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Narrativa fantástica

Lo fantástico se define por el equilibrio, una vacilación nunca resuelta del todo
entre lo conocido y lo desconocido, entre la verosimilitud y lo increíble, entre la
imaginación y la realidad. Los núcleos temáticos en que se concreta ese rasgo han recibido
distintas clasificaciones: el de la irrupción de un elemento extraño o sobrenatural en un
contorno normal, elemento imposible de explicar mediante las leyes conocidas. Lo
fantástico dura poco, dura el tiempo de la vacilación común al lector y al personaje, que
deben decidir si lo que perciben proviene o no de la “realidad”. Al finalizar la historia, y
cuando el lector haya decidido, ya se sale de lo fantástico.

También lo fantástico se conceptualiza como aquel relato que pone en crisis un


concepto de los normal o natural al hacerlo confrontar con dos modelos de mundo, el que
está sujeto a leyes empíricas (reales) y el que está sujeto a leyes ficcionales (no reales).

El mundo fantástico no ofrece respuestas, más bien moviliza al lector para que
las busque. Por eso, cada texto, en lo particular, construye mundos alternativos en donde
tienen lugar todas las sospechas que también forman parte de sistema de lo real que una
cultura, en sentido estructural, hace posible.

Bajo estas consideraciones se puede decir, en primer lugar, que lo fantástico


produce un efecto particular sobre el lector: miedo, horror o simple curiosidad. En
segundo lugar, lo fantástico sirve a la narración, pues mantiene el suspenso a través de la
presencia de elementos fantásticos que permitan una organización ceñida de la intriga.
Por último, lo fantástico tiene una visión propia, particular de la realidad que expone,
percibe y describe.

Fantástico latinoamericano

El fantástico latinoamericano se caracteriza por presentar una realidad cotidiana


que convive con la ficción fantástica. Ambos mundos se complementan proponiendo
formas de pensamiento desligadas de la razón que potencian varias posibilidades de
verdad. Para dar cuenta de los significados múltiples de la realdad lo fantástico aflora
desde dentro para desenmascarar conflictos humanos.

A diferencia del fantástico europeo, el latonoamericano no requiere de una


preparación en la atmósfera para presentar lo sobrenatural debido a que el género gira
alrededor de la capacidad de estirar los límites de lo real, como para hacer entrar en lo
que tradicionalmente llamamos realidad todo aquello que es insólito, inesperado,
excepcional, extraordinario. Y en consonancia, esto es lo que sucede casi siempre en los
cuentos: todo comienza en un universo trivial, familiar, concreto, en el que, poco a poco,
casi imperceptible con una continuidad causal de los sucesos y en la del latinoamericano
es fragmentaria con una continuidad de carácter temático.

Narrativa de terror

Se llama literatura de terror a aquellos relatos que tienen como objetivo provocar
sensación de miedo extremo en el lector o el espectador. Entre sus particularidades se
señala la creación de atmósferas, la tensión, la identificación estética y el uso de tópicos
clásicos del género —la casa embrujada, los fantasmas, trastornos psiquiátricos, asesinos
seriales, entre otros.

En el caso del terror latinoamericano a estas peculiaridades señaladas sobre el


género de terror se le añaden prácticas, creencias y seres sobrenaturales específicos de
la región del Sur americano.

Además de temas y miedos colectivos que surgen del contexto histórico y social
latinoamericano, aparecidos/desaparecidos, brutalidad policiaca, niños en condición de
calle y violencia contra la mujer, por mencionar algunos.

También es importante destacar en esta narrativa el foco en la vida cotidiana como


contexto emergente de las situaciones, sensaciones, percepciones de los personajes de las
historias. E n cada uno de ellos se desarrolla un terror que es interno y surge de su propia
vida cotidiana que lo transforma o coloca en reflexiones significativas sobre el acontecer
de la humanidad.

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