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ESQUIZOFRENIA1

Dr. Enrique M. Novelli Ph.D.


(2º cuatrimestre 2020)
La esquizofrenia es una de las enfermedades mentales graves que
provoca una modificación profunda y durable de la personalidad y forma
parte de la afección que engloba a la mayor parte de los casos de
alineación mental.
Se caracteriza por la disgregación del pensamiento que es producto
del proceso de disgregación mental; proceso que ha recibido distintos
nombres: demencia precoz, discordancia intrapsíquica, disociación
autística de la personalidad.
Posteriormente a los esfuerzos de psiquiatras en definir
precisamente el cuadro, a fin de encuadrarlos en una nosografía, a partir
de 1911, se adoptó la nominación propuesta por Bleuler (Suiza), quien
postuló el nombre de esquizofrenia a la enfermedad que antes se la
conocía como demencia precoz.
Según ese eminente psiquiatra suizo, los enfermos de esquizofrenia
no son dementes, sino que están afectados por un proceso de dislocación
que desintegra la capacidad asociativa (que son los signos primarios de la
disociación) y que al afectar al proceso del pensamiento los sume en una
vida “autística” cuyas ideas y sentimientos constituyen la expresión
simbólica de los complejos inconscientes (signos secundarios) -como en
los sueños-.
Luego el término esquizofrenia tomo tanta difusión, particularmente
en la psiquiatría anglosajona que casi pierde especificidad; llegó a llamarse
reacción de tipo esquizofrénico y no enfermedad o síndrome; es decir
como si la esquizofrenia fuera de carácter episódico.
Desde la psiquiatría dinámica H Ey prefiere describirla como una
psicosis crónica que altera profundamente a la personalidad y que debe
ser considerada dentro de las psicosis delirantes crónicas; que se
caracteriza por una “…transformación profunda y progresiva de la
persona, quien cesa de construir su mundo en la relación con los demás,
para perderse en un pensamiento autístico, es decir en un caos
imaginario”

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Ficha basada en Henry Ey- Tratado de Psiquiatría.

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La evolución de la esquizofrenia está ligada al desarrollo
psicodinámico de la persona y a los obstáculos que ha encontrado en la
vida; esta concepción es la opuesta a la que trata de encontrar una
correlación entre los síntomas y las lesiones cerebrales, como intentó
hacerlo la medicina anatomo-clínica del siglo pasado (XIX).
Como conclusión, a la esquizofrenia no es conveniente reducirla ni a
los datos bioquímicos que pueden aparecer, ni a los factores psicosociales,
como factores etiológicos. De lo que se trata con las investigaciones que
se han hecho hasta ahora, es conocer cuáles son los factores
intervinientes; el centro de los debates está en las investigaciones sobre el
papel de la familia y por los estudios psicoanalíticos. Aún desde estos
últimos tampoco se puede decir que tienen la llave de la patología
esquizofrénica, que todavía se plantea como enigma respecto de los
factores determinantes de la enfermedad
EVOLUCIÓN DE LA ESQUIZOFRENIA:
En este punto se trata de seguir la progresión de la evolución de la
esquizofrenia tal como se presenta en la clínica, entendida como las fases
de aniquilación de la realidad y la alineación de la persona.
Desde el plano semiológico, la esquizofrenia incipiente está casi
desprovista de especificidad; por más que se ha intentado hacer un listado
patognomónico de síntomas: fenómenos de despersonalización,
automatismo mental, las intuiciones delirantes, los signos de catatonismo,
etc. por ser éstos bastante inconstantes, no es posible basarse en ellos.
De allí que el diagnóstico se orienta por la organización progresiva de
los trastornos, es decir por los movimientos evolutivos. De allí que por
más experimentado que sea el clínico, el diagnóstico es preferible hacerlo
después de una larga observación, con los fines de evitar problemas
prácticos en el tratamiento.
En una esquematización clínica basada en la continuidad o en la
discontinuidad del desarrollo mórbido y en la rapidez de su evolución, se
distinguen cuatro formas de comienzo de la enfermedad:
1) Las formas progresivas e insidiosas que presentan la mayor
continuidad en su desarrollo son aquellas que llevan al enfermo
desde una predisposición caracterológica o neurótica hasta la
esquizofrenia.

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2) Las de comienzo agudo, éstas inversamente a las anteriores la
enfermedad puede empezar con un gran acceso delirante o
catatónico.
3) Las de forma cíclica, son las que intermitentemente aparecen
grandes episodios que constituyen la evolución sobre un fondo
esquizoide.
4) Las monosintomáticas que son las que sus síntomas aparecen
aislados y son por lo tanto las más desconcertantes.
A continuación se desarrollan los puntos anteriores:
1) Carácter preesquizofrénico y las formas progresivas de comienzo. En
este puto se señala que el carácter esquizotímico (referido alos
afectos) se considera un rasgo normal, cuando se agrava adquiere
carácter patológico denominado esquizoidía, el que presenta los
rasgos que al agravarse aún más, dan lugar a la esquizofrenia, es
decir son los que constituyen el estado preesquizofrénico.
a) Preesquizofrenia. Tiene como punto de partida a la psicosis
esquizofrénica una organización caracterológica de la
personalidad cuyos rasgos cuando se agravan desencadena la
enfermedad. Se distinguen dos tipos de carácter
preesquizofrénico: la esquizoidía evolutiva y las neurosis
preesquizofrénicas.
En la primera se acentúan las posiciones de inhibición y de
rigidez del carácter esquizoide y desemboca en una serie de
modificaciones intra e interpersonales. Principalmente en un
debilitamiento de la actividad que se caracteriza por pérdida de
rapidez en la ejecución, en alumnos de buen rendimiento,
desinterés, callejeos, desidia, en los trabajadores abandono del
trabajo, repetidos cambios de empleo; también se modifica el
área de los afectos: el sujeto se retrae sobre sí mismo, falto de
atención y se torna indiferente a las penas y alegrías. Es un
comportamiento que finaliza en enfado, enojo, displicencia, que
a menudo se interrumpen por actos, ideas o sentimientos
paradójicos, p. ej. un inusitado interés por la filosofía, la política,
los medios de comunicación, etc.
Otro rasgo lo constituye la hostilidad hacia la familia en forma
constante, lo que revela un conflicto entre tendencias, que
anticipa la ambivalencia el período de estado; además anomalías
sexuales, que se resuelven por inhibición.

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Las modificaciones del carácter sorprenden a los que rodean al
sujeto, que se manifiesta como tendencia al aislamiento, a la
ensoñación que lo lleva a presentarse como salvaje, huraño o a
posiciones caricaturescas o bien con un cambio de taciturno y
pasivo a agresivo y oponerse a todo y a todos.

La etapa de neurosis prepsicótica, se da cuando la conducta


preesquizofrénica se detiene, durante bastante tiempo y la
enfermedad puede tomar la apariencia de una neurosis más o
menos semejante a la histeria y que evoluciona por brotes, en
otros sujetos con similitudes a la neurosis obsesiva y es raro que
la esquizofrenia evolucione desde una neurosis de angustia;
cuando se da esta evolución aparecen cargas hipocondríacas, en
las que a raíz de los brotes de angustia se organizan temas de
posesión, de división corporal (ilusión de embarazo), trabajo en
el cuerpo.

2) Los comienzos psicóticos agudos, son estados opuestos a los


comienzos progresivos y tienen una frecuencia de aparición entre
un 30 y 50 por ciento de los casos de enfermedad
a) Crisis delirantes y alucinatorias agudas. Algunas veces la psicosis
aparece abruptamente en un brote delirante. Son accesos que
resulta difícil describir los síntomas y las particularidades propias
de los mismos. La importancia de las alucinaciones y del
síndrome de automatismo mental (eco y robo del pensamiento,
síndrome de influencia), las expresiones raras y abstractas del
delirio, la falta de conciencia de la enfermedad, el dogmatismo
de las creencias delirantes y por el lado contrario el débil grado
de trastornos de la conciencia, pueden ser elementos
semiológicos valederos. Ante la explosión del delirio, el clínico no
puede dar un pronóstico, si el episodio psicótico será sin
consecuencias, o un brote que acabará mal. Si se denomina
esquizofrenia a estos brotes psicóticos, “se sale del apuro” pero
se renuncia a un diagnóstico y pronóstico más finos.
b) Estados de excitación maníaca. Si bien el acceso agudo de manía
franca es de fácil diagnóstico, cuando en éstos se presentan
signos atípicos que indican una evolución hacia la esquizofrenia
(discordancias, fenómenos catatónicos, frases abstractas,
retracción etc., el diagnóstico y el pronóstico se hacen muy

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difíciles; pues no siempre en la clínica se presentan estos
elementos en el esquema recién descripto.
c) Estados depresivos. En estos estados, también la atipicidad de las
crisis melancólicas y melancoliformes, señalan la posibilidad de
una organización esquizofrénica, pero se debe hacer una
diferenciación muy prudente para saber si el estado de angustia
con culpa por la sexualidad, las alucinaciones, ideas de suicidio,
ambivalencia etc. se manifiestan y evolucionan hasta la cura o
deriva en una evolución esquizofrénica.
d) Estados confuso-oníricos. Estos en general son excluidos del
diagnóstico de esquizofrenia, porque son típicos de reacciones
exógenas o de las psicosis tóxico-infecciosas; sin embargo no
dejan de presentarse como puntos de inicio de la enfermedad
que se está tratando, bajo la forma de psicosis confusionales con
onirismo y de estados crepusculares oniroides.
Se han descripto hasta aquí los inicios de la esquizofrenia por progresión
lenta, por estallidos de crisis, agudas, y ahora se describirá las formas de
irrupción por crisis progresivas.
3) Formas de comienzo cíclicas. Bastante a menudo, sobre la base de
una personalidad esquizoide o esquizofrénica, se producen brotes
agudos al comienzo de la enfermedad (en general a los dos o tres
años anteriores). Las formas más claras y con mayor potencial
patogénico pueden ser los accesos catatónicos o delirantes
(repetidos) o estados crepusculares histeriformes o crisis esquizo-
maníacas en las que predomina la ensoñación y el negativismo.
4) Formas monosintomáticas. Son las más dramáticas y se manifiestan
en los “crímenes inmotivados” de los esquizofrénicos; en esos
estados matan a cualquier familiar, o desconocido, sin conocer el
motivo por el cual cometieron el asesinato. Otras formas de
expresión, menos espectaculares que la anterior es cuando el sujeto
cae con sus acciones en el terreno médico legal: bruscos
desenfrenos sexuales, agresiones absurdas, fugas,
enclaustramiento, tentativas de suicidio o de auto-castración.
Como se desprende hasta aquí, el polimorfismo de los modos de
comienzo, la falta de especificidad neta en los cuadros clínicos crea gran
dificultad y exige al clínico analizar bien los síntomas, seguir su evolución y
diferir el diagnóstico hasta estar bien seguro; desde esta situación el
diagnóstico de esquizofrenia no está al inicio de la evolución, sino al final
de la misma.
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Se abordará ahora el síndrome fundamental del período de estado.
Si bien la enfermedad en la clínica se presenta bajo diversas formas y
grados, lo esencial del cuadro clínico debe ser descripto como
característico de la forma media, llamada paranoide, en su período de
estado.
Se debe tener en cuenta que el período de estado es por lo general
largo y no conviene dejar de lado que las psicosis esquizofrénicas, tal
como las psicosis delirantes, evolucionan por lo general, durante años o
durante la mayor parte de la existencia de un individuo.
Los elementos que servirán para la descripción se agruparán en dos
polos el Síndrome de disociación por una parte y por otra el delirio
autístico o autismo. En el primero se verá la disgregación de la vida
psíquica, de la cual se rescatan los síntomas negativos. Respecto del
segundo, por el vacío creado por la disgregación del funcionamiento
psíquico, se generan síntomas positivos como por ejemplo las
producciones delirantes que son también un estilo particular del delirio
autístico o autismo.
Los dos polos son estrictamente complementarios y se vinculan por
caracteres comunes: la ambivalencia, la extravagancia, la
impenetrabilidad, el desapego, caracteres que le dan al síntoma la
particularidad de que pueden ser descriptos inmediatamente, se los
encuentra a lo largo de toda la enfermedad y en distintas variedades, son
como el fondo característico de la esquizofrenia:
 La ambivalencia consiste en un antagonismo simultáneo de
dos sentimientos, de dos expresiones o actos contradictorios:
deseo-temor; odio-amor, afirmación-negación, etc. Los dos
términos de la ambivalencia el enfermo no los vive como
contradictorios, pero al observador le da la idea de una mezcla
inextricable de contenidos, palabras, etc.
 La extravagancia es el resultado de la distorsión de la vida
psíquica, que lleva al sujeto a rodeos extraños o fantásticos, en
una serie recargada de paradojas encadenadas
caprichosamente; es un modo en el cual tiende a aliviar su
incomodidad y malestar.
 La impenetrabilidad, es la que caracteriza la incoherencia del
mundo de las relaciones del esquizofrénico, su tonalidad

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enigmática, en el hermetismo en sus intenciones, de sus
conductas y proyectos.
 El desapego lleva a observar el retraimiento del enfermo
consigo mismo, es una vuelta centrípeta de la conciencia; la
invasión del psiquismo por lo subjetivo y el abandonarse a la
ensoñación interior.
Ahora se pasa a describir la disgregación de la vida psíquica en las
distintas áreas del aparato mental:
1) Síndrome de disociación. Se la describe como un desorden
discordante de los fenómenos psíquicos, porque han perdido la
cohesión interna; también se habla de spaltung (en alemán) para
indicar dislocación, escisión, como el trastorno fundamental.
a) Trastornos del pensamiento y del campo de la conciencia. Lo
más llamativo es la discordancia entre la inteligencia potencial,
que aparece conservada y el uso que de ella hace que se ve
profundamente alterada: perdida de coherencia, de armonía,
de eficacia;2 términos que se utilizan para definir la debilitación
dinámica del pensamiento; de allí que éste aparezca
enmarañado, desordenado, de repente lentificado que puede
llegar hasta la perseveración (estancamiento, rumiación
mental, series de ideas o palabras interminables,
denominación automática de objetos, por momentos
precipitado y prolijo, a veces elíptico y discontínuo (como a
saltos). La producción de ideas es caótico y mal dirigida. Las
asociaciones se encadenan por contaminación, derivaciones
sustituciones que terminan en propósitos absurdos, en
evocaciones bruscas, en interferencias y extravagancias. Un
fenómeno, que casi se podría decir patognomónico es la
interceptación del pensamiento, el que se corta abruptamente
durante algunos segundos, sin que el enfermo se sienta
molesto por ello, el pensamiento se eclipsa queda en suspenso
y luego la conversación se reanuda sobre el tema que estaba
relatando o sobre otro surgido también bruscamente. Una
forma atenuada de interceptación es el fading mental que se
observa como lentificación de la conversación y como si el
enfermo se desentendiera de lo que está diciendo. Respecto
de la percepción, estudiada por los test psicológicos. Por
ejemplo por el test de Roscharch muestra que se alternan
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A la que algunos autores nombran como ataxia intrapsíquica.

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formas muy buenas de percepción con otras muy malas: Co
esto se demuestra que el nivel intelectual está conservado
pero dirigido hacia asociaciones autísticas de sus percepciones.
Desde el estudio por este test, surgen más detalles referidos a
la percepción pero que no se transcriben aquí.
b) Trastornos del lenguaje. Es la expresión de los pensamientos,
en consecuencia el análisis de las expresiones verbales
posibilita captar las discordancias de procedimientos
intrapsíquicos. De allí que la conversación se puede hacer
imposible: mutismo, conversaciones aparte del interlocutor y
en murmullos (semimutismo), a veces mutismo interrumpido
por impulsos verbales (injurias, blasfemias, obscenidades), por
momentos respuestas absurdas, laterales, desconcertantes
que no se relacionan con la pregunta que se les hace. En
general, la conversación es muy singular, pues no está
destinada a establecer contacto con el interlocutor: es una
especie de monólogo, rápido, entretenido pero habitualmente
abstracto, inadecuado para la situación; pues realmente el
enfermo no la tiene en cuenta; prosigue en voz alta una
ensoñación verbal, sin finalidad, sin contacto y sin intervención
consciente. La fonética también muestra falta de
intencionalidad unificadora del razonamiento; así entonación,
ritmo y articulación están desarticulados, lo mismo con la
estructura de las palabras (condensación de sílabas, mutilación
de palabras, deformación del vocabulario. Las alteraciones de
la semántica, indica que el sentido (lo significado) está
desviado del lenguaje cotidiano; así tiende a cambiar el sentido
de las palabras, creando neologismos o dándole nuevos
sentidos a las palabras existentes. Se pierde la coherencia
sintáctica y la conversación es una ensalada de palabras, que le
da al lenguaje carácter de hermético (impenetrable). La
escritura y dibujos, se muestra alterado en el mismo sentido
que el lenguaje: escritura deformada en el grafismo,
alteraciones del sentido, raros ornamentos, imágenes
fantásticas, cuadros y poemas extraños, simbólicos, abstractos.
Son producciones que muestran que el enfermo ha vuelto su
psiquismo a un subjetivismo total. Son producciones, tanto la
verbal como la gráfica, que ilustran los trastornos del proceso
de pensamiento. Son expresiones como si estuviera en el
proceso onírico y esto es lo que transmite.

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c) Alteraciones del sistema lógico. Este lo mismo que las dos
funciones anteriores se encuentra distorsionado, deriva de una
regresión al pensamiento arcaico, consecuencia de las
necesidades afectivas y de modificar la realidad exterior.
d) La desorganización de la vida afectiva; muestran que éste área
es el basamento y el motor de los demás trastornos. Así como
el neurótico lucha contra de sus pulsiones, el esquizofrénico
trata de excluir su vida afectiva, que lo lleva al mismo tiempo a
la destrucción de la realidad externa. Así el enfermo se siente
frío, insensible, distante; aunque a veces puede presentar
violentas impulsiones que surgen de la vida pulsional-
instintiva, que pasan por las brechas de las fuertes defensas
que le opone al afecto. Ls perturbaciones del área afectiva del
esquizofrénico van desde manifestaciones pulsionales
desencadenadas hasta las emociones más paradójicas
expresadas a través de la desorganización de las relaciones
interpersonales, así: las relaciones afectivas en las conductas
sociales, si bien algunas aparecen aceptables, el contenido las
denuncia como profundamente afectadas, ésta es una de las
manifestaciones fundamentales de la enfermedad: la
comunicación con los otros cuando no está cortada, está
profundamente falsificada, por la participación de los afectos y
creencias; es en el círculo familiar donde se hacen m´s
manifiestas, los padres son a la vez o simultáneamente amados
y odiados; el enfermo no puede separarse de la madre, pero
no le dirige más que palabras de odio, ella (la madre) es
perseguida como objeto de amor y prohibida como objeto
incestuoso; puede ser acusada de envenenadora y objeto de
celos feroces. El padre entra en la misma ambivalencia,
detestado y respetado, temido como un juez y adorado como
a la madre; hermanos y hermanas son objetos de las mismas
exigencias pulsionales, la existencia de ellos puede ser
sobrevalorada o negada y así sucesivamente el enfermo se va
encerrando en un espacio de creencias, de deseos y de
sentimientos intensos e irreales, dando a las relaciones una
cualidad de infierno de relaciones ambiguas, frágiles e
inestables, siempre con el esfuerzo de destruir y recrear sin
tregua. Pues en el contexto familiar el enfermo proyecta los
afectos y fragmentos de sus fantasmas de las relaciones
primordiales. Las manifestaciones emocionales, expresión del

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caos interno, desconciertan y dan la impresión de ser
inmotivados, pues surgen de la capa afectiva que se hace
impenetrable y secreta. Cuando en un momento “libre de
trastornos” el paciente comenta la motivación de tal o cual
acción, es posible descubrir el contenido latente, la
simbolización de las situaciones, la carga fantasmática de los
comportamientos, el sueño infiltrado en la vida. Las situaciones
de la realidad transportadas a lo imaginario, hacen que sus
comportamientos aparecen desajustados, p. ej: una madre
permanece indiferente ante la llamada del hijo, cuando
interiormente está desesperada por el temor a perderlo; un
miedo intenso ante un café, una comida; el estallar en
carcajadas ante el anuncio de la muerte de por ejemplo su
madre. Debajo de estas perturbaciones de las relaciones
emocionales, está el basamento instintivo-pulsional,
denominado, mundo de los afectos (H. Ey), desde el desorden
pulsional derivan las conductas alimentarias que pueden llegar
hasta la succión (pulgar, tetina etc), muy a menudo se observa
rechazo a los alimentos o episodios de extraordinaria bulimia.
Las conductas excrementicias pueden ser perturbadas, hasta
llegar a la manipulación de las heces, embadurnando su
cuerpo, paredes y a veces con prácticas coprofágicas. Pero
sobre todo es en la sexualidad donde se escenifican los
fantasmas de la sexualidad impotente, para fijarse en un
objeto no imaginario; por su regresión a estadios del
narcisismo el enfermo puede llevar todas sus prácticas
sexuales al autoerotismo, llegando a masturbaciones,
contemplaciones (signo del espejo) desenfrenadas, las cuales
se relacionan antitéticamente a las agresiones sobre el propio
cuerpo, quemarse con cigarrillos, cortarse mutilarse y
contrariamente no tolera que le den una inyección. Desde el
punto de vista de la genitalidad, las relaciones edípicas se
buscan sin rodeos (búsqueda sexual de la madre o el padre), al
mismo tiempo intenso odio que puede llegar hasta el crimen
contra el rival edípico, fijaciones eróticas inmediatas sobre
sustitutos de las figuras parentales, agresiones sexuales,
exhibicionismo, prostitución. Son fantasías extrañas o que
espantan que van siempre teñidas por su carácter discordante,
frialdad, que contrasta con la brutalidad y la falta de pudor del
desencadenamiento de las pulsiones. Sin embargo

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contrariamente las pulsiones, la genitalidad puede estar
totalmente negada como si fuera inexistente. Son
comportamientos que varían mucho de uno a otro enfermo.
De todos modos desde la clínica ante el relato del paciente de
pulsiones desenfrenadas, de impudor completo, pero al mismo
tiempo, vividos con frialdad, hacen que el profesional evoque
inmediatamente el cuadro de esquizofrenia. Todas las
conductas descriptas hasta aquí tienen como fin negar el área
de lo afectivo, de allí el desinterés o apariencia desvitalizada
que tiñen a todas las conductas con una especie de inercia
aparente más que real.
e) La discordancia psicomotriz. El comportamiento catatónico. La
ambivalencia promueve en los actos un pendular constante
entre la ejecución y la suspensión del movimiento; desde la
mímica se observan expresiones paradójicas los músculos de la
cara están contraídos sin las expresiones (paramimias)
habituales y sin coordinación entre la expresión y los
sentimientos (sonrisa discordante-esquizofrénica); los gestos
lentificados, sólo esbozados o mecánicos (como una
marioneta), de repente dan la impresión de torpeza y
desenvolvimiento defectuoso, como de afectación recargado
(manierismo). Entre estos actos debe identificarse las señales
de un posible impulso asesino que puede concretarse ya en un
rapto imprevisible o en una atmosfera delirante y oscura o
indiscernible (crímenes inmotivados). Se señala también la
conducta negativista (oposición a todo y todos) que es el
síntoma del comportamiento catatónico p.ej. rechazo de la
mano qe se le tiende, rigidez ante el acercamiento de otro,
rechazo de la mirada, oposición a todo contacto). En casos más
avanzados se observa mutismo, fugas, enclaustramiento y
también rechazo a los alimentos y accesos de cólera. Otro
síntoma son las estereotipias, es decir conductas repetitivas de
actitudes, gestos o de palabras, que pueden expresar partes de
un delirio o formar parte de una ritualización de carácter
vacuo, gesticulación automática y vagamente simbólica; como
basamento de todos estos síntomas se observa una inercia que
lleva a la pérdida de la iniciativa motriz, pobreza de
movimiento y rigidez, que le dan a la vida una característica de
momificación de la existencia y son característicos de la forma
hebefrénica catatónica.

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2) El delirio paranoide. El autismo. Hasta aquí se ha descripto desde
el punto de vista del observador las alteraciones del
esquizofrénico desde sus aspectos negativos (deficitarios), que
provocan la manifestación de la alteración y unidad de la
conciencia y de la personalidad. Desde la experiencia vivida por el
enfermo, es a la vez de un malestar, sentimiento de vacío y de
incapacidad que él atribuye a las formas mágicas de su mundo
autista, desde aquí es que se puede percibir la estructura positiva,
que es fundamentalmente la existencia delirante, en la que
entremezclan todas las variedades del delirio, de aquí se postula
que la esquizofrenia es una forma de existencia delirante que
implica experiencias delirantes primarias y una elaboración
autística secundaria del delirio, en la configuración del mundo.
a) Vivencia delirante.
a.1) Vivencia de extrañeza, va unida a la desintegración del
funcionamiento psíquico ya en forma continua o intermitente,
ya en forma progresiva o regresiva, ya en forma de brote
agudo. En la base de esta vivencia está la experiencia delirante
primaria o estado delirante primordial, que consiste en un
profundo cambio de la experiencia sensible; y está ligada a los
déficits antes descriptos. Es una experiencia angustiante que le
hace vivir al enfermo un presentimiento de catástrofe
inminente; en raras oportunidades promueve una exaltación
como si fuera un don mágico, una capacidad de clarividencia y
de potencia maravillosas. Sin embargo es caótica, compuesta
de ilusiones (alteraciones perceptivas) de interpretaciones (me
miran), de intuiciones (me adivinan me roban el pensamiento)
y de alucinaciones (oigo voces que me insultan, que repiten mi
pensamiento. El mundo interior está alterado, la sensaciones
cenestésicas también y son vividas como dolores o
transformaciones corporales, anomalías de la percepción y
toda una serie de modificaciones de la experiencia del cuerpo.
Esas alteraciones son proyectadas al medio ambiente externo
que lo percibe como nuevo, con cambios ya sea en el
interlocutor o en ciertos personajes u objetos. Los enfermos
refieren que se trata de algo misterioso y terrible.
a.2) Vivencia de despersonalización. Cuando la extrañeza
misteriosa y terrorífica se vive en la esfera corporal o en la del
pensamiento, los enfermos se quejan de ser transformados o
metamorfoseados. Este síntoma de despersonalización es

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particularmente frecuente e importante en la evolución de
estas psicosis.
a.3 Vivencia de influencia. Más habitual es la vivencia delirante
de un desdoblamiento alucinatorio que expresa como si de un
acontecimiento se tratara, la disociación del yo. La forma más
frecuente de este delirio es que el paciente se siente sometido
a una serie de mandatos, de fracturas o de guía del
pensamiento a distancia, siente que se le roba, se le adivina o
se le imponen pensamientos. Siente que fluidos, ondas radares
lo captan y lo constriñen. Son experiencias vivenciales que s
acompañan de alucinaciones acústico-verbales, sensitivas,
psicomotoras; cuando pasa cerca de tal o cual persona siente
un fluido u oye palabras. Los gestos son comentados o
enunciados por una voz interior.
Continúa en próxima ficha

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