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TESTIMONIOS DE NIÑXS Y ADOLESCENTES TRANS

“Aquello que comenzó como un sueño se ha convertido en una pesadilla. Día tras día me
arrastro a mi mismo de la cama para hacer una vida, que no siento como mía. En un maldito
cuerpo que no debería existir. Siempre que me voy a dormir me levanto con la esperanza de
que la barba crezca y el pecho desaparezca de la nada (Pero no va a pasar). He perdido la
cuenta del tiempo que llevo ya, pero podría medirlo con lágrimas. Todas las que cada vez que
me voy a duchar me caen por la cara. No puedo mirarme al espejo porque me doy asco, rabia.
Me paso la vida durmiendo porque en sueños estoy completo. En sueños soy un hombre ya no
hay sexo biológico tampoco pechos. La última vez que hablé con mi madre me dijo: -Cariño, no
sé que te pasa, te estás descuidando mucho en todos los sentidos. A lo que le contesté:- Mamá
me pasa que no puedo ser yo mismo. Nadie mejor que yo para saber lo que es vivir sin
quererse uno mismo, sin gustarse sintiéndote una mierda. Yendo por la calle viendo bisexuales
y pensando: “¿Por qué yo no puedo ser igual? Y no que a mi me tienen que juzgar 4 tíos que
no saben una mierda, no saben cómo me siento ni lo que es vivir así. Que tus amigos te llamen
un sábado para salir y no te apetezca moverte de la cama. Que llegue el verano y no quieras ir
a la piscina porque te da asco, rabia, dolor que el resto vea que estás condenado a vivir en un
cuerpo que no es para ti. Cuando tú lo único que quieres es poder quitarte la camiseta en
verano después de sudar. Estar con tu pareja y que ella sienta tu miembro igual que tú sientes
como su cuerpo te da felicidad. Levantarte por la mañana mirarte al espejo y poder sonreír de
verdad. Ponerte a hacer ejercicio con verdaderas ganas porque sabes que estás dando forma
al cuerpo que te corresponde y obtendrás lo que esperas. Mirar de frente a tu familia y no tener
que escuchar que para algunos de ellos siempre has sido una mujer y eso no va a cambiar.
Que si lo que hay entre tus piernas no puede ser un pene (aunque por voluntad propia quieras
que lo sea) eres una mujer Ir por la calle y escuchar: ¿Qué es un tío o una tía? O ir a clase con
más capas de ropa que una cebolla y aunque te mueras de calor no quitártelas para que no se
note el pecho. Ducharte sin mirarte como si fuera una carrera cuanto menos tiempo menos
asco. Y por supuesto no hablemos de esos 9. Que a mi me dura 9 días al mes en los que por
mucho que intentes sentirte hombre te sientes como una mierda. Los hombres no llevan Alas…
Yo solo sé que no puedo más que cada noche lloro hasta que me duermo , que la depresión no
desaparece y por mucho que haga no puedo sentirme mejor. Lo único en lo que puedo
centrarme es hallar el modo para vivir siendo yo. Yo no me siento hombre ¡SOY UN HOMBRE!”

“No es la primera vez ni la última que me piden una prueba científica que corrobore que mi hija
es quien dice ser, Tengo que reconocer que algún momento quise tenerla, Tengo que
reconocer que tuve miedo, y que esa prueba científica le daría un reconocimiento legal que
ahora no tiene. Pero poco me importa esa prueba ya, Ahora se que nadie, ni siquiera un papel
puede arrebatar la identidad de mi hija, Que aunque nos digan que XY es igual a hombre, no es
cierto , Hay mujeres XX y mujeres XY, Tan sencillo como eso. A lo mejor cuando sea mayor
quiere ser una activista trans* y defender que es una mujer transexual pero a lo mejor quiere
simplemente vivir como cualquier otra mujer, no le se, será ella la que decida. Yo mientras
tanto pondré todas mis energías en disfrutar de la infancia de mi hija e intentar hacerle un poco
más fácil el camino. Y si pienso cuando fue el momento en el que hizo su tránsito social, quiero
decir, presentarse al mundo tal y como es, fue cuando dejamos de luchar por retener a un hijo
que nunca existió. By FD Loving the T*.”

“NORMALMENTE FELIZ, así es como me definía hace unos días un amigo mío su infancia. ”
Fui normalmente feliz dentro de lo que cabe, reprimí mi yo por no saber del tema, después
cuando ya sabía, seguí reprimiéndome por no hacer daño a la gente, por miedo, esperando con
el paso del tiempo poder crearme una vida que ya nadie pudiera arrebatarme”. Este miedo es
una sensación generalizada que sentimos al comenzar una transición, que nuestra vida va a
empeorar, que se nos va a venir todo encima y vamos a perder muchas de las cosas y de la
gente que queremos, nuestra familia, amigos e incluso pareja. No quiero por nada del mundo
que nuestros niñxs, todos esos menores trans que tomo como míos, que son mi lucha y mi
fuerza, crezcan jamás, con la idea de estar pasando su infancia siendo normalmente felices,
porque ningún niño de este mundo debería malgastar su infancia, un momento vital que nunca
volverá a nosotros. La infancia debe ser vivida plenamente y disfrutada en cada esquina de
nuestro deseo más remoto. Para que ningún menor llegue a su madurez pensando que tuvo
una infancia desdichada. Hay que apoyar a esos niños a desarrollarse plenamente dejando fluir
su yo más interior, su yo más verdadero. Y tomando este post como una declaración de
intenciones propia de la cual no pienso desistir, me levantaré cada día con tesón para luchar y
dar voz a todos mis niñxs, para que ninguno más tenga la sensación de haber vivido su infancia
normalmente feliz. …esto es por vosotros…” By Angela Sotogrande.

“Cuando era pequeña mi mayor ilusión aparte de convertirme en enfermera, profesora,


secretaria, bailarina…, fue convertirme en madre. Sabía quién era, que me gustaba, cuando
llegué a la adolescencia seguía sabiendo quien era y que me gustaba y ya adulta sigo sabiendo
quien soy y que me gusta. Veo a mis hijos y desde que son pequeños, veo quiénes son y que
les gusta y ahora que ya son adolescentes, siguen siendo los mismos, dan la misma guerra
que di yo cuando tenía su edad y si no la misma muy parecida. Mi hija pequeña siempre supo
quién era, siempre supo que quería ser de mayor, la ropa que le gustaba, sus colores
preferidos, sus pelis favoritas que hoy siguen siendo las mismas. Luchó desde el minuto uno
por defender su identidad y lo logró. Cruzó una línea que para muchos adolescentes y/o
adultos casados, solteros, con hijos o sin ellos, con trabajo o sin él, es terrorífica. Luchar contra
lo que sabes que eres, es muy angustiante e incluso paralizante. La energía y el esfuerzo que
se necesita para dar el paso y “salir a la luz” es agotador, dar explicaciones y más
explicaciones, pero es algo que muchas identidades trans adultas están empezando a hacer.
Se necesita mucho valor y necesitan todo nuestro respeto. Muchos se sienten asustados y
culpables pero tienen que saber que no son los primeros ni serán los últimos. Cogerán la fuerza
que necesitan y se convertirán en el modelo a seguir de muchos más. Casados, solteros, con
hijos o sin ellos, de 18, de 35, de 42, de 50, eso no importa, lo que importa es que por fin
muchos pueden ser ellos mismos y egoístamente muchos les necesitamos. Algunos os
echareis las manos a la cabeza y pensareis: “ a lo hecho pecho”, “ ¡¡¡¿hijos?!!!”, “¿casados?”,
¿Cómo es posible?, ¡pero si ya es muy mayor!!. Pues NO, nunca es tarde, ahora existe
internet, información que antes no existía, los que se sentían únicos se dan cuenta que no lo
son y muchos que no sabían identificar que les pasaba ahora lo saben. Sabiendo lo que
sabemos, me impresiona ver la reacción del ser humano ante la diversidad, me quedo perpleja
ante tanta intolerancia, pero aun tengo confianza y sé que llegará el momento en que la gente
vea más allá de lo que sus ojos ven. No lo espero, lo se. By FD with love..”

“Y como os decía hace poco yo antes tenia un blog… y estaba acordándome de una vez que
escribí un post titulado “ las chicas son guerreras”. Ahora me han entrado ganas de cambiar el
titulo y de poner “ las madres son guerreras”, no estoy dejando ni mucho menos de lado a los
padres, que cuando se ponen a luchar no hay quien les pare, pero si tengo que deciros que
desgraciadamente hay una mayoría que cuando se trata de temas como tener un hijo trans se
desmarcan rápidamente Para cualquier niño esto es muy duro pero para los niños trans es una
zancadilla más en su andadura. Tienen que vivir entre dos aguas y con lo difícil que es la
transición en todos los niveles de sus vidas, enfrentarse con un padre que te rechaza es uno de
los peores castigos para estos niños. No os quiero ni contar cuando empieza la pubertad y el
padre ausente no da el permiso para poder bloquearla. Luchar contra la sociedad, contra las
normas establecidas, contra el mundo y encima con tu padre. Algunos tienen la suerte de tener
a los padres unidos en la misma batalla, ofreciéndoles amor incondicional. Yo personalmente
he tenido ese apoyo y muchas veces pienso en lo difícil que ha sido aunque he estado
acompañada. Difícil porque todavía estamos en un mundo muy machista, en un mundo que
cuando una madre alza la voz exigiendo los derechos de su hijo, pidiendo unas normas básicas
de respeto por ejemplo a un colegio, como fue mi caso en particular, no obtuve más que
miradas acusatorias, comentarios de desaprobación, de rechazo, de intolerancia y sobre todo
lo que más le importaba a todo el mundo era: ¿ y tu marido que opina?, dando por hecho que
me había trastornado y había decido disfrazar a mi hijo de niña, tal y como me dijeron. Al
colegio al final le dio igual que opinara mi marido pero para muchas personas que mi marido
dijera que tenia una hija trans, tranquilizó sus mentes y nos dieron su apoyo. Sufro pensando
que todas esas madres guerreras que luchan solas lo tienen muy difícil, desde Fundación
Daniela os mandamos todo nuestro apoyo y por supuesto nuestra enhorabuena a esos padres
que luchan con nosotras para defender los derechos de nuestros hijos. By FD with love.”
” Alexa fue una niña muy deseada Se adelantó un mes a su nacimiento y era un bebé precioso
con sus pelos rojizos y su piel rosada. Muy bien portado, pues jamás lloraba, ni para cuando
tenía hambre. Jamás dió un ruido. Sabía que era un niño especial, diferente, pero no sabía el
por qué. Mis familiares me decían que todos los pelirrojos son especiales, al igual que los
gemelos o los zurdos de nacimiento. Creció en un ambiente lleno de amor y de cariño. Cuando
tenía diez meses y comenzó a dar sus primeros pasos por sí solo, me llamó mucho la atención
que se iba directo a donde estaban mis muñecas y tan pronto como podía, cogía una de ellas
con sus manitas. Su cuarto estaba lleno de juguetes estereotipados que le regalaba la familia,
pero no, él corría hacia mis muñecas. Tan pronto y como pudo hablar cogía una de mis blusas
y me decía “me la pestas”. Y tan pronto como yo se la daba, hacía lo posible para ponérsela
encima de sus propias ropas, le quedaban tan grandes, pero imaginaba que era su vestido.
Tomaba otra prenda mía y la ponía en su cabeza como una peluca. No dejaba de sonreír. Se
mostraba feliz. Para los tres años de edad, mientras estaba en la ducha, me dijo con los ojos
llorosos “yo no quiero esta colita, quiere un totete como Elsa” fue entonces cuando me di
cuenta de que algo no estaba bien. De momento pasó por mi mente la ida de que tendría un
hijo gay. Pero nunca pensé en obligarlo a usar sus propios juguetes. Solo me gustaba verle
feliz. Acepté llamarle Alexa como ella me lo pidió y comenzamos a jugar a los castillos y a las
princesas dónde desde luego yo era el príncipe. En contra de la voluntad del padre y
ganándome algunas riñas con él pinté su habitación de color morado. Mi madre y yo
desarrollamos una especie de código secreto que utilizábamos las tres a manera de alerta
cuando sabíamos que el padre llegaba. Alexa corría a su habitación pues no le permitía
expresarse en su presencia. “vete a tu habitación” Yo solo quería ver su felicidad. Le permití
llevar el cabello un poco largo y la inscribí en clases de danza. El padre siguió respondiendo de
la misma manera. Rechazo, alejamiento. No permitía que se expresara en su presencia.
Llegando a casa se escondían las muñecas, los vestidos de princesa, las diademas en el
cabello, las pulseras. Cuando Alexa cumplió ocho años, durante una cita de rutina con la
pediatra, ella se dió cuenta que yo estaba ausente, distraída, diferente de como yo era siempre.
Y sin mucha insistencia decidí hablar con ella. Sin más ni más, ella tomó el tema con toda
naturalidad y me sugirió que la llevara a valoración a la UTIG de Málaga. Menuda experiencia
tan más desagradable. La encargada de atendernos, parece que se había puesto de acuerdo
con mi esposo quien aseguraba que había leído que todas estas tonterías se quitaban solas
después de los ocho años. Ambos decidieron que yo era la culpable de que el niño estuviera
afeminado, que yo lo había permitido y fomentado. Y sin tomarme en cuenta decidieron que se
le cortaría el cabello y que no regresaría más a sus clases de danza. Alexa dio un cambio
dramático. Lloraba a cada momento, volvió a mojar la cama, desapareció su alegría y su
felicidad. Fue entonces cuando aparecieron en mi vida dos personas maravillosas. Pilar quien
estaba viviendo la misma tormenta en la que yo me encontraba al tener una hija transexual.
Una mujer llena de vida, luchadora, con grandes conocimientos en el tema y dispuesta a hacer
todo con tal de ayudar a un menos y a una familia. Y Marcela: una mujer transexual quien
hablando conmigo me ofreció escribirle una carta a mi esposo a fin de que se diera cuenta de
las miserias que Alexa podría llegar a vivir si no tenía el apoyo de su propia familia. El resultado
fue impresionante. El padre lloró mucho y dijo “yo no quiero esto para mi hija” y al día siguiente
él mismo la llevó a comprar el vestido que tanto deseaba y hacerle las perforaciones en las
orejas para ponerle sus pendientes. Nunca podré darles las gracias a estas dos mujeres
maravillosas. Alexa ahora es feliz. A su hermano y al padre les tomó un poco de tiempo
adaptarse a la situación, pero poco a poco lo han hecho, anteponiendo el amor ante todo. Se
ha hecho ya el tránsito familiar, luego el social dentro de la comunidad en la que vivimos y
finalmente el escolar. Siempre apoyada por esas dos grandes mujeres y de muchas más ahora
que han llegado para ser parte importante de nuestras vidas como familia. Mi hija es la niña
más feliz. Debo de reconocer que yo era muy ignorante en el tema y que tal vez permití que
sufriera más de lo que debería, nunca me lo perdonaré, pero aquí estoy, luchando como una
leona por el gran amor que le tengo. La lucha sigue. Nos enfrentamos ahora al proceso
necesario para lograr obtener los bloqueadores hormonales, nada sencillo, y a las gestiones
para hacer los arreglos pertinentes en sus documentos de identidad. No es fácil, pero somos
una familia fuerte ahora y rodeados de gente que nos quiere mucho Estoy segura que lo
lograremos.” By Chess
Yo antes tenía un blog, ahí escribía lo que me daba la gana todas las semanas. Tuve que
parar, lo que ahí defendía era que todo se hiciera con amor y claro de ese buen rollo que
transmitía, no podía pasar a la furia que tenía, os aseguro que todo lo que salía de mi boca era
indignación y rabia, estaba tan desilusionada con el mundo en general que para que os voy a
mentir, solo lloraba. Lloré cuando comprendí que normalizar la diferencia era una guerra y las
guerras con todo ese rollo mío de hacer las cosas con amor no encajaban, lloré cuando la
gente que antes me llamaba dejó de hacerlo, lloré cuando las madres en la puerta del colegio
me daban la espalda, lloré por ver el sufrimiento de mi hija, lloré porque creía en la justicia
hasta que me choqué con ella y lloré cuando me decían que yo sola no podía cambiar el
mundo. Dejé de llorar cuando nació Fundación Daniela, cuando me pude subir al estrado y
gritar, porque la verdad es que grité, necesitaba decir al mundo lo que me indignaba y a lo que
me comprometía. Una tarea difícil sin duda pero… hay batallas que inevitablemente tenemos
que dar. Quiero dejaros aquí eso que os cuento que grité. por si alguien no me escuchó o no
pudo asistir: “No es casualidad que si miráis a un lado u a otro de esta sala os deis cuenta que
hay una gran diversidad de personas, de diferentes ámbitos políticos, profesionales, religiosos,
sociales y económicos. Nuestra intención no es incomodar a nadie sino crear empatía entre
vosotros, esa capacidad que sirve para conectar a las personas. Si nos limitamos a aprender
más sobre aquello en lo que nos sentimos cómodos nunca podremos ponernos en el lugar del
otro, nunca empatizaremos y nunca seremos capaces de escuchar otras historias, nos
quedaremos anclados en nuestro mundo sin darnos la oportunidad de seguir creciendo y sin
aprender de las experiencias de los demás. Hoy queremos compartir con vosotros la historia de
nuestra hija, una historia que no es única, desde que empezamos a abrir nuestro corazón y a
empatizar con una parte de la sociedad invisible para nosotros hasta ese momento, nos dimos
cuenta que no estábamos solos y que era urgente poner nuestro granito de arena para que
desde nuestra experiencia ayudáramos a visibilizar a los no vistos. Los no vistos son los
invisibles en la sociedad, son los que sufren soledad, miedo al rechazo de los demás, los que
son diferentes, los que sufren acoso y los que socialmente no son aceptados. Los no vistos
fueron en algún momento de sus vidas niños, que se vieron obligados a esconderse por los
prejuicios no solo de la sociedad sino de sus propias familias que desde una perspectiva moral
equivocada condenaban física y psicológicamente a sus propios hijos por el hecho de ser
diferentes. Y digo condenaban porque me cuesta creer que a día de hoy esto siga pasando
pero desgraciadamente no me queda mas remedio que rectificar y deciros que a día de hoy se
les sigue condenando. Tenemos una hija visible para nosotros e invisible para una gran parte
de la sociedad, nuestra hija nació biológicamente niño pero desde muy pequeña insistió en que
era una niña. Esto sencillamente quiere decir que tenemos una hija trans*. Tránsgenero para
unos, transexual para otros, para nosotros es simplemente una niña. Es una niña que con 8
años ha sufrido las consecuencias de un sistema moral irracional, punitivo y excluyente.
Centros educativos que hacen gala de su prestigio académico y moral, discriminan a sus
alumnos por su expresión de género, sufren acoso escolar no solo por parte de los niños sino
por parte de sus profesores, forzándoles a aparentar un comportamiento que encaje con su
sexo biológico, incluso llegándoles a pedir que disimulen su identidad dando lugar al
aislamiento, generando problemas de ansiedad, autoestima, absentismo escolar y en
consecuencia abandono del centro. Esta realidad es realmente preocupante, el derecho a la
educación comprende el derecho a recibir información amplia, exacta y apropiada en función
de la edad, sobre la sexualidad humana, para tener así acceso a la información necesaria para
que este tipo de situaciones no se produzcan y evitar actitudes transfóbicas en los centros
educativos y fuera de ellos, esto no exime en ningún modo a la educación primaria. Para ello es
fundamental la formación del profesorado y la puesta al día de los orientadores de los centros
educativos. Con respecto a la Sanidad, nos encontramos también con un desconocimiento
profundo de esta realidad y es urgente que se formen para que nuestr@s hij@s tengan el trato
adecuado durante su infancia por parte de estos profesionales en todas y cada una de las
especialidades médicas, respetando así su derecho a la salud. Para que todo esto pueda
lograrse necesitamos leyes como la aprobada en Andalucía, Ley Integral para la no
discriminación por motivos de identidad de género, gracias a la unanimidad de los partidos
políticos. Me gustaría terminar recordando a todos los presentes que el nombre tiene como
finalidad fijar la identidad de una persona en sus relaciones sociales, es un signo distintivo del
individuo, con el cual se le identifica y se le reconoce y el cambio de nombre para estos niñ@s
significa gozar de derechos tales como la dignidad y la integridad personal, reconociéndoles
como quien verdaderamente son. Derechos que no se les puede seguir negando.” By FD with
love. LOVING THE T*
Hace poco me llegaron a decir que mi problema había sido escuchar demasiado a mi hij@, que
a los niñ@s no hay que escucharles tanto, que eso es malcriarles. ”… lo que hay es lo que es,
el mundo esta hecho así, al niñ@ hay que hacerle ver que eso es imposible, si nació con
genitales femeninos es una niña y si nació con genitales masculinos es un niño. Si piensa lo
contrario habrá que educarle mejor y no consentirle que haga o que diga cosas que no le
corresponden…” Ante tanta estupidez, lo mejor es dejarte guiar por el sentido común, muchas
veces ya no se trata de ignorancia, se trata de prejuicios. Prejuicios y miedos ante una realidad
que YA NO SE ESCONDE, que ya no se deja avasallar NI POR NADIE NI POR NADA, que ya
se ha cansado de disimular y sonreír ante la hipocresía que nada tiene que ver con la
ignorancia. Dejar vivir a los niñ@s expresándose como ell@s quieren no tiene nada de malo.
Infinitas fórmulas nos dan para conseguir que nuestros hij@s sean felices, cuando el AMOR es
la clave de todo. Que se sientan apoyad@s, querid@s, valorad@s y amad@s , respetando su
identidad es lo único que importa. By FD Loving the T*
“ TENGO UN AMIGO GAY” Lo de..” tengo un amigo gay” se va a convertir en la excusa
perfecta de todas esas personas llenas de prejuicios que intentan ir de “ open mind” solo por
tener un amigo gay. No es la primera vez que me pasa e imagino que ni la última, que cuando
alguien se siente incapacitado para entender la realidad de la transexualidad salen con la
frasecita de: “… tu sabes, yo tengo un amigo gay.., pero.. ¿transexual?. No existen los niños
transexuales, eso no es posible.” La gente en general ya se ha acomodado a la idea que tiene
que convivir con gays y lesbianas y saben que decir algo en contra está mal. Pero lo penoso es
que no es porque realmente sepan respetar las identidades de las personas, es simplemente
por un tema de postureo. Tener un amigo gay no te exime de nada, no te da la cartilla de buena
persona, open mind o lo que sea que estés buscando. Lo que hará sentirte mejor,
probablemente, será vaciar tu mente de esquemas obsoletos, de prejuicios y abrirla a las
identidades que siempre han existido, que no se han respetado ni nadie ha escuchado. Que
sea de verdad, que sea porque realmente tus condicionamientos han desaparecido, que sea
porque te des cuenta de que la naturaleza es diversa, que sea porque la diversidad te
enriquezca, que sea porque te des cuenta de lo que es importante de lo que no lo es, que sea
porque has dejado de intentar ser lo que no eres. Cuando sea así de verdad, no tendrás que
usar más esa frase y podrás decir: “ tengo un amigo y punto”. By Fundacion Daniela P.D. : Los
niñ@s trans existen y es indiscutible, cuanto antes dejemos atrás esa carga de prejuicios
irracionales antes podremos darles el lugar que les corresponde, a ell@s y a tod@s las demás
identidades. Loving the T*
La expresión de género de los niños trans es muchas veces súper femenina o súper masculina.
A veces no tienen otra manera de gritar quienes son, porque la mayoría de los adultos
desaprueban esas expresiones. Cuando todavía son muy pequeños, unos dos años, puede
que incluso a algunos adultos les parezca que son muy graciosos, pero cuando van creciendo
les corrigen y prohíben en muchos casos su libertad de expresarse como quienes
verdaderamente son. Dándose muchas veces el caso de interiorizar tanta vergüenza por el
hecho de sentirse rechazados por su entorno familiar, escolar y social que no será hasta que
sean adolescentes o adultos cuando den el paso de volver a decir alto y claro quiénes son. La
vergüenza que estos niños interiorizan no es otra que el sentimiento de que algo hay malo en lo
que ellos son. En su intento de llamar la atención de mil y una manera posibles, lo único que
reciben en muchos casos es: “ lo que hagas no me importa, hagas lo que hagas no te veo”.
Hasta que la alegría y la luz que estos niños tienen se apaga y se esconden. Nuestra misión
como padres es escucharles, verles y tomarles en cuenta. No podemos dejarnos influenciar por
la opinión general de lo que es correcto, admisible, apropiado o acertado. Si después de ver en
primera persona el sufrimiento de un niño y entender que lo que pensábamos que no era
posible lo es, no sería justo que nos quedáramos de manos cruzadas mirando la vida pasar,
porque seríamos cómplices de la intolerancia, del abuso, de las malas prácticas y de aquellos
que están de acuerdo con seguir escondiendo a estos niños o hacer ver que no existen.
Perderíamos todo el respeto y credibilidad de nuestra familia y hacia nosotros mismos.
Estamos en la obligación moral de protegerlos y defenderlos de actitudes intolerantes ante la
diversidad humana, provocadas normalmente por la falta de información y por la falta de
humanidad. By FD
Todavía hay gente que piensa que el acoso escolar, “bullying”, no es un problema serio. “son
niños…¡ que daño pueden hacer!”. Los niños y adolescentes a veces solos, otras empujados
por el líder, atacan a aquellos niños y adolescentes que por cualquier motivo son diferentes de
lo a muchos les parece lo normal. Atacan a la víctima, de manera verbal, física, psicología y a
través de las redes sociales dejándola en un estado de indefensión total. Parece que los
colegios si están preparados para este tipo de situaciones, pero muchos colegios dicen no
estar preparados para poder defender y proteger a un niño trans porque no tienen los
argumentos ni las herramientas necesarias para hacerlo. Realmente esto es una estupidez,
porque que yo sepa los niños trans son simplemente niños, con lo cual, vuelvo a identificar un
rechazo bestial por la diversidad que tan de moda está en muchos coles que se proclaman
defensores de la diversidad solo porque queda bien, por “postureo”, pero que a la hora de la
verdad desgraciadamente no lo llevan a la práctica. Lo mismo pasará con hijos de familias
homoparentales, en fin con todo lo que tenga que ver con esas palabras que tanto disgustan a
la gente, sexo, transexual, gays, lesbianas. El acoso escolar es GRAVE, estos niños y
adolescentes pierden la confianza en ellos mismos, experimentan miedo y rechazo al colegio,
todo esto puede llevar al abandono de sus estudios e incluso al suicidio. Todo niño y
adolescente tiene derecho a ser respetado y a su seguridad . Si el colegio no es lo
suficientemente competente para estar al día de ciertos temas que pida ayuda, aunque me
resulta muy difícil creerme que las famosas “herramientas” necesarias para defender a un niño
trans sean diferentes a las de cualquier otro niño. By FD Loving the T*
DYLAN (SILVIA)

“Silvia” fue un logro, una hija adoptada que significo un antes


y un después en nuestra vida.
La llamada que lo cambio todo ocurrió un día a principios de
agosto del año 2004, nos llamaron para decirnos que se nos
había asignado una hija, y que podíamos ir a conocerla, tenía
siete meses y parecía muy poca cosa(por ser prematura y sufrir
síndrome de abstinencia y depresión neonatal)
Desde el principio y ya en la guardería, siempre fue una niña
muy chicote, pues estaba más con los niños que con las niñas
y siempre jugaba a juegos de niños y se identificaba más con
el rol masculino.
Fue una cosa que vimos con bastante normalidad y a la que no
dimos mayor importancia, aun en el caso que nos pedía que le
llamáramos con nombres masculinos.
Con 4 o 5 años empezó a manifestar que se sentía incomodad
con la ropa típica de niña, rechazaba constantemente los
vestidos, los peinados típicos de niña, y se identificaba más
con los superhéroes masculinos, antes que las princesa etc…
A los 6 años de edad empezó a sentir algún malestar con su
cuerpo (interesándose por la sexualidad y las diferencias entre
géneros).
Con 7 u 8 años de edad empezó a tener problemas en el
colegio, problemas de conducta y de atención. Nosotros no
sabíamos que hacer íbamos totalmente perdidos, y decidimos
llevarla al pediatra. El pediatra al final nos derivó a la USMI
(Unidad Psiquiátrica Medica Infantil), allí recibimos poca ayuda
por no decir nada, la diagnosticaron de TDAH, de depresión, e
incluso me llegaron a comentar que podía ser bipolar.
Con 9 años y no conforme con este diagnóstico tomamos la
decisión de acudir a Laura una psicóloga amiga mía y que ya la
había visto en la guardería.
Laura la atendió muy bien, tuvo varias sesiones con ella, y en
estas sesiones, le manifestaba que se sentía niño y que su
cuerpo no era el que le tocaba.
A lo cual Laura la psicóloga nos dijo que ella podría ayudarnos
con los problemas de conducta dándonos unas pautas pero
que en lo referente a como se sentía ella con su género era
mejor que lo viera un psiquiatra amigo suyo, puesto que este
no era su campo.
Empezamos a acudir a Javier el psiquiatra que nos había
recomendado Laura y la verdad nos fue bien, consiguió que
“Silvia” se desahogase bastante. A Javier “Silvia” le explico
que ella se sentía chico, que se sentía a disgusto con su
cuerpo que se frustraba con facilidad, que se golpeaba, que se
auto agredía y que estaba teniendo muchos problemas y se
sentía muy agobiada. A lo cual después Javier nos preguntó
que si esto era cierto y le respondimos que sí y que por ello
nos sentíamos muy desesperados porque no sabíamos cómo
podíamos ayudarle.
Con Javier tuvo unas 9 sesiones con ella, y desde el primer
momento, él tuvo muy claro lo que le pasaba a “Silvia”, y fue
muy sincero con nosotros.
Nos explicó que lo que le pasaba era que tenía disforia de
género, nosotros al principio nos sorprendimos porque no
entendíamos que quería decir eso y él muy amablemente nos lo
explico, y nos dijo que era que “Silvia” había nació con cerebro
de chico y su cuerpo o sexo biológico era de chica y de ahí su
angustia. También nos dijo que los problemas de conducta que
tenía eran derivados de esto, y que una vez se solucionara
esto, esa angustia y ese malestar disminuiría. Pero que él no
era especialista en ese campo y que por tanto, él ya no podía
hacer nada más, lo único era derivarnos a un colega suyo que
era especialista en estos temas.
La verdad tuvimos una suerte inmensa, ya que caímos en
manos de una persona especializada en trastornos de
identidad de género. Esta persona se llama Felipe Hurtado que
es el Director de la Unidad Multidisciplinar de Atención a la
Transexualidad de la Comunidad Valenciana,
Esta persona nos abrió los ojos y nos hizo ver que lo que le
pasaba a “Silvia” era fruto de un desconcierto profundo, pues
no entendía que sintiéndose chico, como se sentía, tuviese
cuerpo de chica y que por tanto todo el mundo la viera como
una niña.
Tuvimos varias sesiones más con Felipe a cual de todas más
intensas, si digo intensas, porque “Silvia” las vivía con mucha
ilusión, porque por fin veía que alguien la entendía y sabía por
lo que estaba pasando, y que por fin la iban a ayudar a ser el
niño, que quería ser. En una de estas sesiones también, nos
comentó Felipe que había una asociación de madres y padre de
niños transexuales que se llama Chrysallis que nos podía
ayudar, a lo cual le respondimos que lo miraríamos porque
todo apoyo en estos casos es de mucha ayuda. También nos
comentó que aunque “Silvia” tenía solo 11 años, estaba muy
desarrollada, puesto que se encontraba en tanner III-IV (eso es
el nivel de desarrollo hormonal de un niño) y que por tanto
cabía, la posibilidad de hablar con el endocrino para empezar
cuanto antes con los bloqueadores puberales (esto son
hormonas que se suministran para paralizar o frenar el
desarrollo puberal). Y así con esto aliviar su angustia, y si digo
angustia porque para “Silvia” el tener un pecho voluptuoso y la
regla, le producían mucho malestar psicológico.
Días mas tarde de la sesión con Felipe nos pusimos en
contacto con Chrysallis y la verdad nos atendió muy bien, nos
dieron mucha información. Información que tuvimos que
asimilar poco a poco.
Y por fin llego el día tan esperado por “Silvia”, que era hacer el
transito social en colegio. El colegio al principio nada más nos
dio que negativas, que no se podía hacer, después que tenía
que aportar el informe del psiquiatra y del sexólogo que lo
atendía, a lo cual yo le respondí que sin ningún problema que
toda esa documentación que ella me pedía yo la tenía. Aporte
la documentación que me solicitaron y aun así seguían
negándomelo.
Al final no tuve más opción que recurrir a la Asociación
Chrysallis para que ellos me ayudaran con el tema, su
presidenta Natalia no tuvo ningún problema en ayudarnos, ella
se encargó de llamar a la inspectora de conselleria que
pertenecía al colegio de “Silvia”, para explicarle el caso.
Dicho esto a los pocos días nos llamó la directora del colegio
diciéndonos que no había ningún problema en realizar el
cambio de nombre de “Silvia” por el de su sexo sentido que era
Dylan, y que lo harían con la mayor brevedad posible para no
causarle más malestar a “Silvia” (Dylan) y por fin el día 11 de
marzo de 2015 se hizo oficial el cambio de nombre. La directora
también nos comunicó que el nombre sentido solo se podría
emplear en las listas del profesorado, en las listas visibles de
clase, en los documentos dirigidos a las familias, pero no así
con la documentación generada por el ITACA, eso no podría
ser modificado hasta que no hubiera un cambio oficial del
nombre. Por tanto los documentos oficiales de evaluación, así
como el expediente académico y el NIA del alumno saldrían
con su anterior nombre. A lo cual respondimos que sin ningún
problema que eso ya lo sabíamos. Ese día fue el día más
especial de toda la vida del ahora Dylan para todos los efectos,
ya que por fin no tendría que esconderse de nada y de nadie. Y
todo ello se lo agradeceremos incondicionalmente a la
presidenta de Chrysallis.
Meses después llego la tan esperada carta en la que nos daban
por fin la cita del endocrino, la
cual Dylan esperaba muy ansioso. Dicha cita era para el 24 de
marzo, Dylan no hacía nada más que contar los días que
faltaban para esa cita, pues para él era muy importante.
Y por fin llego el día, llegamos a la consulta del endocrino el
doctor Marcelino, fue muy atento y amable con nosotros le
explicamos el caso de Dylan y el con él informe que
previamente le había mandado Felipe Hurtado el sexólogo , nos
dijo que él por lo que había leído en el informe y por lo que veía
, sí que consideraba la opción de ponerle los bloqueadores,
porque no veía porque retrasarlo mas siendo que estaba muy
desarrollado y que su nivel de angustia para con su cuerpo era
mucho. A sí que le recetaron los bloqueadores ese día, junto
con el día del tránsito social han sido los días más importantes
y felices para nuestro hijo Dylan. Ahora sigue sus revisiones
periódicas tanto con Felipe Hurtado su sexólogo, como con
Marcelino su endocrino, y su nivel de angustia ha bajado casi a
cero debido a que ahora empieza a encontrarse a gusto
consigo mismo.
Pero aún nos queda una dura lucha por delante. Ya que los
niños transexuales no tienen los mismos derechos ante la
sociedad.
Nosotros ahora tenemos una batalla por delante que es
conseguir que ha nuestro hijo Dylan se le conceda el derecho a
que en su DNI figure su sexo sentido y no el que se le asignó al
nacer. Y no nos rendiremos hasta conseguirlo. Y en esta dura
batalla no me he sentido en ningún momento sola, tengo por
detrás a muchas madres luchadoras, como yo, que me animan
constantemente y como no también a Fundación Daniela y a su
presidenta África que también se han brindado a ayudarme sin
pedir nada a cambio, lo cual es de agradecer. Por todo ello mil
gracias a toda la gente buena que nos ha estado ayudando y
nos sigue ayudando en el día a día.

Mi historia
Mama, Papa y Hermano:
Hace mucho tiempo que os tengo que contar algo, algo que
cambiará mi vida. Quiero ser yo quien os lo cuente y no otras
personas. Debéis saber que es algo que me ha costado mucho
decidir. Hace muchos años que le doy vueltas y a causa de ello he
tenido muchos altibajos e incluso depresión que he ocultado por
miedo. Pero ya va siendo hora de cambiarlo y empezar a ser
realmente FELIZ.
Para que lo entendáis todo mejor, empezaré desde el principio:
“Desde muy pequeña nunca jugué con juguetes de niñas o a los
típicos juegos de niñas, y la mayoría de mis amistades eran niños.
Siempre por los cumpleaños o reyes teníamos discusiones con los
regalos de niña que no quería. Recuerdo, con unos 5-6 años, un día
en el baño del colegio usar el wc de pared de los chicos (y la que se
lió). También, en el colegio, después de las clases de educación
física ducharme con los chicos. O, incluso, en los viajes de estudios
pedir a los profesores si podía dormir con los chicos (suerte la mía
que me dejaban). Me sentía tan bien y feliz de poder dormir con
ellos. Para la comunión, yo quería llevar un traje de niño como mi
hermano. Pero vosotros me dijisteis que llevará un vestido.
Papa, no se si lo recordarás pero un verano tuvimos una larga
discusión, yo quería ir a la Competición de Natación con bañador de
niño y tú no me dejaste porque ya había empezado a desarrollarme
como mujer. Al final, no fui a la competición porque no cediste, pero
actualmente sigo sin nadar en la playa o la piscina porque sigo sin
querer usar ese bañador de chica. Siento vergüenza con eso
puesto. Desde que me creció el pecho empecé a ocultarlo con
camisetas anchas o echando los hombros hacía delante.
Retomando el tema váter, en el instituto me daba vergüenza entrar
en el baño mujeres y que alguien me viera. Siempre esperaba para
ir a que todo el mundo hubiese entrado ya en clase, así evitaba
encontrarme con alguien. Y si había alguien me volvía a clase y
esperaba la siguiente hora.
Odio tener la sensación que tengo cuando voy por la calle y siento
que la gente se me queda mirando como un bicho raro. Quiero
poder ir tranquilamente por la calle y que la gente me vea tal y como
yo me siento.
Me encanta que me confundan con un chico. Ya que es lo que
realmente quiero ser y lo que siento que soy. Me siento atrapado en
un cuerpo de mujer, el cual no me corresponde, y por eso nunca
soy del todo feliz.
Por eso y más cosas, QUIERO y VOY a empezar un proceso de
reasignación de Sexo.”
Quiero que sepáis que esto no quita que siga siendo una parte de
vosotros, pues sois los que mi habéis dado la vida y mis padres. Por
eso os pido respeto y que aceptéis (no que lo entendáis) mi
decisión. Aunque para mi es muy importante vuestra aceptación y
apoyo, es mas importante mi felicidad así que si no lo aceptáis o es
un problema para vosotros saldré de vuestras vidas y me buscaré la
vida, ya sea en Mallorca o fuera. Es cierto que es algo muy duro,
tanto para vosotros que lo tenéis de aceptar; como para mí que
tengo que llevar a cabo. Pero quiero deciros algo muy importante:
ES MI VIDA, MI FELICIDAD Y MI DECISIÓN.. Llevo 22 años
escondiéndome y sin demostrarme tal y como soy, y de una vez por
todas quiero ser yo y ser feliz. Llegados a este punto, si cuento con
vuestro apoyo como familia, me gustaría que empezarais a tratarme
en masculino y llamarme por mi nuevo nombre, el cual será Max.
Gracias por todo lo que habéis hecho por mi hasta ahora, por
protegerme y ayudarme a empezar a volar. Y, GRACIAS, porque
confió en que seguiréis a mi lado apoyándome y viendo como
vuelvo a nacer.

ES DURO PERDER UNA HIJA, PERO ES MÁS DURO VIVIR UNA


VIDA Y NO PODER QUERERTE A TI MISMO Y SER FELIZ…
La historia Dracu-trans-Laura
Yo….odiaba ir a la peluquería. Mi madre se empeñaba en que me quedaba guay el pelo pincho
“como el de papá”, me decía, “ay que niño tan guapo!” . Pero a mí me horrorizaba. Cuenta mi
hermana que la primera vez que me llevaron a la peluquería, me tuvieron que sujetar entre dos
peluqueros para cortarme el pelo y grité tanto, tanto, que mi madre tuvo que pedirles que lo
dejaran estar, y se me llevó toda acalorada y enfaruscada, con media cabeza rapada y media
sin tocar. Y eso que me había prometido un chupachups a la salida. Pero ni aun así, yo quería
el pelo largo, tan largo como el de mi hermana, ése pelo sí que molaba… pero ellos no me
entendían.
Pero ahí no acababa todo, la bruja de mi madre, me traicionaba una y otra vez….cuando creía
que había conseguido salirme con la mía y salvar al menos salvar una parte de mi cabellera ,
me la volvía a jugar ¡!! Cuenta Marta, que así se llama mi hermana mayor, que mi madre por
las noches, mientras yo dormía, me colocaba cuidadosamente una toalla debajo de mi cabeza,
y con gran sigilo, acababa el corte que el peluquero había dejado a mitad…. Menudo enfado
pillaba yo entonces a la mañana siguiente, cuando al despertarme me daba cuenta que de
nuevo mi cabeza era una bola de billar con cuatro pelos pinchos.
Seguramente se me pasaría un poco al cabo de un rato, sobre todo al ver que mi madre volvía
a decir “que monísimo es este niño, por favor, con ese pelito pincho” y me achuchaba entre sus
brazos con enorme cariño.
“Los regalos de los Reyes!!!! Ya han llegado!!!! Ya están aquí!!!!! Nachoooooo
despiertaaaaa!!!!!” Gritaba Marta desde el pasillo…..”vamos Nachooo vamos…..hay que ir a por
ellos!!!!”
Todavía medio dormida, me levanté rápidamente arrastrando los pies y luchando por abrir los
ojos…..de camino al salón pensaba “me habrán traído este año lo que he pedido?…porque el
año pasado desde luego tengo claro que se habían confundido de niño”….. Marta me lanzaba
una caja para que la abriera, yo aún veía borroso, mi hermana era mucho más rápida y ágil que
yo….no podía seguirle el ritmo y muchas veces me tropezaba o aturullaba tratando de
seguirle…. Ése era uno de estos momentos…. pero aún a pesar de mi modorra y
sueño….conseguí abrir los ojos y arrancarle el papel a mi regalo…. De nuevo me invadió la
misma sensación de malestar, dolor de tripa, nudo en la garganta… y cabreo, mucho
cabreo…..ahí estaba el regalo….el regalo que yo seguro seguro no había pedido….El año
pasado fue el coche teledirigido, este año el dominó gigante para colocar en fila y hacer caer
uno a uno…pero ni rastro de la Draculaura que siempre me pido, ni la sirenita con pelo de
colores, ni el disfraz de blancanieves ni la cabeza de Barbie para maquillar…
Sin embargo parece que a mi hermana sí le han escuchado….está encantada con su Nancy
esquiadora y su casita de pin y pon. Cabreo….mucho cabreo. Seguramente al rato se me
pasaría, tal vez encontrara un detalle mucho más interesante en alguna cajita pequeña,
colocada discretamente, como para no llamar demasiado la atención y que me iba a gustar
mucho más! Una princesita del kiosko, un paquete de tatus, unas bolitas para hacer pulseras….
Me parece que alguno de los tres reyes sí que se está dando cuenta de lo que tiene que
traerme… pero mira que son zoquetes los otros dos ¡!!
Por fin este año mi madre me preguntó si quería ir a clase de ballet en el cole….yo juraría que
ya se lo había pedido en alguna ocasión, pero como ningún niño asistía a esas clases…. digo
yo que se pensaba que no podía apuntarme…. Pero por algún motivo ese año me dijo que me
apuntarían para probar y luego ya veríamos. Me gustó mucho porque siempre me ha gustado
mucho bailar, pero al mismo tiempo me sentía Regular, porque todas me miraban un poco
raro…. Pero quise seguir con las clases…. podía expresarme, si me encontraba mal….bailaba
triste…si me encontraba bien….bailaba contenta…. niñas por todas partes…ni rastro de los
chicos brutos…. eso sí que era para mí ¡!!! Me encantó y así se lo conté a mi mamita, que dijo,
“pues si tanto te gusta, seguiremos adelante”. Yupiiiiiiiii………
Lastima que el yupi fue solo a ratos, porque luego yo siempre tenía que hacer de chico,
siempre tenía que aprender otros pasos, chulos también, pero “a mí me gusta como bailan las
niñas”, le dije a mi madre…. “mira mira….te voy a demostrar cómo puedo hacerlo tan bien
como ellas”.
En la actuación que hicimos a final de curso tuve que ser el arlequín, y todas las niñas con su
tutú bailaban a mi alrededor…. Fue horrible, bueno, en fin, no es que fuera horrible del todo, me
gustaba estar en el escenario, y bailar, y demostrar lo bien que lo hacía….pero no sé….de otra
manera….tal vez con el tutú….si, claro, eso hubiera sido lo que hubiera molado, creo que fue
eso lo que me cabreó y no sé, supongo que por eso le lie un poco la tarde a mi mamita querida
a la salida del espectáculo….estaba realmente rabiosa porque ellas estaban muy muy guapas.
Supongo que al rato, tras las alabanzas de mi madre y mi abuela, y los piropos y ricas
meriendas que me traían, ya se me pasó.
Mi mundo giraba entorno al cole y mi casa. Cuando volvía del cole por las tardes….me entraba
un tipo de arrebato extraño, como un cabreo o rabia contenida, que me obligaba a quitarme la
ropa inmediatamente, tirarla en una esquina y buscar telas o ropas o disfraces de niña o mujer
para ponérmelo encima y mirarme al espejo un buen rato…. A veces encontraba rápido lo que
quería ponerme y lo que me sentaba bien….otras veces mi cabreo iba en aumento porque no
acababa de encontrarme a gusto con lo que me ponía….y entonces gritaba a mi madre, gritaba
a mi hermana….y tiraba cosas por el suelo o destrozaba algo que se cruzaba en mi camino. Lo
que más necesitaba era ponerme algo en la cabeza, mi camiseta interior por ejemplo, o un
fular, o un pañuelo o una toalla… simulaba una melena larga, que caía sobre mis hombros y
me favorecía mucho mucho más que ese pelo pincho…. Me colocaba luego una diadema o
lazo para sujetarla…. Podía pedirle a mi madre que me hiciera peinados y hasta que no me
veía bien, no paraba…. Recuerdo a mi madre con cara de agobio haciendo y deshaciendo
moños, coletas, trenzas……con mi pelo imaginario…… pues si ya se lo decía yo! Si me lo
dejara largo, no tendría que peinar pañuelos!!! Pero como no se enteraba de nada… pues con
esto me iba conformando….
En mi casa las cosas eran a menudo de color de rosa. Mi hermana mayor tenía el cuarto lleno
de juguetes chulísimos y cuando tenía suerte y quería compartirlos conmigo, lo pasábamos
genial. Muchas veces jugábamos a ser mamás de los bebés que tenía…otras yo era su hija
mayor y el muñeco mi hermano bebé….yo siempre era Laura en esos juegos, nunca un padre,
ni un hermano, ni un hijo, no… yo era Laura, me gustaba ese nombre porque se lo copié
Draculaura, mi Monster favorita. Laura sonaba bien, sonaba a niña guapa con tutú y pelo
largo… y eso me hacía sentir bien. Muy bien!….. Aunque había que tener cuidadito, porque si
los mayores oían a mi hermana llamarme Laura….le podían reñir y decir que dejáramos de
inventar tontadas y que su hermano era Nacho así que dejara de decir estupideces…. Marta
para esto, molaba un montón, nunca se enfadaba por pedirme ser una niña… y no preguntaba
por qué o por qué no… simplemente jugaba y me aceptaba como era. Yo la adoraba… creo
que muchas veces le pegaba o molestaba de tanto que la adoraba….o sería que la envidiaba
un poquito….?
Un día en clase nos pidió la profe, que también se llamaba Laura, a todos los alumnos de la
clase de 2E, que dibujáramos nuestro retrato en una hoja cuadriculada. Entonces me gustaba
tanto ponerme de chica y llevar el pelo tan largo… que me “fui por ahí” a imaginarme cosas y
empecé a dibujarme con un vestido de cuadritos y corazones rosas y morados, una melena
larga y, como veía a muchas adolescentes por la ciudad que llevaban el pelo teñido y muy
largo, pues me lo pinté de azul y rosa. Me quedó muy bien el dibujo y me gustaba a mí. Lo
entregué y la profe me miró con un poco de cara extrañada… fue entonces cuando me dí
cuenta que me había dibujado como una chica, porque me sentía bien siendo una chica como
las demás y no un chico. Y todos los recreos, siempre jugaba con mis amigas a otras cosas…
nunca jugaba al futbol, ni al baloncesto, ni a ningún deporte que tenga que ver con los hicos,
jugaba con mis amigas a cosas de chicas y no jugaba con los chicos porque eran aburridos y
un día me alegré un montón porque llovía tanto que prohibieron el futbol y el baloncesto,
tomaaaaa!!!!
Mamá me compró un día un libro superguai y super divertido que iba sobre un niño que se
sentía mejor siendo una niña, por eso sus padres en Halloween le compraron a su hijo un
vestido de princesa y una peluca de cabellos de oro. Un día estaba en el cole y era la hora de ir
al baño y entró al de chicas y un niño le dijo que por qué no vas al baño de chicos que eres un
chico…. Todo esto le ponía triste…. Un día fuera del cole, sus padres le dejaron vestirse de
niña y a su hermano le extrañaba mucho porque siempre había visto a un hermano, aunque en
el fondo siempre había sido una niña…. Y como vieron que era mucho más feliz así, fueron a
ver a una psicóloga que les ayudó a entender mejor a sus padres que este niño era en realidad
una niña. A partir de ese día ya vivió como una niña y se sentía bien, aunque a veces le
preguntaban cosas sus compañeros y era un rollo explicarlo… Le creció mucho más el pelo, le
compraron vestidos super chulos, y acabó feliz con su padre, su madre y su hermano, que
aunque les pareciera un poco raro tener una niña trans, siempre le apoyaban todos para bien o
para mal.
En el cole siempre nos mandaban muchos exámenes y cuando tenía que firmarlos, ponía
Nacho, pero arriba del todo en una esquinita ponía Laura. También me entraron ganas de
contar a mis amigas lo que me pasaba porque confiaba mucho en ellas, porque siempre han
sido amigas mías y eran muy buenas, así que sabía que no me iban a traicionar contándoselo
a otros, ni avergonzarme por ser así. Mi madre organizó una fiesta en mi casa y ese día llevaba
un vestido de lunares y en la cabeza un pañuelo que me llegaba hasta los pies y los patines,
todavía de chico, rojos y negros…puaj…. Mi au pair Sonia, nos hizo un concierto en casa con la
guitarra, repartimos chuches y comimos macedonia con nata. Les contamos que mis padres
estaban ciegos y no se habían dado cuenta de que yo era una chica y que ahora por fin ya lo
saben ellos y vosotras, y espero que os parezca bien. Me miraron con una cara como un poco
diciendo “Laura, por qué te gusta Laura?” “es que no te gusta el nombre de Nacho?” , claro que
no, y además es que soy una chica…. Luego nos pusimos a jugar y a partir de ese día
empezaron a llamarme Laura…. pensé “va a estar muy bien”
Cuando ya mis padres se enteraron por fin que yo era una niña y quería vivir con mi nombre
Laura…entregamos el cuento ese tan superguai a la profe y le pedimos que lo contara en
clase. Así todos podrían saber que yo ahora soy una chica, que siempre lo he sido y siempre lo
seré. Y que empiecen a acostumbrarse a que yo soy una chica para que al siguiente curso ya
estén más preparados. La profe nos lo puso traducido al español en el ordenador que se veía
desde toda la clase y la profe empezó a leerlo. Todos se dieron cuenta de que hay gente más
distinta y todos empezaron a hacer preguntas como “te gusta ser una chica?” “tengo curiosidad,
cuéntame un poco” y la profe me dijo “si así eres feliz, yo lo voy a respetar” y desde entonces
todos me llamaron Laura, aunque algunos les costaba un poco acordarse.
Los primeros días todos me miraban raro… me sentía un poco mal y avergonzada pero quería
seguir, que me miraran en el cole como una niña, pero aun no tenía el pelo suficientemente
largo, así que estaba un poco rara. Cuando iba al baño de chicos y llevaba ropa de chica me
decían: “qué hace una chica aquí?”. Y me dejó mi profe ir al baño de chicAs pronto para que no
me vieran, y yo me equivoqué y no fui al baño de chicas. Al principio todo era un poco lio.
Cuando empecé a ir vestida de chica, un niño de mi clase me regaló una pulsera y me dijo
“felicidades Laura” y me dio un beso en el moflete (no en los labios, para que quede claro)
Con el tiempo, ya se han acostumbrado y sólo alguna vez me dicen alguna tontada como “tu
eres el niño/niña?” “vas a ser siempre una chica?”
Mi hermana es la que primero se enteró y entonces le hizo ver a mi madre que yo era una niña
con los vestidos que yo llevaba y con los pañuelos y cintas que me ponía, disfraces de
sevillanas, de Barbie, y de muchos más….
Entonces y a mi madre se enteró y le hizo pensar un poco a mi padre y a mi tío.
A mis abuelos, a mi padre, a mi tío Roberto y Juanma y Pilar les costaba mas entenderlo y
acostumbrarse a llamarme Laura.
Mi abuelo es tan machote que aún hasta este día no se ha enterado. Cuando me vio con las
uñas pintadas, como es viejito, vio el naranja como un rojo y dijo “Nacho, aggghhh, llevas el
color de la bandera”
Nos fuimos por primera vez a Ciudad Real y conocimos a muchas niñas como yo: Michele,
Naihane, Lola, Jessie, Patrick, Martina, Eli, Veronica, Alexia, Amy…
Me hizo sentir bien porque había muchas chicas igual que yo y eso me hacía pensar que yo no
era la única que era así.
Por la tarde estuvimos pasándolo muy bien en la piscina y por la mañana teníamos bufet gratis.
Cuando sea mayor me tomaré una pastilla para que no me salga barba y no tenga voz grave.
Me imagino de mayor con el pelo muy largo, los ojos castaños y el pelo morado. Voy a ser
peluquera y adoptaré un chinito que cuidaré mucho.
Mi casa será muy grande con una piscina un sofá que tiene una nevera y una tv y te da
masajes mientras bebes, comes y ves la televisión!!!!!!!!!
Laura.-

Mi historia
Todo comenzó un día normal, fui a cepillarme los dientes y
delante de mí, en el espejo había una persona a la que dejé de
reconocer, era aquella persona que estuvo conmigo durante 15
años, y con una gran vida por delante. Tenía mucho miedo, no
entendía nada, no sabía lo que me pasaba si casi siempre
estaba con la sonrisa en la cara.
¿Por qué ahora ? , no entendía nada, empecé a pensar que
estaba “loco”, sin embargo me dí cuenta que dentro de mi
había una persona a la que apreciaba mucho .Era yo misma,
quería ser feliz de una vez por todas.
Perdí amig@s , familiares , compañer@s, pero para lograr algo
siempre habrá que renunciar a otras cosas.
Dicho esto, tiré para arriba, no me iba a dar la vuelta por nada
en el mundo ,aprendí que no había perdido nada ,simplemente
me di cuenta que :
-A quienes consideraba mis amigos, eran mis compañeros
-A quien consideraba mi familia, me di cuenta que la verdadera
familia es la que permanece unida y se quieren
-Y mis compañeros al fin y al cabo, eran nada mas que
compañeros(nada mas)
Las personas que de verdad merecían estar a mi lado , fueron
aquellas que se quedaron
ME SIENTO MUY CONTENTA,Y QUE MERECE LA

PENA 
ÁLEXandra (Sandy)
Mi historia
Tengo 19 años, como sexo de asignación soy se me asignó ser hombre, durante toda mi vida
nunca me llegué a replantear si realmente me sentía como hombre o como mujer. Pero, al
llegar a la facultad donde actualmente soy estudiante de Psicología, una asignatura basada en
la Antropología y la Sociología junto con una muy buena profesora, ayudaron a que llegase el
momento de replantearme realmente cómo me identificaría dentro de un género, y de lo que
me di cuenta fue de que, primero, nunca me había replanteado dicha cuestión, asumiendo
siempre mi condición como hombre ya que fue la que se me asignó al nacer debido a mi
genitalidad, y, segundo, que realmente no me sentía como lo que esta sociedad reconoce
como un hombre ni como lo que es ser masculino en sí, tras un periodo de reflexión me llegué
a replantear la posibilidad de ser trans, pero tampoco me identificaba con ser mujer ni lo que la
feminidad conlleva en esta sociedad. Por lo que, tras descubrir el término ‘
‘intergénero” por poner una etiqueta, es con el que más conseguí identificarme. Pero, dejando a
un lado las etiquetas que solo nos encasillan y limitan, personalmente apuesto por no tener que
considerarme de ningún género, sino considerarme una persona más, simple y llanamente eso,
un ser humano, no soy ni masculino ni femenino, ni hombre ni mujer, soy una persona
individual con mis sentimientos y expresiones propias, y no quiero tener que verme en la
obligación de identificarme según un binarismo de género establecido por una sociedad que no
puede llegar a admitir otros tipos de concepción tanto de la sexualidad como del género.
Personalmente, no he recibido ningún tipo de bullying ni por mi orientación sexual en la que me
identifico como homosexual ni por mi identidad de género, pero sí que he visto que a la gente le
choca eso de no poder encasillarte en nada según lo que ellos tienen establecido, un salirse de
los límites, de la tradicionalidad.
Mi historia
Pues desde que tengo memoria me he sentido que mi cuerpo no era lo que debería ser, eso
me produjo tanto problemas familiares (me daban guantazos para obligarme a vestir como ellos
querían) como en la escuela, dónde la tutora era una de las provocadoras de las burlas
espetando que era marimacho. La pubertad fue un infierno dónde deseaba ser Ranma y poder
cambiar mi cuerpo con el agua… Hasta los 18 no me dejaron cortarme el pelo, el cual
progresivamente era cada vez más corto y me sentia mejor, además gracias al deporte y mis
inventos con los sujetadores deportivos me confundían con un chico y me sentía bien (al
principio pensaba: esto es raro pero me gusta). Tengo 33 años, llevo con depresión
diagnosticada desde hace casi 6 años, pero yo siempre me he sentido mal y me lo he guardado
hasta que peté, ahora con un novio y a penas amigos y sin contacto con mi familia biológica
creo que ha llegado el momento de tomar el toro por los cuernos, al descubrir que existe una
“mag
ia” que te proporciona lo que yo deseaba… lo malo, no quiero perder a mi novio y menos
hacerle daño… con lo que pienso, que nací demasiado pronto para mi forma de ser… Y siento
autentica envidia de los chicos que sus padres les llevan de peques al psicólogo y les
comentan el tema y se ponen en marcha intentando ofrecer bloqueadores o algo y ponerle
nombre a esa sensación de bicho raro que siempre has tenido. Ahora mis suegros intentan
asimilarlo y mi pareja igual y no se que hacer si vivir con resignación o que ya que los del UTIG
del clínic, me dan largas… si tuviera millones ya estaría en hormonación pero como llevo 6
años en el paro y con la depre dependo de mi pareja para vivir no se quieren arriesgar.

Mi historia
Bueno, para comenzar mi historia decir que ha día de hoy me considero una chica transgénero,
pero para llegar a esta conclusión he recorrido un largo camino de auto aceptación personal y
social. Me he tenido que enfrentar a ser diferente, a no comprender que es lo que me pasaba, a
mis demonios internos, pero creo que todo ha merecido la pena.
Mi infancia fue muy feliz pero al llegar la adolescencia todo cambio. Cuando eres un niño no
tienes la carga social de prejuicios y construcciones moralistas que te inculcan de mayor y
vives en un juego o al menos así lo veía yo.
No me consideraba ni un niño ni una niña, simplemente era yo. También ayudaba que mis
padres no me imponían nada en el sentido de ropa y juguetes, me dejaban experimentar y
crecer libre. Pero a pesar de todo yo veía que algo no funcionaba bien, sobre todo fuera de
casa. No comprendía porque en la escuela no podía compartir el baño con mis amigas (ya que
yo las veía de iguales y me diferenciaba de los chicos, es decir, ya tenía consciencia de ser una
chica aunque yo no me diera del todo cuenta), el no poder disfrazarte de princesa, tener que
cambiarte en el baño de los chicos y más cosas.
Luego llego la pubertad, la adolescencia y comenzó mi verdadero infierno particular.
La pubertad que me destrozo, literalmente. No he tenido tiempo de reaccionar a ella, llego muy
temprana, el bello, la barba, todo.
He tenido que luchar con ella y con el rechazo de mis compañeros de instituto por ser
“demasiado femenino”, cómo si fuera algo malo, nuestra sociedad y su machismo.
Menos mal que mi casa era mi refugio y mi familia mi ayuda, aunque me he callado muchas
cosas que me han pasado para no preocuparles, por vergüenza.
Así, sin información no podían ayudarme, además yo escondía el acoso muy bien, en forma de
buenas notas y disciplina. Me arrepiento tanto de no haberme abierto a mis padres, ahora no
tendría las secuelas que tengo.
Finalmente la universidad fue una liberación personal. En ella me encontré y me reconcilié
conmigo misma. Le puse nombre a mi condición, soy una mujer transgénero. Se lo conté a mis
padres que me comprendieron al instante y a mis amigos más íntimos que también de algún
modo, lo sabían. A veces no hace falta decir nada, si te conocen de verdad lo saben sin
necesidad de tener que dar explicaciones.
Ahora estoy al principio del camino, mi auto reconstrucción personal la llamo yo, mi transición.
Me queda mucho camino que recorrer, muchas batallas que ganar pero estoy segura de que
puedo conseguirlo y que algún día pueda mirarme al espejo y decir que mereció todo la pena.
Ahora quiero luchar para que ninguna persona tenga que sufrir y aguantar lo que yo pasé y
tengan un crecimiento libre y sano.
El acoso y la presión social no pudieron conmigo.
Andrea.
Mi historia
Hace tan solo 1 año que descubrí lo que era la transexualidad y hasta hace muy poco no se lo
he dicho a nadie, solo lo saben: mi novia, mis amigas y mi hermana.
Al principio, no entendía lo que me pasaba y porque no conseguía sentirme cómodo con mi
nombre o mi género y muchas veces me gustaba vestirme de chico y ocultar mi pelo, me sentía
mejor cuando me trataban de chico.
En septiembre fui a la fundacion Lambda con la esperanza de encontrar gente que me
entendiese y les expliqué a dos chicos lo que me pasaba, estos me informaron y por mi cuenta,
yo empecé a informarme más y más, hasta que me di cuenta de que todo lo que sentía tenía
un nombre… Transexualidad.
Desgraciadamente ahora ha llegado el verano y hay días que no paro de darle vueltas a todo…
Porque me gustaría ir a la playa y no tener pecho y veo a chicos paseando o en el agua y
pienso: algún día… Pero creo que es de esas cosas que piensas que algún día llegará y la ves
a años luz de ti, porque ni mi madre sabe que soy transexual y no se si podré conseguir algo yo
solo sin apoyo familiar.
Otro tema con el que no puedo cargar es con la poca tolerancia de la sociedad de hoy…
Hace un año y poco dos chicas se metían conmigo por ser “Bollera” (ya que no sabia muy bien
lo que era la transexualidad y me declaré como chica lesbiana) todo mi colegio (religioso y con
una monja por directora) se acabó enterando de mi orientación sexual y yo en ese momento no
sabia que hacer, me sentía demasiado solo, hasta que empecé a admitirlo y vi que las
personas que de verdad me querían se quedaron a mi lado.
Este curso no es que haya ido mejor en el sentido de las burlas y los insultos, empecé una
relación con una chica de la otra clase y a la que toda la panda de chicas de mi curso tienen
entre ceja y ceja.
Y claro un día empezó siendo la broma de llamarnos bolleras, pero otro me encontré en una
excursión escolar con casi todo mi curso cantando canciones metiéndose conmigo y con mi
novia.
La cabecilla del grupo le contó a prácticamente todo el colegio lo que había pasado en el bus y
cuando fuimos a hablar con ella no hubo manera de arreglar nada.
Después de eso les pedí a mis amigas que me llamasen Dani (el nombre que elegí) y al
llamarme en clase así, todo el mundo me preguntaba quién era Dani o me decian, cito
textualmente: ¿te quieres poner polla?
Hasta que un día pasó algo que me afectó muchísimo. Era la última semana de curso y habían
sentado a mi lado a una chica (que estaba saliendo con una de mis amigas mas cercanas), esa
chica me miró de arriba a abajo y me dijo:
“Deja de hacer que la gente te llame Dani, no eres un tío acéptalo, tienes coño y lo vas a tener
siempre y si sigues pensando que eres un tío de verdad solo te alejas de la realidad.”
Ahí comprendí que la gente tiene una visión muy negativa de la transexualidad y que a pesar
de todo siempre habrá gente que no te entienda o le parezca mal que seas como eres, lo
importante es no dejar de ser tu mismo.
Soy un conjunto de células.
Soy una persona.
Soy un adolescente.
Soy un hombre.
Soy Dani,
Y soy Transexual.

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