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Los anestésicos locales bloquean la conducción de impulsos en tejidos eléctricamente excitables. Uno de los usos
importantes es lograr anestesia y analgesia al bloquear la transmisión de las sensaciones dolorosas que cursan por las
fibras nerviosas. La molécula en que ejercen su acción estos fármacos es específica, y se ha estudiado de manera
amplia su interacción. Las aplicaciones clínicas actuales son innumerables y siguen en aumento. El conocimiento
detallado de los mecanismos y las propiedades fisicoquímicas de estos fármacos optimizará su potencial terapéutico
y evitará complicaciones que surgen con efectos tóxicos inadvertidos a nivel sistémico.
Los nervios, tanto en el sistema nervioso central como en el periférico, se diferencian por la presencia o ausencia
de la vaina de mielina. Las fibras mielínicas están rodeadas por células de Schwann en el sistema periférico y por
oligodendrocitos en el sistema nervioso central. Las células forman una bicapa lípida concéntrica alrededor de los
axones que cubren toda la longitud del nervio.3 La vaina de mielina está interrumpida a intervalos regulares y breves
por regiones especializadas denominadas nódulos de Ranvier , que contienen elementos proteínicos en agrupación
densa esenciales para la transmisión de señales neuronales (fig. 22-2).4 A medida que las señales eléctricas se
renuevan en cada nódulo, los impulsos nerviosos se desplazan en las fibras mielínicas por conducción saltatoria. Por
el contrario, no hay nódulos de Ranvier en las fibras amielínicas. Del mismo modo, estas últimas fibras están
rodeadas por células de Schwann, pero la membrana plasmática no rodea los axones de manera concéntrica. En el
interior de una sola célula de Schwann pueden estar insertadas simultáneamente varias fibras nerviosas (fig. 22-3).1
Figura 22-1 Corte transversal de un nervio periférico típico. El epineuro, que consiste en fibras de colágeno, sigue el eje longitudinal del nervio. El
perineuro es una capa independiente, mientras que el endoneuro es una matriz de tejido conjuntivo. Se muestran axones aferentes y eferentes. Los axones
simpáticos (no se muestran) están presentes también en nervios periféricos mixtos. (Adaptada con autorización de: Strichartz GR. Neural physiology and
local anesthetic action. En: Cousins MJ, Bridenbaugh PO, eds. Neural Blockade in Clinical Anesthesia and Management of Pain. Philadelphia, PA:
Lippincott-Raven; 1998:35.)
Figura 22-2 Esquema de un nódulo de Ranvier en que se observan la mitocondria (M), l a unión estrecha del área paranodal (P), y una célula de Schwann
(S) que rodea el nódulo. (Adaptada con autorización de: Strichartz GR. Mechanisms of action of local anesthetic agents. En: Rogers MC, Tinker JH,
Covino BG, et al., eds. Principles and Practice of Anesthesiology. St. Louis, MO: Mosby Year Book; 1993:1197.)
Figura 22-3 Las células de Schwann forman mielina alrededor de un axón mielínico, o engloban varios axones amielínicos. (Adaptada con autorización
de Carpenter RL, Mackey DC. Local anesthetics. En: Barash PG, Cullen BF, Stoelting RF, eds. Clinical Anesthesia. 3rd ed. Philadelphia, PA: Lippincott-
Raven; 1996:413.)
Las fibras nerviosas suelen clasificarse por su diámetro, velocidad de conducción y función (tabla 22-1). En
general, las fibras que tienen un diámetro transversal mayor de 1 μm son mielínicas. Tanto el diámetro más grande
como la presencia de la vaina de mielina conllevan una mayor velocidad de conducción.5 Las fibras con grandes
diámetros tienen mejor conductancia eléctrica intrínseca. La mielina mejora el aislamiento eléctrico de las fibras y
permite la transmisión más rápida de impulsos por medio de la conducción saltatoria. Las fibras mielínicas de
diámetro grueso, de las cuales muchas se clasifican como A, intervienen típicamente en las funciones motoras y
sensitivas, en las que es de importancia máxima la rapidez de la transmisión nerviosa. En cambio, las fibras C
amielínicas de diámetro pequeño tienen una velocidad de conducción más lenta y transmiten información sensitiva,
como el dolor, la temperatura y funciones autonómicas.
Figura 22-4 Ilustración de una forma dominante del canal de sodio durante la generación de un potencial de acción. R, forma en reposo; O, forma abierta;
I, forma inactiva. A: generación simultánea de un potencial de acción conforme se despolariza la membrana a partir del potencial de reposo. B: cambios
simultáneos en el flujo de iones, en la forma de una corriente de sodio interógrada (I NA+) y otra exterógrada de potasio (I K+) y ambas generan la
corriente iónica neta a través de la membrana (Ii). Adaptada con autorización de: Strichartz GR. Neural physiology and local anesthetic action. En: Cousins
MJ, Bridenbaugh PO, eds. Neural Blockade in Clinical Anesthesia and Management of Pain. Philadelphia, PA: Lippincott-Raven; 1998:35.)
Los anestésicos locales bloquean la transmisión de los impulsos nerviosos porque actúan en la función de los canales
de sodio regulados por voltaje. Varios anestésicos locales también se unen a otros receptores como los canales de
potasio regulados por voltaje y los receptores acetilcolínicos nicotínicos, y su naturaleza anfipática les permite
interactuar con membranas plasmáticas. Sin embargo, se acepta de manera generalizada que los anestésicos locales
inducen anestesia y analgesia por interacciones directas con los canales de sodio. Hay otras moléculas con
propiedades anestésicas locales, como los antidepresivos tricíclicos y los anticonvulsivos, que también pueden
interactuar con los canales de sodio regulados por voltaje. Sin embargo, no se sabe si actúan por mecanismos
similares. Por lo tanto, los comentarios siguientes se limitan al conjunto “tradicional” de moléculas de anestésicos
locales.
Los anestésicos locales se unen de manera reversible a la porción intracelular de los canales de sodio regulados
por voltaje (fig. 22-5). Los primeros experimentos con axones de calamar gigante demostraron que un derivado de la
lidocaína con una carga positiva permanente y que no cruzaba la membrana plasmática (QX-314) bloqueaba la
corriente iónica a través de los canales de sodio regulados por voltaje sólo con inyecciones intraaxoplásmicas, pero
no por aplicación externa.20 Análisis mutacionales posteriores han reforzado esta observación e identificado sitios
específicos en el canal que intervienen en el reconocimiento del fármaco.21 Algunos residuos aromáticos hidrófobos
(una fenilalanina en posición 1764 y otra tirosina en posición 1771 en NaV 1.2) dentro de una α-hélice (S6) de los
dominios 1, 3 y 4 son esenciales para la unión con fármacos (fig. 22-6). Revisten una cavidad interna dentro de la
porción intracelular del poro del canal y abarcan una región a una distancia aproximada de 11 Å, más o menos el
tamaño de una molécula de anestésico local. Los cambios en uno u otros residuos disminuyen mucho la afinidad de
unión. Otro aminoácido hidrófobo (una isoleucina en posición 1760) que está cerca del orificio externo del poro,
también influye en la disociación de los anestésicos locales desde el canal porque antagoniza la liberación de
fármacos a través del poro.
La aplicación de anestésicos locales suele ocasionar una disminución que depende de la concentración, en la
corriente máxima de sodio.22,23 Denominado bloqueo tónico, denota la disminución del número de canales de sodio
para una concentración particular del fármaco que aparece en el estado abierto en el equilibrio. A diferencia de ello,
la estimulación reiterada de los canales de sodio origina a menudo un desplazamiento en el equilibrio, lo que da
como resultado un número mayor de canales bloqueados con la misma concentración del fármaco. Tal fenómeno se
denomina bloqueo dependiente del uso, no se conoce del todo su mecanismo exacto y ha sido tema de muchas
hipótesis contradictorias. Una teoría generalizada es la teoría del receptor modulado. Plantea que el anestésico local
se une a los canales abiertos o los inactivados con mayor avidez que la observada en los canales en reposo, y ello
sugiere que la actividad del fármaco está en función del estado de conformación del canal. Otra teoría más, la del
receptor guardado, supone que la afinidad intrínseca de unión permanece esencialmente constante, sea cual sea la
conformación del canal; más bien, la afinidad aparente se vincula con un mayor acceso al sitio de reconocimiento
que es resultado de la activación del canal. Las pruebas experimentales no han sido concluyentes.
Figura 22-5 Esquema de la membrana bicapa de lípidos de tejido conductor, con el canal de sodio que abarca la membrana. Los anestésicos locales que
son aminas terciarias existen en la forma de base neutra (N) y la forma protonada con carga (NH+) en equilibrio. La base neutra (N) es más liposoluble,
muestra preferentemente particiones en el interior de la membrana lipófila y pasa fácilmente a través de la membrana. La forma cargada (NH+) tiene mayor
hidrosolubilidad y se une al canal de sodio en la superficie de la membrana con carga negativa. Las dos formas afectan la función del canal de sodio. La
forma N ocasiona expansión de la membrana y cierre del canal de sodio. La forma NH+ inhibirá de manera directa el canal de sodio al unirse al receptor del
anestésico local. La tetrodotoxina (TTX), que es un “anestésico local natural”, se une a la superficie externa del canal de sodio y no ejerce interacción
alguna con los anestésicos locales de uso clínico. (Adaptada con autorización de: Strichartz GR. Neural physiology and local anesthetic action. En: Cousins
MJ, Bridenbaugh PO, eds. Neural Blockade in Clinical Anesthesia and Management of Pain. Philadelphia,PA: Lippincott-Raven; 1998:35.)
Figura 22-6 Esquema del sitio de unión del anestésico local en que se advierte la depresión hidrófoba dentro del poro del canal de sodio. (Adaptada con
autorización de: Ragsdale DS, McPhee JC, Scheuer T, et al. Molecular determinants of state-dependent block of Na+ channels by local anesthetics.
Science. 1994;265:1724.)
El grado de bloqueo nervioso depende de la concentración y del volumen del anestésico local. Para un fármaco
particular, se necesita una concentración mínima para lograr el bloqueo completo. Refleja la potencia del anestésico
local y las propiedades de conducción intrínseca de las fibras nerviosas, las cuales, a su vez, posiblemente dependen
de la afinidad de unión del fármaco con los canales iónicos y el grado de saturación medicamentosa necesaria para
interrumpir la transmisión de los potenciales de acción. Por consiguiente, cada tipo de fibra nerviosa difiere en su
concentración mínima de bloqueo, de modo que algunas fibras A son bloqueadas con concentraciones menores del
fármaco que las fibras C.25 De forma similar, el patrón de estimulación (bloqueo tónico y dependiente de uso)
influye en el grado de imposibilidad de la conducción. Las estimulaciones reiteradas, que pueden originar un
desplazamiento en el equilibrio de los canales de sodio bloqueados, se acompaña de una mayor ineficacia de
conducción que la estimulación tónica con una concentración particular del fármaco.26
De igual importancia que la concentración del fármaco es el volumen del anestésico local. Se necesita un
volumen suficiente para suprimir la regeneración del impulso nervioso en un tramo crítico de la fibra nerviosa. De
acuerdo con el modelo de conducción decreciente (fig. 22-7), a medida que la despolarización de la membrana a
partir de un potencial de acción declina pasivamente con las distancias a lo largo de las fibras nerviosas, la presencia
de anestésicos locales aminorará la capacidad de la membrana adyacente o de nódulos sucesivos de Ranvier para
regenerar el impulso.27 La transmisión se interrumpe una vez que la despolarización de la membrana disminuye por
debajo del umbral para la activación del potencial de acción. Si la distancia de exposición es inadecuada, los
potenciales de acción pueden “saltarse” los segmentos bloqueados y reanudar la conducción nerviosa. Por el
contrario, la exposición en un segmento largo de un nervio, incluso a una concentración relativamente baja del
fármaco, originará todavía una extinción gradual del impulso por sustracción decreciente.
No todas las modalidades sensitivas y motoras son bloqueadas por igual por los anestésicos locales. Desde hace
mucho se ha observado que su aplicación produce una progresión ordenada de déficits sensitivos y motores, y
comienzan a menudo con la desaparición de la sensación térmica y le siguen en orden la propiocepción, la función
motora, el dolor penetrante y, por último, el tacto leve. Denominado bloqueo diferencial , desde siempre se había
creído que simplemente guardaba relación con el diámetro de las fibras, de las cuales las más finas inherentemente
eran más susceptibles para el bloqueo que las de mayor calibre.28 Sin embargo, a pesar de que el “principio del
diámetro” del bloqueo diferencial es congruente con muchos hallazgos experimentales, no es unánimemente válido.
Las fibras de mayor calibre, mielínicas Aδ (que se supone median el dolor penetrante) son bloqueadas
preferentemente respecto de las amielínicas finas de tipo C (dolor sordo). Además, dentro de las fibras C hay
componentes rápido y lento de la transmisión de impulsos, cada uno con diferentes susceptibilidades al bloqueo por
fármacos.29 Estas observaciones se oponen a un mecanismo farmacocinético puro como la única explicación del
bloqueo diferencial.
Figura 22-7 Esquema que ilustra el principio de bloqueo por conducción en decrementos, por parte de un anestésico local en el axón mielínico. El primer
nódulo de Ranvier a la izquierda no contiene anestésico local y origina un potencial de acción normal (curva sólida). Si los nódulos sucesivos después del
primero son ocupados por una concentración de anestésico local lo suficientemente grande para bloquear de un 74% a un 84% de la conductancia de sodio,
disminuirán las amplitudes del potencial de acción en nódulos sucesivos (las amplitudes están indicadas por barras de guiones que representan las tres
concentraciones cada vez mayores del anestésico local). Al final, el impulso disminuye a una amplitud subumbral si es lo suficientemente larga la serie de
nódulos que contienen anestésico local. En este punto la conducción por decrementos bloquea la propagación del impulso, a pesar de que ninguno de los
nódulos está totalmente bloqueado. Las concentraciones de anestésicos locales que bloquean más del 84% de la conductancia de sodio en tres nódulos
sucesivos impide totalmente la propagación de cualquier impulso. (Adaptada con autorización de: Fink BR. Mechanisms of differential axial blockade in
epidural and spinal anesthesia. Anesthesiology. 1989;70:851.)
Es probable que se planteen más explicaciones en las propiedades excitatorias intrínsecas en las fibras nerviosas,
en particular la expresión con patrones de los poros y canales iónicos en la membrana celular. De hecho, las
isoformas NaV 1.7 y NaV 1.8 del canal de sodio se expresan preferentemente en los ganglios de la raíz dorsal, y se
ha demostrado que poseen sensibilidades características y propias de la lidocaína.30 De forma similar, los
experimentos con canales de cationes inespecíficos de poros grandes, como la subfamilia V del canal del receptor de
potencial transitorio (TRPV1) y miembro A1 (TRPA1), sugieren que pueden ser activados con lidocaína y otros
anestésicos locales.31,32 Debido a que estos canales de receptores de potencial transitorio aparecen
predominantemente en neuronas sensitivas que median modalidades de estímulos específicos, su activación puede
facilitar de manera selectiva la penetración de anestésicos locales y, como consecuencia, se observará la evolución
de los bloqueos sensitivo, autónomo y motor.
Farmacología y farmacodinámica
Propiedades químicas y relación con la actividad y la potencia
Casi todos los anestésicos locales de importancia clínica consisten en un anillo de benceno aromático, liposoluble,
conectado a un grupo amídico, por medio de una fracción amídica o éster. El tipo de enlace es el que los define, en
términos generales, en dos categorías: los aminoésteres y las aminoamidas , y es un factor que influye en la forma
en que son metabolizados. Los aminoésteres son hidrolizados por las colinesterasas plasmáticas, y las
isoaminoamidas son degradadas por las carboxilesterasas hepáticas. Algunos metabolitos de los aminoésteres, como
el ácido para -aminobenzoico inducen reacciones inmunitarias y son las que ocasionan la incidencia levemente
mayor de reacciones alérgicas graves que surgen con los aminoésteres. Salvo estas características, son similares las
propiedades fisicoquímicas de las dos categorías de fármacos y dependen más bien de su constante de disociación,
composición lipófila y disposición espacial de la molécula.
La amida terciaria en los anestésicos locales acepta un protón de baja afinidad; por consiguiente, se clasifica a
tales compuestos como bases débiles. En solución acuosa los anestésicos locales están en equilibrio constante entre
la forma catiónica protonada y la neutra liposoluble. La proporción de las dos formas depende del p Ka o constante
de disociación de los anestésicos locales, y del pH que los rodea (tabla 22-3). La proporción con una concentración
alta de la forma liposoluble induce la entrada intracelular, porque la membrana celular restringe el paso de la forma
catiónica, pero no el de la forma liposoluble.2 En clínica se puede aumentar la proporción de la forma liposoluble
con la alcalinización de la solución del anestésico local, y así acelerar su comienzo de acción. Una vez dentro de la
célula, se restablece el equilibrio entre las formas catiónica y neutra, y hallazgos experimentales han demostrado que
la forma catiónica es la que causa principalmente el bloqueo de los canales de sodio.33
Con diferencia, la propiedad fisicoquímica más importante de los anestésicos locales es su lipofilia. Tal
propiedad proviene de la composición de la sustitución alquílica de los grupos amídico y bencénico. En el
laboratorio, la liposolubilidad se mide por el coeficiente de reparto en el solvente hidrófobo octanol, y los
compuestos con un coeficiente alto de reparto octanol:amortiguador son más liposolubles.34 Hay una relación
positiva entre la potencia de los anestésicos locales y su coeficiente de reparto octanol:amortiguador; los fármacos
muy liposolubles son más potentes y tienden a que su acción dure más que los que tienen menor liposolubilidad.35
La capacidad lipófila de los anestésicos locales puede actuar en dos niveles. El primero es el nivel de penetración
celular, pues la mayor liposolubilidad facilita el paso a través de las barreras de la membrana lípida. El segundo es el
nivel de unión con los canales de sodio. Hallazgos cristalográficos detallados demuestran que los anestésicos locales
se unen a la depresión hidrófoba dentro de los canales de sodio y sugieren que la unión con ligandos pudiera ser
mediada de manera predominante por interacciones hidrófobas y de fuerzas de van der Waals (fig. 22-6).21
Por lo regular se observa in vitro la relación entre la potencia y la lipofilia de un anestésico local. Sin embargo,
in vivo tal situación puede ser menos exacta. En comparación con entornos experimentales en los que se utilizan
nervios aislados, muchos otros factores pueden influir en la potencia de los anestésicos locales en los nervios in
situ.30 Los fármacos muy liposolubles pueden ser secuestrados en el interior de adipocitos vecinos y vainas de
mielina. Los anestésicos locales originan vasodilatación, que a su vez puede alterar la redistribución regional del
fármaco.37,38 Por último, un número cada vez mayor de pruebas sugiere que algunos anestésicos locales penetran en
algunas neuronas por canales inespecíficos de cationes y así esquivan por completo la barrera de la membrana.31 En
consecuencia, se ha determinado clínicamente la potencia relativa de los anestésicos locales en relación con
aplicaciones diferentes, y estas cifras se incluyen en la tabla 22-4.
Por último, la actividad y la potencia anestésicas son modificadas por la estereoquímica de las moléculas
anestésicas locales. Hay muchos preparados antiguos en la forma de mezclas racémicas, es decir, están en igual
proporción los estereoisómeros y los enantiómeros. Hay fármacos nuevos, en particular la ropivacaína y la
levobupivacaína, que se venden en la forma de enantiómeros específicos. Se crearon en un inicio como alternativas
menos cardiotóxicas que la bupivacaína. Si bien los estudios clínicos han respaldado, en términos generales, la
mejoría buscada en el índice de seguridad, esto ha sido a expensas de una disminución leve de la potencia global y
una acción más corta en comparación con las mezclas racémicas.39,40 No se ha definido el mecanismo primario en
este caso. Es probable que los signos topográficos en el sitio de unión con el canal desempeñen una función esencial
en la estereoselectividad de los anestésicos locales.
Figura 22-8 La adición de dexametasona a la ropivacaína o a la bupivacaína prolonga la duración de la analgesia después del bloqueo interescalénico del
plexo braquial. Los datos se muestran con base en las estimaciones de densidad de supervivencia de Kaplan-Meier, y la región sombreada representa el
intervalo de confianza de 95%. (Reimpresa con autorización de: Cummings KC, Napierkowski DE, Parra-Sanchez I, et al. Effect of dexamethasone on the
duration of interscalene nerve blocks with ropivacaine or bupivacaine. Br J Anaesth. 2011;107:446.)
Absorción sistémica
La disminución de la absorción sistémica de los anestésicos locales aumenta su margen de seguridad en usos
clínicos. La rapidez y la magnitud de la absorción sistémica dependen del sitio de la inyección, la dosis, las
propiedades farmacocinéticas intrínsecas del fármaco y la adición de un fármaco vasoactivo. La vascularización de
los tejidos influye de manera pronunciada en la rapidez de absorción del compuesto, de modo que el depósito del
anestésico local en tejidos con abundantes vasos origina picos plasmáticos máximos en un lapso de tiempo breve.
Por consiguiente, la velocidad de absorción sistémica es mayor con el bloqueo de nervios intercostales, y le siguen
en orden descendente las inyecciones caudales y epidurales, el bloqueo del plexo braquial, el bloqueo del nervio
femoral y del nervio ciático (tabla 22-6). Por tanto, la misma dosis de anestésico local inyectada originará picos
plasmáticos desiguales dependiendo del sitio de aplicación del fármaco.
En lo que se refiere a un sitio particular de inyección, la rapidez de absorción sistémica y el nivel del pico
plasmático son directamente proporciónales con la dosis del anestésico depositado. Dicha relación es casi lineal (fig.
22-9) e independiente de la concentración del fármaco y la rapidez de la inyección.81
La rapidez de la absorción sistémica difiere con cada uno de los anestésicos locales. En términos generales, los
fármacos liposolubles más potentes tienen una absorción más lenta que los menos liposolubles (fig. 22-10). Es
probable que el secuestro en compartimentos ricos en lípidos no sea la única explicación. Los anestésicos locales
ejercen efectos directos en el músculo liso vascular, por un mecanismo que depende de la concentración. En
concentraciones bajas, los fármacos más potentes al parecer originan más vasoconstricción que los menos potentes,
y con ello disminuye la rapidez de absorción vascular.38 En concentraciones elevadas, al parecer predominan en el
caso de muchos de los anestésicos locales, los efectos vasodilatadores.
Distribución
La absorción sistémica de los anestésicos locales origina su distribución rápida en todo el organismo. La
concentración en estado estable del fármaco en el plasma se puede conocer fácilmente con base en el volumen
aparente de distribución (VDSS; tabla 22-7). Sin embargo, de un órgano a otro se advierten diferencias regionales en
las concentraciones de los anestésicos locales. El patrón de distribución depende en gran medida de la perfusión del
órgano, el coeficiente de partición entre los compartimentos y la unión a proteínas plasmáticas.82 Los órganos bien
perfundidos, como el corazón y el cerebro, muestran mayores concentraciones del medicamento. Por desgracia,
también son los órganos más gravemente afectados por los efectos tóxicos de los anestésicos.
Figura 22-9 Las dosis cada vez mayores de ropivacaína utilizadas para infiltración de una incisión, originan concentraciones plasmáticas máximas con
incremento lineal (C máx) . (Datos reproducidos con autorización de: Mulroy MF, Burgess FW, Emanuelsson B-M. Ropivacaine 0.25% and 0.5%, but not
0.125%, provide effective wound infiltration analgesia after outpatient hernia repair, but with sustained plasma drug levels. Reg Anesth Pain Med.
1999;24:136.)
Eliminación
La vía metabólica de eliminación de los anestésicos locales está determinada fundamentalmente por sus enlaces
químicos. Los aminoésteres son hidrolizados por las colinesterasas plasmáticas y las aminoamidas son
transformadas por carboxilesterasas hepaticas y enzimas del citocromo P450. Las hepatopatías graves pueden
retrasar la eliminación de los anestésicos locales aminoamídicos y, por consiguiente, se acumularán niveles
importantes de tales fármacos.83
Farmacocinética clínica
La ventaja principal de conocer la farmacocinética sistémica de los anestésicos locales es la posibilidad de
pronosticar el pico plasmático máximo (C máx) después de administrar el fármaco, y así evitar la administración de
dosis tóxicas (tablas 22-6, 22-8 y 22-9). No obstante, es difícil prever la farmacocinética en una circunstancia
particular, porque tanto las características físicas como las fisiopatológicas afectan la farmacocinética de cada
persona. Hay algunas evidencias de que en las personas de muy corta edad y en los ancianos aumentan los niveles
plasmáticos sistémicos de los anestésicos locales, porque disminuye su eliminación y aumenta su absorción84; sin
embargo, suele ser inconstante la relación de los niveles sistémicos en sangre entre la dosis de los anestésicos locales
y el peso (fig. 22-11).85 No se han definido con precisión los efectos del sexo en la farmacocinética clínica de los
anestésicos locales,86 aunque el embarazo puede disminuir la eliminación.87 Los estados fisiopatológicos como las
enfermedades cardiacas y hepaticas alterarán los parámetros farmacocinéticos esperados (tabla 22-10), y en estos
pacientes habrá que usar dosis menores de dichos anestésicos. Como es de esperarse, las nefropatías cambian poco
los parámetros farmacocinéticos de los anestésicos locales (tabla 22-10). Habrá que considerar todos estos factores
cuando se utilicen anestésicos locales para minimizar los efectos tóxicos sistémicos, a pesar de las dosis máximas
comúnmente aceptadas (tabla 22-9).
Figura 22-10 Fracción de la dosis que se absorbe en la circulación sistemica comparada con el tiempo a partir de la inyección epidural de lidocaína o
bupivacaína. Esta última tiene mayor liposolubilidad y es más potente, y su absorción sistémica es menor en el transcurso del tiempo. (Adaptada con
autorización de: Tucker GT, Mather LE. Properties, absorption, and disposition of local anesthetic agents. En: Cousins MJ, Bridenbaugh PO, eds. Neural
Blockade in Clinical Anesthesia and Management of Pain. Philadelphia, PA: Lippincott-Raven; 1998:55.)
Figura 22-11 Falta de correlación entre el peso del paciente y el pico plasmático después de administración epidural de 150 mg de bupivacaína. (Datos
reproducidos con autorización de: Sharrock NE, Mather LE, Go G, et al. Arterial and pulmonary concentrations of the enantiomers of bupivacaine after
epidural injection in elderly patients. Anesth Analg. 1998;86:812.)
Los anestésicos locales cruzan con facilidad la barrera hematoencefálica y, como consecuencia, surgen efectos
tóxicos en el SNC con la absorción sistémica o con inyecciones intravasculares inadvertidas. Los efectos en el SNC
dependen de la concentración plasmática de los anestésicos locales (tabla 22-11). Con concentraciones plasmáticas
bajas surgen molestias leves en los sistemas sensitivos. A medida que aumenta la concentración plasmática,
predominan la excitación del SNC y actividades convulsivas. Si la concentración plasmática es lo suficientemente
alta o el aumento es rápido, la excitación del SNC puede evolucionar y llegar a la depresión generalizada del SNC y
al coma, llevando a depresión respiratoria y paro cardiaco.90
La posibilidad de efectos tóxicos en el SNC guarda relación directa con la potencia de los anestésicos locales
(tablas 22-4, 22-8).90 Los fármacos liposolubles muy potentes como la bupivacaína pueden ocasionar efectos tóxicos
en el SNC en dosis que son una fracción de las de fármacos menos potentes. La posibilidad de ocasionar efectos
tóxicos en el SNC se modifica todavía más por otros factores. Por ejemplo, factores como la disminución de la unión
con proteínas y la eliminación de los anestésicos locales, la acidosis sistémica, la hipercapnia aumentan el riesgo de
efectos tóxicos del SNC. Por lo contrario, la posibilidad de convulsiones disminuye si se administran de manera
simultánea depresores del SNC, como los barbitúricos y las benzodiazepinas.91
Hay informes clínicos que sugieren que los efectos tóxicos del SNC son poco frecuentes con el empleo de los
anestésicos locales en la anestesia regional. Encuestas hechas en Francia y Estados Unidos que incluyeron más de
280 000 pacientes a quienes se les aplicó anestesia regional indicaron una incidencia de convulsiones de cerca de
1/10 000 con inyecciones epidurales y 7/10 000 con bloqueos de nervios periféricos.92,93 La mayor incidencia de
efectos tóxicos en el SNC como consecuencia de bloqueos de nervios periféricos puede deberse a diferencias en la
práctica, o quizá, a disminución de la consciencia y percepción clínica. Sin embargo, en un análisis de demandas
juzgadas por mala práctica en Estados Unidos de 1980 a 1999, la anestesia epidural (predominantemente obstétrica)
constituye todos los casos de muerte o daño cerebral derivados de la inyección intravenosa involuntaria de un
anestésico local.94
En términos generales, los efectos tóxicos cardiovasculares sistémicos se observan con concentraciones plasmáticas
mucho mayores que las que corresponden a efectos tóxicos en el SNC. La posibilidad de efectos tóxicos en el
aparato cardiovascular, a semejanza de lo observado con los efectos tóxicos en el SNC, guarda una relación cercana
con la potencia o la liposolubilidad de los anestésicos locales (tablas 22-4 y 22-8). No obstante, aunque todos los
anestésicos locales originan hipotensión, arritmias y depresión miocárdica, los fármacos más potentes (bupivacaína,
ropivacaína y levobupivacaína) muestran predisposición a ocasionar resultados devastadores como colapso
cardiovascular letal y bloqueo cardiaco completo (fig. 22-12).95
Entre los fármacos potentes de acción prolongada, la ropivacaína y la levobupivacaína tienen un perfil más
seguro de efectos tóxicos cardiovasculares que la bupivacaína. En modelos animales, los ropivacaina como
levobupivacaina ocasionan un 30% a 40% menor toxicidad cardiovascular que la bupivacaína en equivalencia de
miligramo/miligramo (fig. 22-13).34,90,96 Sin embargo, en estudios en seres humanos la diferencia al parecer es
menos notable (fig. 23-14).97,98 Los datos de estudios electrofisiológicos detallados en músculo aislado del corazón
y miocardiocitos cultivados refuerzan la impresión de que la S (–)-bupivacaína (levobupivacaína) es menos potente,
en términos generales, que R (+)-bupivacaína, para bloquear el potencial de acción cardiaco99 y unirse a canales de
sodio regulados por voltaje durante la fase inactivada.100 A semejanza de lo observado con bupivacaína, las
evidencias sugieren que la cadena lateral propilo confiere al producto menor capacidad cardiodepresora que la
cadena lateral butilo de mayor tamaño que tiene la bupivacaína.101
Figura 22-12 Reanimación exitosa en perros después de colapso cardiovascular con el uso de infusión intravenosa de lidocaína, bupivacaína,
levobupivacaína (L-bupiv) y ropivacaína. Las tasas de éxito fueron mayores con el uso de lidocaína (100%) que con ropivacaína (90%), levobupivacaína
(70%) y bupivacaína (50%). Las dosis necesarias para inducir colapso cardiovascular fueron mayores en el caso de la lidocaína (127 mg/kg) en
comparación con las de ropivacaína (42 mg/kg), levobupivacaína (27 mg/ kg) y bupivacaína (22 mg/kg). (Datos reproducidos con autorización de: Groban
L, Deal DD, Vernon JC, et al. Cardiac resuscitation after incremental overdosage with lidocaine, bupivacaine, levobupivacaine, and ropivacaine in
anesthetized dogs. Anesth Analg. 2001;92:37.)
Figura 22-13 Concentraciones séricas en ovejas con cada manifestación de toxicidad de bupivacaína, levo(L)-bupivacaína y ropivacaína. En el caso de la
levobupivacaína y la ropivacaína fueron necesarias concentraciones séricas mucho mayores que en el caso de la bupivacaína. (Datos reproducidos con
autorización de: Santos AC, DeArmas PI. Systemic toxicity of levobupivacaine, bupivacaine, and ropivacaine during continuous intravenous infusion to
nonpregnant and pregnant ewes. Anesthesiology.
No se ha definido del todo la fisiopatología básica que explica el colapso cardiovascular inducido por
anestésicos locales. A pesar de que este tipo de fármacos causa de manera directa perturbaciones importantes del
corazón, pueden tener la misma importancia sus efectos en otros componentes del aparato cardiovascular. Por
ejemplo, se ha demostrado que la bupivacaína sistémica entorpece la regulación del aparato cardiovascular por parte
del SNC. La anulación del barorreflejo arterial en el tronco encefálico por acción de la bupivacaína puede atenuar la
respuesta rítmica cardiaca a cambios en la presión arterial.102,103 Los anestésicos locales también actúan en el
endotelio del musculo de fibra lisa que rodea los vasos sanguíneos. En la periferia, la vasoconstricción se produce
con dosis subclínicas, y la vasodilatación con dosis más elevadas.104 Sin embargo, en los vasos pulmonares el
aumento de las concentraciones de anestésicos locales ocasiona hipertensión importante de la arteria pulmonar.105 El
aumento de la resistencia vascular pulmonar se produce antes de cualquier decremento significativo del gasto
cardiaco, lo que sugiere que el resultado es un efecto primario de la intoxicación por el anestésico local, y no
consecuencia de una disminución de la contractilidad del corazón.
Figura 22-14 Prolongación leve del intervalo QRS y cambios en el gasto cardiaco después de infusión intravenosa de bupivacaína (103 mg),
levobupivacaína (L-bupiv; 37 mg) y ropivacaína (115 mg) en voluntarios sanos. (Datos reproducidos con autorización de: Knudsen K, Beckman Suurkula
M, Blomberg S, et al. Central nervous and cardiovascular effects of i.v. infusions of ropivacaine, bupivacaine and placebo in volunteers. Br Anaesth.
1997;78:507; and Stewart J, Kellett N, Castro D. The central nervous system and cardiovascular effects of levobupivacaine and ropivacaine in healthy
volunteers. Anesth Analg. 2003;97:412.)
Se ha demostrado que las concentraciones elevadas de anestésicos locales retrasan la conductividad eléctrica del
corazón y disminuyen la contractilidad cardiaca. Todos los anestésicos locales perturban el sistema de conducción
cardiaco a través de un bloqueo de los canales de sodio que depende de la dosis (se observa clínicamente como una
prolongación del intervalo PR y la duración del complejo QRS), pero al parecer algunas características peculiares de
la bupivacaína potencian su cardiotoxicidad. En primer lugar, dicho anestésico posee de manera inherente mayor
afinidad por la unión con canales de sodio en reposo e inactivados que la lidocaína.106 En segundo lugar, a pesar de
que todos los anestésicos locales se unen a los canales de sodio durante la sístole cardiaca y se disocian durante la
diástole (fig. 22-15), la disociación de la bupivacaína durante la diástole sucede con mayor lentitud que la de la
lidocaína. Esta lentitud de la disociación impide la recuperación completa de los canales al final de cada ciclo
cardiaco (con una frecuencia cardiaca fisiológica de 60 a 80 latidos/min), y como consecuencia, se acumula y
empeora el defecto de conducción. Por el contrario, la lidocaína se disocia por completo de los canales de sodio
durante la diástole, y es poca la acumulación del retraso de la conducción (fig. 22-16).106,107 Por último, la
bupivacaína ejerce un mayor grado de depresión directa del miocardio que fármacos menos potentes (fig. 22-
17).90,101
En la actualidad no se conocen bien los mecanismos moleculares que rigen los efectos tóxicos de los anestésicos
locales en el corazón. Se acepta de manera generalizada que dichos compuestos se unen y anulan la función normal
del canal de sodio regulado por voltaje que es cardioespecífico, NaV 1.5, en los miocardiocitos. Sin embargo,
también parece haber otros sitios de acción intracelulares. Se ha demostrado que los anestésicos locales antagonizan
las corrientes de otros cationes, en particular calcio y potasio.106 Al parecer hay diferencias en el grado de
antagonismo entre la bupivacaína y fármacos menos potentes, y esas diferencias pueden contribuir a la gravedad de
la perturbación de los potenciales de membrana cardiacos. Por último, las personas y los modelos experimentales de
animales con deficiencia en L-carnitina presentan una mayor susceptibilidad a los efectos tóxicos de los anestésicos
locales en el corazón, y sugieren que estos compuestos afectan la función mitocondrial y el metabolismo de ácidos
grasos.108,109
Figura 22-15 Esquema que ilustra la relación entre el potencial de acción cardiaco (esquema superior); estado de los canales de sodio (sección media) y el
bloqueo de los canales de sodio por bupivacaína (esquema inferior). Los canales de sodio están predominantemente en reposo durante la diástole, se abren
de manera transitoria durante el incremento del potencial de acción y pasan a la forma inactiva durante la fase de meseta del potencial de acción. El
bloqueo de los canales de sodio por acción de la bupivacaína se acumula durante el potencial de acción (sístole) y durante la diástole se produce la
recuperación. La recuperación de los canales de sodio es consecuencia de la disociación de la bupivacaína y depende del tiempo. La recuperación durante
cada intervalo diastólico es incompleta y origina acumulación del bloqueo del canal de sodio, con latidos cardiacos sucesivos. R, forma en reposo; O, forma
abierta; I, forma inactiva. (Adaptada con autorización de: Clarkson CW, Hondegham LM. Mechanisms for bupivacaine depression of cardiac conduction:
fast block of sodium channels during the action potential with slow recovery from block during diastole. Anesthesiology. 1985;62:396.)
Figura 22-16 Efectos de la lidocaína y la bupivacaína en la velocidad del potencial de acción cardiaco (Vmáx ) que dependen de la frecuencia cardiaca. La
bupivacaína disminuye de manera progresiva Vmáx con frecuencias cardiacas superiores a 10 latidos/min, por la acumulación del bloqueo de canales de
sodio, mientras que la lidocaína no disminuye Vmáx hasta que la frecuencia cardiaca rebasa los 150 latidos/min. (Adaptada con autorización de: Clarkson
CW, Hondegham LM. Mechanisms for bupivacaine depression of cardiac conduction: fast block of sodium channels during the action potential with slow
recovery from block du ring diastole. Anesthesiology. 1985;62:396.)
Figura 22-17 Concentraciones plasmáticas necesarias para inducir depresión miocárdica en perros a los que se administró bupivacaína, levobupivacaína
(L-bupiv), ropivacaína y lidocaína. dP /dtmáx, reducción de 35% del inotropismo a partir de la cifra basal; %EF, reducción del 35% de la fracción de
eyección a partir de la cifra basal; CO, reducción de 25% del gasto cardiaco a partir de la cifra basal. (Datos reproducidos con autorización de: Groban L,
Deal DD, Vernon JC, et al. Does local anesthetic stereoselectivity or structure predict myocardial depression in anesthetized canines? Reg Anesth Pain
Med. 2002;27:460.)
El tratamiento cuando se sospecha toxicidad sistémica por anestésicos locales es primeramente de sostén. Es
necesario interrumpir de inmediato la administración del fármaco. Se conservará la oxigenación y la ventilación y la
vía respiratoria debe asegurarse. Esto es necesario no sólo como parte habitual de la reanimación, sino también para
prevenir exacerbaciones de los efectos tóxicos de los anestésicos por acción de la hipoxemia, la hipercapnia y la
acidemia.91 En muchos casos, con el manejo apropiado de las vía respiratoria y la corrección de la acidosis se
evitarán complicaciones más graves de la intoxicación por el anestésico local, en particular en casos en que se usan
fármacos menos potentes.
La actividad convulsiva inducida por anestésicos locales aumenta enormemente el metabolismo corporal y hace
más difícil la reanimación por la acidosis metabólica resultante. Es necesario suprimir las convulsiones prolongadas.
Se ha demostrado que las benzodiazepinas, como el midazolam o el diazepam, aumentan el umbral convulsivo en
animales y constituyen los fármacos preferidos para prevenir y terminar esta complicacion. Los fármacos hipnóticos
como el propofol y el tiopental, quizá no sean los más adecuados para yugular las convulsiones inducidas por
anestésicos locales, porque en dosis importantes potencian la depresión del miocardio que ejerce el fármaco
causal.110 Si se prolonga la actividad convulsiva, se podrá administrar succinilcolina u otros bloqueadores
neuromusculares para facilitar la ventilación pulmonar, pero también para anular la actividad muscular y reducir las
exigencias metabólicas consiguientes. Sin embargo, es importante destacar que los miorrelajantes no reducen la
excitación eléctrica en el SNC, y continúa sin modificaciones el estrés metabólico cerebral.
La depresión leve del miocardio y la vasodilatación sistémica se corrigen con simpaticomiméticos como la
efedrina o la epinefrina. La amenaza de colapso cardiovascular por arritmias cardiacas graves debe obligar al
comienzo inmediato de reanimación cardiopulmonar. En el caso de la fibrilación ventricular y el paro cardiaco,
habrá que intentar la cardioversión eléctrica y la farmacoterapia para restaurar el ritmo sinusal. Los fármacos
preferidos son la epinefrina en dosis bajas iniciales y la amiodarona. Los fármacos bloqueadores de los canales de
calcio y de receptores β adrenérgicos pueden empeorar la función del miocardio y será mejor no utilizarlos.110
Desde el punto de vista histórico, la circulación extracorpórea urgente se consideró como la única medida eficaz
para salvar la vida en el caso de arritmias por lo demás letales y colapso cardiaco que era consecuencia de los
efectos tóxicos de los anestésicos locales en el corazón.111,112 Sin embargo, se han acumulado evidencias que
respaldan el uso de una infusión intravenosa de una emulsión lípida para acelerar el retorno de la función cardiaca
normal. Estudios en animales han demostrado la eficacia de dicha emulsión para revertir la asistolia inducida por
bupivacaína.113,114 Informes clínicos posteriores han descrito la reanimación lograda con el uso de emulsiones
lípidas en personas con paro cardiaco inducido por anestésicos locales.115,116 La emulsión de lípidos puede actuar
como un “vertedero” plasmático que absorbe los anestésicos locales unidos a tejidos por la vía de los principios de
reparto.117 También, los lípidos pueden brindar una fuente utilizable de energía para salvar el impedimento en las
mitocondrias del corazón.118 En la tabla 22-12 se enumeran las recomendaciones prácticas para tratar los efectos
tóxicos sistémicos de los anestésicos locales planteadas por The American Society of Regional Anesthesia and Pain
Medicine.
Tabla 22-12 Recomendaciones prácticas en el tratamiento de la toxicidad sistémica por anestésicos locales
Para pacientes que presentan signos o síntomas de toxicidad sistémica por anestésicos locales
1 Obtener ayuda
2 Objetivo inicial
Manejo de la vía respiratoria, ventilación con oxígeno al 100%
Supresión de convulsiones: son preferibles las benzodiazepinas
Apoyo vital cardiaco básico y avanzado
3 Infusión de emulsión de lípidos al 20%
Comenzar el bolo intravenoso a razón de 1.5 mL/kg en término de 1 min
Continuar la infusion a razón de 0.25 mL/kg/min durante 10 min, como mínimo, después de que reaparezca la
función cardiaca
Si persiste la inestabilidad cardiovascular pensar en la repetición del bolo y acelerar la infusion a 0.5 mL/kg/min
El límite superior recomendado de la dosificación inicial alcanza los 10 mL/kg en un lapso de 30 min
4 No usar vasopresina, bloqueadores de los canales de calcio, bloqueadores β ni anestésicos locales
5 Emitir señal de alerta a la institución más cercana que pueda efectuar circulación extracorpórea
6 No utilizar propofol en pacientes con signos de inestabilidad cardiovascular
Adaptada con autorización de: Neal JM, Bernards CM, Butterworth JF, et al. ASRA practice advisory on local anesthetic systemic toxicity. Reg Anesth
Pain Med. 2010:35;152.
Figura 22-18 Corte transversal del músculo estriado con cambios histológicos característicos después de exposición continua con bupivacaína durante 6 h.
Se observan muy diversos cambios necrobióticos, que van desde fibras vacuoladas con daño leve y otras con miofibrillas condensadas hasta células
totalmente desintegradas y necróticas. La mayor parte de los miocitos muestra afectación morfológica. Además, en el interior de los cortes se identifica
notable edema intersticial y mioseptal. Sin embargo, algunas fibras dispersas permanecen intactas. (Reimpresa con autorización de: Zink W, Graf B. Local
anesthetic myotoxicity. Reg Anesth Pain Med. 2004;29:333–340.)
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