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1° PENAS CORPORALES
Consisten en aquellas que recaen sobre la vida, la integridad corporal o la salud del reo.
Actualmente no existe registro de penas corporales en el Código Penal chileno, antiguamente
suele mencionarse como anécdota la imposición de la pena de muerte3270, la cual tuvo larga data
en nuestra legislación punitiva, la que se mantuvo hasta la dictación de la Ley 19.734, de 5 de junio
de 2001, la cual derogó definitivamente –al menos del Código Penal.
a) La pena de muerte
En efecto aunque la Ley 19.734 abolió la pena de muerte en el derecho común, excluyéndola de la
Escala General de penas que se contiene en el artículo 21 del Código Penal, la conservó, en
cambio, en el Código de Justicia Militar y en diversas leyes especiales, para determinados delitos
cometidos en tiempo de guerra, sin distinguir siquiera entre guerra exterior y guerra interna.
Su reincorporación resultaría bastante difícil pues el Pacto de San José de Costa Rica, mientras se
encuentre vigente, impide la reinstauración de ésta tratándose de delitos comunes.
Estas penas producen la pérdida de la libertad personal, especialmente bajo su aspecto de libertad
ambulatoria o de desplazamiento. Como puede advertirse, por consiguiente, no importan una
auténtica privación de dicha libertad- cosa que, por lo demás, sería imposible de lograr durante un
período prolongado-, sino, más bien, de una enérgica restricción de ella. Cury prefiere llamarlas
penas de encierro.
a) El presidio
La pena de presidio consiste en el encierro del reo en un establecimiento penal, sujeto a los
trabajos prescritos por los reglamentos de éste (art. 32 Código Penal).
Tampoco puede ser favorecido con los beneficios que contemple el reglamento de
establecimientos penitenciarios o cualquier otro cuerpo legal o reglamentario, que
importe su puesta en libertad, aun en forma transitoria; sin perjuicio de lo cual
"podrá autorizarse su salida, con las medidas de seguridad que se requieran,
cuando su cónyuge o alguno de sus padres o hijos se encontraren en inminente
riesgo de muerte o hubiera fallecido”
Presidio perpetuo simple: Aunque también se prolonga por toda la vida del presidiario, se
encuentra sujeta a las reglas generales en cuanto a régimen de libertad provisional, así
como en lo relativo a beneficios intracarcelarios.
Cada uno de ellos, por último, se encuentra dividido en tres grados: mínimo, medio y
máximo. El presidio menor en su grado mínimo se extiende de 61 a 540 días; en el medio,
de 541 días a 3 años, y en el máximo, de 3 años y 1 día a 5 años. El presidio mayor en su
grado mínimo dura de 5 años y 1 día a 10 años; en el medio, de 10 años y 1 día a 15 años,
y en el máximo, de 15 años y 1 día a 20 años (art. 56 Código Penal).
Estas distintas duraciones se computan "desde el día de la aprehensión del reo" (art. 26
Código Penal), lo cual significa imputar a ellas el tiempo que el sujeto haya permanecido
privado de libertad durante el proceso (detención y prisión provisional)
b) La reclusión:
La reclusión, por su parte, es el encierro del reo en un establecimiento penal, pero sin sujeción a la
obligación de trabajar (art. 32 Código Penal). Aunque esta última es su diferencia principal con el
presidio, en la práctica ha perdido casi toda importancia. En efecto, por un lado, el art. 89 CP
dispone que si bien los condenados a esta pena y a la de prisión "son libres para ocuparse, en
beneficio propio, en trabajos de su elección, siempre que sean compatibles con la disciplina
reglamentaria del establecimiento penal", cuando carecieren de los medios para indemnizar al
establecimiento de los gastos que ocasionen o para hacer efectiva la responsabilidad civil
proveniente del delito (art. 88, Nos 1º y 3º), o "no tuvieren oficio o modo de vivir conocido y
honesto, estarán sujetos forzosamente a los trabajos del establecimiento hasta hacer efectivas con
su producto aquellas responsabilidades y procurarse la subsistencia.
c) La prisión
La prisión, es un encierro breve, que no puede extenderse sino de 1 a 60 días (art. 25, inc. quinto
del Código Penal).
Está dividida sólo en tres grados mínimos, medio y máximo-, que se extienden, respectivamente,
de 1 a 20 días, de 21 a 40 y de 41 a 60 días (art. 56 Código Penal). Se trata, pues, de una pena corta
privativa de libertad.
Es aplicable únicamente a las faltas (art. 21 Código Penal) y no importa, en general, la obligación
de trabajar, salvo lo preceptuado en el art. 89 del Código Penal
Supone en realidad una agravación de la restricción en la libertad ambulatoria del sujeto y una
limitación de otros derechos, supone también que el individuo se encuentre actualmente en
cumplimiento de alguna de las penas mencionadas anteriormente.
Etcheberry, cree que se trata de una modalidad especial de cumplimiento de las demás penas de
encierro.
Se trata de penas más benignas que las privativas de libertad. Importan una limitación a la libertad
de desplazamiento, pues el condenado puede deambular libremente por un determinado sector
territorial, pero debe permanecer dentro de él imperativamente o, de contrario, alejarse
forzosamente del mismo.
a) La relegación
Es la traslación del condenado a un punto habitado del territorio de la República con prohibición
de salir de él, pero permaneciendo en libertad (art. 35 del Código Penal).
Se impone al sentenciado la obligación de permanecer, dentro del territorio del país, en punto
habitado, expresión que si bien es ambigua, ha sido entendida como un pueblo o ciudad en el que
el condenado deberá permanecer, dentro de sus límites urbanos, porque al salir de ellos pasaría a
estar en lugar no habitado, aunque se mantuviera dentro del departamento o comuna respectiva.
La relegación puede ser perpetua, que dura toda la vida del condenado, o temporal. La relegación
temporal puede ser mayor o menor. La relegación mayor se divide en tres grados: mínimo, de 5
años y 1 día a 10 años; medio, de 10 años y 1 día a 15 años, y máximo de 15 años y 1 día a 20 años.
La relegación menor se divide también en tres grados: mínimo, de 61 a 540 días; medio, que dura
de 541 días a 3 años, y máximo, de 3 años y un día a 5 años.
b) El confinamiento
Es la expulsión del condenado del territorio de la República con residencia forzosa en un lugar
determinado (art. 33 del Código Penal).
La expulsión del sentenciado del territorio nacional, o sea fuera de los límites territoriales
del país, con prohibición de regresar a él por el tiempo que la pena determine.
La obligación de residir en un lugar, que puede ser una ciudad o región determinadas,
pero en ambos casos fuera de los límites nacionales, o en cualquier parte de otro país
también precisado.
Puede ser mayor o menor. El confinamiento mayor comprende tres grados: mínimo, de 5 años y 1
día a 10 años; medio, de 10 años y 1 día a 15 años, y máximo, de 15 años y 1 día a 20 años. El
confinamiento menor se divide en tres grados: mínimo, de 61 a 540 días; medio, de 541 días a 3
años, y máximo, de 3 años y 1 día a 5 años.
b) El extrañamiento
Es la expulsión del condenado del territorio de la República al lugar de su elección. Las voces
"lugar" y "territorio" han de entenderse de la manera indicada precedentemente; la diferencia que
esta sanción tiene con el confinamiento incide en el hecho de que en el extrañamiento el
sentenciado puede escoger libremente el lugar o país donde establecerá su residencia, siempre
que no sea el nacional, y queda sujeto a la prohibición de regresar a él por el tiempo de duración
de la sanción, según sea el caso.
Tanto el confinamiento como el extrañamiento son siempre temporales. Sin embargo, en un caso
especial, el Código Penal. Ha contemplado una forma de extrañamiento perpetuo (art. 472, inc.
segundo).La misma situación se presenta en los arts. 3º y 5º de la Ley 12.927, sobre Seguridad del
Estado.
c) El destierro
Es la expulsión del reo de algún punto de la República" (art. 36 del Código Penal) y, aunque la ley
no lo dice expresamente, se entiende que es con prohibición de volver a él durante el tiempo de la
condena, pues, en otro caso, este último perdería todo significado.
Por "punto", en relación con dicha pena, debe entenderse, cuando menos, el territorio de una
comuna, a fin de que la sanción cobre alguna importancia práctica.
Desde el punto de vista de su gravedad, el destierro es siempre una pena de simple delito (art. 21
del Código Penal). Dura de sesenta y 1 días a cinco años (art. 25, inc. cuarto, del Código Penal) y se
encuentra dividida en tres grados: el mínimo se extiende de 61 a 540 días; el medio, de 541 días a
3 años, y el máximo, de 3 años y 1 día a 5 años (art. 56 del Código Penal).
De conformidad con el ya aludido art. 45 CP, la pena "da al juez de la causa el derecho de
determinar ciertos lugares en los cuales le será prohibido al penado presentarse después de haber
cumplido su condena y de imponer a éste todas o algunas de las siguientes obligaciones:
La de recibir una boleta de viaje en que se le determine el itinerario que debe seguir, del
cual no podrá apartarse, y la duración de su permanencia en cada lugar del tránsito.
La de no poder cambiar de residencia sin haber dado aviso de ello, con tres días de
anticipación, al mismo funcionario, quien le entregará la boleta de viaje primitiva visada
para que se traslade a su nueva residencia
La de adoptar oficio, arte, industria o profesión, si no tuviere medios propios y conocidos
de subsistencia.
De acuerdo con el art. 25, inc. cuarto, la sujeción a la vigilancia de la autoridad dura de 61 días a 5
años.
De conformidad con el art. 42 del CP, la inhabilitación para derechos políticos consiste en la
privación de los activos y pasivos; por consiguiente, de la capacidad para ser ciudadano elector y la
capacidad para obtener cargos de elección popular.
La pena siempre es perpetua. En efecto, el mismo art. 42 del Código Penal dispone que los
condenados a ella sólo pueden ser rehabilitados "en la forma prescrita por la Constitución”. A su
vez, el art. 17 de la Constitución Política de la República establece que quienes han perdido la
ciudadanía por condena a pena aflictiva deben solicitar su rehabilitación del Senado una vez
extinguida su responsabilidad penal.
Ahora bien, con arreglo a los arts. 37 y 21 del Código Penal, la inhabilitación es siempre una pena
de crimen y, en consecuencia, aflictiva. Así, el indulto de la pena de inhabilitación, sea que se la
haya impuesto como principal o accesoria, nunca puede extenderse el ejercicio de los derechos
políticos, respecto de los cuales se requiere la rehabilitación por el Senado.
La inhabilitación para cargos u oficios públicos implica la incapacidad para desempeñarlos y, por lo
tanto, también para acceder a ellos. Por cargos u oficios públicos debe entenderse todo empleo o
actividad públicos, en el sentido amplio que prescribe el art. 260 del CP.
La inhabilitación puede ser absoluta, en cuyo caso supone incapacidad para todo cargo u oficio
público, o especial, y en tal evento sólo inhabilita para el ejercicio de uno determinado.
Consiste en la incapacidad para el ejercicio de una labor que se encuentra reservada a quienes
cumplen ciertos requisitos legales o reglamentarios. No es indispensable, por consiguiente, que el
otorgamiento del título sea privativo de una facultad universitaria, puede tratarse de la labor que
realizaba el condenado.
d) Suspensión
5° PENAS PECUNIARIAS
a) La confiscación
b) La multa
El destino del producto de las multas está determinado por el art. 60 del CP, que fija incluso los
objetivos a los cuales debe destinar.
c) El comiso
Según se desprende del art. 31 del CP, consiste en la pérdida de los efectos que provengan del
delito y de los instrumentos con que se ejecutó.
“Efectos” son los productos de la conducta punible (cosas sustraídas, etc.) o los objetos sobre los
que ella recae (documento falsificado, etc.). “Instrumentos”, a su vez, son los medios materiales
de que se sirvió el autor para llevarla a cabo. Como es lógico, el comiso no tiene lugar cuando los
efectos o instrumentos pertenecen a un tercero inocente (art. 31, infine, Código Penal).
El comiso es también, como la multa, una pena común a crímenes, simples delitos y faltas (art. 21
Código Penal). Es siempre pena accesoria de los dos primeros. En cambio, respecto de las faltas, el
tribunal tiene la facultad de decretarlo a su prudente arbitrio (art. 500 Código Penal.) y, en caso de
hacerlo, sólo recaerá sobre los efectos a instrumentos enumerados por el art. 499 del CP.
El dinero que cae en comiso y el producto de la subasta de las cosas decomisadas tienen el mismo
destino que el de las multas (art. 60, inc. cuarto, Código Penal.).
d) La caución
Con arreglo al art. 23 del CP, la caución puede imponerse como pena accesoria o como medida
preventiva. En la primera forma sólo está contemplada por el art. 298 para el delito de amenazas.
De conformidad con el art. 25, inc. noveno, del Código Penal, "en cuanto a la cuantía de la caución,
se observarán las reglas establecidas para la multa, doblando las cantidades respectivamente, y su
duración no podrá exceder del tiempo de la pena u obligación cuyo cumplimiento asegura, o de
cinco años en los demás casos".
Cuando la caución se hace efectiva a causa de que el afianzado incumple la condena o realiza el
mal que se trataba de precaver, su destino es semejante al del producto de las multas y comisos
(art. 60, inc. cuarto, Código Penal).