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“Aquello que comenzó como un sueño se ha convertido en una pesadilla. Día tras día me
arrastro a mi mismo de la cama para hacer una vida, que no siento como mía. En un maldito
cuerpo que no debería existir. Siempre que me voy a dormir me levanto con la esperanza de
que la barba crezca y el pecho desaparezca de la nada (Pero no va a pasar). He perdido la
cuenta del tiempo que llevo ya, pero podría medirlo con lágrimas. Todas las que cada vez que
me voy a duchar me caen por la cara. No puedo mirarme al espejo porque me doy asco, rabia.
Me paso la vida durmiendo porque en sueños estoy completo. En sueños soy un hombre ya no
hay sexo biológico tampoco pechos. La última vez que hablé con mi madre me dijo: -Cariño, no
sé que te pasa, te estás descuidando mucho en todos los sentidos. A lo que le contesté:- Mamá
me pasa que no puedo ser yo mismo. Nadie mejor que yo para saber lo que es vivir sin
quererse uno mismo, sin gustarse sintiéndote una mierda. Yendo por la calle viendo bisexuales
y pensando: “¿Por qué yo no puedo ser igual? Y no que a mi me tienen que juzgar 4 tíos que
no saben una mierda, no saben cómo me siento ni lo que es vivir así. Que tus amigos te llamen
un sábado para salir y no te apetezca moverte de la cama. Que llegue el verano y no quieras ir
a la piscina porque te da asco, rabia, dolor que el resto vea que estás condenado a vivir en un
cuerpo que no es para ti. Cuando tú lo único que quieres es poder quitarte la camiseta en
verano después de sudar. Estar con tu pareja y que ella sienta tu miembro igual que tú sientes
como su cuerpo te da felicidad. Levantarte por la mañana mirarte al espejo y poder sonreír de
verdad. Ponerte a hacer ejercicio con verdaderas ganas porque sabes que estás dando forma
al cuerpo que te corresponde y obtendrás lo que esperas. Mirar de frente a tu familia y no tener
que escuchar que para algunos de ellos siempre has sido una mujer y eso no va a cambiar.
Que si lo que hay entre tus piernas no puede ser un pene (aunque por voluntad propia quieras
que lo sea) eres una mujer Ir por la calle y escuchar: ¿Qué es un tío o una tía? O ir a clase con
más capas de ropa que una cebolla y aunque te mueras de calor no quitártelas para que no se
note el pecho. Ducharte sin mirarte como si fuera una carrera cuanto menos tiempo menos
asco. Y por supuesto no hablemos de esos 9. Que a mi me dura 9 días al mes en los que por
mucho que intentes sentirte hombre te sientes como una mierda. Los hombres no llevan Alas…
Yo solo sé que no puedo más que cada noche lloro hasta que me duermo , que la depresión no
desaparece y por mucho que haga no puedo sentirme mejor. Lo único en lo que puedo
centrarme es hallar el modo para vivir siendo yo. Yo no me siento hombre ¡SOY UN HOMBRE!”
“No es la primera vez ni la última que me piden una prueba científica que corrobore que mi hija
es quien dice ser, Tengo que reconocer que algún momento quise tenerla, Tengo que
reconocer que tuve miedo, y que esa prueba científica le daría un reconocimiento legal que
ahora no tiene. Pero poco me importa esa prueba ya, Ahora se que nadie, ni siquiera un papel
puede arrebatar la identidad de mi hija, Que aunque nos digan que XY es igual a hombre, no es
cierto , Hay mujeres XX y mujeres XY, Tan sencillo como eso. A lo mejor cuando sea mayor
quiere ser una activista trans* y defender que es una mujer transexual pero a lo mejor quiere
simplemente vivir como cualquier otra mujer, no le se, será ella la que decida. Yo mientras
tanto pondré todas mis energías en disfrutar de la infancia de mi hija e intentar hacerle un poco
más fácil el camino. Y si pienso cuando fue el momento en el que hizo su tránsito social, quiero
decir, presentarse al mundo tal y como es, fue cuando dejamos de luchar por retener a un hijo
que nunca existió. By FD Loving the T*.”
“NORMALMENTE FELIZ, así es como me definía hace unos días un amigo mío su infancia. ”
Fui normalmente feliz dentro de lo que cabe, reprimí mi yo por no saber del tema, después
cuando ya sabía, seguí reprimiéndome por no hacer daño a la gente, por miedo, esperando con
el paso del tiempo poder crearme una vida que ya nadie pudiera arrebatarme”. Este miedo es
una sensación generalizada que sentimos al comenzar una transición, que nuestra vida va a
empeorar, que se nos va a venir todo encima y vamos a perder muchas de las cosas y de la
gente que queremos, nuestra familia, amigos e incluso pareja. No quiero por nada del mundo
que nuestros niñxs, todos esos menores trans que tomo como míos, que son mi lucha y mi
fuerza, crezcan jamás, con la idea de estar pasando su infancia siendo normalmente felices,
porque ningún niño de este mundo debería malgastar su infancia, un momento vital que nunca
volverá a nosotros. La infancia debe ser vivida plenamente y disfrutada en cada esquina de
nuestro deseo más remoto. Para que ningún menor llegue a su madurez pensando que tuvo
una infancia desdichada. Hay que apoyar a esos niños a desarrollarse plenamente dejando fluir
su yo más interior, su yo más verdadero. Y tomando este post como una declaración de
intenciones propia de la cual no pienso desistir, me levantaré cada día con tesón para luchar y
dar voz a todos mis niñxs, para que ninguno más tenga la sensación de haber vivido su infancia
normalmente feliz. …esto es por vosotros…” By Angela Sotogrande.
“Y como os decía hace poco yo antes tenia un blog… y estaba acordándome de una vez que
escribí un post titulado “ las chicas son guerreras”. Ahora me han entrado ganas de cambiar el
titulo y de poner “ las madres son guerreras”, no estoy dejando ni mucho menos de lado a los
padres, que cuando se ponen a luchar no hay quien les pare, pero si tengo que deciros que
desgraciadamente hay una mayoría que cuando se trata de temas como tener un hijo trans se
desmarcan rápidamente Para cualquier niño esto es muy duro pero para los niños trans es una
zancadilla más en su andadura. Tienen que vivir entre dos aguas y con lo difícil que es la
transición en todos los niveles de sus vidas, enfrentarse con un padre que te rechaza es uno de
los peores castigos para estos niños. No os quiero ni contar cuando empieza la pubertad y el
padre ausente no da el permiso para poder bloquearla. Luchar contra la sociedad, contra las
normas establecidas, contra el mundo y encima con tu padre. Algunos tienen la suerte de tener
a los padres unidos en la misma batalla, ofreciéndoles amor incondicional. Yo personalmente
he tenido ese apoyo y muchas veces pienso en lo difícil que ha sido aunque he estado
acompañada. Difícil porque todavía estamos en un mundo muy machista, en un mundo que
cuando una madre alza la voz exigiendo los derechos de su hijo, pidiendo unas normas básicas
de respeto por ejemplo a un colegio, como fue mi caso en particular, no obtuve más que
miradas acusatorias, comentarios de desaprobación, de rechazo, de intolerancia y sobre todo
lo que más le importaba a todo el mundo era: ¿ y tu marido que opina?, dando por hecho que
me había trastornado y había decido disfrazar a mi hijo de niña, tal y como me dijeron. Al
colegio al final le dio igual que opinara mi marido pero para muchas personas que mi marido
dijera que tenia una hija trans, tranquilizó sus mentes y nos dieron su apoyo. Sufro pensando
que todas esas madres guerreras que luchan solas lo tienen muy difícil, desde Fundación
Daniela os mandamos todo nuestro apoyo y por supuesto nuestra enhorabuena a esos padres
que luchan con nosotras para defender los derechos de nuestros hijos. By FD with love.”
” Alexa fue una niña muy deseada Se adelantó un mes a su nacimiento y era un bebé precioso
con sus pelos rojizos y su piel rosada. Muy bien portado, pues jamás lloraba, ni para cuando
tenía hambre. Jamás dió un ruido. Sabía que era un niño especial, diferente, pero no sabía el
por qué. Mis familiares me decían que todos los pelirrojos son especiales, al igual que los
gemelos o los zurdos de nacimiento. Creció en un ambiente lleno de amor y de cariño. Cuando
tenía diez meses y comenzó a dar sus primeros pasos por sí solo, me llamó mucho la atención
que se iba directo a donde estaban mis muñecas y tan pronto como podía, cogía una de ellas
con sus manitas. Su cuarto estaba lleno de juguetes estereotipados que le regalaba la familia,
pero no, él corría hacia mis muñecas. Tan pronto y como pudo hablar cogía una de mis blusas
y me decía “me la pestas”. Y tan pronto como yo se la daba, hacía lo posible para ponérsela
encima de sus propias ropas, le quedaban tan grandes, pero imaginaba que era su vestido.
Tomaba otra prenda mía y la ponía en su cabeza como una peluca. No dejaba de sonreír. Se
mostraba feliz. Para los tres años de edad, mientras estaba en la ducha, me dijo con los ojos
llorosos “yo no quiero esta colita, quiere un totete como Elsa” fue entonces cuando me di
cuenta de que algo no estaba bien. De momento pasó por mi mente la ida de que tendría un
hijo gay. Pero nunca pensé en obligarlo a usar sus propios juguetes. Solo me gustaba verle
feliz. Acepté llamarle Alexa como ella me lo pidió y comenzamos a jugar a los castillos y a las
princesas dónde desde luego yo era el príncipe. En contra de la voluntad del padre y
ganándome algunas riñas con él pinté su habitación de color morado. Mi madre y yo
desarrollamos una especie de código secreto que utilizábamos las tres a manera de alerta
cuando sabíamos que el padre llegaba. Alexa corría a su habitación pues no le permitía
expresarse en su presencia. “vete a tu habitación” Yo solo quería ver su felicidad. Le permití
llevar el cabello un poco largo y la inscribí en clases de danza. El padre siguió respondiendo de
la misma manera. Rechazo, alejamiento. No permitía que se expresara en su presencia.
Llegando a casa se escondían las muñecas, los vestidos de princesa, las diademas en el
cabello, las pulseras. Cuando Alexa cumplió ocho años, durante una cita de rutina con la
pediatra, ella se dió cuenta que yo estaba ausente, distraída, diferente de como yo era siempre.
Y sin mucha insistencia decidí hablar con ella. Sin más ni más, ella tomó el tema con toda
naturalidad y me sugirió que la llevara a valoración a la UTIG de Málaga. Menuda experiencia
tan más desagradable. La encargada de atendernos, parece que se había puesto de acuerdo
con mi esposo quien aseguraba que había leído que todas estas tonterías se quitaban solas
después de los ocho años. Ambos decidieron que yo era la culpable de que el niño estuviera
afeminado, que yo lo había permitido y fomentado. Y sin tomarme en cuenta decidieron que se
le cortaría el cabello y que no regresaría más a sus clases de danza. Alexa dio un cambio
dramático. Lloraba a cada momento, volvió a mojar la cama, desapareció su alegría y su
felicidad. Fue entonces cuando aparecieron en mi vida dos personas maravillosas. Pilar quien
estaba viviendo la misma tormenta en la que yo me encontraba al tener una hija transexual.
Una mujer llena de vida, luchadora, con grandes conocimientos en el tema y dispuesta a hacer
todo con tal de ayudar a un menos y a una familia. Y Marcela: una mujer transexual quien
hablando conmigo me ofreció escribirle una carta a mi esposo a fin de que se diera cuenta de
las miserias que Alexa podría llegar a vivir si no tenía el apoyo de su propia familia. El resultado
fue impresionante. El padre lloró mucho y dijo “yo no quiero esto para mi hija” y al día siguiente
él mismo la llevó a comprar el vestido que tanto deseaba y hacerle las perforaciones en las
orejas para ponerle sus pendientes. Nunca podré darles las gracias a estas dos mujeres
maravillosas. Alexa ahora es feliz. A su hermano y al padre les tomó un poco de tiempo
adaptarse a la situación, pero poco a poco lo han hecho, anteponiendo el amor ante todo. Se
ha hecho ya el tránsito familiar, luego el social dentro de la comunidad en la que vivimos y
finalmente el escolar. Siempre apoyada por esas dos grandes mujeres y de muchas más ahora
que han llegado para ser parte importante de nuestras vidas como familia. Mi hija es la niña
más feliz. Debo de reconocer que yo era muy ignorante en el tema y que tal vez permití que
sufriera más de lo que debería, nunca me lo perdonaré, pero aquí estoy, luchando como una
leona por el gran amor que le tengo. La lucha sigue. Nos enfrentamos ahora al proceso
necesario para lograr obtener los bloqueadores hormonales, nada sencillo, y a las gestiones
para hacer los arreglos pertinentes en sus documentos de identidad. No es fácil, pero somos
una familia fuerte ahora y rodeados de gente que nos quiere mucho Estoy segura que lo
lograremos.” By Chess
Yo antes tenía un blog, ahí escribía lo que me daba la gana todas las semanas. Tuve que
parar, lo que ahí defendía era que todo se hiciera con amor y claro de ese buen rollo que
transmitía, no podía pasar a la furia que tenía, os aseguro que todo lo que salía de mi boca era
indignación y rabia, estaba tan desilusionada con el mundo en general que para que os voy a
mentir, solo lloraba. Lloré cuando comprendí que normalizar la diferencia era una guerra y las
guerras con todo ese rollo mío de hacer las cosas con amor no encajaban, lloré cuando la
gente que antes me llamaba dejó de hacerlo, lloré cuando las madres en la puerta del colegio
me daban la espalda, lloré por ver el sufrimiento de mi hija, lloré porque creía en la justicia
hasta que me choqué con ella y lloré cuando me decían que yo sola no podía cambiar el
mundo. Dejé de llorar cuando nació Fundación Daniela, cuando me pude subir al estrado y
gritar, porque la verdad es que grité, necesitaba decir al mundo lo que me indignaba y a lo que
me comprometía. Una tarea difícil sin duda pero… hay batallas que inevitablemente tenemos
que dar. Quiero dejaros aquí eso que os cuento que grité. por si alguien no me escuchó o no
pudo asistir: “No es casualidad que si miráis a un lado u a otro de esta sala os deis cuenta que
hay una gran diversidad de personas, de diferentes ámbitos políticos, profesionales, religiosos,
sociales y económicos. Nuestra intención no es incomodar a nadie sino crear empatía entre
vosotros, esa capacidad que sirve para conectar a las personas. Si nos limitamos a aprender
más sobre aquello en lo que nos sentimos cómodos nunca podremos ponernos en el lugar del
otro, nunca empatizaremos y nunca seremos capaces de escuchar otras historias, nos
quedaremos anclados en nuestro mundo sin darnos la oportunidad de seguir creciendo y sin
aprender de las experiencias de los demás. Hoy queremos compartir con vosotros la historia de
nuestra hija, una historia que no es única, desde que empezamos a abrir nuestro corazón y a
empatizar con una parte de la sociedad invisible para nosotros hasta ese momento, nos dimos
cuenta que no estábamos solos y que era urgente poner nuestro granito de arena para que
desde nuestra experiencia ayudáramos a visibilizar a los no vistos. Los no vistos son los
invisibles en la sociedad, son los que sufren soledad, miedo al rechazo de los demás, los que
son diferentes, los que sufren acoso y los que socialmente no son aceptados. Los no vistos
fueron en algún momento de sus vidas niños, que se vieron obligados a esconderse por los
prejuicios no solo de la sociedad sino de sus propias familias que desde una perspectiva moral
equivocada condenaban física y psicológicamente a sus propios hijos por el hecho de ser
diferentes. Y digo condenaban porque me cuesta creer que a día de hoy esto siga pasando
pero desgraciadamente no me queda mas remedio que rectificar y deciros que a día de hoy se
les sigue condenando. Tenemos una hija visible para nosotros e invisible para una gran parte
de la sociedad, nuestra hija nació biológicamente niño pero desde muy pequeña insistió en que
era una niña. Esto sencillamente quiere decir que tenemos una hija trans*. Tránsgenero para
unos, transexual para otros, para nosotros es simplemente una niña. Es una niña que con 8
años ha sufrido las consecuencias de un sistema moral irracional, punitivo y excluyente.
Centros educativos que hacen gala de su prestigio académico y moral, discriminan a sus
alumnos por su expresión de género, sufren acoso escolar no solo por parte de los niños sino
por parte de sus profesores, forzándoles a aparentar un comportamiento que encaje con su
sexo biológico, incluso llegándoles a pedir que disimulen su identidad dando lugar al
aislamiento, generando problemas de ansiedad, autoestima, absentismo escolar y en
consecuencia abandono del centro. Esta realidad es realmente preocupante, el derecho a la
educación comprende el derecho a recibir información amplia, exacta y apropiada en función
de la edad, sobre la sexualidad humana, para tener así acceso a la información necesaria para
que este tipo de situaciones no se produzcan y evitar actitudes transfóbicas en los centros
educativos y fuera de ellos, esto no exime en ningún modo a la educación primaria. Para ello es
fundamental la formación del profesorado y la puesta al día de los orientadores de los centros
educativos. Con respecto a la Sanidad, nos encontramos también con un desconocimiento
profundo de esta realidad y es urgente que se formen para que nuestr@s hij@s tengan el trato
adecuado durante su infancia por parte de estos profesionales en todas y cada una de las
especialidades médicas, respetando así su derecho a la salud. Para que todo esto pueda
lograrse necesitamos leyes como la aprobada en Andalucía, Ley Integral para la no
discriminación por motivos de identidad de género, gracias a la unanimidad de los partidos
políticos. Me gustaría terminar recordando a todos los presentes que el nombre tiene como
finalidad fijar la identidad de una persona en sus relaciones sociales, es un signo distintivo del
individuo, con el cual se le identifica y se le reconoce y el cambio de nombre para estos niñ@s
significa gozar de derechos tales como la dignidad y la integridad personal, reconociéndoles
como quien verdaderamente son. Derechos que no se les puede seguir negando.” By FD with
love. LOVING THE T*
Hace poco me llegaron a decir que mi problema había sido escuchar demasiado a mi hij@, que
a los niñ@s no hay que escucharles tanto, que eso es malcriarles. ”… lo que hay es lo que es,
el mundo esta hecho así, al niñ@ hay que hacerle ver que eso es imposible, si nació con
genitales femeninos es una niña y si nació con genitales masculinos es un niño. Si piensa lo
contrario habrá que educarle mejor y no consentirle que haga o que diga cosas que no le
corresponden…” Ante tanta estupidez, lo mejor es dejarte guiar por el sentido común, muchas
veces ya no se trata de ignorancia, se trata de prejuicios. Prejuicios y miedos ante una realidad
que YA NO SE ESCONDE, que ya no se deja avasallar NI POR NADIE NI POR NADA, que ya
se ha cansado de disimular y sonreír ante la hipocresía que nada tiene que ver con la
ignorancia. Dejar vivir a los niñ@s expresándose como ell@s quieren no tiene nada de malo.
Infinitas fórmulas nos dan para conseguir que nuestros hij@s sean felices, cuando el AMOR es
la clave de todo. Que se sientan apoyad@s, querid@s, valorad@s y amad@s , respetando su
identidad es lo único que importa. By FD Loving the T*
“ TENGO UN AMIGO GAY” Lo de..” tengo un amigo gay” se va a convertir en la excusa
perfecta de todas esas personas llenas de prejuicios que intentan ir de “ open mind” solo por
tener un amigo gay. No es la primera vez que me pasa e imagino que ni la última, que cuando
alguien se siente incapacitado para entender la realidad de la transexualidad salen con la
frasecita de: “… tu sabes, yo tengo un amigo gay.., pero.. ¿transexual?. No existen los niños
transexuales, eso no es posible.” La gente en general ya se ha acomodado a la idea que tiene
que convivir con gays y lesbianas y saben que decir algo en contra está mal. Pero lo penoso es
que no es porque realmente sepan respetar las identidades de las personas, es simplemente
por un tema de postureo. Tener un amigo gay no te exime de nada, no te da la cartilla de buena
persona, open mind o lo que sea que estés buscando. Lo que hará sentirte mejor,
probablemente, será vaciar tu mente de esquemas obsoletos, de prejuicios y abrirla a las
identidades que siempre han existido, que no se han respetado ni nadie ha escuchado. Que
sea de verdad, que sea porque realmente tus condicionamientos han desaparecido, que sea
porque te des cuenta de que la naturaleza es diversa, que sea porque la diversidad te
enriquezca, que sea porque te des cuenta de lo que es importante de lo que no lo es, que sea
porque has dejado de intentar ser lo que no eres. Cuando sea así de verdad, no tendrás que
usar más esa frase y podrás decir: “ tengo un amigo y punto”. By Fundacion Daniela P.D. : Los
niñ@s trans existen y es indiscutible, cuanto antes dejemos atrás esa carga de prejuicios
irracionales antes podremos darles el lugar que les corresponde, a ell@s y a tod@s las demás
identidades. Loving the T*
La expresión de género de los niños trans es muchas veces súper femenina o súper masculina.
A veces no tienen otra manera de gritar quienes son, porque la mayoría de los adultos
desaprueban esas expresiones. Cuando todavía son muy pequeños, unos dos años, puede
que incluso a algunos adultos les parezca que son muy graciosos, pero cuando van creciendo
les corrigen y prohíben en muchos casos su libertad de expresarse como quienes
verdaderamente son. Dándose muchas veces el caso de interiorizar tanta vergüenza por el
hecho de sentirse rechazados por su entorno familiar, escolar y social que no será hasta que
sean adolescentes o adultos cuando den el paso de volver a decir alto y claro quiénes son. La
vergüenza que estos niños interiorizan no es otra que el sentimiento de que algo hay malo en lo
que ellos son. En su intento de llamar la atención de mil y una manera posibles, lo único que
reciben en muchos casos es: “ lo que hagas no me importa, hagas lo que hagas no te veo”.
Hasta que la alegría y la luz que estos niños tienen se apaga y se esconden. Nuestra misión
como padres es escucharles, verles y tomarles en cuenta. No podemos dejarnos influenciar por
la opinión general de lo que es correcto, admisible, apropiado o acertado. Si después de ver en
primera persona el sufrimiento de un niño y entender que lo que pensábamos que no era
posible lo es, no sería justo que nos quedáramos de manos cruzadas mirando la vida pasar,
porque seríamos cómplices de la intolerancia, del abuso, de las malas prácticas y de aquellos
que están de acuerdo con seguir escondiendo a estos niños o hacer ver que no existen.
Perderíamos todo el respeto y credibilidad de nuestra familia y hacia nosotros mismos.
Estamos en la obligación moral de protegerlos y defenderlos de actitudes intolerantes ante la
diversidad humana, provocadas normalmente por la falta de información y por la falta de
humanidad. By FD
Todavía hay gente que piensa que el acoso escolar, “bullying”, no es un problema serio. “son
niños…¡ que daño pueden hacer!”. Los niños y adolescentes a veces solos, otras empujados
por el líder, atacan a aquellos niños y adolescentes que por cualquier motivo son diferentes de
lo a muchos les parece lo normal. Atacan a la víctima, de manera verbal, física, psicología y a
través de las redes sociales dejándola en un estado de indefensión total. Parece que los
colegios si están preparados para este tipo de situaciones, pero muchos colegios dicen no
estar preparados para poder defender y proteger a un niño trans porque no tienen los
argumentos ni las herramientas necesarias para hacerlo. Realmente esto es una estupidez,
porque que yo sepa los niños trans son simplemente niños, con lo cual, vuelvo a identificar un
rechazo bestial por la diversidad que tan de moda está en muchos coles que se proclaman
defensores de la diversidad solo porque queda bien, por “postureo”, pero que a la hora de la
verdad desgraciadamente no lo llevan a la práctica. Lo mismo pasará con hijos de familias
homoparentales, en fin con todo lo que tenga que ver con esas palabras que tanto disgustan a
la gente, sexo, transexual, gays, lesbianas. El acoso escolar es GRAVE, estos niños y
adolescentes pierden la confianza en ellos mismos, experimentan miedo y rechazo al colegio,
todo esto puede llevar al abandono de sus estudios e incluso al suicidio. Todo niño y
adolescente tiene derecho a ser respetado y a su seguridad . Si el colegio no es lo
suficientemente competente para estar al día de ciertos temas que pida ayuda, aunque me
resulta muy difícil creerme que las famosas “herramientas” necesarias para defender a un niño
trans sean diferentes a las de cualquier otro niño. By FD Loving the T*
DYLAN (SILVIA)
Mi historia
Mama, Papa y Hermano:
Hace mucho tiempo que os tengo que contar algo, algo que
cambiará mi vida. Quiero ser yo quien os lo cuente y no otras
personas. Debéis saber que es algo que me ha costado mucho
decidir. Hace muchos años que le doy vueltas y a causa de ello he
tenido muchos altibajos e incluso depresión que he ocultado por
miedo. Pero ya va siendo hora de cambiarlo y empezar a ser
realmente FELIZ.
Para que lo entendáis todo mejor, empezaré desde el principio:
“Desde muy pequeña nunca jugué con juguetes de niñas o a los
típicos juegos de niñas, y la mayoría de mis amistades eran niños.
Siempre por los cumpleaños o reyes teníamos discusiones con los
regalos de niña que no quería. Recuerdo, con unos 5-6 años, un día
en el baño del colegio usar el wc de pared de los chicos (y la que se
lió). También, en el colegio, después de las clases de educación
física ducharme con los chicos. O, incluso, en los viajes de estudios
pedir a los profesores si podía dormir con los chicos (suerte la mía
que me dejaban). Me sentía tan bien y feliz de poder dormir con
ellos. Para la comunión, yo quería llevar un traje de niño como mi
hermano. Pero vosotros me dijisteis que llevará un vestido.
Papa, no se si lo recordarás pero un verano tuvimos una larga
discusión, yo quería ir a la Competición de Natación con bañador de
niño y tú no me dejaste porque ya había empezado a desarrollarme
como mujer. Al final, no fui a la competición porque no cediste, pero
actualmente sigo sin nadar en la playa o la piscina porque sigo sin
querer usar ese bañador de chica. Siento vergüenza con eso
puesto. Desde que me creció el pecho empecé a ocultarlo con
camisetas anchas o echando los hombros hacía delante.
Retomando el tema váter, en el instituto me daba vergüenza entrar
en el baño mujeres y que alguien me viera. Siempre esperaba para
ir a que todo el mundo hubiese entrado ya en clase, así evitaba
encontrarme con alguien. Y si había alguien me volvía a clase y
esperaba la siguiente hora.
Odio tener la sensación que tengo cuando voy por la calle y siento
que la gente se me queda mirando como un bicho raro. Quiero
poder ir tranquilamente por la calle y que la gente me vea tal y como
yo me siento.
Me encanta que me confundan con un chico. Ya que es lo que
realmente quiero ser y lo que siento que soy. Me siento atrapado en
un cuerpo de mujer, el cual no me corresponde, y por eso nunca
soy del todo feliz.
Por eso y más cosas, QUIERO y VOY a empezar un proceso de
reasignación de Sexo.”
Quiero que sepáis que esto no quita que siga siendo una parte de
vosotros, pues sois los que mi habéis dado la vida y mis padres. Por
eso os pido respeto y que aceptéis (no que lo entendáis) mi
decisión. Aunque para mi es muy importante vuestra aceptación y
apoyo, es mas importante mi felicidad así que si no lo aceptáis o es
un problema para vosotros saldré de vuestras vidas y me buscaré la
vida, ya sea en Mallorca o fuera. Es cierto que es algo muy duro,
tanto para vosotros que lo tenéis de aceptar; como para mí que
tengo que llevar a cabo. Pero quiero deciros algo muy importante:
ES MI VIDA, MI FELICIDAD Y MI DECISIÓN.. Llevo 22 años
escondiéndome y sin demostrarme tal y como soy, y de una vez por
todas quiero ser yo y ser feliz. Llegados a este punto, si cuento con
vuestro apoyo como familia, me gustaría que empezarais a tratarme
en masculino y llamarme por mi nuevo nombre, el cual será Max.
Gracias por todo lo que habéis hecho por mi hasta ahora, por
protegerme y ayudarme a empezar a volar. Y, GRACIAS, porque
confió en que seguiréis a mi lado apoyándome y viendo como
vuelvo a nacer.
Mi historia
Todo comenzó un día normal, fui a cepillarme los dientes y
delante de mí, en el espejo había una persona a la que dejé de
reconocer, era aquella persona que estuvo conmigo durante 15
años, y con una gran vida por delante. Tenía mucho miedo, no
entendía nada, no sabía lo que me pasaba si casi siempre
estaba con la sonrisa en la cara.
¿Por qué ahora ? , no entendía nada, empecé a pensar que
estaba “loco”, sin embargo me dí cuenta que dentro de mi
había una persona a la que apreciaba mucho .Era yo misma,
quería ser feliz de una vez por todas.
Perdí amig@s , familiares , compañer@s, pero para lograr algo
siempre habrá que renunciar a otras cosas.
Dicho esto, tiré para arriba, no me iba a dar la vuelta por nada
en el mundo ,aprendí que no había perdido nada ,simplemente
me di cuenta que :
-A quienes consideraba mis amigos, eran mis compañeros
-A quien consideraba mi familia, me di cuenta que la verdadera
familia es la que permanece unida y se quieren
-Y mis compañeros al fin y al cabo, eran nada mas que
compañeros(nada mas)
Las personas que de verdad merecían estar a mi lado , fueron
aquellas que se quedaron
ME SIENTO MUY CONTENTA,Y QUE MERECE LA
PENA
ÁLEXandra (Sandy)
Mi historia
Tengo 19 años, como sexo de asignación soy se me asignó ser hombre, durante toda mi vida
nunca me llegué a replantear si realmente me sentía como hombre o como mujer. Pero, al
llegar a la facultad donde actualmente soy estudiante de Psicología, una asignatura basada en
la Antropología y la Sociología junto con una muy buena profesora, ayudaron a que llegase el
momento de replantearme realmente cómo me identificaría dentro de un género, y de lo que
me di cuenta fue de que, primero, nunca me había replanteado dicha cuestión, asumiendo
siempre mi condición como hombre ya que fue la que se me asignó al nacer debido a mi
genitalidad, y, segundo, que realmente no me sentía como lo que esta sociedad reconoce
como un hombre ni como lo que es ser masculino en sí, tras un periodo de reflexión me llegué
a replantear la posibilidad de ser trans, pero tampoco me identificaba con ser mujer ni lo que la
feminidad conlleva en esta sociedad. Por lo que, tras descubrir el término ‘
‘intergénero” por poner una etiqueta, es con el que más conseguí identificarme. Pero, dejando a
un lado las etiquetas que solo nos encasillan y limitan, personalmente apuesto por no tener que
considerarme de ningún género, sino considerarme una persona más, simple y llanamente eso,
un ser humano, no soy ni masculino ni femenino, ni hombre ni mujer, soy una persona
individual con mis sentimientos y expresiones propias, y no quiero tener que verme en la
obligación de identificarme según un binarismo de género establecido por una sociedad que no
puede llegar a admitir otros tipos de concepción tanto de la sexualidad como del género.
Personalmente, no he recibido ningún tipo de bullying ni por mi orientación sexual en la que me
identifico como homosexual ni por mi identidad de género, pero sí que he visto que a la gente le
choca eso de no poder encasillarte en nada según lo que ellos tienen establecido, un salirse de
los límites, de la tradicionalidad.
Mi historia
Pues desde que tengo memoria me he sentido que mi cuerpo no era lo que debería ser, eso
me produjo tanto problemas familiares (me daban guantazos para obligarme a vestir como ellos
querían) como en la escuela, dónde la tutora era una de las provocadoras de las burlas
espetando que era marimacho. La pubertad fue un infierno dónde deseaba ser Ranma y poder
cambiar mi cuerpo con el agua… Hasta los 18 no me dejaron cortarme el pelo, el cual
progresivamente era cada vez más corto y me sentia mejor, además gracias al deporte y mis
inventos con los sujetadores deportivos me confundían con un chico y me sentía bien (al
principio pensaba: esto es raro pero me gusta). Tengo 33 años, llevo con depresión
diagnosticada desde hace casi 6 años, pero yo siempre me he sentido mal y me lo he guardado
hasta que peté, ahora con un novio y a penas amigos y sin contacto con mi familia biológica
creo que ha llegado el momento de tomar el toro por los cuernos, al descubrir que existe una
“mag
ia” que te proporciona lo que yo deseaba… lo malo, no quiero perder a mi novio y menos
hacerle daño… con lo que pienso, que nací demasiado pronto para mi forma de ser… Y siento
autentica envidia de los chicos que sus padres les llevan de peques al psicólogo y les
comentan el tema y se ponen en marcha intentando ofrecer bloqueadores o algo y ponerle
nombre a esa sensación de bicho raro que siempre has tenido. Ahora mis suegros intentan
asimilarlo y mi pareja igual y no se que hacer si vivir con resignación o que ya que los del UTIG
del clínic, me dan largas… si tuviera millones ya estaría en hormonación pero como llevo 6
años en el paro y con la depre dependo de mi pareja para vivir no se quieren arriesgar.
Mi historia
Bueno, para comenzar mi historia decir que ha día de hoy me considero una chica transgénero,
pero para llegar a esta conclusión he recorrido un largo camino de auto aceptación personal y
social. Me he tenido que enfrentar a ser diferente, a no comprender que es lo que me pasaba, a
mis demonios internos, pero creo que todo ha merecido la pena.
Mi infancia fue muy feliz pero al llegar la adolescencia todo cambio. Cuando eres un niño no
tienes la carga social de prejuicios y construcciones moralistas que te inculcan de mayor y
vives en un juego o al menos así lo veía yo.
No me consideraba ni un niño ni una niña, simplemente era yo. También ayudaba que mis
padres no me imponían nada en el sentido de ropa y juguetes, me dejaban experimentar y
crecer libre. Pero a pesar de todo yo veía que algo no funcionaba bien, sobre todo fuera de
casa. No comprendía porque en la escuela no podía compartir el baño con mis amigas (ya que
yo las veía de iguales y me diferenciaba de los chicos, es decir, ya tenía consciencia de ser una
chica aunque yo no me diera del todo cuenta), el no poder disfrazarte de princesa, tener que
cambiarte en el baño de los chicos y más cosas.
Luego llego la pubertad, la adolescencia y comenzó mi verdadero infierno particular.
La pubertad que me destrozo, literalmente. No he tenido tiempo de reaccionar a ella, llego muy
temprana, el bello, la barba, todo.
He tenido que luchar con ella y con el rechazo de mis compañeros de instituto por ser
“demasiado femenino”, cómo si fuera algo malo, nuestra sociedad y su machismo.
Menos mal que mi casa era mi refugio y mi familia mi ayuda, aunque me he callado muchas
cosas que me han pasado para no preocuparles, por vergüenza.
Así, sin información no podían ayudarme, además yo escondía el acoso muy bien, en forma de
buenas notas y disciplina. Me arrepiento tanto de no haberme abierto a mis padres, ahora no
tendría las secuelas que tengo.
Finalmente la universidad fue una liberación personal. En ella me encontré y me reconcilié
conmigo misma. Le puse nombre a mi condición, soy una mujer transgénero. Se lo conté a mis
padres que me comprendieron al instante y a mis amigos más íntimos que también de algún
modo, lo sabían. A veces no hace falta decir nada, si te conocen de verdad lo saben sin
necesidad de tener que dar explicaciones.
Ahora estoy al principio del camino, mi auto reconstrucción personal la llamo yo, mi transición.
Me queda mucho camino que recorrer, muchas batallas que ganar pero estoy segura de que
puedo conseguirlo y que algún día pueda mirarme al espejo y decir que mereció todo la pena.
Ahora quiero luchar para que ninguna persona tenga que sufrir y aguantar lo que yo pasé y
tengan un crecimiento libre y sano.
El acoso y la presión social no pudieron conmigo.
Andrea.
Mi historia
Hace tan solo 1 año que descubrí lo que era la transexualidad y hasta hace muy poco no se lo
he dicho a nadie, solo lo saben: mi novia, mis amigas y mi hermana.
Al principio, no entendía lo que me pasaba y porque no conseguía sentirme cómodo con mi
nombre o mi género y muchas veces me gustaba vestirme de chico y ocultar mi pelo, me sentía
mejor cuando me trataban de chico.
En septiembre fui a la fundacion Lambda con la esperanza de encontrar gente que me
entendiese y les expliqué a dos chicos lo que me pasaba, estos me informaron y por mi cuenta,
yo empecé a informarme más y más, hasta que me di cuenta de que todo lo que sentía tenía
un nombre… Transexualidad.
Desgraciadamente ahora ha llegado el verano y hay días que no paro de darle vueltas a todo…
Porque me gustaría ir a la playa y no tener pecho y veo a chicos paseando o en el agua y
pienso: algún día… Pero creo que es de esas cosas que piensas que algún día llegará y la ves
a años luz de ti, porque ni mi madre sabe que soy transexual y no se si podré conseguir algo yo
solo sin apoyo familiar.
Otro tema con el que no puedo cargar es con la poca tolerancia de la sociedad de hoy…
Hace un año y poco dos chicas se metían conmigo por ser “Bollera” (ya que no sabia muy bien
lo que era la transexualidad y me declaré como chica lesbiana) todo mi colegio (religioso y con
una monja por directora) se acabó enterando de mi orientación sexual y yo en ese momento no
sabia que hacer, me sentía demasiado solo, hasta que empecé a admitirlo y vi que las
personas que de verdad me querían se quedaron a mi lado.
Este curso no es que haya ido mejor en el sentido de las burlas y los insultos, empecé una
relación con una chica de la otra clase y a la que toda la panda de chicas de mi curso tienen
entre ceja y ceja.
Y claro un día empezó siendo la broma de llamarnos bolleras, pero otro me encontré en una
excursión escolar con casi todo mi curso cantando canciones metiéndose conmigo y con mi
novia.
La cabecilla del grupo le contó a prácticamente todo el colegio lo que había pasado en el bus y
cuando fuimos a hablar con ella no hubo manera de arreglar nada.
Después de eso les pedí a mis amigas que me llamasen Dani (el nombre que elegí) y al
llamarme en clase así, todo el mundo me preguntaba quién era Dani o me decian, cito
textualmente: ¿te quieres poner polla?
Hasta que un día pasó algo que me afectó muchísimo. Era la última semana de curso y habían
sentado a mi lado a una chica (que estaba saliendo con una de mis amigas mas cercanas), esa
chica me miró de arriba a abajo y me dijo:
“Deja de hacer que la gente te llame Dani, no eres un tío acéptalo, tienes coño y lo vas a tener
siempre y si sigues pensando que eres un tío de verdad solo te alejas de la realidad.”
Ahí comprendí que la gente tiene una visión muy negativa de la transexualidad y que a pesar
de todo siempre habrá gente que no te entienda o le parezca mal que seas como eres, lo
importante es no dejar de ser tu mismo.
Soy un conjunto de células.
Soy una persona.
Soy un adolescente.
Soy un hombre.
Soy Dani,
Y soy Transexual.