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Universidad Nacional de Formosa

Facultad de Humanidades
Profesorado en Letras

Cátedra

Semiótica y Análisis del Discurso


SEGUNDO EXAMEN PARCIAL

PROF. TITULAR: Carlos R. Parola


PROF. ADJUNTO: Alejandro F. Linares
PROF. ADSCRIPTA: Mariana B. Conte
Alumna: Bobadilla, Aldana Elizabeth

2022
Discapacidad y violencia simbólica: ¿Hasta dónde incluye la inclusión a todos?
Hipótesis de lectura semiótica: La ironía y el dialogismo en discursos sociales que circulan en las
diferentes redes sociales y que abren debates sobre la verdadera inclusión de las personas con
discapacidad.

Un día me encontraba mirando las redes sociales y de repente observo una imagen que
llamó mi atención. Se trataba de un chico que estaba en silla de ruedas (y que quería
acceder a un edificio que no presentaba una rampa de acceso), en la imagen no solo se
ilustraba esta situación, sino que también contenía las siguientes palabras “la discapacidad
no está en las personas, está en las barreras que impone la sociedad”, la representación
ilustrada me hizo pensar en mi hermano más chico, en la situación que él por su condición
atraviesa. Desde mi experiencia1, se cómo se siente vivir esa situación y sé lo que es
adaptarse a escenarios que difieren de la practicidad del mundo en el que actualmente nos
movemos. Debido a ello me pregunte a mí misma ¿hasta dónde realmente incluye el
discurso de ‘la inclusión’ que vocifera el estado? ¿Hasta dónde llega la verdadera
inclusión que tanto se materializa en los medios sociales?
En un análisis semiótico del primer discurso al que hago alusión (“la discapacidad no está
en las personas está en las barreras que impone el estado”) podemos identificar que el
enunciador se encuentra presente en el discurso a través del logotipo que acompaña a la
imagen. Esta entidad de nombre NEURO DIVERSIDAD representa a una de las
organizaciones no gubernamentales más importantes de la ciudad de Rosario, Argentina,
conformada por profesionales de la salud, familiares y personas con condiciones
neurodivergentes y colaboradores comprometidos. El enunciatario configurado es colectivo
dado que se constituye como público dirigido de un discurso que esconde un sentido y una
ideología particular, siguiendo esta línea de pensamiento, Angenot (2011) nos refiere que
todo enunciado no es inocente y se configura como un dispositivo para ocultar, para desviar
la mirada, ya que sirve para legitimar y producir consensos o debates ante la verdadera idea
que esconde las palabras enunciadas en la imagen.
Desde que tengo noción y consciencia de lo que es ‘ser incluido’ he escuchado discursos
sobre la inclusión. Sin embargo, solo necesitamos detenernos un segundo a observar, con
mucha atención, las barreras que el propio estado avala y hegemoniza para evitar la
verdadera ‘inclusión’, como por ejemplo las miles de instituciones carentes de personal
capacitado para brindar servicios y atención de calidad a personas que requieren de
medicamentos, atenciones especiales y educación esencial.
Esta idea que tanto se escucha y que tanto eco hace en los medios y en la sociedad se
materializa sólo como un discurso y en la práctica queda humillada por un millón de
situaciones iguales que la narrada al principio y como las que seguiré aludiendo. Desde la
1
V. Dijk sostiene que la representación mental de la situación comunicativa se hace con un modelo mental
específico que llamamos modelo del contexto o simplemente contexto que informalmente se conoce como
‘experiencia’. (Pág. 71)
teoría de M. Bajtín (1999) estos conjuntos de conceptualizaciones se las consideran ‘voces’
que dialogan dentro de un espacio y crean un conjunto polifónico de consciencia social en
el centro de la semiosfera sobre un grupo de individuos que forman parte de la periferia
semiótica2.
La existencia de hechos rescatados de la memoria en un espacio-tiempo semiótico permite
reconstruir las imágenes que han tenido siempre estas personas en la sociedad. Nacer con
una discapacidad o adquirirla ha sido signo de una limitación que impide el desarrollo y la
utilización de las potencialidades de una persona. Estas ideas ocurrieron en el marco de una
sociedad, que desconocía que las personas discapacitadas también tenían derechos, como
todas los demás, y que las relegó durante mucho tiempo a un segundo plano. Actualmente
la mirada hacia estos grupos es diferente y superadora, dado que el discurso de ‘inclusión’
es un concepto nuevo que empezó a emerger en las últimas décadas.
Citando las palabras de Aran y Barei “para el hombre, la movilidad del ambiente es la
condición de existir” y es lo que en la actualidad ocurre. El sentido implícito en el discurso
de la ‘inclusión’ que vocifera el estado implica un movimiento, una dinámica de transición,
de mutación y aceptación de la sociedad. Esto se observa por ejemplo en el proyecto de una
nueva ley de discapacidad 2022 que busca un cambio hacia el modelo social de la
percepción sobre discapacidad, con un enfoque que ubica a las personas con capacidades
diferentes como sujetos activos de la vida en sociedad en todas sus esferas. También, busca
interpelar a la sociedad en su conjunto mejorando y eliminando barreras, la peor de ellas, la
actitudinal. La cual de acuerdo al último informe del INADI, el mayor motivo de
discriminación registrado en las denuncias fue la discapacidad, con un 20,2%.
También el concepto ‘inclusión’ nos invita abrir un debate muy importante entre dos
sectores vulnerados que buscan su visibilidad. En el titular que he seleccionado para
abordar esta cuestión, se lee una coordinación marcada entre dos tipos de lenguajes que
apelan al sentido de la inclusión y que muchas personas contraponen sin considerar que
ambos lenguajes responden a necesidades distintas de integración y justicia social: el
lenguaje inclusivo y el lenguaje de accesibilidad.
El lenguaje de accesibilidad de comunicación implica habilitar la participación de las
personas con capacidad en el día a día a través de métodos de comunicación específicos
como la lengua de señas o el braille, el lenguaje de signos táctiles entre otros. Mientras que
el lenguaje inclusivo (que ha sido signo de debates y cuestionamientos) en cuanto al
género, refiere a la creación y uso de términos que visibilicen a los grupos demográficos
con identidad de género y orientación sexual diferente. La propuesta para el uso de este tipo
de lenguaje parte de la idea de que la lengua y expresión forja la realidad de quienes la usan
y conscientemente destituye, minimiza, desvaloriza e invisibiliza identidades no
2
La noción de periferia permite establecer que, existe en el espacio de la cultura- semiosfera grupos sociales
aislados y olvidados de los discursos dominantes que pueden recuperarse o reconstruirse a través de
mecanismos para generar la reconstrucción del sistema semiótico (Lotman; 1996) 
heteronormadas y diversas. Y entendiendo por esto que, el contexto del discurso ‘inclusión’
envuelve muchas voces, es necesario concientizar que ambos grupos se encuentran
sometidos a violencia simbólica ejercida por el estado.
Las nociones ligadas al concepto de violencia simbólica (Bourdieu, Passeron, 1977) se
utiliza para visibilizar una relación asimétrica que existe en la educación, para explicar a su
vez, la reproducción de lo instituido, generada en la invisibilización-naturalización
producida en el discurso, en la percepción y en las acciones del proyecto escolar moderno,
basadas en el disciplinamiento y gobierno de los sujetos estudiantiles por una hegemonía
dominante.
El estado simbólicamente violenta a estos grupos sociales por medio de imposiciones
presentes en la cultura, como la falta de acceso a todas instituciones con rampas de
discapacidad para las personas que no pueden desenvolverse caminando, como así también
las oportunidades laborales adaptadas a diferentes situaciones especiales, o el aprendizaje
de señas desde la temprana edad para que todos y todas podamos comunicarnos con
personas con discapacidad auditiva en alguna situación que nos toque hacerlo. Desde mi
posición de observadora externa al espacio semiótico de pertenencia cultural compartida
nada de lo anteriormente mencionado forma parte de la realidad a la cual aspira con el
término y políticas de ‘inclusión’.
Citando la ley 26.206 que avala el derecho a una educación para todos podemos enmarcar
un argumento válido para decir que el estado ‘intenta’ incluirlos, y utilizo el término
‘intentar’ porque en las aulas en las que se encuentran integrados estos grupos son
totalmente excluidos y marginados por tratar de encajar en un espacio que no tiene la
formación ni las herramientas para hacerlo.
Las redes se encuentran inundadas de estos discursos y durante estos días me he topado con
una imagen que he encontrado en Instagram, la cual ilustra la situación de dos estudiantes
diferentes, uno que posee discapacidad auditiva, mientras que otro presenta la discapacidad
visual reducida, la imagen contiene dos diálogos dirigido a estos estudiantes que enuncia la
siguiente consigna ‘Ana anota lo que dice en la radio (acción dirigida para el estudiante con
discapacidad auditiva), Luis copia el paisaje (acción dirigida al estudiante con discapacidad
visual)’. El sentido de esta imagen construye una verdad implícita tras la ironía que la
envuelve. Y puede ser analizada desde dos vertientes.
En principio por el dialogismo que se entiende como un acto – intencional o no– entre
sujetos o, mejor, entre conciencias entendidas como la totalidad orgánica de la personalidad
‘un yo y un tú’ que es un alter, otro siempre social. En este sentido, la conciencia
individual se definiría por medio de las relaciones dialógicas que mantiene con la palabra
ajena, lo que significa sugerir, al mismo tiempo, que el sujeto discursivo se forma sobre la
base del discurso ajeno. La palabra que acompaña a la imagen que analizo está siendo
invadida permanentemente por la palabra del otro. En consecuencia, son dos las voces de
las que se compone el discurso manifiesto de la imagen, la voz del estado cuya ley habilita
la integración compartida de distintos grupos, y una segunda voz implicada que da lugar a
la segunda instancia de análisis.
Se puede reconocer la parodia3 que encierra la imagen en sí y la segunda voz que opera en
el discurso. Se evidencia un conflicto con la palabra ajena evocada, por lo que el
enunciador de la palabra evocada en la imagen no cita de manera unidireccional, sino que el
estilo ajeno es parodiado en diferentes sentidos y aporta acentos nuevos (Bajtín, 1986: 270).
Leemos semióticamente que el estado ‘incluye’ a grupos vulnerados socialmente para
sostener un discurso social, pero los excluye a través del modelo de enseñanza vigente que
no solo tecnifica la enseñanza, sino que reproduce saberes descontextualizados y carentes
de significado para los educandos y los violenta por medio de la acción pedagógica.
Las distintas situaciones que he mencionado a lo largo de este ensayo sirven de sustento
para dar una respuesta al interrogante que en principio me he formulado. ‘La educación’
como la ‘sociedad’ no son conscientes de lo que es la verdadera inclusión. ‘Inclusión’ no
solo es la visibilidad y aceptación de un determinado grupo de personas, sino que es la
puesta en práctica de un conjunto de creencias y valores que el sistema aún no regula y no
acepta.
Es urgente y necesario generar una concientización importante sobre el lenguaje de los
grupos invisibilizados. El lenguaje de accesibilidad debe ser un lenguaje que se debe
aprender en las escuelas en los primeros años de desarrollo de los estudiantes como parte de
la verdadera inclusión que avala la ley n°26.206. Las escuelas no enseñan a hablar con
personas con discapacidad auditiva, ni tampoco escribir contenido para las personas con
discapacidad visual. Es irónico hablar de inclusión cuando lo último que se hace en las
escuelas públicas es brindar espacio para asistir sin verdaderamente aprender nada valioso.
Los organismos desde su posición de ‘normalidad’ excluyen a un sector de manera
silenciosa provocando injusticias irreparables. La inclusión realmente no incluye al grupo
social, ya que se trata de un dilema que se instalan en las voces políticas para evocar solo
un sentido de cambio.

3
El acto de parodiar se entiende, como la manera de hablar mediante la palabra ajena, pero
introduciendo una orientación de sentido opuesta a la orientación primera; es la manifestación de
dos voces que se contraponen.
BIBLOGRAFÍA:
Angenot, M. (2010). El discurso social. Los límites de lo pensable y lo decible. Buenos Aires: Siglo
XXI, pp. 13-59
Arán, P.O. Barei (2009). Género, texto y discurso. Encrucijada y caminos. Córdoba: UN, pp 63-103
Arán, Pampa (ed.), 2016. La herencia de Bajtín. Reflexiones y migraciones. Córdoba: Editorial del
CEA - UNC, col. Libros. Debates, pensadores y problemas socioculturales

Arnoux, Elvira y di Stéfano, Mariana. (Comp.). (2018). Identidades discursivas: enfoques retórico-
argumentativos. CABA: Cabiria. Págs. 5-38.
Bajtín, M. (2008).  “El problema de los géneros discursivos”. En Estética de la creación verbal.
Buenos Aires: Siglo XXI. 
Bordieu, P. J, Passeron (1977) “La reproducción. Elementos para una teoría del sistema de
enseñanza”. Editorial Laia/Barcelona pp 111-155
Lotman, I. (1996). La semiosfera 1. Semiótica de la cultura y el texto. Madrid: Cátedra
Padilla, C. Douglas S. y López, E. (2011). Yo argumento. Taller de prácticas de comprensión y
producción de textos argumentativos. Cap. 1 y 2. Córdoba Arg: Comunicarte,
pp. 19-45.
Teum Van. Dijk. (2001) “Algunos principios de la teoría del contexto”. ALED, Revista
latinoamericana de estudios del discurso pp. 69-81.

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