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OBJETO: MEMORIAL AGRAVIOS – RESERVA DEL CASO FEDERAL

Señores Jueces de la Excma.


Cámara de Apelaciones:

MARIA EUGENIA VERCELLINO, M.P. 6345, en representación de la parte


actora, manteniendo domicilio procesal en calle Mitre 370, de esta ciudad, en los
autos caratulados: “VARGAS, JUAN CARLOS CONTRA VOLKSWAGEN S.A.
DE AHORRO PARA FINES DETERMINADOS; AUTOSOL S.R.L. POR
ACCIONES DE DEFENSA DEL CONSUMIDOR” Expte. N° 745.438/21, a V.S.
respetuosamente me presento y digo:

I.- OBJETO:
Que en tiempo y en forma vengo a fundar recurso de apelación que me fuera
concedido a los fines de que se revoque la resolución de Actuación N°9250715
que hace lugar al incidente de caducidad planteado por la codemandada
AUTOSOL S.R.L., en base a los siguientes argumentos fácticos y jurídicos que
paso sucintamente a exponer.
II.- FUNDAMENTOS:
1° Agravio: La Sra. Juez de 1° Instancia recurre al análisis de la normativa
que regula dicho Instituto en el Código de Procedimiento Civil y Comercial de
Salta; errando a mi entender, en la interpretación del mismo, pues es cierto que
dicho articulado establece en su art. 310 inc 2° “que el plazo de caducidad es de
tres meses en el juicio sumarísimo” (como el de autos); el art. 311 que “dicho
plazo se computará desde la fecha de la última petición de las partes o resolución
o actuación del tribunal, que tuviese por efecto impulsar el procedimiento y que los
plazos de caducidad correrán durante los días inhábiles descontándose el tiempo
en que el proceso hubiese estado paralizado o suspendido por acuerdo de las
partes o por disposición del Juez como asimismo el correspondiente al feriado del
mes de enero”, pero también es cierto que, siendo que la perención de instancia
debe responder a las particularidades de cada caso y por ser un modo anormal de
terminación del proceso el A-quo es quien puede hacer una interpretación
restrictiva sin llevar un exceso ritual. “El instituto de la caducidad de instancia es
de interpretación restrictiva, máxime cuando el pleito se encuentra avanzado en
su desarrollo (COLOMBO: “Cód. Proc. C. y C.”, 4ª ed., t.I, pág. 478) y en caso de
duda corresponde resolver en favor del actor y desechar la perención (FASSI:
“Cód. Proc. C. y C.”, 2ª ed., 1978, t. I, pág. 772) (C.Apel. CC Salta, Sala I, 2-6297,
protocolo año 1997, pág. 296).
Esto es así desde que prima por ante el instituto de la caducidad, el de la
conservación del proceso. “Teniendo en cuenta que el principio de conservación

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procesal ha determinado que en materia de caducidad de la instancia la
interpretación sea restrictiva, por lo que, en caso de duda, debe optarse por la
solución que mantenga vivo el proceso (CNCiv., Sala C, L.L. 1983- C-278)
(C.Apel. CC Salta, Sala III- tomo 1998, fl. 128- (Salva- vs.- Arias) – 9/3/98).
Y en dicho sentido la Corte ha sostenido que “la caducidad de instancia es
un modo anormal de terminación del proceso, por lo que es de interpretación
restrictiva y la aplicación que de ella se haga debe adecuarse a ese carácter sin
llevar ritualistamente el criterio que la preside más allá de su propio ámbito
(“Aguirre” Fallos: 345:251”; 342:1367; 335:1709; 310:663; 308:2219; 297:389) lo
que conduce a descartar su procedencia en casos de duda (Fallos: 315:1549;
320:1676; 323:3204). Ha afirmado que la caducidad de instancia sólo halla
justificación en la necesidad de conferir un instrumento al Estado para evitar la
indefinida prolongación de los juicios, pero no un artificio tendiente a impedir un
pronunciamiento sobre el fondo del pleito o a prolongar las situaciones de conflicto
(Fallos: 313:1156; 319:1616; 322:2943; 323:4116).
Esta parte instó el proceso para que se intime a ambas codemandadas a dar
cumplimiento con las pruebas faltantes el 06/03/2023, para así poder dar por
finalizado el proceso.
Son actos de impulso procesal aquellos que hacen avanzar el procedimiento
hasta la sentencia (CNCom., Sala C, E.D. 23-461, Nº45; Id. Sala A, L.L. 1975-A-
401; CSBs. As., J.A. 1968-V-433, Nº 31); deben servir para que el mismo dé un
paso hacia delante de acuerdo a su estado (Trib. Coleg. Juicio Oral, Santa Fe,
Zeus I-417, Nº 21); es decir, el acto de impulso ha de ser adecuado al estado del
proceso (CNCiv., Sala B, E.D. 32-41; Id. Sala C L.L. 1976-A-491, 33, 211-S; Id.
Sala F. E.D. 48-691; Id. Sala A, L.L. 125-763, 14.776-S) (C.Apel. CC Salta, Sala
III, 24-4-95, tomo año 1995, pág. 174).
De allí que mal puede, válidamente, el codemandado AUTOSOL S.R.L.,
intentar obviar la actividad procesal cumplida en autos a partir de Actuación
8781434, en pos del avance del proceso. Actividad procesal impulsoria,
indispensable y absolutamente ligada al trámite del juicio principal.
Son actos interruptivos del plazo de perención todos aquellos que hacen
avanzar el procedimiento, o sea, que tienden a pedir, realizar o urgir precisamente
el acto, providencia o diligencia que corresponde al estado del juicio. Para
interrumpir el curso de la perención basta el propósito del litigante de mantener
vivo el proceso materializado mediante una expresa y concreta actuación,
independientemente del éxito de la iniciativa o de que ella innove o no en el
procedimiento. “El acto procesal es interruptivo de la perención cuando tiene
aptitud para impulsar el procedimiento, con prescindencia de su resultado o
eficacia procesal” (L.L. 131-1149; 139-819; C.Apel. CC Salta, Sala I, Fallos año

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1993, págs. 702/704) (C.Apel. CC Salta, Sala I, 11-7-98, Protocolo año 1998, pág.
389).
2° Agravio: También me agravia la sentencia apelada cuando dispone que,
“en cuanto a las costas, corresponde imponerlas al actor, tanto en la incidencia
como en la instancia principal, en virtud del principio objetivo de la derrota (art. 73
del C.P.C.C.)”. No corresponde cargar con las costas del proceso al actor, pues
juega aquí el beneficio de gratuidad del art. 53 última parte de la ley de defensa
del consumidor (texto según art. 26 de la ley 26.361; B.O. 07/4/2008), que no se
agota en la mera eximición del pago de la tasa de justicia y sellados de actuación,
sino que comprende también a las costas del juicio, en tanto debe asimilárselo al
beneficio de pobreza regulado por el código adjetivo. En el estado actual del
pensamiento jurídico se impone adoptar una interpretación que respete el espíritu
decididamente tuitivo de la Carta Magna y de la ley 24.240 y sus modificatorias, el
que -por otro lado- también fue consagrado en forma expresa por el Código Civil y
Comercial (arts. 14, 28, 31 42, 75 inc. 22, 121 C.N.; arts. 1, 3, 65 y ccs. de la ley
24.240; arts. 1094 y 1095 del CCyC.). La Corte Federal ha dicho que el art. 42 de
la Constitución Nacional “…revela la especial protección que el constituyente
decidió otorgar a los usuarios y consumidores en razón de ser sujetos
particularmente vulnerables…” (Fallos: 340:172). En ese camino el Máximo
Tribunal Nacional ha adoptado la interpretación amplia en materia de eximición de
costas al abordar acciones judiciales iniciadas en defensa de intereses de
incidencia colectiva, con fundamento legal en el art. 55 de la ley 24.240 (Fallos:
338:1344; 341:1998). Y a pesar de que en el caso la contienda versa sobre un
interés estrictamente individual, la doctrina que emerge de dichos
pronunciamientos le es plenamente aplicable pues refleja con mayor fidelidad el
principio protectorio ínsito en el art. 42 de la Constitución Nacional. Ello, por otra
parte, ha sido receptado por el nuevo Código Civil y Comercial en el ya citado art.
1094 que, en el supuesto de un eventual conflicto normativo, hace prevalecer la
interpretación más favorable al consumidor. (Causa nº: 2-63799-2018 "OIZA
GABRIEL HERNAN C/ ALRA S.A. Y OTROS S/ DAÑOS Y PERJ. INCUMP.
CONTRACTUAL (EXC. ESTADO) " JUZGADO EN LO CIVIL Y COMERCIAL Nº 3
– AZUL).
En el fallo “Recurso de hecho deducido por la parte actora en la causa
ADDUC y otros c/ AySA SA y otro s/ proceso de conocimiento”, nuestro Máximo
Tribunal ha tratado exhaustivamente ya la cuestión que aquí nos atañe y su
razonamiento, además de resultar claro y sólo, es perfectamente aplicable al caso
de marras. Veamos: “… 7°)…A los efectos de determinar el alcance que cabe
asignar a la frase “justicia gratuita” empleada por el legislador, es importante
reparar en que tales términos también fueron incorporados en el párrafo final del
artículo 53 de la misma ley… 8°) Que una razonable interpretación armónica de

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los artículos transcriptos permite sostener que, al sancionar la ley 26.361 –que
introdujo modificaciones al texto de la ley 24.240–, el Congreso Nacional ha tenido
la voluntad de eximir a quienes inician una acción en los términos de la Ley de
Defensa del Consumidor del pago de las costas del proceso. En efecto, la norma
no requiere a quien demanda en el marco de sus prescripciones la demostración
de una situación de pobreza para otorgar el beneficio, sino que se lo concede
automáticamente. Solo en determinados supuestos, esto es en acciones iniciadas
en defensa de intereses individuales, se admite que la contraparte acredite la
solvencia del actor para hacer cesar la eximición. En este contexto, al brindarse a
la demandada ─en ciertos casos─ la posibilidad de probar la solvencia del actor
para hacer caer el beneficio, queda claro que la eximición prevista incluye a las
costas del proceso pues, de no ser así, no se advierte cuál sería el interés que
podría invocar el demandado para perseguir la pérdida del beneficio de su
contraparte…” Ya lo manifestado por la Corte Suprema resulta más que suficiente
para despejar toda duda respecto a la extensión del término justicia gratuita y la
interpretación del art. 53 in fine de la ley 24.240. Sin embargo, el Máximo Tribunal
ahonda aún más, diciendo que: “… 9°) Que, por lo demás, el criterio de
interpretación expuesto coincide con la voluntad expresada por los legisladores en
el debate parlamentario que precedió a la sanción de la ley 26.361, en el que se
observa la intención de liberar al actor de este tipo de procesos de todos sus
costos y costas, estableciendo un paralelismo entre su situación y la de quien
goza del beneficio de litigar sin gastos…Cabe destacar que si los legisladores
descartaron la utilización del término “beneficio de litigar sin gastos” en la norma
no fue porque pretendieran excluir de la eximición a las costas del juicio, sino para
preservar las autonomías provinciales en materia de tributos locales vinculados a
los procesos judiciales… 11) Que, en virtud de las consideraciones expuestas,
corresponde concluir en que la sentencia recurrida no constituye una derivación
razonada del derecho vigente con arreglo a las circunstancias del caso, por lo que
debe ser dejada sin efecto en lo que respecta a la imposición de costas...” Pero,
además de este ejemplar fallo, existen ya antecedentes de la Corte Suprema que
han establecido esta extensión del principio de justicia gratuita. Solo a modo de
ejemplo, citaré al fallo “Consumidores Financieros Asociación Civil p/ su defensa c/
Nación Seguros S.A. s/ ordinario” en el cual la Corte dijo que: “…7°) Que el
otorgamiento del beneficio no aparece condicionado por el resultado final del
pleito, pues la norma lo prevé “para todas las acciones iniciadas en defensa de
intereses colectivos”. Una interpretación que pretenda restringir los alcances del
precepto no solo desconocería la pauta interpretativa que desaconseja distinguir
allí donde la ley no distingue (Fallos: 294:74; 304:226; 333:735) sino que
conspiraría contra la efectiva concreción de las garantías constitucionales
establecidas a favor de los consumidores —y de las asociaciones que pretendan

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proteger sus intereses – a fin de posibilitar el acceso a la jurisdicción en defensa
de sus derechos. “Fruto de un nuevo examen meditado de la cuestión, hemos
entendido necesario acoger el temperamento amplio, y producto de esa revisión,
llegamos a la convicción de que era menester interpretar para el futuro que el
beneficio de gratuidad que recepta la ley de protección de los consumidores ya no
debía entendérselo limitado a la tasa de justicia y sellados, sino también
comprensivo de las eventuales costas del proceso, al asimilar su alcance al
beneficio de litigar sin gastos, porque importa el mecanismo procesal elegido por
el legislador para asegurar el acceso a la jurisdicción en condiciones de igualdad
en asuntos de consumo”. (Cfr. CNCiv., Sala C, “Goldstein, Sergio c/ Fiduciaria
Freire S.A. s/Escrituración, del 4/5/2021; id. “Firpo, Giacobbo c/ Metrovías S.A.
s/ds. y ps., del 28/02/2023) (16488/2022, Machado Antonia contra COTO centro
integral de comercialización S.A. s/Daños y perjuicios, Cámara Civil, Sala C).
Pretender rechazar la petición importa lisa y llanamente negar la providencia
de Justicia al ciudadano que concurre ante los Estrados del Tribunal a solicitar la
tutela Jurisdiccional del Estado.
III.- RESERVA DE CASO FEDERAL:
Para el improbable supuesto que no se consideren los argumentos
expuestos en estos agravios y de alguna forma quede condenado mi presentado,
formulo reserva de caso federal a los fines de interposición de recurso
extraordinario previsto por los arts. 14 y 15 de la ley 48, ya que en tal improbable
supuesto consideraré vulnerados los derechos a trabajar y a no ser discriminada
contemplados en nuestra Constitución Nacional.
IV.- PETITORIO:
Por todo lo expuesto solicito a V.S.:
1.- Se tenga por presentado en tiempo y forma Memorial Agravios.
2.- Oportunamente se haga lugar a la apelación interpuesta en todas sus
partes.  
Proveer de conformidad.
Será Justicia.

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