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HISTORIA
DE LA
LITERATURA INGLESA
GREDOS
ESTEBAN PUJALS
HISTORIA
DE L A
LITERATURA INGLESA
&
EDITORIAL GREDOS
MADRID
© ESTEBAN PUJALS, 1984.
EDITORIAL GREDOS, S. A.
Sánchez Pacheco, 81, M adrid. España.
1 Christopher Dawson, The Making o f Europe, London, 1932. Idem, Understanding Euro
pe, London, 1952 (Hay traducción española de E steban Pujáis, Hacia la comprensión de Europa,
Madrid, Rialp, 1953). The Cambridge History of English Literature (15 vols.), ed. by A. W. W ard
and A. R. Waller, Cambridge University Press, 1907-16. The Oxford History o f English Literatu
re (13 vols.), ed. by F. P. Wilson and Bonamy Dobrée, John Buxton and Norm an Davies, Oxford
University Press, 1946-? E rnest A. Baker, The History o f the English Novel (11 vols.), New York,
1957. El últim o volumen es obra.de Lionel Stevenson, 1967. Introductions to English Literature
(5 vols.), ed. by Bonamy Dobrée, London, 1938-58. Albert Baugh, A Literary History o f England
(4 vols.), New York, 1948. A rthur Compton - Rickett, A History o f English Literature, London,
1946. E. Legouis and L. Cazamian, History o f English Literature, London, Dent, 1967. George
Sampson and R. C. Churchill, The Concise Cambridge History o f English Literature, Cambridge
University Press, 1970. H erbert J. C. Grierson and J. C. Smith, A Critical History o f English
Poetry, London, 1947. Jam es Reeves, A Short History o f English Poetry; 1340-1940, London, 1961.
Kenneth Hopkins, English Poetry. A Short History, London, 1962. S. Diana Neill, A Short His
tory of the English Novel, New York, 1964. Allardyce Nicoll, British Drama, London, 1962. Ga-
mini Salgado, English Drama, London, 1980. George Saintsbury, A History o f English Criticism,
Edinburgh, 1955. J. W. H. Atkins, English Literary Criticism (3 vols.), London, 1952-5. René
Wellek, The R,ise of English Literary History, The University of North Carolina Press, 1941.
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1965. The New Cambridge Bibliography o f English Literature (5 vols.), ed. by George Watson
and I. R. Willison, Cambridge, 1974-7. W. R. Sorley, A History o f English Philosophy, Cambrid
ge University Press, 1951.
8 Historia de la literatura inglesa
2 La traducción de los títulos de obras y de los fragm entos en verso y prosa que contiene
esta Historia de la literatura inglesa, salvo dos o tres excepciones que se indican, está hecha
p or el autor. Las fechas que aparecen dentro de los paréntesis, a continuación de la traducción
de los títulos originales, son las de edición.
3 M atthew Arnold, «Wordsworth», en Essays in Criticism, London, Dent, 1964.
CAPÍTULO PRIMERO
los Cien Años contra Francia y la G uerra civil de las Dos Rosas son una
sangría incesante para la nación. Con todo la literatu ra sigue su camino,
influida por los acontecim ientos e influyendo, a su vez, en la vida y la cul
tu ra de los que tenían acceso a ella. El fenómeno literario más im portante
en esta época es que, si la poesía y la prosa inglesas existen desde el siglo
VIII con el poema de Beow ulf y los escritos de Beda, en los períodos anglo
sajón y norm ando no se encuentran aún los géneros novelesco y dram ático
propiam ente dichos *.
1 G. M. Trevelyan, Illustrated History o f England, London, 1956. Idem, English Social His
tory, London, 1946. J. R. Green, A Short History of the English People (2 vols.), London, 1964.
Ver Dorothy Whitelock, Doris Mary S tanton y A. R. Myens en los vols. 2, 3 y 4 (época medieval)
de The Pelican History of England (9 vols.), ed. by J. E. Morpurgo, Penguin Books, 1963-76.
T. K. Derry, C. H. C. Blount, T. L. Jarm on, Great Britain (Its history from the earliest times
to the present day), Oxford University Press, 1962. A rthur Bryant, The Story o f England (Ma
kers of the Realm), London, 1954. C. L. Wrenn, A Study o f Old English Literature, London,
1967. The Cambridge History o f English Literature, vol. I: From the Beginnings to the Cycles
o f Romance, ed. by A. W. W ard and A. R. Waller, Cambridge, 1949. Idem, vol. II: The End
o f the Middle Ages, Cambridge, 1949. H. S. Bennett, Chaucer and the Fifteenth Century, Oxford,
1958. E. K. Chambers, English Literature at the Close o f the Middle Ages, Oxford, 1957. E rnest
A. Baker, The History of the English Novel, vol. I (The Age o f Romance: From the Beginnings
to the Renaissance), New York, 1957. J. B. Trapp, Medieval English Literature, Oxford Univer
sity Press, 1973.
Literatura inglesa antigua 13
7 El conjunto poemático Christ consta de tres poemas: Nacimiento, Ascensión y Juicio Fi
nal. Sólo el segundo está firm ado por Cynewulf. El conjunto de los tres consta de 1.700 versos.
The Ascension comprende los versos 440-866.
8 Es de resaltar, por ejemplo, la belleza y la calidad alegórica de The Phoenix, cuyo argu
m ento simboliza la expulsión del hom bre del Paraíso Terrenal y la resurrección absoluta el
Día del Juicio Universal. Ver C. W. Kennedy, The Earliest English Poetry, Oxford University
Press, 1943, págs. 290-300.
9 Early English Christian Poetry. Translated into alliterative verse by Charles W. Kennedy,
London, 1952.
10 Se desconoce el lugar de B runanburh. Acaso estuviera junto a Solway Firth, en el lí
mite oeste de Inglaterra y Escocia.
18 Historia de la literatura inglesa
gos, por los que fueron derrotados. Las palabras del guerrero Byrthwold
responden a la más noble tradición bélica anglosajona:
Thought shall be the harder, heart the keener,
Courage the greater, as our m ight lessens n .
(El pensam iento debe ser más duro, el corazón más audaz,
Superior el valor, cuando disminuye nuestra fuerza.)
La conquista norm anda (a. 1066) supone para Inglaterra m ucho m ás que
una alteración de la clase rectora, un sistem a superior de construcción
y comunicaciones, y el establecim iento de una organización feudal. Cuan
do, al frente del ejército de Guillermo el Conquistador —según refiere Wa-
ce 12—, el juglar Taillefer cabalga hacia Hastings 13, blandiendo la espada
y entonando los versos de la Canción de Roldán y del Poema de Roncesva-
lles, inicia la entrada en Inglaterra de las form as literarias rom ances y
la penetración de una oleada cultural de signo m editerráneo.
14 Ver W. P. Ker, Medieval English Literature, Oxford University Press, 1948, páginas
133-135.
15 La m ateria de B retaña constituye el conjunto literario, escrito en prosa o en verso, so
bre el ciclo arturiano. El personaje principal de la leyenda artu rian a es el rey Artur, que,
de jefe de clan, se convierte en rey de Gran B retaña y vencedor de todo el orbe romano. Según
M artín de Riquer (vol. I de la Historia de la literatura universal, Barcelona, 1957, págs. 235-38),
parece seguro que el prototipo histórico del rey A rtur es el prefecto rom ano de la legión Sexta
Victrix, Lucius A rtorius Castus, hom bre de gran prestigio m ilitar, que acaudilló a los británi
cos contra los arm oricanos. La legión Sexta V ictrix estuvo acam pada en York en tiempos de
Adriano. Existe una lápida dedicada a A rtorius, hallada en Dalmacia. El escritor Nennius, en
su Historia Britonum (c. 800), dice que A rtur fue jefe m ilitar de los británicos y luchó con
fortuna contra los sajones, obteniendo gloriosa fama. Sobre esta escasa base real se levanta
la figura m ítica y rom ántica creada p or Geoffrey of Monmouth, quien, en su Historia regum
20 Historia de la literatura inglesa
d) los poemas de am biente céltico y sajón. Los más interesantes desde nues
tro punto de vista son los dos últimos tipos 16. Ahora bien, la vertiente in
glesa del ciclo arturiano se desarrolla en gran parte en prosa, con Geoffrey
of M onmouth y Thomas Malory. En verso, la encontram os en el B rut de
Layamon, en la traducción del francés del poema de Tristán, y en el ex
traordinario poema sobre sir Gawain.
“Sir Gawain and the Green K night”. Sir Gawain and the Green K night
(Sir Galván y el Caballero Verde) es un poem a anónimo, escrito en su m a
yor parte en verso aliterado (2.530 versos en total), rozando el período de
Langland (c. 1350), y constituye el m ejor cuento en verso del grupo de poe
m as de origen céltico y sajón. Sir Gawain, de tem a arturiano y espíritu
y elem entos célticos, tiene como argum ento la súbita aparición del Caballe
ro Verde en el banquete de Año Nuevo, en la corte del rey A rtur, para
hacer un extraño desafío. Éste consiste en que el osado paladín que se
atreva a luchar con él, y le venza, recibirá una herm osa hacha como pre
mio, y quedará obligado a su frir el mism o daño, el día de Año Nuevo del
año siguiente, en la llam ada Capilla Verde del castillo del Caballero. Sir
Gawain acepta el reto, y consigue cortar la cabeza del extraordinario per
sonaje, que la recoge pacíficam ente, m onta su caballo verde y desaparece.
Pasa el tiempo, y, al acercarse Navidad, sir Gawain em prende el viaje hacia
el norte de Gales en busca de la Capilla Verde. Al llegar a un castillo en
vísperas de Navidad, sir Gawain recibe hospitalario alojam iento de su due
ño, y rehúsa caballerosam ente los favores que está dispuesta a brindarle
la herm osa castellana. La Capilla Verde está a muy poca distancia, y le
acom pañan hasta allí, el día de Año Nuevo. Paradójicam ente, resu lta que
el dueño del castillo es el propio Caballero Verde. Éste le devuelve el ha
chazo sin causarle m ás que un rasguño, del que no le libra el protector
cintillo que sir Gawain había aceptado de la am orosa dama. Sir Gawain
regresa a la corte a rtu ria n a p a ra dar cuenta de su originalísim a aventura.
Son de excepcional belleza y precisión las descripciones de la naturale
za en el transcurso del ciclo estacional, como el am biente invernal y navi
deño, reproducido con gran penetración imaginativa, las realistas escenas
de caza realizadas en los alrededores del castillo de sir B ertilak (el Caballe
ro Verde), el fino debate am oroso de estilo cortés, entre la señora del casti
llo y sir Gawain, y la interpretación de la Navidad inglesa del Medioevo,
en su auténtica atm ósfera cortesana y feudal. El poem a es alegórico en
Britanniae (1139), inventa, por decirlo así, la leyenda arturiana. Partiendo de Monmouth, y
pasando por Layamon, el retrato del rey A rtur se convierte en el del héroe invencible, dechado
de caballeros, que reúne en Camelot a los cortesanos más bravos y nobles de la C ristiandad
alrededor de una mesa redonda p ara ciento cincuenta invitados, con el fin de b o rrar entre
ellos toda distinción jerárquica. Estos caballeros, entre los cuales se encuentran Galván, Lanza-
rote, Parsifal, Galaad, Tristán, etc., estarán siempre dispuestos a em prender cualquier aventu
ra de honor y de caballería, por arriesgada que sea. Thomas Malory lleva el m aterial arturiano
a su culminación en la Mort d'Arthur, obra en prosa redactada entre 1469-70.
16 Ver Charles S. Baldwin, «Medieval Romance: L iterary Motives», «Medieval Romance:
Literary Forms". Three Medieval Centuries o j Literature in England, 1100-1400, New York, 1968.
John Speirs, Medieval English Poetry. The Non - Chaucerian Tradition. London, 1966.
Literatura inglesa antigua 21
“King H orn”. Los poemas más interesantes de ambiente sajón son: King
Horn (El rey Horn, fin del siglo XIll), Havelok the Dane (Havelok el danés)
y Guy of Warwick (ambos de principios del siglo XIV), dos de ellos poemas
de aventuras, y el últim o de caballerías, arrepentim iento y conversión. El
prim ero es un cuento de unos 1.500 versos sobre el príncipe Horn, de la
isla de Man, que, desterrado de su patria, y luego de Inglaterra, sale en
busca de renom bre y vuelve cuando está a punto de celebrarse la boda
de su novia —una princesa inglesa—, consiguiendo rescatarla airosam ente
y casarse con ella. El amor, que apenas tiene im portancia en Havelok, es
un elem ento dom inante en King Horn, lo cual se m anifiesta en m ultitud
de detalles. Este cuento en verso interesa extraordinariam ente po r repre
sentar un ejemplo de transición entre los «romances» de los siglos XII y
XIII y las baladas del período posterior. La actitud caballeresca del prínci
pe Horn, al aplazar el m atrim onio hasta haber conseguido dem ostrar su
valor en el combate, está com pletam ente de acuerdo con las exigencias
de la época 1S.
17 John Speirs, “Sir Gawayne and the Greene Knight". Medieval English Poetry. The Non -
Chaucerian Tradition, London, 1966. Sir Gawain and the Green Knight, ed. by J. R. R. Tolkien
and E. V. Gordon, second edition, revised by Norm an Davis, Oxford, 1967. Sir Gawain and
the Green Knight. A new translation by P. Stone, The Penguin Classics, Harm ondsworth, 1959.
Esteban Pujáis, “Una Navidad británica del siglo XIV”, en ABC, 23 de diciembre de 1975.
18 John Speirs, “King Horn". Ob. cit. Charles Sears Baldwin, “Middle - English Romances,
Distinctive and Conventional”. Three Medieval Centuries of Literature in England. 1100-1400,
New York, 1968.
22 Historia de la literatura inglesa
“Guy of W arw ick”. Guy o f Warwick (de unos 7.000 versos) relata las
aventuras de este caballero p a ra obtener la m ano de la hija del conde de
Warwick. Inm ediatam ente después, y a pesar de la dicha que le envuelve,
siente rem ordim iento por no llevar una vida bastante piadosa, y abandona
a su m ujer para salir de nuevo hacia Oriente y Tierra Santa en busca de
m ás hazañas. Finalmente, Guy regresa a su patria, y, convertido en erm ita
ño, m uere en brazos de su esposa, después de revelar su identidad. Este
poema es interesante desde el punto de vista español: su segunda parte
proporciona m aterial p ara los prim eros veintisiete capítulos de la fam osa
novela de caballerías valenciana Tirant lo Blanch (1490), de Joanot Marto-
r e l l 20. Estos cuentos en verso llam ados «m etrical romances» o «verse ro
mances», que durante tres siglos constituyeron una característica distinti
va de la litera tu ra inglesa, no deben considerarse como un fenómeno cultu
ral aislado. Em pezaron bajo los auspicios de aquel prerrenacim iento litera
rio europeo que surgió en el siglo XII, y vinieron a satisfacer una necesi
dad creada por el feudalism o. Se iniciaron con el establecim iento del siste
m a feudal norm ando, y fueron desapareciendo cuando este sistem a se des
m oronó al term inar la guerra de las Dos Rosas. La leyenda, la caballería
y el amor, fueron los elem entos más im portantes de la vida cortesana
feudal.
El poem a religioso “P earl”. Sería im procedente c e rra r este panoram a
de la poesía inglesa anterior a Langland y a Chaucer sin m encionar Pearl
(Perla, hacia 1375), elegía de 1.212 versos, que hace honor a su título, pues
constituye el poema religioso de m ayor calidad poética del período no r
mando. El asunto, probablem ente basado en una experiencia personal, se
refiere a un padre (el joyero) que ha perdido a una hijita de dos años (la
perla), y, al dorm irse sobre su tum ba, la sobreviene uña visión. En ella
se le aparece su hija, ya mayor, ataviada como una princesa, a la que con
tem pla al otro lado de un río, en un jard ín maravilloso: el Paraíso. Se ale
gra tanto de verla ta n encantadora, que intenta cruzar el río; pero la joven
le advierte la im posibilidad de hacerlo, a no ser a través de la m uerte.
El padre se acongoja; Perla le reconviene por su disgusto, y le anim a a
vivir contento, asegurándole que ella ha m ejorado de estado. El padre se
19 John Speirs, “Havelok the Dane". Ob. cit. The Lay o f Havelok the Dane, by W alter W.
Skeat, second ed. revised by K. Sisam, Oxford, 1967.
20 El autor, de Guy of Warwick tam bién utilizó pasajes enteros del Libre del orde de ca-
vayleria, de Ramón Llull. Ver Henry Thomas, Las novelas de caballerías españolas y portugue
sas. Traducción del inglés po r E steban Pujáis, Madrid, C.S.I.C., 1952, págs. 29-34.
Literatura inglesa antigua 23
consuela; pero en un momento de arrebato, al ver a su hija form ando parte
de tan gloriosa compañía, tra ta de atravesar la corriente. Entonces se des
pierta y, al verse junto a la tum ba de là niña, vuelve a la cruda realidad;
reflexiona en seguida, y logra consolarse gracias al claro recuerdo de una
visión tan alentadora. La estru ctu ra m étrica del poema está en extremo
elaborada, y, además de su perfección técnica, denota un alto grado de
sentim iento p o ético 21.
Beda. El escritor con cuyo nom bre podemos decir que arranca la pro
sa inglesa es el monje benedictino, historiador, doctor de la Iglesia y santo,
The Venerable Bede (6737-735) *. Se form ó en el m onasterio de San Pedro
y San Pablo de W earm outh y Jarrow , im portantísim o foco cultural anglo
sajón del norte de Inglaterra —en el obispado de Durham —,llegando a
ser uno de los hom bres m ás em inentes de la E uropa de su tiempo. Beda
escribió, sobre todo en latín, y su aportación consiste en comentarios a
varios libros del Antiguo y del Nuevo Testam ento, historias de santos, ex
tractos de la obra de Isidoro de Sevilla, obras de ortografía y de a rte poéti
ca. Su vida ofrece la armonía, sencillez y espiritualidad que los monjes
irlandeses supieron infundir en las fundaciones que llevaron a cabo en In
2 Bede, A History of the English Church and People. Translated by Leo Sherley - Price,
The Penguin Classics, 1955. Idem, The Ecclesiastical History of the English Nation, and The
Lives of St. Cuthbert and the Abbots (Edición m odernizada de la traducción de J. Stevens,
1723). Introduction by Dom David Knoles, London, 1963.
3 E. S. Duckett, Alcuin, Friend o f Charlemagne, New York, 1951.
4 Una de las pocas veces que Beda salió de Jarrow fue p ara ir a visitar a su discípulo
Egbert, que había sido nom brado arzobispo de York.
5 El respeto de Alcuino a la dignidad humana, y su comprensión y tolerancia se demues
tran en el hecho de que fue él quien pronunció la protesta de la Iglesia co ntra Carlomagno
cuando éste se empeñó en la conversión forzosa de las tribus sajonas de Germania. Ver Philip
Hughes, History of the Catholic Church, London, 1958, págs. 77-78.
6 Ver la selección de cartas de Alcuino en Select Translations from Old English Prose,
ed. by A. S. Cook and C. B. Tinker, New York, 1968.
Literatura inglesa antigua 25
El renacim iento del saber, que fue consecuencia del establecim iento de
los norm andos en Inglaterra y alcanzó su culm inación en el reinado de
E nrique II (1154-89), se m anifiesta especialm ente en un grupo de cronistas
que escriben en latín. Algunos de ellos ofrecen verdaderos valores litera
rios, y a todos les une el com ún denom inador de un sentim iento patriótico
conscientem ente desarrollado.
9 "W ulfstan's Sermon to the English” (1014). Select Translations from Old English, ed.
by A. S. Cook and C. B. Tinker, New York, 1968, págs. 192-199.
10 George K. Anderson, The Literature o f the Anglo-Saxons, Princeton University Press,
1966. Stanley B. Greenfield, A Critical History o f Old English Literature, University of London
Press, 1966. C. L. Wrenn, A Study o f Old English Literature, London, 1967. Select Translations
from Old English Prose, ed. by A. S. Cook and C. B. Tinker, New York, 1968.
11 Y añadía: «El sepulcro de A rtur no se encuentra en ninguna parte; de aquí que las
antiguas canciones profeticen su retorno». W. Lewis Jones, "The A rthurian Legend”, en el capí
tulo XII de The Cambridge History o f English Literature (vol. I), ed. by A. W. W ard and A.
R. Waller, Cambridge, 1949, pág. 243.
Literatura inglesa antigua 27
John of Salisbury y Roger Bacon. Aquí nos interesan sobre todo dos
nombres: el precursor del hum anism o, John of Salisbury (1110-80) y el filó
sofo Roger Bacon (c. 1214-92). Ambos tienen relación estrecha con la crítica
y el pensam iento literarios. Salisbury fue alumno de Abelardo; estudió en
París y en Chartres, y escribió el Policraticus y el Metalogicus, obras de
política, m oral, filosofía, lógica y pedagogía, que abordan aspectos de la
vida intelectual de su tiempo. El recelo de Alcuino contra la litera tu ra clá
sica, por considerarla pagana, lo transform a Salisbury en com prensión y
aprecio de los valores hum anos y literarios de los antiguos, y recom ienda
los clásicos no sólo como modelos gram aticales y retóricos, sino como por
tadores de contenidos culturales que deben instruir y deleitar a los hom
bres, proporcionándoles un sentido hum anístico de los valores de la litera
tu ra clásica de la Antigüedad. Desde el punto de vista literario, Bacon es
relevante por recom endar cautela ante la llam ada autoridad y el documen
to. Son im portantes sus advertencias sobre las corrupciones de los textos,
el cotejo de m anuscritos, la com probación de dudas, y la necesidad de re
c u rrir al texto primitivo. Ante los antiguos adopta una actitud crítica. Co
mo Salisbury, y los hum anistas, acepta su estudio como fuente de verdades
teológicas y filosóficas; pero tiene suficiente audacia para declarar, por
ejemplo, que Aristóteles no lo sabía todo, y que los antiguos podían e rra r
por ser hum anos y, además, por pertenecer a una época m ás prim itiva.
E sta últim a reflexión es im portantísim a p ara la historia del pensam iento
y de la literatura, pues ofrece u n a visión de perspectiva y de sentido histó
rico del tiempo, sin cuyo elem ento dinámico es imposible em pezar a for
m ular los prim eros principios de la historia de la literatura. Bacon compu
so tratados de gram ática, lógica, m atem áticas, física y filosofía — Opus ma-
jus, etc.—, siendo el precursor del m étodo experim ental en el. campo de
la investigación científica. Escribe en latín; pero aconseja el estudio de las
lenguas «ánglica» y «gótica» po r las ventajas comerciales y políticas que
puede proporcionar su conocim iento 15.
15 Ver J. E. Sandys, «English Scholars of Paris and Franciscans from Oxford. Latin Lite
rature of England from John of Salisbury to Richard of Bury», en el capítulo X de The Cam
bridge History oj English Literature (vol. I), ed. by A. W. W ard and A. R. Waller, Cambridge,
1949. R. M. Wilson, Early Middle English Literature, London, 1968. W. R. Sorley, A History
oj English Philosophy, Cambridge University Press, 1951.
CAPITULO II
1 Una selección de estos poemas breves, que proceden del Christ I —del ciclo de
Cynewulf—, se hallan traducidos al inglés moderno en Charles W. Kennedy, Early English Chris
tian Poetry, London, 1952.
30 Historia de la literatura inglesa
así como los debates, de procedencia francesa. Ahora bien, en los siglos
XIII-XIVnos encontram os con una lírica anónim a de calidad exquisita, cu
yos m ejores ejemplos son los esencialm ente ingleses. Esto es lo difícil de
explicar: el chispazo lírico de los poem itas autóctonos, que son los que
presentan este frescor de inspiración, esta autenticidad, este aliento de aire
m atinal y olor a tomillo característico de la verdadera lírica. Pretender
descubrir sus causas sería in te n ta r resolver el m isterio mismo de la poesía.
Poem itas líricos como el «Cuckoo song» («Canción del cuclillo»), «Alison»,
«Spring - tide» («Primavera»), «Blow, N orthern Wind» («Sopla, viento del
Norte») y «This W orld's Joy» («La alegría de este mundo»), casi todos de
hacia 1300, constituyen un m ilagro poético, que aquí se da ya con la súbita
espontaneidad de lo prim ario e incipiente. Un buen ejemplo es «The Irish
Dancer» («La bailarina irlandesa»):
I am o f Ireland
A nd of the holy land
Of Ireland.
Good sir, pray I thee,
For o f saint charity
Come and dance with me
In Ireland.
(Soy de Irlanda
De la tie rra santa
De Irlanda.
Señor, tened la bondad,
Por la santa caridad,
Venid conmigo a bailar
En Irlanda.)
bien, le pide que no se enoje por ello, y, en los dos versos finales, aparece
aquel enternecedor sentimiento m aternal, en el que aprieta los pies del
Niño contra su pecho para librarlos del frío.
3 La valiosa colección titulada The Early English Carols, de R. L. Greene (1935), distribu
ye estos 474 «carols» en 42 tem as o divisiones. Navidad y su am biente agrupan 127 «carols»,
a los cuales habría que añadir 14 «carols» de cuna, algunos de los cuales representan a la
Virgen cantándole al Niño, y 24 «carols» de la Anunciación, que naturalm ente se refieren o
enlazan o implican el ciclo de Navidad.
4 A Selection of English Carols, ed. by Richard L. Greene, Oxford, 1962. Ver el grupo de
«carols» incluido en el Libro IV de Oxford Book o f Ballads. Chosen and ed. by A rthur Quiller -
Couch, Oxford, 1955.
5 En el Evangelio apócrifo de la infancia de Jesús se encuentran dos narraciones encan
tadoras. Una, la del «Villancico del cerezo»; la o tra se refiere al robo de que M aría y José
iban a ser víctimas, en su viaje, por p arte de unos ladrones, que, viéndolos tan pobres, les
dieron de com er y los dejaron m archar. Inevitablemente, uno de los ladrones sería el buen
ladrón del Calvario. El buey y la m uía —o el asno— de los villancicos proceden del Evangelio
apócrifo de Navidad, como tácitos y simbólicos representantes de la naturaleza en el Nacimien
to del Salvador. Ver Daniel Rops, Jésus et son temps, Capítulo II, París, 1945.
34 Historia de la literatura inglesa
LANGLAND Y CHAUCER
la N aturaleza con el deseo de conquistar una bella águila hem bra. Enton
ces empieza el debate. La diosa N aturaleza dispone que sea la interesada
la que escoja, y ésta, respaldándose en él refrán de que «quien bien ama
tarde olvida», pide un año de tiempo p a ra reflexionar y poner a prueba
la firm eza de los pretendientes. El poem a es indudablem ente una alusión
personal a alguna princesa de la época, requerida por varios príncipes.
Se tra ta de una obra bien construida y agradable, cuyo sentido literario
y propósitos hum anísticos son bien claros. Empieza con el famoso pensa
m iento de H ipócrates y Horacio:
de tiempo inmemorial. Ese día, la juventud inglesa podía enviar regalos y mensajes amorosos
y escoger pareja para el año.
12 E sta estrofa se llamó «rhyme-royal» porque Jacobo I de Escocia la utilizó posterior
mente p ara su poema The King's Quair (1423-4).
13 R obert Henryson, The Testament o f Cresseyd (c. 1492); Shakespeare, Troilus and Cres-
sida (c. 1602), y tam bién Dryden, Troilus and Cressida (1679).
14 Hamlet, Acto II, verso 146.
40 Historia de la literatura inglesa
con muy buenos ojos que su sobrina arrebate de tal m anera el corazón
del príncipe troyano. A lo largo de la obra hay m omentos culm inantes,
como la triunfal aparición de Troilo a caballo, de regreso del campo de
batalla, m anchado de polvo, sudor y sangre, visión que subyuga a Criseida;
las reflexiones que se hace la joven ante la im presión que le h a causado
Troilo, y lo que su corazón la em puja a hacer; y las audaces y gloriosas
m anifestaciones del am or conseguido. Troilo y Criseida serán am antes du
rante tres años, que tran scu rren como tres días de felicidad gloriosa. Pero
aquí, como en Rom eo and Juliet, fuerzas externas vendrán a im ponerse
sobre la voluntad de los am antes. Por un inxercambio de prisioneros, Cri
seida pasará al campo griego, donde está su padre, a cambio del príncipe
troyano Antenor. Allí cae bajo la fascinadora atracción de Diomedes, que
la solicita asiduam ente; y, h a sta cierto punto compadecida de las heridas
del joven griego, va cediendo, y, tan sólo en diez días llega a preferirlo
a Troilo. Chaucer no determ ina bien la causa de la desviación de Criseida;
de modo que el carácter de la joven queda, en el poema, bastante en entre
dicho. Pero Chaucer tiene sus reservas de hom bre realista, y no se com pro
mete. H a habido correspondencia epistolar entre Troilo y su amada, el tro
yano no se explica la súbita desviación de una m ujer que ha sido suya
durante tres años y le ha hecho toda clase de prom esas de fidelidad. En
un encuentro en el campo de batalla, Troilo y Diomedes luchan sin conse
cuencias graves. Finalm ente, Troilo cae en manos de Aquiles. Chaucer no
nos dice de un modo claro lo que pasará. Sabemos que Criseida ju ra am or
a Diomedes, y suponemos que cum ple su juram ento.
15 Alcestis, m ujer de Admeto, rey de Perea (Tesalia), dio la vida p a ra salvar a su marido.
Alcestis es la protagonista de una tragedia de Esquilo.
Langland y Chaucer. Desde Gower hasta Skelton 41
Entre las notables figuras de Gower y Skelton, se sitúan los contem po
ráneos y los seguidores de ΟΙωμϋεΓ. Estos últim os vienen a llenar en lo
posible el vacío que en la poesía inglesa ilustrada se produjo en el siglo
XV. Es difícil explicar satisfactoriam ente las causas intrínsecas de esta es
casa fertilidad. Las circunstancias visibles pueden ser la últim a parte de
la G uerra de los Cien Años, seguida po r la de las Dos Rosas, que asoló
m uchas de las baronías inglesas. Estos factores, aunque no conclusivos,
son verosímiles por lo que respecta a la poesía cortesana, que solía vivir
al am paro del mecenazgo; pero es difícil creer que pudieran afectar al ver
dadero genio poético. Por lo demás, la poesía popular siguió floreciendo
a lo largo de este mism o período.
16 Hay traducción española, en prosa, de The Canterbury Tales, p o r Pedro Guardia, Bar
celona, Bosch, 1978.
17 George Neilson, Barbour: Poet and Translator, London, 1900. John B arbour, The Bruce,
ed. by W. Mackay Mackenzie, London, 1909. Idem, The Bruce. Traducción al inglés moderno
p or G. E. Todd, Glasgow, 1907. Idem. Traducción de J. E. Weston, Boston, 1914.
Langland y Chaucer. Desde Gower hasta Skelton 45
escoceses 18. Paradójicamente, el conocido fragm ento sobre la libertad, tan
apreciado por los ingleses, pertenece a The Bruce y se refiere a Escocia.
18 Respecto de Bruce existe la generalizada leyenda «Bruce and the Spider» («B. y la ara
ña»), que cuenta cómo, en el período en que Bruce se encontraba escondido en la isla de Rathin
—al N. de Irlanda—, vio una araña que intentaba colgar la tela de una viga. Fracasado el
prim er intento, la araña continúa h asta realizarlo. Este ejemplo de constancia animó a Bruce,
que abandonó la isla en 1307, desem barcó en Carrick, y, luchando infatigablemente, consiguió
arro jar a los ingleses de Escocia.
19 J. H. Fisher, Gower: Moral Philosopher and Friend o f Chaucer, New York, 1964. C. S.
Lewis, The Allegory of Love, New York, 1958. John Gower, Complete Works, ed. by G. C. Ma
caulay (4 vols.), Oxford, 1899-1902. Idem, Confessio amantis (The Lover’s Shrift). Translated
into m odern English by Terence Tiller, Penguin Books, 1963. Es una adecuada selección que
comprende alrededor de un tercio del original.
20 Chaucer dedicó a Gower su poema Troilus and Criseyde. Ver Libro V, estrofa 266. Go
w er elogia a Chaucer hacia el fin de Confessio amantis, Libro VIII, versos 2.941-2.956.
46 Historia de la literatura inglesa
21 George Saintsbury, «The English Chaucerians». G. Gregory Smith, «The Scottish Chau-
cerians». Vol. II, The Cambridge History o f English Literature, ed. by A. W. W ard and A. R,
Waller, Cambridge, 1949. H. S. Bennett, Chaucer and the Fifteenth Century, Oxford, 1958.
22 James I, King of Scotland, The K ing’s Quair, ed. by W. Mackay Mackenzie, London, 1939.
23 M arshall W. Stearns, Robert Henryson, New York, 1949. R obert Henryson, The Testa
m ent of Cresseid, ed. by Denton Fox, London, 1968. Robert Henryson, Poetical Works, Oxford, 1981.
Langland y Chaucer. Desde Gower hasta Skelton 47
de Escocia e Inglaterra p ara sim bolizar el m atrim onio del rey escocés Ja-
cobo IV con M argarita Tudor. El poem a tam bién está organizado onírica
mente, y utiliza la imagen tradicional de la m añana de mayo con los con
vencionalismos ambientales representativos de la naturaleza. Gavin Douglas
(14747-1522)2S, aunque menos im portante, merece ser recordado por haber
traducido al inglés toda la Eneida de Virgilio; comenzó este trabajo en 1512;
apareció postum am ente en 1553.
30 Por ejemplo, los titulados «To M istress M argery Wentworth», «Το Mistress Isabel Pen
nell» y «Το M istress Margery Hussey».
31 Son buenas antologías del período las de: F ernand Mossé, Manuel de l'anglais du Mo
yen Âge, Paris, 1949. Traducción inglesa, Handbook o f Middle English, Baltimore, 1952. A Gui
de to English Literature (vol. I), ed. by Boris Ford, Pelican Books, 1954. The Oxford Book o f
Medieval English Verse. Chosen by Celia Sisam, Oxford, 1970. J. B. Trapp, Medieval English
Literature. The Oxford Anthology of English L iterature, New York, 1973.
50 Historia de la literatura inglesa
Desde los tiempos de Enrique II —segunda m itad del siglo XII —, en los
que se desarrollaba aquella escena de Ivanhoe en que W alter Scott hacía
sostener a un porquero y a un bufón un curioso diálogo donde se señala
ban los térm inos anglosajones y norm andos para nom brar distintos anim a
les desde que pasaban del cuidado del siervo a la m esa del señor, la lengua
inglesa, en su acepción académ ica de «inglés medieval primitivo», se fue
abriendo paso a través del francés im portado por los norm andos, y, hacia
mediados del siglo xiv, las escuelas, la corte y los tribunales de justicia
tuvieron que aceptar la fuerza del hecho lingüístico. Las escuelas empeza
ron a servirse del inglés después de la peste bubónica (1348-9); los tribuna
les lo utilizaron p ara sus procedim ientos legales desde 1362, y el canciller
del reino abrió el Parlam ento con discursos en inglés los años 1362, 1363
y 1364. Antes de que term inase el siglo XIV, ya no se podía d ar por su
puesto que quienes deseaban aprender tenían que saber francés o latín.
TRADUCCIÓN Y COMPOSICIÓN
1 Malcolm Letts, Sir John Mandeville: the Man and His Book, London, 1949. The Bodley
Version of Mandeville’s Travels, ed. by M. C. Seymour, Oxford University Press, 1963. The Tra
vels of sir John Mandeville, New York, 1964. Edición ilustrada con 119 grabados.
2 El Speculum naturale y el Speculum historíale del dominico Vincent de Beauvais (s. xm),
el itinerario de T ierra Santa de Guillermo Boldensele y los viajes misionales por el Este del
franciscano Odorico de Pordenone. E rnest A. Baker, The History o f English Novel (vol. I), New
York, 1957, pág. 80.
52 Historia de la literatura inglesa
5 Eugène Vinaver, Sir Thomas Malory, Oxford, 1929. E. K. Chambers, English Literature
at the Close of the Middle Ages, Oxford, 1945. Thomas Malory, Le Morte d'Arthur. Texto de
Caxton. Introducción de John Rhys, London, Dent, 1963. Malory, Works, ed. by Eugène Vina-
ver, London, Oxford University Press, 1954, 1966. Idem, The Tale o f the Death o f K ing Arthur,
ed. by Eugène Vinaver, Oxford, 1967. S ir Thomas Malory, King Arthur and his Knights, ed.
by R. T. Davies, London, 1967. .
54 Historia de la literatura inglesa
ravilloso nacim iento de A rtur, la intervención del sabio Merlin, el triunfan
te reinado del gran m onarca; pero la h istoria encierra ya en un principio
elem entos prim arios de destrucción, que consisten en el incesto —aunque
no consciente— cometido por A rtur con Margawse, su herm ana por parte
de m adre, en su m atrim onio con Ginebra, una dama que le tenía que ser
infiel con Lanzarote, y continúa con el fracaso de éste en la búsqueda del
Santo Grial y la obtención del Cáliz por p arte de su hijo Galahad, represen
tante de la pureza. La obra term ina con la narración de la m uerte de A rtur
a consecuencia de la herida que le causó M ordred —hijo del incesto—, en
una batalla en la que éste m uere tam bién de una lanzada de su padre.
La profecía de M erlin quedaba cumplida: el cuerpo de A rtur era conducido
en una b arca que unas dam as dirigieron hacia la isla de Avalon; Ginebra
arrepentida, se encerraba en un m onasterio y Lanzarote se convertía en
erm itaño.
Definitivamente el conjunto narrativo de Malory, tanto en la versión
de Caxton (Mort d'Arthur, 1485), como en la de E. Vinaver (Malory: Works,
1954, según el m anuscrito de W inchester, descubierto en 1934), es una obra
m aestra de la litera tu ra inglesa, llena de imaginación y vibración poéticas.
Es cierto que el libro carece de consistencia m oral en no pocas circunstan
cias: el hecho mismo de considerar a Lanzarote y Ginebra como modelo de
am adores es una de ellas. De aquí la ensañada crítica del pedagogo Roger
Ascham, cuando afirm aba que todo el placer del libro consistía en la m a
tanza y la alcahuetería. Es tam bién indudable que la obra no posee una
estru ctu ra com pacta y adolece de falta de unidad argum entai y de pensa
miento; pero tiene unidad de fondo, de estilo y de ambiente, y hay que re
conocer que con ella Malory creó la m ejor narración im aginativa de la épo
ca medieval. La prosa de Malory, tanto en la versión de Caxton como en la de
Vinaver, es espontánea, sugestiva y fascinantem ente poética. Obras como
ésta constituyen im portantísim os jalones en un determ inado género, y, en
este caso, la Mort d ’A rthur deja la puerta abierta a la novela isa b e lin a 6.
6 The End of the Middle Ages, Vol. V de The Cambridge History o f English Literature,
ed. by A. W. W ard and A. R. Waller, Cambridge, 1949. H. S. Bennett, Chaucer and the Fifteenth
Century, Oxford, 1958. E. K. Chambers, English Literature at the Close o f the Middle Ages,
Oxford, 1957. E rnest A. Baker, The History o f the English Novel. From the Beginnings to the
Renaissance. Vol I, New York, 1957. P ara la prosa del período medieval son útiles las antolo
gías de: Fernand Mossé, Manuel de l ’anglais du Moyen Âge, Paris, 1949. Traducción inglesa,
Handbook of Medieval English, Baltim ore, 1952. Fourteenth Century Verse and Prose, ed. by
Kenneth Sisam, Oxford, 1959. The Oxford Book o f English Prose, chosen and ed. by A rthur
Quiller-Couch, Oxford, 1948. An Anthology o f English Prose (Bede - Stevenson), arranged by
S. L. Edwards, London, 1953. The Pelican Book o f English Prose (From the beginnings to 1800),
ed. by Roger Sharrock, Penguin Books, 1970.
Langland y Chaucer. Desde Gower hasta Skelton______________________55
"M isterios” y “m ilagros”. El prim er ejemplo dram ático del que hay
noticia en Inglaterra se refiere a un «milagro» de Santa Catalina, represen
tado en Dunstable (Bedfordshire) hacia el año 1119. Acaso fuese su autor
el abate Geoffrey of St. Albans, pero no existe ningún m anuscrito. En cam
bio, sí tenemos dos obritas del dram aturgo Hilarius: el «milagro» de St.
Nicholas y el «misterio» The Rising of Lazarus (La resurrección de L.). Estos
dram itas, pertenecientes al siglo XII, se escribieron en latín como todos
los de este período. El prim er fragm ento dialogado de un posible «miste
rio» escrito en inglés es The Harrowing of Hell (Descenso al infierno), en
el que se dram atiza la aparición de Cristo a los infiernos para salvar las
alm as de los justos; es probablem ente de fines del siglo XIII. Sin embargo
—según los textos existentes—, h a sta m ediados del siglo xiv no florece el
dram a litúrgico inglés, como dem uestran las cuatro series de «misterios»
correspondientes o atribuidos a cuatro im portantes ciudades inglesas: York,
Wakefield, Chester y Coventry. Los dram as que constituyen estos cuatro
ciclos suelen rep etir sus tem as m ejor o peor realizados, y son ejemplos
felizm ente conservados de lo que debió de suceder en otras ciudades b ritá
nicas prósperas y activas del Medioevo.
Gracias al impulso del Concilio de Viena (1311), la festividad del Corpus
Christi empezó a adquirir esplendor. Pocos decenios después, y por razo
nes de esparcim iento artístico y de cultura religiosa del pueblo, se estable
ció que en la procesión del Corpus se dram atizara la concepción cristiana
del universo desde la creación del m undo hasta el juicio final. En con
secuencia, se desarrollaron p a ra la escena pasajes del Antiguo Testam ento
o de los Evangelios que pudieran presentar, en una form a dram ática senci
lla, una visión orgánica de la historia del hombre. Así, en cada uno de
los carros que recorrían los principales puntos de la,ciudad, se representa
ba el «misterio» correspondiente ante los ciudadanos allí congregados, que
veían desfilar los escenarios y asistían a la representación de ciertos pasa
jes, dram atizados según la habilidad de los autores y actores. Estos carros
y «misterios» corrían a cargo de los gremios de artesanos, que rivalizaban
4 Ver «Everyman» and. Medieval Miracle Plays, ed. by A. C. Cawley, London, Dent, 1956,
págs. XII-XIII.
Langland y Chaucer. Desde Gower hasta Skelton 59
1440, pero se supone que la fecha de composición es unos veinte años ante
rior. Los nom bres de los personajes aparecen generalm ente en inglés en
el texto, pero en las entradas van en latín. La acción se centra en la carre ra
del hom bre y su destino últim o. El argum ento es complicado y se propone
exponer la trayectoria espiritual de la H um anidad desde su origen h asta
el día del Juicio Final. La poderosa trinidad negativa —Mundo, Demonio
y Carne— pregona orgullosam ente su poder desde sus estrados, con el pro
pósito de adueñarse del Alma del Hombre. El Ángel Malo y el Ángel Bueno
luchan por la posesión del Hom bre, que se deja arre b a ta r por los Siete
Pecados Capitales. Pero la Confesión y la Penitencia lo libran del poder
de éstos y lo instalan en el Castillo de la Perseverancia. Los Siete Pecados
Capitales asedian el castillo, pero son rechazados por andanadas de rosas,
símbolos de la Pasión, disparadas por las Virtudes. La Avaricia, sin em bar
go, tienta al Hom bre y se lo lleva del castillo. El Hom bre se entrega a
ella, y finalmente, llega el m om ento de la Muerte, que reclam a su presa.
Entonces el Hom bre recurre a la M isericordia, y, al m orir, aparece ante
el Trono celestial en espera del Juicio. La Justicia pronuncia estas pala
bras: «Que beba del licor que haya elaborado»; pero la Gracia apela a la
Pasión de Cristo y logra salvar el Alma del Hombre. The Castle of Perseve
rance es una pieza dram ática eficazm ente desarrollada. El autor, anónimo,
hace una síntesis de los dos tem as triples que preocupaban tanto a la ética
y a la teología del período —el alm a, el m al y el bien; el juicio, el infierno
y la gloria—, y consigue darles el necesario relieve. E sta im portancia venía
determ inada por el aspecto de la sociedad, que en el siglo XV m ostraba
señales definitivas de em prender el camino de la adquisición de bienes m a
teriales. En esta «moralidad» se añaden nuevas abstracciones, como Bonus
Angelus, Hum anum Genus, que realzan el valor del dram a, aunque a veces
producen cierta confusión psicológica. El autor m uestra tener u n a visión
am plia de la vida de su tiempo, y realiza un análisis de la m ism a con len
guaje adecuado y profusión de imágenes. La obra es un tanto prolija, pero
sostiene su interés dram ático desde el principio hasta el fin. El dram atu r
go m uestra com petencia m étrica, y, en general, utiliza la estrofa rim ada
de trece, nueve y cuatro versos, heredada de los «milagros». La obra es
seguida, como si fuera un poem a dram ático; pero se puede dividir en cua
tro actos 5.
5 Ver The Drama to 1642, capítulos I, II y III, vol. V, de The Cambridge History o f E n
glish Literature, ed. by A. W. W ard and A. R. Waller, Cambridge, 1950. E. K. Chambers, «Medie
val Drama», English Literature at the Close o f the Middle Ages, Oxford, 1957. Son fácilm ente
asequibles las colecciones de dram as medievales siguientes: Everyman and Medieval Miracle
Plays, ed. by A. C. Cawlay, London, Dent, 1956. English Miracle Plays, Moralities and Interludes,
ed. by Alfred W. Pollard, Oxford, 1965. Seven Miracle Plays, ed. by Alexander Franklin, Oxford
University Press, 1970.
CAPITULO III
3 The Oxford Book of Sixteenth Century Verse. Chosen by E. K. Chambers, Oxford, 1945,
recoge tres poemas breves de Enrique VIII: «The Holly», «Το his Lady» y «Passtime».
4 Kenneth Muir, Life and Letters o f Wyatt, Liverpool, 1949. Thomas Wyatt, Collected Poems,
ed. by Kenneth Muir, London, 1963. Patricia Thomson, Wyatt and his Background, London,
1964. Idem, Collected Poems, ed. by. K. M uir and P. Thomson, Liverpool, 1969. Ver los poemas
de T. W yatt en Silver Poets o f the Sixteenth Century, ed. by Gerald Bullett, London, 1957.
También en la antología de John H ollander and F rank Kermode, The Literature of Renaissance
England, Oxford University Press, 1973.
5 El soneto procede de Romanello o de P etrarca («Una candida cerva»); pero la aplica
ción personal que W yatt hace en su poema parece conclusiva. Sobre los amores de W yatt y
Ana Bolena, véase H arold Child, «The New English Poetry», capítulo VIII del vol. III de The
Cambridge History of English Literature, ed. by A. W. W ard and A. R. W aller, Cambridge, 1949.
66 Historia de la literatura inglesa
6 E. Casady, Henry Howard, Earl o f Surrey, New York, 1938. Surrey, Poems, ed. by Emrys
Jones, Oxford, 1964. En las antologías citadas, The Oxford Book o f Sixteenth Century Verse
y Silver Poets of the Sixteenth Century, la poesía de Surrey está suficientemente representada.
También en la antología de John H ollander and Frank Kermode, The Literature o f the Renais
sance England, Oxford University Press, 1973.
Hacia el Renacim iento inglés 67
2. HUMANISTAS Y REFORMISTAS
7 Su editor fue William Baldwin, y la obra es más im portante como historia m oral que
como poesía. Su prim era edición (1559) contenía diecinueve narraciones trágicas, escritas p or
diversos autores. Las últim as ediciones llegaron a noventa y ocho historias. Lo m ejor de la
obra son las aportaciones de Thomas Sackville a la edición de 1563. J. W. Cunliffe, «A M irror
for M agistrates». Vol. Ill de The Cambridge History of English Literature, ed. by A. W. W ard
and A. R. Waller, Cambridge, 1949.
1 Renascence and Reformation. Vol. I ll de The Cambridge History o f English Literature,
ed. by A. W. W ard and A. R. Waller, Cambridge, 1949. C. S. Lewis, English Literature in the
Sixteenth Century, Oxford, 1954.
2 William Roper, The Mirrour o f Vertue: or the Life o f More, Paris, 1625. De esta biogra
fía de More, escrita por su yerno W. Roper, hay ediciones de E. V. Hitchcock, London, 1935;
R. S. Sylvester, London, 1959; E. E. Reynolds, London, 1969. William Roper and Nicholas Harps-
field, Lives o f Saint Thomas More, London, Dent, 1969. R. W. Chambers, Thomas More, London,
1963. Andrés Vázquez de Prada, Sir Tomás Moro. Lord Canciller de Inglaterra, Madrid, 1962.
Esteban Pujáis, «Humanismo y heroísmo en Thomas More», Drama, pensamiento y poesía en
la literatura inglesa, Madrid, 1965; 1982. Thomas More, Works in English, ed. by William Ras-
tell, London, 1557. Idem, Utopia y A Dialogue o f Comfort Against Tribulation, London, 1957.
La traducción de la Utopia de su original latino al inglés es la de Ralph Robinson (1551). Hay
traducción m oderna de Legeia Gallagher en M ore’s «Utopia» and Its Critics, Chicago, 1964.
68 Historia de la literatura inglesa
dar valiéndose del a rte literario. Su finalidad últim a pudo ser el espejo
de sana ética y sentido de justicia que el reino de Utopia —en el que no
se conocía el cristianism o— presentaba al m undo cristiano de la época,
singularm ente a Inglaterra. La publicación de la Utopia hizo el nom bre
de Thomas More famoso en toda Europa. La obra consta de dos partes:
la p rim era es una descripción de la vida social inglesa de principios del
siglo XVI y una delación de la corrupción y la injusta distribución de la
riqueza, sobre todo de la acaparación en gran escala de la propiedad rural.
La segunda parte, que constituye la Utopia propiam ente dicha, presenta
la e stru c tu ra de un tratado, y su estilo, aparentem ente serio, podría ser
inicialm ente desorientador. Sin embargo, detrás de su grave arquitectura
se descubre en seguida un relato divertido y paradójico, un discurso de
ingenio y hum or, que reverbera con reflexiones profundas en el entrecho
car anecdótico y cómico de los com entarios y las situaciones. No se puede
tom ar al pie de la letra lo que More cuenta del país de Utopía, de su rey,
de su capital, de sus ciudadanos, sus leyes y costum bres. En esta isla im a
ginaria, en la que no existe la opresión ni la propiedad individual absoluta,
y cuyos habitantes viven en paz y sosiego porque allí no se adm ite a los
abogados, todos se rigen según principios y costum bres firm es y elem enta
les de sentido común y elevado nivel espiritual. Allí se desprecian las joyas
y los adornos excesivos, por creerlos cosa de sociedades bárbaras, y se
respeta a las personas por lo que son y no por lo que tienen o llevan enci
ma; allí se han resuelto muchos de los problem as sociales y m orales que
abrum an a las sociedades reales de todos los tiempos. Ahora bien, los uto-
pianos pueden tener costum bres bastante chocantes respecto a las conoci
das en la E uropa del siglo xvi, como el hecho de que las m ujeres puedan
ser sacerdotes o el curioso procedim iento de escoger m arido o mujer. En
estos casos, como en muchísim os otros, sale a flote el More burlesco, que
apunta contra alguna insensata innovación o despropósito de la época. Pe
ro, en m edio de la festiva comicidad de las anécdotas y de la irónica des
cripción, aparece el sólido buen juicio del sabio hum anista, que, como ha
hecho frecuentem ente Chesterton en nuestro siglo, pone verdades incontes
tables ante los ojos de los hom bres envueltas en incongruentes paradojas.
Con la palabra «utopía», More añadió un concepto útilísim o al pensam ien
to m oderno.
El Dialogue of Comfort against Tribulation, escrito en la Torre de Lon
dres, m ientras esperaba su hora final, es una obra en que, simbolizadas
en el tem or de la H ungría de la época ante la amenaza turca, More nos
describe las condiciones en que se iban a encontrar los católicos ingleses
frente a la opresión del protestantism o reform ista, que se les echaba enci
ma. E sta circunstancia, llevada al terreno personal, significa el testam ento
que el sabio hum anista deja a la posteridad respecto a cómo debe condu
cirse el hom bre en tales momentos, estableciendo que la verdad absoluta
tiene que anteponerse a toda verdad relativa, y, por descontado, a toda
com odidad particular, aunque esta com odidad no tenga un m atiz indivi
dual y se presente disfrazada de sacrificio por alguna causa tem poral, pa
triótica, fam iliar o afectiva. La obra está estru ctu rad a en form a de diálogo
70 Historia de la literatura inglesa
3 John Bourchier, Lord Berners, Froissart: The Chronicles of England, France, Spain (2
vols.), 1523-5, ed. by W. P. K er (6 vols.), London, 1901-3. Idem, The Golden Book o f Marcus
Aurelius, ed. by J. M. Galvez, Berlin, 1916. Idem, The Castle o f Love, London, 1549.
4 Thomas Elyot, The Book Named The Governor, 1531, ed. by H. H. S. Croft, London, 1883.
Idem, Dictionary (1538), llamado tam bién Bibliotheca Elyotae (1545), el p rim er diccionario
latino-inglés.
Hacia el Renacim iento inglés 71
5 A. W. Pollard, Records o f the English Bible, 1525-1611, Oxford, 1911. The Bible in its A n
cient and English Versions, ed. by H. W heeler Robinson, Oxford, 1954. A. S. Cook, «The Autho
rized Versión and its Influence». Vol. IV. The Cambridge History of English Literature, ed.
by A. W. W ard and A. R. Waller, Cambridge, 1950.
6 Roger Ascham, English Works, ed. by W. Aldis W right, Cambridge, 1904.
72 Historia de [a literatura inglesa
establecim iento de los géneros que constituirán los fundam entos de la d ra
m ática m oderna: la comedia, el dram a histórico y la tragedia.
AUTORES DE ENTREMESES
3 El argum ento de Fulgens and. Lucres deriva de De vera nobilitate del hum anista italia
no Bonaccorso. Es probable que se representara alrededor de la Navidad de 1497, ante los
em bajadores español y flamenco, en Lambeth Hall, el palacio del cardenal Morton. Ver Frede
rick S. Boas, Tudor Drama, Oxford, 1963, pág. 4. Hay edición en Five Pre-Shakespearean Come
dies, ed. by Frederick S. Boas, Oxford, 1958.
74 Historia de la literatura inglesa
nada por el afán didáctico del adaptador. La publicó anónim a John Rastell,
que suele ser considerado como su a u to r 4.
ORÍGENES DE LA COMEDIA
4 John Rastell, Calisto and Melebea (c. 1527), edición de H. W. Allen, London, 1909. Con
referencia a La Celestina y a su condición de comedia humanística, véase Rafael Lapesa, «La
originalidad artística de La Celestina», en Poetas y prosistas de ayer y de hoy, Madrid, Gredos, 1977.
5 G. W. Robert Bolwell, The Life and Works o f John Heywood, New York, 1921. John Hey
wood, Dramatic Writings, ed. by John S. Farm er, London, 1905. Hay edición reciente de los
tres principales entrem eses de Heywood, The Play o f the Weather, The Pardoner and the Friar
y The Four PP, adaptada al inglés m oderno p or M aurice Hussey y Surendra Agarwala, London,
Heinemann, 1968.
Hacia el Renacim iento inglés 75
1553), de Nicholas Udall (1505-56)6. Udall era director del colegio de Eton,
y escribió esta obra para sus alumnos. E n ella adoptó la división clásica
en actos y escenas y presentó, en una am bientación tudor, algunos de los
personajes que el teatro latino había heredado de M enandro. La comedia
consiste en exponer la inconsistencia del protagonista y revelar que sus
hazañas en el am or y en la guerra no scfn m ás que ficciones de su fanfarro
nería. A pesar de la ascendencia latina de esta comedia, Udall consigue
in sertar en las situaciones, en el diálogo y en la caracterización, rasgos
visiblem ente ingleses, que corresponden de un modo adecuado a la época
en que se escribió.
Quizá sea algo anterior la comedia anónim a Gammer Gurton's Needle
(La aguja de la señora G., escrita entre 1550-3) de Mr. S. M aster of A rt7.
Su argum ento es sencillísimo y de vena fársica y caricaturesca. Se trata
de encontrar una aguja de coser, caso ridículo, que aquí constituye un pro
blem a form idable. Pero el autor h a sabido captar con tanto hum or y realis
mo la com icidad de las situaciones, y m u estra un garbo tan saleroso para
el diálogo, que convierte un asunto trivial en una interesante comedia. La
pérdida de la aguja, en esta pieza, levantará aún m ás indignación y bullicio
que la desaparición del huevo o de la gallina en el Corbacho del Arcipreste
de Talavera (1398P-1470), cuentos con los cuales esta obra se puede relacio
n ar por su intención. La aguja, al fin, aparecerá prendida en la p arte trase
ra de los calzones de cuero del criado Hodge, que la señora Gammer estaba
cosiendo cuando tuvo que in terrum pir la labor. Es una comedia cruda,
que denota un auténtico conocimiento de la vida y del lenguaje rurales,
y, a no ser por la cuidadosa distribución de los actos y escenas, se podría
dudar de la procedencia universitaria de su autor 8.
E stas comedias están escritas en versos pareados, generalm ente de seis
o siete pies; pero en 1566 aparece el novelista, poeta y crítico George Gas
coigne (c. 1539-77)9, que, basándose en Gli Suppositi (1509) de Ariosto, es
cribe la prim era comedia en prosa de la litera tu ra inglesa, conquistando
p ara el género una nueva libertad form al, que adquirirá cada vez mayor
im portancia en la historia del dram a. E ste hecho señala el camino hacia
la prosa de las comedias cortesanas de Lyly, las alternancias de Shakespeare,
y las comedias de Ben Jonson, Goldsmith y los m odernos. El título inglés
Supposes significa «suposiciones o sustituciones»; es decir, equivocaciones
y falsas interpretaciones; éstas tienen su origen en el intercam bio de nom
6 Nicholas Udall, Dramatic Writings, ed. by John S. Farmer, London, 1906. Nicholas Udall,
Ralph Roister Doister, en The Minor Elizabethan Drama (vol. II). Pre - Shakespearean Comedies.
Intr. by Ashley Thorndike, London, 1959.
7 Es posible que el anónimo Mr. S. M aster of A rt sea William Stevenson, del C hrist’s Col
lege, Cambridge, que se graduó en 1553, y tuvo p a rte principal en las actividades dram áticas
del colegio. Ver Frederick S. Boas, Tudor Drama, Oxford, 1963, pags. 48-49.
8 William Stevenson (?), Gammer Gurton's Needle, London, 1575. Hay edición moderna en
Five Pre - Shakespearean Comedies, ed. by Frederick S. Boas, Oxford, 1958.
9 C. T. Prouty, Gascoigne: Elizabethan Courtier, Soldier and Poet, New York, 1942. George
Gascoigne. Complete Works, ed. by J. W. Cunliffe (2 vols.). Cambridge, 1907-10. Hay edición
m oderna de Supposes en Five Pre - Shakespearean Comedies, ed. by Frederick S. Boas, Oxford,
1958.
76 Historia de la literatura inglesa
bres y estado entre un caballero joven y su criado p ara que el prim ero
pueda salir adelante en una aventura am orosa con una doncella a la que
quiere. De aquí nace un estrecho nudo de complicaciones, que no se desata
rá hasta el final. E sta clase de «suposiciones» tendrá gran popularidad y
fascinará al público isabelino. La versión que Gascoigne hizo de la obra
de Ariosto es tersa y rectilínea; pero su verdadero m érito consiste en la
flexibilidad del diálogo y en la intuición que le hizo rechazar la segunda
versión italiana, escrita en verso, y decidirse por la prim era, en prosa, que
es lo que iba a proporcionar a esta comedia su novedad.
EL DRAMA HISTÓRICO
John Bale. El prim er dram a histórico inglés fue King John (c. 1547),
del obispo John Bale (1495-1563)10 protestante, autor de varios dram as de
asunto religioso y de una relación de quinientos escritores ingleses (Illus
trium majoris Britanniae scriptorum sum m arium , 1548), libro que la histo
ria literaria no puede dejar de tener en cuenta. Aunque su título prom ete
un dram a histórico, King John es una especie de «moralidad», que lleva
una fuerte carga de propáganda protestante. Bale adapta la historia a sus
propósitos y hace del rey Juan —el herm ano de Ricardo Corazón de León—
un héroe del protestantism o, una figura incom prendida y calum niada por
la clerecía, que tuvo el valor de rebelarse contra el Papa. Se silencian sus
defectos y delitos, y en una posterior revisión del dram a, realizada en el
reinado de Isabel I, se elogian las cualidades de esta soberana.
LA TRAGEDIA
10 John Bale, Dramatic Writings, ed. by John S. Farm er, London, 1907.
Hacia el Renacim iento inglés 77
hasta el agotam iento los dram aturgos isabelinos. Los orígenes de la trage
dia inglesa derivan de esta am bientación senequista, apoyada por alguna
traducción clásica: Gascoigne, por ejemplo, tradujo Las fenicias de Eurípi
des —aunque no del griego, sino del italiano—, con el título de Jocasta,
en 1566.
11 La prim era edición de Gorboduc es la de 1565; la autorizada, de 1570. Hay edición mo
derna en The Minor Elizabethan Drama (vol. I), Pre - Shakespearean Tragedies. Intr. by Ashley
Thorndike, London, 1959.
CAPÍTULO IV
1 G. M. Trevelyan, Illustrated History o f England, London, 1956. Idem, English Social His
tory, London, 1946. J. R. Green, A Short History o f the English People (2 vols.), London, 1964.
S. T. Bindoff, Tudor England, vol. 5 de The Pelican History o f England (9 vols.), ed. by J. E.
Morpurgo, Penguin Books, 1963-75. T. K. Derry, C. H. C. Blount, T. L. Jarm an, Great Britain
(Its history from the earliest times to the present day), Oxford University Press, 1962.
Literatura del período isabelino 79
2 E. M. W. Tillyard, The Elizabethan World Picture, London, 1958. John Dover Wilson,
Life in Shakespear's England, Penguin Books, 1949. J. W. H. Atkins, English Literary Criticism.
The Renascence, London, 1955. Vols. Ill, IV, V y VI de The Cambridge History o f English Litera
ture, ed. by A. W. W ard and A. R. Waller, Cambridge, 1949-50. C. S. Lewis, English Literature
in the Sixteenth Century, Oxford, 1954. Helen M orris, Elizabethan Literature, Oxford, 1958.
Douglas Bush, English Literature in the Earlier Seventeenth Century, 1600-1660, Oxford, 1966.
F. S. Boas, Stuart Drama, Oxford University Press, 1962. E rnest A. Baker, The Elizabethan
Age and After, vol. 2 de The History o f English Novel, New York, 1957. The Age o f Shakespeare,
vol. 2 de A Guide to English Literature, ed. by Boris Ford, Penguin Books, 1955. Rosemond
Tuve, Elizabethan and Metaphysical Imagery, University of Chicago Press, 1961. John Hollan
der and Frank Kermode, The Literature o f the Renaissance England, Oxford University Press,
1973. Elizabethan and Jacobean Prose, 1550-1620, ed. by Kenneth Muir, vol. I de A Pelican Book
of English Prose, Penguin Books, 1956. The Pelican Book of English Prose (From the beginnings
to 1800), ed. by Roger Sharrock, Penguin Books, 1970. Elizabethan Narrative Verse, ed. by Nigel
Alexander, London, 1967.
80 Historia de la literatura inglesa
3 Alexander C. Judson, The Life o f Spenser, Baltimore, 1945. (In Works: a variorum edi
tion.) H. S. V. Jones, A Spenser Handbook, New York, 1940. W. L. Renwick, E d m u n d Spenser:
A n Essay on Renaissance Poetry, London, 1964. R ichard Hurd, Letters on Chivalry and R o
mance, 1762, ed. by E dith J. Morley, London, 1911. M. P. Parker, The Allegory o f the Faerie
Queene, Oxford, 1962. K athleen W illiams, Spenser's «Faerie Queene»: The World o f Glass, Lon
don, 1966. W. J. Courthope, The Poetry o f Spenser, vol. Ill de The Cambridge History of English
Literature, ed. by A. W. W ard and A. R. Waller, Cambridge, 1949. C. S. Lewis, «Sidney and
Spenser», en English Literature in the Sixteenth Century, Oxford, 1954. Idem, «The Faerie Queene»,
en The Allegory o f Love, Oxford, 1958. The Poetical Works o f E dm und Spenser, ed. by J. C.
Sm ith and E. de Selincourt, Oxford, 1912. E. Spenser, The Faerie Queene (2 vols.), ed. by J.
C. Smith, Oxford, 1964. Edm und Spenser, The Faerie Queene, ed, by A. C. Hamilton, London,
Longman Annotated English Poets, 1977.
Literatura del período isabelino 81
(El cuento de la madre H.), escrito por estas fechas, aunque no publicado
hasta 1591, le costó a Spenser su alejam iento de la casa de Leicester; fue
enviado a Dublin como secretario del virrey (1580), y no publicó un solo
verso durante diez años. En 1582 perdió su secretaría, pero perm aneció
en Irlanda desem peñando algunos pequeños cargos, y, probablem ente en
1587, se le concedió el usufructo indefinido de las tierras y el castillo de
Kilcolman (Cork, al sur de Irlanda). Aquí le visitó W alter Raleigh en 1589,
y Spenser le m ostró los tres prim eros libros de The Fairy Queen (La reina
hada). Raleigh quedó muy satisfecho y se llevó al poeta a Londres para
que obsequiara galantem ente con ellos a la reina Isabel. Pero esta misión
literaria no proporcionó a Spenser la posición que esperaba, y, poco des
pués, regresaba a Irlanda desilusionado. Los poemas titulados Complaints
(Lamentaciones, 1591) y la composición pastoril Colin Clout's Come Home
Again (El regreso de Colin Clout, 1595) reflejan las im presiones de este viaje.
Su prim era m ujer había fallecido antes de que Spenser pasase a vivir
en Kilcolman, y en 1594 se casó con Elizabeth Boyle. El noviazgo de Spen
ser y Elizabeth aparece ideal y aureoladam ente reflejado en los Amoretti
and Epithalamion. En 1596 Spenser vuelve a Londres para publicar los
tres libros siguientes de The Fairy Queen, Prothalamion y Four Hymns (Cua
tro himnos). En 1598 se le nom bra sheriff del condado de Cork; pero este
reconocim iento de la reina Isabel le llegaba dem asiado tarde. La insurrec
ción de Tyrone en Ulster se extendía hacia M unster, y en octubre de este
año toda la provincia se levantaba en arm as. La destrucción general alcan
zaba a Kilcolman. Spenser y su fam ilia se refugian en Cork, y, en vísperas
de Navidad, se hallan en Londres. Unos días después el poeta cae m ortal
m ente enferm o y fallece en W estm inster el 16 de enero de 1599.
Spenser es una gran figura de la poesía inglesa. Poeta para poetas, se
propone la difícil m isión de todo gran creador, que consiste en el ennoble
cim iento del instrum ento poético según los requerim ientos personales y
los de una época. Sus esfuerzos por enriquecer el vocabulario correspon
den a los designios de La Pléiade, expuestos por Du Bellay en su Défense
et illustration de la langue française (1549). La prim era obra de categoría
que sale de su plum a es The Shepherd's Calendar, pastoral de unos 2.200
versos, que consta de doce églogas correspondientes a los meses del año.
E stán escritas en distintos m etros, y siguen el modelo tradicional estableci
do po r Virgilio y Teócrito y por los renacentistas M antuano y Marot. Las
églogas varían de 78 a 321 versos, y, todas ellas adoptan la form a de diálo
gos entre pastores, menos la prim era y la últim a, que son lam entos de
Colin Clout, nom bre que encubre al propio autor. The Shepherd’s Calendar
es una obra de gran calidad dentro de este género artificioso tan aceptado
en el Renacimiento. Técnicamente tiene m ucho mérito; dem uestra la maes
tría m étrica y las dotes de m usicalidad de Spenser. Contiene trece m etros
distintos, y, en cuanto a dicción, utiliza dialectalism os, arcaísmos, présta
mos y vocablos de nueva creación: enriquece la lengua basándose sobre
todo en sus grandes antepasados ingleses Chaucer y Langland. La Égloga
II, «Febrero», tiene carácter m oral. En ella intervienen dos pastores, uno
joven y otro anciano, y, en el diálogo que establecen, el prim ero se burla
82 Historia de la literatura inglesa
4 De lectura difícil, y a la que hay que dedicar tiempo y atención, The Fairy Queen p re
senta fragm entos de belleza insuperable. Pausada, noble y generosa, la obra de Spenser tiene
en todo mom ento mucho que ofrecer. Es extraordinaria la presentación de «The Bower of
Bliss» (Libro II, Canto XII, estancias 42-87), en que se describe el jardín de Acrasia, sus ten ta
dores deleites y su destrucción; su contrapunto positivo, llamado «The Garden of Adonis» (Li
bro III, Canto VI, estancias 30-54); la valerosa em presa de la dam a B ritom art, cuando pretende
enseñar al caballero Scudam our el procedim iento de atravesar el fuego sin quemarse (Li
bro III, Canto XI, estancias 25-27); la magnífica escena pastoril en la que las tres gracias y
cien doncellas danzan alrededor de la am ada del pastor Colin Clout y al son de su melodía
(Libro VI, Canto X, estancias 10-16); y los m aravillosos fragm entos sobre la regular m utación
de la naturaleza (Cantos VI y VII del Libro VII) con los que se trunca el poema, y que probable
m ente iban a constituir el libro de «La leyenda de la Constancia».
5 Para la m ultitud de alusiones a personajes, y a hechos y lugares de la época, véase la
nota a la página LII de la introducción de E. de Selincourt a The Poetical Works o f E dm und
Spenser, Oxford University Press, 1912.
6 Una observación fundam ental p ara enfrentarse críticam ente con The Fairy Queen, es
la que, en los albores del prerrom anticism o inglés, hizo R ichard H urd en sus Letters on Chi
valry and Romance (1762): «Juzgad The Fairy Queen según los modelos clásicos y os asom bra
réis de su desorden; consideradla con los ojos puestos en su goticismo originario y la encontra
réis regular». Ver las cartas VI, VII y VIII de la obra de R ichard H urd en: English Critical
Essays (XV I-X V III centuries), selected and ed. by Edmund D. Jones, Oxford, 1952.
88 Historia de la literatura inglesa
7 Fulke Greville, The Life o f Sir Philip Sidney, London, 1652. Hay edición m oderna de
N. C. Smith, Oxford, 1907. Mona Wilson, Sir Philip Sidney, London, 1931. John Buxton, Sidney
and the English Renaissance, London, 1954. F. S. Boas, Sidney, Representative Elizabethan:
His Life and Writings, London, 1955. A. C. Hamilton, S ir Philip Sidney. A Study of His Life
and Works, Cambridge, 1977. Philip Sidney, Complete Works (4 vols.), ed. by Albert Feuillerat,
Cambridge, 1962. La poesía de Sidney se halla en Silver Poets o f the Sixteenth Century, ed.
by Gerald Bullett, London, 1957.
8 H. Taine, Historia de la literatura inglesa, Buenos Aires, 1945, pág. 145. Helen Morris,
Elizabethan Literature, Oxford, 1958, pág. 62.
Literatura del período isabelino 89
Por bellos y apasionados que sean los sonetos Astrophel and Stella, to
davía los superan en calidad emotiva algunas canciones y poemas breves
que siguen a esta colección: «Only Joy, now here you are» («Felicidad úni
ca, ahora estás aquí») es una graciosa serenata, en la que el am ante implo
ra el favor de la amada; «O dear life, when shall it be» («Oh vida querida,
¿cuándo sucederá?») es una exquisita composición de ausencia y de recuer
do. Por su parte, «In a grove m ost rich of shade» («En un um broso bosca
je») es uno de los poemas más apasionados de toda la literatu ra isabelina,
a pesar de que su m etro corto le resta posibilidades expresivas. En él los
am antes se conciertan en la espesura un día de mayo para calm ar su pena.
En el m arco de la naturaleza prim averal, Astrophel dirige a Stella su apa
sionada queja amorosa:
Stella, sovereign o f m y joy,
Fair trium pher of annoy,
Stella, star o f heavenly fire,
Stella, lodestar o f desire,
(Stella, soberana de m i dicha,
Hermosa triunfadora tú del tedio,
Stella, estrella del fuego del cielo,
Stella, estrella norte del deseo.)
13 En la memorable antología de la época, llam ada England's Helicon (1600 y 1614), tan
im portante como la Tottel's Miscellany, Dyer, Greville y Raleigh están representados con cinco,
tres y cinco poemas respectivamente. Sidney con quince, Spenser con tres y Surrey con dos.
Sidney tiene aquí la traducción de la endecha am orosa del pastor Sireno, de la Diana de Jorge
de Montemayor, lo cual im plica su conocimiento de la mism a y la posible influencia de ésta
en la Arcadia.
14 The Oxford Book of Sixteenth Century Verse, chosen by E. K. Chambers, Oxford, 1945.
15 Philip Edwards, Sir Walter Raleigh, London, 1953. Los poemas de W alter Raleigh es
tán en Silver Poets of the Sixteenth Century, ed. by Gerald Bullett, London, 1957.
Literatura del período isabelino 93
su nom bre m ientras vivía; pero Puttenham, en su Art o f English Poesy (1589),
ya lo elogia como poeta altivo y de insolente y apasionada vena. Putten-
ham, en parte, está en lo cierto: algunos de sus poemas son suaves y de
corte superficialm ente isabelino; pero otros contienen una reciedum bre y
franqueza estilística que le acercan a John Donne y a algunos poetas meta-
físicos. Los poemas «Now, w hat is love?» («Bien, ¿qué es el amor?»), «What
is our life?» («¿Qué es la vida?»), «The Lie» («La m entira») y «Epitaph»,
responden a este aspecto directo y desenfadado. «The Ocean to Cynthia»
es un poem a autobiográfico, de bastante extensión, en el que Raleigh relata
sus propósitos y acción, sus ilusiones y desengaños. Fulke Greville, lord
Brooke (1554-1628)ló, es el amigo y prim er biógrafo de Sidney, el im por
tante político, que tuvo altos cargos y, de paso, escribió versos, porque
la poesía era una de las habilidades del caballero cortesano, según el ideal
renacentista. Poco publicó en vida, aparte de su tragedia Mustapha (1609)
y algunos poemas que aparecieron en las antologías The Phoenix Nest (1593)
y England’s Helicon (1600). Su interesantísim a biografía de Sidney no se
publicó hasta 1652, y sus poesías, hasta 1633 y 1670. Greville es un poeta
de vena filosófica y sus tem as principales son religiosos y políticos. Son
característicos de su estilo el poem a de desengaño «Myra», «Farewell to
Cupid» («Adiós a Cupido»), y el adm irable epitafio a su íntimo amigo Philip
Sidney.
16 Fulke Greville, The Life o f Sir Philip Sidney, London, 1652. Hay edición m oderna de
N. C. Smith, Oxford, 1907. Idem, Poems and Dramas (2 vols.), ed. by Geoffrey Bullough, Lon
don, 1939.
17 Christopher Devlin, Southwell: Poet and Mártir, London, 1956. R obert Southwell, Com
plete Poems, ed. by A. B. Grosart, London, 1872. Idem, Prose Works, ed. by W. J. W alter, Lon
don, 1828. Ver la selección de poemas de R obert Southwell en The Oxford Book o f Sixteenth
Century Verse, chosen by E. K. Chambers, Oxford, 1945.
94 Historia de la literatura inglesa
por otro, puede ofrecernos una poesía lírica áurea, como «There is a gar
den in her face» («Lleva un jard ín en la cara»), y aun, a veces, puede sor
prendernos con un poem a corto, dram ático, en el que la pasión crece y
se altera según el estilo de John Donne, como en «Thou are not fair for
all thy red and white» («No eres bella a pesar de todo tu blanco y carmín»).
Campion era poeta y m úsico a la vez, y la fusion de estas facultades le
perm itía un extraordinario dominio de los tonos y los valores silábicos.
Se aparta frecuentemente de la tendencia áurea en busca del directo y autén
tico frescor de la rusticidad, que sabrá recoger más adelante Herrick. El
grito vivo, «cherry-ripe» («cerezas maduras»), lanzado por las vendedoras
de cerezas de la época, brilla como una gota de rocío en el bellísim o poema
renacentista «There is a garden in her face». Los tem as de Campion son
la alegría de vivir, la brevedad de la existencia, o la falta de corresponden
cia en el amor, sim bolizada en el sol y la sombra: la m ujer es el sol y
el hom bre es la sombra; aunque ambos perecerán, ella m orirá orgullosa,
y él, desdeñado. Otros motivos aparecen en los poemas: «Proserpina», ju
guetón e irónico, y dirigido a las m ujeres incapaces de amar; «Kisses» («Be
sos»), gracioso y ágil, en el que se advierte que el despedirse dos am antes
con un beso es el único modo de no poder separarse. Observations in the
A rt of English Poesy (1602) es un tratado que contiene sugerencias origina
les sobre la versificación inglesa —m etros, cantidad— y, cosa rara, desa
p rueba la rima, precisam ente él, un poeta músico que había conseguido
con ella éxitos indiscutibles.
23 Oliver Elton, Drayton: A Critical Study, London, 1905. B. H. Newdigate, Drayton and
His Circle, Oxford, 1941. Michael Drayton, Complete Works (5 vols.), ed. by J. W. Hebei, K.
Tillotson and B. H. Newdigate, Oxford, 1961. Hay buenas selecciones de la poesía de Drayton
en The Oxford Book o f Sixteenth Century Verse, chosen by E. K. Chambers, Oxford, 1945; y
en The Oxford Book of Seventeenth Century Verse, chosen by H erbert J. C. Grierson and Geof
frey Bullough, Oxford, 1946.
98 Historia de la literatura inglesa
tiva, o bien, hasta cierto punto, directa y objetiva, pero de tono indiscuti
blem ente renacentista. E staba n u trid a de influencias clásicas e italianas,
y tendía a la delicadeza expresiva, al virtuosism o m étrico, al ornam entism o
y aun a la ingeniosidad conceptista; su relación con la realidad era dema
siado rem ota. Donne es el poeta genial e independiente que se propone
elim inar del edificio renacentista lo am anerado y artificioso, y se dispone
a m ontar la poesía sobre u n a base de sinceridad y acercam iento a la vida,
valiéndose de la pasión y del entendim iento.
26 Izaak Walton, The Life o f John Donne, London, 1640. Idem, The Lives o f J. Donne, H.
Wotton, R. Hooker, G. Herbert, R. Sanderson, Introduction by George Sanderson, Oxford Uni
versity Press, 1962. Edm und Gosse, The Life and Letters o f Donne (2 vols.), London, 1899. J.
B. Leishman The Monarch o f Wit, London, 1951. A. Alvarez, The School o f Donne, London,
1961. John Carey, John Donne: Life, M ind and Art, London, 1981. Ver T. S. Eliot, «The Metaphy
sical Poets», en Selected Essays, London, 1932; 1951. John Donne, Poems, ed. by H erbert G rier
son, Oxford, 1951. Idem, Complete Poetry and Selected Prose, ed. by John Hayward, London,
1962. Idem, The Complete English Poems, ed. by J. Smith, Penguin Books, 1975. Metaphysical
Lyric Poems of the Seventeenth Century. Donne to Butler, selected and ed. by H erbert J. C.
Grierson, Oxford, 1921; 1958. The Metaphysical Poets, selected and ed. by Helen Gardner, Ox
ford, University Press, 1959.
27 Así lo asegura Izaak W alton en su «Life of John Donne», en The Lives o f J. Donne,
H. Wotton, R. Hooker, G. Herbert, R. Sanderson, Oxford, University Press, 1962, pág. 26.
28 H erbert J. C. Grierson, «John Donne», en The Cambridge History o f English Literature,
ed. by A. W. W ard and A. R. W aller, Cambridge, 1950, vol. IV, pág. 201.
29 He aquí la sarcástica y ocurrente despedida de la carta en que le comunica la noticia
a su mujer: «John Donne, Anne Donne, Un-done». Ver Izaak Walton, op. cit., pág. 29.
Literatura del período isabelino 101
cuya m etáfora central es el súbito d espertar a una nueva vida, p ara p asar
en «The Anniversary» a dar m agnitud cósmica y extensión eterna al aconte
cim iento de haberse cumplido el prim er aniversario de su amor. En él se
m anifiesta la certeza de que, al térm ino de este año, reyes y favoritos, glo
ria y honores, bellezas e ingenios, y el sol mismo, habrán envejecido, pero
no este amor, que jam ás conocerá la decrepitud sino que perm anecerá siem
pre lozano. El poema term ina expresando el deseo de poder vivir juntos
sesenta años, con este sorprendente final:
... this is the second o f our reign.
Éste esel comienzo del «Epithalam ion Made at Lincoln's Inn» («Epitala
mio com puesto en el colegio L. de abogados»), el más directo y expresivo
del grupo. Es una explosión que parte del centro p a ra volver a él. Este
centro es el lecho de la novia, de donde ella sale p ara volver a él, tran sfo r
mado en tálam o nupcial. Constituye un gran contraste con el Epithalam ion
de Spenser, que comienza en los lím ites y va acercándose lentam ente al
Literatura del período isabelino 103
E ntre sus muchos poemas religiosos de auténtico valor, hay dos sonetos
de Donne sobre la m uerte y la salvación que proyectan, de un modo excep
cional, el alentador concepto del triunfo m ás allá de la vida, de esperanza
y de eternidad como destino últim o del hom bre. «Death, be not proud»
(«Muerte, no te enorgullezcas») es una enérgica interpretación artística de
la frase de San Pablo «Muerte, ¿dónde está tu victoria?». Si la m uerte es
la pu erta de la vida, «muerte, no te enorgullezcas», pues en realidad «no
existes»; «tú, m uerte, eres quien perecerá». El segundo es un poema de
104 Historia de la literatura inglesa
arrepentim iento, que constituye una apoteosis del juicio final y de la salva
ción personal y colectiva de la hum anidad, y cautiva desde el principio
por la im presionante grandiosidad de sus versos iniciales:
A t the round earth’s imagin'd comers, blow
Your trumpets, angels, and arise, arise
From death, you numberless infinities
Of souls, and to your scattered bodies go.
(De las redondas esquinas imaginarias de la tierra,
Ángeles, soplad vuestras trom petas, y de la m uerte
Levantaos, vosotras, incontable infinidad de almas,
Y en busca id de vuestros dispersos cuerpos.)
LA NOVELA ISABELINA
1 C. T. Prouty, Gascoigne: Elizabethan Courtier, Soldier and Poet, New York, 1942. Geor
ge Gascoigne, Complete Works (2 vols.), ed. by J. W. Cunliffe, Cambridge, 1907-10. Idem, The
Pleasant Fable of Ferdinando Jeronimi and Leonora de Velasco, en Elizabethan Fiction, ed.
by R obert Ashley and Edwin M. Moseley, New York, 1956.
106 Historia de la literatura inglesa
introductor de varios géneros literarios. Es cierto que no perseveró ni so
bresalió en ninguno; pero escribió la prim era comedia en prosa y la prim e
ra «masque», fue el trad u cto r —del italiano— de la prim era tragedia clási
ca y el au to r de la prim era narración en prosa de la vida m oderna y del
prim er tra tad o de poesía inglesa. Aquí interesa por sus actividades de no
velista y crítico. Como novelista, su aportación principal es The Pleasant
Fable of Ferdinando Jeronimi and Leonora de Velasco (1575), revisión de
la obra sobre el mismo asunto publicada dos años antes. E sta novela se
presenta como una supuesta traducción de Bartello —escritor ficticio—,
y se orienta en el sentido rom ántico y m elodram ático de la novela italiana;
pero, a pesar de sus evidentes convencionalismos, es probable que la na
rración oculte ciertos aspectos de la experiencia personal de Gascoigne.
En ella lord Velasco invita a Ferdinando, un joven veneciano amigo de su
hijo, a d isfru tar de unos días de caza en su m ansión de Lombardia. Lord
Velasco tiene una hija casadera —Francischina—, y supone que de esta
visita puede nacer un afecto positivo entre los jóvenes. Pero al huésped
le ocurre el infortunio de enam orarse de Leonora, la m ujer de su amigo
Velasco el joven y logra sus am orosos propósitos am ablem ente ayudado
por la incauta Francischina que p a ra congraciarse con él le facilita el acer
cam iento a su cuñada. Pero esta conquista d u rará poco, pues al regreso
del secretario de Leonora que es su amante, ella le despide, y el enojado
huésped abandona inm ediatam ente la casa de los Velasco. Ferdinando, de
sesperado y desconfiado, se entregará a una vida disoluta; Francischina
m orirá de pena tres años m ás tarde, y Leonora continuará su vida inm oral
y despreocupada. E stá claro que el am biente de la obra es medieval: los
protagonistas son nobles y tienen tiempo p ara el deporte, las diversiones
y la conversación ingeniosa, y am ar a u n a m ujer casada estaba adm itido
por el código del am or cortés. Con todo, en la narración de Gascoigne apa
recen notables diferencias con la novelística medieval: Ferdinando no se
arrepiente de su m al com portam iento con sus amigos los Velasco, ni de
su ingratitud con Francischina; la ingenuidad de ésta no queda com pensa
da en ningún aspecto, y no se castiga la infidelidad de Leonora; finalm ente,
Ferdinando, en vez de enm endarse, se propone burlarse de los demás tal
como Leonora se había burlado de él. La novelita tiene setenta y cinco
páginas. Sin embargo, aun dentro del m arco medieval, los personajes de
Ferdinando and Leonora m uestran m ás individualism o en su modo de sen
tir y actu ar de lo que es corriente en la narración tradicional. La aporta
ción de Gascoigne a la novela inglesa en su fase originaria consiste, pues,
en la caracterización y en la presentación de una situación real, n arrad a
directam ente, y sin necesidad de rec u rrir a los procedim ientos del arrepen
tim iento, o la compensación con el fin de ofrecer una lección m oral o ser
vir a una presunta verdad p o é tic a 2.
Respecto del Gascoigne crítico, las Notes o f Instruction (1575) son una
obrita de unas doce páginas, que constituye el prim er tratado de m étrica
inglesa. Sus com entarios sobre la estrofa son los prim eros que se escribie
ron en inglés, y sus orientaciones tienen sentido práctico y buen juicio.
El tratad ito apareció conjuntam ente con sus poemas, y es extraordinaria
la audacia con que Gascoigne, que es poeta, critica las artificiosas m etáfo
ras usadas en su tiempo, como «labios de cereza» y «ojos de cristal», a
la vez que descalifica las licencias poéticas exageradas, el desplazamiento
del acento, y las pronunciaciones forzadas, p ara favorecer la cadencia y
la rim a. Al mismo tiempo, concluye que la poesía es algo mucho más im
portante que una ordenación de frases ondulantes y de palabras que sue
nan bien.
3 J. Dover Wilson, John Lyly, Cambridge, 1905. Albert Feuillerat, John Lyly, Cambridge,
1910. G. K. H unter, John Lyly. The H umanist as Courtier, London, 1962. John Lyly, Complete
Works (3 vols.), ed. by R. Warwick Bond, Oxford, 1902. Idem, Euphues: The Anatomy of Wit,
en Elizabethan Fiction, ed. by Robert Ashley and Edwin M. Moseley, New York, 1956.
4 Ver la tesis sustentada p o r F. Landmann, Der Euphuismus, Giessen, 1881.
108 Historia de la literatura inglesa
le da el anciano Eubulus, previniéndole contra las tentaciones que le ace
chan. Euphues se dedica a divertirse, frecuenta fiestas y reuniones alegres,
hasta que sucum bre a los encantos de Lucilla, la novia de su amigo Philau-
tus. Esto sucede cuando Philautus tiene el infortunado pensam iento de lle
var a su amigo Euphues a cenar a casa de Lucilla, adonde, p a ra form ar
la sim etría social y galante de dos parejas, acudirá tam bién u n a gentil da
m a napolitana llam ada Livia. Sorprenderán al lector moderno la libertad
y la m odernidad con que actuaban las jóvenes del Nápoles —Londres—
renacentista. Pero, adem ás de m overse en los dominios del arte, todo pasa
cuando don Ferardo, padre de Lucilla, tiene que desplazarse a Venecia por
negocios, y en cuanto don Ferardo desaparece de la escena, a Lucilla le
falta tiem po para enviar recado a su novio invitándole a cenar. Durante
la velada, Euphues se enam ora locam ente de Lucilla y aprovecha la prim e
ra oportunidad p ara dárselo a entender. El éxito es fulm inante y Lucilla
le corresponde con el mism o fuego. Esto separará tem poralm ente a los
dos amigos, hasta que la infidelidad reiterada de Lucilla, que abandona
a Euphues por lo que ella considera un partido m ejor, los vuelve a unir.
E scarm entado por este desengaño, y después de congraciarse con Philau
tus, Euphues regresa a Atenas —léase Oxford—, ciudad de filósofos, a vivir
entre los libros. El padre de Lucilla am onesta severamente a su hija; pero,
ante la incorregible conducta de la joven, el afligido caballero m uere de
pena. La obra term ina con disertaciones m orales y religiosas; se advierte
en ella cierta misoginia, se proponen reform as educativas, y se aconseja
orientar el alma hacia el am or de Dios.
El hecho de escoger a una m ujer como Lucilla —aunque no se propone
como modelo típico, sino como correctivo frente a la debilidad m asculina—
tuvo que sublevar la opinión y provocar la censura fem enina contem porá
nea. Pero a Lyly parece que no le im portaba mucho la crítica de ciertos
aspectos fundam entales de su obra, con tal de que se reconociese la b ri
llantez y perfección de su estilo. Por eso, aunque suponga una actitud in
consistente en la línea de su pensam iento, dos años m ás tarde aparecerá
la segunda parte, Euphues and his England, que constituye un generosísi
mo elogio de Inglaterra, de su reina, de sus universidades, y, sobre todo,
de sus m ujeres. Es p a ra ellas p a ra quienes escribe, y asegura que Euphues
quiere m ás estar preso en el joyero de una dama que libre en el gabinete
de un estudioso. La sátira del libro anterior ha desaparecido, y las belda
des inglesas son incom parables. No hay bellezas sino en Inglaterra, y la
castidad de la m ujer inglesa alcanza m etas sublimes. En el argum ento de
la segunda parte, tan endeble como el de la prim era, Lyly realza las virtu
des nacionales, y la constancia y virtud de las heroínas de su patria. Iffida
m orirá de pena por haber perdido a su Thirsus, después de despreciar a
los adoradores que pretendían consolarla. Camilla perm anecerá fiel a su
Surius, a pesar del asedio del apasionado Philautus, que había ido a Ingla
te rra con Euphues, y a quien éste había prevenido respecto a los atractivos
de las bellas inglesas. La n arración alterna estos elogios con escenas realis
tas de la sociedad londinense, y analiza con gracia y precisión los senti
m ientos femeninos. Philautus se casará en Inglaterra con una m ujer más
Literatura del período isabelino 109
cesas a casarse con su hijo. Entonces Pyrocles tiene ocasión de realizar ca
ballerescas hazañas, consigue lib rar a las herm anas del cautiverio, y regre
san al bosque 7. M usidorus se fuga con Pamela. Pyrocles, asedidado amo
rosam ente por tres flancos, cita al rey Basilius y a la reina Gynecia a la
m ism a hora y en la m ism a cueva, con el fin de darles una lección y abrirles
los ojos. M ientras tanto, aprovecha la ocasión para acercarse a su amada
Philoclea. Pam ela y M usidorus son capturados, se descubre el hecho de que
Pyrocles ha estado en la habitación de Philoclea, y, por su parte la reina
es acusada de haber envenenado a su m arido. Con esto llega Evarchus de
M acedonia a visitar al rey Basilius, y se encuentra con esta situación desas
trosa. Las circunstancias le obligan a actu ar de juez: sentencia a la reina
a ser en terrad a viva con su m arido Basilius, condena a los jóvenes a m uerte,
y m anda en cerrar a Philoclea en un convento. A tiem po volverá en sí Basi
lius, que perdonará fácilm ente a su mujer; se descubrirá que los jóvenes
son príncipes —hijo y sobrino del propio juez, el rey de Macedonia—, y se
les p erm itirá realizar sus amorosos proyectos. La obra tiene un final feliz
y esplendoroso. Como se desprende de este esquema, la Arcadia es una nove
la poética que presenta una visión artificial de la vida, reducida ya de ante
mano a ser objeto de agradable pasatiem po para las damas aristocráticas
y cultas de la época. E stá libre de m uchas de las circunstancias que condi
cionan la realidad, y, como obra de imaginación, al m argen de la contingen
cia, es teóricam ente superior, como arte puro —en el sentido de libertad
y espíritu—, a la naturaleza y a la vida. En The Arcadia los pastores cantan
y componen sonetos, que sus pastoras entienden y aprecian debidamente.
Estos pastores escriben con su cayado composiciones en la arena, y alivian
así sus penas 8. Pero The Arcadia es tam bién una novela poem ática de in
tención política, que retrata a algunos personajes de su época con el fin de
dar orientaciones y señalar caminos desde un punto de vista decididamente
puritano.
7 Es durante la narración de estas aventuras, y, en concreto, m ientras Pyrocles sostiene
una lucha personal con Anaxius, en el Libro III, donde se tru n ca la nueva Arcadia y enlaza
con la antigua.
8 Un cuadro pastoril del am or en The Arcadia, que simboliza los anhelos del ideal amo
roso en todos los tiempos, lo traza un p asto r que, al «conducir su rebaño hacia la enhiesta
colina que levanta su cabeza por encima de la ciudad de Mantinea», vio a u n a pareja de enamo
rados. La escena es convencional, con la visión de una singular pastora, que, con gracioso
gesto, se aparta el pelo que le ocultaba los ojos, dejando al descubierto su deslum brante belle
za. Pero la pastora no estaba sola. Tenía a su lado a su novio descansando, con la cabeza
sobre la alm ohada de su regazo, «tan hundida en tan maravilloso lugar, que no le pudo ver
el rostro». La estam pa continúa y se anima; pues la joven, con u n a voz que causaba la envidia
de los ángeles, le canta a su am ante esta am orosa tonadilla:
Philip Sidney, «Poems from Arcadia», en Silver Poets o f the Sixteenth Century, ed. by Gerald
Bullett, London, 1957, pág. 251.
112 Historia de la literatura inglesa
buen dinero del ejército. A Jack le disgusta este hom bre y su explotación de los soldados,
aunque no p o r razones de justicia, y le advierte que corren p o r el campamento rum ores de
que no es persona de confianza. El vendedor se acobarda, y pide consejo a Jack p ara rehabili
tarse. Jack le aconseja que reparta gratuitam ente a la tropa sus m ercancías a fin de dem ostrar
verdadero patriotism o. Y así sucede, con la alegría de los soldados, y la ruina del comerciante.
En la segunda, Jack desea vengarse de u n capitán inglés que con frecuencia le ganaba los
dineros en el juego; le hace creer que es la persona providencial p ara d erro tar a los franceses,
si se pasa a sus filas y, fingiéndose un desertor inglés, se hace con los planos del Estado
M ayor enemigo. Este plan no puede fallar, según Jack, pues el capitán es el hom bre más ade
cuado p a ra llevarlo a cabo y para acabar, incluso, con el rey de Francia. Jack le asegura que,
realizada la misión, regresará al campamento inglés convertido en un héroe. Como es natural
las cosas salen completam ente al revés. Los franceses sorprenden en seguida al presunto espía;
lo som eten a un interrogatorio y cuando confiesa su disparatado proyecto, se dan cuenta de
que es un botarate. Después de azotarlo lo envían de nuevo hacia el campo inglés, donde es
ridiculizado por sus compañeros de arm as.
14 El poeta y cortesano Henry Howard, E arl of Surrey (1517?-1547). La anécdota relatada
es una hum orística ficción de Nashe.
15 Field of the Cloth of Gold, lugar cerca de Calais, donde se entrevistaron en 1520 Enri
que VIII de Inglaterra y Francisco I de Francia p ara conjuntar su actuación política frente
a Carlos I de España.
116 Historia de la literatura inglesa
gustes, c. 1600). En The Life and Death of William Longbard (Vida y muerte
de W. L., 1593), Lodge sigue la orientación picaresca de Nashe.
16 Thomas Deloney, Works, ed. by F. O. Mann, Oxford, 1912. Idem, Novels, ed. by Μ. E.
Lawlis, Bloomington, Ind., 1961. Idem, The Gentle Craft, ed. by W. J. Halliday, London, 1928.
Idem, The Pleasant Historie o f Jack o f Newberie y Thomas o f Reading, en Shorter Elizabethan
Novels, Intr. and notes by G. Saintsbury and P. Henderson, London, 1953. Idem, Sir Sim on
Eyer, en English Short Stories (15th-20th centuries), Intr. by Richard Wilson, London, 1962.
Literatura del período isabelino 117
LA PROSA ISABELINA
19 Véanse los prim eros capítulos del volumen IV de The Cambridge History o f English
Literature, ed. by A. W. W ard and A. R. W aller, Cambridge, 1950. Asimismo los capítulos refe
rentes a la prosa en C. S. Lewis, English Literature in the Sixteenth Century, Oxford, 1954.
Ver E rnest A. Baker, vol. 2, capítulos I, II, III de The History o f English Novel, New York,
1957. Elizabethan and Jacobean Prose 1550-1620, ed. by Kenneth Muir, vol. I de The Pelican
Book of English Prose, General editor, Kenneth Allott, Penguin Books, 1956.
20 Consúltese a este respecto «Ideas generales sobre la traducción» a Valentín García Ye-
bra, capítulo I de Teoría y práctica de la traducción (2 vols.), Madrid, Gredos, 1982.
Literatura del período isabelino 119
24 George B. Parks, H akluyt and the English Voyages, New York, 1928. Richard Hakluyt,
Divers Voyages, ed. by J. W inter Jones, London, 1850. Idem, The Principal Navigations (10 vols.),
ed. by John Masefield, London, 1927-8. Idem. Hay facsímil de la edición de 1589 de The Princi
pal Navigations, Cambridge, 1965.
25 Philip Edwards, Sir Walter Raleigh, London, 1953. W alter Raleigh, Works (8 vols.), Ox
ford, 1829. Idem, A History o f the World, selections, ed. by G. E. Hadow, Oxford, 1917.
26 Son ejemplos notabilísimos de la prosa de Raleigh: el reconocimiento de los valores
humanos, incluso entre enemigos, y el señorío de la guerra entre caballeros que se revela en
el Report... of the Fight about... the Azores; el elocuente y filosófico fragmento sobre la m uerte,
en The History of the World, libros V, VI; y el lacónico estilo y reprim ido sentim iento de la
carta a su mujer, en que le anuncia la m u erte de su hijo en el últim o e infortunado viaje
que Raleigh hizo a América.
Literatura del período isabelino 121
27 F. E. Hutchinson, «The English Pulpit from Fisher to Donne», vol. IV de The Cambrid
ge History of English Literature, ed. by A. W. W ard and A. R. Waller, Cambridge, 1950.
28 M. Macklem, God Have Mercy. The Life o f John Fisher o f Rochester, Ottawa, 1967.
29 A. G. Chester, Latimer. Apostle to the English, Philadelphia, 1954. Hugh Latimer, Selec
ted Sermons, ed, by A. G. Chester, Charlottesville, 1968.
30 Izaak Walton, The Life o f Hooker (1655), en The Lives o f Donne, H. Wotton, R. Hooker,
G. Herbert, R. Sanderson, intr. by George Sanderson, Oxford University Press, 1962. Richard
Hooker, Of the Laws of Ecclesiastical Polity (2 vols.), intr. by Christopher Morris, London, 1968-9.
122 Historia de la literatura inglesa
en que se originan dichas leyes. Sus serm ones tienen la am plitud de visión
y la generosidad que inspira su gran obra, y su misión, ejemplo casi único
en el púlpito de su tiempo, fue recom endar moderación. Reverente con la
verdad donde estuviera, y respetuoso hacia las distintas confesiones cris
tianas, Hooker se enfrentó con la agresiva actitud anticatólica de la Ingla
te rra de la época, y tuvo el valor de m anifestar que la Iglesia de Roma
era una verdadera Iglesia de Cristo, y una Iglesia Santa. Izaak W alton es
cribió la vida de Hooker en 1665. El poeta John Donne (1572-1631)31 fue
un predicador extraordinario, y dejó varios volúmenes de m editaciones y
serm ones (1622-30) que revelan su excelencia como orador sagrado y como
prosista. Los escritos religiosos de Donne son torturados y barrocos, y tie
nen las m ism as características que sus poemas: argum entación sutil y rápi
da, imágenes fuertes, extrañas o atrevidas, intensidad de sentimiento; y
se sirven del procedim iento dram ático de suscitar el asom bro m ediante
el silencio seguido de una frase epigram ática. Sus Sermons y Meditations
m uestran el tono sensacional y espectacular —de urgencia— que les pro
porciona el alm a exaltada del predicador poeta. Donne se deleitaba en su
poder de im presionar; im presionó a sus contem poráneos y nos im presiona
a nosotros por su seriedad intensa y lapidaria. Sus sermones y m editacio
nes sobre la m uerte —como sus poemas sobre el mismo tem a— son abru
m adores y coñvincentes, y constituyen la literatu ra sagrada de m ás alta
calidad. Su m editación sobre «The Bell» («La campana»), invitación a refle
xionar sobre la m uerte, y por quién dobla la campana, es emocionante 32.
De su serm ón «Death’s Duel» («Reto a la muerte»), predicado el 25 de fe
brero de 1630, cuando se encontraba gravem ente enfermo, se dijo que con
él Donne pronunciaba su propia oración fú n eb re 33. En realidad fue su úl
tim o sermón. Izaak W alton publicó la prim era biografía de Donne en 1640.
35 Los ídolos de Bacon son cuatro: Tribe, Cave, Market-Place y Theatre. El e rro r de la
trib u es el e rro r general humano; el de la caverna, el idiosincrásico, personal, o de formación;
el del m ercado es el del lenguaje, el erro r de comunicación; el del teatro procede de prejuicios
filosóficos.
36 William R. Mueller, The Anatom y o f Burton's England, Berkeley, Cal., 1952. Edward
124 Historia de la literatura inglesa
gía en Oxford, vivió en el C hrist Church College, y, entre su colegio y la
Bodleian Library, se deslizó su vida de estudio y observación. The Anatom y
of Melancholy es u n a obra de psicología; consta de tres grandes volúmenes
en im presión m oderna, y constituye un libro clásico en la m ateria, muy
superior a m uchas obras actuales sobre el tema, a veces llenas de dogma
tism o y pedantería. El libro de B urton es, al mismo tiempo, una obra lite
raria; en ella, a la luz de las distintas m anifestaciones de la m elancolía
hum ana, se estudian todos los aspectos de la vida. The Anatomy of Melan
choly va precedida de una extensa introducción, en la que el a u to r ofrece
una idea de un m undo curado de melancolía, histerism os, m anías, o cual
quier rasgo de demencia; y describe una m onarquía utópica, regida con
muy pocas leyes, severam ente cum plidas, y en la que existe una aristocra
cia hereditaria que convive con el hecho de que las dignidades sean otorga
das por elección o com pensación de m éritos. Después de una brillante des
cripción teológica del hom bre, de sus excelencias y de su caída, pasa a
la tarea fundam ental de describir las enferm edades en general, y después
a la definición, estudio y pronósticos de la melancolía en sí m ism a y en
sus diferentes m anifestaciones, causas, síntom as y curación. El am or pro
pio, el orgullo y la vanagloria, la desm edida dedicación al estudio, el te rro r
y el miedo al futuro, la pérdida de la libertad, el m atrim onio desconcerta
do, los desajustes de las m ujeres que viven solas, el exceso en la pasión
amorosa, y la exacerbación relig io sa 37 son los principales motivos de los
desarreglos m entales. B urton expone sus consejos curativos con sistem áti
ca y detallada m inuciosidad y gran riqueza de ilustraciones y ejemplos,
sacados de un inm enso acopio de fuentes antiguas y m odernas. Se tra ta
de una obra de gran ambición, calidad científica y valor literario, en la
que, partiendo de la curación m ental y la form ación de hom bres intelec
tualm ente sanos, se llega al saneam iento y la reform a del Estado. La m era
enum eración y exposición de los defectos hum anos resulta una lección sa
tírica sum am ente eficaz; la obra se lee con gran interés tanto por su conte
nido como por su lenguaje. La copiosísim a erudición, utilizada po r B urton
del modo más natural, recuerda a Quevedo y a Gracián, y su sugestivo
y pintoresco estilo, a Cervantes. Es directo, vibrante y torrencial, como
los españoles citados, en su acum ulación de nom bres y adjetivos y en los
engarces de frases descriptivas o calificativas.
La prosa de una litera tu ra no la crean sólo los novelistas de un grupo
determ inado, sino que se form a con la colaboración de distintos tipos de
escritores que tienen sentido artístico de la frase y una idea concreta de
lo que quieren decir. A la cooperación de los historiadores, traductores,
viajeros, filósofos, políticos y autores sagrados, además de los novelistas,
se debe, como queda expuesto, la form ación de la prosa inglesa isabelina.
Bensley, «Robert Burton», vol. IV de The Cambridge History of English Literature, ed. by A.
W. W ard and A. R. Waller, Cambridge, 1950. Robert Burton, The Anatom y o f Melancholy (3
vols.), ed. by Holbrook Jackson, London, 1961.
37 Así, en la tercera p a rte de su obra. B urton tra ta la pasión am orosa de Juana la Loca
como ejemplo de celos desbordados, y la ilu stra con varias anécdotas. Véase la ed. de Every
m a n ’s Library, London, 1961, págs 282-283, 287 y 289.
Literatura del período isabelino 125
Los prim eros serán los llamados «University Wits» (los ingenios univer
sitarios), que aprovechan los elementos adecuados de la dram ática existen
te p a ra crear un género de selección, un teatro culto y cortesano, distinto
del que ellos consideraban un teatro popular. Estos dram aturgos, proce
dentes de las universidades de Oxford y Cambridge, fueron principalm ente
tres: Lyly, Peele y Greene, y, en conjunto, llevan el dram a a una mayor
perfección. Lyly, que puede considerarse como el eje del grupo, dota a la
com edia de refinam iento cortesano y delicadeza de estilo; Peele le propor
ciona lirism o y variedad, y Greene la hace avanzar por la vía de la compli
cación argum entai.
la noche de Año Nuevo de 1588, por los niños de la Saint Paul’s School,
y en ella se caracteriza a Isabel como Cintia, como reina, como personifica
ción de la Castidad y aun como Luna; el conde de Leicester personifica
a Endimión. Éste abandona la tie rra —Tellus— a causa de su pasión por
la Luna —Cintia—; pero la tie rra conspira contra Endimión, haciendo que
la bruja Dipsas lo duerm a du ran te cuarenta años. Cintia rompe el encanta
miento, despertando a Endim ión con un beso. Como en todas las comedias
de Lyly, el elemento dram ático de E ndim ión es endeble; pero la obra se
hace interesante y agradable por su lenguaje poético, su estilo elevado y
el rom anticism o que im pregna sus situaciones, elementos todos m uy apre
ciados por el público cortesano. En Midas (1589-90), Lyly utiliza el m ito
del avaricioso rey de Frigia, p ara escenificar el intento de Felipe II de adue
ñarse de Inglaterra. En Sapho and Phao (1584) y Gallathea (1588) desarrolla
la conocida leyenda y el m ito clásicos. Su única obra de carácter terencia-
no es M other Bombie (La madre B., 1589-90). En general, la dram ática de
Lyly se caracteriza po r la tenue estru ctu ra tem ática y el poético y alegóri
co tratam iento de las situaciones y los personajes. Lyly escribe sus come
dias generalm ente en prosa.
3 Life and Works of George Peele (3 vols.), ed. by C. T. Prouty, etc., New Haven, 1952-70.
Goerge Peele, David and Bethsabe y The Old Wives' Tale, en los vols. 1 y 2, respectivamente,
de The M inor Elizabethan Drama, intr. by Ashley Thorndike, London, 1959.
Literatura del período isabelino 127
El Arraignm ent of París (El juicio de París, c. 1581) es una comedia mito
lógica que sigue la tradición de Lyly. En ella Peele utiliza la leyenda de
Paris y Enone —la enam orada ninfa del m onte Ida—, y cae en la tentación
de querer dem ostrar, siquiera poéticam ente, que la reina Isabel —que roza
ba los cincuenta años, y cuya belleza fue siem pre discutible— era m ás her
m osa que las tres diosas concursantes 4. El juicio de Paris, en favor de
Afrodita es rectificado aquí por Diana en favor de la «graciosa ninfa» Eli
za, la reina, que asistía a la representación de la obra, Peele es menos inge
nioso que Lyly, pero más poético. Versos como:
Ye may not see for peeping flowers the grass,
4 En la boda de Peleo y Tetis, la Discordia arro ja una manzana de oro con la leyenda:
«Para la m ás hermosa». Hera, Atenea y Afrodita se la disputan, y Paris, el m ortal m ás apuesto,
debe juzgar. Se la otorga a Afrodita, y ésta le ayudará a conquistar a Helena, que será la
causa de la G uerra de Troya.
5 R obert Greene, Plays and Poems (2 vols.), ed. by J. Churton Collins, Oxford, 1905. Idem,
ed. by T. H. Dickinson, London, 1909. Idem, Friar Bacon and Friar Bungay y James the Fourth,
en el vol. 2 de The Minor Elizabethan Drama, intr. by Ashley Thorndike, London, 1959.
128 Historia de la literatura inglesa
en verso y en prosa, su argum ento consiste en que el filósofo Roger Bacon,
ayudado por Fray Bungay, construye una cabeza de m etal y conjura al
diablo p a ra que le conceda el don de la palabra, proyecto que fracasa por
la im precisión de un criado. E ste argum ento se entrelaza con la rom ántica
dram atización del am or del príncipe Eduardo —el futuro m arido de Leo
nor de Castilla y prim er rey de su nom bre— y de lord Lacy po r la herm osa
M argaret, hija del m ayordom o de Fressingfield en Suffolk. Lord Lacy se
enam ora tan apasionadam ente de la bella campesina, al declararle el am or
del príncipe, que éste no encuentra más solución que dom inarse y cedérse
la. Este aspecto rom ántico y ru ra l es indudablem ente la parte m ás valiosa
del dram a, y constituye un idilio encantador. En esta obra, Greene deja
muy bien al rey de Castilla y a la princesa Leonor. James the Fourth (antes
de 1594) no es un dram a histórico, como su título hace suponer, sino la
dram atización de un cuento derivado de la conocida obra H ecatom m ythi
de Cinthio. Aquí Jacobo IV de Escocia, casado con Dorothea, hija del rey
de Inglaterra, se enam ora de Ida, hija de la condesa de Arran. A pesar
de los intentos del rey, Ida no consiente en ser su querida, y entonces Jaco
bo se decide a m atar a su m ujer. Pero Dorothea no m uere, y, herida, inter
viene para salvar a su m arido de las iras del rey de Inglaterra, que se
propone vengar a su hija. En las castas y nobles figuras de Dorothea e
Ida, Greene consigue dos retrato s de m ujer que prom eten el ideal que lo
g rará Shakespeare. El acto seguiido tiene u n a escena inolvidable, en la que,
al llegar Ateukin con insinuaciones del rey para ten ta r a Ida, la encuentra
en el pórtico del castillo en com pañía de su m adre con la labor en la mano,
en un am biente de paz y felicidad, cuya sencillez y honestidad desarm an
po r su propia inocencia. Ida contesta a las proposiciones de Ateukin con
palabras tan cándidas como dignas, que m anifiestan la serenidad de un
alm a grande y piadosa, desprovista de ambiciones.
Thomas Kyd. En los mismos años en que viven y producen los «Uni
versity Wits», aparecen sus casi exactos contem poráneos, Kyd y Marlowe,
autores de tragedias populares de gran valor y transcendencia en la histo
ria del teatro inglés. La c a rre ra de Thomas Kyd (1558-94)6 cubre un pe
ríodo m ás breve que la de Marlowe, y, a pesar de la popularidad de The
Spanish Tragedy, le falta la am plitud y el sostenido interés que mueve a
su colega. Al m argen de las fechas concretas en que vivió, poco se sabe
de su vida, fuera del hecho de hab er sido condiscípulo de Spenser en la
M erchant Tailors' School, y ap arte la crítica que de sus pocos conocim ien
tos clásicos hizo Thomas Nashe en el prólogo del Menaphon (1589) de Gree
ne. A Kyd se le conoce como a u to r o trad u cto r de algunas obras literarias,
se le atribuye un dram a sobre Hamlet, que circulaba antes del de Shakes
peare; pero, sobre todo, interesa por su obra The Spanish Tragedy (1588),
cuyo motivo aparente lo proporciona la victoria de E spaña contra Portugal
6 Félix Carrère, Le théâtre de Kyd, Toulouse, 1951. Thomas Kyd, Works, w ith biographical
and critical introduction, ed. by F. S. Boas, Oxford, 1955. Idem, The Spanish Tragedy, en el
vol. I de The M inor Elizabethan Drama, intr. by Ashley Thorndike, London, 1959.
Literatura del período isabelino 129
en 1580, y el am biente político que le sirve de m arco. El dram a empieza
con la aparición del espectro de Andrea —el prim er novio de Bellimperia,
hija del rey de Castilla—, caído en un combate, que expone ya el plan de
venganza, procedim iento que seguirá Shakespeare en algunos de sus prólo
gos. Al principio, la venganza se dirige contra Balthazar, hijo del virrey
de Portugal; pero acaba, como en Hamlet, envolviendo a todos los persona
jes. En los azares de un combate, B althazar había m atado a Andrea, pero
fue vencido y hecho prisionero po r Horatio, amigo íntim o de Andrea. Balt
hazar es un hom bre de valor e im portancia, y, m ientras se concierta su
rescate en la corte castellana, se enam ora de Bellimperia. Nadie ve con
malos ojos un enlace que incluso favorecería los fines políticos de ambos
países. Pero el destino —la tragedia deriva de Séneca— mueve las pasiones
en un sentido fatalista, desintegrador, em pujando a los hom bres hacia su
perdición. Horatio y Bellim peria ya se conocían; al contarle Horatio a
Bellim peria cómo había m uerto su novio, conquista el aprecio de la joven,
por su nobleza, seriedad y hom bría. La escena, bien construida, term ina
con una firm e prom esa de am istad: h asta aquí, sus almas convergen en
el sentim iento por la pérdida de Andrea. Fracasa el intento de acercam ien
to de B althazar a Bellimperia, y, en cambio, crece el am or entre la joven
y Horatio. Como H oratio y Bellim peria sospechan que están vigilados, pro
curan verse al abrigo de la noche. En su escondite, les vigilan Balthazar
y Lorenzo —herm ano de Bellim peria—, que escuchan sus declaraciones de
amor. Les sorprenden otra noche y asesinan a Horatio. Al oír los gritos
de la joven, aparece Hieronimo y encuentra a su hijo colgado de un árbol. A
p a rtir de aquí la acción deriva hacia un dram a de venganza. Las personas
m ás interesadas en realizarla son Hieronim o y Bellimperia, que, al descu
b rir quiénes son los asesinos, fingen ignorarlo y, aunque apenados, se m ues
tra n complacientes. Entonces empiezan a calcular fríam ente su plan. Como
en Hamlet, se prepara una función teatral, que se representará en la corte.
En ella tom arán p arte todos los interesados, y los personajes se adaptarán
al propósito final. En el desarrollo de la pieza, la ficción se convierte en
realidad: Hieronim o y Bellim peria m atan respectivam ente a Lorenzo y a
Balthazar, y después se suicidan. The Spanish Tragedy es un dram a en
cuatro actos, escrito en verso blanco. M elodram ático y lleno de patetismo,
tiene m omentos verdaderam ente shakespeareanos. La obra contiene algu
nas interpolaciones, atribuidas a Ben Jonson, que la realzan en gran mane
ra. Pero la más im portante de todas, el vigoroso soliloquio de Hieronimo
«¿Qué es un hijo?», tiene cualidades y aun imágenes shakespeareanas, y pre
senta una profundidad de sentim ientos que no coincide con el estilo y el
espíritu de Ben Jonson. The Spanish Tragedy carece de base histórica.
ed. by R. H. Case, etc., New York, 1966. Idem, Plays and Poems, ed. by M. R. Ridley, London,
1961. Idem, Plays, ed. by J. B. Steane, Penguin Books, 1969. Idem, Poems, ed. by S. Orgel,
Penguin Books, 1971. Idem, traducción de las dos prim eras sextiadas de Hero and Leander,
en Elizabethan Narrative Verse, ed. by Nigel Alexander, London, 1967.
Literatura del período isabelino 131
con su inflam ado verso blanco las aventuras de un pastor que llegó a ser
el hom bre m ás poderoso del mundo. Marlowe dram atiza la carrera de Ta-
m erlán, el guerrero tártaro que, m ediante alianzas, desafíos y conquistas,
consigue adueñarse con rapidez increíble de gran p arte del continente asiá
tico. Sus crueldades con sus enemigos o con los reyes que caían bajo su
poder, las describe Marlowe con espeluznante realism o. Pero este hom bre
feroz, que fue capaz de sacrificar las inocentes vírgenes de Damasco a pe
sar de sus súplicas, nos desconcierta en la escena siguiente con una de
las m ás líricas invocaciones a la belleza absoluta, aunque sabe que no está
al alcance de su poderío. La ferocidad de Tam erlán sólo será dulcificada
por Zenocrate, hija del sultán de Egipto, a cuyos pies depositará todas sus
conquistas. Pero ellas no valdrán para salvar la vida de la amada, de la
cual depende su felicidad. M uerta Zenocrate, Tam erlán desata su furia con
tra el cielo, y desfallece. Tenía razón al desesperar de poder apresar la
belleza absoluta, un momento personificada en la princesa de Egipto. La
desafiadora figura de Tamerlán, arrogante y despiadada, poética y filosófi
ca, que alucinó a Marlowe, tuvo que a rre b a ta r tam bién a muchos de sus
contem poráneos, tan vehementes y patéticos como él.
The Jew of Malta (El judío de M., 1591 ó 1592) es una interpretación
de la avaricia y la perversidad a escala descom unal. No tiene el valor artís
tico de otros dram as de Marlowe, y, desde el principio, su argum ento está
galvanizado por el siniestro concepto m aquiavélico que de la política se
tenía en el m undo isabelino. El mismo M aquiavelo aparece como introduc
tor del dram a. Su gran figura es el judío Barabas, que se resiste a pagar
la parte del tributo que el G ran Turco exige de Malta. En consecuencia,
las posesiones del judío son confiscadas, y su casa, convertida en convento.
Como venganza, B arabas lleva a cabo un horroroso proyecto de matanza,
en el que m ueren su hija y el novio de ésta. No satisfecho aún, traiciona
a su patria, sitiada por los turcos, y les entrega la ciudadela, po r lo cual
le nom bran gobernador de la isla. A continuación, y por codicia, concibe
el plan de destru ir las fuerzas turcas, haciendo perecer a su general y a
sus jefes en un banquete, m ediante el hundim iento del techo del edificio
en que se celebra el festín del triunfo. E ste ardid atrap a tam bién al judío,
y M alta queda liberada.
En Edw ard I I (1593), Marlowe desarrolla, por única vez, un asunto de
historia inglesa. El m aterial procede de las Chronicles de Holinshed, y la
obra es interesante y ejem plar por varios motivos. En ella se dem uestra,
en prim er lugar, que un dram a histórico no es exactam ente un período
histórico dram atizado; después, que no es preciso, ni acaso conveniente,
que la acción se apoye sobre un solo personaje; por últim o, que se puede
sacar provecho dram ático de una situación antitriunfalista, en la que se
destaca la debilidad e incluso se encuentra apoyo en ella. Marlowe presen
ta en Edw ard II la endeble personalidad del hijo de Eduardo I y Leonor
de Castilla, la debilidad que sentía por su favorito Gaveston, el alejam iento
que por este motivo se produce entre Eduardo II y su m ujer, la princesa
Isabella de Francia, y el complot amoroso-político que la reina y M ortimer
el Joven tienen preparado p a ra deshacerse del favorito. Los nobles se con
132 Historia de la literatura inglesa
fabulan con la reina, y se desencadena la guerra civil, en la cual Gaveston
es hecho prisionero y ejecutado. Amparado por sus nuevos favoritos, el
rey continúa la guerra; pero es derrotado y hecho prisionero. Obligado a
abdicar, es asesinado por m andato de M ortim er el Joven. Cuando Eduardo
III descubre al verdadero culpable de la m uerte de su padre, a pesar de
los ruegos de su m adre, la reina Isabella, p ara salvar a su querido, ordena
que lo cuelguen por traidor. Edw ard I I es un buen dram a, pero quizá ha
sido elogiado con exceso; contiene pasajes que no consiguen ocultar la mo
notonía; por o tra parte, hay que reconocerle m omentos afortunados, y el
m érito de ser el precedente tem ático directo de Richard I I de Shakespeare.
Marlowe escribió, además, The Massacre of Paris (1593), sobre el conocido
hecho histórico de la Noche de San Bartolom é —agosto de 1589—, y el
dram a clásico y mitológico Dido, Queen of Carthage (1593), en el que, ap ar
tándose de su verdadera línea, parece colocarse en la tradición de los «Uni
versity Wits». Es posible que Thomas Nashe colaborara con él en esta obra.
Como poeta, Marlowe escribió alguna composición original, tradujo en mag
níficos pareados dos «sextiadas» de la leyenda de Hero and Leander —poe
m a que term inó Chapman—, algunas elegías de los Amores de Ovidio, y
puso en verso blanco el prim er libro de la Pharsalia de Lucano.
hom bre que, salido del corazón de la Inglaterra rural, conquistará con su
fuerza expresiva y creadora los teatros del período isabelino, y adentrándo
se en el alm a de las generaciones sucesivas, será la figura suprem a del
teatro m oderno universal. Shakespeare es el gran dram aturgo renacentista
que estudia el alm a del hom bre en todos sus repliegues, y, tanto en el mal
como en el bien la tensa hasta el extremo. Nació en Stratford-upon-Avon
—condado de Warwick, O. de Inglaterra—; allí transcurrieron su niñez y
prim era juventud. Stratford era entonces un lugar de unos 2.000 habitan
tes, con Escuela de Gramática, Casa Gremial y un m ercado bastante prós
pero. En una acomodada y espaciosa casa tudor de Henley Street, y en
el seno de una fam ilia artesana —su padre era guantero o com erciante
de cueros y lanas—, nació W illiam en abril de 1564, y fue bautizado en
la iglesia de la Santísim a Trinidad el día 26 del mismo mes. De su vida
en S tratford se sabe poco: que su padre fue alcalde cuando él tenía unos
cinco años; que probablem ente se educó en la Escuela de Gram ática de
la localidad; que se casó a los dieciocho años con Anne Hathaway, mayor
que él, de la aldea vecina de Shottery, y que les nacieron tres hijos entre
1583 y 1585. Éstos son los únicos hechos ciertos de este período; todo lo
demás son conjeturas o probabilidades. Parece atestiguado por distintas
fuentes que la fam ilia de Shakespeare e ra «recusante», es decir, católica
no conform ista con la religión estatal de Isabel I.
Una fecha muy probable de su traslado a la corte es la de 1590, dos
años después del intento de ocupación de Inglaterra por la Armada Inven
cible. En los últim os decenios del siglo XVI, Londres, en su calidad de cor
te y lugar tradicional de especial predilección y gusto para el arte dram áti
co, disponía ya de establecimientos para las representaciones teatrales. Aun
que lo m ás general y expedito e ra el tinglado am bulante m ontado improvi
sadam ente en las plazas o patios de cualquier ciudad inglesa siguiendo la
costum bre medieval, el Londres tudor tenía verdaderas casas de espectácu
los que respondían a las exigencias de la época.
1956. J. Dover Wilson, The Essential Shakespeare, Cambridge, 1948. G. B. H arrison, Introdu
cing Shakespeare, Penguin Books, 1966. Clara Longworth de Chambrun, Shakespeare: A Por
trait Restored, London, 1957. A. L. Rowse, William Shakespeare, London, 1963. J. Dover Wilson,
Life in Shakespeare's England, Penguin Books, 1949. Derek Traversy, A n Approach to Shake
speare, New York, 1956. J. Middleton Murry, Shakespeare, London, 1954. G. W ilson Knight,
The Wheel o f Fire. Shakespeare's Sombre Tragedies, Oxford, 1949. Idem, The Imperial Theme,
Oxford, 1951. Idem, The Crown o f Life. Shakespeare's Final Plays, Oxford, 1947. E. M. W. Till-
yard, Shakespeare's History Plays, London, 1959. Idem, Shakespeare’s Problem Plays, London,
1957. Idem, Shakespeare's Last Plays, London, 1958. John Lawlor, The Tragic Sense in Shakes
peare, London, 1969. Derek Traversi, Shakespeare. From «Richard II» to «Henry V», London,
1958. Idem, Shakespeare: The Roman Plays, London, 1964. John Vyvyan, The Shakespearean
Ethic, London, 1959. Caroline Spurgeon, Shakespeare’s Imagery, Cambridge, 1961. C. Pérez Gá
llego, Dramática de Shakespeare, Zaragoza, 1974. M. A. Conejero, Shakespeare. Orden y caos,
Valencia, 1975. Stephen Booth, An Essay on Shakespeare's Sonnets, Yale University Press, 1969.
Kenneth Muir, Shakespeare’s Sonnets, London, 1980. W illiam Shakespeare, The London Sha
kespeare (6 vols.), ed. by John Munro, London, 1958. Idem, Complete Works (4 vols.), ed. by
Peter Alexander, London, Collins, 1958. Idem, Complete Works (3 vols.), con ilustraciones de
E. J. Sullivan, London, Dent, 1911; 1950. Hay ediciones individuales de los dram as y poemas
de Shakespeare en: The New Temple Shakespeare (Dent), The Penguin Shakespeare, The Arden
Shakespeare y The New Arden Shakespeare, todas recomendables.
134 Historia de la literatura inglesa
Cuando Shakespeare llega a Londres, el teatro se encuentra apoyado
por una excelente tradición medieval, con géneros determ inados, y en m a
nos de los ingenios universitarios Greene, Peele y Lyly, y de Thomas Kyd
y Christopher Marlowe. Se desconocen los caminos por los que Shakespeare
se acercó al teatro. Pero es indudable que, por hum ildes que fueran los
servicios que la em presa tea tra l le encomendase en su prim era tem porada
de Londres, el hom bre que hacia 1594-95 da a la escena obras de la calidad
poética y la habilidad dram ática de Romeo and Juliet y A M idsummer Night's
Dream ha seguido un cam ino certero. No hay explicación del proceso: es
el m ilagro del genio. Se tra ta de un instinto dram ático excepcional, que
en menos de veinte años consigue d esarrollar orgánicam ente sus posibili
dades. Cada fase de este desarrollo está contenida y superada en la fase
siguiente; de modo que en Shakespeare nada es abrupto, y el acierto d ra
m ático m ás excelso o el m om ento poético excepcional de sus obras m adu
ras se encuentra ya, en form a em brionaria, en sus prim eras producciones.
Por eso"* Shakespeare no necesita revolucionar nada ni alterar ninguna de
las convenciones dram áticas o poéticas existentes; ajustándose a ellas o
adaptándolas, saca el máximo provecho/ incluso de las que hoy pueden pa
recer deficiencias: ausencia física de la'm ujer en la escena, falta de decora
dos, monólogos extensos recitados desde la parte delantera del tablado isa
belino.· No es necesario decir que Shakespeare no se preocupaba de las
unidades de lugar y de tiempo, y precipitaba o frenaba la acción, y altera
b a o com prim ía los hechos según la conveniencia dram ática. Pero no se
debe olvidar que, como todo verdadero dram aturgo/ no escribía sus dra
m as p ara ser leídos, sino p a ra ser representados ante un público que cola
boraba p ara producir la ilusión dram ática de modo inadm isible p a ra el
realism o moderno, pero exigía, a cambio, una constante m ovilidad de la
acción.'Por eso es tan necesario ver estos dram as bien representados, pues
m uchas escenas pueden v ariar al p asar del libro a las tablas, " donde se
com prenden perfectam ente y quedan realzadas actitudes y situaciones que,
leídas, parecen apagadas o resu ltan incom prensibles. El monólogo es un
procedim iento im portante en Shakespeare. Se utilizaba en el teatro de la
época como medio directo de revelación del carácters Shakespeare lo acep
ta, como acepta otras convenciones, y se sirve de él en diferentes circuns
tancias, tanto p ara am bientar un acontecim iento como p a ra am pliar las
dimensiones psicológicas de la persona dram ática. A m edida que adquiere
m aestría en su arte, aprovecha cada vez m ás el monólogo p ara d ar profun,-
didad al carácter, o prescinde de él. En los dram as introspectivos, el monó
logo es una pieza clave; en otros queda subordinado a la circunstancia ex
terna o prácticam ente suprim ido.*En H am let es de capital im portancia,
como lo fue en Richard I I y lo será en Macbeth y en Othello, po r lo que
a lago se refiere. No lo es en King Lear, Antony and Cleopatra ni en Corio
lanus, dram as m ontados básicam ente sobre la acción. Pero volverá a ser
frecuente en The W inter’s Tale (El cuento de invierno), Cymbeline y The
Tempest (La tempestad), aunque en estas obras el monólogo, sin dejar se
ser estructural, participa del artificio característico de los dram as del últi
mo período.
Literatura del período isabelino 135
# Es imposible establecer la cronología precisa de la composición y re
presentación de los dram as de Shakespeare; pero no es difícil exponer un
escalonam iento convincente. En cuanto al texto, ha habido una suerte poco
común, pues Heming y Condell, amigos de Shakespeare, publicaron sus
dram as completos en el volumen —llam ado «prim er folio»— de 1623; és
tos, cotejados con los dram as particulares —llamados «cuartos»—, apareci
dos m ás o menos clandestinam ente, proporcionaron una sólida base p ara
las ediciones posteriores. Son trein ta y siete los dram as escritos por Sha
kespeare, comprendidos en trein ta y cuatro títulos, pues Henry IV tiene
dos partes, y Henry VI, tres. Algunos no fueron compuestos íntegram ente
por él, pero indudablem ente los revisó y le deben mucho. Tal es el caso
del dram a sobre Thomas More, que no se term inó ni se llevó a la escena,
y cuyos fragm entos sólo recientem ente se han incluido en sus obras com
pletas. Shakespeare entra en la escena isabelina con sus diez dram as histó
ricos de asunto inglés, ocho de los cuales tra ta n de las luchas po r el poder
que envuelven a la nación en el conflicto civil llam ado la G uerra de las
dos Rosas, que se desarrolla durante los tiempos difíciles que van desde
Ricardo II (1377) h asta la batalla de Bosworth, en la que Enrique Tudor,
el futuro Enrique VII, derrota a Ricardo III (1485), hecho que establece
la paz en Inglaterra e inaugura la Edad Moderna. Estos dram as son R i
chard II, Henry IV, Henry V, Henry VI y Richard III, que no se escribieron
en orden cronológico. Acaso tam poco las com pañías representaran este ci
clo de acuerdo con la cronología, sino que, alterando el orden según el
criterio del director, posiblem ente term inaran con la cam paña de Francia
y la batalla de Agincourt, ganada por Enrique V (1315), y el casam iento
de éste con la princesa Catalina de Francia en 1320 y el afianzamiento de
la corona inglesa en este país como fruto de la victoria. Los conceptos fun
dam entales de Shakespeare en estos dram as son la legitim idad de los dere
chos de la m onarquía y el noble ejercicio de los mismos, y el derrum ba
m iento de la grandeza por desm esurada am bición o por azares de la fortu
na.* Y es ta n viva la pin tu ra de los protagonistas y del am biente en estas
obras, que se puede decir que m uchos ingleses conocen m ejor por ellas
el desarrollo de los acontecim ientos de este extenso período y han aprendi
do m ás filosofía de la historia en Shakespeare que en los textos de historia
de Inglaterra. King John y Henry VIII, aunque no entran tem áticam ente
en este conjunto, participan de parecida orientación ideológica. Henry V III
(1613?, pub. 1623) destaca la dram ática nobleza de Catalina de Aragón, y
tanto la historia de esta figura como el hundim iento del poderío y soberbia
del cardenal Wolsey, y la gloria m eteórica de la audaz y venal Ana Bolena,
invitan a la meditación. Los dram as históricos m ás im portantes de este
grupo son Richard I I (1594?, pub. 1597), Henry V (1597?, pub. 1600) y R i
chard I II (1591?, pub. 1597). El m ás com pacto es el prim ero, y en él se
reflejan los hechos principales del reinado de Ricardo II, hijo del Príncipe
Negro. El dram a comienza con la querella de los nobles Henry Bolingbroke
(duque de Hereford) y Thomas M owbray (duque de Norfolk), acusado este
últim o de traición al rey y del asesinato del duque de Gloucester, tío del
m onarca. Después de escucharles con aparente calm a e imparcialidad, el
136 Historia de la literatura inglesa
rey los destierra a ambos: a su prim o Bolingbroke por seis años, y a Mow
bray, p ara toda la vida; decisión tom ada de form a absolutista, no extraña
a su m anera de ser, pero sí contraria a la costum bre caballeresca de diri
m ir los pleitos en liza. Después que los dos nobles parten a cum plir sus
sentencias, Ricardo se propone pasar a Irlanda p a ra sofocar la rebelión.
M ientras tanto, John of Gaunt, duque de Lancaster, m uere en Ely House,
y Ricardo se incauta de sus bienes para aprovisionar a sus tropas en la
cam paña irlandesa. Bolingbroke vuelve del destierro p a ra reclam ar la he
rencia de su padre, John of Gaunt, que legalmente le pertenece, y es muy
bien recibido por los patriotas de la oposición. El mism o viento del Este,
que ha sido favorable p ara Bolingbroke, retrasa el regreso de Ricardo y
le retiene en Irlanda. Las fuerzas galesas afectas al rey, cansadas de espe
rar, se disgregan. El partido de Bolingbroke prospera. La oportunidad, su
nom bre, el descontento que existe hacia Ricardo II, le dan motivo p ara
am bicionar la corona, am bición que consigue apresando y deponiendo al
rey. Bolingbroke se hace nom brar rey, y encarcela a Ricardo en la Torre
de Londres. Éste, en un desesperado intento, se lanza a recuperar la coro
na, y m uere en el castillo de Pom fret luchando contra sus defensores. En
este dram a, Shakespeare pone de relieve el hecho infausto de perder la
corona, la lam entable sensación de dejar de ser rey ungido; y, por otro
lado, advierte cuán grande es la responsabilidad del usurpador, y cuán de
licada su situación, aunque le asistan ciertos derechos. El personaje R icar
do II anticipa a Ham let. Su reinado transcurrió entre los años 1377 y 1399;
el tiem po histórico utilizado en el dram a comprende desde abril de 1398
hasta marzo de 1400, pero Shakespeare condensa los hechos en dos semanas.
Alternando con los dram as históricos de sus prim eros tiempos, Shake
speare escribe comedias cuyo convencionalismo h a b rá que aceptar p ara
poder apreciar sus verdaderas cualidades. Sin embargo —y teniendo en
cuenta que Shakespeare no deja de ser él ni aun en la obra m ás descuida
da—, entre esas comedias prim erizas pueden encontrarse algunas tan fina
m ente acabadas en su estilo como Love's Labour's Lost (Afán de amor per
dido, 1591-3, pub. 1598), A M idsum m er N ight’s Dream (Sueño de una noche,
de verano, 1594?, pub. 1600) y As You Like I t (A vuestro gusto, 1597?, pub.
1623), en las que cabe destacar la cortesía y jovialidad de la prim era, la
com plicada y tenue estru ctu ra de la segunda y la alternancia de gracia
y m elancolía de la tercera; The Merchant of Venice (El mercader de Vene
cia, 1594-6, pub. 1600) y Measure for Measure (Medida por medida, 1604?,
pub. 1623) son comedias valiosísim as en sí mismas, con algunos elementos
trágicos. La comedia alegre y brillante de los prim eros tiempos de Shake
speare se ensombrece cuando el autor se adentra en el período medio de
su producción. Entonces, del optim ism o de Love’s Labour’s Lost o A M id
sum m er N ight’s Dream pasa a la comedia de problem ática hum ana, religio
sa y m oral de The M erchant o f Venice, con las prom inentes figuras negati
va y positiva de Shylock y Portia, y, sobre todo, a la de Measure for Measure,
considerada como el punto de origen de la posibilidad redentora de los
fallos hum anos, que caracterizan la obra de Shakespeare del últim o perío
do. En Measure for Measure Vincentio, duque de Viena, con el pretexto
Literatura del período isabelino 137
de tener que viajar súbitam ente a Polonia, entrega el gobierno del ducado
a su amigo Angelo, a quien considera hom bre de la m ayor probidad y no
bleza. Pero en vez de salir de Viena, el duque se oculta en un convento
de la ciudad, donde perm anece como uno de los frailes, aunque atento a
lo que sucede en el ducado. Vincentio, antes de su supuesta salida, encarga
a Angelo que use de su prudencia en lo concerniente al orden y que haga
cum plir ciertas leyes que desde hace años no son tenidas en cuenta; sobre
todo, la ley contra la relajación de las costum bres, suprim iendo las casas
de placer de los alrededores de Viena y reprim iento los desmanes de carác
ter amoroso. Las prim eras víctim as del rigor puritano de Angelo son Clau
dio y su novia Juliet: él, acusado de seducción y, por tanto, condenado
a m uerte, y ella, obligada a reclusión por haber hecho m al uso de su liber
tad. Claudio inform a de su situación a su hem ana Isabella, novicia de San
ta Clara, y le pide que interceda en su favor ante Angelo. El duque se ente
ra del caso y, en su calidad de fraile, visita a Juliet en la prisión para
cerciorarse de la responsabilidad o el consentim iento de la joven en sus
relaciones con Claudio. Isabella, que es u n a m ujer excepcional, se entrevis
ta con Angelo, y aunque no consigue el indulto de su herm ano, su belleza
despierta la pasión de Angelo9, que en u n a segunda conversación se com
prom ete a liberarlo a cambio de los favores de ella. Isabella rehúsa indig
nada. E ntre las dos entrevistas de Isabella y Angelo sucede la fam osa esce
na en que Isabella ve a su herm ano en la prisión y le comunica la deshones
ta proposición del duque en funciones. Vencido m om entáneam ente por su
debilidad, Claudio ruega a su herm ana que ceda a las pretensiones de An
gelo con el fin de salvarle la vida. Pero Isabella no está dispuesta a ello
y se asom bra de que su herm ano se lo pida. El duque Vincentio, enterado
de lo que sucede, se propone corregir la adversidad y realizar varias cosas
positivas. Para ello, m anteniendo aún su apariencia de fraile, aconseja a
Isabella que finja acceder a los deseos de Angelo y le prom eta que lo visita
rá en su casa a medianoche, a condición de que sea po r poco tiempo, en
obscuridad total y en silencio absoluto. Pero no será Isabella quien vaya
a esta r con Angelo, sino M ariana, la joven rechazada por Angelo después
de estar a punto de casarse con ella. M ariana sigue queriendo a Angelo,
y no tiene inconveniente en suplantar a Isabella. El ardid funciona perfec
tamente; pero Angelo, a pesar de haber logrado su propósito, ordena ejecu
ta r a Claudio, orden que no se cumple gracias a la secreta intervención
del duque. Éste, fingiendo un súbito regreso de Polonia, escucha la quere
lla de Isabella y el pleito de M ariana contra Angelo, que intenta negar lo
que se puede dem ostrar con toda evidencia. Entonces el duque m anda apli
car a Angelo la m ism a ley que él había puesto en vigor —«medida por
medida»—, y lo condena a m uerte. Pero tanto M ariana como Isabella, por
am or y caridad respectivam ente, piden p ara Angelo el perdón que él no
había querido otorgar a Claudio. Aunque tarde, Angelo aprende la lección,
y se le obliga a casarse con M ariana. Claudio queda disculpado y libre
9 Es en esta ocasión (Acto II, esc. 2) cuando Isabella le dice a Angelo que el hombre, al
tener un poco de poder, comete tales abusos que hace llorar a los ángeles.
138 Historia de la literatura inglesa
Now I w ant
Spirits to enforce, art to enchant:
A nd m y ending is despair,
Unless I be reliev’d by prayer
Which pierces so, that it assaults
Mercy itself.
Ahora ya no tengo
Espíritus que ayuden, artes de encantam iento,
Y mi fin es la desesperación
Si la oración no viene a socorrerm e,
La cual se filtra tanto que consigue
A saltar la m ism a gracia).
10 Cronología de las obras de Shakespeare con las fechas de redacción aproxim adas y las
de su publicación. De 1591 a 1593 escribió Henry VI (tres partes, publicadas en 1623), Richard
II I (publicada en 1597), Titus Andronicus (1594), Love's Labour's Lost (1598), The Two Gentle
men o f Verona (1623), The Comedy of Errors (1623), The Taming o f the Shrew (1623). De 1594
a 1596, Rom eo and Juliet (1599, edición pirata, 1597), A M idsum m er N ight’s Dream (1600), Ri
chard II (1597), King John (1623), The Merchant o f Venice (1600). De 1597 a 1600, Henry IV
(primera parte, publicada en 1598), Henry I V (segunda parte, 1600), Much Ado About Nothing
(1600), The Merry Wives of Windsor (1623, edición p irata, 1602), As You Like It (1623) , Julius
Caesar (1623), Henry V (1623, edición pirata, 1600), Troilus and Cressida (1609). De 1601 a 1605,
Hamlet (1604, edición pirata, 1603), Twelfth Night (1623), Measure for Measure (1623), A ll’s Well
that Ends Well (1623), Othello (1622). De 1606 a 1608, King Lear (1608), Macbeth (1623), Timon
o f Athens (1623), Antony and Cleopatra (1623), Coriolanus (1623). De 1609 a 1610, Pericles (1609).
De 1611 a 1613, Cymbeline (1623), The W inter’s Tale (1623); The Tempest (1623), Henry V III
(1623). Ver G. B. H arrison, Introducing Shakespeare, Pelican Books, 1948, págs. 116-7.
144 Historia de la literatura inglesa
el hecho de que inicialm ente fueran sus poemas los únicos por él reconoci
dos como los prim eros frutos de su ingenio. Shakespeare empezó, en efec
to, como poeta narrativo, con Venus and Adonis, publicado en 1593, pero
escrito seguram ente tres o cuatro años antes. Es un poema juvenil e inm a
duro, en el que am plifica la leyenda de Venus y Adonis con descripciones
cam pestres y escenas amorosas que m uestran ya las posibilidades del autor.
Los cuadros de caza y el incidente entre el caballo de Adonis y la yegua
que aparece por los alrededores están m uy logrados. Consta de 199 estro
fas de seis versos con rim a ababcc. The Rape of Lucrece (La violación de
L.), publicado en 1594, aunque probablem ente anterior a esa fecha, m ues
tra más empuje, aunque es tam bién una obra prim eriza, probablem ente
escrita a continuación de la anterior. Consiste en una amplificación de la
trágica historia de Lucrecia, la casta m atrona rom ana forzada po r Tarqui-
no. O currido el hecho, Lucrecia envía un m ensajero a llam ar a su m arido
Colatino. M ientras Lucrecia espera, el poeta queda a m erced de su inven
ción, y su instinto dram ático le hace re c u rrir a la descripción de una pintu
ra del sitio y la tom a de Troya que Lucrecia tiene a la vista. Con esta des
cripción y los com entarios de Lucrecia sobre los personajes y los hechos,
se da la sensación al lector de que tran scu rre el tiem po hasta el regreso
del m arido. Al llegar éste, Lucrecia se suicida para salvar su honor. Escrito
en la celebrada «rim a real» —ababbcc—, The Rape o f Lucrece consta de
265 estrofas, salpicadas de imágenes y versos muy afortunados.
The Sonnets se publicaron, acaso sin el consentim iento de Shakespeare,
en 1609. El soneto, form a poética tan prestigiosa y tan felizm ente usada
por los isabelinos, adquiere la m áxima perfección en Shakespeare. Es una
serie de 154 sonetos —fórm ula a b a b c d c d e f e f g g—, escrita a lo largo
de veinte años (1589-1609). Con ella Shakespeare se sitúa a la cabeza de
ese conjunto de destacados sonetistas que son Sidney, Spenser, Daniel, Da
vies y Drayton. Los sonetos de esta colección no tienen unidad argum entai:
unos lam entan la adversidad, el paso del tiempo, la ancianidad y el descon
suelo del abandono; otros son amorosos, o se preguntan por el sentido de
la vida. Un buen núm ero de los m ás tem pranos están dedicados a un her
moso joven, dotado de m uchas prendas, pero retraído, a quien el poeta
aconseja insistentem ente que se case. Algunos de estos sonetos pueden re
lacionarse, en su tem a y estilo, con la parte de Venus and Adonis en que
la diosa presiona infructuosam ente en el mismo sentido sobre el protago
nista. John M asefield se preguntaba si la prim era intención de Shakespea
re no sería quizá engarzarlos en este poema. Otros se refieren a una m ujer
de ojos y cabello negros, de tez blanca, ingeniosa, caprichosa y falsa, que
espoleaba las turbias pasiones del poeta. Mucho se h a com entado sobre
los sonetos de Shakespeare, y todo lector inquisitivo, o crítico competente,
puede darles una interpretación personal, de conjunto o por grupos. Pero
el autor, que vivió todavía siete años después de su publicación, no parece
que se preocupara po r establecer ningún sistem a distinto del adoptado en
la edición existente, p a ra la lectura y la intelección de los sonetos. Acaso
por indiferencia, quizá p ara n u estra confusión, no sería im posible que los
dejara así p ara enseñarnos a ser hum ildes; el hecho es que Shakespeare
Literatura del período isabelino 145
CONTEMPORÁNEOS DE SHAKESPEARE
11 C. H. H erford and Percy Simpson, Life of Jonson, en los volúmenes I y II de las obras
de Jonson, Oxford, 1925. M archette Chute, Ben Jonson of Westminster, New York, 1953. Ed
w ard B. Partridge, The Broken Compass. A Study o f the Major Comedies o f Jonson, London,
1958. Alexander Legatt, Ben Jonson: His Vision and his Art, London, 1981. Ben Jonson, Works
(II vols.), ed. by C. H. H erford and Percy Simpson, Oxford, 1925-52. Idem, Complete Plays (2
vols.), ed. by F. E. Schelling, London, 1960-2. Idem, The Complete Masques, Yale University
Press, 1975. Idem, Complete Poetry, ed. by William B. H unter, New York, 1963. Una selección
de veintritrés poemas de B. Jonson se halla en The Oxford Book o f Seventeenth Century Verse,
chosen by H erbert J. C. Grierson and Geoffrey Bullough, Oxfort, 1964.
146 Historia de la literatura inglesa
Que podía producir dram as aleccionadores y eficaces lo dem uestra la
acerada crítica de la avaricia y la tru an ería en su devastadora sátira Volpo-
ne, or the Fox (V. o el Zorro, 1606). Es éste un dram a de una fuerza som
bría, que aún sugestiona al público de nuestro tiempo. E scrito en verso,
dram atiza la historia de un im postor que finge ser un potentado al borde
del sepulcro. Con la ayuda de su ingenioso criado Mosca, logra que sus
conocidos rivalicen en obsequiarle con suntuosos regalos, llevado cada uno
de ellos po r el afán de heredarle con exclusión de los demás. Con esta
industria vive y se enriquece. Si Corbaccio se aviene a desheredar a su
hijo para beneficiar a Volpone, Corvino se presta incluso a cederle a su
joven esposa Celia, adorable figura fem enina de corte shakespeareano, de
tan ta virtu d como belleza, que, por supuesto, se resiste a tal infam ia, a
pesar del poder persuasivo de Volpone y de quedar al descubierto la ruin
dad de su marido. El enredo llega a tal punto, que a Volpone no le queda
m ás rem edio que m orir oficialmente, y nom brar heredero a Mosca. Cuando
el testam ento se hace público, todos los presuntos herederos se querellan
contra Mosca; el m ism o Volpone —a quien el criado no quiere reconocer
como vivo— acude al abogado Voltore p ara hacerse nuevam ente con sus
bienes. Esto resulta im posible y, a la postre, por decisión de los jueces,
las riquezas de Volpone quedan confiscadas y destinadas al hospital de
incurables, y él es encarcelado y aherrojado con el máximo rigor. Volpone
es una de las obras m ás logradas de Ben Jonson. Es un ataque directo
a los pecados capitales de la aváricia y la lujuria, una feroz acusación de
los letrados sin conciencia y u n a sátira corrosiva de algunos aspectos de
la justicia de este mundo.
Ben Jonson fue el creador de la comedia de los «humores». En ella se
explota dram áticam ente la concepción m edieval de que cada individuo res
ponde tem peram entalm ente al elem ento que más abunda en su constitu
ción física, y con ello contribuye a la creación de la com edia de carácter.
Every Man in his H um our (Cada cual en su humor) se representó en 1598,
y en el rep arto figura el nom bre de Shakespeare, lo que hace pensar que
quizá tomó parte en ella. Es una comedia de argum ento endeble, gran viva
cidad de diálogo y cómica variedad de situaciones, en la que intervienen:
un m ercader celoso, casado con una bonita joven que no desdeña divertirse
honestam ente; un padre dem asiado escrupuloso e interesado por la con
ducta m oral y las actividades de su hijo Edward; u n a serie de personajes,
como el soldado fanfarrón, el poetastro, el juerguista, el furioso, el imbécil;
y Bridget, la cuñada del m arido celoso. Todos coinciden en casa de este
últim o p a ra celebrar ruidosas francachelas alrededor de las damas, cosa
que el diligente m ercader no puede concebir como norm al ni m oral. Aparte
las burlas y los palos que tienen que aguantar algunos de los personajes
que a ello se han hecho acreedores, todo lo demás llega a buen térm ino.
Se establece, por fin, la paz conyugal entre el m ercader y su esposa, y
se organiza el noviazgo *y la boda de Edw ard y Bridget, enam orados, de
buena fe, que proporcionan la única chispa de rom anticism o de la come
dia. Alternan en ella el verso y la prosa. Bartholom ew Fair (La feria de
San Bartolomé, 1614), sigue la línea de la anterior, y es una de las obras
Literatura del período isabelino 147
m ás populares de Ben Jonson. Compuesta casi totalm ente en prosa, pre
senta una anim ada galería de tipos londinenses, que se mueven en el pri
m er plano de un hum orístico cuadro de costum bres de principios del siglo
XVII. El dram aturgo se sirve de estos personajes p ara form ular una sar
cástica censura de las exageraciones del puritanism o imperante. Las figu
ras del puritano acérrim o, muy preocupado por la m oral de sus conciuda
danos, y de su presunta novia, la viuda Dame Purecraft, que acuden —aun
que envueltos en su halo de puritanism o— a disfru tar del bullicio de la
feria, constituyen una caricatura quevedesca de h asta dónde puede llegar
la insensatez hum ana en la vertiente del fanatism o y la beatería.
Epicoene, or the Silent W oman (E. o la m ujer callada, 1609) es una mues
tra m uy anticipada de la comedia de salón, que dom inará los escenarios
de la época de la Restauración y los del siglo XVIII. Está escrita totalm en
te en prosa, y es quizá la comedia m ejor estru ctu rad a de Ben Jonson. En
ella Morose, solterón egoísta y m aniático, que tiene una enfermiza aversión
al ruido y al desorden, tom a la decisión de desheredar a su sobrino y casar
se con u n a m ujer callada, si es que existe tal portento. Se produce el mila
gro, y Morose tiene la suerte de encontrar a Epicoene que prom ete ser
la esposa prudente, m esurada y silenciosa que él necesita. Inm ediatam ente
después de celebrada la ceremonia, la novia recobra el descom unal vigor
de su lengua, y, con su am etrallante actividad verbal, deja acorralado y
aturdido al pobre Morose. Entonces se presenta el sobrino con u n a banda
de amigos, amigas de dudosa virtu d y músicos, con el propósito de ameni
zar la boda. Morose no es capaz de resistir las fuerzas conjugadas de su
m ujer y del sobrino, y prom ete a éste 500 libras anuales y nom brarle here
dero si le quita a Epicoene de enfrente. La situación cum bre se alcanza
cuando el sobrino tira de la peluca de Epicoene, y aparece la cara de un
mozalbete que había sido am aestrado anteriorm ente p a ra representar la
farsa de la silente e ideal esposa.
The Poetaster (1601) es una sá tira literaria en que el autor ataca a sus
com pañeros de plum a y rivales, M arston y Dekker, bajo los pomposos nom
bres de Ruf. Lab. Crispinus y Dem etrius Fabius, m ientras él se arroga nada
menos que el papel de Horacio. La inm ediata réplica de sus contrincantes
se encuentra en Satiro-Mastix (1601) de Dekker, que, si no está tan bien
estru ctu rad a como la sátira de Ben Jonson, contiene una caricatura más
amena, y un hum orism o m ás efervescente. The Alchem ist (1610) se burla
de las personas crédulas y satiriza a unos desaprensivos que pretendían
engañarlas prom etiéndoles la piedra filosofal. Entre las víctimas del frau
de aparecen ilustres avaros, puritanos de categoría y gentes de distinta
condición. La presencia de un divertido personaje, disfrazado de español,
descubre la tram pa y deshace el tinglado. Como se ve, las obras de Ben
Jonson com baten las falsas creencias, la pseudociencia y las supersticio
nes; luchan contra las obsesiones nocivas y la intolerancia, y los puritanos
recalcitrantes —los maniáticos de una política o de una form a de religión—
quedan en ellas m uy m al parados.
En el género trágico, Ben Jonson carece de la originalidad que lo carac
teriza en el cómico. Escribió dos tragedias: Sejanus (1603) y Catiline (1611);
148 Historia de la literatura inglesa
Dekker. El talante realista, del cual Ben Jonson es gran m aestro, pasa
inm ediatam ente a otros dram aturgos. El m ás im portante de ellos es Tho
m as Dekker (1570-1641)12. Dekker nació en Londres, y se sentía orgulloso
de su ciudad. E ra hom bre de grandes cualidades, y gozaba de m ucha esti
mación. Escribió para la com pañía de Henslowe una serie de dram as que
se han perdido, y tuvo que ganarse la vida ejerciendo m últiples actividades
literarias. A la energía intelectual de Defoe y a su facilidad literaria añadía
Dekker el tem peram ento despreocupado, el hum orism o y la jovialidad de
Goldsmith. Sus obras constituyen el espejo de la vida ísabelina y jacobina,
y sus escenas y caracteres, calcados del am biente inglés en que vivía, re
producen la realidad de su tiempo —como Chaucer supo hacerlo en el su
yo— con sim patía, hum anidad e inspiración. Trabajó siem pre en apuros
económicos, acosado por las deudas y po r los im presores; sin embargo,
alguno de los dram aturgos contem poráneos —W ebster— lo situaba al lado
de Shakespeare. Como hum orista, Dekker centraba su atención en Londres,
cantera inagotable de experiencias; pero el frescor de su m entalidad ale
gra, y clarifica las escenas por sórdidas que sean y las transform a con
su visión benévola. A diferencia de la de Jonson, la sátira de Dekker no
suele ser hiriente, su burla no excluye el am or o el perdón, y sabe ser
justo sin irritarse. Dekker escribió folletos que reflejan al vivo la realidad
de su tiempo. No existen documentos tan ricos en m aterial anecdótico y
costum brista como: The Wonderful Year (El año maravilloso, 1603), en el
que describe una epidemia; The Seven Deadly Sins of London (Los siete
pecados capitales de Londres, 1606)13 y W ork for Armourers, or The Pea
ce is Broken (Trabajo para armeros, o La paz se ha roto, 1609), títulos reve
ladores de sus contenidos. Como dram aturgo, colaboró —entre otros— con
Drayton, Jonson, Middleton, W ebster.
De sus ocho dram as originales interesan especialm ente The Shoema
ker's Holiday (1600), Satiro-Mastix (1601) y The Honest Whore (1604-30). The
Shoemaker's Holiday (La fiesta del zapatero)14, deriva de la novelita de De-
loney The Gentle Craft (1598). E scrita en prosa y en verso, defiende con
naturalidad y hum orism o el respeto al trabajo y la dignidad y libertad del
hom bre. He aquí su argumento: Rowland Lacy, sobrino del conde de Lin
coln, se enam ora de Rose, hija del alcalde de Londres. Para evitar estas
relaciones, el alcalde —por m odestia— recluye a la joven, a la vez que el
conde —por altanería— m anda a su sobrino a Francia, al frente de una
compañía de soldados. Pero Lacy cede su cargo m ilitar a un amigo, y, con
el nom bre de Hans, y fingiendo ser holandés se pone a trab ajar en el taller
12 M. L. Hunt, Thomas Dekker, New York, 1911. K. L. Gregg, Dekker, A Study in Econo
mic and Social Backgrounds, Seattle, 1924. Thomas Dekker, N on-dram atic Works (5 vols.),
ed. by A. B. Grosart, London, 1884-6. Idem, Dramatic Works (4 vols.), ed. by F. T. Bowers,
Cambridge, 1964-6.
13 Hay edición de The Seven Deadly Sins o f London de T. Dekker, realizada por H. F.
B, Brett-Smith, Oxford, 1922.
14 H ay edición de The Shoemaker's Holiday de T. Dekker, en Eight Famous Elizabethan
Plays, con intr. de E sther Cloudman Dunn, New York, 1932. También en Early Seventeenth
Century Drama, ed. by Robert G. Lawrence, London, 1963.
150 Historia de la literatura inglesa
15 Jean Jacquot, George Chapman, Sa vie, sa poesie, son théâtre, sa pensée, Paris, 1951.
M. Maclure, George Chapman, Toronto, 1966. George Chapman, Works (3 vols.), ed. by R. H.
Shepherd, London, 1874-5. Idem, Hero and Leander, continuación de la traducción de Marlowe,
en Elizabethan Narrative Verse, ed. by Nigel Alexander, London, 1967.
16 V er el dram a inglés desde Ben Jonson h asta 1942, en el vol. VI, de The Cambridge His
tory of English Literature, ed. by A. W. W ard and A. R. Waller, Cambridge, 1950. Frederick
S. Boas, Stuart Drama, Oxford University Press, 1964. Early Seventeenth Century Drama, ed.
by R obert G. Lawrence, London, 1963. Six Caroline Plays, ed. by A. S. Knowland, Oxford Uni
versity Press, 1962.
17 F. S. Boas, Thomas Heywood, London, 1950. Ver T. Heywood en L. C. Knights, Drama
and Society in the Age of Jonson, London, 1937. Ver T. Heywood en R. Wiemann, Le déclin
de la scène indivisible élisabéthaine: Beaumont, Fletcher et Heywood, en Dramaturgie e t société,
ed. J. Jacquot, Paris, 1968. Thomas Heywood, Dramatic Works (6 vols.), ed. by R. H. Shepherd,
London, 1874. Idem, Five Plays, ed. by A. W ilson Verity, London, 1888. Early Seventeenth Cen
tury Drama (ed. by Robert G. Lawrence, London, 1963) contiene A Women Killed w ith Kindness.
152 Historia de la literatura inglesa
19 A. E. Sloman, «The Spanish Source of The Maid of the Inn», en Hispanic Studies in
honour o f Í. González Llubera, Oxford, Dolphin, 1959.
20 Clifford Leech, Webster. A Critical Study, London, 1951. Travis Bogard, The Tragic Sa
tire of Webster, Berkeley, Cal., 1955. R. W. Dent, Webster's Borrowing, Berkeley, Cal., 1960.
John W ebster, Works (4 vols.), ed. by F. L. Lucas, London, 1927. W ebster and Ford, Selected
Plays, Intr. by G. B. H arrison, London, 1961. Contiene The White Devil y The Duches o f Malfi
de W ebster.
Literatura del periodo isabelino 155
O el atrevido símil que el crim inal Bosola acuña con tan ta eficacia ante
el vengativo herm ano, su funesto señor:
Your brother and yourself are w orthy men:
You have a pair of hearts are hollow graves,
Rotten, rotting others.
21 R ichard H. Barker, Thomas Middleton, New York, 1958. Samuel Schoenbaum, Middle
ton's Tragedies. A Critical Study, New York, 1958. Thomas Middleton, Works, (2 vols.), ed. by
A. C. Swinburne and Havelock Ellis, London, 1887-90. La colección «The New Mermaids» (Lon
don, E rnest Benn Limited) tiene, en volúmenes separados, varios dram as, de T. Middleton:
A Trick to Catch the Old One, ed. by G. J. Watson, 1968; A Chaste Maid in Cheapside, ed.
by Alan Brissenden, 1968; The Changeling (en colaboración con William Rowley), ed. by P atri
cia Thomson, 1964; A Game of Chess, ed. by J. W. H arper, 1966.
22 Ver Arthur Symons, «Middleton and Rowley», en el volumen VI de The Cambridge His
tory of English Literature, ed. by A. W. W ard and A. R. Waller, Cambridge, 1950, F. S. Boas,
Literatura del período isabelino 157
pieza su c a rre ra tea tra l cultivando la com edia hum orística desprovista de
intención moral; pero, probablem ente influido por Rowley, cambia después
su orientación, y sustituye la actitud festiva por un propósito satírico e
incluso trágico. He aquí algunas de sus obras principales. A Trick to Catch
the Old One (Ardid para atrapar al viejo, c. 1606) es una comedia de humor,
en la que se delata la disipación de la juventud, y se ridiculiza la avaricia
de los mayores. En A Chaste Maid in Cheapside (La casta doncella de Cheap-
side, c. 1613) se dram atiza el doloroso problem a de la joven a quien los
padres obligan a casarse con un libertino. The Changeling (El niño cambia
do, 1621 23, escrita en colaboración con Rowley), es obra de am biente trá
gico, en que una dama, obligada a casarse con un hom bre a quien no quie
re, llega a consentir en el asesinato de éste sin darse cuenta de que ello
la conducirá a la deshonra o a la m uerte. Vermandero, gobernador de Ali
cante (España) presiona a su hija B eatrice p ara que se com prom eta a ca
sarse con Alonzo. De momento, no le parece m al a la joven. Pero, en un
templo, B eatrice se enam ora de Alsemero, y pronto se relacionan para co
m unicarse sus deseos. Después, con el fin de evitar la imposición del pa
dre, B eatrice se sirve de De Flores, el personaje funesto del dram a, para
que la ayude a deshacerse de su compromiso. De Flores está enam orado
de Beatrice; pero es hom bre poco favorecido, aunque de mucho carácter.
Llegada la ocasión, hace consentir a la joven en el asesinato de Alonzo.
Ella se aviene, creyendo que con dinero lo arreglará todo. Ante el asombro
y el h o rro r de Beatrice, De Flores quiere cobrar el precio de su crimen:
consiste en la entrega am orosa de la joven cuando, realizado el asesinato
de Alonzo, está a punto de casarse con Alsemero, que ignora el consenti
m iento de su am ada en el homicidio. B eatrice tiene que ceder a los requeri
m ientos de De Flores. Alsemero se entera del delito de Beatrice, y ella y
De Flores son conducidos ante el gobernador, Vermandero. De Flores m ata
a Beatrice y luego se suicida. The Changeling es una obra muy vigorosa,
y el auditorio percibe que los personajes están llenos de vida. A pesar de
su m aldad, los protagonistas tienen una fuerza poética extraordinaria. De
Flores es coherente hasta el final, y B eatrice está dotada de una rom ántica
devoción que la sitúa por encim a de los valores m orales, lo cual no quiere
decir que objetivam ente esté exenta de culpa. El verso es enérgico, y la
estru ctu ra de la tragedia es tan precisa, que se la considera entre las mejo
res de su tiempo. En The Spanish Gipsy (La gitana española, 1623, tam bién
en colaboración con Rowley) se ofrece como argum ento central la escenifi
cación de La Gitanilla de Cervantes. A Game of Chess (Una partida de aje
drez, 1624) es una comedia de intenciones políticas, basada alegóricamente
en la rivalidad de Inglaterra y España, y en el proyecto de m atrimonio,
concebido por el em bajador español, conde de Gondom ar (1623), entre el
príncipe Carlos E stuardo y la infanta española M aría de Austria. El éxito
«T. M iddleton and W. Rowley», cap. VI de Stuart Drama, London, 1964. William Rowley, The
Spanish Gipsy and All Is Lost by Love, ed. by E. C. Morris, Boston, 1908.
23 El dram a se titula The Changeling porque, en el argum ento secundario, uno de los per
sonajes se disfraza de niño cambiado p o r las hadas con el fin de poder acercarse a la m ujer
del médico de un sanatorio psiquiátrico en el que hay varios locos llenos de obsesiones sexuales.
158 Historia de la literatura inglesa
de esta comedia responde al sentim iento antiespañol de la Inglaterra de
entonces, y a la satisfacción con que el pueblo inglés vio regresar a su
príncipe de M adrid, una vez fracasadas las negociaciones.
El m ejor dram a que Rowley escribió solo es A ll’s Lost by L ust (Todo
se perdió por la lujuria, publicado en 1633). En él se escenifica, con grande
za poética y penetración en el corazón hum ano, la leyenda del rey Rodrigo
y la Cava, y la venganza que tom a don Julián colaborando en la invasión
de los m usulm anes en España. M ientras don Julián, padre de Jacinta, lu
chaba contra los m oros en M arruecos, el rey Rodrigo abusa de la joven.
Al conocer el hecho, don Julián planea con el enemigo una acción común
contra don Rodrigo, y ésta se realiza con fortuna. Pero, al pedirle el rey
m oro la m ano de su hija, ella lo desdeña, y el padre la defiende. El m oro
se la arrebata; entonces Julián decide m atar a Jacinta, y él perece a m anos
del rey m usulmán. Este es un tem a que tendrá gran acogida en la Inglate
rra del período rom ántico 24.
24 Esteban Pujals, «La leyenda del rey Rodrigo en el Romanticismo inglés», Revista de
la Universidad de Madrid, vol. XIX, núm. 73, 1970.
25 Cyril Tourneur, Complete Works, ed. by Allardyce Nicoll, London, 1930. Idem, The Re
venger's Tragedy, ed. by B rian Gibbons, London, 1967.
26 Actualmente The Revenger's Tragedy se suele a trib u ir a T. Middleton. V er The Conoise
Cambridge Bibliography of English Literature, ed. by George Watson, Cambridge, 1965, pág. 97.
27 A. H. Cruickshank, Philip Massinger, Oxford, 1920. T. A. Dunn, Massinger. The Man and
the Playwright, Edinburgh, 1957. Philip Massinger, Ten Plays (2 vols.) ed. by A rthur Symons,
London, 1887-9. Idem, Four Plays, ed. by L. A. Sherman, New York, 1912. La colección «The
New Mermaids» (London, E rnest Benn Limited) tiene, en volúmenes separados, The City Ma
dam, y A New Way to Pay Old Debts, de P. Massinger.
Literatura del período isabelino 159
está viciada: la m isión del dram aturgo, p o r tanto, consiste en m ostrar sus
m ezquindades a la pujante sociedad m ercantil de su época, tan obsesiva
m ente aferrada a los goces m ateriales como alejada de los bienes del espí
ritu y de la bondad del corazón. En la línea trágica, y a m itad del camino
que va desde Shakespeare a W ebster, tenem os que colocar sus tragedias:
The Duke of Milan (publicada en 1623), en la que Ludovico Sforza, que
adora a su esposa Marcelia, la m ata en un irrefrenable ataque de celos,
al sospechar que le es infiel; y The Fatal Dowry (La dote fatal, publicada
en 1632), en la que un padre, con exacerbado sentido del honor, acusa a
su hija de faltar a la fidelidad prem atrim onial, y, comprobado el hecho,
da su consentim iento al futuro esposo p a ra que la mate. Las sim patías
religiosas de M assinger, que ya se habían revelado en The Virgin Martyr
(c. 1622), obra de tem a cristiano prim itivo del tiem po de persecución de
Diocleciano, encuentran viva expresión en The Renegado (hacia 1624), dra
m a declaradam ente católico, en el que se presenta a un jesuíta, el padre
Francisco, como protagonista y prototipo del sacerdote santo que, con no
ble sim patía, consuela, dirige y am para a todos los personajes sanos de
este círculo tragicómico. Entre sus comedias m ás conocidas está A New
Way to Pay Old Debts (Nueva manera de pagar antiguas deudas, c. 1626),
obra de tipo jonsoniano, que ridiculiza h asta la exageración al personaje
central, un hom bre obsesionado por la riqueza y cuyo único anhelo es colo
car bien a su hija, que se sirve de las ambiciones del padre p ara casarse
a su propio gusto. Sigue esta m ism a corriente en The City Madam (La da
ma de la ciudad, 1632), comedia en que los hum os de la m ujer e hijas de
un rico m ercader se les suben a la cabeza de un modo tan exagerado e
insolente, que el padre y los novios de las niñas tienen que revisar sus
procedim ientos en el trato con ellas. Comedias de este estilo son las que
sugieren el am biente de fines del siglo xvil, y m uestran ya en ciernes al
gunas cualidades de la dram ática m oderna. M assinger sim patizaba políti
cam ente con el partido popular, y, en religión, estaba con el catolicismo.
28 M. Joan Sargeant, John Ford, Oxford, 1935. Clifford Leech, Ford and the Drama of His
Time, London, 1957. John Ford, John Ford (Five Plays), ed. and introduced by Havelock Ellis,
London, 1888; New York, 1967. Webster and Ford, Selected Plays, intr. by G. B. Harrison,
London, 1961. Contiene dos dram as de Ford: The Broken Heart y 'Tis Pity She's a Whore.
160 Historia de la literatura inglesa
fam osa de Ford es, indiscutiblem ente, ‘Tis Pity S h e ’s a Whore (Lástima que
sea una ramera, c, 1624), tragedia de incesto entre dos herm anos; la espec
tacu lar carre ra de horrores culm ina en la escena trágicam ente am orosa
en que Giovanni, después de m ata r a Annabella, su herm ana y am ante,
irrum pe en medio del banquete con el corazón de la am ada en la punta
de una daga. Es im presionante, dram ática y verosímil, la escena en que
el celoso y enloquecido am ante quiere sellar su am or y la m uerte de su
herm ana con un beso. Al presentarle el puñal, la enajenada y rendida Ana-
bella le pregunta:
W hat means this?
(¿Qué significa eso?)
30 A rthur H. Nason, Shirley: A Biographical and Critical Study, New York, 1915. James
Shirley, Dramatic Works and Poems (6 vols.), ed. by William Gifford and Alexander Dyce, Lon
don, 1833. Idem, Dramatic Works (Six plays), London, 1888. Six Caroline Plays (ed. by A. S.
Knowland, Oxford University Press, 1962) contiene dos dram as de J. Shirley: The Wedding
y The Lady of Pleasure.
162 Historia de la literatura inglesa
man) es un entretenim iento cómico-mitológico centrado en las complicacio
nes del am or y en el juego de tenis. Más im portancia tiene The Wedding
(La boda, 1633), dram a intenso en que el amigo del novio impide tem poral
m ente el m atrim onio que éste está a punto de contraer, contándole la falsa
noticia de que su am ada no es virgen; y sobre todo The Lady of Pleasure
(La dama de placer, 1635), com edia en que se censura la desviación de las
buenas costum bres por p arte de la protagonista, una m ujer casada que
ha querido establecerse en la ciudad, y se escenifican los intentos de co
rrección m ediante los celos que el m arido pudiera suscitarle interesándose
por o tra m ujer, Celestina. Pero el m arido tiene la debilidad de enam orarse
de Celestina en el preciso m om ento en que aparece otro rival m ás afortu
nado y libre. La comedia term ina bien después de aprender los protagonis
tas una lección de prudencia y buena conducta. The Arcadia (1640) es una
representación dram ática de los episodios más relevantes de la novela de
Sidney. Los principales dram as de Shirley, de corte trágico, son: The Trai
tor (1631), que sigue librem ente la carrera, brillante y m acabra, del am bi
cioso duque Lorenzo de Médicis, y The Cardinal (1641), una de las grandes
tragedias inglesas, de caracteres y am biente vagamente españoles, donde
la intervención de un prelado en los asuntos sentim entales de dos am antes
nobles produce una cadena de catástrofes. Con este dram a de horror, Shir
ley pone punto final a la larga serie de grandes obras iniciada en los tiem
pos de la reina Isabel I. J
En este gran período de sesenta años de teatro inglés, es indiscutible
la im portancia de la comedia y de las «masques», géneros en los que sobre
salen Lyly, Shakespeare, Jonson, Dekker, Fletcher, M assinger y Shirley. Pe
ro es sobre todo en la tragedia, y en los dram as de carácter trágico que
aspiran a realizar una exploración de la conciencia del hom bre, donde se
alcanzan las cum bres m ás altas de la dram ática de la época. La trayectoria
que va desde Kyd h asta Ford, pasando po r Marlowe y Shakespeare, Midd
leton y W ebster, apoyada por los dram as trágicos de Heywood y de algu
nos de los dram aturgos mencionados, constituye un valioso intento de acer
cam iento y penetración, por el camino del arte escénico, en el m isterio
del m undo y de la vida y en la insondable complejidad del alm a hum ana.
Pero, en 1642, por m edio de u n decreto parlam entario, la actitud puritana,
que desde hacía años pugnaba contra las representaciones dram áticas, pu
so fin a esta fecunda época del teatro inglés. Alrededor de veinte años tran s
currieron sin que erigios teatros se dieran representaciones públicas, y cuan
do vino la R estauración (1660) y se abrieron nuevamente, los gustos habían
cam biado y la escena inglesa era m uy distinta de lo que había sido en sus
grandes m omentos del período isabelino y estuardiano.
CAPÍTULO V
Este capítulo com prende la poesía y la prosa del período literario que
va desde Carlos I (1625) hasta la R estauración (1660), y se incluyen en él
las obras que M ilton escribió posteriorm ente. Desde el punto de vista his
tórico, la unidad patriótica nacional había sufrido una quiebra con la muerte
de la reina Isabel I, y se iniciaba un período de oposición entre los puntos
de vista políticos de los reyes E stuardo y los del parlam ento. A m edida
que avanzaba el siglo, estas posiciones políticas se presentaban cada vez
más enconadas, hasta que alcanzaron su m om ento crítico con la ejecución
de Carlos I, en 1649. La lucha era política y religiosa, y estaba sostenida
por los caballeros y los puritanos; m onárquicos constitucionales unos, que,
como Pym y Hampden, consideraban que lo im portante era el Estado y
el aspecto legal de las prerrogativas reales, m ientras que los otros, republi
canos como Cromwell y Milton, estaban convencidos de que el problem a
tenía m ás profundidad y consecuencias, pues im plicaba motivos religiosos,
m orales y sociales >.
El puritanism o tuvo efectos tanto sociales como literarios, no porque
sus partidarios fueran muchos, sino porque eran los m ás enérgicos y de
cididos, obstinados y aun fanáticos. En consecuencia, se adueñaron del
parlam ento, arrinconaron a los defensores de la transición, como Hyde y
Falkland, y se pronunciaron contra las representaciones dram áticas, opo
niéndose a ciertas m anifestaciones artísticas y literarias po r considerarlas
m oralm ente sospechosas y de puro pasatiem po. La severidad puritana se
enfrenta con la efervescencia isabelina, y, hasta cierto punto, ahoga la crea
tividad literaria: Milton, Marvell y Bunyan aparte, la m ayoría de los escri
tores de esta época son m onárquicos 2.
1 G. M. Trevelyan, Illustrated History o f England, London, 1956. Idem, English Social His
tory, London, 1946. J. R. Green, A Short History o f the English People (2 vols.), London, 1964.
M aurice Ashley, England in the Seventeenth Century, vol. 6 de The Pelican History o f England
(9 vols.), ed. by J. E. Morpurgo, Penguin Books, 1954. T. K. Derry, C. H. C. Blount, T. L. Jarman,
Great Britain (Its history from the earliest times to the present day), Oxford University Press, 1962.
2 J. W. H. Atkins, English Literary Criticism. The Renascence, London, 1955.Ver los volú
menes VI y VII de The Cambridge History o f English Literature, ed. by A. W. W ard and A.
164 Historia de la literatura inglesa
POETAS CABALLEROS
R. Waller, Cambridge, 1^50-1. Douglas Bush, English Literature in the Earlier Seventeenth Cen
tury, 1600-1660, Oxford, 1966. Rosemond Tuve, Elizabethan and Metaphysical Imagery, Univer
sity of Chicago Press, 1961. Ver los volúmenes 2 y 3 de Ernest A. Baker, The History o f the
English Novel, New York, 1957. From Donne to Marvell, vol. 3 de A Guide to English Literature,
ed. by Boris Ford, Penguin Books, 1956. Seventeenth Century Prose, 1620-1700, ed. by Peter
Ure, vol. 2 de The Pelican Book o f English Prose, Penguin Books, 1956. The Pelican Book of
English Prose (From the beginnings to 1800), ed. by Roger Sharrock, Penguin Books, 1970.
John H ollander and Frank Kermode, The Literature o f the Renaissance England (Anthology)
Oxford University Press, 1973. F. S. Boas, Stuart Drama, Oxford University Press, 1964.
3 F. W. Moorman, Herrick. A. Biographical and Critical Study, London, 1924. Robert
Herrick, Poetical Works, ed. by F. W. Moorman, Oxford, 1957. Idem, Poems, selected and ed.
by John Hayward, Penguin Books, 1961. The Oxford Book o f Seventeenth Century Verse (Cho
sen by H erbert J. C. G rierson and Geoffrey Bullough, Oxford, 1946), contiene una selección
de cuarenta y cuatro poemas de Herrick.
Literatura de la época de Milton 165
4 Documento en defensa del protestantism o. Fue redactado por los escoceses en 1638 con
tra las interferencias de Carlos I en m ateria religiosa, aceptado por el parlam ento inglés en
1643, y declarado ilegal en 1661, después de la Restauración.
5 Los cuatro volúmenes de The Lives of the (English) Poets de Samuel Johnson se publi
caron en 1779-81.
6 El poema «Cherry-ripe» de H errick invita a la com paración con el de Thomas Campion,
«There is a garden in her face», por su frescor y lozanía, y p o r el grito popular «cherry-ripe»,
de las vendedoras de cerezas, conocida m etáfora de los labios de las jóvenes.
166 Historia de la literatura inglesa
Good morrow to m ine own to m hair
Bedabled w ith the dew.
Good morning to this primrose too;
Good morrow to each maid
That w ill w ith flowers the tom b bestrew,
Wherein my love is laid.
7 E. I. Selig, The Flourishing Wreath. A Study o f Carew's Poetry, New Haven, 1958. Tho
m as Carew, Works, ed. by T. Maitland, Edinburgh, 1824. Idem, «Poems» and his masque «Coe
lum Britannicum», ed. by Rhodes Dunlap, Oxford, 1949. The Oxford Book o f Seventeenth En
glish Verse (Chosen by H erbert J. C. G rierson and Geoffrey Bullough, Oxford, 1946), contiene
una selección de doce poemas de Carew.
Literatura de la época de Milton 167
8 Expresión utilizada por J. B. Leishman p ara título de su estudio analítico y com parati
vo de la poesía de John Donne, The Monarch o f Wit, London, 1951.
9 Ver «The Rapture» de Carew en John H ollander and Frank Kermode, The Literature
of Renaissance England (Anthology), Oxford University Press, 1973. También en R. M. Adams,
vol. I, The Norton Anthology of English Literature, New York, London, 1979.
10 John Suckling, Works, ed. by A. Hamilton Thompson, London, 1910. Idem, Poems, en
Minor Poets of the Seventeenth Century, ed. by R. G. Howarth, London, 1953. The Oxford Book
of Seventeenth Century Verse (Chosen by H erbert J. C. G rierson and Geoffrey Bullough, Ox
ford, 1946), contiene siete poemas de Suckling.
11 P. Lindsay, For King and Parliament, London, 1949. M. Weidhorn, Richard Lovelace,
New York, 1970. R ichard Lovelace, Lucasta (2 vols.), ed. by W. L. Phelps, Chicago, 1921. Idem,
Poems, ed. by C. H. Wilkinson, Oxford, 1930. The Oxford Book of Seventeenth Century Verse
(Chosen by H erbert J. C. Grierson and Geoffrey Bullough, Oxford, 1946), contiene ocho poemas
de Lovelace.
168 Historia de la literatura inglesa
y tranquilo por sus rem ansos, profundo, pero no monótono, poderoso, pero
sin desbordam ientos, puede aplicarse al criterio estético del autor, y anun
cia el ansia de claridad y la tersu ra a la que aspiró y llegó más adelante
Dryden. Es muy notable su poema «On Mr. Abraham Cowley », escrito con
motivo de la m uerte de Cowley; son de gran interés sus reflexiones sobre
este y otros grandes poetas ingleses a p a rtir de Chaucer.
15 Ver «Abraham Cowley» en Samuel Johnson, Lives o f the English Poets. Jean Loiseau,
Cowley, sa vie et son oeuvre, Paris, 1931. R obert B. Hinman, Cowley's World of Order, Cambrid
ge, Mass., 1960. David Trotter, The Poetry o f Abraham Cowley, London, 1980. Abraham Cowley,
Poetry and Prose, ed. by L. C. M artin, Oxford, 1949. The Oxford Book o f Seventeenth Century
Verse, idem, contiene catorce poemas —o fragm entos— de Cowley.
170 Historia de la literatura inglesa
16 Pierre Legouis, Marvell: poète, puritain, patriote, Paris, 1928. M. C. Bradbrook and'M .
G. Lloyd Thomas, Andrew Marvell, Cambridge, 1961. J. B. Leishman, The Art o f Marvell’s Poetry,
ed. by John Butt, London, 1968. Andrew Marvell, Poems and Letters (2 vols.), ed. by H. M.
Margoliouth, Oxford, 1952. The Poems o f Andrew Marvell, ed. by James Reeves and M artin
Seymour-Smith, London, 1969. The Oxford Book o f Seventeenth Century Verse, idem, contiene
quince poemas —o fragm entos— de Marvell. La antología The Literature of Renaissance En
gland (Oxford University Press, 1973), de John H ollander and Frank Kermode, contiene doce
títulos de Marvell.
Literatura de la época de Milton 171
ta en el uso de térm inos abstractos, y tecnicism os geométricos y geográfi
cos. «An Epitaph» refleja tam bién el estilo de Donne en algunos trazos ra s
gados y directos; pero, en conjunto, es u n poem a clásico —jonsoniano—
y reservado. Elogia a una m ujer que ha m uerto, m ediante el procedim iento
retórico de no intentarlo por imposible. E l dístico final, personal y realista,
es de gran eficacia estilística y poética. «Upon Appleton House, to my lord
Fairfax», composición de 97 estrofas de ocho versos pareados cada una,
describe esta adm irable mansión, sus alrededores, y la vida de los que la
habitan, particularm ente la de su pupila M aría. Está llena de alusiones
clásicas y renacentistas, y es uno de los poemas m ás eruditos de la literatu
ra inglesa. Su argum entó es una invitación a la quietud, a la seguridad
y al orden, que caracterizan la vida de Nun Appleton House, frente a las
dificultades que indudablem ente presagia el m undo exterior. El fragm ento
dedicado al jardín, de claras rem iniscencias shakespeareanas 17, m anifies
ta las excelencias de la naturaleza en un m om ento determ inado, contra
puestas al estado a que había quedado reducido el herm oso campo inglés
después de la guerra civil. En «The Garden», el poeta insiste en la descrip
ción de un m aravilloso jardín —el de N un Appleton House—, en el que
se halla tan a gusto, que lo com para con el Paraíso Terrenal cuando Adán
se paseaba solo por él y aún no existía Eva. Marvell se sirve con frecuencia
y precisión del pareado, que, como se ha dicho, en este período había reco
brado im portancia.
17 La estrofa 41 procede directam ente de unas frases del discurso de John of Gaunt en
Richard II (Acto II, escena I) de Shakespeare.
18 Ver Robert Burton, «Democritus to the Reader», prólogo a The Anatomy o f Melancholy
(3 vols.), London, Dent, 1961, vol. I, pág. 31.
172 Historia de la literatura inglesa
filosófica 19. Difícilmente la estética del siglo x v iii podía percibir de un mo
do adecuado las ansias de profundidad y el aliento de la poesía de los poe
tas metafísicos; su voluntaria y apretada aglom eración de imágenes domés
ticas, realistas o cultas; la fusión de lo fam iliar y lo cósmico, lo ligero y
lo serio, lo vulgar y lo sublime; y, sobre todo, la com penetración entre
el pensam iento y el sentim iento: la asim ilación de vastas zonas de expe
riencia, transform adas en un conjunto asim étrico, estim ulante y sugestivo,
de proyección parabólica, anhelante de infinito. E sta tendencia poética an-
tipetrarquista, que surge a fines del siglo XVI y continúa hasta la Restau
ración, conviviendo con otras m odalidades, corresponde a la corriente se-
nequista que en la prosa inglesa se enfrentaba en la m ism a época, con
el estilo ciceroniano. Los poetas m etafísicos m ás distinguidos son H erbert,
Crashaw, Vaughan y Traherne, en el aspecto religioso, y lord H erbert y
King —Cowley y M arwell ya se han estudiado— en la línea s e c u la r20.
19 Ver Samuel Johnson, «Abraham Cowley», en Lives o f the English Poets (1779-81) (2 vols.),
intr. L. Archer Hind, London, 1954.
20 Metaphysical Lyrics and Poems of the Seventeenth Century (Donne to Butler), selected
and ed., w ith an essay, by H erbert J. C. Grierson, Oxford, 1921; 1958. T. S. Eliot, «The Meta
physical Poets» (1921), en Selected Essays, London, 1932; 1953. The Metaphysical Poets, selected
and ed. by Helen Gardner, Oxford University Press, 1957.
21 Izaak Walton, The Life of Herbert (1670), en The Lives of J. Donne, H. Wotton, R. Hoo
ker, G. Herbert, R. Sanderson, with an introduction by George Saintsbury, Oxford University
Press, 1962. M argaret Bottrall, George Herbert, London, 1954. J. H. Summers, George Herbert,
Cambridge, Mass., 1954. Rosemond Tuve, A Reading o f Herbert, Chicago, 1952. George H erbert,
Works, ed. by F. E. Hutchinson, Oxford, 1945. The Poems o f George Herbert, w ith and introduc
tion by Helen Gardner, Oxford, University Press, 1961. The Oxford Book of Seventeenth Cen
tury Verse, idem, contiene veintiocho títulos de H erbert. The Literature o f Renaissance E n
gland, de John Hollander and Frank Kermode, idem, contiene veinte títulos de H erbert.
22 En 1629 George H erbert se casó con Jane Danvers, en las simpáticas circunstancias
que Izaak Walton describe en la biografía del poeta, y en 1630 fue nom brado recto r de Bemer
ton y se ordenó m inistro. Al sentirse m orir, pocos años después, envió el conjunto de poemas
m anuscritos a su amigo Nicholas F e rra r p ara que los publicara o los hiciera desaparecer.
Literatura de la época de Milton 173
La vida y la obra de H erbert fueron una fuente de inspiración religiosa p ara la Iglesia anglica
na del siglo XVII.
23 C. R uth W allerstein, Richard Crashaw, Madison, Wis., 1935. Austin Warren, Crashaw.
A Study in Barroque Sensibility, Baton Rouge, Louisiana, 1939. R ichard Crashaw, Complete
Poetry, ed. by G. W. Williams, Garden City, N. Y., 1970. The Oxford Book of Seventeenth Cen
tury Verse, idem, contiene quince títulos de Crashaw.
174 Historia de la literatura inglesa
cas; pero éstas no afectaron visiblem ente a su poesía. Crashaw, en cambio,
es la encarnación de la sensibilidad religiosa hispano-italiana en Inglaterra;
supo incorporarse las posibilidades sim bólicas de la m ística barroca, sobre
todo española, y su lenguaje se presenta a menudo como una llam eante
adoración. Si Donne es m ás intrínsecam ente apasionado, m ás intelectual
m ente comprom etido, Crashaw es m ás decorativo y verbal. El oro y la p ú r
pura, las rosas y las lágrimas, las llagas y la sangre, son térm inos y m etáfo
ras que salpican sus poemas. La influencia del barroquism o religioso espa
ñol, y tam bién del de M arino, es patente en su conocido poem a a M aría
Magdalena, «The W eeper» («La llorosa»), que, a pesar de sus aciertos, tiene
exageraciones que repugnan a la sensibilidad moderna. Muchos de sus poe
m as delatan un anhelo gongorino de recargado decorativismo, así como
una perfecta captación de los símbolos e imágenes de la pin tu ra y la litera
tu ra de la Contrarreform a. Sus colecciones de poemas son Steps to the Tem
ple (Peldaños hacia el templo, 1648) y Carmen Deo Nostro (1652). En esta
últim a se hallan las adm irables composiciones «Hymn to the Nativity», «On
the Glorious Assumption of O ur Blessed Lady», y, sobre todo, los dos mag
níficos himnos en que expresa su adm iración por Santa Teresa de Jesús.
O thou undaunted daughter o f desires!
By all thy dow 'r o f lights and fires;
By all the eagle in thee, all the dove;
By all thy lives and deaths o f love;
25 I. Gladys Wade, Thomas Traheme, Princeton, 1946. Thomas Traherne, Centuries. Poems
and Thanksgivings (2 vols.), ed. by, H. M. Margoliouth, Oxford, 1958. Idem, Poems, Centuries
and Three Thanksgivings, ed. by Anne Ridler, Oxford University Press, 1966. The Oxford Book
o f Seventeenth Century Verse, idem, contiene cinco poemas de Traherne.
176 Historia de la literatura inglesa
27 The Life of Lord Herbert, Written by Himself, ed. by Sidney Lee, London, 1906. Edward
H erbert, Poems, ed. by G. C. Moore Smith, Oxford, 1923. The Oxford Book of Seventeenth
Century Verse, idem, contiene siete títulos de lord H erbert.
28 R. Berman, King and The Seventeenth Century, London, 1964. Henry King, Poems, ed.
by M. Crum, Oxford, 1965. The Oxford Book o f Seventeenth Verse, idem, contiene siete poemas
de King, entre ellos, «The Exequy».
29 La prim era biografía de Milton la publicó su sobrino Edw ard Phillips en 1694. Helen
Darbishire, The Early Lives o f Milton, London, 1932. (Contiene las vidas de Milton escritas
por Phillips, Aubray, Wood, Toland y J. Richardson.) Ver «John Milton» en Samuel Jonson,
Lives of the English Poets, (1779-81), London, 1953-4. Mark Pattison, Milton, London, 1879. E.
M. W. Tillyard, Milton, London, 1930. Kenneth Muir, John Milton, London, 1955. David Dai
ches, Milton, 1957. J. H. Hanford, A Milton's Handbook, New York, 1926. C. S. Lewis, A Preface
to «Paradise L ost», 1942. F. T. Prince, The Italian E lem ent in Milton's Verse, Oxford, 1954.
Rosemond Tuve, Images and Themes in Five Poems by Milton, Cambridge, Mass., 1957. John
Peter, A Critique of Paradise Lost, London, 1960. J. B. Broadbent, Some Graver Subject. An
Essay on Paradise Lost, London, 1960. E. M. W. Tillyard, The Miltonic Setting, London, 1966.
Christopher Ricks, Milton's Grand Style, Oxford, 1963. B. A. Right, Milton's Paradise Lost, Lon
don, 1968. William J. Grace, Ideas in Milton, London, 1968. J. Addison, Criticism on Paradise
Lost, ed. by Albert S. Cook, New York, 1968. W illiam G. Madsen, From Shadowy Types To
Truth. Studies in Milton's Symbolism, Yale University Press, 1968. John Milton, Works (20 vols.,
Columbia Edition), ed. by Frank A. Patterson, etc., New York, 1931-40. Idem, The Poetical Works,
ed. by H. C. Beeching, Oxford University Press, 1904. Idem, New edition, by W. Skeat, Oxford
178 Historia de la literatura inglesa
University Press, 1938. Idem, The Poetical Works (2 vols.), ed. by Helen Darbishire, Oxford,
1952-5. Idem, The Portable Milton, ed. by Douglas Bush, New York, 1949. Idem, Poetical Works,
ed. by Douglas Bush, Oxford University Press, 1969. Idem, Prose Writings, Introduction by
Kathleen M. Burton, London, 1958.
30 Ver la referenda a esta visita de Milton a Galileo en Areopagitica, Milton's Prose Works,
London, 1958, pág. 170.
Literatura de la época de Milton 179
34 En este punto, el poema de Milton difiere enorm emente del íntim o y atractivo «Hymn
of the Nativity» (1652) de Richard Crashaw.
35 Versos 756-799 de Comus. Ver The Poetical Works o f John Milton, ed. by W. Skeat,
Oxford University Press, 1938.
Literatura de la época de Milton 181
(Derram aron unas lágrimas —era n atu ral—, mas pronto se secaron;
El mundo se abría ante ellos, podían escoger
Su m orada de reposo; la Providencia les guiaba.
Cogidos de la mano, con paso incierto y tardo,
A través del Edén emprendieron su solitario camino,)
3 Edm und Gosse, S ir Thom as Browne, London, 1905. William P. Dunn, Browne. A Stu dy
in Religious Philosophy, Minneapolis, 1950. Thomas Browne, Works (4 vols.), ed. by G. L. Key
nes, London, 1964. Idem, R eligio M edici and Other Writings, by Halliday Sutherland, London,
1962. Además del prim er título este libro contiene Urn Burial, The Garden of Cyrus y Christian
Morals.
Literatura de la época de Milton 187
4 M argaret Bottrall, Izaak Walton, London, 1955. The Com plete Walton, ed. by G. L. Key
nes, London, 1929. Izaak Walton, The Com plete Angler, Introduction by Andrew Lang, London,
1953. Idem, The Lives of John Donne, S ir Henry W otton, R ichard Hooker, George Herbert, R o
bert Sanderson, Introduction by George Saintsbury, Oxford University Press, 1962.
188 Historia de la literatura inglesa
(Vidas) m anifiestan las ideas y el tem peram ento del autor en los rasgos
biográficos de los amigos con quienes se sentía más identificado. Apenas
podía ser de otro modo, pues la biografía era para Walton, si no exacta
m ente un panegírico, sí una selección de los m omentos singulares positivos
que esbozan y determ inan el cará c te r de un hom bre. En el estudio de la
litera tu ra inglesa, interesan especialm ente las vidas de Donne, H erbert y
Hooker, las cuales, aunque idealizadas, ofrecen interpretaciones y m aterial
anecdótico de prim era mano.
La obra más im portante de W alton —uno de los clásicos de la prosa
inglesa— es The Complete Angler (El perfecto pescador de caña, 1653, revi
sada por últim a vez en 1676). De argum ento casi inexistente, describe al
pescador de caña, con sus aparejos, saliendo de Londres al rayar el alba.
Se encuentra con los cazadores, con los que entra en conversación. Uno
de ellos tom a la decisión de acom pañar al pescador, y convencido por los
argum entos de éste —los apóstoles eran pescadores— accede a realizar con
él una excursión piscatoria de varios días. Forman el libro las amables
reflexiones de ambos com pañeros, las descripciones de parajes y am bien
tes, el recreo al aire libre y la plácida actividad de la pesca, la benevolencia
y sencillez de los campesinos y sus interesantes quehaceres, combinado
todo con las lecciones de pesca de caña, procedim ientos técnicos, clases
de peces, diversidad de ríos, tem poradas y climas. La acción apenas existe.
Dos interpolaciones im portantes interrum pen, sazonándolas, la corriente
narrativa: la aparición de u n a p astora y su hija, a las cuales invitan a can
ta r unas canciones o b a la d a s 5 y las obsequian con u n a herm osa carpa;
y la descripción de una noche en la posada donde se recogen los pescado
res p ara d isfru tar de una sabrosa cena de pescado, buen vino, agradable
com pañía y excelente hum or, después de u n a jornada de sana actividad.
La excursión dura cinco días, al fin de los cuales los pescadores regresan
al punto de partida. El libro term in a con u n elogio del deporte de la pesca,
que infunde a los hom bres am or a la naturaleza y a la c a lm a 6. The Com
plete Angler es una obra reposada y amable, llena de benevolencia hacia
los hom bres y sus ocupaciones, y de gratitud al autor de la creación. E n tra
ñ a una serena filosofía de la vida, y enseña a apreciar lo que Dios ha pues
to al alcance del hom bre. W alton describe de un modo insuperable la vi
sión inglesa de la naturaleza, y sintetiza muy gráficam ente la sabia actitud
británica ante^ la existencia.
letras. Su obra es extensa; pero su fam a litera ria se apoya sobre todo en
la afortunada combinación estilística, de sencillez y esplendor, en sus pláti
cas y sermones. Obras de m editación como Of Holy Living (Santidad en
la vida, 1650) y Of Holy Dying (Santidad en la muerte, 1651), o sermones
como «The M arriage Ring» («El anillo m atrim onial»,) constituyen elocuen
tes ejemplos de prosa sabia, articulada y convincente, cuya claridad e inte
rés doctrinal, poder expresivo y m odernidad, pueden ofrecer no sólo prove
cho, sino incluso atractivo a las generaciones actuales.
CAPÍTULO VI
LITERATURA DE LA RESTAURACIÓN
1 G. M. Trevelyan, Illustrated H istory o f England, London, 1956. Idem, English Social H is
tory, London, 1946. J. R. Green, A S h ort H istory of the English People (2 vols.), London, 1964.
T. B. Macaulay, The H istory of England (4 vols.), Intr. by Douglas Jerrold, London, 1962-5.
M aurice Ashley, England in the Seventeenth Century, vol. 6 de The Pelican H istory o f England
(9 vols.), ed. by J. E. Morpurgo, Penguin Books, 1954. T. K. Derry, C. H. C. Blount, T. L. Jarm an,
Great Britain (Its history from the earliest tim es to the present day), Oxford University Press, 1962.
Literatura de la Restauración 191
se refugiaron en Francia, especialm ente en París, donde frecuentaron los
espectáculos del Hôtel Bourgogne y el Palais Royal. E ra el período de los
triunfos dram áticos de Corneille con sus grandes tragedias. Los emigrados
ingleses quedaron sorprendidos por la ordenada pom posidad y grandilo
cuencia de la tragedia francesa, y, cuando la Restauración los devolvió a
su patria, desearon ver en ella esta clase de espectáculo. Dryden y Otway
se encargaron de proporcionárselo. Sus contem poráneos consideraban que
AU for Love, de Dryden, era una tragedia tan bella como Antony and Cleo
patra, de Shakespeare, y m ejor estructurada.
La comedia inglesa de la Restauración no presenta un influjo francés
tan directo (Molière estrenó sus Précieuses Ridicules en 1659). El ambiente
general sí es bastante afrancesado; pero en vez de producir comedias de
carácter como las de Molière, que se lanzan al ataque de un vicio o a la
denuncia de la necedad, los ingleses crearon una exquisita comedia de sa
lón, fascinadora y elegante, de ingeniosísimo lenguaje, aunque de escaso
contenido y poco arraigo en las realidades de la vida. Independientem ente
de las consideraciones políticas y m orales, la litera tu ra de la Restauración
ofrece m odalidades de estilo y de procedimiento, com pletam ente visibles.
Sería inútil buscar en la poesía de la R estauración las cualidades imagi
nativas y el empuje de la poesía isabelina, jacobina y Carolina. Aunque en
Dryden estas cualidades no están, ni m ucho menos, apagadas, en general
van en m anifiesto declive. Aparece la poesía didáctica, satírica y descripti
va, que pasa a ocupar el lugar de preferencia. El poem a épico extenso tien
de a la reducción, aunque el Paradise Lost, de Milton, y Hudibras, de But
ler, se escribieron en esta época.
La prosa busca una expresión clara, inteligible p ara todo el mundo, y
se m anifiesta en la novela alegórica (Bunyan), en la prosa poética y m ística
(Traherne), en la crítica literaria (Dryden), en las m em orias de Evelyn y
Pepys y en los escritos filosóficos e históricos de Hobbes, Locke y
C larendon2.
1. POESÍA DE LA RESTAURACIÓN
Archer Hind, London, 1953-4 George Saintsbury, Dryden, London, 1881. T. S. Eliot, «Homage
to Dryden» (1924), en Selected Essays, London, 1953. D. Nichol Smith, Dryden, Cambridge, 1950.
Charles E. Ward, The Lije o j Dryden, Chapel Hill, N. C. 1961. Earl Miner, D ryden’s Poetry,
Bloomington and London, 1967. John Dryden, Poetry, Prose and Plays, ed. by Douglas Grant,
London, 1952. John Dryden, Poems, ed. by John Sargeant, Oxford University Press, 1952. Idem,
Dryden: A Selection, ed. by John Conaghan, London, 1979.
4 Samuel Johnson, al final de su estudio «John Dryden», en Lives o j the English Poets (2
vols.), Intr. by L. Archer Hind, London, 1953-4.
Literatura de la Restauración 193
5 Bonamy Dobrée, «John Dryden», en Fifteen Poets. From Chaucer to Arnold, Oxford, 1941.
194 Historia de la literatura inglesa
D urante catorce años, Dryden escribe sólo piezas dram áticas, y h asta
1681 no vuelve a com poner poemas. El prim ero del segundo grupo será
Absalom and Achitophel (1681), sátira política contra lord Shaftesbury, y
uno de los mejores poemas satíricos de toda la literatu ra inglesa. La m ate
ria histórica se la proporcionó la decisión del partido liberal, que, ante
el próxim o fin de Carlos II, acordó no aceptar por rey a su herm ano Jaco
bo II, por ser católico. Dryden consideró ilegal la proposición —aun cuan
do él no era todavía católico—, y se lanzó al ataque contra el conde de
Shaftesbury y su partido. En el poem a se ridiculiza a Shaftesbury al asim i
larlo a Achitophel, el tortuoso consejero del rey David, a la vez que se per
sonifica al duque de M onmouth —hijo n atu ral de Carlos II y pretendiente
al trono, apoyado por los liberales— en Absalón, el hijo rebelde del m onar
ca israelita. David, en el poema, representa a Carlos II. El éxito de la obra
fue tan grande, y tal su eficacia emotiva, que en 1682 el movimiento antija
cobino había fracasado: M onmouth era arrestado, Shaftesbury huía a Ho
landa, y el duque de York —Jacobo II— aparecía sin tem or en Inglaterra.
Absalom and Achitophel es uno de los ejemplos m ás claros de la eficacia
con que una obra literaria, apoyada en la verdad, puede actu ar sobre la
imaginación de un pueblo, cuando la opinión está dividida e incierta, y
la balanza poco menos que nivelada. B asta leer la entrada del poema:
In pious tim es, e ’r priestcraft d id begin,
Before poligam y w as m ade a sin. i
(En los piadosos tiem pos en que sacerdocio no había,
Antes que fuera pecado la poligamia.)
p ara ver la fuerza de la sátira y la soltura y m aestría con que Dryden m ane
ja el verso, los acontecim ientos, las imágenes, los nom bres históricos, con
jugándolo todo con la actualidad inglesa y el problem a sucesorio del mo
mento. Mac Flecknoe (1682) es u n a sátira personal contra el poeta y dram a
turgo Thomas Shadwell. Se tra ta de un poem a burlesco de incom parable
eficacia, que sirvió de modelo a The Dunciad, de Pope. Shadwell, partidario
de los liberales, había contestado al poema The Medal (La medalla, 1682),
de Dryden, que era otro ataque digirido contra el conde de Shaftesbury.
En Mac Flecknoe, Dryden lanza su fuerza dem oledora contra el fanático
escritor protestante Shadwell, asegurando que, si algunos poetas del reino
de la estupidez alguna vez tenían aciertos literarios, Shadwell no los conse
guía ni por casualidad. Mac Flecknoe 6 es, en el poema, rey del país de
la estulticia; cede su trono a Shadwell, pues éste m anifiestam ente le aven
taja en carencia de m éritos. Después de una larga enum eración de cualida
des negativas, se corona a S h ad w ell7 m onarca de la estupidez, en la ba
rriad a de Barbican.
Religio L aid (1682) es la composición más personal y espontánea de
Dryden. Va precedida de un extenso prólogo en prosa, que es una disquisi-
6 Mac Flecknoe es el nom bre que da Dryden a Richard Flecknoe (m. 1678?), poeta y, posi
blemente, cura irlandés, satirizado p o r Andrew Marwell, en 1645.
7 Thomas Shadwell (1642?-1692), dram aturgo y poeta contem poráneo de Dryden.
Literatura de la Restauración 195
8 Ver «Samuel Butler», en Samuel Johnson, Lives o f the English Poets (2 vols.), intr. by
L. Archer Hind, London, 1953-4. Edward A. Richards, Hudibras in the Burlesque Tradition,
196 Historia de la literatura inglesa
nada contra la justicia, la seriedad y el celo religioso; pero, tem peram ental
m ente distinto de Bunyan, que e ra un m ístico y un ilum inado, no tenía
por qué ver las cosas como él, y m uchos aspectos de la m oral p u ritan a
despertaban inevitablem ente su satírica agresividad. Una afortunada coin
cidencia hizo que B utler fuese secretario de sir Sam uel Luke, coronel p u ri
tano a cuyas órdenes com batió Bunyan en la G uerra Civil. Bunyan veía
al coronel Luke aureolado con todas las virtudes y guiado por la Providen
cia p ara llevar a cabo su cruzada p u ritan a contra la m onarquía y el angli-
canismo; Butler, en cambio, lo consideraba un fanático sublime, u n Quijote
del puritanism o, un exaltado digno de figurar como héroe de un fantástico
poema burlesco. Y así fue: los despropósitos del coronel Luke y de los fa
náticos que lo rodeaban sugirieron a B utler los personajes y los elementos
p ara su fam osa sátira. Hudibras (1663-8) es la obra más notable que se
escribió en la R estauración como reacción contra el puritanism o y expre
sión del desagrado que ciertas zonas de la sociedad inglesa experim entaron
contra esta tendencia religiosa. El título viene del nom bre de un personaje
de The Fairy Queen, de S p e n se r9. Hudibras tiene tres partes —unos 9.000
versos en total—, y su inspiración general es cervantina. El héroe puritano
H udibras —caricatura de sir Sam uel Luke— se lanza lleno de entusiasm o
religioso a «coronelear» por Inglaterra, m ontado en u n quijotesco rocín
y acom pañado por su escudero Ralpho. Como en Cervantes, quieren ende
rezar entuertos, y su p rim era hazaña la llevan a cabo contra el «bear-bai-
ting» 10, diversión popular de la época, que consistía en una pelea entre
varios perros y un oso, condenada por los puritanos. En la prim era refrie
ga los héroes puritanos salen triunfantes frente a la m ultitud desconcerta
da; pero la m uchedum bre reacciona y H udibras y Ralpho term inan en la
picota. Allí se quedan discutiendo, como siempre, sus diferentes puntos
de vista, pues aunque ambos son puritanos, H udibras es presbiteriano y
Ralpho independiente. En la segunda p arte aparece una viuda, de cuyas
posesiones estaba enam orado H udibras, y ella lo había notado. La viuda
visita a H udibras en la picota, y, después de censurarle su egoísmo, le dice
que si se deja azotar será m ás am able con él. Como en el Quijote, los azotes
llevan trazas de caer sobre su escudero Ralpho, y se organiza una pelea
trem enda. H udibras y Ralpho consultan después a un astrólogo p a ra saber
lo que va a ocurrir con la viuda. Pero el astrólogo resu lta ser un impostor;
se dan Cuenta de ello, y lo apalean después de robarle. En la tercera parte,
H udibras se decide a ir solo a contarle a la viuda sus sufrim ientos y sacri
ficios por ella. Pero Ralpho se le adelanta y lo desenm ascara. En esto se
oye un trem endo aldabonazo en la puerta, y el valiente caballero puritano
se esconde debajo de la mesa, creyendo que es algo sobrenatural motivado
New York, 1937. Samuel Butler, Hudibras, ed. w ith an introduction and com m entary by John
Wildeas, Oxford, 1967.
9 El nom bre de H udibras (o H uddibras) procede de The Fairy Queen, de Spenser (II,
11, 17).
10 El «bear-baiting» —«morder al oso»— era un entretènim iento muy p opular en la Ingla
te rra de los siglos XVI y XVII. Consistía en echar los perros contra un oso cegado o atado
a un poste.
Literatura de la Restauración 197
OTROS POETAS
11 Sam uel Johnson, en su breve apreciación biográfica del «Earl of Dorset», en The Lives
of the English Poets (1779-81), opina que ra ra vez las anécdotas brillantes son verdaderas del
todo, y que, en el caso de este poema, el conde de O rrery le había dicho que Dorset lo había
compuesto en una semana, aunque sí lo corrigió la noche anterior a la batalla. «Aun así —aña
de el doctor Johnson— tenemos que reconocer que era un hom bre valeroso».
198 Historia de la literatura inglesa
Sedley, Aphra Behn y N orris. Aparte estos nobles cortesanos que es
cribieron versos, otros nom bres interesantes contribuyen a am pliar el m ar
co poético de la época de la R estauración. E ntre ellos son dignos de recuer
do: el comediógrafo Charles Sedley (1639-1701), autor de brillantes poemas
líricos de estilo renacentista, como «Ah Cloris!, th at I now could sit - As
unconcerned» («¡Ah, Cloris!, si pudiera sentarm e ahora - tan indiferen
te») 12, sobre el despertar del amor, «A Song to Celia» («Canción a Celia»),
sobre la fidelidad, y «Song» («Canción»), donde se desarrolla el sím il del
am or y de la m ar, por su cam biante disposición '3; la novelista y dram a-
turga Aphra Behn (1640-89), po r sus poemas breves «Make haste, Amyntas,
come away» («Apresúrate, Amintas, ven»), y, sobre todo, «Love in fantastic
trium ph sat» («El amor, sentado en fantástico triunfo»), alegoría descripti
va del poder del am or y de las penas que es capaz de causar 14; y John
N orris of Bem erton (1657-1711), pensador opuesto al em pirism o de John
Locke 15, y autor de poemas de carácter m editativo, filosófico y místico,
como «The Retirement» y el «Hymn to Darkness» («Himno a la oscuri
dad») l6, ambos valiosos; horaciano, el prim ero; miltoniano, el segundó 17.
LA NOVELA DE LA RESTAURACIÓN
John Aubrey. La característica de la Royal Society era la universalidad de sus intereses cientí
ficos. Dryden, Waller, Evelyn y Pepys figuran entre sus miembros más antiguos. Uno de ellos,
Thomas S prat (1635-1713), obispo de Rochester, fue su prim er historiador, y, al exponer los
propósitos de la institución, señaló el de m ejorar la prosa inglesa.
2 Ver la bibliografía de la literatu ra inglesa general, y de la prosa en particular, citada
al comienzo del capítulo VI.
3 G. B. Harrison, Bunyan. A Study in Personality, London, 1928. Roger Sharrock, John Bun
yan, London, 1954. John Bunyan, Works (4 vols.), ed. by Henry Stebbing, London, 1859-60. Idem,
Grace Abounding and The P ilgrim ’s Progress, ed. w ith an intr. by Roger Sharrock, Oxford Uni
versity Press, 1966. Idem, The Pilgrim's Progress, Intr. and notes by G. B. Harrison, London, 1954.
4 Coincidencia curiosa: Bunyan sirvió varios años a las órdenes de sir Samuel Luke, en
la unidad a la que pertenecía Samuel Butler, el famoso satírico de la causa puritana, que,
más tarde, iba a caricaturizar a Samuel Luke como H udibras, el fanático protagonista del
poema de este nombre.
5 La D eclaration of Indulgence, decretada p or Carlos II, se emitió p a ra conceder libertad
religiosa a los católicos y a los protestantes que no se ajustaban a la Iglesia anglicana.
200 Historia de la literatura inglesa
Aphra Behn. Aphra Behn (1640-89)6 fue una m ujer interesante, que tu
vo una vida agitada. Se cree que de jovencita estuvo con su padre en las
Indias Occidentales, cuando éste fue teniente-gobernador de Surinam , hoy
Guayana holandesa. De regreso a Londres, se casó con Mr. Behn, comer
ciante holandés; m uerto éste, el gobierno británico la envió a Holanda co
mo agente secreta, en busca de inform ación sobre los proyectos bélicos
de los holandeses, entonces contra Inglaterra, cosa que, en algún caso con
creto, consiguió. De nuevo en Londres, se valió de la plum a p a ra vivir.
Para ello, se adaptó a su tiempo, aprendió de los demás escritores la técni
ca requerida, y reforzó el cultivo de su a rte con su dedicación y su expe
riencia. Mrs. Behn empezó escribiendo dram as: fue la prim era dram aturga
profesional; desde 1671 a 1689, escribió quince obras de teatro, entre trage
dias y comedias 7; son mejores estas últim as, que no carecen de inventiva
6 Victoria Sackville-West, Aphra Behn. The Incom parable Astraea, London, 1927. Aphra
Behn, Works (6 vols.), ed. by Montague Summers, London, 1915. Idem. Su mejor novela Oroono-
ko se incluye en Shorter Novels: Seventeenth Century, ed. by Philip Henderson, London, 1962.
7 Allardyce Nicoll, A History of the English Drama, vol. I: R estoration Drama, 1660-1700,
Cambridge University Press, 1961, págs. 220-225.
202 Historia de la literatura inglesa
8 Como «Love in fantastic trium ph sat», de Poems upon Severat Occasions (1684).
Literatura de la Restauración 203
LA PROSA DE LA RESTAURACIÓN
11 A rthur Ponsonby, Sam uel Pepys, London, 1928. A rthur Bryant, Sam uel Pepys (3 vols.),
Cambridge, 1933-8. Samuel Pepys, Diary (10 vols.), ed. by Henry B. Wheatley, London, 1893-9.
Idem, Diary (3 vols.), ed. by John W arrington, London, 1953.
12 Unas 30.000 libras esterlinas.
Literatura de la Restauración 205
Filosofía: Hobbes y Locke. Deben fig u rar en este capítulo dos filósofos
oxonianos, tanto po r la im portancia de su pensam iento como por la calidad
literaria de su prosa: Hobbes y Locke. Thomas Hobbes (1588-1679)15 fue,
durante veinte años, tutor en el Magdalen College de Oxford, viajó por Euro
p a en diversas ocasiones y conoció a Descartes, Galileo y Gassendi. En Pa
16 R ichard I. Aaron, John Locke, Oxford, 1955. D. G. James, The Life of Reason: Hobbes,
Locke, Bolingbroke, London, 1949. E rnest L. Tuveson, The Im agination as a Means o f Grace.
Locke and the A esthetics o f Rom anticism , Berkeley, Cal., 1960. John Locke, Two Treatises on
Government, ed. by Peter Laslett, Cambridge, 1964. Idem, An Essay Concerning H um an Unders
tanding (2 vols.), ed. by A. C. Fraser, Oxford, 1894. Idem, Som e Thoughts Concerning Educa
tion, ed. by J. W. Adamson, Cambridge, 1922.
17 E n Som e Thoughts Concerning Education, Locke hace una magnífica defensa del estu
dio consciente del inglés como lengua m aterna, p or encima del cultivo del griego y del latín.
Su razonam iento se sintetiza en el hecho de que si los griegos y los latinos cultivaron con
esmero sus propias lenguas, los ingleses tienen el deber de hacer lo mismo, y sería absurdo
cultivar los clásicos y descuidar el idioma propio.
208 Historia de la literatura inglesa
3. EL TEATRO DE LA RESTAURACIÓN
Epilogues, ed. by W. B. Gardner, New York, 1951. English Critical Essays (χνι-χνπι Centuries),
selected and ed. by Edm und D. Jones, Oxford University Press, 1952. English Critical Texts,
ed. by D. J. Enright and E rnest de Chickera, Oxford University Press, 1962.
20 V er Jeremy Collier en J. W. Atkins, English L iterary C riticism (17th and 18th Centuries),
London, 1954, págs. 102-105. También Jam es Sutherland, English Literature of the Seventeenth
Century, Oxford, 1969.
210 Historia de la literatura inglesa
nistas, intolerantes adversarios de toda clase de actuación teatral o espar
cimiento. Desde los tiempos de Geoffrey Fenton (1574), John Northbrooke
(1577), y, posiblemente, Anthony Munday (1580), h asta W illiam Prynne, que
en 1633 atacó fanáticam ente las representaciones dram áticas h asta el pun
to de ofender a la reina E nriqueta M aría, la censura p uritana del teatro
había sido tenaz. Los escritores isabelinos Thomas Lodge, R obert Greene
y Thomas Nashe se defendieron de estos desproporcionados ataques a la
escena. En 1641, los actores publicaron el documento The Stage Player’s
Complaint (Queja de los actores teatrales), en el que lam entaban su situa
ción y el concepto negativo que se tenía de ellos. Pero de nada sirvieron
estas quejas, y el 2 de septiem bre de 1642 el Parlam ento Largo, de m ayoría
puritana, aprobaba un decreto por el que se cerraban los teatros y se pro
hibían las representaciones dram áticas en el Reino Unido. Al llegar la Res
tauración (1660), la incidencia de esta interrupción de dieciocho años y las
nuevas tendencias estéticas fueron evidentes: el teatro inglés ya no podía
ser el mismo *.
Pero, al juzgar las alteraciones del fenómeno literario —aun las m ás
drásticas—, no conviene dejarse llevar por las apariencias. En general, ni
las alteraciones se suceden de un modo excesivamente brusco, ni las cau
sas suelen ser absolutam ente evidentes. En este caso, el decreto puritano
es una razón, y la m ás visible. Pero no se debe olvidar el cambio de gusto
que se venía operando desde el período de Jacobo I, con las «masques»
de Ben Jonson e Iñigo Jones, por ejemplo, representaciones que iban a
continuar en el reinado de Carlos I. E sta clase de entretenim ientos, lujosos,
caros y cortesanos, conspiraban ya contra el teatro popular, y sus fabulo
sos decorados, indum entaria y complicación del mecanismo escénico se opo
nían al sencillo escenario de plataform a de los teatros populares. La «mas
que» de Jam es Shirley, The Trium ph of Peace (1634), da idea de la elabora
ción y dispendiosa extravagancia de esta clase de representaciones, ya que
su m ontaje escénico costó a los colegios de abogados, que corrían con los
gastos de la función teatral ofrecida al rey, la cantidad de 20.000 libras.
Tampoco hay que olvidar el desarrollo que en los géneros populares —tra
gedia y comedia— se operó en las etapas isabelina, jacobina y Carolina.
En la tragedia se produce un descenso desde el estilo altisonante de M ar
lowe h asta la sencillez de Thomas Heywood y Dekker. En el género cómico
se pasa de la «comedia de los hum ores», de Ben Jonson, a la comedia de
costum bres, que apunta ya a la de la Restauración. Por lo demás, ninguna
decisión absurda o fanática ha logrado im ponerse de un modo absoluto;
y si las representaciones dram áticas fueron prohibidas en 1642, fue imposi
ble im pedir por completo toda clase de actuaciones. Aparecieron entonces
los «drolls» o «droll-humours», extractos m ás o menos divertidos, sacados
de los dram as del período anterior (Bottom the Weaver —Bottom, el teje
dor—, Hamlet, Merry Wives —Alegres comadres—), adaptados a las nuevas
1 Ver J. Dover Wilson, «The P uritan Attack upon the Stage», capítulo XVI, volumen VI
de The Cambridge History of English Literature, ed. by A. W. W ard and A. R. W aller, Cambrid
ge, 1950.
Literatura de la Restauración 2 11
INICIADORES
4 Las actrices francesas que aparecieron en Londres en 1629 fueron mal recibidas. Las da
m as de la nobleza inglesa habían actuado en las «masques» y otras representaciones privadas.
5 En Six Caroline Plays, ed. by A. S. Knowland, Oxford University Press, 1962, se encuen
tran: The Wits (1636), de W. Davenant, y The Parson's Wedding, de T. Killigrew.
Literatura de la Restauración 213
J. Wilson. Los prim eros años de la R estauración los ocupan los esfuer
zos de Davenant, Killigrew y el jonsoniano John Wilson (1627 ?-96), para
establecer un teatro de obras originales ju nto con representaciones de Flet
cher y Shakespeare, éste convenientem ente adaptado. Dryden será el pri
m ero en escribir dram as (tragedias, tragicom edias y comedias) en el nuevo
estilo. The Wild Gallant (El amante impetuoso, comedia), The Rival Ladies
(Las damas rivales, tragicomedia) y The Indian Em peror (tragedia) corres
ponden a los años 1663, 1664 y 1665, respectivamente, y son varias las obras
que escribe en el decenio de 1660-70, en el que aparecen tam bién los dra
m aturgos George Etherege y Charles Sedley. Después se incorporan Wycher
ley, Otway, Congreve y Vanbrugh, y, finalm ente, Farquhar, que, pertene
ciendo al grupo de la Restauración, se adentra ya en el siglo xviii. En el
aspecto técnico y en el m ontaje escénico, hay que tener en cuenta tres im
portantes diferencias respecto del teatro isabelino. En la Restauración, las
obras se representan en un edificio cubierto, con recuadro en el escenario
y un segmento circular que se adelanta al m arco sustituyendo a la platafor
m a del período anterior; el teatro está ilum inado y contiene decorados;
los papeles femeninos corren a cargo de actrices profesionales.
LA TRAGEDIA
Dryden. Del John Dryden (1631-1700)6 dram aturgo se puede decir casi
exactam ente lo que se dijo de él como poeta: que es un escritor de muchos
conocimientos y de gran capacidad y m aestría para llevar a las tablas cual
quier tem a, en form a de comedia, tragicom edia, tragedia e incluso ópera.
Aunque, según decía, escribir obras de tea tro no le resultaba fácil, compu
so ocho comedias, tres tragicom edias, echo tragedias y tres óperas 7, al
gunas de las cuales pueden considerarse en tre las m ás logradas de su tiem
po. Dryden es el autor trágico m ás im portante del período. Y no sólo el
m ás im portante, sino uno de los prim eros im pulsores del dram a trágico,
entendido como poem a dram ático heroico, según la preceptiva de la época.
Desde The Indian Em peror (1665) hasta A ll for Love (1677), su tragedia más
sobresaliente, Dryden fue el autor trágico indiscutible. Hoy, m uchas de
las piezas trágicas de Dryden y de sus contem poráneos Otway, Lee y Rowe,
nos parecen m onótonas, apagadas o ampulosas, producto artificial de una
época que soñaba con un idealism o imposible, con una apoteosis del amor
y del honor que simbolizaba la separación entre las aspiraciones de los
dram aturgos y la realidad. Dryden sintió la atracción de los tem as hispa
nos. Uno de ellos se plasm a en The Indian Emperor, or The Conquest of
8 La presencia de Octavia en Alejandría —una licencia poética de Dryden— pone una nota
sentim ental en la obra, y, según m anifiesta el au to r en el prólogo, disminuye la emoción y
distrae al público, desviándolo del elemento pasional constituido por la pareja Antonio-Cleopatra.
John Dryden, All for Love, or The W orld Well Lost, en R estoration Plays, Intr. by Edmund
Gosse, London, Dent, 1912; 1959.
9 Samuel Johnson, «Thomas Otway», en L ives o f the English Poets (1779-81), London, 1954.
Roswell G. Ham, O tway and Lee, New Haven, 1931. Thomas Otway, W orks (2 vols.), ed. by
J. C. Ghosh, Oxford, 1932.
10 César, Abbé de Saint-Réal (1639-92), au to r de varias obras de carácter histórico, entre
ellas la H istoire de la conjuration des espagnols contre la R épublique de Venise (1674; traducida
al inglés en 1675), fuente de la tragedia de Otway.
216 Historia de la literatura inglesa
que, desengañado por este hecho, le revela lo que se está preparando. Ante
el peligro que corre la vida de su padre, Belvidera suplica a Jaffeir que
descubra al Senado la conspiración contra la República. Así lo hace Jaffeir;
pero pide como recom pensa que se salve la vida de los conspiradores. El
Senado lo prom ete pero no cum ple su palabra. Encolerizado, Jaffeir ame
naza con m atar a su m ujer si su padre no logra salvar a los conspiradores.
Belvidera consigue, por intercesión de su padre, que se revoque la senten
cia de m uerte, pero esta decisión llega tarde y los conspiradores son ejecu
tados. Belvidera enloquece. Jaffeir se suicida, después de m atar —por amis
tad y gallardía— a Pierre en el cadalso. Belvidera m uere de dolor, junto
al cuerpo de su m arido. La obra está escrita en verso blanco, aunque tiene
fragm entos en prosa. La descripción del naufragio y del salvamento de Bel
videra por Jaffeir, acción rom ántica que pone a los protagonistas en con
tacto, es de notabilísim a belleza; asim ism o el cuadro de la m uerte de Belvi
dera y el final de la tragedia u.
LA COMEDIA
u Thomas Otway, Venice Preserved, or a Plot Discovered, en Restoration Plays, Intr. by Ed
m und Gosse, London, Dent, 1912; 1959.
12 Roswell G. Ham, O tway and Lee, New Haven, 1931. Nathaniel Lee, Works (2 vols.), ed.
by T. B. Stroup and A. L. Cook, New Brunswick, N. J., 1954-5.
13 Nicholas Rowe, Three Plays, ed. by J. R. Sutherland, London, 1929. Contiene una intro
ducción biográfica y bibliográfica.
Literatura de la Restauración 217
14 Dale Underwood, Etherege and the Seventeenth-Century Com edy of Manners, New Ha
ven, 1957. N. Holland, The First M odem Comedies, H arvard, 1959. George Etherege, Dramatic
Works (2 vols.), ed. by H. F. B. Brett-Smith, Oxford, 1927. Idem, Poems, ed. by Jam es Thorpe,
Princeton, 1962. Idem, She Would if She Could, en R estoration Comedies, ed. by Dennis Davi
son, Oxford University Press, 1970. Idem, The Man of Mode, en Restoration Plays, intr. by
Edmund Gosse, London, 1912; 1959.
218 Historia de la literatura inglesa
15 William Wycherley, Com plete W orks (4 vols.), ed. by M. Summers., London, 1924. Idem,
Four Comedies, ed. by G. Weales, New York, 1966. Idem, The Country Wife, en R estoration
Plays, Intr. by Edmund Gosse, London. Idem, en Restoration Comedies, ed. by Dennis Davison,
Oxford University Press, 1970.
Literatura de la Restauración 219
18 Laurence Whistler, Vanbrugh. A rchitect and dram atist, London, 1938. John Vanbrugh,
Com plete Works (4 vols.), ed. by Bonamy Dobrée and Geoffrey Webb, London, 1927-8. Idem,
The P rovoked Wife, en R estoration Plays, Intr. by Edm und Gosse, London, 1959. Idem, The
Relapse, en R estoration Comedies, Oxford University Press, 1970.
19 Spring Garden, un lugar de Saint Jam es’s Park, tocando a lo que es ahora Trafalgar
Square. Estaba muy de moda en el período estuardo.
Literatura de la Restauración 221
tan rotundo que \a virtud de lady Brute está a punto de derrum barse ante la
vehemencia de Constant; pero la llegada de lady Fanciful y Mademoiselle
salvan la situación de lady B rute y de Belinda, ya que ésta tenía las m is
mas dificultades p ara defender su propia virtud frente a Heartfree. Enton
ces las dos parejas se dirigen precipitadam ente a casa de lady Brute, donde
pasan bastante tiem po jugando a las cartas, creyendo que sir John Brute
tard a rá en volver. Pero éste regresa a destiem po y demasiado pronto. Sir
John había sido arrestado por alborotar en la calle, al salir de la taberna
con sus amigos, disfrazado con la ropa de su m ujer, y aparece inesperada
mente, incluso después de haber sufrido el interrogatorio del juez en una
escena burlesca de gran efectividad. A la llegada de sir John, las damas
pierden la presencia de ánimo, y, aturdidas, ocultan a sus enamorados en
el gabinete de lady Brute. Sir John los encuentra allí, se envalentona y
grita; pero es incapaz de aceptar el desafío provocado por su actitud. Apa
gada la fogosidad de Brute con la magia de la presunta espada de Constant,
se puede em pezar a hablar. Todos recobran la serenidad; se acierta a deso
rien tar con aplomo y todo term ina bien, a pesar de la m ala idea de lady
Fanciful, que aparece para sem brar cizaña entre Belinda y Heartfree. Que
da a salvo el decoro, ya que a todos les conviene aceptar el hecho de que
los jóvenes estaban allí con el propósito de entablar relaciones honrosas
con la fam ilia y concertar el m atrim onio de H eartfree y Belinda, que se
lleva a cabo. The Provoked Wife es una com edia llena de vivacidad e intri
ga, en la que se hace ver a los m aridos rudos la conveniencia de adoptar
modales m ás finos con sus esposas. Aunque am bientada en el período de
la Restauración, su cómica lección sirve para cualquier época.
John C. Hodges, Congreve the Man. A Biography from New Sources, New York, 1941. W illiam
Congreve, Comedies, ed. w ith intr. by Bonamy Dobrée, Oxford University Press, 1966.
Literatura de la Restauración 223
rápida, chispeante y sutil. En esta com edia se pone de relieve el amor,
elegantem ente disim ulado y racionalizado, de M irabell y M illamant y se
hace una irónica crítica de la institución m atrim onial y del am or rom ánti
co, ensalzando el am or desenfadado y dialéctico, intelectual y frío. Mira
bell está enam orado de Millamant, sobrina de lady W ishfort, y, a fin de
poder acercarse a la joven, finge pretender a la tía. Pero Mrs. Marwood,
dama encariñada —y por ello mismo enojada— con Mirabell, delata el tru
co. Entonces lady W ishfort se ensaña con M irabell y amenaza con quitarle
la m itad de la fortuna a su sobrina M illam ant si ésta se casa con él. Para
suavizar las cosas, M irabell propone a su criado W aitwell que finja ser
su tío sir Rowland, finja enam orarse de lady W ishfort y procure distraerla,
con lo cual él quedará libre p a ra acercarse a Millamant. Pero Mrs. Mar
wood vuelve a descubrir la tre ta y revela que W aitwell es el m arido de
la criada de lady W ishfort. Mrs. M arwood se confabula con Fainall, fingido
amigo de Mirabell, p ara descubrir a lady W ishfort todo el plan de Mirabell;
incluso se sacan a relucir las relaciones que M irabell había tenido con Mrs.
Fainall, la hija de lady W ishfort, cuando aquélla estaba soltera. Por un
momento, Fainall parece tener todos los triunfos en la m ano y amenaza
con desacreditar a su suegra y divorciarse si no se le da potestad sobre
los bienes de su m ujer y aun p arte de las propiedades de Millamant. Este
ardid fracasa. Mrs. Fainall puede sincerarse en cuanto a sus pasadas rela
ciones con Mirabell, y, además, probar las relaciones entre su m arido y
Mrs. Marwood. Por o tra parte, Mrs. Fainall no puede ceder su fortuna a
su m arido, porque el depositario de ella sigue siendo Mirabell, desde la
época en que eran novios. Mirabell, naturalm ente, no se aprovecha de su
situación legal de adm inistrador, y pone el documento en manos de Mrs.
Fainall, que piensa divorciarse de su m arido. Lady W ishfort, agradecida,
se aplaca con respecto a M irabell y M illamant, y perm ite que lleven a cabo
sus deseos sin m erm a de la fortuna de su sobrina. Una de las escenas más
brillantes de toda la comedia inglesa es la quinta del acto cuarto. Son ex
traordinariam ente ingeniosas las conversaciones de M irabell y Millamant.
Su gracioso descaro —en este caso atenuado, porque sabemos que en el
fondo se quieren— es un verdadero estallido de ingenio. Estas dos figuras
dom inan la escena y se ganan al público con su elegantísim o derroche de
donosura, alegría y comicidad.
21 D. Schmid, George Farquhar, Vienna, 1904. W. Connely, Young George Farquhar, Lon
don, 1949. George Farquhar, The Constant Couple, The Twin-Rivals, The Recruiting Officer.
The B eaux’ Stratagem, ed. with an intr. by William Archer, London, 1906. Hay reedición de
esta obra en New York, Mermaid Dramabook, 1959.
224 Historia de la literatura inglesa
22 Love and a Bottle (Amor y una botella, 1698), The Constant Couple (La pareja constante,
1699), Sir Harry Wildair (1701), The Twin-Rivals (Los rivales gemelos, 1702), The Recruiting
Officer (El oficial reclutador, 1706), The B eaux’ Stratagem (Estratagema de galanes, 1707), y
The Inconstant, adaptación del dram a de Fletcher, The Wild-Goose Chase.
Literatura de la Restauración 225
23 Como nota curiosa, interesa añadir que F arquhar colaboró en el reclutam iento de tro
pas p ara las cam pañas europeas del duque de M arlborough en la G uerra de Sucesión al trono
de España. En 1705 las tropas inglesas acudieron en socorro de Barcelona, y poco después
Farquhar escribía Barcelona: A Poem; or The Spanish Expedition under the Com m and of Char
les Earl o f Peterborough, infortunada composición épica, de unos 1.500 versos, tediosa y vacía
de inspiración, ejemplo de mala literatura.
CAPÍTULO VII
1 G. M. Trevelyan, Illustrated History o f England, London, 1956. Idem, English Social His
tory, London, 1946. J. H. Plumb, England in the Eighteenth Century, vol. 7 de The Pelican
History of England, ed. by J. E. M orpurgo, Penguin Books, 1963-76. Leslie Stephen, English
Literature and Society in the Eighteenth Century, London, 1904. M artin Price, The Restoration
and the Eighteenth Century. The Oxford Anthology o f English Literature, vol. Ill, London, 1973.
Literatura del siglo X V III 227
odo literario que abarca los reinados de la reina Ana, de Jorge I y gran
parte del de Jorge II— es una época de predom inio de las form as clásicas,
y a la que, por su semejanza con el período rom ano de Augusto, se le suele
otorgar el calificativo de «augustana» 2. La E ra augustana fue una época
de vitalidad política, científica y filosófica, y de increm ento de tendencias
intelectuales; esta circunstancia favoreció m ás el desarrollo de la prosa
que el de la poesía. Tenemos, pues, que, en dicha era, sobresalen magnífi
cos ensayistas como Addison y Steele, el gran satírico Jonathan Swift y
el p recursor de la novela inglesa Daniel Defoe, m ientras que, en el sector
de la poesía, el único nom bre verdaderam ente im portante es el de Alexan
der Pope. Sin embargo, la reserva em otiva predom inante en el clasicismo
inglés pronto se verá alterada por una corriente cálida de sentimiento. És
ta invadirá m uy pronto los dram as y los ensayos de Richard Steele, im
pregnará la poesía de la naturaleza de Thomson, y pasará a inundar las
novelas de Richardson, para desem bocar m ás tarde en el Romanticismo.
Las tendencias clásica y prerrom ántica conviven paralelas o entrelazadas du
rante casi todo el siglo XVIII inglés, con preponderancia de la prim era hasta
ta 1750 y franco predom inio de la segunda a p a rtir de esta fe c h a 3.
2 Francis Atterbury, en el prólogo a The Second Part of Mr. Waller's Poems (1690), ya se
preguntaba si en el reinado de Carlos II el inglés no había conseguido la perfección, alcanzando
su E ra augustana al igual que en su día el latín.
3 George Saintsbury, The Peace of Augustans, London, 1916. Reeditado: Oxford, 1951. H.
V. D. Dyson and John Butt, Augustans and Rom antics, 1689-1830. Introductions to English Lite
rature, ed. by Bonamy Dobrée, vol. Ill, London, 1950. Boris Ford (editor), From Dryden to John
son. From Blake to Byron. The Pelican Guide to English Literature, vols. IV-V, Harmondsworth,
1957. Oliver Elton, A Survey of English Literature, 1730-80 (2 vols.), London, 1959. Idem, 1780-1830
(2 vols.), London, 1961. Bonamy Dobrée, English L iterature in the E arly Eighteenth Century.
Oxford H istory o f English Literature, vol. VII, Oxford, 1959. The Cambridge History o f English
Literature, vols. IX, X, XI, ed. by A. W. W ard and A. R. Waller, Cambridge, 1952-1953. John
Butt, The Mid-Eighteenth Century. Oxford H istory o f English Literature, vol. VIII, ed. by Geof
frey Carnall, Oxford, 1979. J. W. H. Atkins, English L iterary Criticism . 17th and 18th Centuries,
London, 1954.
4 E dith Sitwell, Alexander Pope, London, 1930; H armondsworth, Penguin Books, 1948. Bo
namy Dobrée, Alexander Pope, London, 1951. Samuel Johnson, ver el estudio sobre Pope en
L ives o f the English Poets, London, 1779-81; ed. by L. Archer Hind (2 vols.), London, Everyman,
1954. Geoffrey Tillotson, On the Poetry of Pope, Oxford, 1938-1950. Alexander Pope's Collected
Poems, ed. w ith an intr. by Bonamy Dobrée, London, 1956. Pope: Poetical Works, ed. by H erbert
Davis, Oxford University Press, 1966. Para la correspondencia de Pope, ver la edición de Geor
ge Sherburn (5 vols.), Oxford, 1956; y la de John Butt, Selection, Oxford, 1960.
228 Historia de la literatura inglesa
5 Hoy, la villa de Pope no existe; pero sí el pequeño túnel con las estatuas, m ejor o peor
conservadas. La finca fue adquirida p or u n a com unidad de monjas católicas, y al lado del
solar que ocupaba la casa del poeta se edificó un colegio de niñas.
6 E dith Sitwell, Alexander Pope, H arm ondsworth, Penguin Books, 1948, pág. 47.
7 William Walsh (1663-1708), poeta, de buen juicio crítico, amigo de Dryden y del joven
Pope.
Literatura del siglo X V III 229
The Rape of the Lock (El bucle robado, 1712; edición definitiva, 1714)
es una joya de la poesía clásica, un poem a cómico-heroico, que refleja el
am biente social y la gracia litera ria de su época. Como modelo de delicada
sátira es sencillamente único. Proviene de un incidente ocurrido en la vida
real. Lord Petre, atraído por la belleza de Miss Arabella Fermor, tuvo el
atrevim iento de cortarle un rizo. Esto causó la enem istad entre las dos
fam ilias, que eran católicas, y, p a ra suprim ir la desavenencia, un amigo
de Pope —John Caryll— pidió al poeta que escribiera una composición ade
cuada al caso. El poem a consta de unos 800 versos pareados, divididos
en cinco cantos. En él se presenta a Belinda en su despertar y en sus casi
rituales operaciones ante el tocador, preparándose p ara asistir a una re
cepción en H am pton Court y a lte rn a r con la alta sociedad londinense. En
la b arca que, Támesis arriba, la conduce junto con otras jóvenes y galanes,
va un distinguido barón, que ve cómo la protagonista destaca entre las
demás jóvenes, y los ojos se le van tras sus adorables tirabuzones. Una
vez en el palacio, la concurrencia se divierte m irando, conversando inge
niosam ente y jugando a las cartas. Belinda juega al tresillo con dos caballe
ros, y se defiende m uy bien. Pero cuando llega la hora de tom ar el café,
el barón aprovecha un m om ento de descuido para co rtar un tirabuzón de
la nuca de Belinda. La joven pide auxilio a sus compañeros de juego p ara
vengarse de la ofensa; pero ten d rá que ser ella qviien se enfrente con el
barón y lo someta arrojándole a la cara un pellizco de rapé. No podrá,
sin embargo, recobrar el tirabuzón, pues cuando el enam orado galán, al
quedarse casi sin sentido, lo suelta, el incom parable rizo de Belinda desa
parece y, rem ontándose, se fija p ara siem pre entre las estrellas. The Rape
of the Lock se publicó con la aprobación de Arabella en 1712, y tuvo una
aceptación clam orosa e instantánea, cumpliendo su cometido de relacionar
de nuevo a las fam ilias Petre y Ferm or. En la edición de 1714, Pope amplió
el poem a h asta su extensión actual, introduciendo en él un m ecanism o im a
ginario, de sílfides y gnomos, que le facilitan la interpretación de la psico
logía fem enina y su actitud en sociedad, en relación con la lucha de los
sexos. E sta segunda edición disgustó a Arabella Fermor, que estim ó que
sus asuntos privados ya se habían expuesto suficientem ente ante el públi
co. Desde el punto de vista literario, la in sisten cia8 de Pope en el mismo
tem a debe considerarse un auténtico acierto.
Las traducciones de la Ilíada (1715-20) y la Odisea (1725-1726) propor
cionaron a Pope m ucha fam a y no poco dinero. El poeta realizó una ver
sión cuidada y fiel de las obras de Homero, adaptada a su tiempo. Se le
puede criticar a Pope que no esté presente en sus traducciones el espíritu
épico que alienta en los poemas originales. Quizá tam poco sea apropiada
la versión del verso griego al decasílabo rim ado, m etro que Pope m anejaba
con la m áxima pericia. Pero cada época pide su propia adaptación de las
obras clásicas, y la traducción de Pope, en dísticos, responde al gusto de
su tiempo. El ilustre helenista R ichard Bentley, refiriéndose a la Ilia-
8 En sucesivas ediciones de The Rape o f the Lock, Pope añadió algunos versos y retocó
otros, consiguiendo siempre m ejorar el poema.
Literatura del siglo X V III 231
da, había dicho: «Mister Pope, usted ha escrito un poema precioso; pero
no debe decir que esto sea Homero» 9. La crítica adversa a la traducción
de Pope se debe, sobre todo, al decorativism o de su dicción poética, que
habría podido evitar fácilm ente utilizando la m agistral precisión de sus
sátiras. Pero él se propuso presentar ante sus cultivados contemporáneos
al Hom ero refinado que correspondía a la época del buen gusto, y fue pre
cisam ente su estilo lo que le valió la aprobación del público de su tiempo
y tam bién de la posteridad. La versión de la Ilíada es muy superior a la
de la Odisea.
Pope era un hom bre que difícilmente dejaba de reaccionar cuando sentía
su vanidad ofendida. En 1725 hizo una edición de las obras de Shakespeare;
en ella, su instinto poético consiguió m ejorar algunos detalles técnicos del
verso shakespeareano. Pero, en 1726, apareció el Shakespeare Restored, de
Lewis Theobald, donde éste pone de m anifiesto una capacidad crítica y
editorial que le fue reconocida. Herido en su am or propio, Pope escribió
The Dunciad (La asneida, 1728), poema épico-burlesco de bastante exten
sión, en el que confiere a Theobald la corona del reino de la estupidez.
En su edición posterior (1743), Pope cambió de parecer y entronizó a Colley
Cibber como m onarca de la estulticia. Indudablem ente, los mejores versos
de este poem a los encontram os en el fragm ento final, que se podría titular
«Caos», y es una visión m iltoniana del desorden que se produciría bajo
el im perio de la necedad. El poema es una denuncia de la estulticia, en
general, y un ataque particular a los autores citados. E stá dedicado a Jo
nathan Swift, y sigue la orientación satírica del Mac Flacknoe, de Dryden.
El Essay on Man (1733-34; 1744) es un poema filosófico, dividido en cua
tro epístolas, en las que se trata, respectivam ente, de la naturaleza y esta
do del hom bre en relación con el universo, consigo mismo, con la sociedad
y con la felicidad. Pope carecía de preparación y vigor creativo p a ra escri
b ir un poem a filosófico original. Pero tenía el don de saber adueñarse de
las ideas características de su tiempo, singularm ente las de Leibniz, y las
del racionalism o, hasta cierto punto panteísta, de Bolingbroke, y transfor
m arlas en un poem a interesante y atractivo, que revela, con gran sensatez
y prim oroso dominio del verso, el protagonism o del hom bre y su posición
en el m undo y entre sus semejantes. Es una composición muy bien cons
truida, en la que se refleja el buen juicio de Pope y la sensatez de su época.
Otro poem a sem ejante lo constituye la agrupación de las cuatro epístolas
que form an los Moral Essays (1731-35), donde se da estilo poético al m ate
rial filosófico-moral —utilizado a veces en form a satírica— que le propor
cionan su sabiduría y el conocimiento del carácter de los hombres, y el
carácter —o más bien la falta de carácter— de las m ujeres, y se aconseja
el buen uso de las riquezas. Los dos poemas son una cantera de frases
epigram áticas sobre el modo de ser del hom bre y su conducta, y en ellos
Pope se m anifiesta como un poeta providencialista, que, en últim o término,
y m ás allá de toda prudencia hum ana, pone la vida, la felicidad, los infor
tunios, el pensam iento y las actividades del hom bre en manos de Dios.
9 Bonamy Dobrée, English Literature in the Early Eighteenth Century, Oxford, 1959, pág.
217. Idem, Alexander Pope, Oxford University Press, 1951, pág. 36.
232 Historia de la literatura inglesa
S. Johnson. Pope no fundó exactam ente escuela. Los dos poetas más
im portantes que siguen su línea son Johnson y Goldsmith. Ambos son muy
distintos entre sí, y difieren m ucho de Pope; pero se hallan en la vertiente
clásica y adoptan el pareado como la principal estru ctu ra m étrica de sus
poemas. Sam uel Johnson (1709-84)12 dedicó una m ínim a parte de su tiem
12 Ver el estudio de T. S. Eliot, «Johnson as C ritic and Poet», en su obra On Poetry and
Poets, London, 1957. Samuel Johnson, Poems, ed. by David Nichol Smith and E. L. McAdam,
Oxford, 1941. En las antologías The Oxford Book of E ighteenth Century Verse, chosen by David
Nichol Smith, Oxford, 1946; en The Oxford A nthology o f English Literature (vol. 3), The Restora
tion and the E ighteenth Century, de M artin Price, Oxford University Press, 1973, la poesía
de S. Johnson está bien representada.
234 Historia de la literatura inglesa
Goldsmith. Muy distinto del doctor Johnson era, personalm ente, su ín
tim o amigo irlandés Oliver Goldsm ith (1730-74), hom bre ingenuo y encanta
dor, incapaz de realizaciones concretas, inseguro incluso al valorar su ca
pacidad literaria. Goldsmith 13 estudió en la Universidad de Dublin, gra
cias a una especie de beca, con intención de dedicarse al m inisterio ecle
siástico; pero abandonó esta idea, y em prendió un viaje po r E uropa
—Francia, Alemania, Suiza e Italia— con unas cuantas monedas en el bolsi
llo, un bagaje insignificante a la espalda, y una flauta. Algunas de sus expe
riencias viajeras aparecen en su poem a The Traveller. Pero es de lam entar
que Goldsmith, con tan m aravillosa pluma, no escribiera un relato en pro
sa de estos viajes y disipara sus energías en obras efím eras o de encargo
p a ra los libreros. Goldsmith estudió m edicina en Edimburgo —según afir
m a Boswell en la biografía de Johnson— y ejerció en Londres, en el distrito
de Southwark. También se dedicó algún tiempo a la enseñanza, y más ta r
de se decidió a escribir libros escolares y narraciones para niños, una vida
de Voltaire (1761), una h istoria de Roma (1769) y o tra de Inglaterra (1771).
Sus Chinese Letters, inspiradas en Montesquieu, y publicadas nuevam ente
13 Austin Dobson, Life o f Goldsm ith, London, 1888. W illiam Freeman, O liver Goldsm ith,
London, 1951. Ralph M. Wardle, O liver Goldsm ith, Lawrence, Kansas, 1957. Oliver Goldsmith,
Poetical Works, ed. by Austin Dobson, Oxford, 1906. Oliver Goldsmith, Poem s and Plays, ed.
by Austin Dobson, London, 1910; 1954.
Literatura del siglo X V III 235
con el título de The Citizen of the World (Un ciudadano del mundo, 1762),
le dieron a conocer como escritor imaginativo. Este hom bre de apariencia
m ediocre, de expresión torpe, de lógica incongruente, que, como dijo Gar
rick, hablaba como un niño y escribía como un ángel H, tenía cualidades
p ara sobresalir en todos los géneros literarios, y casi lo consiguió. Con
sólo perseverar en uno de ellos, hubiera podido ser un gran poeta, novelis
ta o dram aturgo. Las m uestras no pueden ser m ás elocuentes. Fue amigo
de Reynolds, de Burke y del Dr. Johnson; éste dijo de él, después de su
m uerte: «Olvidemos las debilidades de Goldsmith; en realidad era un gran
h o m b re » 15.
Sus poem as m ás im portantes son The Traveller y The Deserted Village.
El prim ero, cuyo subtítulo es A Prospect of Society (1764), constituye un
incipiente anticipo dieciochista del Childe Harold's Pilgrimage, de lord Byron,
aunque ni la suavidad estilística de Goldsmith puede com pararse con el
crispado verso de Byron, ni la visión del viajero de Goldsmith, adaptada
a una preconcepción moral, tiene parecido alguno con el enfoque de la
realidad, im presionista y concreto, del gran romántico. The Traveller cons
tituye una síntesis muy general de los viajes de Goldsmith po r Francia,
Alemania, Suiza e Italia, y, si bien en él se encuentran detalles de su itine
rario y alusiones a algunos de sus pueblos y a sus m oradores, el eje didác
tico es lo que más interesa al poeta, y su propósito consiste en dem ostrar
que ni la prosperidad de Francia, la austeridad de Suiza o la variedad geo
gráfica y la riqueza artística de Italia, ni los gobiernos del mundo, cuales
quiera que sean, conducen a la felicidad hum ana; ésta se halla en el cora
zón del hom bre, y es el resultado de su adaptación al medio físico y al
am biente social. The Deserted Village (1770) presenta como tem a principal
la superioridad de la agricultura sobre el comercio en la economía de las
naciones, y la form a de vida ru ra l como preferible a la ciudadana. Se basa
en la visita que el poeta hace a Auburn, villa que le evoca muchísimos
recuerdos de niñez y mocedad, y en el sentim iento de desconsuelo al ver
su decadencia y despoblación, ocasionadas po r la avaricia m onopolizadora
de los hom bres de negocios, que han obligado a em igrar a los campesinos.
Se queja de una sociedad en que la acum ulación de riqueza de unos pocos
produce la m iseria de muchos, a la vez que recuerda con cariño y nostalgia
los lugares queridos y a los habitantes del lugar: la iglesia y la escuela,
el pastor y el m aestro son cuadros adm irablem ente logrados, en los que
la am able condición de Goldsmith se vuelca con tan ta sencillez como hu
m anidad. Goldsmith se daba cuenta de los problem as contemporáneos, y
sobre ellos escribía con verdadero interés. El pareado de Goldsmith carece
de la te rsu ra del de Pope, pero presenta una sencillez y un sentim iento
de singular encanto. E ntre los distintos poemas cortos de Goldsmith sobre
sale la balada «Edwin and Angelina», variante de la historia del novio desa
14 «Who wrote like an angel, bu t talked like poor Poll» (Oliver Goldsmith, Poems and Plays,
ed. by Austin Dobson, London; Dent, 1954, pág. 36).
15 Carta del Dr. Johnson a Bennet Langtott con ocasión de la m uerte de Goldsmith. Lang-
ton era un notable helenista, amigo y contertulio de Johnson, a quien sucedió como profesor
de L iteratura antigua en la Royal Academy.
236 Historia de la literatura inglesa
lentado que se convierte en erm itaño, h asta que la joven, al darse cuenta
de lo que ha perdido, se viste de mozo, y, dispuesta a seguir un camino
de penitencia, se dirige a una ap artad a erm ita, en la que se encuentra ca
sualm ente con su amado.
En pleno siglo XVIII, hacia los años 1730-40, cuando el Clasicismo tenía
u na vitalidad floreciente, se origina en Inglaterra un movimiento distinto
u opuesto a las form as francesas que, partiendo de Dryden, habían sido
radicalm ente aceptadas por su sucesor literario Alexander Pope. Pero in
cluso antes de su m uerte, y en Pope mismo, se m anifiestan ya otras aspira
16 Christopher Devlin, Poor K it Sm art, London, 1961. Christopher Smart, A Song to Da
vid, en The Oxford Book of E ighteenth Century Verse, selección de David Nichol Smith, Oxford,
1946. Christopher Smart, Collected Poem s (2 vols.), ed. by Norman Callan, London, 1946. Jubila
te Agno y A Song to D avid están en The Oxford Anthology of English Literature (vol. 3), The
R estoration and the Eighteenth Century, de M artin Price, Oxford University Press, 1973.
Literatura del siglo X V III 237
21 Samuel Johnson, ver el estudio sobre Young en The Lives of English Poets, London,
1779-81; reprinted, 1951. H enry C. Shelley, The Life an d L etters o f E dw ard Young, London,
1914. E dw ard Young, Poetical W orks (4 vols.). Contiene una biografía del autor), Edinburgh,
1784 (3 vols.), London, 1792. Henry Pettit (editor), The Correspondence of Edward Young 1683-1765,
Oxford, 1972. Las antologías The Oxford Book of Eighteenth Century Verse, chosen by David
Nichol Smith, Oxford, 1946; y The Oxford Anthology of English Literature (vol. 3), The R estora
tion and the Eighteenth Century, de M artin Price, Oxford University Press, 1973, contienen
fragm entos de la poesía de E. Young.
Literatura del siglo X V III 241
Gray. Thomas Gray (1716-71)23, otro de los grandes poetas prerrom án
ticos, interesa sobre todo por su «Elegy W ritten in a Country Churchyard»
(«Elegía escrita en un cem enterio rural»), term inada en 1750, pero iniciada
probablem ente tres o cuatro años antes. Gray fue tenido en su tiempo co
mo uno de los hom bres más cultos de Europa. H abía estudiado en Cam
bridge, donde obtuvo la cátedra de historia m oderna al fin de su vida. Era
hom bre am able y fluctuante, y tan sencillo, que rehusó el nom bram iento
de poeta laureado. Sintió atracción por la litera tu ra medieval, y se interesó
científicam ente por la épica escandinava antigua. Tenía una gran percep
ción p ara la historia y la crítica literarias. Escribió poco. En 1753 publicó
Six Poems (en los que se incluyó la fam osa elegía); siguió a éstos su colec
ción de Odes (1757); en 1768 apareció una nueva edición de Poems que in
corporaba sus composiciones posteriores. Son muy apreciables la «Ode on
the Spring», la «Ode on a D istant Prospect of E ton College», el «Hymn
to Adversity»; pero ninguna tiene el valor, ni m ucho menos el influjo en
E uropa de la «Elegy W ritten in a Country Churchyard», canto vesperal
escrito en el cem enterio de Stoke Poges. Comienza describiendo con nostal
gia el declinar del día, y evoca los sonidos y colores del ambiente, el cese
de las actividades diurnas y la reclusión vespertina de la naturaleza. Pasa
luego de la m elancólica consideración poético-m oral al recuerdo de los que
reposan en aquel lugar solitario, que antaño poblaban la graciosa aldea,
llenándola de vida, laboriosidad y animación. La elegía term ina resum ien
do sencilla y concretam ente la vida de uno cualquiera de los aldeanos jóve
nes que descansan en el cementerio, con un m aravilloso epitafio a su anó
nim a universalidad. Gray es un poeta equilibradam ente clásico, de inspira
ción sosegada; carece de empuje creador, pero de sus versos, sugestivos
Ramsay. El escocés Allan Ramsay (1686-1758) 26, con sus dos antolo
gías locales, de poesía natural y ruda, se opone a la literatura artificiosa
de la época, y parece vislum brar un espíritu nuevo. En The Gentle Shep
herd (El pastor cortés), dram a pastoril publicado en 1725, anuncia el des
p ertar del sentimiento de la naturaleza un año antes que el Winter, de Thom
son. Aunque de entronque convencional arcádico, este dram a de am or en
las m ontañas deja m uy atrás a las pastorales de los augustanos por su
directo acercam iento al campo y su fresca interpretación de la vida rústica.
24 Para Thomas Parnell y Lady Winchilsea, véase la colección de Hugh I'Anson Fausset,
M inor Poets of the Eighteenth Century, London, 1930. También The Oxford Book of Eighteenth
Century Verse, chosen by David Nichol Smith, Oxford, 1946.
25 Oliver Elton, A Survey of English Literature 1730-1780, vol. I, London, 1959. Robert Blair,
The P oetical Works of Beattie, Blair and Falconer, ed. by G. Gilfian, Edinburgh, 1854. The
Oxford B ook of E ighteenth Century Verse, idem.
26 Burns Martin, A llan Ramsay, Cambridge, Mass., 1931. Allan Ramsay, Poems, ed. by H.
Harvey Wood, Edinburgh, 1940. The Oxford Book of Eighteenth Century Verse, idem.
27 Thomas B. Saunders, The Life and Letters o f Macpherson, London, 1894. The Works
of Ossian, ed. by W. Sharp, Edinburgh, 1896.
28 Thomas Percy, R eliques of Ancient English Poetry (3 vols.), 1765. Véase la edición de
Everyman’s Library (2 vols.), London, 1906, etc. The Oxford Book of E ighteenth Century Verse,
idem.
244 Historia de la literatura inglesa
entera los recibió con unánim e entusiasm o 29. El lenguaje rítm ico y emo
tivo de M acpherson y sus soberbias descripciones de la naturaleza salvaje,
los exaltados lam entos de am or en las noches de luna, la perspectiva de
los áridos paisajes m ontañosos de Escocia, y los trem endos com bates de
los tiem pos de antaño, dorados por la lejanía, atrajeron irresistiblem ente
al lector ansioso de rom per el cerco del am aneram iento y la precisión de
los neoclásicos. Las prim eras versiones alem anas de M acpherson datan de
1763. Letourneur tradujo los poem as ossiánicos completos al francés, en
1777. El abate Cesarotti los vertió al italiano en 1769-72, y sobre esta ver
sión hizo M ontengón su traducción española, en 1801.
PRERROMÁNTICOS POSTERIORES
29 El Dr. Johnson intimó a M acpherson a que publicara los originales, cosa que el poeta
no pudo hacer.
30 Samuel Johnson, ver el estudio sobre Collins en L ives of the English Poets, London,
1779-81, edición de L. Archer H ind (2 vols.), London, Everyman, 1954. H. W. Garrod, Collins,
Oxford, 1928. William Collins, Poetical Works, ed. by Austin Lane Poole, Oxford, 1957. Publica
das junto con las obras poéticas de Gray.
31 Poetical Works of Gray and Collins, ed. by A. Lane Poole and C. Stone, Oxford, 1937.
Literatura del siglo X V III 245
vespertino, el rocío, el carro de las som bras, las campanas, etc.), que no
tienden al retrato, sino a la sugerencia de la realidad; evocación indirecta
del anochecer, escrita en un lenguaje cuidadísim o. Aunque, como signo am
biental, no falta la alusión al paseo vespertino entre las ruinas, la «Ode
to Evening» difiere mucho de lo que sobre tem a parecido escribieron los
contem poráneos; es una composición inconcreta, impalpable, evasiva: una
tenue divagación. Collins es poeta de inspiración desigual; pero en su esti
lo, a veces artificioso, transm ite una delicada nota emotiva, o da una exce
lente visión estética. Tiene dotes de m usicalidad y altas cualidades líricas,
que aparecen sobre todo en sus odas breves, por ejemplo, en «How Sleep
the Brave» («Cómo duerm en los valientes»). La «Ode to Simplicity» («Oda
a la sencillez») es un herm oso canto a la n aturalidad, contrapuesta al artifi
cio, y un elogio de la sencillez en el niño, en la joven, en la flor, en todo
lo que se presenta vestido con la belleza de la creación e inspira y levanta
el alma. De tem peram ento melancólico, perdió la razón cuatro o cinco años
antes de su m uerte.
32 David Cecil, The Stricken Deer, London, 1929. Gilbert Thomas, Cowper and the Eigh
teenth Century, London, 1935; 1948. W illiam Cowper, Poetical Works, ed. by Humphrey S. Mil
ford, Oxford, 1905; 1947. R obert Southey, Life and W orks of W illiam C owper (15 vols.), London,
1835-37; 8 vols., 1853-55. William Cowper, Correspondence, ed. by Thomas Wright, 4 vols., Lon
don, 1904. William Cowper, Unpublished and Uncollected Letters, ed. by Thomas Wright, Lon
don, 1925. William Cowper, Selected Letters, London, Everyman, 1926.
33 En 1763 fue nom brado Clerk of the Journals of the House of Commons. Arthur
Compton-Rickett, A H istory of Engtish Literature, London, 1946, pág. 237.
246 Historia de la literatura inglesa
35 John Gibson Lockhart, Life of Bum s, Edinburgh, 1828. Franklin Bliss Snyder. Bums:
His Personality, His R eputation and His Art, Toronto, 1936. David Daiches, R obert B um s, 1952.
Franklin Bliss Snyder, The Life of R obert Bum s, New York, 1932. Reeditada en Hamden, Con
necticut, Archon Books, 1968. Robert Burns, Poetical Works, ed. by J. Logie Robertson, Oxford,
1904, etc., 1958. R obert Burns, Letters, ed. by J. De Lancey Ferguson (2 vols.), Oxford, 1931.
R obert Burns, Selected Letters, ed. by J. De Lancey Ferguson, Oxford, 1953.
248 Historia de la literatura inglesa
p ararse de ella. «Ae Fond Kiss» («Un cariñoso beso») es un breve poema
de despedida, en que un joven se ve obligado a separarse de una m uchacha
porque ésta ha preferido a otro. Él lo lam enta, y se queja de la que fue
su novia, pero le desea felicidad: un cariñoso beso y, después, adiós p a ra
siempre. «For the Sake O'Somebody» («Por am or a alguien») es un grito
lírico, salido del corazón; la persona que am a afirm a que lo haría y lo daría
todo por am or a la otra. «To a Mouse» («A un ratón») supone un perfecto
conocimiento de la vida del cam po y sim patía hacia los anim ales que lo
habitan. Al destruir el nido del ratoncito con la reja del arado, el poeta
siente rem ordim iento por haber roto, h asta cierto punto, la arm onía de
la naturaleza y de sus criaturas; por otra parte, el hom bre, aunque supe
rio r al ratón, es, como él, m ortal y, en cierto modo, el ratón le lleva venta
ja, ya que, al vivir siem pre en el presente, ni el pasado le atorm enta ni
le da miedo el futuro. Tanto en estos poemas, como en los distintos «Fare
well» («Adiós») a m ujeres, amigos y lugares queridos de su país, encontra
mos la espontaneidad y frescura, sensibilidad y el am or a la naturaleza
que mueve la plum a del autor. Lo mismo cuando habla del am or a una
m ujer, de la fam ilia recogida en el hogar, o del ratoncito cuyo nido ha desen
terrado al a b rir el surco, siem pre se halla en la lírica de Burns este poder
vital y palpitante que otorga a la litera tu ra su valor definitivo.
Diferente de Collins y de Cowper, Burns no sufre melancolías; su alm a
es robusta y saludable, y no se le debilita la cabeza ni el corazón. No tiene
nada de místico; su obra, sincerísim a, m uestra más bien cierta desenvoltu
ra. Tampoco es un soñador como, a veces, Blake, y su espíritu posee las
clásicas cualidades del buen hum or y de un vigoroso lirism o que no pierde
contacto con la realidad. En todo esto, y en efusión personal y capacidad
imaginativa, Burns coincide con Byron; no es de extrañar que éste lo apre
ciara tanto: ambos gozan de una vitalidad poderosa. Como Byron, B urns
es un am ador apasionado; le atra en las m ujeres, y no se siente m uy respon
sable en el amor: a unas les da su corazón; a otras, buenas palabras; a
alguna, incluso, le deja un niño como recuerdo. Burns escribe en un estilo
transparente con palabras sencillas, consagradas por el uso y llenas de sig
nificado. Sus vocablos escoceses no ofrecen grandes dificultades, y, ade
más, sus poemas llevan siem pre el indispensable glosario; pero la grafía
puede desconcertar algo al lector, que, en general, preferiría ver estos poe
m as escritos enteram ente en inglés, como lo están las desoladas composi
ciones «The Ruined Farm er» («El labrador arruinado») y «Winter: a Dirge»
(«Invierno: endecha»), el varonil y ejem plar «My Father was a Farm er» («Mi
padre era labrador»), de rítm ica cadencia, y otros apasionados poemas, pre
cursores del franco y arrebatado estilo byroniano. Los poemas de B urns
se fueron coleccionando a p a rtir de 1786.
liouth, William Blake, Oxford, 1951. W illiam Blake, Poetical Works, ed. with an intr. and tex
tual notes by John Sampson, Oxford, 1913, etc., 1952. W illiam Blake, Prophetic Writings (2
vols.), ed. by D. J. Sloss and J. P. R. Wallis, Oxford, 1926. William Blake, Poetry and Prose,
ed. by G. L. Keynes, London, 1932. William Blake, Letters, ed. by G. L. Keynes, London, 1956.
250 Historia de la literatura inglesa
(1754-1832) 37, tan apreciada luego por Byron. C ontra la descripción idea
lizada de la vida del campo y la pastoral disfrazada, tan del gusto de la
época, Crabbe presenta los incidentes de la vida ru ra l con su verdadera
crudeza y sin ningún halo de ilusión rom ántica. Con enfoque nada semejan
te al de Goldsmith en The Deserted Village, Crabbe escribe en su poema
The Village (1783):
By such exam ples tought, I pa in t the cot,
As truth w ill pain t it and as bards w ill not.
1 The Cambridge H istory of English Literature, vols. IX, X, XI, ed. by A. W. W ard and
A. R. Waller, Cambridge, 1952-1953. Bonamy Dobrée, English Literature in the Early E ighteenth
Century, Oxford, 1959. John B utt and Geoffrey Carnall, The Mid-Eighteenth Century, Oxford
H istory of English Literature, Oxford, 1979. E. A. Baker, The H istory of English Novel, vols.
Ill, IV, V, New York, 1957. Arnold Kettle, An introduction to the English Novel, vol. I, London,
1951. Oliver Elton, A Survey o f English Literature, 1730-80 (2 vols.), London, 1959. Idem, A Sur
vey of English Literature, 1780-1830 (2 vols.), London, 1961. Ian W att, The Rise of the Novel,
London, 1957. Ramón Pérez de Ayala, Principios y finales de la novela, Madrid, 1958. Dorothy
Van Ghent, The English Novel. Form and Function, New York, London, 1961. Alan Dugald
Mckillop, The Early Masters of English Novel, Lawrence, University of Kansas Press, 1967.
Frederick R. Karl, The D evelopm ent o f the English N ovel in the 18th Century, London, 1975.
J. W. H. Atkins, English L iterary Criticism. 17th and 18th Centuries, London, 1954. George W at
son, The L iterary Critics, Penguin Books, 1962. The Pelican Book of English Prose (From the
Beginning to 1800), ed. by Roger Sharrock, Penguin Books, 1970. E ighteenth Century Prose,
ed. by D. W. Jefferson, en The Pelican Book of English Prose, vol. Ill, general ed. Kenneth
Allott, Penguin Books, 1956.
2 James Sutherland, Defoe, London, 1950. John R. Moore, Defoe: Citizen o f the M odem
World, Chicago, 1958. Daniel Defoe, R om ances and Narratives (16 vols.), ed. by G. A. Aitken,
London, 1895. Idem, Novels and Selected W ritings (14 vols.), Oxford, 1927-28. Idem, R obinson
Crusoe, Intr. by Guy N. Pocock, London, 1962. Idem, M oll Flanders, Intr. by G. A. Aitken, Lon
don, 1963. Idem, Roxana, ed. w ith an intr. by Ian Jack, Oxford, 1969. Idem, Captain Singleton,
Intr. by Jam es Sutherland, London, 1963. Idem, A Treatise. Concerning the Use and Abuse o f
the Marriage Bed, intr. by Maximilliam E. Novak, University of California, Los Angeles, 1967.
Literatura del siglo X V III 253
5 Daniel Defoe, Moll Flanders. Intr. by G. A. Aitken, London, Everyman’s Library, 1963,
pág. 75.
6 Roxana es el nom bre de una dam a persa, que fue m ujer de Alejandro Magno.
Literatura del siglo X V III 255
7 Sam uel Johnson, «Jonathan Swift», en Lives of the English Poets, London, 1779-81, ed.
by L. Archer H ind (2 vols.), London, Everyman, 1954. Henry Craik, Life of Jonathan Sw ift (2
vols.), London, 1894. J. Middleton Murry, Swift: A C ritical Biography, London, 1954. R. W. Jack
son, S w ift and his Circle, London, 1945. Jonathan Swift, Prose W orks (15 vols.), ed. by H erbert
Davis, Oxford, 1939-64. Idem, Poems (3 vols.), ed. by H arold Williams, Oxford, 1958. Idem,
Correspondence (6 vols.), ed. by H arold Williams, Oxford, 1963, Idem, Gulliver's Travels, fore
w ord by H arold Williams, London, 1956. Idem, A Tale of a Tub. The B attle of Books. Other
Satires. Intr. by Lewis Melville, London, 1968.
256 Historia de la literatura inglesa
modo, un libro p ara niños, sino que, m ás allá de las apariencias, se levanta
la protesta de Swift contra la m ezquindad del hom bre, su escasa personali
dad individual y su desconcierto colectivo. La obra consta de cuatro par
tes. En la prim era, el cirujano naval Gulliver relata su naufragio, y descri
be su llegada al país de Lilliput, donde todo está reducido a una escala
tan dim inuta, que los hombres, sus acciones, instrum entos y problemas,
resultan entre ridículos y graciosos. Los partidos políticos y las disensio
nes religiosas se satirizan en la descripción de los partidarios de los taco
nes altos o de los tacones bajos, o en la controversia sobre si hay que rom
per los huevos por la punta rom a o por la punta aguda. El decreto del
rey, según el cual debían rom perse por la punta aguda, creó en el país
grandes disturbios. La exposición de las actividades y preocupaciones de
los liliputienses es una sátira de la Inglaterra hanoveriana, y de las discu
siones, m anías políticas y defectos, que Swift veía en la sociedad de su
tiempo. Hoy se nos escapan muchos detalles o alusiones personales; pero
los enfrentam ientos de católicos y protestantes, las subdivisiones de éstos,
las divergencias entre conservadores y liberales, la oposición entre Inglate
rra y Francia y tantas otras referencias siguen siendo plenam ente percepti
bles para el lector actual que conozca la historia inglesa del período. En
el libro sobre Brobdingnag y sus habitantes, Swift orienta en o tra direc
ción su actitud crítica. Los súbditos del país de los gigantes no son ridícu
los, pero hacen, por contraste, ridículos y mezquinos a los europeos, cuyas
pequeñeces, tacañerías y frivolidades m iran con desprecio. Ellos pertene
cen a una civilización superior, ante la cual resulta despreciable la nues
tra 10. Los viajes de Gulliver por las islas y países de Laputa, Lagado, etc.,
y Japón, constituyen una sátira devastadora contra los filósofos, historia
dores, científicos e inventores. E n estos países, los sabios —cuyas mujeres
adoran a los extranjeros— están inm ersos en m aravillosas especulaciones
prácticas, que tienen la virtud de no servir p ara nada. En la Academia
de los Inventores de Lagado, hay un sabio profesor que se dedica a extrac
ta r luz solar de los pepinos; otro ha descubierto un procedim iento para
suprim ir el lenguaje, y un tercero ha inventado una m áquina autom ática
de escribir libros. En la Isla de los Brujos se evoca a los grandes hombres
del pasado, que atestiguan que los historiadores han llenado sus libros de
m entiras. En Luggnagg, Gulliver descubre una raza de hom bres inm orta
les, que le dem uestran que esta condición es una desgracia. La últim a par
te es devastadora, y al llegar el viajero —esta vez de capitán de barco—
al país de los Houyhnhnms, se encuentra con que éstos son caballos dota
dos de razón y de form as de vida superiores a las de los Yahoos, seres
despreciables parecidos a los hom bres. La descripción de los Yahoos es
una violenta sátira contra la raza hum ana. Como se puede intuir, los Gulli
ver’s Travels no constituyen tan sólo una narración novelada de gran fuer
za e interés literario, sino una sátira sangrienta de la Inglaterra y la Europa
10 De la información que sobre E uropa da Gulliver al rey del país de los gigantes, éste
deduce que la mayoría de los europeos «son la raza m ás perniciosa de menudos y odiosos
gusanos que la naturaleza ha consentido que se a rra stren sobre la superficie de la tierra»,
Gulliver's Travels, parte II, capítulo VI.
258 Historia de la literatura inglesa
EL ENSAYO PERIODÍSTICO
El periódico 13 es prácticam ente una invención del siglo X V III 14, y vie
ne a favorecer la introducción y divulgación del ensayo. El ensayo filosó-
fico-cultural, inaugurado por M ontaigne (1533-92), y cultivado por Bacon
y otros hum anistas, filósofos y teólogos, decae en la segunda m itad del
siglo XVII, p ara surgir, a principios del XVIII, en form a más am ena y ase
quible, que suele apartarse del estilo y los asuntos del ensayo renacentista.
11 La obra no sólo tuvo gran éxito de público, sino que fue elogiada por los intelectuales
y comentada por Pope y Gay en elogiosas cartas al autor. Carta de Pope a Swift, 16 de noviem
bre de 1726, y otra escrita conjuntam ente por Pope y Gay. Ver G. Guibillon, La littérature
anglaise p a r les textes, Paris, 1939, págs. 279-80.
12 The Journal to Stella (1722) es u n conjunto de 65 cartas, la mayoría de ellas escritas
en lenguaje infantil, p ara E sther Johnson y su amiga Rebecca Dingley. Aunque existen edicio
nes separadas de The Journal, lo m ás sencillo es acudir a ediciones completas de Swift. Por
ejemplo, Prose Works (15 vols.), ed. by H erbert Davis, Oxford, 1939-64.
13 El periodism o político inglés, con carácter regular, empezó hacia mediados del siglo
XVII con la G uerra Civil entre los republicanos y Carlos I. Tanto el rey como el Parlam ento
y Cromwell se sirvieron de la prensa periódica —los llamados «Mercuries»— como medio de
propaganda política de los bandos monárquico y republicano. Por ejemplo, el Mercurius-Aulicus
era el periódico de la Corte; el Mercurius Britannicus, el del Parlamento; el Mercurius Politicus,
el de Oliver Cromwell.
14 H. R. F. Bourne, English N ew spapers (2 vols.), London, 1887. W alter Graham, The Be-
ginnins of English Literary Periodicals, 1665-1715, Oxford, 1926. Idem, English L iterary Periodi
cals, New York, 1930. G. S. Marr, The Periodical Essayists of the Eighteenth Century, London, 1923.
15 Daniel Defoe, The Review , ed. by W. L. Payne, New York, 1951.
16 George A. Aitken, R ichard Steele (2 vols.), London, 1889. W. Connely, R ich ard Steele,
Literatura del siglo X V III 259
foe en The Review, sacó a la luz The Tatler, tam bién tres veces por semana,
al precio de u n penique. Su objetivo era proporcionar al lector el entreteni
m iento y la inform ación que, según se m anifiesta en el prim er número,
podía recogerse en los diferentes clubs londinenses de la época. Las magní
ficas dotes de observación de Steele, su inteligente hum or y sus cualidades
de dram aturgo hicieron de The Tatler el periódico m ás famoso de Londres.
En él se daban las noticias de sociedad, crítica teatral, poesía, literatura,
costum brism o y política, en secciones encabezadas con conocidos nom bres
de cafés, chocolaterías y clubs londinenses 17. Las noticias varias, como de
cía Steele, eran de su propia cosecha. A las pocas semanas, las distintas
secciones de The Tatler fueron cediendo paso a las notas y com entarios
de la vida diaria proporcionados por Steele, y el periódico se convirtió en
una serie de cuadros hum orísticos, orientadores y correctivos, que consti
tuían una am enísim a crítica de la sociedad. Con el tiempo, estos esbozos
se transform aron en una profunda, sim pática y aleccionadora visión de
m ultitud de aspectos de la hum anidad. Steele escribía con el nom bre de
Isaac B ickerstaff 18.
Se habían publicado ya 80 núm eros de The Tatler cuando Joseph Addi
son 19 regresó de Irlanda y empezó a colaborar en él. Steele apreció tanto
sus cualidades, que le cedió su puesto, y, de colaborador de The Tatler,
Addison se convirtió pronto en director de The Spectator, con Steele como
principal colaborador. The Spectator (1711-12; m ás algunos meses de 1714)
presentaba características propias: era u n a simple hoja de tam año folio,
que salía diariamente, no llevaba información, y consistía fundamentalmente
en un ensayo basado en cualquier hecho relevante o aleccionador, seguido
de algunos anuncios. El talento dram ático de Steele llevó a The Spectator,
ya en su segundo núm ero, una tertulia de personajes imaginarios, repre
sentantes de distintos estam entos, con cuya intervención y m ediante la ex
posición de sus opiniones y reacciones se realizaba la función social, m oral
y cultural del perió d ico 20. Los ensayos corrían a cargo, sobre todo, de
London, 1934. Richard Steele, The Tatler (4 vols.), ed. by George A. Aitken, London, 1898-99.
Idem, The Guardian (2 vols.), marzo de 1713-octubre de 1714. Idem, The Englishman, continua
ción de The Guardian: octubre de 1713-noviembre de 1715, ed. by Rae Blanchard, Baltimore,
1755. Idem, Correspondence, ed. by Rae Blanchard, Baltimore, 1941.
17 Las noticias galantes de placer y entretenim iento se publicarían bajo el título de «Will’s
Chocolate-House»; las de poesía, bajo el de «Will’s Coffee-Hóuse»; las de erudición, bajo el
de «The Grecian», y las de asuntos internacionales y nacionales, bajo el de «Saint Jam es’s
Coffee-House». Ver el número de The Tatler (12 de abril de 1709).
18 Isaac B ickerstaff fue el pseudónimo usado p o r Swift, en 1708-9, al escribir su folleto
The B ickerstaff Papers para ridiculizar el alm anaque del astrólogo John Partridge.
19 Samuel Johnson, «Joseph Addison», en Lives o f the English Poets, London, 1779-81, ed.
by L. Ancher Hind (2 vols.), London, Everyman, 1953. Peter Smithers, The Life of Addison,
Oxford, 1954. Joseph Addison, The Spectator, March 1711-December 1712; June-December, 1714
(5 vols.), ed. by Donald F. Bond, Oxford, 1964. Joseph Addison, Essays, (2 vols.), ed. by James
George Frazer, London, 1915. Joseph Addison, Letters, ed. by W alter Graham, Oxford, 1941.
20 Los m iem bros de esta tertulia im aginaria eran Mr. Spectator; sir Roger de Coverley,
baronet; un colegiado de Inner Temple, de gran probidad y saber, cuyo nombre no se mencio
na; sir Andrew Freeport, comerciante londinense, persona de gran talento y honradez; el capi
tán Sentry, hom bre demasiado sencillo p ara m ed rar en la c arrera militar; sir Will Honeycomb,
caballero muy conocedor de las modas y caprichos femeninos, y un clérigo que añadía a su
260 Historia de la literatura inglesa
santidad una gran dosis de sabiduría y buena educación. Ver el núm ero 2 de The Spectator,
2 de marzo de 1711, escrito por R ichard Steele.
21 Palabras de Steele en The Spectator, n.° 10, 12 de marzo de 1711.
Literatura del siglo X V III 261
22 Austin Dobson, Sam uel Richardson, London, 1902. B. W. Downs, Sam uel Richardson,
London, 1928. Alan D. McKillop, Richardson, Printer and Novelist, Chapel Hill, N. C., 1936.
R. F. Brissenden, Sam uel Richardson, London, 1958. Samuel Richardson, Novels (19 vols.), ed.
by A. Dobson and W. L. Phelps, Oxford, 1929-31. Idem, Pamela (2 vols.). Intr. by M. Kinkead-
Weekes, London, 1961. Idem, Clarissa (4 vols.), in tr. by John B utt, London, 1961. Idem, The
H istory o f S ir Charles Grandison (3 vols.), ed. w ith an intr. by Jocelyn H arris, London, 1972.
Idem, Fam iliar Letters (1741), ed. by B. W. Downs, London, 1928. Idem, Correspondence (6 vols.),
Anna L. Barbauld, London, 1804. Contiene una vida del autor.
23 La novela epistolar, de tono sentimental, inventada por Richardson, pasó a Francia con
La nueva Eloísa (1761), de Rousseau; a Alemania, con Las desventuras del joven W erther (1774),
de Goethe; a Italia, con Las últim as cartas de Jacobo Ortis (1798), de Hugo Foscolo. En España,
la novela richardsoniana está representada p or La Leandrá (Madrid, 1797), de A. Valladares
y Sotomayor; La Serafina (1798, 3.a edición, Madrid, 1802), de José Mor de Fuentes, y La filóso
fa p o r am or (Salamanca, 1799), de Francisco de Tójar.
262 Historia de la literatura inglesa
24 Ver Pamela, London, Everym an's Library, vol, I, págs. 147-155 y 186-194.
Un esquemático avance de la Pam ela de Richardson se encuentra en una narración de Ga
briel Harvey (1545-1630). Ver el estudio de Patricia Shaw, «A Sixteenth Century Pamela: Ga
briel Harvey’s. A Noble Mans Sute to a Cuntrie Mai de», en H omenaje a Esteban Pujáis, Asocia
ción Española de Estudios Anglo-Norteamericanos, Universidad de Oviedo, 1981.
Literatura del siglo X V III 263
28 Son de gran eficacia satírica la declaración form al que sir H argrave Pollexfen hace a
H arriet, con la enfadosa enum eración de sus cualidades, y los intentos de disuasión de la jo
ven, seguidos de una rotunda negativa. Es serguro que Jane Austen tuvo presente esta situa
ción y la actitud de sir H argrave Pollexfen y H arriet, cuando escribió la irónica escena de
la declaración de Mr. Collins a Elizabeth Bennet, en Pride and Prejudice. Ver The H istory o f
S ir Charles Grandison (3 vols.), ed. w ith an intr. by Jocelyn H arris, London, Oxford University
Press, 1972, vol. I, L etter XXII.
29 La brillante aventura de la liberación de H arriet p o r Charles Grandison tiene lugar en
la carretera que conduce a Hounslow, cuando el coche en el que sir Hargrave Pollexfen llevaba
a la joven es alcanzado por el de sir Charles. Ver The H istory of Sir Charles Grandison, idem,
vol. 1, L etter XXVII.
Literatura del siglo X V III 265
sus cualidades literarias. Otro aspecto interesante de Richardson es que
su m érito no está en la elaboración de, argum entos, sino en la creación
de personajes y situaciones, que se esbozan y perfilan pulcram ente, en to
dos sus contornos, m ediante el procedim iento epistolar. Finalmente, hay
que tener en cuenta que al analizar m inuciosam ente los sentimientos de
los protagonistas y los motivos de sus acciones, Richardson se revela como
un gran m aestro del tiempo lento y el precursor de Proust en su utiliza
ción 30.
33 Conviene tener en cuenta desde el principio que, sin el Quijote, la obra novelesca de
Fielding sería poco menos que inconcebible.
34 Por ejemplo, cuando Joseph yace desnudo al lado de la carretera, después de haber
sido asaltado y robado por los ladrones, ninguno de los honorables viajeros del coche que
pasa quiere atenderle, por prudencia o p o r modestia. El único que lo am para es el mozo de
muías, que, con un juram ento, le arro ja el capote, no simplemente p ara que se cubra, sino
p a ra que no se m uera de frío. Sólo entonces puede ser admitido en el coche con las damas
y caballeros que en él viajan.
35 Tom Jones consta de dieciocho libros, estructurados en tres grupos de seis. Estos gru
pos constituyen las tres partes de la obra y los tres escenarios en que se realiza la acción.
Los seis prim eros libros relatan lo que sucede en la mansión de Mr. Allworthy, en Som ersetshi
re. Los seis siguientes narran las aventuras de los protagonistas desde la casa de Mr. Allworthy
h asta Londres, pasando por la ciudad de Upton, donde se desarrollan los famosos episodios
de la hostería. Los seis últim os explican lo que sucede en Londres; las páginas finales descri
ben la felicidad de la pareja protagonista y el regreso de todos al lugar de origen, en
Somersetshire.
Literatura del siglo X V III 267
En el siglo xviii las jóvenes hum ildes solían ser presa de las apetencias
de los señores o señoritos. Fielding altera esta especie de código; en Tom
Jones, es la herm ana de Mr. Allworthy la que tiene u n hijo de Mr. Summer,
un joven a quien Mr. Allworthy ayuda en su carrera sacerdotal y que pasa
una tem porada con los Allworthy, y después muere. Miss Bridget Allworthy,
incapaz de hacer frente a la situación, logra astutam ente de Jenny Jones
que acceda a pasar por la m adre del niño; de aquí el apellido de Tom.
Aunque, con tal estigma, Jenny Jones va de m al en peor, finalm ente puede
dem ostrar la identidad de Tom, casarse con Parson Supple, y asegurarse
una pensión de 60 libras anuales, que le proporcionará Mr. Allworthy. Otro
aspecto curioso de la m oral sexual de Tom Jones es la desenvoltura del
protagonista con las m ujeres (Molly Seagrim, Mrs. W aters —Jenny Jones—
y lady Ballaston), a pesar de e sta r enam orado de Sophia. Tom es un joven
im petuoso y atolondrado, y, en el am biente en que vive, no puede ni soñar
que va a casarse con Sophia, po r m ucho que él lo desee. Dadas estas cir
cunstancias y la m anera de ser de Tom, no es extraño que, aun sintiendo
la m ayor devoción por Sophia, le sea físicam ente infiel. Tom Jones no hace
m ás que seguir la ética varonil tradicional durante siglos de historia euro
pea, y se divierte deportivam ente con las m ujeres que le salen al paso,
h asta que Sophia se afirm a realm ente en su destino.
Amelia (4 vols., 1751) es la últim a novela de Fielding, mucho m ás conse
guida de lo que se afirm a con frecuencia. Es fruto de cierta alteración
del concepto del m undo que se operó en el autor a consecuencia de sus
cargos de juez y m agistrado, a p a rtir de 1748. En Amelia se percibe un
apasionam iento y un sentim entalism o que excluyen de la obra el equilibrio
entre los elementos de la vida que vemos en Tom Jones. Pero Am elia tiene
un m érito especial; m ediante la detallada descripción de la picaresca y el
vicio de los barrios bajos londinenses, Fielding crea con ella la novela de
suburbio. Es la historia de una m ujer bonita y buena, que tiene que luchar
p ara conservar su integridad m oral, por la incapacidad de su m arido, que
no sabe cum plir con los deberes de esposó y de padre, y va a la cárcel
por deudas. La devoción y la paciencia de Amelia consiguen sacar adelante
a la fam ilia y perdonar la inconsistencia y la infidelidad del m a rid o 37.
Aparte la desaparición tem poral de la confianza entre m arido y m ujer, que
es un punto capital en la novela, Amelia es sobre todo una exposición y
censura de ciertos desajustes sociales: la injusticia de la ley de deudas y
el escándalo que suponían las cárceles en que se recluía a los deudores.
Fielding, que empezó su carre ra como d etractor de Richardson, tom a en
su últim a novela un sesgo que, en estilo y sentimientos, parece francam en
te richardsoniano 38. Por o tra parte, en cuanto a la relación de la vida de
37 En The English Novel (1912), W alter Raleigh estim a que la figura de Amelia es el ca
rácter femenino mejor trazado de toda la novelística inglesa. Sophia es maravillosa; pero Ame
lia la supera. En realidad, es el retrato femenino m ás sobresaliente de la galería de Fielding,
y una idealización de Charlotte, su p rim era mujer.
38 Como dice A. R. Humphreys en su introducción a la edición de Amelia (Everyman's
Library, 1962), esta obra es la culm inación de la defensa de la virtud y la religion p or Fielding.
Y uno de los propósitos del autor es p ro b ar que la virtud y la religión no son simples conceptos
Literatura del siglo X V III 269
los suburbios y el encarcelam iento por deudas, apunta directam ente a Dic
kens y a la tendencia hum anitaria victoriana. Sus años de m agistratura
suavizaron la visión del m undo que Fielding había expuesto en sus novelas
anteriores, y la consecuencia literaria fue Amelia.
Interesa citar tam bién su sátira de la grandeza, The Lije of Mr. Jona
than Wilde the Great (1743). Es la dem ostración de que, lam entablem ente,
lo que se llam a grandeza no siem pre coincide con la m agnanim idad o la
bondad. Como escribe Fielding: «No existen dos cosas m ás diferentes, pues
la grandeza consiste en abrum ar a los hom bres con toda clase de m alda
des, y la bondad, en evitárselas» 39. Pero cuando la grandeza y la bondad
se amalgaman, entonces se produce la verdadera grandeza, es decir, la mag
nanim idad. La narración está basada en la vida de Jonathan Wilde, célebre
bandido ajusticiado en 1725, y en ella se contrasta irónica y simbólicamen
te la figura del protagonista con la de los grandes conquistadores de la
H istoria. ¿Es que Alejandro Magno, Julio César, Carlos XII de Suecia, Luis
XIV de Francia y otros hom bres considerados grandes han sido auténticos
bienhechores de la hum anidad? Éste es un im portantísim o aspecto de la
sátira de Fielding.
The Journal of a Voyage to Lisbon (1754) es su últim a obra, y, como
el título expresa, un diario de su infructuoso viaje a Lisboa en busca de
la curación. Aunque su autor presentía que la m uerte se avecinaba, el Jour
nal tiene la m ism a vivacidad y atractivo que sus novelas. Los retratos de
personas, los com entarios sobre los hom bres y la vida, las descripciones
de escenas hum anas y naturales, conservan el firm e trazo del gran escritor
Henry Fielding.
R ichardson y Fielding son los grandes orientadores de la novelística
inglesa durante todo un siglo y, aparte Goldsmith, que reúne cualidades
de ambos, la m ayoría de los novelistas siguieron la dirección psicológica
y detallista del prim ero, o la narrativa directa del segundo. Smollett, Ster
ne y Goldsmith, sus contem poráneos o sucesores, aunque no tan im portan
tes como ellos son notabilísim os cultivadores de la novela.
teóricos, sino puntales que tienen fuerza auténtica en la vida. En Amelia, Fielding establece
un esquema de sociedad ejemplar, en la que destaca una caridad razonable, derivada de la
moral cristiana, que no suele existir, p or lo general, en el mundo. A m elia es una novela de
ejem plaridad personal, fam iliar y social, de gran m aestría y calidad artística, cuyo valor nove
lístico, discutido por algunos críticos, no tiene paralelo hasta Dickens, Thackeray y George Eliot.
39 The Life o f Jonathan Wilde the Great, Libro I, capitulo I.
40 R obert Anderson, The Life of Sm ollett, Edinburgh, 1806. George M. Kahrl, Sm ollett:
Traveller-Novelist, Chicago, 1945. Tobias Smollett, Works (12 vols.), ed. by W. E. Henley and
Thomas Seccombe, London, 1899-1901. Idem, R oderick Random . Intr. by H. S. Hodges, London,
1958. Idem, The A dventures of Peregrine Pickle, ed. by James L. Clifford, Oxford, 1964. Idem,
The E xpedition of H um phry Clinker. Intr. and notes by L. Rice-Oxley, Oxford, 1967. Idem, Let
ters, ed. by E. S. Noyes, Cambridge, Mass., 1926.
270 Historia de la literatura inglesa
43 W ilbur L. Cross, Life and Times of S tem e (2 vols.), New Haven, 1929. J. Traugott, Ster
n e ’s Philosophical Rhetoric, Los Angeles, Berkeley, 1954. Laurence Sterne, Works (12 vols.),
ed. by W ilbur L. Cross, New York, 1904. Idem, Selected Works, ed. by Douglas Grant, London,
1950. Idem, Tristram Shandy. Intr. by George Saintsbury, London, 1964. Idem, The Sentim ental
Journey and The Journal to Eliza. Intr. by Daniel George, London, 1966. Idem, Letters, ed.
by Lewis P. Curtis, Oxford, 1935.
44 Es evidente el aprecio de Sterne por Cervantes, y reconocida la influencia de Don Qui
jote en Tristram Shandy, obra en que se hacen alusiones a la obra cervantina. En el capítu
lo XII del Libro I, Sterne se refiere incluso a «un tono cervantino». Y en la Invocación del
Libro IX escribe: «Gentil espíritu del más suave hum or, que p o r vez prim era te posaste en
la fácil plum a de mi querido Cervantes.»
272 Historia de la literatura inglesa
45 Ver el hum orístico noviazgo del capitán Toby y la viuda Mrs. W adman en el libro IX
de Tristram Shandy.
Literatura del siglo X V III 273
46 Austin Dobson, Life of Goldsmith, London, 1888. W illiam Freeman, Oliver Goldsmith,
London, 1951. Ralph M. Wardle, O liver Goldsmith, Lawrence, Kansas, 1957. Oliver Goldsmith,
The Vicar of W akefield (publicadao conjuntamente con sus dramas), ed. w ith glossary index
and notes by C. E. Doble, Oxford, 1936. Idem, Selected Works, ed. by Richard Garnett, London,
1950. Idem, Works (5 vols.), ed. by J. M. W. Gibbs, London, 1884-86. Idem, Collected Letters,
ed. by K atharine C. Balderstone, Cambridge, 1928.
274 Historia de la literatura inglesa
47 En la anécdota que James Boswell relata en su biografía del Dr. Johnson dice que, una
mañana, Johnson recibió un recado urgente de Goldsmith que le rogaba que fuera a su casa,
ya que él no podía ir a la de Johnson. La casera de Goldsmith lo había encerrado en su aposen
to porque no le pagaba el alquiler. Johnson, que suponía lo que podía ocurrirle, le envió una
guinea por delante, y después fue a ver lo que pasaba. Encontró a Goldsmith desalentado
ante una botella y le preguntó qué sucedía. E nterado del caso, le pidió algún trabajo del cual
se pudiera sacar provecho. Goldsmith le entregó el m anuscrito de The Vicar o f Wakefield.
Johnson le echó una ojeada, apreció en seguida su valor, y se lo presentó a u n librero, que
le pagó por él 60 libras, cantidad muy apreciable en aquellos tiempos, sobre todo teniendo
en cuenta las circunstancias en que se hallaba el autor. Sin embargo Goldsmith alardeaba
ante Boswell de haber recibido 400 libras p o r la novela. Ver James Boswell, The Life o f Sam uel
Johnson, vol. I, London, 1831, págs. 426-428.
Literatura del siglo X V III 275
de pena. El Dr. Prim rose sufre todas estas calam idades con resignación,
ayudado por Dios y por su intrínseca bondad de carácter.
Al trasladarse al nuevo beneficio, los Prim rose habían conocido en el
camino a un caballero de unos trein ta años, agradable y bondadoso, culto
y un tanto excéntrico, aparentem ente arruinado, llam ado Mr. Burchell. Es
te personaje, noble figura varonil, sobre todo en el aspecto m oral, visita
a m enudo a los Prim rose, cuando ya están en su nuevo destino. Sale al
campo con ellos, entabla una profunda am istad con Sophia y, como conoce
dor del lugar, hasta se perm ite sugerir los jóvenes con quienes pudieran
casarse las hijas. Por supuesto, Mrs. Prim rose no quiere ni oír hablar de
este asunto, pues tiene aspiraciones más altas. La figura de Mr. Burchell,
aunque resu lta algo enigmática, inspira confianza al lector; la serenidad,
la concreción y la refrenada autoridad con que actúa hacen suponer que
se halla en una situación de tanteo, pero que tiene grandes resortes en
sus m anos. Todo llega a un térm ino feliz. Mr. B urchell resulta ser el baro
net sir W illiam Thornhill, el verdadero señor del lugar. Gracias a él se
averigua el paradero de Sophia, cuyo secuestro había sido tam bién dis
puesto por su sobrino, el señorito Thornhill, cuya falta de principios y des
consideración quedan patentes. Sophia, que ha salido indemne de la aven
tura, se casa con sir William, por quien sentía desde el prim er momento
una decidida inclinación; la m uerte de Olivia ha sido una falsa alarma,
y además, resulta válido su m atrim onio con el seductor; el Dr. Prim rose
recobra incluso su fortuna prim itiva y, finalmente, el capitán George, ende
rezados los asuntos económicos y fam iliares, y niveladas las distancias so
ciales, puede casarse con su novia Arabella, una herm osa heredera, de cu
ya fam ilia le habían distanciado tem poralm ente las desgracias que pesaban
sobre los suyos.
The Vicar of W akefield es, en el fondo, un idilio; una amable comedia
de la vida fam iliar y, aparte ciertas villanías, de la caridad hum ana. Es
la p intura de unas personas buenas, cuya confianza en Dios y paz interior
las resguarda de toda tem pestad externa. En esta obra, el vagabundo solte
rón que fue Goldsmith consigue plasm ar casi líricam ente los consuelos de
la vida fam iliar, de los que él ha carecido. La novela no es un reflejo de
la realidad tal como era, sino como Goldsmith quería que fuese: el final
dichoso es fruto de los buenos deseos del autor. La vida no suele ser así.
Pero el a u to r siente demasiado cariño por la persona del Dr. Prim rose para
hacerle cam biar de actitud ante la vida práctica: Prim rose y Goldsmith
son dem asiado parecidos. Y aun sin hacerle rectificar —que es cuando la
obra, de ser una lección, tendría lógica—, le colma, hacia el fin, de toda
clase de recom pensas. El personaje bueno, pero realista y varonil, de la
novela es Mr. Burchell (sir William Thornhill), cuya prudente m anera de
actuar —en muchos casos distinta de la del vicario—, orienta y saca a flote
a la fam ilia Prim rose. Con todo, la figura del vicario es cautivadora, y la
sim patía del lector se va con él, como con la im próvida y desorientada,
pero bondadosa y sim pática idiosincrasia del propio Goldsmith.
276 Historia de la literatura inglesa
LA NOVELA GÓTICA
H acia fines del siglo XVIII aparece en Inglaterra una corriente novelís
tica, de filiación prerrom ántica, que corresponde al despertar de la imagi
nación experim entado en la poesía y presentido por la crítica. Se tra ta de
la novela gótica —o de t e r r o r 48—, que es el precedente de las narracio
nes de h o rro r y de crimen, tan populares en épocas posteriores. Cualquiera
que sea su valor literario intrínseco, no se puede pasar por alto este fenó
meno, pues algunas de estas novelas ascendieron a niveles superiores del
arte e influyeron en la novelística de Scott, de Mary Shelley, de las herm a
nas Brontë, y afectaron incluso a determ inados aspectos de la poesía ro
m ántica.
48 Edith Birkhead, The Tale o f Terror: a Study of the Gothic Romance, London, 1921. Mon
tague Summers, The Gothic Quest, London, 1938. Devendre P. Varma, The Gothic Flame, Lon
don, 1957.
49 R. W. Ketton-Cremer, Horace Walpole. A Biography, London, 1946. S. W. Lewis, Horace
Walpole, New York, 1961. Horace Walpole, The Castle of Otranto, ed. by Philip H enderson
en Sh orter N ovels of the E ighteenth Century, London, 1956, Idem, M em oirs and Portraits, ed.
by M atthew Hodgart, London, 1963. Idem, L etters (19 vols.), ed. by Mrs. Paget Toynbee, Oxford,
1903-5; 1918-25.
Literatura del siglo X V III 277
55 Son muy interesantes las cartas en que Eveline expone sus im presiones al llegar p o r
prim era vez a Londres, a la mansión de lady Howard (Letter VIII); la excitación de la joven
ante las perspectivas de su prim era salida al teatro de Drury Lane (Letter X); la descripción
del deleite que le causa el modo de ser y la compañía de lord Orville (Letter XVIII), y, finalmen
te, el irreprim ible grito de felicidad de Evelina, en la nota que le escribe a su tutor, el reveren
do Mr. Villars, la m ism a m añana de su enlace con lord Orville (Letter LXXXIV). Ver Fanny
Burney, Evelina, or a Young Lady's Entrance into the World, London, 1958. ■
56 A Fanny Burney la im itaron con acierto C harlotte Smith, Mrs. Agnes M aria Bennett
y Eliza Blower, escritoras populares de no poca habilidad, capaces de delinear caracteres y
describir situaciones guiándose p or u n modelo original, y cuyas obras, de orientación didácti
ca, son más sentim entales y m elodram áticas que las de Fanny Burney.
280 Historia de la literatura inglesa
Los años que van desde principios del siglo XVIII hasta m ediados del
XIX constituyen el período de m enor esplendor en la historia del teatro
inglés. Con la excepción de una reducida selección de nom bres, toda la
m asa de literatu ra dram ática com prendida en estos ciento cincuenta años
carece del interés vital que inspiró el teatro isabelino y el teatro posterior
a Shakespeare, y está desprovista de la exquisita elegancia y donaire que
dom ina la escena del período de la Restauración, sobre todo en la comedia.
Num erosas razones pueden aducirse para explicar esta decadencia. La p rin
cipal es, probablem ente, el desajuste entre el gusto del público y el de los
autores, que no acertaron a in te rp re ta r el espíritu de la época. Los escrito
res, llevados de su afán aleccionador, o bien se desviaron hacia el lado
sentim ental, con la comedia m oralista y sensiblera, o se dejaron a rra s tra r
por el anacrónico engolam iento trágico de los clásicos franceses. Por o tra
parte, el público creciente, integrado en su m ayoría por ciudadanos de la
clase media, ya no podía aceptar el am oralism o artístico que había diverti
do al lim itado auditorio cortesano de la Restauración; además, dicho públi
co no carecía de exigencias, y quería obras m ás vitales que las que general
m ente se le presentaban. Pudo haber todavía otra razón: la censura qúe
se ejercía a veces sobre el teatro. En 1737, po r ejemplo, sir Robert Walpole,
irritad o po r los dram as de sátira política de Henry Fielding, lim itó el dra
m a durante varios años por m edio del Licencing Act, y localizó todas las
representaciones en dos teatros, el D rury Lane y el Covent Garden, hasta
que en 1743 se habilitaron nuevos teatros. La causa intrínseca, sin em bar
go, fue la ausencia del verdadero genio dram ático, y la desviación de la
actividad literaria hacia la poesía y la novela.
De todos modos, a pesar de la m odesta calidad de los autores, y del
escaso valor intrínseco de las obras teatrales, el siglo XVIII es histórica
m ente interesante por la variedad de géneros dram áticos y direcciones que
en él se m anifiestan: los elem entos derivados de la Restauración, la nueva
corriente del dram a sentim ental, la tragedia neoclásica, la tragedia burles
ca, la com edia m usical, el dram a fam iliar y la excelente comedia del últim o
tercio de siglo creada por Goldsm ith y Sheridan '.
1 Allardyce Nicoll, A History o f English Drama, 1660-1900, vol. II: Early Eighteenth Cen
tury Drama, Cambridge, 1961, vol. Ill: Late Eighteenth Century Drama, Cambridge, 1961. Frede
rick S. Boas, An Introduction to Eighteenth Century Drama, 1700-1800, Oxford, 1965. F. W.
Bateson, English Comic Drama, 1700-1750, Oxford, 1929. John Loftis, Comedy and Society from
Congreve to Fielding, Stanford University Press, 1966.
Literatura del siglo X V III 281
dente, ap arece a p rin cip ios del sig lo XVIII un m o d elo de dram a sentim en
tal en el que en cuentran cabida la p a sió n y la d elicad eza afectiva.
2 F. D. Senior, The Life and Times o f Colley Cibber, London, 1928. Colley Cibber, Drama
tic Works (5 vols.). Contiene una biografía del autor, escrita p o r D. E. Baker, London, 1777.
3 Susannah Centlivre, The Dramatic Works (3 vols.), London, 1872.
282 Historia de la literatura inglesa
TENDENCIA TRÁGICA
5 The Concious Lovers logró un éxito rotundo, y se tradujo inm ediatamente al alemán y
al francés. Ejerció una influencia enorm e en la corriente europea que tendía a la llamada
«comedia lacrimosa».
6 Samuel Johnson, ver «Nicholas Rowe» en The L ives o f the English Poets (4 vols.), Lon
don, 1779-81, ed. by L. Archer Hind (2 vols.), London, Everyman, 1954. Nicholas Rowe, Works
(2 vols.), ed. by Anne D. Devenish, London, 1747 (4 vols.), 1756, 1766 (2 vols.), 1792. Idem, Three
Plays: Tamerlane, The Fair Penitent, Jane Shore, ed. by J. R. Sutherland, 1929.
284 Historia de la literatura inglesa
10 H enry Fielding, The Tragedy of Tragedies, or The Life and Death of Tom Thumb the
Great, en la selección de John Hampden, Eighteenth Century Plays, London, 1961. V er la biblio
grafía de H. Fielding en el capítulo VII, subcapítulo 2, de este libro.
11 John Gay, Works (6 vols.), con un prólogo de Samuel Johnson, London, 1795. Idem, Poe
tical Works. Contiene The Beggar’s Opera, Polly, y otros dram as, ed. by G. C. Faber, Oxford,
1921. Idem, The Beggar’s Opera, en la selección de John Hampden, Eighteenth Century Plays,
London, 1961.
12 The Beggar’s Opera, rechazada p o r Colley C ibber para el teatro D rury Lane, fue puesta
en escena por John Rich en su pequeño teatro de Lincoln’s Inn Fields con tanto éxito, que
por todo Londres se decía hum orísticam ente que la obra había hecho a «Gay rich and Rich
gay»: «a Gay, rico, y a Rich, contento». V er la introducción de John Hampden a Eighteenth
Century Plays, London, 1961, pág. X. El m ayor éxito teatral de B ertolt Brecht, Dreigroscheno-
p e r (La ópera de tres pesetas, 1931), deriva de la comedia de John Gay, aunque el ataque que
Gay lanza contra la nobleza conservadora de su país Brecht lo transform a en la exposición
de un fatalism o social sin remisión.
286 Historia de la literatura inglesa
EL DRAMA FAMILIAR
Más efectivo que las form as exageradas del dram a sentim ental, y m ás
arraigado que la tragedia neoclásica en las realidades de la época, resulta
el dram a fam iliar, género que constituye una de las direcciones dram áticas
más acertadas de la prim era, y aún más de la segunda m itad del siglo XVIII.
E sta m odalidad de dram a deriva de la que se estilaba en el período isabeli-
no, con Dekker y Heywood, por ejemplo, aunque en manos de ciertos auto
res del siglo de las luces vino a revestirse de un nuevo realismo. Estos
dram aturgos del siglo xvm intentaron reproducir, de una m anera emotiva
y directa, ciertos aspectos de la vida de la clase media, aunque a veces
se dejaron dom inar por un im pulso m elodram ático. No hay que p erder de
vista que la clase m edia constituía una zona del público teatral que en
este siglo se hallaba en continuo desarrollo.
13 George Lillo, Works (2 vols.), ed. by T. Davies, London, 1755. Incluye una biografía del
autor. Idem, The London Merchant, or The H istory of George Barnwell, en la selección de John
Hampden, Eighteenth Century Plays, London, 1961. Idem, The London M erchant y Fatal Curio
sity, ed. by A. W. Ward, London, 1906.
Literatura del siglo X V III 287
(El m ercader de Londres, 1731), dram a en prosa situado en el ambiente
diario de la vida m ercantil. Deriva de la antigua balada «George Barnwell»,
donde se lleva por prim era vez al dram a trágico la tenebrosa historia de
un joven empleado de comercio cuya vida acaba mal. El argum ento de The
London M erchant tra ta de cómo Millwood, perversa cortesana, seduce al
joven aprendiz de m ercader, George Barnwell. Barnwell podría encontrar
su perfecta pareja en María, la hija del dueño del negocio, que se ha ena
m orado de él. Pero está tan ofuscado por el hechizo de su amante, que
no sólo roba a su amo y engaña a su amigo íntimo, sino que, inducido
por Millwood, asesina a su tío p ara robarle. Por este crimen, Barnwell y
Millwood son condenados a m uerte. M aría ayuda a George Barnwell en
todo lo posible. Demasiado tarde, el joven se da cuenta de quién es verda
deram ente María, y de lo que perdió al alejarse de ella. Con todas sus limi
taciones y crudezas, The London Merchant, obra m editativa y de ambienta-
ción prerrom ántica, parecía ab rir nuevas posibilidades. Tiene escenas —co
mo la final— muy emotivas y logradas. Se tradujo al alemán, al francés
y al holandés, y fue recom endado por Diderot, y po r Lessing, que lo imitó.
Con Fatal Curiosity (1736) Lillo volvió a insistir en el dram a burgués de
intención m oralizadora y tono lindante en lo trágico. Su argum ento desa
rrolla los incidentes que ocurren en el seno de una fam ilia empobrecida
por los derroches del padre, cuyo hijo tiene que p a rtir hacia las Indias
p ara hacer fortuna. Después de haberse enriquecido, el joven regresa a
su país, en donde le espera su novia, que de momento no le reconoce, hasta
que él le revela su identidad. Esto le sugiere la idea de d ar una sorpresa
a sus padres, si tam poco éstos le reconocen por lo tostado que está y por
su extraña indum entaria. Al llegar a su casa, pide hospedaje. Sus padres
lo tom an por un opulento indiano, y él no descubre su identidad, a fin
de tener el placer de sorprenderlos agradablem ente en el m om ento oportu
no. La sorpresa se produce al revés, pues el joven desconocido es asesinado
por sus propios padres, avarientos de sus riquezas, m ientras descansa en
su aposento. Al aparecer la am ada para celebrar la llegada de su novio,
sólo tiene tiem po p ara recoger sus últim os suspiros y ver cómo, al descu
brirse la fatal equivocación, el padre m ata a la m adre y luego se suicida.
El dram a, de tres actos, en verso, está m uy bien construido, pero tiene
muchos elem entos sentim entales y una desm esurada tendencia al sensacio-
nalismo, claram ente dem ostrada en el desenlace. Fue prologado por Fiel
ding.
Cumberland. Las condiciones del tea tro de la últim a parte del siglo
XVIII, en cuanto al público y a sus preferencias, no difieren mucho de las
de principios del mismo siglo. Persiste una constante afición al dram a sen
tim ental y pasional, cuyas posibilidades explotan algunos dram aturgos hasta
la extravagancia. Dramas de esta clase no aportan valores perm anentes
a la tradición bien cim entada del teatro inglés; pero interesan histórica
mente, y desde un punto de vista ético, p ara el estudio de los cambios
de gusto, y porque dem uestran la existencia de distintas m odalidades dra
m áticas. Una obra característica de este estilo es The West Indian (El in-
288 Historia de la literatura inglesa
14 S. T. Williams, R ichard Cum berland: His Life and Dramatic Works, New Haven, 1917.
Richard Cumberland, The W est Indian, en la selección de John Hampden, Eighteenth Century
Plays, London, 1961.
15 Ver The W est Indian, acto I, escena 5; acto IV, escena 3.
Literatura del siglo X V III 289
Obras con las características de las descritas h a sta aquí no abrían pers
pectivas dem asiado halagüeñas para la escena inglesa del siglo XVIII. A pe
sar de los relativos aciertos de John Gay en The Beggar’s Opera y de Geor
ge Lillo en The London Merchant, faltaba en el teatro inglés de aquel siglo
algún hom bre de genio. Por fortuna, alrededor del decenio 1770-80, apare
cieron Goldsmith y Sheridan. Estos dos dram aturgos, con muy pocas obras,
algunas de gran exquisitez, crearon un m om ento tan brillante —si bien
efím ero— como el de la Restauración: un teatro vivo, penetrado de verda
dera emoción, dotado de un trasfondo hum orístico de gran calidad y sana
am bientación m oral.
16 W illiam Freeman, O liver Goldsm ith, London, 1951. Oliver Goldsmith, The Plays of Oli
ver Goldsm ith, together w ith «The Vicar of Wakefield», edición de C. E. Doble, Oxford, 1936.
Idem, Poem s and Plays, con introducción de Austin Dobson, London, 1954.
290 Historia de la literatura inglesa
amigo suyo que vive en el campo y que está conform e con tal enlace l7.
Por tal motivo, Young Marlow y su amigo H astings em prenden el viaje
hacia el lugar. Aparentemente se extravían, y, al llegar a la taberna de
The Three Jolly Pigeons, preguntan por una posada, pues es ya anochecido.
El divertido Tony Lampkin les recom ienda la casa de los Hardcastle. La
comicidad de la situación salta a la vista, y el equívoco, además de gracio
so, resulta ú til p a ra el desarrollo de la tram a amorosa. Young Marlow es
extraordinariam ente tím ido ante una m ujer de calidad como Miss Catheri
ne H ardcastle; por eso, ella, advertida por su padre y especialmente por
su prim a Constance, la enam orada de Hastings, finge ser la criada de la
venta. Cuando la situación se aclara, Young Marlow se halla seriam ente
comprometido; si, por un lado, desearía obedecer a su padre, por el otro
no cree que la joven de quien se ha enam orado sea la misma que aquella
con quien quisiera verle casado su padre. Las cosas se solucionan a gusto
de todos, una vez aclarado el enredo: Young Marlow se casa con Miss H ard
castle, y su amigo Hastings, con su novia Constance Neville, la sobrina
de la casa. La falta de verosim ilitud en el desdoblam iento de la, personali
dad de Miss H ardcastle queda superada por el hecho de que Young Mar
low, cuando la ve vestida de auténtica señorita, no se atreve a hablarle
ni siquiera a m irarla, actitud que cam bia radicalm ente cuando se la en
cuentra vestida con sencillez. Para Young Marlow, por tanto, se trata de
dos personas, y la joven que él quiere es la hum ilde. Esto es causa de va
rios m alentendidos, y cuando Marlow padre y Mr. H ardcastle, confundidos
por la distinta información, quieren asegurarse de lo que pasa con sus h i
jos, tienen que re c u rrir al procedim iento del biombo para oír desde detrás
de él las m anifestaciones de am or que Young Marlow dirige a la hija de
la casa en una ocasión en que ésta va hum ildem ente vestida. He aquí la
función del título: hum illarse p a ra triunfar, que es lo que Miss H ardcastle
realiza con gran comicidad y éxito rotundo 1S.
Sheridan. El segundo gran dram aturgo de fines del siglo xviil es Ri
chard B. Sheridan (1751-1816)19. Su carrera dram ática fue lamentablemen
te breve. Si la vida de Goldsmith tiene un tono m ás bien gris, la de Sheri-
17 La entrada de Miss H ardcastle en escena es fascinante. Por el diálogo que sostiene con
su padre se inform a de que esperan la visita de Young Marlow. Después, por su prim a Miss
Neville, que conoce a Young Marlow, amigo de su novio Hastings, se entera de las cualidades
y modo de ser de su posible pretendiente. Estas escenas de) p rim er acto son de singular dono
sura femenina y sano humorismo, y orientan la obra hacia el éxito.
18 Son muy agudas algunas de las observaciones —irónicas o serias— de Mr. Hardcastle.
Por ejemplo, al principio de la obra, viendo a su hija m ejor ataviada de lo que él suponía
que debía ir a esa hora, le dice: «¡Bendito sea Dios! ¡Qué superflua cantidad de seda llevas
encima, criatura! ¡Nunca he podido hacer creer a los tontos de nuestro tiempo que los hum il
des podrían vestirse con los perifollos de los vanidosos!» Y al final, al entregar a su hija a
Young Marlow, lo hace con estas palabras: «Si resulta tan buena esposa como hija, no creo
que te arrepientas del negocio. Anda, muchacho, tómala; y si te has engañado con ella cuando
era doncella, deseo que jam ás te engañes con ella cuando sea tu mujer.»
19 W alter Sichel, Sheridan. From new and original material (2 vols.), London, 1909. Lewis
Gibbs, Sheridan, London, 1947. Richard B. Sheridan, Plays. Intr. and notes by Lewis Gibbs,
London, I960.
292 Historia de la literatura inglesa
20 Mrs. Malaprop, tía y tu to ra de Lydia, tiene la costum bre de u tilizar inadvertida y fre
cuentem ente una palabra culta o literaria p o r otra. Por ejemplo: «controvertible» en vez de
«irrefutable», «progenie» en vez de «prodigio», «ortodoxia» en vez de «ortografía» (acto I, esce
na 2). De ahí la procedencia del vocablo inglés «malapropism».
21 Acto V, escena 3.
Literatura del siglo X V III 293
22 Alexander Pope, The Rape o f the Lock, canto III, verso 16.
23 Acto IV, escena 3.
Literatura del siglo X V III 295
La m oraleja de The School for Scandal es clarísim a, aparte lo m ucho que
nos ofrecen de paso los personajes en su autorrevelación. Interesa tener
en cuenta varios conceptos relevantes. El descubrim iento de que los hom
bres no son lo que a veces aparentan: Joseph, que aparenta ser un modelo,
resulta una persona indeseable; Charles, en cambio, que no parece tener
idea clara ni de la economía ni del prestigio social, es hom bre de buen
corazón, capaz de m ejorar y, al fin, un caballero. Que m uchas tertulias
no son m ás que escuelas de m urm uración y que, como le dice M aría a
Joseph, si los que las frecuentan no son malos y se divierten hablando
m aliciosam ente y divulgando el escándalo, «su conducta es todavía más
despreciable», ya que, en su opinión, «nada puede excusar la intem peran
cia de sus lenguas, sino la natural e incontrolable acritud de su concien
cia». Lady Teazle, por su parte, com prende que los halagos que una m ujer
casada pueda encontrar fuera del hogar son frívolos y engañosos y no tie
nen nada que ver con la verdadera paz y la felicidad. Pero lo más im portan
te de la comedia es que las advertencias m orales se ofrencen invisiblemen
te envueltas en un arte de altísim a calidad.
The Critic (1779), el cuarto dram a de Sheridan que vamos a esbozar
aquí, es una comedia en tres actos, de intención burlesca, y menos ambicio
sa que la anterior. Se tra ta de una sátira literaria, y en ella se intenta
ridiculizar lo absurdo y exagerado de la tragedia augustana y del dram a
sentim ental, delatar las incongruencias de los efectos escénicos y censurar
el veneno de la crítica dram ática. Está, h asta cierto punto, en la línea de
Fielding en Tom Thum b the Great, y en ninguna o tra de sus obras demues
tra Sheridan de una m anera tan com pleta su perfecto dominio de la escena
y de sus convencionalismos; la obra consiste en un dram a enm arcado en
la com edia a la que nos referimos. Fue m uy lam entable p ara la dram ática
inglesa que, a p a rtir de esta obra, Sheridan se ap a rtara del teatro para
dedicarse definitivam ente a la política. Como El café, de M oratín —que
quizá se inspiró en Sheridan—, esta comedia incluye una tragedia absurda,
motivo de la sátira literaria en que consiste la obra. Su estructura se basa
en la discusión que unos críticos sostienen durante la representación de
una parodia trágica. En prim er lugar tenem os a las figuras de la crítica,
Dangle y Sneer, célebres por su veneno; al poetrasto sir Fretful Plagiary
—caricatura de Richard Cumberland—; a Puff —el hincha—, propulsor y jalea-
dor de la m ercancía literaria, que había transform ado en ciencia el arte
de la alabanza indiscrim inada. Ocurre que Puff ha escrito una tragedia:
The Spanish Armada, y todos asistim os a su ensayo con Sneer y Dangle.
La tragedia se basa en un episodio histórico llevado al absurdo; con un
estilo altisonante y ridículo, se representa la aparición de la flota española
ante Inglaterra en 1588; las preocupaciones de Tilburina, hija del goberna
dor de Tilbury, y sus amores con el prisionero español don Ferolo Whiske-
randos; la m uerte de éste peleando bravam ente con el capitán que apresó
su barco en el Golfo de Vizcaya y que le exige que renuncie a su amor
por Tilburina. La pintoresca figura de don Ferolo W hiskerandos puede de
rivar del fantástico español don Adriano de Armado, de L ove’s Labour’s
296 Historia de la literatura inglesa
En el siglo XVIII, el estudio del m undo y de la vida hum ana pasa al pri
m er plano, y la prosa es el vehículo norm al de expresión de las investiga
ciones y preocupaciones del hom bre. El xviii es un siglo crítico e inquisiti
vo, en el que grandes pensadores, historiadores, políticos e investigadores
dan a los problem as de la vida direcciones o soluciones que sientan la base
de la m entalidad m oderna. La litera tu ra inglesa de este siglo recoge no
pocos nom bres de im portantes pensadores que fueron a la vez excelentes
escritores. Hay que recordar que, en esta época, Inglaterra estaba a la ca
beza de E uropa en la especulación filosófica, en su intento de crear una
teoría del conocimiento y exponer la naturaleza de la realidad; que la nove
lística y el periodismo ingleses alcanzaban resonancias internacionales; que
sus historiadores y teóricos de la política constituían ejemplo de futuras
generaciones, y que los estudios de crítica e historia literarias adquirían
proporciones desconocidas anteriorm ente. Es tan grande el núm ero de es
critores eminentes en el cam po de la prosa literaria que, p ara este siglo
24 Michael R. Booth, English Plays o f the Nineteenth Century. Introduction, vol. I, Oxford,
1969.
Literatura del siglo X V III 297
y a p a rtir de él, resulta necesario seleccionar las figuras más representati
vas y agruparlas' y caracterizarlas dentro de sus distintas disciplinas.
Hume. David Hume (1711-76)3 tam bién aplicó sus energías a la solu
ción del problem a del conocimiento, y llegó a conclusiones distintas del
1 B ernard Mandeville, The Fable of the Bees: or Private Vices, Public Benefits (2 parts), Lon
don, 1714-29. Ver la edición de F. B. Kaye (2 vols.), Oxford, 1924.
2 John Wild, Berkeley: a Study of His Life and Philosophy, Cambridge, Mass., 1936. George
Berkeley, Works (9 vols.), ed. by A. A. Luce and T. E. Jessop, London, 1948-57. Idem, Selected
Writings, ed. by A. C. Fraser, London, 1910.
3 E rnest C. Mossner, The Life of Hume, Edinburgh, 1954. Norm an Kempt Smith, The Phi
losophy o f Hume, London, 1941. David Hume, Philosophical W orks (4 vols.), ed. by H. Green
and T. H. Grose, London, 1874-75. Idem, A Treatise of H um an Nature (2 vols.), ed. by A. D.
Lindsay, London, 1911. Idem, The H istory of Great Britain, 1603-88 (2 vols.), Edinburgh, 1754;
London, 1757. The H istory of England from Julius Caesar to 1688 (8 vols.), London, 1778.
298 Historia de la literatura inglesa
Sm ith. O tra figura del pensam iento de la época fue Adam Sm ith
(1723-90)4, profesor de lógica y filosofía m oral de la Universidad de Glas
gow. En 1759 publicó su Theory of Moral Sentiments. Su obra capital fue
A n Enquiry into the Nature and Causes o f the Wealth of Nations (Naturaleza
y causas de la riqueza de las naciones, 1776), que revolucionó las teorías
económicas de su tiempo. Su m áxim a preocupación consistía en descubrir
el orden y los principios que vinculaban la ciencia y la filosofía, lo cual
viene a dem ostrar que el siglo x v i i i tenía un sentido de unidad de los sa
beres que no se resquebrajó h asta posteriorm ente. En el Libro IV de dicha
obra, cuya aparición coincidió con la «Declaration of Independence» de
las colonias norteam ericanas, Sm ith profetizó que los Estados Unidos de
América llegarían a constituir u n a de las naciones que irían a la cabeza
del mundo. Sm ith fue amigo de Hume, y perteneció a la tertulia literaria
del Dr. Johnson.
4 Francis W. H irst, A dam Sm ith, London, 1904. Adam Smith, An Enquiry into the Nature
an d Causes o f the Wealth o f N ations (2 vols.), London, 1776. Edición m oderna en 2 vols., Lon
don, Everyman, 1910.
5 Joseph Butler, W orks (2 vols.), J. H. B ernard, London, 1900. Idem, The Analogy o f R eli
gion. Natural and Revealed, to the Constitution and Course of Nature, ed. by W. E. Gladstone,
Oxford, 1907.
6 Robert Southey, Life of Wesley (2 vols.), London, 1820. Bonamy Dobrée, John Wesley, Lon
don, 1933. John Wesley, Journal (8 vols.), ed. by Nehemiah Curnock, London, 1909-16. Idem,
L etters (8 vols.), ed. by John Telford, London, 1931. Idem, W orks (32 vols.), Bristol, 1771-4.
Literatura del siglo X V III 299
el año 1729. Wesley era un hom bre de apostolado, y su energía y celo fue
ron tan extraordinarios, que pronunció unos cuarenta mil sermones. En
las páginas de su Journal (1739-91) m uestra su generoso apasionamiento,
su hum or, su calor humano, y su sim pática visión del mundo.
7 Earl of Chesterfield, Letters (6 vols.), ed. by Bonamy Dobrée, London, 1932. E arl of Ches
terfield, Unpublished Letters, ed. by L. Gulick Sidney, Berkeley, Cal., 1937.
8 D. M. Low, E dw ard Gibbon, London, 1937. Edm und Blunden, E dw ard Gibbon and His
Age, Bristol, 1935. Edw ard Gibbon, The H istory of the Decline an d Fall of the R om an Empire
(7 vols.), ed. by J. B. Bury, London, 1926-29. Idem, Memoirs, ed. by G. B. Hill, London, 1900.
Idem, Autobiography, ed. by J. B. Bury, Oxford, 1907. Idem, Letters (3 vols.), ed. by J. E. Norton,
London, 1956.
9 Cuando tenia veinte años y vivía en Lausanne, Gibbon fue novio form al de Suzanne Cur-
chod, joven de singular belleza, que se casó después con Jacques Necker —ministro de Luis XVI—
y fue m adre de m adam e de Staël. Fue el único am or de Gibbon. No se casaron por diferencias
de religión, pero conservaron siempre la amistad.
300 Historia de la literatura inglesa
Burke. El círculo literario del Dr. Johnson tam bién fue frecuentado
por Edm und Burke (1729-97)I0, uno de los oradores británicos más emi
nentes, y muy destacado teórico de la política. En su juventud escribió
u n tratado de estética, A Philosophical Enquiry into the Origins of our Ideas
of the Sublim e and Beautiful (1756), que tuvo repercusión internacional
y fue traducido al español u. Siguiendo la tendencia prerrom ántica del pe
ríodo, Burke advierte que, p ara la auténtica creación de la belleza, hay
que acatar las reglas de la naturaleza, y no considerar superiores a ésta
las obras realizadas por el hom bre. Tam bién señala el influjo que sobre
la sensibilidad del lector ejerce la emoción puesta por el poeta en su obra.
Pero la aportación más im portante de Burke a las letras inglesas son sus
escritos políticos, que en su m ayoría recogen discursos pronunciados en
el parlam ento, todos eficaces y oportunos, y, algunos, realm ente m em ora
bles. Entre ellos sobresalen On American Taxation (1774) y On Conciliation
w ith America (1775), donde se opone, con todo el peso de su buen juicio
y de su gran eficacia retórica, a la desacertada actitud del gobierno b ritáni
co ante la sublevación de las colonias norteam ericanas, y propone una polí
tica conciliadora. Sin embargo, el mismo hom bre que ante el problem a
norteam ericano adoptaba una actitud política liberal, basándose en la dig
nidad hum ana y en su conocim iento de las leyes históricas, reacciona en
un sentido conservador, por las m ism as razones, al adivinar el rum bo que
iba a tom ar en Francia el m ovim iento revolucionario. Sus Reflections on
the French Revolution (1790) encierran la m adurez de su pensam iento polí
tico, diagnostican las líneas generales de los acontecim ientos y sus conse
cuencias, señalan la falta de nobleza y la m ezquindad hum anas como mo
tivos de muchos de los hechos ocurridos o que habían de suceder, y pro
nostican, con una claridad m eridiana, el advenimiento de la dictadura de
Napoleón. Burke tiene otros escritos im portantes sobre la Francia de este
período; pero no alcanzan la calidad de sus Reflections, que contienen todo
un cuerpo de doctrina y constituyen una escuela de sabiduría y prudencia
políticas, basadas en las raíces antropológicas —históricas, psicológicas,
religiosas y sociales— de la hum anidad 12.
S. Johnson. Una de las figuras que dom inan este período es la de Sa
m uel Johnson (1709-84), cuyo nom bre simboliza esta época, y es uno de
10 Robert Murray, E dm un d Burke, London, 1931. Philip Magnus, Burke: a Life, London,
1939. John McCunn, The Political P hilosophy of Burke, London, 1913. Edm und Burke, Works
(6 vols.), ed. by W. Willis and F. W. Raffety, Oxford, 1906-7. Idem, Reflections on the French
R evolution and Other Essays. Intr. by A. J. Grieve, London, 1951. Idem, Selected Writings, ed.
by W. J. Bate, New York, 1960. Idem, A Philosophical Enquiry into the Origins o f our Ideas
o f the Sublim e and Beautiful, ed. by Jam es T. Boulton, London, 1958.
11 A Philosophical Enquiry, de Burke, fue traducida al español p or Juan de la Dehesa, y
publicada en 1807.
12 Ver mi estudio E l pensam iento político de E dm un d Burke, Madrid, Ateneo-Rialp, 1954.
Literatura del siglo X V III 301
los hom bres de letras m ás sobresalientes de la historia inglesa 13. Hijo de
un librero de Lichfield, Johnson era corpulento, desgarbado, bonachón, de
fectuoso de vista y oído, pero de juicio recto y palabra directa. Estudió
en el Pem broke College de Oxford, sin llegar a graduarse, pues tuvo que
abandonar la c a rre ra por falta de medios, a la m uerte de su padre. En
1735 se casó con Elizabeth Porter, una viuda que le llevaba viente años,
y con la cual vivió diecisiete de felicidad conyugal, h asta la m uerte de ella.
Johnson se dedicó algún tiempo a la enseñanza en Edial, cerca de Lich
field, pero no progresó en esta profesión. Con su alum no David Garrick,
que llegaría a ser destacadísim o actor, se fue a Londres en 1737. Allí se
dedicó a escribir obras de encargo, colaboró en diversos periódicos y edito
riales, y desde 1748 a 1750 escribió, él solo, su periódico The Rambler,
que aparecía los jueves y los sábados. Aunque aparentem ente rudo, John
son era bondadoso y paciente, y en su casa se cobijaban m ujeres necesita
das, más o menos allegadas a su círculo am istoso y fam iliar —lo que él
llam aba irónicam ente su serrallo—, como si se tra ta ra de una institución
benéfica.
Johnson fue amigo de Adam Smith, Burke, Goldsmith, Reynolds, Gar
rick, Boswell, etc., que solían frecuentar sus tertulias ‘4. El Dr. Johnson
es el últim o representante del autarca literario, y su reputación se basa,
sobre todo, en sus estudios críticos y lexicográficos. A este género pertene
ce su gran Dictionary of the English Language (1747-55), escrito por él solo.
Johnson dem uestra aquí su capacidad de definición y —aparte algunas des
cripciones satíricas que insertó p a ra divertirse— una envidiable precisión
para explicar la m ayoría de los vocablos de su lengua. También interesa
su edición de Shakespeare (1765), a algunos de cuyos problem as textuales
aportó su buen juicio y claridad m ental, distinguiéndose sobre todo como
autor de la introducción general y los prólogos a los dram as particulares.
A estos fatigosos trabajos eruditos añadió Johnson, hacia el fin de su vida,
su m ejor obra de biografía y crítica literaria, The Lives of the Poets (Vidas
de poetas ingleses, 1779-81), en la que presenta una panorám ica de la poesía
13 Jam es Boswell, The Life of Sam uel Johnson (2 vols.), London, 1791; (5 vols.), 1831. Les
lie Stephen, Sam uel Johnson, London, 1878. Joseph W. Krutch, Sam uel Johnson, New York,
1944; London, 1948, C. E. Vulliamy, Ursa Major, London, 1946. W alter J. Bate, The Achievem ent
of Johnson, New York, 1955. T. S. Eliot, «Johnson as Critic and Poet», en On Poetry and Poets,
London, 1957. J. C. Bailey, Dr. Johnson and his Circle, London, 1913; revisado p o r L. F. Powell,
London, 1944. Samuel Johnson, Johnson’s Dictionary, a m odern selection by E. L. McAdam,
Jr., and George Milne, London, 1963. Idem, The H istory o f Rasselas, Prince of Abyssinia, en
S h orter N ovels of the Eighteenth Century, ed. by Philip Henderson, London, 1956. Idem, Lives
of the English Poets (4 vols.), London, 1791-81, ed. w ith and intr. by L. Archer Hind (2 vols.),
London, Everyman’s Library, 1954.
14 Samuel Johnson fue u n asiduo contertulio de la celebrada tasca londinense Cheshire
Cheese Tavern, de Fleet Stret. El club literario, fundado p o r Reynolds y Johnson, en 1764,
constaba de diez miembros, entre los cuales se hallaban Burke y Goldsmith. Con los años,
el club se fue am pliando con personalidades de las letras como Thomas Percy, Boswell, Gib
bon, Sheridan, Joseph y Thomas W arton, h asta alcanzar el núm ero máximo de cuarenta. Pri
mero se reunió en The Turk's Head, en G errard Street, h asta el año 1783, pasando luego, suce
sivamente, a distintos establecimientos. El últim o fue Thatched House, en St. Jam es’s Street.
Ver Jam es Boswell, The Life of Sam uel Johnson, vol. I, London, 1831, pág. 528.
302 Historia de la literatura inglesa
inglesa desde Cowley hasta Gray, con una serie de cincuenta y dos poetas,
que abarca unos 130 años. Aunque desigual, la obra es un conjunto intere
santísim o, y si algunos de sus juicios no pueden sustentarse actualm ente,
otros no han sido superados. Su defecto principal es la falta de flexibilidad
del gusto poético del autor, cuyo concepto clásico y m oralizador de la poe
sía le incapacitaba para apreciar a los poetas metafísicos, la poesía pasto
ril y la lírica cam pestre. De aquí la lam entable exclusión de Herrick, uno
de los líricos de la naturaleza m ás brillantes del siglo XVII. Pero, en con
junto, The Lives of the Poets es u n a obra im portantísim a dentro del género,
que, en una prosa atractiva, entre pom posa y fam iliar, ofrece los sanos
juicios críticos y la seguridad que caracterizan el vigoroso pensam iento
de Johnson. El sabio doctor escribió tam bién dos notables poemas —London
(1738) y The Vanity o f H um an Wishes (La vanidad de los deseos humanos,
1749)— de carácter satírico y moral; una tragedia —Irene (1748)— bien cons
truida, pero apagada; dirigió el periódico The Rambler, del cual aparecie
ron 208 núm eros (1750-2), y com puso una novela, The History o f Rasselas,
Prince of Abyssinia (1759). E sta novela filosófica, a la que Johnson llam a
«cuento», es la historia de Rasselas y su herm ana Nekayah que, acom paña
dos por el anciano filósofo y poeta Im lac y movidos por la curiosidad de
observar la vida en Egipto, se fugan del valle feliz, donde se criaban los
hijos de los reyes de Abisinia, en busca de una felicidad m ás auténtica
y natu ral que la acondicionada que se les proporcionaba 15. Ante la im po
sibilidad de hallarla, regresan a su país. La im portancia de esta novela
no reside en la acción ni en la caracterización, sino en la gracia del estilo,
en la sabiduría, la hum anidad y el hum or de los episodios y disquisiciones.
Después de m ucha búsqueda, Rasselas opina que la felicidad debe de existir
en alguna parte, pero a él le es imposible encontrarla, y los profesores de
filosofía no aciertan a enseñarle el camino, ya que empiezan por no saber
sobrellevar sus propias adversidades. Johnson escribió Rasselas en una se
m ana, p ara sufragar los gastos ocasionados por la m uerte de su m adre.
La crítica y la h istoria litera ria inglesas —como las de otros países
europeos— experim entan un lento proceso. Parten del estatism o medieval,
en el que sólo se aspiraba a com prender y am pliar los conceptos de los
clásicos antiguos, sin ab rir nuevos caminos; despiertan a un ritm o m ás
dinámico en el Renacimiento, que se vigoriza en los últim os cuarenta años
del siglo XVII, y durante todo el xviil alcanzan un im portante desarrollo,
que prep ara el terreno p ara los frutos que debían recogerse en el XIX. El
período que se extiende desde 1650 hasta 1800 atestigua el continuo esfuer
19 R ichard Hurd, Letters on Chivalry and Romance, ed. by E. Morley, Oxford, 1911.
20 Edm und Burke, A Philosophical E nquiry into the Origin of Our Ideas o f the Sublim e
and Beautiful (1757), ed. by Jam es Boulton, London, 1958.
21 Thomas Warton, Observations on the «Faerie Queene» o f Spenser (2 vols.) (1754; enlar
ged 1762). Joseph Warton, Essay on the Genius and Writings o f Pope (2 vols.) (1756-82).
22 Thomas Percy, Reliques o f Ancient English Poetry (2 vols.), London, Everyman’^ Library,
1906.
23 D. Nichol Smith, Warton's «History o f English Poetry», Proceedings o f the British Aca
demy, XV, 1929. René Wellek, «Thomas W arton», en The Rise of English Literary History, Cha
pel Hill, The University of N orth Carolina Press, 1941. Thomas Warton, The History o f English
Poetry (3 vols.), London, 1774-1781. Existe un fragmento del cuarto volumen, que se publicó
en una nueva edición del tercero, en 1790, Thomas W arton, The History o f English Poetry (4
vols.), ed. by Richard Price, London, 1824.
Literatura del siglo X V III 305
Francis Meres, Bacon, Dryden y Gray ya habían tenido atisbos e ideas más
o menos conscientes sobre la organización histórica de la actividad litera
ria. Pero, hasta W arton, no se había realizado con rigor sistem ático tal
organización; él fue el verdadero fundador de la historia de la literatura
inglesa como disciplina independiente; es decir, la historia de la poesía
inglesa en sus form as lírica, épica y dram ática. La History o f English Poetry
abarca la trayectoria de la poesía inglesa desde la conquista norm anda y
el siglo XIII hasta Spenser. El propósito del autor era term inarla con la
Revolución de 1688; pero no pudo realizar su proyecto. De todos modos,
la History of English Poetry es un valioso m onum ento de historia literaria
inglesa, y en unos 60 capítulos, profusam ente docum entados y organizados
con método, W arton presenta un núm ero considerable de escritores, mu
chos de los cuales eran desconocidos p a ra el lector del siglo XVIII. W arton
se interesa por la tem ática, las fuentes, y a veces incluso por las relaciones
e influencias literarias. El m aterial biográfico y poético está desarrollado
históricam ente, y es indiscutible la seriedad de la investigación realizada,
y el asiduo manejo de obras publicadas e incluso m anuscritas. La obra
supone un esfuerzo sólo com parable al realizado por Johnson en sus Lives
of the Poets y constituye el prim er estudio sistem ático de unos cuatro si
glos de poesía inglesa, en el que se señalan incluso las corrientes ideológi
cas y los movimientos genéricos del fenómeno literario. W arton es mejor
historiador que crítico, y su libro contiene escasa apreciación estética. Por
otra parte, no observa la verdadera proporción entre las figuras; se deja
llevar por la doctrina del progreso, y la aplica a la poesía; adopta una acti
tud de superioridad dieciochista, que le hace criticar a Marlowe y a Shake
speare con un criterio cerrado, y considera a los escritores medievales o
renacentistas como representantes de épocas bárbaras. Todo esto, sumado
a su incom prensión o ignorancia del catolicismo, constituye un demérito
p ara la obra. A pesar de todo, la History of English Poetry es un libro de
gran im portancia. A W arton debemos la aplicación a la literatu ra de las
categorías históricas elaboradas en su siglo, como los conceptos de «edad»,
«período», «Edad Media», «Renacimiento» y «Era isabelina». De su gran
esfuerzo individual arranca la historia de la litera tu ra inglesa.
EL ROMANTICISMO INGLÉS
1964 (2 vols.). A rthur Bryant, The Years o f Endurance, 1793-1802, London, 1942. Idem, Years
of Victory, 1802-1812, London, 1944, Idem, David Thomson, England in the Nineteenth Century,
vol. VIII de The Pelican History of England, ed. by J. E. Morpurgo, Pelican Books, 1963-76.
The Age of Elegance, 1812-1822, London, 1955. Leonard M. Trawick (editor), Backgrounds of
Rom anticism (English Philosophical Prose of the E ighteenth Century), Indiana University Press,
1967. Hugh Honour, Rom anticism , London, 1979. H arold Bloom and Lionel Trilling, Rom antic
Poetry and Prose, Oxford University Press, 1973. H ans Juretschke (ed.), Los orígenes del Rom an
ticism o en Europa. Tirada aparte de la revista Filología Moderna, Facultad de Filología, Univer
sidad Complutense de Madrid, núms, 71-72, 1982. Félix M artín, «Hacia una historia literaria
crítica sobre el romanticismo inglés y americano», en Filología Moderna. Idem, núms. 71-73, 1981.
1 Me refiero a E uropa y, naturalm ente, a todo el mundo europeizado.
2 H enry More, The Im m ortality o f the Soul (1659), II, IX. Jam es Thomson, A utum n (1730),
verso 252. Sam uel Richardson, Clarissa (1747-48), edición de John B utt en Everyman's Library,
London, vol. Ill, carta 31. Fanny Burney, Evelina (1778), carta 76.
308 Historia de la literatura inglesa
ra geográficamente a Rusia y a la E uropa oriental, así como a los países
colonizados por España, Inglaterra y otras naciones de Occidente.
Ya se indicó en el capítulo dedicado al siglo xviii que los rom ánticos
ingleses se adelantaron a los dem ás europeos: Thomson se adelanta a Gess-
ner, Richardson a Rousseau, Young a Cadalso, Gray a Pindemonte. Debe
corregirse la teoría que sitúa el despertar del Romanticismo en Alemania,
como tam bién la que lo vincula a Rousseau y a la Revolución francesa.
Es en Inglaterra donde se produce antes que en ningún otro país la reac
ción contra el Clasicismo francés, aunque la prim era batalla que se da én
el campo de las ideas estéticas tenga lugar entre Suiza y A lem ania3: se
tra ta de la polémica sostenida en 1740-41 por Bodmer y B reitinger contra
Gottsched, en la que éste, acérrim o partidario del gusto neoclásico francés,
es combatido por los críticos de Zurich, influidos ya por la nueva dirección
que tom aba la literatu ra inglesa. Grandes focos de irradiación prerrom án
tica surgirán unos años más tard e en Francia y Alemania con Rousseau
y Saint-Pierre, Goethe y Schiller; pero el cambio de rum bo lo habían traza
do los ingleses a p a rtir de 1725. Es preciso, sin embargo, hacer una conce
sión especial a Francia: los orígenes del elem ento pasional de carácter ro
m ántico y con valor de época en la literatu ra es muy probable que estén
en Manon Lescaut, la célebre novela am orosa del abate Prévost, publicada
en 1731.
Esta nueva m odalidad litera ria que se produce en Inglaterra se m ani
fiesta al. menos en cuatro o cinco caracteres distintos 4, y pasa en segui
da al continente, por vía directa, o por la traducción. Francia sirve general
m ente de enlace entre las literatu ras del N orte y las del Mediodía, y las
fam osas traducciones de Prévost y de Letourneur introducen a Richardson
y a Young en el público culto europeo. Los alemanes, por su parte, vierten
a su lengua las obras de R ichardson y M acpherson a poco de publicarse.
En Italia, el abate Cesarotti traduce a M acpherson en 1769-72 (traducción
que Montengón utilizará para v erter al español los poemas ossiánicos, en
1801), Alessandro V erri im ita a Ybung en Le notti romane al sepolcro de'
Scipioni (1792;1804), Ippolito Pindem onte hace lo mismo con Gray en I Ci-
m iteri e I Sepolcri (1806).
El rom anticism o inglés, que se había ido form ando a lo largo del si
glo XVIII desde Thomson a Burns, floreció esplendorosam ente durante los.,
prim eros trein ta años del XIX, logrando este desarrollo sin estridencias ni
forcejeos, como consecuencia n atu ral del cambio interno que se venía ope:
rando en el m undo de las ideas y los sentim ientos. El romanticism o, en
Inglaterra, es un movimiento de orden psicológico m ucho m ás que doctri
nario, que responde a exigencias internas —subjetivismo, capacidad de ad
m iración, espontaneidad, am or a las vaguedades y lejanías tem porales y
3 Tampoco es de extrañar que sucediera así. Inglaterra, original y creadora, pero más bien
descuidada en cuanto a teorías, produce mucho y analiza poco. En cambio, la Suiza de lengua
alemana, tan preocupada siempre p o r la m archa de las ideas estéticas, recoge antes que nadie
el sentido de este movimiento y se esfuerza p or difundir la nueva literatu ra inglesa en Europa.
4 Amor a la naturaleza, amable, sentim entalism o, ambiente nocturno, m editación poético-
filosófica de tono melancólico e interés p o r el pasado medieval u ossiánico.
El Rom anticism o inglés 309
espaciales, etc.—, m ás que a ningún afán de oposición a unas reglas estéti
cas pretéritas o de negación de las aspiraciones que habían constituido
la esencia de la época precedente s. Consiste en un enérgico lanzamiento
de ideales espontáneos, exaltados y libres, concentrados en dos generacio
nes de poetas, algunos de la m ayor im portancia y todos diferentes entre
sí. Ellos son los que caracterizan el movimiento rom ántico inglés y le pro
porcionan vigor y fisonomía.
A m edida que se coronaba el siglo XVIII, el movimiento iba tomando con
ciencia y ensanchaba sus fronteras; en el lindero de uno y otro siglo, en
contram os por un lado a los rom ánticos alem anes de Jena, fervientes admi
radores de Shakespeare y Calderón, y por otro a los lakistas, influidos por
el panteísm o rousseauniano y por el colorido de las leyendas medievales
españolas. En este m omento el Rom anticism o inglés había perdido ya su
insularidad y se iba convirtiendo en un fenómeno europeo en el que cada
literatu ra daba y recibía elementos diversos: Inglaterra, Francia y Alema
nia entrecruzaban recíprocam ente sus corrientes; Alemania e Inglaterra,
sobre todo, influían en Italia; y todas, especialm ente Francia e Inglaterra,
repercutían en España, cuya literatu ra fue de las últim as en e n tra r de lle
no en el concierto rom ántico internacional. No se olvide, sin embargo, la
im portancia que tiene España como foco de inspiración en el despertar
del Romanticismo: recordemos los nom bres de Schlegel y Tieck en Alema
nia; de Percy, Southey, Scott, Byron, Savage Landor, Irving y Longfellow,
en las letras inglesas; de Chateaubriand, Gautier, M usset y Mérimée, en
Francia. Complicado, a la vez que interesantísim o, es el fenómeno literario
que nos ocupa; se puede afirm ar que el rom anticism o es uno de los perío
dos de m ás universalidad en la historia de las letras 6.
W ordsw orth durante casi toda su vida, y allí acudieron, atraídos por lazos
de am istad y parentesco, prim ero Coleridge y después Southey, que habita
ron en el Lake D istrict durante algún tiempo. He aquí por qué a los tres
se los agrupa con el nom bre de lakistas y se les supone que fundaron una
asociación poética llam ada Lake School, lo cual no es totalm ente cierto.
E sta denominación cumple una función catalogadora, pero no responde con
precisión a la realidad; pues, aúnque es verdad que hubo estrecha am istad
entre ellos, e incluso colaboración, en definitiva cada cual siguió su rumbo,
y se pueden señalar entre ellos actitudes poéticas y gustos notablem ente
diferentes 8. Con ellos empieza, sin embargo, el rom anticism o inglés pro
piam ente dicho, que llegará a su apogeo con Scott, Byron, Shelley y Keats.
Se puede decir que la publicación, en 1798, de las Lyrical Ballads por W ords
w orth y Coleridge, inicia el nuevo movimiento en Inglaterra.
W illiam W ordsw orth (1770-1850)9 es el poeta que, con lenguaje fam i
liar, directo, produndo y sencillo, enseña a los hom bres a ver en la n atu ra
leza el espíritu de la belleza y la bondad puesto en ella por la m ano del
Creador. Nació en Cockermouth, un pueblo de Cumberland, y, aparte las
tem poradas que pasó en la Universidad de Cambridge, y en Londres, y sus
viajes por el continente 10, vivió siem pre en el distrito de los lagos “, de
dicado por completo a la poesía, gozando de una existencia tan sencilla
como feliz. Los únicos contratiem pos de su vida, uno de carácter sentimén-
tal y el otro político, son sus am ores juveniles en Orleans y Blois con An
nette Vallon, a quien dejó una hija l2, y su desengaño de los resultados
lies, pueblecitos y lagos. Grasm ere y sus alrededores hacen más comprensible la poesía de
la naturaleza de Wordsworth y la profundidad y sencillez de su concepción del mundo y de la vida.
8 Ver Thomas de Quincey, Rem iniscences of the Lake Poets (1834-40), en Collected Writings
(14 vols.), ed. by David Mason, Edinburgh, 1889-90, vol. II, caps. II-V. Idem, Rem iniscences
of the English Lake Poets, intr. by John E. Jordan, London, 1961.
9 S. T. Coleridge, Biographia L iteraria (1817), London, 1952. William Hazlitt, «Mr. W ords
worth», en Lectures on the English Poets, and the S pirit of the Age (1819 and 1825), London,
1951. Thomas de Quincey, R em iniscences o f the English Lake Poets, London, 1961. Mathew
Arnold, «Wordsworth» en Essays in C riticism (1888), London, 1964. H. Darbishire, The Poet
Wordsworth, Oxford, 1950. F. W. Bateson, W ordsworth: Λ Re-interpretation, London, 1954. Mary
Moorman, W ordsworth: A Biography (2 vols.), Oxford, 1957. E. Legouis, W illiam W ordsworth
and Annette Vallon, Londres, 1922. E. D. Dirsch, Jr., W ordsworth and Schelling. A Typological
Stu dy of Rom anticism , New Haven, 1960. F. Marsh, W ordsworth Imagery. A Stu dy of Poetic
Vision, New Haven, 1952. H. G. M argoliouth, W ordsworth and Coleridge, 1795-1834, London,
1953. Esteban Pujals, «William W ordsworth: un poeta con programa», en Drama, pensam iento
y poesía en la Literatura inglesa, Madrid, Rialp, 1965; rev. 1982. Geoffrey D urrant, W illiam
W ordsworth, Cambridge, 1969. David Pirie, W illiam W ordsworth (The poetry of Grandour and
Tenderness), London, 1982. William W ordsworth, The Poetical Works, ed. by E. de Selincourt
and H. Derbishire (editors), 5 vols., Oxford, 1940-9. W ordsworth and Coleridge, L yrical Ballads,
ed. by R. L. B rett and A. R. Jones, London, 1968. William W ordsworth, The Prelude (1805),
ed. by E. de Selincourt, 1932; corrected by Stephen Gill, Oxford, 1970. The Letters of W illiam
and Dorothy W ordsworth, ed. by E. de Selincourt (5 vols.), Oxford, 1937-9.
10 Suiza, Italia, Francia y Alemania.
11 En 1799 se instaló en Grasmere, en el corazón de los lagos, y allí pasó su vida. Desde
1799 habitó en Dove Cottage, una casita de las afueras de Grasmere, hoy museo, y en 1808
se trasladó a Rydal Mount, una vivienda m ás cómoda a poca distancia de Grasm ere y no lejos
de Ambleside, donde vivió hasta su m uerte. Sus restos descansan en el cementerio de Grasmere.
12 Ver el soneto XXX, sobre una tarde en la playa de Calais (Miscellaneous Sonnets, P art
I), escrito en agosto de 1802. E sta hija, Caroline, se casó en 1816.
El Rom anticism o inglés 311
13 La m ayor p arte del contenido de Lyrical Ballads es obra de Wordsworth; Coleridge so
lam ente aportó cuatro composiciones.
14 Que Byron reseñó favorablemente en la revista Monthly Literary Recreations, en julio
de 1807.
15 En la redacción originaria de The Prelude (al fin del libro IX) si aparece una preciosa
narración en que, poéticamente velado, figura el episodio de los amores de W ordsworth y
Annette. Este fragm ento se publicó con el título de «V audracourt and Julia», en 1820, forman
do un poem a separado. Consta de 306 versos, y en él se expresa la gloriosa sensación que
en el alm a nueva y limpia de un joven despierta el p rim er am or de una mujer. Ver The Prelude
(texto de 1805), E rnest de Selincourt, ed. Oxford University Press, 1964.
312 Historia de la literatura inglesa
tono fam iliar el empaque de la poesía del siglo XVIII, y emplea con adm ira
ble precisión palabras de uso diario. Su estilo expresa con fidelidad y efi
cacia la intensidad de su visión poética. W ordsw orth es uno de los sonetis
tas ingleses más grandes. E ntre sus colecciones de sonetos tiene algunos
m otivados por n uestra G uerra de la Independencia, que respiran vibrante
sim patía por la gesta del pueblo e sp a ñ o l19.
19 De estos sonetos hay dos sobre el Convenio de Cintra (1808), uno está inspirado en Za
ragoza (1809), otro en Palafox (1810), otro en los vascos, otro en el roble de G uernica (1810),
otro en la indignación de los españoles (1810) y tres en las guerrillas (1810-1811).
20 E. K. Chambers, Coleridge: A Biographical Study, Oxford, 1950. Hum phry House, Cole
ridge: the Clark Lectures, London, 1953. W. Walsh, Coleridge: The Work and the Relevance,
London, 1967. William Hazlitt, «Mr. Coleridge», en Lectures on the English Poets (1819) and
The S pirit of the Age (1825), London, 1951. H erbert Read, Coleridge as Critic, London, 1949.
A. E. Powell, The R om antic Theory o f Poetry, London, 1926. Roberta F. Brinkley, Coleridge
on the Seventeenth Century, Duke University Press, N. C., 1955. J. B. Beer, Coleridge the Visio
nary, 1959. Idem, Coleridge's Poetic Intelligence, London, 1977. I. A. Richards, Coleridge on
Im agination, w ith comments of Kathleen Coburn, Bloomington, Ind., 1960. J. R. de J. Jackson,
M ethod and Im agination in Coleridge's Criticism , London, Routledge and Kegan Paul, 1969.
S. T. Coleridge (and Wordsworth), Lyrical Ballads, edited by R. L. B rett and A. R. Jones, Lon
don, 1968. S. T. Coleridge, Com plete P oetical Works, edited by E. H. Coleridge, 2 vols., Oxford,
1912. S. T. Coleridge, Biographia L iteraria (1817), London, 1957. S. T. Coleridge, Collected L et
ters, E. L. Griggs (editor), 6 vols., Oxford, 1956. S. T. Coleridge, Notebooks, 11 vols., Kathleen
Coburn, New York, 1957.
21 Véase S. T. Coleridge, B iographia L iteraria (1817), cap. XIV.
El Rom anticism o inglés 315
En los prim eros años del siglo XIX, cuando Scott no era aún todo lo
conocido que llegó a ser como novelista, cuando la poesía de W ordsworth
no atraía dem asiado al público, y Byron no había aparecido en la escena
literaria, Southey era ya un poeta famoso. En el panoram a literario de
su tiempo, tuvo tanto prestigio como W ordsw orth y Coleridge. Hoy no se
puede pensar lo mismo; es evidente que no tiene la capacidad imaginativa
de m uchos de sus grandes contem poráneos. Southey tiene propósitos doc
trinales bien definidos, tino para escoger los argum entos, y no carece de
dominio técnico p ara llevarlos a cabo; pero le falta inspiración: su poesía,
en general, está desprovista del frescor que la imaginación creadora de
W ordsw orth presta a las cosas sencillas, y no posee el dominio que Cole
ridge tiene sobre el m undo visionario y m isterioso. De los tres lakistas,
Shouthey es el poeta más narrativo, historicista y anecdótico. Escribió co
nocidas baladas y poemas breves de carácter sentim ental y m oralizador2S.
Pero en su tiempo, lo más im portante de su producción eran sus poemas
épicos: Thalaba (1801), que relata las hazañas del héroe m usulm án de este
nom bre p a ra acabar con los hechiceros; Madoc (1805), cuyo argum ento se
basa en las luchas y aventuras que este príncipe —hijo de un rey galés
del siglo XII— realiza en el Méjico de los aztecas, y The Curse of Kehama
(La maldición de Κ., 1810), que n a rra la m aldición que el m onarca indio
Kehama lanza sobre un súbdito suyo, po r haber m atado al príncipe para
proteger a su hija de los impúdicos deseos de éste.
Sin duda alguna, el m ejor poem a de Southey es Roderick, The Last of
the Goths (Rodrigo, el último godo), de tem a español. En relación con su
viaje, y llevado de su interés por el rom ántico pasado español, Southey
se sintió atraído en gran m anera por las crónicas y leyendas de los tiempos
medievales, y en 1814 publicó su Roderick, basándose en la Crónica de Don
Rodrigo, de Pedro del Corral. El poema está dividido en veinticinco cantos
y consta de m ás de 7.000 versos blancos. Como consecuencia del episodio
de Florinda, sü padre, don Julián, facilita la entrada de los m oros en Espa
ña p ara vengarse del rey Rodrigo; éste, perdido el trono, huye hacia el nor
te de la Península y se dedica a hacer penitencia po r la m ala acción cometi
da con Florinda. A rrastrado por el ardor patriótico de los godos m ontañe
ses, Rodrigo, ahora monje, regresa a Andalucía, logra penetrar en el campo
enemigo y establecer contacto con su prim o don Pelayo, al que persuade
p ara que huya al norte y se ponga al frente de las tropas cristianas. Acla
mado rey, Pelayo prepara la batalla de Covadonga. Rodrigo está presente,
en hábito monacal; sin ser conocido, recibe la confesión de Florinda, que
le perdona. Rehabilitado ante sí mismo por las palabras de Florinda, y
sintiéndose en p a rte absuelto de su delito, logra apoderarse de su caballo,
y en el fragor del combate se presenta ante el ejército español, lo lleva
a la victoria y desaparece. Pasadas varias generaciones, se descubre en una
25 «The B attle of Blenheim» («La batalla de B.»), «God's Judgm ent on a Wicked Bishop»
(«Juicio de Dios sobre un obispo malvado»), «The Inchcape Rock» («La roca de I.»), «His Books»
(«Sus libros»), «The Widow» («La viuda»), «The Travellers Return» («Regreso del viajero»), «The
Old Man’s Comforts» («Consuelos de un anciano»), «The Complaints of the Poor» («Lamentacio
nes de los pobres»).
318 Historia de la literatura inglesa
erm ita de Viseo una tum ba con el nom bre del último rey visigodo español.
El Roderick, de Southey tiene escenas de verdadera intensidad y grandeza
é p ic a 26. Supera en sinceridad em otiva a otros poemas suyos, y ofrece un
am biente de gran viveza, muy superior a la inspiración libresca en que
a m enudo se apoyaba el autor. Menéndez Pelayo lo consideraba el m ejor
de los poemas que tra ta n este tem a, y su calidad es indudable.
Figura interesantísim a desde el punto de vista español, Southey escri
bió varios poemas breves sobre n uestra patria; los publicó en Letters from
Spain and Portugal, en 1797 27, y durante la G uerra de la Independencia
cantó a m enudo los hechos heroicos de los españoles 28. Revisó, además,
las antiguas versiones de Amadis of Gaul (1803) y Palmerin of England (1807),
tradujo la Crónica del Cid (1808) y versificó la leyenda de Garci-Ferrández
(1809). En 1807 publicó las Letters from England by Don Manuel Espriella,
obra de agradable lectura, que consiste en una serie de cartas que un su
puesto joven español escribe desde Inglaterra a principios del siglo XIX,
en las que hace una p intura de la época; desde 1822 hasta 1832 publicó
los tres volúmenes de su History of the Peninsular War. Son bien conocidas
las calurosas alabanzas que Southey dedicó al Poema del C id29. Fue gran
amigo del famoso hispano-británico Blanco-White, y, en 1814, se le nom bró
m iem bro honorario de la Real Academia Española de la Lengua 30.
POETAS REGIONALISTAS
34 L. A. G. Strong, The M instrel Boy, London, 1937. H oward M. Jones, The H arps that
Once: The Life of Moore, New York, 1937. William Hazlitt, «Mr. T. Moore», en Lectures on
the English Poets (1819) and The S pirit of the Age (1925), London, 1951. Thomas Moore, Poetical
Works, edition by A. D. Godley, Oxford, 1910.
35 Son preciosos ejemplos de esas melodías: «When he, who adores thee» («Cuando aquel,
que te adora»), «At the m id hour of night» («Al filo de media noche»), «The Evening Bells»
(«Campanas del atardecer»),
36 El paraíso y la p eri fue traducido al español p or Juan V alera en 1846.
37 Thomas Moore recibió por Lalla R ookh la cantidad de 3.000 libras, im portantísim a su
m a sólo igualada entonces por los derechos de au to r que percibía lord Byron.
El Rom anticism o inglés 321
que es donde obtendría los mayores éxitos. Moore fue íntimo amigo de
Byron, del cual publicó la prim era biografía im portante (1830).
38 Thomas Moore, Life, L etters and Journals of Lord Byron, London, 1860. La prim era edi
ción de esta obra es de 1830. P. Quennell, Byron. The Years o f Fame, London, 1943. Idem,
Byron in Italy, London, 1941. Iris Origo, The Last Attachm ent: Byron and Teresa Guiccioli,
London, 1949. H arold Nicolson, Byron: The Last Journey, London, 1924. Leslie A. Marchand,
Byron (3 vols.), London, 1957. Idem, B yron’s Poetry, London, 1965. Doris Langley Moore, The
322 Historia de la literatura inglesa
hom bre de tem peram ento exaltado y de espíritu aventurero, p ara quien
la acción es uno de los principales motivos de su vida. Rebelde e impetuoso
al principio, desdeñoso después y, por último, burlón y sonriente, Byron,
a pesar de su estilo descuidado y del prosaico realism o al que de vez en
cuando desciende, tiene una fuerza arrebatadora y un calor hum ano que
lo sitúan al lado de los máximos poetas. Nació en Londres. De su prim era
época se destacan varios hechos e inclinaciones que repercuten hondam en
te en su vida y señalan las constantes de su carácter: su infortunado am or
por Mary Chawarth, su desafiadora irreverencia ante lo convencional, su
pasión por el deporte, su retraim iento, y su interés por la poesía. Estudió
en el colegio de H arrow y en el Trinity College de Cambridge. A los vein
tiún años fue recibido en la Cám ara de los Lores. En el verano de 1809,
emprende su prim er viaje a Portugal y España y em barca en Gibraltar rumbo
a Grecia. Dos años después regresa a su país, y en 1812 publica los dos
prim eros cantos del Childe Harold, convirtiéndose en el poeta m ás famoso
de Inglaterra y en una de sus personalidades más destacadas. E sta es la
época de los honores, com prom isos sociales y galanteos, que term inan en
el aburrim iento y la m onotonía. Como consecuencia de este estado de áni
mo y con el deseo de reorientar su vida, Byron piensa en casarse. En 1814
entabla relaciones form ales con Annabella Milbanke, y en enero de 1815
se casa con ella. E sta unión fue un desastre. Tan sólo vivieron juntos un
año. En enero de 1816, lady Byron se separó del poeta para siempre. El
escándalo de esta separación fue extraordinario, y los comentarios, m últi
ples. El m ás incisivo: las supuestas relaciones del poeta con su herm ana
de padre, Augusta. En pocos m eses la difam ación y el descrédito de Byron
se acrecientan hasta tal punto, que el poeta decide abandonar Inglaterra
p a ra siempre. En abril de 1816 em barca en Dover p a ra Ostende, acom paña
do de sus criados y su médico, y poco después se detiene en Suiza al borde
del lago Leman. Allí se encuentra con Shelley, y, al conocerse personalm en
te ambos poetas, b ro ta entre ellos una firm e amistad. En octubre del m is
mo año Byron abandona los Alpes, pasa por Milán y Verona y se establece
en Venecia, donde se lanza a una vida galante que, a pesar de su desorden,
espolea el impulso de su genio creador. Es la época de los prim eros cantos
del Don Juan. D urante la prim avera de 1819 conoce a la condesa Teresa
Guiccioli, su últim o amor. Desde aquel día de abril de 1819 h asta la prim a
vera de 1823, en que sale p ara Grecia, Teresa logra conservar el am or dél
Late Lord Byron, London, 1961. John Buxton, Byron and Shelley, London, 1968. Esteban Pujáis,
Espronceda y Lord Byron (1951), Madrid, C.S.I.C., 1972. Matthew Arnold, «Byron», en Essays
in Criticism (1888), London, 1964. William Hazlitt, «Lord Byron», en Lectures on the English
Poets (1819) and The S pirit of the Age (1825), London, 1951. George M. Ridenour, The Style
o f «Don Juan», New Haven, 1960. P. G. Trueblood, The Flowering o f Byron Genious, Stanford
University Press, 1945. Andrew R utheford, Byron. A Critical Study, Edinburgh, 1961. John D.
Jum p, Byron, London, 1972. Jerom e J. McGann, Don Juan in Context, London, 1976. Byron's
P olitical and Cultural Influence in Nineteenth-Century Europe, Symposium, ed. by P. G, True
blood, London, 1981. Esteban Pujals, L ord Byron en España, Madrid. Alhambra, 1982. Lord
Byron, The W orks of...: Letters and Journals (6 vols.), ed. by R. E. Prothero, London, 1898-1904.
Idem, L etters and Journals (11 vols.), ed. by Leslie A. Marchand, London, 1973-80. Idem, The
W orks of...: Poetry, (7 vols.), ed. by E. H. Coleridge, London, 1899-1904. Idem, Poetical Works,
Oxford, 1945, Letters, selected and ed. by R. G. H owarth, London, 1936; revised, 1971.
El Rom anticism o inglés 323
poeta, encauzar sus actividades literarias y despertar sus sentimientos po
líticos. En enero de 1824 Byron se reúne con el príncipe M avrocordatos
en Misolongui. Allí se dedica a organizar tropas y a estudios tácticos, y
pone su fortuna, su capacidad y su vida al servicio de la independencia
de Grecia. M uere el 9 de abril de 1824, cuando se preparaba p ara la toma
de Lepanto.
A pesar de la brevedad de su vida, Byron escribió muchísimo: doscien
tos setenta y cuatro poemas líricos, siete sátiras, nueve cuentos en verso,
cuatro tragedias, cuatro poemas dram áticos y dos poemas narrativos. En
su carre ra literaria se distinguen claram ente dos períodos, separados por
los años 1815-1816, fechas que coinciden con el fracaso de su vida familiar.
A p a rtir de aquí su arte experim enta una superación extraordinaria. En
la segunda época, el héroe byroniano, espectacular y prim ario al principio
(The Corsair, 1814; Lara, 1814), adquiere com plejidad psicológica y hondura
intelectual (Manfred, 1817; Cain, 1821), y la sátira agresiva de su prim era
juventud se resuelve en el tem plado hum orism o cervantino que invade las
páginas del Beppo (1818) y del Don Juan (1819-1823).
Byron no tiene las cualidades líricas de Shelley o Keats, aunque no es
difícil reu n ir una selección de poemas suyos que puedan com pararse con
los de sus dos grandes contemporáneos. Recordemos los títulos «When we
two parted» («Cuando los dos nos separamos», 1808), «She walks in beauty»
(«Camina en su belleza», 1814), «The Dream» («Sueño», 1816), «Darkness»
(«Tinieblas», 1816), «Stanzas to a Hindoo Air» («Estancias a una tonada
hindú», 1823), «So w e'll go no m ore a roving» («No saldremos m ás de pa
seo», 1817), «On this Day I Complete my Thirty-sixth Year» («Hoy cumplo
36 años», 1824). Pero, fuera de estos m omentos afortunados, el conjunto
es desigual, carece de la finura im aginativa y la enérgica inspiración de
Shelley y de la precisión y gracia expresiva y las cualidades estéticas
—plasticidad, autenticidad— de la lírica de Keats. Byron es más realista
que uno y otro, observa el m undo y sus fenómenos con ojos carnales, y
aunque no le falte elevación, potencia y genialidad, su lírica perm anece
más en el plano de lo norm al e interp reta experiencias no muy extraordina
rias con un lenguaje directo e inteligible. Precisam ente po r eso fue mejor
com prendido y m ucho más celebrado p o r las generaciones rom ánticas de
todo el mundo.
«Darkness» es un buen ejemplo de poem a que se puede llam ar breve
—consta sólo de unas páginas—, donde el poeta destaca la nota subjetiva
de su desolación. Es una composición extraordinariam ente característica
de su estilo en tales circunstancias:
40 Heaven and Earth fue compuesto en octubre de 1821. Esta obra, a la que Byron subti
tu la «misterio», en el sentido literario y dram ático medieval, fue publicada el 1 de enero de
1823, en el n.° 2 de The Liberal, periódico editado p or Byron, Shelley y Leigh H unt en Italia.
El Rom anticism o inglés 327
glés que, aburrido de su patria y cansado de su presunta vida de placeres,
busca distracción en otros países. El prim er canto n a rra la salida de Ha
rold rum bo a Lisboa y su travesía por España, donde hierve la Guerra
de la Independencia; el poeta no desdeña la ocasión de presentar una sim
pática perspectiva de nuestra patria en aquel m omento heroico, exponien
do de paso sus tem ores de que caiga rendida bajo el empuje del invasor.
El segundo describe los viajes de H arold por Grecia y demás territorios
del cercano Oriente. Los dos últim os cantos n a rra n su travesía continental:
Bélgica, el valle del Rhin, Suiza e Italia. La obra es hasta cierto punto
autobiográfica, y en ella Byron desarrolla con originalidad, despreocupa
ción y gallardía el conjunto de escenas plásticas y vividas que pudo con
tem plar en sus aventureras jornadas por diferentes países europeos. Tem
peram entalm ente disconforme con toda la poesía puesta al servicio de la
ética o de una estética determ inada, Byron se decide por la p intura cálida
de la vida o por la expresión de lo que, en un m om ento dado, conmueve
su alma. Este fue el secreto de su éxito sorprendente.
El Don Juan es la composición en que Byron empleó la m áyor parte
de su actividad y talento literarios durante los cinco últim os años transcu
rridos en Italia (1818-1823); en ella logra el pleno desarrollo de su persona
lidad y la m áxim a expresión de su genio. Es un poema épico-burlesco de
m ás de diecisiete cantos (unos 16.000 versos), en el que se proyecta con
toda libertad la naturaleza de este gran poeta. El poema describe las aven
tu ra s del sevillano don. Juan y sus andanzas por varias naciones europeas.
A consecuencia de un lance amoroso con una dam a española, don Juan
se ve obligado a salir de España por m ar. Al cabo' de unos días de navega
ción, naufraga, y casi por m ilagro consigue llegar a una isla del archipiéla
go griego. Haidée, hija de un pirata, lo am para y se enam ora locamente
de él. Don Juan corresponde con todo el ard o r de su juventud al amor
de la bella isleña; pero el regreso del padre interrum pe el idilio, y don
Juan es vendido en el m ercado de esclavos de Constantinopla; Haidée pier
de la razón y m uere. Pero el gallardo espáñol ha nacido con tan ta fortuna
que cae bien a los ojos de una sultana, y ésta ordena com prarlo. Por una
aventura circunstancial con una bella odalisca, don Juan provoca las iras
de su celosa señora y tiene que fugarse para salvar la vida. Llega ante
los m uros de Ismael, sitiado por el ejército ruso, y, tomando el mando
de una división, asalta con éxito la ciudadela, por lo cual es enviado como
em isario a llevar la noticia a San Petersburgo, donde conquista inm ediata
m ente el favor de la em peratriz Catalina. Pero el clima de Rusia no le sien
ta bien al galán sevillano, y es enviado como em bajador a Gran Bretaña.
Allí su elegancia y buen tacto le prom eten nuevos éxitos diplomáticos y
amorosos. Los últim os cantos son una excelente descripción satírica de la
alta sociedad inglesa de la época. El argum ento del Don Juan está cortado
por innum erables digresiones, generalm ente hum orísticas, siem pre intere
santísim as, sobre muy diversos temas. La figura del protagonista, agrada
ble y acom.odaticia, presenta gran ductilidad, y le sirve al poeta p ara ofre
cer, m ediante ella, su polifacética visión del mundo. Don Juan es un poema
hum orístico extenso, donde se refleja enérgicam ente la compleja y parador
328 Historia de la literatura inglesa
41 Byron influyó poderosamente en los maestros del romanticismo francés Hugo, Lamartine,
Vigny y Mussét; en Italia le siguen, reciben su influjo o se inspiran en él G uerratzi y Prati;
en Alemania, Platen y Grabbe; Malczewski, Mickiewicz y Slowacki, en Polonia; Pushkin y Ler
montov, en Rusia; Lenau y Petofi, en Hungría; Kollar, Macha y Sladkovic, en Checoslovaquia;
Radulescu y Soutzos, en Rumania; Da Costa, en Holanda; Tegner, en Suecia. La actitud de
Espronceda en España y la de E chevarría en la Argentina se pueden considerar byronianas.
Ver E. Estéve, Byron e t le rom antism e français, París, 1929. P. van Tieghem, H istoire de la
Littérature de l'Europe et de l'Amerique, París, 1946. Y Julio A. Leguizamón, H istoria de la
Literatura Hispanoamericana, Buenos Aires, 1945.
42 J. A. Symonds, Shelley, London, 1878. Edw ard Dowden, Life of Shelley (2 vols.), 1886;
rev. and abr., London, 1896. Edm und Blunden, Shelley: a Life Story, London, 1946. John Bux
ton, Byron and Shelley, London, 1968. R ichard Holmes, Shelley: The Persuit, Weidenfeld, 1974.
O. W. Campbell, Shelley and the Unromantics, London, 1924. Matthew Arnold, «Wordsworth»,
en Essays in Criticism (1888), London, 1964. Μ. T. Solve, Shelley: His Theory and Poetry, Cam
bridge, 1927. Carlos Baker, S h elley’s M ajor Poetry, Princeton, 1948. Neville Rogers, Shelley
a t Work. A Critical Inquiry, Oxford, 1967. N. I. White, The Unextinguished Hearth: Shelley and
His Contem porary Critics, Durham (N. C.), 1938. Leopoldo Mateo, «El estado de la crítica en
torno a Shelley», en Filología Moderna, n os· 59, 60, 61, Madrid, 1977. P. B. Shelley, The Com
plete Poetical Works, ed. by Thomas Hutchinson, Oxford University Press, 1945. Idem, Selected
Poem s and Prose, ed. by G. M. Matthews, Oxford, 1964. Idem, Letters, ed. by Frederick L. Jones
(2 vols.), Oxford, 1964.
El Rom anticism o inglés 329
45 Final de Prom etheus Unbound. The Poetical W orks of Shelley, Thomas Hutchinson, ed.
Oxford University Press, 1945.
332 Historia de la literatura inglesa
46 Cuando Shelley m urió ahogado fren te a Viareggio, había escrito 544 versos del poema
The Trium ph of Life, 1822.
47 El rom anticism o inglés, diferente del español, carece de dram aturgos im portantes. Ver.
el capítulo VIII, subcapítulo 3, de esta obra.
El Rom anticism o inglés 333
Y pensem os en el movimiento, los celajes y los contenidos de la «Ode to
the W estern Wind» («Oda al viento de poniente») y «The Cloud» («La nu
be»); en la belleza cósmica del «Hymn of Apollo» y en la melodía del «Hymn
of Pan»; en las aladas composiciones elegiacas al otoño y al final del año,
«Autumn: A Dirge» («Otoño: endecha») y «A Dirge for the Year» («Endecha
al año»); y en el inspiradísim o canto «Το Night» («A la noche», 1821), la
m ayoría superiores al forzado poema «Το a Skylark» («A una alondra»,
1820), que es una de sus composiciones m ás conocidas en España. También
interesa Shelley como traductor del griego, del latín, del italiano y del ale
mán: Homero, Platón, Bion, Mosco, Virgilio, Dante y Goethe; y no se puede
dejar de m encionar el vivo interés que en los últim os años de su vida m ani
festó po r Calderón, como dem uestra su adm irable traducción en verso de
varias escenas de El mágico prodigioso y de dos estrofas de La cisma de
Ingalaterra48.
M atthew Arnold, en uno de sus ensayos, acusa a Shelley de falta de
contenido, y, en una frase famosa, lo describe como «un ángel hermoso,
pero ineficaz, que bate inútilm ente sus lum inosas alas en el vacío» 49. Pe
ro, en conjunto, Shelley no tiene mucho de ángel, ni tam poco parece inefi
caz. En su poesía hay un hálito extraordinario del espíritu, y sus imágenes
ilum inan el corazón del hom bre y am plían sus horizontes imaginativos. Es
cierto que, en gran parte, la poesía de Shelley refleja bellos sueños de ju
ventud y aspiraciones sin base p ara cim entar la esperanza; pero tam bién
lo es que sus anhelos ensanchan la conciencia y conducen al hom bre, como
hechizado, a parajes m ás altos, a paisajes m ás bellos, a ambientes más
puros y dignos que aquellos en los que norm alm ente habita.
48 Edw ard FitzGerald, en 1853, tenia que volver sobre Calderón con más tenacidad que
Shelley, si no con más provecho, para d ar la traducción poética de E l p in to r de su deshonra,
Nadie fíe su secreto, Luis Pérez el gallego, Las tres justicias en una, E l Alcalde de Zalamea
y Guárdate del agua mansa.
49 M atthew Arnold, «Shelley», en The Nineteenth Century, en Essays in Criticism, London,
1964.
50 Lord Houghton, The Life and Letters of John K eats (1848). Introduction by Robert Lynd,
London, 1954. H. W. Garrod, Keats, Oxford, 1939. W. J. Bate, John Keats, Oxford University
Press, 1963. Matthew Arnold, «John Keats», en E ssays in C riticism (1888), London, 1964. C.
D. Thorp, The M ind of John Keats, London, 1926. E. R. W asserman, The Finer Tone: K eats’s
M ajor Poems, Baltimore, 1953. J. Middleton Murry, Studies in Keats, Oxford, 1930. Enlarged:
Keats, London, 1955. G. H. Ford, K eats and the Victorians: A Stu dy of his Influence and Rise
to Fame, 1821-1895, New Haven, 1945. Idem, The Prefigurative Im agination of John Keats, Stan
ford, California, 1951. R. H. Fogle, The Im agery of K eats and Shelley: A Com parative Study,
Chapel Hill, N. C., 1949. E. Ç. Pettet, On the Poetry of Keats, Cambridge University Press,
1957; 1970. M. R. Ridley, Keats's Craftsmanship, London, 1963. Aileen Ward, The Making of
a Poet, London, 1963. William Walsh, Introduction to Keats, London, Methuen, 1981. Esteban
Pujals Gesali, John Keats: Una interpretación de la Antigüedad griega, tesis doctoral, Madrid,
Universidad Complutense, 1981. John Keats, Poetical Works, ed. by H. W. Garrod, Oxford, 1958.
Idem, Letters, selected by Frederick Page, Oxford, 1954.
334 Historia de la literatura inglesa
les, Fanny, se casó con el joven médico español Valentín Llanos y Gutié
rrez, que había conocido a Keats en Roma, y m urió en M adrid en 1889.
En la escuela de Enfield, a la que asistió a p a rtir de los ocho años, Keats
se hizo amigo de Charles C. Clarke, hijo del director de la m ism a, unos
años m ayor que él. Clarke fue quien recom endó a Keats la lectura de The
Fairy Queen, y éste se puso en seguida a im itar a Spenser. En 1811, poco
después de la m uerte de su m adre, deja la escuela para dedicarse al apren
dizaje de la cirugía, y en 1815 trab aja como ayudante de cirujano en el
Guy's H ospital —en la sala ahora llam ada K eats’s W ard— de Southwark,
Londres, soñando con los paraísos renacentistas. Por este tiempo, y por
m ediación de Clarke, conoce a Leigh Hunt, crítico y periodista rom ántico
que, im presionado por la poesía de Keats, publica el soneto «To Solitude»
en su periódico, The Examiner, el 1 de diciem bre de 1816. En sus frecuen
tes visitas a Leigh Hunt, Keats conoció a Shelley, W ordsworth, Hazlitt,
Lamb y otros escritores. Es entonces cuando Leigh H unt hace la descrip
ción física del joven Keats en que intenta revelar el alm a del poeta, y Se
vern pinta su conocida m iniatura.
Term inados los estudios y obtenida la licencia para practicar la cirugía,
la abandona y se dedica de lleno a la poesía. En marzo de 1817 se publica
su prim er libro de poemas, que no tuvo éxito de venta ni buenas reseñas,
a pesar de contener algunos sonetos y otros poemas que dem uestran indu
dable talento artístico. Su segundo volumen, Endymion, aparecido en abril
de 1818, tam poco fue bien acogido por los críticos de The Quarterly Review
y del Blackwood's Edinburgh Magazine, a causa, en gran parte, de la amis
tad que le unía con Leigh H unt. No por esto se desanim a el poeta; descon
tento de su propio trabajo, se im pone m ás disciplina y estudio. Hacia 1818
se le acum ulan las desgracias. Su herm ano Tom m uere de tuberculosis,
y la m ism a enferm edad ataca en seguida a Keats. Al ritm o del desm orona
m iento de sus fuerzas físicas, se acrecienta el vigor de su imaginación.
Sus facultades creativas, en estos años, son singulares. Es el período en
el que se enam ora de Fanny Brawne, y con este amor empieza la tragedia.
Algunas dé sus reprim idas cartas a Fanny, con la m uerte acechándole, son
patéticas. Ante el consejo médico de que no pasara el invierno siguiente
en Inglaterra, el 8 de septiem bre de 1820, Keats parte con el pintor Joseph
Severn hacia Italia. Sabía que no iba a regresar; y, m ás que la m uerte,
sentía tener que dejar a su n o v ia 51. Pero se hace a la idea, acepta la rea
lidad, y m uere en Roma el 23 de febrero de 1821. Sus restos descansan
en el cem enterio protestante de la ciudad eterna, bajo este poético epitafio:
«Aquí descansa alguien cuyo nom bre se escribió en el agua. » Fanny Braw
ne se casó unos años m ás tarde con O. Ellis, pero llevó hasta su m uerte,
en 1865, el anillo de prom etida que le había dado Keats.
Keats es el m ás exigente y delicado de este segundo grupo de grandes
rom ánticos ingleses, quizá m ás puro aún que su amigo Shelley. Extrem ado
idealista, el am or de lo bello era en Keats una pasión, y su continuo ascen
51 Carta de Keats a Charles Brown, desde Nápoles, 1 de noviembre de 1820, Letters o f John
Keats, selected by Frederick Page, Oxford, 1954.
El Rom anticism o inglés 335
54 El prim er fragm ento de H yperion se publicó en 1820; el segundo, titulado The Fall of
Hyperion - A Dream (El destronam iento de Hiperión - Sueño), ën 1856. La idea del Hyperion,
de Keats, procedía de Milton y del conflicto entre los ángeles antes de la creación, en el Paradi
se Lost. En H yperion, Keats se propone utilizar la guerra entre los dioses y los titanes de
la mitología griega, que, según esta mitología, ocurrió tam bién antes de la creación del hombre.
338 Historia de la literatura inglesa
55 Ver la tesis doctoral de Esteban Pujáis Gesalí, John Keats: Una interpretación de la An
tigüedad griega, Universidad Complutense, Madrid, 1981.
56 Robert Burton, Anatom y of M elancholy (1621), vol. Ill, section II, mem ber I, subsection I,
ed. by Holbrook Jackson, London, 1961. B urton tom a la anécdota del libro cuarto de De vita
Apolonii, de Filóstrato.
El Rom anticism o inglés 339
sigue enamorado, y, al despertar, se encuentra en la ladera desolada de
una m ontaña habitada por reyes, princesas y guerreros, pálidos como la
m uerte, y sin pájaros que canten. Consta de doce estrofas de pie quebrado,
de una intensidad lírica y una musicalidad difíciles de superar en su género.
No obstante, la estructura poética que m ejor se adapta a la expresión
del genio de Keats, quizá sea la oda. Keats, como Shelley, carece de las
cualidades narrativas de Byron o de W ordsw orth, y no son pocas las difi
cultades con que tropieza el poeta que se propone com poner una obra ex
tensa a base de m omentos líricos. He aquí por qué uno y otro sobresalen
en la lírica, que era precisam ente el campo menos favorable p ara Byron.
Pero si a Keats le faltan la brillante inspiración de Shelley y su energía
y espontaneidad,· no tiene rival en la perfección, en la indefinible belleza,
en la fusión de sujeto-objeto que se da en sus odas; en este género, es úni
co. Sus prim eras odas de perfecta y sostenida belleza son la canción «O
Sorrow» (Endymion, IV) y la «Ode to Maia» (mayo de 1818). Compuso luego
las cuatro inm ortales odas: «Ode to a Nightingale», profundam ente hum a
na, en que el poeta, torturado por el m isterio del dolor y la m uerte, ve
en el canto del ruiseñor un símbolo de la belleza a la que no pueden afectar
la decadencia ni la m uerte; «Ode to a Grecian Urn», en la que, implicando
un concepto m etapoético, se canta la inm ortalización de la belleza por el
arte, en contraposición a la caducidad de la vida; «Ode to Melancoly», llena
de contenida emoción por el contraste entre el placer que la visión de la
belleza m ortal produce al poeta, y el sentim iento de su fragilidad, y «Ode
to Autumn», de profunda serenidad, en la que el a u to r abandona todo razo
nam iento p ara gozar de la belleza y la paz que proporciona esta colmada
estación.
O A ttic shape! Fair attitude! w ith brede
Of m arble m en and m aidens overwrought,
With forest branches and the trodden weed;
Thou, silen t form, dost tease us ou t of thought
/Is doth eternity. Cold Pastoral!
When old age shall this generation waste,
Thou sh alt remain, in m id st of other woe
Than ours, a friend to man, to w hom thou sayst,
Beauty is truth, truth beauty, - that is all
Ye know on earth, and all ye need to know.
(«Ode to a Grecian Urn»)
OTROS POETAS
Las grandes figuras literarias no aparecen aisladas, sino que surgen eri
los períodos en que un género se cultiva con profusión. Como sucede con
los productos de la naturaleza, lo superior se encuentra, por lo general,
en el seno de la abundancia. Dedicaremos unas páginas, por tanto, a un
conjunto de poetas m enores, contem poráneos de los grandes rom ánticos
de la prim era y segunda generación, que aportan al panoram a poético ele
m entos diversos por su tem ática y por su matiz; a veces consiguen, con
u n solo poema, conquistar la popularidad; o, con un gesto estilístico, abren
el camino p ara un género en que un poeta m ayor realizará una obra
extraordinaria58.
60 Ver The N ew Oxford Book of English Verse, chosen and ed. by Helen Gardner, Oxford,
1972.
61 William Beattie, Life and Letters o f Thomas Cam pbell (3 vols.), London, 1849-50. Tho
mas Campbell, Com plete Poetical Works, edited by J. Logie Robertson, Oxford, 1907.
342 Historia de la literatura inglesa
62 La necesidad de una política naval inglesa se encuentra poetizada p or p rim era vez en
The L ibel of English Policy (1436-7), en el reinado de Enrique VI (1422-61).
63 John Forster, Landor: a Biography (2 vols.), London, 1869. R. H. Super, Landor: A Bio
graphy, New York, 1954. W. Savage Landor, Gebir, Count Julian and Other Poems, London,
1831. Idem, Poems (3 vols.), ed. by Stephen Wheeler, Oxford, 1937. Idem, Letters, ed. by Stephen
Wheeler, 1899. Im aginary Conversations, Selected and ed. by E. de Selincourt, Oxford, 1915.
64 Pericles and Aspasia está salpicada de prim orosos poemas líricos.
El R om anticism o inglés 343
Chrysaor, el valiente guerrero de la espada de oro que desafía al Titán,
pagará su tem eridad con la venganza de Neptuno. Shelley y Keats llevarían
el tem a a m ás altas m etas de perfección artística. Gunlaug (1804), poema
de am or inspirado en una leyenda islandesa, n a rra las hazañas del héroe
Gunlaug para conquistar a Helga. En 1831 apareció el volumen Gebir, Count
Julian, and Other Poems. Entre estos «otros poemas» se encuentran: Inés
de Castro at Cintra e Inés de Castro at Coimbra, poemas dram áticos, so
brios y escultóricos, sobre dos m omentos de la m alograda historia de amor
entre Pedro I de Portugal y la española Inés de Castro; Ianthe, que consiste
en una serie de tre in ta y un poemas breves, de carácter amoroso, finamen
te construidos y de pasión contenida, m ás parecidos a los poemas líricos
del siglo XVII que a los de sus contem poráneos Byron, Shelley y Keats; Mis
cellaneous Poems, un conjunto de treinta y seis poemas de tem ática varia
—la am istad, el c o rrer del tiempo, la prim avera, el atardecer, la vida mode
rada, E spaña—, que, en espíritu y ejecución, se hallan en la línea de H ora
cio y Ben Jonson; y On the Dead (A los muertos), grupo de nueve poemas
—elegías y epitafios— entre los cuales se encuentra alguna de las composi
ciones breves m ás perfectas de Landor. La lírica es el terreno donde consi
gue Landor sus m ayores éxitos: es original y distinguido en sus poemas
epigram áticos, y en sus composiciones am orosas, directo y concentrado.
Son acertadísim as sus composiciones breves: «Rose Aylmer » 65, «Corinna
to Tanaga» y «Behold, O Aspasia, I send you verses» («Mira, Aspasia, te
envío versos»)66, «My hopes retire» («Mi esperanza retrocede»), «I strove
w ith none» («No luché contra nadie»), «Mother, I cannot m ind my wheel»
(«Madre, no me im porta la rueca») y «Death stands above me» («La m uerte
está encim a de mí»). Los últim os poemas breves de Landor aparecieron
en The Hellenics (1846-7), The Last Fruit (Últimos frutos, 1853) y Heroic
Idylls (1863).
Frere. Muy curiosa es la figura del diplom ático y literato John Hook-
ham F rere (1769-1846). F r e re 67 estuvo dos tem poradas en España como
m inistro plenipotenciario: en M adrid durante los años 1802-1804, y con la
Ju n ta C entral en 1808-1809, a comienzos de la G uerra de la Independencia;
aquí se encariñó con nuestra literatura. Su personalidad resulta doblemen
te interesante como orientador. Por un lado, sus poemas jocosos inspiran
a Byron la tendencia hum orística que ta n ta gloria iba a proporcionarle;
por otro, su sentido de lo medieval y su conocimiento y aprecio de las
letras españolas encam inaron al duque de Rivas hacia el Romanticismo.
En 1808 colaboró con Southey en la traducción de la Chronicle of the Cid.
Más tarde se retiró a Malta, en busca de un clim a adecuado a la frágil
salud de su esposa, y allí acogió fraternalm ente al duque de Rivas (1825-30)
y le abrió las puertas de su biblioteca española. En los últimos años de
68 The Anti-Jacobin, fundado por Canning p ara com batir la propaganda desplegada por la
Revolución francesa, dejó de publicarse en 1798.
69 Mario Méndez Bejaraño, Vida y obras de don José Marta Blanco y Crespo, Madrid, 1921.
J. Blanco-White, The Life of the Rev. J. B. W. W ritten by H im self (3 vols.), London, 1845. Idem,
Letters from Spain, London, 1822. Antonio Garnica, Autobiografía de Blanco White, Universidad
de Sevilla, 1975. Idem, Cartas de España, Madrid, 1972. Traducción de las L etters from Spain.
70 On B ull Fights, Passion, or Holy W eek at Seville, Private Life at M adrid, etc.
71 M. Méndez Bejarano, Vida y obras de don José María Blanco y Crespo, Madrid, 1921,
pág. 492.
72 J. Fitzmaurice-Kelly, H istoria de la L iteratura española, Madrid, 1926, pág. 321.
E l Rom anticism o inglés 345
este soneto dio a Blanco-White m ayor fam a que cualquiera de sus poesías
españolas:
Este soneto, aparecido en The Bijou el año 1828, fue muy elogiado, y
es posible que fuera Coleridge el prim ero en descubrir su valor. Perfecta
m ente construido, tiene gran belleza y energía, y da la im presión de que
el im pulso inspirador pudo obligar al poeta a escribirlo de un tir ó n 73.
Blanco-White escribió mucho, sobre todo en prosa. The Life of the Reve
rend Joseph Blanco-White (de publicación postum a, en 1845) es un libro
de 1.380 páginas. Su itinerario religioso del catolicism o al anglicanismo,
y después al unitarism o, es una singular odisea, que refleja la inquietud
espiritual de este extraordinario sevillano britanizado.
75 J. W, and Anne Tibbie, Clare: His Life and Poetry, London, 1956. John Clare, Poems, ed.
by J. W. Tibbie (2 vols.), London, 1935. Prose, edited by J. W. and Anne Tibbie, London, 1951.
Letters, ed. by J. W. and Anne Tibbie, London, 1951. The Sh eph erd’s Calender, ed. by Eric
Robinson and Geoffrey Suramerfield, Oxford, 1965.
76 La m ejor edición de The Shepherd's Calender, de John Clare es la de Eric Robinson y
Geoffrey Summerfield, Oxford University Press, 1964. Consta de 136 paginas de verso.
348 Historia de la literatura inglesa
GRANDES NOVELISTAS
79 Consúltese el volumen XII de The Cam bridge H istory of English L iterature y los volú
m enes IX y X de la Oxford H istory of E nglish Literature. Oliver Elton, A Survey of English
Literature, 1780-1830, vol. 2, London, 1961. H. S. Milford, The Oxford Book of English Verse
of the R om antic Period, Oxford, 1946. John Hayward, The Oxford Book of N ineteenth Century
Verse, Oxford, 1964. H arold Bloom and Lionel Trilling, R om antic Poetry and Prose, en Oxford
Anthology of English Literature, Oxford, 1973.
80 Christopher Dawson, The S pirit of the Oxford M ovement, London, 1945.
El Rom anticism o inglés 349
nom bres ta n sólo sobresalen en el espacio que va desde el grupo de im por
tantes novelistas del siglo xvm a la espléndida floración de la novela
victoriana. Estos nom bres son Jane Austen y W alter Scott. La prim era,
m iniaturista perfecta de la vida cotidiana del tiem po límite entre los si
glos XVIII y XIX es la verdadera creadora de la novela de ám bito familiar.
Jane Austen sigue dentro del estilo novelístico del siglo x v i ii y, siguiendo
la trayectoria de Richardson y Goldsmith, lleva a su culm inación el tipo
de novela iniciado por Fanny Burney con Evelina en 1778. Sus característi
cas son: la visión serena y un tanto idealizada de las realidades de la vida
cotidiana, el localismo tem poral y geográfico, el razonam iento tranquilo,
la caracterización, la ironía, y un estilo transparente y sencillo, entre cui
dado y suelto '. W alter Scott es el creador de la novela histórica, p o rta
dora de esencias rom ánticas, y el novelista que proyecta este género de
novela por toda E uropa y gran parte del m undo europeizado. Lo que lo
separa de Jane Austen es su am plitud cronológica y geográfica, el dinam is
mo de la acción, el colorido local y la escenografía rom ántica, el pintores
quism o y la aventura, y un estilo evocador, sugestivo y convincente. Ambos
se sitúan m uy por encim a del grupo de novelistas góticos seguidores de
Walpole, cuyo exponente de más calidad será el Frankenstein de Mary Shel
ley, y superan a los narradores de otros géneros, entre los que destacan
M aria Edgeworth, notable descriptora de la vida irlandesa de fines del si
glo XVIII; Mary M itford, autora de Our Village, colección de amabilísimos
bocetos del am biente ru ral de la com arca de Reading, y Thomas Love Pea
cock, el excéntrico n arrad o r satírico de las ideas y ambientes del período
ro m án tico 2.
1 Jane Austen se acerca mucho más a lo que hoy se entiende p or novela; pero en su épo
ca, com parada con Scott, era casi una desconocida.
2 The Cam bridge H istory of English Literature, vols. XI, XII, ed. by A. W. W ard and A.
R. Waller, Cambridge, 1953. E. A. Baker, The H istory of English Novel, vol. VI, New York,
1957. Arnold Kettle, An Introduction to the English Novel, vol. 1, London, 1951. Ramón Pérez
de Ayala, Principios y finales de la novela, M adrid, 1958. S. Diana Neill, A S h ort History o f
the English Novel, New York, 1964. Oliver Elton, A Survey of English Literature, 1780-1830
(2 vols.), London, 1961. W. L. Renwick, English L iterature 1789-1815, Oxford, 1963. Ian Jack,
English Literature 1815-32, Oxford, 1963. Dorothy Van Ghent, The English Novel. Form an d
Function, London, 1961. George Saintsbury, A H istory of English Criticism, Edinburgh, 1955.
George Watson, The Literary Critics, Penguin Books, 1962. H arold Bloom and Lionel Trilling,
R om antic Poetry and Prose (Anthology), Oxford University Press, 1973. The Pelican Book o f
English Prose, vol. II, ed. by Raymond Williams, Penguin Books, 1969. English Critical Texts,
ed. by D. J. Enright and E. de Chickera, Oxford University Press, 1962. Boris Ford (editor),
From Blake to Byron. The Pelican Guide to English Literature, vol. V, Penguin Books, 1957.
Prose of the R om antic Period, ed. by Raymond W right, The Pelican B ook of English Prose,
vol. IV, general ed. Kenneth Allott, Penguin Books, 1956.
3 J. G. Lockhart, M em oirs of the Life of S co tt (7 vols.), Edinburgh, 1837-8. Edwin Muir,
S cott and Scotland, London, 1936. H erbert J. C. Grierson, Scott. A N ew Life, London, 1938.
David Brown, W alter S co tt and the H istorical Im agination, London, 1979. Donald Davie, The
Heyday o f Scott, London, 1961. F. R. H art, Scott's Novels. Charlottesville, 1966. W alter Scott,
Novels and Tales (24 vols.), Oxford, 1912. La m ayoría de las novelas de Scott se encuentran
en la colección Everyman’s Library de la editorial Dent, de Londres.
350 Historia de la literatura inglesa
Una de las ciudades m ás rom ánticas de E uropa y dotada de una vida cultu
ral intensa, Edim burgo ofrecía el entorno adecuado p ara la form ación de
u n poeta y novelista inclinado a lo legendario e histórico. Scott estudió
en la Universidad de su ciudad natal. Sabía francés, italiano y español.
Aunque ejerció, en su juventud, la carre ra de abogado, se dedicó sobre
todo al estudio de la litera tu ra inglesa, a la recopilación de leyendas y
baladas escocesas y a la investigación de la historia y la vida social de
la Escocia anterior y posterior a la Reforma. Su producción novelística
fue, ante todo, una revelación —h a sta cierto punto idealizada— de Escocia
p ara los ingleses, y h asta p ara los escoceses. El tratam iento que en su obra
da a los m onasterios, y el reconocim iento de su im portancia civilizadora
en el período medieval, señalan la m edida de la integridad de su carácter
y la objetividad de sus propósitos: en una época tan im pregnada de prejui
cios como la suya, es digno de elogio su respeto por la Iglesia católica.
El influjo literario más directo lo recibió Scott de las Reliques of Ancient
English Poetry (1765) de Thomas Percy; inducido por esta colección de ba
ladas, em prendió frecuentes excursiones po r la frontera anglo-escocesa pa
ra recoger el m aterial legendario y poético de la prim itiva com arca de los
m ontes Cheviot, explorar la arqueología y obtener la m ayor cantidad posi
ble de inform ación folklórica. El resultado fue la recreación de la vida es
cocesa medieval —o m ás reciente— en sus poemas y novelas. Su prepara
ción literaria e histórica, el don de gentes que le facilitó el acceso al cora
zón del pueblo escocés, las relaciones con coleccionistas y anticuarios fa
mosos, y el cargo de juez del condado de Selkirk (1799), que le dio ocasio
nes p ara viajar, adquirir m aterial y acercarse m ás al pueblo, le pusieron
en condiciones de em prender una producción literaria original, prim ero
como poeta y luego como novelista.
No se puede desconocer la im portancia renovadora de Scott en la poe
sía de la época, y, en aquel momento, su prestigio de poeta nacional de
E sco cia4; con todo, su fam a m undial se debe a sus condiciones de nove
lista. El hecho de que Scott p a sara de la poesía a la novela se debió a
la presión que en el m undo poético ejercía, hacia 1812, la personalidad
de Byron. Cuando Scott com prendió que en el campo de la poesía le hacía
som bra lord Byron, apenas intentó com petir con él y casi en seguida volvió
los ojos a la novela histórica, en la que alcanzaría sus grandes triunfos.
La inspiración m anaba aquí de la m ism a fuente que en su poesía; contando
con los conocimientos y la predisposición, sólo la técnica era ligeram ente
distinta. Consistía en dotar de m ayor corporeidad a los personajes de sus
fu tu ras historias y encuadrarlos en un m arco narrativo más amplio, u tili
zando la prosa. Una vez descubierta la mina, Scott la explota h asta el final,
sin dejarse influir por otras tendencias. Por eso, aunque escribió sus nove
las en el período posnapoleónico, siguió im pregnándolas del espíritu histó
rico que había inspirado la m ayoría de sus poemas, como si en el m undo
de las ideas nada hubiera ocurrido después de la batalla de W aterloo, y
4 En 1813 se ofreció a Scott el nom bram iento de poeta laureado, honor que declinó, y que
luego se otorgó a Robert Southey.
El Rom anticism o inglés 351
comó si en las letras inglesas no existieran Byron y Shelley. En realidad,
en el m undo im aginario que Scott eligió como novelista, estos jóvenes poe
tas, con sus m últiples y distintas inquietudes, apenas contaban, y él podía
cultivarlo como único dueño. Su afición al pasado, el am or a su tierra y
la originaria tendencia de su imaginación persisten hasta el fin de sus días
con la m ism a exuberancia de la juventud. Scott vive enam orado de la a r
queología y de la historia, siente el hechizo rom ántico de los tiempos pasa
dos y se recrea en su reconstrucción. Los hechos y leyendas de antaño
le proporcionan m ateriales que en sus m anos adquieren un valor literario
insuperable.
En 1814, dos años después de la aparición de los dos prim eros cantos
del Childe Harold de Byron, Scott dejaba vía libre a los jóvenes poetas
y publicaba anónim am ente su prim era novela Waverley, basada en aconte
cimientos históricos anglo-escoceses de m ediados del siglo XVIII. Para que
un español com prenda con facilidad las im plicaciones políticas y sociales
de esta obra, lo m ejor es que se traslade con la imaginación a la prim era
guerra carlista de la España del siglo xix. Waverley resulta así una novela
doblem ente aleccionadora para los españoles. El protagonista de la obra
es Edw ard Waverley, un joven inglés de inclinación rom ántica, que ha sido
educado por su padre, partidario de la política gubernam ental británica,
y por su tío, sir Everard, rico propietario de tendencia jacobita, adicto a
la destronada dinastía de los Estuardo. En 1745 obtiene un nom bram iento
en el ejército y se incorpora a su regim iento —inglés y gubernam ental—,
destacado en Escocia. Una vez allí, y estando de perm iso, visita a un amigo
de su tío sir Everard, el barón Bradw ardine, un señor aparatoso, pero de
buen corazón, y viejo jacobita. Waverley saca m ás partido del que se po
dría esperar de esta visita, pues se gana las sim patías de Rose, la hija del
barón, una joven m uy amable y constante. El argum ento de la novela em
pieza a com plicarse cuando a Waverley le en tra la curiosidad de conocer
a un bandolero de las m ontañas de Escocia, Fergus Mac-Ivor, joven escocés
y activo cabecilla de la causa jacobita. En Glennaquoich, Waverley cree
enam orarse de la herm ana de Fergus, Flora, cuya belleza y adhesión deci
dida a la causa de los E stuardo le atraen y arm onizan con su rom ántica
m anera de ser. Estas im prudentes visitas a gentes de la oposición desacre
ditan a Waverley —m ilitar del ejército británico— ante su coronel. Como
resultado de estos contactos, es víctim a de complicaciones e intrigas en
el seno del regim iento, y acaba siendo arrestado. La afectuosa y fiel Rose
B radw ardine intercede para que se le levante el arresto; pero Waverley,
ofendido por el trato que se le ha dado en el ejército inglés, encendido
por los entusiasm os políticos de Flora Mac-Ivor y halagado por la buena
acogida que le ha dispensado el príncipe Carlos Eduardo, pretendiente a
la corona de los Estuardo, se alista atolondradam ente en las fuerzas jacobi-
tas. En la batalla de Prestonpans, W averley salva la vida de un distinguido
m ilitar inglés, el coronel Talbot, amigo de su familia. Y cuando llega el
m om ento de la d errota y dispersión de las fuerzas del príncipe Carlos, el
coronel Talbot utiliza su influencia para salvar a su vez a Waverley y reha
bilitar al barón Bradwardine. Al fin, rechazado po r la fanática Flora, que
352 Historia de la literatura inglesa
5 Scott confiesa que las novelas de Cervantes «le habían inspirado desde un principio el
deseo de sobresalir en este género literario». Fitzmaurice-Kelly, H istoria de la L iteratura Espa
ñola, Madrid, 1926, pág. 229.
6 Scott escribió trein ta y una novelas, entre las cuales figuran: W averley (1814), The A nti
quary (1816), R ob Roy (1817), The H eart of M idlothian (1818), The B ride o fL a m m erm o o r (1819),
The M onastery (1820), The A bbot (1820), The H ighland W idow (1827), de tem a escocés; Ivanhoe
(1819), K enilw orth (1821) y W oodstock (1826), etc., se basan en la historia inglesa; y Q uintín
D urw ard (1823), The Talism an (1825), Ann of Geirstein (1829) y Count R obert of Paris, etc.,
presentan tem as europeos.
7 Como le sucedió a Byron, una enferm edad infantil le dejó cojo p ara toda la vida, aun
que sin m erm ar su extraordinario vigor físico.
El Rom anticism o inglés 353
8 El anticuario es una figura que, según Scott, está inspirada en George Constable, un buen
amigo de su mocedad, pero que parece una amable caricatura del propio Scott.
354 Historia de la literatura inglesa
9 Ver S. Diana Neill, A Short History o f the English Novel, New York, 1964, págs. 137-138.
El Rom anticism o inglés 355
dadera situación. Logra e n trar en el castillo, y en una entrevista con su
m arido, le persuade a que la reconozca ante todo el m undo como su espo
sa. Leicester consiente en ello. El conocimiento de la verdad atrae sobre
él el odio de la reina. Entonces Varney, tergiversando las relaciones entre
Amy y Tressilian, envenena los sentim ientos de Leicester, acusando a Amy
de infidelidad. En un momento de arrebato, Leicester pone a su esposa
a disposición de Varney para que la lleve a Cumnor Place y la haga desapa
recer. Al no poder conseguir nada de Amy en el terreno amoroso, Varney,
despechado, la conduce a la m uerte. La inform ación objetiva de los hechos
llega dem asiado tarde a oídos de los que hubieran podido im pedir la catás
trofe. Tressilian, siem pre dispuesto a favorecer a la m ujer de su ideal, se
desplaza sin dem ora a Cumnor Place, y llega sólo a tiem po de enterarse
de que Amy ha perecido al caer por una tram pa que le habían preparado.
Excelentem ente am bientada en la historia, en la política y en la sociedad
isabelinas, Kenilw orth ofrece magníficas pinturas de la corte de Isabel I,
y pone de m anifiesto las intrigas y m aquinaciones producidas por la ambi
ción, el orgullo y el ansia de poder.
En Ivanhoe (1819), la novela m ás conocida de Scott, se amplía el objeti
vo con la narración de los am ores de un noble caballero de la corte de
Ricardo I Corazón de León y una descendiente de Alfredo el Grande. La
obra se desarrolla a fines del siglo Xll, unos cien años después del estable
cim iento de la dinastía norm anda en Inglaterra, en el escenario de los pri
m eros castillos medievales ingleses y en las ru tas y ciudades europeas del
tiem po de la tercera Cruzada. La novela comienza con la descripción de
las condiciones de vida que la dominación norm anda había im puesto a los
anglosajones, y destaca, como nota curiosa y significativa, la transform a
ción lingüística que sufrían los nom bres de algunos animales al pasar del
cuidado de los siervos a las m esas o despensas de los señores que los con
sumían 10. Su visión poética del pasado y su actitud aceptadora de las cir
cunstancias, no le im pedía a Scott ver con objetividad las condiciones y
form as de vida de las épocas que novelaba. El protagonista de esta célebre
novela, W ilfred of Ivanhoe —joven, apuesto y rico—, es hijo de Cedric, de
noble linaje sajón y hom bre de gran probidad y prestigio. Ivanhoe está
enam orado de Rowena, pupila de su padre y descendiente de Alfredo I el
Grande, y es correspondido por ella. Cedric, honrado prom otor de la causa
dinástica sajona frente a la dinastía reinante, se propone casar a Rowena
con un joven de sangre real a fin de acrecentar las posibilidades de una
restauración sajona en Inglaterra. Por eso al conocer el am or que se profe
san los dos jóvenes, se opone a él y, con el fin de evitar consecuencias
negativas p ara su causa, destierra a Ivanhoe. Éste se alista en los ejércitos
de Ricardo I, y m archa a la Cruzada. Su valor y prestancia le granjean
el favor real. El m arco histórico lo proporciona la Cruzada, el contratiem
po sufrido en Austria por Ricardo Corazón de León en su viaje de regreso
10 Por ejemplo: los pastores daban a las ovejas, bueyes y cerdos su nombre anglosajón:
«sheep», «oxen», «swine»; pero, al pasar a las m esas de los nobles en forma de manjares,
la carne de estos animales tom aba nom bre francés: «mutton», «beef», «pork».
356 Historia de la literatura inglesa
y las luchas con su herm ano Juan Sin T ierra para conservar el trono. Im
portantes acontecimientos anim an la novela: un torneo en que Ivanhoe, apo
yado por Ricardo, derrota a los paladines de Juan; el sitio de un castillo
en que se hallaban prisioneros Ivanhoe, su am ada y varios fam iliares y
amigos, llevado a feliz térm ino por el propio rey; el juicio de Dios en que
triu n fa Ivanhoe y libra de la hoguera a la judía Rebeca, y, por fin, el m atri
monio de Ivanhoe y Rowena po r intervención del rey. Ivanhoe es la perfec
ta novela rom ántica de base histórica, que sirve de modelo para toda Europa
En la m ism a línea de protagonism o escocés en E uropa están las novelas
Quintín Durward (1823) y The Talisman (1825). La prim era es la historia
de un joven noble escocés que tom a parte en las luchas entre Luis XI de
Francia y Carlos el Tem erario de Borgoña, al lado del francés, y acaba
enam orándose de Isabella, joven condesa borgoñona a la que custodiaba,
cuya m ano consigue en prem io a sus hazañas y a los m éritos contraídos
en su lucha por la causa del duque de Borgoña. El retrato que de Luis XI
se hace en esta obra es una de las m ejores creaciones psicológicas de toda
la obra de Scott. The Talisman se basa en la Cruzada de Ricardo Corazón
de León y Felipe Augusto de Francia al frente de sus respectivos ejércitos,
acam pados en Tierra Santa, y en las hazañas realizadas por un noble esco
cés, conocido por el nom bre de El Caballero del Leopardo —en realidad
el príncipe David de Escocia—, que p resta al rey de Inglaterra servicios
de la m ayor im portancia. Enam orado de E dith Plantagenet, consigue ca
sarse con ella cuando se descubre la nobleza de su estirpe. Revela sum a
m aestría la descripción del despliegue de las fuerzas cristianas en Palesti
na y la narración de la rivalidad entre los dirigentes de la Cruzada n.
• Las obras de Scott fueron traducidas con rapidez asom brosa a todas
las lenguas de Europa, y por doquier brotaron cultivadores de la novela
histórica: Ainsworth y Bulwer-Lytton, en Inglaterra; Victor Hugo y Dumas,
en Francia; Manzoni, en Italia; Almeida G arrett y Herculano, en Portugal;
Alexis y Hauff, en Alemania; Conscience, en Bélgica (en flamenco); Drost
y Van Lennep, en Holanda; Ingemann, en Dinamarca; Bernatowicz y Rze-
wuski, en Polonia; Gogol y Tolstoy, en Rusia; Trueba y Cossío, López Soler,
Larra, Espronceda, Escosura, Gil y Carrasco en España. Aparte lord Byron,
Scott fue en el Rom anticism o europeo la figura literaria de m ás fuerza
expansiva.
Jane Austen. Fue contem poránea de W alter Scott una novelista que
constituye el polo opuesto en m ateria artística, pero cuya aportación a la
novelística inglesa es tam bién de sum a im portancia. Influida por Fanny
11 La estru ctu ra de las novelas de Scott se adapta generalmente a este canon: descripción
del lugar, localización histórica y narración de las características m ás salientes de la época,
presentación de los personajes y descripción de su condición e indum entaria; división p or capí
tulos, encabezados por una cita literaria, generalmente en verso; acción y movimiento enmarca
dos en la adecuada escenografía local y tem poral: amaneceres, atardeceres, noche, tiempo bue
no o malo, caminos, castillos, campo o ciudad; una acción aglutinadora de carácter sentim en
tal, que compensará los sacrificios de los protagonistas; psicología funcional, fácilmente esbozada.
El Rom anticism o inglés 357
12 William and Richard A. Austen-Leigh, Jane Austen. Her Life and Letters, London, 1913.
Mary Lascelles, Jane Austen and her Art, Oxford, 1939. R. W. Chapman, Jane Austen: Facts
and Problems, Oxford, 1948. Andrew H. Wright, Jane A usten’s Novels. A Study in Structure,
London, 1953. W. A. Craik, Jane Austen: The Six Novels, London, 1965. Frank W. Bradbrook,
Jane Austen and her Predecessors, Cambridge University Press, 1966. Marilyn Butler, Jane Aus
ten and the War of Ideas, Oxford University Press, 1975. Douglas Bush, Jane Austen, London,
1978. Julia Prew itt Brown, Jane A usten’s Novels: Social Change and Literary Form, Harvard
University Press, 1979. Jane Austen, N ovels (6 vols.), ed. by R. W. Chapman, Oxford, 1923-54.
Idem, Letters, ed. by R. W. Chapman, Oxford, 1952. Idem, Selected Letters, ed. by R. W. Chap
man, Oxford, 1955. Las novelas de Jane Austen se encuentran en la colección W orld’s Classics
de la Oxford University Press, y en Everyman's Library, de la editorial Dent, de Londres.
13 El herm ano de Jane Austen tomó p arte en la batalla de Trafalgar.
14 «Debo ceñirm e a mi propio estilo y seguir mi camino; aunque no vuelva a tener éxito
en él, estoy convencida de que fracasaría completam ente en cualquier otro» (Cartas).
358 Historia de la literatura inglesa
15 La escena en que m arido y m ujer discuten este asunto es m agistral y nos da la medida
de la comicidad y realismo que puede alcanzar Jane Austen, poniendo de m anifiesto su fina
ironía contra la mezquindad humana. V er Sense and Sensibility, capítulo II.
El Rom anticism o inglés 359
net. Pero eso no es todo. Bingley no ha venido solo, sino que ha traído
a un amigo a pasar unos días con él y con sus herm anas: éste es Fitzwil-
liam Darcy, mucho más rico y cultivado que Charles, aunque desdeñoso
y difícil. Se provocan entrevistas de cortesía, se cursan invitaciones, se da
una fiesta en Netherfield, en la que los Bennet se lucen y se deslucen indi
vidual y colectivamente, y pronto, elim inadas rivalidades de poca monta,
quedan frente a frente Jane Bennet —la herm ana mayor— y Bingley, y
Elizabeth Bennet y Darcy.
La estru ctu ra social inglesa es todavía hoy fundam entalm ente aristocrá
tica: existen en ella muchos prejuicios, y al final del siglo XVIII aún había
muchos más. La sociedad que nos re tra ta Jane Austen en sus novelas es
la clase media; pero ésta abarca una zona muy amplia, dentro de la cual
aparecen así las m ism as b a rre ra s que entre las diferentes clases sociales.
De todos modos, con virtud, belleza y talento en las m ujeres, y valor, inte
gridad, inteligencia y prestancia en los hombres, no era difícil ascender
desde los estratos inferiores de la clase m edia al nivel superior; tam poco
e ra im posible bajar de categoría por falta de dotes personales. Conviene,
sin embargo, recordar que, en las novelas de Jane Austen, como en la Ingla
te rra de su tiempo, el estrato social y el dinero cuentan mucho. A m enudo
la ren ta anual parece continuación del apellido: Charles Bingley, 4.000 li
bras de ren ta al año, Fitzwilliam Darcy, 10.000 al año. Entre Jane y Bin
gley, de no haber interferencias externas, no habría problem a, pues son
jóvenes de tem peram ento apacible y de condición social y nivel cultural
parecidos. El choque ocurre entre Elizabeth y Darcy, ambos de carácter
m ás complicado y entre quienes se alza la b a rre rá que, dentro de la clase
m edia separaba del superior los peldaños medios. Elizabeth, inteligente,
viva, herm osa y graciosam ente irónica, consciente de su refinada educa
ción y de sus dotes naturales, no cree ser menos que Darcy con su altivez,
sus cualidades varoniles y sus 10.000 libras al año. A Elizabeth le gusta
Darcy, pero encuentra irritantes su altanería y su desdeñosa reserva. Él,
por o tra parte, atraído contra su voluntad por Elizabeth, está violento con
sigo mismo, se subleva por las inconveniencias de la m adre y las herm anas
m enores de la joven, y no le perdona que, atrincherada en su irónico orgu
llo, no dé un paso para salvar la distancia que los separa ni parezca agrade
cida ni consciente del sacrificio que él está dispuesto a hacer.
Aquí está el contrapunto dram ático. M ientras estas barreras de orgullo
y prejuicio no se derrum ben, m ientras no se aclaren las incom prensiones,
y el sentim iento no haga desaparecer la distancia que los separa, Elizabeth
y Darcy, a pesar de la atracción m utua que sienten y de la adm iración
que se tienen, perm anecerán frente a frente, casi como enemigos, con olea
das de rencor festoneadas de afecto y de esperanza. La novela tèrm ina bien.
La oposición ha sido tem poral; no ha habido ningún choque irrem ediable,
y todo se resuelve en una agradable comedia. Para Jane y Bingley será
fácil el reencuentro: ambos son encantadores y apenas tienen problem as.
Elizabeth y Darcy deberán som eterse a m uchas pruebas. No tantas p ara
Darcy, que ya está arriba, encum brado, aceptado. Pero tendrá que p asar
por la vergüenza de ser rechazado por Elizabeth. Las pruebas soportadas
El Rom anticism o inglés 361
por ésta pondrán de relieve sus cualidades singulares —congénitas y
adquiridas— y su dignidad orgullosa. Una invitación al norte de Inglaterra
por unos tíos de Elizabeth bien situados, y una inesperada excursión a
Pem berley (Derbyshire), la im presionante m ansión de Darcy, enclavada en
sus inm ensas posesiones, producen la reconciliación, deshacen la m araña
de reservas y recelos, y ponen definitivam ente a Elizabeth en brazos de
Darcy.
Los viejos Bennet sonríen complacidos. Las cosas no han m archado bien
del todo —como sucede tam bién en la vida—, y las hijas m enores les han
causado disgustos por sus ligerezas y falta de juicio; pero Jane y Elizabeth
no se han portado mal; la prim era, dueña de Netherfield; la segunda, seño
ra de Pemberley. La m adre —aparentem ente— ha tenido razón, logrando
casar a sus hijas con los famosos vecinos del comienzo de la novela. Acaso
ella crea que todo se debe a su sagaz dirección y a su política casam entera.
Mr. Bennet sabe tan bien como el lector que el éxito se debe a los m éritos
personales de sus dos queridas hijas, singularm ente de Elizabeth, que ha
dado la cara por ambas; pues, con toda su ansiedad, Mrs. Bennet no hubie
ra conseguido casar a Elizabeth sino con la reverenda m ediocridad de Mr.
Collins, el pariente de Mr. Bennet que heredará el usufructo.
O tra novela de Jane Austen que m erece com entario es Persuasion (escri
ta en 1815, publicada postum am ente en 1818). Es su obra m ás autobiográfi
ca, y acaso la m ás apta para observar ciertas alteraciones sociales y la
form a de vida de los ingleses de principios del siglo XIX, que p erdurará
con pocas alteraciones hasta la Prim era G uerra Mundial. Aquí tenemos a
sir W alter Elliot, baronet (jerarquía interm edia entre el noble y el caballe
ro), viudo, que vive con sus hijas Elizabeth y Anne en la señorial mansión
de Kellynch Hall, en Somerset. Elizabeth es una joven orgullosa, irreflexi
va, pagada, como su padre, de su nom bre y sus grandezas, con un estrafa
lario sentido de su im portancia social y elegancia personal. Anne es herm o
sa, inteligente, dulce de carácter, adm irablem ente dotada de buen juicio.
En m om entos de depresión o de recreo, sir W alter se rem itía a un único
libro: el Anuario de la pequeña nobleza, donde figuraba su nom bre y se
consignaban los hechos im portantes de su vida: nacim iento, m atrim onio,
hijos, y nada más. Al comienzo de la novela, sir W alter se halla en una
situación económica nada desahogada, que le obliga a arrendar Kellynch
Hall al alm irante Croft para salir de apuros. Croft y su m ujer pasan a
ocupar la suntuosa mansión y su magnífico parque, y sir W alter y sus dos
hijas solteras se van a vivir a Bath, ciudad privilegiada en el extenso perío
do de los Jorges. La tercera hija, Mary, casada con Charles Musgrove, hijo
y heredero de un rico propietario, perm anece en la vecindad y vive con
su m arido en el «cottage», en la finca del padre de éste. La fam ilia Musgro
ve, form ada ahora por el m atrim onio y sus dos hijas jóvenes y solteras,
ocupa la casa señorial de Uppercross. Anne Elliot tiene en este momento
veintiséis años. El prim itivo frescor de su belleza, nos dice Jane Austen,
había desaparecido; pero, aprovechando la lección que le había dado la
vida, se había superado intelectualm ente y había corregido su carácter ad
quiriendo personalidad y presencia de ánimo, y estaba a punto de volver
a ser ella m ism a tan pronto como se presentara la ocasión. Algunos años
362 Historia de la literatura inglesa
son Edm und B ertram y su prim a Fanny; los más brillantes y apasionados,
los herm anos Crawford. Henry se enam ora de Fanny, pero ésta no lo acep
ta porque adivina que no es su auténtica pareja. Edm und se enam ora de
Mary, pero tam poco llegan a un acuerdo sentim ental. Al fin, serán Edm und
y Fanny los que se encuentren definitivam ente, m utuam ente atraídos por
su profundidad afectiva y sus superiores valores hum anos, a pesar de los
grandes atractivos sociales de sus antagonistas Henry y Mary.
Northanger Abbey (escrita en 1797, publicada postum am ente en 1818)
implica en su argum ento una sátira contra Mrs. Radcliffe y la novela góti
ca. N arra las vicisitudes con que tropieza en su vida am orosa una joven
im buida de las fantasías de este género de novelas, su desencanto consi
guiente, y su vuelta a la vida real con pie m ás seguro. Aquí se m anifiesta
la actitud crítica de Jane Austen frente a la utilización literaria de lo fan
tástico, y la afirm ación de su realismo, si bien idealizado, respecto de la
novela.
Como ya se ha dicho, Jane Austen centra su interés en la clase media,
a la que pertenecía, y que en su tiempo había llegado a ser la zona más
im portante y vital de la sociedad inglesa; pero, aunque conocía indudable
m ente m uchos problem as e inquietudes intelectuales, m orales y sociales
de la misma, no se propone abordarlos ni reflejarlos en sus obras. Los
varones de sus novelas, ya sean m ilitares, clérigos o civiles, no aparecen
en el ejercicio de su profesión, sino en el punto de coincidencia que propor
ciona la tertulia fam iliar, la invitación a casa de unos amigos, una salida
al campo, un pequeño viaje a la costa, o unas vacaciones, es decir, la nove
lista los presenta sólo en su faceta fam iliar y social. En este aspecto, se
puede decir que Jane Austen es limitada; no porque su conocimiento y ex
periencia de la clase m edia fueran reducidos, pues era una m ujer de inteli
gencia viva y curiosa, y le gustaba a ltern ar con amigos y demás gentes
de su clase; pero lim itaba voluntariam ente el panoram a social que le inte
resaba reflejar en sus obras. Ahora bien, las compensaciones de esta limi
tación son tan grandes, su arte es tan acabado y lo que consigue es tan
perfecto, que nadie sentirá la necesidad de arra n c ar al capitán W entworth,
por ejemplo, de la compañía de sus am istades y lanzarlo al encuentro de
los barcos franceses o españoles. Es la persona del capitán W entworth,
y no su profesión, lo que le interesa a Jane Austen, y tam bién a sus lecto
res. Lo im portante es la presencia del gallardo capitán de navio en el círcu
lo de los Elliot —en la novela Persuasion—, aureolado con sus victorias
navales y con las compensaciones oficiales del botín adquirido en ellas.
Lo que quiere reflejar Jane Austen es la im presión que este hom bre produ
ce, en general, en el círculo que frecuenta, y en cada uno de los individuos
que lo componen, sobre todo en las jóvenes casaderas. E sta impresión y
la serie de relaciones y conexiones que, derivadas de ella, se entrecruzan
y establecen, transcritas con una visión selectiva de la realidad, trabadas
por los convencionalismos de la época y enm arcadas en el ambiente de
la m ansión ru ra l inglesa o de la capital de provincias que se ha puesto
de moda, son la m ateria artística de Jane Austen. Y su objetivo queda lo
grado tan perfectam ente, que sella con adm iración los labios de la crítica.
366 Historia de la literatura inglesa
OTROS NOVELISTAS
perfecta cuenta del desastre causado por el absentismo. Su casam iento con
una rica heredera irlandesa salva la situación económica de la fam ilia y
orea el am biente m oral. La novela term ina con el regreso a la hacienda
de lord y lady Clonbrony y la perspectiva de m ejores tiempos p ara la fam i
lia. En Patronage (1814) la escritora expone los m ales y desventajas del
proteccionism o y de la subordinación a un grupo de personas pertenecien
tes a las viejas clases sociales, en contraposición a los beneficios que em a
nan de la responsabilidad, el carácter y la iniciativa individual. En Ormond
(1817) se describen, al estilo de la novela picaresca, las aventuras y excen
tricidades de H arry Ormond, un joven bueno en el fondo, pero con m uchas
imperfecciones, y a quien la vida le enseñará a corregirlas.
M aria Edgeworth es una escritora convencida de que la novela debe
ser portadora de una m oral sana y una ideología clara; esto se dem uestra
a lo largo de toda su obra, y del modo m ás evidente en Self-Control (1811)
y Discipline (1814), narraciones didácticas, demasiado m elodram áticas pa
ra ser convincentes.
23 La anécdota que dio origen a la novela la relata Mary Shelley en la introducción que
redactó para la edición de la mism a el año 1831. Lo cierto es que de no haber hecho caso
a su m arido, la obra sería estéticamente superior. La educación ética y social del m onstruo
es inverosímil, y debilita la eficacia de la narración.
24 V. G. Watson, M ary R. Mitford, London, 1949. Mary Mitford, Our Village, w ith an intr.
by Anne Thackeray Ritchie, London, 1902. Idem, Our Village. Sketches of R ural Character and
Scenery, London, 1939; illustrated by J. Hassall, London, 1947.
370 Historia de la literatura inglesa
(1785-1866)2S, que, con ser rom ántico, se burló con el m ayor ingenio de
las excentricidades y contradicciones de algunos de los grandes poetas de
este período. Hijo de un com erciante londinense, Peacock no halló aliciente
en los negocios, y se dedicó durante algún tiempo a escribir; pero, al darse
cuenta de lo poco que ganaba con la plum a, buscó empleo en la E ast India
Company, en la que se sintió a gusto y le prestó servicios que dem uestran
gran talento e iniciativa. Autor de agradables poemas, de tono lírico o me
ditativo, Peacock interesa sobre todo como novelista: un novelista raro,
incisivo y original. Headlong Hall (1816) es su prim era novela; en ella, como
en la m ayoría de las que escribió después, lo m ás im portante es el elemen
to discursivo —satírico e intelectual—, desarrollado en las conversaciones
entre sus personajes o en las satíricas descripciones que de ellos hace el
narrador. El argum ento es endeble; lo interesante son las discusiones entre
Mr. Foster, que está convencido de que el m undo avanza en un progreso
continuo; Mr. Escot, que está igualm ente convencido de que bajam os la
pendiente de la degradación; Mr. Jenkinson, que cree que todo sigue m ás
o menos como siempre, y el Dr. Gaster, un teólogo de grandes facultades
gastronóm icas, que apacigua la polém ica y agradece al señor Headlong la
hospitalidad de su invitación. La obra contiene divertidos e irónicos co
m entarios sobre las obsesiones intelectuales de la época, algunos inciden
tes ridículos, y alguna aventura am orosa de carácter burlesco. En Melin-
court (1817), Peacock satiriza las teorías evolucionistas de lord Monboddo
y el prim itivism o de Rousseau, presentándonos como protagonista de la
obra a un orangután, sir O ran Hautton. Es una novela extensa, en la que
W ordsworth, Southey, Coleridge y M althus, etc., aparecen con nom bres ri
dículos o estrafalarios 26. La obra constituye una invectiva contra un ré
gimen político anticuado e inoperante. Aunque Peacock no era hom bre que
apreciara la masa, y tam poco pertenecía al partido liberal, es evidente su
censura de los procedim ientos y actividades de los políticos conservadores
de su tiempo.
Nightmare Abbey (1818) es u n a brillante sátira del byronismo, del trans-
cendentalism o de Coleridge y del pesim ism o romántico. En esta obra, Pea
cock se burla de sus amigos, sin pretender m olestarles ni m ucho menos
herirles. Con los nom bres de Scythrop, Mr. Glowry (o Flosky) y Mr. Cypress,
caricaturiza a Shelley, C oleridge27 y Byron; las complicaciones am orosas
del prim ero y las contrariedades de los demás le ofrecen m ateria suficiente
p a ra reírse del Romanticismo en general y de su emocionalismo e ideolo
el teatro con su obra —no representada— Otho the Great (Otón el Grande,
1819), com puesta en colaboración con A'rmitage. También presentan cierto
interés las tragedias de la novelista Mary Russell M itford Julian (1823),
Rienzi (1828), Inez de Castro (1831), Charles I (1834) y The Fosean (1826);
la últim a de las cuales no puede com pararse con la obra de igual título
de lord Byron
1 Allardyce Nicoll, «Drama in the Nineteenth Century», B ritish Drama, cap. VI, London,
1962. Idem, A H istory of English Drama, 1660-1900, vol. IV, E arly N ineteenth Century Drama,
Cambridge, 1963. E. B. Watson, Sheridan to Robertson, New York, 1964. Michael R. Booth,
English Plays of the Nineteenth Century. Introduction, vol. I, Oxford, 1969.
2 W alter Savage Landor, Gebir, Count Julian and Other Poems, London, 1831. Esteban Pu
jals, «La leyenda del rey Rodrigo en el Romanticismo inglés», R evista de la Universidad de
Madrid, núm. 73, 1970.
3 Leslie A. Marchand, Byron: A Biography (3 vols.), London, 1957. Esteban Pujals, Espron-
ceda y L ord Byron, Madrid, C.S.I.C., 1951; 1972. B ernard Blàckstone, Byron: Social Satire, Dra
m a and Epic, London, 1971. Lord Byron, Works, standard edition by E. H. Coleridge and R.
E. Prothero, 13 vols., London, 1898-1904.
374 Historia de la literatura inglesa
4 Edm und Blunden, Shelley: A Life Story, London, 1946. P. B. Shelley, The Complete Poe
tical Works, ed. by Thomas Hutchinson, Oxford University Press, 1945.
376 Historia de la literatura inglesa
una vida depravada, concibe extraños sentim ientos hacia sus hijos: odio
a sus hijos varones, Giacomo y Bernardo; pasión incestuosa po r su hija
Beatrice, joven de herm osura y delicadeza extraordinarias, y de gran ca
rácter. Beatrice, consciente de su horrible situación, después de buscar
el modo de vengar «la afrenta sufrida», tan inconfesable como espantosa,
no encuentra más posibilidad que confabularse con sus herm anos y su m a
d rastra Lucrecia p ara hacer desaparecer a su padre. El asesinato lo reali
zan dos m ercenarios; pero algunas circunstancias levantan sospechas con
tra los fam iliares del conde Cenci; los asesinos son arrestados, y, m ediante
interrogatorios y torturas, se averigua lo sucedido. A pesar de la com pa
sión que despiertan en los agentes de la justicia eclesiástica los propulso
res del homicidio, Beatrice, su herm ano B ernardo y Lucrecia son ejecuta
dos en cum plim iento de una orden papal inexorable. Shelley sigue en esta
obra la vena turbulenta de W ebster y de Ford —la figura de Beatrice re
cuerda a la duquesa en The Duchess of Malfi— pero no alcanza la fusión
de los elementos poéticos, dram áticos y am bientales que consiguen estos
dos grandes dram aturgos estuardianos.
5 William Hazlitt, The Spirit o f the Age (1825), en Lectures on English Poets and The Spi
rit of the Age, London, 1951.
6 L. H. Meeks, Knowles and the Theatre o f His Time, Bloomington, 1933. Jam es S. Know
les, Virginius, en Michael R. Booth, English Plays o f the Nineteenth Century, vol. I, Oxford, 1969.
El Rom anticism o inglés 377
Junto con las figuras más prom inentes del Rom anticism o inglés, que
no fueron las m ás apropiadas para el teatro, aparecen otros dram aturgos
que son los que sostienen la escena casi hasta m ediados del siglo XIX, Los
m ás destacados son: Pococlc, Knowles, Jerrold, W alker y Bulwer-Lytton.
11 John Walker, The Factory Lad, en Michael R. Booth, English Plays o f the Nineteenth
Century, vol. I, Oxford, 1969.
12 C. H. Shattuck, Bulwer and Macready: A Chronicle o f the Early Victorian Theatre, Ur
bana, 1958. Edw ard Bulwer-Lytton, Dramatic Works, London, 1980.
13 Edward Bulwer-Lytton, Richelieu or the Conspiracy, en Michael R. Booth, English Plays
o f the Nineteenth Century, vol. I, .Oxford, 1969.
380 Historia de la literatura inglesa
ENSAYISTAS
1 E. V. Lucas, Life of Lamb, London, 1921. Edm und Blunden, Lam b and his Contempora
ries, Cambridge, 1933. Idem, Lamb. R ecorded by his Contemporaries, London, 1934. Charles
Lamb, Works (7 vols.), London, 1903-5, (6 vols.), London, 1912, ed. by E. V. Lucas. Idem, L am b’s
Criticism. A Selection, ed. by E. M. W. Tillyard, Cambridge, 1934. Idem, E ssays of Elia, London,
Dent, 1932. Idem, A Lam b Selection, ed. by F. B. Pinion, London, 1965.
382 Historia de la literatura inglesa
sayo «The Superannuated Man» («El jubilado»), sim pático relato recogido
en The Essays of Elia. A p a rtir de entonces pudo disfrutar de unos —sólo
nueve— años de tranquilidad aquel hom bre, que había sido el apoyo m oral
e incluso económico de sus fam iliares y amigos. La m uerte de Coleridge
en julio de 1834 tuvo que afectarle profundam ente; Lamb m urió antes de
term inar el año. Mary le sobrevivió h asta 1847.
Aunque Lamb escribió poesía y dram a, lo que m ás interesa de él hoy
son sus obras en prosa. Sus Tales from Shakespeare (Cuentos de S., 1807)
son una obra clásica en toda biblioteca juvenil. Reúnen veinte dram as de
Shakespeare, cuyos argum entos están hábilm ente resumidos, utilizando las
m ism as frases de Shakespeare, en las situaciones más relevantes. Su her
m ana M ary redactó las comedias, que son la mayoría, y Lamb colaboró
en las obras de asunto trágico. Otro libro p ara niños se debe a la plum a
de Lamb: The Adventures of Ulysses (1808), basado en la traducción de la
Odisea por Chapman. Mayor im portancia histórica y crítica tienen los Spe
cim ens of the English Dramatic Poets (1808), adm irable selección de textos
de dram aturgos isabelinos, brevem ente anotados y acompañados de exce
lentes com entarios críticos. Lamb, a quien le gustaba indagar y descubrir
lo recóndito, con esta obra dio a conocer a no pocos dram aturgos del perío
do shakespeareano desconocidos p ara muchos de sus contemporáneos. Hoy,
aunque conozcamos a estos poetas dram áticos, nos siguen interesando los
juicios críticos de Lamb por lo certeros que son, o porque nos revelan su
idiosincrasia. En una línea parecida, y p a ra despertar el interés por la dra
m ática de Shakespeare, Lamb colaboró en el Reflector de Leigh H unt con
el estudio titulado The Tragedies of Shakespeare (1812), obra interesante
y cuajada de sugerencias sobre varios de los grandes dram as del gran ge
nio isabelino. Pero sin duda la labor m ás original y creativa de Lamb está
en sus Essays of Elia (1820-33). Publicados en el London Magazine, constitu
yen una serie de cuadros —im presiones, recuerdos autobiográficos, des
cripciones— de la vida londinense, y corresponden, en cierto modo, a los
artículos costum bristas m atritenses de M esonero Romanos. Poseen el sin
gular encanto que les comunica la dulzura y la nobleza de Lamb y su deli
cada fantasía. La narración de Lamb es menos anecdótica, pintoresca y
concreta que la de Mesonero; pero la supera en valor poético. Son inolvida
bles los ensayos: «The Superannuated Man», en el que se m anifiesta la
gloriosa libertad del hom bre que, al jubilarse en plenas facultades, se en
cuentra por prim era vez en su vida libre y señor de sí mismo; «The Praise
of Chimney Sweepers» («Elogio de los deshollinadores»), una emotiva y sim
pática exaltación de los pequeñuelos del oficio, que en aquellos tiempos
se adentraban en los laberintos de las chim eneas de las casonas de Londres
p a ra lim piarlas de hollín, y a quienes se oía —m ejor que veía—, al ray ar
el alba, por las calles de la ciudad gritando, como pájaros, su reclam o —
«sweep, sweep»— en busca de trabajo; o «A Bachelor’s Complaint of the
Behaviour of M arried People» («Queja de u n soltero por el com portam iento
de los casados»), irónica m anifestación del complejo de inferioridad que
siente un soltero cuando se encuentra en sociedad ante el compacto m uro
de las parejas casadas, y cómo, ante su prepotente presencia, entendimien-
El Rom anticism o inglés 383
2 P. P. Howe, The Life o f Hazlitt, London, 1947. Elizabeth Schneider, The A esthetics o f
H azlitt, Philadelphia, 1933. Herschel Baker, W illiam Hazlitt, Cambridge, Mass., 1962. William
Hazlitt, Com plete W orks (21 vols.), ed. by P. P. Howe, London, 1930-4. Idem, Selected Essays,
ed. by Geoffrey Keynes, London, 1930. Idem, Table Talk, London, 1942. Idem, Lectures on En
glish Poets y The S pirit of the Age, London, 1951.
3 Es muy conocido su retrato de Charles Lamb ataviado con la indum entaria de senador
veneciano.
384 Historia de la literatura inglesa
«On People w ith One Idea» («Gentes de una sola idea») estudia a ciertas
personas que no tienen más que una idea, o que, si tienen otras, no puede
saberse, pues siem pre hablan del mismo tema. Tal es el caso del coman
dante C., que no sabía hablar m ás que de la reform a parlam entaria, y sus
víctim as tenían que aguantarle el discurso, viniera o no a cuento, como
si fuese lo único que im portara en el m undo. «On the Ignorance of the
Learned» («Sobre la ignorancia de los eruditos») es una vivísima sátira de
la falta de buen juicio, visión directa de la vida y sentido práctico de los
eruditos. La erudición, dice sagazm ente Hazlitt, es a m enudo un sustituto
del verdadero saber. El hom bre que lee dem asiado es que es incapaz de
m editar y m ad u rar sus propias ideas. La persona que sabe lenguas, o cono
ce una ciencia o una técnica, no por ello es más sabia. Cuando veáis a
un hom bre demasiado pegado a los libros —dice—, estad seguros de que
es incapaz de ver lo que pasa a su alrededor, pues los libros, no suelen
ser lentes que nos hagan ver m ejor la naturaleza, sino cortinas que im pi
den contem plarla con claridad. El erudito es el hom bre que alm acena en
su m ente citas de citas, siendo generalm ente incapaz de pensar algo origi
nal y de enfocar la realidad con una visión personal. Para Hazlitt, no son
los eruditos, sino los hom bres de negocios y de m undo los que m ejor saben
ver y pensar. En «On Coffee-House Politicians» («Políticos de café») nos
da un retrato hum orístico del hom bre que no puede vivir sin leer el perió
dico de la m añana y el de la tarde, en busca de la m ateria necesaria —ge
neralm ente política— p ara poder hablar al m ediodía o por la noche. Lo
extraordinario —según H azlitt— es que este sujeto olvida con tan ta facili
dad lo que con la m áxima convicción defendió o atacó un día antes; esto
hace llegar a la conclusión de que, en realidad, este individuo no siente
verdadero interés por nada, y lo único que desea es tener algo de que poder
hablar. En «On Criticism» («Sobre la crítica») es un magnífico ensayo don
de se dice en qué debe consistir la crítica literaria: saber ver en la obra
de un autor lo que realm ente hay, y no exigirle lo que el crítico desearía
que hubiera. No podemos exigir a Pope, dice Hazlitt, la profundidad de
M ilton o la imaginación de Shakespeare, ni a éstos la precisión y nitidez
de Pope. A cada cual hay que valorarlo por su obra, no por el gusto del
crítico, cuya m isión es juzgar objetivam ente, explicar la obra o el autor
objeto de su estudio, y no dem ostrar su saber ni rendirse hom enaje a sí
mismo. «On Effeminacy of Character» expone el hecho de que hay perso
nas cuya sensibilidad se impone a su voluntad y las incapacita p a ra actuar
ante cualquier urgencia o infortunio. Viven en el momento, y son incapaces
de prever y prevenir. En «On Patronage and Puffing» («Sobre el mecenazgo
y el dar bombo») se critican las m il y una form as de hinchar el globo de
la vanidad hum ana en todas las clases y profesiones. La receta de H azlitt
vale p ara todo el mundo, pero parece dirigida más bien a los hom bres de
saber y de letras, y los consejos que da son: no pretender su b ir a base
de propaganda; m erecer el éxito antes de exigirlo; estudiar a fondo las obras
de los hom bres y observar la naturaleza; saber descubrir la belleza; poner
el esfuerzo necesario p ara superarse, sin pomposas pretensiones; no creer
que el m undo está ciego para el m érito, y si se ha conseguido llam ar la aten
El Rom anticism o inglés 385
ción, hacer lo posible para m erecerla y dem ostrar que las aspiraciones se
basan en valores auténticos. Estos ensayos de Hazlitt, la m ayoría de unas
diez páginas de apretada impresión, tienen el estilo sencillo y la gracia
de un gran conversador dotado de una poderosa capacidad intelectual y
de no pocos conocimientos.
Sus principales estudios y conferencias sobre crítica literaria se encuen
tra n en Characters of Shakespeare’s Plays (1817-18), Lectures on the English
Poets (1818-19), Lectures on the English Comic Writers (1819) y Lectures
on the Dramatic Literature of the Age of Elizabeth (1820). Son trabajos im
pregnados de verdadero gusto por la literatu ra y del espíritu crítico más
equilibrado. Quizá la colección menos im portante sea la prim era; sin em
bargo, se encuentran en ella juicios tan im portantes como el que afirma
que Shakespeare no tiene prejuicios en pro o en contra de ninguno de sus
personajes, y que no se empeña en forzar nuestro interés, dejándolo todo
al tiem po y a las circunstancias. Las figuras de Falstaff y Shylock son ma
gistrales y acaso el erro r más grave sea afirm ar que All's Well that Ends
Well es «uno de los dram as más agradables». Lectures on the English Poets,
aunque no dem uestra grandes conocimientos en este campo, es una obra
viva, que com unica su entusiasm o a los lectores. Sus estudios sobre Spen
ser, Pope, Collins, las «ballads» y Coleridge son excelentes; los que tratan
de Chaucer y Dryden no lo son tanto; pero, incluso cuando Hazlitt no está
acertado, es m ás instructivo que la m ayoría de los críticos. Sus colecciones
sobre los Comic Writers y The Age of Elizabeth son de lo m ejor suyo, y
contienen los im portantísim os ensayos sobre la comedia de la R estaura
ción y la novela del siglo XVIII, así como agudísim as observaciones críticas
sobre los dram aturgos del período isabelino. La crítica de Hazlitt ofrece
dos aspectos: el prim ero, estim ulante y de gran interés, es de carácter ge
neral, y aquí aparece como un discípulo de Burke, en The Sublim e and
Beautiful, con prodigiosas variaciones sobre el tem a tra ta d o 4. El segun
do aspecto es el m ás im portante, y en él em prende el análisis de autores,
libros y composiciones con tan ta fortuna, que su crítica apenas tiene rival
en este campo.
The Spirit of the Age (1825) es una colección de ensayos que m uestra
la independencia de juicio característica de Hazlitt. En ella escribe sobre
los autores desaparecidos, y, aunque hay algún juicio precipitado, son acer
tadísim as sus apreciaciones sobre Coleridge, Scott, Byron, Wordsworth,
Moore, Leigh H unt y Lamb. H azlitt era tam bién crítico teatral, y muchos
de sus artículos sobre el tem a figuran en A View of the English Stage (1818).
Su labor fue la de un verdadero pionero, pues antes de él apenas existía
la crítica tea tra l objetiva. H azlitt declaraba honradam ente que el crítico
no está obligado al autor, ni al em presario ni a los actores. En «My First
Acquaintance w ith Poets», publicado en The Liberal (III, abril de 1823),
describe su prim er encuentro con Coleridge y la influencia que éste ejerció
sobre él; se considera como uno de los grandes ensayos escritos en inglés.
H azlitt pasó los últim os años de su vida trabajando en una Life o f Napo
4 Este aspecto de H azlitt se m anifiesta en los exordios de sus Lectures on the English
Poets y de sus Comic Writers.
386 Historia de la literatura inglesa
león (4 vols.) y por la que los editores no le pagaron nada. M urió en soledad
completa, apenas aliviado por nadie, excepto por el caritativo Charles Lamb.
Aplazó constantem ente la lectura de La Galatea y El Persiles de Cervantes,
porque intuía que rebajarían la elevada opinión que el conocimiento del
Quijote le había p roporcionado5.
Leigh Hunt. En esta m ism a línea del ensayo costum brista y crítico-
literario hallam os a Jam es H enry Leight H unt (1784-1859)6. Hijo de un
norteam ericano partidario de la vinculación política entre su país y la me
trópoli, Leigh H unt estudió en el C hrist’s Hospital, como en su día Lamb
y Coleridge, y fue un hom bre que, igual que su padre, m antuvo firm em ente
sus convicciones, que le causaron no pocos contratiem pos. Periodista nato,
pronto pasó a colaborar con su herm ano John en la redacción de The Exa
m iner (1808-25), periódico extrem adam ente progresista. En el aspecto polí
tico, Leigh H unt fue m ucho m ás consecuente que en su orientación litera
ria, pues nunca abandonó su tendencia liberal; más tarde lo verem os en
Italia (1822) dirigiendo The Liberal (1822-23), periódico subvencionado por
Shelley y, sobre todo, por lord Byron.
Leigh H unt es un escritor polifacético: poeta, periodista, crítico litera
rio y costum brista. Como dice J. B. Priestley en la introducción a la selec
ción de ensayos de Leigh H unt (1947)7, estuvo siem pre relacionado con
hom bres de prim era línea en todos los géneros, lo cual oscurecía inevita
blem ente su interesante figura. Por lo demás, Leigh H unt dispersó dem a
siado sus actividades, y en ninguna de ellas puede com pararse con sus ilus
tres amigos, que fueron nada m enos que W ordsw orth y Coleridge, Lamb
y Hazlitt, Byron, Shelley y Keats; Carlyle, Browning, M acaulay y Dickens.
Leigh H unt empezó a darse a conocer como poeta, y no es escasa su pro
ducción en este género. Pero, como se dem uestra en The Story of R im ini
(1816), la poesía trágica no era su terreno. Se sostiene m ejor en el poem a
breve, fruto de la im presión m om entánea o de la improvisación. En este
aspecto, es curiosa e ilustrativa la anécdota que dio origen a su notabilísi
mo soneto al Nilo: en cierta ocasión, habiéndose propuesto el Nilo como
tem a de un soneto, en am istosa rivalidad entre Leigh Hunt, Shelley y Keats,
la composición del prim ero, gracias a la m aleabilidad de su fantasía, supe
ró en valores evocativos y estéticos a las de sus dos amigos 8.
De todos los aspectos de Leigh H unt como escritor, el m ás im portante
es el de ensayista, aunque, a p esar de lo sugestivo que resulta, no puede
com pararse con Lamb ni con Hazlitt. En los ensayos de Leigh H unt hay
hum or y sentimiento, aunque no tan intensos como aparecen en Lamb; mues
Como crítico, tenía un gusto tan depurado como cualquiera de sus más
distinguidos antecesores, y, en cuanto á conocimientos literarios, superaba
a Lamb y Hazlitt y podía com pararse con Coleridge 9. Sus principales
aportaciones a la crítica literaria son Imagination and Fancy (1844), junto
con buen núm ero de interesantes apreciaciones sobre Spenser, Marlowe,
Shakespeare, Jonson, Beaum ont y Fletcher, Middleton, Dekker, W ebster,
Milton, Coleridge, Shelley y Keats, etc. Sus páginas sobre Spenser figuran
según Saintsbury, entre las m ejores que se han escrito sobre el gran poeta
isabelino. Su Autobiography (1850) es im prescindible para el conocimiento
de la época, de sus juicios sobre personas y acontecimientos, y de sus rela
ciones con tantas figuras de las letras inglesas de su tiempo. Aunque estu
vo en prisión por sus ideas liberales y pasó toda su vida agobiado de deu
das, H unt tuvo una vida feliz, indudablem ente más feliz que las de Lamb
y Hazlitt, Keats, Shelley y Byron.
9 Leigh H unt tenía la ventaja de conocer bien la literatu ra italiana, y algunos aspectos
de otras literaturas.
10 H orace A. Eaton, De Quincey. A Biography, New York, 1936. Edw ard Sackville-West,
A Flame in Sunlight. The Life and W ork of De Quincey, London, 1936. Thomas de Quincey,
Confessions o f an English Opium-Eater, ed. by Edw ar Sackeville-West, London, 1950. Idem,
R em iniscences o f the English Lake Poets, Edinburgh, 1854; ed. by Edward Sackeville-West,
London, 1948; ed. by John E. Jordan, London, 1961. Idem, Literary Criticism, ed. by Helen Darbi-
shire, Oxford, 1909.
El Rom anticism o inglés 389
que aparecieron en las páginas del London Magazine en 1821. Su extraño
hum or, su imaginación calenturienta y su complicado estilo —de párrafo
largo y term inología rebuscada— se revelan especialm ente en su celebrado
ensayo —extenso, confuso, hum orísticam ente raro — M urder Considered as
one o f the Fine Arts (El asesinato considerado como una de las Bellas Artes,
1827). The English Mail Coach, publicado en la Blackwood's Magazine (1849),
incluye una buena colección de ensayos de De Quincey. «The Charm of
W inter» («El encanto del invierno», en Confessions) es un elogio del invier
no en Dove Cottage. Cuando la m ayoría de las gentes saludaban con alegría
la venida de la prim avera o lam entaban el comienzo del invierno, De Quin
cey celebraba la llegada de la estación triste y severa, con su escenografía
de nevadas y pedrisco, por la sensación de cobijo, de concentración y segu
ridad que proporcionan las velas encendidas a m edia tarde, el fuego del
hogar, las cortinas hasta el suelo, el té en buena compañía, m ientras la
lluvia y el viento suenan fuera en el valle. En «Walking Stewart» («Stewart,
el andador», en Confessions) describe la figura del excéntrico, el hombre
singular, dotado de fuerza imaginativa, pero carente de disciplina y méto
do p ara canalizar su vigor intelectual. Son muy interesantes los esbozos
o detalles que De Quincey nos ofrece de W ordsw orth y su herm ana Do
rothy, de Southey, de Coleridge, y de su propia vida y relaciones en el
m arco am biental del distrito de los lagos, todo ello recogido en las Rem i
niscences o f the English Lake Poets (Recuerdos de los poetas ingleses de
los lagos, 1834-40). «News from Talavera» («Noticias de T.» en The English
Mail-Coach, E l coche correo inglés) es un artículo noblem ente patriótico
acerca de la eficaz y peligrosa intervención de la caballería inglesa (23 de
Dragones) en la incierta batalla de Talavera. El artículo es tanto m ás emo
tivo por tra tarse de la explicación que el autor da a la m adre de uno de
estos soldados de caballería, que probablem ente cayó en el asalto.
De Quincey tiene num erosos com entarios, observaciones y detalles crí
ticos esparcidos en su obra; recordemos, por ejemplo, el brillante artículo
en que se pone de relieve la nota de m isterio y agorero presagio de la
llam ada a la pu erta del castillo de M acbeth “. Sin embargo, es por su
Rhetoric po r lo que se le tiene en cuenta en la histo ria de la crítica literaria
inglesa. Su volumen Reminiscences of the English Lake Poets, aunque im
portante p a ra la historia de la literatura, contiene poca crítica literaria.
En cambio, la Rhetoric (1859) n, con todos sus errores, reinstaura en su
época un tipo de crítica preceptista que había quedado en desuso. De ella
dice Saintsbury 13 que su visión es tan amplia, que sería difícil encontrar
o tra de tales proporciones antes de De Quincey. El valor de su estudio
titulado Style (1859) es más dudoso, y contiene m aterial m ás efímero. En
11 «On the Knocking a t the Gate in Macbeth», referente al Acto II, escena 3, de la trage
dia de Shakespeare.
12 Critical Suggestions on Style and Rhetoric... and Other Narrative Papers (1859).
13 George Saintsbury, A History o f English Criticism, Edinburgh and London, 1955, pági
na 434. Respecto de De Quincey como teórico y crítico de la literatura, ver S. K. Proctor,
Thomas de Quincey's Theory of Literature (1943), y J. E. Jordan, Thomas de Quincey. Literary
Critic (1952).
390 Historia de la literatura inglesa
particu lar se ocupa aquí de censurar los vicios estilísticos de los libros
y periódicos de la prim era m itad del siglo XIX. Sin embargo, no carece
de interés, y son notables sus com entarios sobre el lenguaje y la
conversación.
dente, y sus personajes son tipos representativos de una determ inada clase
(Aristóteles); que el lenguaje de Milton, como lenguaje de la vida real, es
incom parablem ente más verdadero que el de un rústico cualquiera, y que
el lenguaje de la composición m étrica es esencialm ente distinto del lengua
je en prosa. Estos puntos particulares, junto con otros muchos, los exami
na e ilu stra Coleridge m uchas veces con ejemplos de la propia poesía de
W ordsworth, y llega a la conclusión, m ás o menos im plícita (capítulo XXII),
de que los defectos de la poesía w ordsw orthiana se deben a sus principios,
m ientras que cuando su poesía es excelente, lo cual ocurre con m ucha fre
cuencia, se debe precisam ente a que en la práctica W ordswoth se olvida
de su propia doctrina. Una aportación de la mayor im portancia para la
crítica posterior es la distinción éntre «fancy» e «imagination», en los capí
tulos IV y XIII de la Biographia Literaria, conceptos útilísimos, que a p a rtir
de entonces han quedado fijados en la term inología crítica inglesa. Colerid
ge escribió, además, Lectures on Shakespeare and M ilton (redactadas a la
vista de las anotaciones de J. P. Collier, 1856), Table Talk (Sobremesa, 1835),
Miscellanies, Aesthetic and Literary (1885), obras de publicación postum a, que
contienen no poco m aterial crítico apreciable, pero no son tan valiosas como
la Biographia Literaria.
1. LA POESÍA VICTORIANA
VICTORIANOS CARACTERÍSTICOS
4 The Cam bridge H istory o f English Literature, vols. XIII-XIV, ed. by A. W. W ard and A.
R. Waller, Cambridge, 1953. George Saintsbury, A H istory of N ineteenth Century Literature,
1780-1900, London, 1908. Ramón Pérez de Ayala, Principios y finales de la novela, Madrid, 1958.
Oliver Elton, A Survey o f English Literature, 1830-1880, vols. I-II, London, 1920; reprinted, 1961.
Boris Ford (editor), From Dickens to Hardy. The Pelican Guide to English Literature, vol. VI,
H arm ondsworth, 1958. G. K. Chesterton, The Victorian Age in Literature, London, 1913; 1947.
Peter Westland, The Victorian Age 1830-1880, basada en A H istory of English Literature, de
A. Compton-Rickett, London, 1950. P. R. Lieder, E m in en t British Poets of the Nineteenth Cen
tury, 2 vols., New York, 1938. F. L. Lucas, Ten Victorian Poets, Cambridge, 1940. B. I. Evans,
English Poetry in the Later Nineteenth Century, London, 1933. D. S. R. Welland, The Pre-Raphaelites
in Literature and Art, London, 1953. V. de S. Pinto, Crisis in English Poetry 1880-1940, London, 1961.
5 Hallam Tennyson, Tennyson. A M em oir (2 vols.), London, 1897. H arold Nicolson, Ten
nyson. A spects o f his Character and Poetry, London, 1923. Charles Tennyson, Alfred Tennyson,
London, 1949. Jerome H. Buckley, Tennyson. The G rowth of a Poet, Cambridge, Mass., 1960.
R obert B ernard Martin, Tennyson: The Unquiet Heart, Oxford University Press, 1980. Alfred
Tennyson, Poems, London, MacMillan, 1893. Edición ilustrada. Su contenido corresponde a
la edición de 1842. Idem, Poems o f 1842, ed. by Christopher Ricks, London, 1968. Idem, Poetry
and Prose (Selections, w ith criticism), intr. by F. L. Lucas, Oxford, 1953. Idem, Poem s and
Plays, Oxford University Press, 1967.
6 Ver el poema «Crossing the Bar» («Al cruzar la barra»), escrito a los ochenta y un años,
con el que deseaba cerrar —y así se lo encomendó a su hijo— la edición completa de sus poemas.
Literatura del período Victoriano 397
8 Basándose en Princess Ida, com pusieron una ópera cómica Gilbert y Sullivan en 1884,
9 A rthur H. Hallam era hijo de H enry Hallam (1777-1859), historiador de Inglaterra y de
Europa, y au to r de la Introduction to the Literature of Europe during the Fifteenth, Sixteenth
and Seventeenth Centuries (1837-9).
10 «Come into the garden, Maud» («Ven al jardín, Maud»).
L itera tu ra d e l p e río d o Victoriano 399
13 Ver R obert Browning, «Fra Lippo Lippi», en Men and Women (1855), ed. by Paul Tur
ner, Oxford University Press, 1972.
L iteratu ra d e l p e río d o Victoriano 401
liar originalidad. Tres son sus poemas tem pranos m ás im portantes: Pauli
ne, Paracelsus y Sordello.
Pauline (1833) es obra de derivación shelleyana, subtitulada «A Frag
m ent of a Confession». Se tra ta de una composición difícil —de unas 30
páginas—, escrita en form a autobiográfica y dirigida a una novia ideal
—Pauline—, receptora tácita del monólogo. Aquí se describe la trayectoria
que, a través de sucesivas experiencias, sigue un alm a en su avance hacia
la paz definitiva, al am paro de la am istad, del amor, de la verdad, de la
fe. En tono rom ántico, el poeta invoca a la m ujer amada:
Pauline, m ine own, bend o'er m e —thy soft breast
Shall p a n t to mine.
14 Pippa Passes es la obra inicial de la serie titulada Bells and Pomegranates, que contiene
los dram as citados, desde 1841 hasta 1846.
L iteratu ra d e l p e río d o Victoriano 403
Desde Orcana, Pippa pasa al barrio de la Turret, donde vive Luigi, el pa
trio ta em peñado en m atar al em perador de Austria. Su m adre casi ha lo
grado disuadirle. La canción de Pippa:
A King lived long ago
15 Los poemas de tem a español «Soliloquy of the Spanish Cloister» («Monólogo del claus
tro español») y «The Confessional» participan de los prejuicios decimonónicos sobre la Iglesia
católica y sobre España.
404 Historia de la literatura inglesa
«Andrea del Sarto», donde Browning expone su concepto del a rtista y del
arte. Tam bién contiene poemas amorosos muy sutiles, como «A Pretty Wo
man» («Una m ujer bonita»), o llenos de sentimiento, como «Love in a Life»
(«El am or en una vida») y «Life in a Love» («La vida en un amor»), además
de la dedicatoria a su m ujer «One W ord More» («Una palabra más»), que
cierra la colección. Con el volumen titulado Dramatis Personae (1864) te r
m ina esta serie de poemas y monólogos, que son probablem ente lo m ejor
del arte y del pensam iento de Browning. Las nueve composiciones am oro
sas agrupadas bajo el título de «Jame Lee's Wife» («La m ujer de J. L.»),
con abundantes alusiones biográficas, y «A Death in the Desert» («Muerte
en el desierto»), cuyo tem a es u n a profecía de San Juan Evangelista en
su m om ento final, constituyen dos m agníficas m uestras de este cuarto vo
lumen de poemas homogéneos. También contiene «The Pied Piper of Hame-
lin» («El coloreado flautista de Hamelin»), sobre la leyenda alem ana del
flautista que con su flauta m ágica limpió de ratas la ciudad de Hamelin
y, al no ser recompensado, al son de la m ism a m úsica se llevó a todos
los niños 16. Bajo el título de Christmas Eve and Easter Day aparecieron
en 1850 dos poemas im portantes de tem a religioso: el prim ero presenta
el protestantism o evangélico, el catolicism o y el racionalism o a través de
las experiencias proporcionadas por una visión; el segundo consiste en una
disputa en la que un cristiano le cuenta a u n ateo cómo aprendió el valor
de la vida presente y adquirió la fe en la futura.
Pero donde el esfuerzo de Browning aparece con m agnitudes casi titáni
cas es en The Ring and the Book (El anillo y el libro, 1868-69), uno de los
poemas más extensos de la literatura in g lesa17, y cuyo argumento lo cons
tituye un crim en cometido en la Italia del siglo XVI y explicado por diez
personajes que m antienen varios puntos de vista 18. El conde Guido Fran-
ceschini, un noble arruinado de Arezzo, se casa con Pompilia Comparini,
de fam ilia humilde, pero, según se decía, m uy adinerada. La m adre de Pom
pilia confiesa que ésta no es su verdadera hija, sino que la había utilizado
como tal p ara hacerse con la fortuna de los Comparini. Entonces el conde
Franceschini —que ya se ha dado cuenta de que la herencia no es tan ta
como suponía— decide deshacerse de su m ujer y la acusa de infidelidad
con el canónigo Caponsacchi. Tanto la m olesta y le hace la vida imposible,
que Pom pilia persuade al canónigo que se la lleve del domicilio del m arido
a casa de su m adre. Franceschini los persigue y los arresta. Pompilia es
acusada de adulterio, delito que ella niega; pero es encerrada en un con
vento. A Caponsacchi le im ponen varios años de destierro. Pom pilia va a
16 E sta leyenda se basa en un hecho histórico que, según se supone, ocurrió en 1284.
17 The Ring and the Book tiene alrededor de 20.000 versos. The «book» se refiere al volu
men que sobré este caso encontró Browning en el m ercado de Florencia en junio de 1860.
The «ring» es una alusión simbólica al supuesto oro del libro original mezclado con la liga
que p a ra su presentación le añade el poeta.
18 Estos puntos de vista son los de: la m itad de Roma, la otra mitad, tertium quid, el con
de Guido Franceschini, el canónigo Caponsacchi, Pompilia en su lecho de m uerte, Giacinto
Arcangeli —defensor de Guido—, B ottini —abogado fiscal—, el Papa, y de nuevo Guido Fran
ceschini, después de conocer la sentencia.
L itera tu ra d el p e r ío d o Victoriano 405
que viene a ser una síntesis de la fe y el optim ism o del poeta. Browning
m urió en Venecia, en el palacio Rezzonico, el m ism o día en que Asolando
se publicó en Londres.
La am plitud de la obra de Browning es enorme, y su universalidad sor
prendente a pesar de moverse en un círculo de ideas limitado. Su filosofía
de la vida se basaba en unas cuantas grandes verdades que, desde Pauline
a Asolando, repitió con toda clase de variantes: Dios, inm ortalidad, opti
mismo, am or al m undo y a la vida. Se le ha llam ado el poeta del hombre,
y quizá sería m ás propio designarlo como el poeta de los hombres, pues
su interés por la hum anidad era, en el fondo, interés por la individualidad
de la persona. Su genio esencialm ente dram ático halló su principal modo
de expresión en el monólogo, form a en que escribió obras m aestras de in
trospección psicológica y poder analítico. Su estilo es a m enudo difícil,
y a veces, oscuro; pero con frecuencia se revela como un gran artista y
un cantor de gracia y encanto especiales. Algunos de sus poemas líricos
son cautivadores. Lo que jam ás le falta es ím petu, intim idad y una extraor
dinaria sinceridad intelectual y afectiva. Browning es el gran poeta del amor
20 Dorothy Hewlett, Elizabeth B arrett Browning. A Life, London, 1952. Alithea Hayter, Mrs.
Browning, London, 1962. Elizabeth B arrett Browning, P oetical Works, Oxford University Press,
1913. Idem, L etters (2 vols.), ed. by F. G. Kenyon, London, 1897. L etters of R obert and Elizabeth
B arrett Browning, 1845-6 (2 vols.), London, 1899. L etters from Elizabeth B arrett to M iss Mitford,
ed. by B etty Miller, London, 1954.
21 «Amo sus versos con todo mi corazón, querida Miss B arrett» (carta de Browning a Eli
zabeth B arrett, 10 de octubre de 1845),
22 Browning solía llam ar cariñosam ente a su m ujer «mi portuguesa».
L iteratu ra d e l p e río d o Victoriano 407
vo del sentim iento y del pensam iento de Elizabeth B arrett en los aspectos
social, ético y literario.
La obra de Elizabeth B arrett no carece de defectos: es difusa, excesiva
m ente emocional y, a menudo, incluso extravagante. Su vocabulario poéti
co es afectado, y sus m etros y rim as, descuidados. A pesar de todo esto,
era una m ujer de verdadero genio, y su obra, candorosa y sincera, está
inspirada por generosos sentimientos hum anitarios. Hay en ella pasión, ima
ginación y fuerza, y, en sus m om entos inspirados, su verso es vigoroso y
melódico. Lo m ejor de sus creaciones es fruto de momentos efusivos en
que la poetisa se deja llevar po r el dolor, la indignación, la sim patía, el
am or o el arrebato m ístic o 23.
Otros poetas. Hacia m ediados del siglo XIX, y antes de llegar al grupo
prerrafaelista, hay una serie de poetas m enores, de distinta calidad y tono
de inspiración, cuyos nom bres interesan p ara com pletar el cuadro de la
poesía de la prim era parte de la época victoriana. Conviene tener en cuenta
la vena apasionada de Emily Brontë, así como la poetización de las expe
riencias religiosas de Clough, Keble, Newman y demás com pañeros del Mo
vimiento de O x fo rd 24. De entre ellos, las figuras poéticas más im portan
tes son Arnold y FitzGerald.
23 Su inclinación política liberal la im pulsó a escribir dos poemas sobre la viuda del gene
ral Riego: «On a Picture of Riego’s Widow» («Sobre u n retrato de la viuda de R.») y «The
Death-bed of Teresa de Riego» («El lecho de m uerte de T. de R.»), en Early Poems, 1820-33.
24 «The Oxford Movement». Movimiento de carácter religioso, originado en Oxford en 1833,
que se propuso y consiguió revitalizar el espíritu de la Iglesia anglicana. Algunos de sus miem
bros, como Newman y Ward, se convirtieron al catolicismo. Ver Christopher Dawson, The
Sp irit of the Oxford M ovement, London, 1933.
25 Lionel Trilling, M atthew Arnold, New York, 1955. C. B. Tinker and H. F. Lowry, The
Poetry o f Arnold. A Commentary, New York, 1940. E. K. Brown, Arnold. A Stu dy in Conflict,
Chicago, 1948. Matthew Arnold, W orks (15 vols.), London, 1903-14. Idem, Poetry and Prose,
ed. by John Bryson, London, 1954. The Poem s of M atthew Arnold 1840-1867, intr. by A rthur
Quiller-Couch, Oxford University Press, 1913. Idem, P oetical Works, ed. by C. B. Tinker and
H. F. Lowry, Oxford, 1950. M atthew A rn o ld ’s Essays in Criticism (First and second series), int.
by G. K. Chesterton, London, 1906; 1964.
L iteratu ra d el p e río d o Victoriano 409
sos tipos de la sociedad inglesa —«el populacho, los filisteos, los bárba
ros»—, a los que se referiría m ás tarde, en sus trabajos críticos. En 1857
obtuvo la cátedra de poética de Oxford, y la desem peñó durante diez años.
En su concepción general de la poesía, Arnold estim aba la ética como
un elem ento im portantísim o. Para llegar a ser un gran poeta, era necesario
escoger u n tem a im portante y coherente y desarrollarlo con el espíritu de
seriedad que nace de una sinceridad absoluta. La poesía es «una crítica
de la vida, según las condiciones que las leyes de la verdad poética y la
belleza han fijado p ara tal crítica» 26. La grandeza de un poeta se basa en
la fuerza y la belleza con que aplica las ideas a la vida, y debe responder
a la pregunta ¿cómo hay que vivir? 27. En religión, Arnold se consideraba
como un solitario al borde de una costa de la cual se hubiera retirado
la fe como un m ar en reflujo. Pero, a pesar de haberse apartado de los
dogmas en los que se había criado, siguió sintiéndose fundam entalm ente
cristiano y practicando la bondad, el altruism o, la pureza y el culto de
la verdad. Arnold se m antuvo firm em ente anclado en los valores tradicio
nales en el m om ento en que el industrialism o, combinado con el abatim ien
to de la fe, tendía a despreciar estos valores y los hom bres abandonaban
la vida del campo y sus antiguas tradiciones para entregarse a la febril
com petencia de las ciudades.
La obra poética de Arnold no es de prim era calidad. Posee la m editada
frialdad del im pulso deliberado, ra ra vez entusiasm o. Sin embargo, en la
línea de la poesía filosófica, ocupa un lugar prom inente, pues Arnold esta
ba dotado de la sensibilidad de los espíritus altam ente cultivados y su con
ciencia estaba im pregnada de esencias estéticas de la Antigüedad. Su poe
sía lleva un sello intelectualista, y ningún escritor representa m ás típica
m ente que él el carácter de la época victoriana en su contraste con el Ro
m anticismo. Arnold se daba cuenta del abismo que separaba su tiempo
del de Byron y Shelley, y a su juicio el ím petu rom ántico tenía que desapa
recer ante la sólida estructura de los autores clásicos, m aestros del equili
brio. Poeta y filósofo a la vez, quiso que una fuerte tradición m oldeara
su obra, que se inspiró en Homero, Sófocles, Epicteto, Milton, Goethe, Keats
y fue, si no muy rica, ciertam ente digna, clara y sincera. Sin duda alguna,
el tem peram ento de Arnold estaba m ejor dotado p ara la crítica que para
la creación, y es posible que sus escrúpulos de pensador y hum anista refre
naran el calor emotivo de su producción poética.
En 1849, Arnold publicó —anónimo— su prim er volumen de poemas,
The Strayed Reveller and other Poems (El calavera extraviado y otros poe
mas). E sta colección contiene el poema que le da el título; «The Forsaken
Merman» («El tritó n abandonado»), de asunto legendario, tan apreciado
por Tennyson, y el profundo y acertado soneto sobre Shakespeare. En 1852
apareció —tam bién anónimo— Empedocles on Etna and other Poems, que
tam poco recibió la atención que m erecía. Empedocles es un poema intere
sante, sobre todo, por los elementos personales que contiene y que se so
26 M atthew Arnold, «The Study of Poetry» (1880), en Essays in Criticism, Second Series
(1888), London, 1964.
27 Idem, «Wordsworth» (1879), en Essays in Criticism, Second Series (1888), London, 1964.
410 Historia de la literatura inglesa
EL MOVIMIENTO PRERRAFAELISTA
33 El prim er núm ero apareció en enero de 1850, y el último, en abril del mismo año.
34 Recuérdese .Christabel, The Sensitive Plant, Lamia, de Coleridge, Shelley y Keats, res
pectivamente.
35 A. C. Benson, R ossetti, London, 1904. Oswald Doughty, A Victorian Rom antic, London,
1949. D. G. Rossetti, Ballads and Sonnets, London, 1881. Idem, Works (2 vols.), ed. by W. M.
Rossetti, London, 1911. Idem, Poem s and Translations, Oxford University Press, 1913.
414 Historia de la literatura inglesa
Sus prim eros poemas datan de 1847. «The Blessed Damozel» («La santa
doncella») y «My S ister’s Sleep» «(El sueño de mi hermana») se publicaron
en The Germ, en 1850. El últim o es una composición a la m uerte de su
herm ana, acaecida la víspera de Navidad; el poeta no sólo visualiza la esce
na, sino que, en virtu d de su fidelidad detallista, hace sentir incluso la
circunstancia y el ambiente. El mismo interés por el detalle se observa
en «The Blessed Damozel», el poema de la corista celestial que desde los
m uros del paraíso observa los mundos sumidos en lo hondo y las almas
que ascienden hacia Dios, y ruega que pueda unirse de nuevo con el aman
te que un día dejó en la tierra. Es la composición que mejor representa
el conflicto intelectual del autor: un tem a m ístico que, en último término,
tiene un motivo sensual, profundam ente adornado con detalles m ateriales.
De ella dice George Sampson: «Es una obra perversam ente fascinante, ya
que posee todas las cualidades de la creación mística, excepto la convic
ción religiosa» 36.
En 1861 publicó la prim era parte de The Early Italian Poets (Poetas ita
lianos primitivos), Poets Chiefly before Dante; veinte años más tarde, en
1881, aparecería la segunda parte, con el título de Dante and his Circle.
Ambas partes constituyen una escrupulosa selección de traducciones de
Dante (que incluye la Vita Nuova y varios sonetos y poemas) y de sus ante
cesores y contem poráneos. En 1862, dos años después de casarse, murió
su m ujer; y fue tal el estado de ánimo en que quedó Rossetti, que enterró
con ella el m anuscrito de sus poemas inéditos recientes. Recuperados más
tarde a ruego de sus amigos, se publicaron en 1870. En esta colección se
encuentran: «Sister Helen» («Hermana H.»), «The S tream ’s Secret» («El se
creto de la corriente»), «Love's Nocturn» («Nocturno de amor») y «Edén
Bower» («La glorieta del Edén»). En este últim o, tal vez el más interesante,
Lilith, la prim era esposa de Adán según la litera tu ra rabínica, desposeída
por Eva; persuade a la serpiente —m onarca del Edén— que le perm ita ven
garse de Adán y de su rival, y, tomando form a de reptil, lleva a cabo la
tentación bíblica. En 1881 aparecieron las Ballads and Sonnets, que inclu
yen los célebres rom ances «Rose Mary», «The W hite Ship» («El bajel Blan
co») y «The King’s Tragedy» («La tragedia del rey»). Las baladas de Rosset
ti reproducen con extraordinaria verosim ilitud la atm ósfera m isteriosa y
sobrenatural que él hallaba en la naturaleza y en la vida. De todas ellas,
quizá «Rose Mary» sea la que m ejor dem uestre la naturalidad con que el
poeta aceptaba lo transcendental de la realidad, como el am or y la misma
existencia. En este poema aparecen la oscuridad de concepto y la excesiva
elaboración estilística que caracterizan la producción poética de Rossetti
en su últim a etapa, en contraste con la sencillez de su prim era época y
el program a prerrafaelista. The House of Life (La casa de la vida, 1870-81)
es un conjunto de cincuenta sonetos y varias canciones, cuyo tem a princi
pal es el amor, m anifestado en esa ra ra mezcla de m isticism o y sensuali
dad que caracterizan a Rossetti. Estos sonetos no constituyen una verdade
Morris. El tem peram ento del escritor, artista, decorador y reform ador
W illiam M orris (1834-96) 37 es com pletam ente distinto del de Rossetti. En
él el Prerrafaelism o se enriquece con los m atices de una naturaleza com
pletam ente inglesa. Como poeta, M orris no pertenece al linaje de Keats,
sino al de Spenser, y acierta a com binar el vigor de la expresión con la
perfección artística. Empleó sus energías en actividades creadoras, en las
que el celo del esteta se desarrolló en am plias preocupaciones de carácter
social. En 1851 pasó a Oxford con intención de ordenarse; pero, al darse
cuenta de que no sentía verdadero interés por la Iglesia, y sí una viva pa
sión por la arquitectura gótica po r influjo de Burne-Jones 38, dejó la teo
logía y se pasó al arte. Aconsejado por Rossetti, M orris abandonó la arqui
tectu ra p a ra dedicarse a la pintura, y finalm ente se decidió po r la decora
ción, especialidad en la que revolucionó el arte inglés en la disposición
de interiores. Su experiencia personal de m aestro artesano, com binada con
el estudio del gótico, le convenció de que la excelencia de las artes puras
y aplicadas de la época medieval nacía del goce que el a rtista o el artesano
hallaban en su trabajo, goce que era imposible experim entar en un régi
m en económico capitalista, de com petencia y de producción en masa. E sta
convicción le orientó hacia el socialismo revolucionario; pero, como artis
ta, siguió siendo aristócrata de la idea, y conservó un sentido y anhelo
m edievalista y gremial.
Es imposible tra ta r de M orris como hom bre de letras sin tener en cuen
ta los m últiples aspectos de su personalidad. En prim er lugar, ésta era
tan dom inadora y atractiva que sólo conociéndola se puede esperar enten
der sus m últiples actividades y fuentes de interés, como arquitecto, pintor,
poeta, decorador, im presor, m ercader, político, orador y socialista m ilitan
te. Toda actividad nueva e ra en él consecuencia directa de o tra anterior,
y en cada nuevo arte se sintetizaban las técnicas de sus etapas precedentes.
M orris se hizo m erecedor del título de «m aestro artesano», en el sentido
idealista medieval, por su perfecta realización de un ideal unitario de vida,
progreso, arte y belleza. D urante m ucho tiempo, en Inglaterra se pensaba
que M orris, por ser socialista, no podía haber escrito nada que no estuvie
ra desvirtuado por la política. E ra un prejuicio que falseaba la visión críti
ca. Es cierto que M orris fue durante toda su vida un prom otor de sus idea
37 J. W. Mackail, The Life of Morris (2 vols.), London, 1899; Oxford University Press, 1950.
May Morris, W illiam Morris (2 vols.), Oxford, 1936; New York, 1966. William Morris, Collected
Works (24 vols.), ed. by May Morris, London, 1910-15. Idem, Prose and Poetry, 1856-1870, Oxford
University Press, 1913. Idem, Selected Writings, ed. by W. Gaunt, London, 1948.
38 Edw ard C. Burne-Jones (1833-98), p intor de la escuela rom ántica, vidrierista y decora
dor, amigo tam bién de Rossetti.
L itera tu ra d e l p e río d o Victoriano 417
les; pero sus energías se dirigieron en general contra lo feo. Cuando escri
bía desde el punto de vista político, no ocultaba sus propósitos; pero su
obra literaria, en su m ayor parte, está ta n libre de propaganda como la
de Tennyson o la de Trollope. Tampoco fue un m edievalista sentimental,
sino un hom bre de su época, sano, vigoroso y turbulento, en la línea de
Browning. Su entusiasm o por las obras bellas de los tiempos pasados reem
plazaba en su conciencia al fervor religioso, y todo el esfuerzo de su vida
se dirigió a reconstruir la vida m oderna sobre bases que perm itieran el
retorno de la belleza a la sociedad de su tiempo. Como Carlyle, Ruskin
y Newman, M orris fue uno de los hom bres que, en los días del comercialis
mo triunfante, lucharon con esfuerzo, convicción y visión de futuro contra
lo que consideraban un sistem a de vida absurdo. Su teoría del arte, como
la de Carlyle y Ruskin, era una teoría de la vida que debía aplicarse a
la conducta práctica. En sus Lectures on A rt (Conferencias sobre arte, 1882),
M orris afirm a que toda labor creadora tiene que ser artística, en el sentido
de que debe producir el placer que se deriva del saludable ejercicio de
las energías físicas e intelectuales del hom bre, y que la calidad desaparece
cuando una obra se realiza sin sentir placer en su ejecución. M orris estaba
seguro de que un progreso que se desentiende del arte conduce fatalm ente
a la m uerte intelectual de la raza h u m a n a 39. Si en la dorada «tierra de
nadie» de su utopía News from Nowhere (Noticias de ninguna parte, 1891)
apenas hay lugar p a ra la literatu ra y la poesía, es porque M orris cree que
estos placeres sólo son imprescindibles en un m undo cuya fealdad hace
necesaria la alienación por medio del arte.
La prim era colección de poemas de M orris, The Defence of Guenevere
and other Poems (1858), fue el m anifiesto m ás tem prano del que a veces
se ha llam ado segundo romanticism o. En este volumen, M orris penetra re
sueltam ente en el corazón de los siglos X lll y XIV, que tanto le complacían.
Ni siquiera su interés posterior por la epopeya nórdica le hizo olvidar su
prim itivo entusiasm o por la leyenda arturiana, Malory y los tiempos de
Froissart. M orris parece com prender instintivam ente el punto de vista me
dieval; pero no im ita a los escritores antiguos, sino que consigue adentrar
se en sus form as y espíritu y recrear su estilo. Tam bién a él le atrae lo
m isterioso, lo m ístico y lo desconocido: siente la emoción del te rro r ante
los fenómenos naturales, tiene la prístina e inocente facultad de m aravi
llarse y sentir reverencia por las cosas. En sus poemas, crea a veces una
atm ósfera peculiar, que nos fam iliariza con lo extraordinario; al mismo
tiempo, sabe ver el elem ento bárbaro que im pregna la Edad Media. En
esta colección hay composiciones que contienen elem entos trágicos, quizá
inevitables, pero contrarios al aspecto amable del espíritu caballeresco. «The
Defence of Guenevere», «King A rthur’s Tomb», «Sir Galahad, a Christmas
Mystery» y «The Chapel in Lyoness», los cuatro poemas arturianos más
im portantes de este volumen son brillantes estudios de pasión y aventura,
en los que M orris parece estar presenciando las escenas que describe. Son
39 Ver «The Lesser Arts of Life» (1882), una de las dos conferencias de Morris recogida
en sus Lectures on A rt (1882).
418 Historia de la literatura inglesa
cuadros totalm ente distintos, que plasm an situaciones, escenas, sentim ien
tos, en la definitiva concreción del verso. En su obra posterior, M orris sa
crifica a veces la acción al ornato; pero, en este prim er volumen, fiel a
la estética prerrafaelista, es sencillo y directo, y, a pesar de sus defectos
de estilo, infunde a sus composiciones verdadero movimiento dram ático.
«Sir Galahad, a Christm as Mystery» es uno de los poemas más afortunados
del conjunto.
En 1867 publicó The Life and Death o f Jason (Vida y muerte de J.), poe
m a de unos 11.000 versos escrito en pareados heroicos, en el que se desa
rrolla la historia de Jasón y Medea, los argonautas y el vellocino de oro,
de acuerdo con el m ito clásico. La obra está im pregnada de espíritu caba
lleresco y ofrece una nota pasional, con una Medea que lo arriesga todo
p or am or y un Jasón que sufre una triste suerte final, despojado del amor,
del honor y la felicidad. El poem a resulta prolijo, pero M orris am aba tanto
sus obras que nunca se propuso condensarlas. The Earthly Paradise (El
Paraíso Terrenal, 1868-70) tiene unos 40.000 versos; consta de un prólogo
y veinticuatro cuentos escritos en m etro chauceriano. Recogen im portan
tes narraciones de la literatu ra universal, aderezadas todas a estilo m edie
val. A p esar de la belleza de los cuadros, del detalle de las descripciones
y lo adm irable de la decoración, en vano buscarem os profundidad en la
caracterización de los personajes. El m arco de estas narraciones se traza
en el prólogo, donde se explica que un grupo de escandinavos, huyendo
de la peste, se dirigen, cruzando el Mar de Occidente, hacia el Paraíso Te
rrenal. Al no encontrarlo, desem barcan, ya de regreso, en una ciudad don
de todavía adoran a los dioses griegos de la Antigüedad. Son bien recibi
dos, y allí se quedan. Dos veces al mes se reúnen p ara contar historias.
Éstas son de asunto clásico o medieval, según las cuente un anciano de
la ciudad o uno de los viajeros. Las leyendas se refieren a Cupido y Psique,
Alcestis, Pigmalión, los am antes de Gudrun, alguna saga islandesa, etc. En
1872 apareció Love is enough (El am or basta), «misterio» bellam ente orde
nado, cuyas escenas se estru ctu ran con adm irable m aestría. En 1875 publi
có M orris su traducción en verso de la Eneida, así tom o Three Northern
Love Songs (Tres cantos de am or nórdicos), de tem a escandinavo. También
tradujo la Odisea (1875) y el Beow ulf (1895). Su obra de más empeño es
Sigurd the Volsung and the Fall of the Niblungs (1876), versión extraordina
riam ente ambiciosa de la saga escandinava de este tema. Reproduce con
gran em puje y nobleza el interés hum ano y el espíritu indómito, la austera
pasión y el esfuerzo de las sagas septentrionales, con sus héroes y guerre
ros, que afrontan la vida con resolución intransigente. A lo largo de sus
cuatro libros se desarrolla la h istoria de Sigmund, padre de Sigurd; la del
propio Sigurd y su noviazgo con Brunilda; su olvido de ésta y Su m atrim o
nio con Gudrun, hija del rey de los Nibelungos; la contienda entre Brunilda
y Gudrun, y la m uerte del héroe; la aparición de Atila en este m arco legen
dario y el hundim iento del reino de los Nibelungos.
M orris es muy buen prosista, y sus narraciones de carácter socializan
te, A Dream of John Bull (El sueño de J. B., 1888, mezcla de prosa y verso)
y News from Nowhere (Noticias de ninguna parte, 1891), tienen el encanto
Literatura del período Victoriano 419
y la fascinación im aginativa que caracterizan a este escritor singular. Mor
ris puede considerarse como la personalidad central de la escuela rom ánti
ca de los últim os tiempos Victorianos. Su poesía es rica y musical, y tiene
gran poder descriptivo; en cambio, sus narraciones en prosa son con fre
cuencia dem asiado largas y se mueven con lentitud excesiva.
40 K. Clyde Hyder, Swinburne's L iterary Career an d Fame, Durham, N. C., 1933. Hump
hrey Hare, Swinburne. A Biographical Approach, London, 1949. Donald Thomas, Swinburne:
The Poet in his World, London, 1979. A. C. Swinburne, Com plete Works (20 vols.), ed. by Ed
mund Gosse and Thomas J. Wise, London, 1925-7. Idem, Selected Poems, w ith an intr. by Hum
phrey Hare, 1950.
41 W. T. Watts-Dunton (1832-1914), crítico literario, autor del artículo «Poetry» p ara la edi
ción de la Encyclopaedia Britannica, de 1879.
420 Historia de la literatura inglesa
43 A talanta es la corredora célibe que vence y m ata a sus pretendientes, pero a quien Mi
lanion —ayudado por Venus— consigue adelantar distrayéndola con tres manzanas de oro.
Swinburne aprovecha la leyenda p ara ensalzar el espíritu del hombre contra la tiran ía de los
dioses, es decir, de los poderes religiosos de su tiempo.
44 Se basa en la leyenda del mítico rey de Atenas, que sacrifica a dos de sus hijas p ara
conseguir la victoria sobre los enemigos de Eleusis. Airado p o r ello, Poséidon destruyó a la
familia de Erecteo.
422 Historia de la literatura inglesa
4S Mary F. Sandars, The Life o f Christina Rossetti, London, 1930. Lona M. Packer, Christi
na Rossetti, Berkeley, Cal., 1963. Christina Rossetti, Poetical Works, ed. by W. M. Rossetti,
London, 1904. Idem, Poems by Christina Rossetti, with illustrations by Florence H arrison, intr.
by Alice Meynell, London, Blakie and Son, 1910.
L itera tu ra d e l p e río d o Victoriano 423
46 E. J. Oliver, Coventry Patmore, London, 1956. Frederick Page, Patmore. A Study in Poetry,
Oxford, 1933. Idem,, M em oir and Correspondence o f Patm ore (2 vols.), London, 1900. Derek
Patmore, Portrait of m y Family, London, 1935. Idem, The Life and Tim es o f Patm ore, London,
1949. J. C. Reid, The M ind and A rt of Patm ore, London, 1957. Coventry Patm ore, Poems, ed.
by Frederick Page, Oxford University Press, 1949. Idem, A Selection of Poems, ed. by Derek
Patm ore, London, 1948.
Literatura del período Victoriano 425
47 Conventry Patm ore enviudó dos veces. De su tercera m ujer, con la que se casó en 1881,
le nació Derek Patmore, biógrafo de su padre.
426 Historia de la literatura inglesa
48 James Thomson, Poetical Works (2 vols.), ed. by B ertram Dobell. Idem, The City of Dread
ful Night an d Other Poems, ed. by Edm und Blunden, London, 1932. Idem, Poem s and Som e
Letters, ed. by Anne Ridler, London, 1963. J. Thomson está bien representado en: The Oxford
Book of Victorian Verse, chosen by A. Quiller-Couch, Oxford, 1948; y en The Oxford B ook of
N ineteenth Century English Verse, chosen by John Hayward, Oxford, 1964.
49 Se llam aba Matilde Weller, y se conocieron cuando Thomson se hallaba en Irlanda, pres
tando servicios de m aestro en el ejército.
L itera tu ra d e l p e río d o Victoriano 427
Francis Thompson. Entre los poetas del cambio de siglo, el antiim pe
rialista W ilfred S. Blunt (1840-1922), los conversos al catolicism o Ernest
Dowson (1867-1900) y Lionel Johnson (1867-1902) y el alentador de los hu
mildes y m arginados John Davidson (1857-1909), destaca Francis Thomp
son (1859-1907). A diferencia de los poetas conversos citados, y de Patmore,
Hopkins y Oscar Wilde, que adoptaron el catolicism o en busca de una m a
51 E verard Meynell, The Life of Thompson, London, 1913; 1936. J. C. Reid, Francis Thom p
son, Man and Poet, London, 1959. Francis Thompson, W orks (3 vols.), ed. by W ilfrid Meynell,
London, 1913. Idem, Poems, Oxford University Press, 1941. Idem, L iterary Criticism, ed. by
T. L. Connolly, New York, 1948.
Literatura del período Victoriano 429
52 G. M. Trevelyan, The Poetry and Philosophy o f Meredith, London, 1906. Siegfried Sas
soon, M eredith, London, 1948. Lionel Stevenson, The Ordeal of George Meredith. A Biography,
New York, 1953. George Meredith, P oetical Works, ed. by G. M. Trevelyan, London, 1912. Idem,
Selected Poems, ed. with an intr. by Graham Hough, Oxford University Press, 1962.
53 Acerca de las relaciones entre M eredith y el grupo prerrafaelista, ver el capitulo 5 de
la obra de Siegfried Sassoon, M eredith, London, 1948.
54 Ver T. H ardy en el capítulo, X, subcapítulo 1, de esta obra.
Literatura del período Victoriano 431
Aunque M eredith adm ite que la naturaleza y la vida son o pueden ser du
ras, incluso sangrientas, no es un poeta pesim ista: su actitud es realista
y vitalista, no negativa, puesto que de la sangre y del dolor nace el hom
bre, dom inador de la fuerza b ru ta o inconsciente, que con su inteligencia
orienta las energías hacia el espíritu, y el espíritu es siem pre de signo
positivo.
Aunque m ás conocido como novelista, M eredith escribió varios volúme
nes de poemas; entre ellos: Poems (1851), Modern Love (1862), Poems and
Lyrics of the Joy of Earth (Poemas y canciones del gozo de la tierra, 1883),
Ballads and Poems o f Tragic Life (1887), A Reading of Earth (Una lectura
de la tierra, 1888), A Reading of Life (Una lectura de la vida, 1901) y Last
Poems (Últimos poemas, aparecidos después de su m uerte, en 1909). Es una
producción poética im portante y original, que, apartándose de lo histórico
y legendario de gran p arte de la poesía rom ántica y victoriana, intenta ex
poner, en un lenguaje abrupto y nuevo las experiencias del m undo y de
la vida que tiene un hom bre de sensibilidad m oderna. Sin embargo, aunque
reconocieron su valor Browning, Rossetti, Sw inburne y otros, la poesía de
M eredith no se difundió entre el público inglés de su tiempo, y tampoco
es m uy conocido en nuestros días. La composición más representativa de
sus prim eros tiem pos es «Love in a Valley» («Amor en un valle»). Expresa
el am or juvenil, apasionado y rom ántico, que la visión de la amada, dormi
da bajo una haya, le inspira: los delicados deseos, las ilusiones de la prim a
vera de la vida en el seno de la estación prim averal. Sus once estrofas
de ocho versos no nos ofrecen una pastoral idealizada, sino que, en medio
de la exaltación del alma, expresan el súbito tem or de que alguien, con
más fuerza am orosa y apreciadora de la belleza, po r cualquier circunstan
cia fo rtu ita se la pudiera arrebatar. «Love in a Valley», que apareció por
prim era vez en 1851, fue publicado en 1883 en una nueva versión de veinti
séis estrofas, en las que, entre las exaltaciones y el esplendor de la visión
prim itiva, las experiencias dolorosas del am or m atizan el argum ento con
432 Historia de la literatura inglesa
punzantes realidades vividas. Son inolvidables sus densos sonetos; por ejem
plo, «Time and Sentiment», que, sin ningún punto o pausa que separe los
cuartetos o el sexteto, con su e stru c tu ra com pacta y rápida parece querer
indicar la celeridad con que el tiem po puede aplastar las ilusiones, m archi
tas como la flor que los am antes cogieron al pasar por el bosque; o «A
L ater Alexandrian», escrito por M eredith a la m uerte de Rossetti y que
revela la opinión —nada positiva— que le m erece la poesía de su amigo.
«The Lark Ascending» («La alondra en ascenso») y «Bailad of Past M eri
dian», con su carga de pensam iento, invitan a la reflexión.
Lo m ejor y más relevante de la obra poética de M eredith es M odem
Love. El adjetivo puede resu ltar extraño; pero lo cierto es que, al concebir
el poem a en una serie de cuasi-sonetos, quizá sea necesario el calificativo,
pues el soneto amoroso, en su larga tradición desde Spenser y Sidney h asta
la época victoriana, había consistido en la sublimación de la belleza de
la amada, el elogio de sus virtudes, la petición de su favor, o las quejas
por su ausencia o desvío. En cambio, Modern Love, en su secuencia de
cincuenta poemas de dieciséis sílabas, expresa algo muy distinto del am or
de antaño: no tra ta del dolor de dos am antes normales, sino de conflictos
psicológicos y contradicciones personales que no se h,abían reflejado en
la poesía anterior. Es un poema sobre un m atrim onio desdichado; con re
frenada expresión se sigue la trayectoria del am or conyugal h asta zonas
a las que anteriorm ente no se había llegado. El argum ento, estructurado
en los cuadros que presentan los poemas, es la historia de un am or que,
en vez de dirigirse firm em ente hacia su plenitud, cam ina zigzagueante h a
cia el fracaso, que culm ina en la huida de la esposa con un am ante. De
esta serie de circunstancias, de las que el esposo se siente culpable, b ro ta
un poem a en que aparece el im presionante retrato de la m ujer en el mo
m ento en que nace el am or (III), la reacción del hom bre ante este fenóme
no, y las fases de felicidad y desdicha dom ésticas (XI, XVI, XXII, XXIII),
así como el conflicto de la pareja reflejado en los contrapuntos de ingenio
y sentim iento (XVII, XXV). Las alternancias de tonos y de hum or tienden
a desaparecer hacia el fin del poema; la actitud cortante y conflictiva de
algunos de estos cuasi-sonetos se torna m ás uniform e y sosegada (XLIII,
XLVII, XLIX), p ara term inar (L),en una serenidad fría, en la que ambos
protagonistas sienten la añoranza de sus días primaverales, el remordimiento
por lo que no supieron lograr y el dolor de las heridas 55. De difícil lectu
ra por la densidad del pensam iento y la concentración del estilo, Modern
Love es un gran poema no por su extensión, sino por su originalidad y
en la m edida en que fuerza el camino hacia la poesía del siglo XX.
55 En M odem Love hay que ten er én cuenta dos aspectos: la revelación de una historia
personal y las circunstancias en que se escribió. Ambos están estrecham ente relacionados y
son igualm ente interesantes. En el poema se alteran un punto los hechos: aquí la esposa term i
na suicidándose. En 1861, liberado psicológicamente por la m uerte de su m ujer, M eredith es
cribió M odem Love en unos tres meses. Su prim era m ujer fue la hija de Thomas Love Peacock,
viuda de Mr. Nicolls. La segunda fue Miss Marie Vulliamy, que m urió en 1885, después de
veinte años de felicidad m atrim onial.
Literatura del periodo Victoriano 433
56 Frank Swinnerton, Stevenson. A Critical Study, London, 1914. Janet A. Smith, R. L. Ste
venson, London, 1937. Joseph C. Furnas, Voyage to W indward. The Life of Stevenson, New
York, 1951. R. L. Stevenson, Collected Poems, ed. by Janet A. Smith, London, 1950.
57 Hesketh Pearson, The Life of Wilde, London, 1946. St. John Ervine, Oscar Wilde, Lon
don, 1956. Oscar Wilde, Complete Works, w ith intr. by Vyvyan Holland [hijo de Oscar Wilde],
London, 1966.
434 Historia de la literatura inglesa
1 John Forster, The Life of Charles Dickens (3 vols.), London, 1872-4; (2 vols.), London,
1948-50. G. K. Chesterton, Charles Dickens, London, 1906. Julian Symons, Charles Dickens, Lon
don, 1951. Edgar Johnson, Charles Dickens. His Tragedy arid Triumph, London, 1953. John
B utt and Kathleen Tillotson,· Dickens a t Work, London, 1957. Dickens and the T wentieth Cen
tury, ed. by John Gross and Gabriel Pearson, London, 1962. K. J. Fielding, Charles Dickens.
A Critical Introduction, London, 1965. E ric W alter Frederick Tomlin (Ed.), Charles Dickens,
1812-1870. A Centenary Volume, London, 1969. Ivor Brown, Dickens and his World, London,
1970. A rthur L. Hayward, The D ickens Encyclopaedia, London, 1971. Alexander Welsh, The
City of Dickens, Oxford University Press, 1971. Ian W att, ed. The Victorian Novel, Oxford Uni
versity Press, 1971. G arret Steward, Dickens and the Trials of Imagination, H arvard University
Press, 1974. Las novelas y los cuentos navideños de Dickens se encuentran en la Everyman’s
Library, en edición de G. K. Chesterton (22 vols., 1906-21); en The Nonesuch Press, ed. A. Waugh,
W alter Dexter, etc. (23 vols., 1937-8), y en The Oxford Illustrated Dickens (21 vols., 1947-58).
Literatura del período Victoriano 435
Independencia española y lord Byron publicaba los dos prim eros cantos
del Childe Harold. El padre de Dickens, tenía un m odesto empleo en las
oficinas de la Pagaduría de M arina de Portsm outh y su m adre procedía
de una fam ilia de funcionarios públicos algo m ás respetable desde el punto
de vista social. Durante la niñez del novelista, la fam ilia pasó de Portsm outh
a Londres, y de allí a Chatham, en el estuario del Támesis, p a ra volver
de nuevo a vivir en la capital, en una casita de Camden Town. Las preocu
paciones económicas y la inestabilidad no parecían tu rb a r la felicidad de
la fam ilia en sus prim eros tiempos, y el período de Chatham, sobre todo,
parece haber dejado una im presión m agnífica en el ánimo del pequeño Dic
kens. Recuérdese la im portancia que Chatham y Rochester tienen en sus
novelas. Pero en el segundo período de Londres el horizonte fam iliar empe
zó a nublarse, y, al finalizar el curso en la escuela de Chatham y regresar
a su casa, el niño se encontró con un am biente enrarecido por las dificulta
des económicas. El padre fue encarcelado por deudas y el chico tuvo que
ponerse a tra b a ja r en una fábrica para ganar seis o siete chelines semana
les. Dickens tenía entonces doce años. N inguna de estas contrariedades fue
de consecuencias irreparables, pues el padre, cuyo sueldo quedó sin confis
car y a disposición de la familia, recobró la libertad al cabo de unos meses,
al recibir una herencia, y Dickens volvió a la escuela después de haber
pasado no m ás de medio año en condiciones parecidas a las de no pocos
niños de su época. La expresión literaria de estas experiencias se halla
en los prim eros capítulos de David Copperfield, y el valor hum ano de las
m ism as ensanchó p ara siempre la conciencia del novelista. Poco después,
el padre consiguió la jubilación, y con el retiro y la herencia decidió prepa
rarse p a ra el periodism o. Por entonces, la fam ilia Dickens tenía seis hijos,
y convenía que Charles, que ya contaba quince años, dejase definitivamen
te la escuela y buscase una colocación. Fue la de escribiente en casa de
un procurador; pero el muchacho no se encariñó con su empleo, y lo aban
donó al cabo de año y medio. Con el apoyo de sus padres o con el de algu
nos bienes que los herm anos habían heredado, se puso —como David
Copperfield— a estudiar con empeño el sistem a Gurney de taquigrafía, a
fin de convertirse, siguiendo el ejemplo de su tío John Henry Barrow 2,
en un periodista de categoría3. Lo consiguió pronto: a los veinte años, Dic
kens entraba a tra b a ja r en el periódico de la tard e The True Sun, y dos
años después pasaba al periódico liberal The Morning Chronicle, que no
sólo lo nom bró cronista parlam entario, sino que le encomendó recorrer
distintas p artes de Inglaterra p a ra inform ar sobre los discursos allí pro
nunciados. La actividad desarrollada por Dickens en este período se perci
be en la excitación y frenesí de sus idas y venidas y en sus rom ánticos
m étodos de trabajo, siendo característico el hecho de que tom ara algunas
de sus notas taquigráficas sobre la palm a de la mano, a la luz de un farol
2 J. H. B arrow había sido inform ador de The Times, había publicado una novela y funda
do un periódico, The Mirror o f Parliament, p ara el que escribió tam bién Dickens.
3 Su compañero Thomas Beard solía decir que jam ás se había visto un taquígrafo como
Dickens.
436 Historia de la literatura inglesa
4 Dickens compró Gad’s Hill Place en 1856, aunque no se estableció allí hasta 1860, des
pués de restau rar el edificio. Una vez, cuando era niño, pasando por aquel lugar, su fantástico
padre le había dicho: «Cuando seas mayor, si trabajas con tesón, podrías vivir ahí». La idea
le im presionó tanto que, cuando tuvo oportunidad, adquirió la casa.
438 Historia de la literatura inglesa
5 En ciertos aspectos, la actitud idealista de Dickens coincidía con otras fuerzas antiutili
tarias que actuaban en distintas direcciones, como el Movimiento de Oxford con H enry New
man, por un lado, y, por otro, la potente personalidád de Thomas Carlyle.
L itera tu ra d e l p e río d o Victoriano 439
visita a Ipswich, que ocupa los capítulos 22-24, es uno de los episodios
con más cohesión y tram a novelescas. Estos benditos m aniáticos, de diver
sos niveles y actividades, son personajes fundam entalm ente buenos. Mr.
Pickwick, sobre todo, el m ejor caracterizado —aparte su criado Sam
W eller—, es un alm a cándida que, como Parson Adams —en Fielding— o
Don Quijote, desarm a por su inocencia, sentido del deber y caballerosidad.
Atento, bondadoso, magnánimo, sereno y cortés, Mr. Pickwick es el hom
bre que transform a continuam ente el m al en bien, irrad ia constante bene
volencia y —adm itida su caricaturesca figura— refleja un fondo natural
de hum anidad enternecedora. El hecho de que empiece siendo un persona
je pomposo y term ine rebosando sim patía significa la superación que se
realiza en Dickens y su transición del esquem a periodístico al retrato nove
lesco. Pero si hay que reconocer que The Pickwick Papers no es exactamen
te una novela, hay que adm itir tam bién que es una de las obras m ás impor
tantes de Dickens y, en cuanto a comicidad, figura entre las producciones
hum orísticas m ás grandes de la literatu ra universal. Nada puede term inar
de un modo totalm ente infortunado en este libro optim ista y sonriente;
el autor sabe que lo negativo existe en el mundo, pero quiere dem ostrarnos
que, en definitiva, el mal es superado por el bien. The Pickwick Papers
es .la obra m ás hum orística de Dickens, y aunque el hum or nunca le aban
donará —de uno u otro modo im pregnará toda su producción—, después
de The Pickwick Papers se orientará en un sentido hum anitario condiciona
do por las circunstancias.
La respuesta de Dickens al am biente social de la época aparece en las
novelas que siguen inm ediatam ente a The Pickwick Papers. En ellas se ma
nifiesta m ayor dominio estructural y m ás sólida unidad tem ática. Con Oli
ver Twist (1837-39) y Nicholas Nickleby (1838-39), Dickens se orienta hacia
problem as sociales y hum anitarios, basándose en recuerdos sórdidos o de
sagradables de su niñez. En la prim era se n a rra n las aventuras de un niño
nacido en un asilo, que, disgustado por tener que trab ajar en un taller
de ataúdes, se fuga a Londres. Allí cae en m anos de una banda de ladrones,
entre los cuales se le obliga a vivir, y le resu lta m uy difícil rom per el cerco
de aquel am biente corrompido, dominado por gentes perversas, y librarse
de la inm oralidad y la pobreza, cosa que al final consigue. Nicholas Nickle
by es una delación de ciertas escuelas inglesas de la época y una acusación
contra el Estado, que no se preocupaba de form ar adecuadam ente a sus
ciudadanos. Relata la vida de un huérfano de padre, que obtiene un puesto
de ayudante en una desastrosa escuela de Yorkshire, de la cual tiene que
salir por el trato inhum ano que se le da; consigue, entre otras cosas, librar
a su herm ana de las m alas intenciones de un lord, y, finalmente, un cambio
de fortuna, gracias a los bondadosos herm anos Cheeryble, da ocasión a
Nicholas de poner casa, para vivir con su m adre y herm ana; conoce a la
joven que será su novia y orienta su vida hacia la felicidad. La novela es
tan entretenida como The Pickwick Papers, y casi tan inverosímil. Sólo la
mágica sim patía y cordial hum anidad de Dickens pudieron dar calidad a r
tística a una serie de personajes de esta naturaleza y a unas situaciones
casi m ecánicas, que se suceden incesantem ente sin producir en el lector
440 Historia de la literatura inglesa
rem ordim iento por haber privado a D orrit de una herencia considerable.
Su hijo, A rthur Clennam, descubre la injusticia y libera a los Dorrit de
M arshalsea. Pero después será A rthur quien irá a p a ra r a la cárcel, y allí
le cuidará Amy, a quien él adora, aunque el desnivel económico existente
entre ambos le impide expresarle su cariño. Un nuevo giro de la rueda
de la fortuna reduce o tra vez a la pobreza a los D orrit, y entonces Arthur
y Amy están en condiciones de realizar sus ilusiones. Uno de los caracteres
que tam bién están encarcelados en este m undo es Miss Wade: su prisión
consiste en el odio a los hom bres por haberse visto dos veces defraudada
en el aspecto sentim ental. Otro personaje colectivo es la sociedad, aprisio
nada en la m araña de los departam entos m inisteriales de todos los gobier
nos habidos y por haber.
En su época postrera, Dickens escribió cuatro novelas, una de las cua
les quedó sin term inar. The Tale of Two Cities (La historia de dos ciudades,
1859) es u n a narración vigorosa, escrita probablem ente bajo el influjo de
Carlyle; tiene como fondo la Revolución francesa. La descripción, al empe
zar la novela, de la m archa del correo de Dover po r la colina de Shooter’s
Hill, camino de Londres, una noche de invierno, es soberbia; y son inolvi
dables la encantadora figura de la protagonista, el patetism o de la enfer
m edad m ental del padre y la rom ántica generosidad del protagonista. Las
dos ciudades son Londres y París durante la Revolución francesa, y en el
correo Dover-Londres viajan el doctor M anette y su hija Lucie, que habían
conseguido refugiarse en Inglaterra después de un largo encarcelam iento
sufrido por el m édico en la Bastilla por haber atendido profesionalmente
a unos hermanos m altratados por el m arqués de St. Evrémonde. Durante tan
tos años de cárcel, este distinguido médico francés sufrió un grave colapso
mental; pero, una vez en Inglaterra, va recobrándose gradualm ente. Es allí
donde el sim pático com patriota Charles Darnay, joven profesor de francés,
trad u cto r y escritor, entra en contacto con los M anette y se enam ora de
Lucie. Darnay es hom bre dispuesto y agradable, capaz de abrirse paso; se
casa con Lucie y em prenden una vida de perspectivas felices. Pero Darnay,
que oculta bajo este nom bre el hecho de ser sobrino de St. Evrémonde
y que había renunciado a su condición y herencia por disconform idad con
los procedim ientos de la aristocracia del antiguo régimen, se ve obligado
a hacer un viaje a Francia p ara tra ta r de salvar la vida de un fiel criado,
al que se acusaba de haber servido a la nobleza en el exilio. Darnay, a
pesar de su actitud y sentimientos liberales, es arrestado y condenado a
m uerte. Entonces ocurre algo rom ánticam ente heroico, que redim e a la
hum anidad de muchas de sus deficiencias. El abogado inglés Sydney Carton,
hom bre atolondrado y desconcertante, es capaz de sacrificar su vida por
am or a Lucie. El parecido entre Carton y Darnay es extraordinario. El abo
gado visita a Darnay en la prisión conducido por un espía; con gran asom
bro de Darnay, que no parece saber lo que se hace, intercam bian sus trajes,
y Carton sustituye a Darnay en la guillotina p ara que Lucie pueda ser feliz.
The Tale of Two Cities es una novela de fondo histórico que revela las
atrocidades, contradicciones y heroísm os que puede realizar el hombre,
individual y colectivamente, en momentos de exaltación y de grandes crisis.
444 Historia de la literatura inglesa
Great Expectations (Grandes esperanzas, 1860-61) es una novela muy apre
ciada por los lectores de Dickens; p a ra algunos, la mejor. Constituye una
síntesis de las cualidades del autor: tiene un protagonista sim pático, que
relata los altibajos de su vida; incluye m isterio y una historia de amor,
incidentes, personajes llenos de comicidad, expectación y una gran vivaci
dad narrativa. Asimismo presenta m ás figuras amables y atractivas y m e
nos hom bres viles que ninguna o tra de sus novelas. Pip —Philip Pirrip—
es un m uchacho de pueblo que vive en casa del herrero Joe Gargery, m ari
do de su herm ana. Pip entra en contacto con Miss Havisham, una señora
desquiciada como consecuencia de haber sido abandonada por su novio
la m ism a noche de bodas. E sta im portante dam a ha prohijado a una niña,
Estella, de belleza deslum brante, con el solo fin vengativo de utilizarla pa
ra to rtu ra r a los hom bres. Pip, una vez m ayor, se enam ora de Estella, tan
fascinadora como fría, y se propone m ejorar de posición social p ara casar
se con ella. Pronto conquista cierto bienestar económico; m ientras tanto,
por un conducto m isterioso, que él presum e que es Miss Havisham, recibe
esperanzas de opulencia. Halagado por estas posibilidades, se desplaza a
Londres, donde adopta una nueva form a de vida que le h ará despreciar
a su sincero y benévolo cuñado y aun a la persona que le enviaba el dinero,
Abel Nagwitch, un escapado de presidio que había hecho fortuna en «Aus
tralia y a quien Pip, de m uchacho, había auxiliado en su fuga de la cárcel.
El conocimiento de la procedencia del dinero y la visita de la persona que
se lo enviaba le derrum ban, y, además, recibe la noticia de que Estella
se ha casado con un hom bre brutal. Pip vuelve a la pobreza y, aleccionado
por la adversidad, regresa a casa del generoso herrero, decidido a dedicar
se a un trabajo honrado. Al fin en tra en contacto con Estella, que, prim ero,
se había separado del m arido, y luego, enviudado. La novela term ina en
u n tono entre nostálgico y esperanzador, con una escena en que Estella
y Pip, sin cita previa, coinciden en el mism o banco del jardín en el que
se habían despedido p a ra siempre. Se puede entrever un posible reajuste
sentim ental. Se descubre una transform ación en Estella, y el nacim iento
de un afecto que abre paso a la esperanza. Great Expectations m anifiesta
u n a orientación de Dickens en u n sentido m ás realista, acaso de acerca
m iento a Thackeray.
E ntre tantas creaciones sim páticas de Dickens, pocas ofrecen las am a
bles cualidades de algunos de los personajes de Our M utual Friend (Nues
tro com ún amigo, 1864-5). La acción de esta novela se sitúa en el Londres
de los años 1860, con m ontones de desperdicios que se trajinaban en la ciu
dad, y duros traficantes que, conociendo su valor potencial, se enriquecían
adquiriéndolos. John H arm on había sido enviado al extranjero po r su pa
dre, a la edad de catorce años; a su regreso lo encontram os en Londres,
con el apellido de Rokesmith, que ha adoptado para ocultar su identidad
y ver así las cosas con m ás independencia. Recurre a este procedim iento
porque sabe que su padre, basurero opulento, dueño del Golden Dustman,
le nom brará heredero con la condición de que se case con Bella Wilfer,
u na joven a quien no ha visto nunca y desea conocer bien antes de com pro
m eterse con ella. John consigue colocarse de incógnito como secretario de
L iteratu ra d e l p e río d o Victoriano 445
Mr. Boffin —el encargado del Golden Dustman, la em presa de su padre—,
hom bre de la m ayor am abilidad y hoíiradez, y presunto heredero de la
fortuna de los Harm on, en caso de no serlo John. La atractiva Bella, que
ha sido adoptada por los Boffin, infatuada por la p resunta fortuna, se ha
convertido en una m uchacha de insoportable arrogancia. John se enamora
de ella, y recibe un descarado desplante. La bondadosa m ujer de Boffin
descubre, enternecida, que John Rokesmith es John Harmon. Intuyendo
que, pese a las apariencias, Bella es en el fondo una joven de buen corazón,
los Boffin conciben una estratagem a para convencerse de sus sentimientos.
Mr. Boffin fingirá transform arse en un avaro intratable, corrom pido por
el afán de riqueza: empieza por difam ar a John y acaba poniéndolo en la
calle. Entonces Bella, que ha despertado al amor y se ha abierto al cariño
de John, a la vez que ha comprendido lo nocivo que puede ser el desmedido
afán de ganancia, abandona a los Boffin p ara casarse con él. La identidad
de John se descubre inm ediatamente. En Our M utual Friend, Dickens se
propone hacer un estudio de una sociedad apasionada con la adquisición
y posesión de bienes m ateriales. Con dinero se legaliza todo, afirm a el Ge
nio del Coro Social resum iendo el sentido de esta sociedad, y todo se com
pra con él: ingreso en el Parlam ento, m ujer, amigos, adulaciones, elogios.
Cinco años después de la aparición de Our M utual Friend, Dickens em
pezó a tra b a ja r en The Mystery of Edwin Drood (1870), la novela que estaba
escribiendo cuando m urió, y de la cual sólo aparecieron seis capítulos de
los doce que tenía planeados. Nadie duda de las posibilidades de esta nove
la, de la perfecta caracterización de algunos de sus personajes, de la segu
ra orientación de su tram a, cuya conclusión no es posible d eterm in ar6.
Dickens no fue sólo un gran novelista. Al hablar de él hay que mencio
n ar tam bién al fecundo escritor de ensayos, cuentos, bocetos costum bris
tas, obras de viajes e incluso piezas dram áticas de carácter cómico. Sobre
todo, no se puede term inar una semblanza de Dickens sin detenerse en
el cantor de la Navidad. Son m últiples las ocasiones en que, en un breve
cuento o en un capítulo de novela, Dickens evoca la vibración que la gran
fiesta produce en el corazón del hombre. Lo m ejor que escribió sobre este
tem a son los tres cuentos de Navidad, A Christmas Carol (Canción de Navi
dad o Villancico navideño, 1843), The Chimes (El-carillón o Las campanas,
1844) y The Cricket on the Hearth (El grillo del hogar, 1845). Cualquiera
de ellos constituye una adm irable introducción al estudio de las posibilida
des de Dickens como novelista: su calidad poética, su estilo y los principa
les elem entos de su ideología. En A Christmas Carol y en The Chimes apa
recen, en form a sum am ente concisa, su modo de am bientar los personajes,
su sim patía hacia los hom bres y las cosas po r hum ildes que sean, su ironía
frente a lo pomposo y externo y su acusación del desajuste social, no desde
el punto de vista de ningún partido, sino por p u ra reacción individual de
justicia hum ana; tam bién se m anifiestan aquí el satírico desprecio del autor
por el afán de lucro, por el reformismo confiado y trivial, y por la suficien-
6 John Forster, amigo y biógrafo de Dickens, en su libro sobre el escritor, nos ofrece co
mo posible final el relato de un asesinato y el convencimiento del culpable de haber cometido
inútilm ente el homicidio. Aun asi, The Mystery of E dw in Drood sigue siendo un misterio.
446 Historia de la literatura inglesa
político, social y económico que prom ete ser positivo por estar basado en
las necesidades y en las virtudes de un pueblo dispuesto a enfrentarse con
la realidad.
Sybil, or The Two Nations (Sybil, o las dos naciones, 1845) es una novela
de am bientación realista y tono rom ántico sobre la m iseria y las degradan
tes condiciones en que vivían los desheredados de la Inglaterra del siglo xix.
Las dos naciones representan a los ricos y los pobres, dos clases que no
se tienen sim patía, y entre las que no es posible la comprensión, ni el diálo
go; dos clases para las que existen leyes diferentes, cuyas vidas son com
pletam ente distintas, como si h ab itaran en distintos planetas. Disraeli des
cribe en Sybil las deplorables condiciones en que viven los trabajadores
de los prim eros años del reinado de Victoria, los bajos salarios que perci
ben, las insalubres viviendas que habitan, debido todo ello al egoísmo e
insensibilidad de la m ayoría de los grandes terratenientes y patronos. En
este m arco se desarrolla la histo ria am orosa de Charles Egremont, joven
inteligente, culto y magnánimo, herm ano m enor de lord Marvey —uno de
los peores individuos de la aristocracia—, y Sybil, la hija de Gerard, uno
de los dirigentes del movimiento de la clase trabajadora. A Disraeli le inte
resa u nir en el am or elem entos social o políticam ente dispares o encontra
dos. En este punto, aquí va todavía m ás lejos que en Coningsby, pues Sybil
pertenece a la fam ilia del últim o abad de Marney, cuyas posesiones habían
sido confiscadas en el reinado de Enrique VIII y ahora estaban en poder
de la fam ilia Egremont. E stas circunstancias dan aliento dram ático a la
situación y realzan el valor de la novela. En Sybil se hace una m angífica
defensa del sistem a m onástico medieval y de su misión social, económica
y cultural. Con la extinción de los m onasterios —dice un personaje de la
obra— expiró la única form a de com unidad que se h a conocido en Inglate
rra; porque lo que ahora existe no es comunidad, sino gregarism o, y el
gregarism o es una fuerza disociadora m ás que un principio unificador. En
Inglaterra no hay cooperación, sino separación y aislacionismo; tam poco
hay propiam ente sociedad, porque sociedad significa unidad de propó
sito 10.
En Tancred, or The New Crusade (Tancred, o la nueva cruzada, 1847),
Disraeli aborda la cuestión de las relaciones entre la religión y el Estado.
Uno de los problem as más delicados y m ás difíciles, si se desea alcanzar
u n verdadero equilibrio, es determ inar el puesto de la religión en la comu
nidad social. En esta novela, D israeli aúna, con verdadero interés, el desti
no y la vocación religiosa ancestrales de la raza judía con las aspiraciones
de un joven aristócrata inglés que sueña con revitalizar la sociedad me
diante una renovación espiritual de la religión cristiana. Tancred —lord
M ontacute— es hijo de los duques de Bellamont, fam ilia respetabilísim a,
anclada en la ortodoxia del anglicanism o tradicional. Es un joven que ha
reflexionado m ucho sobre las condiciones sociales y religiosas de la Ingla
te rra de su tiempo, y bajo el influjo de esta honda preocupación, al llegar
a la m ayoría de edad, rehúsa integrarse en la cám ara de los lores y anuncia
12 El criado de Byron, T. Falcieri, que estuvo con Shelley en Lerici, pasó al servicio de
Disraeli. Es evidente que éste después conoció personalm ente a Trelawney, testigo de la m uer
te de Shelley en la costa de Viareggio, en el verano de 1822.
454 Historia de la literatura inglesa
13 Una Pope-Hennessey, Canon Charles Kingsley, London, 1949. Robert B. Martin, The Dust
of Combat. A Life of Kingsley, London, 1959. Charles Kingsley, Life and Works (19 vols.), Lon
don, 1901-3. Idem, A lton Locke. Tailor an d Poet, intr. by Thomas Byron, London, 1970. Idem,
Hypatia, intr. by E rnest Rhys, London, 1968. Idem, W estward Hoi, intr. by Jam es A. W illiam
son, London, 1960.
14 Frederick Denison Maurice (1805-72), m inistro anglicano y socialista cristiano, fue p ro
fesor de literatura inglesa e historia en el King’s College de Londres (1840-53), y después fue
nom brado profesor de filosofía m oral en Cambridge (1866). Es au to r de varias obras de filoso
fía, teología y religión. Consideraba que el verdadero socialismo era la consecuencia inevitable
de un cristianism o auténtico.
15 E sta era la conclusión a que se llegaba en un cartel expuesto p or todo Londres (12 de
abril de 1848) y dirigido a los «Trabajadores de Inglaterra». Ver George Saintsbury, «The Poli-
L itera tu ra d e l p e río d o V ictoriano 455
tical and Social Novel», cap. XI de The Cambridge History o f English Literature, vol. XIII,
Cambridge, 1935, pág. 358.
456 Historia de la literatura inglesa
país de las m aravillas, 1865) y Through the Looking-Glass (A través del espe
jo, 1871).
LA NOVELA REALISTA
revista 11■ Para el Fraser’s Magazine escribió, entre otras narraciones, Ca
tharine (1839-40) y Barry Lyndon (1844); en el Punch publicó una serie de
artículos titulados The Snobs of England, by one o f themselves (Los esnobs
de Inglaterra, por uno de ellos, 1846-7), esbozos que comenzaron a desper
ta r la atención del público. Pero el verdadero reconocimiento de los lecto
res no le llegó hasta que se decidió a publicar con su verdadero nom bre
las entregas m ensuales de Vanity Fair (1847-8), que salieron tam bién de
la redacción del Punch; después de la sexta entrega, todo Londres comenzó
a hablar de la novela y las ventas com enzaron a crecer. A p a rtir de enton
ces, con diez años de retraso respecto de Dickens, su prestigio de escritor
estaba conseguido.
La producción de Thackeray es voluminosa, y lo que podemos llam ar
su obra com pleta supera los veinte volúmenes. Pero el auténtico Thacke
ray, el verdadero novelista, puede reducirse a m edia docena de títulos, tres
o cuatro de los cuales dan la m edida de sus posibilidades. Sus prim eros
tanteos en el campo de la novela se m anifiestan en sus tres libros de viajes.
En The Paris Sketch Book (1840) describe su viaje y llegada a París, y cuen
ta sus im presiones acerca de la vida literaria y artística de la capital fran
cesa —pintura, teatro, novela—, en las que resaltan la figura de George
Sand y sus seguidores; que considera irónicam ente como la cosecha produ
cida por Diderot y Rousseau. The Irish Sketch Book (1843) es el resultado
de su viaje por Irlanda; en él se observa la capacidad observadora propia
del novelista y la visión típica del inglés al contem plar y enjuiciar la vida,
costum bres y am bientes irlandeses. En C om hill to Cairo (1845) Thackeray
n a rra su viaje desde Londres h asta más allá de los confines del m undo
civilizado. Atenas no le satisface, Constantinopla tam poco parece entusias
m arle, ni siquiera Jerusalén le im presiona como podía esperarse de su ca
rác te r sagrado. Thackeray es m uy inglés y, como afirm a en este libro, p re
fiere perm anecer en Fleet S treet de Londres con doscientas libras al año
a ser el rey de Grecia. Sin em bargo, estos viajes contribuyeron de algún
m odo a perfeccionar su capacidad de observación, y la redacción de estos
libros le enseñó a escribir. De este período es tam bién The M emoirs of
Barry Lyndon (1844), narración de la vida y aventuras de un irlandés bravo,
despreocupado y ambicioso, que, de soldado y jugador, se convierte en un
afortunado hom bre de mundo, y en un m om ento de suerte consigue escalar
la plataform a de la alta sociedad y casarse con la condesa dé Lyndon. Pero
no se detiene aquí, sino que, llevado de su carácter, m altrata a su m ujer,
despilfarra su fortuna y term ina sus días en la cárcel. El relato, que tiene
form a autobiográfica, es directo y firme, y cautiva el interés del lector por
la franqueza y el valor con que se destaca la figura del protagonista. The
Book of Snobs (1848) es una selección de los «sketches» aparecidos en el
Punch (1846-7). Interesa m ás desde el punto de vista social, y de la actitud
personal de Thackeray ante el fenómeno, que desde el estrictam ente litera
rio. Es en un conjunto de esbozos satíricos contra la complacencia y la
17 Al fundarse el Com hill Magazine, en 1860, Thackeray fue su prim er director; en esta
revista apareció Lovel, the Widower (El viudo Lovel, 1861)..
L itera tu ra d e l p e río d o Victoriano 463
m ediocridad de ciertos individuos pertenecientes a la clase m edia adinera
da de la Inglaterra de su tiempo, y m uestra el tono hum orístico que iba
a desarrollar en sus novelas. Thackeray no inventa la literatu ra anti-esnob,
ni es el único escritor que ridiculiza la pom posidad y la cursilería; Dickens
había proporcionado muchos ejemplos de esnobs de distintos grados. Pero
Thackeray fue el sistem atizador del esnobismo y el caballero andante en
lucha siem pre contra este defecto, que, m ás que defecto y motivo de risa,
para él era un delito m erecedor de castigo. Éste fue su punto flaco; en
vez de acercarse al tem a desde un ángulo hum orístico —como hizo
Dickens—, lo enfocó como m oralista y predicador. Una figura como la de
Mr. Collins, de Pride and Prejudice de Jane Austen, p ara Thackeray no te
nía derecho al perdón ni apenas a la vida. Dickens se regocijaba con los
esnobs; Thackeray los habría barrido de la faz de la tierra. Por desgracia
para él, y afortunadam ente p ara ellos y otras personas de diferente carác
ter, esto era imposible. Además, la destrucción de los esnobs habría aca
rreado el aniquilam iento de la sociedad. El defecto es tan antiguo como
la vida m ism a 1S, y en la época de Thackeray apareció con la violencia de
una epidemia. Las causas venían dadas p o r la revolución industrial que,
al quebrar la estratificación de la sociedad, había dado lugar a un corri
m iento de escalas por parte de unos, desm esurada ambición por parte de
otros, y a cierta desorientación en la apreciación de valores que habían
sido estables cuando el sistem a de clases era más rígido. Contra las conse
cuencias de esta confusión se lanzó Thackeray con toda energía; y no sólo
en este libro, sino en la m ayoría de sus escritos, a tiem po y a destiempo,
arrem etió constantem ente contra los esnobs, qué p ara él constituían un
odioso ejército de proporciones incalculables.
Vanity Fair (La feria de las vanidades, 1848) es la gran novela de Thacke
ray, obra im portantísim a de la literatu ra inglesa y universal. Lleva el subtí
tulo de «A Novel w ithout a Hero» («Una novela sin protagonista»), lo que
significa que el autor no pretendía centrar el interés de la novela en ningún
personaje de un modo especial, y quería evadirse de la tradición estableci
da. El prim er subtítulo, al aparecer por entregas en 1847, había sido «Pen
and Pencil Sketches óf English Society» («Esbozos de la sociedad inglesa
a plum a y a lápiz»); lo cual indica que el criterio de Thackeray era realista,
y que su novela iba a apartarse de la am bientación rom ántica para reflejar
de un modo m ás auténtico las realidades de la vida. Thackeray se propone,
pues, tra z ar un cuadro realista de la sociedad inglesa de su tiempo. En
consecuencia, los personajes no estarán retocados ni idealizados, sino que
aparecerán —en lo posible— como suelen ser en la vida corriente. La nove
la tam poco dependerá de ninguno de ellos, sino del conjunto, del cuadro
entero de u n a sociedad a lo largo de doce o quince años, en torno al hecho
central de la batalla de W aterloo. Si a alguien se le puede atrib u ir el papel
de protagonista es a Rebecca Sharp —Becky—, con cuyo apellido ya nos
indica Thackeray el carácter negativo o poco recom endable de esta figura.
18 Como escribe Thackeray, casi con irritación, en el prólogo al libro: «Primero, se hizo
el mundo; después, como consecuencia, aparecieron los esnobs.»
464 Historia de la literatura inglesa
19 La batalla de Boyne, junto al río de este nombre, al norte de Dublin —julio de 1690—,
fue una victoria decisiva p ara las fuerzas de Guillermo III de Orange y su esposa María.
L iteratu ra d e l p e río d o Victoriano 467
car a lady Castlewood y a sus prim os Frank y Beatrix, hijos de los vizcon
des. Por otro lado, lady Castlewood, en un arrebato de dolor, desconcerta
da por la pérdida de su marido, insulta a Henry acusándole de haber per
m itido que ocurriese el duelo, y le despide de Castlewood Hall. Henry no
plantea problem as, y siguiendo la vocación m ilitar se alista en el ejército.
Toma parte activa y distinguida en las campañas del duque de Marlborough,
desde Blanheim (1704) a M alplaquet (1709), y asiste a las expediciones de
Vigo y Cádiz. M ientras tanto, le llegan noticias de que lady Castlewood
va a contraer segundas nupcias con su capellán. El rum or es infundado;
pero, hallándose Henry tem poralm ente en Inglaterra, corre a Castlewood
a visitarla. Se encuentran en la catedral de W inchester, en una de las esce
nas m ás preciosas de la novela. En un instante Henry y lady Castlewood
restablecen el afectuoso contacto que había estado roto —al menos
aparentem ente— durante un año. En esta conmovedora escena intercam
bian frases que preludian todo lo que va a ocurrir. H enry se queda algún
tiem po con sus fam iliares, hasta que tiene que incorporarse para la campa
ña de 1704, el año de la toma de G ibraltar por el alm irante Rooke. Mien
tras tanto, Frank y B eatrix habían crecido. Beatrix, que había sido nom bra
da dam a de honor de la reina Ana, era una joven de deslum brante belleza,
pero vana y ambiciosa. Henry se enam ora de ella; pero Beatrix es demasia
do orgullosa p ara aceptarlo: le gustaría, pero su prim o no es m ás que un
hijo ilegítimo del anterior vizconde. B eatrix se com prom ete con el duque
de H am ilton y, antes de la boda, éste m ata en un duelo a lord Mohun,
en Hyde Park, pero seguidam ente es asesinado por un amigo de Mohun.
Beatrix dem uestra su ligereza en una ocasión sum am ente crítica para la
políticá estuardista; coqueteando con el príncipe Carlos, lo atrae a Castle
wood en el m om ento en que la presencia del pretendiente en Londres era
de la m ayor im portancia política y estratégica; como consecuencia, fracasa
el plan de H enry Esm ond en apoyo de la causa jacobita. Por esta insensa
tez, B eatrix term ina p ara Henry, que todavía no h a revelado su propia per
sonalidad. Desechada por completo la arriesgada idea de casarse con su
prim a Beatrix, descubre su identidad, y ella se desespera al enterarse. Henry
se casa con lady Castlewood, que había sido su p rim era ilusión. Henry y
la condesa dejan las posesiones de Castlewood a Frank y B eatrix y parten
esperanzados hacia Virginia. B eatrix huye a Francia, «siguiendo un destino
que es m ejor no relatar». Como sabemos, por lo que de ella se dice en
The Virginians, después se casará con el capellán de Castlewood, que llega
rá a ser obispo, y, m uerto éste, con el barón Bernstein. En Henry Esmond,
Thackeray nos ofrece una vivísima p intura de la sociedad inglesa de princi
pios del siglo XVIII. Aparecen aquí diferentes personajes históricos y litera
rios, como R ichard Steele, el duque de M arlborough y la duquesa Sarah,
Swift y Addison. Aunque no es estrictam ente histórica en los detalles, el
am biente de la novela posee m ás veracidad y cualidades evocativas que
cualquier historia del período.
The Virginians, a Tale of the Last Century (Los virginianos, un relato
del siglo pasado, 1858-9), escrita después de los viajes de Thackeray a Nor
team érica, es continuación de la novela anterior; en ella se n a rra la vida
468 Historia de la literatura inglesa
de los descendientes de Henry Esmond, especialm ente las vicisitudes que
les suceden en E uropa a sus nietos, George y Henry, gemelos de su hija
Rachel, casada con un W arrington —antecesor del amigo de Pendennis—
y dueña de una im portante posesión en Virginia. La obra carece del m agis
tral planteam iento de Henry Esmond, y la alternancia de escenas entre Amé
rica y E uropa no está bien conseguida. Es una novela desigual, de nivel
artístico muy inferior al de la precedente. Sin embargo, es interesante la
interacción entre la historia fam iliar y la internacional, y aparecen figuras
tan destacadas como el general Wolfe, George Washington, Fielding, Ri
chardson y el Dr. Johnson. Las actividades de George y Henry no son muy
relevantes, y la conducta de sus parientes europeos tam poco resulta un
modelo; pero los cambios de am biente y los contrastes entre los personajes
y las situaciones dan a la narración un aire de comedia fam iliar. Entre
los parientes europeos de H enry Esm ond encontram os a Beatrix en la ú lti
m a fase de su vida. Es la dam a im periosa y dom inante de siempre, viuda
del obispo, y tam bién del barón Bernstein; una figura todavía im presionan
te y un retrato extraordinario de m ujer de salón penetrado de hum or y
del m undano cinismo que en ella se presentía en su radiante juventud.
La novela pone al descubierto la falta de principios de la sociedad de la
época, y en su parte final describe aspectos de la G uerra de la Independen
cia norteam ericana.
Con The Newcomes, Memoirs o f a m ost Respectable Family (1854-5) Thac
keray vuelve al campo de Vanity Fair, que es el suyo, y crea una tragicom e
dia de carácter social que es u n a poderosa descripción de la clase media,
en la que el autor despliega u n a incom parable m aestría. Thackeray, obser
vador de la sociedad, halla aquí la zona apropiada p ara ejercitar am plia
m ente su genio: la sociedad, cuya insensatez y depravación general podrá
exponer y criticar sin e n tra r dem asiado en los repliegues de la conciencia,
que se explorarán al describir la tragedia del individuo. En las distintas
ram as de la fam ilia Newcome, a lo largo de dos generaciones, Thackeray
dibuja la huella que unos personajes producen en otros, y la actuación de
la fuerza m oral en un am biente determ inado; las sutiles alteraciones de
los afectos, el despertar del odio, la m odificación que se produce en un
considerable grupo de personajes inmersos en las complejidades de su m un
do. El realism o de Thackeray en esta obra es directo y eficaz; pone de
m anifiesto las verdades de la vida po r duras que sean. El m undo es despia
dado e inexorable, y así lo describe el autor. Los padecim ientos de Clive
Newcome y su padre, el coronel, son poco menos que insufribles y resultan
penosos los capítulos relativos a la suegra de Clive, si perdem os la visión
de conjunto. Sin embargo, son pasajes de som bra que nos perm iten ver
la difícil arm onía de este complicado acervo de elementos que constituyen
la vida. La historia de los Newcome la relata Pendennis; consiste en la
c a rrera de Clive, hijo del coronel Newcome, jefe del ejército de la India. La
obra empieza exponiendo el am or que Clive profesa hacia su prim a Ethel,
hija del banquero B rian Newcome, y las dificultades que la fam ilia de la
joven pone al sobrino, pues todos están de acuerdo en reservarla p ara un
m ejor partido. Ethel está dotada de gran finura m ental y de otras m uchas
Literatura del período Victoriano 469
20 Michael Sadlair, Trollope. A Commentary, London, 1927. Hugh Walpole, Anthony Trollope,
London, 1928. David Cecil, «Anthony Trollope», en Early Victorian Novelists, London, 1934;
1948. A. O. J. Cockshut, Trollope. A Critical Study, London, 1955. Jam es R. Kincaid, The N ovels
o f Anthony Trollope, Oxford, 1977. Anthony Trollope, Barchester Novels (14 vols.), ed. by M.
Sadlair, Oxford, 1929. Idem, Oxford Illu strated Trollope (15 vols.), ed. by M. Sadlair and Frede
rick Page, Oxford, 1948-54. Sus obras m ás im portantes (más de 30 vols.) se encuentran en la
colección The W orld's Classics, Oxford; Everyman’s —London— tiene 10 vols. No hay edición
completa.
21 Frances Trollope (1780-1863), autora de D om estic Manners of the Am ericans (1832) y The
Vicar of Wrexhill (1837), etc. La m ejor de ellas es The W idow B am aby (1838).
22 Trollope mejoró grandem ente los servicios postales de Irlanda y de amplias zonas de
Inglaterra, organizó el correo de las Indias Occidentales y contribuyó a m ejorar los enlaces
entre la m etrópoli y Australia, América del Norte y el Lejano y Medio Oriente.
Literatura del período Victoriano 471
The Warden (El director, 1855), prim era novela de la serie de «Barset»,
es un intento de dar form a artística a uno de tantos escándalos nacionales,
reales o supuestos; se tra ta de la posiblem ente inadecuada inversión de
fondos de un pequeño asilo de ancianos, adm inistrado por la catedral. El
argum ento lo constituyen los escrúpulos de conciencia del director del asi
lo, Mr. Harding, hom bre de la mayor buena fe, am abilidad y espíritu de
servicio, cuando la delación se generaliza y pasa a la prensa con ánimo
reform ista. Mr. H arding piensa que los acusadores pueden tener razón.
Su sentido de responsabilidad le hace sentirse culpable, y decide dim itir
de su cargo. Por respeto a Mr. Harding, el obispo se niega a sustituirlo,
y el asilo e n tra en una fase de franca decadencia. El resultado es que los
propósitos de reform a que habían sido los móviles del escándalo sólo han
servido p ara em peorar la situación y priv ar a los ancianos de su antiguo
director y amigo. E n The Warden empezamos a conocer a varios de los
principales personajes de este conjunto novelesco, que es como la antesala
de Barchester Towers (Las torres de B., 1857), la gran novela de la serie.
En ésta asistim os a la designación del nuevo obispo de Barchester, Dr.
Proudie, com pletam ente dominado por su im periosa m ujer, y al duelo en
tablado entre Mrs. Proudie y Mr. Slope, capellán del obispo, para m anejar
el tim ón de la diócesis, y, especialmente, el nom bram iento de cargos. Uno
de ellos es el de director del asilo de ancianos, m encionado en la novela
anterior. Los candidatos son Mr. Harding, el antiguo director del asilo,
y Mr. Quiverful, padre de catorce hijos. Slope, personaje intrigante y retor
cido, apoya a Harding, en p arte por oposición a Mrs. Proudie, y en parte
por el deseo de casarse con la adorable Eleanor Bolt, viuda joven, hija
de Harding. Al mism o tiempo, Slope se enam ora violentam ente de la signo
ra Neroni, dam a de extraordinaria belleza y de brillantísim o ingenio, que
se halla en una situación m atrim onial equívoca. La candidatura de Harding
fracasa a pesar de la enorme influencia de su yerno, el arcediano Dr. Grantly,
y la dirección del asilo se confía a Quiverful, que tiene catorce motivos
a su favor. Pero el viento de la fortuna se torna favorable a Harding, a
quien se nom bra deán de B archester, cargo pretendido por Slope. D errota
do por Mrs. Proudie, rechazado por Eleanor Bolt, públicam ente comprome
tido por la signora Neroni y perdida la esperanza del deanato, Slope desa
parece del escenario diocesano. Eleanor Bolt se casa con Mr. Arabin, perso
naje de grandes cualidades, que pertenece al círculo clerical de Barchester.
En Doctor Thom e (1858) pasam os de la ciudad catedralicia de Barches
te r a la vecina villa de Gresham sbury. La protagonista de esta novela es
la m ás perfecta de tódas las de Trollope, y el argum ento presenta una moti
vación m ás individual que la red de intereses que se entrelazan en Barches
ter Towers: se tra ta de la felicidad de May Thorne, sobrina del médico,
y su novio Frank Gresham, hijo del señor del lugar. Mary Thorne es el
fruto de una unión infortunada, de la que apenas se sabe nada en la locali
dad, y vive con su tío, el doctor Thorne, que la quiere como a una hija.
Joven de relevantes prendas, pero sin prestigio ni fortuna, atrae el am or
de Frank Gresham, y ella le corresponde. Pero la fam ilia Gresham, empo
brecida por las m anías aristocráticas de la m adre y las im prudencias del
472 Historia de la literatura inglesa
padre, aconseja a Frank que abandone a Mary para casarse con la señorita
Dunstable, una joven algo mayor, agradable, inteligente y heredera de una
fortuna considerable. Cuando queda claro que Frank rehúsa la consigna
fam iliar de casarse con una m ujer rica, Mary se encuentra con la gran
herencia de su tío m aterno, constructor y acreedor hipotecario de m uchas
posesiones de los Gresham. Entonces desaparecen todos los obstáculos, y
la pareja puede unirse con el beneplácito de todos. El doctor Thorne tiene
motivó p a ra estar satisfecho, pues era el único que sabía que el construc
to r Roger Scatcherd era el herm ano de la m adre de Mary, y que de su
riqueza dependía la felicidad de su sobrina. Con Framley Parsonage (La
parroquia de F., 1861), Trollope traslada la escena al este y al oeste del
condado de Barset, donde, adem ás de los Thorne, los Gresham, los De
Courcy, y el círculo catedralicio de los Proudie y los Grantly, aparecen
los Lufton, los Dale, Sowerby of Chaldicote y el imponente duque de Om
nium. Tenemos aquí el resum en m ás adecuado de esta región artística que
el autor está empeñado en describir, y es donde, por su cómica seriedad,
parece m ás sem ejante a Jane Austen: el personaje Lucy Robarts está corta
do por el mismo p atrón que Elizabeth Bennet. La política es tra ta d a con
cierto desdén; los asuntos m orales, con seriedad, y lo frívolo o lo cómico,
con adecuado humorismo. La parroquia de Framley queda vacante, y lady
Lufton y su hijo deciden adjudicársela a M ark Robarts, condiscípulo del
joven lord. El reverendo Mark Robarts se casa con Fanny Monsell tan pronto
como ocupa su cargo, puesto que, según lady Lufton, no puede haber buen
párroco sin esposa, y Fanny, que pertenecía al círculo de am istades de
los Lufton, era la joven más apropiada p ara un párroco. Pero Robarts no
había venido solo a Framley, sino que había traído consigo a su herm ana
Lucy, m uchacha de gran vivacidad y carácter, aunque no muy vistosa. Lord
Lufton se enam ora de ella, y, co n tra la voluntad de su m adre, le pide que
se case con él. La inteligentísim a Lucy le contesta que no aceptará nunca,
a menos que se lo pida lady Lufton. La constancia de lord Lufton y las
adm irables condiciones de Lucy disipan la oposición de lady Lufton , que
accede a los deseos de su hijo. El reverendo Robarts, hundido económica
m ente por los despilfarros de Mr. Sowerby, es sacádo de apuros por lord
Lufton. Sowerby, cuyas posesiones quedan hipotecadas en favor del duque
de Omnium, intenta salvarse casándose con Miss Dunstable; pero ésta lo
rechaza y prefiere al doctor Thorne.
En esta obra encontram os a la bellísim a Griselda Grantly, casada con
lord Dumbello, y al reverendo Josiah Crawley, el protagonista de la últim a
novela de la serie. En The Sm all House at Allington (La casita de A., 1864),
Trollope pone de manifiesto los insidiosos flirteos que se practican en Courcy
Castle, y contrapone los distintos modos de tra ta r los asuntos amorosos
en algunas fam ilias de determ inados grupos sociales; en este caso, los de
sacertados enlaces m atrim oniales de la fam ilia De Courcy, la profundidad
del am or de Lily Dale á su novio, Adolphus Crosbie, o la seriedad en que
se cim entan las relaciones entre Bell Dale y el Dr. Crofts, su futuro m arido.
No se puede com parar la idea del am or que circula en la aristocrática m an
sión de los De Courcy con el concepto que de este sentim iento se tiene en
L itera tu ra d e l p e río d o Victoriano 473
la casita de Allington, habitada por la señora Dale y sus dos hijas. Es cierto
que Alexandrina de Courcy atrae al novio de Lily y se casa con él. Pero
este m atrim onio fracasa inmediatamente, y la vida de Lily, voluntariam en
te soltera porque sigue queriendo a Crosbie, tiene una belleza y dignidad
de que carecen las vidas de algunos de Courcy Castle. El tío Dale, solterón
y dueño de la «casa grande», favorecerá am pliam ente a sus sobrinas, y
Lily recibirá una fortuna que, de haber llegado a tiempo, quizá le habría
ayudado a retener a Crosbie. Pero éste es un pensam iento que Lily habría
desdeñado. Con The Last Chronicle of Barset (La últim a crónica de B., 1867)
term ina el grupo de novelas eclesiásticas de Trollope. Aquí se reagrupan
los principales personajes de las novelas anteriores. El argum ento consiste
en la acusación que se hace al reverendo Josiah Crawley, cura de Hoggles-
tock, de haberse quedado coñ un cheque que Mr. Soames, agente de lord
Lufton, asegura haber perdido en su casa. Todo se debe a una confusión
lam entable y a una serie de deducciones m aliciosas. Pero m ientras no se
aclara la realidad, Crawley pasa por la vergüenza de tener que someterse
a un juicio y al descrédito en su círculo social, con la consiguiente pérdida
de su beneficio. Esto repercute en el honor fam iliar, y su hija Grace, m u
chacha m aravillosa, modelo de delicadeza y hum ildad, sufre doblem ente
por ello a causa de sus relaciones sentimentales con el comandante Grantly,
hijo del arcediano, que está dispuesto a casarse con ella a pesar de lo ocu
rrido. Es en estas circunstancias cuando, en la conversación entre Grace
y el padre de su novio, el Dr. Grantly —en una de las m ejores páginas
de la novela y de la obra, en general, de Trollope—, se revela el carácter
de la joven y es reconocido su valor por parte del arcediano. Cuando éste
le pide a Grace que no perjudique a su hijo casándose con él, Grace le
responde: «M ientras se diga que mi padre ha robado el dinero, no me casa
ré con su hijo. É sta es m i promesa». Tal contestación en trañ a una infinita
discreción y ternura, y hace pensar al Dr. Grantly: «¿Qué puede haber m e
jor p ara cualquier hijo que tener por esposa a una m ujer así?». El proble
m a del cheque tiene, p o r fin, su explicación natural, y se rehabilita el ho
nor de Crawley, que sustituye al anciano H arding en el beneficio que, al
m orir, deja en St. Ewold. Grace se casa con el com andante Grantly, sin
dejar de cum plir su promesa.
Como se ha visto, el método de Trollope im plica una cuidadosa observa
ción de la realidad; su visión de conjunto es cíclica, y se desarrolla paulati
nam ente en torno a un núcleo central. El im portante conjunto novelístico
de Barchester Towers se origina en el m odesto asilo de ancianos de The
Warden, al que se agregan zonas periféricas en Doctor Thome, Framley
Parsonage, etc. Así, el pequeño grupo inicial de clérigos con sus familias
se va am pliando en la imaginación de Trollope hasta com prender toda la
sociedad de la ciudad episcopal, incorporando luego el territorio próximo
con sus señores y campesinos y, finalm ente, la aristocracia ru ra l y toda
la gama de la vida de los condados: una gran zona de la Inglaterra decimo
nónica, con el aspecto natu ral de sus ciudades, aldeas, casas de campo
y líneas de ferrocarril, todo tan claro y detallado que m uchas veces se pue
de trazar un m apa de su topografía, visualizar cinem atográficam ente un
474 Historia de la literatura inglesa
23 Ver E. A. Baker, «Trollope», en The History o f the English Novel, vol. 8, cap. IV, New
York, 1957.
L iteratu ra d el p e río d o Victoriano 475
a H arry, aunque lo quería, y se casó con lord Ongar, una ruina física de
hom bre, pero dueño de una gran fortuna. A través de la vida de Julia y
su m arido, Trollope pone ante los ojos del lector el m undo de la aristocra
cia inglesa de su tiempo, con sus m ansiones señoriales en el campo, sus
opulentas casas en Londres, sus extensas posesiones que com prendían p a r
ques y pueblos enteros, sus frecuentes viajes a París y por el continente.
El m arido de Julia m uere muy pronto, dejándole todos sus bienes. Enton
ces Julia, satisfechas su vanidad y ambición, quiere satisfacer tam bién su
sentim iento, y comienza la persecución de Harry. Pronto se establece una
dura pugna, un serio forcejeo en la conciencia de H arry, porque, induda
blem ente, lady Ongar es una m ujer de cualidades notables. En esta lucha
en que todo el m undo se pone del lado de Florence, y en la que ésta apenas
quiere intervenir, revelando así su generoso carácter, triunfa el am or hon
do y puro, y H arry y Florence pueden proceder, probados y fortalecidos
su am or y personalidad, a establecer su felicidad sobre una base segura.
Por otra parte, la m uerte de sir Hugh sin herederos pone en manos de
H arry el título y las posesiones de Clavering. Más aún; la bondad y genero
sidad del am biente pueden tanto, que incluso lady Ongar renuncia a sus
posesiones en favor de los parientes directos de su m arido, y se queda
tan sólo con una ren ta que le perm ite vivir con dignidad en su honrosa
viudez. The Claverings no es la novela m ás característica de Trollope, pero
sin duda es extraordinariam ente im portante, y presenta una zona social
del m ayor interés general. En ella se revela con precisión el estilo del autor,
su m étodo de re tra ta r la vida corriente, su captación exquisita de lo coti
diano, su realism o concreto, jam ás insistente ni enfadoso, y su facultad
de transform ar en a rte las costum bres y modo de ser de lo que podríam os
llam ar las clases representativas de la Inglaterra victoriana.
Trollope no es un novelista tan logrado como Jane Austen, a pesar de
que el volumen de su producción es ocho o diez veces m ayor. En ocasiones
se parece extraordinariam ente a ella, especialm ente en el diseño de algu
nos caracteres femeninos: Lucy Robarts y Florence Burton, de Framley Par
sonage y The Claverings, de Trollope, parecen cortadas pôr el mismo pa
trón que Elizabeth Bennet y Anne Elliot, las protagonistas de Jane Austen
en Pride and Prejudice y Persuasión. Hay capítulos enteros de Trollope que
recuerdan otros de Jane Austen y se leen con tanto agrado como los de
ésta. Pero, en conjunto Trollope carece de la ironía, vivacidad y perfección
de Jane Austen. Tampoco tiene la originalidad de Thackeray; pero su intui
ción y disciplinada m aestría le convierten en un gran novelista. Entre sus
m uchas otras novelas, The Way We Live Now (Nuestra forma de vida ac
tual, 1875) es la menos característica de Trollope. En ella olvida su amabili
dad habitual, y hace una acerba crítica de la alta sociedad de su tiempo,
del m undo de las letras, la política, las finanzas y el m ercado m atrim onial.
La conclusión es que el dinero constituye la raíz de todo mal. Su Autobio
graphy (1883) resu lta indispensable p ara pen etrar en la vida del autor, y,
al mismo tiempo, es un documento im portante sobre su época.
478 Historia de la literatura inglesa
24 Elizabeth Gaskell, The Lije of Charlotte Brontë (2 vols., 1857), w ith an intr. by May Sin
clair, London, 1958. May Sinclair, The Three Brontes, London, 1912. Fannie E. Rachford, The
B ron tes’ Web of Childhood, New York, 1941. Phyllis Bentley, The Brontes, London, 1947. Mar
garet Lane, The Brontë Story. A Reconsideration of Mrs. Gaskell's Life, London, 1953. Charlotte,
Emily and Anne Brontë, Poem s by Currer, Ellis and Acton B ell (1846). Charlotte Brontë, lane
Eyre (1963), Shirley (1965), Villette (1957), The Professor (1955). Todas con introducción de Mar
garet Lane, en Everym an’s Library, London. Emily Brontë, Wuthering Heights. W ith Selected
Poems, ed. by Philip Henderson, intr. by M argaret Lane, London, 1963. Anne Brontë, Agnes
Grey, The Tenant of W ildfeld Hall, Everyman's Library, intr. by M argaret Lane.
480 Historia de la literatura inglesa
de habían residido Charlotte y tres de sus herm anas. La novela, que tiene
aspectos estructurales dickensianos, constituye una revelación del carácter
y la personalidad de la escritora.
Shirley (1849), su segunda novela, ofrece aspectos del am biente social
y económico del últim o período napoleónico, cuando la industria lanera
del condado de York sufrió un colapso debido al cese de la exportación
por causa de la guerra. La acción tiene lugar en Yorkshire, alrededor de
los años 1810-15. En este difícil período, el protagonista, Robert Gérard
Moore, un joven medio inglés y medio belga, progresista y de m ucho carác
ter, se propone resta u ra r su fábrica de acuerdo con los métodos m ás mo
dernos. Ante la idea de que la nueva m aquinaria dejará a la m ayoría de
los obreros sin trabajo, éstos se sublevan; y al proseguir y llevar a cabo
R obert su idea a pesar de todo, los empleados se am otinan, quieren destro
zar la fábrica e incluso atenían contra la vida del dueño. Para hacer frente
a las dificultades económicas que no le perm iten desarrollar su empresa
de acuerdo con sus planes, Robert intenta casarse con Shirley Keeldar,
la protagonista de la novela, una joven rica, brillante, de personalidad ex
traordinaria. Pero no está enam orado de ella, sino de Caroline Helstone,
amiga de Shirley, cuyo corazón está m uy inclinado hacia él, y que vive
asfixiada en el am biente opresivo de la rectoría de su tío. Shirley rechaza
despectivam ente la proposición de Robert, pues su interés no se dirige á
éste, sino a su herm ano Louis, otro personaje firm e y digno, tu to r de la
fam ilia Keeldar. Term inada la guerra napoleónica, la situación económica
de R obert se rehace en seguida y entonces puede casarse con Caroline,
al tiem po que Shirley y Louis, niveladas las dificultades de carácter social,
encauzan su afecto según sus deseos. Shirley es el retrato de Emily Brontë
vista po r Charlotte, un retrato que habría sido veraz si Emily se hubiera
encontrado en las circunstancias de Shirley, lo cual no sucedió nunca ni
rem otam ente. En esta obra se m anifiesta, por un lado, la sofocada pasión
am orosa de Charlotte, en las casi imposibles relaciones entre Caroline y
Robert, y, por otro, la convicción explícita de que puede existir am istad
entre u n hom bre y una m ujer sin ningún menoscabo de la dignidad femenina.
Villette (1853) es una interpretación im aginativá de los años que pasó
Charlotte en la escuela de niñas de B ruselas y de sus ilusiones y fracasos
sentim entales. En la novela se atenúa la aspereza de la vida, y el fracaso
amoroso no aparece totalm ente desvelado. Se describen sus éxitos de pro
fesora en Bélgica, a pesar del carácter difícil de la directora del pensiona
do; el esfuerzo que tiene que hacer para no sim patizar demasiado con John
Bretton, el médico inglés de la escuela, amigo de la infancia, a la vez que
se interesa am istosam ente por el cariño de B retton por alguna de las estu
diantes. El tem a principal, sin embargo, es la atracción qué el director
de la escuela ejerce sobre la protagonista, Lucy Snowe. Este (Constantin
Héger) es aquí Paul Emanuel, hom bre dinám ico y autoritario, un poco am ar
gado, excelente profesor y, en el fondo, hom bre bueno, que poco a poco
se irá encariñando con ella y la dejará como directora del colegio durante
su ausencia a causa de un viaje a la India. Así term ina la novela, dejándo
nos im aginar lo que puede suceder al regresar Paul de su viaje, aunque
482 Historia de la literatura inglesa
25 David Cecil, «Mrs. Gaskell», en Early Victorian Novelists, London, 1934. Annette B. Hop
kins, E lizabeth Gaskell, H er Life and Work, London, 1952. Elizabeth Gaskell, Novels and Tales
(11 vols.), ed. by Clement Shorter, Oxford, 1906-19. Idem, L etters o f Mrs. Gaskell and C. E.
Norton, 1855-65, ed. by Jane Whitehill, Oxford, 1932. Elizabeth Gaskell, The Life of Charlotte
Brontë (1857), London, 1958.
486 Historia de la literatura inglesa
Sylvia's Lovers (Los amantes de S., 1863) es una novela de conflicto fam i
lia r y carácter rom ántico, situada en la zona costera del condado de York;
y Cousin Phillis, un delicioso cuento de desilusión amorosa. Su últim a gran
novela, no term inada por m uerte de la autora, es Wives and Daughters (Es
posas e Hijas, 1866). H ubiera podido ser —y acaso sea, inacabada como
está— su m ejor obra. En ella volvemos a encontrar el hum orism o de Cran
ford, aquí más suavizado, y debemos reconocer que consigue describir con
natu ralid ad m ás realista ciertos aspectos duros y conflictivos de la vida,
que en sus novelas sociales pudieran parecer un tanto m elodram áticos. Pu
blicada por capítulos en el C om hill Magazine, que dirigía Thackeray, la
novela presenta a dos familias, vecinas am bas de la pequeña villa ru ra l
de Hollingford, y las relaciones que se desarrollan dentro de la comunidad,
entre las generaciones de padres e hijos. Los Hamley pertenecen a la fam i
lia del señor del lugar, y los Gibson a la del médico. El personaje principal
es Molly Gibson, una joven alegre, inteligente y responsable, que sufre la
desilusión de que su padre se case en segundas nupcias con una viuda
tan herm osa como simple. El lado ventajoso de esto para Molly es que
su m ad rastra tiene u n a hija, Cynthia, u n a joven bella, fascinadora y muy
bien educada, aunque incapaz de sentir el am or y la responsabilidad pro
funda que requiere la vida. A los dieciséis años Cynthia se había com pro
m etido en m atrim onio con Mr. Preston, un hom bre a quien ahora despre
cia, quizá con razón. Cynthia y Molly en trarán en relación con Osborne
y Roger, hijos de Mr. Hamley. Osborne, el mayor, brillante y bien parecido,
es la esperanza de la familia. Sin embargo, fracasa en sus estudios univer
sitarios en Cambridge, y acaba casándose con una institutriz francesa. Es
ta circunstancia distancia a Osborne de su padre, y Osborne m uere dema
siado pronto para que el padre pueda com prender la dureza de su propio
carácter. Roger, en cambio, sin ten er las cualidades externas de su herm a
no, triu n fa en el campo científico. Los Hamley están prendados de Molly,
que se enam ora de Roger; pero éste se encapricha con Cynthia, la cual,
aunque novia de Preston, lo acepta sin sentir am or po r él. Molly se deses
pera ante esta trem enda realidad. Pero Cynthia, que se da cuenta a tiem po
de la incom patibilidad de su carácter con el de Roger, lo deja por otro
hom bre m ás apropiado a su modo de ser, después de que Molly la hubiera
liberado de la persecución de Preston. Todo prom ete acabar bien, puesto
que hacia el final de la novela Roger descubre los valores de Molly y está
decidido a casarse con ella. Wives and Daughters pone de m anifiesto las
diferencias existentes entre las personas de carácter profundo y superfi
cial, y señala los peligros que pueden resu ltar de la falsa estim ación proce
dente de u n juicio precipitado o erróneo, incluso tratándose de hom bres
y m ujeres inteligentes. Elizabeth Gaskell tenía gran intuición p ara som eter
a form a artística el m aterial conflictivo tanto en el aspecto m oral como
en el social, y con ello prestó un servicio notabilísim o a la novelística ingle
sa de su tiempo.
George Eliot. En sus novelas sociales, Mrs. Gaskell presenta a los p ri
m eros obreros de las fábricas en su vida ordinaria; George Eliot, en las
Literatura del período Victoriano 489
26 J. W. Cross, George E lio t’s Life as R elated in her L etters and Journals (3 vols.), London,
1885. Leslie Stephen, George Eliot, London, 1902. B arbara Hardy, The N ovels of George Eliot,
London, 1959. W. J. Harvey, The Art of George Eliot, London, 1961. M arghanita Laski, George
E liot and her Work, London, 1973. G. S. Haight, George Eliot: A Biography, Oxford University
Press, 1979. Lina Sierra, La libertad y responsabilidad del in dividuo ante los condicionam ientos
sociales en la novelística de George Eliot, tesis doctoral, Universidad Complutense de Madrid,
1983. George Eliot, W orks (Warwick edition, 12 vols.), Edinburgh, 1901-3. De todas las novelas
de George Eliot hay ediciones recientes, bien en Everyman’s Library de Londres o en W orld’s
Classics de Oxford. Idem, Letters, ed. by G. S. H aight (7 vols.), New Haven, 1954-6. Idem, E s
says, ed. by T. Pinney, London, 1963.
490 Historia de la literatura inglesa
en otro género de novela que no fuera el filosófico; como por las circuns
tancias de época y ambiente, y por su seria form ación periodística, apenas
podía dejar de delatar su influencia y preocupaciones sociales. En general
en sus novelas hay mucho pensam iento y honda crítica de la vida, a veces
incluso directa. Su peculiar facultad de novelista consiste en el profundo
substrato de pensam iento m oderno y psicología teórica que posee, y el ín ti
mo conocimiento de una gran variedad de aspectos de la naturaleza hum a
na. Sus m ejores obras son: Amos Barton, Adam Bede, The Mill on the Floss
y Silas Marner, escritas desde 1857 h asta 1861. A ellas hay que añadir Mid-
dlemarch, com puesta diez años después, que, si carece del espontáneo fres
cor de sus prim eras novelas, éste queda suficientem ente compensado por
la penetración filosófica de los hechos y la profundidad con que cala en
la caracterización de los personajes y establece los motivos de la acción.
Los m étodos con los que en estas novelas se analizan los conflictos del
egoísmo y la conciencia, el desarrollo del carácter de los personajes y el
planteam iento de semejantes problem as éticos, han tenido y todavía tienen
eco en la novelística m oderna tanto en Inglaterra como en los Estados
Unidos.
La producción novelística de George Eliot se divide en dos etapas condi
cionadas, h asta cierto punto, por el predom inio de las experiencias vividas,
vertebradas por la inspiración, la prim era, y por la observación metódica,
la profundización del carácter de los personajes y el análisis filosófico de
la vida, la segunda. Las novelas del prim er grupo son cuatro, y vienen a
ilu stra r su positivismo en un aspecto psicológico y profundam ente ético,
en un m arco cam pestre o de pequeñas com unidades rurales. De las tres
novelitas que constituyen las Scenes of Clerical Life (Escenas de la vida
clerical, 1858), la m ejor es, indudablem ente, The Sad Fortunes o f the Rev.
Am os Barton (Las adversidades del reverendo A. B., 1857). Es una narración
realista de la vida de dolor de un clérigo y su fam ilia en el am biente ru ra l
de un pueblecito inglés: describe los deseos e ilusiones del protagonista
p ara levantar el clim a espiritual de la localidad, los esfuerzos de su esposa,
Milly, para sacar adelante la num erosa familia, y la m uerte tem prana de
esta m ujer encantadora, cuya desaparición deja a Amos y a sus hijos en
el m ás lam entable infortunio. La últim a desgracia ocu rrirá cuando le tra s
ladan del lugar y tiene que abandonar su querida iglesia y el cem enterio
donde descansan los restos de Milly, angustiado por el sentim iento de no
haberle dedicado toda la atención y todo el cariño que merecía. Los niños ’
se hacen m ayores y cada cual sigue su destino. Sólo quedará con él una
hija, que es extraordinariam ente parecida a su m adre. Amos B arton volve
rá una sola vez a su antigua parroquia, una suave tard e de otoño, p ara
visitar la tum ba de Milly. Le acom pañará su hija Patty, y el dolido clérigo
llegará a com prender que Milly, al m orir, no se había llevado consigo todo
el am or de la tierra. No le faltaba razón a Lewes al situ ar Am os Barton
en la línea de The Vicar of Wakefield de Goldsmith, si bien no hay que
olvidar que George Eliot tenía un modelo más cercano en los cuadros rea
listas de Elizabeth Gaskell, en especial su notabilísim a novela Mary Barton
(1848), cuya coincidencia de nom bres no puede ser más m anifiesta. Amos
492 Historia de la literatura inglesa
Barton es una novelita de gentes y acontecim ientos sencillos narrados en
un estilo fam iliar y atractivo, que dentro de su realism o e ironía es idealis
ta y sentim ental.
En Adam Bede (1859) George Eliot pone de relieve toda su capacidad
creadora. Es una novela de seducción, crim en y rem ordim iento, cuyas con
secuencias sufren tanto los culpables como los inocentes. El personaje que
da nom bre a la novela es un joven carpintero de pueblo, serio, inteligente,
de elevadas m iras, que está enam orado de H etty Sorrel, una joven bonita,
vanidosa y egoísta. H etty aspira a m ucho m ás que a Adam, y e n tra en rela
ción con Arthur, el hijo del señor del lugar, con la esperanza de que estos
am ores vayan a term inar en boda. Ilusionada con esta idea, se deja seducir
por él a pesar de los esfuerzos que Adam hace para im pedirlo y salvarla.
A rthur rom pe sus relaciones con Hetty, y ésta acepta casarse con Adam.
Pero antes de celebrarse el m atrim onio, descubre que está encinta y huye
de su casa en busca del am ante, al que no consigue encontrar. H etty da
a luz, y social y m oralm ente oprim ida por la villanía y la vergüenza, aban
dona a la c ria tu ra medio sepultada entre la hierba y astillas en el bosque
de los alrededores de W indsor. Condenada a m uerte, será espiritualm ente
consolada y restablecida m oralm ente por la eficaz m etodista Dinah M orris,
que incluso consigue que la pena capital de H etty le sea perm utada por
la deportación. Volcados en los desvelos y caridad hacia Hetty, Adam y
Dinah, que se habían olvidado de sí mismos, al fin se dan cuenta de la
semejanza y el afecto que los une. El realism o de George Eliot en esta
novela se pone de relieve tanto en el argum ento como en lo com ún de los
personajes y situaciones. Quizá el crítico verá cierta contradicción entre
las dos personas que fueron objeto del am or del protagonista, y se pregun
ta rá sobre la posibilidad de que un hom bre capaz de m erecer el am or de
una m ujer de la categoría hum ana de Dinah se hubiera enam orado de una
chica como Hetty, por agraciada que fuese. Pero precisam ente en esta falta
de lógica residen los im ponderables de la vida y las inexplicables y recón
ditas reacciones del corazón hum ano.
De los escenarios rurales de los condados de Stafford y Derby, en los
que tuvieron lugar las novelas anteriores, George Eliot se traslada, en The
Mill on the Floss (El molino del río Floss, 1860), al condado de Lincoln.
E sta obra es la dram ática n arración de la incom patibilidad de caracteres
de dos herm anos, Tom y Maggie, hijos del dueño del molino de Dorlcote.
Tom es un m uchacho de buenos propósitos, aunque escaso de imaginación,
y tiene carácter dominador; Maggie es inteligente y entusiasta, de tem pera
m ento artístico y alm a poética, pero, incom prendida por el herm ano y de
sam parada intelectualm ete por el padre, se asfixia en un am biente de es
trechez m ental. Esto la llevará a relacionarse con el hijo de u n abogado
vecino, Philip, que, aunque contrahecho, tiene ideales semejantes a los de
Maggie. D escubiertas estas relaciones por Tom en un momento en que el
molinero y el abogado están en litigio, estalla la disensión entre los dos
herm anos, si bien Maggie se som ete y cesa de entrevistarse con Philip. Des
pués de la m uerte del molinero, ocurrida por este tiempo, Maggie se tra sla
da al pueblo de St. Ogg a v isitar a su prim a Lucy, que está prom etida
Literatura del período Victoriano 493
con Stephen, un joven muy bien dotado, culto y agradable. Éste se siente
atraído por la belleza y la personalidad de Maggie, y lo mismo le ocurre
a ella, aunque ninguno de los dos tenga entonces la m enor intención de
faltar a la lealtad debida a su pareja. En una excursión en barca por el
río, el reflujo los a rra stra hacia el m ar, y Stephen le propone a Maggie
que se fugue con él, cosa que ella no acepta. Aunque inocente, Maggie se
ha comprometido: ha pasado unos días fuera de su casa. Al regresar, su
herm ano la arroja del molino, y el desprecio del pueblo cae sobre ella.
Lucy y Philip, precisam ente los más afectados po r su conducta, son los
más comprensivos hacia Maggie. No parece que la situación lleve camino
de enderezarse —circunstancia que está en la mente de la novelista—, cuando
el río se desborda y una trem enda inundación anega el pueblo y los cam
pos. El prim er pensam iento de Maggie es dirigirse hacia el molino en bus
ca de su herm ano. Em barcados los dos, frente a frente en el peligro, parece
que con una m irada y una palabra renace la comprensión. Empezaba a
am anecer y se dirigían rem ando hacia donde creían que se hallaba Lucy,
cuando la barca es arrollada por un artefacto de m adera que había sido
arrastrad o por la corriente, y ambos perecen ahogados. Es evidente que
el conflicto entre el am or y la incom prensión de Maggie y Tom es una
transposición de la b a rre ra que en la vida real se levantaba entre el modo
de ser de M ary Ann y su herm ano Isaac. The Mill on the Floss es una dra-
m atización de la vida interpretada con firm e trazo realista, y en ella el
lenguaje ordinario de la gente del campo se reproduce tan fielmente como
en Adam Bede.
Silas Marner (1861), posiblemente la m ejor novela del prim er período
de George Eliot, revela la culm inación de las posibilidades creadoras de
la novelista. Aunque, juzgada superficialm ente, parece retraerse de la ex
traordinaria actividad de este período; aunque en el espacio y el tiempo
su argum ento esté situado en una pequeña com unidad ru ra l y a principios
del siglo XIX, la obra recoge, dentro de las posibilidades artísticas del gé
nero, las direcciones m ás im portantes de la problem ática de la época. Silas
Marner es la historia de un tejedor de tela blanca que, habiendo sido arro
jado de una pequeña com unidad religiosa por una falsa acusación de robo,
abandonó la ciudad en que vivía, y se dirigió hacia .el Norte, estableciéndo
se en el pueblecito agrícola de Raveloe. Como consecuencia de la segrega
ción de su com unidad religiosa Silas sufre una aguda crisis de fe; desvane
cida su confianza en los hom bres, lleva en Raveloe una vida solitaria y
extraña, al m argen de la entidad rural. H abita una cabaña en las afueras
del pueblo, apenas tiene trato con nadie, fuera del necesario para su traba
jo, y su único consuelo en el aislam iento lo constituye la contemplación
de las m onedas de oro que va acum ulando paulatinam ente con el inaltera
do vaivén de su telar. Dunstan Cass, un joven de torcidos principios, hijo
del señor del lugar, le roba el dinero y desaparece sin que se sepa nada
de él. El infortunado Silas, presa de la desesperación, se dirige a la taberna
de la localidad, confluencia de la vida social a estas horas de la noche,
y expone lo ocurrido, desgarrado por el desconsuelo. Godfrey Cass, el her
m ano m ayor de Dunstan, está casado secretam ente con Molly, una chica
494 Historia de la literatura inglesa
de hum ilde condición del pueblecito vecino, y tienen una niña, pero no
es feliz con Molly.
Godfrey Cass está enam orado de Nancy Lammeter, una joven de m u
chas prendas en el aspecto físico, superadas por la dulzura de su carácter
y su elevada condición m oral. Cuando se enam ora de Nancy, Godfrey se
da cuenta de la torpeza que cometió al casarse precipitadam ente con Molly;
consecuentem ente, evita frecuentar su m orada y no parece dispuesto a re
conocer socialmente la situación. Ofendida y desairada por el desam paro
en que el m arido la tiene, una Nochevieja Molly coge a su hija y am bas
em prenden el camino de Raveloe con el fin de presentarse en casa de la
fam ilia de su m arido y obtener una reparación. Pero Molly perece entre
la nieve antes de llegar al poblado, y la chiquilla, sin darse cuenta de lo
ocurrido, se dirige a la cabaña de Silas, atraída por la luz. Vuelto en sí
de uno de sus trances de depresión producidos por el robo de su dinero,
los ojos de Silas se fijan en la m ata de pelo rojo de una niña que acaba
de e n tra r en su cabaña, cuya pu erta estaba abierta, y se había quedado
dorm ida frente al fuego. La visión de la cabeza dorada de la niña le parece
un cange providencial por el oro desaparecido. E sta niña, a la que Silas
llam ará Eppie, abre su retraído corazón hacia los hom bres y le hace reco
b ra r el sentido de confraternidad qxe desde hacía tantos años había perdi
do. Godfrey se entera perfectam ente del caso, pero no reconoce la paterni
dad de la niña. M uerta Molly, le queda el cam ino abierto para casarse con
Nancy, u n a inm erecida joya que h a rá su felicidad, pero que no le dará
hijos. Pasarán bastantes años. Eppie se transform ará en una jovencita sen
cilla y encantadora, y Silas en un amable anciano. Cerca de su cabaña vive
el m atrim onio W inthrop, cuya m ujer, Dolly, persona de gran corazón, ha
influido m ucho en la educación de Eppie. Los W inthrop tienen un hijo,
Aaron, com pañero de infancia de la joven y fiel amigo de Silas, a quien,
en las horas libres, ayuda en trabajos pesados. Por su bondad, sencillez
y generosa disposición, Aaron es la predestinada pareja de Eppie. La vida
ha ido enderezando los caminos que un tiem po parecían torcidos. En una
ocasión, al practicar unas obras de drenaje en una hondonada alrededor
de la cabaña del tejedor, aparece el cadáver de D unstan agarrado a los
saquitos de oro que había robado. E sta dram ática revelación, que tiene
un claro valor de símbolo, conmueve la dorm ida conciencia de Godfrey
y le lleva a confesar a su m ujer la verdad de su propia situación. Nancy,
que es una dam a de calidad m oral excepcional, acepta los hechos con com-’
prensión y se aviene cordialm ente a adoptar a Eppie. Godfrey y Nancy
tienen una cariñosa entrevista con Eppie y Silas y, convencidos, desean
dem ostrar a la joven las ventajas personales que le ofrece la nueva posi
ción. Pero Eppie, agradecida, confiesa que le es imposible abandonar a Si-
las —que p a ra ella es su padre—, a su novio Aaron y a los amigos íntimos
de su condición, y prescindir de las costum bres de la clase social en la
que se ha criado. E sta decisión de Eppie enorgullece a Silas y ensancha
el corazón de Aaron. La obra term ina con la boda de los jóvenes y el reco
nocim iento de la paternidad y protección de los señores Cass. Silas Marner
tiene m ucho de idilio rural: descripción de la vida corriente en el campo,
Literatura del período Victoriano 495
27 Ver The Cambridge H istory of English Literature (vol. XIII), ed. by A. W. W ard and A.
R. Waller, Cambridge University Press, 1953. E. A. Baker, The H istory of English N ovel (vol.
VIII), New York, 1957.
28 Malcolm Elwin, Reade. A Biography, London, 1931. Charles Reade, It Is N ever too Late
to M end (3 vols.), London, 1865. Idem, The Cloister and the Hearth, ed. by C. B. Wheeler, Ox
ford, 1915. Idem, Hard Cash (3 vols.), London, 1863.
29 Kenneth Robinson, Wilkie Collins. A Biography, London, 1951. Nuel P. Davis, The Life
of Wilkie Collins, Urbana, 111., 1956. W illiam Wilkie Collins, The Woman in White, Oxford,
1921. Idem, The Moonstone. A Rom ance, ed. by T. S. Eliot, Oxford, 1928.
Literatura del período Victoriano 499
to W indward. The Life o f Stevenson, London, 1951. R. L. Stevenson, W orks (35 vols.), Tusitala
edition, 1923-7. Idem, N ovels and Stories, ed. V. S. Pritchett, London, 1945. Idem, Treasure
Island and N ew Arabian Nights, ed. and intr. by M. R. Ridley, London, 1962. En Everyman’s
Library se encuentran las obras m ás im portantes de Stevenson.
31 Son muy interesantes por su contenido, y sobre todo desde el punto de vista del estilo.
Virginibus puerisque (1881), un conjunto de ensayos sobre el amor, el matrimonio, la autentici
dad en las relaciones hum anas, etc., y Across the Plains w ith O ther M em ories and Essays (1892),
doce ensayos sobre distintos temas, como el viaje de Nueva York a San Francisco, Fontaine
bleau, los sueños, los mendigos, o el sermón de Navidad.
502 Historia de la literatura inglesa
32 Su estudio A Footnote to History (Nota a pie de página de la Historia, 1892) dem uestra
el interés que sentía por los asuntos de las Islas del Pacífico.
33 Ver la bibliografía de Meredith en el subcapítulo sobre poesía victoriana. Además: J.
B. Priestley, George M eredith, London, 1926. E rnest A. Baker, «Meredith», en The History o f
504 Historia de la literatura inglesa
revelar el alm a del hom bre y la m ujer en el m arco psicológico, filosófico,
científico y m oral de su tiempo. Como se ha dicho al estudiarlo como poe
ta, M eredith entiende que las tendencias evolucionistas de la naturaleza
tienen un desarrollo paralelo en el plano espiritual; de modo que, p ara
él, la evolución física carecería de sentido si no im plicara u n a evolución
del espíritu. Más aún, aquélla es p ara M eredith la expresión de una fuerza
espiritual que se sirve del hom bre y de la m ujer como vehículos de sus
propósitos creadores. Su realism o idealista tiene un sustrato rom ántico,
y su filosofía tiende a reconciliar el pensam iento científico positivista con
u n idealism o hum anista, que era lo único que para él justificaba el vivir.
En este sentido, condenaba la hipocresía, las falsas reticencias, el tem or
a la verdad y el rechazo de la época a adm itir los derechos de la m ujer.
Su lema es «cerebro y m ás cerebro», con el fin de que el intelecto pueda
com prender y fom entar el motivo espiritual de la evolución y conducir al
hom bre a su propia superación y trascendencia. Su defensa de los dere
chos y de la em ancipación de la m ujer, y el respeto por su dignidad e inteli
gencia, em anaban de su idea de que la m ujer, form ada intelectual y m oral
m ente podría contribuir eficacísim am ente en la superación de la raza
hum ana. Si la vida del hom bre era p ara él una trayectoria ascendente y
lum inosa que con el esfuerzo del alm a lo conducía al progreso, tanto indi
vidual como general, esto no se podía realizar sin la colaboración de la
m ujer, no la m uñeca pasiva y decorativa, sino la m ujer bien educada, inte
ligente y capaz, com pañera del hom bre y base y soporte de la fu tu ra raza
con la que M eredith soñaba.
Su teoría de la superación del hom bre con la cooperación de la m ujer
inteligente no fue del todo posible p ara M eredith en el plano personal. Se
casó a los veintiún años con una m ujer fascinante, Mary Nicolls, viuda,
joven, culta, bella, inteligente y algo poetisa, hija del escritor Thomas Love
Peacock. E n principio encontró lo que deseaba; pero en la vida práctica
sus relaciones se convirtieron en una b atalla de ingenios, y, al cabo de
diez años, M ary abandonó a M eredith, fugándose con u n artista. La expre
sión poética de sus amores se encuentra condensada en là secuencia poe
m ática M odem Love (1861). M eredith jam ás perdonó a Mary; mas, a pesar
de la inestabilidad de este m atrim onio, ella le proporcionó la serie de figu
ras fem eninas herm osas y brillantes que encontram os en sus novelas, y
la arreb atad o ra experiencia del prim er amor, que se plasm a en las páginas
de The Ordeal o f Richard Faverel.
M eredith es hom bre de tem peram ento individualista y aun excéntrico,
y como novelista no se le puede relacionar con sus antecesores. Si Dickens,
Thackeray y Trollope enm arcaban sus novelas m ás o menos en la sociedad
de su tiempo, M eredith las encierra en un sentim iento de casta casi feudal,
y describe am bientes y expresa emociones m uy personales en form a sum a
m ente intelectualizada y estilo m uy exigente. Las novelas de su prim era
the English Novel, vol. 8, New York, 1957. N. Kelvin, The Troubled Eden. Nature an d Society
in the Works of George Meredith, Edinburgh, 1961. George Meredith, M em orial edition, 27 vols.,
1909-11. Idem, L etters (2 vols.), ed. by W. M. Meredith, London, 1912.
L iteratu ra d e l p e río d o Victoriano 505
época tra ta n del desarrollo de hijos de fam ilias acomodadas desde su niñez
h asta la edad viril, aunque en Rhoda Fleming la acción engloba figuras
de la clase ru ra l trabajadora; las de su época m edia am plían el campo para
abarcar la política inglesa, alem ana e italiana de la época —The Egoist
constituye un caso insólito incluso en la propia o b ra de Meredith; es una
obra que parece escrita más bien p ara el propio autor, que para sus
lectores—; las novelas de su últim a fase tienen como eje principal y común
la defensa de la m ujer herida en su orgullo y com prom etida en su honor
por el despotism o masculino.
Su prim era novela, The Ordeal of Richard Faverel (La prueba de R. F.,
1859), escrita en una atm ósfera de liberación, después de que su m ujer
le abandonara, relata paradójicam ente la historia de un prim er am or apa
sionado. La obra refleja la preocupación de sir Austin Faverel —a quien
ha dejado su m ujer— por salvar a su hijo de toda influencia nociva. Con
este fin somete a R ichard al sistem a de conducta y educación m ás estricto,
sistem a que fracasa cuando el joven se hace m ayor y se relaciona con una
joven que no es del agrado del padre por razones de nivel social. La oposi
ción p atern a obliga a Richard y a Lucy a contraer m atrim onio secreto,
y, al enterarse el padre, se propone inducir a su hijo a la separación. Esto
dará lugar a desagradables e irreparables consecuencias. El capítulo XV,
«Ferdinand and Miranda», y parte del anterior, constituyen un idilio inolvi
dable, la expresión poética del inocente y arrobador estallido del auténtico
prim er amor.
Evan Harrington (publicada por entregas en 1861-2) es una novela hasta
cierto punto autobiográfica, y constituye el esfuerzo que a veces ciertas
personas hacen en la vida por ocultar su hum ilde procedencia. En este
caso, la herm ana de Evan, casada con un noble portugués, se empeña en
encum brar a su herm ano y hacerle olvidar que su padre era sastre, aunque
famoso. Viviendo con su herm ana en Lisboa, Evan se enam ora de Rose,
sobrina del secretario de la em bajada británica. El argum ento consiste en
el empeño de la condesa en hacer de su herm ano un aristócrata, y el afán
de autenticidad de Evan que quiere ser en la vida lo que en realidad es.
La obra alcanza un final feliz: la veracidad de Evan recibe su recompensa.
M eredith era nieto de un im portante sastre de Portsm outh. Harry Rich
m ond (1871) tam bién tra ta del interés por ascender en la encala social. En
esta novela, el padre de H arry obsesionado con su m anía de grandeza, se
propone conseguir u n a elevada posición social p a ra su hijo, y secunda el
am or de H arry y una princesa alemana. El proyecto m atrim onial fracasa
debido a las fantásticas pretensiones del padre, y H arry, después de varias
hum illaciones, se casa con una inglesa norm al, una joven elegida para él
por su abuelo. Rhoda Fleming (1865) es u n estudio psicológico de las vicisi
tudes con que dos herm anas se encuentran en la vida hasta alcanzar cierta
estabilidad. La trayectoria am orosa de Dahlia y Rhoda con Edw ard y Ro
b ert es una c a rre ra de desaciertos, traiciones, arrepentim ientos, orgullo
y tenacidad, situada en el m arco fam iliar y social de pequeños terratenien
tes de Dent.
506 Historia de la literatura inglesa
En la cum bre de su capacidad creadora, M eredith escribe The Egoist
(1877), considerada po r muchos como su m ejor novela. El protagonista es
sir Willoughby Patterne, con quien no pocos jóvenes de la época se sintie
ron identificados: Stevenson, adm irador de M eredith, creía que éste se ha
bía inspirado en él para dibujar el retrato de sir Willoughby. M eredith
le aseguró que «el egoísta» tenía algo de todos, pero principalm ente del
autor mismo. La obra es una condena del egoísmo, contra el que el espíritu
cómico de M eredith lanza afilados dardos de plata fina; y el retrato del
protagonista, una creación impecable. Todo contribuye a la perfección ar
m ónica de sir Willoughby: juventud, elegancia, riqueza y prestigio social;
sin embargo, su egoísmo será p a ra él fuente de humillaciones. Laetitia Da
le, una joven que lo adora, es inteligente, bonita y llena de cualidades; sin
em bargo carece de posición. A Willoughby no le desagrada; pero conside
rándola m al partido, orienta su interés en o tra dirección: la rica y decidida
heredera Constantia Durham. Pronto descubrirá Constantia lo que hay de
trá s de la magnífica fachada del flam ante baronet, y éste tendrá que pasar
por la hum illación de que su novia se fugue con un oficial de húsares.
Sir Willoughby vuelve a la feria del am or con mayor suerte, y se fija en
la delicadísim a Clara Middleton, hija de un profesor, que al principio tam
bién le acepta. Sin embargo, con el tiem po irá descubriendo el egoísmo
de su prom etido, sobre todo en una ocasión en que éste le pide que ju re
que perm anecerá siem pre célibe si él se m uere antes que ella. Clara se
retrae y, hum illado de nuevo, se dirige a Laetitia, que en un arranque de
dignidad inicial lo rechaza. Willoughby insistirá, y ella, que en el fondo
no ha dejado de amarle, acabará por aceptarlo. Clara se casará con Vernon
W hitford, retrato del escritor Leslie Stephen, el padre de Virginia Woolf.
El Dr. Middleton, padre de Clara, está inspirado en el suegro de M eredith,
el novelista T. L. Peacock.
En sus dos novelas siguientes, The Tragic Comedians (1880) y Diana of
the Crossways (1885), M eredith utiliza dos hechos reales de su época. En
la prim era se desarrolla el relato que Helene von Dônniger había hecho
de sus infortunados am ores con el conocido socialista alem án Ferdinand
Lassalle, m uerto en un duelo. En la segunda M eredith se aprovechó de
un escándalo que había conmovido a la sociedad inglesa contem poránea.
Diana alcanzó tres ediciones en tres meses, y el nom bre del autor, h asta
entonces prácticam ente desconocido por el gran público, alcanzó la popu
laridad. De ningún modo se tra ta b a de una novela superior a The Egoist¡
o The Ordeal of Richard Faverel, pero el público, atento a la noticia, descu
brió en las aventuras de Diana la rom ántica historia am orosa de Mrs. Caro
line Norton, nieta de Sheridan, la cual, separada del m arido por malos
tratos, no quiso divorciarse, aunque escribía folletos en defensa de los dere
chos de la m ujer. A Diana le sucede lo mism o con su m arido Mr. W arwick,
hom bre caballeroso, pero incapaz de apreciar las cualidades excepcionales
de su m ujer. Unas inocentes indiscreciones de Diana provocan sus celos
y su ira: Mr. W arwick presenta contra su m ujer una petición de divorcio,
que, naturalm ente, no es aceptada. H abrá separación de la pareja, y Diana
será el objetivo amoroso de un político joven, Percy Dacier, a quien está
L iteratu ra d e l p e río d o Victoriano 507
a punto de corresponder. Cuando Diana y Percy han roto definitivamente
sus relaciones, m uere el m arido, y al cabo de cierto tiem po ella se casa
con Thomas Redworth, quien, sin tener la brillantez de Percy, la quería,
la com prendía y m erecía toda su confianza. Como las otras obras de Mere
dith, Diana of the Crossways está llena de belleza, ingenio y poesía, y repre
senta el m ayor empeño del autor por la em ancipación de la m ujer, si bien
de su lectura se desprende que es imposible que una m ujer consiga triun
far sola.
En la m agnífica trilogía que escribe en los años noventa, al final de
su carre ra novelística, M eredith estudia con especial detenim iento las rela
ciones hom bre-m ujer vinculadas a consideraciones de nacimiento, posición
social y legitim idad. E ra un problem a que le preocupaba intensamente.
Para M eredith, la suprem acía m asculina era un im pedim ento p a ra el pro
greso. Los hom bres para quienes la m ujer era sim plem ente un adorno o
un cáliz receptivo frenaban el avance hum ano, al prohibirles la libertad
intelectual. Es el verdadero m atrim onio de los cuerpos y las almas y el
reconocim iento del valor m oral e intelectual de la m ujer lo que conduciría
a una auténtica superación hum ana y a la exaltación de la vida. One of
Our Conquerors (Uno de nuestros conquistadores, 1891) aborda la tragedia
de la ilegitim idad en la figura de Nesta, nacida de relaciones extram atri
m oniales de sus padres. Nesta, que es una joven de envidiables cualidades,
cautiva la atención del heredero de un condado; pero éste rehúsa casarse
con ella cuando se entera de la m ancha que para él supone su nacimiento.
Será D artrey Fenellan —un joven sem ejante al Vernon W hitford de The
Egoist— el que, apreciando en todo su valor las cualidades de Nesta, se
casará con ella, pero no antes de que la joven pase por el dolor de la m uer
te de sus padres, que por razones de m oral social vivían en el destierro.
Lord Ormond and his Am inta (Lord O. y su A., 1894) explora el caso de
la diferencia de nivel social en el m atrim onio. D urante su viaje a España,
lord Orm ond se encuentra con Aminta Farrell, se enam ora de ella y se
casan. Aminta adora a su m arido y lo idealiza h a sta la reverencia. La pare
ja, llena de felicidad, em prende una serie de viajes por Europa. Pero Amin
ta se cansa de viajar y desea volver a Inglaterra. En Londres, lord Ormond
no se atreve a p resentarla en sociedad, ni a reconocerla públicam ente co
mo su esposa. En la vida enclaustrada y m onótona de Aminta aparece
M atthew W eyburn, un amigo y adorador de sus días escolares, y a pesar
de los escrúpulos y reparos de ambos las circunstacias los em pujan a ena
m orarse. Cuando Ormond se da cuenta de la realidad es dem asiado tarde,
y Aminta, desafiando los convencionalismos, se va con M atthew a Suiza,
en donde instalan un colegio. Años después lord Ormond comprende su
parte de culpa en la transgresión y los perdona. En The Amazing Marriage
(Un m atrim onio asombroso, 1895) M eredith insiste en el mismo tem a y de
m uestra hasta qué punto el orgullo de casta en un hom bre impide apreciar
cuanto es auténticam ete noble y valioso en una m ujer. En esta obra sucede
algo muy parecido a lo de la anterior, aunque aquí no existe ningún segun
do galán o rival. Se tra ta del enam oram iento precipitado de lord Fleetwood
y la bellísim a Carinthia, en circunstancias muy rom ánticas, seguido de un
508 Historia de la literatura inglesa
m atrim onio del que Fleetwood ya se arrepiente cuando aún está celebrán
dose. Carinthia queda poco menos que abandonada en una venta, y ni la
paternidad ablanda la actitud irrita d a de Fleetwood. Un filósofo que se
encuentra con ellos en A ustria dem uestra a Fleetwood que Carinthia es
u n tesoro; pero este reconocim iento llega tarde; Carinthia, acom pañando
a su herm ano, ha salido como enferm era del ejército a tom ar p arte en uno
de los acontecim ientos bélicos de España.
M eredith es un novelista brillante, concentrado y complejo. El hum or,
ingenio, m agia y colorido de su estilo son evidentes. No lo son menos sus
exigencias al lector: el mismo apasionam iento que él siente po r la vida;
un exaltado entusiasm o por la naturaleza, el amor, la belleza y la vitalidad;
y la capacidad de saber in tu ir y com prender la poética intensidad con que
re tra ta a la m ujer y la infinita variedad de m atices de su tem peram ento.
Como intérprete de la m ujer y defensor de la personalidad femenina, Mere
dith es el m ás destacado de los novelistas del siglo xix.
34 Joseph W. Beach, The Technique o f Hardy, Chicago, 1922. Florence E. Hardy, The Early
Life of Hardy, 1840-91, London, 1928. Idem, The L ater Years, 1892-1928, London, 1930. W illiam
R. Rutland, Hardy: A Study of his Writings, Oxford, 1938. David Cecil, Hardy the Novelist, Lon
don, 1943. R. G. Cox, Thomas Hardy. The Critical Heritage, London, 1970. Jean R. Brooks,
Thomas Hardy. The Poetic Structure, London, 1971. J. I. M. Stew art, Thomas Hardy. A Critical
Biography, London, 1972. R. J. White, Thomas Hardy and History, London, 1974. Thomas Hardy,
The W essex Novels (24 vols.), London, 1912-31. Idem, Short Stories, 1928. Idem, Notebooks, ed.
by Evelyn Hardy, London, 1955.
Literatura del período Victoriano 509
blo provinciano, y tenía razón suficiente p a ra conocer y com prender el pai
saje, la vida y el modo de ser de los individuos y grupos de una sociedad
rural. Este arraigo en la tierra se com binaba con una tradición ancestral
que vinculaba a los Hardy con el alm irante que ltichó en Trafalgar y con
el Thomas H ardy que m urió en Melcolmbe Regis en 1599. He aquí cómo
Dorset, región denom inada por él Wessex, no iba a ser tan sólo el escenario
geográfico de su obra, sino que se tenía que convertir en un elemento que
influiría sobre el au to r y los personajes y situaciones de sus novelas y poe
mas. La presencia desoladora e inm utable de Egdon H eath —el brezal de
Egdon— en The R eturn of the Native, con el m isterioso y constante lengua
je de su viento, es de una efectividad sorprendente. Así, la tierra, los mon
tes, los bosques y m atorrales dé Wessex se imponen sobre los hombres
y sus ideas, moldeándolos con un poder im presionante. H ardy creó una
obra literaria cuya belleza poética está im pregnada de mitos, supersticio
nes y leyendas trágicas de los habitantes de esta p arte del suroeste de In
glaterra; con la combinación de estos elem entos alcanza este novelista sus
m omentos m ás inspirados.
H ardy acepta el esquem a científico del universo, y siente su atractivo;
pero le deprim e la im pasibilidad del cosmos ante los hombres. Es más,
considera que el concepto de este amplio m ecanism o puesto en m archa
en un rem oto m om ento del tiem p«'para desintegrarse algún día puede con
tener un peligro p a ra los valores hum anos y p ara la noción actual de la
vida del hom bre. Por la misma razón se a p arta del industrialism o, que en
el fondo no acepta, y se rem ite a las zonas rurales, que en su secillez y
n aturalidad le son m ás conocidas y resultan más fáciles de reducir a forma
artística. H ardy no es exactam ente un hom bre descreído; pero el hecho
de no sentir el am paro de la teología cristiana y no poder refu tar la inter
pretación m aterialista del m undo y de la histo ria le convierte en un pesi
m ista p ara quien el m undo es u n a voluntad sin finalidad últim a positiva,
y la vida del hom bre, una crueldad sin propósito. Para Hardy, el hombre
es juguete de unos poderes ocultos que parece que se regocijan —o cuando
menos perm anecen insensibles— ante un sacrificio inútil, cuyas víctimas
m ás propicias son las personas de m ayores cualidades. Como intérprete
de la naturaleza y de las características de su región, Hardy es poco menos
que inim itable. Nadie antes que él supo personificar con tanta fuerza el
escenario ru ra l y hacerlo sentir —hosco y am enazador, o abierto y son
riente— como ente vivo que condiciona a sus personajes. H ardy divide su
producción novelesca en tres secciones: novelas ingeniosas, de am or y fan
tasía 3S, y de desarrollo del carácter de los personajes en un determinado
m arco am biental. Su m ejor producción corresponde al últim o grupo, y su
intención al escribir es proporcionar u n a crítica de la vida m ostrando a
sus protagonistas no como héroes sino m ás bien como víctim as de unas
circunstancias inevitables: la actuación del hom bre en el dram a de la exis
35 E ntre las obras del p rim er grupo se encuentran: Desperate R em edies (1871) y The Hand
of E thelberta (La m ano de E., 1876); entre las del segundo: A Pair of Blue Eyes (Un par de
ojos azules, 1873), Trumpet-M ajor (1880) y The Well-Beloved (La bien amada, 1892).
510 Historia de la literatura inglesa
tencia. H ardy no considera el am or como una lucha de sexos, sino como
el episodio más im portante de un dram a en el que el hom bre y la m ujer
se ennoblecen o se denigran, sin térm inos medios: o constituyen una com
pleta unidad o se convierten el uno en presa del otro. Hardy tiene un senti
do trágico de la vida.
Under the Greenwood Tree (Bajo el árbol de G., 1872) apareció en el
mismo año en que se term inó de publicar M iddlemarch de George Eliot.
Los descubrim ientos científicos que produjeron la euforia en las décadas
cincuenta y sesenta del siglo XIX empezaban a levantar cierto reflujo de
descontento hacia los años 1870-80, y a la vez que el progreso y la técnica
transform aban la concepción tradicional del universo, Hardy expresaba con
su prim era novela de carácter y am biente su rechazo de este m undo que
la imaginación científica había creado. Under the Greenwood Tree resulta
un buen comienzo: es un idilio ru ra l en el que dos jóvenes, el hijo del reca
dero del lugar y la m aestra, encuentran el camino del verdadero am or des
pués de m uchas dificultades, que parecen absolutam ente inevitables. Supe
rio r fuerza dram ática presenta Far from the Madding Crowd (Lejos de la
enloquecedora m ultitud, 1874), novela en la que H ardy se reveló como un
gran escritor. El tem a —muy característico del autor— lo constituye el
contraste entrq dos clases de amor: el egoísta, violento y sin escrúpulos,
y, sin embargo, peligrosam ente fascinante, representado por el sargento
Troy, y el am or sometido, hum ilde y desinteresado, representado por el
p astor Gabriel Oak. La joven objeto de estos sentim ientos es B athsheba
Everdene, caprichosa e incauta, que rechaza la devoción que por ella siente
el pastor p ara aceptar los halagos del m ilitar. Es una elección desgraciada,
puesto que Troy ya había abandonado a Fanny Robin, dejándola m orir de
p arto en su lecho. Bathsheba se casará con Troy, y pronto sufrirá sus m a
los tratos. Troy será asesinado por Boldwood, un granjero que está enam o
rado de Bathsheba, hecho que d a rá lugar a que Gabriel vuelva a ella con
resultado satisfactorio. La novela term ina con un final esperanzador, pues
to que el pesimismo de H ardy en esta época aún no se había endurecido
tanto como p a ra descartar ciertas posibilidades de felicidad.
Con The Return of the Native (El regreso del oriundo, 1878) H ardy alcan
za la cim a de su capacidad creadora y de su reputación como novelista.
Asimismo se acentúa su tendencia al pesim ism o y su sensación de que el
hom bre es víctim a de fuerzas ocultas que rigen su fatal destino. La escena
se desarrolla en Egdon H eath (Dorset), donde Damon Wildeve, un ingeniero
fracasado y m ujeriego que ha puesto una taberna en el lugar, se casa con
la sencilla y generosa Thomasin Yeobright, atraído por su dinero, a pesar
de querer a Eustacia Vye, joven de gran belleza y firm e personalidad, con
la que ha tenido relaciones anteriorm ente. Clym Yeobright, prim o de Tho
m asin, regresa definitivam ente de París, desengañado de una ocupación
en que no encuentra sentido —la ind u stria de diam antes—, con la inten
ción de hacerse m aestro de escuela en su tierra. Clym se enam ora de E us
tacia y ella accede a casarse con él, con la secreta intención de que su
m arido se la lleve a París. Éste, que m ientras tanto ha perdido la vista
con el estudio, se hace cortador de maleza, lo que causa la desesperación
L iteratu ra d e l p e río d o Victoriano 511
de su esposa y el distanciam iento de la pareja. E ustacia y Damon vuelven
a relacionarse. Al enterarse Clym, tiene una escena violenta con su mujer,
y ésta se fuga con su antiguo novio una noche tenebrosa, y ambos perecen
ahogados en una presa. Clym, considerándose responsable de la m uerte
de su esposa, y tam bién de la de su propia m adre, se hace predicador am
bulante, fiel a su vocación m oralizadora y didáctica, encauzada ahora en
un sentido religioso. Thomasin, después de enviudar, se casa con Diggory
Venn, vendedor de alm azarrón, hom bre callado y bueno que siem pre la
había am ado sin esperanza. La obra constituye una pintura, tan poética
como cruel, de la vida ru ral inglesa de una época en una determ inada co
m arca. The Return of the Native es una de las grandes novelas de Hardy.
En ella se pone al descubierto el enfrentam iento de varios personajes, am
biciosos y caprichosos unos, otros hum ildes y sinceros, en el m arco de Eg-
don Heath, el brezal barrido por el viento y grandioso, de naturaleza hostil,
donde se desarrolla, difícil —y apasionada o sum isa— su existencia. Algu
nos, arrastrados por sus irrefrenables pasiones, cam inan hacia un fin trági
co, fatalm ente previsible. El sentido de fatalism o y frustración de la novela
queda parcialm ente redim ido por la nota feliz que proporciona la unión
de la cordial Thom asin y el honrado vendedor de alm azarrón.
The Mayor of Casterbridge (El alcalde de C., 1886) y The Woodlanders
(Los habitantes del bosque, 1887) son tam bién dos grandes novelas, de cu
yos argum entos se desprende un determ inism o que conduce a la frustra
ción y a la soledad. En la prim era, el desconcierto y m al carácter del alcal
de H enchard llevará a éste a m orir solitario en una desolada cabaña de
Egdon Heath. En la segunda, después de distintas uniones y separaciones
am orosas de los personajes, casi todas desafortunadas, será la figura de
la m ocita galesa M arty South, de pie ante la tum ba de un hom bre querido
cuyo am or jam ás fue suyo, la que se graba en la m ente con fuerza dram áti
ca al fin de la novela.
Tess of the D ’Urbervilles (Teresa de los D'U., 1891), o tra gran realización
novelística de Hardy, es una obra im presionante en la que se m uestra la
inexorable fatalidad persiguiendo a una «m ujer pura» hasta su aniquila
miento. Aquí se m uestra con grandeza shakespearéana la futilidad del es
fuerzo hum ano cuando se encuentra con el destino adverso. También apa
rece im plícita la idea que desde un principio se vislum bra en la filosofía
de Hardy: que los generosos, los nobles, los idealistas, los frágiles y los
inocentes son los que más sufren la opresión del hado, que los lleva a la
destrucción absoluta. Tess Durbeyfield es hija de un pobre habitante de
Blackmoor Vale, que había perdido la cabeza con las fantasías que le indu
jeron a creer que era descendiente de la ancestral fam ilia de los D’Urbervi-
lle. Tess es una m uchacha bonita e incauta, que tiene la m ala suerte de
agradar a Alee, un joven de buena posición, cuyos padres ostentan con
dudosos derechos el nom bre de D’Urberville. Tess es seducida por Alee
y da a luz una c ria tu ra que, a consecuencia del trabajo, el esfuerzo y la
inexperiencia, m uere después de un im provisado bautism o a medianoche.
Pasado algún tiem po se casa com pletam ente enam orada con Angel Clare,
hijo de un m inistro protestante, y en la noche de boda se siente obligada
512 Historia de la literatura inglesa
a confesar lo sucedido con Alee y a im plorar perdón. Angel, que había co
m etido el mismo pecado que Tess, aunque menos inocentem ente, se siente
tan ofendido que, incapaz de perdonarla, la abandona precipitadam ente
y se em barca hacia América. Pasa el tiempo, y Tess, vencida por là adversi
dad y sin respuesta a sus continuas llam adas a su esposo, acepta la protec
ción de Alee, que, a pesar de haberse hecho predicador, no renuncia a su
interés por ella. Regresa Angel Clare del Brasil, arrepentido de su rudo
com portam iento hacia su m ujer, y la halla de nuevo envuelta en el mismo
conflicto. Desesperada por haber cometido una segunda equivocación, Tess
asesina a Alee para liberarse. Después de p asar un corto período de felici
dad casi imposible, escondida con su m arido, y huyendo de un lugar a
otro, es arrestada y condenada a m uerte. «Se le hizo justicia —dice Hardy
al term inar la novela—, y el Presidente de los Inm ortales term inó de diver
tirse con Tess». La escena en que Tess y Angel son atrapados de m adruga
da po r la policía en las im presionantes ruinas m egalíticas de Stonehenge
es de una solemne y abrum adora grandeza.
El mism o camino de aniquilam iento persigue la vida del protagonista
de Jude the Obscure (1896). Su argum ento desarrolla la lucha entre el espí
ritu y la carne que acosa a Jude y tam bién a su prim a Sue hasta llevarlos
a un final de degradación y ruina. Es la novela más pesim ista de Hardy.
The Well-Beloved (La bien amada, 1892; edición revisada 1897) pertenece
al grupo de novelas de am or y fantasía y, por tanto, se orienta en una
línea m enos pesim ista. La tra m a tiene lugar en la Isla de Slinger (Portland)
y la obra presenta la estru ctu ra de un cuento: un escultor se enam ora con
secutivam ente de tres m ujeres de la m ism a fam ilia —la m adre, la hija y
la nieta—, todas del mismo nom bre —Avice—, buscando en cada una de
ellas la satisfacción de una pasión tan profunda como ilusoria. Su fracaso
es rotundo, y ya anciano se casa con una viuda que no responde eñ lo
m ás mínimo al ideal acariciado por él a lo largo de toda la vida.
La producción novelística de H ardy consta de unos veinte títulos, en
los que se encuentran algunos de prim erísim a calidad artística y de autén
ticas cualidades hum anas. Su filosofía fatalista y su actitud pesim ista no
se m anifiestan de modo negativo, sino que, apeadas las ilusiones a un nivel
de realidad, tienden a ofrecer u n a visión objetiva del mundo, proporcio
nando al lector motivos para enfrentarse con más aliento a los infortunios
que inexorablem ente presenta la vida. Por o tra parte, su fatalism o trágico
aparece con visos de un im pulso del que em ana indudable compasión por
los sufrim ientos y el destino del hombre.
36 Frank Swinnerton, Gissing: A C ritical Study, London, 1912. Jacob Korg, Gissing: A Criti
cal Biography, London, 1963. Las obras de Gissing que han sido reeditadas son: Veranilda:
A Rom ance, Oxford, 1929; By the Ionian Sea, ed. by Virginia Woolf, London, 1933; N ew Grubb
Street, Oxford, 1958. Virginia Woolf y A. C. Gissing publicaron una selección de la obra de
G. R. Gissing con el título de Selections, London, 1929.
Literatura del período Victoriano 513
que sin alcanzar altas m etas artísticas. Sus obras son m ás bien reportajes
o relatos biográficos novelados, en los que se descubren sus sufrimientos
y los de tantos contem poráneos suyos aplastados por la losa de un sistema
social injusto. Su afán de justicia y su deseo de que los hum anos disfruten
de un poco de felicidad se reflejan en todos sus libros. Gissing representa,
además, el fenóm eno del intelectual desarraigado al que la sociedad más
bien m argina, porque sus exigencias no son de carácter hum anístico, sino
técnico, y el poeta, el sabio y el a rtista quedan relegados ante el ingeniero,
el científico y el hom bre de negocios, representantes típicos de los valores
culturales de una época m aterialista. La dura vida que padeció, debido
a su rom ántico modo de ser y de sentir, le hizo com prender la humillación
y la m iseria m aterial y cultural en que vivían las clases desfavorecidas
de los barrios pobres del Londres de su tiempo. Sin embargo, el advertir
la ignominia de la pobreza y saber que hay personas nacidas sólo para
trab ajar y desvanecerse en el olvido no le convirtieron en un radical ni
en sim patizante del socialismo. Si, como hom bre, Gissing participaba tanto
como Dickens de sentim ientos hum anitarios —y así lo m anifestaba en sus
novelas—, como intelectual no creía en la dem ocracia y negaba que la ma
sa tuviera capacidad p ara cooperar en el gobierno de una nación. Gissing
no creyó jam ás en el socialismo como form a política, ni que los radicales
tuvieran ningún carism a especial para desarraigar el m al e instaurar la
felicidad en la gran fam ilia humana.
Sus novelas suelen ser hasta cierto punto autobiográficas. Workers in
the Dawn (Trabajadores del amanecer, 1880), la prim era que escribió a los
veintidós años, relata cómo el protagonista se casa con una chica de la
calle, tal como había hecho el propio autor, y describe circunstancias de
su vida que le llevan a perder la fe en los ideales de progreso y superación.
En The Unclassed (La marginada, 1884) insiste en que una m ujer de mala
vida puede perm anecer p u ra en el fondo de su corazón y ser capaz de reali
zar actos da auténtico altruism o. Demos (1886) es la novela en que el autor
se vuelca con m ayor intensidad hacia los hum ildes, a los que considera
m ateria fungible del agotador trabajo diario, al m ism o tiem po que mani
fiesta su desconfianza m ás absoluta por los procedim ientos democráticos,
tanto políticos, como sociales y educativos. Sus novelas posteriores, The
Nether World (El bajo mundo, 1889), B o m in Exile (Nacido en el exilio, 1892)
y The Odd W omen (Mujeres extrañas, 1893), como indican sus títulos, son
respectivam ente: u n a descripción de los bajos fondos sociales al estilo de
Víctor Hugo; un relato de la lucha de un hom bre de origen hum ilde que
busca la perfección hum ana y social, y se esfuerza p ara encontrar y conser
var una com pañera digna de él; una galería de caracteres femeninos que
han fracasado en el m atrim onio, que están contra el m atrim onio po r prin
cipio, o que po r alguna circunstancia no llegan a casarse. Son m ejores que
las anteriores, aunque igualm ente pesim istas. E ntre lo m ejor de Gissing
está New Grub Street (La calle de N. G., 1891), novela semi-autobiográfica
en que se describe la penuria de un escritor en la sociedad londinense de
entonces. Su argum ento principal lo constituye la contraposición entre el
crítico literario carente de ética, que se adapta a las circunstancias para
514 Historia de la literatura inglesa
m edrar en la profesión y obtener beneficios económicos, y el crítico voca-
cional, preparado y m oralm ente sano, qué se niega a practicar el halago
inm erecido y juzga según criterios dignos y objetivos. El m undillo litera
rio, conocido por Gissing, se refleja m ediante un grupo de personajes que
en la novela van revelando sus condiciones, m ás bien de carácter negativo;
la obra term ina con el triunfo de la crítica propagandística sobre la crítica
dictada por la verdadera conciencia artística. The Private Papers of Henry
Ryecroft (1903) es un diario imaginario, escrito por un intelectual, en el
que se vuelcan sus anhelos de estudio, superación, comprensión y com uni
cación, y lo que, a cubierto de la pobreza, ha podido llevar a cabo en la
vida. Es la transposición optim ista de lo que hubiera querido hacer Gis
sing. Veranilda (1904), novela inacabada que se publicó después de la m uer
te del autor, es un intento de descripción e interpretación histórica del
Im perio Romano en su últim o esfuérzo p a ra defenderse de la invasión de
los godos. By the Ionian Sea (Junto al m ar Jónico, 1901) constituye un rela
to de viajes en el que Gissing hace a sus lectores partícipes de la sugestión
que sobre él ejerció este m ar helénico.
La acritud y pesimismo de las obras de Gissing eran fruto no sólo de
las duras circunstancias de su vida, sino de su am or a los hom bres, la
conm iseración por sus sufrim ientos, y el convencimiento de que en el m un
do nunca se conseguiría establecer un régim en de justicia y comprensión.
3. EL TEATRO VICTORIANO
Ya bien entrada la era victoriana, hacia m ediados del siglo XIX, emerge
en Inglaterra una form a dram ática de tendencia realista que, apoyada por
la influencia de Ibsen, lleva a un resurgim iento del teatro inglés con obras
que desarrollan problem as fam iliares o presentan contenidos sociales. En
esta época se emplea en el dram a una técnica más próxim a a la vida real,
abandonando, por ejemplo, el tradicional procedim iento del «aparte», y se
in stau ra el dram a en tres actos —invención española—, m odalidad que ya
habían aceptado anteriorm ente Fielding y Gay, y tam bién Sheridan en The
Critic. Sin embargo, a pesar del nuevo enfoque del arte dram ático, de su
m odernidad, del interés de. su ideología, de su naturalidad y de la supera
ción de los artificios m elodram áticos del período anterior (Lillo, Cumber
land y el m elodram a romántico), hay que reconocer que el teatro victoria-
no no está a la altura de otros brillantes períodos de la historia de la esce
na inglesa. Para relacionar m odalidades y no perder el sentido del valor,
al estudiar a los dram aturgos Victorianos es interesante com pararlos con
la «alta comedia» española, por una parte (Ayala, Tamayo y Baus, Echega-
ray), y, por otra, relacionarlos con Ibsen, la gigantesca figura que dom ina
el teatro europeo de esta época.
La diferencia social entre el Londres de la prim era m itad del siglo XIX
y el de los años 1850-1900 es enorme, y condiciona en gran p a rte el desa
L itera tu ra d e l p e río d o V ictoriano 515
rrollo externo y la evolución interna del teatro. En prim er lugar, la pobla
ción de tres millones que Londres tenía en 1850 se dobló en la segunda
parte del siglo, y la facilidad y la economía del tran sp o rte hicieron que
los veinte teatros que existían en 1850 se triplicaran en la segunda m itad
del siglo. El enorm e crecim iento dé la población y la comodidad de los
desplazam ientos favorecen a los teatros londinenses, y al organizarse el
sistem a del tanto por ciento de los ingresos, la prosperidad de la empresa
beneficia al autor. La afición por el teatro aum enta de tal modo, que Our
American Cousin (Nuestro prim o americano, 1861) de Tom Taylor (1817-80)
alcanza casi las cuatrocientas representaciones, y, con los años, otras obras
sobrepasarán las mil. Se organizan los espectáculos de ocho a once de la
noche. El público, cada vez m ás educado, aprende a com portarse debida
mente. Y se hacen innovaciones que acercan los teatros a los de nuestro
tiempo; po r ejemplo, se deja oscuro el patio y se ilum ina convenientemente
el escenario. En 1881 el Savoy Theatre ya tuvo electricidad. Por o tra parte,
el control que los autores adquieren en los ensayos y estrenos, y la respon
sabilidad de los directores y prim eros actores en la conjunción de todos
los aspectos de la realización dram ática, m ejora inm ensam ente la calidad
de las representaciones. La frecuente asistencia de la reina Victoria a las
funciones teatrales estim uló a la aristocracia y a la clase media, de modo
que su afición redundó en la promoción social de los autores y del teatro
en general. Hacia 1880 concurren al teatro todas las capas de la sociedad
inglesa.
La construcción de teatros m ás reducidos, de cómodas butacas, y el
silencio en el patio, los palcos y las galerías, invitan a la intim idad expresi
va, y los autores tienden a d esterrar la expresión retórica y grandilocuente,
adaptándose a un leguaje y a un tono m ás naturales. La presencia en el
teatro de las clases altas obliga a una alteración de los papeles de los pro
tagonistas, que de campesinos o m arineros se convierten en nobles, en fi
nancieros, industriales o com erciantes ricos, lo que conduce al esplendor
de los escenarios: brillantes salones de baile, habitaciones suntuosas, lujo
sos cuartos de estar. Los protagonistas que representan a la clase humilde
del East End tienden a ascender de clase en el W est E nd por exigencia
de las capas sociales que frecuentan estos teatros. El am biente fam iliar
y social Victoriano invade la escena, y las relaciones entre los miembros
de la fam ilia y el círculo de am istades se representan con el m ayor ajuste
a la realidad, realidad que el público quiere ver reflejada incluso en los
detalles m ás sencillos de la escena.
De este modo, el realism o fam iliar y local y el de los problem as senti
m entales y am bientales ahogan la posibilidad del género trágico. Sin em
bargo, se siguen escribiendo algunas obras versificadas. Tom Taylor estre
na su dram a histórico en verso Joan of Arc (1871), y Tennyson compone
Becket (1893). Pero la producción en esta línea es escasa debido a la ten
dencia al dram a realista, que es el que dom ina en esta época: obras en
prosa, de incidentes posibles y m elodram áticos, redondeadas con un final
casi siem pre comprensivo o feliz. Por supuesto, hay que tener en cuenta
las m uchas adaptaciones dram áticas de novelas de Dickens que aparecen
516 Historia de la literatura inglesa
en los escenarios Victorianos, y en los teatros populares del E ast End conti
núa la afición al m elodram a m arino y a otras obras que respondían a la
tradición romántica; pero en las carteleras del W est End predom inaban
de modo absoluto los dram as de Taylor, Robertson, Jones y Pinero.
En 1890, William Archer publica sus traducciones de Ibsen, y lo que
la dram ática inglesa del Rom anticism o pudo aprender de Scribe, y después
de Sardou, lo aprende ahora del autor escandinavo. De momento, la obra
de Ibsen no es del todo bien recibida; pero la lección ahí queda, y como
m anifiesta Pinero algo m ás tarde en The Theatre (junio de 1895), «el tono
de los tiem pos ha cambiado», la sociedad se halla «en un período de análi
sis, de exigencia inquisitiva... que perm ite a nuestros dram aturgos m ayor
am plitud en la elección de argum entos, requiere un esfuerzo m ental equi
valente y m ayor libertad expresiva». Al impulso de este nuevo am biente
dram ático se fundó el Independent T heatre (1891), continuado po r la Stage
Society (1899), que m ostraron al público inglés el dram a intelectual y serio
que se representaba en Europa. Con todo, es indudable que la renovación
dram ática inglesa realizada por Robertson, Jones y Pinero, apoyados en
Ibsen, procede de un siglo de tradición en que el dram a rom ántico aportó
al Victoriano elementos que, transform ados por las nuevas exigencias, se
convertían en lo que llamamos el dram a m oderno ‘.
INICIADORES
Los dram aturgos más interesantes de este período son Robertson, Jo
nes, Pinero y Oscar Wilde. Pero hay otros, como Boucicault y Taylor, que,
sin ser ta n im portantes, fueron extraordinariam ente prolíferos y gozaron
en su día de m ucha fama.
1 Allardyce Nicoll, A H istory of English Drama, 1660-1900, vol. V: Late N ineteenth Century
Drama, Cambridge, 1962. William Archer, The Old Dram a and the New, London, 1923. George
Rowell, The Victorian Theatre: a Survey, Oxford, 1967. Michael R. Booth, English Plays of the
N ineteenth Century. Introduction, vol. II, Oxford, 1969.
2 T. Walsh, The Career of Dion Boucicault, New York, 1915. Michael R. Booth, English Plays
o f the N ineteenth Century. Introduction, Preface to The Shaughraun, vol. II, Oxford, 1969.
L iteratu ra d e l p e río d o V ictoriano 517
T. Taylor. Tom Taylor (1817-80)3 fue, junto con Boucicault, uno de los
dram aturgos m ás celebrados de su tiempo: en su obra se sintetizan todas
las corrientes teatrales contem poráneas. Taylor estudió en las Universida
des de Glasgow y Cambridge, trabajó como periodista y crítico, fue algún
tiempo profesor de lengua y literatu ra inglesas en el University College
de Londres, y hacia el fin de su vida fue director del Punch. Su variada
producción dram ática asciende a unas ochenta obras, entre las que se en
cuentran farsas y brillantes entretenim ientos; la comedia Still Waters R un
Deep (Las aguas tranquilas son profundas, 1855), sobre la misión del marido
en la fam ilia victoriana; el apretado m elodram a Retribution (1856); un dra
ma am bientado en la Inglaterra del período tudor, escrito en verso blanco,
como Tw ixt Axe and Crown (Entre el hacha y la corona, 1870); Joan of Are
(1871), cuyo título ahorra la descripción. La facilidad de Taylor y su capaci
dad de adaptación son adm irables. Es interesante la obra teatral Masks
and Faces (Máscaras y caras, 1852), en la que su ágil plum a colaboró con
la de Charles Reade (1814-84). Pero su dram a más significativo es The Ticket-
of-Leave Man (En libertad provisional, 1863), obra que gozó de gran popula
ridad durante todo el siglo pasado, y fue incluso representada en los años
cincuenta y sesenta de nuestro siglo. The Ticket-of-Leave Man es relevante
porque, adem ás de sus m éritos de caracterización *y diálogo, y de la energía
que Taylor proporciona al molde m elodram ático de la obra, presenta no
pocas características contem poráneas: realism o escénico llevado a la copia
exacta de la vida pública londinense; la casi im posibilidad de que un joven
—Robert B rierly—, que ha salido de la cárcel con libertad condicional, en
cuentre un trabajo honroso y rem unerado; el episodio sentim ental entre
Brierly y May —una buena chica abandonada— que se desarrolla a lo largo
del dram a; y la rehabilitación final de Brierly, que con su genuina honra
dez consigue e n tra r de lleno en la vida ciudadana y triu n fa r incluso comer
cialmente, hecho im portantísim o para obtener la aprobación de la socie
dad victoriana. Los dos elementos más originales de este dram a son: por
3 W. Tolies, Taylor and the Victorian Drama, New York, 1940. Tom Taylor, The Ticket-of-
Leave Man, en George Rowell, Nineteenth Century Plays, Oxford University Press, 1956.
518 Historia de la literatura inglesa
un lado, la exposición de las dificultades con que tropieza un excarcelado
p ara encontrar trabajo y ser aceptado en la sociedad como u n a persona
norm al, problem a social que, aunque ya había sido apuntado anteriorm en
te en obras de tem a fabril y de desempleo, Taylor aborda con auténtico
vigor; por otro, en esta obra aparece por prim era vez como protagonista
un detective, Hawkshaw —representante de las fuerzas m odernas del or
den público—, hom bre duro, astuto, tenaz, pero, en el fondo, de buen cora
zón. The Ticket-of-Leave Man alcanzó m ás de 400 representaciones en los
años 1863-64. Taylor persiste en el dram a de matiz social, y en Arkwright's
Wife (La m ujer de A., 1873) lleva a las tablas los problem as de la m ecaniza
ción y del progreso industrial.
5 H. A. Jones, R epresentative Plays (4 vols.), ed. by E. Clayton Hamilton, London, 1926. Con
tiene diecisiete dram as, con una introducción histórica, biográfica y crítica. R. A. Cordell, Jo
nes and the M odem Drama, London, 1932. H. A. Jones, The Liars, en Late Victorian Plays,
ed. w ith an intr. by George Rowell, Oxford, University Press, 1968. H. A. Jones, Mrs. Dane's
Defence, en Michael R. Booth, English Plays of the Nineteenth Century, vol. II, Oxford, 1969.
L itera tu ra d el p e r ío d o Victoriano 521
a hacer olvidar sus pasados errores, proporciona una buena lección a sus
enemigos, y acude en socorro de su m ujer, que se hallaba sum ida en la
m iseria.
El estilo de sus obras posteriores puede ser desigual. No es que descien
da su nivel dram ático; pero el tono es a veces pretencioso y solemne, quizá
dem asiado insistente y retórico en las situaciones serias. Sin embargo, pue
de aparecer en ellas el acertado gesto cómico en m omentos de sinceridad.
En Saints and Sinners (Santos y pecadores, 1884) y Michael and His Lost
Angel (Miguel y su ángel perdido, 1896) Jones puso su m ayor esfuerzo en
abordar el tem a social y religioso. En el prim ero los ideales y deseos no
bles aparecen oprim idos por la sordidez y el mal. Saints and Sinners está
am bientado en la clase m edia inglesa y emplazado en una ciudad provin
ciana. Sus personajes principales son Hoggard, pequeño comerciante, duro
y realista, y Prabble, modesto tendero, mezquino, de nivel m ental rudim en
tario y apariencia bondadosa. En esta atm ósfera, objetivam ente opresiva
y desangelada, aparece la figura de Letty, hija del m inistro Jacob Fletcher,
que simboliza ideales y deseos que están por encim a de la sordidez de este
ambiente. Al desarrollarse el dram a, los acontecim ientos tom an u n a direc
ción doble. Por un lado, surgen una serie de problem as de la vida diaria:
el odio que el pequeño tendero siente hacia las grandes em presas coopera
tivas, que nacen hacia finales del siglo XIX; las naderías del puritanism o
convencional, tan m etido en la clase m edia artesana y comercial inglesa;
la rapacidad y la m iseria de espíritu, la pequeñez de alm a que a veces
puede darse en la clase media. Por otro lado, nos encontram os con la aven
tu ra m elodram ática de Letty, adorable figura femenina, que es atraída y
traicionada por un villano de la clase alta, el capitán Eustace Fanshawe,
que se la lleva. Con la ayuda de Kingsmill, el enam orado de Letty, el pastor
Fletcher recobra a su hija, pero la pierde p ara siem pre poco después. Sin
embargo, antes de m orir, Letty tiene el consuelo de verse atendida por
su prim er novio, George Kingsmill, que acude p a ra expresarle su cariño.
Por supuesto, el tem a de la joven inexperta, arrollada sentim entalm ente
por un seductor, es un tem a trillado y convencional; pero no lo es el hecho
de que, a causa del pecado de su hija, el m inistro Fletcher sea arrojado
de su parroquia por los m iem bros de la congregación, tan hipócritas y ra
paces como faltos de corazón e incapaces de tender la m ano a quien necesi
ta am or y perdón. E n Michael and His Lost Angel se presenta el caso del
m inistro protestante que obliga a una joven de su parroquia, que ha sido
seducida, a confesar su culpa en voz alta ante los feligreses, y después
cae él en el mismo pecado, atraído por Audrie, dam a im portante y casada,
enam orada de su prestigio. El m inistro Michael confiesa igualm ente su pe
cado ante los fieles, y abandona la parroquia. ?ero Michael, que al princi
pio no se había arrepentido de su caída, lo hace después, y term ina en
un m onasterio, m ientras que Audrie m uere de un ataque de fiebre, enfer
m edad que en el período Victoriano solía acabar con algunas alm as apasio
nadas. La audacia de Jones al llevar a la escena temas de religión —confesión
y conciencia— levantó no pocas críticas, que le obligaron a adoptar un
tono menos comprom etido. En The Liars (Los mentirosos, 1897) adopta una
522 Historia de la literatura inglesa
actitud m ás conservadora; expone las dificultades de la vida m atrim onial,
y las intrigas amorosas, en una sociedad que las tolera y hasta parece que
las ignora con tal de que se conserve la estructura m oral externa. Este
dram a se acerca a los problem as con hum or y actitud desenfadada. Por
ejemplo, en el prim er acto vemos con qué irónico refinam iento Dolly se
dirige a su m arido, cuando éste la reprende porque va demasiado descu
bierta p a ra el relente del anochecer:
My dear, you don't expect m e to rem em ber all things that are inconvenient
to you. Besides, other people d o n ’t w rap up. Jessica 6 is out on the river w ith
absolutely nothing on her shoulders.
I t is not a physiological fact that when ou r hearts reach a certain tem perature
our shoulders m ay be, and often are, safely left ba re? 1.
El dram a más im portante de Jones es, sin duda, Mrs. Dane's Defence
(La defensa de la Sra. D., 1900). En él sigue, en sus líneas generales, el
tem a presentado siete años antes po r Pinero en The Second Mrs. Tanque-
ray. Mrs. Dane’s Defence es un dram a fuerte, en el que aparece el triángulo
convencional constituido por un m atrim onio de m ediana edad y la joven
y bella institutriz de sus hijos, de la cual se enam ora el marido. La fam ilia
Trent y Miss H inderm arsh han pasado un otoño feliz junto a los lagos de
Italia. De regreso por Viena, Mrs. T rent descubre las relaciones entre su
m arido y la institutriz, y, desconsolada, se suicida. El m arido enloquece,
y la institu triz desaparece sin dejar rastro. Después de cinco años pasados
en Canadá y en Inglaterra, la encontram os bajo el nom bre de Mrs. Dane
en Sunningwater, el escenario de la acción, situado a unas veinticinco m i
llas de Londres, enam orada de Lionel C arteret —hijo adoptivo del juez sir
Daniel C arteret—, que la adora. Alguien relacionado con los C arteret apun
ta que cree haber conocido a Mrs. Dane en Viena, y parece identificarla
con Miss Felicia H inderm arsh, la in stitutriz de los hijos del m atrim onio
Trent. Sem brada la sospecha, el juez, sir Daniel, movido por el interés que
tiene hacia su hijo adoptivo, interroga a Mrs. Dane, en una escena de gran
dram atism o, y descubre la verdad, a pesar del esfuerzo que la joven hace
por ocultarla y defender su derecho a ser feliz, porque sabe que, en la
sociedad de su tiempo, una m ujer m arcada no tiene rem isión ni cabida,
6 Jessica es una dam a casada, joven y vistosa, de la cual está enamorado Edw ard Falkner,
uno de los principales personajes de la comedia.
7 H. A. Jones, The Liars, en Late Victorian Plays, éd. w ith an intr. by George Rowell, Ox
ford University Press, 1968.
L iteratu ra d el p e río d o Victoriano 523
y ella está sinceram ente enam orada de Lionel. Las súplicas de Mrs. Dane
no hallan eco en el juez. El dram a term ina con el triunfo de los criterios
de la época: Lionel y su novia tienen que separarse irrem isiblem ente; Mrs.
Dane tiene que alejarse del círculo de los Carteret, perdiendo la posibilidad
de su recuperación m oral subjetiva y, sobre todo, sus ilusionadas perspec
tivas de felicidad.
Jones continuará escribiendo dram as después de la Prim era G uerra Mun
dial, como The Lie (La mentira, 1923); pero su originalidad e iniciativas
se habían quedado rem ansadas en la problem ática de fines del siglo XIX
y comienzos del XX.
figura del pasado y, en parte, como el creador del estilo dram ático m oder
no, que tre in ta años antes entusiasm aba al público por sus innovadores
métodos teatrales. En esta obra el autor ha asim ilado en lo posible el estilo
de Caste, adaptando su propio lenguaje al de los últimos años del siglo XIX.
Pero el m ayor éxito de Pinero se debe al dram a de tem a grave, que
presenta problem as sociales y particulares, como The Second Mrs. Tanque
ray (La segunda Mrs. T., 1893). Pinero sigue aquí a Ibsen y nos m uestra
lo que un dram aturgo alertado pudo conseguir aprovechando la técnica
ibseniana: el desarrollo de un tem a m oderno con el movimiento natu ral
de los personajes, dentro de una tram a bien construida, sin apartes ni ex
cesivas entradas y salidas. E sta técnica hace de The Second Mrs. Tanque-
ray uno de los m ejores dram as sociales del siglo XIX. La crítica inglesa
reconocía que en esta obra se había logrado la convergencia entre la cali
dad literaria y la pericia dram ática 12. El argum ento se centra alrededor
de la figura de Paula, segunda esposa de Aubrey Tanqueray, una joven de
excepcional belleza, buenos sentim ientos y m uy femenina, pero de un pasa
do discutible, psicológicamente com plicada y, como persona capaz de sen
tir celos, tem ores y compasión; una m ujer que quiere de todo corazón a
su m arido y es correspondida, pero a quien le falta la fortaleza de la hum il
dad y el valor para enfrentarse con los grandes problem as que su pasado
proyecta sobre su vida presente. Por o tra parte, Aubrey carece de hom bría
y grandeza de espíritu p ara apoyarla, o rientarla y defenderla de la presión
de las circunstancias. Una de las situaciones más difíciles para la protago
nista surge cuando llega de París su h ijastra Ellean y el novio de ésta,
Hugh Ardale, al ser presentado a Mrs. Tanqueray, resulta que había sido
uno de sus amantes. Entonces Paula decide explicar a su m arido lo que
había pasado, y tra ta r de convencerle con razones tendentes a defender
a la fam ilia Tanqueray. Con la ayuda de Aubrey intenta separar a Hugh
de Ellean. Pero la anim osidad de la h ijastra hacia ella es desde el prim er
m omento tan agresiva, y tan directas las inculpaciones que le hace por
lo que intuye de su vida pasada y de sus relaciones con Hugh, que Paula
ve estrecharse el cerco a su alrededor y se derrum ba psíquicam ente. Opri
m ida por su sentido de culpabilidad y por las circunstancias externas, Pau
la no ve perspectivas de futuro y term ina suicidándose. The Second Mrs.
Tanqueray es un buen dram a, y a pesar de lo forzadas que pueden parecer
hoy las emociones derivadas de su lectura, sobre las tablas tiene verdadera
eficacia y son evidentes sus cualidades literarias 13.
12 Como escribía un critico de la época, «El 27 de mayo de 1893, día p a ra ser recordado
durante mucho tiempo en los anales de la escena inglesa, en el St. lam es Theatre se representó
The Second Mrs. Tanqueray, de Pinero, que fue unánim em ente aplaudido, no sólo como uno
de los grandes dram aturgos existentes, sino como el autor de un dram a que es a la vez una
obra de literatura». The Theatre, N. S. XXII, junio 1893, pág. 38.
Por o tra parte, B ernard Shaw, en The Saturday R eview (LXXIX), del 16 de m arzo de 1895,
dijo que la popularidad de The Second Mrs. Tanqueray se debía a la admiración que el público
en general profesaba por la actriz Mrs. Patrick Campbell, y a la atracción que ejercía su papel
de m ujer con un pasado poco claro, consum ida p or los rem ordim ientos de su niñez inocente.
13 A. W. Pinero, The Second Mrs. Tanqueray, en Michael R. Booth, English Plays of the
N ineteenth Century, vol. II, Oxford, 1969.
L itera tu ra d e l p e río d o Victoriano 525
LA ÓPERA CÓMICA
14 F. L. Moore, The Handbook o f Gilbert and Sullivan, London, 1962. Michael Hardwick,
The Osprey Guide to Gilbert and Sullivan, London, 1972.
15 Asimismo, con su obra Rosencrantz and Guildenstem: a tragic episode in three tableaux,
founded on an old Danish legend (1891), Gilbert proporciona el punto de partida de la celebra
da comedia de ambientacicm ham letiana de Tom Stoppard, Rosencrantz and Guildenstem are
Dead (1967).
526 Historia de la literatura inglesa
CAMBIO DE ESTILO
poco menos que un insulto para la uniform ada moda victoriana. En 1882
viajó a los Estados Unidos, de donde regresó con m ás dinero que fama,
y, de nuevo en Londres, hizo am istad con William M orris y con los artistas
y escritores de renom bre. En 1884 se casó con Constance Mary Lloyd y
vivieron en el núm ero 16 de Tite Street, Chelsea. Tuvieron dos hijos: Cyril
y Vyvyan. Su éxito social en Londres fue tan extraordinario que todos los
grandes hom bres de su tiempo, desde M orris hasta B ernard Shaw, inclui
dos los franceses, tuvieron que reconocer el form idable atractivo de su
personalidad, su ingenio y la agilidad de su palabra. Wilde se adaptaba
con tan ta facilidad a las exigencias y m atices de sus interlocutores, que
se le ha considerado como un conversador sin igual. Escribe su hijo
Vyvyan 17 que una vez le preguntaron a W inston Churchill con quién le
gustaría m ás reunirse y hablar en la o tra vida, y la contestación sin titu
beos fue: con Oscar Wilde. Wilde tuvo que abandonar Inglaterra debido
al escándalo producido por una acusación de libertinaje, y m urió en París,
en el seno de la Iglesia católica, el año 1900.
Wilde se dedicó algún tiem po a la crítica literaria, en la Pall Malí
Gazette, y a la crítica teatral, en The Dramatic Review; y durante los años
1887-89 dirigió The W om an’s World. Entre los años 1885-90 escribió varias
narraciones cortas y algunos cuentos de hadas, como The Canterville Ghost
(El fantasma de C.), The Young King (El joven rey) y The Selfish Giant (El
gigante egoísta), llenos de hum orism o y de ternura. Intentions (1891) es una
colección de cuatro ensayos, que contiene los brillantes diálogos «The Cri
tic as Artist» y «The Decay of Lying» («La decadencia de la mentira»). En
ellos se revela el extraordinario conversador que fue Wilde; a la vez, con
la filosofía esteticista allí proclam ada, venía a proporcionar un nuevo cre
do a la crítica literaria, defendiendo la superioridad del arte sobre la n a tu
raleza. La única novela que Wilde escribió fue The Picture of Dorian Gray
(El retrato de D. G., 1891). Su motivo originario lo relata Hesketh Pearson
en su biografía de Oscar Wilde y lo recuerda Vyvyan Holland en la in tro
ducción a las obras de su padre.
El año 1884, Wilde solía p asar p o r el estudio de un pintor, Basil Ward, mien
tras posaba p ara éste u n joven de u n a belleza excepcional... Una vez term inado
el cuadro y cuando el joven ya se había ido, Wilde exclamó: "¡Qué pena que
una criatura tan gloriosa tenga que envejecer!” A lo que el artista contestó,
tiendo: "¡Qué magnífico sería si él pudiera perm anecer exactamente con
m ientras el retrato envejeciera y se m architara en su lugar!”. Wilde expre.-
agradecimiento llamando al p intor de su narración Basil H allw ard 18.
19 AUardyce Nicoll, A History o f English Drama, 1660-1900, vol. V: Late Nineteenth Century
Drama, London, 1962, págs. 190-193.
L itera tu ra d e l p e río d o Victoriano 531
Abre tem blorosa la carta, y ve que su presentim iento se confirma. Sale
tras su hija, fingiendo despedirse de lord W indermere, que debe continuar
atendiendo a los huéspedes, y la encuentra sola, esperando, en casa de lord
Darlington. Después de una discusión laboriosa, consigue persuadirla y es
conderla detrás de una cortina, antes de que aparezcan los caballeros. Pero
lady W inderm ere ha olvidado el abanico en la habitación. E ntran los bulli
ciosos aristócratas, deseosos de prolongar la fiesta de los W indermere. Son
lord Darlington, lord W indermere, lord Augustus, etc. Uno de ellos, Mr.
Cecil Graham, encuentra el abanico sobre el sofá; descubren que es el de
lady W indermere: «Margaret». Sin dar lugar a los comentarios, se presenta
Mrs. Erlynne reclam ando el abanico y diciendo, con toda naturalidad, que
es ella quien lo había cogido a lady W inderm ere por equivocación. Es un
noble sacrificio. Su reputación se hunde todavía m ás por esta circunstan
cia, pero al fin todo se aclara. Mrs. Erlynne podrá desfigurar el hecho y
casarse con lord Augustus; los W indermere serán felices, y lady W inderme
re no sabrá nunca que Mrs. Erlynne es su m adre. La lectura atenta de
este esbozo, y más aún del original, h a rá observar a cualquiera que, en
esta comedia, Oscar Wilde ha dejado sueltos algunos hilos que, con mayor
atención hab ría podido unir fácilmente; pero, al ver la obra en escena el
público no rep ara en ese detalle, y adm ira, en cambio, la habilidad dram á
tica y expresiva del autor.
A W oman of No Importance (Una m ujer sin impotancia, 1893) y An Ideal
Husband (Un marido ideal, 1895) siguen la trayectoria de Lady Winderme-
re^’s Fan, basándose en situaciones sentim entales y hasta patéticas. Sin em
bargo, Wilde redim e estas obras del sentim entalism o, a menudo morboso,
de ciertas épocas. Si la insistencia en el patetism o y sentim entalism o con
dujo a la decadencia de la comedia de costum bres de gran parte del si
glo XVIII, W ilde en el x i x , tuvo el talento de llevar a las tablas el aspecto
serio de la vida aligerado con sus extraordinarias paradojas y sus chis
peantes frases características. Y es indudable que, con su aportación esti
lística, Wilde abrió nuevos caminos p ara la comedia del siglo x x .
En una tercera dirección, la m ás característicam ente suya, se halla The
Importance of Being Ernest (La importancia de llamarse Ernesto, 1895), co
m edia en que ya no existe el problem a propiam ente dicho, y el sentim iento
se esconde y aun se ridiculiza. Aquí la brillantez festiva, los alegres mean
dros de la paradoja y las agudas ocurrencias verbales coinciden en el m ás
arm onioso y fantástico conjunto, en el que lo artificioso se explota por
el artificio mismo. En esta obra, lo absurdo se impone po r completo, aun
que las intervenciones aparentem ente m ás inocentes o irresponsables pue
den contener afiladísim as púas, delatadoras de algún rasgo o defecto per
sonal o de algún convencionalismo social. El ingenio y la audacia de la
comedia de la Restauración y la desenvuelta elegancia de Sheridan apare
cían de nuevo ante los ojos m aravillados del público inglés de fines del
siglo XIX, todo ello transform ado, puesto al día y m atizado con un tinte
francés —Scribe, Sardou— por uno de los dram aturgos más hábiles en la
conducción del diálogo. The Importance o f Being Ernest es una exquisita
comedia de costum bres y de enredo, en la que intervienen pocos persona
532 Historia de la literatura inglesa
jes, de caracterización muy estilizada y excéntrica; su tram a gira alrededor
de la sugestión que el nom bre de E rnest ejerce sobre dos dam as jóvenes
de la alta sociedad inglesa. Los dos sim páticos calaveras de quienes éstas
se enam oran usan este nom bre p ara sus divertidos propósitos; pero luego
se descubre que no se llam an así, lo cual levanta una b arre ra entre ellos
y sus prom etidas. Para facilitar las cosas, llegan a pensar en bautizarse
de nuevo con el nom bre de Ernest; pero esto es imposible, pues ya estaban
bautizados. Finalm ente se descubre que uno de ellos se llama en realidad
Ernest. Se desvanecen las dificultades que pudieran presentar las diferen
cias de linaje, y todo term ina satisfactoriam ente. Sobre este sencillo argu
mento, Wilde ha m ontado una comedia agudísim a y dram áticam ente per
fecta, que contiene una crítica del envaram iento y la seriedad de la época
victoriana, de su aburguesam iento, hipocresía, vanidad y carencia de senti
do estético. La obra lleva im plícita una constante crítica de la ingeniosi
dad, de la pedantería y aun de la frivolidad misma, y se propone ridiculizar
por contraposición la realidad y las apariencias de la vida conyugal; en
este punto está salpicada de alusiones tan absurdas como divertidas sobre
la actitud del hom bre ante la m ujer y viceversa. El éxito fue rotundo. The
Importance of Being Ernest es una com edia técnicam ente perfecta y ex
traordinariam ente divertida, que se ha m antenido desde su aparición en
todos los escenarios del mundo. Aunque llena de ingeniosos atisbos de ve
racidad, esta comedia, como las demás obras teatrales de Wilde, sólo p a r
cial y tangencialm ente puede proponerse como espejo de la sociedad con
tem poránea: se tra ta de una creación literaria, voluntariam ente artificiosa,
en la que su autor —dram aturgo de una brillantez tan extraordinaria como
desconcertante— enfoca oblicuam ente su objetivo sobre una zona de la so
ciedad de los últim os años de la época victoriana, en un alarde de ingenio
irónicam ente deslum brante y jubiloso 20.
4. PROSISTAS VICTORIANOS
20 A rthur Ransome, Oscar Wilde, London, 1912. Hesketh Pearson, Life of Oscar Wilde, Lon
don, 1947. O scar Wilde, Plays, Prose, W ritings and Poems, intr. by Hesketh Pearson, London,
1962. Oscar Wilde, Com plete Works, London, 1966. Lleva una introducción de Vyvyan Holland,
hijo de Oscar Wilde.
L itera tu ra d e l p e río d o Victoriano 533
ANTECEDENTES
HISTORIA Y ENSAYO
lay Trevelyan, distinguido historiador inglés del siglo XX. Macaulay estu
dió en el Trinity College de Cambridge y se dedicó algún tiempo a la ense
ñanza; pero su vocación de hom bre de letras e investigador, y la necesidad,
lo a rra stra ro n a la crítica literaria, en la que se distinguió con relevantes
ensayos sobre «M ilton » (1825), «Moore's Life of Byron » (1830), «Boswell’s
Life of Johnson» (1831), «Horace Walpole» (1833), «Lord Bacon» (1837) y
«Leigh Hunt» (1841), etc., que le dieron prestigio entre los hom bres de le
tras de su tie m p o 4. Pero con toda su brillantez, estos ensayos no pueden
com pararse con su labor de historiador, p a ra la que m uestra disposiciones
excepcionales. En los cinco volúmenes de The History of England (1849-61),
M acaulay sigue la gran tradición de Gibbon, en estilo y concepción, y posi
blem ente recibe la inspiradora influencia de Scott en la interpretación im a
ginativa del pasado. Su obra ha sido considerada a veces como una historia
que tiende a justificar la política p artid ista liberal inglesa; pero en ningún
caso se oscurece la objetividad de la visión de Macaulay. La seguridad es
tru c tu ra l de sus relatos es m anifiesta, y el detalle pintoresco y la fluidez
n arrativa hacen de su lectura un verdadero deleite. En ninguna historia
de Inglaterra se había presentado la vida de esta nación en form a tan con
creta y anim ada. The History o f England consiste en un amplio panoram a
de Inglaterra desde la dom inación rom ana h asta la Restauración (más de
cien páginas de apretado texto), seguido de un estudio político e institucio
nal, detallado y profundo, desde Carlos II (1660) hasta la m uerte de Guiller
mo III (1702). Es de lam entar que la m uerte de Macaulay no le perm itiera
llegar a los tiempos que estaban en el recuerdo de sus contem poráneos.
M acaulay estaba preparado p a ra esta tarea como ningún otro historiador.
says, Oxford, 1923. Idem, The H istory of England, London (5 vols.), 1349-61; London, Everyman
(4 vols.), 1962-5.
4 T. B. Macaulay, Literary Essays, Oxford, 1923.
5 J. R. Green, A Short H istory of the English People (2 vols.), London, Everyman, 1964.
6 John Milton, en su soneto «Το the Lord General Cromwell».
L itera tu ra d e l p e río d o Victoriano 535
7 Jam es A. Froude, Thom as Carlyle (4 vols.), Londres, 1882-4. David A. Wilson, Carlyle (6
vols.), Londres, 1923-34. Julian Symons, Thomas Carlyle: the Life and Ideas of a Prophet, Lon
don, 1952. La edición más completa de las obras de Carlyle es la de H. D. Traill, en 30 vols.,
con introducciones, 1896-9. Everyman’s Library tiene Utilísimas ediciones de Sartor Resartus,
On Heroes and Hero-Worship, The French Revolution, Essays y Rem iniscences. Existen edicio
nes de la correspondencia de Carlyle con Emerson (2 vols., 1883), con Goethe (1887), con Mili,
Sterling y Browning (1923), con Eckerm an (1926) y con su m ujer (1953). Forjadores del mundo
contem poráneo (3 vols., Barcelona, Planeta, 1959), obra dirigida por Florentino Pérez-Embid,
contiene mi estudio «Thomas Carlyle y su concepto del héroe».
8 En 1838 Carlyle reunió sus ensayos de literatu ra alem ana en Critical and Miscellaneous
Essays.
536 Historia de la literatura inglesa
dos viejos antes de tener otros nuevos, recom ienda Carlyle, ya que rom per
im prudentem ente con la tradición no significará progresar, sino exponerse
a vestir harapos. Ahora bien, si es cierto que sin las estructuras externas
la sociedad no sería posible 9, no hay que confundir el caparazón con la
vida y el alm a de las cosas. The French Revolution (1837) no es exactam en
te una historia, sino una especie de poema épico sobre este acontecimiento,
una rom ántica exaltación de la form a en que se m anifestó una fuerza na
cional que él consideraba constructiva: ordenada por la Providencia p ara
lograr una sociedad nueva. En On Heroes, Hero-Worship and the Heroic
in History (1841) encontram os su pensam iento y su vision de la historia
expresados con más sencillez y en un estilo menos complicado. Sus héroes
están escalonados jerárquicam ente, y sólo un puñado de ellos abarca un
extenso espacio histórico: el héroe divino —Odín—, el profeta —Mahoma—,
el poeta —Dante, Shakespeare—, el sacerdote —Lutero, Knox—, el hom bre
de letras —S. Johnson, Rousseau, B urns—, y el rey —Cromwell, Napoleón—.
En esta obra incorpora del modo m ás rom ántico su filosofía individualista
de la historia, según la cual: «la H istoria universal, la historia de lo que
el hom bre ha realizado en este mundo, es en el fondo la historia de lo
que han hecho los grandes hombres». En su folleto Chartism (1840), Carlyle
asegura que los problem as de la nación no se resolverán con el sufragio
universal ni con la economía política, sino con el espíritu de servicio y
la orientación de las clases rectoras naturales. Past and Present (1843), obra
literariam ente muy interesante, propone una revolución desde arriba, rea
lizada y dirigida por una élite de carácter aristocrático, insistiendo en la
responsabilidad, el cum plim iento del deber y la honradez en toda cíase
de relaciones. Sus dos últim as obras son The Letters and Speeches of Oliver
Cromwell (Cartas y discursos de O. C., 1845), que consiste en la rehabilita
ción de la figura del gran dictador, y The History of Frederick I I of Prusia,
called Frederick the Great (1858-65), cuyos seis volúmenes parecen hoy una
profusa e insistente apología del despotism o absoluto y una exageración
de la doctrina del derecho divino de los reyes. Figura contradictoria y siem
pre desconcertante, desde su posición individualista, Carlyle coincidió con
Newman y con el Movimiento religioso de Oxford en la valoración suprem a
del espíritu y en el rechazo del positivismo y del industrialism o progresis
ta, que le parecían carentes de profundidad y vacíos de imaginación. Ex
presó su pensam iento en un estilo difícil y paradójico, pero vigoroso, que
recuerda el de Gracián, Thomas Browne, Hegel y Nietzsche.
9 «Los vestidos de la Iglesia prim eram ente los hila y los teje la sociedad; la religión exte
rio r se origina en la sociedad, pero a ésta la hace posible la Religión». Sartor Resartus, libro III,
cap. 2.
Literatura del período Victoriano 537
LÓGICA Y UTILITARISMO
RELIGIÓN
10 K arl Bitton, John Stuart Mill, Harm ondsworth, Pelican, 1953. W. R. Sorley, A History
o f English Philosophy, Cambridge University Press, 1951. J. S tu art Mill, Collected Works (20
vols.), ed. by F. E. L. Priestley and E. E. Mineca, Toronto, 1963. En W orld’s Classics de Oxford
y Everyman’s de Londres se encuentran varias obras de J. S. Mili.
538 Historia de la literatura inglesa
mos a John Henry Newman (1801-90)“ , el em inente m inistro anglicano,
profesor del Oriel College de Oxford, predicador en la Iglesia de esta Uni
versidad y vicario de Saint Mary. En el Oriel College se encontró con John
Keble, Edw ard B. Pusey y R ichard H. Froude. Con ellos creó el Oxford
Movement (llamado tam bién T ractarian Movement). Este movimiento reli
gioso empezó en julio de 1833, a raíz de un serm ón predicado por Keble
en Oxford, y tendió a levantar a la Iglesia de la postración en que había
caído por obra de m inistros como el Mr. Collins de Jane Austen y otros
sucesores suyos retratados por Trollope en sus novelas de Barsetshire. El
propósito inicial era rescatar a la Iglesia anglicana del nivel de institución
puram ente hum ana en que parecía encontrarse, e infundirle el espíritu sa
cram ental y sacerdotal derivado de Jesucristo. Newman fue durante años
el principal m otor del movimiento, y de los noventa escritos religiosos, lla
m ados «Tracts for the Times», escribió él solo una tercera parte. Pero el
estudio de las fuentes teológicas y la lectura de los Padres de la Iglesia
le llevó h a sta la encrucijada en que la Iglesia anglicana se había separado
de la Iglesia católica romana, y a p a rtir de entonces le fue imposible acep
ta r la llam ada «vía media» anglicana. En 1845 se retiró de Oxford y se
ordenó de sacerdote, y en 1847 estableció el Oratorio de San Felipe Neri
en Edgbaston, Birmingham, en donde pasó casi todo el resto de su vida.
En 1879 fue nom brado cardenal. Aparte su colaboración en Tracts for the
Times (1833-41) y sus ocho volúmenes de Oxford Sermons. (1828-53), escri
bió The Scope and Nature of University Education (1852) y The Idea of a
University (1873), obras de gran valor form ativo, y de una prosa excelente.
La Apología pro vita sua es una de las autobiografías más fam osas por
su sinceridad, su belleza espiritual y su elegancia literaria. Como poeta,
Newman colaboró en la Lyra apostólica (1832-3), y es autor de The Dream
of Gerontius (El sueño de un anciano, 1865), poema místico y teológico,
puesto en m úsica por Edw ard E lgar en 1900. Newman y sus com pañeros
del Oxford Movement proporcionaron a la Iglesia anglicana del siglo XIX
un considerable impulso de fervor y espiritualidad.
VIAJES
ANTROPOLOGIA Y FILOSOFIA
13 C. Darwin, D arwinism stated by D arwin himself, ed. by N. Sheppard, New York, 1884.
Idem, The L iving Thoughts of Darwin, ed. by J. Huxley and V. Fisher, London, 1939. Idem,
The Darwin Reader, ed. by M. Bates and P. S. Humphrey, London, 1957. Idem, Darwin for
Today: The Essence of his Works, ed. by S. E. Hyman, Cambridge, Mas., 1963.
540 Historia de la literatura inglesa
Estos estudios están escritos con sinceridad y sentido común, aunque hoy
ya no despiertan el interés que tuvieron en su tiempo. En ellos recom ienda
Arnold una teología liberal que concuerde con el proceso creativo de la
ciencia hum ana. No es agnóstico, pero tiende hacia una especie de panteís
mo ético y piensa que la cultura, elevada a un plano intelectual superior,
puede ser una especie de sustituto de la religión. Con todo, la obra de
Arnold no presenta un espíritu disolvente ni revolucionario, sino civilizado
y conciliador.
19 E. T. Cook, The Life of Ruskin (2 vols.), London, 1911. Leon, Derrick, Ruskin: The Great
Victorian, London, 1949. Joan Evans, John Ruskin, London, 1954. J. Ruskin, W orks (39 vols.),
ed. by E. T. Cook and A. W edderburn, London, 1903-12. Para el Ruskin critico literario y del
arte ver, Selected Writings, ed. by Peter Quennell, London, 1952, y The Lam p of Beauty, ed.
by Joan Evans, London, 1959.
Literatura del período Victoriano 543
20 A. C. Benson, Walter Pater, London, 1906. T. S. Eliot. Ver «Arnold and Pater», en Selec
ted Essays, London, 1932; 1953. W. Pater, Works (10 vols.), London, 1910. Idem, Selected Works,
ed. by R ichard Aldington, London, 1948.
544 Historia de la literatura inglesa
Apuleyo, etc. Interesan las consideraciones del protagonista sobre la belle
za de la religión rom ana y sus reacciones de h orror ante los espectáculos
de los anfiteatros. Mario se siente im presionado por la serenidad, la paz,
la callada valentía y la cordialidad de la com unidad cristiana. Finalmente,
aunque él no es creyente, m uere al inten tar salvar la vida de un amigo
cristiano. El libro contiene la versión de «Cupido y Psiquis», de Apuleyo.
Por lo demás, este libro notable tiene un melancólico atractivo, aunque
no llega a una conclusión m ás esperanzadora que la de The Renaissance.
Pater no tenía otra filosofía, y era demasiado sincero p ara ofrecer una pers
pectiva ilusionada. Su capacidad p ara la crítica literaria se revela sobre
todo en Appreciations (1889), conjunto de ensayos que incluye su excelente
trabajo sobre el estilo, uno de los m ejores que se han escrito sobre este
tema. Contiene, además, estudios sobre Shakespeare, Thomas Browne,
Steele, W ordsworth, Coleridge, Charles Lamb, D. G. Rossetti, etc., en los
que aparece la doctrina de P ater sobre la obra de arte y su actitud en
cuanto a la exposición crítica de la misma. Por ejemplo, al hablar de Lamb
como crítico dice: «sentir con profundidad el encanto de un poeta anti
guo... in te rp re ta r este encanto... com unicarlo a los demás... en esto consis
tía su labor crítica». Eso mismo pensaba y recom endaba Pater: la crítica
apreciativa e im presionista, adem ás de la crítica histórica, a la que ya se
ha aludido. Su aceptación del relativism o en el juicio de la obra de arte
y su form ulación de la doctrina del arte por el arte lo hicieron famoso
en su tiempo. Pater influyó en Oscar Wilde, que llevó a la exageración la
doctrina esteticista.
CAPÍTULO X
La poesía del siglo XX empieza con poetas que, como Hardy, Housman
y Kipling, tienen raigam bre decimonónica; con los poetas decadentistas,
como Dowson y Symons, que se empeñan en crear nuevas sensaciones me
diante distintas m odalidades de expresión poética; con poetas que se aden
tran en los nuevos tiempos siguiendo una trayectoria tradicional, como Brid
ges y Binyon; con Hópkins y el im pacto causado po r la aparición
—retard ad a— de su excepcional y vigorosa poesía; con los poetas católicos,
Chesterton, Belloc y Noyes; con las figuras de Yeats y Lawrence, ya más
características del siglo actual. A p artir de 1911 se asom an a la vida litera
ria sucesivos grupos y generaciones de poetas que proclam an sus inquietu
des y proponen su mensaje. Y desde 1912 aparecen en sucesión continua
o paralela los georgianos, los imagistas, los poetas de la Prim era Guerra
Mundial, el grupo Sitwell, los poetas de Oxford, los surrealistas, los neo-
rrom ánticos, los poetas del «movimiento» y los de los años sesenta, segui
dos por el grupo «underground» y por la actividad creadora actual. Se tra
ta de grupos de jóvenes poetas que, impacientes por darse a conocer, aúnan
sus esfuerzos para expresarse colectivamente. Una vez que adquieren sufi
ciente personalidad, se disuelve el grupo, y los que perseveran siguen indi
vidualm ente su camino. En otras épocas, el poeta pertenecía a una escuela
y aparecía frecuentem ente apoyado en una tradición o en algún antecesor;
hoy desea hacer oír su voz acaso prem aturam ente, y, al carecer de ella,
se agrupa p ara lanzar un grito colectivo que pueda ser portador de un
m ensaje poético de alguna tran scen d en cia2.
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1980. Francisco Garcia Tortosa y Ramón López Ortega, English Literature and the Working
Class, Universidad de Sevilla, 1980.
2 R. H. Ross, The Georgian Revolt: Rise and Fall o f Poetic Ideal 1912-22, London, 1967. Ju
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tem porary B ritish Poetry, Harm ondsworth, 1982.
3 Ver la bibliografía de Thomas H ardy en el capítulo IX, subcapitulo 2. Esteban Pujals,
«Matices del fatalismo poético de Thomas Hardy», en A ctas del p rim er congreso de AEDEAN,
Universidad de Granada, 1978. Dennis Taylor, Hardy's Poetry, 1860-1928, London, 1980. Thomas
Hardy, C ollected Poems, London, 1952. Idem, The D ynasts (2 vols.), London, 1925.
La literatura inglesa del s. X X 549
The Dynasts (1904-8) es una gran obra épico-dram ática sobre las guerras
napoleónicas. Consta de tres libros, 19 actos y 130 escenas; sería difícil
de representar por su extensión y elaboración. Im presiona al lector con
escenas conmovedoras, y está llena de referencias a España, que es escena
rio de m uchos m omentos de la acción. Su argum ento abarca los diez años
que van desde T rafalgar hasta W aterloo. Napoleón es el protagonista de
este enorm e conflicto, y Hardy lo representa como una im ponente figura
trágica, el Hom bre del Destino, que lleva dentro una fuerza que lo arrastra
hacia adelante a pesar de sí mismo, con falsas prom esas de triunfo, que
lo sugestionan hasta el fin para conducirlo a la ruina. Aquí se siente, como
algo vivo, la presencia del destino dominando la vida del hom bre. El poema
comienza con una especie de introducción consistente en una escena desa
rrollada en las Alturas, en la que unos personajes sobrenaturales se pre
guntan acerca de lo que está a punto de o cu rrir en el mundo; es un proce
dimiento poético cuyo fin es am pliar el radio de acción del dram a. El ver
dadero principio del poema tiene lugar en Inglaterra, en el terreno aloma
do de Wessex, cerca del m ar, un herm oso día de m arzo de 1805, y luego
aparece una detallada descripción del arranque del conflicto con la batalla
de Trafalgar como preludio. Este fue el punto de partid a de la guerra que
conmovió a E uropa durante diez años. H ardy organiza el m aterial históri
co de tal form a que con él consigue el poem a épico m ás grande de nuestro
siglo. Y al seguir la carrera siniestra de Napoléon y sus aventuras por Euro
550 Historia de la literatura inglesa
pa, tra ta de dem ostrar su concepción fatalista de la vida y de la historia
con un inm enso m ural de m áxim a calidad artística.
En cuanto a los poemas breves incluidos en sus Collected Poems (1930),
H ardy aparece en ellos como el poeta que, preparando el camino del estilo
moderno, logra sacar m ateria poética del lado agreste y desconsolador de
la vida. Y esto sin ser sentim ental, economizando la emoción. Es la suya
una poesía de descarnado desengaño, contenida y nada estridente o apara
tosa: el verdadero dram a, la tem pestad, ocurre en el fondo. El volumen
de Collected Poems contiene dos poesías de tema, español: el de la tom a
de San Sebastián por los ingleses en 1813 y «The Bride-Night Fire» («Bodas
de fuego», que se puede relacionar con el dram a de García Lorca); recoge
otras de tem a amoroso, con un dejo de tern u ra no exenta de sabor amargo,
un hiriente toque corrosivo o el trallazo de la realidad, como «A Kiss» («El
beso»), «The Widow Betrothed» («La viuda prometida»), «Former Beauties»
(«Bellezas de antaño»), «A Wife Comes Back» («Regreso de la esposa»), «A
H urried Meeting» («Encuentro precipitado»); otras donde insiste con su pe
simismo desconsolador, como «To the Moon» («A la luna») o «The Conver
gence of the Twain» («Convergencia de dos», sobre el hundim iento del Tita
nic) y «He Never Expected Much» («Nunca esperó mucho», escrita con oca
sión de su 86 aniversario). Como tantas otras que se podrían citar de esta
vasta colección, todas ellas m anifiestan un alto nivel de inspiración, gran
sensibilidad poética y extraordinaria capacidad de contraposición dram áti
ca incluso en los m omentos m ás líricos. La poesía austera de Hardy se
contrapone a la melódica de Tennyson, y su verso duro, de intención pro
saica y actitud antirrom ántica, apunta al estilo realista de M asefield y de
Eliot.
4 Charles Carrington, Kipling: His Life and Work, London, 1955. Andrew R utherford (ed.),
K ipling's M ind and Art, London, 1964. Rudyard Kipling, Works, Bombay Edition (31 vols.),
London, 1913-38. R udyard K iplin g’s Verse, Definitive Edition, London, 1940; 1966. A Choice
of Kipling's Verse, made by T. S. Eliot w ith an essay on R udyard Kipling, London, 1941.
La literatura inglesa del s. X X 551
6 W. H. Gardner, Gerard Manley H opkins (2 vols.), London, 1944-9. Inm ortal Diamond. Stu
dies on Hopkins, ed. by N orm an Weyand, New York, 1949. Yvor W inters, The Poetry of Hop
kins, en On M odem Poets, New York, 1959. G. M. Hopkins, The Poem s (4th. ed.), ed. by W.
H. G ardner and N. H. Mackenzie, Oxford University Press, 1967.
La literatura inglesa del s. X X 553
ble jesuita español, con quien creía tener m uchos puntos de contacto, aun
que reconocía que Rodríguez le aventajaba en abnegación.
H onour is flashed off exploit, so we say;
A nd those strokes once that gashed flesh or galled shield
Should tongue that tim e now, trum pet n ow that field,
And, on the fighter, forge his glorious day.
On Christ they do and on the m artyr may;
B ut be the w ar within, the brand we w ield
Unseen, the heroic breast not outward-steeled,
Earth hears no hurtle then from fiercest fray.
Yet God (that hews m ountain and continent,
Earth, all, out; who, w ith trickling increment,
Veins violets and tall trees m akes more and more)
Could crow d career w ith conquest w hile there w ent
Those years and years by of w orld w ith ou t event
That in Majorca Alfonso w atch ed the door.
Este soneto, escrito en honor del herm ano lego español, tiene toda la fuer
za que proporcionan la sinceridad y la experiencia, y puede com pararse
en belleza a cualquiera de los poemas citados de este gran precursor de
la poesía m oderna.
7 Louis MacNeice, The Poetry o f Yeats, Oxford, 1941. Richard Ellmann, Yeats: the Man and
the Mask, London, 1948. A. Norman Jeffares, Yeats, Man and Poet, London, 1949. T. R. Henn,
The Lonely Tower, London, 1950. Peter Ure, Yeats the Playwright, London, 1963. Idem, Yeats,
Edinburgh, 1963. F. A. C. Wilson, W. B. Yeats and Tradition, London, 1968. R obert Beum, The
Poetic A rt of W illiam Butler Yeats, New York, 1969. W. B. Yeats, Collected Poems, London,
1955. Idem, Collected Plays, London, 1956. Idem, Explorations, ed. by Mrs. W. B. Yeats, collects
The Irish Dram atic M ovement, etc., London, 1962.
La literatura inglesa del s. X X 555
LA POESÍA GEORGIANA
9 Muriel Spark, John Masefield, London, 1957. Esteban Pujals, «John Masefield y los ma
res de España», en Letras de Deusto, núm. 18, 1979. John Masefield, Poems, revised edition,
London, 1948. Idem, The Bluebells and Other Verse, London, 1961. Idem, Old Raiger and Other
Verse, London, 1965. Idem, In Glad Thanksgiving, London, 1966. Idem, Grace Before Ploughing
(Fragments of an Autobiography), London, 1966.
558 Historia de la literatura inglesa
Graves. R obert Graves (n. 1895)10, igual que Masefield, publicó ver
sos en las antologías de Georgian Poetry, y aunque arranca de la tradición
georgiana, consiguió salir de las lim itaciones en que habían perm anecido
bastantes poetas de este grupo. La popular sencillez de la poesía de sus
prim eros tiempos no significa que vaya a quedar cercado por los setos de
un paisaje literario. Su poesía tenderá a am pliarse a la luz de sus experien
cias, por la incorporación de las doctrinas freudianas, de la m etafísica y
la psicología. Pero su sutileza intelectual resulta demasiado insistente, y
m uchas de las composiciones de sus Collected Poems (1938) son tan intros
pectivas que el lector tiene la sensación de encontrarse en un círculo vicio
so. En sus posteriores colecciones —Poems, 1938-45 (1946), Poems and Sati
res (1951) y Poems (1953)— aparece menos intelectual y agrio; su actitud
ante la vida es de m ayor aceptación y generosidad, y su visión se hace
más objetiva. Poemas como «She tells her love while half asleep» («Mani
fiesta su am or medio dormida»), «Conversation Piece», «With Her Lips Only»
(«Sólo con los labios»), «Under the Olives» («Bajo los olivos») y «The S ta r
red Coverlet» («La colcha estrellada») son composiciones líricas —o lírico-
dram áticas— de gran valor. En un principio, creo que Graves puede ser
considerado como hom bre desilusionado e intransigente, que se burla de
lo sagrado y de la grandeza de m uchas cosas de la vida con la dura sinceri
dad de su elaborado verso. Sin embargo, posteriorm ente ha escrito poemas
m uy conseguidos, que, como «Under the Olives» y «The Starred Coverlet»
—Collected Poems (1965)—, atenúan esta impresión. Poems 1965-68 (1968)
y Poems 1968-70 (1970) agrupan poemas, generalm ente cortos, que conti
núan en u n a línea de sinceridad del poeta consigo mismo y contienen mo
m entos de desilusión y otros de rejuvenecimiento. La m ayoría son de ca
rác ter amoroso, y expresan en distintos tonos las experiencias del poeta;
10 M. Kircham, The Poetry of Graves, London, 1969. R obert Graves, Poems, 1914-26, Lon
don, 1927. Idem, Goodbye to All That, An Autobiography, London, 1929; Penguin edition, revi
sed and extended, 1957. Idem, I, Claudius, London, 1934; Claudius the God, London, 1934; Count
Belisarius, London, 1934. Idem, Wife to Mr. Milton, London, 1943. Idem, The White Goddess,
London, 1948; enlarged, 1952. Idem, The Common Asphodel, Collected Essays on Poetry, 1922-49,
London, 1949. Idem, Collected Poems, London, 1978. Ver R. Graves como novelista en el capítu
lo X, subcapítulo 2 de esta obra.
La literatura inglesa del s. X X 559
idealización, de origen tradicional heroico, de los que daban sus vidas por
una causa que consideraban ju sta y noble.
R. Brooke y otros. R upert Brooke (1887-1915)11 escribe inspirado por
este complejo de emociones. Hijo del director del colegio de Rugby, estudia
allí y en Cambridge, y en la tranquila atm ósfera de G rantchester empieza
a escribir sus versos, cuidados y claros, que denotan una vena fácil y un
estilo individual. La guerra term ina con esta agradable forma de vida. Brooke
se alista en la «Naval Division», que fracasa en la defensa de Amberes.
A principios de 1915 es enviado a la cam paña de Gallipoli, en los Dardane-
los, y m uere en Scyron el 23 de abril. Su m uerte adquirió en seguida un
significado mítico para el m undo británico: joven, herm oso y simpático,
valiente y poeta, Brooke fue —como Philip Sidney para los isabelinos—
el ídolo del momento, representante de los sentimientos y de la actitud
de un pueblo que, en general, veía la guerra con triunfalism o. Su volumen
de Collected Poems (1918), que recoge el grupo de sonetos 1914, refleja el
rom ántico patriotism o de los prim eros m eses de la guerra, antes de que
la batalla de La Somme viniera a sem brar la desilusión. El soneto «The
Soldier» —escrito poco antes de su m uerte— fue leído en la catedral de
San Pablo de Londres y sobre él se predicó una homilía. «The Dead» («Los
m uertos») es tam bién un soneto de patriotism o contenido y eficaz, que in
terp reta discretam ente el sentim iento tradicional sobre la guerra.
La m uerte de Brooke no iba a ser un caso singular; su aureolada apo
teosis sim bolizaría la serie de poetas que iban a caer en las trincheras
o a fallecer a causa de la guerra: Julian Grenfell (1888-1915), Charles Sorley
(1895-1915), T. E. Hulme (1881-1917), E dw ard Thomas (1878-1917), Isaac Ro
senberg (1890-1918), etc., y W ilfred Owen (1893-1918). De todos ellos, los
que causan mayor im pacto en el am biente emotivo de la época y elevan
el sentir poético a m ayor realism o y sinceridad son Owen y Sassoon. Es
m uy distinto escribir poesía desde las trincheras que hacerlo desde la reta
guardia; el poeta del frente, asim iladas las prim eras experiencias y puesto
ante la evidencia gris de una guerra estacionaria, de la que no se veía el
fin, sentía desvanecerse sus ilusiones de heroísm o y la soñada brillantez
de su vida, y desde su puesto de servicio empezaba a ver la lucha como
un cruento y monótono sacrificio carente de objetivo. E ra entonces cuando
el poeta de la trinchera sentía la necesidad de expresar experiencias y sen
tim ientos muy distintos de lo exigido por el convencionalismo nacional.
Owen. Así ocurre con W ilfred Owen (1893-1918)l2, m uerto tan sólo
unos días antes del final de la guerra. El sentim iento patriótico al estilo
tradicional se le deshace en las manos, y los años pasados en el frente
11 Christopher Hassall, Brooke: A Biography, London, 1964. Rupert Brooke, Collected Poems,
w ith a Memoir by Edward Marsh, London, 1918. Idem, Poetical Works, ed. by Geoffrey Keynes,
London, 1946. Idem, Prose, ed. by Christopher Hassall, London, 1956.
12 D. S. R. Welland, Owen. A Critical Study, London, 1960. Wilfred Owen, Collected Poems,
ed. by Cecil Day-Lewis, with a Memoir by Edm und Blunden, London, 1963.
La literatura inglesa del s. X X 561
im pregnan sus versos de desencanto. Su poesía es directa y llena de vitali
dad expresiva, y su m étrica —al modo de. Hopkins, a quien no es verosímil
que conociera— evita las cadencias usuales, experim entando con frecuen
cia una form a de rim a asonantada que no carece de efectividad. Sus poe
mas de guerra —Poems (1920)—, lacónicos, evasivos y dram áticos, son co
mo el zarpazo im presionista de un poeta que, actuando sobre la sensibili
dad m ediante una contraposición de imágenes desgarradoras, es capaz de
producir una emoción excepcional. Así, en «Greater Love» («Un am or más
grande») se com paran los labios rojos, el brillo de los ojos, el porte elegan
te, la voz suave y el corazón ardiente de la am ada con la sangre, los ojos
ciegos, los m iem bros tajados por la bayoneta, las m udas bocas de los caí
dos y los corazones atravesados por las balas. En el soneto «Anthem for
Doomed Youth» («Himno p ara una juventud sentenciada»), el poeta se pre
gunta qué cam panas y qué oraciones acom pañarán a los que m ueren como
un rebaño. La contestación es despectivam ente obvia: oraciones, lamentos
y cam panas parecerían una b u rla para ellos, puesto que ahora hace sus
veces «la m onstruosa rabia del cañón» y «el rápido tartam udeo de los ri
fles». Los hom bres llegan a m atarse sin odio y a m orir sin rencor. Llega
un m omento en que todo carece de im portancia. En «Strange Meeting»,
el poeta im agina un encuentro en el m undo de los sueños entre dos enemi
gos, el m atador y su víctima. Pero aquí ya no son enemigos, y el diálogo
se desarrolla con frialdad, en un am biente de desprendido desinterés y ca
ridad despectiva 13.
13 Sólo cuatro de los poemas de Owen aparecieron en los periódicos antes de su muerte.
Edith Sitwell publicó siete en Wheels, n.° 4.
14 Siegfried Sassoon, War Poems (64 poemas), London, 1919. Idem, Collected Poems, 1908-56,
London, 1964. Idem, Memoirs of an Infantry Officer, London, 1930.
562 Historia de la literatura inglesa
15 First W orld War Poetry, ed. by J. Silkin, London, Penguin Books, 1979. R oland Bouys-
sou, Les poètes com battants anglais de la Grande Guerre, Toulouse, 1974. John Lehmann, The
English Poets and the First World War, London, Thames and Hudson, 1981.
La literatura inglesa del s. X X 563
On the Tomb:
Still falls the Rain
16 E dith Sitwell, Taken Care Of, an autobiography, London, 1965. Victoria Glendinning,
Edith Sitwell, a Unicom Am ong Lions, Oxford, 1983. E dith Sitwell, Collected Poems, London,
1957. Idem, The Outcasts, London, 1962. Edith Sitwell tiene estudios sobre: Pope (1930), The
English Eccentrics (1933), Aspects of M odem Poetry (1934), Victoria (1936), A Poet's Notebook
(1943), Fanfarre for Elizabeth (1946) y A Notebook on Shakespeare (1948).
564 Historia de la literatura inglesa
In the Field of B lood where the sm all hopes breed and the hum an brain
Nurtures its greed, that w orm w ith the brow of Cain.
Sobre la tumba.
Cae la lluvia aún
En el campo de la sangre, donde crecen dim inutas esperanzas, y el cerebro
Se nutre de codicia, aquel gusano de ro stro de Caín.) [del hom bre
«Still Falls the Rain» («Cae la lluvia aún», 1940) es uno de sus prim eros
poemas compuestos en esta nueva línea. En él se utiliza la técnica anterior
con brillantez y audaz paralelism o m etafórico para crear una obra genial.
A p a rtir de aquí E dith Sitwell se orientará en un sentido hum anitario y
religioso, síntom a de la profunda transform ación operada en su concien
cia. El progresivo acercam iento al catolicism o y la conversión años m ás
tard e serán lógica consecuencia del estado de ánimo delatado en el barroco
—m etafísico— simbolismo de «Still Falls the Rain». Pero es en las coleccio
nes Street Songs (Canciones de la calle, 1942), Green Song (Canción verde,
1944), The Song of the Cold (La canción del frío, 1945) y Gardeners and
Astronomers (Jardineros y astrónomos, 1953), donde E dith Sitwell conquis
ta cimas insospechadas. Su poesía había adquirido una dimensión nueva,
por el ahondamiento de su visión religiosa. La superación artística de E dith
Sitwell, po r tanto, se debe a una transform ación de carácter m oral y reli
gioso, que la dotó de una calidad fascinadora. Hay una época de su vida
—que va de 1930 a 1940—, en que apenas escribe versos. Después de «Gold
Coast Customs» («Costumbres de la Costa de Oro», 1929) sólo escribió «Ro
mances», y un poema en el que, según confiesa, veía el modo de encontrar
su camino. ¿A qué camino se refiere? Al descubrim iento de una vibración
sobrenatural en el fondo de su conciencia.
Su obra poética escrita después de 1940 no supone en volumen m ás
de un tercio de su producción total. Ahora bien, es por ella por la que.
se la puede considerar como una de las grandes figuras de la poesía occi
dental contem poránea. Este sector de Collected Poems (1957) es el que atrae
y retiene al lector cuando se acerca a su obra en busca de contenido y
revelación, prescindiendo de aspectos críticos y valorativos. Es en el pode
roso atractivo, en el m isterioso encanto de estos amplios poemas de m etro
extenso y cadencias subyugadoras, donde encontram os sus auténticos valo
res. Éste es el sector de su obra que constituye su gran aportación a la
poesía inglesa y europea de nuestro tiempo. Poemas como «Invocation»,
La literatura inglesa del s. X X 565
«An Old Woman» («La anciana») y «The Song of the Cold», entre otros,
transm iten la heladora im presión de que la hum anidad, descam inada por
una fuerza diabólica, se aparta de Dios, de la naturaleza y del amor, para
despeñarse en la noche, en el frío y en la nada. «The two Loves» («Los
dos amores»), poem a escrito probablem ente en 1944, simboliza el verano
de la tie rra y el del corazón del hom bre, y al aludir a la contradicción
entre la energía de la civilización m oderna y su falta de propósito, contra
pone la hipócrita herm andad que reina en el m undo después de extinguirse
el fuego del corazón a la actitud prim itiva. El poem a term ina con una invo
cación angustiosa en que la poetisa se pregunta si Dios va a desdeñar la
flor del m undo, el corazón del hom bre, esta rosa nacida en el barro con
la corola en busca de la luz. «The Shadow of Cain» («La som bra de Caín»,
1947) es una vision del m undo m oderno y una revelación de su significado.
El m undo se halla dividido en dos campos, que se destruyen m utuam ente
desde Caín y Abel: una nación se levanta contra otra, como se levanta el
poderoso contra el humilde, produciéndose la em igración espiritual de to
da la hum anidad hacia el desierto del frío, camino de la hecatom be final,
cuyo prim er símbolo es la explosión de H iroshim a en 1945. «The Shadow
of Cain» es el poema más im portante de los Three Poems of the Atomic
Age (Tres poemas de la era atómica), y uno de los m ás im presionantes de
nuestro tiempo: visión profética de la crisis del m undo m oderno y revela
ción de su significado. «The Canticle of the Rose» (que cierra la trilogía
de los poemas de la era atómica) es un grito hacia Jesús, el Cristo herido,
a quien la poetisa pide que se acerque al hom bre como único consuelo
de n uestra «noche», único alivio en esta «calle del hambre», único fuego
capaz de penetrar y calentar los huesos ateridos de nuestra hum anidad
desam parada. El soplo apocalíptico que mueve los últim os poemas de Edith
Sitwell es innegable, y los símbolos cristianos y las alusiones a la tradición
m ística y literaria de su país denotan una visión religiosa de la vida y un
concepto teológico de la historia hum ana. Su estilo y su tem ática perm ane
cieron en esta línea hasta el final de su vida, y en su últim a obra, The
Outcasts (Los desterrados, 1962), se revela la m ism a inspiración.
17 F. O. Mathiessen, The A chievem ent o f Eliot, London, 1947 (enlarged). Helen L. G ardner,
The A rt of Eliot, London, 1949. George Williamson, A R e a d er’s Guide to Eliot, A poem by poem
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S. Eliot, Edinburgh, 1963. T. S. Eliot, Collected Poems, 1909-62, London, 1963. Idem, Selected
Prose, ed. by John Hayward, Penguin, 1953. Μ. T. G ibert Maceda, Fuentes L iterarias en la Poe
sía de T. S. Eliot, Tesis doctoral, Madrid, Universidad Complutense, 1981.
Para el T. S. Eliot dram aturgo y crítico ver los subcapitulos 3 y 4 del capitulo X de esta obra.
La literatura inglesa del s. X X 567
el a rtista obtiene resultados que ponen de m anifiesto su ironía, su curiosi
dad imaginativa, su aguda m ordacidad crítica.
The w in ter evening settles dow n
W ith sm ell of steaks in passageways.
Six o'clock.
The bum t-out ends of sm oky days.
A nd now a gusty sh ow er wraps
The grim y scraps
Of w ith ered leaves about y o u r feet
Y a la esquina de la calle
Un caballo de punto hum ea y patalea.
Y después se encienden los faroles.)
(«Preludios».)
B lessed sister, holy mother, sp irit of the fountain, sp irit of the garden,
Suffer us not to m ock ourselves w ith falsehood
Teach us to care and not to care
Teach us to sit still
E ven am ong these rocks,
Our peace in His w ill
A nd even am ong these rocks
Sister, m other
And spirit of the river, sp irit o f the sea,
Suffer m e not to be separated
(Bendita herm ana, santa m adre, espíritu de la fuente, espíritu del jardín,
No dejes que nos engañemos con falsedades;
Enséñanos a preocuparnos y a no preocuparnos;
Enséñanos a estar tranquilos
Incluso entre estas rocas,
Con nuestra paz en Su voluntad;
Y aun entre estas rocas,
H ermana, m adre
Y espíritu del río, espíritu del mar,
No dejes que yo quede separado
Four Quartets (Burnt Norton, 1936; East Coker, 1940; The Dry Salvages,
1941; Little Gidding, 1942) es el poema más ambicioso y conseguido de Eliot.
Su título m ism o expresa una e stru c tu ra m usical, basada en esta agrupa
ción de instrum entos de cuerda. Consta de cuatro poemas (unos 1.000 ver
sos), y en cada uno de ellos se suceden alternancias m editativas y líricas,
com binadas con precisión. La form a de los «cuartetos» es más sutil y com
pleja que la de los poemas anteriores. Four Quartets es un poem a alegóri-
La literatura inglesa del s. X X 569
co, de carácter filosófico y religioso, en el que Eliot expresa en form a poé
tica y m usical la solución personal del problem a de su propia existencia.
Aquí, la división inicial del alm a del poeta queda superada por una acepta
ción estoica de fondo cristiano: la com prensión intelectual y emotiva, de
base definitivam ente religiosa. La influencia de la m ística española es evi
dente. Como todo gran poeta, Eliot experim enta con su verso, y sus obras
buscan la solución de problem as propios que, de paso, ayudan a resolver
problem as de sus semejantes. Cada «cuarteto» contiene un contraste entre
la vida tem poral y el momento sin tiempo, o «el punto de intersección»
de lo intem poral con el tiempo, motivo que puede considerarse como un
reflejo de la intervención del Verbo en el mundo. El argum ento central
del poema es la auténtica percepción de lo intem poral en nuestra vida,
así como la trascendental condición de nuestra tem poralidad:
Time present and. tim e p a st
Are both perhaps present in tim e future,
And tim e future contained in tim e past.
If all tim e is eternally present
All tim e is unredeemable.
18 Louis MacNeice, Collected Poems, 1925-48, London, 1949, Idem, Collected Poems, ed. by
E. R. Dodds, London, 1966. Idem, The Strings are False. An Unfinished Autobiography, ed.
by E. R. Dodds, London, 1965. Idem, M odem Poetry. A Personal Essay, Oxford, 1938; 1968.
Idem, The Poetry o f W. B. Yeats, Oxford, 1941.
La literatura inglesa del s. X X 571
And we sat in trains all night
With the w in dow s shut am ong civil guards and peasants
(Y me acuerdo de España
Por Pascua, m adura como una breva p a ra la sublevación y la ruina.
Y el Escorial
Siem pre frío p or dentro como el corazón del Rey Felipe.
Es la actitud realista de un hom bre que tiene una indiscutible visión críti
ca, si bien periférica. Sus ojos parecen detenerse en la superficie de las
cosas: atm ósfera política enrarecida, desajuste social y administrativo, po
breza, medievalismo; es decir, el anacrónico medievalismo que p a ra él era
la religión. En este poema se refiere con ironía a las diversiones de los
españoles y a sus glorias pasadas. La directa y realista proyección de su
pensam iento no le perm itió ver en España cierta grandeza, gracia indiscu
tible y valores espirituales que están m ás allá de no pocos de estos desajus
tes. La m ism a actitud continuará en los poemas de 1941-44, como puede
verse en «Prayer before Birth» («Oración antes de nacer»). El poema es
característico del exhibicionismo de la época, precursor de los «angry young
men» y de los «angry old men» de nuestro tiempo. Aquí es el hom bre toda
vía no nacido quien protesta de las dificultades a que le va a som eter la
sociedad. El m undo y la vida ya no se consideran como una escuela o un
dram a de consecuencias trascendentales, sino una m ansión de sufrim iento
y de falsedad destructora del individuo.
Tanto A utum n Journal (1938) como m uchos poemas de sus Collected
Poems (1949) y A utum n Sequel (Secuela de otoño, 1954) son, más que autén
tica poesía, un docum ental que expresa el disgusto e insatisfacción ante
572 Historia de la literatura inglesa
19 Stephen Spender, The S till Centre, London, 1939. Idem, Collected Poems, London, 1955.
Idem, The Generous Days, Boston, 1969. Idem, W orld W ithin World. Autobiography, London,
1951. Crítica literaria: The D estructive E lem ent, London, 1935. The Creative Elem ent, London,
1953. The Struggle of the M odem , London, 1963.
La literatura inglesa del s. X X 573
Clean silence drops at night, when a little w alk
D ivides the sleeping armies, each
H uddled in linen w oven by rem ote hands.
When the m achines are stilled, a com m on suffering
W hitens the air w ith breath and m akes both one
As though these enem ies slept in each other's arms.
(«Two Armies».)
20 Cecil Day-Lewis, Overtures to Death, London, 1938. Idem, Collected Poems, London, 1954.
Idem, Pegasus and Other Poems, London, 1957. Idem, The Newborn, London, 1957. Idem, The
Gate and Other Poems, London, 1962. Idem, The Room and Other Poems, London, 1965. Idem,
The Abbey that Refused to Die, London, 1967. Idem, The Whispering Roots, London, 1970. Críti
ca literaria: The Poetic Image, London, 1947. Idem, The Buried Day (Autobiography), London, 1960.
La literatura inglesa del s. X X 575
el político inglés en un «week-end» de pesca, p a ra dar la sensación de que
todo m archa satisfactoriam ente —se refiere a N. C ham berlain^; una m a
ravillosa exhibición de aviones y dem ostraciones de artillería; todo, natu
ralm ente, para el bienestar y la paz de los hom bres. Pues bien, el hombre
que ve con tan ta claridad lo que ocurre en la E uropa de su tiempo; el
autor de «The Nabara», extenso poema narrativo, al parecer sincero, sobre
la libertad y el heroísmo, inspirado en el valor de unos m arinos vascos
frente al crucero Canarias en la guerra de España, se quedó mudo —como
todos los de su grupo— para cantar las hazañas, repetidas docenas de ve
ces, de los aviadores ingleses en la «Battle of Britain» (verano y otoño de
1940) contra el mismo enemigo. ¿Qué había ocurrido? En el poema «Where
are the W ar Poets?» («¿Dónde están los poetas de la guerra?») nos lo dice
m anifestando su desengaño y el derrum bam iento de su ideal. Sin embargo,
en otras ocasiones, aflora una triste esperanza en m edio de la desilusión
y un sentido de cam aradería en la catástrofe. El enemigo —nacional
socialismo y fascism o— que en la G uerra de E spaña le parecía tan terrible,
en la Segunda G uerra M undial había dejado de existir: lo lamentable, el
verdadero m al, era la guerra en sí misma. E sta desilusión política del poe
ta es paralela a otras desilusiones en el m undo privado y sentimental. Los
poemas «Marriage of Two» («Matrimonio de dos»), «Married Dialogue» («Diá
logo matrim onial») y «Ending» («Final») describen con sinceridad la desilu
sión amorosa. Escribe en el primero:
So they were married, and lived
H appily for ever?
Such extravagant claim s are not in h eaven ’s gift
Much less e a rth ’s, where love is chanceful as weather:
Say they were married, and lived.
The w alks by the lake, the w in ter of perfect com m union; To-morrow the bicycle races
Through the suburbs on su m m er evenings: but to-day the struggle.
The stars are dead; the anim als w ill not look:
We are left alone w ith our day, and the tim e is sh ort and
H istory to the defeated
May say Alas b u t cannot help or pardon.
22 E steban Pujáis, España y la Guerra de 1936 en la poesía de Roy Campbell, Madrid, 1959.
Peter Alexander, Roy Campbell. A Critical Biography, Oxford University Press, 1982. Roy Camp
bell, Mithraic Emblems, London, 1936. Idem, Flowering Rifle, London, 1939. Idem, Collected
Poems (3 vols.), London, 1949-60. Idem, Light on a Dark Horse, Autobiography, London, 1951.
La literatura inglesa del s. X X 581
Barker. Entre los poetas im portantes que siguen inm ediatam ente al
grupo de Oxford, los m ás politizados son B arker y Fuller. Las facultades
poéticas de George B arker (η. 1913)23 se desarrollan tem pranam ente. Su
23 George Barker, C ollected Poems, 1930-55, London, 1957. Idem, C ollected Poems, 1930-65,
New York, 1965. Idem, D ream s of a Su m m er Night, London, 1966. Idem, The Golden Chains,
582 Historia de la literatura inglesa
The sand
W ept as he fell... The Miura
Groaned as he gored his god.
O expiation!
The sw o rd and horn
Sleep side by side. Justice. You, kings, die.
Between this m an and this bull a m yth is bom .
La arena
Lloró al verle caer... El M iura
Mugió al cornear a su dios.
¡Oh, expiación!
El estoque y el cuerno
Duermen el uno ju n to al otro. Justicia. Vosotros, reyes, morís.
E ntre este hom bre y este toro ha nacido un mito.)
Barker tiene dos estilos muy diferentes —uno realista y otro visionario—,
que en ocasiones alterna; sus obras no parecen de la misma pluma. A veces
mezcla los dos estilos en el m ism o poem a de tal suerte que lo real y lo
imaginativo entran en conflicto. Esto queda patente en sus Collected Poems
1930-1955 (1957). Sin embargo, en Dreams o f a Sum m er Night —donde des
tacan dos poemas conmem orativos sobre Louis MacNeice y T. S. Eliot—,
descubrim os «The Stabat Mater», una composición arm ónica y compacta,
de im presionante claridad y fuerza poética, y el ambicioso poema de veinte
páginas que da nom bre a la colección, en el que, utilizando el procedimien-
London, 1968. Idem, Runes and R hym es and Tunes and Chimes, London, 1969. Idem, A t Thur-
garton Church, London, 1969. Idem, Poem s of Places an d People, London, 1970. Idem, In Me
m ory of D avid Archer, London, 1973. Idem, Dialogues, etc., London, 1976. Idem, Villa Stellar,
London, 1978.
La literatura inglesa del s. X X 583
to alusivo concreto de Eliot y la difum inada y evocativa ambientación sin
tética de Dylan Thomas, alcanza, en mi opinion, la plenitud que de él se
esperaba. Las colecciones The Golden Chains (Cadenas de oro, 1968) y Runes
and Rhym es and Tunes and Chimes (Runas y rimas y tonadillas y repiques,
1969) contienen afortunadas poesías líricas y satíricas de dos estrofas, y
melodías y poem itas líricos que siguen la tradición de las canciones de
cuna. «At T hurgarton Church» («En la iglesia de T.», 1969) es un poema
de cierta extensión dedicado a la m em oria de su padre. Consiste en una
m editación sobre la vida y la m uerte, que term ina con el doloroso pensa
m iento de que, al desligarse el hom bre de todo vínculo espiritual, se ha
reducido a la carne y a ella debe atenerse, «porque, ahora, sabemos con
desesperación que la Justicia se hará, y que m orirem os en el b arro que
tenemos y merecemos, sin esperanza de Juicio Final».
La poesía de B arker escrita después de 1970 denota m adurez intelectual
y una serenidad que es fruto del paso de los años y de la sedimentación
de las experiencias del poeta. No es que B arker haya cambiado radicalm en
te; pero, dentro de su línea, se descubre una aclim atación a la realidad.
Poems of Places and People (Poemas de lugares y gentes, 1970) empieza con
el citado poem a «At Thurgarton Church», incluye el interesante y extenso
«Venusberg», y cautiva al lector con las composiciones dedicadas a Eliot
y a W atkins, con la navideña «To you old ox at the stall» («A ti viejo buey
del establo») y con el bello poema lírico sobre los principios o esencias
de la vida y de la m uerte «How could we ever know» («Cómo podríam os
llegar a saber»). In Memory of David Archer (1973) es una colección que
m uestra cómo el poeta se ha superado a sí mismo. La m ayoría de los poe
mas que contiene son m editativos y líricos; en ellos aparecen el verso largo
y la vena cantora que caracterizan la poesía de Barker. La m uerte, en sí
m ism a o en contraste con la vida, constituye el tem a principal del libro.
Dialogues, etc. (1976) es otro conjunto de orientación sem ejante a la de las
últim as colecciones. En él destacan: «We shall a t last have tim e enough»
(«Al fin nos quedará tiem po suficiente»), de tem a amoroso, escrito en terce
tos m enores, líricam ente expresivos; el inquisitivo «The velocities of re
m orse and love» («Las velocidades del rem ordim iento y del amor»); «Mi
randa», evocación del am or falaz y de estilizada ferocidad italiana, y el
hum orístico y sabiam ente escéptico «Poem composed by an ageing ape at
an IBM typew riter» («Poema compuesto por un mono viejo en una m áqui
na de escribir IBM»), Barker m edita a m enudo sobre errores del pasado
y se em peña en m anifestar la verdad, consiguiéndolo, m uchas veces, con
gran eficacia poética. La belleza, sutileza y originalidad rítm ica que Yeats
atribuía en 1935 a la poesía de Barker, siguen vigentes. George B arker es
uno de los pocos poetas de la generación siguiente a la de Auden que, sien
do emotivo y a m enudo lírico, es capaz de expresarse con claridad m eridia
na. Villa Stellar (1978) es un conjunto que presenta aspectos y estilos que
recuerdan m uchos m omentos de sus volúmenes anteriores: unos, llanos y
evidentes; otros, líricos o juglarescos. El tono m ás acentuado de este libro
es el interrogativo. No pocas de sus composiciones se estru ctu ran en torno
a un quién, un qué, un cuándo o un cómo; o un dónde, un hay o un ¿quie
584 Historia de la literatura inglesa
res? El poeta, ya entrado en años, dogm atiza y critica menos, y pregunta
más. M uchas se sitúan en Italia, como indica el título, aunque no especifica
ni lugar ni tiempo, y en ellas aparecen alusiones a personajes o lugares
célebres de aquel país.
24 Roy Fuller, Collected Poems, London, 1962. Idem, Buff, London, 1965. Idem, N ew Poems,
London, 1968. Idem, Off Course, London, 1969. Idem, Tiny Tears, London, 1973. Idem, From
the Joke Shop, London, 1975. Idem, Poor Roy, London, 1977. Idem, The Reign of Sparrows,
London, 1980.
La literatura inglesa del s. X X 585
momento de la acción. «October 1940» es un buen poema de The Middle
of the War que m anifiesta abiertam ente los sentim ientos del poeta en cuan
to a esto.
En 1962 publicó sus Collected Poems; a p a rtir de entonces han apareci
do Buf f (Cuero de búfalo, 1965), New Poems (1968) y Off Course (Fuera de
rumbo, 1969). La p arte más característica de Buf f es «Το X.» («A X.»), se
cuencia de veintiún poemas de quince versos con repeticiones de villanela.
Son composiciones de amor, dolor y desengaño contenidos. Es lo m ás lírico
que se encuentra en Roy Fuller. Las composiciones de New Poems son rea
listas, muy cercanas al quehacer monótono de la vida, y toda la colección
tiene una expresión dura. Off Course es un manojo de poemas breves, en
los que se refleja el desencanto, la m onotonía de la vida y lo efímero de
la belleza femenina. Roy Fuller tiene gran capacidad de adueñarse de ideas
e imágenes, y cuando aprovecha sus cualidades y depura la expresión de
sus concepciones políticas y sociales escribe poemas muy eficaces. Es pe
netrante y preciso; puede alcanzar incluso cierta tensión emotiva. Carece
de tern u ra y hum or, y el espejo en que se refleja su visión de la vida es
lóbrego y algo opaco.
Fuller ha publicado posteriorm ente varias colecciones, que contienen
poemas —o m om entos— de cierta originalidad. En ellas sigue, por lo gene
ral, el cauce seco y desilusionado que le caracteriza. Tiny Tears (Lágrimas
menudas, 1973) es un volumen de poemas, m uchos de ellos sin rima, que
contienen más pensam iento que emoción. Así «The Literary Life in Late
Middle-age» («La vida literaria al rozar los sesenta años»), composición de
silusionada, de sólo dos estrofas, no dem asiado coherentes; «At T. S. Eliot's
M emorial Service» («En el funeral de T. S. Eliot»), que, al describir este
acto, ofrece valoraciones del Eliot de sus años mozos, del hom bre que re
presentaba el «escritor revolucionario» de su juventud. Los doce poemas
en prosa titulados «Song Cycle from a Record Sleeve» («Ciclo de canciones
de una funda de disco», que se habían publicado por separado en 1972),
se refieren todos a pájaros, y están am bientados en el paisaje y en el inte
rés del poeta por las aves. Son composiciones introspectivas, suaves y me
lancólicas, muy alejadas del estilo norm al de este autor. From the Joke
Shop (De la tienda de objetos de broma, 1975) contiene m ás de sesenta poe
mas, la m ayoría escritos en tercetos sin rima. Hay en ellos observación,
exactitud, inteligencia, desilusión y, a veces, no sólo ironía, sino una consi
derable dosis de sarcasmo. Citaré los dos últimos: «Being» («Ser») y «Af
ter» («Después). En el prim ero, m edita el poeta sobre el no ser, y llega
a la convicción de que no existir no debe de ser desagradable. En «After»,
es partiendo de la naturaleza, y de la seguridad de que los dafodelos flore
cerán, como se llega a la conclusión desoladora de que el hombre, que
sabe tan poco de la vida práctica, tiene que aceptar el hecho de que las
revoluciones no aspiran a nada más elevado que una form a m ás cómoda
de vida. Poor Roy (Pobre R., 1977) es un volumen de extensión parécida
a la de los anteriores. Vemos en él cómo Fuller, de acusador y revoluciona
rio, se está convirtiendo en un observador más comprensivo de la vida dia
ria, posiblem ente porque no queda o tra alternativa. Dos poemas de esta
586 Historia de la literatura inglesa
colección, significativos y distintos, son «The Game of Life» («El juego de la
vida»), una especie de símil de la existencia, basado en el conocido juego de
dados y el recorrido de cuadros sobre un tablero de serpientes y escalera; y
«On the River Cherwell» («Sobre el río Cherwell»), cuadrito de dos estrofas
sobre el río de Oxford, que corre, surcado de cisnes, por los campos de
la Universidad. Este últim o es uno de los poemas apacibles de Roy Fuller.
Su volumen The Reign of Sparrows (El reino de los gorriones, 1980) ofrece
composiciones introspectivas y evocadoras m ás o menos afortunadas, co
mo las que se incluyen en la secuencia «In His Sixty-Fifth Year» («En sus
sesenta y cinco arios»), donde la expresión pugna por revelar el sentim iento
o el pensam iento. Es muy interesante el incisivo poema «School Time, W ork
Time» («Hora escolar, hora de trabajo»), que contrapone el placer con que
un financiero contem pla desde el asiento de su opulento coche a unas es
beltas colegialas, y la indiferencia con que las jovencitas pondrían los ojos
en él y en su cartera, si por un acaso imposible se volvieran a m irarle.
El tono de esta colección, sin ser pesim ista, es melancólico; quizá dem asia
do m elancólico respecto al paso del tiem po y a la edad del poeta.
Prince. F rank T. Prince (η. 1912)“ , aunque no cree ser un poeta que
haya tra tad o tem as de guerra, adm ite que la instrucción m ilitar y los años
de servicio le pusieron en contacto con m uchos aspectos prácticos de la
vida, despertando en él la conciencia de la com unidad en que se veía inte
grado. Su adm irable poem a «Soldiers Bathing» («Soldados bañándose») su
pone u n a interpretación religiosa de la vida, una com prensión hum ana de
las ansias de vivir que llenaban las venas de unos hom bres amenazados
25 E steban Pujáis, La poesía inglesa del siglo XX, Madrid, SGEL, 1980. Vernon Scanneíl,
N ot w ith ou t Glory. Poets of the Second W orld War, London, 1976.
26 Frank T. Prince, Soldiers Bathing, London, 1954. Idem, The Doors of Stone, London, 1963.
Idem, M em oirs in Oxford, London, 1970. Idem, Collected Poems, London, 1977.
La literatura inglesa del s. X X 587
27 Charles Causley, Union Street, Aberdeen, The University Press, 1957. Idem, Underneath
the Water, London, 1968. Idem, The Tail of the Trinosaur, B rockham pton Press, 1973. Idem,
Collected Poem s 1951-75. Idem, Here We Go Round the R ound House, Leicester, New Brown
Press, 1976.
588 Historia de la literatura inglesa
28 Alun Lewis, Ha! Ha! Among the Trumpets, w ith a prologue by R obert Graves, London,
1944. Idem, Selected Poetry and Prose, w ith a biographical .introduction by I. Hamilton, Lon
don, 1966.
590 Historia de la literatura inglesa
Los poemas de Alun Lewis figuran en la colección Ha! Ha! Am ong the Trum
pets (¡Ja, ja! Entre las trompetas, 1944), edición prologada por Robert Graves.
En 1966 se publicó el volumen Selected Poetry and Prose, que contiene la
colección anterior y ocho narraciones en prosa, entre ellas «The Last Ins
pection» («La últim a revisión»), «Prívate Jones» («El soldado Jones»), «Al
m ost a Gentleman» («Casi un caballero») y «The Orange Grove» («El naran
jal»), En ellas se percibe el ritm o, la gracia y la finura de hum or y senti
m iento de su autor.
29 John Guenther, Sidney Keyes: A Biographical Inquiry. London Magazine E dition, 1980.
Sidney Keyes, Collected Poems, ed. with intr. and a M emoir and notes by Michael Meyer, Lon
don, 1945. Idem, Minos o f Crete, ed. by Michael Meyer, London, 1949.
La literatura inglesa del s. X X 591
des realidades del am or y la m uerte, que en la guerra cobraban especial
relieve. No tiene la calidad m usical de Alun Lewis, ni la capacidad delatora
de Keith Douglas; pero lo caracteriza una serena y honda expresión perso
nal. Sus Collected Poems, publicados en 1945, recogen poemas tan notables
como «William W ordsworth», «St. John Babtist», «All Souls: a Dialogue»
(«Dia de los difuntos: diálogo»), «The Bards» y «The Foreign Gâte» («La
puerta extranjera»). En «The Promised Landscape» («El paisaje prom eti
do»), «Two Offices of a Sentry» («Dos turnos de un centinela») y «The Wil
derness» («El desierto») se m anifiestan m uy eficazm ente sus preocupa
ciones:
How shall I sing for you
Sharing only
The scared dream o f a soldier:
A young man's unbearable
Dream o f possession?
Minos of Crete (Minos de Creta, 1949) es una colección de dram as, narracio
nes y poemas juveniles, sacada de los cuadernos de Sidney Keyes. Su publi
cación, como la de los Collected Poems, fue cuidada por Michael Meyer.
31 David Gascoyne, Man's Life is this Meat (1936). Idem, Collected Poems, London, 1965.
32 The New Apocalypse (1939), The White Horseman (1941) y The Crown and the Sickle
(1944).
594 Historia de la literatura inglesa
de los poetas del grupo de Oxford. En particular, los citados tienen un
concepto diferente del mundo, una actitud m ás contemplativa, una visión
profundam ente lírica, y no se dejan a rra s tra r por ilusiones de reform ism o
social. Reaccionan contra el intelectualism o y el realism o de la poesía de
inspiración política y buscan la solución a sus problem as éticos y espiri
tuales en la m isteriosa fuerza de la vida, en la fusión del hom bre con la
naturaleza, en la unidad del amor, en la biología y en la cosmología, en la
fascinadora semejanza entre la sangre y los ríos, las células y las estrellas.
33 Henry Treece, Dylan Thomas, London, 1945; 1957. Elder Olson, The Poetry of Dylan Tho
mas, University of Chicago Press, 1954. Derek Stanford, Dylan Thomas. A Literary Study, Lon
don, 1954. John M. Brinnin, Dylan Thom as in America. An intim ate Journal, Boston, 1955. Dylan
Thomas, The Legend and the Poet, ed. by E. W. Tedlock, London, 1960. John Ackerman, Dylan
Thomas. His Life and Work, London, 1964. Constantine Fitzgibbon, The Life of Dylan Thomas,
London, 1965. Dylan Thomas, Collected Poem s 1934-52, London, 1952. Idem, The Poems, ed.
and intr. by Daniel Jones, London, 1971; 1978. Idem, Poemas, selección, traducción y prólogo
de Esteban Pujals, Madrid, Adonais, 1955; version bilingüe, Madrid, Visor, 1976. Idem, Letters
to Vernon Watkins, ed. w ith an intr. by Vernon W atkins, London, 1957. Idem, Selected Letters,
ed. by Constantine Fitzgibbon, London, 1966. Idem, Portrait of the A rtist as a Young Dog, Lon
don, 1954. Idem, Under Milk Wood. A p la y for voices, London, 1954. Idem, Quite E arly one
Morning (Broadcasts), Norfolk, Conn., 1954. Idem, A dventures in the Skin Trade (Stories), N or
folk, Conn., 1954.
La literatura inglesa del s. X X 595
The force that through the green fuse drives the flower
Drives m y green age; that blasts the roots o f trees
Is m y destroyer.
And I am dum b to tell the crooked rose
My youth is bent by the same wintry fever.
(«The force that through the green fuse drives the flower».)
34 K athleen Raine, Watkins. Poet o f Tradition, Anglo-Welsh Review, 14, 1964. Vernon W at
kins, Ballad of Mari Lwyd, London, 1941. Idem, The Lam p and the Veil, London, 1945. Idem,
La literatura inglesa del s. X X 597
The Lady with the Unicom, London, 1948. Idem, The Death Bell (Poems and Ballads), London,
1954. Idem, Cypress and Acacia, London, 1959. Idem, Selected Poems 1930-60, London, 1967.
Idem, Fidelities, London, 1968.
35 Laurie Lee, The Sun m y Monument, London, 1944. Idem, The Bloom of Candles, Lon
don, 1947. Idem, The Voyage o f Magellan. A dram atic chronicle fo r radio, London, 1948. Idem,
Peasant's Priest, A play, Canterbury, 1954. Idem, My Many-Coated Man, London, 1955. Idem,
Selection, London, 1960. Idem, A Rose for Winter, Travels in Andalusia, London, 1955. Idem,
Cider with Rosie, London, 1959. Idem, The Firstborn, London, 1964. Idem, As I Walked out
One M idsum m er Morning, Autobiography, London, 1969.
598 Historia de la literatura inglesa
(El sol m i m onum ento, 1944), seguida de The Bloom of Candles (Floración
de velas, 1947) y My Many-Coated Man (Mi hombre de muchas chaquetas,
1955). Las características esenciales de su poesía son la pureza, la delicade
za y una utilización directa de la síntesis; su actitud es intransigentem ente
lírica. A pesar de pertenecer a una generación dom inada por las preocupa
ciones políticas y sociales, su poesía perm anece impoluta, libre de las con
tam inaciones propagandísticas de nuestro tiempo. Laurie Lee se acerca al
m undo físico y a la vida con el frescor de u n a m añana prim averal m edite
rránea. Nacido en el campo, tiene el sentim iento auténtico de la naturaleza
y un vínculo indestructible con la tierra, los anim ales y las plantas. Su
radio de acción no es amplio; no puede serlo, pues su am or a la naturaleza
es total y absorbente; la naturaleza renovada cada día, cada estación, con
exuberancia y belleza inagotables, como suprem a lección m oral de hum il
dad y lirismo.
Poemas como «Milkmaid» («La vaquera») y «The Three Winds» («Los
tres vientos») son perlas del género bucólico; en «Day of these Days» («Día
de estos días») y «April Rise» («Amanecer de abril») resuena el canto m ati
nal de la naturaleza; «At Night» («De noche) y «Thistle» («Cardo») m ás sub
jetivos, funden al poeta con el objeto en un auténtico fuego imaginativo;
en «Twelfth Night» («Noche de Reyes») y en «The E aster Green» («El ver
dor de Pascua») late una percepción religiosa evasiva:
36 John Heath-Stubbs, Selected Poems, London, 1965. Idem, Satires and Epigrams, London,
1968. Idem, Artorius, London, 1973. Idem, Indifferent Weather, London, 1975. Idem, The Watch
man's Flute, Manchester, 1978.
37 Para una apreciación de la poesía de John Heath-Stubbs, v er el capítulo XII de mi libro
La poesía inglesa del siglo XX, Madrid, SGEL, 1980.
38 D. Hoffman, «Muir: The Story and the Fable», en Yale Review, 55, 1966. Ian Jack, «Ed
win Muir», en Filología Moderna, 6, Madrid, 1968. Willa Muir, Belonging. A Memoir, London,
1968. Edwin Muir, Collected Poems 1921-58, ed. by Willa Muir, London, 1960. Idem, Essays
on Literature and Society, London, 1965. Idem, Sir Walter Scott's Lectures 1940-8, Edinburgh,
1950. Idem, An Autobiography, revised ed., 1954; London, 1964.
600 Historia de la literatura inglesa
Each reflects the other's face
Till heaven in hers and earth in his
Shine steady there.
K athleen Raine. Aunque había colaborado en New Verse por los años
treinta, Kathleen Raine (η. 1908) 39 no tuvo cierta notoriedad hasta que, en
1943, apareció su prim er volumen de poemas, Stone and Flower (Piedra
y flor). La publicación de sus Collected Poems (1956) le otorgó el prestigio
de que hoy goza. La poesía de Kathleen Raine es esencialm ente lírica y
produce la im presión de haber sido escrita con gran sinceridad. Es una
poesía contenida, sosegada y austera. No es que no refleje la lucha y las
contradicciones de la vida; pero consigue presentarse como una solución
39 Kathleen Raine, Collected Poems, London, 1956. Idem, The Hollow Hill and other Poems
1960-4, London, 1965. Idem, Six Dreams and other Poems, London, 1968. Idem, The Lost Country,
London, 1971. Idem, On a Deserted Shore, London, 1973. Idem, The Oval Portrait, London,
1977. Idem, Defending Ancient Springs, Essays in Literature, London, 1967. Idem, Blake and
Tradition, London, 1969. Idem, Faces of Day and Night, Autobiography, London, 1972.
La literatura inglesa del s. X X 601
40 John Betjeman, Collected Poems, compiled and intr. by the Earl of Birkenhead, London,
1958; 1970. Idem, Sum m oned by Bells, London, 1960. Idem, High and Low (incluido en Collec
ted Poems, 1970), London, 1966. Idem, A Nip in the Air, London, 1974.
La literatura inglesa del s. X X 603
1970), Sum m oned by Bells (Convocado por las campanas, 1960) y A Nip in
the Air (Un aire que corta, 1974). Fue nom brado poeta laureado en 1972.
Aunque la relación de poetas ingleses que por una u otra razón han
vivido en países m editerráneos y han escrito sobre ellos podría ser extensa,
los más destacados de este grupo son Spencer, D urrell y Ross.
LA POESÍA RECIENTE
44 Blake Morrison, The M ovement (English Poetry and Fiction of the 1950’s.), Oxford Uni
versity Press, 1980.
La literatura inglesa del s. X X 605
45 Kingsley Amis y John Wain, como poetas, se estudian en el capítulo XIV de mi libro
La poesía inglesa del siglo xx, Madrid, SGEL, 1980.
46 José M. Jaumá, La poesía de Philip Larkin, tesis doctoral, Universidad de Baracelona,
1979. Andrew Motion, Philip Larkin, London, 1982. Philip Larkin, The North Ship, London,
1945. Idem, The Less Deceived, London, 1955. Idem, The W hitsun Weddings, London, 1964.
Idem, High Windows, London, 1974.
606 Historia de la literatura inglesa
Las vacas dejan un m omento de rum iar. El sol se oscurece como si se en
volviera en una bufanda de bochorno.
The dead go on before us, they
Are sitting in God’s house in comfort,
We shall see them face to face—
Plain as lettering in the chapels
It was said, and for a second
Wives saw m en o f the explosion
Larger than in life they maneged—
Gold as on a coin, or walking
Somehow from the sun towards them,
One showing the eggs unbroken.
47 D. J. Enright, The Laughing Hyena, London, 1953. Idem, Bread Rather than Blossoms,
London, 1956. Idem, Some Men are Brothers, London, 1960. Idem, Addictions, London, 1962.
Idem, Old Adam, London, 1965. Idem, Selected Poems, London, 1968. Idem, Foreign Devils,
London, 1972. Idem, Daughters o f Earth, London, 1972. Idem, R hym e Times, Rhyme, London,
1974. Idem, Sad 1res, London, 1975. Idem, Paradise Illustrated, London, 1978. The Oxford Book
o f Contemporary Verse 1945-1980, chosen by D. J. Enright, Oxford University Press, 1980. Idem,
Collected Poems, Oxford University Press, 1981.
La literatura inglesa del s. X X 609
48 Elizabeth Jennings, Poems, London, 1953. Idem, A Way of Looking: Poems, London, 1955.
Idem, A Sense of the World: Poems, London, 1958. Idem, The Mind Has Mountains, London,
La literatura inglesa del s. X X 611
B ut soon it comes...
N ot simply the ache
Of a particular need,
B ut also the general hunger,
As if the flesh were a house
With too m any empty rooms.
1966. Idem, Collected Poems, London, 1967. Idem, The A nim als’ Arrival, London, 1969. Idem,
Lucidities, London, 1970. Idem, Relationships, London, 1972. Idem, Growing-Points, London,
1975. Idem, Consequently I Rejoice, Manchester, 1977.
612 Historia de la literatura inglesa
49 Ted Hughes, The Hawk in the Rain, London, 1957. Idem, Lupercal, London, 1960. Idem,
Crow, London, 1970. Idem, Selected Poems, M anchester, 1972. Idem, Season Songs, London,
1976. Idem, Sunstruck, Knotting, Bedfordshire, 1977. Idem, Gaudete, London, 1977. Idem, Cave
Birds, London, 1978. Idem, Moortown, London, 1979.
614 Historia de la literatura inglesa
Un cuervo grazna, las urracas andan inquietas; todo ofrece un aspecto de
solador. La visión del campo que nos presenta Hughes en este poema —y
en otros de esta colección— es realista y desilusionada. Artísticam ente lo
grada, por su precisión y su inexorable realismo, la im presión que nos cau
sa es de tristeza y abandono; se siente la actitud desam parada del hombre
desplazado, que se ve acorralado y como fuera de su ambiente; actitud
totalm ente distinta de la del campesino, que se adapta pacientem ente a
su situación, sacando ventaja de las circunstancias, por adversas que al
ciudadano le parezcan. Ted Hughes estuvo casado con la poetisa norteam e
ricana Sylvia Plath, que se quitó la vida el año 1963.
LA POESÍA «UNDERGROUND»
52 John Fuller y Christopher Logue se estudian con relativa am plitud en el capítulo XIV
de m i libro La poesía inglesa del siglo X X, Madrid, SGEL, 1980.
53 Véase Jeff Nuttall, Bomb Culture, London, Paladin, 1970.
La literatura inglesa del s. X X 617
Arden. En el poem a del dram aturgo John Arden (n. 1930) «Here I Come»
(«Aquí vengo»), se encuentra la sorda p ro testa del hom bre empequeñecido
y desalentado por la inm ensidad de un Londres abrum ador, de un ser que
camina por unas calles desam paradas y huérfanas de am or, pero cada vez
m ás apretadas de edificios.
CONTINUIDAD CREADORA
55 Peter Porter, Once Bitten, Twice Bitten, London, 1961. Idem, Poems Ancient and Modem,
Lowestoft, Suffolk, 1964. Idem, Solem n Adultery at Breakfast Creek, London, 1968. Idem, A
Porter Folio, London, 1969. Idem, The Last o f England, Oxford University Press, 1970. Idem,
After Martial, Oxford University Press, 1972. Idem, Preaching to the Converted, Oxford Univer
sity Press, 1972. Idem, Living in a Calm Country, Oxford University Press, 1975. Idem, The
Cost of Seriousness, Oxford University Press, 1975. Idem, English Subtitles, Oxford University
Press, 1981. Idem, Collected Poems, Oxford, 1983.
620 Historia de la literatura inglesa
coloquial. Acaso los más característicos del grupo sean M artin Bell y Peter
Porter, que, por su actitud de protesta radical, recuerdan a los dram atur
gos Osborne y Wesker. Peter P orter es el m ás destacado, y, como puede
verse en la serie de volúmenes que ha escrito, cada uno de sus libros supe
ra al anterior. En general, es un poeta satírico, ingenioso y preciso; pero
esto no quiere decir que su poesía sea documental, ni que tenga aspectos
de reportaje. Porter ha dicho que sus poemas se han polarizado desde un
principio en el arte y en la vida de todos los tiempos. Algunos de los que
con m ás ingenio combinan el pasado y el presente se encuentran en sus
versiones de Marcial. Porter tiene igual facilidad p ara la invención mordaz,
de carácter coloquial, que para el estilo epigram ático culto o la sátira exu
berante y ruda, aunque nunca descienda a la ocurrencia im prem editada
o a la fácil espontaneidad. Su caudal de conocimientos y sus intereses son
muy amplios, y la originalidad de sus censuras es en extremo vivaz y poli
facética. Tomando como motivo a Londres, cosmos sintético de la cultura
urbana actual, y recurriendo al depósito de m ateriales que le proporciona
la historia, ha conquistado una sólida reputación poética, situada en la tra
dición de Pope y Byron. En una época en que la m usa satírica no parece
inclinada a dispensar m ucha inspiración, la obra de Peter Porter puede
servir de ejemplo a los poetas que se interesen por las costum bres actuales
y quieran denunciarlas en un lenguaje directo pero comedido.
Once Bitten, Twice Bitten (Una vez mordido, dos veces mordido, 1961)
fue la p rim era colección de poem as de Porter, y, a su publicación, el autor
fue celebrado ya como un satírico de no poco talento y una gran prom esa
p ara este género poético. Es un conjunto de m ás de cuarenta composicio
nes sobre la vida m oderna, m uchas de las cuales revelan su empuje acusa
dor. El poem a que da título al volumen, «Once Bitten, Twice Bitten; Once
Shy, Twice Shy» («Una vez m ordido, dos veces mordido; una vez tímido,
dos veces tímido»), presenta a un tram pero de conejos, y pone en contraste
el am anecer —«la plateada aurora»— y la alegría del cazador con la suerte
que han corrido los sim páticos roedores. En «Beast and Beauty» («La bes
tia y la bella») se acentúa la im presión de dureza. En un momento dado,
una bonita joven, vestida con ropa de París, escoge como am ante a un m u
chacho. Es experim entada y culta, tiene veintiún años, y el joven está en
cantado de su buena fortuna. Le m aravilla la exquisita educación de la
m uchacha. Pero hay «sofisticaciones» que m atan. Pronto deja el joven de
recibir respuesta a sus llamadas, y se le niega la oportunidad de estar con
ella. Degradado de nuevo por la beldad al nivel de bestia, lo vemos comien
do en los Lyons, aburrido y solitario, añorando el «sabor de m ujer en la
boca». «Somme and Flanders» es un poema evocativo de la Prim era G uerra
Mundial, m uy bien construido y eficaz, epigram ático, excelentem ente rim a
do y medido. Los parientes caídos en la guerra inspiran la plum a del poeta;
los campos de labor aparecen cercados de alam bres de espino; las mieses
de cruces m aduradas a fuego de granada em ergen de la semilla de los cuer
pos; el barro, la sangre y las trincheras; el asalto por encima de los parape
tos, con la bayoneta calada, avanzando h asta que el cronómetro de la m uerte
dé la hora. Un m undo hecho de nervios y de barro.
La literatura inglesa del s. X X 621
56 George MacBeth, The Broken Places, Lowestoft, Suffolk, 1963. Idem, A Doomsday Book,
Lowestoft, Suffolk, 1965. Idem, The Colour of Blood, London, 1967. Idem, Collected Poems
1958-1970, London, 1971. Idem, A Poet’s Year, London, 1973. Idem, Elegy for the Gas Dowsers,
Rushden, N ortham ptonshire, 1974. Idem, In the Hours Waiting for the Blood to Come, London,
1975. Idem, Poems o f Love and Death, London, 1980.
624 Historia de la literatura inglesa
It makes Vietnam
in the Pushkin industry.
The revolution
starts in his breathing:
It makes Vietnam
in the Whitman industry.
(«Written on the Road o f Cemeteries
Leading to the Airport at Vienna».)
Fabrica un Vietnam
en la industria de Pushkin.
La revolución
empieza en su aliento:
un dos, un dos
Fabrica un Vietnam
En la industria de Whitman.)
(«Escrito en la ru ta de los cementerios
que lleva al aeropuerto de V».)
57 Adrian Mitchell, Poems, London, 1964. Idem, Out Loud, London, 1968. Idem, Ride the
Nightmare, London, 1971. Idem, Cease-Fire, London, 1973. Idem, The Apemen Cometh, London,
1975.
La literatura inglesa del s. X X 627
odio a unos y afecto a otros, y odio a otros y afecto a unos; h asta que,
llegado a los tre in ta años, reacciona en este tono:
When we meet
in the m idnight hour
country girl
I w ill bring you nightflowers
coloured like your eyes
in the moonlight
in the m idnight
hour
I remember
Your cold hand
held for a m om ent among strangers
58 Adrian Henri, The Mersey Sound, Harmondsworth, Penguin Books, 1967. Idem, The Mer
sey Sound, edic. 1974 (muy aumentada). Idem, Poems for Wales and Six Landscapes for Susan,
Gillingham, Kent, 1970. Idem, Autobiography, London, 1971, Idem, America, London, 1972.
630 Historia de la literatura inglesa
Recuerdo
Tu mano fría
cogida un momento entre extraños
cogida un m om ento eijtre goteantes áíboles
a medianoche.
(«A medianoche».)
59 B rian Patten, The Mersey Sound, H arm ondsworth, Penguin Books, 1967; 1974. También
colabora en Love, Love, Love, ed. by Pete Roche, London, 1967, y en C'mon Everybody, ed.
by Pète Morgan, London, 1971. Idem, Little Johnny's Confession, London, 1967. Idem, Notes
to the Hurrying Man, London, 1969. Idem, When You Wake Tomorrow, London, 1972. Idem,
The Unreliable Nightingale, London, 1973. Idem, The Irrelevant Song, London, 1975. Idem, E m
m a ’s Doll, London, 1976.
632 Historia de la literatura inglesa
El cielo se em purpuraba
Su vestido yacía en una silla junto a la ventana
En el tem prano atardecer se había desprendido de él
E staba despierta y soñaba
Su cabeza estaba libre de sombras
Su vientre resplandecía
Nunca m e había imaginado un cuerpo tan herm oso
Nunca me había imaginado un cuerpo tan dorado
En el tem prano atardecer nos habíam os asom brado mutuamente.
(«En el tem prano atardecer».)
do de Co. W.», que sobresalen por su hum anidad, sencillez y profunda cap
tación de la realidad. Otros, como «The Banished Gods» («Los dioses deste
rrados») y «The Snow Party» («La fiesta de la nieve»), ensanchan la visión
hacia horizontes geográficos y cronológicos más amplios, sin perder hon
dura ni sugestión. Seamus Heaney (η. 1939) es considerado como uno de
los poetas m ás im portantes de la Irlanda de hoy. Ha publicado, entre otros
volúmenes de poesía, Death of a Naturalist (La muerte de un naturalista,
1966) y Field Work (Campo de trabajo, 1979). Sus Selected Poems 1965-1975
(1980) justifican su renom bre y hacen pensar que no fue una simple frase
generosa la utilizada por Robert Lowell cuando dijo que Heaney era el
m ejor poeta irlandés desde Yeats. En este volumen, que incluye una selec
ción de composiciones de sus cinco colecciones prim eras, aparece Heaney
como poeta del campo, que siente y vive la vida ru ra l y consigue sintetizar
la en su obra con la fuerza de su palabra directa e incisiva. Seamus Heaney
es el poeta que más nos acerca a la labranza y a las gentes que la realizan:
detalles de las faenas, nom bres de los aperos y la visión del am biente como
es. Así en «Digging» («Cavando») nos re tra ta a su padre, azadón en mano,
rom piendo la gleba, sem brando patatas o m atando hierba; todo con la sol
tura, el ím petu y la pericia del hom bre que, nacido en el oficio, lleva tantos
años ejerciéndolo que no nota el esfuerzo. «Blackberry-Picking» («Cogiendo
moras») es un precioso poema cam pestre, que aviva recuerdos de infancia
en toda persona que conozca el ám bito rural, y tiene tanto de bucólico
como de hum ano e irónico. «Follower» («Seguidor») recuerda al niño que
sigue a su padre m ientras éste ara, y él se tam balea o cae en el surco;
es, a la vez, fiel retrato del hom bre que, em puñando la m aneera y con el
chasquido de la lengua, dom ina el arado y guía al caballo en una labor
perfecta. El contenido de «The Barn» («La granja»), «Churning Day» («Día
de hacer m antequilla») y «The Diviner» («El zahori») lo expresan con preci
sión los títulos; «Thatcher» («El constructor de tejados de paja») y «Gifts
of Rain» («Dádivas de la lluvia») reflejan la realidad ru ra l con propiedad
de imágenes y lenguaje. Field W ork es un volumen de poemas elegiacos
y amorosos, en el que aparece u n a secuencia de diez sonetos —«Glamore
Sonnets»— que sintetizan varios de los tem as de la colección. El libro am
plía los lím ites de Selected Poems 1965-1975, alude al compromiso del artis
ta literario con su vocación, y se refiere a la vulnerabilidad de las cosas
de la vida ante las circunstancias y la m uerte. No sé de poeta de lengua
inglesa que conozca el campo, las labores rurales y los instrum entos de
labranza m ejor que Seamus Heaney, y que utilice este conocimiento con
m ayor precisión para su finalidad artística 60.
A lo largo de esta exploración po r los caminos de la poesía inglesa del
siglo XX hemos encontrado una considerable variedad de reacciones y ac
titudes, que constituyen la respuesta del hom bre inglés, en cuanto poeta,
a la constante pregunta del m undo y de la vida en su circunstancia actual.
60 Douglas Dunn y Derek Mahon están bien representados en The Oxford Book of Contem
porary Verse, chosen by D. J. Enright, Oxford University Press, 1980. Para Seamus Heaney,
véase: Blake Morrison, Seamus Heaney, London, Methuen, 1982. Seamus Heaney, Selected Poems
1965-1975, London, Faber, 1980. Idem, Field Work, London, Faber, 1979.
La literatura inglesa del s. X X 635
Hacia el fin del siglo xix, la novela se hallaba firm em ente establecida
como género literario. En 1884, Henry James, en The Art of Fiction, expli
caba el cam bio que se había operado y determ inaba el lugar que le corres
pondía a la novela en el campo de la literatura. E ra el momento en que
M eredith, W alter Pater, Henry Jam es, Conrad y George Moore se imponían
el deber de cultivar la novela con estricto rigor artístico y dedicar a su
composición el cuidado tradicionalm ente concedido a la poesía y al dram a.
Sin embargo, los ideólogos y teorizantes se aprovecharon del género como
vehículo de crítica social y p a ra satirizar las costum bres establecidas. El
principal en esta línea fue Butler, que se sirvió de la novela p ara demoler
las tradiciones victorianas y la utilizó como advertencia crítica de la socie
dad futura.
1 E rnest A. Baker, The History o f the English Novel, vol. 10: Yesterday, New York, 1957.
Ricardo Gullón, Novelistas ingleses contemporáneos, Zaragoza, 1945. Lionel Stevenson. Idem,
vol. 11: Yesterday and After, New York, 1967. W alter Allen, The English Novel (A Short Critical
History), London, 1957. Idem, Tradition and Dream (The English and American Novel from the
Twenties to Our Time), London, 1964. S. Diana Neill, A Short History o f the English Novel,
New York, 1964. Frederick R. Karl, A Reader’s Guide to the Contemporary English Novel, Lon
don, 1963. Henry Reed, The Novel Since 1939, The B ritish Council, 1964. P. H. Newby, The
Novel 1945-50, The B ritish Council, 1951. W alter Allen, The Novel To-day, The B ritish Council,
1960. Paul West, The M odem Novel (2 vols.), London, 1963. Anthony Burgess, The Novel Now,
London, 1967. Contemporary Novelists, ed. by Jam es Vinson, London, 1976.
2 H. F. Jones, Butler. A M emoir (2 vols.), London, 1919. Malcolm Muggeridge, The Earnest
Atheist, London, 1936. P. N. Furbank, Sam uel Butler, Cambridge, 1948. Philip Henderson, B ut
ler: The Incarnate Bachelor, London, 1953. Basil Willey, Darwin and Butler, London, 1960. Sa
m uel Butler, Works (20 vols.), ed. by H. F. Jones, London, 1923-6. The Essential Butler, ed.
by G. D. H. Cole, London, 1950. Erewhon; Erew hon Revisited y The Way o f All Flesh se encuen
tra n en la colección Everyman's Library de Londres.
La literatura inglesa del s. X X 637
3 Samuel Butler, The Authoress o f the Odyssey (1897). También trad u jo la Iliada y la Odi
sea en prosa en 1898 y 1900.
638 Historia de la literatura inglesa
él, ya estaba casada: Finalm ente E rnest tiene la suerte de heredar la fortu
na de una tía suya, y puede dedicarse a la litera tu ra p ara el resto de su
vida. La sátira de B utler contra la fam ilia victoriana está inspirada en sus
propias experiencias, y resulta devastadora.
6 Los Plym outh B rethren era una congregación religiosa que surgió hacia 1830 y carecía
de reglas concretas y jerarquía especial.
La literatura inglesa del s. X X 641
narraciones, The Untilled Field (El campo virgen, 1903), fue el resultado
de su prim er contacto con Irlanda. Pero Moore no e ra hom bre de vida reti
rada; a pesar de los lazos que lo unían a sus com patriotas fundadores del
Teatro literario irlandés de principios del siglo XX, regresó a Londres, y
vivió en la casa 121 de Ebury Street —cerca de Victoria Station—; allí
residió h asta su m uerte. Héloïse and Abelard (1921), Daphnis and Chloe
(1924) y Aphrodite in Aulis (1930) son obras características del Moore de
este período. Es de singular interés The Brook Kerith (El torrente Κ., 1916),
bellísim a narración de la vida de Jesús, puesta en boca de José de Arima-
tea. En ella se describe a Jesús como un pastor de palestina vinculádo
a la herm andad de los esenios, am ante de la naturaleza y con una visión
panteísta del mundo. Al oír la predicación, de Juan Bautista, se llena de
entusiasm o y cree ser el Mesías prom etido por las escrituras. Aunque des
pués se arrepiente am argam ente de su presunción, sus enemigos, los sacer
dotes, lo llevan a la cruz. Rescatado de la m uerte por José de Arimatea,
éste lo cuida y fortalece, y Jesús vuelve a su com unidad esenia. Es curioso
e irónico el hecho de que Pablo, que cree en la doctrina de Cristo resucita
do, se encuentra años más tarde con él, y, a pesar de las declaraciones
antem esiánicas de Jesús, insiste en em barcarse p ara Italia a predicar la
nueva religión. El libro es una interpretación racionalista del origen del
cristianism o presentada con sencillez, tern u ra y una intensa belleza. Moore
se distingue en sus obras como escritor de reconocida integridad artística,
que tiene el poder de revelar la belleza oculta en los aspectos más insospe
chados y poner de m anifiesto la fuerza de la fatalidad que dignifica los
m omentos m ás grises de la vida.
7 Jocelyn Baines, Conrad. A Critical Biography, London, 1959. G. Jean-Aubry, Conrad: Life
and Letters (2 vols.), London, 1927. M. C. Bradbrook, Conrad: Poland’s English Genious, Cam
bridge, 1941. Albert J. G uerard, Conrad the Novelist, Cambridge, Mass., 1958. Ernest A. Baker,
«Conrad», en The History of the English Novel, vol. 10, New York, 1957. J. I. M. Stewart, «Con
rad» en Eight Modern Writers, OHEL, Oxford, 1963. Idem, Joseph Conrad, 1968. Joseph Conrad,
Works, Uniform edition (22 vols.), London, 1923-8.
642 Historia de la literatura inglesa
nico y adoptó, el nom bre de Joseph Conrad. Siguió navegando h asta 1898,
y los accidentes y aventuras de sus viajes a Bangkok, Mairas, Bombay, Sin-
gapur, el archipiélago malayo, A ustralia y el Congo se reflejan en relatos
como Youth, The Nigger of the «Narcissus», Typhoon, Heart of Darkness.
En el velero Torrens, camino de Adelaida, en 1891, se encontró con el fu tu
ro novelista John Galsworthy, con el que trabó gran amistad. Fue en esta
travesía cuando Conrad empezó a escribir su prim era novela, Almayer's
Folly (El disparate de A., 1895), que relata la vida de Kaspar Almayer en
u n a localidad m ercantil junto al río Pontai, en Borneo. El título se refiere
a la fabulosa m ansión que el protagonista se hizo construir, inducido por
los sueños del tesoro que esperaba encontrar en el interior del país. La
carre ra de Conrad como m arino duró unos veinticinco años. Los otros vein
ticinco que le quedaban los dedicó a una disciplina menos azarosa, pero
m ás exhaustiva, ya que, además de no ten er buena salud, se sentía a m enu
do m entalm ente agotado o encontraba dificultades p ara com poner con la
agilidad necesaria. Hay que tener en cuenta que Conrad escribe en inglés,
su lengua adoptiva, y esto no deja de causarle problem as, aunque el escri
to r que hay en él consiga solucionarlos; precisam ente por eso su estilo,
exuberante, luminoso y exótico, resulta con frecuencia más sugestivo.
Poco antes de retirarse de la m ar, Conrad se casó con Jessie George
(1896), m ujer de gran prudencia y bondad, que en seguida com prendió que
no estaba a la altura de su m arido, y procuró subsanar sus propias defi
ciencias relacionándolo con amigos de categoría intelectual. E ntre los ú lti
mos años del siglo XIX y los prim eros del XX publicó Conrad sus novelas
de tem a m arítim o. The Nigger of the «Narcissus» (El negro del «N.», 1897)
apenas tiene argum ento. Es u n a narración im presionista de sus propias
experiencias en el viaje de Bombay a Londres por el Océano Indico y ro
deando el Cabo de Buena Esperanza en el barco Narcissus. La novela es
psicológica, y expone el dram a hum ano de un grupo de hom bres que se
enfrentan con el m ar en uno de sus m om entos más terribles. La descrip
ción de la tem pestad en el Cabo es m agnífica y evoca con el m ayor realis
mo los peligros del m ar y el tem or de los m arineros. Los polos de la trip u
lación son el londinense Donkin y el gigantesco negro James Wait. El uno,
sedicioso y complicado; el otro, motivo de superstición para los m arineros,
p o r creer que la m ala suerte había entrado en el barco. La m uerte del
negro apacigua los ánimos de la tripulación y trae vientos favorables p ara
el Narcissus. En Typhoon (1903), Conrad tra ta de modo más com pacto y
eficaz el tem a de una tem pestad horrorosa y sus consecuencias en la
conducta de la tripulación y de los pasajeros, trabajadores chinos que re
gresaban a su país. En Lord Jim (1900), otro relato de m ar y de acción,
el protagonista, un piloto inglés, tiene la cobardía de abandonar el barco
por tem or a su hundim iento. En cambio, en otra circunstancia, habiendo
recobrado la confianza y el amor, sabe m o rir dignamente, compensando
con su honroso final sus anteriores deficiencias. Heart of Darkness (Cora
zón de tinieblas, 1902) está inspirada en las experiencias personales de Con
rad m ientras navegaba por el río Congo. Aparece ya aquí la mezcla de de
sorden, corrupción y bravura que vemos am pliada en Nostromo, elementos
La literatura inglesa del s. X X 643
que posteriorm ente ha sabido utilizar con tan ta eficacia Graham Greene
en sus novelas coloniales am ericanas, Nostromo (1904) es una de las mejo
res narraciones de Conrad. La acción sucede en una m ina de plata de una
república hispanoam ericana, y el protagonista es un genovés que se hace
im prescindible p ara los dueños ingleses y p ara los trabajadores de la mina.
La política ineficaz y localista del gobierno de Costaguana, y su ambición
por lucrarse de una m ina antes abandonada, que ha puesto en m archa de
nuevo la em presa privada de los Gould, se ponen de m anifiesto en la actua
ción de los caciques políticos y de la prensa. E stá m uy logrado el retrato
de Nostromo, hom bre servicial e insustituible, m erecedor de la confianza
de todos los que lo rodeaban, pero que al final sucum be por avaricia ante
unos lingotes de plata cuyo paradero sólo él conocía. La obra es un incisivo
estudio del conflicto entre el idealismo m oral y los intereses m ateriales.
En The Secret Agent (1907), obra considerada de lo m ejor de Conrad, se
presenta la personalidad y la m entalidad del agente secreto, y el conjunto
de motivos que subyacen en el fondo de las acciones hum anas. La estructu
ra argum entai la proporciona el intento de volar el observatorio de Green
wich. Conrad tenía la certeza de que la m entalidad ru sa opera de modo
distinto que la occidental. En su novela Under Western Eyes (Con ojos occi
dentales, 1911) se propone interpretar las motivaciones hum anas de un grupo
de refugiados políticos rusos que viven en Génova y continúan sus conspi
raciones en un am biente de desconfianza y traición. Conviene hacer cons
ta r que Conrad detestaba tanto a los revolucionarios como a los opresores.
Con Chance (Coyuntura, 1913) y Victory (1915), vuelve a la novela de acción
y de viajes; en ellas intenta dem ostrar lo azaroso y coyuntural de los acon
tecim ientos y las dificultades que para com prenderse encuentran los hu
manos. Sus protagonistas son hom bres singulares. Ambos relatos son a un
tiempo novelas de am or y de aventura que llevan el sello y tienen la pro
fundidad característica de su autor.
La ideología de Conrad es sencilla; su credo personal es la fidelidad
a unas cuantas cosas esenciales. Sus novelas m uestran u n a concepción fa
talista de la vida, frente a la cual no cabe m ás que la resignación. El hom
bre, frecuentem ente cobarde y corrom pido, se ilusiona ciegamente con fal
sas esperanzas; sucum be por falta de fortaleza, o queda destruido por las
fuerzas naturales. Es una am arga ironía que la m uerte sea su única posibi
lidad de triunfo. El método de Conrad consiste en investigar a fondo la
conciencia del hom bre para descubrir los motivos de la acción; su n arrati
va se esfuerza por revelar el carácter de" sus personajes a lo largo de suce
sivas actuaciones y cambios de tiempo y lugar. Su filosofía de la vida y
sus exigencias artísticas le llevan a la conclusión de que las ambiciones
m ás nobles del m undo no se realizan, y que el hom bre, a pesar de sus
anhelos de dicha, es un agente de m iseria y sufrim iento. Conrad estima
que en la novela es tan im portante el a rte como el contenido. El mar, la
política, las dificultades de los hom bres frente a la naturaleza y frente a
sí mismos, son sus grandes temas. Las fuentes de su narrativa eran sus
propias experiencias. Para él, como p ara Henry Jam es, la novela era el
género literario m ás revelador, pues esta form a de vida im aginada resulta
más clara que la realidad y más verosímil que el documento histórico.
644 Historia de la literatura inglesa
10 N. Nicholson, H. G. Welts, London, 1950. M. M. Meyer, H. G. Wells and his Family, Edin
burgh, 1956. B. Bergonzi, The Early Wells, M anchester, 1961. M. R. Hillegas, The Future as
Nightmare: Wells and the Anti-utopians, New York, 1967. L. Dickson, H. G. Wells: His Turbulent
Life and Times, London, 1969. Lionel Stevenson, «Wells», en The History of the English Novel,
vol. 11, New York, 1967. H. G. Wells, Works, The Atlantic edition (28 vols.), 1924-7. Idem, Works,
London edition, 1934. Idem, The Shape o f Things to Come, London, 1933. Idem, Experim ent
in Autobiography, London, 1934. Idem, The Happy Turning. A Dream of Life, London, 1945.
Idem, M ind at the E nd o f its Tether, London, 1945.
La literatura inglesa del s. X X 647
que cam ina fatalm ente hacia su destructor enfrentam iento con el sol. El
panoram a observado por el inventor no puede ser m ás opresivo y, contra
riam ente a lo que pudiera esperarse de Wells, nada esperanzador respecto
de las consecuencias de la doctrina evolucionista y el determ inism o mar-
xista, representados aquí por las dos razas hum anas mencionadas: los pla
centeros y arcádicos «eloi», elegantitos y desprovistos de inteligencia, y
los eficaces y tecnificados «morlocks», desalm ados y terribles. La sátira
contra la falta de visión sobrenatural de los que deberían tenerla se en
cuentra en The Wonderful Visit (La visita maravillosa, 1895), donde, al apa
recer un ángel en una villa de Sussex, precisam ente un clérigo le dispara
un tiro creyéndolo un ave extraña y ejem plar único p ara su colección. En
The Invisible Man (El hombre invisible, 1897 Wells presenta el tem a de
lo peligroso que resulta el funcionam iento de la inteligencia científica des
provista de la compasión hum ana. La narración, que tiene afinidades con
el Frankenstein de Mary Shelley, expone la tragedia del científico que, des
pués de descubrir la posibilidad de hacerse invisible, no logra recobrar
lá condición norm al y pierde su condición de hom bre civilizado^retroce
diendo a un estado de salvajismo y desesperación. The War of the Worlds
(La guerra de los mundos, 1898) es la dram atización de la idea de una posi
ble invasión de los habitantes de M arte, por el hecho de ser éste el planeta
m ás cercano a la tierra, m ás antiguo que ella y, por tanto, habitado por
seres vivos, hipotéticam ente m ás inteligentes que los hom bres y dueños
de técnicas destructoras hum anam ente eficaces. La invasión se realiza: los
m arcianos, tan malvados como preparados p ara el vuelo espacial y p ara
la guerra, se trasladan a la tie rra con sus form idables cohetes, y .con sus
infernales instrum entos arrasan nuestro planeta, destruyendo a la raza hu
m ana y su civilización. Pero los m arcianos no son inmunes contra las bac
terias, de las cuales serán víctim as, y gracias a ellas la tierra se salvará
del aniquilam iento total. Los pocos terrestres que sobreviven a la catástro
fe aparecen en un estado prim itivo, y se reagrupan y organizan p a ra empe
zar de nuevo el curso de la h istoria hum ana. Los procedim ientos científi
cos y técnicos imaginados por Wells a fines del siglo XIX siguen interesan
do en la actualidad, porque el hom bre de hoy se da cuenta de que estos
inventos, que han llegado a ser de dominio común, con su carga a la vez
positiva y diabólica, pueden transform ar la realidad de la m anera más asom
brosa, y esta eventualidad siem bra el desasosiego y trastorna las concien
cias..'Wells escribió otras novelas científicas, como The Island of Dr. Mo
reau, (La isla del Dr. Μ., 1896), When the Sleeper Wakes (Al despertar de
un sueño, 1899), The First Man in the Moon (El prim er hombre en la luna,
1901), The Food for the Gods (Manjar de dioses, 1904). The War in The Air
(La guerra en el aire, 1908): nada se había escrito tan interesante en este
género, y lo más sorprendente es la profética imaginación científica de Wells
que se anticipa a no pocas invenciones y m odalidades bélicas, incluida la.
bom ba atómica,
Con la publicación de Kipps, Wells se orienta hacia la novela fam iliar
y social. En esta obra, el instinto de superación del protagonista —un m u
chacho de fam ilia humilde, que consigue enriquecerse— le hace e n tra r en
La literatura inglesa del s. X X 649
relación con un grupo cultural y social que no es el suyo, por el cual es
halagado y a la vez engañado. Pero Kipps se da cuenta a tiempo, y por
m era intuición de la realidad vuelve a su base socio-cultural, conecta de
nuevo con Ann, su prim era novia, que guarda religiosam ente la m itad de
la m oneda de seis peniques que él le había entregado un día como prueba
de amor, y siguen el camino adecuado a su clase y a su modo de ser, Tono-
Bungay (1909) es una de las exposiciones más notables de la disolución
de la sociedad inglesa de fines del siglo xix y del advenimiento de los lla
m ados nuevos ricos. Al establecer el contraste descriptivo entre el mundo
aristocrático de Bladesover Hall, con su dignidad decadente, y el nuevo
m undo de los comerciantes, tan audaces y vitales como desaprensivos, Wells
se presenta como un reform ador social que censura los atropellos y desór
denes de la vida m oderna. Tono-Bungay es el nom bre de un producto medi
cinal que apenas es más que agua destilada. Con el apoyo de la propagan
da, el m aravilloso tónico enriquece de modo fabuloso a sus inventores, Ed
w ard y George Ponderevo, tío y sobrino, protagonistas de la novela. Des
pués de no pocas aventuras y alguna bancarrota, George se hace famoso
como propulsor de la aviación y constructor de destructores rápidos para
la m arina. La sátira que en esta novela se hace de la inquieta y dislocada
sociedad m ercantil m oderna es tan m ordaz como divertida. Ann Veronica
(1909) es un amplio estudio de la vida de una joven liberada de las restric
ciones fam iliares y m orales de la sociedad contem poránea que en su día
fue considerado inm oral por la franqueza con que Wells aborda las relacio
nes amorosas y quebranta las convenciones sociales. Ann Veronica reacciona
contra la opresión fam iliar, estudia biología, se distingue en el movimiento
sufragista y establece relaciones íntim as con jóvenes de distinto sexo. Este
retrato de m ujer, que no pasa de esbozo teórico, provocó una ruidosa pro
testa, aunque pronto fue superado por la libertad de acción y de conducta
que estableció la sociedad misma. Wells no pretendía aquí otra cosa que
hacer una presentación adecuada de las exigencias psicológicas y económi
cas de la m ujer en la nueva estru ctu ra social. The History of Mr. Polly
(1910) es una novela realista, llena de te rn u ra y hum or, sobre la baja clase
media inglesa, y está excelentemente realizada, gracias al conocimiento que
Wells tenía del am biente social en el que se desarrolla. El tem a de Marriage
(Matrimonio, 1912) constituye una noble proclam ación doctrinal, y se cen
tra en la im posibilidad de encontrar la paz y la felicidad de la pareja si
no se rechazan los tradicionales objetivos de éxito m undano. La unión
hom bre-m ujer tiene que ser generosa, vital y libre y debe buscar la perfec
ción personal por el am or desinteresado de los que constituyen la pareja.
La novela sociológica y didáctica de Wells com prende muchos títulos.
The New Machiavelli (Los nuevos M., 1911) es un estudio de las doctrinas
políticas y sociológicas m odernas, estructurado en form a biográfica. The
World Set Free (El m undo liberado 1914) describe una guerra europea ficti
cia, que se realiza con bom bas atómicas y radioactividad. Al fin de la catás
trofe, un gobierno m undial aplicará esta energía p a ra establecer el orden
y elim inar la pobreza. E sta fantasía científica de Wells, situada en el año
1958, fue su últim a obra de este género. The Undying Fire (El fuego inapla
650 Historia de la literatura inglesa
11 Virginia Woolf, Mr. Bennett and Mrs. Brown, London, 1924. W alter Allen, Arnold Ben
nett, London, 1948. D. Barker, Writer in Trade. A View o f Bennett, London, 1966. O. H. Davis,
The Master. A Study of Bennett, London, 1966. E rnest A. Baker, «Bennett», en The History
o f the English Novel, vol. 10, New York, 1957. Arnold Bennett, Minerva edition: 7 novels, Lon
don, 1926. Idem, Short Stories Today and Yesterday, 10 Stories, London, 1928. Las principales
novelas de A. Bennett se encuentran en la colección Penguin.
La literatura inglesa del s. X X 651
retrata con tanto detalle en sus grandes novelas. Hijo de un procurador,
estudió leyes, colaboró algún tiempo con su padre, y, más tarde, hasta el
año 1900 fue subdirector y director de la revista Woman. En 1903 se trasla
dó a Francia; se casó con una francesa, y vivió en París, y sobre todo en
Fontainebleau, h a sta 1912. D urante la Prim era G uerra M undial escribió
artículos para el Daily News y otros periódicos; luego prestó servicios vo
luntarios en el M inisterio de Información, y hacia el fin de la guerra fue
director de Propaganda. Es autor de unos ochenta volúmenes, entre nove
las, cuentos, ensayos, artículos y dramas; no escribió poesía, hecho que
puede considerarse significativo. En todas sus obras m uestra dominio téc
nico del lenguaje y profesionalidad y dedicación como escritor; pero su
fam a se basa en unas cuantas novelas, sobre todo en las que describen
la vida de Five Towns '2, las cinco poblaciones en que se crió y pasó los
prim eros años de su vida. Bennett es un escritor realista, naturalista a
veces, al menos desde el punto de vista inglés. En sus novelas no se propo
ne revelar ni la filosofía ni la sociología del cuadro histórico y geográfico
que presenta; lo que le interesa es ofrecer una p intura concreta de la gente
común. D etallista y observador de la vida hum ana, concibe con nitidez sus
pesonajes, y les concede gran libertad ideológica. Siente la m ayor sim patía
por las clases desfavorecidas, y rechaza con firm eza la estrechez mental
del am biente provinciano; pero no se deja a rra s tra r a las tram pas en que
suele caer el reform ador social, y no se presta a p in ta r un cuadro que
no responda a la realidad. Es un novelista objetivo, enam orado de la vida
gris de la zona industrial alfarera de su juventud, y, conociendo los defec
tos de esta form a de vida, tiene la rara facultad de convertirlos en belleza.
Lo mismo sucede cuando se tra ta de evocar el carácter de aventura y ro
m anticism o que tienen las vidas de las gentes corrientes que pueblan sus
novelas, lo cual constituye uno de los m ayores atractivos de sus principa
les obras. Su diálogo suele ser excelente; pero su prosa no puede compa
rarse, por ejemplo, con la de su contem poráneo John Galsworthy. Bennett
es un tanto insensible a las gracias y finos m atices de la lengua. Conviene
recordar que Bennett procede de la típica clase m edia comercial e indus
trial, m ientras que Galsworthy desciende de las clases profesional y aristo
crática; sus estilos reflejan esta diferencia de am bientes y de formación.
Cuando Bennett se instaló en París en 1903, ya había escrito una novela
interesante, Anna of the Five Towns (A. la de las Cinco Ciudades, 1902).
En ella n a rra la vida de una joven en el distrito de las cinco ciudades,
y describe el am biente industrial, m onótono y triste de esta zona con un
estilo que realza eficazmente el contenido d e j a obra. Sin embargo, esta
fuerza gráfica descriptiva no se desarrollaría plenam ente hasta 1907, cuan
do en Fontainebleau se dispuso a escribir, inspirado por A M um m er’s Wife
(1884), de George Moore 13, su obra m aestra, The Old W ives’ Tale (Histo
ria de dos ancianas, 1808), excelente novela que, en contraste con un fondo
12 Las cinco ciudades alfareras del condado de Stafford son: Tunsall, Burslem, Hanley,
Stock-on-Trent y Longton.
13 En 1920 Bennett le confesó a George Moore que los prim eros capítulos de su novela
le habían abierto los ojos p ara ver la naturaleza rom ántica del distrito de Five Towns.
652 Historia de la literatura inglesa
14 E rnest A. Baker, «Galsworthy», en The H istory o f the English Novel, vol. 10, New York,
1957, H. Ould, John Galsworthy, London, 1934. M. E. Reynolds, M em ories of G alsworthy by
his Sister, London, 1936. D. Barker, The Man o f Principle. A View of Galsworthy, London, 1963.
D. Holloway, John Galsworthy, London, 1968. John Galsworthy, Works, M anaton edition (30
vols.), New York, 1922-36; London, 1923-35. Idem, Novels, Tales and Plays, Devon edition (18
vols.), New York, 1926-7. Idem, Works, Grove edition (26 vols.), London, 1927-34.
La literatura inglesa del s. X X 655
lientè de este estrato social era el sentido de posesión. La propiedad consti
tu ía el símbolo de su poder: y éste es el estandarte que se enarbola cons
tantem ente en The Forsyte Saga (La. saga de los F.), historia de una familia
inglesa durante setenta años. La fam ilia Forsyte representa el instinto de
propiedad en grado máximo, y pone el suprem o triunfo personal en la ca
pacidad adquisitiva y retentiva del período económico anterior al de los
monopolios capitalistas y al de la absorción de la riqueza por el Estado:
eventualidades que ningún auténtico Forsyte, forjado en el seno de una
filosofía y una sociedad individualista, hubiera podido concebir ni tolerar.
Con su im ponente Forsyte Saga, Galsworthy hace p ara un período poste
rior lo que Trollope hizo en el suyo, aunque en sentido inverso; si Trollope
describe la sociedad ru ra l inglesa con sus proyecciones en la capital, Gals
worthy re tra ta la pudiente, laboriosa, adquisitiva y culta clase m edia del
Londres de fines del siglo xix y comienzos del xx, y sus incursiones hacia
el campo. Estam os en otra época, y en The Forsyte Saga ocurrirán hechos
que no suceden en las obras de Jane Austen ni en las de Trollope, como
el trem endo choque, en prim er plano, entre Irene y su m arido Soames For
syte. La pretendida solución de todos los problem as m atrim oniales mediante
el divorcio no se había generalizado aún. Pero, aunque la obra de Gals
worthy constituya por su am plitud y por el espacio tem poral que abarca
una especie de historia social de un período, en el fondo es una novela
de costum bres, una descripción de la vida fam iliar y de las relaciones ínti
m as y sociales de u n a vasta familia. La Saga empieza con The Man of Pro
perty, donde se describe la sociedad inglesa del final del período victoria-
no; continúa con dos trilogías, y term ina con Sw an Song donde aparece
un m undo dislocado por la Prim era G uerra Mundial.
En The Man of Property (El propietario, 1906), Galsworthy nos presenta,
en medio del desarrollo aparentem ente tranquilo de los acontecimientos
de fines del siglo pasado, al lado de las costum bres y gustos, cualidades
y defectos de la sociedad de la época, tres fuerzas im portantes, enfrentadas
con refrenada violencia: la belleza, el sentido burgués de la propiedad y
el arte, y, por lo menos, otras tantas concepciones de la vida. Irene, que
se había casado, apenas salida de la adolescencia, con un hom bre rico,
se encuentra, siendo todavía m uy joven, con un artista, el arquitecto que
les construye la casa de campo. El arquitecto, enam orado e inspirado, crea,
pensando en Irene, una m ansión magnífica, con la oposición constante del
m arido, cuya falta de sentido estético no le perm ite apreciar la calidad
artística del edificio frente a su valor económico. Estos forcejeos acercan
íntim am ente a Irene y al arquitecto, que está soltero. La irregularidad de
sus relaciones ocasiona la m uerte del a rtista por accidente, y la disolución
del m atrim ónio. Los com ponentes de la p areja quedan a salvo: Irene, con
su belleza y dignidad, y Soames, con su tesón y su opulencia, sobrevivirán
pacientem ente a la catástrofe, hasta volver a reconstruir sus vidas con so
luciones m ás idóneas, aunque no perfectas. Difícilmente se plasm ará mejor
que en el interm edio «The Indian Sum m er of a Forsyte» («El veranillo de
San M artin de un F.», 1919) el encanto de una tard e inglesa. El anciano
Jolyon Forsyte, tío de Soames, había com prado la bellísim a m ansion de
656 Historia de la literatura inglesa
Robin Hill instigado por su nieta June, que había estado prom etida con
Bosinney, el arquitecto que la planeó y que fue causa de la ru p tu ra del
m atrim onio Soames-Irene. Allí vivía desde 1892 el anciano Jolyon con la
fam ilia de su hijo, cuando, durante un viaje de éstos por España, se en
cuentra con Irene y queda prendado de su belleza. La atiende en Londres
y en Robin Hill, y, con el fin de ayudarla, le propone que sea la profesora
de m úsica de su nieta. Una tarde apacible, de am biente plateado, el ancia
no Jolyon m uere en Robin Hill m ientras espera la visita de Irene. En su
testam ento le ha dejado 15.000 libras: prem io limpísimo a la belleza. Este
precioso interm edio, joya litera ria que ensalza la cortesía y la elegancia,
es el puente que conduce el relato desde The Man of Property hasta In
Chancery (En los tribunales, 1920), donde se produce la separación legal
de Soames y de Irene. Los prim eros y adm irables Forsyte van desapare
ciendo, y la nueva generación pasa a ocupar el puesto de los mayores. Que
da todavía el viejo Timothy, en cuya casa de Baysw ater Road, que dom ina
a Hyde Park, solía reunirse la familia, los domingos, para intercam biar
noticias y tener la satisfacción de contem plarse a sí misma. Soames tiene
cuarenta y cinco años y las preocupaciones de un m arido abandonado por
su m ujer. Quiere descendencia, y piensa que su nueva com pañera podría
ser Annette, hija de una francesa que posee un restaurante en Soho. Visita
a Irene, cae de nuevo bajo el influjo de su atractivo, pero ella vuelve a
rechazarlo. Irene y el joven Jolyon Forsyte, prim o de Soames, se encuen
tran en París. Soames se entera, y presenta una dem anda de divorcio. E na
m orados Irene y Jolyon, no se defienden. Obtenida la separación, Irene
se casa con Jolyon, y Soames con Annette. M ientras tanto, los jóvenes de
la nueva generación realizan diversas actividades, m ás o menos honrosas,
en América del Sur y en Sudáfrica, durante la G uerra de los Boers. El
día en que nace Fleur, la hija de Soames, m uere el padre de éste, Jam es
Forsyte. Estamos al borde del año 1900. En otro agradable intermedio, «Awa
kening» («Despertar», 1920), se relata la feliz niñez de Jon Forsyte, el hijo
de Jolyon y de Irene, en Robin Hill. To Let (Por alquilar, 1921) reanuda
la acción en 1920, cuando Fleur —hija de Soam es— y Jon —hijo de Irene—
se encuentran por prim era vez en la galería de arte de su tía June Forsyte,
y se enam oran. Este am or se afianza; pero no tard a rá n los padres respecti
vos en poner reparos. Fleur logra conocer la causa, y, sin decírsela a Jon,
le propone h u ir a Escocia p a ra casarse contra la voluntad de Irene y de
Soames. Jon comunica a sus padres su decisión de casarse con Fleur, y
su padre le entrega un escrito en el que se relata lo sucedido entre su
m adre y Soames. Jolyon m uere súbitam ente de un ataque cardíaco, y Jon,
im presionado por ambas cosas, se pone del lado de la m adre. Fleur se casa
inm ediatam ente, por despecho, y Jon sale de Inglaterra para realizar un
largo viaje. El tío Timothy, últim o de los herm anos Forsyte, m uere a los
cien años, y con él term inan las tertu lias fam iliares de Bayswater Road,
en Londres.
La segunda trilogía de los Forsyte se titu la A M odem Comedy, y com
prende The White M onkey (El mono bianco, 1924), The Silver Spoon (La
cuchara de plata, 1926) y Swan Song (Canto de cisne, 1928). Cada u n a de
La literatura inglesa del s. X X 657
estas novelas coincide con una etapa im portante de la historia inglesa pos
terior a la Prim era G uerra Mundial, y 'e n ellas Galsworthy m uestra una
sociedad cuyos fundam entos habían sido socavados por el conflicto bélico
y que carecía de fe en los principios tradicionales. Lo único que deseaba
la generación de posguerra era disfrutar del momento, pues no creía en
nada estable y duradero. Fleur, la hija de Soames, se encuentra a gusto
en este nuevo m undo neurótico e inquieto, perm isivo y socializante; su pa
dre, en cambio, anda perdido. Soames adora a su hija, pero no puede com
prenderla. A m edida que envejece, Soames se hum aniza y se hace acreedor
de m ayor sim patía. Ante los infortunios y el hecho de encontrarse en una
época de cambio social, en que la propiedad ha perdido su fuerza y los
valores Victorianos han sufrido una gran transform ación, pierde la confian
za en sí mismo y se convierte en una persona digna de compasión. Al final
de la serie, él círculo se cierra; la últim a generación regresa al campo,
de donde procedía el bisabuelo, Dossett Forsyte, un campeón de los nego
cios que había hecho en la construcción u n a fortuna inm ensa a mediados
de la era victoriana, y cuyo dinero, bien colocado y repartido entre sus
diez hijos, los había instalado en el nivel social de la opulenta clase media
de su tiempo. Val y Holly, prim os segundos, que se habían casado en Sudá-
frica durante el conflicto del Transvaal, deciden m ontar una granja en los
Downs, y Jon se m archa a Carolina del Sur a cultivar melocotones. Soames
m uere en el intento de salvar de las llamas la valiosa colección de cuadros
que poseía. Los disturbios laborales, la huelga general y la depresión soca
van la plataform a social en que se asentaba la seguridad de la fam ilia For
syte; el socialismo destruye la idea del carácter sagrado de la propiedad,
y las olas del cam bio barren el viejo orden. Aunque localista y pobre en
aspiraciones m etafísicas si se la com para con obras semejantes de Thomas
Mann y Marcel Proust, The Forsyte Saga es un excelente estudio de los
m últiples intereses que configuraron la sociedad inglesa de fines del si
glo XIX y principios del XX, unificados y reducidos a un denom inador co
mún: el instinto de propiedad con las form as de vida y actitudes que crea.
Es significativo el hecho de que The Forsyte Saga sea obra de un hombre
que pertenecía a la clase social por él censurada, y resulta irónica la acti
tud del autor, que se encontraba a gusto entre las comodidades y formas
de vida de una sociedad que no podía dejar de condenar. Y es que el Gals
w orthy de H arrow y de Oxford, a pesar de su sentido de los valores tradi
cionales y de su afición a una vida de refinam iento y buen gusto, tenía
conciencia del desequilibrio social existente y de los defectos de una alta
burguesía que m enospreciaba las actividades del espíritu, no sentía el atrac
tivo de las artes, tenía más instinto conservador que creador y era incapaz
de com prender la vibración de la poesía. La obra novelística de Galsworthy
es mucho m ás extensa, pero su historia de la fam ilia Forsyte es indiscuti
blem ente su m áxim a realización 15.
16 Rose Mácaulay, The Writings o f Forster, London, 1938. Lionel Trilling, E. M. Forster,
London, 1967. J. McConkey, The N ovels o f Forster, New York, Ithaca, 1957. H. J. Oliver, The
A rt of Forster, Melbourne, 1960. J. B. Beer, The A chievem ent of Forster, London, 1962. Lionel
Stevenson, «Forster», en The H istory of the English Novel, vol. II, New York, 1967. Laurence
Brander, Forster. A Critical Study, London, 1968. F. P. W. McDowell, E. M. Forster, New York,
1969. E. M. Forster, Works, Pocket edition (8 vols.), London, Edw ard Arnold, 1947-62.
17 Uno de ellos es el interesante estudio A spects of the N ovel (1927), que reúne una serie
de conferencias sobre la novela pronunciadas en la Universidad de Cambridge. Hay versión
castellana de Guillermo Lorenzo, Madrid, ed. Debate, 1983.
La literatura inglesa del s. X X 659
exactam ente buenos o malos, sino incompletos. Son inm aduros de corazón,
faltos de capacidad emotiva. Al rehusar la afectividad han pecado contra
la pasión y la verdad, y su esfuerzo para alcazar la virtu d será inútil. Sien
do muy diferente de D. H. Lawrence, F orster tiene en conjunto momentos
en que se le anticipa; así cuando alude a la fidelidad al impulso, a la gene
rosidad contra el cálculo o la mezquindad. Su concepto de la vida es que
ésta tiene tantos pasajes monótonos que m ejor es no hablar de ella. Ahora
bien, aunque no estem os de acuerdo con Forster, y adm itam os con Virginia
Woolf que todos los detalles de la vida son significativos, hemos de recono
cer que la vida real se presenta a m enudo de un modo caótico e informe.
E sta es la diferencia entre la vida y el arte: el arte ordena en un todo
orgánico los aspectos más interesantes de la vida; pero es im portante reco
nocer que la vida real ofrece la m ateria prim a del arte y le sirve de base.
Forster y Virginia Woolf, como muchos de sus contem poráneos, se ocupa
ron de estos problem as. Forster era un hum anista liberal; creía en la civili
zación y opinaba que el liberalism o era su m ejor fruto; pero se daba cuenta
de que el liberalism o se basaba en la razón y había desechado lo sobrenatu
ral, y sabía que la razón que rechaza la imaginación y el espíritu corre
el riesgo de ser b a rrid a por los impulsos irracionales del alma humana,
que anhelan satisfacciones más profundas que las ofrecidas por cualquier
sistem a social o m ercantil, por bien organizado que esté. La razón, por
tanto, no basta, según Forster; pero las alternativas son alarm antes. Veía
la solución del problem a en la reconciliación del orden civilizado de la
Inglaterra de principios del siglo XX con la percepción imaginativa y el mun
do del sentimiento. Aunque F orster no era exactam ente hom bre de grupos,
puede considerársele como integrado en el círculo de Bloomsbury, y su
influencia se refleja en Virginia Woolf.
En Where Angels Fear to Tread (Donde los ángeles temen pisar, 1905),
Forster presenta la colisión entre los «crustáceos» y los «vitalistas» en el
m atrim onio de una viuda inglesa, joven y puritana, con un italiano descui
dado y alegre. Lilia H erriton es la viudita convencional, que en un viaje
a Italia se enam ora de Gino y se casa con él. Gino no es gran cosa, pero,
decididam ente, tam poco es convencional. Lilia m uere de parto, y los H erri
ton, muy británicam ente, se creen con derecho a reclam ar el hijo del m atri
monio. Gino, que siente hacia el niño el cariño n atu ral de padre, no se
aviene a cederlo. En el intento de secuestro, llevado a cabo por su tía Ha
rriet, el niño m uere accidentalmente. Forster, que había pasado algún tiempo
en Italia y adm iraba el sentido m editerráneo de la vida hace que Philip
H erriton, cuñado de Lilia, afirm e con convicción que este país «purifica
y ennoblece de verdad a todos los que lo visitan». El título procede del
proverbio: «Los tontos sé precipitan donde los ángeles tem en pisar». The
Longest Journey (El viaje más largo, 1907)18 es u n a típica novela intelec
tual, en la que, m ás que delinear la vida misma, lo que hace el autor es
enjuiciarla a través de personajes cultivados y de talento, que parecen pro
posiciones doctrinales y no seres humanos. El conflicto se desencadena
INNOVADORES DE LA NOVELA
20 David Daiches, The Novel and the M odem World, Cambridge University Press, 1960.
La literatura inglesa del s. X X 663
viene un descenso de ideales que se encadena con la depresión económica
de finales de los años veinte, y surgen de pronto los totalitarism os euro
peos, que pertu rb aro n la conciencia m undial con una amenaza continua.
En la esfera del espíritu, la alegría y frivolidad —sin duda enraizadas en
la desesperanza— que siguieron a la P rim era G uerra M undial son sustitui
das por una actitud de duda e incertidum bre, por un criticism o exacerbado
que suscita reservas ante los problem as éticos, sociales y políticos del mo
mento, de suerte que ni el estallido de la Segunda G uerra M undial despier
ta al pueblo inglés, hasta que el desastre de Dunquerque le descubre la
gravedad del peligro. El individualismo, la frivolidad, el criticism o investi
gador y científico de este período se m anifiestan en las obras de Lawrence,
Joyce, Virginia Woolf y Aldous Huxley, a las que deberíam os añadir las
narraciones noveladas de George Orwell.
la nieve, durante un viaje que hacen a Austria. Por otra parte, R upert y
U rsula representan el ideal de relación am orosa por contraste. Ursula ve
en R upert el varón eterno con el que soñaba. Y R upert podía experim entar
con U rsula su propia capacidad am orosa, llegando con ella a la arm onía
sexual —integración de cuerpo y alm a de la pareja hum ana—, que consti
tuía el ideal amoroso de Lawrence. R upert y Ursula se casan, y su m atri
monio supone la resurrección y la vida, si bien R upçrt confiesa a su m ujer
que, p ara su absoluta felicidad, necesita adem ás el eterno amor de un hom
bre. Aaron's R od (La vara de A., 1922) sigue ahondando en el problem a
de la totalidad de las relaciones hum anas. Lawrence está obsesionado por
alcanzar esta totalidad, capaz de regenerar la naturaleza hum ana si se ad
m ite de antem ano un fundam ento físico del edificio intelectual. La obra
describe las actividades m ás m entales que físicas de Aaron Sisson, m inero
de la zona central de Inglaterra, que deja a su m ujer e hijos p ara ser flau
tista en una orquesta de Londres. De aquí pasa a Italia, donde se encuentra
con un amigo que lo orientará en algunos aspectos fundam entales de la
vida, enseñándole, sobre todo, cómo lograr responsabilidad, autonom ía y
afirm ación de la propia individualidad frente a la fuerza posesiva de la
m ujer. La novela es muy discursiva, y trata, en esencia, de los beneficios
de la sana am istad entre los hom bres y de la resistencia que el varón debe
oponer a la utilización que la m ujer hace del am or m atrim onial para some
te r al m arido y servirse de él. Aaron había abandonado a su m ujer por
este motivo, y, guiado por su amigo, sin ser com pletam ente fiel, perm anece
vinculado a su m ujer. La vara de Aaron simboliza la flauta, que se quiebra
hacia el fin del libro a consecuencia de una explosión causada por los an ar
quistas. Las descripciones que en esta novela hace Lawrence de los montes,
la campiña, los paisajes y las ciudades de Italia, son sencillamente m agis
trales. Algunos críticos han interpretado el culto a la individualidad en
esta novela como un atisbo de la doctrina del superhom bre. Más acertado
es pensar que Lawrence itenta p resen tar una imagen no política, sino vita-
lista, del hom bre completo. Lady Chatterley's Lover (El amante de lady Ch.,
1928) no apareció entera en Inglatera hasta 1960. Es una novela sum am en
te cruda, en la que Lawrence, asqueado de la hipocresía, quiso decir con
toda claridad lo que pensaba sobre la afinidad am orosa y las relaciones
sexuales entre hom bre y m ujer, traspasando cualquier b a rre ra cultural o
de clase. Así lo hace al n a rra r la im prevista aventura entre lady Chatterley,
m ujer de sir Clifford, que había quedado inutilizado en la Prim era G uerra
Mundial, y Oliver Mellors, m ontero de la propiedad, hom bre apuesto e in
tuitivo, que adivinó, en una ocasión propicia, que lady Chatterley era su
pareja natural. El argum ento es exiguo, y se lim ita a exaltar casi líricam en
te las relaciones sexuales de la p areja Connie y Mellors. Sir Clifford, con
su civilizada tolerancia, aceptaría que su m ujer le diera un hijo de otro
hombre; pero, por dignidad de casta, le niega el divorcio cuando sabe que
está em barazada de un hom bre de condición inferior. Esta obra se puede
interpretar, hasta cierto punto, alegóricam ente, adm itiendo que, al ponerse
la intuición fem enina a disposición del m ás fuerte y rechazar la esterilidad
de la clase social superior, prom ueve un cambio de valores. Pero es m ás
La literatura inglesa del s. X X 667
lógico pensar, siguiendo la línea de Lawrence, en las exigencias de la san
gre y de la carne, que am oldan todo principio ético y social a las urgencias
sexuales.
Lawrence escribió otras obras que no están exactam ente en la misma
trayectoria. Kangaroo (1923), la novela de Australia, es una disertación —una
aventura del pensam iento, como la llamó Lawrence— sobre la situación
del m undo y la lucha por el poder político y social en los años posteriores
a la Prim era G uerra Mundial, y sobre el esfuerzo de m arido y m ujer para
llegar a un buen ajuste. En esta obra, lo internacional y lo particular se
funden y expresan en el grandioso m arco de Australia. The Plumed Serpent
(La serpiente con plumas, 1926) glorifica la religión del México prehispáni-
co. Convencido de que el cristianism o es una religión agotada, e inoperan
te, porque renuncia a las fuentes prim arias de la naturaleza, Lawrence le
vanta im aginativam ente a la población oriunda de México en favor de los
dioses aztecas, haciendo revivir el culto de la religión de antaño con cere
monias m ágicas e him nos mí tico-poéticos. Una europea, Kate Leslie, que
ha perdido a su m arido, está relacionada con dos m ejicanos —un jefe polí
tico de origen español y un general indio—, que tra ta n de reconstruir la
sociedad y el estado basándose en la religión antigua. Después de no pocas
dudas, Kate se queda en México como m ujer del general. Tanto en esta
obra, como en Kangaroo y Fantasia of the Unconscious (Fantasía de lo in
consciente, 1922), Lawrence propone la idea de que, p a ra la masa, el cono
cimiento debe ser simbólico, m ítico y dinámico. Esto significa que tiene
que haber una clase elevada, responsable y rectora; después, diversas cla
ses y distintos niveles de conciencia. Es curioso que el hijo de un minero,
tan dem ocrático en el amor, piense que la sociedad no debe ser dem ocráti
ca, puesto que, p a ra su bien, debe escoger y ac ata r a u n dirigente que,
como afirm a Kate, salve al m undo de la esterilidad y del automatismo,
y le devuelva la magia, la dinám ica y el m isterio.
28 Ver la nota de Leonard Woolf al frente de la edición de Between the Acts, London, The
Hogarth Press, 1941.
670 Historia de la literatura inglesa
Con Mrs. Dalloway (1925) Virginia Woolf alcanzó su prim er triunfo lite
rario, aunque no se puede considerar un éxito popular. La novela apenas
tiene acción, y en torno a la delicada figura de Clarissa Dalloway surge,
de un modo poético, todo el m undo local e infinito de los sonidos, olores,
form as y colores del Londres cotidiano en un día suave de la prim avera
tardía, en el que oímos el lento aldabonazo del Big Ben desde Victoria
Street, sentim os la brisa fresca y m atinal de Bond Street, resuena el b aru
llo de los chiquillos en los parques y el flujo amable de los sonidos y de
la circulación al avanzar el día. La narración tran scu rre en doce horas.
Londres y estas pocas horas son el lugar y el tiempo en que los mismos
personajes, vinculados al mismo ambiente, hacen y perciben cosas pareci
das en un plano objetivo, m ientras que sus pensam ientos se mueven en
un m undo libre e ilimitado. El argum ento es mínimo. Clarissa Dalloway
sale a com prar flores a Bond Street, pues tiene que dar una fiesta aquella
noche. Es la m ujer de R ichard Dalloway, m iem bro del Parlam ento. Por
el camino, piensa en su antiguo novio Peter Walsh, que ha regresado de
la India, donde había perm anecido cinco años, y al que acaba de ver esta
m añana. Oye de pronto un ruido, y ve cómo se agolpa la gente. Es simple
m ente un pinchazo en la rueda de un automóvil, y un atasco de la circula
ción. Es la vida, que se despliega ante Mrs. Dalloway y en su desarrollo
le suscita una serie de reflexiones. En un banco de Regent's Park, hacia
donde se h a dirigido Peter W alsh al salir de visitar a Clarissa, está sentado
un m atrim onio. El m arido, que sufre una depresión a consecuencia de la
Prim era G uerra Mundial, presenta un aspecto lam entable, m ientras su m u
je r le atiende. Peter Walsh se da cuenta de ello, a la vez que percibe el
am biente de Regent's Park, y m edita, recreándose en él. Cuando Clarissa
vuelve a su casa, no está su marido: ha ido a alm orzar con una amiga
que no sim patiza m ucho con Mrs. Dalloway. A su regreso, él le ofrece un
ram o de flores, y quisiera decirle que la quiere, pero no lo hace. Ella lo
comprende. La obra intenta m o strar constantem ente ese m undo interior
que hay en nosostros y que, sin embargo, perm anece oculto las m ás de
las veces. La novela term ina con la llegada de los invitados a la fiesta.
Allí aparece una amiga de Clarissa que se había casado, tenía cinco hijos
y era dichosa. También están un psiquiatra y su m ujer. Éste cuenta cómo
uno de sus enferm os se ha arrojado desde una ventana: era el m ism o hom
bre que Peter W alsh había visto con su m ujer en Regent's Park y cuyo
aspecto le había chocado, aunque, de no h ab er ocurrido este hecho, aquella
impresión, ahogada po r tantas otras en el transcurso del día, no hab ría
dejado rastro en su conciencia. Clarissa es una m ujer m oderna, insatisfe
cha en su interior, pero que vive pasivam ente el m undo superficial en que
se encuentra y que ella m ism a se h a creado. Es persona inteligente, y no
deja de recordar la opinión despectiva que a Peter W alsh le m erecían estas
fiestas sociales. Mrs. Dalloway es el retrato de una m ujer culta, absorta
en la contem plación de sus sentim ientos personales y cuya vida se desarro
lla sobre todo en su propia m ente, sin participación apenas de su ser activo
y emotivo. A pesar de su subjetivismo, Virginia Woolf revela en esta obra
las grietas del orden establecido en la Inglaterra y en el Londres del 1923,
La literatura inglesa del s. X X 671
con tan ta claridad como Wells y Galsworthy en sus novelas sociales, Hux
ley en sus utopías satíricas y W yndham Lewis en sus sardónicas diatribas.
Por eso el cuadro que presenta Mrs. Dalloway es una m atizada censura
de la com placiente miopía, de la crueldad elegante y civilizada de la clase
próspera, y una acusación de la vida inglesa del período de posguerra.
To the Lighthouse (Al faro, 1927) es una novela que m uestra un dominio
todavía m ás firm e de la técnica del monólogo interior, y p a ra muchos cons
tituye la m ejor obra de Virginia Woolf. Es un estudio de las relaciones
de los m iem bros de la fam ilia Ramsay, desarrollado con gran unidad artís
tica. Un profesor de filosofía, su m ujer —dam a encantadora, que no conci
be la vida como conflicto, sino como un conjunto de arm onías— y sus ocho
hijos proyectan una excursión m arítim a al faro, si el tiem po es favorable.
M antener a ocho hijos con el producto de la filosofía no es em presa fácil,
se m anifiesta con sim pático hum orismo. La escena se desarrolla un día
de septiem bre en u n a de las islas Hébridas, antes de la Prim era Guerra
Mundial, donde el profesor, su fam ilia y varios amigos pasan las vacacio
nes. E ntre el proyecto descrito en la prim era parte de la novela y su reali
zación en la parte segunda m edian diez años. Saltando este intervalo, vol
vemos a coger los hilos de la prim era p arte a través del diálogo y de una
narración elusiva, que no quiere contarnos lo ocurrido, y de momento nos
sorprenden los cambios externos e internos producidos en el grupo. Des
pués vemos que no hay por qué sorprenderse, pues todo estaba implícito
en la prim era parte. Echamos de menos a Mrs. Ramsay. E sta m ujer admi
rable, que percibía la coherencia de la dinám ica de la vida, había muerto.
Vemos cómo han crecido los hijos, con el cambio n atu ral de sus intereses
e inclinaciones, y al p asar de una etapa a o tra tenem os que corregir o con
firm ar algunas esperanzas. El tem a no puede ser m ás cotidiano: la vida
de una familia, lo perm anente y lo transitorio de la existencia. El viaje
al faro se realiza por fin. Pero ya no son los m ism os los que lo hacen.
De la fam ilia, faltan la m adre, Andrew, que ha m uerto en la guerra, y Prue,
fallecida de parto. A los excursionistas, el profesor, su hija y su hijo, les
acompaña la pintora Lily Briscoe, que reflexiona tristem ente sobre la trans
form ación que se h a operado en la familia. La excursión al faro se realiza;
pero lo que había sido símbolo de felicidad, cuando menos p ara el hijo
menor, se convierte en una desilusión. La im portancia de los detalles en
esta novela dem uestra que, sin tener un tem peram ento místico, Virginia
Woolf intenta sugerir en ella que la existencia tiene una unidad espiritual.
Orlando (1928) es una fantasía inspirada en su am iga Victoria Sackville-
W est y en la histórica m ansión de Knole. Es la obra m enos característica
de Virginia Woolf, que m uestra en ella su erudición, su hum orism o y su
capacidad p a ra p resen tar en form a novelada diversos m omentos de la his
to ria de Inglaterra. Orlando, apuesto joven del siglo XVI, interesado por
la acción y por el arte, desearía escribir un poema im portante. Recordemos
que V ictoria Sackville-West trabajaba entonces en su poem a The Land.
Orlando se gana pronto el favor de la reina Isabel I; pero la encuentra
dom inadora, y prefiere relacionarse con m uchachas más jugosas y menos
exigentes. E sta p a rte de la novela describe con im aginación creadora el
672 Historia de la literatura inglesa
29 R ichard Ellmann, James Joyce, New York, 1959; Second edition, Oxford, 1982. Harry
Levin, Joyce. A Critical Introduction, Norfolk, Conn. Rev. ed., 1960. Samuel L. Goldberg, The
Classical Temper. A Stu dy o f Joyce's «Ulysses», London, 1961. Marvin M agalaner and Richard
M. Kain, Joyce. The Man, the Work, the Reputation, New York, 1962. Robert M. Adams, Surface
and Sym bol, The Consistency of Joyce's Ulysses, New York, 1962. J. I. M. Stew art, «Joyce»,
en E ight M odem Writers, OHEL, Oxford, 1963. R. M. Adams, Com m on Sense and Beyond, New
York, 1966. A. Goldman, The Joyce Paradox or Form and Freedom in his Fiction, Evanston,
1966. Lionel Stevenson, «Joyce» en The H istory of the Engish Novel, vol. 11, New York, 1967.
Francisco Garcia Tortosa, «James Joyce», en Actas / Proceedings, Universidad de Sevilla, 1982.
James Joyce, The E ssencial Joyce, ed. H arry Levin, London, 1948. Idem, Collected Poems, New
York, 1936. Jam es Joyce, Dubliners, Jonathan Cape, London, 1967. Idem, A P ortrait of the Artist
as a Young Man, London, Jonathan Cape, 1963. Idem, Ulysses, London, The Bodley Head, 1964.
Idem, Finnegans Wake, London, Faber, 1968.
674 Historia de la literatura inglesa
30 El título Finnegans Wake es muy ambiguo, pues si la prim era palabra encierra el doble
concepto de conclusión y repetición (fin-again), la segunda puede funcionar a la vez como verbo
y como sustantivo.
La literatura inglesa del s. X X 675
sus intentos de form arse un concepto propio del mundo, las discusiones
políticas fam iliares, la disciplina educativa de los jesuítas, las relaciones
con sus com pañeros de colegio, sus dudas y el final apartam iento de la
religión, y la aparición de la m ujer —la niña— en el m undo del adolescen
te. La lejanía exterior de esa niña y la sensación de proxim idad interior
que Stephen tiene con relación a ella —la lejanía social y la cercanía del
alm a—, están adm irablem ente intuidas y esbozadas en una conjunción amo
rosa y artística de aspecto litúrgico. La tenue presencia de la m uchacha
envuelve y em bruja al joven escritor en un momento de creación artística,
y éste fragua la expresión de sus emociones en una estru ctu ra poética de
fondo religioso. La novela se basa en vivencias autobiográficas; pero Joyce
despersonaliza su a rte h asta conseguir la objetividad casi absoluta, y reve
la sus experiencias con transparencia cristalina. Aquí se m anifiestan las
principales constantes del modo de ser de Joyce: su condición de irlandés;
su form ación católica, que después rechaza; sus inquietudes artísticas; su
anhelo de belleza p a ra transform arla en arte; el descubrim iento de la mu
je r en el m undo del adolescente. El carácter irlandés se m anifiesta en la
discusión entre sus fam iliares, un día de Navidad y en sus diferentes pun
tos de vista sobre Parnell (1846-91), el gran patrio ta irlandés que parecía
que iba a conseguir la unidad de su país a fines del siglo XIX y obtener
de Gran B retaña la autonom ía y el respeto debido a las tradiciones de Ir
landa. Un episodio im portante de A Portrait of the A rtist son los ejercicios
espirituales que el protagonista hace con los jesuítas. Es sorprendente que
un escritor que ha abandonado la religión católica presente unos ejercicios
espirituales que podrían servir de modelo, seguidos de una confesión llena
de sinceridad y delicadeza tanto por parte del protagonista como del sacer
dote. Es indudable que sin el influjo de la religión católica y de los jesuítas
no tendríam os a Joyce. Con razón su amigo Cranley le dice a Stephen De-
dalus, en un pasaje ulterior de la novela, m ientras pasean y hablan de creen
cias y de religión: «Es curioso que tu espíritu esté ta n saturado de una
religión en la que afirm as no creer.» Es evidente que la fuerza de la litur
gia católica y la espiritualidad de las fórm ulas en que se m anifiesta influ
yen intensam ente en la form ación personal del a rtista adolescente y en
su concepción del a rte y del amor. H acia el fin de la novela, cuando el
protagonista expresa en form a poética sus anhelos amorosos, la composi
ción, preciosa villanela de seis estrofas, basa su e stru c tu ra interna en as
pectos y símbolos de la teología y de la liturgia católicas.
Are you not w eary of arden t ways,
Lure of the fallen seraphim ?
Tell no more of enchanted days.
Vemos aquí la efusión rendida del joven poeta, form ulada con intensidad
religiosa y mediante símbolos de la liturgia católica. Joyce hace que Stephen
exprese su am or m ediante las fórm ulas sagradas de la misa. El apellido
del protagonista, Dedalus, recuerda al artífice griego que construyó el la
berinto de Creta para el rey Minos y después huyó de allí con su hijo Icaro
volando con alas de cera. Estéticam ente, A Portrait of the Artist es la obra
m ás lograda de Joyce. Sin embargo, a p esar de sus valores, atrajo escasa
atención y sólo recibió el elogio de pocos.
Ulysses (1922) es una novela m uy extensa, que expone los acontecim ien
tos de la vida de un hom bre en un solo día y en una m ism a ciudad
—Dublin—, p a tria del autor. El Ulises de esta Odisea m oderna es el irlan
dés Leopold Bloom. En contraposición a la obra de Homero, las hazañas
del protagonista del Ulysses apenas tienen acción ni argumento. La odisea
de este agente de publicidad del siglo XX —limitada al 16 de junio de 1904—
consiste en b ajar a la carnicería a com prar un riñón p ara el desayuno,
visitar la redacción de un periódico, e n tra r en la Biblioteca Nacional a
buscar unas citas, asistir a un entierro, soñar despierto con una jovencita
que lo entusiasm a, m eterse en la sala de médicos de una m aternidad, y
otras actividades corrientes. Este m ism o día, su m ujer le es infiel. También
aparece en la obra Stephen Dedalus, del cual se cuentan algunas anécdo
tas: disputas con sus amigos, su actuación como profesor, sus ideas sobre
Ham let y, finalmente, su aparición en una casa de m ala nota, donde Bloom
lo encuentra y de donde lo rescata. Stephen desem peña en Ulysses el papel
de Telémaco. Molly Bloom —la esposa infiel—, por contraste romántico,
será Penélope. La obra, en efecto es tam bién una especie de anti-epopeya,
pues cada uno de sus capítulos antiheroicos se relaciona con un episodio
de la Odisea de Homero. E sta trabazón da unidad y significado a la obra,
a la vez que contrapone nuestro siglo xx, com ercial y monótono, con una
época heroica. Todavía pretende m ás Joyce en este libro: los estilos, cada
vez distintos, se aplican, como las variantes de una sinfonía, a las circuns-
La literatura inglesa del s. X X 677
tancias. Por ejemplo, en el episodio de la m aternidad, que describe el naci
m iento de un niño, Joyce adapta su prosa a los estilos literarios ingleses
que van desde Beow ulf hasta la época victoriana, p a ra sim bolizar las eta
pas del ser hum ano desde su estadio inicial uterino hasta su perfección
prenatal. Ulysses es una obra m uy ambiciosa, difícil de captar, enormemen
te sugestiva y poética, extraña e irreverente, a veces de una belleza salvaje.
El m oderno Ulises es Leopold Bloom, empleado en una agencia de publici
dad, hom bre amable, natural y sencillo, que acepta la vida y sus experien
cias. En contraste con él, aparece el m oderno Telémaco: el torturado inte
lectual Stephen Dedalus, amargo, cínico y orgulloso, hasta el punto de ver
se orillado por sus compañeros. La Penélope m oderna es la cantante Molly
Bloom, m ujer extrovertida y sexualm ente pluralista, de una fem inidad des
bordante. Es m uy característico de la personalidad de Molly —y de toda
la obra— su m editación nocturna en la cama, en la que revive m entalm ente
sus aventuras am orosas. Esta contem plación aparece al final de la novela
como una serie de fragm entos, extensos y discontinuos, sin puntuación,
ejemplo genuino de monólogo interior. Dublin, con su río Liffey y su bahía,
m icrocosmos querido, odiado y perdido, constituye el m arco am biental de
esta Odisea, que simboliza la depresión y la m ediocridad de una época,
representa la tum ba de los valores heroicos y de la belleza, y constituye
una sátira del m undo actual creada por la m ente exacerbada de un hombre
angustiado. La m aestría del lenguaje de Joyce en esta obra es manifiesta.
Su visión artística es objetiva, realista en un aspecto nuevo, y su estilo
quebrado y voluntariam ente im perfecto simboliza la corriente semi-lógica
del pensam iento hum ano o de la emotividad del subconsciente. Apenas es
posible hablar del Ulysses sin m encionar la historia de su publicación y
su recepción. En m arzo de 1918 se empezó a publicar la obra, seriada,
en los Estados Unidos. Pero la Dirección General de Correos de aquel país
quemó ejem plares de la publicación y llevó a los editores a los tribunales.
Después, tanto los editores ingleses como los norteam ericanos se negaron
a publicar el Ulysses term inado, por considerarlo u n libro escandaloso. En
1922, la obra apareció en inglés en París, y en seguida obtuvo el reconoci
m iento de los intelectuales de todo el mundo. Las aduanas no pudieron
detener su circulación clandestina. En 1934, los tribunales norteam erica
nos sentenciaron que la novela no era obscena, y perm itieron su publica
ción. En Inglaterra estuvo prohibida hasta 1936; sólo después de la Segun
da G uerra M undial apareció ante el público inglés sin restricciones. En
realidad, Ulysses puede ser todo lo que se quiera: un conjunto simbólico
y poético, una sinfonía verbal de evocaciones, alegoría y realidad; lo que
definitivam ente no es, es una novela norm al, ni tam poco u n a obra
pornográfica.
D urante diecisiete años, Jam es Joyce siguió elaborando una especie de
continuación a la que él se refería como Work in Progress (Obra en prepara
ción), y de la que fue publicando algunos fragm entos en el periódico van
guardista Transition, o en folletos sueltos, con los extraños títulos de «An
na Livia Plurabelle», «The Mime of Nick» («El mimo de N.»), etc. En 1939
apareció la obra Finnegans Wake, título de la chistosa canción del peón
678 Historia de la literatura inglesa
ca. Por ejemplo, al tran scrib ir la pronunciación del guía, cuando éste dice
que ahí está W ellington m ontado en su gran caballo blanco, la grafía nos
obliga a leer algo m ucho m ás com prom etido respecto del general irlandés.
Como E spaña desem peña en las guerras napoleónicas un papel im portantí
simo, en estas páginas se nom bran las batallas de «Salamangra» y «Dalave-
ra». Asimismo, en una relación de ríos, si leemos con atención, encontrare
mos, escritos en minúscula, el «m anzinahurries» (Manzanares), el «whuebra»
(Huerva) y el «gaudyquiviry» (Guadalquivir). Es sólo una m uestra de las
dificultades de interpretación que presenta Finnegans Wake; dificultades
que hacen imposible trad u cir bien un texto cuyo sentido no está claro en
su redacción original. Debe tenerse en cuenta, además, que Finnegans
Wake, es una pieza de litera tu ra oral. Como irlandés —y celta—, Joyce
no escribió esta obra exactam ente p ara ser leída, sino para ser recitada;
Joyce recitaba con una voz excelente, tenía grandes cualidades retóricas,
y se com placía en leer a sus amigos párrafos de Finnegans Wake con la
m aestría declam atoria del que canta una canción. E ra la m úsica de su voz,
las sinuosidades de su entonación y la intención de su acento lo que daba
sentido a los equívocos, a los retruécanos, a las m etáforas y a las transfor
maciones de palabras y frases. Sin la voz interpretadora de tantos enigmas,
nos queda un texto cuyas claves pueden esta r muy lejos de nuestras posibi
lidades de interpretación.
No es fácil valorar objetivam ente la aportación de Joyce a la novelística
inglesa ni asegurar su auténtica im portancia como creador. Es indiscutible
la originalidad de su obra y la genialidad del artista. Su lirism o poético,
su percepción filosófica y su ingenio m etafísico, se m anifiestan a m enudo
en prosa, como la m etáfora de Anna Livia Plurabelle, el río de la vida,
lleno de u n a ra ra y p erturbadora belleza. Como innovador, Joyce no tiene
paralelo. Pero es imposible no percibir el vacío de sus obras más ambicio
sas; no echar de menos la expresión dram ática de sus concepciones épicas;
no tener la sensación de hallarse ante una profusión verbal ideológicamen
te estéril. Tanto en Ulysses como en Finnegans Wake, Joyce se presenta
como descubridor de una creencia, como el creador del mito de la ciudad
(Dublin). Para él, el hom bre debe creer en la ciudad, que p erdura m ientras
sus habitantes van cambiando. Como en u n bosque o un río,,en los que
las hojas y el agua nunca son las m ism as, y el bosque y el río conservan,
sin embargo, su identidad, tal sucede en Joyce con la ciudad de Dublin.
E sta creencia y esta filosofía son en extrem o inconsistentes.
34 Laura Huxley, The Timeless Moment. A Personal View, London, 1969. Sybille Bedford,
Aldous Huxley. A Biography (2 vols), London, 1973-4. M ilton Birnbaum, Aldous Huxley's Quest
for Values, University of Tennessee Press, 1971. Jorge Molina, La novela utópica inglesa, Ma
drid, 1967. P eter Bowering, Aldous Huxley. A Study of the Major Novels, London, 1968. Lawrence
Brander, Aldous Huxley. A Critical Study, London, 1969. R obert Kuehn, ed., Aldous Huxley.
A Collection of Critical Essays, New Jersey, 1974. Donald W att, ed., Aldous Huxley. The Critical
La literatura inglesa del s. X X 681
Heritage, London, 1975. D oireann MacDermott, A ldous Huxley. A nticipación y retom o, Barcelo
na, 1978. C. S. Ferns, A ldous Huxley, Novelist, London, 1980. Aldous Huxley, Collected Works,
London, Chatto and Windus, 1946-67. Idem, C ollected Short Stories, London, 1957. Idem, Collec
ted Essays, London, 1960. Idem, Verses and a Comedy, London, 1946.
682 Historia de la literatura inglesa
35 El título se refiere a unas palabras que pronuncia Isabella, en el Acto II, escena 2.a,
de Measure for Measure de Shakespeare.
684 Historia de la literatura inglesa
36 Christopher Hollis, A Study o f Orwell, London, 1956. Richard Rees, George Orwell, Lon
don, 1961. R. J. Voorhees, The Paradox o f Orwell, Lafayette (Indiana), 1961. A. E. Dyson, «Or
well: Irony as Prophecy», en The Crazy Fabric, London, 1965. G. Woadcock, The Cristal Spirit.
A Study o f Orwell, Boston, 1966. Jorge Molina, La novela utópica inglesa, Madrid, 1967. J.
Calder, Chronicles of Conscience. A Study o f Orwell and Koestler, London, 1968. R. A. Lee,
Orwell’s Fiction, N otre Dame, 1969. B ernard Crick, George Orwell. A Life, London, 1981. George
Orwell, A Collection of Essays, G arden City, N, Y., 1954. Idem, Collected Essays, London, 1961.
Idem, The Uniform, Edition o f George Orwell, London, Seeker and Werburg, 1966.
37 A Clergyman's Daughter (1935), Keep the Aspidistra Flying (1936), The Road to Wigan
Pier (1937) y Coming Up for Air (1939).
La literatura inglesa del s. X X 685
no está m uy de acuerdo con esta misión, y tam poco le parece bien la refor
m a del diccionario, que ya va po r la undécim a edición, y que consiste en
reducir la lengua a su m ínima expresión elim inando palabras que expresan
conceptos contrarios, con el fin de ah o rra r pensam iento, Separado de su
esposa Katharine, perfecta creación del partido, W inston se enam ora de
Julia, tam bién del partido y líder de la Liga Antisexual de la Juventud.
Descubiertas sus relaciones po r los procedim ientos m aravillosam ente pre
cisos del espionaje estatal, W inston y Julia son conducidos al M inisterio
del Amor, donde se les tra ta según los procedim ientos establecidos, hasta
hacerles aceptar de nuevo al Herm ano Mayor, despreciar el am or humano,
reconocer la existencia de Eurasia, Esteasia y Oceania, ensalzar el eslogan
«la guerra es paz», y olvidarse absolutam ente de que son personas. Orwell
era un idealista liberal, al que horrorizaban la burocracia y la reglam enta
ción, y a quien las experiencias de la G uerra de E spaña y las exigencias
de la disciplina del partido condujeron a la delación del totalitarism o y
al alejam iento de la política.
NOVELISTAS RECONOCIDOS
38 Pamela H ansford Johnson, I. Compton-Burnett, London, 1953. R obert Liddell, The No
vels of I. Com pton-Bum ett, London, 1955. I. Compton-Burnett, Dolores, London, 1911. Idem,
Collected edition, London, 1948.
39 V ictoria Glendinning, Elizabeth Bowen. Portrait o f a Writer, London, 1978. Elizabeth
Bowen, Works. Uniform edition, London (1949 sigs.). Idem, Stories, A Selection w ith Preface,
New York, 1959.
La literatura inglesa del s. X X 687
40 Andrew H. Wright, Cary. A Preface to his Novels, London, 1958. R obert Bloom, The In
determ inate World. A S tu dy o f the N ovels of Cary, Philadelphia, 1962. M. Foster, Cary, a Bio
graphy, Boston, 1968. J. Wolkenfeld, Cary. The Developing Style, New York, 1968. Joyce Cary,
Novels, Carfax edition (1951 sigs.). La colección Penguin contiene las novelas principales de
Joyce Cary.
41 Este título proviene de la frase inglesa «from the horse’s mouth» equivalente a la es
pañola «de buena tinta».
688 Historia de la literatura inglesa
42 Peter Bien, L. P. Hartley, London, 1963. A dam International R eview 29, Special H artley
Number, 1961. L. P. Hartley, Eustace and Hilda. A Trilogy, London, 1958. Idem, Collected Short
Stories, intr. by David Cecil, London, 1968. La colección Penguin contiene las novelas principa
les de L. P. Hartley.
La literatura inglesa del s. X X 689
su libro a Elizabeth; pero tiene cuatro amigas de este nom bre, lo cual le
da la probabilidad de halagar a las cuatro, aunque piensa especialmente
en una, la que va a ser su novia. La novela postum a de Hartley, The Will
and the Way (El testamento y el camino, 1973), apunta a un problem a de
m ala suerte en una cuestión testam entaria, que finalm ente se aclara. Es
una obra bien escrita, pero no supera a las anteriores.
NOVELISTAS CATÓLICOS
45 Hugh Kenner, Beckett. A Critical Study, London, 1962. M artin Esslin, The Theatre o f
the Absurd, London, 1962. Samuel Beckett, Molloy, M alone Dies, The Unnamable, London, 1959.
V er Beckett como dram aturgo en el capítulo X, subcapítulo 3, de esta obra.
46 Charles Handley-Read, The A rt o f W yndham Lewis, London, 1951. Hugh Kenner,
W yndham Lewis, London, 1954. Geoffrey Wagner, W yndham Lewis, London, 1957. Jeffrey Me-
La literatura inglesa del s. X X 691
vorticista, escribió tam bién novelas minuciosas, de acción lenta, en las que lo
más im portante es la concreción del detalle. Su form a de novelar contrasta
con la de Joyce y la de Virginia Woolf, y su intención es revelar la impor
tancia del método externo. Como pintor cubista y futurista, lo que le intere
sa es destacar la relevancia de lo que existe a su alrededor, y lo consigue
m ediante un estilo insistente, macizo, que se debe tener en cuenta en la
novelística m oderna, aunque no haya tenido hasta ahora suficiente reper
cusión. Sus novelas o narraciones llevan u n a gran carga satírica; son expo
siciones de su concepción de la vida y del arte, antes que novelas de carácter
y de acción. Lewis es esencialm ente intelectual, y se sirve de su penetrante
visión pictórica p ara plasm ar sus ideas sobre el hom bre, el m undo y la
época en que vive. Su fuerza satírica es m uy eficaz. En The Apes of God
(Los monos de Dios, 1930), censura el esnobismo artístico y literario del
Londres de los años treinta. The Human Age (La era humana, 1956) es una
gran trilogía en que se ataca a la sociedad de nuestros tiempos. En ella
se satiriza ferozm ente el hecho de que la inteligencia y la razón sucumban
ante la m aldad y la estupidez. En Tarr (apellido del protagonista, 1918J,
The Revenge for Love (Venganza de amor, sobre la G uerra de España, 1937)
y Self Condemned (Auto-condenación, 1954) se exponen en imágenes con
cretas los contrastes entre el arte y la vida, las ilusiones y la realidad polí
ticas, y lo que un hom bre parece en el plano teórico y social y lo que verda
deram ente es. The Roaring Queen (La reina rugiente, 1973) es una caricatu
ra novelada, una narración vibrante, de estilo incisivo, sobre figuras tan
conocidas como Arnold Bennett, Virginia Woolf, Nancy Cunard y otras,
que monopolizaban el ámbito literario y social de los años treinta. Wyndham
Lewis critica duram ente la falta de fe, la hipocresía, el esnobismo, la liber
tad m al entendida y el gregarism o intelectual y político de nuestro tiempo.
yers, The Enem y. A Biography o f W yndham Lewis, London, 1979. W indham Lewis, Letters,
ed. by W. K. Rose, London, 1963. Wyndham Lewis, An A nthology of his Prose, ed. by E. W.
F. Tomlin, London, 1969. Idem, A S oldier o f H um or and Selected Writings, Ed. by R. Rosenthal;
New York, 1966. La autobiografía de Wyndham Lewis, B lasting and Bom bardiering, (1937;
1967), Tarr y la trilogía The H um an Age (The Childermass, Monstre-gai, M align Fiesta) se encuen
tran en la colección Ju p iter Books, London. Calder and Boyards, Ltd.
47 J. Frederick Stopp, Evelyn Waugh. P ortrait o f an Artist, London, 1958. Malcolm Brad
bury, E velyn Waugh, Edinburgh, 1964. David Lodge, E velyn Waugh, Columbia University Press,
1971. Las novelas principales de Evelyn Waugh se encuentran publicadas en la colección Pen
guin Books.
692 Historia de la literatura inglesa
48 El título procede de The Waste L and (1922) de T. S. Eliot, Parte I, verso 30.
49 W alter Allen, Tradition and Dream (1964), Londres, Phoenix House, pág. 211.
La literatura inglesa del s. X X 693
instruye a la tropa y puede, incluso ver la acción de cerca. A m edida que
avanza la trilogía, la desilusión de Crouchback es cada vez más profunda;
su sentido tradicional de la hidalgía se siente herido al ver que, para ser
oficial del ejército, no es preciso ser un caballero. En la obra se da incluso
el caso grotesco de que el peluquero Trimmer, que no había podido llegar
a ser oficial y presum ía de serlo, tiene con la m ujer de Crouchback un
hijo, que, nacido en el seno de un m atrim onio bendecido por la Iglesia
católica, es oficialm ente legítimo y heredero y sucesor de la familia. Por
último, Guy Crouchback asiste al desastre de Creta y de los Balcanes, se
da cuenta de que esta guerra es una guerra del pueblo, y capitula al reco
nocer que los ideales cristianos propios de la edad de la cortesía y de la
caballería pertenecen al pasado.
50 F. Mauriac, «Grahan Greene», en Mes grands hom m es, Monaco, 1949. P. Rostenne, Greene.
Témoin des tem ps tragiques, Paris, 1949. C. Moeller, Littérature de X X e siècle e t christianis
me, Tournai, 1953. K enneth Aliott and Miriam Farris, The A rt o f Graham Greene, London,
1951. D. Pryce-Jones, Graham Greene, London, 1963. P. Stratford, Faith and Fiction. Creative
Process in Greene and Mauriac, N otre Dame, 1964. David Lodge, Graham Greene, London, 1966.
Leopoldo Durán, La crisis del sacerdote en Graham Greene, Madrid, 1974. Idem, E studio sobre
«El p o d e r y la gloria», Barcelona, 1981. Graham Greene, A S ort o f Life, London, 1971. Idem,
Uniform edition, London, 1947 sigs. Idem, Collected edition, London, 1970 sigs. Idem, Collected
Essays, London, 1969. Las obras de G. Greene se encuentran en The Library Edition, London,
Heinemann. Ver a G. Greene como dram aturgo en el capítulo X, subcapítulo 3, de esta obra.
694 Historia de la literatura inglesa
pida, se necesita ser Dios. Pero Dios anda tras el hom bre, buscando la posi
bilidad y la ocasión de salvar la esencia de esta hum anidad mediocre, como
pone de m anifiesto en el degradado sacerdote mejicano de The Power and
the Glory (El poder y la gloria, 1940), quien, aunque envilecido por su debi
lidad y p o r las circunstancias, será fiel a su m inisterio y, transform ado-
en un héroe gris de la fe, m orirá santam ente cumpliendo su misión. En
The Heart o f the M atter (El revés de la trama, 1948), cuya acción tran scu rre
en un país del África occidental, Greene desarrolla el proceso de un am or
pecam inoso entre Scobie, hom bre m aduro y casado, que desem peña un al
to cargo en la policía colonial con la m ayor probidad, y Helen, una joven
que acaba de perder a su m arido en un naufragio. E ste am or se afianza;
pero Scobie, católico practicante, topa con los sacram entos de la confesión
y la eucaristía. Incapaz de enfrentarse con su fe, con su m ujer, tam bién
católica, y con el am or de Helen, Scobie no halla más salida que el suicidio.
El problem a final que se plantea es si un suicida puede o no puede salvar
se. El sacerdote de la colonia no habla de imposibilidad, y rechaza los te
m erarios juicios de los hom bres, dejando estos casos tan delicados a la
gracia de Dios. The E nd o f the Affair (El final de la aventura, 1951) no
parece obra tan im portante como las dos anteriores. La figura central es
una m ujer casada, dispuesta p a ra la vida interior, que habiendo tenido re
laciones con un novelista —Bendrix—, las corta súbitam ente sin dar expli
caciones. Por el diario de Sarah descubre el novelista que le sigue querien
do; pero se había apartado de Bendrix porque, durante un bom bardeo en
el que él parecía haber m uerto, S arah había hecho voto de dejarlo si Dios
le devolvía la vida. El m ilagro se produce y Sarah cumple su promesa.
Bendrix, al conocer los hechos, tra ta rá de persuadirla a reanudar sus rela
ciones; pero Sarah persiste en cum plir su compromiso. Después enferm a
y m uere. Entonces es cuando Bendrix se entera de que Sarah era católica.
La escena de la prom esa, durante el bom bardeo, resulta algo forzada; pero
el reflejo en el diario de S arah de la negación de sí m ism a y de su sacrificio
se recoge en páginas brillantísim as. El m érito principal de Graham Greene
en estas novelas y en algunos de sus dram as consiste en el valor y la efica
cia con que arroja el guante de desafío católico —de la creencia en el m ila
gro y el reconocim iento del pecado— a la cara de una sociedad acom odati
cia que prescinde de Dios p a ra poder abandonarse sin sentido de culpabili
dad a sus vicios y complacencias. Después de esta im portante trilogía, Greene
vuelve a in sistir en el tem a de la fe y de la existencia de Dios en A Burnt-
Out Case (Un caso acabado, 1961) y The Comedians (Los comediantes, 1966),
cuyos protagonistas encuentran su camino, respectivamente, en un lazare
to de una misión católica del Congo Belga y en el borrascoso clim a de
corrupción y pecado de H aití y Santo Domingo. Travels with m y A unt (Via
jes con m i tía, 1969) es una obra de am biente internacional, m undana y di
vertida, que, bien analizada, resu lta m ás seria de lo que parece. En The
Honorary Consul (El cónsul honorario, 1973), cuya acción se sitúa en la
Argentina, Graham Greene in terp reta la vida y los acontecim ientos de la
H ispanoam érica contem poránea, con su ru le ta de revoluciones, sacerdotes
extremistas, poetas politizados, exaltados terroristas, dictadores militares, y
La literatura inglesa del s. X X 695
policías; pero tam bién sabe recoger en esta obra la pasión por las compleji
dades del amor, la caridad y la fe que indiscutiblem ente existen en aque
llas tierras. En The H um an Factor (El factor humano, 1978), Greene vuelve
a uno de sus motivos preferidos: el Servicio Secreto Británico. Se tra ta
de unas filtraciones que en Londres se han detectado en los servicios infor
mativos de una sección africana no muy im portante, de las que se culpa
no a M aurice Castle, jefe de la sección, sino a A rthur Davis, su ayudante,
aunque tanto el uno como el otro se supone que son personas de ética
intachable. Las autoridades proyectan un asesinato secreto para evitar el
escándalo, y elim inan a Davis, que es inocente. El tem a de la obra, refleja
do en el título, es el conflicto entre las exigencias profesionales del servicio
secreto y las de la vida individual; el autor lo desarrolla con su habitual
m aestría narrativa, conocimiento del am biente y com prensión del corazón
hum ano. La figura que estim ula la actividad del factor hum ano es Sarah,
una africana que es la esposa del protagonista, y había recibido ayuda per
sonal de alguien com prom etido en la política soviética, por lo que su m ari
do se siente obligado —como compensación m oral hum ana— a correspon
der en form a oficialmente delictiva. Al ser descubierto, consigue huir a
Rusia; su castigo será la dilación indefinida y desesperante de la llegada
de su m ujer a Moscú. Doctor Fischer of Geneva or The Bomb Party (El
Dr. F. de Ginebra o la fiesta de la bomba, 1980) es una obra de entreteni
miento, m acabra y pesim ista, adm irablem ente escrita. Su protagonista, el
doctor Fischer, se h a hecho fabulosam ente rico con un nuevo dentífrico.
Viudo y desilusionado, emplea el tiempo y la fortuna en investigar la codi
cia hum ana: n ara ello invita a cenar a personas adineradas, a las que, des
pués de hum illarlas e insultarlas, ofrece suntuosos regalos. A veces les sir
ve sim plem ente un plato de gachas de avena. Pero nadie protesta;· la hono
rabilidad no cuenta, pues la avaricia de los invitados es ilim itada. La últi
m a cena del doctor Fischer es fenomenal: un cheque de dos millones de
francos p a ra cada uno de los presentes. Mas, p ara obtener el cheque, deben
pasar por un tonel y hacer estallar cada uno un petardo-sorpresa. Uno de
éstos se supone que contiene una bom ba capaz de causar la m uerte. Todos
se arred ran de momento, pero la avaricia les im pulsa a u sa r su petardo-
sorpresa. No ha pasado nada todavía al llegar al últim o. Éste es Jones,
el yerno del doctor Fischer, a quien, infeliz por hab er enviudado, le gusta
ría m orir, y cree que así va a suceder. Pero su petardo tam poco es fatal
—una de las m aliciosas jugadas del doctor—, y Jones se ve condenado a
seguir arrastrándose po r la vida. Durante la fiesta aparece un hom bre que
había sido am ante de la m ujer del opresor Fischer, y m ientras aquél y
Jones se lam entan de su desgracia al borde de un lago, Fischer se suicida.
En Greene son siem pre adm irables estos personajes que, como Jones, so
portan la vida con gris y resignada m ansedum bre; no lo son tanto los hom
bres de éxito, como el doctor. Sin embargo, aunque éste es un m onstruo,
su decidido y rectilíneo modo de ser le presenta con visos de dignidad en
m edio de una m u ltitud de hom bres corrom pidos y despreciables.
Hace bastantes años que Graham Greene viaja por España. No viene
exactam ente en busca de m ateriales para una obra nueva, sino po r razones
696 Historia de la literatura inglesa
Braine. John Braine (n. 1922)S1, en sus novelas más celebradas, expo
ne cuán difícil es que lleguen a establecerse relaciones sólidas entre perso-
54 Enderby contiene Inside Mr. Enderby (Mr. È. por dentro, 1963) y Enderby Outside (E.
por fuera, 1968).
700 Historia de la literatura inglesa
55 David Lodge, The Picturegoers, London, MacGibbon and Kee, 1960. Idem, Ginger, You're
Barmy, London, MacGibbon and Kee, 1962. Idem, The B ritish Museum is Falling Down, Lon
don, MacGibbon and Kee, 1965; London, Seeker and W arburg, 1981. Idem, Out of the Shelter,
London, Macmillan, 1970. Idem, Changing Places, London, Seeker and W arburg, 1975. Idem,
H ow Far Can You Go?, London, Seeker and W arburg, 1980. Los dos últimos títulos se encuen
tra n tam bién en la colección Penguin Books.
La literatura inglesa del s. X X 701
le viene encim a la inm ensa cúpula que la cobija. En Out of the Shelter
(Fuera del refugio, 1970), Lodge sigue la vida del protagonista desde los
días de la niñez, durante la guerra, hasta su época de adolescente, en que
viaja a Alemania p a ra pasar unas vacaciones con su herm ana, secretaria
en el ejército de ocupación norteam ericano. Acostum brado a la Inglaterra
de los racionam ientos y las restricciones, el m uchacho se asom bra' al expe
rim entar, como lo m ás natural y corriente, la opulencia del m undo nortea
mericano, inconcebible para un europeo de la posguerra. La obra es un
estudio contrastivo de carácter cultural a nivel individual y nacional. Chang
ing Places (Cambio de lugares, 1975) vuelve a la novela cómica, y relata
la suerte de dos profesores universitarios, un inglés y un norteam ericano,
que intercam bian sus puestos de trabajo, e incluso sus m ujeres, con los
atractivos y los inconvenientes que el traslado supone.
How Far Can You Go? (¿Hasta dónde se puede llegar?, 1980) es el repor
taje sobre la vida corriente de un grupo de universitarios a lo largo de
veinticinco años. La novela estudia los problem as de decencia y de pureza
con que tropiezan y se enfrentan unos jóvenes católicos —chicos y chicas—
en su prim era juventud, y el com portam iento que personalm ente o por pa
rejas van adoptando. ¿H asta dónde sfc puede llegar sin trasp asar los límites
fijados por la Iglesia católica? La obra arran ca con esta problem ática juve
nil, que los personajes esperan que se resolverá en cuanto contraigan ma
trimonio. El núcleo prim ario está form ado por varias parejas que, al casar
se, tropiezan con las dificultades norm ales de ajuste afectivo y con la reali
dad de sus exigencias amorosas y el control de la natalidad. El problem a
de hasta dónde se puede llegar, por tanto, no se ha resuelto, sino que sigue
en pie, y m uy en serio, para parejas jóvenes de form ación religiosa. Pero
la dinám ica de la sociedad m oderna, con su hedonism o intelectualizado
y su obsesión por el sexo, a rra stra a m uchos católicos —incluso a algunos
de los personajes de la novela— hacia el perm isivism o, haciéndoles olvidar
los preceptos de la religión que profesan o profesaron. La desorientación
de muchos sacerdotes católicos, los aprem ios de la vida conyugal y la su
puesta felicidad de un am biente pagano perm iten creer a estas parejas,
como a otros m uchos católicos, que de la noche a la m añana el infierno
ha desaparecido y, por tanto, es lícito hacerlo todo, no sólo dentro sino
incluso fuera del m atrim onio. Pero la felicidad así conseguida no es dura
dera, y no tard an en descubrir que la satisfacción de todos los apetitos
carece del aliento rom ántico que suscitaba el cum plim iento de los precep
tos religiosos y hasta el tem or tradicional del infierno. Muchos de los ma
trim onios se han ido desintegrando; otros siguen unidos. La erosión de la
vida diaria ha causado bastantes estragos, pero, en conjunto, se acepta la
m onotonía cotidiana. Unos quedan más o menos fuera de la Iglesia; otros,
m ás o menos dentro. Al crecer la segunda generación, una de las madres,
que de joven había sido de las más audaces y progresistas, se alegra al
saber que su hijo sale con la hija de unos amigos que ha tomado en serio
la religión y la m oral católicas. El m arco de la obra lo constituyen los
acontecim ientos políticos, sociales, intelectuales, científicos, educativos y
religiosos de los últim os treinta años, los diversos com entarios que tales
702 Historia de la literatura inglesa
Priestley Uno de ellos es el dram aturgo J. B. Priestley (n. 1894), con sus
novelas The Good Companions (Los buenos compañeros, 1929), Angel Pave
m en t (A. P., nom bre de una calle de Londres próxim a a la catedral de San
Pablo, 1930), They Walk in the City (Andan p o r la ciudad, 1936), etc., y Lost
Empires (Imperios perdidos, 1965^)· Son novelas extensas, de ningún modo
tediosas, que siguen la tradición victoriana actualizada y describen la vida
ru ra l y ciudadana inglesa y las alteraciones sociales ocurridas en este si
glo, con auténtico interés por los valores hum anos. Probablem ente Angel
Pavement, pintura del Londres de los años veinte, de inspiración dickensiana,
es su novela más conseguida, no p o r la am plitud del tema, sino por la inten
ción, las cualidades hum anas y la emoción y experiencia que la penetran.
56 Frederick R. Karl, The Contem porary English Novel, London, 1968. R obert K. Morris,
The N ovels o f Powell, Pittsburgh University Press, 1968. John Russell, A nthony Powell. A Quin
tet, Sextet an d War, Indiana University Press, 1970. Anthony Powell. Los volúmenes que consti
tuyen A Dance to the Music of Time están publicados p or la editorial Heinemann, de Londres.
La literatura inglesa del s. X X 703
57 G. R. Davis, C. P. Snow, New York, 1965. R. Rabinowitz, «Snow as Literary Critic; Snow
as Novelist», en The R eaction against Experim ent in the English N ovel 1950-60, London, 1967.
C. P. Snow. Los volúmenes de la serie Strangers and Brothers están publicados por la editorial
Macmillan, de Londres.
704 Historia de la literatura inglesa
(El asunto, 1960), lo vemos sum ido en el intrincado m undillo de la política
universitaria inglesa, p ara pasar, con The Conscience of the Rich (La con
ciencia de los ricos, 1958), a dim ensiones sociales distintas al describir el
esfuerzo del hijo de un potentado p ara realizarse como individuo. En Corri
dors of Power (Los pasillos del poder, 1964), Snow sitúa a Eliot en el m undo
de la alta política y expone las dificultades existentes para explicar las
relaciones que vinculan al estadista como persona y como hom bre público
con las tensiones del m om ento histórico. En The New Men (Los hombres
nuevos, 1954) se m uestra el gran problem a m oral de la ciencia m oderna
ante el uso de la bom ba atómica, y Last Things (Últimas cosas, 1970) pone
de relieve los altos valores de la am istad y el sentido de responsabilidad
en la vida. Lewis Eliot representa al inglés común, con sus defectos y pre
tensiones, pero tam bién con sus cualidades hum anas. La prosa de Snow
es directa y expresiva, llana, como si su form ación científica le aconsejara
evitar la elegancia y la poesía.
58 H arry T. Moore (ed.), The World o f Lawrence Durrell, Southern Illinois University Press,
1962. Allan W arren Friedman, Lawrence Durrell and «The Alexandria Quartet», University of
Oklahoma Press, 1970. Las novelas principales de L. D urrell están publicadas p or la editorial
Faber, de Londres.
La literatura inglesa del s. X X 705
60 C. B. Cox, The Free Spirit, Oxford University Press, 1963. Jay Halio, Angus Wilson, Edin
burgh, 1964. K. W. Gransden, Angus Wilson, London, 1969. B ernard Bergonzi, «Angus Wilson»,
en Contemporary Novelists, ed. by Jam es Vinson, London, 1976. Las novelas de Angus Wilson
se publicaron en la Editorial Seeker and W arburg de Londres.
La literatura inglesa del s. X X 707
valiéndose de distintos m ateriales. Wilson, en sus novelas, se adentra en
las profundidades de la m oral hum ana p a ra poner de m anifiesto lo bueno
y lo m alo que contiene. Así, en Hemlock and A fter (Cicuta y después, 1952),
désarrolla la vida am arga de un novelista que, en su edad provecta, descu
bre en sí instintos sexuales desviados, reprim idos h asta entonces; en An
glo-Saxon Attitudes (1956) m uestra a un historiador m edievalista que se
ve obligado a descubrir, por integridad científica, u n a superchería arqueo
lógica, a pesar de que con ello destruía brillantes teorías que habían con
quistado p a ra colegas suyos no poco prestigio; finalm ente, The Middle Age
of Mrs. E liot (La mediana edad de Mrs. E., 1958) presenta a una m ujer que
ha perdido a su m arido en un viaje y tiene que acostum brarse a valerse
por sí sola, adaptándose con dignidad y brío a una existencia humilde, aun
que no vacía. The Old Men at the Zoo (Los ancianos en el Zoo, 1961) es
una fantasía novelada, con visos de profecía, en la que Inglaterra se ve
envuelta en una guerra contra una unión de potencias europeas. En Late
Cali (Llamada tardía, 1965), Wilson vuelve a la realidad p a ra presentarnos
lo que es la vida en una ciudad actual, las dificultades de convivencia de
tres generaciones de una familia, y el fracaso de una sociedad desarraiga
da, que ha optado por prescindir de los valores tradicionales y de los con
ceptos del bien y del mal, y en cuyos púlpitos, en vez de predicar el Evan
gelio, se discuten porm enores sobre el ingreso en los colegios de segunda
enseñanza. No Laughing Matter (No es cosa de risa, 1967), panoram a de
medio siglo de vida inglesa, despliega a gran escala la historia de la familia
Matthews, en su circunstancia am biental y social. E n ,4s if by Magic (Como
por arte de magia, 1973), el autor explora una zona nueva y una nueva
técnica. Los personajes centrales son una chica «hippy» y un científico,
que salen al m undo, respectivamente, p a ra aprender a vivir y par.a investi
gar. La obra representa una paródica y fantástica com edia de frustración
sexual. Uno de los aspectos m ás irónicos del libro es el descubrim iento
que hace el científico en los países del sureste de Asia: el cultivo de un
arroz que produce cosechas p a ra term inar con la pobreza y el hambre.
El desconcertante resultado es que, m ediante el filantrópico descubrimien
to, y debido a factores sociales y técnicos imprevisibles, los ricos se enri
quecen m ás y los pobres son cada día m ás pobres. Wilson es un escritor
de gran am plitud de m iras y penetración intelectual; en él pueden rastrear
se influencias de Dickens, de Zola y de la tradición novelística del siglo XIX.
nes que establece entre el bien y el mal, es difícil no vincularlo con Gra
ham Greene; del mismo modo se podría tra e r aquí a John Braine por su
relación inicial con los «jóvenes airados», o b a ra jar figuras m encionadas
en otras secciones de esta obra.
61 B ernard F. Dick, W illiam Golding, New York, 1967. M artin Kinkead-Weekes and Ian
Gregor, W illiam Golding: A Critical Study, London, 1967. Virginia Tiger, W illiam Golding: The
Dark Fields o f Discoverie, London, 1974. Jack I. Bilesfand and R obert 0. Evans (editors), Wi
lliam Golding: Som e Critical Considerations, The University Press of Kentuckg, 1978. Félix Martín,
Sentido y originalidad de la novelística de W illiam Golding, Universidad Complutense, Madrid,
1978. Las novelas de William Golding se encuentran publicadas en la Editorial Faber, de Londres.
La literatura inglesa del s. X X 709
bom bardeo, aparece el niño M atty (Matthew) con la cara desfigurada por
un incendio. Esto lo vuelve introspectivo; y se siente hum illado en la escue
la, en el trabajo, en la sociedad; se desarrolla en él un sentim iento religioso
que no se sabe si es auténtico o procede de una vena de locura. Matty
es un buen m uchacho, m arginado por la sociedad; pero, gracias a esa fuer
za religiosa, no es un resentido. Sophy, la protagonista de la segunda parte,
no tiene nada en com ún con Matty; es una joven m uy atractiva, pero amo
ral y cruel. Es una joven m oderna, la típica independiente, deseosa de
placer y de dominio, que, en m edio de su libertad y sus actividades sexua
les y delictivas, se siente, en el fondo, muy desgraciada. En la tercera par
te, Golding reagrupa a los personajes en el mismo lugar del principio, cer
ca de Londres, y nos m uestra al librero, al periodista, al profesor, a Matty
y a Sophy, viviendo sus vidas de incomunicación, m onotonía, intentos de
sublim ación religiosa o sexual, frustraciones y delitos. No pretende ser cla
ra la visión del a u to r en esta novela, pero sí lo es su sensación de oscuri
dad con respecto al m undo en que vivimos. Rites of Passage (Ritos de paso,
1980) es una novela escrita en form a de diario; relata el viaje a Australia
de Edm und Talbot, durante las guerras napoleónicas, p a ra ocupar un car
go oficial en la colonia. El diario de Talbot, dirigido a un amigo de la no
bleza británica, y una larga carta a un clérigo anglicano a su propia hermana
form an el conjunto de la obra. É sta va m ás allá de la cuidadosa reconstruc
ción de un período histórico y de la atractiva descripción de la travesía,
y, como es característico en Golding, profundiza en las pasiones y deficien
cias hum anas.
62 Frederick R. Karl, «Iris Murdoch», en The Contem porary English Novelists, London,
1968. Cándido Pérez Gállego, «Iris Murdoch», en L iteratura y rebeldía en la Inglaterra actual,
Madrid, C. S. I. C., 1968. Elizabeth Dipple, Iris M urdoch. Work fo r the Spirit, London, 1982.
Las novelas de Iris M urdoch se han publicado en la Editorial Chatto and Windus, de Londres.
Elm er Borklund, «Iris Murdoch», en Contem porary Novelists, ed. by Jam es Vinson. London,
1976. Las más im portantes se encuentran en la colección Penguin Books.
710 Historia de la literatura inglesa
63 Jam es K irkup, Refusal to Conform, London, Oxford University Press, 1963, pág. 12.
64 Malcolm B radbury, «William Cooper», en Contem porary Novelists, ed. by Jam es Vin
son, London, 1976. W. Cooper, Introduction to «Scenes from Provincial Life», London, 1969.
Las obras de William Cooper se encuentran en las Editoriales Heinemann y Macmillan, de
Londres.
La literatura inglesa del s. X X 713
Amis. La novela Lucky Jim (1954), de Kingsley Amis (η. 1922) 66, des
cribe hum orísticam ente la sociedad inglesa de la posguerra, y ridiculiza
el am biente de una universidad provinciana. El protagonista es uñ joven
profesor incapaz de abrirse paso en el campo académico. Este profesor
fracasado, que, por un golpe de suerte, logra casarse con una m ujer de
nivel social superior al suyo, es el prototipo de los anti-héroes de las nove
las de Amis. Las tres obras siguientes de éste son repeticiones poco afortu
nadas de Lucky Jim; la m ejor es Take a Girl Like You (Llévate a una chica
como tú, 1960). One Fat Englishm an (Un inglés gordo, 1964) y The Egyptolo
gists (1966) atacan cómicam ente al vicio. The Anti-Death League (La liga
contra la muerte, 1966), es una especie de novela sim bólica en que, bajo la
Elizabeth J. Howard. Elizabeth Jane H ow ard (η. 1923) 67, casada con
Kingsley Amis, es una novelista de finísim as cualidades literarias, cuyo
propósito no es la prom oción social ni la interpretación de valores; el obje
to de la novela consiste, para ella, en describir al modo tradicional la m a
n era de ser de las personas y las relaciones existentes entre ellas. Desde
The Beautiful Visit (Hermosa visita, 1950) h asta Odd Girl Out (Afuera la
que sobra, 1972), ha escrito varias novelas, en las cuales ha conseguido,
sin pretensiones, niveles artísticos superiores a los de no pocos de sus con
tem poráneos que han logrado m ás éxito m anipulando tem as y técnicas más
oportunistas. The Long View (Larga perspectiva, 1956) se desarrolla, con
sus cinco partes, en sentido tem poral inverso, desde 1950 hasta 1926; es
obra m uy bien estructurada, que describe las relaciones hum anas de dos
generaciones en el escenario londinense. A Sea Change (Un cambio de mar,
1960), novela de tipo tradicional, simboliza en los desplazam ientos geográ
ficos los cambios psicológicos de los personajes. El núcleo argum entai lo
constituye el am or que un escritor de edad avanzada siente por su secreta
ria, joven amable, discreta e inocente, que le corresponde con una am istad
respetuosa. Un golpe oportuno de la vida pone las cosas en su sitio; no
h a pasado nada, y el veterano escritor devuelve su cariño a su esposa. After
Julius (Después de J., 1965) es o tra novela bien articulada que, como las
anteriores, atribuye gran im portancia al pasado p ara conocer el presente,
así como las vidas y psicologías de los protagonistas. El pasado es im por
tantísim o en las novelas de E. J. H ow ard p a ra que los personajes se conoz
can a sí mismos, y adquieran un nivel m oral en que la responsabilidad
y el deseo de no causar daño a los demás son indispensables p ara conse
guir la felicidad y rom per el cerco del aislam iento. En Odd Girl Out (1972)
se m anifiestan las complicaciones que la necesidad de protección impone
67 Jaijies Gindin, «Elizabeth Jane Howard», en Contemporary Novelists, ed. by Jam es Vin
son, London, 1976. Las novelas de Elizabeth Jane H ow ard se han publicado en la Editorial
Cape, de Londres.
La literatura inglesa del s. X X 715
a una pareja cuando ésta despide a una jovencita am oral que les había
propuesto vivir con ellos estableciendo un triángulo amoroso. En sus nove
las —y en ésta especialm ente— E. J. H ow ard expresa la opinión de que
la m ujer es m ás responsable, m ás afectuosa, y m ás generosa con los demás
de lo que suele ser el hombre. Insiste en la necesidad de la presencia del
padre en la fam ilia para que las hijas se sientan seguras y bien orientadas;
no se puede suplir en la conciencia de la hija la ausencia del padre ni
proporcionarle el equilibrio necesario en las relaciones con el hom bre que
un día ha de ser su marido.
Middleton. Stanley M iddleton (n. 1919)68 y Alan Sillitoe (n. 1928) si
guen una dirección rectilínea de advertencia o acusación. La idea de Midd
leton al novelar, según afirm a él mismo 69, no consiste sólo en desarrollar
una narración interesante, sino en m o strar la com plejidad de los caracte
res y móviles hum anos, haciendo vivir a los personajes de acuerdo consigo
mismos, incluso cuando se desvían de su conducta norm al. Middleton gus
ta de sorprender a sus personajes en un m om ento de crisis, para obligarlos
a obrar y expresarse según la realidad de su ser recóndito. La acción se
desenvuelve generalm ente en un período breve, y el argum ento busca di
rectam ente la im presión causada por un acontecim iento im portante o por
una ru p tu ra en las relaciones individuales. No describe caracteres profun
dos ni perfectos, ni pretende ofrecer soluciones satisfactorias de los pro
blem as que plantea: deja que el lector saque por sí m ism o las conclusiones
oportunas, que de ordinario implican más o menos claram ente una finali
dad m oral. Desde A Short Answer (Una respuesta breve, 1958) h asta Ends
and Means (Fines y medios, 1977), son diecisiete las novelas escritas por
Middleton; en general siguen la línea de E. M. F orster en cuanto a la difi
cultad de establecer librem ente relaciones hum anas adecuadas, aunque la
im portancia que en ellas adquiere la sexualidad podría vincularlas con Lau
rence. Son obras m uy representativas en este sentido: T w o’s Company (Una
pareja, 1963), que expone los obstáculos p a ra unas relaciones amorosas sa
tisfactorias entre dos personas de distinta clase social; Terms o f Reference
(1966), que se refiere a los problem as de un m atrim onio en el que los cón
yuges proceden de diferente tradición cultural, y Brazen Prison (Prisión
de bronce, 1971), que describe la situación de un novelista obligado a con
tem porizar con las exigencias de su esposa, que pertenece a una sociedad
opulenta, y las de o tra m ujer, de la que se había enam orado en su juven
tud. Ends and Means (1977) es una novela intensam ente emotiva, cuyo ar
gumento se desarrolla en torno a la fam ilia de un a u to r que se enfrenta
con el adulterio y el suicidio. En esta obra, los afectados son tres m atrim o
nios que, al parecer, se bastan y son felices; pero las tensiones internas
están a punto de aflorar y rom per la aparente arm onía. Es precisam ente
la sensibilidad ante la vida real de sus personajes lo que caracteriza las
68 Shirley Toulson, «Stanley Middleton», en Contemporary Novelists, ed. by Jam es Vinson,
London, 1976. Las novelas de Stanley Middleton han sido publicadas p or la Editorial Hutchin
son, de Londres.
69 Contemporary Novelists, ed. by Jam es Vinson, London, St. James Press, 1976, pág. 950.
716 Historia de la literatura inglesa
cir, con benévolo hum orismo, varios aspectos y rarezas de los estadouni
denses. El viaje de Nueva York a California y regreso tam bién da motivo
p a ra in sistir cómicam ente en esta clase de crítica del hom bre norteam eri
cano. La secuencia académica, que constituye la parte central del libro,
sirve de eje polarizador de estos episodios cómicos y críticos, y queda uni
ficada po r una dram ática situación en la que, una crisis paranoica de anti
comunismo, típicam ente norteam ericana, hace que los profesores presten
juram ento de fidelidad a los Estados Unidos. Esto le parece a W alker una
exageración, y como ciudadano británico se niega a unirse a tal juram ento,
lo cual levanta gran revuelo. De la crítica civilizada y hum orística del m un
do universitario —e, im plícitam ente, de la sociedad en general— de estas
dos novelas, pasam os a The History Man (El dueño de la historia, 1975),
que transform a la efervescente com icidad de las dos novelas anteriores
en una visión pesim ista del hom bre actual. El determ inism o se impone,
y el hom bre que, po r ideología o ambición, tom a este tren, dom ina la situa
ción y se convierte en el dueño de la historia. En esta novela, el m odelador
de los acontecim ientos es H ow ard Kirk, de cuya figura hace B radbury un
retrato destructivo: intelectual, refinado, arrogante, quizá menos im pulsa
do por sus ideales que por la im portancia que va adquiriendo en una socie
dad cuya desaparición profetiza y anhela. Instigado por su m ujer, Howard
Kirk se ha encum brado desde su hum ilde origen h asta una posición de
gran influencia en el D epartam ento de Sociología de una universidad ingle
sa m oderna. E stá siem pre en buenas relaciones con las fuerzas estudianti
les, y organiza fiestas y reuniones en que el desprecio a los prejuicios se
m anifiesta con espectacular arrogancia: busca sin cesar contactos am oro
sos con sus colegas profesoras y con sus alumnas. La imagen que de él
ofrece B radbury es despiadada, por ejemplo cuando lo m uestra ganando
en el juego p artid a tra s partida, aunque p a ra ello tenga que utilizar las
tram pas y la traición. Ni como hom bre, ni como m arido, ni como profesor,
es Kirk una persona éticam ente aceptable; constituye una negación de los
valores tradicionales. No le im porta su fracaso m atrim onial; no le inquieta
su m al com portam iento hum ano ni su falta de solidez profesional; lo único
que le interesa, y lo consigue, es trepar, con fundir, arrollar, a rra stra r. Sus
esfuerzos desesperados persiguen un solo fin: su afán de poder, el auge
de su popularidad. Para alcanzar su m eta, todos los medios son buenos
«Su corazón; ¡Dios santo!, sangra por las víctim as. Y las halla en todas
partes. Las únicas que no ve son las de sus atropellos». Con todo, a pesar
del cúm ulo de aspectos negativos de su personalidad, Kirk triunfa en la
novela, y la m oraleja, sangrante y pesim ista, es que la sociedad actual ca
mina, sin poner resistencia, de la m ano hábil y dura, hipócrita y resuelta,
corrom pida y alegre, de los m uchos Kirk que pueblan el m undo m oderno.
Rates of Exchange (Tipos de cambio) novela en proceso de elaboración, es
un reportaje socio-político de la situación de uno de los países incluidos
en la ó rb ita de Rusia. Satiriza a un profesor colocado en una institución
cultural británica, de la que se sirve p ara introducirse en un am biente in
ternacional, de viajes agradables, contacto con sonrientes azafatas, fam ilia
ridad con la jerga de los aviones, asistencia a recepciones en que se habla
La literatura inglesa del s. X X 719
el inglés peculiar de las distintas áreas de este ám bito internacional, dispo
nibilidad de elegante indum entaria acomodada a las circunstancias climá
ticas o sociales, y variados entornos donde el protagonista se mueve como
si fuera un experim entado viajante de la cultura. B radbury m anifiesta cua
lidades excepcionales p ara rela ta r en una obra cómica, de indiscutible cali
dad artística, las m últiples experiencias de su personaje en el ejercicio de
las actividades que desarrolla en la conocida organización cultural a la
que está parcialm ente vinculado. Dressed Up and Nowhere to Go (Acicala
dos y sin tener adonde ir, 1962) es un conjunto de narraciones breves, ado
badas con la inteligente comicidad que caracteriza a su autor. B radbury
percibe la incertidum bre ideológica en que se encuentran muchos intelec
tuales de talante liberal, critica el oportunism o tanto de los radicales como
de los conservadores y censura el afán del hom bre actual por intervenir
en la m archa de la historia.
72 Malcolm B radbury, «John Fowles», en Possibilities: Essays on the State o f the Novel,
Oxford University Press, 1972. William J. Palmer, The Fiction o f John Fowles, University of
Missouri Press, 1974. Jam es Gindin, «John Fowles», en Contem porary Novelists, ed. by James
Vinson, London, 1976. P eter J. Conradi, John Fowles, London, 1982. Las novelas y narraciones
breves de John Fowles se encuentran en la E ditorial Cape, de Londres.
720 Historia de la literatura inglesa
bilidad, o cuáles son los condicionantes de no pocas acciones hum anas que
parecen realizarse de un modo forzoso. La línea divisoria entre la realidad
y la ficción, el pasado y el presente, el m ito y la historia, nunca queda
clara en esta novela; en ella, como sucede con frecuencia en la vida, los
hom bres carecen del conocimiento exacto del influjo que los acontecim ien
tos u otros hom bres pueden haber ejercido sobre ellos. El autor investiga
las sinuosidades dç las relaciones hum anas. La presencia de la m ujer actúa
de catalizador constante, a pesar de que las jóvenes Alison, June y, sobre
todo, Julie, figuras evanescentes y contradictorias, no llegan a grabarse
en la conciencia de su am ante, protagonista del relato. El influjo de The
Tempest de Shakespeare sobre The Magus es evidente, y muy eficaz el pa
ralelo. El argum ento viene a dem ostrar que el hom bre está sometido a unas
fuerzas rectoras, o paga caro el precio de su libertad al tener que enfren
tarse con el azar o la contingencia. Sin embargo, el riesgo vale la pena,
y el mago de la novela —como un m entor o un dios lim itado— irá retiran
do su poder orientador a fin de que su patrocinado vaya haciendo frente
a las circunstancias y m erezca ser libre. La m ejor novela de Fowles es
The French Lieutenant’s Woman (La m ujer del teniente francés, 1969). En
ella tom a como base n arrativa un argum ento de trasfondo Victoriano, en
cuyo desarrollo deja a cargo del lector discernir el frecuente anacronism o,
la parodia, la investigación y las distintas pruebas de que la naturaleza
del tiem po y de la historia está sujeta a condiciones. Los personajes Char
les Sm ithson y S arah W oodruff pugnan por rom per el cerco de la hipocre
sía y la opresión de la época, y en su actuación alcanzan relieve dram ático.
La figura de Sarah tiene especial atractivo; m ujer independiente y enigmá
tica, solitaria y apasionada, fascinadora e inquietante, tiene precisam ente
las cualidades que la sociedad inglesa de su tiem po está menos preparada
p ara com prender. El autor se sirve de m últiples alusiones y procedim ien
tos literarios, históricos y artísticos, p ara m o strar cuándo se refiere al pa
sado, al presente o a un tiem po indeterm inado, y acaba la novela de dos
distintas form as p ara indicar posibles soluciones en el relativism o de la
vida. Es u n a obra m isteriosa y brillante, abundante en ideas, docum enta
ción social y teorías estéticas. La historia am orosa de sus personajes p rin
cipales constituye una exposición artística, m uy intelectualizada, de la re
presión sexual y los convencionalismos socioculturales en la Inglaterra de
la segunda m itad del siglo XIX. The Ebony Tower (La torre de ébano, 1974)
consta de cinco narraciones que van desde lo ingenioso y lo urbano hasta
el erotism o elegante y m uestran las cualidades estilísticas, poéticas y de
e stru c tu ra y caracterización de las novelas de Fowles. Daniel M artin (1977)
es el re tra to de un inglés actual que quiere verse a sí mismo y a su tiem po
en los espejos del pasado y del presente, en un m arco internacional y a
lo largo de los trein ta años más im portantes de su vida. La novela está
repleta de situaciones dram áticas dialogadas, intercaladas en una narración
densa; el protagonista aparece sucesivam ente en los días de su infancia en
Devon, en sus rom ánticos am ores con una chica de la vecindad, en sus es
tancias en Oxford y Londres, en el hedonismo, am ablem ente satirizado, de
La literatura inglesa del s. X X 721
El teatro —como las demás form as de litera tu ra — suele ser una res
puesta a las sugerencias am bientales o personales, aunque el lector y el
crítico sólo consideren auténticas las soluciones más acordes con sus inte
reses. Los problem as con que se enfrentaba Inglaterra a principios de nues
tro siglo, si no iguales, eran tantos y tan im portantes como los que acosan
a la com unidad británica actual. Ante ellos reaccionaron los dram aturgos
de la época, aleccionando, discutiendo, proponiendo y exponiendo m edian
te el poderoso instrum ento de la escena.
1 Frederick Lumley, N ew Trends in 20th Century Drama, London, 1969. Bam ber Gascoig
ne, Twentieth-Century Drama, London, 1970. Allardyce Nicoll, English Drama 1900-1930, Cam
bridge, 1973. Una Ellis-Fermor, The Irish D ram atic M ovem ent, London, 1964. R obert Speaight,
Drama since 1939, London, 1947. J. C. Trewin, Dram a 1945-50, London, 1951. J. W. Lambert,
Dram a in Britain, 1964-1973, London, 1974. Contem porary Theatre, by Clifford Leech, Allardyce
Nicoll, Kenneth Muir, etc., London, 1968. John Russell Taylor, Anger and After, London, 1969.
John Rusell Taylor, The Second Wave. B ritish Dram a for the Seventies, London, 1971. Jam es
Vinson (editor), Contem porary Dramatists, London, 1977. Oleg Kerensky, The N ew British Dra
ma, London, 1978. Pilar Hidalgo, La ira y la palabra (Teatro inglés actual), Madrid, 1978. Ronald
Hayman, B ritish Theatre since 1955, Oxford University Press, 1979.
La literatura inglesa del s. X X 723
2 G. K. Chesterton, George Bernard Shaw, London, 1909; 1935. Hesketh Pearson, Shaw:
His Life and Personality, London, 1947; Postscript, 1951. Eric Bentley, Shaw: A Reconsidera
tion, New York, 1947; 1957. William Irvine, The Universe of G.B.S., New York, 1949. St. John
Ervine, Shaw: His Life, Works and Friends, London, 1956. Martin Meisel, Shaw and the Nineteenth-
Century Teatre, Princeton, N. J., 1963. C. B. Purdom, A Guide to the Plays of Bernard Shaw,
New York, 1965. B ernard Shaw, Works (33 vols.), London, 1930-8. Idem, Works, Standard Edi
tion (34 vols.), London, 1931-51. Idem, Complete Plays, London, 1931; 1965. Idem, Selected Plays
and other Writings, ed. W. Irvine, New York, 1956. Idem, Com plete Plays w ith Prefaces (6 vols.),
New York, 1962.
724 Historia de la literatura inglesa
3 Un esbozo simplificado de clasificación tem ática nos daría la siguiente sinopsis. Proble
m ática social o individual: Widowers’ Houses, Mrs. W arren’s Profession, Major Barbara. Amor:
The Doctor’s Dilema, Pygmalion, Heartbreak House, Buoyant Billions. Matrimonio: Getting Mar
ried. Padres e hijos: Misalliance, Fanny's First Play. Novela y fantasía: Arm s and the Man, The
Devil's Disciple, John Bull's Other Island. Alta política: The Apple Cart, Too True to be Good,
The Millionèress. Religion: Androcles and the Lion, Saint Joan. Evolucionismo: Man and Super
man, Back to Methuselah.
La literatura inglesa del s. X X 725
como una especie de función social. Por eso aquí no se oculta nada: los
personajes hablan con toda libertad de sus intereses, po r sucios que sean
en el fondo, y Shaw va rasgando con frío realism o el velo que los idealistas
rom ánticos y Victorianos habían corrido sobre el tem a. La solución debe
ser otra: es preciso enfrentarse abiertam ente con el problem a con toda
su brutalidad, sin sentimentalism o, y tra tarlo con fría lógica. En el dram a
están implicados sir George Crofts, que apoya económicamente a Mrs. War
ren p ara que pueda am pliar el negocio, y el reverendo Samuel Gardner,
que en su juventud tuvo relaciones con ella, y resulta ser el padre de Vivie.
Ésta está enam orada de Frank, hijo del reverendo, y, cuando se entera del
conflicto, se m archa a Londres a ganarse la vida en una oficina. Allí va
a buscarla su novio p ara decirle que su padre ha negado que Vivie sea
hija suya. Pero la joven ha quedado tan dolida, al conocer el negocio de
su m adre y descubrir tan ta corrupción, que renuncia a la m adre y al novio.
En vista de lo cual, Mrs. W arren declara que, en adelante, h ará al mundo
todo el daño que pueda, y procurará enriquecerse con ello.
Arms and the Man (Las armas y el hombre, 1894) es un ataque contra
la visión idealizada del m ilitarism o y de la guerra. E l heroísm o m ilitar
es un invento de los que no van al frente. Shaw veía anticipadam ente lo
que ya entrado el siglo XX nos revelaron con incom parable fuerza emotiva
los poetas ingleses de la Prim era Guerra Mundial, sobre todo W ilfred Owen
y Siegfried Sassoon. Shaw se dio cuenta muy a tiem po de que la guerra
no es un concierto de trom petas y clarines, ni un espectáculo de caballos,
banderas y colorido, sino una cosa muy seria y m uy sórdida, algo brutal
e inhumano, sin la elegancia y la gallardía que podría hacer suponer la
presencia de los m ilitares en un desfile, en una tertu lia o en un sarao deci
monónico. Aquí la discusión se traba entre el búlgaro Sergius, representan
te de un ejército convencional y de opereta, y el capitán Bluntschli, m ilitar
suizo, conocedor realista de la guerra m oderna. Las señoras, con su idea
peregrina de la guerra, llenan el cuadro y redondean la sátira, poniendo
de relieve la actitud pacifista del autor. E n Man and Superm an (Hombre
y superhombre, 1903) Shaw lanza la idea, tan inesperada como conclusiva,
de que en la lucha de sexos no es el hom bre quien triunfa, sino la mujer,
pues es ella la que encarna la verdadera fuerza de la vida. En esta comedia,
la protagonista, Ann (Ana) triunfa sobre un John Tanner (don Juan) que,
a su pesar, se siente empujado hacia ella po r una voluntad cósmica irresis
tible. Major Barbara (La comandanta B., 1905) plantea el problem a de la
pobreza socorrida con el dinero ganado de m anera no del todo m oral. En
este caso, u n a institución benéfica —el conocido Salvation Army— se en
cuentra ante el dilem a de desaparecer o aceptar las aportaciones de un
destilador de whisky y de un fabricante de arm as. La ambientación de
Pygmalion (1914) es de carácter lingüístico; pero el tem a de la obra son
las relaciones hum anas nacidas al calor de la convivencia. Una humilde
florista, Eliza Doolittle, a la cual un experto fonetista, H enry Higgins, ense
ña un inglés perfecto, se encariña con el profesor, a la vez que éste, al
socaire de las experiencias científicas, siente que tam bién su corazón se
inclina hacia su alum na, que es, en cuanto a lenguaje y m odales, verdadera
726 Historia de la literatura inglesa
creación suya. Pero entre ambos se alza el problem a del desnivel de clase
social y de educación 4. Heartbreak House (La casa de la angustia, 1916),
en un trenzado de amores, am oríos y congojas, aborda el tem a de la falta
de vision de los gobernantes y de la carencia de propósitos del m undo mo
derno; es una gran obra, que presenta un cuadro rom ántico y m elodram áti
co de la E uropa culta y ociosa de antes de la Prim era G uerra Mundial,
y term ina con un lanzam iento de bom bas como preludio de la guerra. La
m oraleja es que ni E uropa ni el m undo podrán hallar el buen camino m ien
tra s los hom bres y las naciones prefieran la barb arie y la m uerte a la civili
zación y a la vida.
La confrontación crítica de las instituciones eclesiásticas y estatales con
los dictados de la conciencia del individuo constituyen el tem a de Saint
Joan (1923), obra que, aunque no explora con profundidad la dimensión
religiosa de las motivaciones de Juana de Arco, sí expone con objetividad
e ironía los errores que cometen los hom bres que hacen la Historia. El
argum ento contrapone la vida de Juana de Arco en la tie rra y en el cielo,
dem ostrando lo distintas que son las cosas de acá y las cosas de allá. Afor
tunadam ente, la Iglesia sabe rectificar, y en el dram a se trasciende el tiem
po cuando aparece un em isario que lee el documento prom ulgado por la
Santa Sede, en 1920, m ediante el cual se anula el veredicto dictado contra
Juana de Arco en 1431 y se la canoniza. The Apple Cart (El carretón de
manzanas, 1929) se refiere al «carretón de m anzanas» de la democracia,
en una m onarquía constitucional, dem ostrando que para la estabilidad de
este sistem a político es m enester que haya un gobierno y unos ciudadanos
preparados. La obra se sitúa en la Inglaterra de fines del siglo XX, en la
corte del rey Magnus. La política ha dejado de interesar, y de la población
electoral vota sólo el siete por ciento. La pobreza ha sido eliminada; todo
el m undo vive cómodamente; Inglaterra surte de bombones el mercado m un
dial, y la economía del país está segura en m anos de grandes hom bres de
negocios. Todo el m undo es feliz en Inglaterra. La comedia es una profecía
del W elfare State, el sistem a inglés actual. Sin embargo, no todo m archa
satisfactoriam ente. El gabinete m inisterial está preocupado porque el rey
ha pronunciado discursos que denotan una m arcada independencia perso
nal, y se h a perm itido criticar al gobierno y expresar sus propias opinio
nes. Esto no lo puede tolerar su gobierno laborista, y, en consecuencia,
se prohíbe que el rey pronuncie discursos, que tenga contactos directos
con la prensa, y h asta se le suprim e la facultad del veto. El rey Magnus
pide unas horas p ara deliberar, celebra u n a reunión tan laboriosa como
angustiosa con una comisión de hom bres inferiores a él en todos los aspec
tos, y luego dedica la tarde a su querida, situación que el dram aturgo apro
vecha p a ra revelar facetas íntim as del m onarca. El rey Magnus convoca
de nuevo al gabinete, pero antes recibe al em bajador de los Estados Uni
dos, quien le com unica que su gobierno ha decidido invalidar la Declara
4 El título deriva del escultor y rey de Chipre Pigmalión, que, enamorado de una estatua
de m ujer que habla hecho, pidió a Afrodita que le d iera vida y la diosa accedió a su ruego.
En el Pygmalion de Shaw se basa la comedia musical My Fair Lady (New York, 1956; London
1958), con p a rtitu ra de Frederick Loewe y libreto de A. J. Lerner.
La literatura inglesa del s. X X 727
5 H. V. M arrot, The Life and Letters of Galsworthy, London, 1935. Dudley Barker, The
Man o f Principle. A View of Galsworthy, London, 1963. John Galsworthy, Plays, New York,
1928; London, 1929. Idem, Ten Famous Plays, London, 1941. V er la bibliografía de J. Gals
worthy en el capítulo X, subcapitulo 2, de esta obra.
728 Historia de la literatura inglesa
6 C. B. Purdom, Harley Granville-Barker. Man o f the Theatre, dramatist and scholar, Lon
don, 1955. Μ. M. Morgan, A Drama of Political Man. A Study in the Plays of Barker, London,
1961. H arley Granville-Barker, Collected Plays. (Watergate ed.) Forew ord by J. B. Priestley,
intr. by I. Brown, London, 1967.
La literatura inglesa del s. X X 729
7 John Masefield, Verse Plays, New York, 1925. Idem, Prose Plays, New York, 1925. Idem,
Tristan and Isolt. A Play in Verse, London, 1929. Idem, A Play on St. George (In Verse),London,
1948. Ver la bibliografía de Masefield en el capítulo X, subcapitulo 1, de esta obra.
730 Historia de la literatura inglesa
10 William B utler Yeats, Collected Plays, Complete, London, 1952. Ver la bibliografía de
Yeats en el capítulo X, subcapitulo 1, de esta obra.
11 D. Gwynn, M artyn and the Irish Theatre, New York, 1956.
12 Elizabeth Coxhead, L ady Gregory. A Literary Portrait, London, 1961. Lady Gregory, Se
lected Plays, ed. by Elizabeth Coxhead, London, 1962.
13 Maurice Bourgeois, Synge and the Irish Theatre, London, 1913. David H. Greene and
Edw ard M. Stephens, J. M. Synge, New York, 1959 Sunshine and the Moon's Delight, A Cente
nary Tribute to John Millington Synge, 1871-1909, ed. by S. B. Bushuri. Forw ord by Norman
Jeffares, The American University of Beirut, 1972. John M. Synge, Works (4 vols.), Dublin, 1910.
Idem, Plays, Poem s and Prose, London, 1941. Idem, Collected W orks (5 vols.), ed. by Robin
Skelton, Oxford, 1962. Idem, Plays and Poems, ed. by T. R. Henn, London, 1963.
732 Historia de la literatura inglesa
da el m ejor dram aturgo del grupo, y con Riders to the Sea (Jinetes hacia
el mar, 1904) inicia su propio teatro. E sta obra, aunque de un solo acto,
tiene el im pulso de las grandes tragedias. Le falta am plitud argum entai,
pero no calidad; en ella se in terp reta la d u ra situación y vida heroica de
las gentes del m ar. La figura de la m adre inspiró el personaje central de
Bodas de Sangre de García Lorca. Los otros grandes dram as de Synge son
The Playboy of the Western World (El «play boy» de occidente, 1907) y Deir-
dre of the Sorrows (D. de los dolores, 1910), con tres actos cada uno. Son
obras agridulces, patéticas e irónicas, llenas de fantasía céltica, tan carac
terística de lo auténticam ente irlandés. The Playboy o f the Western World
no es precisam ente un elogio de Irlanda; la crítica que la obra levantó en
su día fue considerable, pues se entendió como una sátira del carácter des
preocupado y fantasioso de no pocos irlandeses. Hoy, superados muchos
prejuicios nacionalistas, el dram a se representa sin recelos y se adm ira
con gusto. En él se pone en escena a un joven tan sim pático como m entiro
so, Christy Mahon, que llega fatigado, fugitivo y tem eroso a la aldea de
Mayo. Allí cuenta, con aires de superioridad, que anda huido de la justicia
po r haber m atado en una pelea a su tiránico padre. Los irlandeses, y sobre
todo las irlandesas de la aldea, sienten lástim a y cariño hacia un m uchacho
tan guapo, lo protegen y ocultan. Él va cobrando confianza, y, cada vez
que relata su heroica gesta, ésta aum enta de volumen y emoción y cautiva
m ás adm iración. Christy se queda en la tab ern a de los Flaherty con M arga
ret y su padre, Michael. Ayuda en las faenas, y le gusta vivir este am biente
fam iliar y confiado, junto a una chica tan bonita y atendido con mimo
por ella. Toma parte en actos deportivos hípicos y gana el prem io p ara
la aldea. Esto supone un gran triunfo y un considerable aum ento del pres
tigio que ya tenía el forastero. Es el chico m ás solicitado del vecindario,
pues los otros m uchachos no pueden com petir con él ni por la vivacidad
de su lenguaje ni por su apariencia. Cuando la fam a de Christy se halla
en su apogeo, aparece inesperadam ente su padre, el viejo Mahon —que
tiene un simple golpe en la cabeza—, y se lleva tranquilam ente al héroe
sin la m enor dificultad. Deirdre of the Sorrows se ap arta del dram a ante
rior, tanto por el tem a m isterioso y trágico como por su lenguaje shaké-
speareano. Deriva de la leyenda titulada The Sons of Usnach (Los hijos de
U.) y su asunto lo trataro n tam bién lady Gregory, G. W. Russell (A.E.) y
Yeats. Según la leyenda, la protagonista, hija del arpista del rey de Ulster,
era una niña de prodigiosa belleza, tan m isteriosa como tem ible por las
consecuencias que tendría. Un druida había profetizado que la herm osura
de D eirdre sería la causa de destierros y m uertes de héroes. D eirdre desco
noce su poder fascinador y no sabe nada de la profecía. El rey Conchubor,
enam orado de ella, la lleva a un lugar solitario, donde la cuidan m ujeres
de confianza. Pero Deirdre se encuentra con Naise, uno de los hijos del
guerrero Usnach, y ambos jóvenes se enam oran. Con el auxilio de sus dos
herm anos, Naise se m archa con Deirdre a Escocia; pero el rey los atrae
arteram ente a Irlanda, y ordena asesinar a los tres hijos de Usnach. Deir
dre, que no quiere al rey y está desolada por la pérdida de Naise, se quita
la vida. Sobre este fondo legendario crea Synge un dram a de excepcional
belleza poética.
La literatura inglesa del s. X X 733
14 M. Malone, The Plays of O'Casey, Carbondale, 1969. B. A. Atkinson (éd.), The Sean O ’Ca
sey Reader, London, 1968. Sean O’Casey, Collected Plays (4 vols.), London, 1949-51. Idem, Selec
ted Plays, New York, 1954. Idem, Five One-Act Plays, London, 1958. Idem, Three More Plays,
London, 1965.
734 Historia de la literatura inglesa
15 F. J. Harvey Darton, Barrie, London, 1928. J. A. H ammerton, Barrie. The Story of a Gê
nions, London, 1929. Denis Mackail, The Story of James M atthew Barrie, London, 1941. Jam es
M. Barrie, Uniform E dition of the Plays (10 vols.), London, 1918-38. Idem, Plays, ed. by A. E.
Wilson, London, 1928; 1942. Idem, Letters, ed. by Viola Meynell, London, 1942.
La literatura inglesa del s. X X 735
16 Alen A. Milne, First Plays, New York, 1919. Idem, Second Plays, London, 1921. Idem,
Three Plays, London, 1923. Idem, Four Plays, London, 1926. Idem, Four Plays, New York, 1932.
17 Richard Heron W ard, W illiam Som erset Maugham, London, 1937. Richard A. Cordell,
W. Som erset, Maugham, New York, 1937. The Maugham Enigm a (Collection of 29 essays and
reviews, 1908-50), ed. by Klaus W. Jones, New York, 1954. Ted Morgan, Som erset Maugham,
London, 1980. William Somerset Maugham, Collected Plays (3 vols.), London, 1952. Idem, Selec
ted Plays (Penguin Plays), Harm ondsworth, 1963.
736 Historia de la literatura inglesa
Constant Wife (La esposa constante, 1927) tom a otro rumbo: Constance,
p ara reconquistar el am or de su infiel m arido, decide independizarse y h uir
tem poralm ente con un am ante. En un diálogo entre serio y divertido con
su m adre, ésta pregunta a Constance si am a de verdad a su marido. Al
decirle la hija que no ha parado m ientes en ello, la m adre le advierte que
sólo hay una prueba segura p ara saberlo: utilizar el mismo cepillo de dien
tes. The Breadwinner (El que gana el pan, 1930) pone sobre las tablas al
padre laborioso que no hace o tra cosa que tra e r dinero a casa para sus
desconsiderados e irritantes hijos, h asta que, abrum ado, ya no quiere sa
b er nada de su familia. El lenguaje de esta comedia fam iliar alcanza una
acritud irónica. Uno de los personajes, Judy, afirm a en una frase m uy cele
b rad a que, desde la guerra, en cuestión de amoríos, las aficionadas han
batido a las profesionales y que éstas ya no tienen nada que hacer en este
campo. For Services Rendered (Por servicios prestados, 1932) es un dram a
serio y acabado, en el que se delatan los convencionalismos, la falta de
comprensión y la frialdad de la sociedad inglesa del período de entreguerras.
18 M. Levin, Noël Coward, New York, 1968. S. Morley, A Talent to Amuse. A Biography
of Noël Coward, London, 1969. The W it o f Coward, ed. by D. Richards, London, 1968. Noël Cow
ard, The C ollected Plays (6 vols.), London, 1962. Idem, Three Plays, intr. by E. Albee, New York,
1965.
La literatura inglesa del s. X X 737
contraste con el desenfreno de los años veinte, dom inados por la fiebre
del jazz, el afán de diversiones y la corrupción. Con Cavalcade (1931), come
dia con escenas de revista, Coward alcanzó un éxito rotundo. Aparece aquí
el galante patriotism o inglés a lo largo de treinta años de la vida de una
fam ilia y de la h istoria de Inglaterra. El punto culm inante lo constituye
la escena en que, en una fiesta celebrada en su casa, el jefe de la familia
levanta con entusiasm o su copa y brinda confiadam ente p ara que su país
avance siem pre por los caminos de la paz, siguiendo la línea recta de su
dignidad tradicional y característica. En la delicada comedia Blithe Spirit
(El espectro jovial, 1941), Charles, casado en segundas nupcias, se ve en
frentado, en una sesión de espiritism o, con el espíritu de su prim era mujer,
cuya intención es llevárselo de este mundo. Esto despierta celos en la se
gunda esposa, Ruth, que no se cálm ará sin una persuasiva explicación del
m arido. Pero el espíritu de la prim era m ujer está ta n resuelto a llevarse
al m arido, que p rep ara un accidente de automóvil, en el que perece Ruth
en vez de Charles. Entonces el m arido se ve acosado por lo s’espíritus de
sus dos esposas, h a sta que al fin, p ara librarse de ellas, decide abandonar
no sólo la casa sino tam bién Inglaterra. Sus obras posteriores, This Happy
Breed (Raza afortunada, 1943), Relative Values (1951), etc., y A Song at. Twi
light (Canción de atardecer, 1966), continúan en su brillante línea de inge
nio, cómica com prensión y tolerancia. Agradable y elegante siempre, y sin
pretensiones de profundidad social, aunque sí provisto de intención satíri
ca y de sentim iento, Coward prolonga h asta nuestros días, según las exi
gencias de la época, la chispeante comedia de la R estauración y de Oscar
Wilde, en una am enísim a lección de técnica teatral.
ce Housm an (1865-1959) 20, con sus deliciosos dram as cortos en un acto so
bre la vida de la reina Victoria, coleccionados bajo el título de Victoria
Regina (1934).
Con los años treinta aparecen los dram aturgos James Bridie y J. B. Priest
ley, que m ediante nuevas form as y parecidos niveles artísticos continúan
las realizaciones de Shaw, Barrie, Galsworthy y Maugham. Acaso ni Bridie
ni Priestley hayan alcanzado las m etas que se habían propuesto, pero am
bos tuvieron m omentos que hicieron pensar en el advenimiento de un nue
vo B ernard Shaw.
20 Laurence Housman, The Golden Sovereign, Collection o f Plays, London, 1937. Idem,
Happy and Glorious, Selection of Queen Victoria Plays, London, 1945. Idem, Old Testament
Plays, London, 1950.
21 F. Robson, «A Tribute to Bridie», en Drama Sum mer, 1951. C. Bax, «Bridie», en Drama
Autum n, 1951. H. L. Luyben, Bridie. Clown and Philosopher, Philadelphia, 1965. Jam es Bridie,
A Sleeping Clergyman and Other Plays, London, 1934. Idem, Moral Plays, London, 1936. Idem,
The A natom ist and Other Plays, London, 1931. Idem, Susannah and the Elders and Other Plays,
London, 1940. Idem, Plays for Plain People, London, 1944. Idem, Daphne Laureola, London, 1949.
La literatura inglesa del s. X X 739
TEATRO POÉTICO
23 «Nô Plays», en The Oxford Companion To the Theatre, ed. by Phyllis Hartnoll, Oxford
University Press, 1962.
24 Gordon Bottomley, Poems and Verse Plays, intr. by C. C. Abbot, London, 1953.
742 Historia de la literatura inglesa
25 Lascelles Abercrombie, Four Sh ort Plays, London, 1922. Idem, The Poems. Poem s and
plays, London, 1930. Idem, The Sale of Saint Thomas in Six Acts, London, 1930.
26 Geoffrey Bullough, «Christopher Fry and the Revolt against Eliot», en Experimental Dra
ma, ed. by W. A. Armstrong, London, 1963. T. S. Eliot, Sweeney Agonistes, Fragments o f an
A ristophanic M elodram a, London, 1932. Idem, The Rock. A pageant play, London, 1934. Idem,
Collected Plays, London, 1962. Para la bibliografía de Eliot, ver el cap. X, subcap. 1, de esta obra.
La literatura inglesa del s. X X 743
union (1939), obra complicada, en verso, con un contenido ideológico y poé
tico que el autor no consigue expresar dram áticam ente. Se tra ta de un
joven acosado por u n complejo de culpabilidad, que debe superar por sí
mismo, gracias a la conveniente inform ación sobre el pasado de sus padres
que le da una de sus tías, y cuyo extraño com portam iento no logra com
prender ningún m iem bro de la familia. The Cocktail Party (1949) es otro
dram a en verso, de expiación y búsqueda de un ideal; en él, un m atrim onio
desunido soluciona sus problem as m ediante la aceptación por cada cónyu
ge de los defectos del otro; por otro lado, una joven bien relacionada con
el marido, insatisfecha del am or humano, busca su cam ino en el sacrificio
haciéndose enferm era de una orden religiosa en un país pagano, donde
m uere crucificada y luego es venerada como una diosa. Eliot quiere mos
tra r en esta obra que la m anera de sacrificarse y el ideal de vida no son
los mismos para todos; que, p ara vivir y p ara m orir, existen dos mundos.
Si el aliento poético y el ritualism o literario tradicional casi no existen
en el dram a anterior, en The Confidential Clerk (El secretario particular,
1953), desaparecen por completo; nos encontram os aquí con un teatro rea
lista, cuyos personajes no consiguen serlo. Se tra ta de un problem a de elec
ción vocacional o de orientación de la vida. Eliot no pretende ser trascen
dental, sino deliberadam ente normal. Si el hom bre no es capaz de im poner
se a las circunstancias, tendrá que am oldarse a lo que éstas le ofrezcan.
Aquí, el protagonista habría querido ser alfarero; por tem or a quedarse
en una m ediocridad elige otra profesión, y consigue ser una. figura impor
tante en la localidad; su secretario particular, en cambio —que el protago
nista cree que es su hijo—, resuelve ser organista de una iglesia, acaso
con la intención de ordenarse sacerdote m ás tarde. Este camino es oscuro,
pero al protagonista le parece más idóneo que el suyo y, en el aspecto
espiritual, paralelo al de la religiosa-enferm era del dram a anterior. The
Elder Statesm an (El anciano político, 1958), últim o dram a de Eliot, es tam
bién monótono, pero ambicioso y aleccionador como todos los suyos. Expo
ne el problem a del político famoso, que, después de abandonar la platafor
m a pública, y al sentir cerca la m uerte, com prende que su vida ha sido
una evasión continua de las realidades, y cae en un angustioso sentimiento
de culpabilidad. Le gustaría disim ular y conservar la ilusión de que su
vida ha sido fecunda, por el cariño que tiene a su hija; pero tendrá que
acudir a ésta p a ra descargarse de sus culpas en tono de confesión: la com
prensión de la hija devolverá la paz al alm a del viejo político. Como se
ve, la trayectoria dram ática de Eliot es descendente en el terreno artístico.
Pero la línea teológica de la aceptación del destino del hom bre y el recono
cimiento po r éste de sus cualidades y, sobre todo, de sus culpas y fracasos,
es una recta absoluta de plena validez m oral, filosófica y teológica.
Fry. Christopher Fry (η. 1907) 27 sigue una orientación distinta. Fren
te a la concreción del verso o de la frase poética de Eliot, el estilo de Fry
27 Geoffrey Bullough, «Christopher Fry and the Revolt against Eliot», en Experimental Dra
ma, ed. by W. A. Armstrong, London, 1963. D. Pryce-Jones, «Fry and Verse Drama», en London
Magazine, 8, 1965. N. Vos, «The Comedy of Faith. The Drama of Fry», en Gordon Review,
744 Historia de la literatura inglesa
adopta una tendencia vaga, disquisitiva y m etafórica, que perm ite a su ver
so, convertido generalm ente en m úsica, halagar los oídos del público con
independencia del movimiento escénico. No es que sus dram as carezcan
de significado o que el poeta no exprese en ellos dram áticam ente su pensa
m iento; pero son m ás bien poemas dram atizados que dram as poéticos. Sin
embargo, a m edida que ha ido avanzando en su carrera, Fry ha tendido
a una austeridad mayor. En Curtmantle (Manto corto, 1961), por ejemplo,
donde tra ta el tem a de Enrique II y Thomas Becket, han desaparecido las
abrum adoras cascadas verbales de su estilo, y su verso ha cobrado una
sobriedad lineal m ucho más ceñida a las necesidades de la acción dram áti
ca. Esto no quiere decir que la exuberancia expresiva de la m ayoría de
sus obras carezca de valor: lo tiene en alto grado dentro de su m odalidad
poética, evanescente y hum orística, según se dem ostró en The Lady is not
for Burning (La dama no es para la hoguera, 1948) y en Venus Observed
(1950), que entusiasm aron a un público deseoso de algo que se a p artara
del dram a realista establecido. The Lady is not for Burning presenta, en
un am biente m edieval y prim averal, a una joven acusada de brujería, que
no quiere m orir, en contraste con un joven que desea la m uerte, que se
le niega. Cada uno envidia la situación del otro frente al destino, h asta
que ambos alcanzan una especie de conjunción final, proporcionando así
al dram a u n sentido de superación del individuo, que pone de m anifiesto
un propósito cósmico de la existencia. Venus Obsen>ed es una pieza alegó
ricam ente otoñal, que escenifica, con poética y amable desilusión, el des
p e rta r del am or en un hom bre de m ediana edad. The Dark is Light Enough
(La obscuridad es bastante luminosa, 1954) constituye una comedia invernal
situada en 1848, el año de las revoluciones. La acción se centra en la conde
sa austríaca Rosm arin Ostenburg, figura casi divina y evanescente, gracio
sa y compasiva, en torno a la cual se crean y se deshacen de un modo
im perceptible las vidas de los personajes. A Sleep of Prisoners (Sueño de
prisioneros, 1951) es u n dram a pacifista ilustrado con episodios violentos
del Antiguo Testamento. En A Yard of S u n (Una yarda de sol, 1970), se
lleva a las tablas la historia de dos personas cuyas fam ilias se reúnen ines
peradam ente después de la Segunda G uerra Mundial. Fry escribe todos
sus dram as en su verso característico, altam ente poético unas veces, otras
curiosam ente fam iliar, que m antiene viva la escena, incluso cuando la si
tuación es estática. Las obras de Fry tienen con frecuencia matices religiosos.
8, 1965. W. V. Spanos, The Christian Tradition in M odem British Verse, New Brunswick N
J, 1967. C. Fry, Three Plays, London, 1960. Idem, Plays, London, 1969. Idem, Venus Observed,
London, 1950. Idem, The Dark is L ight Enough, London, 1954. Idem, Curtmantle, Oxford Uni
versity Press, 1961. Idem, A Yard o f Sun, Oxford University Press, 1970.
28 Ver la bibliografía de Dylan Thomas en el capítulo X, subcapítulo 1, de esta obra. Dylan
Thomas, Under M ilk Wood. A Play for Voices, London, 1954. Idem, En el joven bosque, trad,
p or Tomás Ramos Orea, Kingston, Ontario, Canadá, 1971.
La literatura inglesa del s. X X 745
inicialm ente p a ra ser difundida por radio, se llevó a la escena con gran
éxito, debido a sus excepcionales cualidades poéticas. E scrita en verso y
en prosa, en la prosa desbordante de Dylan Thomas, consigue, m ucho más
con la palabra que con la acción, p resentar la vida de un pueblecito m ari
nero galés durante las veinticuatro horas de un día. Su estru ctu ra es más
poética que dram ática. El autor capta de un modo global la vida entera
del lugar con sus personajes característicos, todos im prescindibles en el
m arco de la comunidad, con sus m anías y rarezas, sus alegrías y sus afa
nes. Visto superficialm ente, todo el vecindario parece un conjunto de ex
céntricos; pero, bajo el estrato de la apariencia, se atisba la ironía de Dylan
Thomas con su frescor poético: el pequeño lugar galés al que caricaturiza
o describe hum orísticam ente se parece a los demás, es la imagen viva y
poetizada de cualquier rincón del mundo. Con Under M ilk Wood, Dylan
Thomas alcanza la culm inación del teatro poético.
Es indudable que el teatro, ante todo, debe ser teatro. Nadie estará en
contra de u n dram a ideológico, didáctico o m oral, siem pre que sea un buen
dram a. B ernard Shaw estim aba que el aspecto doctrinal de una obra con
tribuye a darle nervio y a orientarla por el camino del gran arte. Bertold
B recht pensaba que el teatro, por didáctico que sea, tiene que constituir
ante todo un buen entretenim iento. El crítico inglés H arold Hobson recor
daba en 1959 a los dram aturgos de vanguardia que el motivo principal
del teatro es agradar al espectador. Su función esencial, por tanto, no es
conducir al pacifismo, a una m ejora m oral o al establecim iento de un siste
m a social perfecto. P ara eso existen iglesias, parlam entos y partidos políti
cos. Caeríamos en un erro r si creyéram os que la m isión principal del tea
tro es la superación del hom bre y no el sencillo intento de hacerle feliz
sin causarle daño. E stá claro que el buen teatro puede tam bién ser de gran
provecho, pero partiendo siem pre de la base de que sea un espectáculo
artístico.
Esto es tó que se propusieron y, con frecuencia, alcanzaron Shaw y
Brecht; y lo que intentan hacer con m ayor o m enor fortuna, Ionesco, Sar
tre, Anouilh y Beckett. El realism o de B ertold B recht y su utilización de
la parábola negativa es un procedim iento que todos estos dram aturgos han
utilizado a su modo y que, partiendo de la sátira política, la delación de
la hipocresía y la incom unicabilidad hum ana, parece llegar a la conclusión
de que el m undo es un calabozo asfixiante. En contraposición a estos auto
res, que exponen el lado pesim ista y aun a veces inhum ano, desesperante
y absurdo del vivir, Eliot y Graham Greene procuran m ostrar los signos
inteligibles y esperanzadores que la Providencia sitúa a lo largo de la vida
de los hombres.
746 Historia de la literatura inglesa
29 A Sam uel Beckett Reader, London, 1967. I. Hassan, The Literature o f Silence. Miller and
Beckett, New York, 1968. F. Evers, «Beckett. The Incurious Seaker», Dublin Magazine, 7, 1968.
T. Palmer, «Artistic Privilege», en London Magazine, 8, 1968. L. Perche, Beckett: l ’enfer à notre
portée, Paris, 1969. M. Robinson, The Long Sonata o f the Dead, London, 1969. Samuel Beckett,
Collected Works, New York, 1975. I Can't Go On. A Selection from the Work of Sam uel Beckett,
ed. by Richard Seaver, New York, 1967. Idem, Dramatische Dichtungen (2 vols.), Frankfurt, 1963-4.
La literatura inglesa del s. X X 747
recita algún verso. El m aridó que anda a gatas y no acaba de llegar hasta
ella, consigue llam arla: ¡Win!, diminutivo que, al coincidir con el verbo
«vencer» sintetiza el nom bre de su m ujer y la ironía del final de su vida.
Eh Joe (1966) es una sátira p ara la televisión, en la cual se hace burla
de la cám ara sin Ja cual el género no podría realizarse; en Breath (Aliento,
1970) se reduce alegóricam ente la vida a trein ta segundos; y en Not I (Yo
no, 1972), aunque el título parece sugerir la identidad hum ana, ésta se limi
ta casi a la expresión melódica de la voz. En estas últim as obras, Beckett
restringe el dram a a una m era actitud. En cuanto a sus caracteres, grises
en su m ayoría, son seres hum anos angustiados, y aun en los momentos
en los que el autor perm anece intelectualm ente m ás distanciado, se ve que
sim patiza y se identifica y sufre con ellos. Aunque el teatro de Beckett
es ambiguo, evasivo y simbólico, el m ensaje que presenta en conjunto es
suficientem ente claro.
30 E. Stürzl, Von Satan zu Gott. Religiose Probleme bei Greene, Wien, 1954. Leopoldo Du-
rán, La crisis del sacerdote en Graham Greene, Madrid, 1974. E. M. Browne, Contemporary
Drama in the Catholic Tradition, en Christian Faith in Contemporary Arts, ed. F. Eversole,
Nashville, 1962. G raham Greene, The Living Room, London, 1953. Idem, The Potting Shed,
London, 1958. Idem, The Complaisant Lover, London, 1959. Idem, Three Plays, London, 1961.
Idem, Carving a Statue, London, 1964. Idem, The Return o f A. J. Raffles, London, 1975.
748 Historia de la literatura inglesa
tem pla la posibilidad del m ilagro y se percibe, incluso, la siem bra de una
fructífera inquietud espiritual en el árido campo racionalista de los fam i
liares y amigos del escritor. Al sacerdote se le devuelve la fe, y el personaje
central recobra su identidad y su felicidad. En The Complaisant Lover (El
amante complaciente, 1959), Greene explora el elemento amoroso como pro
pulsor de la caridad, en un grupo de tres personas que ya no son jóvenes.
El triángulo lo constituyen aquí una pareja, cuyo am or se ha convertido
en m onótona convivencia am istosa, y un tercero, algo más joven, que se
ha enam orado de la m ujer y es correspondido. Inicialmente, el plantea
m iento no puede ser m ás convencional. Pero Greene no dispone las cosas
de acuerdo con las posibilidades clásicas. Ni el m arido se suicida, como
pensaba, ni la m ujer abandona la casa y los hijos, como rom ánticam ente
suponía, ni el am ante es el único vencedor. Si am ar es dar, y ambos quie
ren a Mary, y ella los necesita a ambos, los dos tendrán que sacrificarse
por su amor, y tam bién ella deberá ap o rtar su parte de sufrimiento. En
consecuencia, Mary prosigue su vida gris al lado de su m arido, y, sólo de
cuando en cuando, dos o tres veces al año, podrá convivir unos días con
su am ante con el pretexto de ir a visitar a u n a parienta. Éste es el tributo
que los tres deberán pagar p ara resolver el problem a, y su dolorosa acepta
ción por todos ellos proprociona al dram a cierta nerviosidad m oral. Car
ving a Statue (Esculpiendo una estatua, 1964) presenta a un a rtista que
pasa toda su vida tratando inútilm ente de esculpir la estatua de Dios Pa
dre. Su empeño es inmenso; y, a pesar de que con ello sacrifica la felicidad
de sus fam iliares y amigos, le dedica todos sus esfuerzos, aun sin tener
idea de cómo puede llevar a cabo un proyecto de tan irrealizable grandeza.
Aunque se p resta a ello, no hay que buscar en la obra, ningún simbolismo
teológico: el propio autor recom ienda su interpretación literal. The Return
of A. J. Raffles (El regreso de A. J. R., 1975) es una divertida comedia, de
fondo parcialm ente histórico, sobre varios personajes de la Inglaterra de
principios del siglo XX, y en p articu lar sobre A. J. Raffles, sim pático cala
vera que se mueve con tan ta facilidad como pocos escrúpulos entre la alta
sociedad eduardiana. A través de las actividades de este caballero - ladrón,
el autor revela la degradación de la época, considerando al protago
nista como un corrom pido m ás en el seno de una sociedad corrom
pida.
Osborne. John Osborne (n. 1929) 31 emerge súbitam ente como dram a
turgo en Londres con Look Back in Anger (Mirando atrás con ira), estrena
do en el Royal Court Theatre —u n a especie de teatro de ensayo— en 1956.
El autor tenía veintiséis años, y la obra fue bien recibida por el público
y por la crítica. Esto suponía, hasta cierto punto, a rra n c ar el dram a del
monopolio de los teatros comerciales del West End y presentarlo ante un
auditorio joven y exigente, lleno de inquietudes sociales e intelectuales.
Look Back in Anger no puede considerarse una obra excepcional, pero sí
representativa del momento, y escrita con un lenguaje expresivo, coloquial
y directo, que se adapta perfectam ente al género dram ático. El personaje
central, Jim m y Porter, es un personaje que no tiene nada que defender,
y sí todo p ara criticar. Educado en la universidad, adonde quizá habría
sido m ejor que no hubiera ido, se casa con una joven de una clase social
superior a la suya, po r lo cual se siente acomplejado y movido a reaccionar
violentam ente contra ella; se gana m odestam ente la vida como dueño de
un puesto de caram elos en el m ercado, y pasa los domingos en casa ensa
ñándose con todo lo que lee en el periódico, con su m ujer y con el amigo
que vive con ellos. Su actitud es desconcertante, y todos se preguntan con
tra qué está tan airado, si no es contra su propia incapacidad p ara salir
de su ridículo laberinto m ental. Su m ujer le abandona tem poralm ente, y
es sustituida por una amiga de ella, que a los dos días es víctim a de las
mismas vejaciones. Pronto regresa la esposa, desaparece la amiga, y la obra
term ina rápidam ente con un desenlace sentim ental. Este dram a afrancesa
do no ofrece nada insólito; pero la irritan te figura de Jimmy, m entalm ente
enfermiza —aunque en el fondo cariñosa— fue aceptada como un símbolo
popular y portavoz del descontento de la nueva generación contra el am
biente y las circunstancias en que vivía; de aquí su aureola y su éxito.
De lo que no se puede dudar es de la habilidad dram ática de Osborne,
claram ente revelada en esta obra. Con The Entertainer (El animador, 1957),
se produce la aceptación de Osborne en el teatro tradicional, pues el papel
del protagonista fue interpretado por Lawrence Olivier. La obra es una
alegoría de la decadencia de Inglaterra representada po r un actor de «mu
sic hall», que se da cuenta de que el fracaso de su vida procede de que
ésta había estado m ontada sobre la insinceridad. La noticia de la m uerte
del hijo del com erciante en Chipre le hace reflexionar, y tanto la m ediocri
dad del espectáculo que representa, como su propia emoción y sensación
31 M artin Banham, Osborne, Edinburgh, 1969. Simon Trussler, The Plays of John Osbor
ne, London, 1968. Ronald Hayman, John Osborne, London, 1976. P ilar Hidalgo, capitulo I de
La ira y la palabra (Teatro inglés actual), Madrid, 1978. Todos los dram as de John Osborne
están publicados individualmente por la casa Faber, Londres.
750 Historia de la literatura inglesa
32 John Russell Taylor, Anger and After, London, 1962. Clifford Leech, «Two Romantics:
Arnold W esker and H arold Pinter», en Contemporary Theatre, London, 1962. Ronald Hayman,
Arnold Wesker, London, 1975. Pilar Hidalgo, capítulo 2 de La ira y la palabra. (Teatro inglés
actual), Madrid, 1978. Rafael Monroy, Perspectiva social y relaciones hum anas en el teatro de
Arnold Wesker, Universidad de Murcia, 1979. The Wesker Trilogy: Chicken Soup with Barley,
Roots, I'm Talking A bout Jerusalem, London, 1962. Arnold Wesker, The Journalist, London,
1975. The Plays of Arnold Wesker, New York, 1976.
752 Historia de la literatura inglesa
a miel, 1958), dram a que, revisado por la eficaz directora escénica Joan
Littlewood, alcanzó un éxito extraordinario, pasando luego al cine. No es
una obra de protesta contra la sociedad m oderna, sino una p intura realista
de la vida, que lo mismo podría haberse situado en una época anterior.
Drama sencillo, ágil, sim pático y hum ano, en el que se presenta, velado,
el problem a eterno de la responsabilidad y la educación. Es el caso de
una m adre que, sin ser mala, no cum ple con su deber, y, p ara ganarse
la vida, prefiere venderse a trabajar. Su hija Josephine es una adolescente
que todavía va a la escuela. Al casarse la m adre, y quedarse sola la hija,
ésta se enam ora de un m arinero negro, por lo que tiene de exótico, y la
consecuencia de este sueño rom ántico será la m aternidad. El m arinero de
saparece, y un estudiante de arte, Geoffrey, que no sirve para m arido, pero
sí p ara hacer las veces de sirvienta y niñera, se ocupa cariñosam ente de
Josephine y de la casa. El dram a term ina con el regreso de la m adre al
tiem po en que Josephine va a dar a luz; Geoffrey se despide, y las dos
m ujeres se enfrentan con la vida. Ambas llegan a la conclusión de que,
hasta cierto punto, cada cual es dueño de su destino, en el que poco tienen
que ver los idealismos y los sistem as sociales. The Lion in Love (El león
enamorado, 1960), aunque no tan bien construido, es un dram a m ás am bi
cioso. El título procede de una fábula de Esopo en que un león se enam ora
de la hija de un guardabosques, y, para casarse con ella, accede a que le
quiten todas sus defensas. Entonces cae en poder del guardabosques, y
éste lo m ata. La m oraleja del drama es que no hay nada más opuesto a
la paz que un m atrim onio contraído a causa de una pasión precipitada.
Aquí la p areja desajustada la constituyen Frank y Kit, que tuvieron que
casarse por obligación, y ahora sim plem ente conviven. La m ujer se aficio
na a la bebida, e incluso intenta suicidarse; el m arido se encapricha de
una com pañera del m ercado, y desearía fugarse con ella; pero, al fin, am
bos esposos com prenden que lo m ás razonable es sacar el m ejor partido
posible de las circunstancias, y seguir juntos por el m al camino que em
prendieron. Los hijos, que no pueden soportar las constantes desavenen
cias de sus padres, deciden abandonar el hogar sin rum bo fijo, dispuestos
a enfrentarse con lo que venga. Peg, la hija, que acaba de enam orarse de
un joven guapo y despreocupado, puede que huya con él, persiguiendo un
sueño sem ejante al de Josephine y su m arinero en A Taste o f Honey. Una
chica de la calle y su chulo tam bién se hacen ilusiones de llegar lejos como
artistas de «music hall». Jesse, el padre de Kit, es el paño de lágrim as
de la fam ilia, y lo comprende y lo perdona todo. The Lion in Love tiene
m uchos m ás personajes que el dram a anterior, presenta una acción m ás
com plicada y quiere m ostrar un panoram a m ás amplio de las realidades
de la vida m oderna en un estrato social parecido al de A Taste of Honey,
pero no resu lta una obra tan compacta, directa y term inada. Delaney ha
escrito tam bién piezas p ara la televisión, como Did Your Nahny Come from
Bergen? (¿Vino de B. la nodriza?, 1970) y St. Martin's Sum m er (El verano
de San Martín, 1974). En sus obras ofrece una vision casi fotográfica de
la realidad: una realidad que, al m ostrar sus trazos ásperos y desagrada
bles, mezcla con ellos los aspectos poéticos de la vida y los matiza de ternura.
La literatura inglesa del s. X X 755
35 Ray Lawler, Sum m er o f the Seventeenth Doll, London, 1957. Idem, The Piccadilly Bush
man, London, 1961.
36 En A ustralia la palabra «bushman» designa al campesino que trab aja en él bosque o
la maleza.
756 Historia de la literatura inglesa
adolece de dos defectos: hoy no es del todo auténtica esa actitud del aus
traliano norm al ante Inglaterra, y, por otra parte, no hay aquí la fuerza emo
tiva de Sum m er of the Seventeenth Doll. Después de The Unshaven Cheek
(La mejilla sin afeitar, Edimburgo, 1963), A Breach in the Wall (Una brecha
en el muro, Canterbury, 1970), y otras obras para la televisión, Lawler es
cribe The Man Who Shot the Albatross (El hombre que abatió al albatros,
M elbourne, 1972), su obra más ambiciosa, aunque no tan lograda como la
prim era. En ella se dram atiza la historia del navegante William Bligh —capi
tán del Bounty—, gobernador de Nueva Gales del Sur durante los años
1806-1808, una de las figuras más importantes y discutidas del período funda
cional de Australia. Lawler utiliza aquí la técnica impresionista, a fin de m a
nejar con m ás libertad la acción y el m arco temporal. Tomando como núcleo
el famoso motín contra Bligh, el dram aturgo intenta una profunda caracteri
zación psicológica de este heroico personaje, víctima de las exigencias de su
deber y de las circunstancias, en el contexto histórico-legendario de aquella
lejana colonia, destinada a ser con el tiem po una gran nación.
Bolt. R obert Bolt (η. 1924) 37 está en la línea tradicional del teatro
europeo; contem poráneo de Osborne, de P inter y de Arden, sigue su cam i
no con total independencia estética con relación a sus colegas y a las ten
dencias europeas de su tiempo. Sus prim eras obras, Flowering Cherry (El
cerezo florido, 1957) y The Tiger and the Horse (El tigre y el caballo, 1960)
se ajustan a la estructura dram ática de las obras de Chejov y del teatro
inglés y europeo de principios del siglo XX; sin embargo, aunque bien aca
badas, no parece que convencieran a su autor. No sucede lo mismo con
A Man for All Seasons (Un hombre para todos los tiempos, I960)38 en que
Bolt com bina su concepción tradicional del dram a con la presencia de un
introductor que, al modo del presentador en Henry V de Shakespeare, ob
serva los hechos y contribuye a su desarrollo con una mezcla de sentido
com ún y de cómico cinismo, que va m ás allá de su origen brechtiano. Aun
que Bolt no es católico, y sabe que tam poco lo es gran parte del público
que llena los teatros modernos, escoge p a ra su dram a la grandiosa figura
de Thomas More, con la que proporciona una gran lección de m agnanim i
dad y de clarividencia de los valores m orales y teológicos de ayer, de hoy
y de todos los tiempos. A Man for All Seasons es una tragedia despojada
de la solem nidad del género precisam ente por el introductor aludido, el
personaje llam ado The Common Man. Ahora bien, lo que hubiera podido
resu ltar trágico p ara cualquiera no lo fue p ara un hom bre de la a ltu ra
m oral de Thomas More. La vida de More no fue trágica en ningún sentido,
aunque, según las apariencias, condujera a un fin lam entable; jam ás se
entabló en él ningún combate entre el deber y la conveniencia. El dram a
com prende los últim os años del gran hum anista, el am biente fam iliar de
37 Ronald Hayman, R obert Bolt, London, 1969. R obert Bolt, Flowering Cherry, London,
1958. Idem, The Tiger and the Horse, London, 1961. Idem, A Man for All Seasons, London,
1961. Idem, Gentle Jack, London, 1964. Idem, The Thwarting of Baron Bolligrew, London, 1966.
Idem, Three Plays, London, 1967. Idem, Vivat! V ivat Regina!, London, 1971.
38 R epresentado en España con el título de Un hom bre para la eternidad.
La literatura inglesa del s. X X 757
Pinter. H arold Pinter (η. 1930)39 es otro de los dram aturgos ingleses
actuales m ás prestigiosos y fecundos. Escribe un teatro de factura realista
y situaciones poéticas, y usa el lenguaje coloquial como medio de expre
sión de sus personajes. No busca la presentación dram ática de un cuadro
term inado, ni se interesa por la caracterización psicológica profunda ni
por la alegoría. Sus dram as, generalm ente cortos, pretenden extractar cier
tos aspectos de la vida —triviales, absurdos, pero verídicos y poéticos—,
en los cuales, como ocurre m uchas veces en la realidad, no se llega a nin
guna conclusión. Una de sus ideas centrales es la im portancia de la habita
ción en la vida del hom bre y la protección derivada de ella, tanto en el
39 John Russell Taylor, Anger and After. A Guide to the N ew British Drama, London, 1969.
Ronald Hayman, H arold Pinter, London, 1975. M artin Esslin, Pinter: A S tu dy of his Plays, Lon
don, 1973. Pilar Hidalgo, ver el capítulo III de La ira y la palabra (Teatro inglés actual), Madrid,
1978. H arold Pinter, The R oom and The Dumb Waiter, London, 1960. Idem, No Man's Land,
London, 1971. Todos los dram as de Pinter han sido publicados p or la editorial Methuen, de
Londres.
758 Historia de la literatura inglesa
aspecto clim ático com a físico y psicológico. E sta es una visión del vivir
m uy lim itada y simboliza la carencia de auténtica calidad hum ana; así lo
entiende Pinter en m uchas de sus obras y quizás el ámbito de la casa o
la habitación constituya algo esencial en la vida de m uchas personas. La
casa significa refugio contra el peligro, y la puerta recuerda la amenaza
contra la paz y la comodidad del hom bre. Sus obras en un acto, The R oom
(La habitación, 1957) y The Dumb Waiter (El montaplatos, escrita en 1957
y estrenada en 1960), se representan entre cuatro paredes, y, aunque su
argum ento es com pletam ente distinto, en am bas la habitación se considera
lugar de cobijo, m ientras que la puerta significa la brecha por donde pue
den e n tra r los m ales y las preocupaciones que acechan en el exterior. The
Birthday Party (La fiesta de cumpleaños, 1958) es el prim er dram a en tres
actos de Pinter. En él insiste en la seguridad proporcionada por la habita
ción, y am algam a los elementos agradables de The Room con los desagra
dables y siniestros de The Dumb Waiter. La acción se desarrolla en una
pensión al borde del m ar, en la que los dueños no tienen más que un solo
huésped. La patrona cuida de su pupilo Stanley, m ucho m ás joven que ella,
con un cariño que va m ás allá de lo m aternal. No sabemos nada de Stanley,
aparte de que una vez dio un concierto de piano y ahora vive am edrentado
y parasitariam ente en esta pensión destartalada. Un día aparecen dos hués
pedes más. Pero no son exactam ente huéspedes, sino personajes no identi-
ficables, probablem ente agentes de una organización particular, que se lle
van a Stanley no se sabe adonde. El dueño de la pensión, aunque por varias
razones no congeniaba con Stanley, intenta rescatarlo, en un acto de hum a
nidad y sim patía, pero sin éxito. E sta obra, tan árida en su argum ento,
tan desprovista de emoción y a la vez absurda, simboliza probablem ente
el miedo político, social, incluso psicológico, que dominó a la Europa de
la niñez y adolescencia del autor; acaso tam bién la presión que la sociedad
puede ejercer sobre un individuo; aquí la sociedad serían los dos sujetos
que obligan al a rtista bohemio y m endicante a volver al am biente burgués
del que proviene y a vestirse elegantem ente con chaqueta negra y pantalón
a rayas. A Slight Ache (Un ligero dolor, 1961) term ina con el dram a de te
m ores externos. En esta comedia, un m atrim onio que vive en una casita
de jardín y se preocupa por atender a un vendedor de cerillas que tiene
su puesto junto a la verja trasera, se encuentra en la paradójica situación
de que el vendedor de cerillas se instala en la casa, y pasa a ocupar el
lugar del m arido, a quien su m ujer le cuelga del cuello la bandeja con
la m ercancía y lo envía a ocupar el puesto del vendedor. Aquí los riesgos
estaban dentro: el m arido era, adem ás de tonto, abrum adoram ente charla
tán, y su m ujer, demasiado fácil. E sta obra breve, cuyo motivo argum entai
queda m ás patente que en los dram as anteriores de Pinter, tuvo gran éxito
en un am plio sector del público. The Caretaker (El portero, 1960) es otro
dram a extenso, de mucho m érito en la exposición de la inseguridad y la
dificultad de comunicación entre los hom bres. Cuando uno de los persona
jes dice a otro: «No puedo tom ar al pie de la letra nada de lo que dices.
Cada una de tus palabras se presta a m ultitud de interpretaciones», el autor
nos da la clave de su método y de su tem ática: ambigüedad en la interpre
La literatura inglesa del s. X X 759
Arden. John Arden (n. 1930) 40 goza tam bién de elevado prestigio en
la Inglaterra actual. Excelente escritor, construye con esmero sus obras
teatrales, y utiliza en ellas el verso y la prosa. Suele ser experimental en
el planeam iento de sus dramas, y muy exigente respecto al público. Como
autor, es del todo independiente, y no tom a partido ni propone soluciones
en relación con los problem as m orales o políticos que plantean sus obras.
En la base de su pensam iento hay una idea diferente de la que parece do
m inar hoy día; ésta afirm a que no existen causas. Para Arden existen de
m asiadas; tantas como personas, e incluso más; y la distinción entre lo
bueno y lo malo, lo justo y lo injusto se torna a m enudo difícil si carece
mos de prejuicios. En sus dram as, ni se defiende ni se ataca la prostitución
o la propiedad; ni se critica ni se elogia la actitud paternalista de los esta
dos modernos; no ss propugna la guerra, pero tam poco se considera el
pacifismo como la solución ideal; la ancianidad puede considerarse como
una fuente de m olestias, pero ¿qué ventajas obtendrá el hom bre intentando
detener o alterar el curso de la naturaleza? He aquí las dificultades que
tanto la crítica como los espectadores encuentran en las obras de Arden.
Pero su im parcialidad nace del respeto que tiene a la personalidad de sus
protagonistas, a quienes tra ta con sim patía de creador aunque no apruebe
sus ideas o form as de vida. En un dram a social, por ejemplo, se puede
sentir aprecio por una causa sin com partir sus ideales. É sta suele ser la
actitud de Arden ante los personajes y problem as que aparecen en sus dra
mas. The Waters o f Babylon (Las aguas de Babilonia, 1957) es una obra
tan am ena como inquietante. Expone la doble vida de u n em igrante polaco
de cierta edad, que de día trabaja en la oficina de un arquitecto, y, por
otra parte, es el encargado de una casa en que viven ochenta inquilinos:
extranjeros explotados y un grupo de prostitutas de las cuales él es el «agen
te». Pues bien, este personaje, que objetivam ente parece despreciable, es
hum anitario y afectuoso, y desde su m undo interior am oral y desconcerta
do se hace querer de las personas que le rodean, incluso de las chicas a
las que utiliza. Además, con el dinero que obtiene de estos «negocios», so
borna en un sentido m oralm ente positivo a un com patriota suyo para que
desista de un com plot que está m aquinando en la casa. Las chicas y los
demás excéntricos personajes de la comedia atraen la sim patía del público,
pues los que debieran pasar por malos no resultan odiosos. Live Like Pigs
40 John Russell Taylor, Anger and After. A Guide to the N ew British Drama, London, 1969.
Raymond Hayman, John Arden, London, 1969. John Arden, Serjeant M usgrave's Dance: An Un-
historical Parable, London, 1960. Idem, The W orkhouse Donkey: A Vulgar M elodrama, London,
1964. Idem, Three Plays: The Waters of Babylon, L ive Like Pigs, The H appy Haven, London,
1964. Idem, A rm strong's L ast Goodnight, London, 1964. Idem, Left-Handed Liberty: A Play about
Magna Carta, London, 1965. La mayoría de los dram as de Arden (incluidos los escritos en
colaboración con M argaretta D’Arcy) han sido publicados por la editorial Methuen, de Londres.
762 Historia de la literatura inglesa
(Vivir como cerdos, 1958) parece tanto una profecía del movimiento «hip
pie» como una sátira del estado proteccionista. Pero no es ni una cosa
ni otra, sino la confrontación dram ática de dos conceptos de la vida tan
antiguos como la historia: la vida organizada y la vida bohemia. En esta
obra el «Estado-beneficencia» se ocupa de instalar a unos nóm adas b ritáni
cos en flam antes viviendas protegidas. Pronto el piso habitado por esos
vagabundos —los Swaneys— se ve transform ado casi en una cuadra, y su
m anera de vivir y proceder es el escándalo de los Jacksons, la fam ilia orga
nizada que protesta de la conducta de los Swaneys. Arden no se inclina
ni a favor ni en contra de ninguna de las dos familias; ambas tienen su
lado favorable y su lado negativo: los Jacksons, el orden, por un lado, y,
por otro, la incapacidad de adaptarse a un medio caótico; los Swaneys,
en cambio, no saben acoplarse a una organización, pero tienen m ás vigor,
m ás energía y una capacidad excepcional p ara sacar partido de toda clase
de posibilidades. Serjeant Musgrave's Dance: An Unhistorical Parable (La
danza del sargento M.: una parábola no histórica, 1959), uno de sus dram as
m ás im portantes, es una alegoría contra la guerra, aunque no una defensa
del pacifismo, lo cual equivaldría a adoptar una posición negativa respecto
de la prim era. Parece que —a juicio de Arden— es otro tipo de guerra
el que conviene hacer; y en vez de atrincherarse en una actitud neutral,
quizá sería m ejor u sa r arm as que sirvieran con más eficacia al bienestar
de la hum anidad. En este complejo dram a un grupo de desertores del ejér
cito británico de las colonias llega a una ciudad del norte de Inglaterra,
hacia el año 1880, aparentem ente p ara reclu tar voluntarios para la guerra.
En la población hay disturbios m ineros, y tanto a las autoridades locales
como al dueño de la m ina les parece m uy oportuno reunir al pueblo en
la plaza y que el sargento Musgrave arengue a los jóvenes p ara que se
alisten. Cuando todos están dispuestos a oír el discurso patriótico y bélico
del sargento, éste explica con palabras y m u estra con hechos los desastres
de la guerra ante un público que esperaba lo contrario y al que le resulta
difícil entender un m ensaje pacifista. La rosa roja como la sangre es el
símbolo cen tral del dram a, y pronto aparecerán los dragones, con sus gue
rre ras rojas, p ara disolver la m ultitud y apresar al grupo que siem bra m en
sajes subversivos. El orden se ha restablecido; los m ineros y parte de la
m ultitud apaciguada bailan protegidos por el m uro que form a la sección
de dragones. Es éste un dram a de gran categoría, que, bajo un disfraz deci
monónico, tiene m ucho que ver con los acontecim ientos bélicos del m undo
contem poráneo y sus repercusiones ideológicas. The Happy Haven (El puer
to feliz, 1961) —en colaboración con su m ujer, la actriz M argaretta D’Arcy—
es una dram atización de los problem as científicos y hum anos con que se
enfrenta la gerontología m oderna. En esta pantom im a, como la llam a el
autor, cinco ancianos encomendados a un gerontólogo, que realiza experi
m entos con ellos a fin de devolverles la juventud, se rebelan contra el cien
tífico por los rigores de su tra to y de sus procedim ientos, y se las ingenian,
p ara inyectarle el preparado dispuesto p a ra ellos. El gerontólogo vuelve
a la infancia, con todos sus inconvenientes y su desam paro. El espectador
La literatura inglesa del s. X X 763
OTROS DRAMATURGOS
41 John Russell Taylor, «John Mortimer», en Anger and After. A Guide to the N ew B ritish
Drama, London, 1969. Los dram as de John M ortim er h an sido publicados por la editorial Mat-
huen, de Londres.
42 John Russell Taylor, Anger and After. A Guide to the N ew British Drama, London, 1969.
Alun Owen, The Rough and R eady Lot, London, 1960. Idem, Progress to the Park, London,
1962. Idem, Dare to Be a Daniel, London, 1965. Idem, The Male of the Species, New York, 1972.
La literatura inglesa del s. X X 765
Nichols. Peter Nichols (η. 1927) 44 cultiva la comedia fam iliar y de cos
tum bres, y, m ediante la revelación de las actitudes de sus personajes ante
los problem as, y la confrontación de sus opiniones, descubre el asalto que
el hom bre y la fam ilia actuales reciben de los medios de comunicación.
A Day in the Death of Joe Egg (Un día en la m uerte de J. E., 1967) pone
en escena, con habilidad admirable, el caso patético, casi insoportable, de
una niña espástica, y la influencia que ejerce en las relaciones m atrim onia
les de sus padres, así como la actitud de relativa aceptación del hecho
por uno y otro. The National Health (La seguridad social, 1969) es un dram a
que se desarrolla en un sanatorio —una especie de m undo en m iniatura—
donde se encuentran pacientes, enferm eras y médicos, representantes de
todas las clases sociales y latitudes geográficas: el paraíso de la seguridad
social con que soñaban nuestros abuelos socialistas y que hoy parece tan
im personal y enojoso. Forget-Me-Not Lane (El callejón de no me olvides,
1971) presenta a un personaje de m ediana edad que se pregunta cuál puede
ser la causa de sus fracasos m atrim oniales, y reflexiona sobre su infancia
y sobre el tiem po pasado en casa de sus padres durante la Segunda Guerra
Mundial. Chez Nous (1974) m uestra h asta dónde conducen las libertades
sexuales y el perm isivism o m oral de la sociedad m oderna. Es un dram a
im portante: en una visita que un m atrim onio inglés —Phil y Diana— hace
43 John Russell Taylor, «The Second Wave», en British Drama for the Seventies, London, 1971.
Pilar Hidalgo, La ira y la palabra (Teatro inglés actual), Madrid, 1978. C. W. E. Bigsby, Joe
Orton, London, 1982. Joe Orton, The Com plète Plays, London, 1976.
44 John Russell Taylor, The Second Wave, British Drama fo r the Seventies, London, 1971.
P ilar Hidalgo, La ira y la palabra (Teatro inglés actual), Madrid, 1978. La m ayoría de los dramas
de Nichols están publicados p o r la editorial Faber, de Londres.
766 Historia de la literatura inglesa
a otro m atrim onio —Dick y Liz— establecido en la Dordoña, Phil tiene rela
ciones sexuales con una adolescente, hija de la casa, de las cuales nace
un niño. La obra expone los problem as de la fam ilia m oderna, la educa
ción, la libertad sexual juvenil, tem as en los que precisam ente Dick, el pa
dre de la niña que acababa de ser m adre, era especialista. The Freeway
(La autopista, 1974) es una comedia que expone un gran motivo de preocu
pación social en nuestro tiempo: el autom óvil y las carreteras. Un enorme
atasco en u n a autopista de Inglaterra pone en contacto a dos fam ilias, cuya
convivencia pasajera y las conversaciones que sostienen sobre los sindica
tos y las ventajas de un buen coche ofrecen un variado y cómico diverti
miento. Privates on Parade (Desfile de soldados rasos, 1977) es o tra vivaz
e interesante pieza dram ática de Nichols.
45 John Russell Taylor, The Second Wave. British Drama for the Seventies, London, 1971.
Los dram as de M ercer están publicados en su mayoría p or las editoriales Calder y Methuen,
de Londres.
La literatura inglesa del s. X X 767
46 Pilar Hidalgo, La ira y la palabra (Teatro inglés actual), Madrid, 1978. Ronald Hayman,
British Theatre since 1955, London, 1979. Los dram as de B renton se encuentran publicados
en la editorial Methuen, de Londres.
47 P ilar Hidalgo, La ira y la palabra (Teatro inglés actual), Madrid, 1978. Ronald Hayman,
British Theatre since 1955, London, 1979. Los dram as de H are han sido publicados p o r la edito
rial Faber, de Londres.
768 Historia de la literatura inglesa
48 John Russell Taylor, The Second Wave. British Drama for the Seventies, London, 1971.
K atherine J. W orth, Revolution in M odem English Drama, London, 1973. Charles Wood, Cocka
de (Prisoner and Escort, John Thomas, Spare), publicado en New English Dramatists, 8, London,
Penguin, 1965. Idem, Fill the Stage w ith Happy Hours, publicado en New English Dramatists;
11, London, Penguin, 1967. Idem, Dingo, London, 1969. Idem, «H», or Being Monologues at
Front of Burning Cities, London, 1970. Idem, Veterans, London, 1972.
La literatura inglesa del s. X X 769
49 John Russell Taylor, The Second Wave. British Drama for the Seventies, London, 1971.
A Night to Make the Angels Weep y The Mighty Reservoir se encuentran en New English Drama
tists 11 y 14, Penguin, 1967 y 1970; The Apprentices y Zigger Zagger, en Penguin, 1970.
770 Historia de la literatura inglesa
autor, que había ejercido unos años como profesor en esta comarca, comu
nica la sensación de encierro y claustrofobia que ha sentido en ella «espe
cialm ente en el tiempo de la floración vegetal». Para muchos, este valle
es un pacífico retiro rural; pero Terson —nacido en Newcastle upon Tyne—
le atribuye un sentim iento de m iedo y depresión, que es el que comunica
en este grupo de dram as. El prim ero re tra ta la ambición de un caballero
llam ado Saxon, que quiere conseguir la posición que un tiem po tuvo el
señor del lugar en la sociedad local; lo sorprendente es que parece que
va a lograrla con apoyo de los vecinos, movidos por la envidia y la hostili
dad hacia otro personaje, el indeseable Dezzle, con quien Saxon deberá
enfrentarse. La pieza simboliza la nostalgia de un pasado que parecía feliz
frente a un presente desagradable: el contraste entre el campo y la ciudad
y sus respectivas form as de vida. La segunda obra, situada en los Cots-
wolds, es un diálogo entre los dos hom bres que se hallan en la to rre que
dom ina u n embalse; la soledad y la desesperación los llevan a una situa
ción extrem a, presionados por el m isterio del lugar y la inm ensidad del
agua, que en un m omento podría sepultar las aldeas próximas. All Honour
Mr. Todd presenta a unos obreros que abren zanjas p a ra tender cañerías
en un pueblo, y son vistos por la com unidad ru ra l como intrusos, portado
res del mal. Pero a la postre vencen las m áquinas, y los aldeanos abando
nan al protagonista, que representa los valores tradicionales, y se pasan
a los recién llegados, que encarnan los viciosos estímulos del m undo mo
derno. I'm in Charge o f these R uins nos presenta dos símbolos aún m ás
elem entales para expresar la oposición entre dos etapas culturales y for
m as de vida distintas: por un lado, la im presionante central eléctrica que
dom ina el paisaje; por el otro, las decadentes ruinas de un viejo castillo
medieval, custodiado por un guía tan patético y ruinoso como el venerable
edificio. La central es el signo de la eficacia y aun de la austera belleza;
pero las sim patías del autor se inclinan por las ruinas, documento de tiem
pos herm osos que han desaparecido sin ser reem plazados con nada que
tenga calor hum ano. Fuera de esta serie ru ral, cabe citar Good Lads at
Heart (Muchachos de buen fondo, 1971), que expone las frustraciones del
inadaptado en una sociedad empobrecida; Prisoners of War (Prisioneros de
guerra, 1971), sobre la infancia del autor en Newcastle upon Tyne y sus
recuerdos de la guerra; Love Us and Leave Us (Amadnos y dejadnos, en
colaboración con Paul Joyce, 1976) y The Bread and Butter Trade (El nego
cio del pan y la mantequilla, 1976).
Storey. David Storey (η. 1933) 50, dram aturgo y novelista, es hijo de
u n m inero del condado de York y, como tantos escritores británicos actua
les, fruto de la prom oción cultural realizada en la Inglaterra m oderna. Sus
intereses como dram aturgo se orientan en dos direcciones, am bas de am
plitud universal; en la prim era se halla la fuerza que el pasado ejerce sobre
50 John Russell Taylor, The Second Wave. British Dram a for the Seventies, London, 1971.
Pilar Hidalgo, La ira y la palabra (Teatro inglés actual), Madrid, 1978. Los dram as de Storey
están publicados por la editorial Cape, de Londres.
La literatura inglesa del s. X X 771
51 John Russell Taylor, The Second Wave. British Drama of the Seventies, London, 1971.
P ilar Hidalgo, La ira y la palabra (Teatro inglés actual), Madrid, 1978. Ronald Hayman, British
Theatre since 1955, Oxford University Press, 1979. Los dram as de Stoppard están publicados
p o r la editorial Faber, de Londres.
La literatura inglesa del s. X X 773
soportar, y la obra term ina con su total hundim iento. The Real Inspector
Hound (El auténtico inspector H., 1968) es otra pieza de procedencia litera
ria, en la que se parodia con gran brillantez el género policíaco, puesto
tan de m oda por Agatha Christie y Dorothy Sayers. El absurdo es un proce
dimiento dram ático muy bien utilizado por Stoppard en sus obras, algunas
de las cuales recuerdan la técnica de Beckett. A fter Mágritte (Siguiendo
a M., 1970) es un buen ejemplo de ello: obra disparatadam ente divertida,
cuyo m aterial dram ático está dispuesto según una técnica surrealista se
m ejante a la del pin to r René M agritte. Una de las m ejores comedias de
Stoppard es Jumpers (Acróbatas, 1972); con ella se confirm ó como uno de
los dram aturgos contem poráneos más eminentes. La obra es extraordina
riam ente complicada. Su acción sucede después del triunfo del partido
radical-liberal y de una desastrosa expedición de los ingleses a la luna.
George, catedrático de filosofía m oral en la universidad, está convencido,
a pesar de las corrientes relativistas m odernas, de que el hom bre puede
discernir con objetividad el bien y el m al y form ular juicios en consecuen
cia. Su m ujer, Dotty, es una ex-artista de tem peram ento rom ántico, a quien
la conquista de la luna por el hombre —símbolo de la victoria de la técnica—
le ha destruido uno de sus más grandes ideales: el m isterio de lo inaccesi
ble. Los acróbatas que dan el título a la obra son un grupo de filósofos
que alternan la especulación y el atletismo, pero cuyas bien estructuradas
pirám ides acrobáticas no son m ás sólidas que sus conclusiones lógicas pa
ra reducir al hom bre al absurdo metafísico. La acción se caracteriza por
una excesiva frondosidad intelectual y verbal; sus tem as son el relativismo
de la verdad, la necesidad que el hom bre siente de h u ir de la penosa reali
dad, las dificultades del lenguaje para expresar las propias convicciones,
la incapacidad de la m ente p ara explicar de form a adecuada lo que es el
hom bre. En la fiesta con que comienza la obra, la bella m ujer del profesor
lucirá sus habilidades artísticas, la secretaria presen tará un núm ero de
desnudo en un columpio, y un conjunto de acróbatas am enizará la fiesta
con sus piruetas y una pirám ide hum ana como final. Uno de los acróbatas
cae m uerto de un tiro, y term ina la fiesta. Al día siguiente, el profesor
tiene una intervención por la noche, y dicta sus notas a la secretaria. Dotty
está en la habitación donde se halla el cadáver del acróbata. Contra la opi
nión de sus com pañeros —el rector de la universidad y el acróbata
asesinado—, partidarios del relativism o y del escepticism o filosóficos, la
ponencia de George afirm a que el hom bre está capacitado p a ra form ular
juicios m orales. Tanto George como Dotty pasan m uchos apuros p ara sos
tener una posición ética y una visión rom ántica de la vida en una época
en que las corrientes a rra stra n al hom bre en otras direcciones. Sin embar
go, George pretende dem ostrar a sus adversarios, que el filósofo Zenón,
con sus paradojas del arco y de la tortuga, no tenía razón, por griego y
sutil que fuese, y que está dem ostrado que las flechas llegan al blanco
y la liebre alcanza a la tortuga; opone así su actitud m oral objetiva al equi
librism o ético de sus com pañeros de cátedra. Aunque a m enudo Stoppard
va dem asiado lejos en su lucim iento verbal y en el carácter ingenioso de
sus conceptos, Jumpers, es una obra alucinante, com pacta y riquísim a de
774 Historia de la literatura inglesa
rios más bien escasos, Every Good Boy Deserves Favour no es una pieza
escenográficam ente brillante, pero, como crítica de una sociedad totalita
ria, resulta devastadora. Professional Foul (Fraude profesional, 1978) es una
comedia breve, episódica, rápida e ingeniosa, llena de sugestivos comenta
rios. La acción tiene lugar en Praga, y term ina con la afirm ación de que
«la ética es un asunto muy complicado». Night and Day (Noche y Día, 1979)
se refiere a la libertad de prensa, y a la dificultad de ejercerla con la digni
dad y la objetividad requeridas, por culpa de los intereses de los países,
de los dictatoriales propietarios de los periódicos, y tam bién de los perio
distas sindicados. Si la caracterización de la obra es floja, como suele suce
der en la m ayoría de las de Stoppard, en cambio destacan en ella su fuerza
intelectual y la viveza con que defiende la existencia de una prensa libre.
52 John Russell Taylor, The Second Wave. B ritish Drama for the Seventies, London, 1971.
Pilar Hidalgo, La ira y la palabra (Teatro inglés actual), Madrid, 1978. Ronald Hayman, British
Drama since 1955, Oxford University Press; 1979. La m ayoría de los dram as de Bond están
publicados en la editorial Methuen, de Londres.
776 Historia de la literatura inglesa
1 Elm er Borklund, Contemporary L iterary Critics, London, 1977. A. C. Ward, Longman Com
panion to T w entieth Century Literature, London, 1981. The N ew Cambridge Bibliography of
English L iterature (vol. 4, 1900-1950), ed. by I. R. Willison, Cambridge University Press, 1972.
La literatura inglesa del s. X X 777
4 M. Samuel, The Professor and the Fossil. Som e Observations on Toynbee's Stu dy of His
tory, New York, 1956. M. Trevor-Roper «Toynbee’s Millenium», en H istorical Essays, London,
1957. H. L. Mason, Toynbee’s Approach to W orld Politics, New Orleans, 1958. E. W. Fox, «His
tory and Mr. Toynbee», en Vancouver Quarterly R eview , 36, 1960. Idem, «Divine Dilema in
Toynbee», en Vancouver Quarterly Review , 39, 1963. B. Mazlish, R iddle of History. The Great
Speculators from Vico to Freud, New York, 1966.
5 A. Toynbee, «Religion and the Rise of W estern Culture», en H ibbert Journal, 49, 1950.
D. A. O'Connor, The R elation betw een Religion and Culture according to Dawson, Montreal,
1952. Esteban Pujáis, «La filosofía de la cultura en Christopher Dawson», en Arbor, 93-94, Ma
drid, 1953. Idem, «Perfiles del pensam iento de Christopher Dawson», en Atlántida, 22, Madrid,
1966. Sus obras han sido publicadas en Londres y Nueva York por la Editorial Sheed and Ward.
La literatura inglesa del s. X X 779
entre los cuales destacan los de guerra: «Into Battle» («A la batalla», 1941),
«The U nrelenting Struggle» («La inflexible resistencia», 1942), «The End
of the Beginning» («El final del comienzo», 1943), «The Dawn of Libera
tion» («La aurora de la liberación», 1944) y «Victory» («Victoria», 1946).
8 Virginia Woolf, «The A rt of Biography», en Atlantic Monthly, 163, 1939. También en Col
lected Essays (vol. 4), London, 1968. Max Beerbohm, L ytton Strachey (The Rede Lecture, 1943),
Cambridge, 1943. H. Trevor-Roper, «Strachey as Historian», en Historical Essays, London, 1957.
M. Holroyd, L ytton Strachey. A Critical Biography (2 vols.), London, 1967-8.
9 H. T. Parker, Som e 20th Century Historians, Chicago, 1961. D. Brogan, «Butterfield as
a Historian», en The D iversity of History. Essays in honour of Butterfield, ed. by J. H. E lliott
and H. G. Koenigsberger, 1970.
10 R. A. Downie, Frazer. The P ortrait of a Scholar, London, 1940. S. E. Hyman, The Tan-
g led Bank: Darwin, Marx, Frazer and Freud, New York, 1962.
La literatura inglesa del s. X X 781
á las hum anidades como por sus cualidades históricas y literarias. En ella
se exploran los m isterios de la religión, la magia, la superstición, la m i
tología y las costum bres prim itivas, que se hallan en la base de toda ci
vilización. El año 1922, Frazer compendió en un volumen el m aterial de
la prim era edición, em presa literaria notabilísim a, que, al hacer la obra
más asequible, la convirtió en el m anual clásico de los estudios antropoló
gicos sobre religión y magia 11.
u J. G. Frazer, The Golden Bough. A Study of Magic and Religion, London, Macmillan, 1963.
12 A. W. Ward, A H istory of D ram atic Literature to the Death o f Queen Anne, London,
(2 vols.), 1875; reed. 3 vols., 1899. Idem, Chaucer, London, 1879. Idem, Dickens, London, 1882.
A. W. W ard fue uno de los editores de la Cambridge M odem H istory (14 vols., 1902-12), planea
da por lord Acton y en la que colaboró con dieciséis capítulos.
13 Con ellos colaboraron eminentes especialistas, como: J. W. H. Atkins, G. Saintsbury,
Miss A. D. Greenwood, H. V. Routh, J. W. Cunliffe, W. J. Courthope, J. Dover Wilson, H. Child,
E. de Selincourt, H. J. C. Grierson, W. R. Sorley, F. W. Moorman, F. S. Boas, F. E. Schelling, etc.
14 L. P. Jacks, Life and Letters of Brooke (2 vols.), London, 1917.
782 Historia de la literatura inglesa
Dobrée. Una im portante obra interm edia entre las dos grandes litera
tu ras de Cambridge y de Oxford es la Introduction to English Literature
(edición revisada, 1950-58), dirigida por Bonamy Dobrée (n. 1891) y escrita
en colaboración por relevantes investigadores. Consta de cinco volúmenes,
en los que se ofrecen panoram as de las distintas épocas literarias, acompa
ñados de excelentes bibliografías razonadas sobre los autores y aspectos
m ás im portantes.
15 W. J. Courthope, Joseph Addison, London, 1884. Idem, The Life of Pope, London, 1889.
Idem, «The Revolution in English Poetry and Fiction», en The Cambridge M odem History, vol.
10, 1907.
16 The Oxford H istory of English Literature constará de 13 volúmenes y 4 semi-volúmenes.
En ella han colaborado hasta la fecha H. S. Bennett, Edmund K. Chambers, C. S. Lewis; F.
P. Wilson, Douglas Bush, James Sutherland, Bonamy Dobrée, John Butt, W. L. Renwick, Ian
Jack y J. I. M. Stew art.
La literatura inglesa del s. X X 783
FILOSOFIA
17 A. C. Bradley, Oxford Lectures on Poetry, London, 1909; 1965. Idem, Ideals of Religion,
Gifford Lectures, 1907; London, 1940.
18 G. J. Warnock, English Philosophy since 1900, Oxford, 1958.
19 J. K. Johnstone, «Bloomsbury Philosophy», en B loom sbury Group, London, 1954. G. J.
Warnock, «Moore», en English Philosophy since 1900, Oxford University Press, 1958. A. R.
White, Moore: A Critical Exposition, Oxford, 1958. E. D. Klemke (ed.), Stu dies in the Philosophy
of Moore, Chicago, 1969.
784 Historia de la literatura inglesa
pronto descubrió que no era fácil llegar al fondo de los problem as filosófi
cos por m edio del lenguaje si antes no se examinaba el uso específico del
lenguaje. Otras obras suyas posteriores son: Philosophical Investigations
(1953) y Rem arks on the Foundations of M athematics (1956). El Blue Book
(Libro azul) y el Brown Book (Libro marrón) son apuntes de clase tomados
por sus alumnos, y no se publicaron hasta 1958. Pero el principal propul
sor en Inglaterra del sistem a filosófico conocido como positivismo lógico
fue Alfred J. Ayer (n. 1910)24, profesor de lógica en la Universidad de Lon
dres y después en la de Oxford. Sus obras m ás im portantes son: Language,
Truth and Logic (Lenguaje, verdad y lógica, 1936; rev. 1946), The Founda
tion of Em pirical Knowledge (1940), Thinking and Meaning (Pensamiento
y significado, 1947), The Problem of Knowledge (El problema del conoci
miento, 1956) y Logical Positivism (1960). En oposición a la m etafísica tra
dicional, el positivismo lógico intentó crear una am plia filosofía de la cien
cia subrayando la naturaleza lingüística de los problem as filosóficos. En
un determ inado m om ento de la filosofía, Ayer representó la introducción
de principios claros y sencillos. Pero pronto se vio que tam poco el positi
vismo lógico aclaraba satisfactoriam ente el problem a, y en el horizonte del
pensam iento surgían nuevas complicaciones.
ENSAYO
Rom e (El camino hacia Roma, 1902), en el que relata su viaje a pie desde
Toul (Francia) hasta la capital de Itália anim ado por la buena bebida, lo
pintoresco del trayecto, la conversación y la piedad. Sus novelas políticas,
situadas a veces en el futuro p a ra tener m ás libertad de expresión, siguen
h asta cierto punto la tradición de las de Disraeli, y su propósito principal
es tender un puente entre las altas finanzas y el Parlam ento. E m m anuel
Burden (1904), Mr. Clutterhuck’s Election (1908), A Change in the Cabinet
(Un cambio en el gabinete, 1909), Mr. Petre (1925) y The Postmaster- General
(El director general de correos, 1932) son de carácter satírico y resultan
tan divertidas como aleccionadoras. Sus obras biográficas estudian, sobre
todo, las grandes figuras de la Revolución francesa: Danton (1899), Robes
pierre (1901), Marie Antoinette (1910). Tam bién deben tenerse en cuenta:
Joan of Arc (1929), Richelieu (1930), Wolsey (1930), Cranmer (1931) y Mo
narchy A Study of Louis X IV (1938). Ampliando su visión histórica y con
u na orientación religiosa y católica, escribió: Europe and the Faith (Europa
y la fe, 1920), A History of England (4 vols., 1925-31), The Crisis of Our
Civilization (1939) y How the Reform ation Happened (1939). Belloc es adm i
rable por la brillantez de sus ensayos, y por el hum or y sentido común
que pone en ellos. Los que m ejor revelan su filosofía son: Avril (1904), Hills
and the Sea (Montañas y el mar, 1906), On Nothing (Acerca de nada, 1908),
On Everything (Acerca de todo, 1910), On Anything (Acerca de cualquier co
sa, 1910) y On Som ething (Acerca de algo, 1910). Su estudio político-
sociológico The Servile State (El estado servil, 1913) pone de relieve los
m ales de la sociedad actual debidos a la aniquilación del principio distri
butivos de raíz cristiana, y predice la regresión hacia un estado servil si
no se revitaliza la concepción religiosa de la vida.
Chesterton. Otro gran polem ista, sem ejante a H ilaire Belloc e íntimo
amigo suyo, fue el ensayista, poeta, novelista y crítico inglés Gilbert Keith
C hesterton (1874-1936) 26. Convertido al catolicismo, se esforzó, junto con
Belloc, po r enaltecer el espíritu católico de la civilización europea, y su
vital im portancia p a ra la form ación del hom bre y el afianzam iento de la
esperanza. Sus Collected Poems (1933) le presentan como un m aestro de
la poesía menor, ingenioso, orientador y brillante, que a veces revela no
poca te rn u ra y, en esta línea de la sencillez, puede conseguir algo definiti
vam ente bello. Como novelista, escribió, entre otras obras: The Napoleon
of Notting Hill (El Napoleón de N. H., 1904), The Man who Was Thursday
(El hombre que fue jueves, 1908), The Flying In n (La hostería volante, 1914).
Pero lo m ás duradero de Chesterton en este género son los relatos del Pa
dre Brown, en los que se desarrollan las aventuras de un sacerdote detecti
26 Maurice Evans, G. K. Chesterton, Cambridge, 1939. Hilaire Belloc, On the Place of Ches
terton in English Letters, London, 1940. Maisie Ward, G ilbert K eith Chesterton, London, 1944.
Idem, R eturn to Chesterton, London, 1952. G. K. Chesterton, Collected Poems, London, 1933.
Idem, Selected Works (9 vols.), London, Minerva Ed., 1926. Idem. Stories, Essays and Poems,
intr. by Maisie Ward, London, 1935. Idem, P ocket Book o f Father Brown, Philadelphia, 1943.
Idem, Chesterton. An Anthology, intr. by D. B. W yndham Lewis, London, 1957. Idem, Chester
ton. A Selection from his Non-fictional Prose, selected by W. H. Auden, London, 1970.
La literatura inglesa del s. X X 787
Knox. Ronald Knox (1888-1957) 2S, capellán del Trinity College de Ox
ford, dim itió en 1917 p ara ordenarse sacerdote católico dos años más ta r
de. Fue capellán católico de la Universidad de Oxford desde 1926 hasta
1939, año en el que em prendió la traducción de la B iblia basándose en
el texto de la Vulgata: Nuevo Testamento (1945) y Antiguo Testamento (1949),
World (El helenismo y el m undo moderno, 1953). Todas estas obras son
del m ayor interés por la im portancia de su contenido, por sus intuiciones
y por su visión hum anística de la literatu ra griega y del m undo helénico.
31 J. Dover Wilson, M ilestones on the D over Road, Autobiography, London, 1969. Idem,
An Introduction to the Sonnets of Shakespeare for H istorians and Others, Cambridge, 1963.
32 H arold Nicolson, Diaries and Letters, (3 vols.), ed. by N. Nicolson, London, 1966-8.
33 Richard Church, «V. Sackville-West: A Poet in a Tradition», en Eight for Im m ortality,
London, 1941. Victoria Sackville-West, Diaries and L etters (3 vols.), ed. by H arold Nicolson,
London, 1966-8.
790 Historia de la literatura inglesa
Tradition and the Individual Talent (1919) y The Function of Criticism (1923),
en los que expone la perennidad y la relatividad de la obra literaria, la
influencia del pasado literario en el presente y viceversa, y aconseja que
la crítica sea objetiva y no se dirija al autor sino a su obra. Eliot piensa
que el gran arte se da la mano y que todo gran artista, como representante
de su época, se expresa solidariam ente con ella; sólo el a rtista mediocre
busca expresarse a sí mismo. La crítica de Eliot suele ser clásica y serena,
y en ella se confiere máximo valor a la tradición cultural y religiosa como
configuradora y orientadora de la form ación artística. Sus ensayos están
recogidoá en Selected Essays (1932 ; rev. 1951), The Use of Poetry and the
Use of Criticism (1933) y On Poetry and Poets (1957).
World Picture (Visión del m undo isabelino, 1943), exposición esquem ática y
precisa del concepto del mundo que tenía el hombre del Renacimiento, Son in
teresantísim os sus estudios Milton (1930), Shakespeare’s Last Plays (1938),
Shakespeare's History Plays (1944) y Shakespeare’s Problem Plays (1950).
Quennell. Peter Quennell (n. 1905) 43, director de The Com hill Maga
zine (1944-51) y luego de History Today, poeta, novelista, crítico y biógrafo,
es autor de Baudelaire and the Symbolists (1929), Letters to Mrs. Virginia
Woolf (1932), Victorian Panorama (1937), Caroline of England: An Augustan
Portrait (C. de Inglaterra: un retrato augustano, 1940) y John Ruskin: The
Portrait of a Prophet (1949). Especialista en lord Byron, Quennell ha escri
to: Byron, (1934), Byron: The Years of Fame (B.: los años de fama, 1935;
rev. 1965) y Byron in Italy (1941).
42 Elm er Borklund, «Lord David Cecil», en Contem porary Critics, London, 1977.
43 Peter Quennell, The Singular Preference: Portraits and Essays, London, 1952. F. T. Prince,
«The Poetry of Peter Quennell», en Art and Literature, 9, 1966.
44 A. Alvarez, «A Style from Despair: Empson», en Twentieth Century, 161, 1957. G. Wat
son, «William Empson», en Literary Critics, London, 1962. J. H. Willis, en W illiam Empson,
New York, 1969. Elm er Borklund, «William Empson», en Contem porary Critics, London, 1977.
45 Las obras de D. A. Traversi se encuentran: la primera, en la E ditorial Doubleday, de
Nueva York, y las demás en Hollis and Carter, de Londres.
794 Historia de la literatura inglesa
Bentley, Eric, 723. Boas, F. S., 72, 73, 75, 79, 88, 125,127, 129,151,
Bentley, Phyllis, 479. 156, 164, 280, 781.
Bentley, Richard, 230. Boccaccio, G„ 37, 39, 79, 105, 118, 195, 337.
Beowulf, 627. Boecio, 25.
Bergonzi, B., 646, 698, 706. Bogard, Travis, 154.
Berkeley, George, 297. Boileau, Nicolas, 303, 307.
Berman, R., 177. Boldensele, Guillermo, 51.
Bernard, J. H., 298. Bolinbroke, H. St. John, Vizconde de, 228, 231,
Bernardo, San, 27. 232.
Bernhardt, Sarah, 529. Bolitho, H ector, 394.
Bernatowicz, 356. Bolt, Robert, 756-757, 776.
Berners, John Bourchier, Lord, 70. Bolwell, G. W. R., 74.
Betjeman, John, 602-603. Bonaccorso, 73.
Betzabé, 126. Bond, Donald F., 259.
Beum, Robert, 554. Bond, Edward, 775.
Bickley, F„ 412. Bond, R. Warwick, 107.
Bien, Peter, 688. Bonifacio V, 24.
Bigsby, C. W. E„ 765. Booth, Michael R., 133, 296, 373, 377, 378, 379,
Bilesfand, Jack I., 708. 516, 520, 524.
Bindoff, S. T., 64, 78. Borklund, Elm er, 709, 776, 793.
Binyon, L., 547. Borrow, George H., 354, 538-539.
Bion, 332, 333. Boswell, Jam es, 274, 301, 487.
Birkenhead, Conde de, 602. Botticelli, S., 413.
Birkhead, Edith, 276. Bottomley, Gordon, 741, 742.
Birnbaum, Milton, 680. Bottrall, M argaret, 172, 187.
Bishop, M„ 340. Bottrall, Ronald, 593.
Bitner, William, 717. Boucicault, Dion, 516-517.
Bitton, Karl, 537; Boulton, Jam es T., 300.
Blackburn, Thomas, 399. Bourgeois, Maurice, 731.
Blackmore, R. D., 459-460. Bourne, H. R. F„ 258.
Blackstone, Bernard, 373. Bouyssou, R., 548, 562.
Blackwood, John, 489, 490. Bowen, Elizabeth, 636, 685, 686-687.
Blair, Hugh, 238, 303. Bowen, Roger, 603, 604.
Blair, Robert, 243. Bowering, Peter, 680.
Blake, C. R„ 668. Bowers, F. T., 149.
Blake, William, 93, 226, 236, 237, 244, 248-250, Bowra, Maurice, 783, 788.
422, 424, 427, 554, 630, 687, 750, 767, 787. Boyle, Elizabeth, 81, 82, 83.
Blanca de Lancaster, 38. Boyle, Robert, 198.
Blanchard, Rae, 259. Bradbrook, Frank W., 357.
Blanco-White, José María, 318, 342, 344-345. Bradbrook, M. C., 170, 641.
Bligh, Williams, 756. Bradbury, Malcolm, 547, 691, 712, 717-719.
Bloom, Harold, 307, 340, 348, 349, 395, 412. Braddon, Mary Elizabeth, 497.
Bloom, Robert, 687. Bradley, Andrew C., 783.
Blount, C. H. C., 12, 78, 163, 190. Braine, John, 696-697, 702, 708, 713, 739.
Blount, M artha, 228, 232. Brander, Laurence, 658, 680.
Blount, Teresa, 228, 232. Brant, Sebastian, 48.
Blower, Eliza, 279. Brasher, N. H., 546.
Blunden, Edmund, 251, 299, 328, 348, 374, 381, Bravo, Antonio, 15.
386, 426, 557, 560, 562, 592. Brawne, Fanny, 334, 340.
Blunt, Wilfred, S., 608. Braybrooke, B aron de, 205.
Boabdil, 214. Brecht, Bertold, 285, 626.
Boaden, James, 296. Brenton, Howard, 767, 768.
798 Historia de la literatura inglesa
B rett, R. L., 310, 314. Bunyan, John, 87,119,163,190,191,196, 199-201,
Brett-Smith, H. F. B., 149, 370. . 251, 650.
Brew ster, Dorothy, 667. Burgess, Anthony, 636, 698-700.
Bridgeman, Orlando, 175. Burke, Edmund, 226,235, 300, 301,303, 304, 385,
Bridges, R obert, 545, 547, 551, 552, 553, 557. 540.
Bridgewater, Conde de, 180. Burlington, Richard Boyle, Conde de, 228.
Bridhouse, H., 730. Burne-Jones, E. C., 416, 419.
Bridie, Jam es (O. H. Mavor), 738-739. Burney, Fanny, 278-279, 307, 349, 357, 452,478.
Brinkley, R oberta F., 314. Burns, Robert, 237, 244, 247-248, 308, 347, 536.
Brinnin, John M., 594. Burton, Kathleen B., 178.
Brissenden, R. F., 156, 261. Burton, Robert, 122, 123-124, 171, 184,187, 337.
B rittain, F., 788. Bury, J. B„ 299.
Broadbent, J. B., 177. Bush, Douglas, 79, 119, 164, 177, 184, 357, 782.
Brock, Edwin, 613, 623. Bushuri, S. B., 731.
Broderip, F. F., 346. Butler, Joseph, 298.
Brogan, D., 780. Butler, Marilyn, 357, 370.
Brontë, Anne, 276, 422, 478-485, 635. Butler, Samuel, (1612-80), 172, 190,191, 195-197,
Brontë, Charlotte, 276, 407, 422, 434, 446, 459, 199.
478-485, 487, 635. Butler, Samuel (1835-1902), 459, 545, 636-639.
Brontë, Emily, 276, 407, 422, 478-485, 635. Butt, John, 227, 237, 252, 261,265,307,434, 782.
Brooke, J., 777. B utterfield, H erbert, 780.
Brooke, R upert, 557, 560, 562, 587. B utterw orth, C. C., 119.
Brooke, Stopford, 781-782. Buxton, John, 8, 88, 322, 328, 782.
Brooks, Jean R., 508. Bynham, Thomas, 58.
Brougham, Lord, 371. Byron, George Gordon, Lord, 8, 193, 235, 248,
Broughton, Rhoda, 497. 251,256,289,306, 307,309, 310,311,312,316,
Brown, Carleton, 32. 317, 319, 320, 321-328,329,330,335, 339, 340,
Brown, Charles, 334. 341,343,344,350, 351,352, 356, 368, 370, 371,
Brown, Charles Brockden, 368. 372, 373-375, 385, 386, 387, 388, 392-393, 395,
Brown, David, 349. 396,409, 419, 420,434,435,447,452,453,457,
Brown, E. Κ., 408. 478, 484, 541, 579, 580, 620, 672, 789, 793.
Brown, Ivor, 434, 728, 739. Byron, Thomas, 454.
Brown, Julia Prew itt, 357. Bysshe, Edward, 303.
Browne, E. M., 746.
Browne, Η. K. («Phiz»), 436. Cadalso, José, 241, 308.
Browne, Thomas, 184, 186-187, 536, 544. Caedmon, 15.
Browning, Elizabeth B arrett, 399,400, 406-408, Calder, J., 684.
422, 672. Calderón d e là Barca, P., 212,219,309, 333,411.
Browning, Robert, 386, 395, 396, 399-406, 413, Callan, Edward, 576.
414, 417, 420, 431, 535, 545, 552, 781, 787. Callan, N orman, 236.
Brownjohn, Alan, 548, 619. Calthrop, D. Clayton, 728.
Bruto, 138. Calvino, Juan, 195.
Bryant, A rthur, 12, 204, 307, 395, 779. Camden, William, 145.
Bryson, John, 408. Cameron, Norman, 586.
Buckingham, Lord H enry Stafford, Duque de, Campbell, O. W„ 328.
234. Campbell, Roy, 101, 574, 580-581, 586.
Buckle, G. E., 447. Campbell, Thomas, 341-342, 346.
Buckley, J. H„ 395, 396. Campion, Edmund, 93.
Bullett, Gerald, 65, 88, 92, 96, 101. Campion, Thomas, 80, 94, 95-96, 101, 165.
Bullough, Geoffrey, 93, 97, 99,145,164,166,167, Camus, Albert, 740.
168, 198, 548, 742, 743, 783. Canning, George, 344.
Bulwer-Lytton, E. G., 356, 379-380, 446, 457-459. Canuto el Danés, 11.
Indice de nombres propios 799
Cape, J., 673. Clark, G. N„ 777.
Capuleto, 138, 139. Clarke, Charles C., 334.
Carew, Thomas, 166-167, 177. Clarke, E. G., 447.
Carey, John, 100. Clay, N. I., 787.
Carlomagno, 24. Cleopatra, 214.
Carlos Eduardo Estuardo, 351, 502. Clifford, Jam es L., 269.
Carlos I Estuardo, 30,78,148, 157,163,165,167, Clough, A rthur H., 408, 411.
170, 190, 204, 210, 211, 258, 402. Coburn, Kathleen, 314.
Carlos II Estuardo, 186, 190, 193, 194, 197, 199, Cockshut, A. O. J., 470.
206, 207, 208,212,219,227, 459,534,672,779. Coello, Antonio, 205.
Carlos V (I, de España), 71, 115. Coghill, Nevill, 37, 579.
Carlos XII de Suecia, 234, 269. Cohen, J. M., 689.
Carlos el Temerario de Borgoña, 356. Colatino, 144.
Carlyle, A. J. y R. Μ., 251. Coldwell, F.C., 48.
Carlyle, Thomas, 348, 354,386,396,417,434,438, Cole, Barry, 608.
454, 455, 535-536, 540, 543. Cole, G. D. H„ 636.
Carnali, Geoffrey, 227, 237, 252, 316. Coleridge, E.H., 314, 322, 373.
Carpenter, H., 576. Coleridge, Hartley, 348.
Carrère, Felix, 128. Coleridge, S. T., 306,310, 311,314-316, 317,319,
Carrington, Charles, 550. 344,345,370, 371,372,381, 382,383,385,386,
Carroll, Lewis (C. L. Dodgson), 456. 388, 389,390,391-392, 395,413,414,455,478,
Carte, Bridget D'Oyly, 525. 544.
Cary, Joyce, 636, 685, 687-688, 702. Colet, John, 67.
Caryll, John, 230. Colgrave, B., 23.
Casady, E., 66. Collier, J. P., 392.
Case, R. H., 130. Collier, Jeremy, 190, 199, 208, 209.
Casio, 138. Collings, Ernest, 663.
Castiglione, B., 118. Collingwood, Robin George, 784.
Castro, Inés de, 343. Collins, J. Churton, 127.
Catalina de Aragon, 71, 117, 135, 557. Collins, William, 244-245, 246, 248, 347, 385.
Catalina de Francia, 135. Collins, W illiam Wilkie, 498-500.
Catalina de Rusia, 327. Comfort, Alex, 586.
Catón de Útica, 284. Commines, Philippe de, 118.
Causley, Charles, 586, 587-589, 623. Compton-Burnett, Ivy, 685-686.
Cawley, A. Ç., 55, 58, 62. Compton-Rickett, A., 8, 89, 245, 386, 396.
Caxton, William, 53, 54, 104. Comte, Auguste, 478, 495, 537, 540.
Cazamian, L., 8. Conaghan, John, 192.
' Cecil, David, Lord, 241, 245, 470, 485, 508, 527, Concience, H., 356.
688, 787, 793. Condell, Henry, 135.
Celestina, La, 73, 118. Conejero, M. A., 133.
Centlivre, Susannah, 281. Congreve, William, 190,199,203, 209, 213, 217,
Cervantes, Miguel de, 79,124,145,153,154,157, 220, 221-223, 224, 293, 422.
196, 266, 271, 328, 352, 386. Connely, W., 223.
César, Julio, 24, 25, 208, 269, 284, 298, 779. Connolly, T. L., 428.
Cesarotti, Abate Melchior, 244, 308. Conquest, R obert, 586, 605.
Cézanne, Paul, 613. Conrad, Joseph, 545, 635, 636, 641-643, 650, 662,
Cibber, Colley, 220, 231, 263, 265, 281, 285. 787.
Cicerón, 118. Conradi, P. J., 719.
Cinthio, G. G., 128. Constable, George, 353.
Clare, John, 347-348. Constable, John, 412.
Clarendon, Lord, ver Hyde, Edward, 191, 199, Constantino, rey de Escocia, 17.
779. Cook, A. S., 24, 26, 71, 177.
800 Historia de la literatura inglesa
Fletcher, John, 151, 152-154, 158, 162, 211, 213, García Yebra, Valentin, 118.
224, 388. Garcilaso de la Vega, 64, 79, 87, 88, 92, 98, 109.
Florinda, La Cava, 317, 342, 373. Gardner, David, 370.
Florio, John, 118. Gardner, Helen, 100, 172, 174, 341, 566.
Fogle, F„ 174, 333. Gardner, W. B., 209.
Fogle, F. R., 98. Gardner, W. H., 552.
Fokkema, D. W., 547. Garibaldi, G„ 453, 777.
Font, Ana Maria, 152. Garmonsway, G. N., 25.
Ford, Boris, 49, 79, 164, 191, 227, 309, 349, 396, Garnett, Richard, 273, 368.
547, 548. Garnica, Antonio, 344.
Ford, G. H., 333. G arrick, David, 284, 301.
Ford, John, 151, 154, 159-161, 212, 376. Garrod, H. W., 244, 333.
Forster, E. M„ 251, 635, 658-662, 667, 715, 721. Gascoigne, Bamber, 722.
Forster, John, 342, 434, 445. Gascoigne, George, 66, 74, 75-76, 77, 106-107, 117.
Foscolo, Hugo, 261. Gascoyne, David, 584, 593.
Foster, M., 687. Gassendi, 205.
Foster, Richard, 547. Gaskell, Elizabeth, Mrs., 379,434,447,459,478,
Fowles, John, 636, 719-721. 479, 485-488, 491, 635.
Fox, E. W„ 778. Gaskell, William, 485.
Francisco de Asis, San, 787. Gaunt, W., 412, 416.
Francisco I de Francia, 115. Gautier, Leon, 34.
Franklin, Alexander, 62. Gautier, T., 309, 420, 421.
Fraser, A. C., 207, 297. Gay, John, 228, 232, 258, 285-286, 289, 514, 525.
Fraser, G. S., 548, 592, 593, 791. Gelves, Condesa de, 91.
Frazer, Jam es George, 259, 780-78Í. Geoffrey el Gramático, 52.
Freeman, William, 234,, 273, 289. Geoffrey of Monmouth, 19, 20, 23, 26-27.
Frere, Bartle, 343. Geoffrey of St. Albans, 56, 77.
Frere, John Hockham, 343-344. George, Daniel, 271.
Fried, Erich, 626. George, Jessie (Mrs. Conrad), 642.
Friedman, Allan W arren, 704. Gere, J. A., 412.
Friedman, M. J., 667, 668. Gerin, Eugénie de, 541.
Froissart, Jean de, 70, 417. Gerin, Maurice de, 541.
Fromm, Gloria G„ 668. Ghent, Dorothy van, 252, 349.
Froude, Jam es A., 535. Ghidelli, C„ 735.
Froude, R ichard H., 538. Ghosh, J. C„ 215.
Fry, Christhopher, 743-744. Gibbon, Edward, 299, 301, 778.
Fry, Northrop, 248, 566. Gibbons, Brian, 158.
Fuller, John, 613, 615, 616. Gibbs, J. M. W„ 273.
Fuller, Roy, 581, 584-586. Gibbs, Lewis, 278, 291.
Furbank, P. N. 636. Gibert, M. T., 567.
Furnas, Joseph C., 433, 500. Gifford, William, 161.
Gilbert, M., 779.
Galileo, 177, 205, 234, 539. Gilbert, W illiam S., 398, 525-527.
Gallagher, Legeia, 67. Gilchrist, Alexander, 248.
Galsworthy, John, 519, 635, 642, 651, 654-657, Gilfian, G., 243.
671, 727-728, 738, 787. Gilson, E. H., 785.
Galván, Fernando, 705. Gill, Stephen, 310.
Galvez, J. M,, 70. Gindin, James, 713, 714, 716, 719.
Garber, Frederick, 277. Ginsberg, Allen, 623, 629.
Garcia Lorca, Federico, 550, 557, 580, 732. Gissing, George R., 512-514, 545.
Garcia Romero, Benito, 239. Gladstone, W. E„ 298, 398, 474, 640.
Garcia Tortosa, Francisco, 547, 673. Glanvill, Joseph, 410.
804 Historia de la literatura inglesa
Glendinning, Victoria, 562, 686. Greenwood, Alice D., 781.
Glover, Arnold, 152. Gregg, K. L., 149.
Godley, A. D„ 320. Gregor, Ian, 707.
Godwin, William, 329, 457, 458. Gregorio el Grande, 12, 16, 25, 27.
Goethe, J. W„ 261, 308, 333, 392, 409, 452, 461, Gregory, Isabella Augusta Persse, Lady, 555,
535, 610. 730, 731, 732.
Gogol, N., 356. Greig, J. Y. T., 461.
Goldberg, G erald J., 547. Grein, J. T., 730.
Goldberg, Samuel L., 673. Grenfell, Julian, 560.
Golding, William, 368, 636, 707, 708-709. Greville, Fulke, Lord Brooke, 88, 89, 92, 93, 96,
Goldman, A'., 673. 110, 211 .
Goldoni, Carlo, 262. Grierson, H. J. C., 9, 97, 99, 100, 104, 145, 164,
Goldsmith, Oliver, 75, 117,149, 226,232,234-236, 166,167,168,172,198,246,312, 319, 349, 397,
251, 252, 269, 273-275, 278, 280, 286, 289-291, 781.
296, 301, 349, 489, 491. Grieve, A. J. 30Ó.
Gomme, A., 792. Griffin, E. G., 790.
Goncourt, Edm ond y Jules, herm anos, 639. Griffin, H. W„ 399.
Gondomar, Conde de, 157. Griggs, E. L., 314.
Goodman, R., 603. Grocyn, William, 67.
Goodridge, J. F., 35. G rosart, A. B„ 93, 94, 96, 112, 149.
Gordon, E. V., 21, 23. Grose, T. H., 297.
Gordon, George, Lord, 440. Gross, John, 434, 792.
Gordon, I. A., 48. Grylls, R. Glynn, 368.
Gordon, R. Κ., 14, 15, 18, 55. Guardia, Pedro, 44.
Gosse, Edmund, 100,186,188, 215,216,217,218, Guarini, G., 99, 109, 154.
220,221,241,419. Guenther, John, 590.
Gottsched, J. C., 307. Guerard, Albert J., 641.
Gower, John, 44, 45-46, 53. G uerratzi, D., 328.
Grabbe, C. D., 328. Guevara, Antonio de, 70, 105, 107, 118.
Grace, William J., 177. Guibillon, G., 109, 258.
Gracián, B., 124, 536. Guiccioli, Teresa, Condesa, 322, 375, 392.
Graham, W alter, 258, 259. Guillermo III, 195, 204, 466, 534.
Grahame, Κ., 735. Guillermo el Normando, 11, 18, 25, 456, 458.
Gransden, K. W., 706. Guillermo de Orange, el Taciturno, 88, 89.
Grant, Douglas, 192, 213, 238, 271. Gullón, Ricardo, 636.
Granville-Barker, H., 728-729. Gunn, Thom, 619.
Graves, Robert, 557, 558-559, 589, 590, 685, 689. Gwynn, D., 731.
Gray, Thomas, 237, 238, 241-242, 244, 247, 276,
302, 303, 305, 307, 308, 347, 541, 793. Haddakin, Lilian; 251.
Gray, T., Marqués de Dorset, 284. Hadow, G. E., 120.
Greatheed, Bertie, 296. Haight, G. S., 489.
Green, H„ 297. Hakluyt, Richard, 119, 120.
Green, H enry (Henry Vincent York), 685, 689. Halio, Jay, 706.
Green, J. R„ 64, 78, 163, 190, 306, 534-535. Hall, Donald, 548.
Green, P., 689. Hall, Joseph, Obispo, 187.
Greene, David H., 731. Hallam, A rthur H., 398, 448, 533.
Greene, Graham, 636,643, 693-696, 700,708,745, Hallam, Henry, 398, 533.
747-748. Halliday, W. J„ 116.
Greene, R. L., 33. Hamilton, A. C., 80, 88.
Greene, Robert, 105, 112-114, 125, 127-128, 134. Hamilton, E. Clayton, 520, 523.
202, 210. Hamilton, Ian, 548, 589.
Greenfield, S. B., 13, 26. Hamilton, Robert, 785.
índice de nombres propios 805
Hogarth, Georgina, 437. Hunt, J. H. Leigh, 306, 326, 329, 334, 381, 382,
Hoggart, Richard, 576. 385, 386-388, 392, 413, 436.
Holmes, Richard, 328. Hunt, M. L„ 149.
Holinshed, Raphael, 119, 131, 132. Hunt, W illiam Holman, 412, 413.
Holroyd, M„ 780. H unter, G. Κ., 72, 107, 125.
Holland, N„ 217. H unter, W. B„ 145.
Holland, Philemon, 118. Hurd, Richard, 80, 87, 303-304.
Holland, Vyvyan (hijo de Oscar Wilde), 528, 529, Hussey, Maurice, 74.
532. Hutchison, F. E., 121, 172, 174.
Hollander, John, 64,65, 66,79,164,167,170,172. Hutchison, M., 311.
Hollis, Christopher, 684, 790. Hutchison, Thomas, 328, 331, 374.
Holloway, D., 654. Huxley, Aldous, 563,613, 635, 646,662, 663, 671,
Homero, 113, 168, 195, 206, 231, 247, 256, 333, 680-683, 684, 703.
335, 409, 541, 542, 543, 676. Huxley, J., 539.
Hone, Joseph M., 639. Huxley, Laura, 680.
Honour, Hugh, 307. Huxley, Thomas H., 539.
Hood, Thomas, 306, 325, 346-347, 407. Hyde, Edw ard (Lord Clarendon), 166, 208.
Hooke, R., 204. Hyder, K. Clyde, 419.
Hooker, Joseph D., 539. Hyman, S. E., 539, 780.
Hooker, Richard, 121-122, 188. Hynes, Samuel, 548.
Hoper, W., 792.
Hopkins, Annette B., 485.
Hopkins, G. M., 93, 427, 547, 551, 552-553, 561, Ibsen, H enrik J., 514, 516, 524, 730.
612, 690. Ingeman, B.S., 356.
Hopkins, Kenneth, 9. Ionesco, Eugène, 745.
Horacio, 39, 147, 150, 198, 229, 232, 303. Ironside, R., 412.
Horniman, Emily, 731. Irvine, William, 723.
Horovitz, Michael, 548, 617. Irving, E. B., 14, 309.
Hough, Graham, 309, 430, 639, 663. Isabel la Católica, 214.
Houghton, R ichard M. Milnes, Lord, 333. Isabel I de Inglaterra, 58, 71, 76, 77, 78, 81, 86,
Houghton, W. Stanley, 729-730. 88, 89, 93, 120, 122, 126, 127, 133, 162, 163,
House, Humphry, 314. 356, 456, 478.
Housman, A. E., 546, 547. Isabel II de Inglaterra, 558.
Housman, Laurence, 728, 738. Isidoro de Sevilla, 23.
Houtchens, C. W., 386.
Houtchens, L. H., 386.
Howard, Elizabeth Jane, 714-715. Jack, Ian, 252, 309, 340, 599.
Howard, Elizabeth, Lady, 192. Jacks, L. P., 781, 782.
H owarth, R. G., 167, 322. Jackson, Holbrook, 124, 338.
Howe, P. P., 383. Jackson, J. R. de J„ 314.
Huchon, René, 251. Jackson, R. W„ 255.
Hudson, Derek, 527, 547. Jacobo I de Escocia, 39, 46, 145.
Hudson, W. D„ 784. Jacobo I Estuardo, 78, 94, 96, 99,100, 119, 120,
Huehns, G., 208. 122, 148, 151, 210, 672.
Hughes, Philis, 24. Jacobo II Estuardo, 191, 194, 204, 459, 466.
Hughes, Ted, 613-615, 619. Jacobo IV de Escocia, 48, 128.
Hughes, Thomas, 460-461, 592. Jacobo de Vorágine, 53.
Hugo, Victor, 309, 328, 356, 420, 422, 499, 513. Jacquot, J., 151.
Hulme, T. E„ 560. James, D. G., 207.
Hume, David, 226, 297-298. James, Henry, 267,497, 635, 636, 643, 644, 650,
Humphrey, P. S., 539. 661, 668, 686.
Humphreys, A. R., 265. 268. James, William, 662, 668.
Indice de nombres propios 807
Jarm on, T. L., 12, 78, 163, 190. Jorge II, 227, 533.
Jasón, 418. Jorge V de Inglaterra, 779, 789.
Jaum á, José Maria, 605. José de Arimatea, 641.
Jean-Aubry, G., 641. Joyce, James, 273, 552, 629, 635, 662, 663, 668,
Jeffares, N orm an A., 554, 731. 673-680, 690, 691, 698, 699, 700, 774.
Jefferson, D. W., 252. Joyce, Paul, 770.
Jennings, Elizabeth, 548, 605, 610-613. Juan de la Cruz, San, 569, 581.
Jenofonte, 118. Juan Evangelista, San, 404, 530.
Jephson, Robert, 296. Juan sin Tierra, 356.
Jerrold, Douglas, 190. Juana de Arco, Santa, 726.
Jerrold, Douglas W., 378, 379. Juana la Loca, 124.
Jerrold, W alter, 346. Judson, C. A., 80.
Jessop, T. E., 297. Julián, Don, 158, 317, 373.
John, Augustus, 682. Jump, John D., 322.
John of Gaunt (Juan de Gante), duque de Lan Juretschke, Hans, 307.
caster, 37, 38, 136, 171. Juvenal, 234.
John of Guildford, 19.
John of Salisbury, 28, 67.
John of Trevisa, 50. Kahrl, George M., 269.
Johnson, Edgar, 434. Kain, R. M., 673.
Johnson, Esther, 256, 258. Karl, Frederick R., 525, 636, 702, 709.
Johnson, Pamela Hansford, 686. Kastner, L. E., 99.
Johnson, R. B., 34. Kaye, F. B., 297.
Johnson, Samuel, 101, 165, 168, 169, 171, 172, Keats, John, 244, 307, 310, 321, 323, 329, 332,
177,192,195,196,198,215,217,221,226, 227, 333-340, 343, 346,348, 372, 386, 387, 388,395,
232, 233-234, 235,238, 240, 241, 244, 250,255, 396, 409, 413, 414, 416, 420, 422, 541, 552, 624.
259, 274, 283, 284, 285, 298, 300-303, 305, 380, Keble, John, 408, 497, 538.
468, 487, 536, 540, 633, 776, 790. Kelvin, N., 504.
Johnstone, J. Κ., 783. Kennedy, C. W., 13, 17, 29, 55.
Jones, A. R., 310, 314. Kenner, Hugh, 566, 690.
Jones, Cloude E., 370. Kenyon, F. G., 406.
Jones, Daniel, 594, 596. Ker, W. P., 18, 19, 34, 70, 782.
Jones, E. D., 87, 94, 95, 209, 304, 305. Kerensky, Oleg, 722.
Jones, Emrys, 66, 109. Kermode, Frank, 64, 65, 66, 79, 164, 167, 170,
Jones, Frederick L., 328, 368. 172.
Jones, Henry Arthur, 516, 520-523, 525, 530, 722. Kettle, Arnold, 252, 349.
Jones, H. F„ 636. Ketton-Cremer, R. W., 241, 276.
Jones, H. S. W., 80. Keyes, Sidney, 586, 589, 590-592.
Jones, Howard M., 320. Keynes, Geoffrey L„ 186, 187, 249, 383, 560.
Jones, Inigo, 145, 210. Khayyám, Omar, 411, 412.
Jones, J. W inter, 120. Kilby, C. S., 792.
Jones, Klaus W., 735. Killigrew, Anne, 190, 195.
Jones, P. M., 547. Killigrew, Thomas, 212, 213.
Jones, Peter, 548. King, Edward, 180.
Jones, W. L., 26. King, Henry, 172, 177, 187, 621.
Jonson, Benjamin, 75, 99,101, 129, 145-148, 149, Kingsley, Charles, 346, 447, 454-457, 460.
150,151, 153,162,164,166,177,187,210,211, Kincaid, Jam es R., 470.
343, 388, 422. Kinkead-Weekes, Martin, 261, 707.
Jordan, John E., 310, 388, 389. Kinsman, R. S., 48.
Jordan, M., 784. Kipling, Rudyard, 545, 546, 547, 550-551, 579,
Jordana, Ricardo, 784. 628, 644-646, 662, 787.
Jorge I, 227. Kircham, M., 558.
808 Historia de la literatura inglesa
Kirkup, James, 712, Layamon, 19, 20.
Klemke, E. D„ 783. Lazarillo de Tormes, El, 114, 118.
Knapp, William I., 538. Lea, F. A., 790.
Knight, G. Wilson, 133. Lea, K. M„ 125.
Knights, L. C„ 151. Leavis, F. R., 548, 663, 792.
Knowland, A. S., 151, 161, 212. Lee, Laurie, 581, 584, 593, 597-599.
Knowles, David, 24. Lee, Nathaniel, 213, 216,
Knowles, Jam es Sheridan, 376. Lee, R. A., 684.
Knox, John, 190, 536. Lee, Sidney, 177.
Knox, Ronald, 787-788. Leech, Clifford, 152, 154, 159, 722.
Koeningsberger, H. G., 780. Legatt, Alexander, 145.
Kollar, J., 328. Legouis, E., 8, 310.
Korg, Jacob, 512. Legouis, Pierre, 170.
Kosciusko, 335. Leguizamón, Julio A., 328.
K rutch, Joseph W., 301. Lehmann, John, 562.
Kuehn, Robert, 680. Leibniz, 231.
Kunne-Ibsch, Elrud, 547. Leicester, Conde de, 88, 92, 126, 354, 355.
Kyd, Thomas, 128-129, 134, 151, 162, 628. Leigh, Augusta Byron, 322.
Leishman, J. B., 100, 167, 170.
Lenau, N., 328.
Lacey, Norman, 312. Lenin, L., 774.
Lamartine, Alphonse de, 328. Lennep, J.van, 356.
Lamb, Caroline, 392. León, Fray Luis de, 79.
Lamb, Charles, 334, 346, 369, 372,381-383, 386, Leonor de Castilla, 127, 128, 131.
387, 388, 395, 544. Lermontov, M. Y., 328.
Lamb, Mary, 381, 382. Lerner, A. J., 726.
Lambert, J. W„ 722. Lessing, Doris, 705-706.
Lancashire, A. B., 125. Lessing, G. E., 287.
Landmann, F., 107. Letourneur, Pierre, 241, 244.
Landor, W alter Savage, 309, 335, 342-343, 373, Lévi-Strauss, C., 699.
419, 420, 422. Levin, H arry, 673, 792.
Landre, Louis, 386. Levin, M., 736.
Lane, M argaret, 479. Lewes, George Henry, 489, 490, 540.
Lang, Andrew, 187. Lewis, Alun, 586, 589-590, 591.
Langdon-Davies, B. N., 447. Lewis, C. S., 37, 45, 64, 67, 79, 80, 89, 94, 118,
Langland, William, 11, 35-36, 41, 45, 48, 81, 85. 177, 782, 792.
Langton, Bennet, 235. Lewis, J., 784.
Lapesa, Rafael, 74. Lewis, M atthew G., 277-278, 296.
Larkin, Philip, 548, 605-608, 631. Lewis, D. B. Wyndham, 786.
Larra, M ariano José de, 356, 381. Lewis, P. Wyndham, 671, 690-691, 702, 703.
Lascelles, Mary, 357. Lewis, S. W., 276.
Laski, M arghanita, 489. Liddell, Robert, 686.
Laslett, Peter, 207. Lieder, P. R., 396.
Latimer, Hugh, 121. Lily, William, 67.
Lawler, Ray, 755-756, 776. Lillo, George, 286-287, 289, 379, 514.
Lawlis, M. E., 116. Linacre, Thomas, 67.
Lawlor, John, 35, 37, 133, 792. Lindsay, A. D., 297.
Lawrence, D. H„ 547,554,556, 557,613, 635,659, Lindsay, P., 167.
662, 663-667, 673, 682, 715, 721. Linley, Elizabeth (Mrs. Sheridan), 292.
Lawrence, Frieda (von Richthofen), 663. Lippi, Filippo, 403, 413.
Lawrence, R obert G., 149, 151. Littlewood, Joan, 754.
Lawrence, W. W., 37. Livio, Tito, 118.
índice de nombres propios 809
Locke, John, 191, 199, 205, 207-208, 298. . MacCaig, Norman, 593.
Lockhart, John G., 247, 319, 349. MacDermott, Doireann, 681.
Lodge, David, 691, 693, 700-702. Mackail, Denis, 734.
Lodge, Thomas, 105, 115-116, 210. MacKail, J. W., 416.
Loewe, Frederick, 726. Mackenzie, N. H., 552.
Loftis, John, 211. ( Mackenzie, W. M., 44, 46, 47.
Logue, Christopher, 613, 615-617. Macklem, M., 121.
Loiseau, Jean, 169. Maclaren-Ross, J., 547.
Lomas, C. W„ 779. M adure, M., 151.
Longfellow, H. W., 309. MacNeice, Louis, 548, 554, 570-572, 574, 580, 582.
Longino, 229. Macpherson, James, 237, 243-244, 308, 319.
Longworth, Clara, 133. Macray, W. Dunn, 208, 739.
Lope de Vega, Félix, 750. Macha, K. H., 328.
López Ortega, Ramón, 547. Madsen, W. G., 177.
López Ruiz, Luis, 753. Magalaner, Marvin, 673.
López Soler, Ramón, 356. Magnus, Philip, 300.
Lorenzo, Emilio, 679. Mahoma, 536.
Lorenzo, Guillermo, 658. Mahon, Derek, 633.
Lovelace, Richard, 167-168. Maitland, T., 166.
Lovell, Anna, 617. Malczewski, A., 328.
Low, D. Μ., 299. Malone, Andrew E., 730.
Lowell, Robert, 634. Malone, M., 733.
Lowry, H. F., 408. Malory, Thomas, 20, 52, 53-54, 87,104, 399,417.
Lucano, 132. Malthus, T. R., 370, 533.
Lucas, E. V., 381. Mallarmé, Stéphane, 629.
Lucas, F. L., 154, 396. Mandeville, B ernard, 297.
Luce, A. A., 297. M andeville, The Travels o f S ir John, 51-52, 53,
Luciano, 452. 104.
Lucie-Smith, Edward, 399, 548, 619. Mann, F. 0., 116.
Lucrecia, 45, 144. Mann, Thomas, 657.
Luis de León, 16. Mansfield, K atherine, 790.
Luis XIV de Francia, 269. Mantuano, Ju an B autista Spagnolo, 48, 81.
Luke, Samuel, Sir, 196, 199. Manzoni, A., 356.
Lumby, J. R., 122. Maquiavelo, Nicolás (Machiavelli), 118, 495.
Lumley, Frederick, 722. Marchand, Leslie A., 321, 322, 346, 373, 392.
Luna, Miguel de, 319. M arder, H erbert, 667.
Lutero, M artin, 50, 115, 498, 536. M argarita Tudor, 48.
Luzán, Ignacio, 307. Margoliouth, H. M., 170, 175, 248.
Lydgate, John, 46, 53. M aría II, 195, 204.
Lyell, Charles, 539. M aria de Austria, 157.
Lyly, John, 75,79, 107-109, 112, 113,117,125-126, M aria Estuardo, 78, 422.
134, 162, 251. M aria Tudor, 71, 121.
Lynd, Robert, 333. M arichalar, Antonio, 394.
Lloyd, Constance Mary (Mrs. Wilde), 528. Marino, 174.
Llull, Ramón, 22. Marlborough, Duque de, 225, 272, 467.
Marlowe, Christopher, 76, 79, 127,129-132, 134,
151, 162, 188, 210, 305, 628.
Mabbe, James, 118. Marot, C., 81.
MacAdam, E. L., 233. M arr, G. S., 258.
Macaulay, Rose, 658, 790. M arrot, H. V., 727.
Macaulay, Thomas B., 152,190, 386,533-534, 776. Marsh, Edward, 310, 556, 560.
MacBeth, George, 619, 623-626. M arston, J., 147, 151.
810 Historia de la literatura inglesa
M artin, Burns, 243. Menandro, 75.
M artín, Félix, 307, 707. Méndez Bejarano, Mario, 344.
Martin, L. C., 174. Menéndez Pelayo, Marcelino, 318.
Martin, R obert B., 396, 454. Menéndez Pidal, Ramón, 34, 318.
M artínez Sierra, 729. Mercer, David, 766-767.
Martyn, Edward, 731. Meredith, George, 419,430-432,433,497,503-508,
Marvell, Andrew, 163, 170-171, 172, 178, 194. 635, 636, 669, 777.
Marx, Karl, 490. Meredith, W. M,, 504.
Masefield, John, 120,144, 548, 551,557-558, 729, Meres, Francis, 305.
741. Mérimée, Prosper, 309.
Mason, D., 310. Mesonero Romanos, Ramón de, 381, 382.
Mason, H. L„ 778. Meyer, M. M., 646.
Massinger, Philip, 151, 153, 154, 158-159, 162, Meyer, Michael, 590, 592.
216, 283. Meyers, Jeffrey, 690.
Mateo, Leopoldo, 328. Meynell, Alice, 422, 553.
Mathiessen, F. O., 566. Meynell, Viola, 734.
Matthews, G. M., 328. Mickiewicz, A. B., 328.
M aturin, Charles, 376-377. Middleton, Stanley, 715-716.
Maugham, William Somerset, 735-736, 738. Middleton, Thomas, 149,150, 151, 153,156-158,
M aupassant, G. de, 650. 162, 388.
M aurer, A. A., 785. Milá y Fontanals, Manuel, 34.
Mauriac, F., 693. Milbanke, Annabella, Lady Byron, 322, 375.
Maurice, Frederick D., 454, 460. Milford, Hum phry S., 251, 340, 348, 386, 399.
M avrocordatos, Principe, 323. Milne, Alen Alexander, 735.
Maxwell, W. B., 497. Milne, George, 301.
Maynell, Alice, 428. Milton, John, 15, 27, 97, 101, 127, 163,164, 170,
Maynell, Everard, 428. 177-184,184-186, 190, 191, 206, 209, 215, 237,
Maynell, Wilfrid, 428. 337,384,388,392,409,534,541,551,610,689,
Mayoux, J.-J., 370. 715.
Mazlish, B„ 778. Mill, John Stuart, 535, 537, 635.
Mazzini, G., 419. Millais, John E,, 412, 413.
McAdam, E. L., Jr., 301. Miller, Betty, 399, 406.
McConkey, J. M., 658. Minchin, H. C., 399.
McCunn, John, 300. Mineca, E. E., 537.
McDonald, Andrew, 296. Miner, Earl, 192.
McDowell, F. P. W„ 658, 696. Mink, L. O., 784.
McEvoy, Charles, 729. Minshull, Elizabeth (tercera Mrs. Milton), 179.
McGann, Jerom e J., 322. «Miriam». T. E. (Jessie Chambers), 663, 664.
McGough, Roger, 617, 629. Mitchell, Adrian, 618, 626-628, 629.
M cllwraith, A. Κ., 125. Mitford, Mary Russell, 349, 369, 373, 387.
Mclnyre, Clara Frances, 277. Mitford, William, 304.
McKerrow, R. B., 114. Moctezuma, 214.
McKillop, A. D., 238, 252, 261. Moeller, C., 693.
McLuhan, Η. M., 791. Moisés, 185, 451.
Medea, 418. Molesworth, William, 205.
Médicis, Francisco de, 154. Molière, J. B. Poquelin de, 191, 217.
Médicis, Lorenzo de, 162, 495. Molina, Jorge, 680, 684.
Medwall, Henry, 73. Molineux, 88.
Meisel, M artin, 723. Monroy, Rafael, 751.
Melbourne, Lady, 392. Montague, Mary Wortley, 228.
Melbourne, William Lamb, Lord, 448. Montaigne, M. E. de, 118, 123, 258.
Melville, Lewis, 255, 461. M ontemayor, Jorge de, 92, 109.
Indice de nombres propios 811
Montengón, Pedro, 244, 308. Mulford, Roger, 394.
Montesco, 138, 139. Munárriz, José Luis, 303.
Montesquieu, B arón de, 234. Munro, John, 133.
Monypenny, W. F., 447. Muratori, L. A., 307.
Moore, Doris Langley, 321. Murdoch, Iris, 636, 709-712, 713.
Moore, F. L., 525. Murray, G. Gilbert, 788-789.
Moorè, Geoffrey, 548. M urray, John, 392.
Moore, George, 636, 639-641, 650, 651. M urray, Robert, 300.
Moore, George E., 783. Murry, J. Middleton, 133, 255, 333, 663, 682, 790,
Moore, H arry T., 704. 791.
Moore, Johñ R., 252. Musset, Alfred de, 309, 328.
Moore, Nicholas, 593. Myens, A. R., 12.
Moore, Thomas, 318, 319-321, 385, 392. Myres, J. N. L„ 784.
Moorman, F. W., 164, 781.
*S
Moorman, Mary, 310.
Mor de Fuentes, José, 239, 261. Namier, Lewis (Namierowski), 777.
Moratin, Leandro Fernández de, 256, 295. Napoleón I, 300, 306,321, 342,461, 536, 548,699.
More, Anne, 100. Nashe, Thomas, 105, 112, 114-115, .117,128,132,
More, Henry, 307. 210, 251, 252.
More, George, 731. Nason, A. H., 161.
More, Thomas, 65, 67-70, 73, 115, 123, 135, 650, Neilson, George, 44.
683, 756. Neill, S. Diana, 9, 349, 354, 636.
Morgan, Edwin, 15. Necker, J., 299.
Morgan, M. M. 728. Nelson, G„ 576.
Morgan, Pete, 548, 617, 626, 631. Nelson, Horace, 226, 378, 779.
Morgan, Ted, 735. Nelson, Thomas, 412.
Morley, Obispo, 187. Nennius, 19.
Morley, Edith J., 80. Nethercot, A rthur N., 211.
Morley, S., 735. Newby, P. H., 366, 636.
Morpurgo, J. E., 12, 64, 78, 163, 190, 226, 307, Newdigate, B. H., 97.
395. Newman, John Henry, Cardenal, 348, 398, 408,
Morris, Christopher, 121. 417,426,434,438, 536, 537-538, 545, 553,690.
Morris, Helen, 79, 88, 94. Newton, Isaac, 540.
Morris, May, 416. Nicolas, J. B., 412.
Morris, R obert Κ., 702. , Nicolson, H arold, 321, 396, 789, 790.
Morris, William, 354, 416-419, 430, 528, 554. Nicolson, Nigel, 646, 789-790.
Morrison, Blake, 548, 604, 634. Nicoll Allardyce, 9,119, 191,201,280, 373,377,
Mortimer, John, 764. 516, 530, 722.
Morton, John, Arzobispo de Canterbury, 73, Nicoll, Josephine, 119.
Morton, J. B., 785. Nicolls, Mary, 504.
Mosco, 333. Nicholas of Guildford, 19.
Moseley, E. M., 105, 107. Nichols, Peter, 765-766.
Mosley, Oswald, 682. Nicholls, A. B„ 482.
Mossé, Fernand, 49, 54. Nietzsche, F., 536.
Mossner, E rnest C., 297. Nitchie, Elizabeth, 368.
Motion, Andrew, 548. N orris of Bemerton, John, 198.
Moynahan, Julian, 663. North, Thomas, 70, 118.
Mueller, W. R„ 123. Northbrooke, John, 210.
Muggeridge, Malcolm, 636. Norton, Caroline, Mrs., 506.
Muir, Edwin, 349, 559-600. Norton, J. E„ 299.
Muir, Kenneth, 65, 79, 118, 133, 177, 722. Norton, Thomas, 77.
Muir, Willa, 599. Novak, M. E„ 252.
812 Historia de la literatura inglesa
Novalis, F. L. von H ardenberg, 426. Paston Letters, The, 52.
Noyes, Alfred, 547, 553. Pater, W alter, 527, 543-544, 546, 636, 639, 644.
Noyes, E. S., 269. Pattison, Mark, 177.
N uttall, Jeff, 548, 616. Patmore, Covëntry, 424-426, 428, 433, 553, 690.
Patmore, Derek, 424, 425.
Patten, Brian, 608, 629, 631-633.
O’Casey, Sean, 516, 733. Patterson, F. A., 177.
Occleve, Thomas (o Hoccleve), 46. Paulino, el monje, 24.
Ockham, William, 27. Payne, W. L., 258.
O’Connor, D. A., 778. Peacock, Thomas Love, 349, 369-371, 432, 452,
Odorico de Pordenone, 51. 504, 506, 681.
Ogdon, C. K„ 791. Pearsall, Derek, 35.
Oliphant, M argaret, 497. Pearson, Gabriel, 434.
Oliver, E. J., 424. Pearson, Hesketh, 433, 528, 532, 723.
Oliver, H. J., 658. Pecock, Reginald, 52.
Oliver, L,, 749! Pedro I de Castilla, 37.
Olson, Elder, 594. Pedro I de Portugal, 343.
Oram, Neil, 617. Peele, George, 125, 126-127, 134.
Orrery, Conde de, 197. Peel, Robert, 447, 474.
Orgel, S., 130. Pelayo, el rey Don, 317.
Origo, Iris, 321. Penélope, 677.
Orosio, Paulo, 25. Pepys, Samuel, 191, 193, 199, 203-205, 208, 251,
Orton, Joe, 765. 779.
Orwell, George (Eric Blair), 663, 683-685, 699. Percy, Thomas, Obispo, 237, 243-244, 301, 304-
Osborne, John, 620, 713, 748, 749-751, 753, 756, 305, 309, 319, 350.
769, 793. Perche, L., 746.
Ossian, 243. Pérez, D., 784.
Otway, Thomas, 191, 213, 215-216, 283. Pérez de Ayala, Ramón, 252, 349, 396.
Ould, H„ 654. Pérez-Embid, Florentino, 535.
Ovidio, 132, 195. Pérez Gállego, C., 129, 133, 548, 696, 705, 709,
Owen, Alun, 764. 713, 716.
Owen, Wilfred, 557, 560-561, 562, 563, 574, 588, Peter, John, 177.
592, 723. Petofi, S„ 328.
Petrarca, 37, 65, 79.
Pétre, Lord, 230.
Pablo, San, 103, 641. Pettet, E. C„ 174, 333.
Packer, Lona M., 422. Pettit, Henry, 240.
Page, Frederick, 333, 334, 424, 470. Phelps, W. L., 167, 237, 261.
Painter, William, 155. Phillips, Edward, 170.
Palafox, General, 314. Philips, K atharine, «Orinda», 478.
Palmer, T., 746. Phillips, Stephen, 741.
Palmer, William J., 719. Picasso, Pablo, 272.
Paris, 127, 397. Piccolomini, E. S., 48.
Paris, Gaston, 34. Pickering, Charles, 253.
Parker, H. T., 780. Pilkington, Laetitia, 263.
Parker, M. P., 80. Pindemonte, Ippolito, 242, 308.
Parkinson, C. N., 779. Pinero, A rthur W., 380, 516, 522, 523-524, 525,
Parks, G. B., 120. 530, 722.
Parnell, C. S., 675. Pinion, F. B., 381.
Parnell, Thomas, 238, 242. Pinney, T., 489.
Partridge, E. B., 145. Pinter, H arold, 756, 757-761.
Partridge, John, 259. Pinto, V. de Sola, 396, 548.
índice de nombres propios 813
Pirie, David, 310. 322,373, 548, 557, 580,587, 594,603, 617,778,
Pitt, William, 226, 306. ,785.
Pittenger, W. N., 784. Pujals Gesali, Esteban, 333, 338.
Platen, A. von, 328. Purdom, C. B„ 723, 728.
Plath, S., 615. Pusey, Edw ard B., 538.
Platón, 333. Pushkin, A. S., 328.
Plauto, 74, 118. Puttenham , 93.
Plinio, 51, 118. Pym, John, 163.
Plumb, J. H., 226, 777.
Plutarco, 118.
Pocock, Guy N., 253. Quennell, Peter, 321, 542, 793.
Pocock, Isaac, 377. Quevedo, F. de, 124, 328.
Poirier, Michel, 129. Quiller-Couch, Arthur, 33, 34, 47, 54, 408, 412,
Pollard, A. W., 62, 71. 426, 788, 789.
Pombo, Rafael, 345. Quintero (hermanos Alvarez), 729.
Ponsonby, A rthur, 203, 204. Quintiliano, 229, 303.
Poole, A. h„ 241, 244.
Pope, Alexander, 49, 97, 171, 192, 194, 226,
227-232, 233, 235,236,237,240,247,250, 258, Rabelais, 118, 271.
294, 303, 304, 307, 384, 620, 628, 633, 672. Rabinowitz, R., 703.
Pope-Hennessey, Una, 454. Rachford, Fannie E., 479.
Porter, Alan, 348. Radcliffe, Ann, 277, 296, 365, 457.
Porter, Elizabeth (Mrs. Johnson), 301. Radulescu, I. H., 328.
Porter, Peter, 619-623. Rafael de Urbino, 413.
Potter, Stephen, 663. Raffety, F. W., 300.
Pottor, G. R., 122. Raine, Kathleen, 596, 599, 600-602, 791.
Pound, Ezra, 566. Rajagopal, L. V., 784.
Poussin, N., 542. Raleigh, Profesor W alter, 268.
Powell, A., 702-703. Raleigh, W alter, 79, 81, 86, 92-93, 119, 120, 188,
Powell, A. E., 314. 354.
Powell, L. F., 301. Ramos Orea, Tomás, 744.
Powell, Mary (prim era Mrs. Milton), 179, 689, Ramsey, Allan, 238, 243.
Powys, J. C., 668. Ransome, A rthur, 532.
Prati, M., 328. Rastell, John, 72, 73-74.
Press, John, 548. Rastell, William, 67, 73, 100.
Prévost d’Exiles, A. F., Abate, 308. Ray, Gordon N., 461.
Price, Martin, 191, 226, 233, 236, 238, 240, 251. Read, H erbert, 314, 562, 791.
Price, Richard, 304. Reade, Charles, 498-500, 517.
Priestley, F. E. L„ 537. Redlich, Monica, 411.
Priestley, J. B., 370, 386, 503,702, 706, 728,738, Redgrove, Peter, 613, 619.
739-741, 776. Reed, Henry, 586, 636.
Prince, Frank T„ 177, 586-587, 793. Rees, Richard, 684, 790.
Principe Negro, 135. Reeves, James, 9, 170, 548.
Prior, Matthew, 228, 232-233. Reid, J. C., 346, 424, 428.
Pritchett, W. S., 501. Renwick, W. L„ 80, 309, 349, 782.
Protheró, R. E„ 322, 373. Reynolds, E. E„ 67, 546.
Proctor, S. Κ., 389. Reynolds, John Hamilton, 348.
Proust, Marcel, 265, 657, 668. Reynolds, Joshua, 226, 235, 249, 301.
Prouty, C. T., 75, 105, 126. Reynolds, M. E., 654.
Pryce-Jones, D., 693, 743. Rhys, Ernest, 454.
Prynne, William, 210. Rhys, John, 53.
Pujals, Esteban, 8,21, 22,67,158, 237, 309, 310, Ricardo, David, 537.
814 Historia de la literatura inglesa
Ricardo I, Corazón de León, 76, 355, 356. Rops, Daniel, 33.
Ricardo II, 37, 57, 135, 136. Rosamond (R. Clifford), 95.
Ricardo III, 63, 135, 284. Rose, Phyllis, 667.
Rice-Oxley, L., 269. Rose, W. Κ., 691.
Ricks, Christopher, 177, 396. Rosenberg, Isaac, 560.
Rich, John, 285. Rosenthal, M. L„ 548, 691.
Rich, Lord, 89. Ross, Alan, 548, 603r 604.
Richards, D., 735. Ross, R. H„ 547.
Richards, E dw ard A., 195. Rossetti, Christina, 422-424, 426.
Richards, I. A., 314, 791. Rossetti, Dante Gabriel, 236, 395, 412, 413-416,
Richardson, Dorothy, 667-668. 419, 431, 544.
Richardson, Joanna, 411. Rossetti, W illiam Michael, 413, 422, 423.
Richardson, Samuel, 117,226, 227,238,252,260, Rostenne, P., 693.
261-266, 266, 268,269,271,278,307, 308, 349, Roswell, G. Ham, 215, 216.
357, 358, 366, 446, 461, 468, 668. Roucher, Jean-Antoine, 239.
Richelieu, Cardenal, 380. Roughead, W. N„ 785.
Richmond, Duque de, 66. Rousseau, J. J., 202,205,206,239,261,308,370,
Richmond, Duquesa de, 211. 462, 536.
Ridenour, George M., 322. Routh, Η. V., 282, 547, 781.
Ridler, Anne, 175, 176, 426, 548. Rowe, Nicholas, 213, 216, 283-284.
Ridley, M. R., 130, 333, 461, 501. Rowell, George, 156-158, 378, 380, 516, 517, 518,
Riego, Teresa de, 408. 520, 522.
Right, B. A., 177. Rowland, Beryl, 37.
Riquer, M artín de, 19. Rowland, David, 114, 118.
Ritchie, Anne Thackeray, 369. Rowley, William, 151, 373.
Rivas, Duque de, 343. Rowse, A. L., 779.
R obert the Bruce, 44, 45. Ruskin, John, 354, 413, 417, 424, 527, 542-543,
Roberts, C. S., 787. 545.
Roberts, Michael, 548, 582. Russell, B ertrand, 394, 667, 784, 791.
Roberts, R. E., 340. Russell, G. H., véase A. E. (George William
Robertson, J. Logie, 238, 247, 319. Russell)
Robertson, T. W., 516, 518-520, 523. Russell, John, 306, 689, 702.
Robertson, T. W. S., 518, 722. Rutherford, Andrew, 322, 550.
Robinson, Eric, 347, 348. Rutland, W illiam R., 508.
Robinson, F. N., 37. Ryf, R. S., 689.
Robinson, H. W., 71. Rzewnski, H., 356.
Robinson, I., 37.
Robinson, Kenneth, 498.
Robinson, M., 746. Saavedra Fajardo, Diego de, 256.
Robinson, Ralph, 67, 68. Sackville, Charles, Conde de Dorset, 197.
Robson, F., 738. Sackville, Thomas, 66, 67, 77.
Roche, Pete, 548, 617, 631. Sackville-West, Edward, 388.
Rodrigo, Rey, 158, 317, 342, 372, 373. Sackville-West, Victoria, 201, 557, 671, 672,
Rodriguez, Alfonso, San, 552, 553. 789-790.
Rogers, I. A., 739. Sacheverell, Lucy, 168.
Rogers, Neville, 328. Sadlair, Michael, 470.
Rogers, Samuel, 321, 340-341, 392. Sagar, Keith, 556.
Rogers, Woodes, 253. Saint-Lambert, M arqués de, 239.
Rollins, H. E., 64. Saint-Pierre, C-I., Abate de, 308.
Romanello, 65. Saintsbury, George, 9,46,112,114,116,172,187,
Ronsard, P ierre de, 79, 99. 213, 237,265,271,305,309,340,388, 389, 396,
Roper, William, 67. 454, 461, 781, 782.
índice de nombres propios 815
Págs.
I n t r o d u c c ió n ........................................................................ ...................................... 7
C a p ítu lo II. E n t o r n o a L a n g la n d y C h a u c e r, y d e sd e G o w e r h a s ta
S kelton ................................................................................................................ 29
822 Historia de la literatura inglesa
Págs.
Orígenes de la c o m e d ia ..................................................................... 74
Udall, Gam m er Gurton's Needle y Gascoigne, 74.
El dram a h is tó r ic o ....................................................................... 76
John Bale, 76.
La tragedia .................................................................................. . 76
Sackville y Norton, 77.
J o h n D ry d e n y S a m u e l B u t l e r ........................................................ 191
Dryden, 191. — S. Butler, 195.
L a n o v e la d e la R e s t a u r a c i ó n .......................................................... 199
Bunyan, 199.-)(Aphra Behn, 201. — Congreve, 203.
L a p ro s a de la R e s t a u r a c i ó n .......................................................... 203
Diarios y memorias;-\Evelyn y Pepys, 203. A Filosofía: Hobbes y
Locke, 205. — Historia: Lord Clarendon, 208. — Crítica literaria: Dryderií
y Collier, 208.
4. E l e n s a y o y la p r o s a e n e l p e r í o d o r o m á n t i c o ..................................... 380
E n s a y i s t a s ............................................................................................................ 381
,/L am b, 381. Hazlitt, 383. — Leigh Hunt, 386. — De Quincey, 388.
O t r o s c r í t i c o s y p r o s i s t a s .......................................................................... 390
W ordsworth, 390. 2 Coleridge, 391. — Shelley, 392. í - Lord Byron,
392.
C a p ít u l o I X . L it e r a t u r a d e l p e r ío d o Vi c t o r i a n o .......................................... 394
1. L a p o e s í a v i c t o r i a n a ......................................................................................... 395
V i c t o r i a n o s c a r a c t e r í s t i c o s ....................................................................... 396
Tennyson, 396. — Browning, 399. — Elizabeth B arrett Browning,
406. — Otros poetas, 408./^- Arnold, 408. — FitzGerald, 411.
E l m o v i m i e n t o p r e r r a f a e l i s t a ....................................................... ; . . . 412
Rossetti, 413. — Morris, 416. — Swinburne, 419. — Christina Rossetti,
422..
P o e t a s d e l f i n a l d e l p e r í o d o V i c t o r i a n o ............................................. 424
Patmore, 424. — James Thomson, 426. — Hopkins, 427. — Francis
Thompson, 427. — Meredith, 430. — Stevenson y O. Wilde, 432.
2. L a n o v e l a d e l p e r í o d o V i c t o r i a n o ............................................................ 434
L a n o v e l a h u m o r í s t i c a y h u m a n i t a r i a ................................................ 434
X Dickens, 434.
L a n o v e l a p o l í t i c a , s o c i a l e h i s t ó r i c a ................................................ 446
Disraeli, 447. — Kingsley, 454. — Bulwer-Lytton, 457. — Wiseman,
459. — Blackmore, 459. — T. Hughes, 460.
L a s m u j e r e s n o v e l i s t a s ............................................................................... 478
V Las herm anas Brontë: Charlotte, Emily y Anne, 478. — Elizabeth
Gaskell, 485. )f- George Eliot, 488. — Otras novelistas, 497.
N o v e l is ta s d e l f i n a l d e l p e r í o d o V i c t o r i a n o .................................. 498
Charles Reade y Wilkie Collins, 498. — Stevenson, 500. — M eredith/'
503. ^1 Hardy, 508. — Gissing, 512.
3. E l t e a t r o V i c t o r i a n o ............................................................................................ 514
C a m b i o d e e s t i l o .............................................................................................. 527
Oscar Wilde, 527.
A n t e c e d e n t e s ...................................................................................................... 533
Bentham y Malthus, 533.
H i s t o r i a y e n s a y o ............................................................................................ 533
Hallam, 533. — Macaulay, 533. — J. R. Green, 534. — Carlyle, 535.
L ó g ic a y u t i l i t a r i s m o .................................................................................... 537
S tu art Mill, 53y.
R e li g ió n ................................................................................................................. 537
Newman y The Oxford Movement, 537.
A n t r o p o l o g í a y f i l o s o f í a ............................................................................... 539
Darwin, 539. — H. Spencer, 539.
C r í t i c a l i t e r a r i a y a r t í s t i c a ....................................................................... 540
; Arnold, 540. -r' Ruskin, 542. — Pater, 543.
L a h e r e n c i a d e l s ig lo x i x ............................................................................ 548
/ Hardy, 548. — Kipling, 550. — Bridges, 551. -—Hopkins, 552. — Otros
poetas, 553.
L a p o e s í a d e Y e a ts y L a w r e n c e ............................................................ 554
Yeats, 554. — Lawrence, 556.
L a p o e s í a g e o r g i a n a ....................................................................................... 556
Masefield, 557. — Graves, 558.
P o e t a s d e l a P r i m e r a G u e r r a M u n d i a l ............................................. 559
R. Brooke y otros, 560. — Owen, 560. — Sassoon, 561.
E d i t h S i t w e l l y T . S . E l i o t ....................................................................... 562
E dith Sitwell, 563. — T. S. Eliot, 565.
E l g r u p o d e O x f o r d y R o y C a m p b e l l . . ............................................. 569
MacNeice, 570. — Spender, 572. — Day-Lewis, 574. — Auden, 576. —
Roy Campbell, 580.
O t r o s p o e t a s d e t e n d e n c i a p o l í t i c a .................................................... 581
Barker, 581. — R. Fuller, 584.
P o e s í a i n g l e s a d e l a S e g u n d a G u e r r a M u n d i a l .......................... 586
Prince, 586. — Causley, 587. — Alun Lewis, 589. — Keyes, 590. — Κ.
Douglas, 592.
Indice general 829
Págs.
I n d ic e d e n o m b r e s p r o p io s .......................................................................................... 795