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La persona ha llegado a un punto en su vida en el que no le importa nada ni nadie, pero trata de esforzarse por alguien especial. Se siente muy nerviosa por si lo está haciendo bien con esa persona. Cuando tiene peleas con esa persona, su cuerpo se pone frío y siente que va a llorar. Extraña poder contarle cosas a su tía y que ella la escuche.
La persona ha llegado a un punto en su vida en el que no le importa nada ni nadie, pero trata de esforzarse por alguien especial. Se siente muy nerviosa por si lo está haciendo bien con esa persona. Cuando tiene peleas con esa persona, su cuerpo se pone frío y siente que va a llorar. Extraña poder contarle cosas a su tía y que ella la escuche.
La persona ha llegado a un punto en su vida en el que no le importa nada ni nadie, pero trata de esforzarse por alguien especial. Se siente muy nerviosa por si lo está haciendo bien con esa persona. Cuando tiene peleas con esa persona, su cuerpo se pone frío y siente que va a llorar. Extraña poder contarle cosas a su tía y que ella la escuche.
He llegado a una situación en mi vida en el que no me importa nada
ni nadie, y a la vez no siento que deba esforzarme por ello. Sin
embargo, por él, lo hago. Lo intento. Trato y trato. No había estado tan nerviosa nunca por saber si lo estoy haciendo bien. Todo parece mal. De hecho, son situaciones que ya han sucedido antes, que por alguna razón olvido el comportamiento y actitud que tuve en ese momento; razón por la cual él se disgustó. No sé si es algo con mi mente, con mi cansancio, mi cuerpo. Cada que sucede una pelea mi cuerpo se repele de frío, mi pecho presiona demasiado fuerte, siento que voy a llorar. Pero, ¿a quién le gusta ver a alguien llorar? Me gustaba llegar del colegio y contarle a mi tía sobre lo que me pasaba, también de la universidad. Amaba que me escuchara, así fuera algo realmente innecesario. Sabía que me escuchaba y sabía que lo recordaría cuando el tiempo pasara. Lo sabía.