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Existen personas que ejercen y promueven conductas violentas en sus grupos. Como en la historia, Lola
y algunas/os de sus compañeras/os decidieron burlarse de quienes ganaron el partido. Por otra parte,
otras/os admitieron que la actitud de Lola “no estaba bien” y, sin embargo, se quedaron calladas/os.
Normalizamos la violencia porque la toleramos. Querer llamar la atención a costa de otras personas es un
mecanismo muy frecuente para pretender evidenciar, sin ningún argumento, una supuesta superioridad
con respecto a las y los demás. Este comportamiento es muy primitivo y lo podemos compartir, por
ejemplo, con los chimpancés: es la lógica de reafirmar, a través de símbolos de poder y humillación, que
un clan o tribu es mejor que otra.
¿Qué hacer frente a ello? Superar actitudes pasivas, reconocer aquello que nos humaniza: la capacidad
de razonar, de someter a juicio de la experiencia o del conocimiento directo las cosas y reconocer que
nada, ninguna actitud o comportamiento, puede estar por encima de la dignidad de las personas. Todo
esto implica fortalecer nuestra autonomía.
En los casos presentados menciona las acciones que pueden normalizar esta violencia y que podrías
hacer para no tolerar esa violencia
Casos de violencia acciones que pueden normalizar que podrías hacer para no tolerar
esta violencia esa violencia
Uno puede ejercer el poder de cambiar situaciones de injusticia y violencia aplicando de forma
sostenida y perseverante actitudes de resiliencia y asertividad. Así se consolida y enriquece un
liderazgo positivo, auténtico.
Vencer al miedo implica un ejercicio constante de autocontrol, de persistencia y de convicción.
Por ello, siempre es importante mantenernos enfocados en aquello que es prioritario: una
convivencia pacífica y justa. Esto implica cultivar la resiliencia y el asertividad: dos valores que se
expresan como actitudes interpersonales de gran importancia para resolver situaciones de
conflicto interpersonal
¡TÚ PUEDES DECIDIR, INTENTALO!