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Violencia

simbólica y
luchas políticas
Capítulo V. Meditaciones Pascalianas
P. Bourdieu
01
Libido e illusio
Campo social e illusio
Campo Espacio simbólico en el que se disputa algún tipo de
capital que se encuentra desigualmente distribuido, donde cada
individuo posee una posición determinada que debe defender o
mejorar. Aquí se produce una adquisición progresiva de un habitus
particular al campo específico.

Illusio Interés que los agentes poseen por participar en este


juego-competencia por adquirir capital al interior de un campo
específico.

Ejemplo: el campo de la educación


Capital simbólico
Es uno de los tipos de
capital que se puede
acumular al interior de los
campos sociales. Nace de
la necesidad de
reconocimiento de parte
de los otros. En la medida
en que se tiene capital
simbólico, se es
obedecido, legitimado,
creído, etc. a los ojos de
los demás agentes.
02
Una coerción
por cuerpos
Orden político

La implantación originaria del orden político y la “ley” es arbitraria e


implica usurpación. Se implanta violentamente desde su momento
inaugural y se hace creer a los agentes que es auténtica, eterna,
legítima y no violenta.

Incorporación de estructuras sociales en forma de disposiciones


arraigadas al cuerpo donde el habitus es la vis insita o poder innato de
donde surge la violencia simbólica.
Violencia simbólica
Coerción instituida por medio de la
adhesión que el dominado inevitablemente
entrega a su dominante cuando solo se
dispone de instrumentos/categorías de
conocimiento creados por y para la
dominación. De tal manera, la concepción
que el dominado tenga de sí mismo siempre
se inscribe bajo los esquemas cognitivos
de percepción, evaluación y acción que
fundamentan la dominación.
03
El poder
simbólico
La dimensión simbólica
Dominación simbólica Cuando los actos de sumisión frente a la
dominación se producen a partir del conocimiento y reconocimiento
de estructuras cognitivas estructurantes que están arraigadas a los
agentes.

Orden simbólico Orden en el mundo social que se sostiene en la


imposición de estructuras cognitivas estructurantes a los agentes
sociales, estructuras que son coherentes con las estructuras
objetivas del mundo social en el que se desenvuelven. De tal forma, se
inculca cierto habitus en los agentes dominados que, al enfrentarse a
las estructuras objetivas, activan disposiciones profundamente
arraigadas que responden positivamente a la sumisión.
El Estado y el orden estatal
El Estado actúa como el detentor
del monopolio de la violencia
simbólica legítima, puesto que la
construcción de este se realiza
junto a la elaboración e imposición
de formas simbólicas de
pensamiento que se transforman
en “lo común”. Se activan así
disposiciones de los agentes frente
a la dominación estatal y se le
reconoce como legítima.
04
La doble
naturalización y
sus efectos
Naturalización de la violencia simbólica

El habitus o las disposiciones arraigadas que responden positivamente


a la dominación no pueden cambiarse por simple fuerza de voluntad
o por una toma de conciencia “liberadora”. Se requiere de
transformaciones profundas de las condiciones sociales de
producción y de las disposiciones para realmente cambiar las pautas
de dominación.
“Denunciadas, condenadas, estigmatizadas,
las pasiones mortales de todos los racismos
(de etnia, sexo o clase) se perpetúan porque
están insertas en los cuerpos en forma de
disposiciones y también porque la relación de
dominación de la que son fruto se perpetúa en
la objetividad y refuerza continuamente la
propensión a aceptarla” (p. 238)
Doble naturalización

Producto de la inscripción de lo social en


las cosas y los cuerpos tanto de los
dominantes como de los dominados, con
efectos de violencia simbólica
resultantes. Se requiere de tiempo y de
transformaciones profundas para que esta
ya no sea lo “normal” o lo “común”.
05
Sentido práctico
y labor política
Sentido práctico de la posición social
Las estructuras del espacio social o de los campos moldean los
cuerpos al inculcarles, por medio de condicionamientos asociados a
una posición determinada en el espacio/campo social, las estructuras
cognitivas/disposiciones que dichos condicionamientos aplican.
Los agentes tienen un conocimiento práctico de su posición en el
espacio o campo social que rige su experiencia en el lugar ocupado y
comportamientos respecto a otros agentes Sin embargo, este
conocimiento práctico puede caer en la allodóxia o un tipo de
desconocimiento que hace que el agente reconozca erróneamente
su posición en el campo social y genere prácticas no adecuadas para
determinadas situaciones.
“El mundo social es, pues, fruto y apuesta, a la
vez, de luchas simbólicas, inseparablemente
cognitivas y políticas, por el conocimiento y
reconocimiento, en las que cada cual persigue
no solo la imposición de una representación
ventajosa de sí mismo, (...) sino que también el
poder de imponer como legítimos los principios
de elaboración de la realidad social más
favorables a su ser social, así como a la
acumulación de un capital simbólico de
reconocimiento” (p. 246)
Lucha política por el poder simbólico
Lucha política Lucha cognitiva para obtener el poder simbólico
de imponer una visión legítima del mundo social que permita
someter a los agentes a un orden simbólico particular.

Labor simbólica Dado que no basta la fuerza de voluntad o la


simple toma de conciencia para liberarse de la dominación simbólica,
se requiere de una labor que se encargará de enunciar y denunciar las
arbitrariedades de la dominación.
Portavoces de los dominados
Profesionales que intervienen, en
determinadas coyunturas históricas,
solidarizando o aliándose con los
dominados en el espacio social y que
realizan una transferencia de
capital cultural que permite a los
dominados identificar la
dominación de la que son víctimas
y tener acceso a la movilización
colectiva y/o a la acción subversiva
contra el orden simbólico
establecido.

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