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Aspecto económico
Mediante la Ley de Reforma Agraria se iniciaron las
expropiaciones de tierras, pero desde el Congreso, se
obstaculizó la ejecución de dicho proceso para no
afectar a los grandes latifundios.
Se nacionalizó la Caja de Depósitos y Consignaciones,
creándose en su reemplazo el Banco de la Nación, para
centralizar el cobro y recaudación de impuestos.
Sobre el asunto de los yacimientos petroleros de La
Brea y Pariñas (julio de 1968), se anunció un acuerdo
de ley conveniente para los intereses del Estado.
El 12 de agosto de 1968 se firmó el Acta de Talara, convenio entre
el Gobierno y la IPC (International Petroleum Company) que
estipulaba:
El gobierno de Francisco Morales Bermúdez significó un cambio drástico en la política económica. Aunque en un
inicio señaló que iba a “profundizar” las reformas, poco después se deshizo de los militares “de izquierda” y detuvo,
excepto por la reforma agraria, los procesos iniciados por Velasco. En junio el empresario y ministro de Economía
Walter Piazza aplicó un plan de emergencia contra la inflación y el déficit fiscal que consistió en el recorte del gasto
público afectando los servicios que brindaba el Estado a la población y elevando el precio de la gasolina, lo que
incidió en el aumento de los precios de primera necesidad. El plan profundizó el giro ortodoxo que el anterior
ministro Luis Barúa venía aplicando y logró el apoyo del Fondo Monetario Internacional. El rechazo al plan vino de
la izquierda y el movimiento popular.
ALAN GARCIA
ALBERTO FUJIMORI
Su objetivo inmediato principal era detener el curso de la inflación galopante. Más allá
de eso, los objetivos incluyen la protección de repudio y la sustitución de
importaciones, de regreso a la plena participación en el comercio mundial y los
sistemas financieros, la eliminación de controles de precios internos y los subsidios,
elevar los ingresos públicos y la celebración de los gastos del gobierno estrictamente a
los niveles de ingresos corrientes, iniciando una situación de emergencia social
programa para reducir el impacto del ajuste para los pobres, y dedicar una mayor
proporción de los recursos del país a la inversión rural y la corrección de las causas de
la pobreza rural. En la práctica, las nuevas medidas salió en pedazos, dominado por una
preocupación inmediata para detener la inflación, las medidas adoptadas en el primer
año no se ha completado el programa.
La acción inmediata más dramático fue el de eliminar los controles de precios para el
sector privado y de los productos para elevar los precios de los productos del sector
público para restablecer el equilibrio financiero de las empresas públicas. El precio de la
gasolina, previamente conducido hasta el equivalente a doce centavos de dólar de los
Estados por galón, se multiplicó por treinta veces. Para el índice de precios al
consumidor (IPC), los choques causó un aumento del 136 por ciento en un día.
Para respaldar el impacto de los shocks de precios, el gobierno declaró que mantendría
sus propios gastos dentro del límite de los ingresos corrientes y dejar las otras dos
grandes corrientes de la creación de crédito del Banco Central: la financiación del
Banco Central para el crédito agrícola y para el sistema de los subsidios de apoyo tasas
diferenciales de cambio. Los tipos de cambio múltiples en vigor según García iban a
estar unidos, y la tasa unificada iba a ser determinado por las fuerzas del mercado.
Además, la competencia de las importaciones para frenar la inflación y el acceso a los
insumos importados para la producción que tanto se mejorará mediante la eliminación
de las restricciones cuantitativas y la reducción de las tasas arancelarias.
Las nuevas políticas de gran ayuda para reducir la tasa de inflación, aunque no llegó a
lograr la estabilización completa. Frente a una tasa de inflación que había llegado
aproximadamente a 2.300 por ciento en los doce meses hasta junio de 1990, la tasa de
139 por ciento para los doce meses hasta diciembre de 1991 puede ser visto como una
mejora dramática. Sin embargo, este último era todavía más del doble techo de
intención del gobierno para 1991 y sigue siendo muy alta en relación a las tasas
mundiales fuera de la inflación. El último trimestre de 1991 parecía más prometedor,
con una tasa mensual de hasta un 4 por ciento, pero se había elevado a 7 por ciento en
marzo de 1992. Peligros inflacionistas se mantuvo claramente molesto, especialmente
teniendo en cuenta dos factores que deberían haber dejado la inflación más decisiva:
un nivel muy deprimido de la demanda interna y un aumento inesperado de la tasa de
cambio real, lo que hace de dólares más barato.
La decisión de suprimir los controles sobre el tipo de cambio que se esperaba llevar a
una mucho más alta de tipo de cambio de precios, para fomentar las exportaciones, y
que permita la liberalización de las importaciones sin un déficit externo creciente. Sin
embargo, cuando la tasa fue puesto en libertad, el precio del dólar bajó en vez de subir.
Este efecto inicial podría ser explicada por las restricciones impuestas a los estrechos de
liquidez, lo que impulsó las empresas y personas que tenían saldos en dólares para
convertirlos a la moneda nacional con el fin de seguir operando. Este movimiento,
presumiblemente debería haber ido en reversa cuando las tenencias de dólares se
acabó, pero totalmente dieciocho meses más tarde no se había producido la reversión.
Dólares se mantuvo demasiado barata como para hacer que las exportaciones rentable
y barato también para muchos productores para competir contra las importaciones por
varias razones, incluyendo la continua afluencia de dólares provenientes del tráfico de
drogas en los mercados de la calle y luego en el sistema bancario. Una segunda razón
ha consistido en el nivel de continua baja de los ingresos nacionales y la producción, y
la restricción correspondiente de la demanda de importaciones en comparación con lo
que estaría en una economía en expansión. Pero quizás las razones más fundamentales
han sido el ajuste constante de la liquidez en términos de moneda nacional y las tasas
resultantes altos de interés para préstamos en moneda nacional, que están fuertemente
a favor de dólares por intereses en lugar o repatriación del extranjero. Todo esto
significa que la economía ha tenido ningún problema de tipo de cambio, sino también
que los incentivos para producir para la exportación se han celebrado hasta
severamente, cuando tanto en el corto plazo la recuperación y el crecimiento a largo
plazo tanto necesitan el estímulo de las exportaciones en aumento.
Aspecto económico
El país se encontraba inmerso en una serie de problemas como la
corrupción generalizada en organismos del Estado, creciente
terrorismo (SL y MRTA), descenso de los salarios, agotamiento de
reservas internacionales, hiperinflación, devaluación monetaria,
atrasos en el pago de la deuda externa y ser considerado
inelegible por el Fondo Monetario Internacional.
Para 1991 se abandonó el inti por el nuevo sol (un millón de intis)
como unidad monetaria. Los resultados fueron positivos: se bajó
la inflación de 397% a 15%, se logró la estabilidad financiera, se
logró la reinserción del Perú al FMI, la sostenibilidad económica. A
todo ese conjunto de medidas económicas se le denomino el
≪fujishock≫.
En 1991, el nuevo ministro de Economía, Carlos Boloña, propuso
una política neoliberal cuyos objetivos eran la apertura a las
importaciones, reducir la intervención del Estado, crear la Sunat
(administración tributaria), instalar el sistema de pensiones AFP
(Asegurados de Fondo de Pensiones) y el programa de
privatizaciones de empresas estatales: Compañía Peruana de
Teléfonos (Telefónica), Electrolima (Edelnor y Luz del Sur),
Refinería La Pampilla (Repsol), etc.
VALENTIN PANIAGUA