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Facultad de Ciencias de la Salud

PSICOPATOLOGÍA II

Trastornos alimenticios

Integrantes:
Cáceres Tadeo Karinna Mercedes

Canche Anaya Cinthia Ibeth

Chucas Barrios Elena

Prada Arana Flor de Maria

Ortega Levy David Nicolas

Docente: William Arturo Oyola Calderón

2023-1
Ciclo V
Introducción

Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA), son enfermedades psiquiátricas


que afectan principalmente a adolescentes y mujeres jóvenes. Estos trastornos se
caracterizan por tener una alteración en el patrón de ingesta o conducta sobre el
control del peso, lo que produce un deterioro físico y psicosocial. Los TCA
comprenden la anorexia nerviosa, bulimia nerviosa y trastornos no especificados o
atípicos. Estos trastornos tienen una morbilidad y mortalidad significativa y se
consideran un problema de salud pública debido a su curso clínico prolongado y
tendencia a la cronificación. Los TCA afectan principalmente a la población
adolescente femenina, aunque también se observa un aumento en formas parciales
en prepúberes y varones de riesgo. La prevalencia de la AN es del 1% en mujeres
adolescentes de países occidentales, mientras que la de la BN es del 2-4%. Los
pacientes con AN presentan un buen rendimiento escolar, ligado a actitudes de
autoexigencia y perfeccionismo.

Los factores que intervienen en la etiopatogenia de los trastornos de la conducta


alimentaria (TCA), los cuales son considerados un trastorno multifactorial.

Factores genéticos, biológicos, psicológicos, sociales y culturales que actúan como


factores predisponentes, desencadenantes o mantenedores de la enfermedad.
Los factores genéticos y ambientales interactúan para producir una vulnerabilidad
individual.

Los factores desencadenantes y los derivados de la propia enfermedad favorecen el


mantenimiento y la perpetuación del trastorno.

La inanición y el hambre se han identificado como factores básicos en la


perpetuación del cuadro por sus consecuencias psicológicas, emocionales y físicas.
Además, las influencias culturales, como el énfasis en la delgadez como modelo de
éxito social, pueden ser un factor importante en la aparición de un TCA en un
adolescente vulnerable.

Los pacientes con trastornos de la conducta alimentaria (TCA) presentan


importantes alteraciones en las percepciones del hambre y saciedad y en sus
patrones alimentarios. Se han documentado importantes alteraciones en algunos
neurotransmisores y péptidos que participan activamente en la regulación de la
homeostasis energética, como la serotonina, dopamina, noradrenalina,
colecistoquinina, grelina, leptina, adiponectina, neuropéptido Y u otros. Además, se
ha demostrado que el tejido adiposo no es un reservorio pasivo de energía, sino que
es un auténtico órgano de gran actividad endocrina y metabólica que desempeña un
papel importante en la regulación del balance energético mediante una
interconexión bidireccional con el cerebro.

CRITERIOS DIAGNÓSTICOS EN LA AN Y BN

Anorexia Nerviosa: 307.59 (F50.8)

A. Restricción de la ingesta energética en relación con las necesidades, que


conduce a un peso corporal significativamente bajo con relación a la edad, el sexo,
el curso del desarrollo y la salud física. Peso significativamente bajo se define como
un peso que es inferior al mínimo normal o, en niños y adolescentes, inferior al
mínimo esperado.

B. Miedo intenso a ganar peso o a engordar, o comportamiento persistente que


interfiere en el aumento de peso, incluso con un peso significativamente bajo.

C. Alteración en la forma en que uno mismo percibe su propio peso o constitución,


influencia impropia del peso o la constitución corporal en la autoevaluación, o falta
persistente de reconocimiento de la gravedad del peso corporal bajo actual.

Bulimia Nerviosa: 307.51 (F50.2)

A. Episodios recurrentes de atracones. Ingestión, en un periodo determinado (p. ej., dentro


de un período cualquiera de dos horas), de una cantidad de alimentos que es claramente
superior a la que la mayoría de las personas ingerían en un período similar en
circunstancias parecidas. 2. Sensación de falta de control sobre lo que se ingiere durante el
episodio (p. ej., sensación de que no se puede dejar de comer o controlar lo que se ingiere
o la cantidad de lo que se ingiere).

B. Comportamientos compensatorios inapropiados recurrentes para evitar el aumento de


peso, como el vómito autoprovocado, el uso incorrecto de laxantes, diuréticos u otros
medicamentos, el ayuno o el ejercicio excesivo.

C. Los atracones y los comportamientos compensatorios inapropiados se producen, de


promedio, al menos una vez a la semana durante tres meses.

D. La autoevaluación se ve indebidamente influida por la constitución y el peso corporal.

E. La alteración no se produce exclusivamente durante los episodios de anorexia nerviosa.

Trastorno por atracón (TBA)


A. Episodios recurrentes de atracones de alimentos caracterizados por comer en
un período de tiempo discreto una cantidad de alimentos más grande de lo
normal, acompañados de una sensación de falta de control sobre la ingesta
B. Los atracones se asocian con tres o más de los siguientes: comer más rápido
de lo normal, comer hasta sentirse incómodamente lleno, comer grandes
cantidades de alimentos cuando no se siente físicamente hambriento, comer
solo/a debido a la vergüenza y/o sentir disgusto por uno mismo después del
atracón
C. Los atracones ocurren al menos una vez a la semana durante tres meses
D. No hay comportamientos compensatorios inapropiados y recurrentes como
los observados en la bulimia nerviosa

El papel del psicólogo en el diagnóstico de los Trastornos de la Conducta


Alimentaria (TCA) es esencial y complementario al del pediatra. Los psicólogos
especializados en trastornos de la alimentación desempeñan un papel fundamental
en la evaluación, diagnóstico y tratamiento de los TCA.

A continuación, se describen las principales funciones del psicólogo en este


contexto:

● Evaluación psicológica: El psicólogo realizará una evaluación exhaustiva para


comprender los aspectos psicológicos, emocionales y cognitivos
relacionados con los TCA. Esto puede incluir entrevistas clínicas, pruebas
psicológicas y cuestionarios estandarizados para evaluar la presencia y
gravedad de los síntomas
● Diferenciación de los TCA: Los TCA pueden presentar una variedad de
síntomas y subtipos, como anorexia nerviosa, bulimia nerviosa o trastorno por
atracón. El psicólogo es responsable de identificar el tipo de TCA presente en
cada caso, mediante la evaluación de los síntomas y los patrones de
comportamiento alimentario
● Evaluación de factores psicosociales: Los psicólogos evaluarán los factores
psicosociales que pueden haber contribuido al desarrollo de los TCA, como la
presión social, los trastornos del estado de ánimo, la baja autoestima, la
insatisfacción corporal, la historia de traumas o los problemas de relación
familiar. Estos factores pueden ser clave para comprender y abordar los TCA
de manera efectiva
● Evaluación de la imagen corporal: La distorsión de la imagen corporal es un
aspecto central de los TCA. El psicólogo evaluará la percepción que tiene el
individuo de su propio cuerpo, identificando cualquier distorsión o
insatisfacción significativa. Esto ayudará a comprender cómo la imagen
corporal afecta el comportamiento alimentario y la autopercepción del
individuo
● Colaboración en el tratamiento: El psicólogo trabajará en estrecha
colaboración con otros profesionales de la salud, como médicos,
nutricionistas y psiquiatras, para desarrollar un plan de tratamiento integral.
Esto puede implicar terapia individual, terapia familiar, terapia
cognitivo-conductual, terapia de grupo u otras modalidades terapéuticas,
según las necesidades del paciente
● Seguimiento y apoyo emocional: A lo largo del tratamiento, el psicólogo
brindará apoyo emocional al paciente, ayudándolo a manejar las emociones
negativas, mejorar la autoestima y fomentar estrategias de afrontamiento
saludables. También realizará un seguimiento regular para evaluar el progreso
del tratamiento y realizar ajustes en el enfoque terapéutico si es necesario
Enfoques terapéuticos utilizados, como la terapia cognitivo-conductual, la
terapia familiar y la nutricional.

El tratamiento de los trastornos alimenticios requiere un enfoque interdisciplinario


que promueva la colaboración y comunicación constante entre profesionales de
distintas disciplinas. Esto garantiza una atención integral y personalizada, teniendo
en cuenta las necesidades individuales de cada paciente y su contexto familiar.

La terapia cognitivo-conductual se centra en identificar y cambiar los pensamientos


negativos y distorsionados, así como los comportamientos desadaptativos
asociados con la anorexia. Su objetivo es promover una imagen corporal saludable,
mejorar la autoestima y fomentar hábitos alimentarios más equilibrados.

La terapia familiar es importante debido a que la anorexia puede afectar y ser


influenciada por las dinámicas familiares. Este enfoque ayuda a mejorar la
comunicación, abordar conflictos y crear un ambiente de apoyo y comprensión en el
hogar. También ayuda a los miembros de la familia a comprender mejor la
enfermedad y a brindar un apoyo efectivo al paciente.
La terapia nutricional se enfoca en restaurar un patrón de alimentación saludable y
mejorar la nutrición del paciente. Profesionales especializados trabajan con el
paciente para diseñar un plan de alimentación equilibrado y adaptado a sus
necesidades individuales. También se brinda educación sobre la importancia de una
nutrición adecuada y se realiza un seguimiento regular del peso y la ingesta de
alimentos.

Importancia de un equipo multidisciplinario en el tratamiento

La importancia de un equipo multidisciplinario en el tratamiento de la anorexia es


esencial para proporcionar una evaluación integral, un enfoque de tratamiento
integral, atención personalizada, coordinación efectiva y apoyo emocional. Esta
colaboración entre profesionales de diferentes disciplinas maximiza las
posibilidades de éxito en el tratamiento y promueve la recuperación del paciente.

Recuperación y prevención de recaídas.

La recuperación de la anorexia implica un enfoque integral que incluye el apoyo


continuo, la adherencia al tratamiento, el manejo de factores desencadenantes, el
mantenimiento de una alimentación saludable, el autocuidado y el monitoreo regular.
Al adoptar un enfoque proactivo y consciente, es posible prevenir recaídas y
mantener una vida saludable y equilibrada.

Conclusión

Es importante destacar que tanto la anorexia nerviosa como la bulimia nerviosa


pueden tener graves consecuencias físicas y psicológicas. Estos trastornos
requieren una evaluación clínica integral que incluya la historia clínica, evaluación del
estado nutricional, evaluación psicológica y, en algunos casos, pruebas médicas
complementarias. Un diagnóstico temprano y preciso es fundamental para
proporcionar un tratamiento adecuado y mejorar el pronóstico de los individuos
afectados.

Referencia

De Evitación, T., De, R., De, L., Nombre, U., Viejo, U., Canalet., Inés, M., Gaitán, Rocío,
B., Lucero, Leonor, M., Sommario, & Shakespear, E. (n.d.).
http://escuelanutricion.fmed.uba.ar/revistani/pdf/18b/rb/826c.pdf

Castro, J., Toro, J., Martínez, E., Llorca, G., & Martínez, B. (2019). Evaluación y
tratamiento de los trastornos de la conducta alimentaria: una guía para
clínicos. Clínica y Salud, 30(2), 49-57.
https://doi.org/10.5093/clysa2019a5

Téllez, A., Pérez, M., & López-Guimerà, G. (2021). Trastornos de la conducta


alimentaria en adultos: Una revisión sistemática. Revista de
Psicopatología y Psicología Clínica, 26(1), 49-64.
https://doi.org/10.5944/rppc.27954

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