[9] ​Los bucaneros ingleses y franceses se aprovecharon de la ret irada de España en
una esquina de La Española para asent arse en la Isla de la Tort uga en 1629. Francia est ableció un
cont rol direct o en 1640, reorganizándola como una colonia oficial y ampliando la cost a nort e de la
isla, aunque est a no sería reconocida por España de manera oficial hast a la firma del Trat ado de
Aranjuez de 1777. En 1655, Oliver Cromwell despachó una flot a, comandada por el almirant e Sir
William Penn, a la conquist a de Sant o Domingo. Después de encont rarse con una fuert e
resist encia comandada por el Conde de Peñalva, Penn se ret iró, t omando la isla de Jamaica en su
lugar. En 1666 una sucesión de epidemias de viruela, sarampión y disent ería acabó con los últ imos
t aínos y numerosos africanos, dejando el país hundido en la miseria.[10] ​

A mediados del siglo XVII Sant o Domingo est aba sumida en una grave crisis económica y
poblacional, ya que el auge de ot ros t errit orios de América ofrecía mejores garant ías. Por est o
ent re 1680 y 1691 zarpan para Sant o Domingo 8 embarcaciones que hacen escala allí para dejar
familias canarias. Hay const ancia de que se est ablecieron en Higüey y Bayaguana. En 1684 llegan
los nuevos pobladores, procedent es de las Islas Canarias, y se est ablecerán en lo que será San
Carlos de Tenerife. Se t rat a de 97 familias, en t ot al 543 personas, que se dedicarían al
abast ecimient o de product os agrícolas y ganaderos para la ciudad de Sant o Domingo. En el año
1700 llegan 39 familias más, t ras haber sufrido años ant eriores una grave epidemia de viruela que
diezmó de nuevo la población. En 1709 llegaron 49 familias más que t uvieron que sobornar al
gobernador para poder agregarse a la comunidad de San Carlos.
La Casa de Borbón sust it uyó a la Casa de Habsburgo en España en 1700 e int rodujo reformas
económicas que poco a poco comenzaron a react ivar el comercio en Sant o Domingo. La corona
mit igó progresivament e los rígidos cont roles y rest ricciones sobre el comercio ent re España y
las demás colonias. Las últ imas flot as navegaron en 1737; el sist ema port uario monopólico fue
abolido poco después. A mediados del siglo, la población se vio reforzada por las medidas de
colonización dict adas por el rey Carlos III, que impulsaron el increment o de la t radicional
emigración desde las Islas Canarias,[10] ​el reasent amient o de la part e nort e de la colonia y la
plant ación de t abaco en el Valle del Cibao, y la import ación de esclavos fue renovada. La
población de Sant o Domingo siguió bajando al principio del siglo, de forma que en el padrón
realizado en 1737 apenas llegaba a los 6000 habit ant es. A part ir de ese moment o, una et apa de
mejoría llevó a que hubiera aproximadament e 125 000 en 1790. De est a cifra, unos 40 000 eran
t errat enient es blancos, unos 25 000 eran hombres libres de color o mulat os, y unos 60 000 eran
esclavos.[cita requerida] Sin embargo, seguía siendo pobre y abandonada, sobre t odo en cont rast e
con la part e occident al, del vecino francés de Saint -Domingue, que se convirt ió en la colonia más
rica en el Nuevo Mundo y t enía cuat ro veces y media el número de habit ant es.[11] ​Como las
rest ricciones sobre el comercio colonial se suavizaron, las elit es coloniales de Saint -Domingue
les ofrecieron el mercado principal a los export adores de carne, cueros, caoba y t abaco de Sant o
Domingo. Ot ro fact or fueron los éxit os de los corsarios locales durant e las guerras con Gran
Bret aña.[10] ​

Los corsarios dominicanos capt uraron barcos brit ánicos, holandeses, franceses y daneses a lo
largo del siglo XVIII.[12] ​

Tratado de Basilea, cesión a Francia y revolución haitiana


Véase también: Era de Francia

Con el est allido de la rebelión de los esclavos cont ra los colonos franceses en 1791, los
rebeldes aprovecharon la guerra ent re Francia y España y se refugiaron en la part e española, se
unieron a las milicias dominicanas, las cuales est aban const it uidas por nat ivos de Sant o Domingo,
de donde viene el gent ilicio «dominicano», porque en ese ent onces nunca llegaron a Sant o
Domingo t ropas de España para enfrent ar a los franceses. Toussaint Louvert ure dirigía a los ex-
esclavos de Francia en la part e española, pero luego ést e fue derrot ado por los franceses y
t raicionó a los dominicanos. En 1795, Francia obt uvo el cont rol de t oda la isla en virt ud del
Trat ado de Basilea. En 1801 Louvert ure arribó a Sant o Domingo para dar rienda suelt a a sus
int enciones de somet er t oda la isla bajo su yugo, incluso consagró en su const it ución que la isla
era una e indivisible. Poco después, Napoleón envió un ejércit o que dominó a los ant iguos
esclavos y la gobernó durant e unos meses, pero la fiebre amarilla diezmó a las t ropas de
Napoleón, lo que fue aprovechado por los negros que de nuevo se levant aron en cont ra de est os
franceses en oct ubre de 1802 y finalment e los derrot aron en noviembre de 1803. El 1 de enero
de 1804 los vencedores declararon a Saint-Domingue como la república independient e de Hait í.
Incluso después de su derrot a a manos de los hait ianos, una pequeña guarnición francesa se
mant uvo en Sant o Domingo.

A finales de febrero de 1805, t ras haberse coronado emperador, Jean-Jacques Dessalines


(Jacobo I de Hait í) invadió, sus t ropas avanzaron por dos rut as, la una por el nort e (Dajabón-
Sant iago-La Vega-Sant o Domingo), comandada por Henri Christ ophe, y la ot ra por el sur (Hincha-
San Juan-Azua-Baní-Sant o Domingo), comandada por Dessalines. En su avance por la rut a sur, el
emperador hait iano halló que los habit ant es de San Juan y Baní habían evacuado sus ciudades
para prot egerse, por lo que él consideró que la población aut óct ona no merecía su clemencia. El
6 de marzo, al aproximarse a la ciudad capit al, Dessalines ordenó incendiar la villa de San Carlos
(ubicada en los ext ramuros de la capit al) e inició el asedio de la capit al. El 25 de marzo ordenó el
ext erminio t ot al de la población en su poder, efect uándose un t raslado masivo a las grandes
ciudades hait ianas para mat arlos en las plazas públicas mediant e aplast amient o (por caballos y
acémilas) y desmembramient o. Tres días más t arde, arribaron a Sant o Domingo t res fragat as y
dos bergant ines franceses; Dessalines decidió la ret irada de sus t ropas a Hait í. En abril,
Dessalines y Christ ophe junt o a sus t ropas arrasaron Sant iago, Moca, Cot uí, La Vega, Azua, San
Juan, Baní, ent re ot ras ciudades, y masacraron a los moradores de est as que no habían huido a la
Cordillera Cent ral, aniquilando a unas diez mil personas.[cita requerida]

Los franceses ocuparon la part e orient al de la isla, hast a que fueron derrot ados en la bat alla de
Palo Hincado el 7 de noviembre de 1808 por los habit ant es nat ivos de Sant o Domingo, quienes
t uvieron como líder al nat ivo de Cot uí Juan Sánchez Ramírez, quien era un rico hacendado en su
región, pero aport ó t oda esa riqueza para defender la causa dominicana de preservar su nación
que t enía t ant o de España como de África, quedando t ant o él como su familia en una espant osa
ruina económica. La capit ulación definit iva de los franceses en la asediada ciudad de Sant o
Domingo se produjo el 9 de julio de 1809, con la ayuda de la Marina Real brit ánica.

Primera Independencia (1821-1822)


Santo Domingo antes de la anexión haitiana

Las aut oridades españolas most raron poco int erés en su colonia rest aurada, y el período
siguient e se recuerda como la España Boba. Las grandes familias ganaderas como la del fut uro
t errat enient e y president e dominicano Pedro Sant ana llegaron a ser los líderes en el surest e, la
"ley del machet e" gobernó por un t iempo. El exgobernador y t enient e José Núñez de Cáceres
declaró la independencia de la colonia como el est ado del Hait í Español el 1 de diciembre de
1821, solicit ando la admisión a la República de la Gran Colombia, pero las fuerzas de Hait í dirigidas
por Jean-Pierre Boyer ocuparon el país nueve semanas más t arde.

El 9 de febrero de 1822, Boyer ent ró formalment e en la capit al, Sant o Domingo, donde fue
recibido por Núñez de Cáceres que le ofreció las llaves del palacio. Boyer rechazó la ofert a
diciendo: "No he venido a est a ciudad como un conquist ador sino por la volunt ad de sus
habit ant es".

Ocupación haitiana (1822-1844)

La ocupación hait iana de veint idós años que siguieron se recuerda por los dominicanos como un
período de régimen milit ar brut al, aunque la realidad es más compleja. Se realizaron
expropiaciones de t ierras a gran escala y esfuerzos fallidos para obligar a la producción de
cult ivos de export ación, imponer el servicio milit ar, rest ringir el uso de la lengua española y
eliminar las cost umbres t radicionales, como las peleas de gallos. A los dominicanos se les
reforzó la percepción de sí mismos como diferent es de los hait ianos en "idioma, raza, religión y
cost umbres nacionales".[13] ​Sin embargo, Boyer fracasó en su int ent o de abolir la esclavit ud, t al
como le sucedió a Toussaint porque ambos desconocían la nat uraleza del sist ema esclavist a que
exist ía en Sant o Domingo, pues era una esclavit ud pat riarcal y domést ica. No obst ant e, igual que
Toussaint , Boyer est ableció una especie de esclavit ud cont ra blancos y mulat os.

La const it ución de Hait í prohibió a los blancos ser propiet arios de t ierras, y las familias
t errat enient es import ant es fueron privadas a la fuerza de sus propiedades. La mayoría emigró a
las colonias españolas de Cuba y Puert o Rico, o hacia la independient e Gran Colombia, por lo
general con el apoyo de funcionarios hait ianos, quienes adquirieron sus t ierras. Los hait ianos,
quienes asociaban la Iglesia cat ólica con los amos franceses que los habían explot ado ant es de
la independencia, confiscaron t odos los bienes de la iglesia, t odos los clérigos ext ranjeros
deport ados, y se cort aron los lazos con la clerecía rest ant e en el Vat icano. La Universidad de
Sant o Domingo, la más ant igua en el Hemisferio Occident al, careciendo de est udiant es,
profesores y recursos, cerró. Para recibir el reconocimient o diplomát ico de Francia, Hait í se vio
obligado a pagar una indemnización de 150 millones de francos a los ant iguos colonos franceses,
que se redujo post eriorment e a 60 millones de francos, y debido a est o, Hait í impuso pesados
impuest os sobre la part e orient al de la isla. Dado que Hait í no pudo suplir provisiones adecuadas
para su ejércit o, las fuerzas de ocupación sobrevivieron en gran medida apoderándose o
confiscando aliment os y suminist ros a punt a de pist ola.

Los int ent os de redist ribuir la t ierra ent raron en conflict o con el sist ema de t enencia de la t ierra
comunal (t errenos comuneros), que había surgido con la economía ganadera, y los nuevos
esclavos emancipados resent idos se ven obligados a producir cult ivos comerciales bajo el
Código Rural de Boyer.[14] ​En las zonas rurales, la administ ración hait iana era por lo general
demasiado ineficient e para hacer cumplir sus propias leyes. Fue en la ciudad de Sant o Domingo
que los efect os de la ocupación se sint ieron con más fuerza, y fue allí donde el movimient o por
la independencia t uvo su origen.

Segunda Independencia (1844-1861)

Juan Pablo Duarte contemplando el nacimiento de la República


En 1838, Juan Pablo Duart e fundó una sociedad secret a llamada "La Trinit aria" para sacudir el
yugo hait iano que junt o a sus múlt iples colaboradores lograrán independizar la part e orient al de la
isla. En 1843 se aliaron con un movimient o hait iano para derrocar a Boyer. Debido a sus
pensamient os revolucionarios y lucha por la independencia dominicana, el nuevo president e de
Hait í, Charles Rivière-Hérard, exilió y encarceló a los principales t rinit arios. Al mismo t iempo,
Buenavent ura Báez, un export ador de caoba azuano y diput ado en la Asamblea Nacional de Hait í,
est aba negociando con el Consulado General de Francia para el est ablecimient o de un
prot ect orado francés. En una oport una insurrección para adelant arse a Báez, el 27 de febrero de
1844, los Trinit arios declararon su Independencia de la República Dominicana, con el apoyo de
Pedro Sant ana, un rico ganadero de El Seibo quien comandó un ejércit o privado de peones que
t rabajaban en sus t ierras y que lucharon por la causa revolucionaria formando así junt o a
volunt arios pat riot as el ejércit o independent ist a dominicano.

Primera República (1844-1861)

La primera const it ución de la República Dominicana fue aprobada el 6 de noviembre de 1844. Se


incluyó una forma de gobierno presidencial con muchas t endencias liberales, pero se vio
empañada por el art ículo 210, impuest o por Pedro Sant ana en la Asamblea Const it uyent e por la
fuerza, dándole los privilegios de una dict adura hast a que la guerra de independencia t erminara.
Est os privilegios no solo le sirvieron para ganar la guerra, sino t ambién le permit ió perseguir,
ejecut ar y conducir al exilio a sus oposit ores polít icos, ent re los que se encont raron Juan Pablo
Duart e.

Archivo:A golpe de machet e dominicanos


defendieron la independencia en la Bat alla
del 19 de Marzo.jpg

Batalla del 19 de marzo


Archivo:Defensa de Sant iago.jpg

Batalla del 30 de marzo


Durant e la primera década de independencia, Hait í int ent ó varias invasiones para recuperar la
part e orient al de la isla: en 1844, 1845, 1849 y 1855. Aunque cada una fue malograda, Sant ana
siempre ut ilizaba la amenaza de la invasión hait iana como una just ificación para la consolidación
de sus poderes dict at oriales. Para la élit e dominicana —en su mayoría propiet arios de t ierras,
comerciant es y sacerdot es— la amenaza de la reconquist a por el más poblado Hait í fue
suficient e para buscar la anexión a un poder ext erior. Ofreciendo las aguas profundas del puert o
de la bahía de Samaná como señuelo, en las siguient es dos décadas, las negociaciones se
hicieron con Gran Bret aña, Francia, Est ados Unidos y España para declarar un prot ect orado sobre
el país. Sin carret eras adecuadas, las regiones de la República Dominicana se desarrollaron en
forma aislada unas de ot ras.

En el sur, la economía est aba dominada por la ganadería (sobre t odo en el surest e de la sabana) y
el cort e de caoba y ot ras maderas duras para la export ación. Est a región conservó un caráct er
semi-feudal, con poca agricult ura comercial, la hacienda como unidad social dominant e y la
mayoría de la población vivía en un nivel de subsist encia. En el Valle del Cibao —los más ricos
campos agrícolas de la nación— los campesinos complement aban sus cult ivos de subsist encia
con el cult ivo del t abaco para la export ación, principalment e hacia Alemania. El t abaco requería
menos t ierra que la ganadería y se cult ivaba principalment e por pequeños agricult ores, quienes
dependían de los comerciant es ambulant es para t ransport ar sus cosechas a Puert o Plat a y
Mont ecrist i.

Sant ana, enriqueciéndose a sí mismo y a sus seguidores, recurrió a múlt iples impresiones de
dinero inorgánico. En 1848, se vio obligado a dimit ir, aunque alegó quebrant os de salud, y fue
sucedido por su vicepresident e, Manuel Jimenes. Después de volver a dirigir las fuerzas
dominicanas cont ra una nueva invasión hait iana en 1849, Sant ana marchó hacia Sant o Domingo,
deponiendo a Jimenes. A pet ición de ést e, el Congreso eligió a Buenavent ura Báez como
president e, pero Báez no est aba dispuest o a servir de t ít ere de Sant ana, desafiando su papel
como líder reconocido milit ar del país. En su primer mandat o se t omaron por primera vez acciones
ofensivas cont ra Hait í.[15] ​De inmediat o se recuperaron la Isla Beat a y Alt o Velo.

El 4 de noviembre de 1849, la Infant ería de Marina dominicana desembarcó en Salt rou, y se


dispararon 50 t iros de cañón en apoyo a las fuerzas que desembarcaron en zona enemiga, quienes
aniquilaron varios adversarios sin sufrir ninguna baja.[16] ​Al día siguient e, desembarcaron en Anse-
à-Pit re, donde incendiaron sus depósit os e inst alaciones milit ares y cuyos defensores huyeron
junt o a la población, llena de t emor, causado por el cont inuo bombardeo de los cañones de la
flot illa dominicana. Luego cont inuaron rumbo a Los Cayos, encont rándose en las inmediaciones
del puert o con una embarcación hait iana, la cual fue perseguida, alcanzada y hundida, con t res
descargas de cañones; luego bombardearon las inst alaciones y depósit os milit ares del pueblo de
Los Cayos, sin t ener que desembarcar sus t ropas. Ot ra de las naves encont radas fue la Charite, la
cual t rat ó de escapar, pero el bergant ín 27 de Febrero, al ser más ligero, la alcanzó y al abordaje,
salt aron a cubiert a desat ándose una cruent a lucha "cuerpo a cuerpo" a bordo, cuyo desenlace
result aron 28 hait ianos muert os, 20 prisioneros y heridos así como el barco confiscado.[17] ​El 2 de
enero de 1850, la flot illa dominicana fue por segunda vez a las cost as de Hait í; sorprendió el
pueblo de Dame-Marie con un int enso bombardeo, dest ruyendo de inmediat o el Fuert e River que
lo defendía, desembarcando la Infant ería de Marina, la cual enfrent ó una débil resist encia de la
guarnición milit ar dest acada allí, en la que hubo algunos muert os y varios det enidos.[17] ​Luego los
marinos dominicanos dest ruyeron e incendiaron los depósit os de mercancías e inst alaciones
milit ares que habían sobrevivido el bombardeo.

El buen result ado de est as operaciones milit ares ayudó a afianzar la independencia. También
durant e ese periodo se inició una mediación de part e de Francia e Gran Bret aña, con el fin de
obt ener una t regua con Hait í, en sus invasiones. Se logró una pequeña t regua y a inicios de 1851
se sent ía un clima de paz que jamás se había vist o en la joven república.

En 1853, Sant ana fue elegido president e para su segundo mandat o, lo que obligó a Báez a buscar
el exilio. Tres años más t arde, después de malograr la invasión hait iana por últ ima vez, negoció un
t rat ado de arrendamient o de una porción de la península de Samaná con una compañía
est adounidense; la oposición popular lo obligó a abdicar, lo que permit ió que Báez regresara y
t omara el poder. Con el t esoro nacional agot ado, Báez imprimió dieciocho millones de pesos para
la compra de la cosecha de t abaco de 1857 con est a moneda y export ándola por dinero en
efect ivo en beneficio de sí mismo y sus seguidores. Los plant adores de t abaco cibaeños,
quienes se arruinaron cuando se produjo la inflación, se rebelaron, volviendo a recurrir a Sant ana
quien se encont raba en el exilio, para liderar la rebelión. Después de un año de guerra civil, Sant ana
t omó Sant o Domingo y se inst aló como president e. Cabe dest acar que el periodo de la primera
república se dist inguió por las pugnas y la inest abilidad polít ica en el nacient e país.

Anexión a España y restauración dominicana (1861-1865)

Anexión

Pedro Sant ana heredó un gobierno en bancarrot a al borde del colapso. Habiendo fracasado en
sus ofert as iniciales para asegurar la anexión a los EE. UU. o Francia, Sant ana inició negociaciones
con la reina Isabel II de España y el capit án general de Cuba para volver la isla en una colonia
española. La guerra civil est adounidense incapacit ó a los Est ados Unidos de hacer valer la
"Doct rina Monroe". En España, el primer minist ro Leopoldo O'Donnell abogó por renovar la
expansión colonial, apoyó la idea anexionist a llevando a cabo una campaña en el nort e de
Marruecos, que conquist ó la ciudad de Tet uán. En marzo de 1861, Sant ana anexó oficialment e la
República Dominicana a España.

Restauración

Pedro Santana jura como gobernador general de la nueva provincia española

Est a medida fue rechazada ampliament e. Una rebelión fue sofocada y luego ot ra invasión de
Hait í, encabezada por un dominicano rebelde, fue derrot ada y su líder ejecut ado. Sant ana
inicialment e fue nombrado Capitán General de la nueva provincia española, pero pront o se hizo
evident e que las aut oridades españolas planeaban privarle de su poder, llevándolo a dimit ir en
1862. El 16 de agost o de 1863, se inició una guerra nacional de rest auración en Sant iago, donde
los rebeldes est ablecieron un gobierno provisional. La lucha se ext endió por t odas part es y
durant e los dos años siguient es se convirt ió en una guerra social casi t ot al. En la mayoría de las
zonas, los combat es implicaron el bloqueo de carret eras y el acceso a los ríos, evit ando espacios
abiert os e incluso combat es cuerpo a cuerpo. En las ciudades más grandes, los rebeldes idearon
t rincheras para enfrent arse a regimient os de hast a cinco mil hombres, encabezados por
dest acados generales españoles y dominicanos por igual.[18] ​Al principio, el general Sant ana, a
quien la reina Isabel II le había ot orgado el t ít ulo de marqués de Las Carreras, est aba al mando de
las fuerzas españolas que se oponían a los rebeldes, pero a pesar de su gran reput ación,
demost ró ser incapaz de det ener la marea.
Una vez producida la anexión, el ilust re General José María Cabral, oriundo de San Crist óbal, t omó
part e principal en la guerra rest auradora. Cabral había sido deport ado en agost o de 1863 pues se
t enía sospecha de su simpat ía con los revolucionarios. Ret ornó al país en junio de 1864. Puest o
que las t ropas españolas habían desplegado una ofensiva considerable en el Sur, una de las
respuest as del Gobierno Rest aurador a esa ofensiva fue nombrar a Cabral jefe de operaciones en
el Sur, cont ando con su conocimient o de la zona y su don de mando. Desde sus primeros días en
la jefat ura, comenzó Cabral a revert ir la inferioridad en que se encont raban los dominicanos en el
Sur. Logró además, sacar de circulación a Juan de Jesús Salcedo y a ot ros caudillos que
prot agonizaban escenas de saqueo. También impuso Cabral el orden en las formaciones milit ares.

Soldados españoles desembarcando en Monte Cristi

Limit ados a las grandes ciudades, el ejércit o español fue incapaz de derrot ar la guerrilla o
cont ener la insurrección, y sufrió fuert es pérdidas debido a la fiebre amarilla.[19] [20]
​ ​Las
aut oridades coloniales españolas alent aron a la reina Isabel II a abandonar la isla, ya que veían la
ocupación como una pérdida sin sent ido de t ropas y dinero. Sin embargo, los rebeldes se
encont raban en un est ado de desorden polít ico, y fueron incapaces de present ar un conjunt o
coherent e de demandas. El primer president e del gobierno provisional, José Ant onio Salcedo
(aliado con Báez) fue depuest o por el general Gaspar Polanco, en sept iembre de 1864, que, a su
vez, fue depuest o por el general Ant onio Piment el t res meses después. Los rebeldes
formalizaron su gobierno provisional por part e de la celebración de una convención nacional en
febrero de 1865, que promulgó una nueva const it ución, pero el nuevo gobierno ejerció poca
aut oridad sobre los caudillos guerrilleros de las dist int as regiones, que fueron en gran medida
independient es unos de ot ros. Incapaz de ext raer concesiones de los rebeldes desorganizados,
cuando la guerra civil est adounidense t erminó en marzo de 1865, la reina Isabel II anuló la anexión
y la independencia fue rest aurada, con las últ imas t ropas españolas saliendo ant es de julio.
El gobierno español llegó a desplegar una fuerza de 51 000 hombres y sus bajas ascendieron a
30 000.[21] ​

Segunda República (1865-1916)

Cuando los españoles part ieron, la mayoría de las ciudades principales est aban en ruinas y la isla
est aba dividida ent re varias docenas de caudillos. José María Cabral cont rolaba la mayor part e de
Barahona y el suroest e con el apoyo de los socios export adores de caoba de Báez, mient ras que
el ganadero Cesáreo Guillermo reunió a una coalición de exgenerales "sant anist as" en el surest e, y
Gregorio Luperón cont rolaba la cost a nort e. Desde la ret irada española para 1879, hubo 21
cambios de gobierno y por lo menos 50 levant amient os milit ares.[22] ​

En el curso de est os conflict os, surgieron dos part idos. El "Part ido Rojo" (conservador)
represent ado por el ganadero del sur export ador de caoba, Buenavent ura Báez, quien cont inuó
buscando la anexión por una pot encia ext ranjera. El "Part ido Azul" (progresist a), dirigido por
Gregorio Luperón, represent ando a los agricult ores de t abaco y comerciant es del Cibao y Puert o
Plat a de t endencia nacionalist a y liberal en su orient ación.

Durant e est as guerras, el reducido y corrupt o ejércit o nacional fue superado en número por las
milicias organizadas y mant enidas por los caudillos locales quienes se aut oproclamaban
gobernadores provinciales. Est as milicias fueron llenadas por agricult ores, peones o t rabajadores
de las plant aciones sin t ierras inculcados en el servicio milit ar quienes por lo general se
dedicaban al bandolerismo cuando no había ninguna revolución.

El Presidente Báez, quien estaba a favor de la anexión de República Dominicana a los Estados Unidos, recibiendo los
comisionados enviados por el congreso estadounidense en 1871.
Alrededor de un mes de la vict oria nacionalist a, Cabral, cuyas t ropas fueron las primeras en ent rar
en Sant o Domingo, derrocó a Piment el, pero unas semanas después, el general Guillermo
encabezó una rebelión en apoyo a Báez, forzando a Cabral a dimit ir y permit ir a Báez volver a
t omar la presidencia en oct ubre. Báez fue derrocado por los agricult ores del Cibao bajo el mando
de Luperón, líder del Part ido Azul, en la primavera siguient e, pero los aliados de Luperón se
volvieron el uno cont ra el ot ro y Cabral se reinst aló a sí mismo como president e con un golpe de
Est ado en 1867. Después de llevarse varios "azulist as" a su gabinet e los "rojos" se rebelaron,
volviendo Báez al poder. En 1869, Báez negoció un t rat ado de anexión con los Est ados Unidos.[23] ​
Con el apoyo del Secret ario de Est ado de los Est ados Unidos, William H. Seward, quien esperaba
est ablecer una Armada en Samaná, en 1871 el t rat ado fue anulado en el Senado de los Est ados
Unidos a t ravés de los esfuerzos del senador abolicionist a Charles Sumner.[24] ​

En 1874, el gobernador de Puert o Plat a y miembro del Part ido Rojo Ignacio María González
Sant ín, organizó un golpe de Est ado en apoyo de una rebelión del Part ido Azul, pero fue depuest o
por los Azules dos años después. En febrero de 1876, Ulises Espaillat , respaldado por Luperón,
fue nombrado president e, pero diez meses más t arde las t ropas leales a Báez lo ret ornaron al
poder. Después de un año una nueva rebelión le permit ió a González Sant ín t omar el poder, solo
para ser depuest o por Cesáreo Guillermo en sept iembre de 1878, que a su vez fue derrocado por
Luperón, en diciembre de 1879. Gobernando el país desde su ciudad nat al Puert o Plat a,
disfrut ando de un auge económico debido a las export aciones de t abaco hacia Alemania, Luperón
promulgó una nueva Const it ución est ableciendo un límit e de dos años de mandat o presidencial
mediant e elecciones direct as, suspendió el sist ema semi-formal de sobornos e inició la
const rucción del primer ferrocarril del país, que une la ciudad de La Vega con el puert o de
Sánchez en la bahía de Samaná.

La Guerra de los Diez Años en Cuba t rajo plant adores de azúcar cubanos para el país en busca de
nuevas t ierras y seguridad por la insurrección que liberó a sus esclavos y dest ruyó sus
propiedades. La mayoría se est ableció en la llanura cost era del surest e, y, con la asist encia del
gobierno de Luperón, const ruyeron los primeros molinos de azúcar mecanizados de la nación. A
ellos se unieron más t arde los it alianos, los alemanes, los puert orriqueños y los est adounidenses
en la formación del núcleo de la burguesía azucarera dominicana, casarse y formar familias
prominent es para consolidar su posición social. Las int errupciones de la producción mundial
causada por la Guerra de los Diez Años, la Guerra Civil Est adounidense y la Guerra Franco-Prusiana
permit ió a la República Dominicana convert irse en un import ant e export ador de azúcar. Durant e
las dos décadas siguient es, el azúcar superó al t abaco como el principal product o de
export ación, mient ras que los ant iguos caseríos de pesca de San Pedro de Macorís y La Romana
se t ransformaron en prósperos puert os. Para sat isfacer su necesidad de un mejor t ransport e,
más de 300 kilómet ros de líneas privadas de ferrocarril fueron const ruidos por y para servir a las
plant aciones de azúcar en 1897.[25] ​Una caída de los precios en 1884 llevó a la congelación
salarial, y una post erior escasez de mano de obra fue ocupada por inmigrant es t rabajadores de la
Islas de Sot avent o, las Islas Vírgenes, San Crist óbal y Nieves, Anguila y Ant igua (referidos por los
dominicanos como "cocolos").[26] ​Est os negros de habla inglesa fueron a menudo víct imas de
racismo, pero muchos permanecieron en el país, encont rando t rabajo como est ibadores y en las
const rucciones de ferrocarriles y en las refinerías de azúcar.

Una gran ola de sirios, libaneses y palest inos abandonó el Imperio ot omano desde finales del siglo
XIX hast a principios del siglo XX y se est ableció en la República Dominicana. Los primeros árabes
comenzaron a llegar en 1884. Los dominicanos se quejaban de que los árabes vivían una
"subsist encia mundana y miserable". A los árabes a su llegada a la RD se los llamó "t urcos
malolient es con malos hábit os".[27] ​

Dictadura de Ulises Heureaux y posterior bancarrota

Aliándose con los int ereses azucareros emergent es, la dict adura del general Ulises Heureaux,
quien era conocido popularment e como "Lilís", t rajo una est abilidad sin precedent es al país a
t ravés de un gobierno de mano dura que duró casi dos décadas. Hijo de padre hait iano y madre
saint homasana, Lilís se dist inguió por ser el segundo president e negro de los dominicanos,
después de Luperón. Se desempeñó como president e en los periodos 1882-1883, 1887 y 1889-
1899, ejerciendo el poder a t ravés de una serie de president es t ít eres cuando no ocupaba el
cargo. La incorporación de los Rojos y los Azules en su gobierno, desarrolló una ext ensa red de
espías e informant es para aplast ar a la pot encial oposición. Su gobierno emprendió una serie de
grandes proyect os de infraest ruct ura, incluyendo la elect rificación de Sant o Domingo, el
comienzo del servicio t elefónico y t elegráfico, la const rucción de un puent e sobre el río Ozama,
y la realización de un ferrocarril de vía única que uniendo a Sant iago y Puert o Plat a, financiado por
la Westendorp Co. con sede en Ámst erdam.[28] ​
El dictador Ulises Heureaux junto a miembros de su gobierno, c. 1893.

La dict adura de Lilís fue dependient e de fuert es endeudamient os de bancos europeos y


est adounidenses para enriquecerse, est abilizar la deuda exist ent e, fort alecer el sist ema de
soborno, pagar por el ejércit o, financiación para el desarrollo de infraest ruct ura y ayudar a
est ablecer fábricas de azúcar. Sin embargo, los precios del azúcar experiment aron un fuert e
descenso en las dos últ imas décadas del siglo XIX. Cuando la Westendorp Co. se declaró en
quiebra en 1893, se vio obligado a hipot ecar las t asas aduaneras de la nación, la principal fuent e
de ingresos del gobierno, a una empresa financiera de Nueva York llamada San Domingo
Improvement Co. (SDIC), la cual se hizo cargo de su cont rat o del ferrocarril y de las
reclamaciones de sus t enedores de bonos europeos a cambio de dos prést amos, uno de $1.2
millones y ot ro de £2 millones.[29] ​A medida que la deuda pública crecía se hizo imposible
mant ener su maquinaria polít ica, Heureaux se basó en prést amos secret os de la SDIC,
plant adores de azúcar y comerciant es locales. En 1897, con su gobierno práct icament e en
bancarrot a, Lilís imprime cinco millones de pesos inorgánicos, conocidos como "Las papelet as de
Lilís", arruinando la mayoría de los comerciant es dominicanos e inspirando una conspiración que
t erminó en su asesinat o. En 1899, cuando Lilís fue asesinado por los comerciant es de t abaco del
Cibao que habían est ado pidiendo un prést amo, la deuda nacional era más de $35 millones, quince
veces el presupuest o anual.[30] ​

Los seis años post eriores a la muert e de Lilís fueron t est igos de cuat ro revoluciones y cinco
president es diferent es.[31] ​Los polít icos del Cibao, que habían conspirado cont ra Heureaux, Juan
Isidro Jimenes, el más rico plant ador de t abaco del país, y el general Horacio Vásquez, después
de haber sido nombrados president e y vicepresident e, cayeron rápidament e debido a la división
del bot ín ent re sus part idarios en jimenistas y horacistas. Las t ropas leales a Vásquez derrocaron
a Jimenes en 1903, pero Vásquez fue depuest o por el general jimenist a Alejandro Woss y Gil, que
t omó el poder por sí mismo. Los jimenist as derrocaron su gobierno, pero su líder, Carlos Morales
Languasco, se negó a devolver el poder a Jimenes, aliándose con los horacist as, lo que conllevó a
una nueva revuelt a por sus aliados jimenist as t raicionados.

Caricatura política que representa a Theodore Roosevelt usando la Doctrina Monroe para mantener la República
Dominicana "protegida" del dominio europeo.

Con la nación al borde de la rebeldía, Francia, Alemania, It alia y los Países Bajos enviaron buques
de guerra a Sant o Domingo para presionar en reclamo de sus compat riot as. Con el fin de
ant iciparse a la int ervención milit ar, el president e de est adounidense Theodore Roosevelt
int rodujo el Corolario Roosevelt a la Doctrina Monroe, declarando que Est ados Unidos asumiría la
responsabilidad de garant izar que las naciones de América Lat ina cumplieran con sus obligaciones
financieras. En enero de 1905, en virt ud de est e corolario, los Est ados Unidos asumieron la
administ ración de las aduanas de la República Dominicana. Bajo los t érminos de est e acuerdo, un
Receiver General, nombrado por el president e de los EE. UU., mant uvo el 55 % del t ot al de
ingresos para pagar a los demandant es ext ranjeros, mient ras que remit ió un 45 % al gobierno
dominicano. Después de dos años, la deuda ext erna del país se redujo de $40 millones a $17
millones.[32] ​En 1907, est e acuerdo se convirt ió en un t rat ado, t ransfiriendo el cont rol de pagos
de aduana a la Bureau of Insular Affairs de los EE. UU. y concediendo un prést amo de $20 millones
de un banco de Nueva York como abono para reclamaciones pendient es, haciendo que los
Est ados Unidos sea el único acreedor ext ranjero de la República Dominicana. En 1905, el peso
Dominicano fue reemplazado por el dólar de EE. UU.[33] ​
Caricatura sobre constantes revoluciones en República Dominicana

En 1906, Morales Languasco renunció y el horacista y vicepresident e Ramón Cáceres se convirt ió


en president e. Después de suprimir una rebelión en el noroest e por el general jimenista Desiderio
Arias, su gobierno t rajo est abilidad polít ica y crecimient o económico, con la ayuda de las nuevas
inversiones est adounidenses en la indust ria del azúcar. Sin embargo, su asesinat o en 1911, para el
que Morales Languasco y Arias fueron indirect ament e responsables, una vez más sumió a la
república en el caos. Durant e dos meses, el poder ejecut ivo est aba en manos de una junt a civil
dominada por el jefe del ejércit o, el general Alfredo Vict oria. El superávit de más de 4 millones de
pesos dejado por Cáceres se gast ó rápidament e para suprimir una serie de insurrecciones.[34] ​
Obligó al congreso a elegir a su t ío, Eladio Vict oria, como president e, pero ést e pront o fue
sust it uido por el Arzobispo Adolfo Alejandro Nouel. Después de cuat ro meses, Nouel renunció, y
fue sucedido por el horacist a congresist a José Bordas Valdez, quien aliado con Arias y los
jimenist as mant uvieron el poder.

En 1913, Vásquez regresó del exilio en Puert o Rico para llevar una nueva rebelión. Durant e la
revolución, los barcos de la Armada de Est ados Unidos int ervinieron para det ener el bombardeo
de Puert o Plat a por part e de facciones rebeldes.[35] ​En junio de 1914, el president e
est adounidense Woodrow Wilson emit ió un ult imát um para que las dos part es pongan fin a las
host ilidades y acuerden un nuevo president e, o los Est ados Unidos impondrían uno. Después de la
presidencia provisional de Ramón Báez, Jimenes fue elegido en oct ubre, y pront o se enfrent ó a
las nuevas demandas, incluyendo el nombramient o de un direct or est adounidense de obras
públicas y asesor financiero y a la creación de una nueva fuerza milit ar al mando de oficiales de
EE. UU. El Congreso Nacional rechazó est as demandas y comenzó el proceso de dest it ución
cont ra Jimenes. Los Est ados Unidos ocuparon Hait í en julio de 1915, con la amenaza implícit a de
que la República Dominicana podría ser la próxima. El Minist ro de Guerra de Jimenes, Desiderio
Arias organizó un golpe de est ado en abril de 1916, proporcionando un pret ext o para que los
Est ados Unidos ocuparan la República Dominicana.

Primera ocupación estadounidense (1916-1924)

Ilustración de los marines estadounidenses arribando a Santo Domingo, 1916.

La Infant ería de Marina de los Est ados Unidos desembarcó en Sant o Domingo el 15 de mayo de
1916. Ant es de su llegada, Jimenes dimit ió, negándose a ser somet ido por ningún ext ranjero. El 1
de junio, los marines ocuparon Mont ecrist i y Puert o Plat a. El primer enfrent amient o import ant e
se produjo el 27 de junio de 1916, en Las Trincheras, donde en 1864 los rebeldes dominicanos
habían podido det ener a un ejércit o español. Dos días después de la Bat alla de Guayacanas, el 3
de julio de 1916, los marines se t rasladaron a la fort aleza de Arias en Sant iago de los Caballeros.
Sin embargo, se evit ó un encuent ro milit ar cuando Arias llegó a un acuerdo con William B.
Capert on para cesar la resist encia. El Congreso Nacional eligió al doct or Francisco Henríquez y
Carvajal como president e, pero en noviembre, después de que él se negó a sat isfacer las
demandas de EE. UU., Wilson anunció la imposición de un gobierno milit ar est adounidense, con el
cont ralmirant e Harry Shepard Knapp como Gobernador Milit ar. El gobierno milit ar est adounidense
implement ó muchas de las reformas inst it ucionales llevadas a cabo en los Est ados Unidos
durant e la Era Progresist a (Progressive Era), incluyendo la reorganización del sist ema t ribut ario,
cont abilidad y administ ración, la expansión de la educación primaria, la creación de una fuerza de
policía nacional para unificar el país, y la const rucción de un sist ema nacional de carret eras,
incluida una carret era que uniría Sant iago a Sant o Domingo.
Marines de Estados Unidos durante la ocupación de República Dominicana

A pesar de las reformas, práct icament e t odos los dominicanos resent ían la pérdida de su
soberanía a los ext ranjeros, algunos de los cuales hablaban español o que most raban verdadera
preocupación por el bienest ar de la nación, y el gobierno milit ar, incapaz de ganar el respaldo de
cualquiera de los prominent es líderes polít icos dominicanos, impuso leyes est rict as y
encarcelaba a los crít icos de la ocupación. En 1920, las aut oridades de los EE. UU. promulgaron
una Ley de Regist ro de Tierras, la cual desart iculó los t errenos comuneros y miles de campesinos
desposeídos carecían de t ít ulos formales sobre las t ierras que ocupaban, mient ras legalizaban
t ít ulos falsos en poder de las compañías azucareras. En el surest e, los campesinos desposeídos
formaron bandas armadas, llamados gavilleros, librando una guerra de guerrillas que se prolongó
hast a la duración de la ocupación, con la mayoría de los combat es en Hat o Mayor y El Seibo.

Para 1921, los principales grupos guerrilleros habían sido derrot ados, sufriendo un t ot al de casi
3000 muert os.[36] ​En el valle de San Juan, cerca de la front era con Hait í, los seguidores de un
curandero vudú llamado Liborio, resist ieron a la ocupación y ayudaron a los cacos hait ianos en su
guerra cont ra los est adounidenses, hast a su muert e en 1922. Sin embargo, su movimient o
Liborist a siguió vivo, mant eniendo una gran comuna en Palma Sola. Sin embargo, la persecución
de sus seguidores cont inuó y result ó en la masacre de Palma Sola en 1962. Alrededor de 600
personas murieron como result ado de un at aque con napalm llevado a cabo por el gobierno
dominicano.

El principal legado de la ocupación fue la creación de un Cuerpo Nacional de Policía, ut ilizado por
los infant es de marina para ayudar a luchar cont ra las diferent es guerrillas, y más t arde el vehículo
principal para el ascenso de Rafael Leónidas Trujillo.
En lo que se conoce como "la danza de los millones", con la dest rucción de las producciones
europeas de remolacha azucarera durant e la Primera Guerra Mundial, el precio de la azúcar llegó a
su nivel más alt o en la hist oria, de 5.50 dólares en 1914 a $22.50 por libra en 1920. Las
export aciones dominicanas de azúcar aument aron de 122 642 t oneladas en 1916 a 158 803
t oneladas en 1920, ganando un récord de 45.3 millones de dólares.[37] ​Sin embargo, la producción
europea de remolacha azucarera se recuperó rápidament e, lo que, junt o con el crecimient o de la
producción mundial de caña de azúcar, sat uró el mercado mundial, haciendo que los precios
cayeran en picada a solo 2.00 dólares a finales de 1921. Est a crisis llevó a muchos de los
plant adores de azúcar locales a la quiebra, lo que permit ió a grandes conglomerados de EE. UU.
dominar la indust ria azucarera. En 1926, solo veint iuna propiedades principales se mant uvieron,
ocupando unos 520 000 acres (2100 km²). De est os, doce empresas de propiedad
est adounidense eran dueñas de más del 81 % de la superficie t ot al.[38] ​Mient ras que los
plant adores ext ranjeros que habían const ruido la indust ria azucarera int egrada en la sociedad
dominicana, est as corporaciones expat riaron sus beneficios a los Est ados Unidos. Como los
precios bajaron, las plant aciones de azúcar cada vez más dependían de los t rabajadores hait ianos.
Est o se vio facilit ado por la int roducción de cont rat o de t rabajo regulado por part e del gobierno
milit ar, el crecimient o de la producción de azúcar en el suroest e, cerca de la front era con Hait í, y
una serie de huelgas llevadas a cabo por los cocolos cort adores de caña organizado por la
"Universal Negro Improvement Associat ion".

En las elecciones presidenciales de 1920 en los Est ados Unidos, el candidat o republicano Warren
Harding, crit icó la ocupación y promet ió una event ual ret irada de los EE. UU. Mient ras que
Jimenes y Vásquez solicit aban concesiones de los Est ados Unidos, el colapso de los precios del
azúcar desacredit ó el gobierno milit ar y dio lugar a una nueva organización polít ica nacionalist a, la
Unión Nacional Dominicana, liderada por el Dr. Henríquez y Carvajal desde el exilio en Sant iago de
Cuba, el cual exigió la ret irada incondicional. Formaron alianzas con los nacionalist as frust rados en
Puert o Rico y Cuba, así como con los crít icos de la ocupación en los propios Est ados Unidos,
más not ablement e con The Nation y la Haiti-San Domingo Independence Society. En mayo de
1922, un abogado dominicano, Francisco J. Peynado, fue a Washingt on y negoció lo que se
conoce como el Plan Hughes-Peynado. Se est ipuló el est ablecimient o inmediat o de un gobierno
provisional en espera de las elecciones, la aprobación de t odas las leyes promulgadas por el
gobierno milit ar de EE. UU., y la cont inuación del t rat ado de 1907 hast a que t odas las deudas
ext ernas de la República Dominicana hubieran sido saldadas. El 1 de oct ubre, Juan Baut ist a Vicini
Burgos, el hijo de un rico inmigrant e it aliano plant ador de azúcar, fue nombrado president e
provisional, y comenzó el proceso de ret irada de los EE. UU.
Tercera República (1924-1965)

Gobierno de Horacio Vásquez

La ocupación est adounidense t erminó en 1924, con un gobierno elegido democrát icament e bajo
la presidencia de Horacio Vásquez. En un esfuerzo por conservar el poder de sus seguidores, en
1927, Vásquez ext endió su mandat o de cuat ro a seis años. Había una base jurídica discut ible para
el cambio, el cual fue aprobado por el Congreso, pero su efect iva promulgación invalidaba la
const it ución de 1924 que Vásquez había jurado defender. La Gran Depresión redujo los precios
del azúcar a menos de $1 por libra. Las elecciones est aban previst as para mayo de 1930, pero de
la forma que Vásquez había ext endido su periodo presidencial creó suspicacias sobre la
imparcialidad de las elecciones. En febrero, fue proclamada una revolución en Sant iago por un
abogado llamado Rafael Est rella Ureña. Cuando el comandant e de la Guardia Nacional Dominicana
(la act ual Policía Nacional creada bajo la ocupación), Rafael Leónidas Trujillo, ordenó a sus t ropas
a permanecer en sus cuart eles, el enfermo y envejecient e Vásquez se vio obligado a exiliarse y a
proclamar a Est rella president e provisional. En mayo, Trujillo fue elegido con el 95 % de los vot os,
habiendo ut ilizado al ejércit o para acosar e int imidar al personal elect oral y a sus posibles
oposit ores. Después de su t oma de posesión en agost o, a pet ición suya, el Congreso Dominicano
proclamó el comienzo de la "Era de Trujillo".

La "Era de Trujillo" (1930-1961)

Rafael Leónidas Trujillo est ableció el cont rol polít ico absolut o con severa represión de los
derechos humanos nacionales,[39] ​mient ras que foment aba el desarrollo económico (del que
sobre t odo él y sus part idarios se beneficiaron). Trujillo ut ilizó su part ido polít ico, el Part ido
Dominicano, como un sello gomígrafo de sus decisiones. La verdadera fuent e de su poder fue la
Guardia Nacional, la inst it ución más grande, mejor armada, y la más cent ralment e cont rolada que
cualquier fuerza milit ar en la hist oria de la nación. Al disolver las milicias regionales, eliminar los
infant es de marina (la principal fuent e de pot encial oposición), convirt iendo la Guardia Nacional en
un virt ual monopolio del poder.[40] ​El régimen de Trujillo se preocupó por expandir la Guardia
Nacional como una de las mayores fuerzas milit ares de América Lat ina, por 1940, el gast o milit ar
dominicano fue del 21 % del presupuest o nacional.[41] ​Al mismo t iempo, desarrolló un elaborado
sist ema de agencias de espionaje. A finales de 1950, hubo al menos siet e cat egorías de agencias
de int eligencia, espiándose una con ot ra, así como al pueblo. Todos los ciudadanos eran
obligados a llevar t arjet as de ident ificación y los pases de buena conduct a de la policía secret a.
Obsesionado con la adulación, Trujillo promovió un cult o a su ext ravagant e personalidad. Cuando
un huracán azot ó Sant o Domingo en 1930, mat ando a más de 3000 personas, Trujillo reconst ruyó
la ciudad y la baut izó como "Ciudad Trujillo", además cambió el nombre de la mont aña más alt a
del país y del Caribe, el Pico Duart e por "Pico Trujillo". Más de 1800 est at uas de Trujillo fueron
const ruidas, y t odos los proyect os de obras públicas requerían t ener una placa con la inscripción
"Era de Trujillo, Benefact or de la Pat ria".[42] ​

Cadáveres haitianos tras la masacre de 1937.

Como las fincas azucareras se dirigieron a Hait í para cont rat ar t rabajadores migrant es
est acionarios, increment ando el asent amient o en la República Dominicana de manera
permanent e, el censo de 1920, llevado a cabo por el gobierno est adounidense de ocupación, dio
un t ot al de 28 258 hait ianos viviendo en el país; para 1935 hubo 52 657 hait ianos.[43] ​

En oct ubre de 1937, Trujillo ordenó la masacre de 14 000 a 40 000 hait ianos,[44] [45]
​ [46]
​ ​alegando
que los exiliados hait ianos en República Dominicana est aban conspirando para derrocar su
régimen (aunque se le at ribuye la ley del ojo por ojo, t rat ando de cobrarse las masacres hechas
por Hait í al país en épocas ant eriores).[cita requerida] Est e event o más t arde se conoció como "El
Cort e".[47] ​La masacre fue recibida con crít icas int ernacionales. El asesinat o fue el result ado de
una nueva polít ica de Trujillo llamada "dominicanización de la front era". Los nombres de lugares a
lo largo de la front era fueron cambiados de creole y francés al español, la práct ica del vudú fue
declarada ilegal, se impusieron cuot as sobre el porcent aje de t rabajadores ext ranjeros que las
empresas podían cont rat ar, y se aprobó una ley que impedía a los t rabajadores hait ianos
permanecer en el país después de la cosecha de azúcar. En 1938, miles más de hait ianos fueron
deport ados por la fuerza y cient os fueron masacrados.[48] ​
Aunque Trujillo t rat ó de emular al Generalísimo Francisco Franco, dio la bienvenida a los
refugiados republicanos españoles t ras la guerra civil española. Durant e el Holocaust o en la
Segunda Guerra Mundial, la República Dominicana dio asilo en muchos judíos que escapaban de
Hit ler que habían sido rechazados por ot ros países. Est as decisiones surgieron de una polít ica de
blanquismo, est rechament e relacionada con la xenofobia ant i-hait iana, que t rat aba de agregar
más blancos a la población dominicana mediant e el foment o de la inmigración procedent e de
Europa. En el marco de la Polít ica de buena vecindad, en 1940, el Depart ament o de Est ado de los
Est ados Unidos firmó un t rat ado con Trujillo renunciando al cont rol de aduanas de la nación.
Cuando los japoneses at acaron Pearl Harbor, Trujillo siguió los pasos de los Est ados Unidos
declararándole la guerra a las Pot encias del Eje, a pesar de que había profesado abiert ament e su
admiración por Hit ler y Mussolini. Durant e la Guerra Fría, Trujillo mant uvo lazos est rechos con los
Est ados Unidos, declarándose a sí mismo como el "ant icomunist a número uno" del mundo y
convirt iéndose en el primer president e de América Lat ina en firmar un Convenio de Asistencia de
Mutua Defensa con los Est ados Unidos.

Poco después del final de la Segunda Guerra Mundial, Trujillo const ruyó una fábrica de armas en
San Crist óbal. Fabricaba granadas de mano, pólvora, dinamit a, revólveres, rifles aut omát icos,
carabinas, met rallet as, amet ralladoras ligeras, ant it anques y municiones. Además, se produjeron
algunas cant idades de mort eros y bombas aéreas y se reconst ruyó la art illería ligera.[49] ​

Trujillo y su familia est ablecieron un cuasi-monopolio sobre la economía nacional. En el moment o


de su muert e, había acumulado una fort una de alrededor de $800 millones, él y su familia poseían
un 50-60 por cient o de las t ierras cult ivables, alrededor de 700 000 acres (2800 km²), y las
empresas de propiedad de Trujillo el 80 % de la act ividad comercial en la capit al.[50] ​Explot ó el
sent imient o nacionalist a para comprar la mayoría de las plant aciones de azúcar de la nación y
refinerías de las corporaciones de EE. UU.; operó un monopolio en el comercio de sal, arroz, leche,
cement o, t abaco, café, y las aseguradoras; se apropió de dos grandes bancos, varios hot eles, de
las inst alaciones port uarias, la línea aérea y una línea de t ransport e marít imo; descont ó el 10 %
de los sueldos de t odos los empleados públicos (supuest ament e para su part ido), y recibió una
porción de los ingresos de la prost it ución.[51] ​La Segunda Guerra Mundial t rajo una mayor
demanda de las export aciones dominicanas, y la década de 1940 y principios de 1950 fueron
t est igo de un crecimient o económico y de una expansión considerable de la infraest ruct ura
nacional. Durant e est e período, la capit al pasó de ser solo un cent ro administ rat ivo para el cent ro
nacional de t ransport e marít imo y la indust ria, aunque era pura "coincidencia" que por las nuevas
carret eras a menudo se llevaban las plant aciones y las fábricas de Trujillo, y los nuevos puert os
beneficiaban el envío de export ación de las empresas de Trujillo.[52] ​
La mala administ ración y la corrupción dieron lugar a grandes problemas económicos. A finales de
la década de 1950, la economía se est aba det eriorando a causa de una combinación de exceso
de gast os en un fest ival para celebrar el 25 aniversario del régimen, un gast o excesivo para la
compra de molinos de azúcar y plant as de elect ricidad privadas, y una decisión de hacer una gran
inversión en la producción de azúcar est at al result ó económicament e un fracaso.

Escuadrilla de aviones de la Aviación Militar Dominicana

A lo largo de los años 50 la República Dominicana t uvo la fuerza aérea más poderosa del Caribe y
posiblement e de América Lat ina, solo superada por Est ados Unidos, gracias a la obsesión de
Trujillo por el poder. En su apogeo, los cient os de aviones, inicialment e pilot eados por
mercenarios est adounidenses y brasileños y mant enidos por mecánicos suecos, t enían la
capacidad t eórica de alcanzar y bombardear La Habana en 3 horas y conquist ar Hait í por
complet o en 24.[53] ​

El 19 de junio de 1949, un avión que t ransport aba a rebeldes dominicanos de Guat emala fue
int ercept ado y dest ruido por los guardacost as dominicanos en Luperón, en la cost a nort e.[54] ​
Diez años después, el 14 de junio de 1959, aproximadament e doscient os exiliados dominicanos y
revolucionarios cubanos lanzaron una invasión de la República Dominicana desde Cuba con la
esperanza de derrocar al régimen de Trujillo.[55] ​Los invasores fueron masacrados apenas unas
horas después de haber desembarcado.[56] ​

Trujillo int ent ó int ervenir en asunt os de ot ras naciones lat inoamericanas, junt o con los dict adores
Anast asio Somoza García (Nicaragua) y Marcos Pérez Jiménez (Venezuela). Apoyó la invasión de
Rafael Ángel Calderón a Cost a Rica en 1955. Trujillo hizo alianzas t áct icas con poderosos
delincuent es est adounidenses.[57] ​Valoró el apalancamient o que le dieron para ext ender sus
campañas cont ra enemigos polít icos en los Est ados Unidos. En 1935, un hombre armado irrumpió
en un depart ament o de la ciudad de Nueva York y mat ó a Sergio Bencosme, ant iguo minist ro del
Int erior de la República Dominicana. En 1952, Andrés Requena, edit or de un periódico ant i-Trujillo,
fue asesinado a t iros en ot ro depart ament o de Manhat t an. En 1956, los agent es de Trujillo en
Nueva York mat aron a Jesús Galíndez, un exiliado vasco que había t rabajado para Trujillo, pero que
más t arde denunció el régimen de Trujillo y lo había puest o en la opinión pública en los Est ados
Unidos.

En agost o de 1960, la Organización de Est ados Americanos (OEA) impuso sanciones diplomát icas
cont ra la República Dominicana como result ado de la complicidad de Trujillo en un int ent o de
asesinar al president e venezolano Rómulo Bet ancourt . Ant e el t emor de que el país se podría unir
en cont ra de Trujillo y ser sust it uido por los comunist as, la CIA ayudó a un grupo de disident es
dominicanos para asesinar a Trujillo en una persecución aut omovilíst ica camino a su casa de
campo cerca de San Crist óbal el 30 de mayo de 1961.

Las sanciones se mant uvieron en vigor después del asesinat o de Trujillo. Su hijo Ramfis asumió el
cont rol de fact o, pero fue depuest o por sus dos t íos, después de una disput a sobre la posible
liberalización del régimen. En noviembre de 1961 surge el levant amient o milit ar de la "Rebelión de
los Pilot os" y la familia Trujillo se vio obligada a exiliarse, huyendo a España, y el hast a ese
moment o president e t ít ere Joaquín Balaguer asumió el poder definit ivo.

La inestabilidad post-dictadura (1962-1964) y segunda


ocupación estadounidense (1965)

Véanse también: Guerra civil dominicana y Ocupación estadounidense de la República Dominicana (1965-1966).

Ant e la insist encia de los Est ados Unidos, Balaguer se vio obligado a compart ir el poder con un
Consejo de Est ado conformado por siet e miembros, est ablecido el 1 de enero de 1962, e
incluyendo moderados miembros de la oposición. Las sanciones de la OEA se levant aron el 4 de
enero, y, después de un int ent o de golpe de Est ado, Balaguer, renunció y se marchó al exilio el 16
de enero. El reorganizado Consejo de Est ado, bajo la presidencia de Rafael Filibert o Bonnelly
encabezó el gobierno dominicano hast a que pudieran celebrarse elecciones. Est as elecciones, en
diciembre de 1962, fueron ganadas por Juan Bosch, un erudit o y cuent ist a que había fundado en
el exilio al oposit or Part ido Revolucionario Dominicano (PRD), durant e los años de Trujillo. Sus
polít icas de izquierda, incluyendo la redist ribución de t ierras, la nacionalización de det erminada
part icipación ext ranjera, y los int ent os llevar a los milit ares bajo el cont rol civil, irrit ó a los oficiales
milit ares, la jerarquía cat ólica, y a la clase alt a, que t emían "ot ra Cuba". En sept iembre de 1963,
Bosch fue derrocado por un golpe milit ar de derecha encabezado por el coronel Elías Wessin y
Wessin y fue reemplazado por una junt a milit ar de t res hombres. Bosch fue al exilio en Puert o
Rico.

Más t arde, un t riunvirat o civil est ableció supuest ament e una dict adura de fact o hast a el 16 de
abril de 1965, cuando la crecient e insat isfacción generó ot ra rebelión milit ar el 24 de abril de
1965 que exigía la rest auración de Bosch. Los insurgent es, oficiales reformist as civiles y
combat ient es leales a Bosch al mando del coronel Francisco Caamaño, y que se hacían llamar los
constitucionalistas, efect uaron un golpe de est ado, t omando el palacio nacional.
Inmediat ament e, las fuerzas milit ares conservadoras, encabezadas por Wessin y Wessin y
quienes se hacían llamar leales, respondieron con at aques de t anques y bombardeos aéreos
cont ra Sant o Domingo.

El general Wessin y Wessin comenzó un avance de t anques sobre la capit al el 27 de abril de


1965. Las fuerzas leales recuperaron el cont rol de segment os de la capit al (incluido el palacio),
pero fueron rechazados en la Bat alla del Puent e Duart e y diezmados por los at aques
rebeldes.[58] ​

El 28 de abril de 1965, los milit ares del ejércit o ant i-boschist as solicit aron la int ervención milit ar
de EE. UU. y las fuerzas de EE. UU. desembarcaron, ost ensiblement e para prot eger a los
ciudadanos est adounidenses y evacuar a ot ros ciudadanos ext ranjeros. En lo que fue inicialment e
conocido como Operation Power Pack, 23 000 soldados est adounidenses fueron enviados a la
República Dominicana.

Denegando la vict oria milit ar, los rebeldes "const it ucionalist as" rápidament e formaron un
Congreso const it ucionalist a eligiendo a Caamaño president e del país. Los Funcionarios
est adounidenses se opusieron y apoyaron general Ant onio Imbert Barrera. El 7 de mayo, Imbert
Barrera fue jurament ado como president e del llamado Gobierno de Reconst rucción Nacional. El
siguient e paso en el proceso de est abilización, según lo previst o por Washingt on y la OEA, fue
arreglar un acuerdo ent re el president e Caamaño, y el president e Imbert Barrera para formar un
gobierno provisional compromet ido a elecciones ant icipadas. Sin embargo, Caamaño se negó a
reunirse con Imbert hast a que varios de los oficiales leales, incluyendo Wessin y Wessin, se
hicieron para salir del país.

El 13 de mayo el general Imbert comenzó la "Operación Limpieza" y sus fuerzas t uvieron éxit o en
la eliminación de focos de resist encia rebelde fuera de Ciudad Nueva y en censurar a Radio Sant o
Domingo. La Operación Limpieza t erminó el 21 de mayo.
Un infante de marina monitorea la actividad desde una barricada en las calles de Santo Domingo

Corredor de seguridad
Distribución de alimentos, Santo Domingo, 9 de mayo de 1965

El 14 de mayo los est adounidenses est ablecieron un "corredor de seguridad" que conect aba la
Base Aérea de San Isidro y el Puent e Duart e con el Hot el Embajador y la Embajada de Est ados
Unidos en el cent ro de Sant o Domingo, t uvo esencialment e acordonado a la zona
const it ucionalist a de Sant o Domingo. Las carret eras fueron bloqueadas y las pat rullas corrían
cont inuament e. Unas 6500 personas de muchas naciones fueron evacuadas a un lugar seguro.
Además, las fuerzas de EE. UU. lanzaban por aire grandes suminist ros de socorro para los
nacionales dominicanos.

A mediados de mayo, la mayoría de la OEA vot ó por la "Operación Push Ahead", la reducción de
las fuerzas de Est ados Unidos y su sust it ución por una Fuerza Int eramericana de Paz (IAPF). La
Fuerza Int eramericana de Paz (IAPF) se const it uyó formalment e el 23 de mayo. Las siguient es
t ropas fueron enviadas por cada país: Brasil - 1130, Honduras - 250, Paraguay - 184, Nicaragua -
160, Cost a Rica - 21 policías milit ares, y El Salvador - 3 oficiales de Est ado Mayor. El primer
cont ingent e en llegar fue una compañía de fusileros de Honduras que pront o fueron respaldados
por dest acament os de Cost a Rica, El Salvador y Nicaragua. Brasil present ó la mayor unidad, un
bat allón blindado de infant ería. El general brasileño Hugo Alvim asumió el mando de las fuerzas
t errest res de la OEA, y el 26 de mayo las fuerzas de EE. UU. comenzaron a ret irarse.

El 15 de junio de 1965, t anques est adounidenses M48A3 Pat t on ent raron en la ciudad apoyados
por los leales sin que los t anques ligeros AMX-13 y Lanverk L-60 rebeldes los pudieran det ener,
cayendo la posición nort e de est os aunque el bast ión principal resist ió con el uso de barricadas y
cóct eles molot ov. La lucha cont inuó el 31 de agost o de 1965, cuando se declaró una t regua. La
mayoría de las t ropas est adounidenses se marcharon poco después y la vigilancia y las
operaciones de paz fueron ent regados a las t ropas brasileñas, pero un remanent e de los milit ares
de EE. UU. se mant uvo hast a sept iembre de 1966. 13 soldados est adounidenses murieron
mient ras que 95 fueron heridos. Los const it ucionalist as perdieron a 77 combat ient es y 175
heridos.[59] ​

Frent e a las amenazas y los at aques en curso, incluyendo un at aque part icularment e violent o en
el Hot el Mat um en Sant iago de los Caballeros, Caamaño acept ó un acuerdo impuest o por el
gobierno de EE. UU. El President e Provisional dominicano, Héct or García Godoy, envió al coronel
Caamaño como Agregado Milit ar de la Embajada Dominicana en el Reino Unido.

Cuarta República (1966 - actualidad)


Los doce años de Balaguer (1966-1978)

En junio de 1966, Joaquín Balaguer, líder del Part ido Reformist a (que más t arde se convirt ió en el
Part ido Reformist a Social Crist iano (PRSC), fue elegido y reelegido para el cargo en mayo de
1970 y mayo de 1974, en ambas ocasiones después de que los principales part idos de oposición
se ret iraran a finales de la campaña por el alt o grado de violencia de los grupos pro-
gubernament ales. El 28 de noviembre de 1966 se creó una nueva const it ución, firmada y puest a
en uso. La const it ución indicaba que un president e debía ser elegido para un mandat o de cuat ro
años. Si había una elección cerrada, habría una segunda vuelt a de vot ación para decidir el ganador.
La edad de vot ar era de dieciocho años, pero las personas casadas menores de dieciocho años
t ambién podían vot ar. Balaguer llevó a la República Dominicana a t ravés de una profunda
reest ruct uración económica, basada en la apert ura del país a la inversión ext ranjera, mient ras
prot egía las indust rias de propiedad est at al y de det erminados int ereses privados. La mayor
part e de los primeros nueve años de Balaguer en la presidencia del país experiment aron alt as
t asas de crecimient o (por ejemplo, una t asa media de crecimient o del PIB del 9.4 por cient o
ent re 1970 y 1975), mient ras que la gent e se refería a est e suceso como el "milagro dominicano".
El ext erior, sobre t odo la inversión de est adounidense, así como la ayuda ext ranjera, fluían en el
país; el azúcar, para ent onces, el product o principal de export ación del país, gozaba de buenos
precios en el mercado int ernacional y el t urismo creció enormement e.

Sin embargo, est e excelent e desempeño macroeconómico no fue acompañado por una
dist ribución equit at iva de la riqueza. Mient ras un grupo de nuevos millonarios florecía durant e las
administ raciones de Balaguer, los pobres simplement e se convirt ieron en más pobres. Es más, los
pobres eran generalment e el blanco de represión est at al, y sus reivindicaciones socioeconómicas
fueron et iquet adas como "comunist as" y t rat ados en consecuencia por el aparat o de seguridad
del Est ado.[60] ​En las elecciones de mayo de 1978, Balaguer fue derrot ado en su candidat ura
para un cuart o periodo consecut ivo por Ant onio Guzmán, del PRD. Post eriorment e, Balaguer
ordenó a las t ropas asalt ar la Junt a Elect oral y dest ruir las urnas, declarándose el mismo
vencedor. El president e est adounidense Jimmy Cart er y la comunidad int ernacional se negó a
reconocer la supuest a "vict oria" de Balaguer, y, frent e a la negación de ayuda por part e del
ext erior, Balaguer t uvo que admit ir la derrot a.

Gobiernos de Antonio Guzmán (1978-1982), Salvador Jorge Blanco


(1982-1986) y regreso de Balaguer a la presidencia (1986-1996)
Ant onio Guzmán inauguró su gobierno el 16 de agost o, t eniendo el país la primera t ransferencia
del poder pacífica de un president e elegido librement e a ot ro. A finales de la década de 1970, la
expansión económica, que hast a ent onces había cont inuado con su rit mo det erminado, comenzó
a decelerarse considerablement e a medida que los precios del azúcar se reducían y aument aban
los del pet róleo. Con la inflación y el desempleo creciendo, est o desencadenó una ola de
emigración masiva desde la República Dominicana hacia Est ados Unidos y Europa.

Las elecciones se celebraron de nuevo en 1982. Salvador Jorge Blanco, del Part ido
Revolucionario Dominicano derrot ó a Bosch y el posible resurgimient o de Balaguer. Jorge Blanco
emprendió ciert as reformas sociales y económicas; sin embargo, al producirse una presión fiscal
financiera int ernacional sobre el país, se abrió la puert a a una t errible crisis económica y financiera
que puso a la nación en alarmant e punt o de inflación. Durant e est e periodo se produjo una serie
de levant amient os sociales que dio al t rast e con la popularidad del PRD en el país y regresando
así Balaguer al poder represent ando al Part ido Reformist a en 1986 donde se mant uvo en el
cargo durant e los próximos diez años. Las elecciones de 1990 est uvieron marcadas por la
violencia y la sospecha de fraude elect oral. Las elecciones de 1994 t ambién se caract erizaron
por una violencia generalizada durant e la campaña, a menudo dirigida a int imidar a los miembros de
la oposición. Balaguer ganó en 1994, pero la mayoría de los observadores dedujeron que las
elecciones habían sido arregladas. Bajo la presión de los Est ados Unidos, Balaguer acordó
celebrar nuevas elecciones en 1996. Él mismo no iría.

Pacto por la Democracia y ascenso de Leonel Fernández (1996-2000)

En 1996, Leonel Fernández Reyna del Part ido de la Liberación Dominicana (PLD) y pupilo de Juan
Bosch obt uvo más del 51 % de los vot os, a t ravés de una alianza con Balaguer. La primera gran
ejecución de Fernández fue la vent a de algunas empresas de propiedad est at al. Aunque
Fernández fue elogiado por poner fin a décadas de aislamient o y mejorar las relaciones con ot ros
países del Caribe, fue crit icado por descuidar la salud pública, la educación, no luchar cont ra la
corrupción y la pobreza que afect aba a un 60% de la población.

Quiebra bancaria y crisis económica, gobierno de Hipólito Mejía (2000-


2004)

En mayo de 2000, Hipólit o Mejía del cent ro-izquierdist a PRD fue elegido president e en medio de
un descont ent o popular por los cort es de energía y la recient e privat ización del sect or eléct rico.
Desde el 1986 no había sido gobierno est e part ido. El president e Fernández, en su mandat o, firmó
los Juegos Panamericanos e Hipólit o Mejía llevó a cabo los Juegos Panamericanos del 2003 en
el 2003, para lo cual t uvo que const ruir villas olímpicas, y muchas inst alaciones deport ivas. A
t odo lo largo y ancho del país en cada comunidad se const ruyó un cent ro polideport ivo, como un
medio para la juvent ud y salud de la ciudadanía. El president e Mejía incent ivó la agricult ura, y
reavivó el campo. En est e período hubo un fraude bancario de la ent idad financiera BANINTER,
uno de los bancos principales, que t enía problemas desde años ant eriores, como t ambién el
BANCRÉDITO, y el president e Mejía devolvió a los ahorrant es part e de su dinero para así evit ar
una crisis t al como el "corralit o" de Argent ina, y evit ar que t odos los ahorrant es sacaran el dinero
de t odos los bancos y se produjera una inest abilidad económica mayor. Su presidencia vio mayor
inflación e inest abilidad del peso. Durant e su t iempo como president e, la paridad relat ivament e
est able de la moneda cayó de 16 pesos dominicanos por 1 dólar est adounidense a 60 pesos por
cada dólar est adounidense, dejándolo a 42 pesos por un dólar cuando salió del
poder.[61] [62]
​ [63]
​ [64]
​ ​En su gobierno, la República Dominicana part icipó en la coalición liderada por
Est ados Unidos en Irak, como part e de la "Brigada Hispanoamericana" dirigida por España durant e
la Guerra de Irak. En diciembre de 2003 se report ó que al menos t res iraquíes, ent re ellos dos
niños, result aron heridos a consecuencia de un at aque con cinco granadas de mort ero cont ra la
base en la que est aban los dominicanos en Diwaniya, sin que alguno de los dominicanos result ara
afect ado.[65] ​En 2004, el país ret iró a sus 604 soldados de Irak. En mayo de 2004, Mejía fue
derrot ado por el expresident e Leonel Fernández en las elecciones presidenciales.

Segundo y Tercer mandato de Fernández (2004-2008, 2008-2012) y


ascenso de Danilo Medina, predominio del PLD (2012 - 2020)

Fernández, elegido en 2004, est ableció medidas de aust eridad para desinflar el peso y sacar al
país de su crisis económica, y en el primer semest re de 2006, la economía creció 11.7 %, llevando
el peso a descender hast a 28 pesos por cada dólar, aunque est a mejoría no duró mucho y el peso
se est abilizó en 34 por cada dólar. Su administ ración se caract erizó por la const rucción de
grandes obras y las reformas inst it ucionales, pero t ambién por el aument o de la inseguridad
ciudadana, los casos de narcot ráfico, la corrupción administ rat iva y del client elismo polít ico.

En las últ imas t res décadas, las remesas de los dominicanos resident es en el ext ranjero,
principalment e en los Est ados Unidos, se han convert ido cada vez más import ant e para la
economía. De 1990 al 2000, la población dominicana de los EE. UU. se duplicó en t amaño, de
520 121 a 1 041 910, dos t ercios de los cuales nacieron en la República Dominicana. Más de la
mit ad de t odos los domínico-est adounidenses viven en Nueva York, con una mayor concent ración
en el barrio de Washingt on Height s en el nort e de Manhat t an. Durant e la últ ima década, la
República Dominicana se ha convert ido en la principal fuent e de inmigración hacia Nueva York, y
hoy el área met ropolit ana de Nueva York t iene una mayor población dominicana que cualquier ot ra
ciudad, con excepción de la propia Sant o Domingo.[66] ​Las comunidades dominicanas t ambién se
han desarrollado en Nueva Jersey (en part icular, Pat erson), Miami, Bost on, Filadelfia, Providence y
Lawrence, Massachuset t s. Además, decenas de miles de dominicanos y sus descendient es viven
en Puert o Rico. Muchos dominicanos llegan a Puert o Rico ilegalment e por mar a t ravés del Canal
de la Mona, algunos para quedarse y ot ros para pasar a los EE. UU. (ver Inmigración dominicana a
Puert o Rico). Los dominicanos resident es en el ext ranjero enviaron un est imado de 3000 millones
de dólares en remesas a sus familiares en el país, en el año 2006.[67] ​En 1997, una nueva ley que
ent ró en vigor, permit iendo que los dominicanos resident es en el ext ranjero pudieran ret ener su
ciudadanía y ejercer el vot o en las elecciones presidenciales. El president e Fernández, quien
creció en Nueva York, fue el principal beneficiario de est a ley.

Fernández fue sust it uido por su propio compañero de part ido Danilo Medina en las elecciones
presidenciales de 2012; Mejía, quien iba como principal cont rincant e por el PRD, fue vencido por
Medina en primera vuelt a.

Medina comenzó su mandat o con una serie de cont rovert idas reformas económicas y sociales a
fin de hacer frent e a la sit uación fiscal dejada por la administ ración de Fernández, que a pesar de
una supuest a aust eridad implement ada por su gobierno, dejó un gran déficit fiscal durant e su
últ imo mandat o ascendient e a más de 180 000 millones de pesos dominicanos.

Véase también

Hist oria LGBT en la República Dominicana

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Dat os: Q125775

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