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Lotman define a la semiótica de la cultura como una “disciplina que examina la interacción
de sistemas semióticos diversamente estructurados, la no uniformidad interna del espacio
semiótico, la necesidad del poliglotismo cultural y semiótico” (1995: 78).
El funcionamiento de la cultura
Algunos elementos comunes en las definiciones de cultura:
La cultura es un área cerrada sobre el fondo de lo considerado como no cultura. Es un sistema de signos
que produce oposiciones frente a la no cultura.
El sistema lingüístico organiza un sistema en cuyo núcleo están las estructuras consideradas fuertes y
evidentes y en su periferia los sistemas laxos y paraestructurales no evidentes o no demostrados en
una organización que es dinámica y abierta.
La cultura tiene sistemas altamente ordenados, generalmente nucleares, y otros con un grado variado
de desorganización. Se las puede considerar como subculturas que violan diferentes niveles de la
estructura central. Esta construcción no es un defecto sino que asegura las condiciones de la dinámica
del funcionamiento
El funcionamiento de la cultura
Para el hombre, la movilidad del ambiente es la condición normal del existir: la norma son
cambios en las condiciones del hombre. Por lo tanto, el dinamismo es inherente a la cultura. Pero
para los depositarios de la cultura hay tendencias de estabilización. Esto es, los cambios no son
ininterrumpidos ni absolutos.
Entonces, la cultura es dinamismo y estabilidad al mismo tiempo. Son tendencias que conviven.
Lotman define la cultura como “el conjunto de toda la información no hereditaria y de los medios
para su conservación y transmisión”. Se trata de un “mecanismo organizado y complejo, que recibe ,
traduce, compacta e interpreta la materialidad productiva que adopta la función de los signos”.
“Toda cultura se recorta sobre el fondo de aquello que define como naturaleza o no cultura y desde
el modelo histórico que produce, ejercita sus políticas sobre los individuos, las prácticas y las
instituciones, tanto hacia el interior como hacia el exterior del propio colectivo”
Definiciones de cultura
La cultura es un fenómeno social, que no excluye lo individual.
La cultura es memoria o grabación de lo vivido colectivamente, por eso se relaciona con la experiencia
histórica pasada. Cuando la experiencia humana se vuelve cultura, establece reglas que definen para el
hombre “programas” de comportamiento. Estos programas permiten traducir la experiencia en textos y
registrarlos en alguna de las lenguas de los mecanismos memorizantes para convertirlos en acontecimientos
de la cultura en una época dada.
La cultura es una inteligencia colectiva y una memoria colectiva, un espacio supraindividual que conserva y
transmite ciertos textos y elabora otros nuevos. La conservación no supone estancamiento sino actualización
sobre la base de ciertas invariantes de sentido y de codificación que les hace mantener una identidad, ser
reconocidos pese a las transformaciones ininterrumpidas y regulares.
Definiciones de cultura
La cultura es un conjunto de lenguajes particulares que están produciendo textos en forma ininterrumpida
(un ballet, un desfile, un jueo, una publicidad, un poema, vestimentas, comidas, etc.). Los lenguajes son
descifrados según sistemas de codificación y, si practicamos cortes sincrónicos, veríamos que hay algunos
dominantes jerárquicamente y otros subordinados y que esta selección es dinámica e históricamente
variable.
Los sistemas codificantes son comunicativos, pero también modelizantes, de modo que en la selección y
jerarquización de lenguajes que hace una cultura, está construyendo el modelo de sí misma, a través de la
selección impuesta por las “fuerzas sociales dominantes” de cada etapa.
De lo que se trata es de ver qué acontecimientos son los que una cultura lee como significativos. Que un
hecho se vuelva signo socialmente quiere decir que “existe” porque sustituye algo más importante que el
hecho mismo.
Tipología de las culturas
Culturas textualizadas o ritualizadas: supone formas de comportamiento y protocolos rígidos, donde el plano
de la expresión y del contenido son biunívocas. No hay tendencia a la expansión sino más hacia la clausura, el
cierre, a la conservación del propio sistema, y a la supresión de la otredad que se entiende como amenaza.
Culturas reguladas o gramaticalizadas: la cultura se modeliza como un sistema de reglas generativas de textos.
Las reglas son variables y convencionales. En estas culturas lo otro se entiende como desordenado frente a lo
propio como ordenado. Estas culturas tienen el principio activo del expansionismo, del proselitismo, la
colonización.
Estos mecanismos encerrados en las tipologías indican tendencias virtuales en toda cultura. En algunos casos se
refuerzan algunas tendencias y se hacen dominantes.
El funcionamiento de la cultura
La cultura cuenta con un dispositivo modelizador, que tiene que tener al menos dos propiedades
indispensables: 1) incluir el mayor número posible de objetos aún desconocidos (por eso declara
inexistentes a los que no ingresan al dispositivo) y 2) erigirse en un instrumento para otorgar sistema a
aquello que es amorfo o que se lo considera como tal por no formar parte del sistema propio.
Según Lotman, la cultura tiene voracidad por producir información y eso tiene un aspecto negativo
porque en el movimiento de atrapar recursos destruye el ambiente que la circunda.
El lenguaje, para Lotman, se presenta como sistema modelizante. Esto le permite atraer a la cultura
realidades no sígnicas y hacerlas empezar a funcionar como tales.
Algunos ejemplos:
Lotman define a la semiosfera como “las totalidades culturales complejas y los modos de
interacción de los textos entre sí y con los contextos”.
Señala que los signos sólo funcionan estando sumergidos en un continuum semiótico,
completamente ocupado por formaciones semióticas de diversos tipos que se hallan en
diversos niveles de organización. A ese continuum semiótico se lo llama semiosfera.
Esto marca la presencia de una frontera: zona sometida a las leyes del intercambio y la
traducción.
La segunda función permite pensar al texto más allá del concepto de eslabón pasivo en la
transmisión de informaciones, para constituirse en un “dispositivo pensante”.
Para Lotman, cada cultura decide lo que debe recordar, por lo tanto, también el olvido es
una categoría importante.
Carácter delimitado de la semiosfera
Se pueden reconocer al menos tres zonas que se cruzan para dar origen a nuevos
contenidos culturales: lo ya conocido; lo que se trae desde zonas olvidadas, relegadas o
censuradas; y lo que proviene de zonas fronterizas o extrasemióticas y que se incorpora
como novedad.
La cultura se piensa como un lugar en el que se integra la información que se recibe del
exterior con la que estaba almacenada. Esta información le permite a la cultura reconocer,
interpretar y dar sentido a lo nuevo o reinterpretar lo viejo. Entonces, la memoria no solo
retiene y evoca, también puede olvidar el pasado y crear nuevos sentidos.
La irregularidad semiótica
Son el umbral donde se negocian procesos de integración: un lugar bilingüe que promueve adaptaciones,
reelaboraciones y traducciones.
En la frontera se traducen mensajes externos al lenguaje interno de la semiosfera. Aquello que está afuera
sólo deviene visible o comprensible si se lo trasvasa a una lengua propia. Entonces, la cultura (o toda
semiosfera) necesita de lo otro para transformarse.
El dominio de la cultura necesita del entorno exterior, no organizado, para existir. La frontera es el lugar
permeable donde los no-textos o la no-cultura devienen organizados mediante mecanismos de traducción.
El concepto de irregularidad semiótica permite ver la existencia de fronteras internas, que abren el juego
interno entre estructuras y subestructuras que provocan cambios internos en la conformación de la
semiosfera.
Algunos ejemplos