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Vínculos sociales, mímica y neuronas espejo

Según investigaciones, los seres humanos imitan recíprocamente las


expresiones faciales de la persona con la que interactúan, y la micro-mímica facial
desencadena experiencias emocionales similares en el receptor (Hess y Blairy, 2001;
Moody, Mclntosh, Mann y Weisser, 2007; Vrana y Gross, 2004). Inconscientemente,
adoptamos las posturas, gestos y manierismos de las personas cercanas a nosotros y
deseamos afiliarnos con aquellos que nos imitan (Lakin y Chartrand, 2003; Lakin,
Jefferis, Cheng y Chartrand, 2003). El análisis de películas en cámara lenta ha
revelado de manera contundente que reaccionamos a los cambios en el movimiento
corporal, la postura y las expresiones faciales de los demás durante las interacciones
sin saberlo (ver capítulo 2). Por ejemplo, necesitamos al menos entre diecisiete y
veinte milisegundos (recuerde que un segundo equivale a mil milisegundos) para ser
conscientes de una cara emocional, sin embargo, nuestro cerebro-cuerpo reacciona
fisiológicamente a los cuatro milisegundos (LM Williams y otros., 2004, 2006).
La teoría neurorreguladora subyacente a RO DBT (T.R. Lynch, Hempel y Clark,
2015) sostiene que la supervivencia humana dependió de que nuestra especie
desarrollara un gen supercooperativo que nos permita formar fuertes lazos sociales y
trabajar junto a otras personas no relacionadas genéticamente con nosotros. Se
postula que la base biológica que subyace a esta ventaja implica transacciones
entre la señalización social, la micro-mímica y las neuronas espejo (Schneider, Hempel
y Lynch, 2013). Una neurona espejo se dispara cuando una persona actúa o cuando
una persona observa a otra realizando una acción. Los estudios de neuroimagen que
examina el sistema de neuronas espejo han demostrado que ver las expresiones
faciales activa automáticamente las regiones del cerebro que están involucradas en
la producción de expresiones similares (Montgomery y Haxby, 2008; Van Der Gaag,
Minderaa y Keysers, 2007). Por ejemplo, cuando interactuamos con una persona que
de repente hace una mueca de dolor, automáticamente hacemos una micro
mueca (es decir, imitamos la expresión facial de la persona en milisegundos),
desencadenando o reflejando así las mismas regiones cerebrales y la misma
activación fisiológica que la otra persona (aunque en menor intensidad). Nuestro
sistema de neuronas espejo hace posible que experimentemos literalmente los
dolores y alegrías de otras personas cercanas, de esto se comprende la empatía y
altruismo. El sujeto desconocido de repente se convierte en parte de nuestra familia,
el sacrificio propio resulta fácil y es mas probable que nos comportemos con los
demás como nos gustaría que se comportaran con nosotros. Esto ayuda a explicar
por qué estamos dispuestos a arriesgar nuestras vidas para salvar a un extraño de
ahogarse o morir luchando por nuestra nación.
Imagine este escenario: se encuentran dos personas, una emocionalmente
expresiva y demostrativa, y la otra con un rostro inexpresivo. Si la gente imitara a la
persona con la que interactúan, ¿qué estilo es mas probable que domine (expresivo
o inexpresivo)? La respuesta es que el rostro inexpresivo prevalece sobre uno
expresivo. De hecho, la cara inexpresiva es una señal social tan poderosa que es la
expresión facial utilizada por los villanos en las películas de Hollywood (ver figura 6.1,
Dr. Neutral).
Figura 6.1. El rostro inexpresivo es una poderosa señal social

Para entender por qué, es importante tener en cuenta tres factores que nuestro
cerebro utiliza para evaluar las interacciones sociales:

1. Detección de señales
2. Contexto
3. Variabilidad o capacidad de respuesta

En primer lugar, para nuestros primeros antepasados que vivían en entornos


hostiles, la exclusión o el aislamiento de una tribu significaba una muerte casi segura
por inanición o depredación. Del mismo modo, los primates no humanos que están
socialmente aislados de su comunidad mueren por exposición, falta de alimentación
o depredación en cuestión de días o semanas (Steklis y Kling, 1985). Por lo tanto, el
costo de no detectar una verdadera señal de desaprobación que implicara el
destierro tribal fue demasiado alto para haber sido ignorado por nuestros ancestros.
Esto resultó en un sesgo de error de detección de señal por el cual nuestros cerebros
modernos están programados para interpretar señales sociales de baja intensidad,
neutrales o ambiguos como desaprobación. Por
La cara inexpresiva es ejemplo, se ha demostrado que simplemente reducir o
una señal social tan limitar el contacto visual durante las interacciones
poderosa que es la desencadena emociones negativas asociadas con el
expresión facial más hecho de ser ignorado o condenado al ostracismo
utilizada en las películas (Wirth, Sacco, Hugenberg y Williams, 2010) y la
de Hollywood. investigación muestra que los rostros neutros e
inexpresivos se interpretan con frecuencia como hostiles
o desaprobación y que desencadenan una activación
defensiva automática en el receptor (Butler y otros.,
2003).
En segundo lugar, el grado en el que un rostro inexpresivo impacta
emocionalmente a otra persona depende en gran medida del contexto. Es menos
probable que las expresiones faciales inexpresivas o insípidas tengan un impacto
emocional y social en situaciones en las que las expresiones de emoción moderadas
son la norma (como en un juego de póquer, una negociación comercial o un
funeral).
En tercer lugar, la variabilidad y la capacidad de respuesta son relevante en
situaciones en las que la expresión emocional es la norma o lo que se espera (una
fiesta, una sesión de terapia, una cita romántica o una discusión con el cónyuge), un
rostro inexpresivo o poco sincero probablemente desencadene evaluaciones
negativas por parte de los receptores (incluso los hablantes experimentados
encuentran desconcertantes las miradas vacías y los rostros inexpresivos). Las
consecuencias socioemocionales de los rostros inexpresivos parecen similares a las
que surgen de las miradas fijas. La investigación sugiere que el poderoso impacto
social de una mirada fija no se debe únicamente a la cantidad de tiempo que se
dedica a mirar fijamente, sino que también proviene de la falta de respuesta a las
señales prosociales o miradas pasivas que surgen por parte del espectador (Ellsworth,
Carlsmith y Henson, 1972). Curiosamente, el impacto negativo de una mirada fija se
puede mitigar con una simple sonrisa.
Del mismo modo, el poderoso impacto que ejerce un rostro inexpresivo sobre
los demás no es únicamente una función de la ausencia de expresión. Por el
contrario, su poder se deriva de la notoria ausencia o baja frecuencia de señales
prosociales esperadas o habituales (como sonreír o asentir afirmativamente con la
cabeza) en contextos que exigen la libre expresión de emociones. Una sesión de
terapia individual representa un ejemplo de un contexto que fomenta la libre
expresión de emociones. Dado que nuestros cerebros están programados para
interpretar los rostros neutrales sin expresión como hostiles o desaprobadores (Butler y
otros., 2003), los terapeutas deben esperar experimentar incomodidad (al menos
ocasionalmente) cuando tratan a consultantes de SC inexpresivos. Además, la
activación defensiva amortigua las respuestas de seguridad social, por lo que es
probable que tanto el terapeuta como el consultante adopten un rostro sin expresión.
Desafortunadamente, cuando un terapeuta imita inconscientemente un rostro
inexpresivo de un consultante SC, el terapeuta aumenta la posibilidad de que su falta
de expresión sea interpretada como un signo de desaprobación o desagrado por el
consultante SC sensible a las amenazas, reforzando así las autoconstrucciones del
consultante vinculadas a ser un extraño o no ser querido.
RO DBT incorpora las observaciones anteriores en las intervenciones de
tratamiento de la siguiente manera:
• Enseñando a los consultantes habilidades de señalización social que han
demostrado mejorar la conexión social
• Enseñando a los consultantes cómo activar el sistema de seguridad social
mediado por el complejo vagal ventral y cambiar la activación fisiológica
antes de las interacciones sociales
• Enseñando a los terapeutas a usar la conducta no verbal en la sesión para
activar las experiencias de seguridad social tanto en los consultantes como en
ellos mismos.

Las habilidades vinculadas a los dos primeros componentes se describen en el


manual de entrenamiento en habilidades. Las secciones que siguen describen cómo
abordar los déficits de señalización social únicos que caracterizan los problemas de
SC y las estrategias de señalización social empleadas por los terapeutas de RO DBT
para facilitar el compromiso del consultante en la terapia y mejorar los resultados del
tratamiento.
El movimiento de cejas
El movimiento de cejas es una señal universal de aceptación social que implica
un movimiento simultáneo hacia arriba de ambas cejas, a menudo acompañado de
una sonrisa genuina, ojos amables o felices y tonos de voz melódicos. El movimiento
de cejas es la forma que tiene la naturaleza de decir: "Me gustas" o "Estás en mi tribu".
El movimiento de cejas se produce en una amplia gama de situaciones sociales,
como los saludos, el coqueteo, la aprobación, la búsqueda de confirmación y el
agradecimiento, es una poderosa señal social que se produce en todas las culturas,
la mayoría de las veces sin conciencia (Grammer, Schiefenhovel, Schleidt, Lorenz y
Eibl-Eibesfeldt, 1998). Se trata de un gesto amistoso que se supone que ha
evolucionado como señal no verbal de cooperación entre personas que no son
familia, indicando deseos prosociales de intercambios altruistas recíprocos (R. H.
Frank, 1988). Además, es evidente su ausencia cuando nos saluda alguien a quien le
caemos mal o durante las interacciones con los rivales, aunque la falta de un
movimiento de cejas no debe considerarse una prueba definitiva de antipatía. Por
ejemplo, la otra persona puede estar dolida o con malestar (tanto el dolor como la
amenaza desactivan las respuestas de seguridad social y la señalización prosocial) o
la persona puede mostrar raramente los movimientos de cejas con alguien, un déficit
de señalización social que es común entre muchos consultantes con SC.
Los movimientos de cejas no sólo señalan las intenciones de cooperación, sino
que también facilitan la apertura y la receptividad a la nueva información o a la
retroalimentación crítica mediante la activación del sistema de seguridad social (a
través de la micro-mímica y el sistema de neuronas espejo). Así, un terapeuta de RO
DBT que está desafiando a un consultante SC, en lugar de adoptar una expresión de
preocupación, es mucho más probable que adopte un movimiento de cejas (ver
figura 6.9), tanto al hablar como al escuchar. Esto indica afecto, interés y apertura, al
mismo tiempo que hace más probable que tanto el terapeuta como el consultante
experimenten visceralmente la interacción como una oportunidad para un nuevo
aprendizaje.

Movimiento de cejas Expresión de


preocupación
Figura 6.9 Movimiento de cejas versus expresión de
preocupación

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