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I.E.

Parroquial “Niño Jesús de Praga”


Castilla-Piura

RELIGIÓN- PRIMERO DE SECUNDARIA


JESÚS, MI MODELO DE VIDA

Tema 5
UNA GRUESA ENCICLOPEDIA
NUESTROS DERECHOS FUNDAMENTALES

Iniciábamos el mes de junio y en clase de Religión leíamos un fragmento del Nuevo


Testamento, esta vez de la Carta a los Colosenses. El texto decía así: “Ustedes, amos, sean
justos y razonables con sus esclavos. Acuérdense de que también ustedes tienen que
responder ante un Señor que está en el cielo” (Col 4, 1).

- ¿Cómo? ¿El autor de la carta está a favor de la esclavitud? ¿Acaso no nacemos libres y
tenemos derecho a serlo?, preguntó con agudeza Valeria Monjaraz.
- En tiempos del autor de esta carta existía la esclavitud, que no era mal vista en aquel
entonces. Por aquella época la humanidad estaba aún muy lejos de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos. Sin embargo, el pensamiento cristiano ha hecho
una gran contribución histórica abogando por la libertad como uno de los derechos
fundamentales de toda persona, más allá de su color de piel, nacionalidad o condición
social. Aunque el Autor del texto no pide derogar la esclavitud, sin embargo, solicita a
los amos que sean justos y razonables con sus esclavos. Ellos, como personas, no
debían ser sometidos a castigos crueles e injustos, como a menudo se practicaba en su
época, respondió Marco Méndez.
- Sin embargo, Marco, me llama la atención que la Biblia, siendo un libro inspirado por
Dios, no haga mención directa a los derechos fundamentales de las personas, objetó
Andrea Vásquez.
- La Biblia es un libro sagrado, no es una constitución política. Pero si bien no se usa la
expresión “derechos fundamentales”, en ella se habla del respeto a la vida, al amor, a
la paz, al compromiso y a muchas cosas más. El tema es largo, sin embargo, para no
hablar solo yo, les dejaré una pequeña investigación. Mañana tenemos también clase
de Religión, por eso, voy a formar tres grupos y a cada uno le dejaré un asunto
particular para investigar hoy en casa y mañana exponer en el aula. Anoten bien.

Todos tomamos nuestro cuaderno de apuntes y nos dispusimos a escribir lo que Marco
nos pedía investigar. Cuánto hubiera deseado en ese momento que estuviera presente Déreck,
mi amigo fiel, con quien siempre hice mis tareas. Marco continuó:

- Veamos. Grupo uno: Rodrigo, Fabiana, Pedro, Darcy, Alexia, Mía, Gabriel y María
Fernanda. Investiguen de dónde brotan los derechos fundamentales de la persona
humana.
- ¿Puede repetir la pregunta, profesor?, pidió Mía Zapata.
- El origen de los derechos fundamentales. Grupo dos: Doménico, Mariavida, Luciana,
Rebeca, Analí, Andrea y Piero. Investiguen qué son los derechos fundamentales de la
persona humana.

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Fui ubicado en el grupo tres, junto con Camila, Stephano, Miranda, Néstor, Giuliana,
Fabrizio, Galilea y Valeria. Marco nos pidió averiguar sobre la Declaración Universal de los
Derechos del Hombre. Esa misma tarde me reuní con mis compañeros en casa de Néstor para
revisar libros y enciclopedias. Los otros grupos hicieron lo propio según su organización.
Reconozco que gran parte de la tarde me distraje jugando con Néstor, dejando que Stephano y
Giuliana asumieran el peso de la investigación. Al día siguiente, ya en clase de Religión, nos
correspondió exponer el resultado de lo investigado. Comenzó el grupo uno, que estuvo
representado por Rodrigo Siesquén.

- En nuestro grupo hemos consultado algunos libros y particularmente una enciclopedia


muy gruesa, que ahora les muestro. En ella hemos leído acerca de los derechos
fundamentales. Nos preguntamos de dónde brotan, cuál es su raíz profunda. Unos
compañeros opinaron que brotan de lo que dicen las leyes, otros decían que son fruto
de las costumbres, pero al informarnos mejor y recordando lo que aprendimos en
otras clases, llegamos a la conclusión de que estos derechos son inherentes a la
persona humana, es decir, brotan de la naturaleza del hombre. El ser humano es
persona, es digno y de su dignidad nacen los derechos. Luego, más que
fundamentales, podríamos llamarlos derechos naturales del hombre.
- Entonces, ¿una ley cualquiera debe respetar y no ir en contra de los derechos
fundamentales?, preguntó Mariavida Álvarez.
- Por lo que leí en esta gruesa enciclopedia, nunca una ley del hombre puede ir en
contra del orden natural del ser humano. Si así ocurriese, estaríamos en presencia de
una ley inmoral.

Para el grupo dos tomó la palabra Mariavida Álvarez, que graciosamente tenía en sus
manos otra copia de la gruesa enciclopedia usada antes por Rodrigo. Me costó un poco
escuchar sus palabras y contemplar simultáneamente su bello rostro.

- Cuando decimos “derecho”, hacemos hincapié en un poder o facultad de actuar, un


permiso para obrar en un determinado sentido o para exigir una conducta de otro
sujeto. Este derecho viene amparado por una ley. Ahora bien, no todos los derechos
del hombre tienen el mismo rango. Unos derivan de otros. A aquellos derechos que
son básicos y primarios y que responden a la naturaleza humana, se les califica como
“fundamentales”, entre ellos, por ejemplo, el derecho a la propia existencia, a vivir
dignamente y con libertad, a ser parte de una familia, a adquirir una propiedad y poder
disponer de ella, etc. Los demás derechos se consideran derivados de éstos. Estos
derechos son necesarios para establecer legalmente la igualdad del ser humano, la
cual se había olvidado por la distinción de clases, color de piel, culturas, etc. Y hemos
de observar, como expresó el anterior grupo, que son inherentes a la persona humana,
así también son inalienables e imprescriptibles. No pertenecen al hombre por una
disposición estatal, sino que le pertenecen por el solo hecho de ser persona humana.
- ¿Qué significa inherente, inalienable e imprescriptible?, preguntó Fabrizio Callupe.
- Inherente significa que pertenece a la naturaleza humana; inalienable implica que un
derecho no puede degenerarse ni puede ser cambiado por otro; e imprescriptible
remite a la idea de que el paso de los años no nos quita jamás estos derechos,
respondió Mariavida.

Era el turno de mi grupo, el tercero. Para tal efecto, Giuliana Grillo tomó la palabra y se
expresó en estos términos:

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- La Organización de Naciones Unidas (ONU) reemplazó a la antigua Liga de las Naciones
tras el desastre de la segunda guerra mundial. Fue en el año 1948 cuando la ONU
promulgó un documento conocido como La Declaración Universal de los Derechos del
Hombre, en el cual se proclama cierto número de derechos fundamentales que
pertenecen a todos los miembros de la familia humana. Este documento ha permitido
a millones de hombres y mujeres vivir más dignamente. Antes de él hubo un
precedente, con la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano,
durante la revolución francesa. Con la Declaración de la ONU y otros documentos que
aparecieron posteriormente, el hombre fue adquiriendo la calidad de ser sujeto de
derecho internacional, ya que todos podemos llevar denuncias o quejas ante las
organizaciones supra-estatales, para que nuestros derechos sean respetados y
defendidos. Estos derechos deben ser reconocidos, respetados, tutelados y
promovidos por todos los Estados.
- Entonces, ¿hasta antes de 1948 el ser humano no tenía derechos fundamentales?,
preguntó Rebeca Villarroel.
- El ser humano siempre ha sido digno, luego, los derechos que posee obedecen a su
naturaleza humana, no a lo que dicen las leyes. Pero es verdad que estos derechos
fundamentales antes no habían sido reconocidos por las leyes, al menos no para
todos. Ha sido un problema de percepción, que tardó muchísimos siglos en madurar,
respondió la bella Giuliana.
- Excelente investigación, dijo Marco. Sólo agregar que el hombre ha sido creado por
Dios a imagen suya; es un ser que participa de la inteligencia, amor y libertad divinas;
tiene un alma inmortal y un cuerpo respetable, ha sido redimido del pecado por Cristo
y elevado a la condición de hijo de Dios; está llamado a participar de Dios en el cielo.
Por lo tanto, las legislaciones de los Estados nunca han de lesionar esa naturaleza
humana y sobrenatural que todo hombre ha recibido de Dios. Cuando se violenta esta
esfera íntima del hombre, no sólo se afrenta a éste, sino que también se ofende a Dios
como Creador y como Salvador de los hombres. Por lo general, los Estados donde se
reconoce, respeta, tutela y promueve estos derechos son democráticos; y los que no
los reconocen son no democráticos, o bien, autoritarios o totalitarios.

Dios nos ha soñado libres, pero la libertad, junto con ser un don de Dios, es también
una conquista humana. Siempre el libertinaje será un peligro que destruye la libertad, sobre
todo en la vida del adolescente. “Si respetáramos la libertad de los otros, no atropellaríamos
sus derechos fundamentales”, escribí en mi cuaderno. Hoy lo comprendo mejor, pero en aquel
tiempo solo alcanzaba a vislumbrarlo. Cristo es libre y nos liberó a todos. Comprendí que es un
modelo de libertad.

RESPONDER EN EL CUADERNO DE CLASES

1. Lee Col 4, 1. ¿El autor de la carta justifica la esclavitud? ¿Qué ha hecho el


cristianismo al respecto?
2. ¿Qué son y de dónde brotan los derechos fundamentales de las personas? ¿Pueden
las leyes humanas ir en contra de ellos? ¿Por qué?
3. ¿Qué significa que los derechos fundamentales son inherentes, inalienables e
imprescriptibles? ¿Para qué son necesarios?
4. ¿Cuándo comenzaron a reconocerse históricamente los derechos fundamentales de
la persona humana? ¿Antes no existían estos derechos?
5. ¿Qué suele suceder con los Estados no democráticos en relación con los derechos
fundamentales de la persona?

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