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Apéndice B resumen

Cuando dentro del psicoanálisis se hablaba acerca de la libido tenemos que


entender que el concepto pasó por diversos cambios estos iniciando en la tercera
edición de los 3 ensayos de la teoría sexual de Freud comenzando con la
siguiente frase:
La libido narcisista o libido yoica se nos aparece como el gran reservorio desde el
cual son emitidas las investiduras de objeto y al cual vuelven a replegarse; y la
investidura libidinal narcisista del yo, como el estado originario realizado en la
primera infancia, que es sólo ocultado por los envíos posteriores de la libido, pero
se conserva en el fondo tras ellos. (1915)
Sin embargo, debemos de entender que esta idea ya había sido plasmada por
Freud en escritos anteriores, así que para 1920 se comienzan a anexar algunos
otros factores como el ello.
«Ahora, luego de la separación entre el yo y el ello, debemos reconocer al ello
como el gran reservorio de la libido» {supra, pág. 32, n. 1).
Finalmente, en uno de los últimos escritos de Freud, su Esquema del
psicoanálisis, de 1938 (1940a), encontramos este pasaje: «Es difícil enunciar algo
sobre el comportamiento de la libido dentro del ello y dentro del superyó. Todo
cuanto sabemos acerca de esto se refiere al yo, en el cual se almacena
inicialmente todo el monto disponible de libido. Llamamos narcisismo primario
absoluto a ese estado. Dura hasta que el yo empieza a investir con libido las
representaciones de objetos, a trasponer libido narcisista en libido de objeto.
Durante toda la vida, el yo sigue siendo el gran reservorio desde el cual
investiduras libidinales son enviadas a los objetos y al interior del cual se las
vuelve a retirar, tal como un cuerpo protoplasmático procede con sus
sendópodos» (AE, 23, pág. 148).
Esta analogía de un “reservorio” resulta ser un tanto ambigua. Nada impide aplicar
la imagen en ambos sentidos al yo y al ello, además de que sería más claro si
Freud hubiese mostrado con más precisión cuál de esas imágenes tenía presente.
Freud intercala en medio de un examen del masoquismo lo siguiente: «Si respecto
de la pulsión de destrucción también es válido que el yo —pero más bien
pensamos aquí en el ello, en la persona total—incluye originariamente dentro de sí
todas las mociones pulsionales. . .». La oración entre guiones recalca el primitivo
estado de indiferenciación del yo y el ello, presupuesto de Freud muy conocido sin
duda; Este «ello-yo» era originalmente el «gran reservorio de libido», en el sentido
de un tanque de almacenamiento Una vez sobrevenida la diferenciación, el ello
seguiría siendo un tanque de almacenamiento, pero al comenzar a enviar
investiduras (ya sea hacia los objetos o hacia el yo ahora diferenciado) se
convertiría, además, en una fuente aprovisionadora. Pues bien, esto mismo es
válido para el yo, ya que este tanto sería tanque de almacenamiento de libido
narcisista como, desde otra perspectiva, fuente aprovisionadora de investiduras de
objeto.

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