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UNIDAD 2
Ya antes de la Conquista había ganado ascendiente en el consejo del rey sajón una fracción
franco-normanda. Las invasiones danesas ya habían también borrado la cultura del Norte y
desórdenes constantes en el Sur quizás la habían llevado a la decadencia de la actividad
literaria.
En el siglo XII llegó el segundo contingente de inmigrantes con Enrique de Anjou (1154), y
entonces empezaron a aparecer las primeras obras latinas importantes. El idioma de la corte
y de la sociedad de los Plantagenet fue el francés. La religión y la historia se expresaban en
latín, el derecho y la literatura de ficción, en francés. Los tratados devotos se escribían en
francés o en inglés.
Podemos seguir el curso de esa lucha en el dominio del género histórico. Muchos de los
pasajes de la Crónica anglosajona fueron escritos después de la Conquista, y la última
anotación corresponde al año 1154. Por lo tanto el uso del inglés en este campo persistió
hasta un siglo después del desastres. La traición latina empieza con Guillermo de
Malmesbury (1095-1143), que escribió su De gestis regum Anglorum antes de 1125, y su
Historia novella después de 1142. El autor toma a Beda por modelo y la Crónica por fuente
principal. Su complicación es, realmente, una fuente importante de nuestro conocimiento de
la vieja literatura oral inglesa. Matthew Paris (1200-1259), fraile de St. Albans. Fue un
cronista que trabajó en el escritorio de un monasterio. Escribió la Historia Anglorum que
comprende el período 1067-1253.
Además de estas y otras grandes crónicas en lengua latina, hubo obras históricas y
seudohistóricas de interés más popular escritas en francés. Pero no se usó el inglés hasta
que Juan de Tréves (o de Trevisa) tradujo en 1387 el Polychronicon de Ranulp Higden.
Otros dos historiadores que escribieron en latín fueron Gerald de Gales (1145-1220) y
Godofredo de Monmouth(m.1154) escribre su Historia regum Britaniae. Gerald fue una
especie de brillante periodista. Godofredo de Monmouth intentó unir las pretensiones de
galeses y franceses con desprecio de las pretensiones de los ingleses. Este fue el motivo por
el cual Godofredo de Monmouth describió las fabulosas victorias del emperador galés
Arturo sobre los invasores anglosajones. Con gran ostentación de sabiduría histórica sigue
la pista a las sglorias galesas hasta Bruto, nieto de Eneas el fundador de Roma y enlazó toda
esa leyenda con las pretensiones de sus amos normandos basadas en las profecías de
Merlín. Su obra fue una de las más famosas en la Edad Media. Su latín es flojo y pomposo,
y como historia ignora hasta las fuentes que aún hoy sobreviven en Gales.
Romances anglonormandos
Con las novelas y poemas arturianos llegó a Inglarerra, desde Francia, una gran variedad de
libros populares de ficción. Alejandro el grande y la guerra de Troya, los lays bretones,
novelas bizantinas y sentimentales, tuvieron gran circulación en los siglos XIV y XV, pero
no feron tan bien recibidos como las series de rudas aventuras tituladas Guy of Warwick,
Havelok, Bevis of Hampton y Horn. Su circulación revela la perturbación que causó el
ascendiente francés, porque tratan de asuntos ingleses, pero habiendo sido compuestos en
Francia, no fueron accesibles a los narradores ingleses hasta alrededor del año 1300.
El celo moral y religioso inspira alguns otras obras del siglo XIV que dan señales de la
inminente madurez de la literatura del inglés medieval. Hay un grupo de poemas en
dialecto midlandés del Norte ( Pearl, Purity, Patience, SirGawain and the Green Knight –
La perla, La pureza, La paciencia, SirGawain y elCaballero Verde) que posiblemente son
obra de un mismo autor, la atracción que ejerce sobre el poeta la vieja poesía aliterativa es
evidente. Su habilidad métrica es grande, y tiene el don de acuñar frases. Sir Gawain es un
esfuerzo más ambicioso y en él da nueva forma, libremente, a una antigua leyenda arturiana
para que sirva de modelo de virtud, anticipándose así a Faerie Queene (La reina de las
hadas).
Otro posible autor fue William Langland a quien se le atribuye Perico el labriego.
John Wyclif (1320-84) criticó el espíritu mundano del clero y el abuso de los poderes
eclesiáticos, la necesidad de la pobreza apostólica y de sinceridad en la vida religiosa, el
ideal del sacerdote pobre y del seglar laborioso, todos problemas comunes y que en Wyclif
toman una orientación política.