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Programas educativos compensatorios en México

Problemas de equidad y de conocimiento

Jesús Aguilar Nery›

A partir de la epistemología social de Popkewitz, propongo una lectura en Palabras clave


torno a dos problemáticas ligadas a los programas educativos compensa-
torios: una examina directamente cuestiones de representación y acceso Educación compensatoria
de individuos y grupos a las prácticas educativas y sociales; la otra pro- Equidad educativa
blemática está centrada en las normas y las diferencias imbricadas en la Desigualdad social
política educativa y en la investigación educativa de las últimas dos déca-
das, que dan por supuesto que los programas educativos compensatorios Epistemología
son una práctica para producir una sociedad inclusiva. Pretendo mostrar Investigación educativa
que hay un “doble gesto” en el reconocimiento de necesidades especiales Construcción de saberes
y de poblaciones que requieren estrategias particulares para ser incluidas.
Éste consiste en que el mismo sistema de argumentos que diferencia a los
excluidos está formado por reglas, normas y valores, no dichos, de lo que
es clasificado como “normal”, y que ambos son aspectos coexistentes de
un mismo fenómeno, y no opuestos.

Based on Popkewitz’s social epistemology, I propose a reading concerning Keywords


two problems related to compensatory education programs: one directly ex-
amines issues of representation and access for individuals and groups to edu- Compensatory education
cational and social practices; the other problem focuses on norms and differ- Educational equality
ences that have been incorporated in educational policy and in educational Social inequality
research over the last twenty years, which take for granted that compensa-
tory education programs are a means of producing an inclusive society. I seek Epistemology
to show that there is a “double gesture” in recognizing special needs [persons] Educational research
and groups that require particular strategies for inclusion. In this double Construction of knowledge
gesture, the same system of arguments that differentiates excluded persons
is made up by unwritten rules, standards, and values for what is classi-
fied as “normal,” and both are coexistent aspects of the same phenomenon,
and not opposed.

Recepción: 30 octubre de 2012 | Aceptación: 24 de enero de 2013


 › Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) - Investigador asociado del Instituto de Investigaciones so-
bre la Universidad y la Educación (IISUE). Doctor en Ciencias, especialidad en investigaciones educativas por el
Departamento de Investigaciones Educativas del Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados del Instituto
Politécnico Nacional (DIE-CINVESTAV-IPN). Miembro del SNI, nivel 1. Líneas de investigación: desigualdades
escolares, política educativa en el nivel medio superior, educación y justicia social. Publicaciones recientes: (2014),
“Una lectura del itinerario de las desigualdades educativas en Argentina desde el análisis conceptual del discurso,
1968-2008”, Ariadna histórica. Lenguajes, conceptos, metáforas, vol. 3, pp. 57-77; (2013), “Enfoques epistemológicos
de la investigación sobre desigualdades educativas en México 1971-2010”, Revista Mexicana de Investigación Educa-
tiva, vol. XVIII, núm. 59, pp. 1077-1101. CE: janery@unam.mx

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Introducción1 en la forma de pensar este fenómeno, o como
diría Popkewitz, este “sistema de razón”.
De acuerdo con Dussel (2004), cada vez hay Categorías como diferencia, desigualdad
más señales de la necesidad de cuestionar los o exclusión, que a menudo se emplean para
principios y los modos de razonamiento sobre quien no posee hábitos de estudio adecuados
“la escuela moderna”, ya que varios de ellos o no cuenta con las habilidades y condiciones
serían parte del problema antes que su solu- para el aprendizaje, parecen neutrales y hasta
ción. Las perspectivas críticas han mostrado posibles de mejorar. Sin embargo, de acuerdo
que la escolaridad debe ser entendida como con Popkewitz (2006), poco se reconoce que
una práctica histórica que ha cristalizado en las habilidades o disposiciones que impiden
un marco institucional particular, contin- “la inclusión” son narrativas de aspectos cul-
gente y en cierto modo arbitrario; este marco turales relacionados con aquello que el niño
ha servido a múltiples propósitos, no nece- debiera ser. Desde otro ángulo lo antedicho
sariamente los proclamados por los sistemas proyecta temores acerca de las personas que
escolares fraguados a partir de la segunda no cumplen con ese deber ser, y con ese futu-
mitad del siglo XX, los cuales nos resultan tan ro planeado.
familiares, tan “normales”. Más aún, diversos Como espero mostrar en este documen-
autores argumentan que incluso las nociones to, hay un “doble gesto” en el fenómeno del
de “libertad” e “igualdad” han venido siendo reconocimiento de “necesidades especiales”
redefinidas de tal forma que han llevado a la y de poblaciones que requieren estrategias
obediencia y a la exclusión social (Popkewitz, particulares para ser incluidas mediante los
1998, 2009; Tiramonti, 2001, entre otros). Por programas compensatorios; consiste en que
ello, cuestionar las causas de la extendida el mismo sistema de argumentos que dife-
injusticia social y educativa probablemen- rencia a tales poblaciones está construido por
te deba comenzar por interrogar los “relatos normas y valores no dichos, es decir, se omi-
sobre la inclusión”, es decir, la narrativa que ten características que son valoradas negati-
sostiene que el crecimiento y el mejoramiento vamente u omitidas de lo que es clasificado
del sistema escolar moderno es la única ma- como “normal” (Popkewitz, 2006; 2009).
nera de educar y democratizar las sociedades. De este modo, propongo realizar una ex-
Tal como observa Dussel (2004: 306), citando a ploración del discurso de la inclusión, aso-
Popkewitz, “la inclusión ha sido un proyecto ciado a la equidad educativa y traducido en la
político fundamental en sociedades que, para- lógica de las políticas y programas educativos
dójicamente, han excluido sistemática y cate- compensatorios, así como en cierta parte de la
góricamente a grupos sociales”. Sin embargo, investigación educativa en México en las últi-
no se trata de menospreciar ni deslegitimar mas dos décadas. Para realizar esta tarea, pri-
estas luchas, sino de la manera en que hemos mero doy una apretada síntesis de la perspec-
concebido la inclusión, a menudo reducida tiva de la “epistemología social” de Popkewitz,
sólo a la falta de acceso de ciertas poblaciones así como de las herramientas conceptuales y el
a la institución escolar (aquí resulta ilustrativo material utilizado. Enseguida, contextualizo
aludir a los programas compensatorios); poco brevemente la oficialización de los programas
o nada se dice de sus formas de participación compensatorios en México y sus objetivos.
ni del reconocimiento de sus singularidades Posteriormente analizo los programas com-
y derechos, así como el doble gesto implícito pensatorios como “problemas de equidad” y
1 El autor agradece a los evaluadores de la revista, quienes con sus comentarios y sugerencias enriquecieron el do-
cumento. A Maru Rodríguez por permitirle conocer su trabajo. Agradece también los comentarios a una versión
previa presentada en el III Congreso Nacional de Ciencias Sociales (1 de marzo de 2012), realizado en la Ciudad de
México. Los yerros y omisiones son exclusivamente del autor.

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como “problemas de conocimiento”; abunda- “reforma escolar” estadounidense, la forma-
ré en esta trama debido a que ha sido la menos ción de ciudadanía y el aporte que aquí nos
abordada. Cierro el texto con algunas consi- interesa: las prácticas de inclusión/exclusión,
deraciones finales del recorrido realizado. entre otros temas. En este sentido, entende-
mos los programas compensatorios impulsa-
Sobre la perspectiva de análisis dos en México, especialmente desde la última
década del siglo XX, como dispositivos reme-
En este trabajo seguiré ciertos planteamien- diales enfocados en la permanencia —y se
tos del investigador estadounidense Thomas sobreentiende que en la inclusión— del alum-
Popkewitz, cuyo trabajo está emparentado nado de la escolaridad básica, principalmen-
con el pensamiento de Foucault, como lo re- te. Para dar cuenta de la inclusión/exclusión
conoce él mismo. Sigo la tradición de “histo- nuestro autor alude a una doble lectura de dos
rizar”, esto es, “situar el conocimiento y [las] “problemáticas” involucradas: una “proble-
prácticas sociales en el contexto de las luchas mática de la equidad” y otra “problemática del
[de] lo que clasifica, ordena y define los obje- conocimiento”.
tos del mundo” (Popkewitz, 2003: 176, nota Popkewitz habla de problemática “para lla-
13). Tal tradición nuestro autor la denomina mar la atención sobre el conjunto de normas y
“epistemología social”, la cual contrasta con estándares que ordenan aquello que es nom-
el historicismo de cuño norteamericano.2 En brado, visto, sentido y realizado para rectificar
otro texto, Popkewitz dirá que su epistemolo- el problema de la exclusión social” (2006: 3).
gía social se preocupa por “cómo los sistemas Desde esta perspectiva, la investigación se in-
de ideas construyen, configuran y coordinan terroga acerca de quién se beneficia y a quién
la acción a través de las relaciones y el orde- se perjudica, según el funcionamiento de los
namiento de los principios que establecen. En sistemas escolares, a través de la evaluación, el
este sentido, el conocimiento es un campo de currículo, las prácticas de financiamiento, de
prácticas culturales que tienen consecuencias recursos escolares, etc. Por lo tanto, la equi-
sociales” (2003: 155). dad como problema implica la inclusión y el
Si bien la epistemología social desafía al aumento de la representación y el acceso de
“historicismo”, le subyace una paradoja, a los individuos y los grupos perjudicados. Así,
saber: el actor de aquél es “descentrado”, más la inclusión y la exclusión se ven como catego-
precisamente, “reintroducido mediante una rías singulares y contrapuestas.
desestabilización de las condiciones que li- La perspectiva de la problemática de
mitan e interiorizan la conciencia y sus prin- la equidad es un tratamiento parcial que
cipios de orden”. De ese modo, se crea una debemos complementar, de acuerdo con
gama de posibilidades para la acción a través Popkewitz, con lo que denomina la proble-
de la dislocación de los principios de orde- mática del conocimiento, la cual “se ocupa de
namiento que definen nuestras subjetivida- las reglas históricamente incorporadas que
des; es decir, se establecen “reglas de verdad”, hacen posible la representación, y que ésta
contingentes, históricas y abiertas a la crítica sea razonable para la acción” (Popkewitz
(Popkewitz, 2003). y Lindblad 2005: 142). En otras palabras, la
El investigador estadounidense ha “his- problemática del conocimiento se ocupa del
torizado” los patrones de pensamiento de la conocimiento como práctica material (no

2 La tradición historicista está centrada en el actor y en los acontecimientos del mundo como la última causa del
cambio social, e incluso desprende que sin el actor se produce un mundo indeterminado que no tiene posibilidad
de cambio. En contraste, a Popkewitz le interesa situar el conocimiento y las prácticas sociales como centro de
dicho cambio, esto es, considera “el razonamiento y los principios que fabrican a los actores [como] los agentes del
cambio” (2003: 155).

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sólo en términos de ideas y conceptos), sobre de ciertas poblaciones en el nivel básico en
“cómo los sistemas de razón generan históri- México, mismos que al mismo tiempo que
camente principios de diferenciación y divi- han generado cierta inclusión, también han
sión, a través de los cuales se construyen las propiciado exclusiones.
representaciones de los actores y las normas Antes de abordar el cometido principal,
de acción” (Popkewitz y Lindblad 2005: 144). vale la pena una breve síntesis de las condi-
En ese sentido, al enfocarse en cómo la ciones de posibilidad en la que surgen los
razón hace que el actor esté representado en discursos sobre los programas y las políticas
la problemática de la equidad, y cómo ésta es compensatorias en el país, así como los rasgos
determinada históricamente, las categorías principales de los mismos, que servirán de
y clasificaciones de los programas compen- marco para el análisis posterior.
satorios y de la escolaridad funcionan como
mapas que identifican aquello que es impor- La sedimentación
tante para prestar atención; es decir, un mapa de los discursos sobre los
que mediante distinciones y categorías, dife- programas compensatorios
rencia y divide a los objetos sobre los que se y la equidad en México
reflexiona y que orientan la acción. Se trata de
“mapas” que no sólo ubican lo que hay “den- A principios de 1990, empiezan a ser protagó-
tro” de la razón (por ejemplo, cualidades y nicas en Latinoamérica nuevas formas de en-
disposiciones que el docente tiene que identi- tender el papel de la educación en general, de
ficar, desarrollar y mantener en la enseñanza), manera que quedan al centro argumentos que
sino que también “dicen” —por omisión— hablan de la “transformación de las estructu-
lo que está “fuera” de la razón (Popkewitz y ras productivas” unidos a una “progresiva
Lindblad, 2005). Popkewitz da como ejemplo equidad social”, articulados a través de ideas
el pensar en un niño como un “sujeto que re- como la expansión del conocimiento, asocia-
suelve problemas” (2006: 4); ello implica crear do al progreso de las tecnologías de informa-
un mapa mental acerca de qué es importan- ción y comunicación, así como al “desarrollo
te para diferenciar en su expresión oral o en de la capacidad de aprender a aprender”, en un
sus actividades. Siguiendo con este ejemplo, marco de adecuación institucional permanen-
el mapa del niño implica distinguir y prestar te. Estas ideas quedaron sintetizadas en un es-
atención a ciertas cualidades, y no a otras. logan que fue título de un libro: “la educación
En breve, buscaré abordar la problemática y el conocimiento como eje de la transforma-
de la equidad y del conocimiento implicada ción productiva con equidad” (CEPAL, 1992).
en los programas compensatorios en México Ello tuvo como antecedente más importante
iniciados en la última década del siglo XX. la reunión de 1990, llamada “Educación para
Para ello se consultó material que ha descrito Todos” (Jomtien, Tailandia), impulsada por
y evaluado estos fenómenos, tanto en el ámbi- organismos internacionales. Sin embargo, en
to oficial como académico: planes educativos el marco del modelo neoliberal latinoamerica-
nacionales, así como una reducida parte (no no, la propuesta de sostener la equidad como
representativa, sí significativa) de la investiga- objetivo estratégico, junto con la competitivi-
ción educativa nacional que discute las des- dad económica, no se tradujo en proposicio-
igualdades educativas, ya que es en ese marco nes operativas concretas. Más aún, hubo “una
que se han configurado. Con ello se busca disminución de las tasas de crecimiento eco-
contribuir a “historizar” dichos programas, nómico y de incremento de la productividad,
como un dispositivo construido para en- así como una distribución más desigual de los
frentar las desigualdades en la escolarización ingresos” (Torres y Tenti, 2000: 5).

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Las reformas educativas de los años no- y ejecutar “programas especiales que permi-
venta se enmarcaron en procesos de reforma tan elevar los niveles educativos en las zonas
de los Estados latinoamericanos, en sintonía desfavorecidas o en aquéllas cuya situación
con los esquemas de políticas dominantes educativa es crítica”. Tales programas busca-
tendientes a la liberalización y la “competitivi- rían mejorar “la eficiencia terminal de la edu-
dad”; con ello se buscaba hacer del mercado el cación primaria y reducir el analfabetismo en
eje de la estructura societal. En dicho marco, las zonas y entre los grupos de mayor atraso
la lógica de la focalización para “el combate educativo” (DOF, 1992: 8).
a la pobreza” se hizo presente en los progra- Por otra parte, la política de fomento a la
mas de todas las áreas sociales de la región equidad educativa alcanzó rango jurídico na-
debido al agravamiento de la situación social cional con la nueva Ley General de Educación
y económica, y se dio paso a los programas (1993), que dedicó todo un capítulo al tema.
compensatorios orientados por “principios de En dicha Ley el Estado se comprometió con
discriminación positiva a favor de los sectores la reducción de las desigualdades educati-
más pobres” (IIPE, 2002: 85). vas, encauzándolas por medio de programas
En México, como parte de la “transición” compensatorios; asimismo, ese mismo año se
de los años noventa hubo cambios que con- modificó el artículo 3º constitucional para au-
vergieron con los movimientos internaciona- mentar los años de educación obligatoria, que
les y que reestructuraron el sistema educativo pasaron de seis a nueve años.4
nacional. Por una parte, la firma en 1992 del Cabe destacar que los programas com-
Acuerdo Nacional para la Modernización pensatorios no iniciaron en los años noventa,
de la Educación Básica y Normal (ANMEB), pues al menos desde la década de los setenta se
entre el gobierno y el Sindicato Nacional de hablaba de ellos en la investigación educativa
Trabajadores de la Educación (SNTE), dio ori- mexicana, sobre todo del vecino país del nor-
gen a varias “políticas de Estado”.3 En tal mar- te (Estados Unidos) (Guzmán y Schmelkes,
co, el rezago o “atraso educativo” ocupó gran 1973; Muñoz et al., 1979, entre otros). De cual-
espacio en el diagnóstico del ANMEB y ratificó quier modo, desde entonces se les consideraba
la política de atención para “zonas desfavore- como un dispositivo preventivo y/o remedial
cidas”, o en situación educativa “crítica”, que para enfrentar el “rezago educativo” de ciertos
ya marcaba el plan educativo nacional de sectores de la población. Si bien puede decirse
1989 (Chávez y Ramírez, 2006). En el ANMEB que han cambiado en sus denominaciones y
se observan las primeras huellas tendientes a modos de intervención, incluso en sus formas
sedimentar el discurso de la compensación en de conceptualizarse, a partir de la última dé-
el campo educativo. Ahí se aludió explícita- cada del siglo XX se observa como el disposi-
mente al papel de la SEP en su “función com- tivo oficial más importante para “igualar” o
pensatoria entre estados y regiones”, especial- hacer más “equiparable” cierta distribución
mente destinando más “recursos a aquellas educativa, ya sea mediante insumos o diseños
entidades con limitaciones y carencias más escolares alternativos (SEP, 1995; Weiss, 2002).
acusadas”. Asimismo, se planteaba diseñar El desarrollo de tales programas sucedió entre

3 De acuerdo con Latapí (2004: 48), una política de Estado se caracteriza por su “continuidad a través del tiempo y de
los cambios de gobierno”. En el caso del ANMEB Latapí alude a cuatro políticas de Estado ligadas a él: 1) la descen-
tralización de la enseñanza básica; 2) la renovación curricular y la producción de materiales y libros de texto; 3) las
reformas al magisterio; y 4) la participación social en la educación.
4 En 2002 se aumentó la obligatoriedad de tres años de “preescolar”, pretendiendo universalizarlo en 2009, pero no se
ha conseguido; a ello se añadió el reciente incremento de la obligatoriedad —a partir del ciclo escolar 2012-2013—
de tres años de escolaridad media superior, cuya universalización se proyectó para el ciclo 2021-2022. Se pueden
consultar los cambios al artículo 3º y al resto de la Constitución en la página de la Cámara de Diputados: http://
www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/ref/cpeum_art.htm (consulta: 27 de noviembre de 2014).

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las décadas setenta y ochenta, pero en los años (PROGRESA), el cual en 2002 fue denominado
noventa podemos decir que se sedimentaron “Desarrollo Humano Oportunidades”, vigen-
conceptualmente como parte de las políticas te hasta 2012.
educativas, pues entre otras razones adquirie- Interesa hacer notar que el universo de
ron rango constitucional en los artículos 34 y atención de los programas sociales citados ha
35 de la Ley de 1993, dentro del apartado sobre tenido gran coincidencia con el de los progra-
“equidad”. mas educativos compensatorios, aunque cabe
reconocer que no son lo mismo y guardan en-
Los objetivos y metas de los tre ellos tanto semejanzas como diferencias.
programas compensatorios Me interesa destacar lo común de tales dispo-
sitivos, en especial la lógica focalizada de aten-
El Programa para Abatir el Rezago Educativo ción en ciertas poblaciones y su expectativa de
(PARE)5 marcó, en 1991, el arranque oficial de que la escolarización es, per se, inclusiva. Así,
los programas compensatorios en México me- el PROGRESA, en materia educativa, tuvo como
diante el aporte financiero federal y un crédito objetivo apoyar la asistencia y permanencia en
del Banco Mundial. Los objetivos generales del la escuela de los niños y los adolescentes de
PARE fueron: 1) propiciar la equidad en el acceso sectores pobres, particularmente los de zonas
y la permanencia de los alumnos de educación rurales marginadas; Oportunidades mantuvo
primaria, garantizando el ejercicio del derecho los componentes de su antecesor, pero exten-
a la educación de cada individuo; 2) incremen- dió su cobertura al bachillerato mediante be-
tar los niveles de aprendizaje y el mejoramiento cas para los estudiantes y amplió su radio de
de la calidad de la enseñanza en aquellas regio- acción a zonas urbanas marginadas; el com-
nes con bajos índices educacionales y en grupos ponente educativo de estos programas ha sido
con condiciones sociales y económicas en des- administrado por la Unidad de Programas
ventaja; 3) apoyar con recursos complementa- Compensatorios del CONAFE desde su puesta
rios a los gobiernos de las entidades federativas en marcha (Chávez y Ramírez, 2006).6
con mayores rezagos educativos; y 4) fortalecer La razón de ser de la compensación edu-
la organización y la capacidad de administra- cativa en México ha sido el abatimiento del
ción educativa (SEP, 1995). “rezago educativo”, significante incluido en
Según Arzate (2011), un antecedente in- todas las denominaciones de estos programas
mediato del PARE y de los programas de lucha hasta 2012. De acuerdo con Chávez y Ramírez
contra la pobreza extrema fue el Programa (2006), en sus distintas versiones, este combate
Nacional de Solidaridad, donde destacan ha abarcado dos grandes objetivos: a) la bús-
dos subprogramas: “Niños en Solidaridad” y queda de equidad en el acceso y la permanen-
“Escuela Digna”. Ambos tuvieron cobertura cia, es decir, la inclusión en la educación básica
nacional entre 1988 y 1994, y en 1997 se con- obligatoria, principalmente; y b) el incremen-
virtieron en parte de los “componentes” del to en los niveles de aprendizaje mediante el
Programa de Educación Salud y Educación mejoramiento de la calidad de la enseñanza;
5 Este primer programa compensatorio comenzó su operación durante el ciclo escolar 1991-1992 , desde las oficinas
centrales de la Secretaría de Educación Pública, luego pasó al CONAFE. El PARE fue el primer programa de amplio
alcance para combatir el rezago en la educación primaria; se dirigió a las entidades con los más altos índices de
pobreza y los más bajos índices de eficiencia escolar: Chiapas, Oaxaca, Guerrero e Hidalgo (SEP, 1995; Chávez y
Ramírez, 2006).
6 Chávez y Ramírez (2006), apuntan semejanzas entre el PARE y el programa Escuelas en Solidaridad (de 1992), del
sexenio salinista (1988-1994), en especial en la definición —explícita o implícita— de los criterios generales de su
diseño, entre otros, la atención de los sectores de “población más pobres” del país, mediante una atención “fo-
calizada”, no “universalista”; ambos programas consideran a la educación como mecanismo fundamental para
superar la pobreza intergeneracional, aunque en los dos casos se sugería que el “éxito escolar” dependía también
de factores socioeconómicos.

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aunque se ha reconocido más la realización 9). En el mismo sentido encontramos al PARE,
de lo primero que de lo segundo (Muñoz así como sus versiones posteriores, a través de
Izquierdo, 1995; OCE, 1999; Weiss, 2002). las cuales se canalizaron recursos en aspectos
Se pueden mencionar otros tres rasgos materiales (infraestructura física, materiales
comunes a los programas compensatorios didácticos) y no materiales (especialmente
mexicanos, que comparten con los realizados capacitación de agentes educativos escolares)
en Latinoamérica desde los años noventa: 1) de la educación primaria rural (Torres y Tenti,
son parte constitutiva de las reformas educa- 2000; Chávez y Ramírez, 2006). Por su parte, en
tivas realizadas en la región ante el incremen- el PROGRESA se anotaba que, “es imperativo
to de la pobreza y la desigualdad; 2) estimu- que se orienten eficazmente a los hogares en
laron proyectos locales (mediante diversas pobreza extrema en las regiones marginadas
estrategias de focalización), como parte de la del país... para asegurar una clara focalización
meta descentralizadora presente en todas las de sus acciones” (citado por Boltvinik, 2000:
reformas nacionales; y 3) pretendieron desa- s/p). Finalmente, en los planteamientos del
rrollar la participación de los beneficiarios de Programa Sectorial de Educación (PSE) 2007-
estos programas en su diseño y gestión, pero 2012, se anotaba que: “La exigencia de una
lo consiguieron sólo parcialmente o no lo educación de calidad ha de ser más radical y
hicieron (IIPE, 2002). De este modo, tales pro- urgente en las escuelas donde se forman los
gramas han estado dirigidos hacia localidades alumnos provenientes de los sectores más des-
con “bajos índices de desarrollo socioeconó- protegidos y vulnerables” (SEP, 2007: 10).
mico y educativo”, o poblaciones en “pobreza Siguiendo con Popkewitz y Lindblad
extrema” o “en riesgo”, como a menudo se les (2005), el análisis de los programas compen-
ha identificado. satorios alude explícitamente a la “inclusión
educativa”. Esto lo podemos observar en el
Los programas compensatorios tejido de una serie de categorías; en mi caso
como respuestas a la distingo tres conjuntos en los documentos
“problemática de la equidad” revisados:7 1) la inclusión económica, com-
prendida en dos sentidos: a) se demanda una
En términos generales, los objetivos, los com- distribución equitativa del presupuesto en la
ponentes y la estrategia de intervención de los escala federal, estatal, municipal y entre los
programas compensatorios se han manteni- distintos niveles educativos y sectores socia-
do a lo largo de más de dos décadas, aunque les; b) en términos de los potenciales bene-
paulatinamente se han incorporado cambios; ficios de la educación para que los sujetos se
el más evidente es la extensión de la cobertu- inserten en el mercado de trabajo, donde sue-
ra, y en menor medida, los criterios para se- len entroncar temas de clases sociales y estra-
leccionar “beneficiarios” —el procedimiento tificación. 2) La inclusión cultural, relacionada
de focalización— así como en el contenido principalmente con el acceso de las mujeres
y la operacionalización específica (Chávez y y niñas, y los grupos étnicos y religiosos a las
Ramírez, 2006). escuelas. 3) Propiamente la inclusión al sistema
Así, en el Programa para la Modernización escolar de niños y adultos, que adquiría al me-
Educativa, 1989-1994, en su diagnóstico, se nos dos variantes: a) la inclusión geográfica de-
aconsejaba: “concentrar prioritariamente los bido a la dispersión de la población; y b) dado
esfuerzos en las zonas urbanas marginadas, en el énfasis sobre los resultados escolares en
la población rural y en la indígena” (PEF, 1989: la mayoría de textos (más que en el ingreso y la
7 Mi identificación de categorías difiere de Popkewitz y Lindblad en dos puntos: a) mi tercera categoría —la de
inclusión educativa— la dan por supuesta; b) ellos identifican “la inclusión de los discapacitados”, cuya categoría
ubico muy tangencialmente en la muestra de estudios seleccionada.

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permanencia), la inclusión se observa como el escolares, en los resultados de aprendizaje y,
efectivo tránsito de los sujetos por el sistema es- de igual forma, en las condiciones en las cua-
colar y su correspondiente credencialización. les se ofrece el servicio educativo a diferen-
Veamos algunos ejemplos académicos y tes sectores de la sociedad” (2007: 17). Se dice
oficiales donde se teje la inclusión en relación también que el sistema escolar debe ofrecer
con las tres categorías anunciadas, teniendo educación a una población profundamente
en cuenta que suelen presentarse mezcladas desigual, debido a las características socio-
en los textos, sobre todo en los que preten- económicas de los alumnos, las condiciones
den abarcar todas las dimensiones de la desi- escolares, o ambas.
gualdad, tales como planes o diagnósticos Este rápido esbozo de la problemática de
nacionales. la equidad resulta dominante en los estudios
El artículo 34 de la Ley General de nacionales. La mayoría parte del supuesto de
Educación (1993) explicitaba que: que la correcta mezcla de políticas puede pro-
ducir una sociedad totalmente inclusiva sin
…el Ejecutivo Federal llevará a cabo pro- —al menos teóricamente— exclusión e ine-
gramas compensatorios por virtud de los quidades, tales como las definidas por clase,
cuales apoye con recursos específicos a los género o etnia. Así, la investigación y las polí-
gobiernos de aquellas entidades federativas ticas educativas tratan a la inclusión y la exclu-
con mayores rezagos educativos, previa ce- sión como entidades separadas, y se proponen
lebración de convenios en los que se con- a menudo, como salidas adecuadas, teorías
cierten las proporciones de financiamiento liberales o neomarxistas de la desigualdad y
y las acciones específicas que las autoridades la estratificación social, aunque con agendas
educativas locales deban realizar para redu- diferentes (Popkewitz y Lindblad, 2005).
cir y superar dichos rezagos. De acuerdo con Popkewitz y Lindblad
(2005), en los documentos citados la “proble-
Los trabajos, entre otros, de Martínez mática de la equidad” conceptualiza al Estado
Rizo (2002) y Bracho (2002) claramente dan como un actor “soberano”, capaz de modular la
cuenta de la descripción de los incluidos y inclusión de los grupos analizados bajo las ca-
los excluidos a nivel nacional en relación tegorías de género, etnia o clase, etc., mediante
con la entidad federativa de residencia o con prácticas legales y administrativas. Sin embar-
los grupos de edad y el género, entre otras go, debemos cuestionar tal lógica, pues pode-
variables. Otro ejemplo es el texto de Mier mos ilustrar las sombras que han acompañado,
y Rabell (2002), quienes miden la evolución por ejemplo, la atención a los grupos étnicos, ya
de las desigualdades en la terminación de la que desde los años sesenta el gobierno recono-
primaria y el ingreso a secundaria de los ni- cía su falta de acceso a las escuelas nacionales
ños mexicanos entre 1960 y 2000, enfocando (Latapí, 1964; Muñoz et al., 1979). Entonces se
tres tipos de desigualdades: por condición establecieron políticas y programas escolares,
rural o urbana de la localidad de residen- capacitación profesional, así como “escuelas in-
cia, por sexo y por condición de hablante dígenas”, para incrementar la participación de
de un idioma indígena. Asimismo, el INEE , los grupos étnicos mexicanos en el sistema es-
en su informe de 2007 sobre escuelas indí- colar. Sin embargo, hasta hoy, los propios datos
genas, educación comunitaria y telesecun- oficiales muestran que han sido insuficientes y
daria, afirma que la desigualdad “es el sello poco pertinentes —en términos culturales— a
distintivo” del sistema educativo mexicano, sus necesidades y aspiraciones.
y que dicha desigualdad “se presenta en las Sin embargo, Popkewitz, al referirse a
oportunidades de acceso, en las trayectorias la “problemática de la equidad”, critica los

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esquemas de intervención social para modi- tiempo y mejores espacios y materiales, redu-
ficar las condiciones sociales y a las personas, cir progresivamente las desigualdades en los
ya que en ello subyace una suposición de la in- resultados a través de una oferta diferenciada
vestigación, la cual “postula que, una vez que según las necesidades de los alumnos, etc.
los factores y sus mecanismos de inequidad se (SEP, 2007; INEE, 2007; López, 2008). La visión
empiecen a vislumbrar, es posible que las po- integral probablemente sea una alternativa,
líticas y programa más eficientes generen pro- pero no debe descuidarse la sombra que está
greso”. Tal observación, sostiene el investiga- implícita en toda política inclusiva: generan a
dor, desconoce los límites de la investigación y su vez nuevas exclusiones en el mismo ejerci-
de la planificación “para emancipar el futuro” cio de su realización. Abundo al respecto en
(2009: 198-199).8 lo que sigue.
A continuación exploro cómo las catego-
Los programas compensatorios rías y clasificaciones que subyacen en las polí-
como “problemática de ticas compensatorias en general, y en la esco-
conocimiento” laridad en particular, funcionan como mapas
que diferencian y dan relevancia a ciertos
Popkewitz y Lindblad anotan que la proble- puntos (y no otros) al “sistema de razón” que
mática del conocimiento se centra en “cómo le da sustento. Las categorías identifican aque-
los sistemas de razón producen las subjetivi- llo que es importante para prestar atención, y
dades que luego normalizan ciertas caracte- permiten “mapear” distinciones de ciertos
rísticas y capacidades del individuo” (2005: senderos y ocultar otros, esto es, lo que queda
145). Esto sugiere repensar las formas concep- “fuera” de la razón (Popkewitz, 2006).
tuales que utilizamos para organizar la inves- Lo anterior plantea cuestiones sobre la
tigación, pues no se trata de sólo sumar la pro- forma de construir el conocimiento de los
blemática de la equidad y del conocimiento, programas compensatorios. Abordo, enton-
sino de relacionar campos de interacción so- ces, cuatro conjuntos de tramas asociadas
bre los principios de inclusiones y exclusiones; donde se observa el sistema de razón que
estos principios, a su vez, están ligados con narra una “historización” de los programas
aspectos culturales acerca de quién es y quién compensatorios. Se parte de la hipótesis de
debería ser el niño en cada contexto particu- que la inclusión/exclusión es un solo concep-
lar; con la dualidad de la expectativa del niño to, una relación conceptual tensa, y no una
educado y el temor al niño no educado; y con oposición, como la problemática de la equi-
la planificación (científica) del futro y los te- dad lo ha sostenido de modo dominante, tan-
mores del presente. to en los discursos oficiales como la mayoría
Una línea superadora de las críticas a las de académicos: a) los programas compensato-
políticas y los programas compensatorios rios como un doble gesto de inclusión/exclu-
educativos sugiere pensar nuevas formas de sión; b) el silenciado estándar de la exclusión;
inclusión “integral” y la necesidad de pensar c) esperanza y temor al niño no-educado y a
mecanismos e instituciones que eviten crista- las poblaciones peligrosas; y d) la planifica-
lizar las injusticias permanentemente. Se ha- ción del futuro: creando exclusión mediante
bla entonces de dar mejor formación docen- la inclusión.
te y directiva a los sectores más pobres, más

8 En la mayoría de sus textos Popkewitz toma distancia de las vertientes críticas de base hegeliana, ya que las consi-
dera como potencialmente peligrosas para la democracia, por la suposición progresista de la ciencia y por la escasa
justificación histórica que la sustenta; es decir, según él es fácil evocar ejemplos donde los intelectuales, como
expertos al servicio del ideal democrático, a menudo caen en suficientes contradicciones como para hacerlos sos-
pechosos, tanto de su arrogancia profética como de su asignación como oráculos (2003).

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Los programas compensatorios en otro momento y/o nivel propician nuevas
como un doble gesto exclusiones (Kaplan y García, 2006). Se instala
de inclusión/exclusión sobre los pobres cierta idea de “déficit cultu-
ral”, que a menudo el discurso gubernamental
A menudo se dice, ante todo en el discurso manipula mediante una “lógica de inducción”
oficial, que los programas compensatorios para que cada individuo pobre emule a los de
son un dispositivo para combatir las desi- clases medias o altas; asimismo, se (re)produ-
gualdades escolares, un dispositivo de in- cen relaciones socio-políticas características
clusión educativa. Sin embargo, también se del corporativismo y el clientelismo político
han reconocido, especialmente en el ámbito (Rambla, 2006). Esto trae como consecuencia
académico, las limitaciones relacionadas con que, en lugar de favorecer a los beneficiarios
el sesgo “materialista”, así como su perspec- de estas políticas, se les perjudica.
tiva focalizada, que entra en tensión con una Podemos observar también el doble plie-
perspectiva más integral de la problemática gue de la inclusión/exclusión de los progra-
de las desigualdades; lo antedicho claramen- mas compensatorios en el campo educativo
te apunta hacia una sombra de exclusión. De en las categorías que se han formulado en
acuerdo con Duschatzky y Redondo (2000: relación con la clase, el estatus socioeconó-
124), con la perspectiva focalizada como mo- mico, o con la ubicación geográfica, las cua-
dalidad de “inclusión” se confiesa la exclusión les fueron privilegiadas entre los años sesenta
(por omisión), es decir, “el fracaso de la uto- y ochenta del siglo XX (Aguilar, 2011); a estas
pía integradora que impulsó el nacimiento categorías se sumaron, entre los años ochenta
del sistema educativo moderno”; asimismo, y noventa, la etnicidad (o según la literatura
quiebra el imaginario de la educación pública anglosajona, “la raza”), y el género (a menudo
y se constituye en un poderoso dispositivo de tratado como sexo); y más recientemente se
regulación social.9 han añadido otras categorías: discapacidad o
Desde otro ángulo, la focalización en las es- necesidades educativas especiales, migrantes,
cuelas y en los alumnos “más pobres” promo- jefas de familia, madres adolescentes, etc. En
vida por las políticas compensatorias supone otras palabras, a medida que se han identifica-
una individualización de la pobreza y con ello do ciertos grupos o categorías de poblaciones
el riesgo de estigmatización, ya que sus desti- con miras a su inclusión, se han desprendido
natarios son interpelados en su condición de otros nuevos. Un ejemplo es el caso del “géne-
“pobres”, es decir, por lo que “no son”, por lo ro”, que se abrió paso entre los años ochenta
que “no tienen”, más que en su condición de y se sedimentó durante la década del noven-
ciudadanos (Duschatzky y Redondo, 2000); ta del siglo XX, desplazando a la categoría de
es decir, la focalización tiene efectos sobre las “sexo”, identificada desde los años setenta, y
subjetividades y las identidades sociales que que permanece hasta nuestro días; durante
si de cierta manera o nivel consiguen incluir, los noventa el género se desdobló en grupos

9 Otra lectura crítica de la focalización es que a pesar de reconocer la supuesta transitoriedad de los programas com-
pensatorios en el sector educativo, de hecho ha sido la estrategia gubernamental mexicana a lo largo de más de dos
décadas y no se vislumbra que decline en el corto plazo, como lo apuntó el programa educativo calderonista (SEP,
2007). Tales programas han funcionado más para administrar recursos mínimos por parte del Estado, esto es, se
han convertido en herramientas técnicas para administrar la pobreza, que es cada vez más generalizada (Arzate,
2011). Con ello el término “focalización” deja de tener sentido, pues según datos del CONEVAL (2011), en 2008,
cerca de 45 por ciento de la población mexicana vivía en “pobreza multidimensional” (a secas); es decir, había 47.2
millones de personas con carencias en al menos uno de los siguientes rubros: educación, salud, seguridad social,
calidad de la vivienda, servicios básicos en la vivienda y alimentación (carencias sociales), y un ingreso inferior
a la línea de bienestar económico. Por esta sola razón resulta cuestionable la estrategia focalizadora; además, sus
críticos han insistido en los elevados “costos de transacción”, así como los altos costos sociales de sus “errores de
exclusión” (Boltvinik, 2010).

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como madres adolescentes, mujeres indíge- ser excluido”. Ambas encarnan un continuum
nas, jefas de familia, niñas en situación de de valores que normalizan las cualidades y las
calle, etc. Es decir, a medida que emergió una características del niño (Popkewitz, 2006).
categoría de población para incluir en el siste- Un ejemplo ilustrativo al respecto lo en-
ma escolar, posteriormente se fueron diferen- contramos en el plan educativo del gobierno
ciando nuevos grupos o individuos reconoci- foxista, en el objetivo estratégico ligado a la
dos como excluidos. calidad y el logro educativo, donde se propu-
De acuerdo con Popkewitz (1998; 2003), sieron: “Garantizar que todos los niños y jóve-
debemos reconocer los “efectos de poder” nes que cursen la educación básica adquieran
que han implicado las categorías y usos de la conocimientos fundamentales, desarrollen
investigación educativa; esto en relación con las habilidades intelectuales, los valores y las
los conocimientos generados con la “goberna- actitudes necesarios para alcanzar una vida
ción” de las poblaciones consideradas “desi- personal y familiar plena” (SEP, 2001: 129).
guales” de parte de los gobiernos y los Estados De este modo, la frase todos los niños y jó-
a lo largo de la historia. Entre los principales venes actúa como un compromiso hacia un
mecanismos de dicha gobernación pode- sistema equitativo. Ese todos personifica as-
mos citar las estadísticas, las cuales incorpo- pectos culturales tácitos acerca de las cualida-
ran una causalidad práctica que es producto des y características de un niño que parecen
de la relación de orden entre sus categorías universales (es ahistórico y descontextualiza-
(un estándar y sus desviaciones). Asimismo, do). Es tácito porque ese todos aparece en los
las estadísticas construyen “clases de per- discursos oficiales y de la investigación como
sonas, inventarios o perfiles de las personas si todos supieran a qué niño se alude. De he-
que pueden ser gestionados”. Tales “clases de cho, cuando se habla de ese niño universal se
personas” producen biografías que no sólo alude (por omisión) también al niño que no
acompañan a los grupos, sino que establecen alcanza las expectativas y logros: es el niño “en
la gobernabilidad de la acción individual y de riesgo” o el excluido, el cual es objeto de inter-
su participación. En breve: “La fabricación de vención de los programas compensatorios
clases de personas y biografías es una práctica por no ser como el niño universalizado, más
de gobierno en la construcción de inclusión/ precisamente, “normalizado” (Popkewitz,
exclusión” (Popkewitz y Lindblad, 2001: 126, 2006).
traducción propia). Es posible considerar la esperanza y el te-
mor en la política educativa y en la investiga-
La escolarización como promesa ción educativa, en relación con los programas
sobre el niño del futuro y el temor compensatorios y la equidad, al considerar
sobre “el niño no educado” narrativas acerca del éxito o el fracaso esco-
lar. Con frecuencia, en ambos registros dis-
Las expresiones que generalizan compromi- cursivos el niño que fracasa, el excluido, es el
sos públicos encarnados en los programas “pobre”, el indígena, quien no está motivado
compensatorios, tendientes a encaminar y o quien no cuenta con la estructura familiar
reparar las condiciones provocadas por la que le proporcione las herramientas necesa-
pobreza, la discriminación y el fracaso esco- rias para el desarrollo y el crecimiento. Por
lar, se establecen mediante sistemas compa- ejemplo, el Plan Nacional de Educación 2001-
rativos de reconocimiento y diferencia. La 2006 se propuso, en su objetivo 1.3.1 sobre jus-
cualidad comparativa está expresada en la ticia educativa y equidad: “Canalizar recursos
yuxtaposición de expresiones tales como “to- proporcionalmente superiores, con base en
dos los niños pueden aprender” y “nadie debe la inversión por alumno, a la población en

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condiciones de desventaja y en riesgo de fra- constitución de ciudadanos (Duschatzky y
caso escolar, para compensar las desigualda- Redondo, 2000).
des sociales y regionales, para atender la di- Existe entonces un lado sombrío de la su-
versidad cultural y lingüística y avanzar hacia puesta inclusión a la nación, a la “sociedad del
la justicia educativa” (SEP, 2001: 130). conocimiento” y el estilo de vida del “cosmo-
Palabras como pobres “en desventaja” polita inconcluso”, pues ha venido aparejada
y “en riesgo” pueden ser consideradas para con lo que Popkewitz alude como “procesos
comparar entre lo que está bien y es inclusivo, de abyección” (2009).10 La esperanza en el ciu-
pero al mismo tiempo instauran lo que no es dadano del futuro conlleva preocupaciones y
valorado y debe ser cambiado y, por lo tanto, ansiedades acerca del niño que no se ajusta a
excluido. Siguiendo a Popkewitz, hay normas los modos de vida valiosos para las políticas
tácitas acerca de las cualidades que valoran educativas o para la investigación educativa.
la etnia, la condición social y la motivación, De acuerdo con Popkewitz (2009), existen
etc., que se pretenden incluir. La dualidad está narrativas en curso que relacionan las espe-
instalada en los discursos de la enseñanza y la ranzas puestas en la educación como forma
compensación construyendo un continuum para luchar contra ciertos temores de degra-
de valores que comparan, dividen y simultá- dación social y moral: altas tasas de pobreza,
neamente excluyen tanto como incluyen. la fuerte desigualdad y el aumento de la crimi-
De hecho, con la puesta en marcha de los nalidad, etc. Así se mostraba en la literatura
programas compensatorios se fue filtrando, a estadounidense a principios del siglo XIX, en
través de sutiles mecanismos, que el alumno las narrativas sobre la “cuestión social” estu-
“pobre” se instituyera como una identidad diada por la Escuela de Sociología de Chicago.
fija y homogénea. Como si ser pobre fuese la En la actualidad, las esperanzas y los temores
cualidad más relevante de los alumnos, como son denominados utilizando las sutilezas de
si se definieran casi exclusiva y excluyente- la terminología psicológica como: hábitos de
mente por su condición social de origen. De estudio pobres, indisciplinados, desertores,
este modo se instaló cierta idea de “déficit cul- “chicos-problema”; y términos sociológicos
tural” y cierto fatalismo de la pobreza, dise- como delincuencia juvenil, pobreza, margi-
cando las cualidades del “niño pobre” en una nación y familias “disfuncionales” (Dussel,
suerte de “naturalismo de la pobreza” (Kaplan 2004; Popkewitz, 2006). La respuesta cada vez
y García, 2006); traducido al lenguaje escolar, más generalizada que la escuela articula frente
se ha venido aludiendo a estas ideas como a estos excluidos se limita a pensar nuevas es-
“poca estimulación”, “falta de hábitos e inte- trategias de motivación, nuevas pruebas para
rés”, “dificultades cognitivas”, etc., entre cuyas detectar y clasificar los comportamientos
consecuencias destacamos el riesgo de estig- de quienes emergen como “problemáticos”.
matización de los “beneficiarios”, así como el Convengo con Dussel (2004), sobre la hege-
consecuente impacto en la subjetividad de los monía de la psicología educacional, como una
mismos, ya que esto supone, en cierto modo, versión que esencializa muchos comporta-
la asignación de una identidad tutelada, ligada mientos, y que ha despolitizado y deshistori-
a la lógica de la caridad y la asistencia; lejana zado dramáticamente la cuestión de la inclu-
de la exigencia y vigencia de derechos y de la sión y la exclusión, al plantear que lo único

10 La abyección, dice Popkewitz, “es el aislamiento y la exclusión de cualidades particulares de las personas fuera de
los espacios de inclusión. El proceso de abyección subyace en el reconocimiento que se le otorga a grupos excluidos
para su inserción. No obstante, dicho reconocimiento diferencia y circunscribe, de manera radical, otro aspecto
que es tanto deleznable como fundamentalmente diferenciado del todo” (2009: 20-21). Pone como ejemplo la cate-
goría de inmigrante, la cual funciona para decir que no es “parte de”, pero es aceptable para su inclusión en ciertas
actividades de poco prestigio.

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que deben hacer los educadores es encontrar 2001: 129). Por su parte, en el programa cal-
soluciones técnicas y diseños institucionales o deronista se establecía que la escuela debería
curriculares actualizados. responder a necesidades y demandas de la
sociedad del conocimiento y la globalización,
El (silenciado) estándar para ello: “los alumnos han de encontrar las
de la exclusión condiciones adecuadas para el desarrollo ple-
no de sus capacidades y potencialidades… su
En el apartado anterior mencioné que la es- formación valoral y social; su conciencia ciu-
colarización ha sido una práctica para crear dadana y ecológica” (SEP, 2007: 9). Asimismo,
una sociedad a través de la formación del niño se hace un llamado a formar a niños y jóvenes
como sujeto universal. Pero el tipo de ciuda-
dano imaginado por la escolarización no ha …para que interioricen el trato igualitario
sido fijo, pues en otros tiempos generalmente entre hombres y mujeres, el respeto a todas
se pensó como un productor (años setenta) las diferencias sociales, económicas, políti-
luego como un consumidor (años noven- cas, étnicas y religiosas, así como para pre-
ta) y más recientemente coincide con lo que venir, encarar y resolver graves problemas
Popkewitz denomina un cosmopolita incon- de nuestro tiempo, como la drogadicción,
cluso. Popkewitz usa tal expresión para aludir la violencia, la inequidad y el deterioro am-
al “estudiante permanente”, un modo de vida biental (SEP, 2007: 10).
que nunca concluye en la toma de decisiones,
así como en la búsqueda de conocimiento y la En lo citado podemos inferir el estándar
innovación (2009). Se trata de una particular del “buen” estudiante: es competitivo a escala
tesis cultural acerca del niño que será capaz de mundial, es flexible e innovador, es demócra-
actuar con virtudes tales como una ética cos- ta y participativo en la vida social, tiene ha-
mopolita universal, que respeta la diversidad, bilidades de resolución de problemas, cuida
promueve el cambio y trabaja permanente- el ambiente, colabora y está implicado en un
mente para innovar, etc.; en resumen, una permanente automonitoreo y es activo para
subjetividad percibida como la de un empre- aprender durante toda la vida. La calidad del
sario potencialmente exitoso (2009). sujeto educado en esta visión es cercana a la
De esta manera, se establece una suerte que encarnaría un sujeto empresarial. Y es
de “perfil deseable”, un estándar, que sirve de con ese modelo con el que se compara. De he-
mecanismo no sólo para visualizar el futuro, cho, los elementos valorados como deseables
sino para clasificar y comparar a los grupos e lo hacen parecer “necesario”, más que desea-
individuos que no “cumplen” con él. Un par ble; incluso parece “inevitable”, pues de hecho
de ejemplos donde se observan los rasgos del se planifica “científicamente” para que ello su-
cosmopolita inconcluso en México los en- ceda: ahí están las estadísticas y los informes,
contramos en los planes educativos naciona- tanto nacionales como internacionales, que
les más recientes. El plan del periodo de Fox “demuestran” que la escuela está en el centro
(2000-2006) señalaba que en la educación bási- de la solución de los problemas sociales. Se
ca se habrían de adquirir conocimientos fun- infiere que los programas educativos com-
damentales, habilidades intelectuales, valores pensatorios, en particular, y la educación en
y actitudes para vivir una vida plena, tanto general, conducirán al desarrollo individual y
familiar como individual, así como “ejercer al mejoramiento social una vez que los polí-
una ciudadanía competente y comprometida, ticos y administradores de la educación con-
participar en el trabajo productivo y conti- sigan la combinación precisa de esfuerzos y
nuar aprendiendo a lo largo de la vida” (SEP, recursos; el desafío sería encontrar el método

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y la organización adecuados para llevar a cabo equitativa e inclusiva, pero al mismo tiempo
estos principios. también el temor a la pérdida de “civilización”.
En cierto modo, en los diagnósticos gu- En este sentido, a la escuela se le adjudica el
bernamentales y académicos el discurso cuidado del estudiante capaz de progresar
educativo compensatorio se presenta como y lograr felicidad individual, pero al mismo
redentor de los “males” que padece la sociedad tiempo el reconocimiento de quienes fueron
actual; una suerte de mecanismo incluyente excluidos de ese progreso y felicidad, así como
per se. Sin embargo, al establecer un estándar de las prácticas remediales que “rescatarán” a
se instaura otra forma de exclusión de aque- los que fueron excluidos (Popkewitz, 2006).
llos que no cumplen o no cumplirán con la El gesto doble que observa a los “excluidos”,
norma, y con ello se tejen narrativas que en- a menudo instaura una postura “redentora” a
carnan los miedos y las fobias sociales. través de mecanismos de “planificación cien-
tífica” que en muchas ocasiones desliza temo-
La equidad educativa res sobre esas poblaciones, temores sociales
y la planificación: creando y morales sobre el modelo de sociedad pro-
exclusión mediante la inclusión yectado y sobre el estándar deseable. Sin em-
bargo, el proceso de conseguir conocimiento
Se mencionó que historizar sobre la equidad “que funcione” a los propósitos de la planifica-
y los programas compensatorios es análogo ción de los excluidos es, al mismo tiempo, un
a trazar un mapa que nos informa de las dis- proceso de abyección, ya que, paradójicamen-
tancias, las diferencias y las rutas para orde- te, hasta la fecha los esfuerzos de planificación
nar los objetos del mundo para su escrutinio han sido más bien magros; lo que se constata
y/o intervención. En ese sentido, en los mapas es la permanencia, y en algunos casos, la cre-
de equidad se tejen categorías psicológicas de ciente desigualdad, además de que se refuerza
“desarrollo personal” e incluso social con ca- el proceso de exclusión. Esto en gran medida
tegorías de “aprendizaje” y “habilidades cog- se explica porque no hay conocimiento total
nitivas” en cruce con categorías sociales como del presente para controlar lo que es y lo que
“familias disfuncionales”, “indígenas pobres”, debe ser, por lo que hay que prestar atención
“niños marginados”, “en riesgo”, etc. Tal su- a los procesos de abyección y los sistemas de
perposición de categorías sobre los niños y sus razón que los sustentan, para tener presentes
familias no son simples etiquetas económicas sus limitaciones, los aislamientos y los con-
o sociales para pensar sobre las prácticas de finamientos sobre las identidades que se ven
enseñaza en las escuelas, sino que forman una afectadas (Popkewitz, 2009).
constelación que construye las cualidades de Blanco (2007: 7) ejemplifica bien lo ante-
rendimiento, afecto y competencia que habi- rior en su tesis doctoral sobre los aprendiza-
litan el “éxito” o el “fracaso” escolar, así como jes de matemáticas y lectura de alumnos de
las potencialidades de concluir (o no) los es- educación primaria en México; mediante so-
tudios. Tales constelaciones de ideas son fun- fisticados modelos de regresión “multinivel”
cionales en la medida que orientan la acción y subraya que
trabajan sobre la subjetividad, el yo, mediante
la distinción de lo que es normal (y por opo- [de] fallar en trasmitir estos conocimientos
sición lo que no lo es) en las habilidades y ca- básicos no sólo disminuyen las posibilida-
pacidades de cada niño en su calidad de estu- des de desarrollo académico y, por lo tan-
diante (Popkewitz y Lindblad, 2005). to económico de los individuos; también
Los programas compensatorios cons- afecta los aspectos más cotidianos de su
tituyen la esperanza de una sociedad más vida, como realizar compras… en un nivel

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agregado, deteriora los niveles de equidad Consideraciones finales
e integración social… y pone en riesgo el
desarrollo. Esquemáticamente puede decirse que la es-
cuela ha sido —y es— depositaria de múlti-
Cabe destacar que en pocos documentos ples promesas con las que la modernidad ha
se hace explícita la idea del optimismo pleno quedado en deuda. Por un lado, la escuela es
sobre la ciencia, y del papel relevante signado a considerada un instrumento capaz de gene-
la educación para combatir las desigualdades y rar igualdad en una sociedad de desiguales,
aumentar el desarrollo, pues más a menudo se y por otro, se la hace responsable de sostener
hace de modo implícito, y más aún, se guarda una sociedad basada en el mérito individual,
silencio sobre las consecuencias de no seguir es decir, selectiva, y con ello, en gran medi-
tales “sugerencias”.11 En ese sentido, queda da “reproductora” de la estratificación social
latente una ola de miedos que, como expresa (Tiramonti, 2007). Ambos sentidos, entre
Blanco (2007), pone en riesgo la “integración otros más o menos contradictorios, contribu-
social y el desarrollo”, o nos deja fuera de “la yen a la definición de la escolaridad en la so-
competencia” (SEP, 2007). Los miedos también ciedad mexicana en la transición del siglo XXI;
aluden a que no se encuentre la combinación queda abierta, así, su discusión, su contingen-
de políticas y programas que permita “resca- cia y su historicidad. De este modo, desple-
tar” a los individuos y grupos en situación de gué una lectura para desnaturalizar algunas
exclusión; que la planificación gubernamen- formas de pensar y actuar, considerando que
tal, así como los conocimientos académicos las políticas compensatorias pueden habilitar
y de otra índole, no sean suficientes para con- prácticas con eventuales efectos de exclusión.
ducir a las personas al “empoderamiento” pro- En este sentido, abundé en algunos de
metido (SEP, 2007). Incluso en algunos casos el los principios del “sistema de razón” que sus-
miedo es que no se tengan o destinen los re- tentan los programas compensatorios y las
cursos económicos para que las escuelas cum- políticas que han venido acompañadas ge-
plan su función como espacios de aprendizaje, neralmente del término equidad, así como
tanto en relación con los recursos económicos sobre parte de la investigación educativa que
de las familias como del Estado (OCE, 2006; ha abordado dichos temas y problemas; en
INEE, 2007), o de no contar con “condiciones tales registros se cuestionaron algunos de sus
mínimas de educabilidad” (López, 2008). límites y “dobleces” discursivos, para desta-
En suma, convengo con Popkewitz en sos- car, ante todo, que pudo ser de otra manera.
tener que las narrativas redentoras (académi- Reitero que no se ha buscado descalificar los
cas y oficiales) relacionadas con la construc- programas compensatorios o los programas
ción de ciudadanos cosmopolitas y felices, de de atención a poblaciones excluidas; mucho
hecho, contienen también prácticas y narrati- menos deslegitimar la lucha por conseguir
vas que excluyen. De tal modo, inclusión y ex- una sociedad más justa o democrática. Lo que
clusión no son conceptos opuestos sino mu- se ha buscado es desestabilizar el sentido co-
tuamente imbricados que deben ser tratados mún al respecto, así como presentar la cons-
como uno que funciona como un doblez, ha- trucción del conocimiento sobre tales temas
bilitando y desalentando prácticas. La exclu- como objetos de discusión, y con ello, sugerir
sión no sólo existe dentro de las identidades otras posibilidades de cambio.
que incluyen, sino que de hecho se producen Se plantearon dos “problemáticas” ligadas
en la misma operación. a los programas educativos compensatorios:

11 Por ejemplo, el INEE , en el caso de los estudios sobre las escuelas indígenas, anota que “se requerirán [más] evalua-
ciones e investigaciones que ofrezcan elementos para una toma de decisiones informada” (2007: 64).

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una examina directamente cuestiones de re- 1998), pero que no reconocen que mientras se
presentación y acceso de individuos y grupos han buscado formas de inclusión de pobla-
a las prácticas educativas y sociales, aunque a ciones excluidas, de hecho, se han establecido
menudo elude principios de reconocimiento procesos de “abyección” o emulación que ge-
cultural y de igualdad de puntos de partida; la neran nuevas formas de exclusión, incluso de
otra problemática está centrada en el conoci- las mismas personas que se pretende incluir.
miento y se enfoca en principios imbricados Entonces, podemos concluir que la in-
en la política educativa y en la investigación clusión y la exclusión son procesos históricos
educativa. De acuerdo con Popkewitz (2006), y políticos mutuamente relacionados. Esto
ambas problemáticas son complementarias, implica que inclusión/exclusión forman una
debiendo contextualizar en momentos con- relación tensa, no una oposición, ya que al
cretos el mapa de las fronteras que las une y manifestarse por “incluir” mediante los pro-
las divide. La problemática de equidad es ne- gramas compensatorios y mediante la escola-
cesaria en su enfoque de a quiénes benefició rización a un modo de vida que se considera
o desplazó, pero tal abordaje no es suficiente. “bueno”, o tal vez adecuado para “todos”, la
Es parcial si no tiene en cuenta los sistemas tensión subyace. Estas ideas más o menos
de justificación mediante los cuales los obje- universalistas son parte del doble gesto implí-
tos de reconocimiento y diferencia son cons- cito en la búsqueda de la “inclusión” y que a
truidos como sujetos de la política y de la in- menudo han pasado desapercibidas. De este
vestigación. Fue en este último rubro donde modo, mientras las narrativas teóricas hablan
abundé y exploré una trama de cuatro hilos de igualar a los desiguales (o de incluir a los
ligados a: la inclusión/exclusión, el estándar excluidos), las prácticas de equidad (inclusión)
que ha configurado lo que el niño es y el que se ubican continuamente en un trasfondo que
debe ser, así como los temores sobre el niño las hace simultáneamente de desigualdad (o
no-educado del modo esperado y los temores exclusión).
de la planificación educativa que van unidos a Por lo antedicho debemos estar atentos a
las expectativas de inclusión. los “efectos de poder” que tienen las categorías
Las estrategias concretas en la búsqueda que usamos y hacernos responsables de las
de lo que se ha dado en llamar “la sociedad del mismas. Siguiendo con Popkewitz, quien nos
conocimiento” nos llevaron a indagar las dis- permitió iluminar este itinerario sombrío:
tinciones que personifican la doble dimensión “En cierto sentido, las circunstancias de la
de esperanza en un ciudadano “cosmopolita vida no tienen soluciones perfectas y debemos
inconcluso”, y el temor a diferentes tipos hu- considerar la doble cualidad de nuestras prác-
manos que se han construido, en especial con ticas y tener humildad al comprometernos en
el advenimiento de los programas compensa- la búsqueda guiada por la esperanza” (2006: 5).
torios y sus estrategias de focalización: los “po- La estrategia para estudiar algunos cam-
bres”, los “beneficiarios”, los “marginados”, los bios involucrados con los programas com-
“en riesgo”, etc., que a menudo encarnan mo- pensatorios ha sido “historizar el presente”.
dos de vida peligrosos, debido a que se sugiere Para ello ha sido significativo entenderlo
que no son parte del “promedio”, o porque no como una construcción histórica, debiendo
lo serán. Asimismo, se cuestionaron los dis- hacer su propia naturalidad extraña, contin-
cursos de aquellos programas gubernamen- gente, y así, discutible su problematización.
tales, y en general de los discursos educativos Siguiendo con nuestro autor, se trata de una
que se postulan como abiertamente emanci- doble estrategia del cambio: por un lado, una
padores o “progresivos”, autoadheridos al ser- lectura crítica de las políticas compensato-
vicio de “ideales democráticos” (Popkewitz, rias y sobre la equidad, para sugerir que pudo

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ser de otro modo; más aún, que puede ser de doble discurso de esperanza y temor sobre la
otro modo en el futuro. Por otro lado, presen- exclusión/inclusión, así como sobre lo que es el
tar una mirada desestabilizadora acerca de alumnado que pasa por la escolarización y lo
ciertos “principios de razón” que subyacen al que debiera ser.

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