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E062 – Gerencia Estratégica.
Dora Mejía Guarín
En el mundo empresarial actual, la medición efectiva del desempeño es crucial para el éxito
a largo plazo de una organización. Sin embargo, a pesar de reconocer su impacto, muchos
ejecutivos todavía no consideran la medición como una parte integral de su estrategia
empresarial. En lugar de eso, siguen utilizando indicadores financieros de corto plazo que
han sido utilizados durante décadas, sin cuestionar su relevancia para las nuevas iniciativas.
Para abordar esta limitación, el Balanced Scorecard se presenta como un marco integral que
traduce los objetivos estratégicos en un conjunto coherente de indicadores de desempeño. Va
más allá de ser simplemente un ejercicio de medición, convirtiéndose en un sistema de
gestión que impulsa mejoras innovadoras en áreas clave como el desarrollo de productos,
procesos, clientes y mercados.
El Balanced Scorecard ofrece cuatro perspectivas diferentes para seleccionar indicadores.
Además de los indicadores financieros, también se incluyen mediciones de desempeño
relacionadas con los clientes, procesos internos y actividades de innovación y mejora. Estas
mediciones difieren de las utilizadas tradicionalmente y proporcionan un equilibrio entre
indicadores externos e internos, revelando los trade-offs necesarios para alcanzar el éxito en
el futuro.
Al adoptar el Balanced Scorecard, las organizaciones pueden definir y comunicar claramente
sus prioridades estratégicas a los ejecutivos, empleados, inversionistas y clientes. En lugar
de depender únicamente del presupuesto anual, el Scorecard se convierte en el lenguaje
común y el punto de referencia para evaluar nuevos proyectos y negocios. Esto fomenta una
mayor alineación y enfoque en los aspectos críticos para el éxito a largo plazo, permitiendo
la toma de decisiones estratégicas basadas en datos concretos.
Es importante destacar que el Balanced Scorecard no es una plantilla genérica que se pueda
aplicar de la misma manera en todas las organizaciones. Cada empresa e industria requieren
un Scorecard adaptado a su situación específica. Las unidades de negocio deben elaborar sus
propios Scorecards para ajustarse a su misión, estrategia, tecnología y cultura.
Un ejemplo práctico de la implementación exitosa del Balanced Scorecard se presenta con la
empresa Rockwater, líder mundial en ingeniería y construcción subacuática. Reconociendo
los cambios en la competencia de su industria, la empresa desarrolló una visión y una
estrategia para convertirse en el proveedor preferido de sus clientes. Estos elementos se
convirtieron en objetivos estratégicos que se tradujeron en metas y acciones tangibles.
Rockwater logró mantener relaciones sólidas con los clientes, mejorar la eficiencia de sus
procesos internos, promover la innovación en sus prácticas y fomentar un entorno de
aprendizaje continuo. Estos esfuerzos se reflejaron en un aumento en la satisfacción del
cliente, un mayor rendimiento financiero y una posición más sólida en el mercado.