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Unidad 2

Tema 4: Sociedades en formación y de la sección IV

a) Forma del contrato de sociedades

Art. 4 Ley 19.550: “El contrato por el cual se constituya o modifique una sociedad, se otorgará por instrumento
público o privado” las firmas de los otorgantes deberán ser autenticadas por escribano público u otro
funcionario competente o ratificadas ante la autoridad de control (art.

La excepción a esta regla se encuentra prevista para la constitución de sociedades por acciones en el Art. 165
Ley 19.550: “La sociedad se constituye por instrumento público y por acto único o por suscripción pública.”. La
modificación del acto constitutivo de las sociedades por acciones no requiere escritura pública.

Para constituir una sociedad regular, el contrato constitutivo debe formularse por escrito, en instrumento
público o privado, salvo para las sociedades por acciones, las cuales, cuando se trata de constitución por acto
único, requieren el instrumento público, que será común aunque no necesariamente la escritura pública, pues
es posible constituirlas por cualquiera de los actos previstos por el art. 298 del CCCN.

El acto constitutivo de la sociedad anónima es el que debe otorgarse por instrumento público, pues así lo
impone el art.165 de la ley 19550, y los trámites administrativos que requiere su inscripción no le dan ese
carácter, pues si así fuera, la solución prevista por el art. seria redundante.

Por el contrario, la modificación del acto constitutivo de las sociedades por acciones no requiere escritura
pública, resultando inaplicable a las sociedades comercial la norma del art. 1016 del CCCN, pues al
especialidad de la materia societaria, expresamente prevista en el art. 4 de la ley 19550 impide la aplicación sin
más del ordenamiento referido, el cual, se recuerda, prescribe que la formalidad exigida para la celebración del
contrato rige también para las modificaciones ulteriores que el sean introducidas, excepto que ellas versen
solamente sobre estipulaciones accesorias o secundarias o que exista disposición legal en contrario, el cual es,
precisamente, el caso que nos ocupa, en donde la propia Ley General de Sociedades prevé, como principio
general, la posibilidad de redactar la modificación del contrato social por instrumento público o privado.

Inscripción de la sociedad en el registro público


Además de la forma escrita, la ley requiere para calificar como regular a una sociedad su inscripción en el
Registro Público. Dicha inscripción es requerida a los efectos de dar publicidad a los actos o documentos que
se inscriben en el Registro y tornarlos oponibles a los terceros, de manera que éstos no puedan alegar, a partir
de tal registración, desconocimiento del contenido de tales actos o documentos.
La inscripción obligatoria de documentos comerciales tiene como fundamento el bienestar del comercio
y la transparencia de las relaciones mercantiles. La inscripción de la sociedad en el Registro Público se
encuentra en el art. 5 Ley 19.550: “El acto constitutivo, su modificación y el reglamento, si lo hubiese, se
inscribirán en el Registro Público del domicilio social y en el Registro que corresponda al asiento de cada
sucursal, incluyendo la dirección donde se instalan a los fines del artículo 11, inciso 2.

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La inscripción se dispondrá previa ratificación de los otorgantes, excepto cuando se extienda por
instrumento público o las firmas sean autenticadas por escribano público u otro funcionario competente.
Publicidad en la documentación. Las sociedades harán constar en la documentación que de ellas emane,
la dirección de su sede y los datos que identifiquen su inscripción en el Registro.”

El registro público. Efectos de sus inscripciones


El CCyC no reguló nada sobre los actos cuya inscripción la ley requiere, sobre los procedimientos inscriptorios y
efectos de las registraciones y si bien es cierto que la Ley General de Sociedades conserva y mantiene las
inscripciones societarias en el Registro Público, no debe olvidarse que en ese Registro no solo se toma razón de
determinados y concretos actos societarios, sino otros actos, como las transferencias de fondos de comercio y
la inscripción de los corredores y martilleros, sino que mantienen totalmente su vigencia.
Las inscripciones societarias pasan a estar legisladas exclusivamente por la ley 19550, entre otras.
En materia de efectos de las inscripciones se distingue entre:
•la publicidad formal: implica solo la simple notificación a los 3eros de la existencia de un acto y de esa manera
poder oponerles a ellos el contenido del documento.
•la publicidad material: además de esos efectos, fija el momento a partir del cual el acto tiene eficacia plena. En
consecuencia, esta publicidad puede otorgar el acto o documento sujeto a registración efectos declarativos,
constitutivos o saneatorios.
En materia de publicidad registral se prevé una inscripción declarativa o constitutiva. En el caso de las
sociedades, según lo establece el art.7 con la inscripción la sociedad se considera regularmente constituida.
Con la inscripción la sociedad adquiere los efectos del tipo (responsabilidad, organización, y representación).
Hay un debate doctrinario acerca del carácter de la inscripción.
La inscripción es una condición de regularidad de la sociedad no una condición de la existencia.
•Nissen dice que la 19550 da a la inscripción un efecto constitutivo, solo a partir de tal acto las cláusulas del
contrato social o estatuto pueden ser opuestas a terceros, considerándose regularmente constituida a la
sociedad sólo de ese momento. Por su parte, la inscripción de los administradores, del art.60, cumple efectos
declarativos, pues los administradores de sociedades son tales desde que ellos son designados por los socios,
en reunión o asamblea de accionistas, independientemente de toda inscripción, no obstante, lo cual la
sociedad no podrá repeler el cumplimiento de las obligaciones asumidas por un administrador o representante,
si la cesación de éstos o su reemplazo no estuviera inscripto en el Registro Público.
Nuestra normativa no prevé efectos saneatorios a la inscripción de actos o documentos mercantiles en el
registro, de manera que tal registración no purga los vicios o irregularidades que pudieran afectarlos, aun
cuando otorga una presunción iuris tantum de validez
•El Dr Cerrota considera que la inscripción no es declarativa ni tampoco constitutiva. La inscripción le otorga
más efectos a la sociedad, la inscripción tiene una NATURALEZA INTEGRATIVA, le brinda a la sociedad los
efectos propios del tipo.

El control de legalidad a cargo del registrador mercantil


El contrato constitutivo de las sociedades anónimas será presentado a la autoridad de control, para verificar el
cumplimiento de los requisitos legales y fiscales. Este control de legalidad a cargo del funcionario que se
encuentre e cargo del Registro Público ha sido dejado sin efectos por la ley 26994, que ha modificado el art. 6
de la 19550. La reforma ha sido desafortunada ya que las inscripciones se refieren a documentos que, por su
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importancia, requieren un exhaustivo control por parte de un organismo público especialmente creado al
efecto.
Sobre el control de legalidad que se le impone al registrador mercantil se han sostenido dos doctrinas:
•el primero sostiene que, si bien la inscripción de documentos en el Registro Público otorga publicidad material
al acto inscripto, a fin de regular sus consecuencias ante 3eros, ella no importa una valoración jurídica sobre su
validez o legitimidad, materia sobre la que corresponde pronunciarse en la oportunidad en que se suscite una
contienda al respecto.
•un segundo criterio, seguido mayoritariamente sostiene que el funcionario debe oponerse a la inscripción
cuando el acto o documento presenten vicios de nulidad. La inscripción de un documento importa además de
la publicidad también una presunción iuris tantum de validez del documento.
El control de legalidad tiende a evitar futuros litigios en la interpretación de cláusulas estatutarias que no se
ajustan a la ley vigente y ello adquiere suma importancia por la evidente necesidad de dar seguridad al
comercio en general, contribuyendo a dar seguridad y estabilidad al sujeto de derecho.
No se ha derogado el art.167 que ordena a la autoridad administrativa de control de las S.A, efectuar el control
de los requisitos legales y fiscales del acto sujeto a inscripción, resultando impensable que el control de
legalidad deba ejercerse tratándose sólo de una S.A y no llevarse a cabo cuando se trata de los otros tipos
sociales.
Hay dos posiciones acerca del control que realiza el registrador: quienes consideran que el control es formal,
limitándose al control del instrumento y no al del negocio, y un control de fondo que verifica cumplimientos del
negocio.
La cátedra considera que el registrador verifica que no haya nulidades absolutas; que no se den supuestos en
donde faltan de elementos esenciales, contrato violatorio de derechos inderogables de los socios, conflictos de
homonimias. Por eso, el control de legalidad no fue completamente eliminado, sigue existiendo en la parte
especial pero no puede eliminarse de la parte general.
Algunos consideran que la eliminación del control apunta a agilizar el trámite del proceso de inscripción, pero
es imprescindible el control del registrador.

Plazo para llevar a cabo la registración de los actos societarios.


El Art. 6 Ley 19.550 dispone los plazos para la inscripción de los actos societarios. “Dentro de los VEINTE (20)
días del acto constitutivo, éste se presentará al Registro Público para su inscripción o, en su caso, a la autoridad
de contralor. El plazo para completar el trámite será de TREINTA (30) días adicionales, quedando prorrogado
cuando resulte excedido por el normal cumplimiento de los procedimientos.
Inscripción tardía. La inscripción solicitada tardíamente o vencido el plazo complementario, sólo se
dispone si no media oposición de parte interesada. Autorizados para la inscripción. Si no hubiera mandatarios
especiales para realizar los trámites de constitución, se entiende que los representantes de la sociedad
designados en el acto constitutivo se encuentran autorizados para realizarlos. En su defecto, cualquier socio
puede instarla a expensas de la sociedad.”
La doctrina ha entendido que parte interesada solo puede ser un socio.

Inscripción del reglamento


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El reglamento es un documento complementario del contrato social o estatuto, destinado a regir el
funcionamiento de los órganos sociales o los derechos de los socios en aquellos aspectos no previstos por la
ley ni en el acto constitutivo.
Los efectos de la ausencia de registración del reglamento depende de la oportunidad en que dicho documento
es presentado a su toma de razón. Si no se acompaña con el contrato constitutivo o estatuto, las cláusulas del
reglamento no serán oponibles ni siquiera entre los socios. Si, por el contrario, la inscripción es posterior, los
efectos de la registración del reglamento son similares a las de las inscripciones meramente declarativas,
resultando inaplicable al caso la norma del art. 12 de 19550, pues el reglamento no implica una modificación
del contrato, sino la regulación de ciertos aspectos de funcionamiento del ente.

IMPORTANTE: la autoridad de aplicación (donde se registran las sociedades) es la DIRECCIÓN PROVINCIAL


DE PERSONAS JURÍDICAS (no el Registro Público como dice la ley, eso es para Nación). Al inscribir la
sociedad allí, se produce la regularidad de la persona jurídica y se producen los efectos plenos del tipo.

Inscripcion de las modificaciones


Modificaciones no inscriptas: Ineficacia para la sociedad y los terceros.
ARTICULO 12. — Las modificaciones no inscriptas regularmente obligan a los socios otorgantes. Son
inoponibles a los terceros, no obstante, estos pueden alegarlas contra la sociedad y los socios, salvo en las
sociedades por acciones y en las sociedades de responsabilidad limitada.
La inscripción de las modificaciones es declarativa. Resulta controvertida la excepción en las sociedades por
acciones y en las sociedades de responsabilidad limitada.

Etapas de la sociedad

ACTO CONSTITUTIVO
INSCRIPCIÓN DISOLUCIÓN CANCELACIÓN

ÍTER ETAPA ÍTER


CONSTITUTIVO FUNCIONAL LIQUIDATORIO

MUERE LA PERSONA JURÍDICA


SOCIEDAD EN
FORMACIÓN
(ART. 183 Y 184)

La competencia del representante se limita por la finalidad que tiene cada etapa durante la vida de la sociedad.
La sociedad en formación puede realizar cualquier acto, pero el representante es quien no cuenta con la
competencia para obligarla.
Primera etapa: Iter constitutivo

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La finalidad de esta etapa, que va desde el acto constitutivo hasta la inscripción, es la de lograr la inscripción
regular. Por eso el representante tiene la competencia para obligarla por los necesarios y autorizados. Se podría
ampliar por unanimidad.
Segunda etapa: Etapa funcional
La finalidad es cumplir con el objeto social. El representante obliga por todos los actos que no sean
notoriamente extraños al objeto social. Si se quiere ampliar se puede hacer por órgano de gobierno debido a
que ya rigen las reglas del tipo.

Tercera etapa: Iter liquidatorio

Finalidad es vender el activo, cancelar el pasivo y distribuir el remanente en caso de que hubiese excedente. El
liquidador se limita por dicha finalidad. Si se lo quiere autorizar debe ser por asamblea

SOCIEDAD EN FORMACIÓN:
Es la sociedad en el íter constitutivo (desde el acto de constitución hasta la inscripción). La sociedad en
formación pasa a ser residual (Sección IV) si los socios demuestran por signos inequívocos que nunca
registrarán la sociedad. Para la sociedad en formación, es decir la que debe registrarse pero todavía no se
cumplió con esto, existen tres clases de actos (antes y después de la inscripción):
 Actos necesarios: se requieren para crear la persona jurídica. Hacen a la existencia de la sociedad. Son
imprescindibles para que la sociedad pueda constituirse regularmente.
 Actos expresamente autorizados: los socios expresamente autorizan al administrador a realizar estos
actos durante el íter constitutivo.
 Otros actos: el resto de los actos que no sean necesarios ni autorizados. Categoría por exclusión
El legislador imputa estos actos y responsabiliza de manera distinta según qué acto sea. •Por los actos
necesarios y los expresamente autorizados responden solidaria e ilimitadamente los fundadores, directores
y la sociedad. Una vez inscripta la sociedad, todos los actos son imputados a ésta (sociedad única
responsable) con efecto retroactivo. La sociedad pasa a ser la única obligada retroactivamente.
•Para el caso de los otros actos, responden solidaria e ilimitadamente las personas que hayan realizado el
acto y los directores que lo conocieron y consintieron. Cuando se inscribe la sociedad, el Directorio tiene un
plazo de 3 meses para asumir estos actos. Si el Directorio los asume, la sociedad queda obligada. Esta decisión
es sometida a revisión por la Asamblea que evalúa la gestión del Directorio. La Asamblea no decide si la
sociedad se responsabiliza por los actos o no, eso ya lo eligió el Directorio, la sociedad ya quedó obligada. Lo
que hace la Asamblea es evaluar la gestión del Directorio. Aunque la Asamblea apruebe la decisión del
Directorio, no se libera de responsabilidad a las personas que realizaron el acto y los directores que lo
conocieron y consintieron [quedarían obligados ellos + la sociedad]. Si la Asamblea desaprueba la gestión del
Directorio, puede hacer responsable a los directores (acción de responsabilidad social), pero nunca libera de
responsabilidad a la sociedad.
Luego de los 3 meses, la sociedad podría igual asumir el acto pero ahí debería hacerlo a través de acto del
órgano de gobierno.

Art. 183 Ley 19.550: “Los directores solo tienen facultades para obligar a la sociedad respecto de los actos
necesarios para su constitución y los relativos al objeto social cuya ejecución durante el período fundacional

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haya sido expresamente autorizada en el acto constitutivo. Los directores, los fundadores y la sociedad en
formación son solidaria e ilimitadamente responsables por estos actos mientras la sociedad no esté inscripta.
Por los demás actos cumplidos antes de la inscripción serán responsables ilimitada y solidariamente las
personas que los hubieran realizado y los directores y fundadores que los hubieren consentido.”
Art. 184 Ley 19.550: “Inscripto el contrato constitutivo, los actos necesarios para la constitución y los realizados
en virtud de expresa facultad conferida en el acto constitutivo, se tendrán como originariamente cumplidos por
la sociedad. Los promotores, fundadores y directores quedan liberados frente a terceros de las obligaciones
emergentes de estos actos.
El directorio podrá resolver, dentro de los tres (3) meses de realizada la inscripción, la asunción por la sociedad
las obligaciones resultantes de los demás actos cumplidos antes de la inscripción, dando cuenta a la asamblea
ordinaria. Si ésta desaprobase lo actuado, los directores serán responsables de los daños y perjuicios
aplicándose el artículo 274. La asunción de estas obligaciones por la sociedad, no libera de responsabilidad a
quienes las contrajeron, ni a los directores y fundadores que los consintieron.”

Antes de la inscripción Después de la inscripción


Actos •Sociedad en formación •Sociedad en formación
necesarios •Directores
y •Fundadores
autorizados
Responsabilidad solidaria e ilimitada retroactivamente

Demás actos •Personas que lo hicieron •Personas que lo hicieron


•Directores y fundadores que •Directores y fundadores
consintieron que consintieron
•Sociedad si asume en 3
Responsabilidad solidaria e ilimitada meses el acto

¿Cuándo queda obligada la sociedad? Se deben dar dos elementos:


 Subjetivo: persona capaz.
 Objetivo: que el acto no sea extraño al objeto social.
Art. 58 Ley 19.550: “El administrador o el representante que de acuerdo con el contrato o por disposición de la
ley tenga la representación de la sociedad, obliga a ésta por todos los actos que no sean notoriamente extraños
al objeto social. Este régimen se aplica aun en infracción de la organización plural, si se tratare de obligaciones
contraídas mediante títulos valores, por contratos entre ausentes, de adhesión o concluidos mediante
formularios, salvo cuando el tercero tuviere conocimiento efectivo de que el acto se celebra en infracción de la
representación plural.”

c) Las sociedades de la Sección IV

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La Sección IV del Capítulo I de la ley 19.550 se titula “De la sociedad no constituida regularmente”, y hasta la
sanción de la ley 26.994, este régimen comprendía a las sociedades irregulares y de hecho y consagraba un
régimen sumamente riguroso en torno a responsabilidades emergentes y en cuanto a las limitaciones para
invocar el contrato entre sus integrantes.
Las modificaciones más sustanciales efectuadas por la ley 26994 se encuentran en la derogación total del
régimen de las sociedades irregulares o de hecho, que se encontraban reguladas en la Sección IV y la inclusión
dentro de los nuevos arts. de un nuevo régimen legal que comprende en su regulación a todas aquellas
sociedades que no se han inscripto en forma regular, así como a las sociedades que carezcan de requisitos
esenciales, y finalmente a las hoy denominadas sociedades civiles cuyo régimen previsto en el CC ha quedado
derogado.
El sistema anterior tenía previsto como efectos la inoponibilidad del contrato social frente a terceros, y entre los
socios, así como también la responsabilidad ilimitada, solidaria y directa-sin beneficio de excusión.
A partir de esta nueva ley, existe hoy en el régimen legal argentino una sección dedicada a sociedades
que no cumplieron un claro mandato legal, esto es, la inscripción regular en un Registro Público, en las cuales
sus integrantes gozan de un régimen de responsabilidad más benigno que algunas sociedades regularmente
constituidas, que sí han cumplido la carga inscriptoria prevista por el art. 7 Ley 19.550. Se le critica a la reforma
que el régimen de las sociedades de hecho o irregulares no necesitaba ser derogado sino sólo retocado y
reformulado. Sólo bastaba modificar el régimen de oponibilidad interna entre los integrantes de la sociedad y
permitir a las mismas la adquisición de bienes registrables mediante un procedimiento que otorgare suficiente
protección a los terceros.
A partir de la modificación quedan incorporadas en el régimen las:
•sociedades que omitan un requisito esencial no tipificante (falta de plazo)
•sociedades que omitan un requisito esencial tipificante (falta de directorio en la S.A)
•sociedades que posean elementos incompatibles con el tipo
•sociedades que omitan requisitos de cumplimientos formales.(por ejemplo la inscripción)

Características del nuevo régimen legal: (arts. 22 a 26 Ley 19.550).


 A diferencia del régimen legal previsto en el anterior art. 23 en materia de inoponibilidad interna del
contrato social, el actual art. 22 prevé que el contrato social puede ser invocado entre los socios, siendo
oponible a los terceros sólo si se prueba que lo conocieron efectivamente al tiempo de la contratación o del
nacimiento de la relación obligatoria. El contrato social puede ser también invocado por los terceros contra la
sociedad, los socios y los administradores. De esta manera se da un oponibilidad de hecho, no registral.

 Con respecto al régimen de administración, representación y gobierno de estas sociedades, el nuevo


art. 23 prescribe que las cláusulas relativas a la representación, a la administración y las demás que disponen
sobre la organización y gobierno de la sociedad, pueden ser invocadas entre los socios y en lo que respecta a
las relaciones con los terceros, cualquiera de los socios representa a la sociedad exhibiendo el contrato, pero la
disposición del contrato social le puede ser opuesta si se prueba que los terceros la conocieron efectivamente
al tiempo de nacimiento de la relación jurídica.
Todo este régimen sólo es aplicable a las sociedades regularmente constituidas que omitan sus
requisitos esenciales, así como aquellas que incumplan con las formalidades previstas en la ley, siempre y
cuando estas últimas cuenten con un contrato social escrito. Sus socios podrán reclamar a la sociedad el
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respeto y cumplimiento de sus derechos y exigirse, entre sí, y a sus administradores, el cumplimiento de las
obligaciones que impone toda relación asociativa.
No se extiende este régimen de oponibilidad a los herederos del socio fallecido, ya que por más que los
fundadores de esta clase de sociedades hayan insertado una cláusula especial en el acto constitutivo, respecto
a la incorporación forzosa de dichos herederos ante la muerte de uno de los socios, ante tal eventualidad, se
produce necesariamente la resolución del respectivo contrato, salvo expreso consentimiento de todos los
socios supérstites y de los herederos del causante.
La prueba de que los terceros conocían el contrato (para que les pueda ser oponible) está a cargo de los
socios o de la sociedad.
 Tratándose de bienes registrables, y a diferencia de lo dispuesto por el anterior art. 26, el art. 23 dispone
que la sociedad podrá adquirir bienes registrables, para lo cual debe acreditar ante el registro
correspondiente, su existencia y las facultades de su representante por un acto de reconocimiento de todos
quienes afirman ser sus socios. Este acto debe ser instrumentado en escritura pública o instrumento privado
con firma autenticada por escribano, aclarando la nueva disposición legal que el bien se inscribirá a nombre de
la sociedad, con precisa indicación de la participación de cada socio en tal sociedad.
El “acto de reconocimiento” a que se refiere este art., que debe ser presentado ante el Registro correspondiente
al bien registral adquirido por la sociedad, es exigible para todos los entes mencionados en el art. 21, con
excepción de aquella sociedad “irregular”, cuyo contrato constitutivo fue pasado en escritura pública o en
instrumento privado con firma certificada por notario público, para lo cual la realización del referido acto de
reconocimiento carece de sentido. Para todas las demás sociedades incluidas en dicha norma, esto es,
aquellas que carecen de instrumento escrito o que cuenten con algún tipo de contrato social, la celebración del
“acto de reconocimiento”, con el contenido y las formalidades previstas en el art. 23, es requisito insoslayable.
 La existencia de la sociedad puede acreditarse por cualquier medio de prueba.
 La modificación más trascendente es la del art. 24 cuando, referido a la responsabilidad de los socios,
prescribe que éstos responden frente a terceros como obligados simplemente mancomunados y por partes
iguales, salvo que la solidaridad con la sociedad o entre ellos a una distinta proporción, resulten:
1) de una estipulación expresa respecto de una relación o un conjunto de relaciones;
2) de una estipulación del contrato social, en los términos del art. 22; [es obvio que nunca se va a pactar
tener más responsabilidad de la que la ley prevé].
3) de las reglas comunes del tipo que manifestaron adoptar y respecto del cual se dejaron de cumplir
requisitos sustanciales o formales [en la práctica, nadie constituye sociedades de personas].
La tradicional responsabilidad ilimitada, solidaria y no subsidiaria de los integrantes de las sociedades no
constituidas regularmente ha quedado reemplazada por una responsabilidad simplemente mancomunada y
por partes iguales, que sin dudas conduce a resultados incoherentes e injustos. En las obligaciones
simplemente mancomunadas se produce un fraccionamiento de la deuda entre los varios obligados y cada
sujeto tiene la obligación de responder por una parte de la deuda, que será por partes iguales. En las
obligaciones solidarias (que en nuestro ordenamiento societario caracteriza a la responsabilidad de los
integrantes de las sociedades colectivas, a los socios capitalistas de las de capital e industria y a los socios
comanditados de las sociedades comanditas), no hay fraccionamiento de la prestación debida, ya que la
naturaleza del título de la obligación supone su pago completo y en consecuencia, la totalidad del objeto de ella
puede ser demandada por cualquiera de los acreedores a cualquiera de los deudores.

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Actualmente, con la responsabilidad simplemente mancomunada se traslada la asunción del riesgo de
la falta de pago de las obligaciones sociales a los acreedores de la sociedad, para el caso de que los
integrantes de estas sociedades no tengan medios para afrontar el pago de la parte que les corresponde
abonar, respecto de las obligaciones contraídas por el ente, lo cual constituye una gravísima incongruencia de
nuestro nuevo régimen societario. Los integrantes de las sociedades de la Sección IV se encuentran en mejor
posición que los integrantes de la sociedad colectiva, que es una sociedad tipificada y en la cual se han
cumplido todos los requisitos formales previstos en dicho ordenamiento. Pero ello no es todo, ya que la ley
26.994 se olvidó de reformar el art. 183 de la ley, el cual dispone la responsabilidad solidaria e ilimitada de los
socios y administradores por los actos realizados durante el período fundacional de la sociedad, insólito
panorama que ofrece la siguiente paradoja: mientras que los socios que han cumplido con todas las
obligaciones formales previstas por la ley 19.550, presentando el contrato social a su registración, responden en
forma solidaria e ilimitada por las obligaciones sociales contraídas hasta que la sociedad se encuentre
inscripta; aquellos socios de las sociedades no regulares que jamás quisieron cumplir con esa carga
inscriptoria y que están mencionados en el art. 21, gozan del beneficio de una mancomunidad absoluta, sin
responsabilidad solidaria adicional.

 En lo que respecta a su subsanación, el art. 25 dispone que estas sociedades pueden ser subsanadas
a iniciativa del mismo ente o de los socios en cualquier tiempo, aclarando la referida norma que “…A falta de
acuerdo unánime de los socios, la subsanación puede ser ordenada judicialmente en procedimiento
sumarísimo. En caso necesario, el juez puede suplir la falta de acuerdo, sin imponer mayor responsabilidad a
los socios que no lo consientan…”, agregando finalmente que: “El socio disconforme podrá ejercer el derecho de
receso dentro de los 10 días de quedar firme la decisión judicial, en los términos del art. 92…”.
El procedimiento de subsanación es confuso e incompleto, ofreciendo graves lagunas que debieron ser
necesariamente cubiertas por el legislador y que con toda seguridad provocarán litigios. No se entiende por
qué el legislador se apartó del régimen de mayorías de socios previsto en el derogado art. 22 y optó por la
unani0midad, que es exactamente lo contrario al régimen de mayorías que rige para la adopción de acuerdos
sociales en todos los entes societarios. Esta incomprensible opción del legislador coloca la suerte de la
subsanación (régimen tendiente a la conservación de la empresa) en manos de cualquier minoría
insignificante, que al oponerse obliga a la sociedad o a cualquiera de los socios proclives a la subsanación, a
recurrir judicialmente e iniciar un procedimiento sumarísimo. Finalizado el procedimiento de subsanación,
cuando la continuidad de la sociedad hubiere quedada en entredicho entre sus integrantes y la cuestión
hubiese sido finalmente dirimida por el juez, recién entonces el socio disconforme podrá ejercer el derecho de
receso, dentro de los 10 días de quedar firme la decisión judicial, en los términos del art. 92 (sistema de
reembolso mucho más justo).

 En materia de disolución y liquidación de estas sociedades, el art. 25 dispone que cualquiera de los
socios puede provocar la disolución de la sociedad cuando no media estipulación escrita del pacto de
duración, notificando fehacientemente tal decisión a todos los socios. Sus efectos se producirán, de pleno
derecho entre los socios, a los 90 días de la última notificación y los socios que deseen permanecer en la
sociedad deben pagar a los salientes su parte social, disponiendo finalmente dicha norma que: “…La liquidación
se rige por las normas del contrato y de esta ley.”

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Estas sociedades podrán entrar en disolución cuando incurran en las causales previstas en el art. 94, con
excepción de sus incs. 10 y 11. Aclaraciones: 1) en cuanto a la reducción a uno del número de socios, si bien el
nuevo art. 94 bis de la ley dispone, al menos como principio general, que este episodio no es causal de
disolución, ello no es aplicable a las sociedades no regulares, ya que la transformación de pleno derecho
impuesta por dicha norma no es solución que pueda ser aplicada a las sociedades disueltas no incluidas en
uno de los tipos previstos en la ley. El art. 74 requiere, como requisito de toda transformación societaria, que el
sujeto interviniente sea una sociedad regularmente constituida. 2) el legislador ha mantenido la facultad de
cualquier socio de provocar la disolución de la sociedad en cualquier momento, siempre y cuando no exista un
plazo de duración inserto en el contrato social, que le pudiera ser opuesto. Ésta es una solución pensada para
las sociedades de hecho, ya que la posibilidad de invocar el contrato entre los socios prevista en el primer
párrafo del art. 22 torna inaplicable tal solución para las denominadas sociedades irregulares. 3) a diferencia del
derogado texto del art. 22, que declaraba la operatividad de la disolución de la sociedad a pedido de un socio,
en la fecha en que esa voluntad era notificada fehacientemente a todos sus consocios, ahora el art. 25 dispone
que los efectos de la referida disolución se producirán, de pleno derecho, pero sólo entre los socios, a los 90
días de las última notificación, con lo cual se permitirá transitar el camino de la subsanación, sin que la
sociedad pueda considerarse disuelta, al menos frente a terceros.

 El art. 26 dispone que las relaciones entre los acreedores sociales y los acreedores particulares de los
socios, aun en caso de quiebra, se juzgarán como si se tratara de una sociedad de los tipos previstos en el
Capítulo II, incluso con respecto a los bienes registrables.
Las sociedades no regulares enumeradas en la Sección IV del Capítulo I de la ley 19.550 gozan de plena
personalidad jurídica y son sujetos de derecho. El art. 142 CCyCom dispone expresamente que la existencia de
la persona jurídica privada comienza desde su constitución sin necesidad alguna de autorización para
funcionar, salvo disposición legal en contrario, de modo que la separación patrimonial entre la entidad y sus
miembros, con todos sus efectos, entre ellos y fundamentalmente la inexistencia de responsabilidad de los
miembros por las obligaciones de la persona jurídica, rige desde el mismo día de la fundación de las mismas.
Obviamente, el reconocimiento de la personalidad jurídica a estas entidades depende de su existencia como
sociedad, que deben exhibir un patrimonio independiente y una concreta actividad societaria, desde su faz
interna como externa. Por tratarse de la constitución de personas jurídicas no inscriptas, debemos encontrar en
ellas elementos que nos permitan identificarlas como sociedad, tales como la actuación en común
exteriorizada a nombre colectivo, la existencia de una organización que conforme su estructura le permita
adquirir derechos y contraer obligaciones, etc.

Sociedades irregulares y sociedades de hecho:


 Sociedades irregulares: aquellas que han cumplido con todas las formalidades legales pero sólo han
omitido su inscripción registral en los términos del art. 7.
 Sociedades de hecho: aquellas que directamente carecen de todo instrumento escrito de constitución o
que solo han firmado un contrato de sociedad con unas pocas cláusulas que, por lo general se refieren
a la identificación de los socios, a su participación en la entidad y al régimen de distribución de
ganancias.

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Se supone que ambos tipos de sociedades están hoy incluidos en la Sección IV, pero podría sostenerse
que las sociedades de hecho no están incluidas. Esto es así porque todas las normas de los nuevos arts. 21 a
26 parecen destinarse a las sociedades que han sido instrumentadas mediante un contrato constitutivo.

Sociedades no regulares y la contabilidad


De conformidad con el nuevo régimen de contabilidad previsto en los arts. 320 a 331 CCyCom, todas las
personas jurídicas de carácter privado se encuentran obligadas a llevar contabilidad. Las sociedades no
regulares están obligadas a llevar libros. Sin embargo, la inexistencia de inscripción registral por parte de éstas
en los términos del art. 7 impedirá la rubricación de sus libros, que es el punto de partida para llevar una
contabilidad regular, con todos los efectos legales.

Tema 5. Personalidad

a) Personalidad de la sociedad

Art. 2 Ley 19.550: “La sociedad es un sujeto de derecho con el alcance fijado en esta Ley.”
En ese art., sumado al art. 143 CCyCom, el legislador ha otorgado a las sociedades el carácter de sujeto de
derecho, como lo ha hecho con todas las personas jurídicas, las cuales tienen una personalidad distinta de la
de sus miembros. Los miembros de la persona jurídica no responden por las obligaciones contraídas por ella,
excepto en los casos previstos por el art. 54 párr. 3 de la ley 19.550 y 144 CCyCom. Se considera a la sociedad
como una persona diferente a la de sus integrantes, de manera tal que los derechos y obligaciones que aquélla
adquiera son imputados a la propia sociedad y no a cada uno de sus integrantes ni a todos ellos.
El reconocimiento de la personalidad jurídica implica atribuirles ciertas cualidades o propiedades de que gozan
todas las personas, tanto físicas como jurídicas, que se denominan atributos de la personalidad.

Fundamentos y alcance del reconocimiento de la personalidad jurídica


Este reconocimiento se funda en fines eminentemente prácticos, ya que satisface múltiples necesidades del
mundo de los negocios: 1) satisface los intereses de los terceros vinculados de una manera u otra con la
sociedad, a quienes se les ofrece un patrimonio especial destinado a satisfacer las deudas contraídas por los
representantes de la entidad, y 2) permite a los socios obtener en mejores condiciones las ventajas de los
capitales aportados y de los esfuerzos asociados, independizándose el patrimonio formado para el desarrollo
de la actividad social del patrimonio de sus integrantes.
El carácter de la personalidad jurídica de las sociedades es meramente instrumental. La sociedad resulta una
realidad jurídica que la ley reconoce como medio técnico para que todo grupo de individuos pueda realizar el
fin lícito que se propone.

b) Atributos de la personalidad
 el nombre de la sociedad: es la designación exclusiva que la individualiza y que permite que los efectos
de los actos celebrados por determinados sujetos que lo emplean se imputen directamente al
patrimonio de la sociedad (art. 151 CCyCom).
 Patrimonio: es el conjunto de bienes de la sociedad (art. 154 CCyCom).
 Capacidad: es su aptitud para adquirir derechos y obligaciones (art. 22 CCyCom).

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Estos atributos son únicos, necesarios e indisponibles. La sociedad no puede modificar su nombre, salvo
razones fundadas, ni tampoco enajenarlo, como si se tratara de un nombre comercial.

Nacimiento y extinción de la personalidad jurídica


La personalidad jurídica es el efecto característico del acuerdo de voluntades destinado a la constitución de
una sociedad, su carácter de sujeto de derecho es contemporáneo con el nacimiento del ente, sin que ninguna
relación tenga con ello la inscripción de la sociedad en el Registro Público, que sólo otorga oponibilidad al acto
registrado. Así lo dice el art. 142 CCyCom, que dispone que la existencia de la persona jurídica privada
comienza desde su constitución y no necesita autorización legal para funcionar. Así, la cancelación de la
inscripción de la sociedad en el registro mercantil tampoco pone fin a la personalidad jurídica del ente y si con
posterioridad a ello aparecen nuevos acreedores, la sociedad deberá satisfacerlos , pues la existencia de
deudas implica la subsistencia de un patrimonio autonómo, que es uno de los atributos de la personalidad de
un sujeto de derecho, que no puede considerarse extinguido en tanto subsista una manifestación de su
personalidad.

Limites al reconocimiento de la personalidad jurídica. El abuso de la personalidad


Un fenómeno común de los negocios es el enmascaramiento de una persona física detrás de una
sociedad, haciendo uso desviado del reconocimiento del carácter de sujeto de derecho otorgado por el
legislador a dichas entidades. Esto hizo que el legislador de 1972 reconociera el carácter de sujeto de derecho
pero restringió sus alcances para el caso de que la técnica societaria no fuera utilizada para los fines
reconocidos por la ley.
Toda vez que la personalidad jurídica se reconoce para facilitar el cumplimiento de ciertos fines de
naturaleza práctica, resulta de toda lógica sostener que, cuando la utilización de ella se desvía de tales fines o
cuando se abusa de esa personalidad para fines no queridos al otorgarla, es lícito atravesar o levantar el “velo”
para aprehender la realidad que se oculta tras ella y aplicar la normativa correspondiente a quienes
pretendieron eludirla mediante tan ilegítima manera de proceder.
Tales maniobras son concretadas generalmente a través de sociedades anónimas, ya que en éstas los
socios asumen una responsabilidad estrictamente limitada a las acciones suscriptas, manteniendo indemne su
propio patrimonio de los resultados de la actividad de la sociedad. A los efectos de superar el principio de la
unidad

c) Desestimación e inoponibilidad de la personalidad jurídica de las sociedades


La doctrina de la inoponibilidad o desestimación de la personalidad jurídica fue utilizada permanentemente y
no sólo por tribunales comerciales, cuando a través de la constitución a actuación de sociedades ficticias, se
atentó abusivamente contra los intereses tutelados por el derecho.
En material de derecho laboral, en el caso Aybar c. Pizzeria Viturro S.R.L la sala II de la Cam. Nacional de
Apelaciones del Trabajo aceptó prescindir de la persoanlidad de la sociedad, en un supuesto en donde una
sociedad comercial, que había sido constituida con fines lícitos, como lo es explotar un negocio gastronómico,
funcionó irregularmente al no hacer los aportes jubilatorios a sus dependientes, a los que burló mediante el
sencillo recurso de desaparecer imprevistamente, dejando a aquéllos sin trabajo y sin pagarles sus salarios ni
indemnizaciones.

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Consideró el tribunal responsable a los socios por entender que detrás de la persona aparente de un
empleador, se trató de evitar la respuesta patrimonial del verdadero responsable a través de la insolvencia de la
sociedad interpuesta.
En materia de derecho administrativo en el caso Marcos Pechernik S.A. la SCJ denegó la inscripción en el
Registro de Proveedores del Estado a la referida sociedad que había sido constituida después de haber
eliminado de tal registro a su presidente y controlante, Marcos Pechernik.
En materia de derecho concursa y de grupo de sociedades en el caso Cia. Swift de La Plata S.A s/ quiebra el
juez rechazó el concordato preventivo presentado por la concursada Cia Swift a la que declaró en quiebra,
extendiéndole la falencia a otras sociedades del mismo grupo económico a la que ella pertenecía. El hecho de
que los órganos de Swift estaban subordinados a la voluntad del holding internacional , y que la propuesta de
concordato preventivo había sido votada por otras empresas del grupo, que habían contratado con la sociedad
en condiciones muy ventajosas para aquellas, afectada el orden público y el legitimo derecho que sobre el
patrimonio de la concursada tenían los verdaderos acreedores, por lo que concluyó que no existía personalidad
jurídica diferenciada entre todas las empresas del grupo, que respondían a una voluntad común.
En todos los precedentes analizados existió una clara intención de perjudicar, mediante la utilización indebida
de la técnica societaria, los derechos o intereses de los terceros, así como violar la ley o el orden público. No es
necesario que ello siempre ocurra de tal manera, pues hay supuestos en donde la aplicación de la doctrina de
la desestimación o inoponibilidad se debe efectuar aun cuando no ha mediado burla a la ley o fraude a tercero,
o más aun, hay supuestos en donde es necesario allanar la personalidad a favor del ente o de sus integrantes,
cuando el mantenimiento de la distinción podría llevar a consagrar soluciones injustas y repugnantes a la
buena fe.

d) Relaciones entre el régimen de inoponibilidad de la personalidad jurídica en el CCyC y la Ley General de


Sociedades.

El art.54 in fine de la ley 19550


El art. 54 in fine de la ley 19.550, bajo el título de “Inoponibilidad de la persona jurídica” complementa el
principio general del art. 2, describiendo los presupuestos de aplicación de la doctrina de la inoponibilidad y
reglamentando sus efectos.
Dispone “La actuación de la sociedad que encubra la consecución de fines extrasocietarios constituya un
mero recurso para violar la ley, el orden público o la buena fe o para frustrar derechos de terceros, se imputará
directamente a los socios o a los controlantes que la hicieron posible, quienes responderán solidaria e
ilimitadamente por los perjuicios causados.”
La expresión actuación debe entenderse como comprensiva de cualquier acto emanado de los órganos
de la sociedad, en los cuales se exprese la voluntad de ésta con lo que la norma comprende no sólo a aquellas
maniobras que tengan como victimas a los terceros ajenos a la sociedad, sino a alguno de sus integrantes,
cuyos derechos pueden ser violadas a través de conductas consumadas por el ilegitimo empleo de las formas
societarias.
Además el art no limita la operatividad de la norma a los actos ejecutados por la sociedad en violación de
la ley, el orden público, la buena fe o los derechos de terceros, que son supuestos más corrientes cuando se
abusa de la personalidad jurídica, sino que, ha extendido sus alcances a la actuación de quienes se han valido
de la estructura societaria para lograr con ello fines extrasocietarios (cuando no hay ilegitimidad ni dolosa
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frustración de los derechos de terceros, sino simplemente provecho de los beneficios que la ley
otorga a las sociedades mercantiles o a sus integrantes).

¿Es aplicable la doctrina de la inoponibilidad de la persona jurídica a otras personas de existencia


ideal?

El Código Civil no incluía solución similar a la prevista por los art.s 2 y 54 in fine, aunque resultaba
evidente que la aplicación de la doctrina de la inoponibilidad de la persona jurídica a todo supuesto en que una
persona de existencia ideal reconocida como sujeto de derecho ha abusado de tal prerrogativa.
El CCyC en el art.144 una solución casi identifica al art.54 Art. 144 CCyCom: “Inoponibilidad de la
personalidad jurídica. La actuación que esté destinada a la consecución de fines ajenos a la persona jurídica,
constituya un recurso para violar la ley, el orden público o la buena fe o para frustrar derechos de cualquier
persona, se imputa a quienes a título de socios, asociados, miembros o controlantes directos o indirectos, la
hicieron posible, quienes responderán solidaria e ilimitadamente por los perjuicios causados. Lo dispuesto se
aplica sin afectar los derechos de los terceros de buena fe y sin perjuicio de las responsabilidades personales
de que puedan ser pasibles los participantes en los hechos por los perjuicios causados.” El CCyC ha mejorado
el art.54 in fine, pues evita la referencia a los fines extrasocietarios que no fueron definidos por ninguna norma
de la Ley General de Sociedades, para reemplazarlo por fines ajenos a la persona jurídica. Suprimió el adjetivo
mero, para calificar al recurso utilizado para violar la ley, el orden público o la buena fe o para frustrar los
derechos de cualquier persona, que nada aportaba para la interpretación del texto del art. 54, salvo para
confundir al intérprete.

Cuestiones procesales en el procedimiento de inoponibilidad de la personalidad jurídica


Procesalmente se ha sostenido lo siguiente: toda acción que pretende el allanamiento de la personalidad
de una sociedad constituida exige que el ente sea constitucionalmente oído en juicio. Son de competencia
exclusiva y excluyente de la justicia comercial todas las pretensiones cuyos elementos objetivos comprendan
los actos que pueden afectar el funcionamiento de una sociedad, sin que obste a dicha conclusión el título que
esgrimen los pretendientes (demandas en donde quien asume la legitimación activa es un integrante de la
entidad). La acción tendiente a desestimar la personalidad jurídica societaria debe ser instaurada por juicio de
pleno conocimiento (art. 15 Ley 19.550).

Teoría de la inoponibilidad de la personalidad jurídica (Gulminelli)

Los dos primeros apartados del art.54 de la ley 19550 mencionan principios responsabilizatorios aplicables a los
socios que en lo sustancial, provienen del derecho común.

El apartado 3º además de establecer un sistema de responsabilidad, afecta a la oponibilidad de la persona


jurídica y por tanto tiene alcances muy distintos con variados efectos.

La teoría general de la personalidad y la inoponibilidad de la personalidad jurídica acompaña a la sociedad


no importa el área del derecho en la cual ésta actúe

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La inoponibilidad de la personalidad jurídica acompaña a las personas ideales y regula los alcances de la
personalidad que el derecho les reconoce, independientemente de que su actividad se desarrolle en el área
civil, comercial, laboral, etc. Se aplica en todas las ramas del derecho porque constituye parte del Estatuto de
las personas jurídicas.

La teoría de la personalidad jurídica y su inoponibilidad en el Código Civil y en la Ley de Sociedades

El art.54 es el mejor vallado para impedir o bien sancionar el abuso de la personalidad jurídica, sea el
constituyente plural o unimembre cuando se trate de cualquier operatoria desviada, incluyendo en hipotéticos
casos la infracaptilizacion que ha sido preocupación especial de los juristas.

El art. 33 del Cód. Civil luego de la reforma de la ley 17711 ya estableció que la sociedad comercial es una
persona jurídica. Esta norma dispone que son personas jurídicas … las sociedades civiles y comerciales o
entidades que conforme a la ley tengan capacidad para adquirir derechos y contraer obligaciones, aunque no
requieran autorización expresa del Estado para funcionar”

El art.2 de la ley 19550 lo reiteró al aseverar: “la sociedad es un sujeto de derecho con el alcance fijado en esta
ley”. Esto que parecía una reiteración fue interpretado como la doctrina concluyéndose que la personalidad era
un recurso técnico dado para el cumplimiento de determinados fines y que si ellos se desvirtúan, la
consecuencia era que no se dan los efectos del instituto, o sea la posibilidad de oponer el vallado de la
personalidad.

Fue sobre la base del art. 2, especialmente ante el caso Astesiano que tomó forma la teoría de la
inoponibilidad de la personalidad jurídica.

La sanción del art.54 apartado 3º no hizo más que complementar una materia ya desarrollada.

Bajo el titulo de inoponibilidad de la personalidad jurídica el art.54 apartado 3º dispone: Inoponibilidad de la


personalidad jurídica.

La actuación de la sociedad que encubra la consecución de fines extrasocietarios constituya un mero recurso
para violar la ley, el orden público o la buena fe o para frustrar derechos de terceros, se imputará directamente
a los socios o a los controlantes que la hicieron posible, quienes responderán solidaria e ilimitadamente por los
perjuicios causados

La inoponibilidad es una forma de ineficacia que si bien no es absolutamente novedosa en nuestro derecho, en
esta materia ha constituido un hallazgo por cuanto permite dejar incólume a la sociedad, lo que no sucedería si
el efecto fuera nulificante o disolutorio. Palmero, comentaba que funciona como una nulidad entre partes.

Cabe considerar, el concepto de actuación de la sociedad. Es importante tener en cuenta que si dicha
actuación no existiera, no se podría aplicar la figura. Efectivamente, si los actos no se imputaran a la sociedad,
ésta ni siquiera podría ser demandada y en este caso no tendría sentido alguno oponer su personalidad frente a
terceros.

Por eso, el instituto de la inoponibilidad de la personalidad jurídica requiere que existan ambos conceptos. O
sea los implicados en la locución “actuación torpe de la sociedad”. En consecuencia, es imprescindible tanto
que la sociedad haya actuado, como que en sus actos haya existido torpeza.

Para saber cuando la sociedad ha actuado, es necesario analizar sus actos, fundamentalmente a través del
art.58 de la LGS. Si los actos fueron realizados por quién podía representarla y no fueran notoriamente extraños
al objeto social, la sociedad quedaría obligada y por tanto, habría actuación.

Siempre la sociedad, quedaría obligada porque hubiera actuado y los actos realizados se le atribuirían.
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La norma del art.54 apartado 3º, solamente permite adicionar a la responsabilidad natural de la sociedad,
generada sobre la base de su actuación, la de los socios y controlantes que la hubieran hecho posible. Para el
damnificado, es una mejora porque no solamente puede dirigir sus acciones contra la sociedad que ha
actuado sino también contra otros responsables que lo deberán indemnizar o cumplir el contrato si fuera
posible. La sociedad queda incólume (no se disuelve ni nulifica) pero comprometida por su actuación (su
responsabilidad es natural, directa e indiscutible).

El principio general en materia de actuación de las personas jurídicas es que solamente éstas quedan
imputadas. La regla básica es que un 3 que hubiera contratado con una sociedad comercial, no podría
demandar a sus socios o a su controlante externo. Si éstos fueran demandados, podrían oponer al sujeto que
hubiera contratado con la sociedad, el vallado de la personalidad jurídica de ésta. Si el tipo adoptado por la
sociedad impidiera la responsabilizarían de los socios, éstos normalmente no podrían ser afectados por la
actuación de la sociedad, ni los controlantes que en definitiva son terceros.

En consecuencia, el principio general en nuestra materia es la oponibilidad de la personalidad jurídica, en


beneficio de socios y controlantes, que impide que los terceros damnificados por el actuar societario los
puedan agredir. Lo excepcional es que por ser torpe la actuación, se prive a los socios y controlantes del
derecho que normalmente le orden jurídico les confiere: el de oponer la personalidad jurídica de la sociedad
que ha actuado.

Los principios básicos de la inoponibilidad de la personalidad jurídica

•El art.54 apart.3 se incorporó para que no haya duda de que el controlante no responde automáticamente por
las obligaciones contraídas por la controlada.

•Por el contrario, para que los socios y los controlantes queden obligados, se requiere una actuación torpe de la
sociedad, la cual está tipificada en la normativa del art.54

•Está incluido el controlante persona física. Existen algunos antecedentes que también permiten atribuirle tal
carácter a un funcionario social, como el directo, aunque ésta no es una cuestión pacífica. La conducta
realzada en concreto, es la que puede calificar o no de controlante a una persona, independientemente del
cargo nominal que ostente ésta.

•El art. no se refiere a la responsabilidad e los administradores, solamente se refiere a socios y controlantes.

•La protección de la norma se dirige sustancialmente a los terceros damnificados por el obrar desviado de la
sociedad. Pero en ocasiones especiales, también pueden ser legitimados activos los mismos socios.

•Se califica de torpe o de desviada la actuación que encubierta la consecución de fines extrasocietario o que
constituyera un mero recurso para violar los grandes principios que menciona el art.54 apart.3. Estos principios
son el abuso del derecho, la buena fe, el orden público y la ley, la frustración de derechos de terceros

•Se considera reprochable la actuación que encubra la consecución de fines extrasocietarios. Esta noción se
vincula íntimamente con el concepto de interés social que es sustancial para saber cuando se produce el
desvió del control significa que el interés de la sociedad controlada no puede ser desviado por la controlante
externa ni por el socio que controle internamente. Cuando se viola esa regla, surge la responsabilidad de los
infractores. En nuestro orden jurídico, estas pautas son las que regulan la responsabilidad en materia de grupos
societarios ya que la misma se estructura sobre la base de que se debe respetar el interés social de todas las
sociedades del grupo.

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•El art. 54 implica la posibilidad de promover una acción para imputar la actuación torpe asocios o controlantes
o bien para responsabilizarlos. Pero doctrinariamente, se ha considerado también la posibilidad de oponer
como defensa la normativa citada.

6. Se califica de “torpe” o “desviada” la actuación que encubriera la consecución de fines extra societario o que
constituyera un mero recurso para violar los grandes principios que menciona el art. 54, apartado 3º.

7. Estos principios elaborados por la doctrina y jurisprudencia son el “abuso del derecho”, la “buena fe”, el
“orden público”, y por supuesto la ley.

8. También se incluye como reprochable “la frustración de derechos a terceros” que constituye la doctrina de
Rolf Serick.

9. Como algo novedoso, se considera reprochable la actuación que encubra “la consecución de fines extra
societarios”  esta noción se vincula íntimamente con el concepto de interés social, que es sustancial para
saber cuando se produce el desvío del control.

Significa que el interés de la sociedad controlada no puede ser desviado por la controlante externa ni por el
socio que controle internamente. Cuando se viola esta regla, surge la responsabilidad de los infractores.

10. el art. 54, apartado 3º implica la posibilidad de promover una acción para imputar la actuación torpe a los
socios o controlantes, o bien para responsabilizarlos; pero doctrinariamente se ha considerado también la
posibilidad de oponer como defensa la normativa citada.

5. Responsabilidad resultante frente a actuaciones que generen la posibilidad de inoponer la


personalidad jurídica.

La responsabilidad derivada por imperio de la norma que estudiamos, es ilimitada y solidaria. Gulminelli
considera que, por las circunstancias especiales que generalmente se san cuando se requiere la aplicación del
art. 54 apartado 3º, seria conveniente aplicar a estos casos la normativa del art. 157 de la ley, relativo a la
gerencia de la S.R.L la que, cuando es colegiada, remite a las normas de la S.A, pero cuando no existe colegio,
permite quebrar la solidaridad: “Los gerentes serán responsables individual o solidariamente, según la
organización de la gerencia y la reglamentación de su funcionamiento establecidas en el contrato. Si una
pluralidad de gerentes participaron en los mismos hechos generadores de responsabilidad, el Juez puede fijar
la parte que a cada uno corresponde en la reparación de los perjuicios, atendiendo a su actuación personal
(sistema para los directores de S.A). Son de aplicación las disposiciones relativas a la responsabilidad de los
directores cuando la gerencia fuere colegiada.”

La cátedra considera que es una incoherencia otorgarles este beneficio a los gerentes (pese a que son
funcionarios que deben actuar como “buenos hombres de negocios”, con prudencia y carga responsabilizatoria
superior a la normal) y negárselo a los socios en general, controlantes externos o administradores de los
restantes tipos societarios.  Sería conveniente flexibilizar el régimen de responsabilidad de los socios y
controlantes siguiendo los lineamientos para la gerencia no colegiada para que el sistema sea razonable.

Además, otro de los inconvenientes que surge de esta “dureza” que caracteriza al sistema, es que los jueces
sean vuelto reacios a su aplicación. Un precedente de ello es el caso “Palomeque”, fallo de la CSJN, que, en
materia de inoponibilidad de la personalidad jurídica, contradice no solamente a los grandes maestros del
derecho societario y a la pacifica jurisprudencia y doctrina, sino también al mismo texto legal  adhirió al
dictamen del procurador fiscal y sugirió que “para extender la responsabilidad de los socios, resulta necesario
que la sociedad sea ficticia o fraudulenta, constituida en abuso del derecho, y con el propósito de violar la ley y
que, prevaleciéndose de la personalidad afecte el orden publico laboral o evada normas legales”  se hace

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referencia a que debe existir a priori en el momento de la constitución “un propósito de violar la ley”, pero la
doctrina y la jurisprudencia, y por la norma legal, esto no es requisito fundamental para la aplicación de la
sanción y tal interpretación constituye un grave error, ya que la ley lo único que hace es exigir la
intencionalidad en la “actuación”

En conclusión, la severidad de la norma entonces contribuye a que se dicten sentencias que , como la
mencionada, desconocen el régimen legal. O bien se debe derogar el régimen del articulo 157 para la gerencia
no colegiada, o se debe atemperar el que esta actualmente en vigencia para los administradores y
funcionarios que integren órganos plurales en general, y socios.

Alcances del vocablo “controlante”

Para determinar su extensión se debe recurrir al artículo 33, que prevé que: “ Se consideran sociedades
controladas aquellas en que otra sociedad, en forma directa o por intermedio de otra sociedad a su vez
controlada: 1) el control jurídico que es el que tiene aquel que posea una participación sobre la base de su
tenencia de partes de interés, cuotas o acciones que, sin duda alguna, le permite tomar las decisiones sociales
(ejemplo cuando se tiene la mayoría de los votos para prevalecer en la asamblea de socios). 2) El control
interno de hecho, se posibilita cuando, sin tener la mayoría de facto, uno o más socios, predominan en la toma
de decisiones. 3) Finalmente, el control externo es el que tiene aquel que no es socio, en virtud de determinadas
relaciones jurídicas.”  En TODOS los casos el control se puede tomar por vía directa o por otra sociedad a su
vez controlada.

Por otra parte, si una pluralidad de personas al escudarse tras la personalidad jurídica de la controlante o
de una segunda sociedad a su vez controlada, a través de la cual se ejerciera el control, posibilitarían una
actuación torpe de la controlada, serian todos y cada uno de ellos ilimitada y solidariamente responsables
por las consecuencias dañosas de la actuación colectiva. Incluso si la sociedad fuera declarada en
quiebra, podrían ser directamente demandados, si se demostrare que la conducta de los controlantes, o
quienes participan en la sociedad controlante de la fallida, hubiese sido dolosa, sobre la base de los
artículos 173 y siguientes de la ley 24.522. esta es la interpretación que se deriva tanto del artículo 33 de
la ley 19.550, como del articulo 161, apartado 2º de la ley 24.522 (ley concursal), que prescribe que: “A los
fines de esta sección, se entiende por persona controlante: 1) A toda persona que, bajo la apariencia de la
actuación de la fallida, ha efectuado los actos en su interés personal y dispuesto de los bienes como si
fueran propios, en fraude a sus acreedores; 2) A toda persona controlante de la sociedad fallida, cuando ha
desviado indebidamente el interés social de la controlada, sometiéndola a una dirección unificada en
interés de la controlante o del grupo económico del que forma parte. a) aquella que en forma directa o por
intermedio de una sociedad a su vez controlada, posee participación por cualquier título, que otorgue los
votos necesarios para formar la voluntad social; b) cada una de las personas que, actuando
conjuntamente, poseen participación en la proporción indicada en el párrafo a) precedente y sean
responsables de la conducta descrita en el primer párrafo de este inciso. 3) A toda persona respecto de la
cual existe confusión patrimonial inescindible, que impida la clara delimitación de sus activos y pasivos o
de la mayor parte de ellos.”

Lo mismo sucedería con quienes actuando colectivamente controlaran externamente a la sociedad que ha
caído en quiebra  cada uno de ellos, siempre y cuando hubiesen hecho posible la actuación torpe de la
misma, será solidaria e ilimitadamente responsable.

En consecuencia, si no se pudiera demostrar que el socio o controlante tuvo una conducta que hubiera tenido
incidencia en la concreción del actuar reprochado, quedaría libre de toda responsabilidad  cuando la
responsabilidad es de los socios de la sociedad controlante, la misma surge de lo que se denomina “una doble
instancia de inoponibilidad”

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Probable encuadre penal de las conductas

Pese a que no existe una figura especifica, la mayoría de la doctrina considera que se podría enmarcar a
esta conducta en los delitos de: “defraudación por administración fraudulenta” del artículo 173 del CP,
“vaciamiento de empresa” del articulo 174 inciso 6, y en el de “autorización de actos indebidos” del
artículo 301. También se interpreta que, si los controlantes no pudieran ser enmarcados directamente por
alguna de estas figuras penales,, podrían ser alcanzados por considerárselos partícipes, mediante la
llamada “instigación”.

La carga de la prueba

En principio cabe decir que la misma cae sobre quienes alegan la existencia de los hechos (principio
general) , aunque también resultan aplicables los principios de “la carga dinámica de la prueba”  la CSJN
ha determinado que la carga a quien corresponde la prueba de los hechos se determina por la índole y las
características del caso sometido a la decisión del órgano jurisdiccional, dada la necesidad de dar
primacía a la verdad jurídica objetiva sobre un rigorismo formal exacerbado.

Sin embargo, debe reconocerse la dificultad que se presenta en la mayoría de los casos para probar estos
hechos  de ahí que cuando por las circunstancias del caso o por la índole le los hechos la prueba directa es
imposible o extremadamente difícil, no se puede hacer incidir las consecuencias que de allí derivan sobre la
parte gravada con la carga de la prueba, de modo que en esos casos adquiere pleno valor la de presunciones.

El dolo y la culpa como base de la inoponibilidad de la personalidad jurídica.

La figura requiere dolo en el origen de la actuación porque debe dirigirse a encubrir la consecución de fines
extrasocietarios o para volar los grande ppios incorporados a la norma, también quedan obligados los que
“hubieran hecho posible la conducta social torpe”  significa obrar culpable de aquel que no actúa con
diligencia, para evitar que el resultado dañoso se posibilite.

“acto torpe”  actuar dolosamente por parte de los responsables. En los hechos lo que evidencia la existencia
de la antijuricidad en la conducta no es el proceso psíquico de los autores iniciales, sino que la actuación de la
sociedad refleje las circunstancias del art.54 inc 3. No es preciso probar la intencionalidad o la culpa, ni se
exime de la consecuencia legal el que pruebe que no obró con dolo, con culpa o con intención de dañar o de
violar la ley, el orden público o la buena fe. Para que sea aplicable la disposición, es necesario que se
compruebe el desvío de la finalidad que la ley otorgó ala sociedad la condición de “sujeto de derecho”.

Cuando la conducta en si misma presupone determinada intencionalidad, es verdad que se objetiviza la misma
y pierde importancia la intención. Pero no significa negar que, en los hechos, quien encubre la consecución de
fines extrasocietarios o cuando por la sociedad lleva a cabo una actuación que es un mero recurso para violar
ppios esenciales, está obrando dolosamente o por lo menos con culpa por realizar una conducta que el
legislador no quiere que se realice. El legislador, al responsabilizar e imputar al que ha hecho posible la
actuación torpe de la sociedad, está sancionando al que omitió las diligencias propias de las circunstancias
Contenido del art.512 CC.

La imputación de la actuación torpe a socios y controlantes que la hubiera hecho posible.

Se refiere a la atribución a socios y controlantes de los actos “reprochables” efectuados por la sociedad
controlada  la imputabilidad se hace a estos sujetos. Es un efecto considerado “sustancial” ya que la
actuación de la sociedad se atribuye a los socios y controlantes responsables como si éstos la hubieran
realizado. Es decir, que los damnificados le podrían oponer a los mismos el negocio jurídico que los vinculara
originariamente con la sociedad. Ej: si el 3º hubiera celebrado un contrato de cv con la persona jurídica

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abusada, podría reclamar el cumplimiento y exigir accesoriamente los daños y perjuicios. La imputación de la
conducta societaria a socios y controlantes, art.54 inc3º, ha sido aceptada por la doctrina.

Cuando la sociedad de objeto lícito realizare actividades ilícitas, se procederá a su disolución y liquidación a
pedido de parte o de oficio. Diferencia entre art.19 y de la LSC y 54 inc 3 ley 19550:

- Están emparentados porque la actividad ilícita trasunta un uso desviado del recurso técnico de la
personalidad de máxima gravedad.
- En el art.19 se evita, al acreditar la buena fe, que haya una responsabilidad ilimitada y solidaria por el
pasivo social y los perjuicios causado. En el art.54, solo se responsabiliza al socio o controlante por los
daños causados por uno o varios actos desviados, no por la totalidad del pasivo.
- En el art.19 no se vincula al controlante externo (no es socio), ya que no se menciona dentro de los
sujetos responsables. Pero si incluye al administrador de hecho, esta disposición no se reproduce en el
caso de restringirse la accion a invocar la inoponibilidad de la personalidad.
- En el art.19, la sociedad debe liquidarse y disolverse, caso que no se da en el 54 porque la
inoponibilidad supone la vigencia de la sociedad.
- El art.19 exige que haya una actividad ilícita.

En la responsabilidad por abuso, ¿Cuáles son las personas que pueden intervenir en los procesos cuando
se peticione la declaración de inoponibilidad de la personalidad jurídica? La sociedad al ser demandada,
según el art.54, puede citar a los socios o controlantes responsables como ilimitada y solidariamente
obligados. Si el 3º lo acepara, se puede reclamar al citado. El damnificado por la actuación torpe de la
sociedad, podría demandar a ésta, junto con los socios y controlantes que hubieran hecho posible la
conducta desviada.

Si la sociedad es demandada por indemnización de daños y perjuicios, no se le puede negar el derecho a


citar a aquel cuando se considera que la controversia es común.

 Por lo que se le da la posibilidad a la sociedad a citar a quienes sean los responsables por el daño
causado. El reclamante no se ve perjudicado, porque adiciona responsables para cubrir su crédito.

La regla donde se regula la citación obligada de 3º, es el art.94 CPCC  en caso de admisibilidad, cuando
se convoque a quien que por tener una determinada relación jurídica lo liga a una de las partes, puede éste
ser objeto de una eventual accion regresiva, con el fin de cubrir el posible planteo en el proceso ulterior.

Bases que hacen viable la citación: la citación debe admitirse con carácter restrictivo, debería ser concedida
a la sociedad, siempre que se demuestre:

- Que así lo exige la protección de su interés jurídico vinculado con el objeto de la pretensión.
- Que se evidenciara la existencia de una comunidad en la controversia que llegue a afectar al 3º,
tornando admisible la citación.
- Si la sociedad acusa a un socio o controlante debe haber predispuesto torpemente su conducta y
existen elementos que no demuestren el planteo, la citación debería admitirse.

La citación del 3º no lo convierte a éste en un demandado más, por lo que da la posibilidad de extender los
efectos de la condena en caso de prosperar la accion contra el accionado.

El socio o controlante que esté citado, en ppio está obligado a aceptar su intervención procesal, ya que una
vez que se produce la citación, el 3º no puede oponerse por ninguna vía o recurso.

Si bien el demandante tiene derecho a reclamar, además de la indemnización, la imputación directa de los
actos “torpes” realizados por la sociedad a socios y controlantes, no siempre es posible: la citación de

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socios y controlantes deberá hacerse al efecto de la responsabilización y no de la atribución de la conducta
de la sociedad en sentido estricto; en el caso que se trate de la escrituración de un inmueble que esté en
cabeza de la sociedad, los socios y controlantes no pueden cumplimentar el reclamo por carecer de
legitimación pasiva; cuando se trate de una obligación de dar cosas fungibles, no existen obstáculos para
que el cumplimiento se le exigiera al socio o controlante responsable.

La sociedad debe ser citada ineludiblemente: el damnificado va a poder accionar contra todos los que
tengan legitimación pasiva, inclusive en forma obligatoria a la sociedad. La sociedad cuando deba
indemnizar o cumplir una obligación, siempre va a tener una accion social de responsabilidad contra el
socio o controlante que hubiera hecho posible el resultado disvalioso alcanzado en virtud de una actuación
torpe de la sociedad  esta accion social debe ser decidida por el órgano de la sociedad, caso contrario, se
rechaza la demanda por carecer de la expresión de voluntad de la entidad perjudicada.

Proyecto MJ y DH 112/02: ART.54 INC.3: Dolo o culpa del socio o del controlante.

“El daño ocurrido a la sociedad por dolo o culpa de socios o de quienes no siéndolo la controlen constituye
a sus autores en la obligación solidaria de indemnizar sin que puedan alegar compensación con el lucro
que su actuación haya proporcionado en otros negocios.

El socio o controlante que aplicará los fondos o efectos de la sociedad a uso o negocio de cuenta propia o
de tercero está obligado a traer a la sociedad las ganancias resultantes siendo las pérdidas de su cuenta
exclusiva.

Inoponibilidad de la personalidad jurídica La actuación de la sociedad que encubra la consecución de


fines extrasocietarios constituya un mero recurso para violar la ley, el orden público o la buena fe o para
frustrar derechos de terceros, se imputará directamente a los socios o a los controlantes que la hicieron
posible, quienes responderán solidaria e ilimitadamente por los perjuicios causados”.

Caputo: afirma que hubieran sido necesario regular los vicios que se producen en la constitución de las
sociedades que constituyen una etapa “previa” a la de la actuación.Gulminelli está de acuerdo.

El abuso de la personalidad, se distingue en dos situaciones:

1- El resultado de la accion importa el allanamiento desconocimiento o ignorancia de la calidad del sujeto


de derecho de una sociedad. Esto es la simulación absoluta de la sociedad o en los casos de nulidad por
objeto ilícito.

2- el resultado de la acción es la inoponibilidad o ineficacia de la sociedad o asociación frente a un acto/s


determinado. Acá, la calidad de sujeto de derecho se mantiene vigente, pero esa calidad no ampara los
actos que se realicen en contra o el abuso de la ley.

Estas hipótesis se deben distinguir ya que los remedios jurídicos en algunos supuestos permitirán
prescindir de la forma, negando la existencia autónoma del sujeto de derecho, mientras que en otros, ésta
se mantiene pero ni el socio ni el controlante pueden oponer la personalidad jurídica de la sociedad para
eximirse de responsabilidad por su actuación torpe que hubiera hecho posible. La misma se les atribuye
como si la hubieran realizado individualmente, sin que importe desobligar a la sociedad que SIEMPRE
queda imputada.

Tema 6. Los socios. Denominación. Domicilio

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a)Los socios. Capacidad

a)Capacidad de los menores para constituir sociedad

-Cumplidos los 18 años, la persona humana adquiere plena capacidad para ser titular de derechos y deberes
jurídicos.

-Los menores emancipados por matrimonio gozan de plena capacidad de ejercicio, la única restricción que
padece es la constitución o participación en sociedades en las cuales el menor emancipado intervenga como
socio con responsabilidad ilimitada y solidaria.

-En cuanto a los menores que hayan recibido por herencia un establecimiento mercantil sujeto a indivisión solo
pueden ser socio con responsabilidad limitada, debiendo el contrato constitutivo ser aprobado por el juez de la
sucesión

-La ley presume que el hijo mayor de 16 años que ejerce algún empleo, profesión o industria, está autorizado
por sus progenitores para todos los actos y contratos concernientes al empleo, profesión o industria, recayendo
los derechos y obligaciones que resulten de su ejercicio, exclusivamente sobre los bienes cuya administración
está a cargo de los hijos, estén conviviendo o no con sus padres.

b)Capacidad de los corredores para constituir o integrar sociedades

Las prohibiciones del Cód. Comercio han sido eliminadas por el CCyC que admite que podrán actuar como
corredores, personas humanas o jurídicas.

En relación a los martilleros, se consagró la posibilidad de la admisión de la constitució o integración de


sociedades entre éstos, pero integradas exclusivamente por martilleros y para la realización también exclusiva
de actos de remate.

c)Capacidad de los cónyuges para participar en sociedades comerciales

El viejo art. 27 de la ley 19.550 disponía que los esposos sólo pueden integrar entre sí sociedades por acciones y
de responsabilidad limitada. Ahora, Art. 27 Ley 19.550: “Los cónyuges pueden integrar entre sí sociedades de
cualquier tipo y las reguladas en la Sección IV.” Este cambio respondió a los cambios producidos por el
CCyCom en el régimen patrimonial del matrimonio, en donde se prevé un doble régimen, esto es, uno de
comunidad de bienes y otro de separación de bienes.

d)Capacidad de sociedades para participar en otras:

La capacidad de las sociedades para integrar otras sociedades se encuentra gobernada por los arts. 30 a 32
Ley 19.550. En principio, las sociedades tienen capacidad para integrar otras sociedades, con excepción de las
sociedades anónima y en comandita por acciones, que sólo pueden integrar sociedades por acciones y de
responsabilidad limitada. Antes no se incluía a las sociedades de responsabilidad limitada (sólo podían integrar
sociedades por acciones). Esta incapacidad sólo rige para las sociedades por acciones, por lo que las
sociedades de distinto tipo pueden integrar cualquier tipo de sociedad, y la sociedad de responsabilidad
limitada, de características similares a las SA, puede participar en sociedades colectivas, sin obstáculo legal
alguno.

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La cuantía de la participación de una sociedad, cualquiera fuere el tipo social adoptado por una u otra, se rige
por el art. 31 de la ley 19.550, que en protección del objeto social de la sociedad participante y en defensa de los
socios de esta compañía, prohíbe tomar o mantener participación en otra u otras sociedades por un monto
superior a sus reservas libres y a la mitad de su capital y de las reservas legales, salvo cuando el objeto de la
participante fuera exclusivamente financiero o de inversión. Limitando precisamente la participación en otras
compañías, el legislador pretendió evitar que el objeto social de la partícipe pueda cumplirse a través de la
participada. Toda participación que exceda de dichos límites deberá ser enajenada dentro de los 6 meses
siguientes a la fecha de la aprobación del balance de la sociedad participante del que resulte que el límite ha
sido superado, y comunicado dicho exceso a la entidad participada dentro de los 10 días de la aprobación del
referido balance. Dispone la ley que el incumplimiento en la enajenación del excedente produce la pérdida de
los derechos de voto y a las utilidades que correspondan a esas participaciones en exceso hasta que se
proceda a dicha venta.

El art. 32 prohíbe las participaciones recíprocas entre sociedades, proscripción que tiende a proteger a los
terceros, ya que con ello se evita el aguamiento del capital social de las sociedades participantes y participadas,
impidiéndose así la confusión de patrimonios y capitales. Por las mismas razones, se prohíbe a la sociedad
controlada participar en la controlante, y en sociedad controlada por ésta, por un monto superior, según
balance, al de sus reservas libres, excluida la legal.

Estado de socios

El estado de socio implica para éste la asunción de una determinada actuación ante la sociedad que
integra, sus órganos y frente a sus consocios. El socio se convierte en titular de derechos y obligaciones que
han sido expresamente previstos por la ley 19.550 para poder lograr el desarrollo y cumplimiento del fin
societario.

El estado de socio no es uniforme en todos los tipos sociales. En las sociedades de personas e incluso
en las SRL, la relación personal entre el socio y la sociedad es mucho más intensa y directa que en otros tipos
societarios, a punto tal que le grave incumplimiento de sus obligaciones puede acarrearle al socio la exclusión
de la entidad, lo que no sucede en las SA, en las cuales al haberse privilegiado el capital aportado por sobre la
persona de su aportante, los derechos de sus integrantes no siempre se ejercen en forma directa.

A diferencia de las sociedades de personas, el grave incumplimiento de las obligaciones que pesan sobre el
accionista no le provoca la exclusión del ente, lo cual constituye un grave error del legislador, al menos en las
sociedades anónimas cerradas, que , en su conformación y funcionamiento, son casi idénticas a las
sociedades de personas.

Transmisibilidad del carácter de socio:

La transmisibilidad del carácter de socio por actos entre vivos depende del tipo social, ya que mientras en las
sociedades de personas, al haber sido constituidas en base a la personalidad de sus fundadores, la
transferencia de la participación societaria requiere el consentimiento de todos los socios, salvo pacto en
contrario; por tratarse de una modificación sustancial del contrato social, en las sociedades por acciones, la
transferencia de las acciones en que se divide el capital social no requiere el consentimiento de los restantes
socios ni de órgano social alguno.

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En las SRL, las cuotas sociales son libremente transmisibles, pero el contrato de sociedad puede limitar tal
transferencia a terceros, a través del otorgamiento a la sociedad de un derecho de veto hacia la persona del
adquirente o un derecho de preferencia para la adquisición de tales participaciones. Mientras en las SRL y en
las SA el socio o accionista perjudicado puede recurrir judicialmente al veto que le ha impedido transferir sus
participaciones societarias, ello no es posible tratándose de una sociedad de interés (los consocios no tienen
obligación de aceptar la sustitución del socio).

Tratándose de transferencias mortis causa, ellas dependen también del tipo de sociedad de que se trata, y en
materia de sociedades de personas y SRL el principio general consiste en que la muerte del socio resuelve
parcialmente el contrato, sin derecho de los herederos de pretender si ingreso a la sociedad, quienes sólo
obtendrán el reembolso del valor de la participación del causante. En materia de SA, la muerte del accionista no
resuelve parcialmente el contrato de sociedad y la transmisibilidad de las acciones a los herederos está sujeta a
las mismas reglas de la transmisión de los demás bienes del causante.

c) Derechos del socio:

Pueden ser clasificados como de naturaleza política o patrimonial. Los de naturaleza política están relacionados
con la actuación del socio dentro de la sociedad mientras que los de índole económica se relacionan con el
propósito de lucro que ha inspirado a cada uno de los socios al momento de constituir el ente. Los derechos de
la ley 19.550 ha otorgado a favor de los socios o accionistas tienen carácter esencial e inderogable, lo que
significa que el contrato o estatuto sólo pueden reglamentar su ejercicio, pero nunca derogarlos ni disminuir su
eficacia.

1) Derechos políticos:

•Derecho de información: el socio puede conocer la marcha de la administración de la sociedad. Este derecho
se encuentra vinculado con el derecho de voto, que el socio sólo puede ejercer con idoneidad cuando goza de
completo conocimiento del temo objeto de la votación. Este derecho es asegurado mediante la facultad de los
socios de examinar los libros y papeles sociales y recabar del administrador los informes que estimen
pertinentes. También es asegurado través de la presentación de los estados contables, mediante el derecho de
voz en las reuniones o asambleas, y a través de la exhibición y/o obtención de las actas de los órganos
colegiados.

•Derecho de receso: es el derecho que le asiste a todo socio o accionista de retirarse de la sociedad cuando
por decisión del órgano de gobierno se resuelve modificar de manera sustancial el contrato social o estatuto,
encontrándose aquél, luego de ese acontecimiento, con una sociedad diferente a aquélla en la cual resolvió
oportunamente integrarse. No cualquier modificación del contrato social es susceptible de generar el derecho
de receso, sino sólo aquella que implique una modificación sustancial de la sociedad o suponga un cambio
fundamental en la posición que el socio tenía en ella. El art. 245 contiene un listado enunciativo de los
supuestos que autorizan el derecho de receso incluyendo a la transformación, fusión, escisión, aumentos de
capital con efectiva integración por los socios o accionistas y siempre que su monto supere el quíntuplo
previsto por el estatuto.

•Derecho de voto: derecho inderogable de los socios pues mediante su ejercicio el socio participa activamente
en el gobierno de la sociedad. Este derecho está vinculado al derecho de información y debe ser ejercido

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lealmente, debiendo el socio priorizar los intereses sociales a los particulares, absteniéndose de votar en los
casos que tuviese precisamente interés contrario con los de la sociedad que integra.

•Derecho de mantener intangible su participación societaria: se garantiza mediante el ejercicio del derecho
de preferencia en los casos de aumentos de capital con efectivos desembolsos de los socios, mediante el
derecho de recibir el mismo porcentaje de acciones del que era titular, en caso de aumentos de capital por
capitalización de cuentas del balance, y a través del derecho de receso cuando se resuelve por decisión
asamblearia un aumento del capital con efectivo desembolso de los socios y éstos no contaran con los fondos
necesarios para efectuarlo o simplemente no quisieran hacerlo.

•Derecho de acrecer: consiste en suscribir e integrar las acciones de otro u otros socios, en caso de aumento
del capital, cuando éstos no hubieran suscripto tales participaciones. Tiene el fin de preservar el elenco original
de los socios y evitar el ingreso de terceros a la sociedad.

•Derecho a la convocatoria de asambleas de accionistas o reuniones de socios: Art. 236 Ley 19.550: “Las
asambleas ordinarias y extraordinarias serán convocadas por el directorio o el síndico en los casos previstos
por la ley, o cuando cualquiera de ellos lo juzgue necesario o cuando sean requeridas por accionistas que
representan por lo menos el cinco por ciento (5 %) del capital social, si los estatutos no fijaran una
representación menor. En este último supuesto la petición indicará los temas a tratar y el directorio o el síndico
convocará la asamblea para que se celebre en el plazo máximo de cuarenta (40) días de recibida la solicitud. Si
el directorio o el síndico omite hacerlo, la convocatoria podrá hacerse por la autoridad de contralor o
judicialmente.”

2) Derechos económicos:

•Derecho al dividendo: constituye la causa final del contrato de sociedad, ya que el ánimo de lucro en las
sociedades se obtienen con su percepción. Requisitos para la percepción del dividendo: 1) que las ganancias
surjan de un balance confeccionado de acuerdo con la ley y el estatuto y aprobados por el órgano de gobierno
de la sociedad, 2) que dichas ganancias sean realizadas y líquidas, y 3) que el órgano de gobierno de la
sociedad resuelva distribuirlas entre los socios o accionistas.

•Derecho a la cuota de liquidación: consiste en el derecho del socio al reembolso de una suma de dinero
proporcional a la participación societaria, en caso de existir un remanente luego de la realización del activo y la
cancelación del pasivo durante la etapa liquidatoria. Se concreta a través del reembolso del capital a sus
socios, así como del excedente en caso de existir, siempre en proporción a las tenencias societarias de cada
uno de ellos.

Obligaciones del socio

1) Realizar los aportes comprometidos:

Sin el aporte la sociedad carecerá de capital para el desarrollo de su objeto social, a punto tal que ha sido
sostenido que sin aporte no puede haber socios y, por ende, tampoco sociedad.

La ley 19550 ha previsto las más severas sanciones para el caso de incumplimiento de la obligación de aportar,
a punto tal que el art. 37 “El socio que no cumpla con el aporte en las condiciones convenidas incurre en mora

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por el mero vencimiento del plazo, y debe resarcir los daños e intereses, sin perjuicio, en las sociedades de
personas y de responsabilidad limitada, de la exclusión del socio moroso, que en este único y excepcional caso
se produce sin necesidad de la promoción, por la sociedad, de acción judicial alguna. Si se trata de una
sociedad por acciones, el art. 37 remite al art. 193 según el cual la mora en la integración del aporte suspende
automáticamente el ejercicio de los derechos inherentes a las acciones en mora, pudiéndose disponer en el
estatuto las siguientes sanciones: a) que los derechos de suscripción correspondiente a ellas sean vendidas en
remate publico o por medio de un agente de Bolsa si se tratara de acciones cotizables y b) la caducidad de los
derechos; que otorgan las acciones en mora. Si estatutariamente nada se ha previsto, solo queda a la sociedad
optar por el cumplimiento del contrato de suscripción.”

2) Adecuar su conducta y sus intereses personales al interés social o colectivo y a las necesidades de
la sociedad:

Se trata de la affectio societatis, concepto que se relaciona con la conducta que deben mantener los socios
para lograr la finalidad tenida en cuenta al momento de asociarse. Teniendo en cuenta que el móvil de los
socios ha sido la distribución de las ganancias que pueda obtener la sociedad, no existe dificultad alguna para
concluir que cada socio debe poner de sí todos los esfuerzos necesarios para que tal finalidad pueda ser
lograda.

La obligación se concreta, en las sociedades de personas, con la prohibición que pesa sobre aquél de realizar
actividades en competencia con la sociedad, así como colaborar en el gobierno y administración de ella, las
cuales constituyen obligaciones que el socio no puede ignorar. No puede sostenerse que las sociedades de
responsabilidad limitada y en las sociedades anónimas sus integrantes carecen de affectio societati, pues la
realidad societaria se caracteriza por la enorme existencia de sociedades que, constituidas con el molde de las
sociedades anónimas, son en realidad sociedades de personas, gobernadas, y controladas por personas físicas
en torno a las cuales, y no a su capital, se constituyó la entidad. Solamente se puede hablar de inexistencia de
affectio societatis en las sociedades que cotizan en Bolsa, donde sus ocasionales integrantes son más bien
inversores que accionistas.

En las sociedades de personas, todos los socios están obligados a administrar la sociedad, cuando el contrato
social no ha regulado el régimen de la administración. Ello no sucede en las SRL y en las SA, donde la ley
requiere expresamente la organización del órgano de administración en el contrato social o estatuto. Mientras
que el legislador exige lealtad a los socios de las sociedades de personas a través de la prohibición absoluta de
competencia directa o indirecta con la sociedad que integra, en las SRL y SA tal prohibición sólo es impuesta a
sus administradores.

El deber de lealtad también es impuesto a los socios cuando, al participar en un determinado acto societario,
los intereses personales de éste pueden entrar en colisión con los intereses de la sociedad. Se impone que el
accionista o su representante debe abstenerse de votar en los acuerdos relativos a aquella operación (art. 248
Ley 19.550).

El deber de lealtad se concreta también a través de la obligación del socio de abstenerse de utilizar la
estructura societaria con fines extrasocietarios, en su propio provecho o para defraudar a terceros, así como

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abstenerse también de aplicar los fondos o efectos de la sociedad a uso o negocio de cuenta propia o de
tercero.

3) Contribución en las pérdidas:

La obligación de soportar las pérdidas es una obligación que pesa en cabeza de todos y cada uno de los socios
y que rige para cualquier tipo de sociedad, aunque con diferente intensidad, en la medida de que los
acreedores sociales pueden agredir el patrimonio personal de los socios en las sociedades personales, quienes
responderán en forma solidaria, subsidiaria e ilimitada por las obligaciones sociales.

En las SRL y SA, los acreedores de la sociedad no pueden enderezar sus pretensiones contra los integrantes de
estos tipos societarios, atento su responsabilidad restringida. Esta obligación está íntimamente vinculada con
las contribuciones debidas que impone el art. 106 a los socios durante el período liquidatorio, cuando los fondos
sociales fueran insuficientes para satisfacer las deudas.

d) El socio aparente y el socio oculto:

La situación del socio aparante o prestanombre debe ser contemplada desde dos puntos de vista: a) en su
relación con los demás socios, y b) en su relación con terceros.

En el primer caso el art. 34 le prohíbe al prestanombre invocar su aparente carácter de socio frente a la
sociedad y sus integrantes, independientemente de que aquél tenga o no parte en las ganancias de la
sociedad; en cuanto a su relación con 3eros, el prestanombre no podrá invocar su calidad de tal para eludir el
cumplimiento de sus obligaciones y evadir sus responsabilidades consiguientes, sin perjuicio de su acción
contra los socios para ser indemnizado de lo que pagare.

En cuanto al socio oculto, que es la contrapartida del prestanombre, su responsabilidad será siempre
subsidiaria, ilimitada y solidaria por las obligaciones sociales y a quien se podrá extender la quiebra de la
sociedad a la cual niega o esconde su participación.

El art. 34 no ha contemplado la situación en que se encuentra la sociedad aparente, es decir, aquella sociedad
constituida por el socio o controlante oculto, quien para evitar toda responsabilidad, recurrió a uno o más
prestanombres para integrarla.

Socio aparente: “El que prestare su nombre como socio no será reputado como tal respecto de los verdaderos
socios, tenga o no parte en las ganancias de la sociedad; pero con relación a terceros, será considerado con
las obligaciones y responsabilidades de un socio, salvo su acción contra los socios para ser indemnizado de lo
que pagare...” Socio oculto: “…La responsabilidad del socio oculto es ilimitada y solidaria en la forma establecida
en el artículo 125. (responsabilidad ilimitada, solidaria y subsidiaria)”. La nulidad de la sociedad es evidente.

Socio del socio:

El art.35 se refiere al caso en que un socio da participación a terceros en lo que le corresponde en ese carácter,
constituyéndose entre ellos una verdadera sociedad gobernada por las reglas sobre sociedades accidentales o
en participación.

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El socio participe carece de toda derecho en la sociedad integrada por el asociante, pues no reviste carácter de
socio de ella. No obstante, el asociante deberá consentir los controles del participe respecto de su actuación
frente a la sociedad principal, debiendo suministrar las informaciones pertinentes.

La situación contemplada por art. 35 brinda adecuada solución al caso en que el socio no pueda incorporar a
un tercero a la sociedad que integra, por no haber obtenido el consentimiento de sus consocio para ello.

Art. 35 Ley 19.550: “Cualquier socio puede dar participación a terceros en lo que le corresponde en ese
carácter. Los partícipes carecerán de la calidad de socio y de toda acción social; y se les aplicarán las reglas
sobre sociedades accidentales o en participación.” El socio partícipe carece de todo derecho en la sociedad
integrada por el asociante, ya que no reviste el carácter de socio de ella. No obstante lo cual, el asociante
deberá consentir los controles del partícipe respecto de su actuación frente a la sociedad principal, debiendo
suministrarse las informaciones pertinentes. El socio no puede incorporar a un tercero a la sociedad que
integra, por no haber obtenido el consentimiento de sus consocios para ello.

e) Denominación social y nombre

Nombre societario
El nombre de la sociedad es el atributo de su personalidad que la individualiza y la distingue del conjunto de los
socios, quedado obligada la sociedad cuando quien la representa lo hace bajo la designación de su nombre
societario. Su inclusión en el contrato constitutivo de cualquier tipo social es dato exigido por el art. 11.

Nombre societario y nombre comercial


El nombre de la sociedad no puede ser confundido con el nombre comercial. Ése es un elemento del fondo de
comercio que identifica el establecimiento industrial o comercial en el ámbito del tráfico mercantil y como tal
constituye un derecho patrimonial del comerciante. El nombre social es un atributo de la personalidad jurídica
del que la sociedad goza.
Diferencias:
•La propiedad del nombre comercial se adquiere por el uso y sólo con relación al ramo en el que se utiliza, uso
que debe ser público y ostensible para que llegue al público en general. Por el contrario, el nombre societario es
inherente a la sociedad y constituye una estipulación necesaria del contrato constitutivo a los efectos de la
identificación de la persona jurídica.
•El nombre comercial es transmisible con el fondo de comercio, mientras que el nombre societario es
intransmisible.
•El nombre comercial puede modificarse libremente; para cambiar el nombre societario deben mediar razones
de excepción.

Razón social y denominación social


Las sociedades de personas y las en comandita por acciones tienen opción para elegir entre dos variantes de
nombre societario: la razón social o la denominación social. Las sociedades accidentales o en participación
carecen de nombre societario, atento no revestir el carácter de sujeto de derecho, del cual nombre es una de
sus manifestaciones.

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La razón social se encuentra incluida en la categoría del sistema subjetivo de identificación de la persona ya
que es el nombre societario que incorpora el nombre de uno o más socios, publicitando de tal forma a los
terceros la responsabilidad solidaria e ilimitada de ellos. Por ello, la inclusión en el nombre de una sociedad de
interés de la identificación de una persona que no reviste el carácter de socio de ella lo convierte
automáticamente en socio aparente, el cual no es reputado socio con respecto a los reales integrantes de la
sociedad, pero sí con relación a los terceros, ante quienes responderá como un verdadero socio. La utilización
de la razón social es optativa para las sociedades por parte de interés, pero de elegir una denominación social,
debe emplear necesariamente un nombre de fantasía. No sucede lo mismo con las sociedades de
responsabilidad limitada y las SA, las cuales tiene que utilizar exclusivamente el sistema de la denominación
social, atento la inexistencia de socios que respondan en forma solidaria e ilimitada por las obligaciones
sociales. En este tipo de sociedades puede incluirse en su identificación el nombre de una persona física, socio
o no, ya que ello es indiferente a los terceros.

Conflicto de homonimia:
Una de las características básicas que debe reunir el nombre societario es su novedad o inconfundibilidad. El
control de la inconfundibilidad del nombre societario comenzó a operarse en el ámbito registral para impedir
las denominaciones sociales cuando se daba una situación de homonimia o paronimia.
Se han establecido criterios para resolver conflictos de homonimia (jurisprudencia): 1) se debe reparar más en
el interés del tráfico y de los terceros en general más que en los intereses del opositor, 2) no debe limitarse la
oposición a la identidad gráfica o fonética de los nombres de ambas sociedades, sino que basta la existencia
de un vocablo dominante susceptible de originar confusión a los terceros, 3) no es suficiente para evitar el
conflicto de homonimia la diferencia de objeto o tipo social entre las sociedades homónimas. Lo primero
porque el objeto no tiene exteriorización pública y además porque no sería admisible limitar la posibilidad de las
sociedades de modificar su objeto con posterioridad. Lo segundo porque tampoco puede restringirse la
capacidad de las sociedades para transformar su tipo en forma ulterior. 4) La acción es imprescriptible atento
que la denominación societaria ha sido considerada un instituto de policía civil destinado a proteger el interés
general. 5) La sentencia que ha lugar a la respectiva demanda deberá contener el apercibimiento a la sociedad
demandada de que, en caso de no proceder su modificación en el tiempo otorgado en la sentencia definitiva,
quedará sujeta a la normativa prevista en los arts. 21 a 26 de la ley 19550.

f) Domicilio social
Constituye otro de los requisitos específicos del contrato de sociedad exigido por el art. 11.
El domicilio que integra los requisitos exigidos por el art.11 no es la dirección precisa (calle y número)
de una determinada ciudad o población. Éste es el concepto de sede social, ajeno a la legislación
civil y al cual ha aludido el fallo plenario de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, en el
caso Quilpe S.A, de 1977 cuya doctrina fue incorporada legislativamente por la ley 22903 y conforme
a la cual “el contrato social o estatuto puede limitarse a expresar la ciudad o población en que la
sociedad tiene su domicilio, si los socios no quieren que la dirección constituya una clausula
contractual. Pero el juez solo ordenara la inscripción en el Registro si la dirección precisa (calle y

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número) del domicilio social figura en el contrato o estatuto o instrumento separado que se presenta
al tiempo de inscribir la sociedad.

De manera tal que si la dirección precisa constituye clausula del contrato social o estatuto, su
modificación implicará necesariamente reforma de tales instrumentos. Pero como tal dato no es
necesario, el contrato social o estatuto puede limitarse a expresar la jurisdicción donde la sociedad
tiene su domicilio y en caso de mudanza dentro de la misma jurisdicción, no será necesario reformar
aquellos instrumentos.

En uno u otro caso, el registrador no procederá a inscribir la sociedad si no se hace saber la dirección
precisa de la misma, pues éste es dato cuyo conocimiento es de fundamental importancia para los
terceros, pues es allí donde deberán efectuarse las diligencias o intimaciones judiciales o
extrajudiciales a la sociedad. Por ello es que el art. 11 dispone que “Si en el contrato constare solamente
el domicilio, la dirección de su sede deberá inscribirse mediante petición por separado suscripta por el órgano
de administración. Se tendrán por válidas y vinculantes para la sociedad todas las notificaciones efectuadas en
la sede inscripta;…”. Es decir que ante una notificación efectuada al domicilio social inscripto, no puede la
sociedad argumentar que su domicilio se hallaba en otro lugar para discutir la validez de las notificaciones
efectuadas en aquel domicilio.

Domicilio social inscripto y domicilio constituido

No hay asimilación posible entre domicilio legal de las sociedades y el domicilio procesal. Sin
embargo, Nissen coincide con la corriente que confiere al domicilio legal el carácter de constituido
procesal para facilitar o viabilizar sin futuros inconvenientes toda notificación a dicha sociedad, y
darle sentido a la presunción establecida en el último párrafo del art.11 inc.2 de la 19550

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