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A partir de ahora y luego del primer parcial -de acuerdo a nuestro cronograma-,
comenzaremos a presentar los tres registros. La idea es que los tres registros nos sirvan como
ordenadores. Son registros ordenadores que nos permitan presentar la manera en la que Lacan
aborda la cuestión de la Psicosis. Lacan avanza un paso central en la cuestión de las Psicosis,
no sólo en la Historia de la psiquiatría, sino también en la Historia de la Psicopatología
misma.
Para ello, primero vamos a retomar algunos conceptos que ustedes vienen trabajando
en las Comisiones de Casos y en Elucidación de Textos, conceptos como Narcisismo,
Cuerpo, Estadio del Espejo.
Tal como lo he anticipado a comienzos del año, la idea es presentar ciertas nociones
de Freud. En este caso, retomaremos nociones tales como Narcisismo para luego avanzar
sobre la manera en que Lacan relee en ese terreno los temas freudianos, puesto que no
siempre las retoma de la misma forma. En general, nunca reanuda los temas freudianos de la
misma perspectiva y, la gran mayoría de las veces, afirma cosas bien diferentes. Vamos a
poner énfasis en situar esas diferencias.
Hoy no vamos a trabajar el estadio del Espejo -que ustedes están trabajando en los
CET- pero sí vamos a retomar la noción de Narcisismo de Freud45, para empezar a diferenciar
los tres registros.
En el horizonte vamos a distinguir fundamentalmente dos instancias que ya
anticipamos y a las que volveremos: Una, que es la noción de Sujeto, diferente de la noción
del Yo. Ello implica situar el concepto de narcisismo y eso nos aproximará a trabajar con la
noción de cuerpo también.
Para comenzar, tres indicaciones de Freud. A dos de ellas las tienen dentro de la
bibliografía obligatoria, una en “Introducción al Narcisismo” 46 y otra en el historial de
Schreber47. Y la tercera, que no está en la bibliografía obligatoria, la encontrarán en “El Yo
y el Ello” 48 . Son unos párrafos muy pequeños, que ustedes trabajarán en los distintos
espacios, bajo sesgos diferentes.
El párrafo de Schreber, en donde Freud habla por primera vez de Narcisismo y
anticipa conceptos que volcará en “Introducción al Narcisismo”. Les leo el párrafo en
cuestión:
“Indagaciones recientes nos han llamado la atención sobre un estadio en la historia
evolutiva de la libido, estadio por el que se atraviesa en el camino que va del autoerotismo
a la elección de objeto. Se lo ha designado “Narzissismus”, prefiero la designación
“Narzissmus”, no tan correcta tal vez, pero más breve y menos malsonante. Consiste en que
45
- Freud, S. (1914). Introducción del narcisismo. Obras Completas, tomo XIV, Cap. I. Op. Cit.
46
- Ibidem
47
- Freud, S. (1911). Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia (Dementia paranoides)
descripto autobiográficamente (Caso Schreber). Obras Completas, tomo XII. Op. Cit.
48
- Freud, S. (1923). El yo y el ello. Obras Completas, tomo XIX. Op. Cit.
el individuo empeñado en el desarrollo, y que sintetiza en una unidad sus pulsiones sexuales
de actividad autoerótica, para ganar un objeto de amor se toma a sí mismo, a su cuerpo
propio, antes de pasar de este a la elección de objeto en una persona ajena” 49.
Es decir que, entre el autoerotismo y la elección de objeto, hay que situar un estadio
intermedio, al que Freud denomina “Narcisismo”.
Este esquema marca entre un estadio y otro, ciertos puntos que son puntos de quiebre,
es decir, cuando se pasa de una cosa a la otra. Y vamos a ver entonces que el primer punto
de quiebre tiene que ver con la entrada del individuo en lo que llamamos el campo humano.
Por ahora, diremos con Lacan, la entrada en el campo del lenguaje.
Y lo primero que hace Freud es diferenciar lo que es el autoerotismo y lo que es el
Narcisismo. Vamos a hacer precisiones sobre el asunto, indicando en primer lugar algo que
hoy está instalado en el sentido común: para elegir un objeto de amor, para amar a alguien,
primero hay que amarse a sí mismo.
Hoy parece una obviedad, pero en la época de Freud, no era tan obvio plantearlo de
esta manera. Y “amarse a sí mismo” tiene la particularidad y, esto sí es totalmente novedoso,
de que el “sí mismo”, incluye al propio cuerpo. Es decir que, cuando Freud dice “sí mismo”,
incluye al cuerpo de la persona.
Algunas indicaciones respecto de las características del Autoerotismo, distintas de
las del Narcisismo: Lo primero que Freud establece es que el Autoerotismo tiene que ver con
las pulsiones, lo que Freud llama aquí “pulsiones parciales entregadas a actividad
autoerótica”.
¿Qué significa esto? Primero, están puestas en plural: Las pulsiones. Segundo: ellas
son parciales. Y la actividad autoerótica de estas pulsiones parciales tiene una característica
especial que Freud describe como “Anarquía de las pulsiones”. Esto quiere decir que cada
pulsión se satisface a sí misma independientemente de las otras. Por eso la anarquía. No hay
nadie, ni nada, ninguna instancia que unifique o regule la relación entre estas pulsiones
parciales.
Creo que hay algunas referencias que he mencionado en otros teóricos, pero que se
pueden volver a efectuar, tenemos que tener presente que Freud define a la pulsión como
algo distinto al instinto, y a la vez diferente de la necesidad. La necesidad, según Freud, tiene
ritmo. Esto es: Tengo hambre, como comida, cesa el hambre. Al tiempo vuelvo a tener
hambre.
En cambio, para Freud, la pulsión es una fuerza constante, y no tiene el ritmo de la
necesidad. Es más, Freud tiene la idea de que cuanto más se le da de comer a la pulsión, más
quiere. Todo lo contrario a la supuesta necesidad. Digo “supuesta” necesidad porque no es
49
- Freud, S. (1911). Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia (Dementia paranoides)
descripto autobiográficamente (Caso Schreber) Obras Completas, tomo XII, pág. 56. Op. Cit.
50
- Mazzuca, R. Se hace referencia aquí a un esquema que originalmente en su fundamento se extrae de
exposiciones del Profesor Roberto Mazzuca.
que se descarte la necesidad en el campo humano, pero la necesidad está alterada por la
pulsión.
Esto se encuentra en Freud, apenas se define el chupeteo. Por ejemplo: el bebé luego
de satisfacer su necesidad de alimentación, quiere algo más. Seguir chupeteando más allá de
la necesidad de alimentación.
La función del instinto es una referencia válida para los animales. El instinto animal
tiene un objeto predeterminado por la especie. Y entonces la especie determina que un
animal, cuando huele determinado olor, determinado aroma, eso desencadena ciertos
instintos. Por ejemplo, los instintos sexuales se ponen en funcionamiento y se transforman
en objeto sexual de ese otro animal.
En cambio, para la pulsión, dice Freud, no hay objeto predeterminado por la especie.
En todo caso, dice Freud, el objeto es instrumental. ¿Qué quiere decir que es instrumental?
Que la punta de la sábana, o la almohadita, o el chupete, el dedo, el pecho materno,
cualquier objeto, sirve para que la pulsión -en este caso oral- se satisfaga a sí misma. A tal
extremo lleva las cosas Freud que dice “Finalmente, los labios se besan a sí mismos”51. Para
mi gusto, una especie de ironía freudiana, ironía en el sentido de esos chistes que dicen:
¿Cuál es el colmo del bombero? Bueno, ¿cuál es el colmo de la pulsión oral? Que los labios
se besen a sí mismos. Que el objeto esté aquí sólo sirve para que los labios se besen a sí
mismos.
No importa tanto el objeto en tanto tal; en lo que respecta a la pulsión, sólo interesa
que haya alguno, para que se produzca el movimiento de la pulsión. Luego veremos que una
vez que se establece un objeto para el humano, es lo más fijo que hay. Pero eso es un segundo
punto y, en todo caso, veremos que eso ocurre para un sujeto humano -no para la especie,
porque la especie no tiene un objeto predeterminado-. Un sujeto puede encontrar satisfacción
sexual con un objeto que es un elemento de la especie y del otro sexo, en un caso
heterosexual, o del mismo sexo, en el caso de un homosexual, o hasta podría ser una prenda
de vestir, y así sucesivamente.
Bien, entonces dijimos: la pulsión es una fuerza constante, no tiene un objeto
predeterminado por la especie y, una última característica que vale la pena tener presente, es
que tiene dos imposibilidades: La primera, es una imposibilidad de lograr una satisfacción
total. Es imposible que se logre una total satisfacción. Y la segunda, es una imposibilidad
correlativa con la primera, y es que es imposible que deje de buscar la satisfacción total.
Como no logra total satisfacción, no deja de buscarla todo el tiempo. Y eso hace que
la pulsión sea una fuerza constante, que nunca cesa. Y a estas definiciones le agregamos lo
que habíamos dicho antes: cada una se satisface independientemente de la otra. Entonces
tenemos la llamada: anarquía pulsional.
Es claro en el Historial de Dora52, en el cual uno dice “la pulsión oral en Dora”. En
términos estrictamente freudianos, es una expresión incorrecta, la pulsión no es de Dora. En
todo caso, podríamos decir que la pulsión se satisface a sí misma en el cuerpo de Dora. Miren
el extremo al que Freud lleva las cosas. Es decir que no hay nada que haga pensar en la
pulsión como una unidad. La unidad sólo se logra en un segundo momento, como dice Freud:
“Las pulsiones sexuales se van sintetizando en una unidad”. Y esa unidad es el propio cuerpo.
51
- Freud, S. (1914). Introducción del narcisismo. Obras Completas, tomo XIV, Cap. I. Op. Cit.
52
- Freud, S. (1905). Fragmento de análisis de un caso de histeria. Obras Completas, tomo VII. Op. Cit.
Estrictamente hablando, para Freud, recién cuando estamos en el campo del
Narcisismo, es que aparece un cuerpo como unidad, un cuerpo del cual uno puede decir “este
es mi cuerpo”.
Esto se descubre a partir de la sorpresa que tiene el niño al reconocerse en su propia
imagen en una superficie que la refleje. En el agua, en el caso del mito, o en el espejo. Es
decir que, para Freud, de ninguna manera la unidad respecto del propio cuerpo está desde el
principio. No está desde el principio, sino en un segundo momento y así aparece entonces la
segunda cita. En “Introducción del Narcisismo”, Freud dice:
“No existe al principio una unidad comparable al Yo, el Yo tiene que ser
desarrollado para sobrevenir. Para constituirse, el narcisismo ha de advenir, ha de
agregarse un nuevo elemento, un nuevo acto psíquico. Algo tiene que pasar para que se
constituya el Yo.”53
Entonces, siguiendo lo que estamos planteando, las pulsiones parciales son
primordiales y el Yo es segundo; y se tiene que constituir a partir de un nuevo acto psíquico.
Es lo que yo les proponía: tiene que pasar algo, algo nuevo para que se constituya el
narcisismo. Y el Yo y el cuerpo coinciden en este caso.
Esquema:
Ustedes recuerdan: tomar al propio cuerpo ahora sí como unidad, como objeto de
amor. Es decir que la primera relación que uno tiene con el propio cuerpo, en el sentido de
unidad, es “amarlo”. Y ustedes se preguntarán: “¿Qué había antes?”. Aquello que podemos
llamar organismo pulsional; un organismo que está tomado por las pulsiones, que no es una
unidad. Porque cada pulsión parcial se refiere a una zona erógena del cuerpo. Y,
fundamentalmente, a los orificios corporales. Y entonces, cada zona erógena encuentra su
propia satisfacción independientemente de la otra. Y ubicaremos una primera advertencia:
es a partir de que uno tiene una imagen de todo su cuerpo, que uno dice “eso es mío, es una
parte de mi cuerpo”. Pero, para decir eso, hay que tener esa idea de unidad. Y esta noción de
unidad corpórea, yoica, se produce cuando uno tiene esa idea de unidad. A partir de allí, uno
distingue adentro y afuera, lo que es mío y lo que no lo es.
Esto es central en todo lo que atañe al amor, a la problemática del amor de pareja.
Algunas parejas tratan de establecer cuáles son las geografías de cada uno: definen su
espacio. Así dicen: este es tu espacio, este es el mío, lo mío es esto, lo tuyo es aquello otro.
Todo esto puede parecer una abstracción, pero es de todos los días, son problemáticas
centrales del amor. Y el amor tiene este problema, cuando hay elección de objeto, porque
cuando se trata de amarse a sí mismo hay poco problema -o hay otro tipo de problemas- y
ustedes saben que, para decirle a alguien que se lo ama, hay que poder dejar de amarse tanto
a sí mismo.
53
- Freud, S. (1914). Introducción del narcisismo. Obras Completas, tomo XIV, Cap. I. Op. Cit.
Para poder amar a otro, en algún momento hay que dejar de mirarse tanto en el espejo
para salir a la vida, salir a mirar el mundo, y poder pasar esto, también, al campo de los otros.
Todo esto es central en Freud, para pensar las diferencias entre neurosis y psicosis.
Freud arma con estas cuestiones toda una nosografía. A la vez, toda la cuestión de ligar al
Yo con el cuerpo es algo novedoso a partir de Freud. Pero que tiene su correlato en la vida
cotidiana. En cualquier situación que les pidan en la vida cotidiana que se describan, les
preguntan “¿Cómo sos?”. Y uno empieza con definiciones de lo corporal. Hay dos
alternativas. O uno describe su superficie corporal (alto, ancho, medidas, colores, etc.) o uno
describe su forma de ser. Es decir, que uno queda identificado a esa imagen: “Yo soy eso”.
Y entonces, si del lado del autoerotismo tenemos la pluralidad de las pulsiones parciales
anárquicas; de este lado, en contrapartida, tenemos la unidad del cuerpo y del yo. De un lado,
algo primario. Del otro lado, algo aparece en segundo término a partir de un nuevo acto
psíquico, y se debe constituir a la par la posibilidad de diferenciar un adentro y un afuera.
Hay toda una temática en el campo del psicoanálisis tomada por los post-freudianos, y por
Freud mismo, también por Lacan, que es tratar de pensar si el pecho materno es de la madre
o es del niño. ¿Se entiende por qué estamos en este punto? Porque hay más de una respuesta
para dar, pero es a partir de que uno tiene un cuerpo que se puede decir: “Eso no es de mi
cuerpo”.
Y agregamos que esto de la superficie corporal es lo que aparece en “El Yo y el Ello”.
Freud dice: “El Yo es ante todo un ser corpóreo”54 -la relación entre el Yo y el cuerpo que
les decía antes-. Y no solo un ser corpóreo, sino que se trata de la proyección de una
superficie.
Ahora, una primera cuestión que surge es: ¿Qué pasa con las pulsiones parciales una
vez que estamos del lado del narcisismo? ¿Desaparecen? Ustedes tienen cierta idea que no,
que las pulsiones parciales subsisten.
Hay un término que siempre utilizo, que es un término que tomo de Lacan, que habla
de la cristalización o la precipitación. La cristalización es un término que hace referencia a
los cristales. Muchos de ustedes deben conocer el momento de la cristalización, el momento
en que se conforma el cristal. Lo escuchamos, por ejemplo, cuando alguien dice: “He
cristalizado un objetivo de mi vida”, o un proyecto. Es decir, cuando se logra algo. Y el
momento de la cristalización es un momento donde muchísimas partículas se transforman en
una unidad, el cristal. Pero, sin embargo, esas muchísimas partículas mantienen, bajo esa
unidad, sus líneas de fragmentación que reaparecen en el momento en que algo golpea
fuertemente el cristal. Por ejemplo, si una piedra impacta en el cristal del auto, se romperá
en múltiples fragmentos que son, justamente, los fragmentos constitutivos del cristal y se han
mantenido en una unidad, aunque uno no los veía. ¿Por qué? Porque otra característica de la
unidad es que la unidad vela, tapa la fragmentación constitutiva.
Les doy un ejemplo histórico: quizás no para muchos de ustedes, digo por la edad,
pero yo he nacido en una época en que el mundo estaba dividido en dos. Era la época de la
guerra fría. Y uno de los dos polos era la URSS, que estaba formada por una Unión de
Repúblicas Socialistas Soviéticas. Es decir que era la unión de una fragmentación previa. Sin
embargo, todos conocemos cómo, por un suceso histórico, una piedrita toca en un punto a la
Unión Soviética y se vuelve a fragmentar. De hecho, se fragmenta con las mismas líneas de
fragmentación de las cuales había partido. Y muchos de nosotros, que nacimos con la Unión
Soviética constituida, desconocíamos totalmente la cantidad de países que estaban
54
- Freud, S. (1923). El yo y el ello. Obras Completas, tomo XIX. Op. Cit.
subyacentes dentro de esa unidad y que para nosotros ni existían, Lituania, Letonia, etc. Algo
que veremos más adelante: que pegue la piedrita y se desarme todo no es la única manera de
que aparezca la fragmentación previa a la unidad, a veces la fragmentación aparece
sintomáticamente. Es decir que aparece un síntoma, una partecita que se manifiesta, por
ejemplo, en el síntoma histérico; una partecita del cuerpo que funciona mal, de manera
discordante, que ya no tiene que ver con la unidad total, sino que tiene que ver con lo
pulsional.
Lo que quiero decir con esto es que, de ninguna manera la fragmentación previa
desaparece. Todo lo contrario, subsiste, se sostiene bajo el velo de la unidad y esa unidad se
mantiene bajo lo que ustedes deben haber escuchado en algún momento como “la buena
forma”, teorizada por la Gestalt, que esconde sin dejar de presentar sus propias fallas. Quiero
decir, si yo dibujo esto (un círculo incompleto), ustedes dirán: “ahí hay un círculo”; porque,
aunque subsista un defecto, ustedes ven la buena forma. El Yo vela la anarquía de las
pulsiones, más allá de que estén ahí todo el tiempo.
A este esquema hay que agregarle algo más, algo que está perdido, y lo indicamos,
recuerdan, con el esquema que hicimos con respecto a la cultura y la civilización. Fijamos
un punto de la satisfacción total, el protopadre, a quien le suponemos la satisfacción total. O
lo que podemos llamar la primera experiencia de satisfacción, que también está perdida.
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Aquí tenemos dos significantes que covarían entre sí. Y, para eso, necesitamos entre
1 y 2 un espacio vacío. Y este es el esquema que muchos de ustedes ya deben conocer. Es a
partir del segundo significante que, retroactivamente, conocemos el sentido de lo que
decimos. Hasta que uno no puntúa una frase, no se sabe lo que se está diciendo. Entonces
55
- Lacan, J. (1955-56). El Seminario, Libro III: “Las psicosis”. Buenos Aires: Paidós, 1984.
56
- De Saussure, F. Curso de Lingüística General. Buenos Aires: Losada, 1984.
ahora, quizás, podemos dar un paso más respecto de lo que hemos presentado, siguiendo
estas ideas de Lacan que deben haber escuchado sobre el sujeto:
“Un significante es lo que representa un sujeto para otro significante57”. Es decir, que
una de las maneras de Lacan de nombrar esa hiancia, ese vacío entre dos significantes, es
ubicando al sujeto ahí como algo que es siempre difícil de atrapar y que está ligado a la idea
del Inconsciente freudiano.
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$
Léase sujeto barrado y no signo pesos (risas). El sujeto entre los significantes.
Para Lacan, y más en esta época, el sujeto es el sujeto del inconsciente. Es lo primero
que surge cuando uno tiene un fallido. Uno está hablando -podemos decir ahora con los
conocimientos que tenemos- desde su Yo, desde su unidad yoica, cree que quiere decir algo.
Viene hablando y, de repente, tropieza en el decir. Que, si está en el dispositivo analítico,
podría decir “quien habló por mí” o podría decir “qué quise decir, qué desconozco de mi yo”,
y aparece algo de lo que Freud llama “el deseo inconsciente”. Por ejemplo, que más allá de
que ame a su padre, puede tener inconscientemente muchos deseos de matarlo, como propuso
Freud respecto del Hombre de las ratas.58 Y eso no quiere decir, “entonces no lo amo”. “Sí,
lo amo. Y además quiero matarlo” Y eso no impide que lo siga amando. Cuestión habitual
en el amor, querer matar a quien uno ama.
57
- Lacan, J. (1966-67). El Seminario, Libro XIV: “La lógica del fantasma”. Inédito.
58
- Freud, S. (1909). A propósito de un caso de neurosis obsesiva. Obras Completas, tomo. X. Op. Cit.
59
- Freud, S. (1900). La interpretación de los sueños. Obras Completas, tomo IV. Op. Cit.
la distancia entre el sujeto del enunciado y el sujeto de la enunciación. O el Hombre de las
ratas60: Cuánto más habla de cuanto ama al padre, más se trasluce su deseo de muerte.
En las psicosis, pasa algo absolutamente diferente: El automatismo mental. Uno es
hablado por la lengua fundamental, ustedes lo vienen trabajando con la lectura de Schreber61.
En todo caso, el sujeto es una instancia previa al nacimiento del individuo y subsiste
como sujeto luego de muerto. Aún no nació y sus padres ya desearon que el hijo sea doctor
y cure la enfermedad de la madre. Ni había nacido, ni estaba presente para escuchar eso, pero
años después se encuentra siendo ese doctor predeterminado por el deseo de los padres.
O puede tratarse del sujeto de una novela, estar determinado por los significantes de
esa novela, que alguien puede querer encarnar esa novela. Entonces, es diferente el sujeto
como algo que adviene a partir de significantes que lo representan, del Yo como unidad
corporal, del Yo que se corporiza.
En general, uno intenta hablar desde el Yo: Yo vengo acá, en el campo de la intención,
tengo que dar clase, hay un programa que cumplir. Sin embargo, no estoy exento de que
aparezca el sujeto -que aparezca el sujeto no me exime de dar el programa-, tendré que ir a
análisis para ver porque dije Juana en lugar de Ana.
Entonces, el sujeto está en el registro de lo simbólico, aunque los significantes nunca
alcanzan al sujeto del todo, cada vez que lo vamos a agarrar se escabulle. El sujeto es lo que
es, representado por un significante para otro significante. No es ninguno en especial.
Agreguemos otra cuestión, la imagen. El Yo es función de desconocimiento, de
desconocer -como decíamos antes- que la unidad vela la fragmentación. Pero el Yo también
vela la división subjetiva.
Lo primero que hay que reconocer al ir a un análisis es que hay algo que se desconoce
de sí, para poder hacer algo con eso, con esa división subjetiva. Uno anda por la vida
creyéndose algo, aunque sea creyéndose una mierda; pero es algo, una imagen buena o mala.
En cambio, en lo que respecta al sujeto del inconsciente, qué deseo hay en juego, el sujeto se
escabulle, se trata de otra cosa.
Continuaremos la clase que viene. Buenas Noches.
60
- Freud, S. (1909). A propósito de un caso de neurosis obsesiva. Obras Completas, tomo. X. Op. Cit.
61
- Freud, S. (1911). Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia (Dementia paranoides)
descripto autobiográficamente (Caso Schreber). Obras Completas, tomo XII. Op. Cit., t. XII.
Los tres registros:
Hoy vamos a ver el tema “Los tres registros”. Algo que debo haber dicho al comienzo
de la cursada y lo vuelvo a repetir es que, dentro del campo de la Psicopatología, Lacan
clarifica el campo de una manera notoria, esto lo veremos fundamentalmente respecto de la
psicosis. Ustedes se preguntarán qué clarifica si cuando lo leemos no hay nada más oscuro,
más inentendible que Lacan; en efecto, tiene un estilo que puede ser bastante oscuro al
principio, pero si hacemos el esfuerzo y extraemos la lógica, clarifica las cosas y da
herramientas novedosas respecto de la psicosis.
Los tres registros van en esa vía. Lacan los llamó Tres Dimensiones, Tres Ordenes y
son tres sistemas de referencia o dimensiones que ordenan el campo al cual nos estamos
refiriendo. Ya lo dice en el Seminario III, donde comienza ubicando que son referencias que
van juntas, una con otra, por más que uno necesite didácticamente separarlas; pero los tres
registros van juntos, están anudados, y sirven para orientarse en el campo al cual nos
referimos.
Comienzo entonces respecto de lo simbólico -sobre el cual algunas nociones ya
hemos dado-, con una definición que da Lacan en el Seminario III. Es que “lo simbólico es
un conjunto de elementos covariantes”.
Es un conjunto y no una totalidad. Conjunto, en matemáticas, implica que no
necesariamente se tienen todos los elementos; siempre las teorías de los conjuntos muestran
que puede haber un conjunto que se llama potencial y que es mayor al conjunto del que
estamos hablando. Es decir que un conjunto nunca es una totalidad, no es completo. El
conjunto como tal, tiene elementos que covarían entre sí, que se relacionan entre sí.
La idea de Lacan es que en esa covariación de los elementos se produce algo
novedoso, lo cual ya muestra que para hablar de lo simbólico tenemos que tener presente dos
aspectos: Sincronía y Diacronía. Sincrónico es lo que tenemos dado, el conjunto de
elementos y, si covarían entre sí, necesariamente precisamos de un tiempo para que se
relacionen.
Lo digo de otra manera, si el conjunto de elementos es el conjunto de elementos
significantes, uno podría decir que los significantes están. Ahora, cuando los hacemos
covariar, ponemos un significante detrás del otro, lo cual implica una diacronía. Esto arma
una cadena simbólica que necesita una temporalidad; para decir algo yo necesito poner
primero un significante, luego otro, después otro… tengo que ir encadenando uno atrás del
otro.
Esta diacronía que establece Lacan no es lineal, y de esa covariación significante
obtenemos un sentido. Él rompe la relación directa que se suponía que existe entre el
significante y el significado. Esto es: rompe la suposición de que a un significante le
corresponde un significado único.
La idea de Lacan es que a partir de que dos significantes -el 1 y el 2- se juntan, a
partir de allí se obtienen sentidos o significados distintos.
Esto desde la vida cotidiana, Freud lo trabaja con el chiste. Uno cuenta una historia
y de acuerdo a cómo la puntúa al final, cobra sentido retroactivamente y, si el chiste tiene
éxito, será gracioso. No solo el chiste sino todo lo que uno dice funciona de esta manera, es
decir que cuando uno se pone a hablar o está escuchando, en algún momento está esperando
que alguien ponga un punto; y pueden ser varios puntos, porque eso va dando sentido a lo
que uno dice. Es algo que está muy presente en una clase. Yo suelo avisarles a ustedes hacia
dónde estamos yendo, porque a la mitad de la clase estamos hablando de un tema y ¿cómo
llegamos hasta acá? o ¿para qué se está diciendo esto? Entonces así pueden tener en el
horizonte hacia dónde se están dirigiendo porque, al avanzar, en algún momento y por una
cuestión de estructura, no sabemos en dónde estamos parados en esa cadena significante o
no sabemos a dónde vamos.
Algo que también Freud destacó respecto del chiste es que cada vez que obtenemos
una significación, un sentido o significado -no son equivalentes entre sí, pero por ahora lo
tomamos de la misma manera- en general se obtiene una satisfacción por haber entendido
algo.
Esto es de la experiencia cotidiana. Empezamos a leer algo, no entendemos nada y
después se entiende algo; eso da cierta satisfacción, hasta tal punto que a veces uno se aferra
a eso que entendió para no cambiar el sentido de las cosas. Aunque sepamos que las cosas
tienen más de un sentido, pueden significar varias cosas a la vez, a veces cuesta entender un
segundo sentido, un tercer sentido, etc. Es decir que la primera idea de Lacan es que, para
obtener un sentido, hace falta que los significantes covaríen entre sí y que no hay un
significado unívoco a cada significante.
Por ejemplo, el diccionario define en función de otros significantes; cuando decimos
una cadena, sabemos que se trata de al menos dos.
La primera covariación de los significantes da por resultado un posible sentido, Lacan
dirá que no siempre este conjunto de elementos covariantes, covarían de la misma manera y,
la forma en que covarían, da una estructura u otra.
Lo digo de otra manera, hay personas que no se ríen de los mismos chistes que otras
personas y lo van a ver muy fuertemente respecto de la psicosis, que para entender un chiste
hay que tener determinada estructura, no es una cuestión de inteligencia sino de estructura.
La otra cuestión, que está ligada a lo anterior, es que esta covariación de los
significantes entre sí puede dar sentido, al tratarse de un conjunto y no de una totalidad y no
tener un sentido univoco, no se trata de un sentido total. Quiero decir, que siempre hay una
fuga de sentido, siempre podría haber un sentido más.
En esta vía, algo que se le criticó a Freud es que él pensaba siempre en un sentido
sexual, y eso es un sentido posible que se le puede dar. Es algo bastante habitual en las quejas
de las mujeres respecto de los hombres, que ellos siempre están pensando en eso, lo cual
tiene una explicación. Freud dirá que piensan más fálicamente y la idea de Freud es que ese
sentido sexual tiene que ver con lo fálico. Lacan lo llama significación fálica.
La idea de Freud, que Lacan retoma, es que el inconsciente está estructurado como
un lenguaje, está estructurado simbólicamente, es el inconsciente el que tiene por excelencia
un sentido sexual para Freud y Lacan lo retoma en términos del falo.
Es muy habitual pensar que Freud encuentra sentido sexual, pero también el resto de
las personas lo hace, ya lo vamos a retomar más adelante.
Avanzo con el registro de lo imaginario. Lacan lo aborda en su comparación con los
animales, con ciertos estudios de la etología y ciertos estudios que ustedes deben haber
abordado respecto de la Gestalt y la buena forma, que es la importancia y la impronta que
tiene la imagen, en principio, para los animales. Lacan luego lo pensará en función del
hombre.
Vamos a retomar este tema cuando ustedes trabajen narcisismo y estadio del espejo
en Lacan. Pero en principio lo que Lacan destaca es cómo en los animales hay una imagen
determinada -sea visual, olfativa, etc.- que desencadena ciertas reacciones precisas,
determinadas por la especie. Esto lo vemos en los perros, cuando están en celo. Huelen, se
trata de una imagen olfativa, y desencadenan las reacciones pertinentes para la sexualidad.
En otros animales, la primera imagen determina quién es la madre para ese animal. Por
ejemplo, en los patos, a quien vea el patito cuando nace, la tomará como madre. Allí no hay
ningún error, no hay margen de error, podrán pensar que si colocamos otra imagen el pato la
tomará como madre, pero se trata de una modificación introducida por el hombre, para ese
animal no hay ningún error y no lo va a haber nunca. Esa será su madre independientemente
de la madre que lo haya parido. Podemos hacer más experimentos, podemos poner en un
frasco lo que huele el perro y ello desencadenará las reacciones que comentamos, no hay
ningún error, frente a eso reaccionan unilateralmente.
Lo que introduce que lo imaginario no funcione en el ser humano como en los
animales, es lo simbólico. Es decir que, en el ser humano, lo imaginario tiene un valor crucial
para tener una imagen de sí mismo y del mundo (aunque esto es inseparable porque para que
haya una imagen del mundo es preciso tener una imagen de sí mismo). Esto se logra a partir
de que estamos tocados por el lenguaje. Además, Lacan plantea -siguiendo a Freud- que eso
no está dado de antemano, se trata de algo que hay que conquistar.
Si lo simbólico es un conjunto de elementos covariantes y por ser un conjunto no es
una totalidad, lo imaginario tiende a cerrar el agujero de lo simbólico, tiende a tapar el vacío
propio de lo simbólico, entre otras funciones.
Hay una necesidad de imaginar el lenguaje, de imaginar lo simbólico, de traducir lo
simbólico en imágenes, de darle buena forma a lo deformado de lo simbólico.
Hay un ejemplo muy concreto en Freud cuando comenta el olvido de los frescos. Él
cuenta su olvido, se olvida de dos frescos, de dos pinturas mientras viene hablando,
encadenando significantes, y el olvido deja en suspenso esa cadena. Pero en ese momento
que olvida él tiene la imagen del fresco. En el momento del vacío significante, aparece la
imagen como una manera de tapar ese vacío.
S, S, …. S, S, S, S.