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He llegado a una situación en mi vida en el que no me importa nada

ni nadie, y a la vez no siento que deba esforzarme por ello. Sin


embargo, por él, lo hago. Lo intento. Trato y trato.
No había estado tan nerviosa nunca por saber si lo estoy haciendo
bien. Todo parece mal. De hecho, son situaciones que ya han
sucedido antes, que por alguna razón olvido el comportamiento y
actitud que tuve en ese momento; razón por la cual él se disgustó.
No sé si es algo con mi mente, con mi cansancio, mi cuerpo. Cada
que sucede una pelea mi cuerpo se repele de frío, mi pecho presiona
demasiado fuerte, siento que voy a llorar. Pero, ¿a quién le gusta ver
a alguien llorar?
Me gustaba llegar del colegio y contarle a mi tía sobre lo que me
pasaba, también de la universidad. Amaba que me escuchara, así
fuera algo realmente innecesario. Sabía que me escuchaba y sabía
que lo recordaría cuando el tiempo pasara. Lo sabía.

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