Está en la página 1de 30

www.biopsicología.

net

1. Trastornos psicopatológicos >> 1.5. Esquizofrenia y trastornos psicóticos >> 1.5.1.


Evolución histórica del concepto de esquizofrenia

Evolutivamente el término esquizofrenia hace referencia a mente dividida (mente


escindida).

Ya en el año 1400 a.C., en el Ayur Veda de la antigua India se describe una condición
que podría corresponder a la actual esquizofrenia y para la que recomendaba meditación
y técnicas de encantamiento para su tratamiento.

Pero hasta pasada la edad Antigua, donde no ocurre nada sobresaliente en el campo de
la esquizofrenalogía, no volveremos a encontrarnos una posible referencia que nos haga
sospechar de una mención al término del que se habla. Es a partir de la Ilustración,
donde se ponen en auge los progresos en el campo de la psiquiatría y hay una nueva
preocupación por los aspectos éticos de la medicina, por lo que la idea de que las
alteraciones mentales se deben a posesiones demoníacas, como se consideraba en
épocas antiguas, desapareció. Es en este momento cuando las alteraciones mentales
pasaron a ser enfermedades.

En estos nuevos tiempos podemos destacar a Philippe Pinel (1755-1826); sin embargo
la psiquiatría moderna, tal y como la conocemos, nació en Alemania a finales del s.
XIX, con, entre otros autores, Kraëpelim y Bleuler.

En 1856, Morel, que fue contemporáneo de Kraëpelim, ya introdujo el término


demencia precoz, para nombrar el caso de un adolescente brillante que se volvió
aislado, apático y callado.

En 1868, Sander, introduce el término de paranoia para catalogar a un grupo de sujetos


que tienen sentimientos de ser maltratados, perseguidos y/o humillados.

En 1870 Hecker, utiliza el término hebefrenia, para distinguir un cuadro clínico que
empieza en la adolescencia, y donde hay una perturbación mental que lleva al deterioro
del sujeto.

En 1896, Kraëpelim, retoma de nuevo el término demencia precoz, y hace una


descripción de ésta, que aún sigue teniendo vigencia en la actualidad. En esta
descripción se sigue poniendo de manifiesto el inicio temprano y la toma como
oposición a la psicosis maniaco-depresiva (ya que ésta no tiene el inicio temprano). A la
par subdivide el término esquizofrenia en distintas clases: paranoide, catatónica y
hebefrénica. Más tarde Bleuler añadirá una nueva categoría: esquizofrenia simple.

En 1900, aparece la obra de Freud La interpretación de los sueños, donde se sientan las
bases de la terapia psicoanalítica; y se da un empujón al concepto de esquizofrenia.

En 1911, Bleuler sustituye el término demencia precoz por el de esquizofrenia, ya que


consideró que la esquizofrenia no conlleva siempre un deterioro cognitivo del sujeto,
mientras que la demencia sí. Para Bleuler, la esquizofrenia consistía en el relajamiento
de las asociaciones entre los pensamientos, los sentimientos y la conducta con unos
síntomas secundarios constituidos por ideas delirantes, alucinaciones y perturbaciones
conductuales.

Más tarde diversos autores han seguido modificando la definición de esquizofrenia;


entre los que destacan, Kasanin (1933) que introdujo el término esquizoafectivo para
designar a un grupo de esquizofrenia en la que además de haber el trastorno formal del
pensamiento hay alteraciones afectivas importantes, tanto en el sentido de manía, como
en el de depresión.

Otro autor que siguió matizando el término de esquizofrenia fue Langfeldt (1939) que
distingue entre proceso esquizofrénico (inicio temprano, desorganización mental y
deterioro) de reacción esquizofrénica (cuadro menos severo, mejor ajuste social y
laboral y capaz de remitir; o bien parcial, o bien totalmente; por lo que no siempre
conlleva un deterioro progresivo).

Ya en 1952, en la primera edición del Diagnostic and Statistical Manual of Mental


Disorders (DSM) de la Asociación Psiquiátrica Americana se clasifica a la
esquizofrenia como reacciones esquizofrénicas e incluye distintos tipos: simple,
hebefrénico, catatónico, paranoide, agudo indiferenciado, crónico indiferenciado, tipo
esquizofrénico-afectivo, tipo infantil y tipo residual.

A partir de ahí las investigaciones han seguido avanzando y actualmente ha sido


publicado el DSM-IV TR, donde se plasman los nuevos adelantos en la materia, y
donde se contemplan los siguientes tipos de esquizofrenia:

Tipo paranoide.

Tipo desorganizado.

Tipo catatónico.

Tipo indiferenciado.

Tipo residual.

Criterios diagnósticos del DSM-IV

El manual diagnóstico DSM-IV propone una serie de criterios diagnósticos para la


esquizofrenia y otros trastornos psicóticos. Vamos a tratar las características
diagnósticas, los diferentes subtiposs, los síntomas y trastornos asociados y los síntomas
dependientes de la cultura, edad y sexo.
Prevalencia

La esquizofrenia es una patología que se ha observado en todo el mundo. La incidencia


anual actualmente, y según los últimos estudios es de 0.5 a 5.0/10000; sin embargo, la
investigación también nos sugiere que el síndrome se haya infradiagnosticado en los
centros médicos.

Los distintos estudios de cohorte han mostrado variaciones geográficas e históricas en


esta patología, debido a que estos estudios señalan que se darían más en las ciudades y
en las clases sociales bajas, pero esto es discutible, debido a que el paciente
esquizofrénico puede descender de clase social debido a la misma enfermedad.

Se piensa también que la enfermedad podría tener algunas características estacionales,


pero no está muy claro aún.

Evolución

El inicio de la patología puede ser brusco e insidioso, pero en la mayoría de los sujetos
existe una fase de inicio lento y gradual donde se desarrollan diversos signos y
síntomas; por ejemplo, se suele comenzar por un aislamiento social, deterioro de la
higiene y del aseo,…

En dicha fase los familiares no saben lo que le está pasando al paciente pero suelen
pensar que el sujeto está pasando una etapa difícil en su vida; pero, en un momento
dado, cuando se empieza a manifestar algún síntoma de la fase activa es cuando se
califica el trastorno como una incipiente esquizofrenia. La edad de comienzo de la
enfermedad tiene un significado importante para el pronóstico; los sujetos con un inicio
más temprano suelen ser hombres y tienen una peor adaptación premórbida, más bajo
nivel de estudios, más signos y síntomas negativos, o por lo menos más sobresalientes,
una mayor evidencia de deterioro cognoscitivo evaluado neuropsicológicamente y peor
evolución. En contraposición, los sujetos que desarrollan más tardíamente la
enfermedad, que suelen ser las mujeres, muestran menor evidencia de anormalidades
estructurales cerebrales o deterioro cognoscitivo y una mejor evolución.

Los estudios realizados acerca del tema, sugieren que la evolución de la esquizofrenia es
variable, con episodios bruscos y remisión de algunos enfermos, mientras que otros
permanecen crónicamente enfermos. Normalmente la remisión de este trastorno es
bastante infrecuente; mientras que en los sujetos que no remite, algunos poseen un
cuadro relativamente estable, mientras que otros muestran un empeoramiento
progresivo que se asocia a su vez a una grave incapacidad.
Normalmente los síntomas negativos suelen presentarse ya desde el principio de la
enfermedad, mientras que los síntomas positivos aparecen después. Debido a que los
síntomas positivos son sensibles al tratamiento, los síntomas negativos son los que
suelen persistir.

Diagnóstico diferencial

Hay una amplia variedad de enfermedades médicas que se presentan o pueden


presentarse con síntomas y signos psicóticos.

De hecho, se diagnostica trastorno psicótico debido a enfermedad médica, delirium o


demencia cuando existen pruebas en la exploración física, pruebas de laboratorio, o bien
en la historia personal del sujeto que indican que las ideas delirantes y/o las
alucinaciones son consecuencia directa de una enfermedad médica de fondo, como por
ejemplo cuando existe un tumor cerebral.

Otro diagnóstico que se debe diferenciar es el trastorno psicótico inducido por


sustancias, el delirium inducido por sustancias y la demencia persistente inducida por
sustancias, que se distinguen de la esquizofrenia por el hecho de que es una sustancia la
que es causa etiológica de las ideas delirantes o de las alucinaciones. Muchos de los
trastornos relacionados con sustancias, como por ejemplo un consumo continuado de
anfetaminas o de cocaína pueden producir los síntomas positivos, a saber, ideas
delirantes y/o alucinaciones.

Lo ideal en estos casos es que el clínico puede tener un periodo prolongado de


observación al paciente en abstinencia. Pero en estos casos, el clínico también puede
ayudarse de otros datos, como son por ejemplo, la comprobación de si los síntomas
psicóticos se atenúan cuando el consumo se interrumpe, la gravedad de los síntomas
psicóticos que produce cada sustancia, así, por ejemplo, las anfetaminas pueden causar
alucinaciones, pero no síntomas negativos manifiestos,…

Un diagnóstico difícil de diferenciar de la esquizofrenia es el trastorno del ánimo con


síntomas psicóticos, debido a las alteraciones que se producen del ánimo. Si los
síntomas psicóticos se producen sólo durante los periodos de alteración de los estados
de ánimo, se deberá diagnosticar trastorno del ánimo con síntomas psicóticos. En la
esquizofrenia, los síntomas afectivos tienen una duración breve en relación con la
duración total de la alteración.

Se puede diagnosticar trastorno depresivo no especificado o trastorno bipolar no


especificado cuando existen síntomas afectivos que cumplen los criterios de un episodio
de alteración anímica superpuesto a la esquizofrenia. La esquizofrenia con tintes
catatónicos es difícil de distinguir de un trastorno de ánimo con síntomas catatónicos.

La esquizofrenia debe distinguirse del trastorno esquizofreniforme, por definición; ya


que en la esquizofrenia los síntomas deben estar durante, al menos, 6 meses, mientras
que en el trastorno esquizofreniforme la duración de tales síntomas es de, al menos, 1
mes, pero de menos de 6 meses. Ocurre, además de que en el trastorno
esquizofreniforme no se exige un deterioro de la actividad.
En el trastorno psicótico breve, ocurre algo similar que en el trastorno
esquizofreniforme, ya que los síntomas de ideas delirantes, alucinaciones, lenguaje
desorganizado,…debe durar por lo menos 1 día, pero menos de 1 mes. La diferencia
entre esquizofrenia y trastorno delirante se basa en la naturaleza de las ideas delirantes,
ya que en el segundo dichas ideas no son extrañas y hay una ausencia de otros síntomas
característicos de la esquizofrenia (por ejemplo, alucinaciones o comportamiento
desorganizado, entre otros).

Suelen existir dificultades, sobre todo en las primeras etapas del curso del trastorno,
pudiendo establecerse el diagnóstico de trastorno psicótico no especificado, si no hay
información suficiente para discernir entre esquizofrenia y otro trastorno psicótico.

Aunque tengan síntomas o signos en común, como por ejemplo, alteraciones del
lenguaje, de la afectividad,…; los trastornos generalizados del desarrollo y la
esquizofrenia pueden distinguirse en otros muchos marcadores. Así, por ejemplo, los
trastornos generalizados del desarrollo se detectan durante la niñez normalmente a los 3
años), mientras que en la esquizofrenia, es raro un inicio tan temprano. Ocurre también,
que en los trastornos generalizados del desarrollo hay una ausencia de ideas delirantes y
alucinaciones. En algunas ocasiones, la esquizofrenia se presenta en sujetos con un
trastorno generalizado del desarrollo, pero sólo se le puede dar diagnóstico (en estos
casos) de esquizofrenia si ha habido ideas delirantes o alucinaciones importantes
durante al menos 1 mes.

La esquizofrenia que tiene su inicio en la infancia debe saber distinguirse de los cuadros
infantiles que combinan el lenguaje desorganizado y el comportamiento desorganizado.

Por último, la esquizofrenia comparte algunas características y puede ir precedida de los


trastornos esquizotípico, esquizoide o paranoide de la personalidad.

Relación con los criterios diagnósticos de investigación de la CIE-10

Los criterios diagnósticos de la CIE-10 y el DSM-IV-TR son similares en muchos


aspectos, pero no son idénticos. La investigación de la CIE-10 propone dos caminos
distintos para cumplir los criterios diagnósticos de la esquizofrenia, a saber, uno de ellos
es la existencia de un síntoma de Schneider de primer rango o delirios extraños; y el
otro de ellos es la presencia de al menos dos de los otros síntomas característicos, como
son, las alucinaciones acompañadas de delirios, trastornos del pensamiento, síntomas
catatónicos y síntomas negativos.

La definición de esquizofrenia, según la CIE-10, tan sólo exige la duración de los


síntomas durante al menos 1 mes, abarcando las características que en el DSM-IV
vienen de la esquizofrenia y del trastorno esquizofreniforme. Además, la definición de
la CIE-10 no requiere afectación en la actividad del individuo.

Trastornos esquizofreniforme

Características diagnósticas
Las características esenciales de este trastorno son idénticas a las de la esquizofrenia
(criterio A) excepto en dos diferencias: la duración total de la enfermedad es de mínimo
de 1 mes, y máximo de 6 meses (criterio B); y por otra parte, no se requiere que exista
deterioro de la actividad social y laboral, aunque puede haberlo. Para diagnosticar el
trastorno esquizofreniforme se puede hacer de dos maneras, por una parte, se
diagnostica el trastorno cuando el episodio ha durado entre 1 y 6 meses, y el sujeto está
recuperado; y por otra parte, se le aplica dicho diagnóstico sin que hayan transcurridos
los 6 meses, pero en este caso, el diagnóstico debe calificarse de provisional, ya que aún
no se sabe si el paciente se recuperará dentro de esos 6 meses establecidos, por lo que si
la alteración persiste, deberá cambiarse el diagnóstico por el de esquizofrenia.

Síntomas y trastornos asociados

Al contrario de lo que ocurre en la esquizofrenia, en este trastorno no se requiere que


haya un deterioro de la actividad social y/o laboral; aunque, sin embargo, la mayoría de
los que la padecen presentan disfunciones en estas áreas de su vida cotidiana. Por lo
demás, se puede aplicar lo anteriormente expuesto en el apartado de esquizofrenia.

Síntomas dependientes de la cultura, edad y sexo

Hay datos que sugieren que hay tasas más altas del trastorno esquizofreniforme que de
la propia esquizofrenia, debido se constata que en los países en vías de desarrolla
recuperación de los trastornos psicóticos tiende a ser más rápida. Por lo demás, se
pueden aplicar los datos vistos ya en el apartado de esquizofrenia.

Prevalencia

Hay datos que apoyan la idea de que existen variaciones de incidencia en los distintos
ámbitos socioculturales, por ejemplo, en EEUU y en otros países desarrollados, la
incidencia, es, según estudios, 5 veces más baja que la de la esquizofrenia. Sin embargo
en los países en vías de desarrollo, la incidencia es más elevada, llegando a igualar a la
de la esquizofrenia.

Evolución

Hay poca información acerca del curso de esta patología. Se piensa que
aproximadamente, un tercio de los sujetos que la padecen se curan en esos 6 meses,
recibiendo el diagnóstico final de trastorno esquizofreniforme. Los otros dos tercios
restantes superan los seis meses de duración del trastorno y evolucionan hacia la
esquizofrenia o hacia el trastorno esquizoafectivo.

Diagnóstico diferencial

Debido a que los criterios de diagnóstico de esquizofrenia y este trastorno son iguales,
excepto en el tiempo de duración, el diagnóstico diferencial es aplicable a ambos. De tal
forma que recomendamos mirar el apartado de diagnóstico diferencial en esquizofrenia.

Relación con los criterios diagnósticos de la CIE-10


Debido a que la CIE-10, permite efectuar el diagnóstico de esquizofrenia en cuadros
clínicos de tan sólo 1 mes de duración, por lo que la mayor parte de los casos de
trastornos esquizofreniformes se diagnostican como esquizofrenia.

Trastorno esquizofreniforme

Características diagnósticas

La principal característica del trastorno esquizoafectivo es un periodo continuo de


enfermedad, durante el cual se presentan fases en algún momento un episodio depresivo
mayor, maniaco o de ambos (mixto), a la vez que se cumple el criterio A para la
esquizofrenia. Durante el mismo periodo de enfermedad ha habido ideas delirantes y/o
alucinaciones, durante al menos 2 semanas (criterio B). Los síntomas afectivos están
presentes durante una parte sustancial de la duración de la enfermedad (criterio C).
Todos estos síntomas no pueden ser atribuibles al consumo de ninguna sustancia o a
enfermedad médica como por ejemplo hipertiroidismo (criterio D).

Para cumplir los criterios del trastorno esquizoafectivo, las características esenciales se
deben presentar durante un solo periodo continuo de enfermedad, es decir, el sujeto
debe de seguir presentando síntomas activos o residuales de la psicosis.

La fase de la enfermedad se caracteriza por cumplir los criterios tanto de la fase activa
de la esquizofrenia, como del episodio depresivo mayor, episodio maníaco o bien
episodio mixto. La duración del episodio depresivo mayor debe ser de, al menos, 2
semanas, mientras que la duración de los episodios maníaco o mixto debe de ser, como
mínimo, de 1 semana. La duración de los síntomas psicóticos de la esquizofrenia debe
tener una duración, de por lo menos, 1 mes; de lo que se extrae, que la duración mínima
del episodio esquizoafectivo debe ser, como mínimo de 1 mes.

Los síntomas del trastorno esquizoafectivo pueden presentarse siguiendo varios


patrones temporales. Uno de los patrones típicos es por ejemplo, el sujeto que tiene
alucinaciones auditivas e ideas delirantes durante, al menos, 2 meses, antes de iniciar el
cuadro de depresión mayor. A partir de aquí, los síntomas psicóticos y el episodio
depresivo mayor deben convivir durante unos tres meses. Más tarde, el episodio
depresivo mayor, va desapareciendo, pero los síntomas psicóticos se mantienen todavía
1 mes más, para acabar remitiendo.

Según el criterio C de esta patología, los síntomas afectivos deben estar presentes
durante una parte sustancial de la enfermedad, si estos síntomas sólo aparecen en un
periodo relativamente corto de tiempo, no se diagnosticará de trastorno esquizoafectivo,
sino de esquizofrenia; de tal forma que el clínico debe tener mucho cuidado a la hora de
valorar el tiempo en el que están presentes los síntomas.

Subtipos

Dentro de este trastorno, se pueden encontrar dos subtipos:


1. Tipo bipolar que es aplicable cuando el cuadro está formado por un episodio maniaco
o un episodio mixto. También se puede presentar en esta categoría un episodio
depresivo mayor.

2.Tipo depresivo que se aplica únicamente cuando en el cuadro hay episodios


depresivos mayores.

Síntomas y trastornos asociados

Asociados a este trastorno puede haber una pobre actividad laboral, un retraimiento
social, dificultades para el cuidado de sí mismo y un riesgo alto de suicidio. Es
frecuente en este trastorno la anosognosia, pero quizá de una manera menos acusada que
en el trastorno esquizofrénico. Estos sujetos suelen presentar trastornos relacionados
con el alcohol y otras sustancias. Algunas investigaciones constatan que este trastorno
puede ir precedido por un trastorno esquizoide, esquizotípico, límite o paranoide de la
personalidad.

Síntomas dependientes de la cultura, la edad y el sexo

El trastorno esquizoafectivo, del tipo bipolar, suele ser más frecuente en adultos
jóvenes; mientras que el trastorno esquizoafectivo de tipo depresivo, aparece con más
frecuencia con adultos mayores.

La incidencia del trastorno esquizoafectivo, en general, se presenta de forma más


elevada en mujeres que en hombres, debido, probablemente, a la incidencia del tipo
depresivo en mujeres. Sin embargo, si se quiere ver una exposición más amplia nos
podemos trasladar a este mismo epígrafe en esquizofrenia.

Prevalencia

Hay una carencia de estudios a este respecto, sin embargo, los primeros datos que
tenemos, parecen constatar que el trastorno esquizoafectivo es menos frecuente que la
esquizofrenia.

Evolución

Normalmente, el trastorno esquizoafectivo comienza a la edad adulta; aunque puede


aparecer en cualquier momento desde la adolescencia hasta etapas avanzadas de la vida.
El pronóstico es algo mejor que en esquizofrenia, pero peor que en trastornos del estado
de ánimo. Normalmente también cursa con una disfunción en el ámbito social y laboral.
La evolución del trastorno esquizoafectivo, en el subtipo bipolar, suele ser mejor que en
la categoría depresiva.

Diagnóstico diferencial

Se diagnostica trastorno psicótico debido a enfermedad médica, delirium o demencia


cuando hay datos que nos indiquen que los síntomas sufridos por el sujeto son debidos
al efecto directo de una enfermedad médica específica. El trastorno psicótico inducido
por sustancias y el delirium inducido por sustancias se diferencian de la esquizofrenia
porque se estima que es una sustancia la que está relacionada etiológicamente con los
síntomas manifiestos.
Es difícil distinguir el diagnóstico de un trastorno esquizoafectivo de una esquizofrenia
o de un trastorno del estado de ánimo con síntomas psicóticos. En el trastorno
esquizoafectivo tiene que haber un episodio afectivo simultaneado con los síntomas
activos de la esquizofrenia, dichos síntomas deben estar presentes durante una parte
sustancial del total de la duración y las ideas delirantes o alucinaciones deben
mantenerse durante al menos dos semanas en ausencia de síntomas afectivos
importantes. Sin embargo, los síntomas afectivos, en la esquizofrenia, deben tener una
duración relativamente breve con respecto a la duración total de la alteración, ya que
sólo se presentan en la fase prodrómica o residual. Si los síntomas psicóticos se
presentan sólo en la fase de alteración afectiva, el diagnóstico debe de ser el de trastorno
de ánimo con síntomas psicóticos.

Debido a que la proporción de síntomas afectivos y psicóticos pueden cambiar en el


curso de la alteración; el diagnóstico también puede cambiar de trastorno
esquizoafectivo a esquizofrenia. También puede ocurrir, y de hecho, es frecuente, que
los trastornos del estado de ánimo, y en especial, la depresión, se presenten durante el
curso del trastorno delirante.

Y por último, si no se dispone de suficiente información respecto a la relación entre los


síntomas psicóticos y los afectivos, el diagnóstico más adecuado sería el de trastorno
psicótico no especificado.

Relación con los criterios diagnósticos de investigación de la CIE-10

Existe una diferencia entre la definición de trastorno esquizoafectivo y su relación con


el estado de ánimo en la clasificación del DSM-IV y la CIE-10. Para clasificar de
trastorno del estado de ánimo, según el DSM-IV, deben estar presentes siempre los
síntomas de tipo psicótico en el transcurso de la alteración del estado de ánimo. En
cambio, para la CIE-10, la definición del trastorno esquizoafectivo es mucho más
amplia, ya que incluye casos en los que aparecen ciertos síntomas psicóticos en el
transcurso o no de alteraciones del estado del ánimo. Por lo que, muchos casos que en el
DSM-IV serían diagnosticados como trastornos del ánimo con síntomas psicóticos, en
el criterio de clasificación de la CIE-10 sería trastornos esquizoafectivos.

Trastorno delirante

Características diagnósticas

La principal característica esencial del trastorno delirante es la presencia de una o más


ideas delirantes que deben persistir durante, al menos, un mes (criterio A). Si el sujeto
ha presentado alguna vez el cuadro clínico que cumpla el criterio A para la
esquizofrenia, no debe diagnosticarse de trastorno delirante (criterio B). Suelen ser más
importantes las alucinaciones táctiles y olfatorias que las visuales y/o auditivas. La
actividad psicosocial no está significativamente alterada, excepto por consecuencia
directa de las ideas delirantes (criterio C). El criterio D para diagnosticar de trastorno
delirante es que si se presentan episodios afectivos simultáneos, su duración debe ser
relativamente breve, en comparación con la duración total del trastorno delirante.
Dichas ideas delirantes no deben ser causadas por el efecto de ninguna sustancia o
enfermedad médica (criterio E).
Aunque la consideración de la extrañeza de las ideas delirantes es muy importante para
poder distinguir este trastorno del esquizofrénico, es especialmente difícil determinar el
concepto de rareza, debido a las diferentes culturas. Las ideas delirantes son calificadas
como extrañas si son claramente improbables y si no derivan de la vida cotidiana; sin
embargo, las ideas delirantes no extrañas se caracterizan y refieren a situaciones que son
susceptibles que se den en la vida real, como por ejemplo, ser engañado por el cónyuge.

La actividad psicosocial puede ser variable, ya que en algunos sujetos, parece


conservarse los papeles en el plano interpersonal y en el laboral; sin embargo, en otros
el deterioro incluye una actividad laboral escasa o nula y un aislamiento social. En
general, es más fácil, que se deteriore la actividad social y conyugal, que la intelectual y
laboral.

Subtipos

Puede haber varios subtipos dependiendo del tema delirante que predomine:

Tipo erotomaníaco: ocurre cuando el tema principal de la idea delirante consiste en


el pensamiento de que otra persona está enamorada del sujeto. La idea suele referirse
más a una amor idealizado, que a una amor de atracción sexual. Normalmente, la
persona sobre la que recae la idea ocupa un estatus superior, aunque también puede ser
un auténtico desconocido. Pocas veces la idea delirante se mantiene en secreto, ya que
es más común, que el sujeto intente ponerse en contacto con la persona objeto de dicha
idea, por ejemplo, mediante cartas, regalos,…

Tipo de grandiosidad: la idea principal de este delirio consiste en que la persona


cree que tiene un talento extraordinario, o de haber hecho un descubrimiento
importante. Con menor frecuencia, pueden aparecer la idea delirante de tener una
relación con alguien importante o bien dichas ideas también pueden tener un contenido
religioso.

Tipo celotípico: el tema central de esta idea delirante es que la pareja tiene un
amante o es infiel. Esta idea se apoya sobre inferencias erróneas apoyadas en pequeñas
pruebas, como por ejemplo, manchas en las sábanas. El sujeto con esta idea intenta
intervenir en la fidelidad imaginada, como por ejemplo, investigando al amante o
agrediendo a la pareja.

Tipo persecutorio: este subtipo se refiere a la creencia del sujeto de que está siendo
perseguido, engañado, espiado, envenenado, drogado, u obstruido en la consecución de
sus metas a largo plazo. Normalmente, el núcleo de la idea es alguna injusticia que debe
ser remediada mediante alguna acción legal y la persona puede enzarzarse en repetidos
intentos para obtener alguna satisfacción legal. Estos sujetos, son, a menudo, irritables y
pueden reaccionar contra los que creen que les están haciendo daño.

Tipo somático: en este subtipo, la idea delirante se refiere a funciones o sensaciones


corporales. Las ideas más habituales son la convicción de que el sujeto emite un olor
insoportable por la piel, la boca, el recto o la vagina; también puede creer que tiene
algún parásito interno o que en algunas partes del cuerpo tiene malformaciones o bien
que hay partes del cuerpo que no funcionan.
Tipo mixto: este subtipo se aplica cuando no hay ningún tema que predomine sobre
otro.

Tipo no especificado: se aplica cuando la creencia dominante no puede ser


determinada con claridad o bien cuando la idea no está descrita en los otros tipos de
específicos. Por ejemplo, cuando la idea autoereferencial no tiene un componente
importante de persecución o grandeza.

Síntomas y trastornos asociados

Pueden producirse problemas sociales, laborales o conyugales como consecuencia de


las ideas delirantes. Las interpretaciones de los acontecimientos suelen ser consistentes
con el contenido de las ideas delirantes. Muchos de los sujetos que poseen este trastorno
desarrollan un estado de ánimo irritable, puede haber accesos de ira o comportamiento
violento. Suelen producir, además, problemas legales o los pacientes con trastorno
delirante de tipo somático pueden verse involucrados en exploraciones y pruebas
médicas innecesarias. Los estresores psicosociales graves y el estatus socioeconómico
bajo, pueden ser predisponentes para el desarrollo de ciertos tipos de trastorno delirante.

El trastorno delirante puede asociarse al trastorno obsesivo compulsivo, al trastorno


dismórfico, y a los trastornos paranoide, esquizoide o por evitación de la personalidad.

Síntomas dependientes de la cultura y el sexo

Para evaluar la presencia de este trastorno se deben tener en cuenta la cultura y las
creencias religiosas del sujeto. Además el contenido de las ideas delirantes puede
cambiar en las diferentes culturas y subculturas. No suele haber diferencias genéticas
importantes en la frecuencia total del trastorno delirante, pero, por ejemplo, el trastorno
delirante celotípico es más frecuente en hombres que en mujeres; sin embargo, no
parece que haya diferencias importantes.

Prevalencia

Este trastorno es, relativamente raro, en el marco clínico, y, los diversos estudios
realizados nos sugieren que el trastorno explica el 1-2% de los ingresos en los hospitales
psiquiátricos. Se carece de información precisa acerca de la prevalencia de este
trastorno, aunque la estimación más alta es de 0.03%, debido al inicio tardío de esta
enfermedad, el riesgo de morbilidad suele estar entre 0.05 y 0.1%

Curso

La edad de inicio de este trastorno es variable, puede oscilar entre la adolescencia y la


edad avanzada. El tipo persecutorio es el más frecuente. El trastorno suele ser crónico,
aunque se pueden producir oscilaciones en la intensidad de las creencias delirantes.
Aunque puede ocurrir que el trastorno remita, en unos meses, sin que haya de nuevo
recaídas. Algunos datos nos sugieren que el subtipo celotípico puede tener un mejor
pronóstico que el persecutorio.

Patrón familiar
Existen datos que nos indican que el trastorno paranoide y por evitación de la
personalidad pueden ser más frecuentes entre los familiares biológicos de primer grado
de los sujetos con trastorno delirante.

Diagnóstico diferencial

Este diagnóstico sólo se establece cuando la idea delirante no se debe a los efectos
fisiológicos de alguna sustancia o enfermedad médica. Un delirium, una demencia o un
trastorno psicótico debido a una enfermedad pueden presentarse con síntomas que
sugieren un trastorno delirante. Un trastorno psicótico inducido por sustancias también
puede ser idéntico al trastorno delirante, pero puede diferenciarse por la relación
cronológica del consumo de la sustancia.

Este trastorno se diferencia de la esquizofrenia y del trastorno esquizofreniforme ya que


no presenta los síntomas característicos de la fase activa de los últimos; ocurre además
que este trastorno suele tener un menor deterioro en la actividad laboral y social.

La distinción entre el trastorno del estado del ánimo con sintomatología psicótica y del
trastorno delirante consiste en la relación temporal entre la alteración afectiva y las
ideas delirantes y en la gravedad de los síntomas afectivos. Los síntomas depresivos son
frecuentes en el trastorno delirante, pero dichos síntomas son leves y remiten en tanto
que persistan los síntomas delirantes. El trastorno delirante, solo se diagnostica si la
duración total de los episodios afectivos sigue siendo breve, en relación con la duración
total de la alteración delirante. Si los síntomas que cumplen los criterios para un
episodio afectivo están presentes durante una parte sustancial de la alteración delirante,
entonces el diagnóstico apropiado es trastorno psicótico no especificado, acompañado
por el de trastorno depresivo no especificado o el de trastorno bipolar no especificado.

Los síntomas del trastorno psicótico compartido pueden parecerse a los que se observan
en el trastorno delirante, sin embargo, su duración y el curso son distintos. En el
psicótico compartido, las ideas delirantes aparecen en el contexto de una relación muy
estrecha con otra persona, y se atenúan o desaparecen cuando el sujeto con el trastorno
psicótico compartido es separado del sujeto con el trastorno psicótico primario. El
trastorno psicótico breve se diferencia del trastorno delirante ya que los síntomas se
delirantes duran menos de 1 mes.

Se diagnostica el trastorno psicótico no especificado si no hay información suficiente


para elegir entre el trastorno delirante y otros trastornos psicóticos.

Es difícil diferenciar el trastorno delirante de la hipocondría, al igual que del trastorno


dismórfico, ya que bastantes sujetos con este trastorno sostienen sus creencias con una
intensidad delirante. Otras veces también es difícil discernir entre el trastorno delirante
y el obsesivo compulsivo, ya que el juicio de realidad puede perderse en algunos sujetos
alcanzando proporciones delirantes. En el trastorno paranoide de la personalidad, no hay
creencias delirantes persistentes bien definidas ni persistentes, al contrario que en el
trastorno delirante.

Relación con los criterios diagnósticos de la CIE-10


En los criterios diagnósticos de investigación de la CIE-10, se establece una duración
mínima de los síntomas de 3 meses, a diferencia del DSM-IV TR en el que sólo se
requiere 1 mes.

Trastorno psicótico breve

Características diagnósticas

La principal característica del trastorno psicótico breve es una alteración que implica el
inicio súbito, de cómo mínimo, uno de los siguientes síntomas positivos: ideas
delirantes, alucinaciones, lenguaje desorganizado o comportamiento catatónico o
gravemente desorganizado (criterio A). Esta alteración, dura, por lo menos, 1 día; pero
debe durar menos de 1 mes, para luego el sujeto acabar recuperando por completo el
nivel de funcionamiento previo (criterio B). esta alteración no puede ser atribuible a un
trastorno del estado del ánimo con síntomas psicóticos, a un trastorno esquizoafectivo o
a una esquizofrenia, y por supuesto, no puede ser atribuido a los efectos directos de
ninguna sustancia o enfermedad médica (criterio C).

Síntomas y trastornos asociados

Normalmente estos sujetos presentan un gran desorden emocional o una abrumadora


confusión, con alternancia en los distintos estados afectivos. Aunque sea breve, el nivel
de deterioro puede ser grave, necesitándose la supervisión del sujeto para asegurar sus
necesidades nutricionales e higiénicas además del posible deterioro cognoscitivo o de
los comportamientos derivados de las ideas delirantes. Parece existir un riesgo de
mortalidad elevado, sobre todo, en los casos más jóvenes. Parece que los trastornos de
personalidad previos pueden predisponer al sujeto para el desarrollo de este trastorno.

Síntomas dependientes de la cultura

Es importante hacer la distinción entre los síntomas del trastorno psicótico breve de los
distintos patrones de respuesta culturalmente admitidos.

Prevalencia

Se desconoce la incidencia y la prevalencia de los casos que llegan a la clínica. De todas


formas, se sabe que las alteraciones que cumplen los criterios A y C pero que no cumple
la B, es decir, la que nos dice que la duración de los síntomas activos es de 1 a 6 meses,
no remitiendo en 1 mes, es más habitual en los países en vías de desarrollo que en los
desarrollados.

Evolución

La edad de inicio de este trastorno se suele situar alrededor de los 30 años, sin embargo,
este trastorno puede aparecer en la adolescencia hasta la edad adulta. Este trastorno
exige la remisión de los síntomas y el retorno al nivel premórbido de actividad, en un
plazo de 1 mes. En algunos sujetos, la duración de los síntomas es muy breve, alrededor
de unos pocos días.

Patrón familiar
Algunos de los datos que existen, apuntan a que este trastorno puede estar relacionado
con los trastornos del estado del ánimo, mientras que otros datos apuntan lo contrario.

Diagnóstico diferencial

Hay una gran variedad de enfermedades que cursan con síntomas psicóticos de corta
duración. Se debe diagnosticar trastorno psicótico debido a enfermedad médica o un
delirium, cuando existen datos de que las ideas delirantes o las alucinaciones son efecto
directo de una enfermedad médica subyacente. El trastorno psicótico inducido por
sustancias, el delirium inducido por sustancias y la intoxicación por sustancias se
distinguen de este trastorno por el hecho de que es una sustancia la que se considera
etiológicamente relacionada con los síntomas psicóticos.

No se debe diagnosticar trastorno psicótico breve si los síntomas psicóticos son


atribuibles a un episodio afectivo. Si los síntomas persisten durante 1 mes o más , el
diagnóstico puede ser trastorno esquizofreniforme, trastorno delirante, trastorno del
estado del ánimo con síntomas psicóticos o trastorno psicótico no especificado,
dependiendo de los demás síntomas del cuadro.

Un episodio de trastorno facticio, con predominio de signos y síntomas psicóticos,


puede parecerse a una trastorno psicótico breve, pero cuando la simulación implica
síntomas aparentemente psicóticos, normalmente hay pruebas de que la enfermedad fue
fingida con una finalidad comprensible.

En algunos casos de trastorno de personalidad, los factores psicosociales pueden


desencadenar periodos breves de síntomas psicóticos. En estos casos, si los síntomas
duran, por lo menos 1 día, puede ser adecuado realizar el diagnóstico adicional de
trastorno psicótico breve.

Relación con los criterios diagnósticos de investigación de la CIE-10

La CIE-10 propone un sistema algo complicado para diagnosticar este trastorno, debido
a que hay distintos diagnósticos según el tipo de síntomas y el curso que siguen. Ocurre,
además, que la máxima duración de estos episodios psicóticos breves varía en función
del tipo de síntomas, es decir, 1 mes para los síntomas parecidos a los de la
esquizofrenia y 3 meses para los síntomas predominantemente delirantes.

Trastorno psicótico compartido

Características diagnósticas

La característica esencial de este trastorno consiste en una idea delirante que se


desarrolla en el sujeto implicado en una relación con otra persona, a la que suele
denominarse inductor o caso primario, que padece un trastorno psicótico con ideas
delirantes (criterio A). El sujeto pasa a compartir las creencias delirantes del inductor en
parte o en su totalidad (criterio B). La idea delirante no debe explicarse mejor por la
presencia de otro trastorno psicótico (como por ejemplo, esquizofrenia) ni de un
trastorno del estado de ánimo con síntomas psicóticos y no es debida a los efectos de
ninguna sustancia o enfermedad médica (criterio C). El contenido de las creencias
delirantes compartidas dependerá del diagnóstico del caso primario. Normalmente, el
caso primario es el dominante en la relación, y gradualmente va imponiendo el trastorno
a la otra persona. Si la relación con la persona inductora es interrumpida, las creencias
delirantes de la otra persona suelen disminuir e incluso pueden llegar a cesar.

Aunque lo más común es que este trastorno se dé entre dos personas, puede ocurrir que
este trastorno se presente en un número mayor de individuos. Es raro que los sujetos
que padecen este trastorno busquen ayuda profesional.

Síntomas y trastornos asociados

Aparte de las creencias delirantes, es raro, que en este trastorno se den otros aspectos
raros o inhabituales del comportamiento. El deterioro sufrido por el psicótico
compartido es menor que el psicótico primario.

Prevalencia

Hay poca información acerca de la prevalencia de este trastorno, ya que la mayoría de


estos casos pasan desapercibidos; sin embargo, algunos datos sugieren que este
trastorno tiene una mayor prevalencia en las mujeres.

Evolución

Parece que la edad de inicio de este trastorno es muy variable, aunque no hay datos
sistemáticos sobre esto. Si no se interviene, este trastorno llega a ser crónico.
Normalmente con la separación del caso primario, el psicótico compartido junto con su
ideación delirante va desapareciendo.

Diagnóstico diferencial

Este trastorno solo se diagnostica cuando dichas ideas delirantes no son debidas a los
efectos de ninguna sustancia o enfermedad médica. El diagnóstico diferencial no suele
ser un problema debido a que la estrecha relación con el caso primario y la similitud en
sus ideas es algo característico en este trastorno.

En algunos casos raros, puede ocurrir que un sujeto aparezca con lo que parece ser un
trastorno psicótico compartido, pero las ideas delirantes no desaparecen cuando el sujeto
es separado del caso primario. En este caso probablemente sea adecuado diagnosticar
otro trastorno psicótico.

Relación con los criterios diagnósticos de la investigación de la CIE-10

La definición que la CIE- 10 da a este trastorno es idéntica que la que da la DSM-IV,


excepto en que en el manual de la CIE-10 se le denomina trastorno delirante inducido

Trastorno psicótico debido a una enfermedad médica

Características diagnósticas

Las alucinaciones y las ideas delirantes debidas a los efectos directos de alguna
enfermedad médica son la característica esencial de este trastorno (criterio A). En las
pruebas administradas o bien en el historial clínico deben existir pruebas de que dichos
síntomas psicóticos son causa directa de la enfermedad (criterio B). La alteración
psicótica no se explica mejor por la presencia de otro trastorno mental (criterio C). No
se establece este diagnóstico si la alteración aparece exclusivamente en el curso de un
delirium (criterio D).

Las alucinaciones que aparezcan pueden ser de cualquier modalidad sensorial, pero
también hay que decir que ciertos factores etiológicos desencadenen fenómenos
alucinógenos específicos. Las alucinaciones pueden ser simples o amorfas, o muy
complejas y organizadas, dependiendo siempre de la causa, las condiciones ambientales,
la naturaleza y la localización de la lesión.

Normalmente no se establece el diagnóstico de trastorno psicótico debido a enfermedad


médica si el sujeto conserva el juicio de realidad para la alucinación y se da cuenta de
que las alucinaciones son producto de la enfermedad que posee. Las ideas delirantes
pueden ser de distintos temas, por ejemplo, en algunos casos la epilepsia del lóbulo
frontal puede producir ideas delirantes con temática religiosa.

Para conceder este diagnóstico, el clínico tiene primero que constatar la presencia de la
enfermedad y en segundo lugar debe encontrar la relación entre dicha enfermedad y el
trastorno psicótico. Para establecer el diagnóstico, el clínico puede ayudarse, por
ejemplo, en la asociación temporal entre el inicio, la exacerbación o la remisión de la
enfermedad médica y el trastorno psicótico.

Enfermedades médicas asociadas

Son muchas las enfermedades médicas que pueden causar algún tipo de trastorno
psicótico. Entre ellas destacamos, las enfermedades neurológicas, las enfermedades
endocrinas, las enfermedades metabólicas, alteraciones del equilibrio hidroelectrolítico,
enfermedades hepáticas o renales y trastornos autoinmunes con afectación del sistema
nervioso central. Entre las enfermedades neurológicas, las que más se asocian a ideas
delirantes son las que afectan a estructuras subcorticales o del lóbulo temporal.

Prevalencia

Las tasas de prevalencia son difíciles de estimar debido a que hay una amplia variedad
de etiologías médicas, sin embargo la investigación indica que este síndrome se haya
infradiagnosticado en los centros médicos. Los síntomas psicóticos pueden aparecer
hasta en un 20% de los individuos que padecen trastornos endocrinos; y hasta un 40%
de los sujetos que presentan epilepsia del lóbulo temporal.

Curso

Este trastorno puede presentarse en un estado único transitorio o bien de forma


recurrente. Normalmente el tratamiento de la enfermedad médica suele acabar con los
síntomas psicóticos, este no siempre es el caso, y los síntomas psicóticos pueden durar
hasta tiempo después de remitida la enfermedad.

Diagnóstico diferencial

Las ideas delirantes y las alucinaciones son habituales en el delirium, sin embargo, no se
realiza el diagnóstico independiente de trastorno psicótico debido a enfermedad médica
si la alteración aparece sólo durante el curso del delirium. Se puede establecer el
diagnóstico de demencia si los síntomas psicóticos son consecuencia de la propia
demencia. En el caso de que las ideas delirantes aparezcan en una demencia vascular, no
se realiza el diagnóstico de trastorno psicótico debido a enfermedad médica, sino el de
demencia vascular del subtipo con ideas delirantes.

Si hay evidencia de que los síntomas psicóticos son producidos por el consumo de
alguna sustancia, o bien de su abstinencia, se debe considerar el trastorno psicótico
inducido por sustancias, como su posible diagnóstico. Si el clínico comprueba que la
alteración es consecuencia tanto de la enfermedad médica como del consumo de
determinadas sustancias, entonces puede dar ambos diagnósticos, es decir, trastorno
psicótico debido a enfermedad médica y trastorno psicótico inducido por sustancias.

El trastorno psicótico debido a enfermedad médica ha de distinguirse de un trastorno


psicótico primario (por ejemplo, esquizofrenia, trastorno delirante,…) o de un trastorno
primario del estado de ánimo con síntomas psicóticos; ya que en ambos no puede
demostrase la existencia de ninguna enfermedad médica relacionada con la etiología de
los síntomas psicóticos. Aparte, las alucinaciones auditivas que implican voces, son más
características de la esquizofrenia, mientras que otros tipos de alucinaciones (por
ejemplo visuales y olfativas) indican mejor la existencia de un trastorno psicótico
debido a enfermedad médica o de un trastorno psicótico inducido por sustancias.

Se diagnostica de trastorno psicótico no especificado cuando el clínico no puede


determinar si la alteración psicótica es primaria, inducida por sustancia o debida a una
enfermedad médica.

Relación con los criterios diagnóstico de investigación de la CIE-10

Este trastorno viene recogido en los criterios de clasificación de la CIE-10 como


alucinosis orgánica o trastorno delirante orgánico, dependiendo de la presentación
clínica que posea.

Trastorno psicótico inducido por sustancias

Características diagnósticas

La principal característica de este trastorno es la presencia de alucinaciones o ideas


delirantes (criterio A) que se consideran efectos directos de alguna sustancia, ya sea una
droga, un medicamento o bien un tóxico (criterio B). No se deben incluir las
alucinaciones cuando el sujeto es consciente de que son provocadas por dicha sustancia.
La alteración no se explica mejor por la presencia de un trastorno psicótico no inducido
por sustancias (criterio C). Tampoco se establece el diagnóstico sin los síntomas
psicóticos sólo aparecen en el curso de un delirium (criterio D).

El diagnóstico de trastorno psicótico inducido por sustancias, sólo debe realizarse si los
síntomas son excesivos en relación con los habitualmente asociados con el síndrome de
intoxicación por abstinencia, y cuando los síntomas son de suficiente gravedad para
merecer atención clínica.

Este trastorno sólo se produce en asociación con estados de intoxicación o abstinencia,


pero pueden persistir durante semanas, mientras que en los trastornos psicóticos
primarios pueden preceder al inicio del consumo de la sustancia o bien pueden
producirse tras largos periodos de abstinencia. Una vez iniciados los síntomas pueden
continuar mientras dure el consumo de la sustancia.

Se ha sugerido que 9 de cada 10 alucinaciones no auditivas son producto de un trastorno


psicótico inducido por sustancias o de un trastorno psicótico debido a enfermedad
médica. Hay que tener cuidado, además, porque incluso en una persona con
intoxicación o abstinencia se han de tener en cuenta otras posibles causas de síntomas
psicóticos, ya que, entre otras cosas, los problemas por consumo de sustancias no son
raros entre las personas con trastornos psicóticos (no inducidos por sustancias).

Sustancias específicas

Las sustancias que pueden desencadenar trastornos psicóticos son: alcohol,


alucinógenos, anfetaminas y sustancias de acción similar; cannabis, cocaína,
fenciclidina y sustancias de acción similar; inhalantes; opiáceos (meperedina); sedantes,
hipnóticos y ansiolíticos, y otras sustancias o desconocidas.

Los síntomas psicóticos también pueden presentarse por la abstinencia de estas


sustancias: alcohol; sedantes, hipnóticos y ansiolíticos; y otras sustancias y
desconocidas.

El inicio de estos síntomas varía dependiendo de la sustancia. Las alucinaciones que se


producen pueden ser en cualquier modalidad, sin embargo, las más habituales en
ausencia de delirium, son las auditivas. La intoxicación por anfetaminas y cocaína
comparte características clínicas. El trastorno psicótico inducido por cannabis puede
aparecer por el consumo de grandes cantidades y suelen ser ideas delirantes de
persecución, pero aparentemente es un trastorno poco frecuente. Puede haber también
marcada ansiedad, labilidad emocional, despersonalización y amnesia posterior al
episodio. Todo esto suele remitir en 1 día, pero a veces, dura algunos días más.

Puede ocurrir que los trastornos psicóticos inducidos por sustancias no se resuelvan con
rapidez tras retirar el agente que los causa. Cuando pasa esto es difícil diferenciar este
cuadro de los trastornos psicótico son inducidos por sustancias.

Algunos medicamentos pueden provocar síntomas psicóticos, entre los que se incluyen
los anestésicos, analgésicos, agentes anticolinérgicos, anticonvulsivantes,
antihistamínicos, antihipertensivos, medicamentos cardiovasculares, antimicrobianos,
antiparkinsonianos, agentes quimioterápicos, corticoesteroides, medicamentos
gastrointestinales, relajantes musculares, antiinflamatorios no esteroideos,
medicamentos de libre dispensación, antidepresivos y disulfiram.

Diagnóstico diferencial

Sólo se debe realizar un diagnóstico de trastorno psicótico inducido por sustancias en


lugar de un diagnóstico de intoxicación por sustancias o de abstinencia de sustancias
cuando los síntomas psicóticos sean excesivos en relación con los habitualmente
asociados a los síndromes de intoxicación o abstinencia y cuando los síntomas sean de
suficiente gravedad como para merecer la atención clínica independiente.
Si el juicio de la realidad permanece intacto, no se puede diagnosticar este trastorno. En
su lugar deberá aparecer el diagnóstico de intoxicación por o abstinencia de sustancias,
con alteraciones perceptivas. Los flashbacks alucinatorios que pueden parecer largo
tiempo después de haber usado alucinógenos son diagnosticados como trastorno
perceptivo persistente por alucinógenos.

Si los síntomas psicóticos aparecen exclusivamente en el transcurso del delirium, dichos


síntomas psicóticos son considerados un síntoma asociado al delirium. Se debe
diferenciar muy bien el trastorno psicótico inducido por sustancias del trastorno
psicótico primario, ya que es este segundo trastorno no es una sustancia la causante de
los síntomas.

Un trastorno psicótico inducido por sustancias debido a un tratamiento recetado por una
enfermedad médica o mental debe iniciarse mientras el sujeto está tomando la
medicación. Cuando el tratamiento ha sido interrumpido, los síntomas psicóticos deben
remitir al cabo de unos días o de algunas semanas, dependiendo de la vida media de la
sustancia consumida; pero si los síntomas persisten más allá de 4 semanas, habrá que
considerar otras posibles causas. A veces es necesario un cambio de medicamento , para
ver si es el medicamento el agente causal. Si el clínico comprueba que la alteración es
debida tanto a enfermedad médica como al consumo de alguna sustancia, entonces se
deben dar ambos diagnósticos.

Cuando los datos no son suficientes para determinar si los síntomas son producidos por
determinadas sustancias, o si son síntomas primarios, o bien si son debidos a laguna
enfermedad médica, se determinará trastorno psicótico no especificado.

Relación con los criterios diagnósticos de investigación de la CIE-10

La CIE-10 divide este trastorno en dos categorías: 1) trastorno psicótico debido al


consumo de sustancias psicoactivas, si los síntomas aparecen las primeras dos semanas
del consumo; y 2) trastorno psicótico de inicio tardío al consumo de sustancias
psicoactivas, si los síntomas parecen entre las 2 y las 6 semanas de haberse iniciado el
consumo. En esta clasificación se requiere una duración mínima de 6 meses.

Trastorno psicótico no especificado

Esta categoría incluye una sintomatología psicótica sobre la que no se dispone de


suficiente información para establecer un diagnóstico específico o del que hay
informaciones contradictorias, o bien trastornos psicóticos que no cumplen algunos
criterios.

Evaluación de la esquizofrenia

Los principales instrumentos a través de los cuales se puede evaluar la esquizofrenia, o


sus principales síntomas, son los que presentamos, primero de forma esquemática, y
más tarde se desarrollarán algunas de sus principales características:
Escalas evaluadoras de síntomas

BRIEF PSYCHIATRIC RATING SCALE

The Brief Psychiatric Rating Scale (BPRS) fue diseñada por Overall y Gorham y estaba
basada en la Multidimensional Scale for Rating Psychiatric Patients de Lorr. Se diseñó
con objeto de valorar la respuesta al tratamiento farmacológico en pacientes psicóticos,
aunque también se ha utilizado para el diagnóstico y para la clasificación sindrómica de
este cuadro.

Existen múltiples versiones de esta escala con diferentes sistemas de puntuación (0-6, 1-
7, 0-4) y con variable número de ítems (10, 16, 18, 20, 22, 14). En nuestro país se
encuentra validada la versión incluida en la PANSS.

Debe ser administrada por un terapeuta experimentado tras una entrevista


semiestructurada de unos 15-25 minutos. Existen dos ítems más finales, uno de
gravedad y otro de mejoría general. Cada ítem debe valorarse entre 1 y 7 puntos. Se
presentan los llamados puntos de anclaje que son definiciones o descripciones de los
ítems y de la valoración de los mismos y que ayudan a homogeneizar su
cumplimentación. Aunque no existe uniformidad de criterio, el más aceptado es
investigar sobre lo sucedido en la última semana.

Es una de las escalas más ampliamente utilizada para valorar la respuesta al tratamiento.
Resulta especialmente útil en casos moderados y severos, disminuyendo su rendimiento
cuando los síntomas son más leves. Es una de las escalas más referenciadas en ensayos
clínicos farmacológicos. También es apropiada como clasificación de la sintomatología
predominante (positiva o negativa), con la importancia que esto conlleva respecto a la
distinta respuesta al tratamiento en unos y otros casos.
El empleo de versiones sin descriptores ampliados de los ítems, limita la comparación
de resultados entre distintos investigadores. Los síntomas de la escala abarcan un
amplio espectro, aunque algunos importantes (delirio, trastornos formales del
pensamiento) están representados por un solo ítem. Hacen referencia a psicosis,
ansiedad y depresión, fundamentalmente. El análisis factorial muestra cinco
componentes principales: ansiedad/depresión, energía, trastornos del pensamiento,
activación y hostilidad/suspicacia.

La calificación debe hacerse por un médico entrenado, ya que carece de un


procedimiento de evaluación estandarizado. Para algunas versiones, como la de Bech
que utiliza una puntuación de 0 a 4 se han propuesto puntos de corte (10-20 puntos
síndrome menor y más de 20 síndrome mayor). La utilización de este instrumento debe
ser longitudinal en el tiempo, es decir, para valorar cambios acontecidos, principalmente
con el tratamiento farmacológico. El resultado se expresa como la suma de las
puntuaciones de todas las respuestas, si bien es difícil interpretar la dimensión
psicopatológica responsable de los cambios.

La gran variedad de versiones y glosarios hace difícil, en ocasiones estandarizar los


resultados. En un estudio que analizaba los distintos métodos de valoración de la escala,
se sugería que la puntuación de 1 a 7 (más utilizada en USA) es menos sensible al
cambio tras el tratamiento que la de 0 a 6 (empleada en otros países).

Fiabilidad: Los valores psicométricos han sido ampliamente estudiados, arrojando, en


general, resultados satisfactorios, si bien se ha criticado la validez interobservador. Ésta
suele encontrarse, en distintos estudios, en torno a 0,8, con diferencias mayores cuando
se analizan ítems individuales (0,63 a 0,85). Las cuestiones que hacen referencia a
observaciones suelen arrojar valores menores que aquellas que se basan en información
proporcionada por el paciente o sintomatología clínica. La definición de síntomas
positivos y negativos posee una muy buena consistencia interna (alfa de Cronbach de
0,81 a 0,92).

Validez: Numerosos estudios han demostrado la concordancia con otras escalas que
valoran síntomas psicóticos. Tal vez, con la que más se ha comparado haya sido con la
SAPS y la SANS, demostrando muy buena concordancia en los resultados de las
subescalas de síntomas positivos y negativos, así como en la puntuación total entre la
BPRS y la PANSS. Ha demostrado en múltiples ocasiones su sensibilidad al cambio,
tanto tras tratamiento farmacológico como no farmacológico.

GLOBAL ASSESSMENT SCALE

La escala de Evaluación de la Actividad Global es un instrumento para la valoración del


funcionamiento global o general en sujetos, durante un periodo específico de tiempo,
como un continuo de enfermedad psicológica o psiquiátrica a estado de salud. Aunque
existe una buena descripción de la escala en DSM-III-R, está basada en los trabajos de
Endicott y cols y a su vez éstos en los de Luborsky.

Contiene un único ítem, que se puntúa mediante una escala que oscila entre 100
(reservada para aquellos individuos que no sólo están exentos de psicopatología, sino
que muestran rasgos considerados como de salud mental positiva como son
funcionamiento superior, elevados intereses, integridad, calidez...) y 1 (manifiesta
expectativa de muerte). La puntuación de 0 se reserva para cuando la información no es
adecuada.

Su aplicación debe ser heteroadministrada y el marco temporal valorado el momento


actual. No disponemos de versión validada en nuestro medio y recogemos la propuesta
por Bobes y cols.

Los autores recomiendan que la valoración se haga en función de los síntomas en el


momento valorado y que no se encuentren influenciados por consideraciones de
pronóstico, diagnósticos previos o de presunción de la patología subyacente. La
información puede obtenerse de cualquier fuente existente, ya sea la entrevista con el
paciente o grabaciones del paciente.

Debido a que valora un completo rango de severidad, puede ser utilizada en todos
aquellos estudios que precisen una valoración global de la severidad de la enfermedad o
del grado de salud. Los autores precisan que no en todos los casos es necesario utilizar
la escala completa y que pueden emplearse los primeros o los últimos ítems en función
del tipo de estudio diseñado. Se ha criticado la mezcla que existe en algunos criterios
con síntomas de discapacidad, por lo que sugiere utilizar la Escala de la Organización
Mundial de la Salud.

Fiabilidad: El coeficiente de correlación intraclase, analizado en cinco diferentes


estudios, oscila entre 0,61 y 0,91.

Validez: La validez concurrente se llevó a cabo con el Mental Status Examination


Record (MSER), con el Psychiatric Status Schedule (PSS) y con el Family Evaluation
Form (FEF). Ha demostrado poseer una adecuada sensibilidad al cambio y ser un buen
predictor de reingreso hospitalario.

SCALE FOR THE ASSESSMENT OF POSITIVE AND NEGATIVE SYMTOMS.

La PANSS consta de 30 ítems que evalúan el síndrome esquizofrénico desde una doble
perspectiva: dimensional, que evalúa la gravedad del síndrome positivo, del negativo, y
de la psicopatología general del trastorno esquizofrénico; y categoríal que lo que hace es
clasificar el trastorno esquizofrénico en positivo, negativo o mixto.

Los 30 ítems conforman las siguientes 4 escalas:

Escala positiva (PANSS-P): 7 ítems; evalúa los síntomas sobreañadidos a un estado


mental normal.

Escala negativa (PANSS-N): 7 ítems que evalúan los déficit respecto a un estado
mental normal.

Escala compuesta (PANSS-C): evalúa la predominancia de un tipo sobre el otro


(positivo y negativo).

Psicopatología general (PANSS-PG): 16 ítems que evalúan la presencia de otro tipo


de síntomas en el paciente esquizofrénico (depresión, ansiedad, orientación, etc.).
Esta prueba ha de ser administrada por un clínico, utilizando la técnica de entrevista
semiestructurada. El tiempo aproximado de administración es de 30-40 minutos. Cada
ítem se puntúa según una escala Likert de 7 grados de intensidad o gravedad. En esta
escala el 1 siempre equivale a ausencia del síntoma y el 7 a presencia con una gravedad
extrema. Para cada ítem el manual de aplicación de la escala proporciona definición y
criterios operativos de bases para la evaluación y de puntuación.

El análisis factorial de esta escala ha puesto de manifiesto la existencia de 4 factores


subyacentes que explicarían el 52,3 % de la variancia total (Kay y Sevy, 1990). Los 4
factores son: Negativo. Positivo. Excitación. Depresión.

El factor de excitación ha sido utilizado como medida de comportamiento agitado en los


ensayos clínicos con distintos antipsicóticos. Está formado por los siguientes ítems de la
PANSS: Excitación (ítem P4); control deficiente de impulsos (ítem PG14); tensión
motora (ítem PG4); y hostilidad (ítem P7).

La corrección proporciona cuatro puntuaciones dimensionales:

Síndrome positivo.

Síndrome negativo.

Escala compuesta.

Psicopatología general.

La puntuación en las escalas positiva, negativa, y psicopatología general se obtiene


sumando las puntuaciones de cada ítem. Las puntuaciones oscilarán por tanto entre 7 y
49 para las escalas positiva y negativa, y entre 16 y 112 para la psicopatología general.
La puntuación en la escala compuesta se obtiene restando la puntuación en la escala
negativa a la puntuación en la escala positiva. Esta escala puede tener valencia positiva
o negativa, oscilando sus valores entre –42 y + 42.

No existen puntos de corte para las puntuaciones directas obtenidas, sino que éstas se
transforman mediante una tabla de conversión en percentiles. Además de la puntuación
dimensional comentada en los puntos anteriores, la PANSS proporciona también una
información categorial, indicando si el trastorno esquizofrénico es positivo, negativo o
mixto. Para ello, existen dos sistemas más o menos restrictivos:

1. El más restrictivo: para establecer el tipo de trastorno esquizofrénico utiliza las


puntuaciones obtenidas en los ítems de la escala positiva y negativa. Se considera que el
trastorno esquizofrénico es:

- Positivo cuando en la escala positiva más de 2 ítems obtienen una puntuación superior
a 3 y en la escala negativa menos de 3 ítems obtienen una puntuación superior a 3.

- Negativo cuando en la escala negativa más de 2 ítems obtienen una puntuación


superior a 3 y en la escala positiva menos de 3 ítems obtienen una puntuación superior a
3.
- Mixto: cuando en ambas escalas hay más de 2 ítems que obtienen puntuaciones
superiores a 3.

2. El menos restrictivo o inclusivo: para establecer el tipo utiliza la puntuación obtenida


en la escala compuesta, y más en concreto su valencia, de forma que considera que el
trastorno esquizofrénico es:

- Positivo cuando la valencia en la escala compuesta es +.

- Negativo cuando la valencia en la escala compuesta es –.

SCHEDULE FOR AFFECTIVE DISORDERS AND SCHIZOPHRENIA. (INVENTARIO


PARA LOS TRASTORNOS AFECTIVOS Y LA ESQUIZOFRENIA).

El Programa de Trastorno Afectivo y Esquizofrenia o Schedule for Affective Disorders


and Schizophrenia (SADS) (Endicott, Spitzer, 1978) es un instrumento ideado para el
registro de información, sobre el funcionamiento y síntomas de un paciente, de modo
que pueda ser evaluado mediante los criterios diagnósticos que se quiera elegir (DSM-
III u otros). Se ha utilizado ampliamente en EE.UU. y en otros países para realizar
diagnósticos basados en el RDC o Research Diagnostic Criteria (Spitzer et al, 1978) que
cubre 21 categorías diagnósticas.

Es un protocolo de 78 páginas que presenta un inventario de preguntas muy detalladas y


específicas. Las evaluaciones sobre la progresión de preguntas, ítems y criterios debe
basarse en todas las fuentes de información disponibles, resolviendo el entrevistador las
discrepancias entre lo conocido acerca del paciente y sus respuestas.

La primera parte (SADS-I) se centra en el episodio actual y la segunda (SADS-II) en la


información histórica. A diferencia del PSE, los diagnósticos los realiza el clínico
después de la entrevista consultando los criterios del RDC. Se ofrecen ocho escalas
resumidas o miniescalas de seis puntos, para la mayoría de síntomas que aportan una
extensa información descriptiva y un mecanismo para esquematizar los cambios
temporales, pero alargan la duración de la administración del instrumento.

Se han desarrollado diversas versiones:

SADS-C: describe el nivel de psicopatología durante la semana precedente y se


puede usar repetidamente para medir los cambios.

SADS-L (Lifetime): para sujetos de la comunidad y familiares del paciente. Es


similar a la parte II del SADS aunque incorpora el episodio actual.

SADS-LA (Lifetime-anxiety disorders): detallada anamnesis de los síntomas


ansiosos.

Escalas de autoinforme

MMPI
Cuando Starke Hathaway ideó el MMPI, lo hizo en el convencimiento de que la
personalidad se reflejaba principalmente en las formas verbales. La observación clínica,
las fuentes bibliográficas y la literatura le indicaban que los sujetos con perturbaciones
psicopatológicas definían sus síntomas y su imagen de modo distinto según el
diagnóstico presentado. Así, al encarar estudios de grupos contrastados, observó que
ciertos ítems eran sistemáticamente contestados en una dirección por los sujetos
previamente diagnosticados y en la contraria por los que no presentaban el cuadro en
estudio. Por supuesto, la forma de inventario era la que más se ajustaba a esta
concepción de la evaluación de la personalidad, sobre todo al permitir la construcción
de distintas escalas que en el caso del MMPI debían contener las principales variables
diagnósticas. Así resultó un cuestinario de personalidad de 566 ítems.

Hathaway y McKinley eligieron la gnosografía de E. Kraepelin, fuertemente


consensuada por la comunidad científica, como criterio para discriminarlas. Por lo tanto
la tarea consistió en hallar ítems lo suficientemente sensibles como para evaluar lo que
se proponían y lo suficientemente tolerables como para confiar en las respuestas
obtenidas. Así, elaboraron ocho escalas clínicas: Hipocondriasis (Hs), Depresión (D),
Histeria (Hy), Desviación Psicopática (Dp), Paranoia (Pa), Psicastenia (Pt),
Esquizofrenia (Sc) y Manía (Ma), a las que luego agregaron dos: Introversión Social
(Si) y Masculinidad-Feminidad (Mf).

También pensaron de qué modo controlar las respuestas, previendo distorsiones


deliberadas en las mismas, por lo que idearon las escalas de validez L (Sinceridad), F
(Validez) y ? (Interrogantes). Más tarde, Meehl y Hathaway (1946) notaron que sujetos
con trastornos psicopatológicos severos obtenían puntajes poco elevados en
determinadas escalas clínicas, lo que les hizo pensar en una actitud defensiva al
responder. Para corregir estas puntuaciones, se elaboró la escala de validez K, que
evalúa recursos yoicos, cuya puntuación afecta a las escalas Hs, Dp, Pt, Sc y Ma en una
proporción empíricamente determinada. La elaboración de las escalas de validez supuso
un hallazgo para el ámbito de la psicometría, al considerar la medición de respuestas
que podían afectar la confiabilidad de los puntajes. Desde entonces, la mayor parte de
los cuestionarios e inventarios cuentan con algún tipo de mensura respecto de ello.

En la década de 1980 se constituyó un comité para la revisión, actualización y


reestandarización del MMPI. Butcher, Graham, Dahlstrom, Tellegen y Kaemmer fueron
sus principales integrantes. El objetivo abarcó la revisión de los ítems que resultaban
anacrónicos, que estaban expresados de modo inadecuado y la formulación de otros que
abarcasen formas de diagnóstico más actuales. También incluyó una revisión rigurosa
de las normas estadísticas, ya que la muestra original, básicamente conformada por
residentes de Minnesota, no resultaba representativa de la población general.

En 1989 se publica la nueva versión, el MMPI-2, que tiene una muy favorable acogida
en el ámbito de la evaluación psicológica. Numerosas publicaciones desde entonces así
lo atestiguan. Éstas versan acerca del MMPI-2 como instrumento válido y confiable en
diversos campos de aplicación (clínico, forense) y en estudios de investigación.

SCL-90

El Symtom Check List fue diseñado en la Facultad de Medicina de la Universidad Johns


Hopkins de Baltimore con la finalidad de disponer de un cuestionario para la
autoevaluación de un amplio rango de problemas psicopatológicos que pudiera ser
utilizado tanto en pacientes médicos, psiquiátricos o en población general y tanto como
método de screening como para valoración de cambios sintomáticos inducidos por el
tratamiento. El instrumento original constaba de 51 ítems y era conocido como Hopkins
Symtom Check List (HSCL). Derogatis et al. desarrollaron en 1973 una versión de 90
ítems (SCL-90), a la que en 1977 le cambiaron 2 ítems y le modificaron ligeramente
otros 7, así nació el SCL-90-R, formato que acabó imponiéndose sobre los demás y que
es el presentado aquí.

En nuestro país, se hizo una adaptación al castellano del SCL-90 por parte de J. Guimón
et al. que se presentó en el XV Congreso de la Sociedad Española de Psiquiatría
celebrado en Jaca (Huesca) en 1.983. En 1.989, el grupo de trabajo dirigido por J.L.
González de Rivera adaptó la versión española del SCL-90-R. Aunque ha sido
publicado un análisis factorial de ésta, no hemos encontrado datos referentes a la
fiabilidad y validez de la misma.

El SCL-90-R es un cuestionario multidimensional autoadministrado. El paciente tiene


que seleccionar mediante una escala tipo Likert de cinco grados, hasta que punto se ha
sentido molesto, durante los últimos siete días, por una serie de 90 problemas (0 no la
ha molestado en absoluto y 4 le ha molestado de manera extrema). El cuestionario
explora 9 dimensiones o perfiles psicopatológicos: Somatización, Obsesión-
Compulsión, Sensibilidad Interpersonal, Depresión, Ansiedad, Ira-Hostilidad, Ansiedad
Fóbica, Ideación Paranoide y Psicoticismo.

Se trata de un cuestionario sencillo y fácil de aplicar. Puede ser de utilidad en atención


primaria como medida de la gravedad sintomática o como elemento de screening, Es
más interesante todavía como medida multidimensional de psicopatología, sobre todo si
uno está interesado en los trastornos de depresión y ansiedad, en este apartado es
superior al GHQ-28.

La corrección del SCL-90-R ofrece tres niveles de información: global, dimensional y


de síntomas discretos.

A) GLOBAL, con 3 índices: GSI (Índice Global de Gravedad) que se refiere a la


intensidad media del conjunto de los 90 ítems. PST (Total de Síntomas Positivos), hace
referencia al número medio de síntomas experimentados por cada paciente. PSDI
(Índice de Distrés de Síntomas Positivos), se refiere a la intensidad media de los
síntomas positivos.

B) DIMENSIONAL, proporciona 9 índices uno por cada dimensión sintomática.

C) SÍNTOMAS DISCRETOS, hace referencia a la intensidad media obtenida en una


serie de ítems que hacen referencia a trastornos del sueño, del comportamiento
alimentario, etc.

Aunque se ha utilizado en diferentes estudios clínicos en nuestro país, es necesaria la


validación de la versión española y más estudios sobre la misma. Como instrumento
autoadministrado puede ser difícil de aplicar en pacientes con bajo nivel cultural. Para
algunos autores, este instrumento ofrecería más una medida de disconfort general que
un perfil psicopatológico determinado, aunque otros estudios han demostrado la validez
de los índices dimensionales de ansiedad y depresión. Aunque no disponemos de datos
referidos a la versión española del SCL-90-R, si existen de una reciente validación
germana, realizada en una muestra de pacientes ambulatorios de una clínica
psicosomática y en un grupo control sano.

Fiabilidad: La consistencia interna de las 9 subescalas fue buena, oscilando el alfa de


Cronbach de 0.78 a 0.90

Validez: En cuanto a validez predictiva, para un punto de corte de 0.5 en el GSI, ofrece
una sensibilidad del 0.83, especificidad del 0.80, VPP 0.91 y VPN 0.66. Para una
muestra de pacientes que acuden a las consultas de atención primaria, con el mismo
punto de corte, la sensibilidad es del 0.64, la especificidad del 0.74, VPP 0.58 y VPN
0.77. En el mismo trabajo, se confirma, mediante análisis ROC, la adecuada validez de
los índices dimensionales de ansiedad y depresión. También se demuestra en el mismo
trabajo la adecuada validez discriminativa, la validez concurrente con el IIP-C y el
GHQ-12.

Entrevistas psiquiátricas

Present State Examination (PSE)

El PSE es el antecesor de las entrevistas estructuradas de diagnóstico. Se desarrolló hace


unos 30 años por un grupo de Inglaterra encabezado por J. Wing, y se ha utilizado en
estudios internacionales y transculturales.

Presentado en muchas ediciones, la última es la PSE-10. Una versión reciente consta de


140 ítems principales, incluido un segmento sobre el estado mental. Consiste en un
protocolo de entrevista estructurada que se centra en síntomas ocurridos durante las
últimas cuatro semanas. Con formato flexible ofrece seis amplias categorías
descriptivas.

En el programa se incluyen preguntas específicas a modo de sondeo de cada síntoma,


haciéndose un máximo esfuerzo para estandarizar la entrevista. La mayoría de síntomas
se puntúan en calidad de ausentes o presentes en grado "grave" o "moderado".

Una puntuación total del PSE se basa en la suma de puntuaciones de los síndromes, con
subpuntuaciones para:

Síndromes de delirios y alucinaciones.

Síndromes conductuales y del habla.

Síndromes neuróticos específicos e inespecíficos.

Los diagnósticos se realizan con un programa de ordenador denominado CATEGO


(Wing, 1974). Los diagnósticos sindrómicos realizados mediante este programa se han
relacionado con las categorías correspondientes más próximas de la CIE-9 y del DSM-
III.

S.C.I.D. (ENTREVISTA CLINICA ESTRUCTURADA PARA EL DSM-III-R)


La entrevista clínica estructurada para el PSN-III-R (Clinical Interview for DSM-III-R)
(SCID) es un protocolo de entrevista diseñado por Spitzer et al (1987) con el fin de
capacitar a los profesionales para reunir la información apropiada que permita llegar a
diagnósticos en los ejes I y II, basándose en el DSM-III-R.

Sigue un modelo de entrevista diagnóstica clínica. Empieza con un repaso de la


enfermedad actual y los episodios de psicopatología anterior y prosigue con preguntas
sobre síntomas específicos que se inician con un examen para incluir o descartar
trastornos específicos.

La SCID se puede usar de forma modular de tal forma que el investigador pueda
seleccionar para un estudio concreto únicamente los módulos de diagnóstico relevantes
en una muestra particular de sujetos.

Se han elaborado diversas versiones para los trastornos en el eje I (SCID-I):

SCID-P para pacientes psiquiátricos.

SCID-OP para pacientes psiquiátricos externos.

SCID-NP para individuos de la comunidad, parientes, pacientes de atención primaria


y otras personas no identificadas como pacientes psiquiátricos.

La SCID-II sirve para el diagnóstico de los trastornos de personalidad. Se usa con un


cuestionario autoadministrado que el sujeto debe completar antes de la entrevista. El
clínico se centra en las respuestas positivas del cuestionario al revisar los síntomas de
trastorno de personalidad.

Composite International Diagnostic Interview (CIDI)

El Composite International Diagnostic Interview (CIDI) es una entrevista diagnóstica


totalmente estructurada creada dentro de un programa de cooperación entre la
Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Alcohol Drug Abuse and Mental Health
Administration (Robins et al, 1983). Es una revisión y extensión del DIS, elaborada
para su utilización internacional, siendo probablemente la entrevista estructurada más
ampliamente utilizada en la actualidad.

La entrevista se estructura en módulos y abarca los trastornos somatomorfos, de


ansiedad, depresivos, psicóticos, de la conducta alimentaria, alteraciones cognitivas, por
abuso de sustancias y manía.

Los diagnósticos se realizaban mediante un algoritmo informático a partir de los


criterios de Feighner, el RDC y el DSM-III. En 1992 el centro de Sidney desarrolló la
versión informatizada del CIDI, denominada CIDI-Auto, que permite obtener
diagnósticos CIE-10 y DSM-III-R, así como archivos de resultados conteniendo todas
las respuestas.

Sus características principales son:


1. Permitir diagnósticos principales a través de la recogida de datos con el fin de
investigar.

2. Proporcionar una herramienta de aprendizaje para los clínicos, sobre la indagación de


los síntomas presentes y la organización de los criterios operativos de la CIE y DSM.

3. Dar un soporte clínico.

Estos instrumentos están plenamente estructurados con el fin de minimizar el grado de


juicio decisorio requerido para administrarlos. Aunque han sido utilizados en algún
estudio por investigadores clínicos, no hacen uso de la habilidad de un profesional
experimentado, algo que muchos consideran esencial para asegurar la validez de los
exámenes diagnósticos.

CLINICAL INTERVIEW SCHEDULE (CIS)

Diseñada por Goldberg y cols. en 1970, el CIS es una entrevista semiestructurada de


carácter general que exige su administración por parte de un entrevistador cualificado.

En la entrevista se recoge información psicopatológica detallada referida a lo acontecido


en las últimas semanas sobre una lista de síntomas concretos puntuados según escalas
tipo Likert. Esta primera parte se denomina trastornos subjetivos (reported symptoms) y
constituye la sección I del instrumento.

En la sección II el entrevistador toma una parte mucho más activa. Esta parte se
denomina trastornos objetivos (manifest abnormalities) y en ella el entrevistador evalúa,
según impresión clínica, elementos psicopatológicos.

Esta entrevista ha sido utilizada en estudios epidemiológicos y en el estudio de


evaluación de psicopatología concomitante en pacientes con patologías médicas.
Asimismo el CIS ha sido empleado previamente para la evaluación psiquiátrica en
población laboral.

La relación entre las diferentes variables del estudio se ha realizado mediante pruebas
estadísticas no paramétricas. Para comprobar la asociación entre las variables del
estudio y la presencia de un diagnóstico psiquiátrico («caso», «no caso») se ha realizado
un análisis de regresión logística y cálculo de las odds ratio.

Para el tratamiento de las variables del estudio, éstas se agruparon en cuatro familias:
variables sociodemográficas (edad, estado civil, número de hijos, estudios realizados),
variables laborales (profesión, antigüedad, categoría), variables relacionadas con la
enfermedad (diagnóstico médico, días de ILT, procesos ILT) y variables psiquiátricas
(puntuación GHQ total y por escalas, puntuación en el CIS total y por sección, criterios
de «caso»). Se consideró como variable dependiente la presencia de «caso» psiquiátrico.

Bibliografía esquizofrenia y otros trastornos psicóticos

DSM-IV-TR. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. A.P.A.


2001.
CABALLO, E. Vicente; BUELA-CASAL, Gualberto; CARROBLES, José Antonio:
“Manual de psicopatología y de los trastornos psiquiátricos. Vol. 1. Fundamentos
conceptuales; trastornos por ansiedad, afectivos y psicóticos”. Siglo Veintiuno de
España Editores. España, 1995.

“Valoración de las situaciones de minusvalía”. Edita Ministerio de Trabajo y


Asuntos Sociales, 2000.

LIBERMAN, Robert Paul “Rehabilitación integral del enfermo mental


crónico”.Edit. Martínez Roca, Barcelona, 1993.

También podría gustarte