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Estrategias de Atención Educativa Inclusiva: Competencias Básicas y Valores

Necesarios para Trabajar en Entornos Educativos Inclusivos

Consejo de Educación Superior, Universidad Central del Ecuador modalidad en línea

Quito, Ecuador
Índice

Tabla de contenido
Tema: Diversidad – Conceptualización ........................................................................... 3
Objetivos del tema: Por medio de este documento los lectores podrán: .................... 3
Introducción:............................................................................................................... 3
¿Qué es la Diversidad? .................................................................................................... 4
Historicidad.- ............................................................................................................... 4
Concepto de Diversidad.- ........................................................................................... 6
Concepto de diferenciación, discriminación y segregación social.-........................ 7
Diversidad en la educación.- .................................................................................... 11
Razones para educar en la diversidad.- .................................................................. 13
Tema: Diversidad – Conceptualización

Objetivos del tema: Por medio de este documento los lectores podrán:

-Establecer los conceptos de diversidad, diferenciación, discriminación y segregación

desde la perspectiva social y cultural.

-Establecer la importancia de la diversidad para la educación.

Introducción:

El enfoque inclusivo es el nuevo paradigma en educación, siendo la diversidad su

principal base. La diversidad siempre ha existido como parte intrínseca de la naturaleza

humana, pero desde la antigüedad y hasta muy entrado el siglo XX, era vista como un

problema, como una forma de clasificar seres humanos en “dignos” y “no dignos” de los

derechos más básicos, surgiendo inevitablemente la segregación de grupos humanos,

origen de la inequidad social que hasta hoy nos caracteriza.

En los albores de este nuevo milenio y como resultado del surgimiento de nuevos

fenómenos sociales como el enfoque de derechos, la globalización de la información y

las relaciones interculturales e impulsada por el 11/S que vino a conmocionar a todo un

planeta y a reafirmar con dolor la certeza de que el diálogo intercultural era la estrategia

más acertada para la paz, es que se comienza a apertura una nueva actitud hacia la

diversidad y cómo ésta influye en todas las dimensiones del ser humano, pero

principalmente en la educación, lo que motiva a la creación de enfoques y formas de

producción de conocimiento que llevarán a una sociedad más equitativa e inclusiva.


¿Qué es la Diversidad?

La diversidad podrá aparecer más o menos acentuada, pero es tan normal como

la vida misma, y hay que acostumbrarse a vivir con ella y a trabajar a partir de ella”.

(Sacristán, 1999)

Historicidad.-

El termino diversidad proviene del latín “diversitas”, que habla sobre la

diferencia, la variedad o la abundancia de cosas distintas.

La diversidad permite tomar consciencia sobre las diferencias que pueden

presentar algunas cosas entre sí y también, sobre cómo estos elementos distintos conviven

en un mismo contexto y aun así pueden atraerse o asemejarse. El mundo desde cualquier

perspectiva es diverso, iniciando por el reino animal y vegetal, y ya entrados en un

contexto humanístico, se observa la diversidad de nuestras sociedades: usualmente las

personas se clasifican por raza, por cultura, por religión, por preferencia sexual, por estilos

de vida, por generaciones, etc. y de estas clasificaciones se pueden desglosar un

sinnúmero de realidades, que nos muestran qué tan amplio es nuestro pensamiento; pero

en las cuales cientos, miles o incluso millones de personas pueden sentirse conectadas

con otras.

Esto quiere decir que la diversidad es inherente al ser humano y que no podría

darse de otra manera, por lo que la UNESCO la denomina “Patrimonio común de la

humanidad”. Siempre ha existido la diversidad, pero a este término no se le dio mayor

relevancia sino a través del paradigma inclusivo, que se remonta a las décadas de los 80

y 90 (como referencias se pueden tomar Declaración de la UNESCO sobre la Raza y los

Prejuicios Raciales de 1978; Conferencia Mundial sobre las Políticas Culturales de 1982;
la Comisión Mundial de Cultura y Desarrollo de 1995 y de la Conferencia

Intergubernamental sobre Políticas Culturales para el Desarrollo de 1998).

En el año 2001, el mundo sufrió una fuerte sacudida social con los eventos del 11

de septiembre en E.E.U.U. y el impacto de lo que esto significaba: cómo el choque de dos

culturas bajo la dirección de un liderazgo distorsionado y aciago, llevaron a la muerte de

miles de personas. El 11/S llevó a reflexionar a las naciones sobre la necesidad de un

cambio de actitud frente a la diversidad, el reafirmar la convicción de que el diálogo

intercultural era la estrategia más acertada para la paz y de pleno rechazo a cualquier

paradigma que promueva la separación entre culturas y naciones.

Por este motivo el 2 de noviembre del 2001, la UNESCO dio a conocer la

Declaración Universal sobre la Diversidad Cultural, un documento que “aspira a

preservar ese tesoro vivo y renovable que es la diversidad cultural, para que no se

perciba como algo estático, sino como un proceso que garantice la supervivencia

humana; aspira también a prevenir toda tentación segregacionista y fundamentalista

que, en nombre de las diferencias culturales sacralice esas mismas diferencias

contradiciendo así el mensaje de la Declaración Universal de Derechos Humanos”

(Matsuura, 2002). Esta declaración brinda lineamientos generales que pueden servir para

establecer un plan de acción en las comunidades acorde a su contexto.

Habiendo tocado un poco los cimientos e historicidad del término, es pertinente

revisar las diferentes concepciones que los expertos tienen sobre la diversidad, primero a

modo general; en la segunda unidad se la enfocará en varias dimensiones como son: la

diversidad cultural o multiculturalidad, la diversidad funcional, la diversidad

generacional y la diversidad de género.


Concepto de Diversidad.-

Ahora es pertinente señalar que al partir de la noción básica de diversidad, también

se debe complementar esta concepción con la de diferenciación social en sus formas más

aberrantes que son la discriminación y segregación social, para así entender la

importancia del porqué fomentar la diversidad se ha convertido en unos de los valores

más significativos para la UNESCO.

Acorde a lo mencionado por Ramos (2012), citando a Gimeno Sacristán (1999),

la diversidad es un concepto que “alude a la circunstancia de los sujetos de ser distintos

y diferentes […] Queriendo señalar que la diversidad (y también la desigualdad) son

manifestaciones normales de los seres humanos, de los hechos sociales, de las culturas

[…] La diversidad podrá aparecer más o menos acentuada, pero es tan normal como la

vida misma […]”. Una perspectiva parecida es la que presentan Devalle y Vega (1999) al

señalar que “el término diversidad remite descriptivamente a la multiplicidad de la

realidad o a la pluralidad de las realidades”. Pero esto es llevado un poco más lejos por

el mismo Gimeno Sacristán (1999) quien indica que “la diferencia no sólo es una

manifestación del ser irrepetible que es cada uno, sino que, en muchos casos, lo es de

poder o de llegar a ser, de tener posibilidades de ser y de participar de los bienes sociales,

económicos y culturales”; por su parte, Devalle y Vega señalan que “la palabra diferencia

podría llegar a sugerir cierto parámetro de contraste, cierto modelo de referencia y hasta

de excelencia”. (p. 80).

Por lo que de esta disparidad es que empieza a surgir la diferenciación social,

cuando unos grupos tienen acceso a los bienes materiales y no materiales de la sociedad

y otros grupos, no lo tienen.


Concepto de diferenciación, discriminación y segregación social.-

Se presenta entonces la noción de diferenciación social, como señala Ramos

(2012) se entiende como “un proceso donde las partes de una colectividad, sea esta una

sociedad, una asociación, un grupo, o bien un sistema social adquiere gradualmente una

diferencia en términos de función, actividad, estructura, cultura, autoridad, poder u otras

características […] En síntesis, diferenciación significa que se vuelven diferentes a la luz

de categorías sociales (Gallino, 1995)”. (p. 81)

A partir de esto, surge un fenómeno, donde estos grupos que resultan más

favorecidos de esta diferenciación social, empiezan a monopolizar todos los beneficios a

su alcance, e inclusive a limitar o negar el acceso a los mismos a otros grupos, entonces

surge el término de discriminación. Desde una perspectiva sociológica, la discriminación

se puede visualizar cuando existen grandes diferencias en el poder y el acceso a los

recursos que presentan las diversas comunidades que conforman una sociedad.

Estacionando un ejemplo en la discriminación por género, se puede decir que las mujeres

sufren discriminación en un sentido social cuando se enfrentan más obstáculos o tienen

una menor capacidad de actuación o de acceso a los recursos materiales y/o simbólicos

que los hombres. De esta forma, aún en la actualidad, se observa que las mujeres le

dedican muchas más horas de su tiempo productivo a las labores domésticas y de cuidado

no remuneradas. Esto a su vez conlleva a que ellas tengan una menor participación en el

mercado laboral con respecto a los varones, lo que termina afectando su nivel de ingresos

o, en el mejor de los casos, si es que pueden participar a la par, tienden a estar mucho más

sobrecargadas de trabajo. Se obtiene como conclusión de que todavía existen muchas

desigualdades sistémicas y culturales entre géneros, siendo su origen una serie de roles y

estereotipos atribuidos socialmente a las mujeres.


Figura 1. Meritocracia. Ilustración de Carlin, 2019. Diario “La república”. Recuperado de:
https://twitter.com/larepublica_pe/status/1091688858868170752?lang=es

Poniendo otro ejemplo, en cuanto a la discriminación étnica y estacionándolo en

el Ecuador, los afroecuatorianos constituyen solamente el 7.2% de la población

ecuatoriana, sin embargo; representan el 40% de los ecuatorianos que viven en

condiciones de extrema pobreza, según reportes de la ONU en el 2019, quien expresó

estos criterios como conclusión a un trabajo que realizó una delegación internacional y

que solicitó al Gobierno del Ecuador aumentar sus esfuerzos en pro de esta comunidad.

Finalmente, como máxima representación de las consecuencias de la

diferenciación social podemos ver el fenómeno de la segregación, mucho más marcada

en siglos anteriores, como por Ej. La segregación étnica y cultural del colonialismo o la

segregación racial en los E.E.U.U del siglo pasado (entre otras realidades); pero que toma

nuevas formas en esta nueva era. La segregación es la marginación y exclusión de la que

puede ser víctima una persona o un grupo de personas por motivos raciales, sociales,

políticos, religiosos o culturales.

De esto vemos claro ejemplo en la segregación por discapacidad que sufrieron

millones de seres humanos en siglos anteriores hasta bien entrado el siglo XX.
En eras anteriores, desde la antigüedad hasta la edad media, aquellas personas que

nacían con una discapacidad visible, eran asesinadas al nacer; y aquellas que lograban

sobrevivir, tendrían unas vidas de miseria y exclusión, destinadas al escarnio e

indiferencia social. En el siglo XV, se cambia el concepto de discapacidad bajo un

enfoque más religioso y humanístico, se seculariza y aparecen las primeras instituciones

denominadas manicomiales; las cuales, como su propio nombre indica, abordaban a las

personas desde un punto de vista discriminatorio, segregador y estigmatizante, en calidad

de enfermos “sin cura ni futuro” que había que encerrar desde su nacimiento hasta su

muerte.

En los albores del siglo XX, es el Estado el que interviene en el abordaje de las

personas con discapacidad, con un enfoque asistencialista y proteccionista, donde sigue

denominándose a la persona como “minusválida”, que refuerza la dependencia y las

actitudes de discriminación social y laboral. Aunque la perspectiva social va cambiando

favorablemente, de a poco, tras la Segunda Guerra Mundial, con la aparición de

numerosas discapacidades adquiridas por primera vez en la guerra y las respectivas

condecoraciones, por lo que muchos exsoldados fueron considerados héroes nacionales.

Pero las prestaciones sociales, no fueron suficientes para cubrir los costos médicos

y necesidades económicas de estas personas, así que a partir de la década de los 50 se

empiezan a conformar las primeras asociaciones de personas con discapacidad y/o sus

familias, trabajando activamente en pro de sus derechos. Esto logró que las personas con

discapacidad vayan empoderándose y adquiriendo más presencia en las agendas políticas

de sus países. Es a principios de la década de los 90, cuando la sociedad empieza a

cambiar su mirada desde una mirada asistencial, que concibe a la persona con

discapacidad como dependiente e improductiva, acogiendo una perspectiva donde la


persona con discapacidad cuenta o puede desarrollar competencias, recursos y

potencialidades, si se le brindan el apoyo y contexto necesarios.

A pesar de estos esfuerzos, aún hoy en día las personas con discapacidad deben

enfrentar una multitud de barreras históricas, culturales y socioeconómicas, que les

impiden estar en condiciones de igualdad dentro la sociedad, situación que se refuerza

debido a políticas pasivas de salud, formación y empleo, creándose una cultura de

dependencia que conducen a la inactividad y marginalidad de esta población.

Pero este no es único tipo de segregación existentes en la actualidad, en los

eslabones de nuestra sociedad se perciben formas más sutiles pero igual de dañinas de

segregación, como es la socio espacial que es cuando se fragmentan las clases sociales en

diferentes zonas de la ciudad. En este sentido, la vida cotidiana de las personas que poseen

menores posibilidades económicas está marcada por la inseguridad, la violencia, la

vivienda precaria, la falta de infraestructura y acceso a servicios básicos, educativos y de

esparcimiento. Esta segregación se da en lugares donde existe una gran diferencia de

ingresos entre grupos, algunos cuentan con todas las condiciones de vivienda y servicios,

y otros no tienen nada parecido. Esto es común en todo lugar del mundo y se sostiene por

un sistema económico respaldado por el Estado.


Figura 2. Educación y desigualdad. Ilustración de Stella Maris, 2022. Diario digital “La cola de
rata”. Recuperado de: https://www.lacoladerata.co/cultura/analisis/educacion-y-desigualdad/

Entonces, bajo estos antecedentes se puede replicar el planteamiento que hace

Gimeno Sacristán (1999) cuando expresa que: “El lenguaje sobre la diversidad acumula

hoy aspectos y frentes tan distintos como la lucha contra las desigualdades, el problema

de la escuela única interclasista, la crisis de los valores tenidos por universales, las

respuestas ante la multiculturalidad social y la integración de minorías, la educación

frente al racismo y el sexismo, las proyecciones del nacionalismo en las escuelas, la

convivencia entre las religiones y las lenguas, la lucha por la escuela para la autonomía

de los individuos, los debates científicos sobre el desarrollo psicológico y sus

proyecciones en el aprendizaje, la polémica sobre la educación para todos, además de

la revisión de las rigideces del actual sistema escolar y de sus prácticas”.

Vivimos en un mundo en continua transformación: la globalización, la

digitalización, los cambios de paradigmas, han hecho que el ser humano empiece por

necesidad a entender la diversidad y aprovecharla para el desarrollo de la sociedad.

Por eso es vital recalcar el papel de la educación, como base fundamental de

desarrollo de cualquier sociedad y que hoy es una prioridad en las agendas de todos los

Gobiernos y otros Organismos Internacionales, teniendo como objetivo garantizar la

universalidad del derecho a la educación.

Esto se logra desde un enfoque inclusivo de la educación, que acoja la diversidad

y los principios de igualdad de oportunidades y equidad; es decir, una formación orientada

a un cambio social, marcada por valores éticos y con propuestas pedagógicas y prácticas

coherentes que brinden respuestas a los contextos en los que se desenvuelven.

Diversidad en la educación.-
Justamente esto es lo que promueve la UNESCO: Una educación para todos y a

lo largo de toda la vida, acorde a la Agenda 2030 y a los Objetivos de Desarrollo

Sostenible (literales 4, 5, 10 y 16). Como indica la UNESCO “Hay que formar a los

docentes para que faciliten el aprendizaje, entiendan la diversidad, sean inclusivos y

adquieran competencias para la convivencia, así como la protección y mejora del medio

ambiente”. (UNESCO, 2015)

Así, las cosas, cabe retomar el señalamiento que hacen Rodríguez, Yarza y

Echeverri (2016) con respecto a la formación de maestros para y desde la diversidad

cultural: “La tarea de la diversidad es ofrecer otros marcos de explicación y descripción

de las realidades escolares, de modo tal que se trastoquen las políticas de identificación,

reconocimiento de producción de saberes y enseñanza. Ello nos aproxima a una versión

intercultural de la educación, desde y para la diversidad...”.

Tenemos que diferenciar entre dos conceptos básicos: la multiculturalidad y la

interculturalidad, que difieren en cuanto a su esencia. Walsh (2005) define a la

multiculturalidad como: “La multiplicidad de culturas que existen dentro de un

determinado espacio, sea local, regional, nacional o internacional, sin que

necesariamente tengan una relación entre ellas”. Ahora reconocer la multiculturalidad

es importante, ya que incita al conocimiento y la tolerancia entre grupos culturales, pero

no promueve una relación entre ellos, que desemboca en una convivencia paralela, no se

relacionan, siguen pensando en individual. Esto no puede traer sino desigualdad social,

económica y educativa.

Por su parte, la interculturalidad, a diferencia de la perspectiva multicultural,

conlleva la interacción y mezcla de valores, ideologías e intereses creando así nuevas

prácticas y perspectivas culturales, y “en este espacio fronterizo de relación y


negociación también se construyen y emergen nuevas estrategias, expresiones,

iniciativas, sentidos y prácticas interculturales que desafían la homogeneidad, el control

cultural, y la hegemonía de la cultura dominante” (Homi Bhaba, 1994).

Desde el punto de vista pedagógico y de desarrollo de competencias, debemos

fomentar las competencias interculturales en nuestro alumnado, no solamente desde la

dimensión del saber que es el mero conocimiento de una o varias culturas, sino también

como lo menciona Byran (1997) a través de Fuentes (2016) es preciso identificar aquellos

cinco saberes que componen la competencia intercultural: “saber comprender

habilidades para interpretar/relacionarse), saber aprender (habilidades para

descubrir/interactuar), saber ser (disposición a la curiosidad y apertura) y savoir

s’engager (consciencia cultural crítica)”. (p. 89)

Razones para educar en la diversidad.-

Educar en la diversidad es sembrar en las mentes jóvenes los cimientos de una

sociedad basada en una convivencia pacífica, democrática e igualitaria, donde la equidad,

la cooperación y la interacción de saberes sean claves en el desarrollo del ser humano.

Como conclusión se expondrán 5 buenas razones por las que fomentar la diversidad en el

aula es verdaderamente importante y aunque parezca una misión un tanto utópica, es

dable recordar que los grandes cambios siempre provienen de la suma de pequeñas

acciones:

1. Porque lo diferente nos hace reflexionar y abrirnos al diálogo, nos apertura

a nuevas experiencias, conocimientos, y realidades; siendo capaces de percibir el

mundo desde otra óptica y no sólo desde la nuestra, aspecto que a veces nos empuja

a ser intolerantes, inflexibles y prejuiciosos.

2. Porque educar en la diversidad, es educar en valores e inteligencia

emocional.
3. Porque hoy y siempre, lo real en una sociedad son sus diferentes culturas,

sus lenguas, sus ideales, sus particularidades, sus costumbres e idiosincrasia,

aportando unos a los otros, aunque en ocasiones sea difícil la convivencia.

4. Porque el desarrollo madurativo y potencialidades de cada persona es

diferente. No se puede educar por igual, porque cada ser humano tiene un ritmo, estilo

e intereses de aprendizajes únicos. Si el sistema educativo sigue insistiendo en el

paradigma de una educación homogénea, está desperdiciando miles de talentos que

podrían llevar a otros niveles el conocimiento humano.

5. Y finalmente, porque los seres humanos somos diferentes, por lo que

educar sobre una misma línea, atenta contra nuestra naturaleza, nos limita e incluso

hace que desaparezca la curiosidad y el talento natural de experimentar y de crear; tan

importantes para el aprendizaje.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

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